Andrés Accorsi's Blog, page 182

August 13, 2013

13/ 08: CHANCE IN HELL

Hacete un favor: No mires más esa portada horrenda de Rick Altergott. No sólo el dibujo es del montón, a años luz de lo que dibuja adentro Gilbert Hernandez. También manda fruta, no refleja para nada la onda de la novela gráfica, ni lo que sucede en la misma. Tampoco entres en la trampa de “la tengo que tener porque aparece Fritz”. Sí, esta es una de las 23 películas de bajo presupuesto en las que actúa la hermana de Luba. Pero podría no estar y la historia sería exactamente la misma. De hecho, el personaje de Fritz (una prostituta latina) tiene UN SOLO parlamento en toda la novela.
Los méritos de Chance in Hell pasan por otro lado. Estamos ante una obra muy jodida, muy sórdida, con mínimos toques de irrealidad, en un contexto bastante factible. Más que a las otras obras de Beto, Chance in Hell se parece mucho a los gekigas más oscuros y más macabros de Osamu Tezuka, esas joyitas setentosas en las que el Dios del Manga combinaba tramas de thriller con profundas indagaciones en la psiquis de un elenco de personajes en el que se complicaba encontrar al “bueno”. Acá todo gira en torno a Empress, una chica crecida en un entorno de extrema pobreza, un basural habitado por cuasi-salvajes que matan sin reparos por un poco de comida y violan a cualquier cosa que tenga orificios en su cuerpo. Beto nos invita a ver crecer a Empress hasta convertirse en un personaje de infrecuente complejidad, rodeada de un halo de misterio y fatalidad que será clave en el desarrollo de la novela.
Entre escenas mudas y escenas repletas de diálogos brillantes, Chance in Hell amaga con avanzar a ritmo tranqui, con el ritmo típico de las aventuras de Beto ambientadas en Palomar. Sin embargo, tiene varios momentos en los que estalla una violencia repentina, irracional, de tremendas consecuencias para los personajes involucrados. Y en el medio, siempre flota la misma pregunta: “¿Qué le pasa por la cabeza a Empress?”. Ese es el enigma que ningún personaje logra resolver, en parte porque están todos ocupados tratando de sobrevivir, o de sacudir la modorra de sus vidas chatas y patéticas. Para el experto en poesía el escape será el sadomasoquismo, para el abogado será el gesto heroico frente a las arenas movedizas y para los indigentes cuasi-salvajes el escape no llegará nunca. Beto les tiene reservado a todos un final absolutamente shockeante, que nunca te ves venir, y ese es otro de los grandes méritos de esta novela, cuyo guión logra encerrar misterios muy elaborados, sin hacerse críptico ni incomprensible.
El dibujo, por su parte, no presenta mayores sorpresas. Si leíste bastante a Beto Hernández, nada de lo que veas en Chance in Hell te va a asombrar. Por ahí vas a ver viñetas más grandes que en otras obras del ídolo, porque este es su primer trabajo pensado para editarse en formato pequeño (“formato manga”, le dice Beto) y quería sacarle jugo a la posibilidad de dibujar menos cuadros por página. El resto, ofrece el mismo combo perfecto de siempre, con ese dominio alucinante del plumín, el rotring y el pincel, ese manejo inigualable del lenguaje corporal, y la narrativa de Beto, siempre novedosa y siempre cristalina, que acá juega sobre todo con las transiciones en el último tramo de la novela.
Si te bancás una historieta sombría, densa, por momentos agobiante, en Chance in Hell te esperan una protagonista interesantísima, muy buenos personajes secundarios y una trama de corrupción, violencia y perversión, atravesada sobre todo por la incomprensión, por la imposibilidad de cada personaje de ponerse un segundo en el lugar del otro. Esta falta total de empatía, esta alienación, incluso la exclusión social que aparece con virulencia en el primer tramo de la novela, son la materia prima con la que Beto Hernández construye una obra por momentos perturbadora, pero definitivamente satisfactoria. Muy recomendable para todos los fans del gekiga, o de la historieta realmente adulta.
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Published on August 13, 2013 18:33

August 12, 2013

12/ 08: ZOMBESS

Este libro incluye dos aventuras humorísticas protagonizadas por Bess, Anna Lou y el Necronomicón, el mítico libro de los cuentos de H.P Lovecraft. Son historias que combinan acción y comedia, más algunos chistes bastante efectivos, aunque enrolados en un humor bastante fácil, cargado de slapstick y guarangadas. El autor es Abel Alves, un historietista español actualmente radicado en Uruguay, que escribe en el slang de la península, ese que aprendimos leyendo historietas de El Víbora y escuchando los discos viejos de Joaquín Sabina.
El dibujo de Alves es entre pobre e indigente, algo que en España parece no ser impedimento para ser historietista. Si no, nunca hubiésemos visto publicar profesionalmente a tipos como Alvarez Rabo, Mauro Entrialgo o Cels Piñol. Lo mejor que se puede decir del dibujo es que no molesta, en ningún momento se convierte en obstáculo para disfrutar de las historias. Al plasmar la narrativa en una grilla de cuatro tiras, casi siempre con 8 viñetas por página, Alves logra un muy buen control del tempo narrativo, fundamental para potenciar el efecto humorístico de lo que nos quiere contar. Y muy útil, además, para escatirmarle al dibujo un lucimiento que no tiene forma de bancarse.
Si no te la baja demasiado el dibujo, estas aventuras te van a resultar entretenidas. Están bien narradas, tienen una dinámica atrapante, ideas bizarras llevadas al extremo, buenos chistes, giros impredecibles y sobre todo, personajes bien laburados. Abel Alves te invita a zambullirte en un festival del delirio, la guarrada y la machaca con zombies, alienígenas, ninjas y objetos místicos con poderes ancestrales, y si aceptás la invitación y pagás el carísimo peaje de un dibujo bastante precario, la vas a pasar bien y a divertirte un buen rato. Ojalá este autor evolucione con el correr de los años y mejore su dibujo hasta acercarse (no digo igualar, porque es casi imposible) a los grandes referentes que le dio España a la historieta humorística: Francisco Ibáñez, Jan, Manuel Vázquez, Miguel Gallardo, Paco Alcázar, Manel Fontdevila, Albert Monteys, Ventura y Nieto... ejemplos sobran. Falta esforzarse un cachito más para imitarlos.
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Published on August 12, 2013 17:48

August 11, 2013

11/ 08: INFERNO (A SLEEP AND A FORGETTING)

Ya falta poco para que los comics de Vertigo vuelvan a ocupar un lugar destacado en este blog, con bastante más presencia que la que tuvieron en los últimos meses. Y calentamos motores con esta historieta, originalmente publicada en la editorial Caliber (allá por 1995-96) y recientemente recopilada por el ignoto sello TransFuzion. Se trata de uno de los primeros trabajos de Mike Carey (guionista recontra-identificado con Vertigo), y probablemente del primer trabajo de Michael Gaydos, uno de los cracks del semillero de Caliber. Y tal como te imaginás con sólo ver la portada, se podría haber publicado tranquilamente en mi sello favorito.
El dibujo de Gaydos es excelente. Al ser publicado en blanco y negro, se aprecia un gran manejo del pincel, de la mancha y del equilibrio entre espacios blancos y masas negras. Y aún así, se nota tanto la influencia de los maestros del estilo pictórico (básicamente la de George Pratt y Kent Williams) que estaría alucinante ver esta historieta coloreada con esa técnica. Gaydos se banca muy decorosamente un montón de páginas de ocho viñetas, trabaja sobre grillas clásicas, sin saltos al vacío, y le pone a las expresiones faciales una onda infrecuente en los autores de línea pictórica. Un muy buen trabajo de este grosso que explotaría años más tarde de la mano de Brian Michael Bendis.
El guión de este Carey primerizo tiene varios hallazgos, pero creo que el principal es el equilibrio entre acción e introspección. Al personaje central le pasan cosas por fuera y por dentro en partes iguales, lo que permite darle distintos matices a la historia. Esto también logra un efecto muy vertiguesco, que es que la trama central, la epopeya, avance a un ritmo bastante lento, mientras los personajes se cuelgan en extensos diálogos pensados para dotar de más tridimensionalidad a héroes y villanos, bien colocados entre peripecia y peripecia.
No quiero contar mucho sobre la trama, porque me gustaría que la buscaras y la leyeras. Básicamente es la historia de un tipo que cree ser alguien pero en realidad es otra persona. No es fácil darse cuenta de eso, y menos si te cae la ficha cuando en la tercer página alguien te mata y descendés al Infierno. En ese contexto transcurre la saga de John Travis, a quien acompañarán una chica con poder de robar formas y un ídolo, un viejo conocido, el maestro Nostradamus. Y en frente, Lord Baal, que no es un gran comediante de los ´70 y ´80 convertido en viejo patético y baboso, sino uno de los capos de Inferno, la ciudad capital del Infierno.
El final es sorprendente. Vos suponés que, como la serie terminó ahí, en ese quinto episodio, Carey la iba a cerrar de modo bastante definitivo. Bueno, no. La última secuencia, además de ser excelente, es un pase mágico del guionista que convierte a todo lo que leímos hasta ese punto en el prólogo a un segundo arco... que nunca se escribió. ¿Qué pensaba hacer Carey con esta ciudad abisal y sus protagonistas? ¿Para dónde pensaba seguir esta saga de magia, violencia y runflas espúreas? La verdad, ni idea. Pero ahora que Vertigo está reeditando Lucifer en tomos bien gorditos, me la estoy comprando. y pronto la voy a empezar a leer por primera vez. Después de haberme enganchado con Inferno, le voy a prestar MUCHA atención, porque me da la sensación de que hay una conexión entre ambas obras, que algo de lo que Carey construyó en estos cinco episodios puede llegar a reaparecer en aquella obra más extensa (y obviamente más conocida).
Mientras espera su turno el primer libro de Lucifer, recomiendo Inferno a los fans de Mike Carey y Michael Gaydos, a los fans de Vertigo y a los que quieran leer una extraña epopeya sobrenatural, con fantasía, acción, intriga y muy buenos personajes. Esto está muy bien escrito, muy bien dibujado y está tan lleno de buenas ideas como el bunker del PRO de globitos amarillos, que como sustituto de las buenas ideas no están mal.
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Published on August 11, 2013 17:13

August 10, 2013

10/ 08: CADAVER EXQUISITO

No debe ser fácil explicarle al potencial lector quién es Luis Scafati. Tiene pocas historietas, es conocido sobe todo como un ilustrador muy jugado a una búsqueda estética que lo acerca mucho a los artistas plásticos, es una especie de monstruo de tinta china con forma humana, algo así como un Ralph Steadman argentino, un demente al que le sobran los recursos para ponerle a sus piezas gráficas un sello inconfundible, de vuelo, de riesgo y sobre todo de calidad.
Y este libro hay que comprárselo por eso. Tiene un par de historietas, escritas por Pablo De Santis, en las que hay ideas atractivas, muy bien dibujadas. Pero no es lo importante, porque el grafismo de Scafati se lleva puestos a los textos e incluso a los argumentos. En definitiva, las historias se reducen a excusas para Scafati pele su magia descontrolada. La mejor historieta del tomo es la que escribe el propio Scafati, las ocho páginas de Parábola de los Ciegos. Eso es una auténtica genialidad, con una conjunción perfecta entre imágenes y textos de asombroso nivel. Y también están las tiras de Rocamadour, el cavernícola, que Scafati creó a principios de los ´70 para publicar en la revista Tía Vicenta. Esta tira es maravillosa, porque combina el dibujo zarpado, fuerte, experimental de este Scafati que -en vez de hacer gala de su amplio dominio de chotocientas mil técnicas distintas- resuelve todo a pincelazo limpio, y además hay un gran timing de comedia en el armado de las secuencias y chistes realmente muy buenos. No hay demasiadas tiras de Rocamadour, lamentablemente, pero es un inmenso placer redescubrir las que hay.
El resto de las páginas, las que no tienen tiras de Rocamadour ni historietas, ofrecen hermosos dibujos del maestro, algunos con alguna leyenda jocosa, o con una impronta poética cuasi-dolinesca, otras son simplemente imágenes, impactantes y sugestivas, y otras, si no estuvieran tan obscenamente bien dibujadas, podrían pasar por cartoons humorísticos clásicos.
Y no tengo mucho más para decir, porque las historietas son poquitas y las tiras no son tantas y están todas más o menos encolumnadas detrás de los principios que ya enumeré. Este es un libro exquisito (te lo aclaran en el título), rarísimo y con claras aspiraciones minoritarias. Por suerte a los editores (Loco Rabia) les salió el tiro por la culata y el libro se vendió muy bien. Merecido premio a la arriesgada movida de rescatar estos trabajos alucinantes de Luis Scafati, un maestro, un vanguardista de verdad, de los que nunca pasan de moda.
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Published on August 10, 2013 16:14

August 9, 2013

09/ 08: THE UNDERWATER WELDER

The Underwater Welder es una historieta brillante. Impredecible, emotiva, con excelentes diálogos, excelentes secuencias mudas, un manejo magistral de los flashbacks, una narrativa de la hiper-concha de Dios pensada para que te sumerjas en el ritmo del relato que propone Jeff Lemire y lo vivas como si estuvieras ahí adentro, como si fueras un personaje más habitando esa alucinante jaula de viñetas.
El dibujo del canadiense es perfecto, con su habitual línea chunga, sus rostros recontra-expresivos y el talento descomunal para lograr climas con las aguadas que ya había mostrado en Lost Dogs y en algún episodio de Sweet Tooth en el que lo dejaron colorear él mismo sus dibujos. Esta novela es en blanco y negro, pero Lemire elige (con gran criterio) algunas secuencias a las que agregarle grises con las aguadas y convertirlas en escenas memorables, de apabullante belleza plástica.
El personaje protagónico, Jack Joseph, está laburado con una onda y una complejidad realmente notables. Lemire arma de a poco y con un admirable timing dramático el rompecabezas de la vida de Jack, el soldador subacuático, y elige con astucia cuándo y cómo revelarnos los momentos cruciales de su pasado. Mientras tanto, lo hace avanzar por un presente tenso, conflictivo, en el que los rayes y mambos de su infancia se ven potenciados a niveles peligrosos por el enrosque mental que le provoca el hecho de estar a punto de ser papá. Con estos elementos, el creador de Sweet Tooth (y guionista de decenas de comics del mainstream de DC) hilvana una novela gráfica que bien se podría usar para enseñarle a los autores jóvenes qué carajo es y cómo carajo se arma una buena novela gráfica.
¿Por qué no pongo a The Underwater Welder en el rubro de Historieta Perfecta? Porque es un cover. ¿Viste cuando una banda de jazz, reggae o heavy metal agarra un tema clásico de –ponele- los Beatles y lo recontra-reversiona? Le cambian el tempo, los instrumentos, le meten chotocientos mil arreglos distintos, lo estiran, lo cantan con unas voces que no se parecen ni remotamente a las de los Beatles... y aún así, uno reconoce los temas. “Uh, mirá, un cover de Dear Prudence!”. O de Come Together, o de Tomorrow Never Knows, o lo de que mierda sea. Con The Underwater Welder pasa lo mismo. Cambiale la ambientación, agregale la tensión dramática de que el protagonista se sumerge a grandes profundidades y su mujer está por dar a luz, metele el detallito sutil y hermoso del reloj... manoseala todo lo que quieras. Pero la historia se sigue resumiendo en “un tipo de treinta y pico sufrió mucho de pibe cuando un día su padre desapareció sin dar explicaciones y ahora de grande tiene un trip sobrenatural, medio inexplicable, que lo lleva de vuelta a esa época de su vida en la que tratará de averiguar qué fue lo que pasó con su padre”. O sea, Barrio Lejano de Jiro Taniguchi. La versión de Lemire es magnífica por donde se la mire, pero sigue siendo eso: una segunda versión de una historia alucinante, que ya nos había conmovido a todos cuando la leímos por primera vez, en la versión original, la de mi mangaka favorito.
Si no le entrás al manga ni aunque lo dibuje Dios, o si la historia de Barrio Lejano te cebó tanto que querés “escuchar el cover” aunque esté “tocado” en un estilo totalmente distinto, tirate de cabeza a The Underwater Welder. Y si sos fan de Jeff Lemire también, por supuesto, porque acá el canadiense da nuevos y sorprendentes pasos en su imparable evolución de “joven promesa” a “genio indiscutido del Noveno Arte”. Y además vuelve -en un loable acto de cariño- a publicar en Top Shelf, el sello que lo vio nacer y lo bancó cuando nadie lo conocía ni lo tenía en cuenta para escribir mega-crossovers protagonizados por la Justice League. Un grande de verdad.
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Published on August 09, 2013 15:49

August 8, 2013

08/ 08: BEYA (LE VISTE LA CARA A DIOS)

Si alguna vez seguiste el caso Marita Verón, o esa novela con Facundo Arana que se llamaba Vidas Robadas, seguro estás familiarizado con el drama de las chicas que son secuestradas y sometidas a la esclavitud sexual. Este libro se trata de eso.
Los textos le pertenecen a Gabriela Cabezón Cámara, escritora y editora de la sección Cultura del diario Clarín. Son textos muy, muy logrados, en los que Gabriela logra darle vuelo poético (y hasta una estructura similar a la de la poesía) al horror que nos narra. Se aprecia un excelente manejo del lenguaje, de las imágenes, del ritmo. Evidentemente, estamos ante una notable escritora.
Los dibujos son obra de Iñaki Echeverría, cuyas dos obras anteriores (Negro el 10 y Muffins) fueron reseñadas en el Blog. Este es un Echeverría 2.0, con un estilo muy distinto a lo que vimos en sus otros trabajos, sobre todo en Muffins. Acá, Iñaki abreva sobre todo en la estética de José Muñoz, ideal para plasmar en imágenes una historia de dolor, sufrimiento, decadencia y corrupción. El dibujante adopta ese claroscuro extremo, a todo o nada, del creador de Alack Sinner, pero no se aferra (como lo hace Muñoz) a una narrativa sencilla, ni a una puesta en página tradicional. Iñaki pega uno y mil saltos al vacío y arma páginas rarísimas, con mucho montaje analítico al mejor estilo Guido Crépax, páginas con tres viñetas widescreen al estilo Bryan Hitch, ilustraciones descolgadas que a veces remiten a cuadros famosos... todo muy vanguardista.
Sin embargo, este Iñaki inspiradísimo tiene pocas posibilidades de contar la historia con sus dibujos. Lo hace en la primera (y magistral) secuencia de 11 páginas mudas y en menor medida, en la secuencia final. Durante el tramo central de la obra, el dibujante mete muchas, muchísimas viñetas y ensaya muchas, muchísimas puestas en página, que en ningún momento hacen falta para disfrutar de los textos de Gabriela, que son los que llevan adelante el relato. Son entre 75 y 80 páginas en las que los dibujos bien podrían no estar y uno sentiría, disfrutaría y sufriría prácticamente lo mismo. El texto hace la suya, va para adelante y no hace el menor esfuerzo por conectar con los dibujos. De hecho, no creo que la autora jamás se haya calentado por escribir algo así como un guión. Más bien sospecho que Echeverría recibió un texto perfectamente acabado, junto a la consigna de “hacé una historieta con esto”.
Los personajes no dialogan entre sí. La voz del narrador (o narradora) dialoga con Beya, la protagonista. Los textos están escritos en segunda persona, como hacía Guille Grillo en Animal Urbano o Archie Goodwin en algún comic de Marvel de los ´70. El texto (al que me resisto a llamar guión) no se hace cargo de que forma parte de algo más -la historieta- que está por encima suyo. Y el dibujo sí, se mata por ilustrar minuciosamente la mayor cantidad posible de las potentes imágenes que pueblan los textos... pero si sacamos a estos, lo más probable es que viendo sólo los dibujos de Iñaki entendamos menos de la mitad de lo que sucede en la trama.
Estamos, entonces, frente a un grave problema de desconexión entre excelentes textos y excelentes dibujos, que nunca llegan a entrelazarse ni a potenciar uno las virtudes del otro. El otro “pero” es muy menor y tiene que ver con el final, con cómo resuelve Gabriela el predicamento de Beya. No quiero spoilear, porque me encantaría que mucha gente leyera este libro y se sorprendiera como me sorprendí yo. Por eso pido perdón por no explicar qué es lo que no me cierra del todo en el desenlace.
Beya (Le Viste la Cara a Dios) es una historieta sumamente atípica, que no se parece a nada y a la que difícilmente alguien intente imitar. Si te bancás la temática truculenta y salvaje del cautiverio de una chica obligada a ejercer la prostitución, si no te produce escozor el uso intensivo de términos como “poronga”, “orto”, “concha” y “guasca”, y si no te preocupa que el texto y la imagen no se integren de modo armónico, acá te están esperando una historia vibrante, honesta y fuerte, con dosis parejas de introspección y acción. Y por si faltara algo, los mejores dibujos de la carrera de Iñaki Echeverría, lo cual es mucho decir.
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Published on August 08, 2013 18:11

August 7, 2013

07/ 08: THOR: GODS & MEN

Y se terminó el glorioso Thor de Dan Jurgens. Queda un tomo más, cortito, casi un epílogo, escrito por otro autor y prometo leerlo pronto. Pero la saga grossa, la epopeya definitiva de Thor que se animó a llevar al rubio a donde nunca nadie lo había llevado, llega a su fin en este voluminoso tomo que abarca nada menos que 12 episodios.
El dibujante es del montón, es cierto. Pero de los 12 episodios dibuja 11! Después de tanta rotación entre tanto pecho frío incapaz de comprometerse a mediano plazo con la propuesta de Jurgens, la verdad es que uno ovaciona a Scott Eaton como si fuera... Alan Davis. Y sí, Eaton se esfuerza MUCHO por parecerse a Alan Davis. Tiene viñetas en las que trata de ser Neal Adams y en la inmensa mayoría, chorea a mano armada a Davis. Claro que Eaton no llega ni cerca de la magia del británico. Sin ser desastroso ni mucho menos, el dibujo se ve adocenado, falto de imaginación, cumplidor –es cierto- pero para nada descollante. Y el capítulo que no dibuja Eaton se lo dan a Roger Robinson, aquel que dibujara muchos años la serie de Azrael, mejor que en aquella etapa, pero también lejos de lo que se veía en esta serie cuando la dibujaban John Romita Jr., Andy Kubert o Stuart Immonen.
El guión pega otro salto mortal. Olvidate de los míseros mortales y sus problemitas de entrecasa. Ahora es la hora de los dioses y Jurgens se concentra en la familia real asgardiana, su séquito, y ya sobre el final, en dos personajes a los que él mismo creó: Desak y Tharene, que tendrán roles muy destacados en los últimos episodios. De nuevo, hasta que nos acercamos mucho al final, escasea la machaca y gobiernan la intriga palaciega y los dilemas morales, la eterna discusión acerca de si Thor acierta o se equivoca al imponer su poder por sobre la rastrera y descarriada humanidad.
Para que todo esto sea más heavy y más dramático, Jurgens nos lleva al año 2170, cuando ya hace casi 170 años que Thor gobierna a nuestro mundo con mano de hierro. Pero no es el Thor copado, sino un tipo curtido, duro, implacable. Muchos de sus amigos murieron, o fueron exiliados, o desaparecieron. Tuvo un hijo con Amora, la Encantadora. Y perdió un ojo, un brazo y a Mjolnir. O sea... está todo tan mal, tan podrido, tan irreconocible, que vos sabés que –tarde o temprano- va a volver todo para atrás. Y efectivamente, esta línea temporal será desactivada sobre el final del tomo de modo bastante coherente (no nos olvidemos que el poder Thor acá ya es infinito) para que todo vuelva a un punto más “negociable”, en el que las manos de Thor no necesiten enchastrarse con la sangre de un genocidio.
Esto significa que al final, cuando no tiene más remedio, Jurgens juzga las acciones de Thor y decide que el héroe, el dios, el poderoso paladín, estaba meando afuera del tarro, mal. No le cobra muy caro, porque la nobleza de Thor hace que, aún en el error, el hijo de Odín mantenga altísimo su ideal de una vida mejor para todos. Pero lo obliga a recapacitar y, finalmente, a dar marcha atrás. Y nos deja para la posteridad una saga impresionante (en la que pasan miles de cosas que uno creía que sólo podrían pasar en un comic tipo Miracleman), y un futuro alternativo, de esos que los guionistas de Marvel no pueden dejar descansar ni aunque lo intenten, en el que Thor terminó por ser un déspota pasado de rosca, sólo por querer ayudar a unos humanos de mierda que nunca se lo supieron agradecer. Grossitud eterna.
Si amás al Dios del Trueno, a Loki, Sif, Balder, Amora y demás próceres asgardianos, tirate de cabeza al Thor de Dan Jurgens. Son 10 libros (más el epílogo, 11), es una guita importante. Pero posta, se justifica a full. Y además falta muchísimo para que salga una nueva saga de Thor que le haga el aguante a esta...
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Published on August 07, 2013 19:04

August 6, 2013

06/ 08: LUUNA Vol.3

Hora de retomar esta serie que tenía colgada desde 2010 (vimos la reseña del tomito yanki que traía los Vol.1 y 2 el 22 de Marzo del primer año del blog) y que me había resultado muy ganchera.
Este tomo es sanata pura. Un tomo bien de pretemporada, en el que se exploran las consecuencias de lo que sucedió en el anterior y recién al final pasa algo más o menos importante, con alguna chance de cambiar el rumbo de la saga. Pero básicamente, son 46 páginas bastante prescindibles.
Por supuesto, un guionista con la solvencia de Didier Crissé no va a dejar que te emboles o que digas “chau, último tomo que me compro”. Dentro de esa onda de “acá pasa poco”, el francés mete varias secuencias atractivas y rellena con un truquito del que no conviene abusar, pero que acá le sale bien: sumar personajes al elenco. Como Luuna y sus amigos están en medio de una travesía, cada tanto encuentran a nuevas criaturas con las que pegan onda, que se suman a su viaje o los ayudan en algún momento medio bravo, y que –una vez presentados al lector- incluso protagonizarán sus propias secuencias, casi siempre en son de joda, como para equilibrar el tono de la serie, que a veces, cuando todo se centra en el lado oscuro de Luuna, puede volverse medio siniestro. En este tomo hay muchas, casi demasiadas escenas menores protagonizadas por los personajes secundarios, puestas por Crissé para entretenernos con algo mientras a Luuna no le pasa nada. Se ve que para este momento (2003-2004) ya estaba claro que la serie era un éxito y el guionista no tenía mayor apuro por mostrarnos el final, que llegará (dice la amiga Wikipedia) en el Vol.5, inédito en nuestro idioma.
No es mucho más lo que me inspira el guión, lamentablemente, así que me zambullo ya en el dibujo, que es muy zarpado. Nicolás Kéramidas es un monstruo criado (como Juanjo Guarnido) en los estudios Disney de París, que por supuesto levantó vuelo y trascendió el “sistema Disney” para afianzarse en un estilo muy atractivo y muy personal. Acá todavía está un poquito pegado al estilo amistoso, redondito, bonito de los dibujos animados, pero ya algo se ve de lo que explotará más tarde en sus obras posteriores (de las que es probable que reseñemos otra este mismo mes).
De todo lo que Kéramidas hace bien en este tomo de Luuna creo que lo más notable es la perfecta interacción de sus dibujos con la paleta y los efectos del colorista Bruno García y la clase con la que se banca esas páginas en las que tiene que dibujar muchísimas viñetas muy chiquitas. Hay un par de páginas cerca de la mitad del tomo en las que Kéramidas logra meter ilustraciones enormes, más alguna splash page más cerca del final. Pero en la mayoría de las páginas su dibujo se luce y brilla a pesar de una puesta que lo obliga a meter casi siempre ocho o nueve cuadritos tirando a pequeños, incluso en esta edición, que es del mismo tamaño que la francesa. No es fácil romperla en espacios tan chicos, pero la magia de Kéramidas y García lo logran con creces.
Y nada más. Espero conseguir pronto los Vol.4 y 5, a ver cómo termina la saga, que –a pesar de este tomo entre pachorro e intrascendente- mantiene alto su atractivo para los fans de la aventura clásica, las protagonistas femeninas bien escritas y los chispazos de humor bien insertados en un contexto dramático. Si tuviera 30 años menos, estaría absolutamente cebado con esta serie y la pondría sin dudas entre los títulos fundamentales de la década pasada.
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Published on August 06, 2013 17:01

August 5, 2013

05/ 08: 3, CALLE DE LOS MISTERIOS

Me reencuentro con el maestro Shigeru Mizuki para recorrer una serie de relatos breves, todos con la participación de algún elemento fantástico: mundos paralelos, seres sobrenaturales, fantasmas, esa onda que tanto le gusta al veterano mangaka. Arrancamos con la que le da nombre al libro, una de realidades alternativas bastante atrapante, a cuyo final por ahí le falta una última vueltita, un cierre un poquito más impactante. La segunda historieta (Al Otro Lado del Aro) es una joya absoluta de sólo 14 páginas, una cátedra de sutileza por parte de Mizuki realmente bellísima.
El Licor de la Inmortalidad tiene un planteo alucinante, un desarrollo fuerte, con escenas zarpadísimas y perturbadoras, y se cae un poquito al final, como si Mizuki no se hubiese calentado demasiado en darle un cierre grosso a una historia que venía levantando en truculencia, bizarreada y crueldad hasta alcanzar niveles dignos de Hideshi Hino. De todos modos la pongo entre las historietas muy, muy atractivas que ofrece el libro. Los Remolinos del Mar se me hizo eterna. Tiene 45 páginas dibujadas como la hiper-concha de Dios, repletas de imágenes fastuosas, casi inverosímiles de tan perfectas y tan elaboradas. El guión, sin embargo, va lento, se repite bastante y no está a la altura del tratamiento gráfico que propone el sensei. No es horrible ni mucho menos, de hecho tiene momentos muy grossos. Pero le falta algo, no sé qué, para terminar de cerrar con más onda.
Las Tres Calaveras parece una de esas típicas historias que aparecían en las antologías de misterio setentosas de DC: un avechucho se zarpa y después, algo sobrenatural aparece en escena para pasarle factura. Está bien, es una historia con muy buen ritmo y que te logra poner bastante nervioso. La única contra es que son más de 20 páginas, casi todas con muchas viñetas, para contar algo que se podría haber contado tranquilamente en seis u ocho páginas. El tomo cierra con la brevísima Los Monstruos Massmedia, una comedia desopilante, pasada de rosca, a la que Mizuki elige terminar en cualquier parte, justo cuando al protagonista le cae la ficha de que está en el horno y mucho antes de que se le ocurra cómo zafar del kilombo en el que se metió.
Y me queda la historia más extensa, La Chica del Ultimo Tren, una novela gráfica en sí misma, con más de 70 páginas y una notable complejidad en la construcción del argumento y de los protagonistas. Esta es una historia de suspenso inquietante, que avanza a un ritmo pausado por un sendero que nunca podés prever. Tiene escenas dramáticas, escenas cómicas, escenas de descontrol místico con poderes sobrenaturales zarpados y hasta una explicación perfectamente coherente para absolutamente todo lo que sucede. Por si faltara algo, el protagonista es un mangaka de la B Metropolitana, así que Mizuki aprovecha para retratar con aguda mala leche al circuito de las editoriales crotas, siempre al borde de la quiebra, por el que se mueven los autores con escasas chances de pegar un hitazo en la siempre competitiva industria del manga.
A nivel dibujo, Mizuki está prendido fuego. Los personajes están dibujados en su estilo funny, sumamente caricaturescos y hasta grotescos. Los fondos, en cambio, son mucho más reales y están laburadísimos. En la novela gráfica de Hitler (ver reseña del 10/08/10), Mizuki copiaba fotos a lo loco para recrear los escenarios reales de la vida del genocida. Esta vez hay poquísimos dibujos basados en fotos y mucha más imaginación por parte del artista, inclusive en las historietas que transcurren en la actualidad, en las grandes ciudades. Y por supuesto, estas historias le permiten a Mizuki dibujar lo que más le gusta: los yokais, es decir, las criaturas fantásticas del folklore japonés. Fantasmas, seres espectrales, monstruos míticos... Nadie supera a Mizuki en ese rubro y acá el maestro está a sus anchas, aunque sin descontrolar. Lo que más sorprende es el uso (en los fondos, nunca en los personajes) de una amplísima gama de texturas, logradas con esfumados, cepillados, puntitos puestos a mano, tramas mecánicas, cross-hatchings imposibles... muchísimas técnicas para lograr efectos asombrosos, de esos que aparecen todo el tiempo en los mangas de Hideshi Hino. Visualmente, esto es mil veces mejor que la novela de Hitler.
Y sí, lo recontra-recomiendo a los fans de Mizuki, del manga de misterio, o de las historias cortas con climas ominosos y elementos sobrenaturales. Habrá más Shigeru Mizuki en el blog, dentro de unos meses.
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Published on August 05, 2013 18:28

July 31, 2013

31/ 07: LOS MAS VENDIDOS DE JULIO

Julio fue un mes de excelentes ventas para mi mini-distribuidora, obviamente impulsado por la cantidad de novedades que salieron y por el impacto que produjeron tres de ellas. Sin embargo, hubo varias novedades que no entraron al Top Ten y las que sí lo hicieron, no lograron apoderarse del primer puesto. Así quedó la cosa:
1) Bife Angosto Vol.3 (De la Flor)
2) Macanudo Vol.10 (Común)
3) Términus Vol.3 (Términus)
4) Perramus Vol.1+2 (De la Flor)
5) Bife Angosto Vol.2 (De la Flor)
6) Gaturro Vol.21 (De la Flor)
7) ¿Dónde está el Polaco? (Fabio Zurita)
8) Términus Vol.2 (Términus)
9) Peter Kampf lo Sabía (Ojo de Pez)
10) El Sabio de Sión (Noviembre)

Cinco novedades entre los 10 más vendidos, está muy bien. De los cinco puestos restantes, el Vol.2 de Términus entró por el “efecto arrastre” del Vol.3, el Vol.2 de Bife Angosto es casi una novedad (porque estaba agotado y se reeditó), Gaturro resiste hace ya varios meses pero todavía no alcanza las cifras que vendimos del Vol.20, Peter Kampf sigue tan insumergible como siempre (mientras los editores se obstinan en no publicar otras obras de Trillo y/o Mandrafina) y el más vendido, el Vol.3 de Bife Angosto, ya llevaba varios meses ahí, peleando la pole position con otros lanzamientos de la misma editorial. Esta vez vendió una brutalidad de ejemplares y se le dió.
Hablando de brutalidad, imposible enumerar todos los lanzamientos que prometen las editoriales para Agosto. Preparate para un tsunami de novedades pocas veces visto. Esto tiene que ver con que mañana arranca Crack Bang Boom, y todas las editoriales quieren tener alguna papa fina para presentar en el mega-evento rosarino. Es lógico y me parece perfecto. Veremos cómo responden los consumidores.
Y también a causa de Crack Bang Boom, el blog hace una pausa de cuatro días para retomar nuestros encuentros diarios el lunes 5. Si vas a Rosario, nos vemos allá (junto a los ídolos Paul Pope, David Lloyd y miles más) y si no, aprovechá estos días de paréntesis para leer más comics, que de eso se trata este blog.
En Agosto vamos a tener otra pausa de unos poquitos días, porque el 24 y 25 voy a estar con stand y charlas en la cuarta edición de Dimensión Comics, la convención de Comics, Cine, Anime y Cultura Pop que se realiza en Salta, ciudad a la que voy a viajar por primera vez. Allí estaremos junto a los maestros Eduardo Risso, Quique Alcatena, Darío Brizuela, Rubén Meriggi, Jorge De los Ríos y la legión tucumana de la UNHIL. La convención se realizará en tres espacios en simultáneo: Casa de la Cultura (Caseros 460), Plaza 9 de Julio y Centro Cultural América (Mitre 23). Si andás por la zona Norte (Olivos, San Isidro, esa onda) no dejes de sumarte.
Buenas ventas en comiquerías, muchos lanzamientos editoriales y eventos grossos en varias ciudades del país. Y la gilada se sigue quejando...
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Published on July 31, 2013 12:04

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Andrés Accorsi
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