Andrés Accorsi's Blog

September 8, 2025

RESEÑAS ZOMBIES

Estoy con sueño y no me puedo ir a dormir porque en cualquier momento me tocan el timbre para entregarme algo que necesito recibir hoy. Así que, para aguantar despierto, me pongo a escribir reseñas de los últimos libros que leí.Smashed es un compilado gordito, bien nutrido, de historias cortas de Junji Ito, muy bien editado por Ivrea. No hay mucha información acerca de los años en los que el mangaka dio a conocer estas historias, pero deben ser todas del Siglo XXI, porque están dibujadas a un nivel similar al de los trabajos más logrados del maestro del terror. El problema en este caso son los guiones, que están lejos de ser memorables. Hay uno realmente genial, uno que me gustaría arrancar de esta antología y meterlo en otra, en alguna de las que me gustaron más. Me refiero a "No quiero convertirme en fantasma", un unitario perverso, inquietante, perturbador, que cualquier guionista del mundo querría haber escrito. Pero una gema entre 14 historias es muy poco. Los otros 13 relatos son, básicamente, más de lo mismo. Espectros, posesiones, casas embrujadas, alucinaciones horribles... todo apenas un poquito más salvaje que en las historietas de misterio y terror que publicaba DC en los años ´70 y ´80 en revistas como House of Mystery, Ghosts o Secrets of the Sinister House. Lo cual no es mucho decir. La gracia está en el dibujo de Ito, que es extremo, y que todo el tiempo se esfuerza por subrayar lo asqueroso o lo truculento de lo que nos está contando.Pero para quien ya tiene leído bastante Junji Ito, no hay grandes sorpresas, no hay personajes gancheros, de esos que uno quiere que vuelvan, y si bien las historias no se reiteran, hay una especie de fórmula, recursos a los que el autor vuelve una y otra vez, a riesgo de que uno "le tome el pulso" y sea mucho más difícil que nos pongamos nerviosos o nos caguemos en las patas con cada nuevo unitario. Y sí, algunos (como el del valle de los espejos o el de las chicas que cuentan chistes) son realmente pedorros, más allá de que se ajusten mucho o poco a la fórmula típica de estos relatos. Esto mismo, con un dibujante más "del montón" se haría insostenible. Pero bueno, no me quiero ensañar al pedo, porque si Smashed es tu primer (o segundo) libro de historias cortas de Ito, lo vas a disfrutar a full y te va a pegar con toda. Tengo algún libro más del maestro en la pila de los pendientes, pero lo voy a dejar para MUCHO más adelante, a ver si así la experiencia de leerlo recupera algo de la frescura y la emoción perdidas. Por ahí, leyéndolo de manera más espaciada me vuelve a sorprender o a entusiasmar. Me vengo acá cerquita, a Brasil, año 2024, para descubrir una obra del gran Wander Antunes como autor integral. Antunes se insertó en el mundo del comic europeo a mediados de la primera década del milenio, en un principio solo como guionista, y así fue que colaboró con dibujantes de la talla de Jaime Martín, Walther Taborda o Mozart Couto. Pero en algún momento, le picó el bichito de querer dibujar él mismo sus guiones y se convirtió en un autor integral que produce mucha obra, ya más pensada para el mercado brazuca que para el francófono. Como guionista, Antunes siempre fue de muy bueno para arriba, y hasta ganó premios como novelista, jugando de visitante en el palo de la literatura. Y como dibujante... la verdad que no es genial, pero tampoco es un choto. Imaginate una mezcla entre Will Eisner y Rubén Pellejero, pero que cuaja mucho mejor en los fondos que en los personajes. Un estilo fluido, dinámico, muy atento a las expresiones de los personajes, pero sin el virtuosismo de los maestros que acabo de enumerar. El color (también obra de Antunes) es espectacular y el combo completo resulta sumamente idóneo para contar una historia como la que nos espera en A Odisseia de Gonçalo Bombom. Es que, más allá del "puntaje" en cada uno de los rubros, Wander Antunes es -ante todo- un narrador supremo, un narrador del mega-carajo, que tiene perfectamente dominados todos los recursos que hacen falta para que el lector se enganche con una historia, se cope con los personajes, se divierta con los diálogos, vibre con la acción, y no quiera soltar el libro hasta el final. Si leés historietas hace muchos años, ya sabés que no hace falta ser el Dios del Dibujo para atrapar al lector en las garras de un relato gráfico, manipularlo y volverlo loco para que sienta la tensión, las emociones, o lo que sea que el autor quiere que sienta. Bueno, Antunes sabe perfectamente lo que quiere que sientas y -repito, más allá de la calidad del dibujo- te lo hace sentir en todas las putas secuencias del libro.El guion es excelente, con peripecias, mala leche, diálogos brillantes, personajes tremendos, una encrucijada que no tenés idea de cómo se va a resolver, sutiles pinceladas de un humor negro digno de Sánchez Abulí, una bajada de línea fuerte contra esa aberración que son las riñas de gallos (la aventura transcurre en los años ´50, cuando en Brasil eran legales) y mucho color local. No le quiero robar al maestro Pablo Carrozza sus chistes de "más brazuca que..." (buscalos en YouTube, son lo más) pero sí, esto es re-brazuca. Antunes encuentra en la idiosincracia de su país, más precisamente en un pueblito pesquero del Norte, en el estado de Bahía, una fauna ideal para protagonizar el conflicto que tiene en mente y le saca un jugo espectacular. Los que seguimos a Wander Antunes en redes tenemos en claro que se trata de un autor que labura mucho y a un ritmo muy rápido, y que lo que está haciendo ahora se ve mejor que A Odisseia de Gonçalo Bombom. Hay una evolución notable en el dibujo, y eso solo puede beneficiar a los trabajos futuros de este referente absoluto del comic brasileño actual, que ya la rompió en Europa en sus tiempos de guionista pero todavía no es muy conocido por los fans hispanoparlantes de nuestro continente.Nada más, por hoy. La seguimos pronto. Vamos que falta poco para mis vacaciones.
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Published on September 08, 2025 10:28

September 3, 2025

MIÉRCOLES DE AVENTURAS

Acá estamos de nuevo. Ayer tenía poco para hacer, así que le dediqué un rato largo a leer historietas. Veamos con qué me encontré.Empezamos en Francia, año 1968, época en la que el maestro Fred (cuyo verdadero nombre era Frédéric Othon Théodore Aristidès) la rompía todas las semanas en las páginas de la revista Pilote. Fred escribía y dibujaba las aventuras de Philémon, claramente apuntadas al punto infanto-juvenil y eran rarísimas, básicamente porque Fred era un autor de clara impronta underground, que venía de una revista hiper-salvaje como Hara-Kiri, y que -tras su etapa en Pilote- volvería a ese tipo de historietas de vanguardia, transgresoras y jodidas como enema de chimichurri. En las historietas de Philémon, Fred cuidaba a rajatabla la narrativa, para que fuera absolutamente clara, pero la línea, el dibujo en sí, es totalmente under, mucho más parecido a un Gilbert Shelton, o al Joann Sfar más sacado, que a un Albert Uderzo o un André Franquin. La colorista Evelyne Tranié se esfuerza para que el trazo casi lisérgico de Fred se vea amistoso para los chicos y la verdad es que Philémon es aún hoy una gran historieta de aventuras para todo público.El tema son los guiones. Fred estaba recontra-chapa (de hecho, estuvo internado en un neuropsiquiátrico) y las aventuras de Philémon no respetan ningún tipo de lógica. En "Philémon et le naufragé du A", seguimos a este joven campesino en una concatenación de peripecias que parece no tener fin, pero además no tener límites. Esto es fumado en serio, y realmente puede pasar cualquier cosa. Además, Fred no busca generar humor para matizar las peripecias, como lo hacían Hergé o Franquin. Es obvio que todo lo que pasa es en joda, simplemente por lo surrealista de las situaciones en las que se involucran los personajes, y si alguna vez se cuela un chiste es simplemente para darle un poquito más de relieve al personaje del burro Anatole, que está ahí para proporcionar el famoso "comic relief". Más que la sensación de peligro, las aventuras que vive Philémon en este álbum transmiten la idea de extrañeza, de abrir bien los ojos para tratar de entender qué carajo está pasando, dónde estamos, qué son estos paisajes, estos edificios, estas criaturas, estas islas con forma de letras. Una demencia muy divertida, que contrastará sobre el final con la incredulidad del papá de Philémon, que (lógicamente) se convence de que su hijo es un fabulador y un sanatero, porque -a su regreso a la granja- le narra sucesos 100% inverosímiles. Y bueno, era 1968. No había que ser un vanguardista ido al carajo para incluir a Philémon en una antología infanto-juvenil: de hecho, el director de la revista era René Goscinny, quien sería criticado por los colaboradores más jóvenes del semanario precisamente por no irse más al carajo y apostar por material más experimental. Pero en esta época tan hippie y tan loca, no era un despropósito darle a los lectores de Astérix, Valérian y Blueberry una historieta de aventuras oníricas, una alucinación sin pies ni cabeza que -reitero- aún hoy resulta atractiva por lo carismático de los personajes, el ritmo que no para nunca y un dibujo rarísimo y a la vez muy ganchero. Evidentemente, en los ´60 Fred estaba adelantado a su época. Y el reconocimento de la crítica le va a llegar muchos después, con sus obras más "maduras", ya apuntadas a un público más adulto, que espero poder conseguir algún día. Me voy a Estados Unidos, año 2000, cuando Dark Horse recopila en TPB una miniserie co-editada con DC Comics en la que Batman comparte una aventura con Tarzan. El título "Claws of the Cat-Woman" es bastante engañoso, porque da a entender que Catwoman es la villana y no: el villano es un tipo de apellido Dent que (predeciblemente) va a llegar al final de la historia con media cara hecha concha. Ron Marz firma un guion ágil, sin mayores pretensiones, cuyo único punto flojo es la facilidad con la que un tipo sin superpoderes ni mayores habilidades mentales o físicas logra mantener a raya a los dos héroes durante casi toda la historia. Finnegan Dent es ambicioso e inescrupuloso, pero ¿alcanza eso para "domar" a Batman y Tarzan? Normalmente no, y Marz "la fuerza" un poquito para que los héroes se las vean bastante fuleras contra este garca, al que vamos a ver caer por su propio peso: no van a ser ni el Rey de los Monos ni el Detective Nocturno quienes lo saquen de circulación. Lo que más me gustó del guion es que se anima a meterse con la negación que tiene Batman/ Bruce Wayne con el tema del amor. En una de las primeras secuencias, Bruce le echa flit a una Vicky Vale que viene con el cartelito de "oferta" colgado de la chabomba, y durante el tramo principal de la aventura, vamos a ver (a modo de subplot no muy enfatizado por el guionista) cómo a Batman le empiezan a "pasar cositas" con la princesa Khefretari, que no solo le salva la vida varias veces, sino que le hace saber de manera bastante obvia que está muerta por él. Para la secuencia final, a Bruce no le queda otra que reconocer que siente algo fuerte por la princesa, pero obviamente no se puede quedar a gobernar junto a ella un reino perdido de África. Gotham lo necesita, y tiene que volver. Y el otro subplot hábilmente manejado por Marz, aparece de manera mucho más explícita: Tarzan no tiene mayor inconveniente en matar a sus oponentes (cuadrúpedos o bípedos) y a Batman le da por las bolas que su ocasional aliado no haga un esfuerzo extra para ganar los combates sin desparramar cadáveres por todos lados. De hecho, Batman va a terminar la aventura seriamente lesionado por haber tratado de salvarle la vida nada menos que a Finnegan Dent, el villano que hizo de todo para hacerlo boleta. Claramente en este punto coincido más con el hombre mono que con el hombre murciélago.Lo más notable de esta historieta, lo que me hizo comprarla sin dudar un instante, es el dibujo de Igor Kordey. Qué bestia, ma-mita... Kordey combina la elegancia de un Sergio Toppi con la polenta y la espectacularidad de un Richard Corben, y la rompe toda en esos primeros planos repletos de rayitas y detalles tipo Bernie Wrightson o Barry Windsor-Smith. Diseña la página con un sentido dinámico, de alto impacto, las secuencias están planificadas con un criterio increíble, dibuja muy bien a los animales, el trabajo en los fondos es maravilloso (y sabe cuándo omitirlos para que se destaquen las expresiones de los personajes) y se ve todo tan sólido, tan bien pulido, que si le sacás a estas páginas el color de Chris Chuckry no pierden ni un ápice de su atractivo. El excelente desempeño del astro croata nos permite redondear un gran team-up entre dos íconos de la aventura, dos hijos de familia cheta que un día abrazaron (cada uno a su manera y en junglas distintas) la lucha contra la injusticia. Lo recomiendo tanto a los fans de Batman como a los fans de Tarzan, y obviamente a los fans de Igor Kordey.Y hasta acá llegamos, por hoy. Gracias por el aguante y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on September 03, 2025 11:28

September 2, 2025

NOCHE DE MARTES

Bueno, ya tengo leídos un par de libritos más. Veamos con qué nos encontramos esta vez.Empiezo con el Vol.3 de Injection, la serie de Warren Ellis y Declan Shalvey que salía en Image, y de la cual vimos el Vol.1 allá por el 23/09/16 y el Vol.2 en tiempos un poco más recientes, el 29/04/24. Como ya comenté, la serie nunca pasó del nº15 y dejó sin resolver unas 763.344 puntas argumentales. Este tercer tomo recopila los últimos cinco episodios que llegó a realizar la dupla (allá por 2017) y por suerte es un arco sumamente autoconclusivo y con poca vinculación con la trama y los personajes centrales de los otros dos tomos. Tanto es asi, que podría publicarse (con mínimos retoques) como una obra aparte, con otro título. Hay menciones a los personajes que ya conocíamos y en algún momento Ellis se acuerda de relacionar lo que está pasando en esta historia con lo que pasó en los tomos anteriores. Pero es todo muy leve, muy sutil, no cambia en absoluto la esencia de la trama.Lo realmente importante es que la historia es buenísima y que el personaje que desarrollan Ellis y Shalvey en este arco, Brigid Roth, tiene todo para volver en sagas futuras (ojalá algún día) porque despliega una personalidad tremenda y un gran potencial para este tipo de narraciones. Básicamente, este arco de Injection nos cuenta qué pasa cuando un elemento sobrenatural emerge de manera inesperada y disruptiva en el mundo hiper-tecno de hoy. Hay un juego muy interesante entre la tecnología de recontra-punta que maneja Brigid y la amenaza que debe investigar y -en lo posible- desactivar. La tradición oral, la naturaleza (lo que queda de la naturaleza), la propia disposición geográfica de los moros británicos parecen jugar a favor del misticismo, de lo inexplicable, pero hay gente muerta, y entonces alguien (en lo posible alguien racional) tiene que intervenir. Y ahí va Brigid, implacable, a vérselas con entuerto que parece superarla por todos lados. El arco está un poquito estirado (por ahí con 20 páginas menos sería más impactante), pero Ellis siempre te hace llevadera la lectura con su manejo magistral de los diálogos, y con los personajes secundarios que acompañan (o complican) a Brigid. El dibujo de Declan Shalvey no es ni muy virtuoso ni muy espectacular, pero se pone muy bien al servicio del relato, acompaña sin fisuras lo que Ellis nos quiere contar. La genial colorista Jordie Bellaire le aporta un toque de magia al dibujo de Shalvey, y entre los dos logran una faz visual que no marca un antes y un después de nada, pero que se disfruta sin ninguna dificultad. Aca las claves son manejar el tempo de la narración para sostener la intriga y la sensación de "se está por ir todo a la mierda" y sobre todo lograr que los personajes sean expresivos. Y la verdad que Shalvey cumple más que dignamente en ambos rubros.Una pena que no haya más Injection. La pasé bárbaro con estos tres tomitos y -sobre todo con este tercero- me quedó clarísimo que la consigna de la serie daba para mucho más de lo que llegamos a ver en estos 15 episodios. Warren, Declan, déjense de joder y retomen Injection, que acá tienen un comprador asegurado. El maestro paraguayo Roberto Goiriz es uno de los autores latinoamericanos que aparecen con cierta regularidad en Aces Weekly, la antología digital que dirige el legendario David Lloyd. El año pasado, poco después de completar una aventura de su nuevo personaje en dicha publicación, Goiriz la compiló en un libro a todo color llamado Caín: Marca Mortal. Ojo, no se parece mucho a las recopilaciones de material de la Aces Weekly a las que nos acostumbró Loco Rabia con los tomos de Ladrones y Mazmorras (de Rodolfo Santullo y Jok): esos eran libros bastante voluminosos, que reunían varios episodios completos, y que utilizaban el formato de página vertical, de modo que en cada página entraban dos de las que ofrece Aces Weekly a sus lectores. Goiriz, en cambio, decidió armar un libro con solo 23 páginas de historieta, en el formato de la antología británica, es decir, apaisado. Está buenísimo para apreciar el dibujo del maestro en un tamaño bastante más grande que el habitual, pero se lee muy rápido y -lógicamente- para completar las 40 páginas que ofrece el libro, hay un montón de relleno (carátulas, prólogo, detalles acerca del backstage revelados por el autor, etc.). Es una edición muy cuidada, que le valió a Goiriz el premio a la Mejor Historieta Paraguaya del año, pero a mí me copa más cuando los libros traen mucha historieta para leer.En este arco tenemos la presentación del personaje, que se apoya en una consigna muy ganchera: Caín, el hijo de Adán y Eva y asesino de su hermano Abel, es inmortal y actualmente vive en una gran metrópolis (probablemente de Inglaterra) donde trabaja como detective privado. Hasta ahí, todo genial. Después, la trama propiamente dicha me atrapó menos. Hay seres sobrenaturales entre los mortales, y como en toda aventura convencional, habrá un combate entre los buenos y los malos. Caín, en busca de la redención, está claramente del lado de los buenos y no hay siquiera un atisbo de ambigüedad al respecto. Ayuda a la (cuasi) arquetípica damisela en peligro, es amigo de un ángel y hasta tiene buena onda con la policía. Sin dudas una caracterización demasiado lineal para un personaje que ofrece ese nivel de complejidad. Pero bueno, la historia es breve, hay páginas con muy pocas viñetas, y por ahí el ritmo de publicación de un semanario no es el más amistoso para ahondar en la psiquis de los personajes. Hay que ir rápido al nudo, al kilombo, a la acción de palo-y-palo, que en esta historia por suerte no escasea. Seguramente el principal atractivo para quien se acerque a Caín: Marca Mortal será el dibujo de Goiriz, esa combinación entre una estética clásica, elegante, sin sobresaltos, y un trabajo muy personal y muy bien logrado en el color. La puesta en página toma riesgos solo cuando la historia lo requiere, el texto está bien dosificado, y hay un solo momento, cerca del final, donde se nota que a Goiriz le cae la ficha de que tiene que cerrar el relato en poquísimo espacio y mete una cantidad brutal de viñetas (en las que pasan un montón de cosas) en apenas dos páginas. Veremos cómo evoluciona esta serie en futuras entregas. Y tengo otros trabajos de Roberto Goiriz para leer, en la pila de los pendientes.Nada más, por hoy. La seguimos pronto acá, en el canal de YouTube, en el sitio web o en la fundamentalísima Comiqueando Digital.
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Published on September 02, 2025 17:51

August 31, 2025

DOMINGO DE LLUVIA

Por ahí me equivoco, pero tengo la sensación de que hacía mil años que no posteaba en el blog un domingo... como si importara, no?Hoy empiezo con una obra maestra: edición británica de una obra realizada para el mercado francés por uno de los mejores autores italianos de la actualidad. La verdad es que los ingleses publican muy bien, en tamaño un toque más chico y tapa blanda, esas obras que los franceses te sacan en formatos enormes, pesadísimos y demasiado chetos para mi gusto. Así que, gracias a la editorial Self Made Hero, pude acceder por poca plata a Gauguin: The Other World, esta increíble biografía de Paul Gauguin realizada en 2016 por el indescriptible Fabrizio Dori.Cuestión fundamental, sin la cual no podemos seguir adelante con la reseña: ¿Hay alguna chance de que esta novela gráfica atrape a alguien que no es fan de Gauguin, que no sabe o no le interesa saber quién fue Gauguin? Yo creo que muy pocas. Obviamente, al estar dibujada con semejante virtuosismo, el solo de hecho de pegarle un vistazo a las imágenes, la hace atractiva. Porque vas a ver a un Dori distinto al de sus obras más conocidas, que no se va al carajo con la puesta en página sino que se ajusta a grillas más tradicionales (porque sabe que la figura de Gauguin va a traer lectores que no están muy curtidos en esto del relato secuencial) y porque el italiano ensaya una maravillosa mixtura entre su estilo y el del famoso pintor francés de fines del Siglo XIX. El resultado es visualmente bellísimo, si bien tanto el estilo pictórico (no necesariamente de este pintor en particular) como el de Dori tienden un poco hacia figuras estáticas, sin esa dinámica típica de las historietas, sobre todo aquellas enfocadas en la acción.Y claro, Gauguin: The Other World no está centrada en la acción. No vuela un sopapo en más de 120 páginas. Dori cuenta de manera muy personal la vida y las pasiones del artista francés, con un ritmo muy pachorro, más jugado a la introspección, a la reflexión, con momentos oníricos, porque todo está teñido de un cierto misticismo, e incluso en un momento la mitología de los nativos de Tahití copa la parada y se convierte en el eje del relato durante varias páginas. Pero básicamente te tiene que interesar la vida de Gauguin para engancharte con la trama. No hay otros personajes que aporten carisma o intriga, no hay aventuras (a pesar de las locaciones exóticas), no hay tiros ni piñas, el sexo no está enfatizado, los diálogos no juegan a ser picantes... Es la vida de un tipo que eligió un camino atípico, que se vinculó con el arte, con la gente, con su propia familia, de un modo atípico, y que -lógicamente- se chocó con los obstáculos típicos de quien opta por vivir a contramano de su entorno y de su tiempo. Dori le agrega una fina pátina de elementos fantásticos, de manera muy sutil, muy elegante, lo cual le permite esas instancias en las que el protagonista dialoga (prácticamente) consigo mismo, con sus fantasmas y sus obsesiones, lo cual nos permite a nosotros entender un poquito mejor qué lo motiva a pegar esos volantazos tan osados en su vida. Si sos fan de Paul Gauguin, te recomiendo enfáticamente este libro. Y atenti, que habrá más Fabrizio Dori en el blog, en un futuro no muy lejano. Me voy a Brasil, año 2019, para encontrarme con un autor al que no conocía y me voló la peluca: Camilo Solano. Una bestia, un historietista con un talento descomunal. La portada de O fio do Vento te desorienta por completo, porque el estilo que vas a ver adentro del libro no se parece en nada al de la portada. A lo largo de unas 90 páginas, este monstruo del claroscuro va a desplegar un estilo que en la base, en la forma de plantear la viñeta y de pensar y mover a los personajes, parece una especie de John Kricfalusi, un demente, un alucinado, un pasado de rosca total. Pero después, en la etapa de la tinta, Solano abraza otro tipo de excesos y se sube a la tendencia de los europeos que meten mucha mancha negra, mucha rayita y le ponen todo a los efectos de iluminación. Ahí aparecen Frederik Peeters, Blutch, Christophe Blain... Y sí, un comic dibujado por Kricfalusi y entintado por Blutch es una bizarreada, pero también una genialidad. Y eso es lo que nos ofrece la faz gráfica de O fio do Vento: una estética underground, atrevida, grotesca, combinada con un trabajo impresionante en la incorporación de la línea y la mancha negras.El guion es divertido, está repleto de escenas impactantes y de diálogos muy graciosos. Los personajes son copados, las situaciones son originales... el problema de O fio do Vento es el argumento, es cómo y en base a qué hilvana Solano todas estas situaciones. Y acá es donde la novela gráfica flaquea como tal. Porque arranca con una situación (la del tipo que hace transmisiones amateurs de radio), después agarra para otro lado (este tipo resulta ser músico y empiezan a aparecer otros integrantes de la banda en la que toca), después para otro, y el foco del relato se desplaza una y otra vez sin mucha lógica. Cuando parece que el protagonismo lo va a acaparar "Labios de Miel" (apodado así porque silba bárbaro), Solano lo desactiva para contar una historia centrada en su padre, pero sobre el final arranca otra mini-historia, de nuevo con "Labios de Miel" en el rol central. Por ahí, en vez de forzar una única historia de 90 páginas, Solano debió haber pensado este libro como un compilado de historias cortas, con cuatro o cinco principios y cuatro o cinco finales. Esta forma que encontró para llevarnos de una trama a la otra sin clavar un "fin" hasta la última página, es bastante torpe, bastante fallida. Una pena, porque el dibujo es excelente, la narrativa tiene una intensidad y una polenta impresionantes y los personajes daban para más. Me encantaría encontrarme con un comic en el que Camilo Solano solo esté a cargo de los dibujos, o con un libro de historias cortas de este autor. Pero me pareció tan genial toda la parte visual de O fio do Vento que me voy a terminar por comprar cualquier garcha que me cruce por ahí y que lleve su firma.Nada más, por hoy. Nos reencontramos el mes que viene, con nuevas reseñas acá en el blog. Gracias y hasta entonces.
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Published on August 31, 2025 11:13

August 27, 2025

MIÉRCOLES DE CALORCITO

Nos merecíamos un día como el de hoy, después de habernos cagado bastante de frío durante todo este eterno mes de Agosto. Yo ayer no me moví de casa, así que aproveché para avanzar con las lecturas.A un ritmo sumamente pachorro, sigo adelante con mi colección de Archives de Plastic Man. Un lejano 10/06/16 comentamos el Vol.5 y ahora me toca hablar del 6... que sorprendentemente (o no) me encuentra listo para repetir lo mismo que escribí aquella vez.Aventuras policiales con un personaje que tiene superpoderes y otro que no para de generar situaciones cómicas, villanos estrafalarios pero sin superpoderes (esta vez aparece uno CON superpoderes: el Grasshopper) que a menudo mueren y nunca regresan a vengarse de los buenos, una estructura de relatos en la que al final de cada uno todo vuelve a foja cero y nadie recuerda nada de los episodios anteriores, chistes de humor verbal y de humor físico y un dibujo que nos permite afirmar que en esta época (1946-47) Jack Cole estaba on fire, pero todavía lejos de hacerle sombra a Will Eisner (que es, claramente, su principal referente estético).Me quedo un poquito más con el dibujo: hay algo muy loco en el trazo de Cole, porque nos llena con muy poco. El tipo no se calentaba en lo más mínimo por el realismo ni por el detalle. Resolvía todo de un modo minimalista, y el lector tiene que poner mucho de sí para que esas calles parezcan calles, esos edificios parezcan edificios y esas ametralladoras parezcan ametralladoras. Cole dibuja lo mínimo indispensable, busca la síntesis más extrema, más despojada, en la que todo eso se reduce a íconos. El esmero del autor se nota más en los primeros planos y en la forma en la que acomoda muchísimos elementos gráficos (y los textos) en esas seis o siete viñetas que tiene para llenar en cada página. Así es como tenemos aventuras de 15 ó 16 páginas en las que pasan muchísimas cosas, los personajes hablan sin parar y cada golpe, caída o disparo es acompañado de una hermosa onomatopeya. Y sin embargo todo fluye de un modo muy ágil, muy ganchero, nunca sentís que te están tirando con demasiadas cosas juntas. Evidentemente eso es fruto de una excelente planificación de la página y de una inigualable composición de las viñetas. De todas las historietas de este tomo (originalmente publicadas en las revistas Plastic Man y Police Comics) hay solo dos guiones que si los presentás hoy en una editorial actual no te los rebotan: el del tipo que regala cuatro millones de dólares (hoy serían como 400) y el del asesino con las flechas de Cupido. El resto son muy predecibles, medio pavotes, o muy traídos de los pelos... lo cual no significa que no sean divertidos, o que no se puedan disfrutar si los leés 80 años tarde y con la primaria completa. De alguna manera extraña, este material perdura, no huele a naftalina como las historietas de casi todos los superhéroes de la Golden Age. Son comics que hoy no pasan vergüenza, sobre todo si se los piensa como entretenimiento infanto-juvenil. Y eso habla de lo capo que era Jack Cole en los años ´40. Me faltan solo dos Archives para completar la colección. Acepto donaciones. ¿Te parece leer en portugués una novela gráfica de guionista español y dibujante argentina? Y bue... acá no la edita nadie y en España no la encontré. La verdad es que tenía muchas ganas de leer El Amante de Lady Frankenstein y ver hasta dónde habían llegado Hernán Migoya y Patricia Breccia con la cautivante consigna de mezclar El Amante de Lady Chatterley con Frankenstein. Pero en la práctica descubrí que la consigna no se sostiene más de 80 páginas y que la novela se estira innecesariamente para alcanzar esa extensión. Esto mismo, en 64 páginas pegaría más fuerte y se disfrutaría mucho más.A diferencia de la mayoría de los autores que reversionan la obra de Mary Shelley, a Migoya parece no importarle mucho la labor científica de Victor Von Frankenstein. No indaga mucho ni en el cómo ni en el por qué de su obsesión por darle vida a criaturas monstruosas que arma en base a cadáveres rejuntados por ahí. Simplemente es una especie de genio alienado capaz de resucitar fiambres, mientras ningunea soberanamente a los seres vivos, incluyendo a la hermosa mujer que recibe como esposa a partir de un arreglo entre familias poderosas. Victor es un personaje muy secundario en buena parte de la obra, un ente cuya ausencia dispara la búsqueda de Elizabeth, quien necesita un hombre para amar y lo encuentra en Adam, el apuesto jardinero. La primera mitad de la novela va a estar regida por la lujuria y la segunda por el terror, porque los amantes ahora van a ser muertos resucitados. El final es trágico, impredecible, muy impactante y, como ya dije, me habría gustado más si sucedía 20 páginas antes, para cerrar la trama de manera más sucinta, menos descomprimida.El dibujo de Patricia se muestra sólido y versátil. Dibuja con el mismo aplomo personajes seductores y personajes esperpénticos, que están ahí para perturbar o causar miedo en el lector. Se nota la solvencia tanto en las expresiones faciales como en los cuerpos, los personajes se mueven con naturalidad, los fondos están muy bien trabajados y la aplicación de los grises es impecable. El trazo de Patricia es mucho menos sintético que en otros trabajos más o menos recientes (pienso, por ejemplo, en Mano Blanca): acá hay más mancha negra, más texturas, más efectos de iluminación, más detalles en la ropa... por momentos hay tanto detalle que parece una cruza entre Patricia y Horacio Lalia o Solano López. Lo único que no me copa de la faz gráfica es cuando Patricia corta al medio una viñeta con una diagonal para meter DOS viñetas en el espacio de una. Hay puestas en página organizadas con diagonales que quedan buenísimas, pero cuando una viñeta chica de pronto se convierte en dos triangulitos, la narrativa se resiente y el dibujo no se luce. En esos casos, prefiero dos rectángulos finitos o el viejo y querido "inset". No me queda muy claro por qué en Argentina no hay una edición local de El Amante de Lady Frankenstein, porque es una novela gráfica que -sin ser la Octava Maravilla- puede enganchar sin ningún inconveniente a los fans del erotismo, del terror, del drama, de Mary Shelley, de D.H. Lawrence y de dos capos de tremenda trayectoria como son Migoya y Breccia. Es un comic violento, sí, obvio. Hay sangre, mutilaciones, asesinatos, garches bastante subidos de tono (sin genitales, aclaremos), pero se aclara que es solo para adultos y listo. En fin, hasta acá llegamos, por hoy. Nos encontramos esta noche en el canal de YouTube de Comiqueando para una nueva emisión en vivo de Agenda Abierta y si no, muy pronto en este mismo espacio, con nuevas reseñas.
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Published on August 27, 2025 13:09

August 25, 2025

LUNES ANTOLÓGICO

Venía bastante embalado con el comic brasileño, pero le voy a meter pausa unos días, para leer material de otros países de Latinoamérica que conseguí en estos últimos meses.Empiezo en Colombia, año 2024, con una antología titulada Aguacero que reúne trabajos de autores y autoras jóvenes de Bogotá que participaban del Taller Distrital de Narrativa Gráfica de Idartes allá por 2022. De esta frase ya se desprenden tres problemas: 1) se trata de autores sin trayectoria, perfectos desconocidos de los cuales un buen porcentaje tal vez no llegue a trabajar nunca de manera profesional en el mundo del comic. 2) es un taller, por ende se estimula (como es lógico) la búsqueda y la experimentación, algo que en manos de autores no profesionales puede dar resultados catastróficos. Y 3) son muchos autores para un libro de apenas 70 páginas, o sea que cada uno tuvo pocas páginas para desarrollar sus historias, sus personajes, etc.Con todo esto en contra, veamos qué se puede rescatar de Aguacero. El dibujo de Isabel Trujillo es realmente sólido. Cami San, autora de "Ser Playa" la tiene muy clara, maneja una línea muy idónea para trabajar en una onda poética, introspectiva, sutil. Diana Sarasti no es una virtuosa del dibujo, pero narra bien y lo que cuenta es divertido e interesante. Uno de los que más se destacan es Marco Pinto, que no solo dibuja bárbaro, sino que además desarrolla en tres páginas una buena idea. Otro excelente dibujante es Rick Renart, que maneja un claroscuro potente y lo complementa muy bien con grises y con un toque de naranjas que le quedan muy bien. Y otro gran dibujante, muy completo, con un trazo exquisito y a la vez sumamente idóneo para narrar aventuras, es Iván Saboya. Su historieta resume en apenas cuatro páginas una trama que daba para 10 ó 12, pero igual se disfruta muchísimo. El resto, lo de siempre. Historias demasiado breves en las que apenas se logra esbozar una idea, o haikus que apenas logran tirar cuatro o cinco frases con una intención más poética que narrativa, o delirios fumancheros inentendibles, o historietas tan mal dibujadas que resulta casi imposible involucrarse en la lectura. Por suerte, hay una selecta minoría dentro de Aguacero que permite suponer que la nueva camada de autores y autoras de Colombia nos va a dar unas cuantas alegrías. No ahora, claro, sino cuando los dejen crecer, aprender las cositas que les falta aprender, y desarrollar su talento en más páginas, con menos restricciones. En el año 2018 se empezó a publicar en Japón una antología llamada Tezucomi, de la que salieron 18 números, en formato magazine. La consigna era juntar a autores importantes, tanto de Japón como de otros países, para homenajear a Osamu Tezuka con nuevas historietas que de algún modo intersectaran con los grandes clásicos del maestro. A principios de 2021, la editorial francesa Delcourt tradujo todo este material, hizo una selección, y lanzó tres tomos de más de 400 páginas con lo que -suponían- más le iba a interesar a los lectores galos. En España, Planeta hizo lo propio, y la selección no coincide, ya que -lógicamente- la selección española prioriza los trabajos de autores de ese país. Pero no me quiero meter con la edición española, porque siempre que la vi estaba carísima y nunca la pude comprar. El Vol.1 de la francesa, en cambio, me sonrió desde una batea de ofertas y es el único que tengo en mis manos (si alguien me quiere donar los otros dos, yo feliz de la vida). Si digo en la misma frase "selección" y "francesa", enseguida pensamos en un subcampeonato, algo que estuvo cerca de ser glorioso, pero no llegó. Algo de eso hay. Veamos.El Tezucomi Vol.1 de Delcourt arranca con un delito a mano armada: nos meten más de 60 páginas de una serie de tres tomos, que -si te copa- te tenés que comprar POR FUERA de esta antología. Se trata de una obra basada en Dororo y titulada "Search and Destroy", escrita y dibujada por Atsushi Kaneko, el mangaka que nos visitó hace muy poquito en la Crack Bang Boom. El dibujo de Kaneko es espectacular, MUY occidental en un montón de cosas, super dinámico, atrevido, con cosas de Paul Pope, de Luis Bustos y hasta de Massimo Rotundo. Una bestia total. Lástima que la historia apenas arranca... y que no tiene mucho que ver con Dororo, para ser sinceros.Después nos hacen el mismo truco sucio (60 páginas de una serie de tres tomos) con "La niña de la noche", una especie de remake de Ayako a cargo de Kurin Kubu, artista mucho más limitado (o limitada, no lo sé) que Kaneko. Su versión de Ayako es más porno que la de Tezuka... y su dibujo va bastante para el lado del fan service pajeril. No tiene mucho más atractivo que eso. Por suerte ahí se termina el curro de mostrarte la puntita de series que tenés que ir a leer a otros libros. Llega la versión de Prime Rose que nos ofrece Souichiro, muy jugada a la machaca, pero dentro de todo eficaz y correcta. Una obra corta y zarpada de Tezuka como fue Barbara, cae en manos de Atsuko Ishida, que no tiene la menor idea de qué hacer con ella. Ni siquiera están buenos los dibujos, la narrativa es confusa... una cagada atómica.El que más parecido a Tezuka dibuja en todo el tomo es el maestro brasileño Mauricio De Souza, que homenajea a quien fuera su amigo con una historieta de Ribbon no Kishi un poquito ingenua, pero sólida y consistente con ambos mundos, el del Dios del Manga y el del Walt Disney de Brasil. Ahora es el turno de los autores franceses, y tenemos al amigo Jean-David Morvan en equipo con ScieTronc, un muchacho fuertemente influenciado por el shonen noventoso. Ambos cuentan una nueva historia de Midnight, también muy jugada a la acción y las peleas, con un nivel de violencia electrizante y una muy linda aparición de Black Jack.El propio Black Jack protagoniza la siguiente historieta, con un guion logradísimo de Elsa Brants y dibujos realmente majestuosos de Bertrand Gatignol, mucho más jugado que en el trabajo que vimos el otro día (09/08/25). Son menos de 20 páginas, pero con un impacto alucinante. Otro francés, Reno Lemaire, propone una nueva versión de Kimba, también pasada de rosca en materia de violencia. El dibujo es bueno, no le cuesta para nada narrar en sistema oriental, pero el guion es un poco básico y se aleja mucho del espíritu de Tezuka. Y otra historia de autores franceses donde la machaca es protagonista está a cargo de Florence Torta y Philippe Cardona, quienes vuelven al universo de Dororo, de un modo bastante más fiel al original que el de Atsushi Kaneko. El dibujo es excelente, pero no hay mucha más sustancia que las luchas, el gore y la sangre.Y me guardo para el final a dos de mis autores españoles favoritos. El enorme Víctor Santos aporta una historia perfectamente conectada con la que narrara Tezuka en la mítica MW. Es casi un "episodio perdido" del clásico seinen del Manga no Kamisama, dibujado de manera brillante por un Santos inspiradísimo. Y por último lo tenemos a Juan Díaz Canales, acá como guionista y dibujante de una historia que se conecta -también de manera notable- con la de Adolf, el clásico ochentoso de Tezuka. Acá, además del führer, tienen peso en la trama tres personas llamadas Richard, como un guiño a los tres Adolf de la obra original. La trama es intensa, atrapante, sin elementos fantásticos ni chistes, y con mucho peso del contexto histórico que es -lógicamente- la Segunda Guerra Mundial. Una cátedra del guionista de Blacksad y Corto Maltés, que además dibuja como los dioses en ese estilo fascinante, entre Will Eisner y Naoki Urasawa. Espero conseguir algún día los tomos restantes, sobre todo para leer el material de los autores españoles, que son los que -me parece- mejor sintonizaron la onda de actualizar/ homenajear al historietista más importante de todos los tiempos que fue (obviamente a mi criterio) Osamu Tezuka.Perdón por la extensión de la entrada de hoy, y nos vemos el miércoles a las 22:30 en el canal de YouTube de Comiqueando con una nueva emisión en vivo de Agenda Abierta.
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Published on August 25, 2025 16:53

August 21, 2025

JUEVES FUTURISTA

Hora de comentar un par de libritos que pude leer en estos días, para no perder la sana costumbre.Retomo con el Vol.5 la lectura de Lazarus, la serie de Greg Rucka y Michael Lark que tenía en pausa desde el 09/04/24. Después de un tomo medio pecho frío, este repunta de nuevo y vuelve a la temperatura volcánica que caracteriza a esta serie. Una serie que combina con maestría ciencia ficción, guerra, espionaje, runfla política, drama familiar y machaca entre seres con habilidades sobrehumanas. No es fácil que semejante cóctel no te explote en la cara, y Rucka lo logra con una solvencia admirable.Este es el momento de la saga en la que Forever Carlyle se recupera de las tremendas heridas sufridas en un combate pasado, para chocar de lleno con un adversario mucho más poderoso: la verdad. Secretos que le habían sido ocultados durante años, ahora salen a la luz y obligan a Forever a repensar su origen, su identidad, su vínculo con su familia y su rol en esta guerra sin cuartel entre los poderosísimos clanes que se repartieron el mundo. Pero además, tiene que volver a entrar en acción, para una lucha tremenda contra el Lazarus de una familia rival, una especie de Hulk perverso, grosero, despiadado y virtualmente invencible. La machaca cobra mucho peso en un tomo en el que Lark dibujó una cantidad ingente de miembros amputados, tripas al aire y sangre por todas partes. Pero además avanzan muchísimo el plot familiar y el plot político, que a esta altura ya se fusionó con el plot bélico, porque las facciones enfrentadas se están tirando con todo lo que tienen. Sin dudas un gran momento de esta serie, no para engancharse si no leíste lo anterior, pero sí para disfrutar de dos autores que se nota que tienen todo absolutamente bajo control.Cositas para criticar, siempre hay. Por el lado del guion, lo mismo de la vez pasada: Rucka se pasa un toque de solemne y se echa de menos alguna pincelada de humor, o por lo menos alguna secuencia más distendida, donde no esté por irse todo a la mierda en cada viñeta y en cada diálogo. Y por el lado de Lark, también una crítica habitual: da un toque de bronca ver a un virtuoso de esta magnitud dibujar solo los cuerpos y los rostros, y chorear TODO lo demás de fotos. Decorados, paisajes, objetos, vehículos, armas... en TODO se ve un sutil retoque de Lark (y del colorista Santiago Arcas) sobre fotografías, una práctica que responde a una lógica exclusivamente industrial: hay que entregar no menos de 22 páginas por mes, y esta es la única forma en que Lark puede dibujar todo lo que pide el guion con ese nivel de detalle y de realismo. No me consta que si pudiera entregar un episodio por año Lark dibujaría todo sin tomar ni una sola referencia fotográfica, pero lo sospecho.Ya estoy cerca del final (tengo entendido de que son siete TPBs) y no tengo ni el Vol.6 ni el Vol.7, pero los deseo fervientemente, porque la trama se puso jodida como enema de chimichurri y necesito saber cómo termina esta salvajada. Vamos a Japón, año 2021, cuando se recopila otra tanda de historias cortas del maestro coreano Boichi, en el libro titulado (con un vuelo creativo inigualable) Boichi Short Stories Vol.2. A diferencia del Vol.1 (lo vimos hace poquito, el 15/07/25), este segundo tomo trae solo cuatro historias, un toque más extensas. Y hay menos variedad de géneros: acá se lo ve a Boichi más jugado a la ciencia ficción. Una ciencia ficción triste, crepuscular, que me hizo acordar a esos mangas de Yukinobu Hoshino que vimos un lejano 26/06/12. La primera historia es la más obvia, la más lineal, y narra el enfrentamiento entre un grupete de milicos humanos y unas criaturas que parecen diseñadas por Philippe Druillet en su época más falopera. La segunda ya levanta un poquito la puntería, al presentar un drama más humano, con más profundidad, más interés por parte de Boichi en meternos en la psiquis de los personajes y entender sus motivaciones y sus obsesiones. La tercera es la más breve, la menos ci-fi y la más impredecible del tomo: una historia que plantea el debate acerca del aborto, lleva el conflicto al límite y lo remata de manera sobrenatural, con la impredecible irrupción de un elemento fantástico que te deja estupefacto. La historia termina con una doble splash inconcebible, majestuosa y perturbadora a la vez, con una composición, una complejidad, un nivel de detalle que no puede ser real. Podés estar -fácil- dos horas colgado mirando esa imagen, incluso a riesgo de que se te quede grabada en la mente para siempre.Y la cuarta historia es la más extensa, al punto que parecieran ser tres episodios de 35-40 páginas que componen una especie de miniserie. Acá vuelve la ciencia ficción, pero más cercana, más próxima, sin necesidad de irse al carajo con conceptos muy ambiciosos. El futuro de "Él existió ahí" está acá nomás, a la vuelta de la esquina y un poco por eso la historia pega tan fuerte. Los sacudones más grossos están en el segundo tercio de la obra, con lo cual al terminarlo uno se pregunta qué se estará guardando Boichi bajo la manga para el tramo final. Y no, si bien el final es más que digno, no pasa nada que supere las genialidades que tira el autor en el tramo "del medio". Por suerte los méritos de "Él existió ahí" exceden la sorpresa o el impacto: es una historieta donde tienen mucho más peso los climas y el desarrollo del personaje central que la trama en sí. Del dibujo ni hace falta hablar, porque es descomunal de punta a punta. Obviamente es fruto de un trabajo en equipo: ningún ser humano por sí solo puede dibujar lo que dibuja Boichi en estas historias. Y está buenísimo. Es perfecto, es minucioso, es frondoso, y a la vez es sumamente expresivo y emocionante. Gran acierto de Ivrea haber apostado por este material, tan distinto del obvio. Y gran trabajo de Damián Gaggero en la traducción. No mucho más, por hoy. Gracias por el aguante y nos vemos el miércoles 27 en el canal de YouTube de Comiqueando con otra emisión en vivo de Agenda Abierta. Casi seguro antes de eso clavo una nueva entrada con más reseñas, acá en el blog.
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Published on August 21, 2025 17:40

August 18, 2025

LUNES CON TRIPLETE

Pasó otra Crack Bang Boom a caballo de un nuevo finde largo, y ya es hora de retomar la sana costumbre de las reseñas de los comics que pude leer en estos días.Empiezo en 2017, en EEUU, con una antología llamada "DC House of Horror", compuesta por ocho relatos de 10 páginas en los que Keith Giffen tira los argumentos para que otros guionistas los desarrollen, pero con dos particularidades: 1) todas las historias van para el lado de monstruos, fantasmas y cosas escalofriantes y 2) el maestro se permite imaginar para cada historia un mundo alternativo distinto, en el que el canon oficial de DC no corre. Entonces lo que toma es algún rasgo importante de los personajes, alguna situación puntual, y desde ahí, apoyado en el contraste entre lo que el lector asume como familiar y la sorpresa, urde las tramas. Pero el problema es que ni aún así salen grandes historias. Hay dos bastante buenas: en una, Giffen reinterpreta a Black Canary como una villana muy jodida, y la otra nos invita a pensar, de manera sumamente perturbadora, qué pasaría si Batman y el Joker fueran en realidad la misma persona. Y hay una tercera historia interesante, que es la del fantasma de una Wonder Woman ya difunta, que vuelve convocada por unas pibas que juegan con la tabla ouija y posee a una de ellas. Una idea potente, pero no para desarrollar en 10 páginas y jugarle todas las fichas al impacto final (al estilo de los comics de la E.C.), sino para darle otro vuelo, otro rumbo y otro peso dramático.Por suerte, estas tramas que plantea Giffen y desarrollan otros guionistas (uno más ignoto que el otro) van a manos de dibujantes que le ponen mucho huevo a su función. La primera historieta (con Martha Kent como protagonista) está muy bien dibujada por un Howard Porter que sigue en busca de la redención. La segunda (la del fantasma de Diana) está en manos de una siempre inspirada Bilquis Evely (ya veremos muy pronto un TPB todo a cargo de Giffen y la talentosa autora brasileña). La de Harley Quinn la dibuja el glorioso Kyle Baker, que es quien más se esfuerza por recrear la estética clásica de la E.C.. En la de Batman/ Joker se luce un Rags Morales soberbio, con momentos dignos de Brian Bolland. La de la Justice League se beneficia de un Scott Kolins que pone el alma en cada viñeta. La de Green Arrow y Black Canary nos muestra a un Dale Eaglesham que tampoco se guarda nada. Al maestro Howard Chaykin le tocó el peor guion (el de Billy Batson/ Shazam) y aún así entregó un trabajo más que competente. Y del único que realmente esperaba más es de Tom Raney, que despachó sin demasiado entusiasmo las paginitas de la historia protagonizada por Two-Face.Entre una cosa y otra, DC House of Horror queda en el pilón de las antologías prescindibles, de esas que está bien comprar solo si las ves en oferta. Me voy a Francia, año 2022, cuando la maestra Florence Cestac publica el tal vez sea su historieta más grosera: Ginette. Se trata de una novelita gráfica de 97 páginas, realizada para un formato de publicación de bolsillo (como el de los libritos que vimos el 07/05/24 o el 19/05/24), por lo que cada página tiene normalmente dos o tres viñetas, no más. Alguna vez cuatro, y alguna vez una sola, pero casi siempre dos o tres, para que el dibujo se luzca, la narrativa no se empantane y la letra de los globos se pueda poner a un tamaño más que legible.Con Ginette no solo me cagué de risa, sino que tuve zumbidos en la entrepierna. Se trata de una prostituta que cuenta su historia en primera persona, y que no para un minuto de hablar de sexo, por supuesto en clave humorística. Esto se tendría que haber publicado en la SexHum®, de una. Es una sucesión interminable de chistes de garches, pijas y orgasmos, infinitamente más gracioso que el episodio promedio de Clara de Noche, por tomar una referencia que manejamos todos. Las anécdotas más sórdidas, los clientes más excéntricos, los más horribles, los más copados... las distintas formas y tamaños de los penes... Cestac no se priva de nada a la hora de mostrar el lado cómico de la profesión más antigua del mundo y lo hace con tanta altura, que a nadie en su sano juicio se le ocurriría arrastrar a Ginette al barro del debate que se da hoy en la sociedad acerca de las trabajadoras sexuales. El dibujo está muy cuidado, pero no pierde esa espontaneidad, esa fuerza casi brutal que tiene el trazo de Cestac. Todo el tiempo la autora (ícono de la historieta humorística francófona) juega al límite del grotesco, y a la vez logra personajes muy lindos, muy queribles, como lo hacía el inolvidable Tabaré. Acá hay también un gran trabajo en los fondos, a pesar de que una constante que se repite en todo el libro es que los personajes y los globos están en blanco y negro y todo el resto de los elementos de la viñeta están pintados de un mismo color (el rosa que predomina en la portada). Zarpada, carismática y con un arsenal humorístico tan atractivo como sus curvas, Ginette es una obra magnífica, que arranca muy arriba ya desde el prólogo de Philippe Druillet y no pierde nunca la potencia (sexual). Para mí, Zapam Zucum era un fanzine muy cheto editado por su propio autor, el as chileno Rodrigo López en formato chiquito y con grapas. Imaginate mi sorpresa cuando me encontré con esa misma historieta, publicada en formato álbum a todo culo por una editorial de Brasil. Dije "no puedo ser tan pelotudo de comprar un comic de un autor chileno que ya tengo, y encima en portugués". Pero después me acordé que la historia es muda, y que acá ningún traductor brazuca le metió mano a los textos de Rodrigo, así que me lo compré, para tenerlo en un formato mucho más acorde a la belleza de la historieta. En Brasil, el comic se conoce como A Lenda de Zapam Zucum y el libro está inflado con unas cuantas páginas de relleno, para llegar decorosamente (ponele) a las 56 páginas.López nos cuenta sin palabras pero con mucha emoción y un dibujo majestuoso la leyenda de esta especie de mujer-mito de la época de la conquista española, que -según narra la leyenda- solía aparecer por La Rioja para rescatar bebés de los indígenas asesinados por los europeos, protegerlos y alimentarlos con sus gigantescos pechos. Es una historia de misticismo, violencia, crueldad y venganza en la que esta mujer enorme y desnuda, que vuela y emite leche como si fueran casi los rayos de Cyclops, acapara todo el protagonismo desde que entra en escena. Es una historia bastante breve y sin palabras, con lo cual todo está jugado al impacto que generan las imágenes de López. No me quiero extender mucho hablando del estilo del ídolo chileno, así que quien lo desee puede releer la reseña del 27/12/18 o alguna otra de las que le dediqué en los años (siglos) que lleva el blog. La novedad acá es que López no utiliza las palabras y tiene que proveernos de toda la información necesaria para que la trama nos cautive y nos emocione solo con sus dibujos y con la forma en que organiza las viñetas en la página. El resultado es sencillamente espectacular. Si no sos fan de Rodrigo, es un gran punto de entrada a su obra y si ya lo sos, ni hace falta que te cuente por qué el álbum brazuca de la editorial Tábula es el soporte ideal para esta joya en la corona del destacadísimo autor trasandino.Nada más, por hoy. Gracias por el aguante y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on August 18, 2025 16:45

August 13, 2025

MIÉRCOLES LATINOAMERICANO

Bueno, bajé un poquito el ritmo de lectura, porque le estoy metiendo horas extras al sitio de Comiqueando para que no falten contenidos los días que yo voy a estar en Rosario, disfrutando de la Crack Bang Boom o boludeando por ahí. Pero bueno, algo tengo como para reseñar hoy, y veremos cuándo retomo porque la idea para el viaje no es leer comics, sino avanzar con literatura y textos SOBRE comics que tengo pendientes hace siglos.Allá por el 26/12/19 me tocó disfrutar de un álbum de Aline, la genial creación de Adâo Iturrusgarai, y quedé tan manija que cuando encontré otra recopilación (acertadamente titulada "Antrología") me tiré de cabeza. Acá me encontré con 120 páginas más de tiras protagonizadas por esta entrañable atorranta, sus dos novios titulares y un montón de chongos suplentes. Pionera del poliamor, Aline no puede parar de pensar en coger, ni de hablar de coger, ni de coger propiamente. Y las tiras giran (lógicamente) en base a la vida licenciosa y alocada de esta piba fanática del sexo, sin entrar en la lógica del porno. La gracia está en lo que sucede y en cómo se cuenta lo que sucede, no en lo que se muestra. No hay tantas viñetas en las que vemos a Aline y sus novios teniendo sexo, y muy rara vez hay planos en los que Adâo dibuja genitales de manera explícita. Siempre con un humor afilado, a veces más sutil y a veces más grotesco, el autor reúne en cada capítulo del libro pequeñas sagas con un arco argumental para cada una. Así vemos a Aline inscribirse en una escuela de rock, tratar de triunfar en el mundo de la moda, abandonar a sus novios para recuperar el placer de ser soltera, tener de vecino a un asesino serial, inventar de cero una nueva religión o ser secuestrada por malvivientes, entre otras consignas que -combinadas con la personalidad de los protagonistas- serán disparadores de un montón de chistes brillantes. De verdad, me reí fuerte unas cuantas veces, porque Iturrusgarai trabaja muy bien sobre el costado desopilante de cada una de estas temáticas y cuando estas conectan con reflexiones acerca de nuestra realidad, dejan ver a un autor con una mirada muy aguda, muy inteligente, a años luz de los chistes "de pija y concha" con los que podría llenar la tira, si quisiera.Los chistes que recopila la Antrología no están ordenados por fecha de creación, por eso vemos idas y vueltas en el dibujo de Adâo. Por momentos aparece algún chispazo de su estilo más antiguo (el más prolijo, más redondito) pero casi todo está dibujado en su estilo más actual, ese que es más suelto, más anguloso, más minimalista, como si se fuera acercando a la línea de Johnny Ryan, ponele. A mí me gusta más de antes, a Adâo le gusta más el de ahora, pero la verdad es que la diferencia no es tanta, y ambos son perfectamente idóneos para ilustrar estas pequeñas comedias zarpadas, donde las ideas, los diálogos y las personalidades de los protagonistas son las estrellas indiscutidas.Como siempre digo, me parece insólito que en Argentina no estén editados los libros de este genio brazuca que vive hace muchos años en nuestro país. El otro día (o para ser más precisos, el 31/07) leí un tomito italiano de Dago que cerraba con el primer episodio de una saga más extensa, que -lógicamente- continúa en el siguiente. Y no, en el Vol.139 de esta colección que republica los episodios semanales de Dago que aparecen en la revista LancioStory tampoco está el final de esta aventura conjurada por los maestros Robin Wood y Carlos Gómez. Son 60 páginas dibujadas a todo culo por el cordobés, con un color que no molesta para nada, en un formato lindo, cómodo, económico... pero evidentemente esas 60 páginas y las 12 del tomito anterior no le alcanzan a Robin para resolver esta red de intrigas en torno al asesinato de una nena en una pequeña ciudad de Europa. Y como no tengo el tomito siguiente, me quedé con la leche de saber cómo se resuelven tanto ese misterio, como otras movidas turbias que crecen con el correr de las páginas.Así que me tengo que conformar con lo que hay, que es un elenco bastante nutrido, con unos siete u ocho personajes importantes, a los que Wood maneja con gran aplomo, siempre con cuidado para que la entrada y salida de escena de cada uno de ellos sea prolija, coherente. El paraguayo no fuerza nunca la lógica del relato con casualidades bizarras, no rellena con boludeces, es sutil a la hora de bajar línea sobre el rol de los poderosos en el encubrimiento del crimen y nos entretiene con secuencias románticas sin que la saga se transforme en una típica telenovela de "chico pobre se enamora de minita rica", o en un tibio remedo de Romeo y Julieta. El rol de Dago es, en estas 60 páginas, menos importante que en las 12 primeras. No solo porque ahora hay más protagonistas entre los cuales repartir el juego, sino porque Robin se guarda el estallido de acción y espadazos para ese final que este tomito no incluye. Y bueno, mala leche. Me los guardo para mostrarlos en un video sobre Dago que tengo ganas de hacer para el canal de YouTube, y después se los regalo a alguien que sepa leer en italiano o que se mate a pajas con los dibujos de Gómez. Me da bronca, porque huelo un final muy impactante, con sorpresas grossas bien manejadas.Nada más, por hoy. Nos vemos jueves y viernes en la Crack, y nos reencontramos la semana que viene con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on August 13, 2025 14:36

August 9, 2025

NOCHE DE SÁBADO

Ya palpitando la previa del viaje a Rosario para la Crack Bang Boom, tengo un par de libros para reseñar. Quería hacerlo ayer, pero bueno, se dio hoy.Entre fines de 2021 y principios de 2022, resignadísimo a no tener nunca una edición en castellano de Chicanos, me puse a coleccionar una edición italiana, de la que llegué a reseñar varios tomos (creo que el último fue un 13/01/22). Pero claro, no estaba completa, o por lo menos yo nunca la conseguí completa. El sueño de la edición integral en castellano de este clásico de Carlos Trillo y Eduardo Risso nos lo cumplieron Historieteca y Puro Comic a fines de 2024, cuando editaron la serie completa, los 32 episodios de 12 páginas, en un masacote de casi 400 páginas que es una bomba atómica. Los libritos italianos que tuve (todavía los tengo, si alguien los quiere se los regalo) llegaban hasta el episodio 22, así que para completar la lectura me faltaban los diez últimos, que son los que me devoré en estos días. Repito algo que ya dije: de las tres series largas que Trillo y Risso producen para la Eura en los ´90, Chicanos es -lejos- la mejor dibujada de las tres. Acá lo tenemos al León de Leones en un nivel demoledor, por momentos incluso mejor que en 100 Bullets, porque se puede zarpar más en el diseño de los personajes y hacerlos más grotescos, más caricaturescos, no tan realistas como el mangum opus de Brian Azzarello. Esos personajes hiper-expresivos, sumados a una ciudad magistralmente retratada, a unas secuencias demasiado bien planificadas y a un claroscuro extremo, ejecutado con maestría, dan como resultado unas páginas increíbles, que justifican por sí solas la compra del libro.En cuanto a los guiones, en general me gusta más reirme de gente que se cree muy poronga que de gente vulnerable. Acá lo tenemos a Trillo ensayando uno y mil artilugios para que nos riamos de las desgracias de una piba pobre, feucha, con un cuerpo para nada hegemónico, a la que le pasan todas. Alejandrina le pone garra, se esfuerza, se arriesga, pero sus raptos de valentía o de ingenio rara vez dan los frutos que ella espera (y en un punto, merece). No es exactamente una heroína, pero es un personaje con el que el lector empatiza sin ninguna dificultad, básicamente para sufrir con ella, porque las derrotas y las humillaciones que acumula no parecen tener fin. O sea que hay que tener mucha mala leche para que se te ocurran estos guiones y bastante mala leche para disfrutarlos. ¿Es, en realidad, una denuncia muy elaborada y muy elíptica acerca de lo mal que lo pasan los latinos en Estados Unidos? Puede ser. ¿Está todo exagerado para subrayar ese discurso de manera humorística? Ponele. Más allá de pedirle o no rigor testimonial a las desventuras de Alejandrina Jalisco en esa New York inclemente y despiadada, lo más destacable es lo bien que funciona este humor tragicómico de Trillo. En este último tramo, la comedia costumbrista le roba un poquito de protagonismo a los casos más o menos policiales, y Carlos y Eduardo encuentran un nuevo equilibrio entre ambos componentes que le hace muy bien a Chicanos. La serie llega a un final con 32 episodios a cuestas sin decaer nunca. No se termina porque los autores ya no saben qué inventar. La cortan ellos por decisión propia, en un momento en que la serie atravesaba una etapa de verdadera excelencia y claramente podrían haberla seguido durante años. Por suerte está disponible este librazo, para que todos podamos acceder a la obra, leerla, si hace falta discutirla, y sobre todo atesorarla. Durante mi viaje a Francia en 2023, un amigo me regaló Pistouvi, una novela gráfica infanto-juvenil escrita por Merwan y dibujada por Bertrand Gatignol, quien ilustró uno de los álbumes que me faltan de Donjon: Monsters. Me aburrí bastante durante la lectura, porque en casi 190 páginas pasan muy pocas cosas. La gran mayoría de la obra es más descriptiva que narrativa. Merwan imaginó personajes atractivos, los colocó en un mundo de fantasía muy lindo, medio Hayao Miyazaki, con criaturas raras y demás... y básicamente el libro es presentarnos a Pistouvi, Jeanne, un par de personajes más y el campo fantástico en el que viven. Cuando aparece el conflicto, ya falta muy poco para que termine la obra y la resolución es más metafórica que dramática. Por ahí es todo un gran simbolismo que yo, como un pelotudo, no entendí... pero no creo, porque se supone que Pistouvi es una historieta para chicos... ¿O no? El hecho de que se publique en blanco y negro me hace dudar. Justo los franceses, que son capos en esto de leer los distintos segmentos del mercado, no se van a mandar la cagada de tratar de venderle a los chicos historietas en blanco y negro, no? La verdad que no lo sé. Me quedo con lo que realmente me encantó, que es el dibujo de Gatignol. Me hizo acordar al de Dolo Okecki (vimos su trabajo el 02/06/19), pero más suelto, con más plasticidad y más expresivo. Muy linda la puesta en página, precioso el trabajo de aplicación de grises, personajes con mucha onda... Visualmente, Pistouvi me pareció una delicia. Y me dejó con más ganas de capturar ese Donjon: Monsters que me falta.No sanateo más. La cortamos acá, y nos reencontramos con nuevas reseñas ni bien tenga más material leído. Si querés leer más, ya sabés: entrás a https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y te bajás los números que te falten de la Comiqueando Digital. Valen chauchas y están llenos de artículos bien a fondo, a cargo de enormes especialistas de toda el habla hispana. Gracias y hasta pronto.
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Published on August 09, 2025 16:41

Andrés Accorsi's Blog

Andrés Accorsi
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