Andrés Accorsi's Blog, page 220

July 8, 2012

08/ 07: TRANSMETROPOLITAN Vol.9

A esta altura del partido, cuando ya falta tan poquito para el final, es medio ilógico pedirle a Warren Ellis que cambie de ritmo. Ya está, ya nos acostumbramos a que Transmetropolitan avanza así, de a poquito, sin apuro. A lo sumo le podemos pedir que en los episodios unitarios pase algo y que en los arquitos de tres episodios cierre las puntas que quedan pendientes para el enfrentamiento final entre Spider Jersualem y Gary Callahan, alias “el Sonrisas”, el presidente de los EEUU.
Por suerte, en este tomo, Ellis nos hace bastante caso. El primer unitario es la nada misma: 22 páginas para mostrarnos cómo Spider se pone las pilas para su siguiente gran jugada. Hay un poquito de exploración del paisaje urbano con bajada de línea (una especialidad de esta serie), un par de chistes groseros y no mucho más. En el segundo unitario, la cosa se pone espesa: casi todo el episodio nos muestra con lujo de detalles cómo el “héroe” tortura con violencia y sadismo a un garca de la B (trans) Metropolitana para arrancarle data jugosa en contra de su encumbrado enemigo. Es un capítulo tenso, durísimo de digerir, que tiene por objeto mostrarnos hasta dónde está dispuesto a llegar Spider con tal de destruir a Callahan.
El tercer unitario es un lujo. Por enésima vez, Ellis se propone indagar en las consecuencias de aquello tan grosso que pasó en el tomo anterior, pero esta vez centra todo en Mitchell Royce, el director de The Word, el diario en el que trabajaba Spider antes de pasar a la clandestinidad. Si alguna vez imaginaste que Royce podía pelar la chapa que pela en este episodio, es porque consumís más drogas que el protagonista de esta serie. Sin duda, esta es la revelación más power del tomo, y sí, 22 páginas para narrar lo que narra Ellis son demasiadas, pero esta vez lo ovacionamos igual.
Y nos queda el arquito de tres episodios, que arranca a un ritmo desesperante, de insostenible lentitud. Con el correr de las páginas, queda claro que Liesl Barclay va a tener un rol destacado en el desenlace y ahí sí, se justifica tanto prólogo y tanta presentación. Cuando la saguita (titulada The Cure, como una de las mejores bandas de todos los tiempos) agarra algo así como un impulso, de nuevo pasa algo muy heavy que amenaza con cambiar brutalmente el status quo de la Ciudad y hasta último momento no sabés si Spider logró o no hacer la jugada maestra que venía planeando desde el inicio del tomo antes de que todo se vaya a la mierda. La última secuencia es sencillamente genial y te deja pidiendo el próximo (y último) tomo a gritos que le helarían la sangre a la barra brava de Nueva Chicago.
O sea que, con pachorra y todo, Transmetropolitan avanza hacia el final y llega a esa instancia con inmejorables expectativas, que ojalá no defraude. La verdad es que sólo se puede criticar eso, lo poco que pasa en cada episodio. El resto es brillante, desde lo macro (la construcción del universo en el que sucede la historia) hasta lo más chiquitito (cada diálogo, cada viñeta muda pensada para que se luzcan las expresiones faciales). Y por supuesto, el punto más alto es el trabajo que pone Ellis en convencernos de que Spider Jerusalem, el talibán de la verdad, no es un ser de papel y tinta sino una criatura real como vos y yo, tridimensional, compleja, verosímil a pesar de sus irrefrenables excesos.
Para anotarse todos estos porotos, Ellis cuenta con el apoyo incondicional de Darick Robertson, que sigue ahí firme, sin faltar en ningún número. Como ya vimos, de vez en cuando los autores inventan triquiñuelas para que el dibujante no tenga que matarse en los fondos, largas secuencias que pueden narrarse sólo con planos bien cercanos, o con un mismo fondo repetido muchas veces, o algo por el estilo. Y cuando no vale usar ninguno de esos yeites, Robertson se arremanga y pela episodios en los que casi no hay viñetas sin fondos laburadísimos, llenos de detalles alucinantes, sin nada librado al azar. Pobre pibe, está en una serie donde la estrella es el guionista y encima cada tres números viene un nuevo portadista de primerísimo nivel a devastarnos las retinas con unas ilustraciones de la hostia. Lo de este tomo ya es un acto de crueldad para con Robertson: tres tapas de Glenn Fabry y tres de Moebius. Un game over definitivo.
Y ahí estamos, a apenas un tomito del final de esta serie salvaje y polémica que nos acompaña desde los albores del blog. Prometo leerlo antes de fin de mes. Pero estoy tan cebado que seguro lo leo esta semana...
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 08, 2012 13:17

July 7, 2012

07/ 07: MORTADELO Y FILEMON: LA COCHINADITA NUCLEAR

Vuelvo con Mortadelo y Filemón, a los que tenía un poco abandonados. Y me meto de lleno en un tomo de 1988-1989 que arranca bárbaro, con dos primeras páginas muy promisorias y una consigna más que atractiva: los problemas generados por los desechos nucleares que generan las grandes potencias. Un tema que por ese entonces era candente y que la serie refleja al punto de mostrarnos a una caricatura del mismísimo Ronald Reagan (quien a fines de 1988 se encaminaba hacia el cierre de su prolongado mandato como presidente de los EEUU) en el rol del villano, o por lo menos como claro responsable de los problemas que tendrán que solucionar (obviamente sin éxito) los inoperantes operarios del recontra-espionaje creados por Francisco Ibáñez.
El problema es que, ni bien se termina el prólogo, la historieta se va a la B de la mano de un guión bochornoso, una sucesión sin ton ni son de gags reiterativos y poco inspirados, como si fueran varios cortos chotos de los Looney Tunes (esos feos de los ´60) enganchados uno atrás de otro hasta llegar a las 44 páginas. La reiteración es tanta y tan agobiante, que podés leer sólo las primeras 6 páginas, o 12, para ser generoso, y ya está, ya el resto es completamente innecesario. No hay más ideas que esas, la que se esboza en el prólogo y las que se desarrolan (de modo no muy brillante) en las primeras páginas, para luego estirarse y repetirse torpemente hasta el final. Posta, hay que ser muy guapo para llegar a la página 44.
Por supuesto, estamos ante una de las historietas en las que la firma de Ibáñez aparece veinte veces, pero que no tiene nada de la talentosa mano del creador de la serie. Es un de los infaustos episodios apócrifos, reaizados íntegramente por el Bruguera Equip, bajo la dirección de Juan Manuel Muñoz. Y no sólo te das cuenta porque aparece la Señorita Irma (en un sólo gag totalmente olvidable), sino que los dibujos no tienen ni por casualidad la onda y la plasticidad de los de Ibáñez. El colorista también hace de las suyas: pinta de blanco las (infinitas) telarañas que aparecen en los rincones, un rasgo típico del estilo de Francisco Ibáñez, reproducido luego por sus clones. Y eso destaca tanto a estas telarañas que parecen un elemento gráfico relevante en la viñeta, casi más que los globos de diálogo. Esos triangulitos, que habitualmente no joden para nada, pintados de blanco llaman demasiado la atención y distraen en vez de decorar.
No me quiero extender más, porque sinceramente no hay nada que redima a esta historieta. Ni el cariño que uno ya les tiene a los personajes. La Cochinadita Nuclear arrancó pintando para memorable y terminó en el pilón de los álbumes absolutamente prescindibles de esta longeva serie, ícomo absoluto del comic humorístico español.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 07, 2012 17:38

July 6, 2012

06/ 07: FUEYE

Ah, bueno... Yo me imaginaba que este era un gran comic, pero no suponía que era TAN bueno! Todas mis expectativas fueron ampliamente superadas por Jorge González quien, una vez más, demostró por qué es uno de los más grandes autores que tiene hoy la historieta mundial.
Fueye es, básicamente, una historia de amor y desamor, un relato iniciático que nos invita a acompañar a Horacio, el protagonista, desde su niñez hasta su madurez. Todo esto imbuído de un clima melancólico en el que predominan los acordes del tango, los padeceres de los inmigrantes que llegaron a nuestro país en las primeras décadas del siglo pasado y el trasfondo político espeso de los años ´30, cuando se jugaba todos los días el Super Clásico entre Fachos y Anarquistas (obviamente con los radicales sentados en la tribuna sin saber qué carajo hacer).
La historia de Horacio está narrada a lo largo de 134 páginas que podrían ser algunas menos, pero que le dan a González el margen necesario para zarparse a full con su dibujo, con su línea vertiginosa, de increíble soltura y conmovedor vuelo poético. Cuando tiene que narrar en espacios chicos y ajustarse a grillas tradicionales, el argentino radicado en España también la descose, pero es en esas páginas más libres, más idas al carajo, donde su arte estalla, nos hace vibrar, nos pasa por encima. Visualmente esto es impresionante, es como un Nicolas De Crécy desaforado, fuera de control, y a la vez más afianzado en la narrativa, en la danza de imágenes, palabras y sensaciones.
Por suerte, el virtuosismo de González se hace sentir también en el guión. Yo no había leído ninguna obra escrita por él mismo, y acá me sorprendió muy gratamente. Además de tener perfectamente definido al personaje central, González se luce con los secundarios: Vicente, Luis y Antonino son personajes perfectos, logradísimos, a los que les sobra chapa para protagonizar sus propias novelas. Nélida, María y el Senador Torres también están muy bien delineados, pero sin esa cuotita de genialidad que le pone el autor a los otros tres. Y por supuesto, Buenos Aires se convierte en un personaje importantísimo en la novela. González no maquilla el origen barriobajero y prostibulario del tango y (como Trillo y Túnica en La Française) nos lleva de los palacetes de clase alta a los tugurios, conventillos y barsuchos más lumpen de nuestra maravillosa ciudad.
Cuando la historia de Horacio llega a su fin, sigue la historia de Fueye. González dedica 48 páginas extra a mostrarnos algo así como el backstage de la novela, pero en forma de historieta (o casi). Acá el autor se expone por completo y nos cuenta en qué se inspiró, cómo consiguió la documentación, con qué amigos conversó para darle forma a las ideas que volcó en la historieta y sobre todo qué rol juega en la concepción de Fueye el hecho de que González es un argentino que hace muchos años vive en Europa, lejos de su familia, de su barrio, de sus afectos y de la idiosincracia porteña a la que tan bien retrata en la novela.
La faz gráfica de este tramo final es un poquito extrema. González mezcla bocetos, garabatos, mamarrachos, páginas que sólo tienen texto y secuencias o ilustraciones recontra-elaboradas. A veces incorpora también una sugestiva paleta de colores (que lo acerca más a los autores italianos como Lorenzo Mattotti, Gipi o Igort), a diferencia de la historia principal en la que el uso del color está intencional y muy efectivamente acotado a unas pocas tonalidades de marrón, sepia y gris. El resultado son 48 páginas visualmente muy extrañas, casi desconcertantes. Pero bueno, es un bonus track. La novela en sí es lo otro y eso está demasiado bueno para ser real.
Realmente un lujo y un orgullo que esto se haya publicado en Argentina. Ahora, a asaltar un banco para comprar la edición española de Dear Patagonia, la última novela de Jorge González, que pinta aún más devastadora que Fueye.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 06, 2012 16:15

July 5, 2012

05/ 07: B.P.R.D.: BEING HUMAN

Bueno, lo confieso: me engañaron como a una quinceañera en estado de ebriedad... El resumen del Previews nombraba a Mike Mignola, Richard Corben, Guy Davis, John Arcudi y un montón más que ni conocía, pero con esos cuatro ya me habían vendido el tomo. No te digo que haya parecido una abominación infumable, pero la verdad es que yo esperaba mucho más.
La primera historia es un larguísimo flashback a la primera misión de Liz Sherman para el B.P.R.D.. Acá apenas aparece Mignola como co-guionista, junto a Scott Allie (coordinador de la serie), y con Karl Moline como dibujante. La historia no es chota, pero está absurdamente estirada. No había forma de que esto requiriera 66 páginas para llegar a la resolución a la que finalmente llega. Lo único positivo es que sobra espacio para desarrollar a los personajes y Allie y Mignola lo aprovechan para darnos un excelente pantallazo de qué le pasaba por la cabeza a Liz en esta etapa de su vida. El dibujo de Moline se pasa un poquito de bonito, de tierno, a tal punto que su Trevor Bruttenholm parece un tipo de 35 años y sus criaturas espectrales, al lado de las de Corben o Mignola, son la Reina de la Promoción (como San Lorenzo). Urgente un título con superhéroes jovencitos y cool para Moline.
Después viene una dibujada por el ídolo máximo del B.P.R.D., el genial Guy Davis! Pero dura apenas ocho páginas, la puta que los parió, y el guión (de nuevo de la dupla Allie-Mignola) es una anécdota menor, casi intrascendente.
La siguiente historia es la que le da título al libro. Son 28 páginas protagonizadas por Hellboy y Roger el Humúnculo, con guión de Mignola y dibujos de Corben. Acá la puntería levanta bastante. Por ahí la trama no es super-ganchera, pero lo que le interesa a Mignola es ahondar en los personajes, especialmente en Roger, quien –como Liz en la primera historia- se embarca en su primera misión para el Bureau. Y le sale muy bien: los momentos en los que cobran relevancia las personalidades de estos freaks son invariablemente grandes momentos. Corben no mezquina nada, sino que por el contrario, se esfuerza para que cada viñeta, cada angulación, cada clima, te ponga los pelos de punta. El maestro Dave Stewart se da cuenta de que el gigante de Kansas pone mucho más que lo indispensable y por eso se desloma para que su mágica paleta photoshopera lo haga verse aún mejor.
Y el nunca bien ponderado John Arcudi llega para el postre, una aventura de 24 páginas co-escrita con Mignola en la que nos cuentan cómo muere y cómo se integra al B.P.R.D. el cada vez más grosso Johann Kraus. Los guionistas titulares de esta serie se zarpan creando para este relatos a un villano MUY heavy, de inmenso potencial, al que –por lo menos a simple vista- Kraus va a despachar definitivamente sobre el final de la historia. Ojalá hayan encontrado algún vericueto para que este sorete abyecto de Wieland Lorst pueda volver a hacer de las suyas. Lo cierto es que, sin ser brillante, es una historia sólida y entretenida, con un muy buen giro final. El dibujante, pobrecito, todavía está muy lejos de poder sentarse a la mesa con Guy Davis y Corben. Se llama Ben Stenbeck y tiene potencial, no es un muerto irredimible, pero le falta.
En la definición por penales y cortando clavos con el orto, B.P.R.D.: Being Human logra la clasificación para la siguiente ronda porque no tiene ni guiones ni dibujos que nos falten el respeto y porque son todas historias importantes (o por lo menos relevantes) en términos del background de los personajes más destacados de la ya longeva serie. Si tu excusa para engancharte con B.P.R.D. son los dibujos de Guy Davis, acá no corre. Ahora, si sos muuuuy fan de Corben y preferís fumarte todo este TPB en vez de buscar Being Human en formato de revistita pedorra, no seré yo quien te tilde de enfermito fuera de control, porque esas 28 páginas son realmente majestuosas.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 05, 2012 18:58

July 4, 2012

04/ 07: A.D.A. (AGENCIA DE DETECTIVES DE LA ANTIGÜEDAD)

Chaland not dead! El genio máximo de la línea clara posmoderna (o Estilo Atómico) puede haber muerto en aquel trágico accidente de 1989, pero su esencia, su espíritu, su magia sigue viva en Antonio Lapone, este dibujante italiano al que hasta hace poco no conocía y del que hoy me hice hardcore fan. Por suerte, Lapone es bastante más que un clon prolijo de Yves Chaland. Su estilo, si bien nos remite al malogrado prócer de los ´80 (y obviamente a Hergé, que es muy anterior), es claramente Siglo XXI y se aprecia la sana intención por parte del italiano de no quedarse en el molde, de ampliar el espectro. Sobre todo en la segunda aventura (el libro trae dos), que ofrece climas más bizarros/ oscuros y Lapone responde como lo haría Lucas Varela: choreando iluminaciones de Mike Mignola, rey de la bizarreada dark. Hoy, me parece que no. Pero en 2001, cuando Lapone dibujó la primera aventura de Carter y Belzoni, si le hubiesen dicho a Lucas Varela “dibujate una de aventuras ambientada en los ´50 tratando de clonar la línea de Chaland”, habría salido algo muy, muy similar a la historieta con la que abre este tomo.
Para cuando te recuperás del impacto que producen los magníficos dibujos del italiano, te están esperando dos guionistas franceses para contarte sendas historias de aventuras con arqueólogos, nazis y femme fatales, muy al estilo Indiana Jones (de hecho, los personajes dicen conocer a Indy). En la primera, Pierre Vanloffelt nos presenta a los dos protagonistas, el yanki Carter, impulsivo y audaz, y el europeo Belzoni, refinado y cauteloso. Los dos son especialistas en reliquias de la antigüedad y aunque sus métodos son muy distintos, terminarán por formar equipo para resolver un enigma que los lleva a las pirámides de Egipto. Como suele suceder en este tipo de aventuras, hay acción, persecuciones, traiciones y revelaciones shockeantes, más alguna secuencia virada hacia la comedia y (como en el Freddy Lombard de Chaland) ricos contrapuntos entre personajes con personalidades muy fuertes, muy bien definidas. Lo único molesto es que pasan demasiadas cosas en apenas 48 páginas, lo cual le resta lucimiento al dibujo de Lapone, que tiene que meter chotocientas viñetas por página. Esto mismo, en 64 páginas era mil veces mejor.
La segunda historieta salió en Francia cinco años después que la primera, ahora con otro guionista, Regis Hautiére, frecuente colaborador de Walther Taborda en los trabajos que realiza nuestro compatriota para el mercado franco-belga. Hautiére le tiene un poquito más de piedad al pobre Lapone y afloja un cachito con la cantidad de viñetas por página. Como los personajes ya están presentados, la segunda aventura le pone todo el énfasis a la trama, una trama compleja, ambiciosa, que trae al elenco a México para marearlo con varias vueltas de tuerca impredecibles, con algunos momentos más cercanos a Hellboy que a Tintín y con un rol más importante para dos mujeres, que además de sensualidad aportan una mirada distinta acerca del mundo de los aventureros de parajes exóticos.
Los dos guionistas cumplen con lo suyo de manera más que satisfactoria y nos dejan para la posteridad a dos personajes, Carter y Belzoni, a los que cualquier fan del comic de aventuras quiere volver a ver cuanto antes. De todos modos, y aunque la saga de los Detectives de la Antigüedad no se retome jamás, este libro es un hallazgo inolvidable, simplemente porque me sirvió para descubrir a este nuevo ídolo llamado Antonio Lapone. No sabemos si de vez en cuando o muy seguido, pero Lapone. Siempre Lapone. Ponelo vos también en la lista de los imprescindibles.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 04, 2012 13:30

July 3, 2012

03/ 07: THE AMAZING SPIDER-MAN

Ufff... tres películas en lo que va del año! ¿No será mucho? Bueno, guarda con esta reseña que está hasta las manos de spoilers...
Nueva década, nueva versión fílmica del siempre vigente Spider-Man. ¿Qué andaba mal en la anterior? Digo, aparte del guión de la III, que parece escrito por un Wachiturro lobotomizado... Seguramente la edad del protagonista: a Tobey Maguire se lo veía ya muy grandecito para hacer de héroe adolescente. Eso había que corregirlo, pero ¿hacía falta empezar otra vez de cero?
Probablemente sí, porque está claro que Marc Webb quiere despegar a su Spider-Man lo más posible del de la trilogía de Sam Raimi. Por eso esta peli se centra –de nuevo- en el origen del arácnido y, como en la versión de 2002, hay traiciones groseras al origen que conocemos los fans del comic, todas justificadas en pos de la historia, de des-bizarrear el material sesentoso del que parte el mito y –una vez más- separarse lo más posible de la versión de Raimi. ¿Raimi le daba mucha bola a Mary Jane? Acá ni la nombran. ¿Sus pelis tenían un inmejorable J.J. Jameson? Acá ni se lo nombra. ¿La primera nos mostraba a Peter confrontando con el asesino del Tío Ben? Acá jamás lo encuentra. ¿Raimi le daba cero bola a los padres de Peter? Webb se esfuerza por darle mucha chapa a Richard Parker, el verdadero protagonista ausente de la película. ¿Puteaste a Raimi por los lanzarredes orgánicos? Acá tenés una muy buena versión de cómo Peter los construye de modo mecánico. ¿Raimi apostó fuerte por el Green Goblin y su hijo Harry Osborn? Acá a Harry no lo nombran y a su papá sí, pero no lo vemos nunca, y el que no sabe de comics no tiene ni el más mínimo indicio de que Norman Osborn está destinado a ser el villano más emblemático de Spider-Man.
Las diferencias son tantas que los más ortivas verán a esta versión como un nuevo (y capaz que innecesario) manoseo a la mitología del personaje. Entre tanto sacudón, hay uno que es sumamente fiel a Stan Lee y Steve Ditko: ponerle fichas desde el primer día a Gwen Stacey, por cierto, muy bien interpretada por Emma Stone, una hermosa actriz a la que nunca había visto y cuya voz me produjo zumbidos en la entrepierna. Andrew Garfield, el nuevo Peter Parker, es mucho mejor actor que Tobey Maguire. Su Peter es más intenso, más freak, se lo ve muchísimo más alterado por la picadura de la araña y menos melancólico, con más de esa pasta de humorista que tan bien le queda al Parker de los comics. El resto del elenco está bien, aunque para mi gusto, Rhys Ifans (el Dr. Connors) sobreactúa un toque.
A pesar de que te tenés que fumar de nuevo el origen y bancar una hora hasta que Peter aparece con el traje de Spidey, la película es entretenida. El guión no se cuelga en la trama romántica, no cae en un pozo depresivo cuando muere el Tío Ben y se las ingenia para que todas las peleas estén bien justificadas (además de muy bien coreografiadas y filmadas). La única cagada es ese giro cerca del final, cuando la cana le encaja un balazo a Spidey y, para que llegue a tiempo a la torre de Oscorp, lo terminan por ayudar unos chabones que manejan grúas. Una gilada sin pies ni cabeza, no sé si para mostrar al héroe como un tipo vulnerable, o para reflejar el espíritu solidario que invade a los newyorkinos en tiempos de crisis, o porque a algún tarado le pareció que eso se va a ver bien en un videogame. En vez de generar tensión, o dramatismo, ese recurso me generó fastidio. Eso y el hecho de que Peter se saque la máscara demasiadas veces y cuide poco el secreto de su identidad fue lo único decididamente cuestionable. El resto, se re-banca.
The Amazing Spider-Man tiene machaca, comedia, drama, misterio, unos efectos especiales de la hiper-concha de Dios, buenas actuaciones, una aparición brillante de Stan Lee y muchas secuencias que parecen calcadas de las historietas. Y una re-versión del origen que se caga en los comics de los ´60, en Ultimate Spider-Man y en todas las películas y dibujos animados anteriores y aún así funciona muy dignamente. ¿Será este el Spider-Man definitivo, el que no va a necesitar otra cirugía mayor sin anestesia de acá a 10 o 15 años? Puede ser. Nos vamos a enterar cuando empiecen a aparecer las secuelas (esta peli no hace más que abrir puntas para explorar en infinitas secuelas) y Marc Webb, ya sin la mochila de tener que recontar el origen, se lance a contar la historia que claramente puso a cocinar a fuego lento en esta primera entrega.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 03, 2012 13:03

July 2, 2012

02/ 07: LIMA PARA VIÑETOFILOS

Suponete que decidís viajar a Lima y no tenés la suerte de caer justo para las fechas de Lima Comics. ¿Cómo hacés para despuntar el vicio de las viñetas?
Para empezar, atenti a los kioscos. El diario Perú 21 (uno de los dos o tres más grossos) saca todas las semanas tres comic-books de compra opcional, a precios muy accesibles. Generalmente son dos de Marvel y uno de DC. Ahora, por ejemplo, estaban editando Iron Man, Spider-Man y Superman/ Batman. También sin salir de los kioscos, tenés ediciones locales de The Walking Dead, Hellboy y muy pronto Sin City. Y una edición trucha (“marca Chancho”, dicen los peruanos) del comic basado en la serie animada de los Avengers.
Ponele que con esto no te alcanza. En ese caso, la opción más power es el Centro Comercial Arenales, un territorio freak apodado “Arenaliens” y poblado de la bizarra fauna de comiqueros, gamers, otakus y cosplayers. De a poquito, la galería (ubicada en el barrio de Lince) se llenó de cybers, donde los pibes se masacran jugando juegos en red; tiendas repletas de remeras, pins, mochilas y boludeces para el cosplay; locales especializados en miniaturas y muñecos (con una cantidad y variedad de merca que en Argentina nunca en tu vida viste) y un par de comiquerías (la más copada es Skull Comics). Acá vas a ver además de lo que se publica en los kioscos, el material de ECC Sudamérica, algo de lo que editaba Planeta, algo (no mucho) de comic yanki en inglés y no menos de 50 títulos de manga distintos... todos en ediciones “marca Chancho”, escaneados, traducidos e impresos de modo muy precario, obviamente sin licencia. También se consiguen ediciones truchas de Walking Dead y de algunos comics de DC. Recorrer todo Arenaliens te va a llevar un rato largo, y si sos fan de los muñecos, corrés serios riesgos de frotar tu tarjeta de crédito hasta que te quede del grosor de la tapa de una Patoruzito.
Si lo tuyo es una onda más retro, tenés que ir al Centro Histórico. Ahí hay varias librerías especializadas en saldos, donde vas a ver bochas de material de Zinco, Sticker Design, ediciones mexicanas de cualquier poronga yanki de los ´90 y hasta números de El Víbora que acá no se distribuyeron nunca. Pero la pulenta está en las cuevas de la calle Quilca. Ahí hay varias “galerías” con varios puestos uno al lado del otro, una especie de Parque Rivadavia con techo. No todos venden comics, pero los que tienen, tienen merca devastadora: desde Hora Cero, El Tony y Patoruzú hasta parvas monumentales de revistas mexicanas... de los ´50 y ´60! Novaro, La Prensa, ese material ancestral que hoy en Argentina vale forrrtunas, allá se consigue fácil y por mucho menos. También hay material americano raro (comic-books de los ´60 hasta los 2000), los infaltables saldos de Zinco, material de superhéroes editado por Panini en Brasil y hasta parvas de manga en japonés. Son horas y horas de ensuciarse los dedos revolviendo montañas infinitas de comics viejos (y no tanto) que nunca viste o que nunca creíste que volverías a ver.
También en Quilca hay un distribuidor, el que llevó a Perú la merca de ECC Sudamérica, que tiene otra especialidad (además de los saldos de Zinco): las ediciones “marca Chancho” de las historietas de Robin Wood! Hay no menos de 25 títulos distintos, en un formato “de bolsillo”, impresos de modo tan precario como los mangas truchos de Arenaliens. Otro clásico argento que circula a full en edición “marca Chancho” es el Toda Mafalda. Y ni hablar de los muñecos sin licencia basados en los personajes de Quino. De esos también hay miles, hasta en la sopa (cuac!).
¿Y si querés leer material de autores peruanos? Ahí tenés que agarrar para el chetísimo barrio de Miraflores y visitar la librería Contracultura, que además es editorial. Contracultura publica libros muy grossos del ídolo nac & pop Sergio Langer y novelas gráficas de los autores locales más interesantes, como Pérez Ruibal, Rodrigo La Hoz, Juan Acevedo, César Carpio o Jesús Cossio. En ese local vas a ver algo de comic argento actual, algo de Skorpio o Columba y por ahí algún material europeo, pero a precios muy zarpados.
En las librerías de los shoppings hay poco: algo de Planeta (sólo DC, cero Vertigo, manga, europeo, etc.) a precios de lesa humanidad y casi todos los comics que edita en España el pulpo Random House-Mondadori, a precios parecidos a los que se ven acá. Las librerías MUY grossas tienen también algunos comics de Marvel y DC en inglés, pero son casi todos hardcovers a precios disparatadamente caros.
Y no mucho más. La cosa parece estar en expansión, pero muy orientada hacia el palo del mainstream yanki. Del resto, hay poco y nada, a menos que te quieras meter en el bizarro submundo de los mangas “fansubeados” y editados de keruza. Veremos con qué me encuentro la próxima vez que visite la maravillosa, caótica e hiper-consumista Lima, a esta altura, mi ciudad latinoamericana favorita, obviamente después de Buenos Aires.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 02, 2012 19:22

July 1, 2012

01/ 07: THE LORDS OF MISRULE

Cuando uno está muy, muy hecho crosta por culpa de los comics, hay veces que no sólo compra un libro por el personaje, por el tema, por el guionista o por el dibujante. En los casos más extremos de la adicción, vale incluso comprar por la editorial. Alguna vez te podrás clavar, no lo dudo, pero algunos sellos editoriales tienen esa chapa, esa mística, ese “no sé qué” que te hace mirar con cariño cualquier cosa que hayan publicado. Así es como, boludeando por Lima Comics, me tiré de cabeza sobre este librito del que no sabía absolutamente nada, excepto que estaba a buen precio, la portada de Simon Bisley era irresistible y lo editaba Atomeka, aquel sello británico que durante los primeros años ´90 nos deleitó con unas cuantas de las mejores historietas jamás publicadas en el imperio de Su Conchuda Majestad.
Ya adentro del tomo, me encuentro con una mezcla entre thriller psicológico, misterio freak al estilo X-Files y una especie de historia paralela, bien enrolada en el género clásico de fantasía épica al estilo Tolkien. Todo esto sale de la mente de John Tomlinson, guionista inglés del que no recuerdo haber leído otras obras, quien acá emprende la dura labor de subirse a esa onda que Neil Gaiman le daba a los primeros arcos de Sandman, aquellos en los que la inolvidable epopeya de Morpheus coqueteaba bastante con el terror y no tenía mayor drama en sumergirse en las fosas del gore, la sangre y las mutilaciones. No sería justo decir que Tomlinson busca clonar a Gaiman, pero sí encontrar un tono parecido. Y la verdad es que, sin ser Sandman, The Lords of Misrule logra ese equilibrio entre lo impactante, lo intrigante y cierto aire de sofisticación, de “no en cualquier comic te cuentan estas cosas de esta manera”.
El personaje central, el ilustrador Kieron Wallace, está trabajado a full, con un grado de complejidad encomiable. La trama está bien llevada, no está estirada en lo más mínimo, los flashbacks calzan en los momentos justos, las secuencias de la “historia paralela” también, el final resuelve prácticamente todo (todo no, porque habrá una secuela) y el gore salpica, pero sin estropear las cualidades de la historia. No quiero contar mucho del argumento para no spoilear. Es difícil explicar de qué va la historia sin revelar lo que Tomlinson no quiere que sepas hasta que él mismo te lo cuenta. Pero creeme que está muy buena.
A cargo del dibujo tenemos a Gary Erskine, con quien ya nos encontramos varias veces, esta vez con un trabajo impresionante, de enorme calidad. Lo de Erskine es muy, muy bueno: sus secuencias de fantasía épica parecen una mezcla entre lo mejor de P. Craig Russell y Charles Vess, sus secuencias más dark son tremendas, tiene primeros planos laburados casi con tanto detalle como los de Brian Bolland y un repertorio de expresiones faciales variadísimas y llenas de detalles, que por momentos me recordaron a Richard Piers Rayner, el de The Road to Perdition. La narrativa está perfecta, siempre a tono con las sorpresas truculentas, bizarras o retorcidas que propone el guión y con el espacio suficiente para que Erskine descontrole en un puñado de viñetas enormes, de increíble potencia visual. La única cagada es que el color, a cargo de Sophie Heath, es cuasi-catastrófico. Decí que esto se editó en 1993, porque hoy, a una colorista que entrega un laburo así, le meten una patada en el orto que la dejan en órbita geoestacionaria junto al Intelsat V.
Y bueno, ahora a buscar la secuela, que según me bate Wikipedia salió en Dark Horse, con Dan Abnett como co-guionista, el gran Peter Snejberg como dibujante y en blanco y negro, como para zafar de los horrores perpetrados en este primer tomo por esa colorista que –en un mundo más justo- debería estar en cana. Me juego el izquierdo a que el Vol.2 se consigue en oferta por muy poquitos dólares...
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 01, 2012 13:35

June 30, 2012

30/ 06: HOY NO HAY NADA

Y, todo no se puede… Hoy es mi último día acá en Lima y no tengo tiempo para mucho más que despedirme de los amigos, recorrer algún lugarcito de la ciudad que me quedó pendiente y rumbear para el aeropuerto a tomar el bondi con alas que me va a dejar en mi Buenos Aires querido en las primeras horas de mañana.
Mañana sí, arrancamos Julio (o sea, el mes 31 del blog) con una nueva reseña. No vamos a tener cifras de venta de Junio, porque este mes laburé sólo dos semanas y no son datos muy representativos. En todo caso, a principios de Agosto hacemos un Junio + Julio.
Mil gracias a los amigos peruanos que se acercaron en Lima Comics a saludar y felicitar por el blog, gracias también a todos los lectores que se sumaron en las últimas semanas y sobre todo gracias por bancar el blog en meses como este, en los que me fue imposible postear todos los días. Aún así, con ese paréntesis de tres días, Junio superó a Mayo (por muy poquito) en cantidad de visitas y es –hasta ahora- el mes record. En la segunda mitad del año también habrá un par de pausitas en el ritmo diario del blog, pero prometo que no van a ser muchas ni muy prolongadas.
Gracias de nuevo y mañana seguimos esta maratónica recorrida comiquera rumbo al 31/12/12. Ah! Y mañana retomamos también la continuidad diaria en Soretes Azules, el blog de tributo a Carlos Trillo!
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 30, 2012 08:56

June 29, 2012

29/ 06: EL DIARIO SENTIMENTAL DE JULIAN PI

A ver… ¿cómo explicar esto? El Diario Sentimental de Julián Pi es una historieta… entre muy buena y excelente. Una gran comedia costumbri sta, un gran slice of life que –como Bastonazos de Ciego- nos invita a seguir a un muchacho soltero y medio loser a lo largo de varias relaciones que entabla con distintas chicas. El autor es el español Lorenzo Gómez, un dibujante sumamente eficiente, con una narrativa ajustadísima, un trazo lindísimo y un manejo soberbio de las tramas mecánicas. Los personajes (no sólo Julián) están perfectamente delineados, las situaciones son absolutamente creíbles, los diálogos dicen cosas que todos dijimos alguna vez y todo el conjunto de la obra transmite hermosas sensaciones.
Aún así, me cuesta creer que El Diario Sentimental de Julián Pi haya ganado todos los premios que ganó y que Lorenzo Gómez haya recibido todos los aplausos que recibió. ¿Por qué? Porque casi no hay diferencias entre esta obra y cualquier álbum de Monsieur Jean, de Dupuy y Berberian. Esto es IGUAL a cualquier tomo de la dupla francesa. Pero IGUAL-IGUAL! No hay ni la más mínima intención por parte de Gómez de despegarse siquiera un milímetro de la fórmula con la que se consagró Monsieur Jean en la segunda mitad de los ´90. ¿Te acordás cuando mucha gente se refería a Mikilo con el mote de “el Hellboy argentino”? Bueno, esto es el Monsieur Jean español. Y aunque es muy bueno, no es mejor que el Monsieur Jean francés.
O sea que sólo puede resultarle atractivo a quienes no conocen la obra de Dupuy y Berberian o aquellos que alguna vez soñaron con el What If… Monsieur Jean fuera español. Los demás podemos disfrutar de una historia copada, bien escrita y bien dibujada, pero no nos podemos sacar de la cabeza el servilismo de Gómez para con los autores franceses. La faz visual se diferencia en sólo tres detalles: hay tramas mecánicas en vez de color, hay muchos menos cuadros por página (generalmente son 6, pero también hay páginas de 3 y 4) y los perros muestran una influencia gráfica mestiza, mitad Dupuy-Berberian, mitad Javier Mariscal. El resto, se conforma con parecerse lo más posible a una historieta de Monsieur Jean.
Ojalá algún día me encuentre con otras obras de Lorenzo Gómez, en las que el autor despliegue su talento (que indudablemente tiene) y desarrolle un universo gráfico y temático propio, por afuera de la gigantesca sombra que Dupuy y Berberian proyectan sobre El Diario Sentimental de Julián P.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 29, 2012 17:24

Andrés Accorsi's Blog

Andrés Accorsi
Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
Follow Andrés Accorsi's blog with rss.