Andrés Accorsi's Blog, page 217
August 8, 2012
08/ 08: CERRADO POR QUIEBRE, BALAZO Y EXPLOSION

Entre 9 y el 12 de Agosto, Rosario nos espera con los brazos abiertos. La hermosa ciudad santafesina abre un montón de espacios culturales a las actividades propuestas por este tercer Crack Bang Boom, que como ya es costumbre incluyen muestras, charlas, clínicas, talleres, presentaciones de libros y editoriales, revisión de carpetas y proyecciones. Y la posibilidad de encontrarnos con los autores, claro. Entre los invitados de este año se destacan Robin Wood, Max Aguirre, Quique Alcatena, Eddy Barrows, Alfredo De La María, Decur, Ernesto García Seijas, Tomás Giorello, Dante Ginevra, Carlos Gómez, Rafael Grampá, Renato Guedes, Dave Johnson, Horacio Lalia, Sergio Langer, Francis Manapul, Carlos Pedrazzini, Ivan Reis y Ervin Rustemagic, entre otros. Y además, vos sabés que se acercan hasta Rosario un montón de artistas más, que van por la suya, simplemente a pasarla bien con los colegas y amigos de todo el país.
Los años anteriores, me la banqué: laburé mil horas en mi stand, participé en varias charlas y aún así, todos los días clavé una reseña en el blog. Este año, ni a palos. Es mucho sacrificio. Sobre todo porque para leer y escribir uno necesita estar solo y durante una convención así uno NUNCA está solo. Te levantás tarde, desayunás en el hotel con los otros invitados, te vas a dar una vuelta por la ciudad, almorzás con los otros invitados, te metés en el predio de los stands a laburar, de ahí te volvés al hotel (son viajes cortos, no son horas y horas de bondi como en Buenos Aires, o Lima), te bañás y te vas a cenar con los otros invitados. Después seguro pinta alguna actividad de trasnoche (que es la cancha donde se ven los pingos, porque a morfar van todos, pero a los boliches, sólo los grossos de verdad), y así. No está bueno perderse nada de eso para leer comics y reseñarlos. Así que hasta el lunes, no tenemos nada más acá en el blog.
Para los que quieran acercarse a saludar, yo voy a estar los cuatro días en mi stand, desde que abre hasta que cierra el CEC (Centro de Expresiones Contemporáneas). Ahí vas a poder comprar toneladas de historieta argentina a excelentes precios e incluso los libros de este blog. Mañana jueves a las 15:30, sin salir del CEC, voy a conducir la charla con Ervin Rustemagic (el editor y agente europeo) orientada a los que van a presentar carpetas. El viernes a las 18:30 en el mismo lugar, me toca conducir la charla con Francis Manapul, guionista y dibujante de Flash. El sábado a las 15:30 voy a estar en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia (Peatonal San Martin 1080), charlando con el maestro Dave Johnson, el portadista de 100 Bullets y dibujante de casi toda Superman: Red Son y aquellas maravillosas miniseries de SuperPatriot. Y el domingo a las 15, en ese mismo lugar, vamos a estar junto al maestro Eduardo Risso repasando la vida y la actividad de Ervin Rustemagic, un personaje lleno de sorpresas.
La programación completa de Crack Bang Boom, día a día y sala a sala, está en http://www.crackbangboom.com.ar. Si sos un verdadero militante de la viñeta, la programación te chupará un huevo: vendrás al evento no porque se realiza tal actividad o viene tal invitado, sino porque ya es parte de la religión, ya es ESE momento del año en el que lo único que importa es juntarnos para festejar que en este país hay un evento 100% comiquero, enorme, amplio, coherente, donde no te masacran con la entrada y donde todo está cuidado para que artistas, expositores y asistentes la pasemos 10 puntos. Todo lo demás, no importa nada.
Nos vemos en Rosario!
Published on August 08, 2012 10:17
August 7, 2012
07/ 08: THE BIG BOOK OF THE UNEXPLAINED

Yo tengo un problema, que es que creo en todo. Creo que existen los OVNIs y que son tripulados por seres de otros planetas u otras dimensiones, creo en los sasquatch, en el monstruo del lago Ness, en los poltergeist, creo que en las pirámides de México, Centroamérica y Egipto metió mano una civilización de humanoides hiper-evolucionados (que probablemente hayan desaparecido cuando se hundió la Atlántida), me cierra cualquier teoría conspirativa que involucre a los Templarios, a la CIA, a los propios aliens... En este sentido, me deja bien cualquier bondi, el tren y el subte, como si viviera en el Puente Pacífico. Me falta creer que una señora virgen tuvo un hijo, nomás...
Lo que hace Moench en estos dos libros es aportarnos toneladas de datos a los que elegimos creer. Por supuesto, no arroja conclusiones definitivas: sobre todo en este libro, deja abierta la puerta para que todo sea chamuyo, para que sea todo un delirio de mentes trastornadas. Vos elegís: esto puede terminar como una aventura de Scooby-Doo, donde el sasquatch/ monstruo/ alienígena/ fantasma es un viejo garca disfrazado, o puede terminar como un comic de Hellboy, donde todos los fenómenos paranormales (momias, brujas, criaturas inclasificables) son posta. Lo bueno es que la data está. Y Moench la pone sobre la mesa, le da entidad a estos temas y los trata –básicamente- en serio, no es un “nah, escuchate esta bizarreada, que te vas a cagar de risa”. El tipo investigó, leyó, buscó y armó un andamiaje de argumentos no sé si 100% posta, pero por lo menos atendibles. El efecto para el lector normal que se topa con este libro es buscar más información sobre estos temas y preguntarse por qué tan poca gente se hace cargo de que estos fenómenos existen, por qué los gobiernos los niegan sistemáticamente. Si en vez de un lector normal sos un guionista de comics, el efecto más lógico es chorear ideas a mansalva: de estas historietas seguramente habrán salido (y seguirán saliendo) muchas más.
Si alguna vez viste un Big Book, sabrás que en estas páginas rara vez los dibujantes encuentran espacio para narrar. Generalmente, los dibujos ilustran (muchas veces en son de joda) algún aspecto de lo que narran los bloques de texto. Acá hay algunas excepciones, pero poquitas. El peso de llevar adelante las historietas lo carga Moench y lo hace con una cancha impresionante. Obviamente, tiene la complicidad de algunos dibujantes realmente excelentes, que se bancan, por esta vez, no ser los protagonistas. Veamos:
Un Eric Shanower preciosista y un poquito frío se luce en el prólogo y el epílogo. El glorioso Sergio Aragonés pone su inconfundible sello de calidad en Ancient Man. Randy DuBurke experimenta con éxito en In no Space-Time Flat. Russ Heath, Paul Gulacy, Rick Parker y Hunt Emerson son otros de los que rara vez fallan y acá la rompen. Bob Fingerman, Joe Staton (otro que experimenta un cambio de estilo) y el nunca bien ponderado Rick Geary también se lucen con muy buenos aportes. Ted Naifeh dibuja en un estilo que nunca le había visto antes, muy interesante. Dos dibujantes a los que no conocía me volaron la peluca: Donald Davis y Graham Higgins. Grossísimos ambos. Por debajo de lo que uno esperaba de ellos están los trabajos de D´Israeli, Steve Lieber, Brent Anderson y un muy joven J.H. Williams, a años luz de lo que dibuja hoy en día. Y el mejor laburo –por lo menos para mi gusto- es el de Joe Sacco. The Goatsucker es una de las historietas más extensas (11 páginas) y seguro la mejor dibujada. El demente de Sacco incluso se encargó de rotularla él mismo.
Por una cuestión de onda, de premisa copada, yo te diría que todos los Big Books están buenos. Creo que hubo uno sólo que no me enganchó para nada. Pero en ese contexto, no hay dudas de que los dos Big Books de Doug Moench están por encima de todos los demás, son los primus inter pares, los títulos por los que vale la pena pagar lo que te pidan, de una, sin chistar. Esa lista zarpada de dibujantes es un bonus track, casi un detalle menor. Lo inexplicablemente grosso es el laburo de Moench, absolutamente consagratorio y totalmente a trasmano del insostenible mainstream yanki de los ´90. Un fenómeno.
Published on August 07, 2012 19:00
August 6, 2012
06/ 08: BOUNCER VOL.3

Por supuesto, lo grosso es que la nueva trama también está bárbara: Bouncer se convierte casi por accidente en el verdugo de su pueblo y recibe la orden de ejecutar a la mujer a la que ama y al marido de esta, un ex-esclavo negro que encontró oro y se convirtió en minero. Por algún motivo, Bouncer está seguro de que la pareja es inocente, y ahora va a tener que demostrarlo. En el medio, hay un enfrentamiento muy heavy con los muchachones de un peso pesado, un millonario que de a poco se quiere comprar todo el pueblo, incluyendo el saloon donde labura Bouncer. Y además hay un subplot que avanza poco e intriga mucho: los hombres importantes del pueblo que mueren envenenados por la picadura de una serpiente coral. Seguramente en el próximo tomo esto se integrará al tronco central de la trama.
El villano, el soberbio y desalmado Clark Cooper, es el personaje más opaco de este tomo. Es demasiado obvio, tiene pocos matices, tanto él como sus matones. Y el personaje mejor trabajado, lejos, es Noemie, la puta del saloon que tiene la mejor onda con Bouncer pero a la hora de los bifes, lo deja en banda para... no te lo puedo contar. La secuencia de la juventud de Noemie, su secret origin que termina con ella ya convertida en prostituta, es probablemente la más estremecedora de un tomo en el que las emociones fuertes se acumulan como las puteadas contra Macri por el paro de los subtes. Así como en los dos primeros álbumes sorprendían la crueldad, la violencia, lo escabroso de las atrocidades que veíamos perpetrar a los personajes, acá sorprende lo conmovedor de las escenas, cómo Jodorowsky juega todo el tiempo a exaltar sentimientos de lealtad, de amor, de amistad, de dignidad, pero también de codicia, de lujuria, de odio e intolerancia.
El otro integrante de la devastadora dupla de Bouncer, el maestro François Boucq, también hace, a su manera, una especie de “borrón y cuenta nueva”. No le cambia los rasgos al personaje principal, ni mucho menos, pero sí encuentra la vuelta para desprenderse del omnipresente fantasma de Jean Giraud, que tanto se notaba en los primeros tomos. Acá hay “giraudismos” sólo en las tomas amplias de los paisajes, esos cañones y desfiladeros semi-desérticos que sí, parecen copy-pasteados de algún álbum del Teniente Blueberry. Pero todo el resto es mucho más Boucq que en las entregas anteriores. Sobre todo las expresiones faciales (más extremas, más zarpadas) y las peleas, tienen cero Giraud y muchísimo Boucq. En el Vol.2, el creador de Jerónimo Puchero la descosió con una secuencia onírica, en la que uno de los personajes flasheaba bajo los efectos del peyote. Esta vez, el guión encuentra la forma de meter otra escena en esa onda y de nuevo, el lucimiento de Boucq es prodigioso.
Si no conseguís los dos primeros tomos de Bouncer, no te calentés: arrancá con el Vol.3 y dale para adelante. Yo ahora tengo que conseguir el Vol.4, a ver cómo catzo termina esta saguita, que arrancó con un tomo brillante, que no bajó ni un milímetro el altísimo listón propuesto por los dos anteriores. Aguante el buen western!
Published on August 06, 2012 18:36
August 5, 2012
05/ 08: DC COMICS PRESENTS ELSEWORLDS

Veamos qué onda el resto del material, el que fue rescatado del olvido para esta ocasión: Las primeras 10 páginas son interesantes. No tanto el dibujo, que es de Aaron Lopresti a media máquina, pero sí el guión de D. Curtis Johnson (el de Chase), que propone una mirada onda cuento de Lovecraft a una historia en la que dos inspectores de la policía de Gotham, Bruce Wayne y Harvey Dent, se enfrentan a unos extraños seres que se estiran y cambian de forma. Así aparecen (vinculados al origen de Two-Face) Elongated Man, Madame Rouge, Plastic Man, Elastic Lad y Metamorpho en roles absolutamente impredecibles. Con otro dibujante, me hubiera gustado que durara más de 10 páginas, porque daba para un poco más.
La siguiente historieta es muy graciosa: Bronwyn Carlton nos invita a revisitar la historia del DCU en un apócrifo documental de Darkseid TV, que es una parodia de MTV. Porque en este Elseworlds, los héroes no son héroes, sino bandas y solistas de rock y pop. Y Luthor es el principal magnate de la industria discográfica. Con esa premisa y con guiños y palos para las dos industrias (la de la música y la de los superhéroes) se sostienen 10 páginas muy ingeniosas, aunque dibujadas para el orto por el ineptísimo Greg Luzniak.
Chuck Dixon y Enrique Villagrán reinterpretan a las Birds of Prey en clave de tira diaria con onda comedia romántica, una onda Sally Forth o El Negro Blanco, pero con gente disfrazada que trabaja de justiciero urbano o de chorro enmascarado. Podría haber sido peor...
El pope de la Verdul Age y rey de las historias imposibles de encajar en cualquier continuidad, el incombustible Bob Haney, reaparece con una aventura de los hijos de Superman y Batman (que aunque no lo creas, protagonizaron muchas historias en las páginas de la revista World´s Finest de los ´70), por supuesto sosa, intrascendente y traída de los pelos. Y dibujada así nomás por Kieron Dwyer. Lejos, lo más flojo del TPB para pobres.
Tom Peyer y Ty Templeton nos invitan, en apenas dos paginitas, a imaginar a Superman presidente de los EEUU, con muy mala leche. Y Dixon se une al gran Trevor Von Eeden con una linda historia que une de modo macabro y jodido los orígenes de Superman y Batman. Lo más gracioso de la antología no son historietas, sino splash pages apócrifas credas por Mark Waid, Dan Raspler y Templeton a modo de parodia de las de la Silver Age. Espectacular.
Y la última historieta es una de ocho páginas escrita por Tom Peyer, una especie de gaste a Kingdom Come (de la que en 1999 la gente todavía se acordaba bastante) y a su secuela, The Kingdom. Pero no se termina de entender, no es una sátira obvia, sino medio retorcida. O por ahí hace referencia a alguna otra cosa que yo no pesqué. Lo cierto es que resulta más rara que buena, o que graciosa. El dibujo es del prócer porteño Ariel Olivetti, parejito, lindo, sólido.
Si no tenés el Bizarro Comics (o sea, si nunca leíste la historia de Letitia Lerner, la babysitter de Superman), y si no tenés ni aquel Batman Chronicles lleno de Elseworlds, ni el TPB de Batman: Year 100 (o sea, si todavía sos virgen de Berlin 1939), corré a buscar este TPB para pobres. Si no, entrale con recaudos, no le juegues todas las fichas, porque las historietas restantes tienen una calidad despareja y ni siquiera las buenas entran a la categoría de imprescindibles.
Published on August 05, 2012 14:36
August 4, 2012
04/ 08: LA HISTORIA DEL BLUES

Entre tanta bizarreada, se coló este álbum, cuyos 12 capítulos responden a los 12 temas del disco, por lo menos en los títulos (no escuché las canciones). El elenco de dibujantes reunidos por el coordinador Óscar Palmer es acojonante, pero no todos los temas suenan bien. Veamos...
Arrancamos con unas maravillosas ilustraciones de Juan Del Peral Pineda, verdaderos dibujazos para contemplar días enteros, aunque casi sin intención narrativa. El primer track está a cargo del increíble Santiago Sequeiros, a quien siempre es placentero leer, haga lo que haga. Entre lo más destacado del libro está el segundo corte, obra de Víctor Aparicio, un relato breve, pero vibrante y perfectamente orquestado. Le siguen dos bellísimas ilustraciones del inmenso Xulio Daspastoras, que no tienen demasiada relación con nada de lo sucedido hasta ese momento en las historietas que –aclaremos- parecen querer contarnos la vida de Jack Griffin, el gran bluesman olvidado por la historia del blues. Las siguientes cuatro páginas desbordan de agua y de la magia de Javier Olivares, un dibujante prodigioso, con un grafismo hipnótico, un expresionismo fuera de control y una plasticidad digna de Lorenzo Mattotti. A Juan Carlos Pérez no lo conocía y me sorprendió gratamente: es un dibujante tranqui, sin estridencias, con un gran manejo de los climas y las expresiones faciales.
Para el sexto corte, la idea de contar la vida de Griffin se empieza a disolver entre otros delirios. Ahí aparecen las tres páginas a cargo del salvaje Bernardo Vergara, un genuino sucesor del estilo más zarpado de Gallardo y Mediavilla en la época en que estos le prendían fuego a las páginas de El Víbora. Esto es muy gracioso, pero no encaja ni ahí con lo que nos venían contando hasta ese punto. Las siguientes cinco páginas inauguran la sección a color con un hermoso trabajo, sin textos, de Álex Fito, el Chris Ware español. Esto engancha levemente con la historia de los primeros episodios, y aunque no lo hiciera, importaría poco, porque es una joyita. Afina la viola y sale escena el maestro Miguelanxo Prado, que nos ofrece seis páginas magníficamente dibujadas, que conectan más con la historia de Siniestro Total que con la de Griffin. Grossa, mal. Las siguientes cuatro páginas son un demencial experimento narrativo del gran José Luis Ágreda, un salto al vació complicadísimo, pero muy divertido, muy original y obscenamente bien dibujado. El interesantísimo Calo cuenta una muy buena anécdota que podría haberle pasado a cualquier músico negro. De nuevo, la conexión Griffin se disuelve, pero la historieta está muy bien.
Y ya cerca del final, nos quedan unas indescifrables ilustraciones de Antón Patiño, totalmente pasadas de rosca, y la historieta de Miguel Ángel Martín, donde se retoma en clave de rap algo que se contó en las primeras historias, que es el pacto entre Griffin y Satanás. Hay que prestarle mucha atención para pescarla, pero está la conexión con la historia que amagó con ser el hilo conductor del libro.
La clave, entonces, está en tratar de leer estas historietas como si fueran unitarias, en descartar la pretensión de unidad que les da el hecho de aparecer dentro de un mismo álbum. Olvidate del chamuyo de la vida de Griffin y leé las historias en un orden distinto al que aparecen en el libro. Así seguro se disfruta más. Sobre todo los dibujos, obviamente, porque en ese rubro, el elenco que reunió Palmer para este libro es imbatible. Faltó un poquito más de coordinación para que todos contaran más o menos la misma historia, aunque en una de esas, la onda era recrear un cierto eclecticismo que ya se veía claro en las canciones del disco homónimo. No descartemos esa posibilidad.
En definitiva, si sos fan de la historieta española, tenés que tener Historia del Blues. Si sos fan de Siniestro Total, también. Si no, seguí de largo sin prestarle mayor atención, a menos que andes con ganas de conocer a nuevos y asombrosos dibujantes por afuera del “más de lo mismo”.
Published on August 04, 2012 16:14
August 3, 2012
03/ 08: THE UNWRITTEN Vol.5

Tengo una sóla cosa desfavorable para decir: el recopilatorio trae seis episodios y todos están integrados al tronco de la serie. No hay un unitario descolguetti, como esos del conejo que estaban tan buenos. La verdad, me hubiese gustado que Mike Carey retomara esa punta, porque me intriga muchísimo saber cómo se va a integrar eso a la trama principal de The Unwritten. Además, en esos unitarios la serie pela dibujantes invitados muy interesantes, con mucha más onda que el dibujante titular, Peter Gross, que a mí me resulta apenas tolerable. Acá me tuve que fumar todo un tomo de Gross, o sea, todo un tomo sin un mínimo intento de lucimiento por parte de un tipo que tiene un techo muy bajito, que se limita a cumplir con lo justo. Por suerte hay muchos flashbacks a la década del ´30 y en esos pasajes aparece Vince Locke (quien ya metiera mano en varias secuencias del tomo anterior), a terminar con su estilo los bocetos de Gross. Obviamente, Locke levanta mucho los dibujos, le gana por goleada a la chatura del dibujante y logra páginas que desentonan menos con la altísima calidad de los guiones de Carey. Y por suerte están esas portadas zarpadas de Yuko Shimizu, demasiado buenas para ser reales.
Pero vamos a la historia. En el primer tramo, Tommy y sus amigos deben frenar una de las movidas más osadas del Cabal: una subasta de todas las pertenencias de Wilson Taylor, el papá de Tommy. Es un arquito corto, con algo de acción y bastante runfla, pero sobre todo muy jugado a la caracterización y a explicar o pasar en limpio algunas cosas de las que pasaron en los tomos anteriores.
Acto seguido se desencadena una saguita más extensa (cuatro episodios), que se llama On To Genesis, igual que el TPB. Esto arranca casi como un delirio: Wilson Taylor viaja de algún modo misterioso a una fecha anterior a la de su nacimiento, a mediados de los años ´30, adopta una identidad falsa y entabla una relación muy intensa (y muy bien orquestada) con una minita quien resulta ser la guionista y dibujante de The Tinker, un personaje de comics que preanuncia por algunos meses a Superman. Lo más raro de todo esto es que Wilson hace todo esto... confabulado con el Sr. Pullman, la cara más visible (y más violenta) del cónclave de villanos al que se viene enfrentando Tommy desde el inicio de la serie. ¿Qué está pasando acá?
De todo. Posta, son cuatro episodios complejísimos, en los que pasa de todo. En el presente, sin ir más lejos, el Cabal hace boleta a toda la gente que alguna vez conoció a Wilson o a Tommy: agente literario, novias, servidumbre, la amante de Wilson... no quedó ni el loro. En el pasado, vemos la génesis de un “hermano mayor” de Tommy (hoy ya anciano) que también se parece demasiado a un personaje de ficción. Por supuesto, todo el tramo de los años ´30 recupera el tono de las novelas hard boiled de la época, y a la vez se mete (dialoga, diría mi amigo Federico Reggiani) con The Adventures of Cavalier and Clay, la gran novela de Michael Chabon ambientada en los albores de la industria del comic de superhéroes.
Y claro, Carey no se pierde la oportunidad de bajar línea acerca de lo que yo llamo “El Pecado Original” (ver post del 4 de Febrero). Los malos se quedan con los derechos sobre este primer proto-superhéroe y declaman “Ya no se trata de los escritores. Ahora el medio es el mensaje. Ahora el plan es olvidarse de los autores y controlar el producto. Estas historias son como bombas. Bueno, si el copyright es nuestro bien pueden ser Nestum. Alcanza con chuparles la esencia a los peligrosos y mantener todo prolijito y seguro. Y si el guionista se queja, rajarlo y conseguir a algún otro pelandrún para que siga adelante”. Creo que nunca vi un comic acerca de los orígenes de la (mal llamada) Golden Age tan lúcido, tan agudo y además con tantas agallas, porque esto lo editó DC, la pionera en el arte de estafar a los pobres giles que allá por los años ´30 y ´40 crearon a la gallina de los huevos de oro.
En fin, una saga de The Unwritten absolutamente memorable y repleta de puntas que seguramente Carey seguirá explorando en los tomos futuros. Lo dije mil veces y lo repito: esta es una serie de lectura imprescindible para cualquier fan de la literatura y del comic de alto vuelo. Que no se corte. Nunca.
Published on August 03, 2012 15:34
August 2, 2012
02/ 08: SETON Vol.2

Para la segunda entrega, los autores nos proponen arrancar un poco más de atrás, desde antes de que Seton viajara a París a probar suerte en el mundo de las artes plásticas. En esta historia, Ernest tiene apenas 15 años y de pronto queda a cargo de una cabaña perdida en el medio del bosque de Ontario, a kilómetros y kilómetros de la civilización, junto a una chica y una nena que están gravemente enfermas, sin comida, sin balas para su rifle y sin fuerzas para resistir el ataque de un lince hembra, que también está cagada de hambre y sospecha que los humanos pueden ser un rico alimento para ella y sus crías.
Pero ese es el climax de la obra, el lince se decide a morfarse a los moradores de la cabaña cuando ya van 220 páginas del relato. Hasta ese punto, lo vimos a Ernest familiarizarse con el bosque, los animales de granja, sus primos (que son los que habitan la cabaña); vimos cómo el que hasta un punto era “el hombre de la casa”, el responsable del bienestar de la familia, se ve obligado a abadonar ese rol, y sobre todo vimos cómo la mamá lince no deja riesgo sin correr con tal de conseguir comida para ella y sus cachorritos, en una época de vacas sumamente flacas para los animales salvajes del bosque.
Como sucediera en el tomo anterior con aquel lobo pulentoso, Imaizumi no ahorra esfuerzos a la hora de convertir a esta lince en un personaje con todas las letras. No es una mera amenaza, no es un problema a resolver por Ernest: es un personaje posta, bien trabajado, construído, explicado y sobre todo entendido por el guionista. De hecho, las secuencias en las que la felina no aparece (todo ese largo fragmento que nos muestra cómo Ernest se construye una casita secreta en el bosque) pierden interés, no cumplen su función (que, supongo, debería ser la de descomprimir un poco la tensión que genera el relato). Por ahí sirven para poner algo de espacio entre una incursión de la lince por el terreno de los humanos y la siguiente. No mucho más. Sin la lince en escena, la historia se desinfla, mal.
Y como en el primer tomo, se hace inevitable una confrontación final entre el hombre (en este caso, el pibe) y la fiera. No te puedo contar cómo termina, pero sí advertirte que Imaizumi te va a pegar un golpe más bajo que todos los que nos pegaron las películas de Disney en nuestras largas y sufridas vidas. Una patada en las bolas tremenda, tomando 50 metros de carrera y con borseguíes recién estrenados. Jamás me imaginé que, a dos páginas del final, el guionista podía llegar a proponer un giro semejante en el argumento. Increíble, de verdad.
Por supuesto, el trabajo que hace Jiro Taniguchi en la faz gráfica es devastador. Acá hay menos olor a western y por ende se siente menos la influencia de Jean Giraud. Por ahí un toquecito en los cabellos de Ernest, pero el resto es todo re-Taniguchi. El realismo fotográfico de paisajes, construcciones y animales combinado con el estilo mucho menos realista para los personajes (especialmente Kate, la nena del grupo) genera un contraste riquísimo, muy típico del manga, pero que acá (no sé por qué) resalta más, se luce más, se disfruta más. A partir de la mitad, El Joven y el Lince (que así se llama la obra) es una historia de desesperación, en la que el instinto de supervivencia le gana por goleada a la inteligencia de Seton, a su agudeza para la observación de la vida salvaje e incluso a su inocencia cuasi-infantil. Taniguchi refleja ese proceso, ese tránsito hacia el borde del abismo con sublime maestría, con un trabajo formidable en los rostros de los personajes y con climas cada vez más oscuros y ominosos, logrados casi siempre con su prodigioso manejo de las tramas mecánicas. Una gloria más, para este incansable hacedor de maravillas.
Si no te ahuyenta el tema del golpe bajo sobre el final, entrale de una a este tomo de Seton. Te vas a encontrar con una historia al límite, muy orginal, muy bella y que a mí logró ponerme muy nervioso.
Published on August 02, 2012 19:23
August 1, 2012
01/ 08: LOS MAS VENDIDOS DE JUNIO Y JULIO

1) Regreso a Arkham (Agua Negra)
2) Mecachendié (De la Flor)
3) Cybersix Vol.1 (Napoleones sin Batallas)
4) La Murciélaga Vol.9 (MacPulenta)
5) Dengue (Belerofonte)
6) Yo, Vampiro Vol.3+4 (Puro Comic)
7) Reparador de Sueños (De la Flor)
8) Coca, Ramón y Fernet (Agua Negra)
9) Hormigas en el Culo (Noviembre)
10) Peter Kampf lo Sabía (Ojodepez!)
Muy loco, no? Los dos priimeros puestos se lo llevaron títulos que no eran novedades. Lo grosso es que, si bien en Junio las novedades fueron pocas (una de ellas, Hormigas en el Culo, de Brian Janchez, logró mojar en el ranking) en Julio salieron un montón y sólo cuatro de ellas se colaron entre las más vendidas del cuasi-bimestre: Cybersix salió alrededor del 10/7 y no paró un minuto de vender. Yo, Vampiro y Coca, Ramón y Fernet salieron bien tempranito, la primera semana de Julio. Y La Murciélaga salió ya pasado el 20 y aún así, arrasó y entró cómodamente al top ten.
La otra mitad del ranking quedó en manos de un clásico del 2011, el insumergible Peter Kampf, y de cuatro novedades de Mayo (el mes record en la historia de la distribuidora) que se resisten a ceder terreno: Mecachendié, Dengue, Reparador de Sueños y ese fenómeno imparable que resultó ser Regreso a Arkham. De hecho, este fue el título más vendido de Julio! Muy, muy notable lo que está pasando con este libro que de la noche a la mañana puso a Agua Negra en el mapa de las editoriales a ser tenidas muy en cuenta.
Hablando de editoriales... ¿dónde están Llanto de Mudo y Loco Rabia? Preparando algunos de los lanzamientos más impactantes del 2012, todos ellos prometidos para Agosto, supongo que para aprovechar el impulso de Crack Bang Boom. Si no sale todo para el orto, este mes tendremos nuevos libros de Frank Arbelo, Diego Cortés, la dupla Mosquito-Reggiani, Lucho Saracino, Horacio Lalia, Liniers y la dupla Eduardo Mazzitelli-Quique Alcatena, entre otros. Todo indica que se viene un mes devastador en materia de novedades.
Veremos cuántas logran colarse en el ranking. En Julio hubo muchísimos lanzamientos (tres de Pictus, dos de V&R, uno de La Duendes...), pero la mayoría no arrimó al top ten. Por ahí sumando envión para el segundo mes , algunas levantan.
Ahora falta un nuevo libro de Gustavo Sala y ahí sí, estamos todos.
Published on August 01, 2012 18:29
July 31, 2012
31/ 07: FANTASTIC FOUR Vol.3

Este tomo arranca con un arquito de tres episodios dibujado por Paco Medina (una mezcla rara pero no fallida entre Wieringo y Humberto Ramos) en el que Waid y el co-guionista Karl Kesel replantean al Wizard y sus Frightful Four. La idea (convertirlos en una especie de reflejo oscuro de la familia Richards) está muy buena y el desarrollo tiene buenos momentos, aunque se apoya demasiado en la machaca. Digamos que este es el tramo menos imprescindible del tomo.
Los tres episodios siguientes (ya con los lápices en las manos mágicas de Wieringo) son una especie de prólogo muy intenso, muy extremo, muy vibrante y absolutamente impredecible a una nueva saga con... Galactus! Acá, los FF van a tratar de recuperar el prestigio perdido defendiendo a una New York que se quedó sin héroes (porque engancha con Avengers Dissasemble) de la enésima invasión alienígena. Pero esta vez, además de traer hordas de criaturas jodidas con las que pelear, el invasor trae una solución prácticamente infalible y definitiva al problema de Galactus y su hambre cósmico. La letra chiquita es que para que el plan funcione hay que sacrificar a un miembro de los Fantastic Four. Así es como la trama se espesa, se le agrega el dilema ético y al final, un giro que nunca ves venir y que garpa muchísimo a lo largo del tramo siguiente.
Con esta previa tan estimulante arranca el último arco argumental de Mark Waid, una saga en la que Johnny se roba el protagonismo... y los poderes de Sue! Y una saga en la que además de revisitar el origen de Galactus, los autores se replantean el rol del devorador de planetas, su verdadera motivación y las cosas que lo unen o lo separan a los humanos, esa raza de mierda que tantas veces le escupió el asado y a la que –por un motivo u otro- el cabeza de balde le vive perdonando la vida. El último episodio de la saguita, con Galen (ya no Galactus) inmerso entre los mortales, como un turista más en New York, tiene un planteo tan extremo que podría haber derrapado a los tres cuadritos. Olvidate. Acá Waid saca chapa de grosso y pilotea una situación bizarrísima de un modo brillante, con unos diálogos magníficos (una constante a lo largo de todo el tomo) y una bajada de línea devastadora. Digo, además de los huevos...
Y para el cierre, un epílogo en el que –como suele suceder- Waid y Wieringo vuelven para atrás los cambios más zarpados de su etapa para dejarles el patio limpito a los autores que vienen a jugar después de ellos. Esta última historia también es una cátedra de caracterización, humor y acción al palo, y una acertada reflexión acerca de qué es lo que mantiene unidos a Reed, Sue, Johnny y Ben después de tantos años.
No me quiero extender con infinitos elogios al trabajo de Mike Wieringo. Se aplican todos los que se ganó en los tomos anteriores y muchos más. ¿Con qué seguimos? A ver, después de esto vienen dos numeritos escritos por Kesel que nunca vi (creo que nunca salieron en libro) y después la etapa de J.M. Straczynski. Eso lo leí en scans y si bien no es choto, tampoco es maravilloso. No creo que me compre nunca los TPBs. Después viene la etapa de Dwayne McDuffy, muy loca y muy condicionada por los hechos de Civil War. Eso también fue bastante puteado por los fans, a pesar de que a mí me pareció digno. Tampoco me compré esos libros. De ahí nos vamos a la etapa de Mark Millar y Bryan Hitch, que a priori parecía interesante. Mis amigos que la leyeron me recomendaron pasarla por alto, porque –dicen- es puro humo, grandilocuencia y espejitos de colores. Les hice caso y no me compré los recopilatorios (veremos si me resisto el día que los vea muy baratos). Y después arranca la etapa de Jonathan Hickman y ahí sí, me quemaron tanto la cabeza que leí un par de numeritos en scans y me pedí los primeros TPBs. Eso, entonces, será lo próximo que voy a leer del glorioso cuarteto.
El Gran Wieringo ya no está con nosotros, pero el maestro Waid sí, y quiero cerrar la reseña ovacionándolo por esta excelente seguidilla de episodios que le permitieron a los Fantastic Four brillar durante un par de años con luz propia, a la par de tantas otras joyas inolvidables de las que nos regaló la etapa de Bill Jemas y Joe Quesada al frente de Marvel. Ahora que Hickman abandona la serie, parece que se la dan a Matt Fraction. Pero como Plan B, no lo descarten a Waid, que ya demostró que la tiene muuuuuy clara.
Published on July 31, 2012 12:41
July 30, 2012
30/ 07: EL NEGRO BLANCO Vol.9

Las primeras 24 páginas de esta penúltima entrega son un ejemplo de cómo se escribe y dibuja una comedia romántica de enredos. Acá el triángulo más importante de toda la serie (el Negro-Chispa-Flopi) llega al cénit, a la temperatura de ebullición, y todo explota de un modo mil veces más divertido para el lector que para los protagonistas. Después de esa última secuencia, nada será igual. Pero no daba para terminarla ahí, efectivamente se podían dar un par de giros más, bastante impredecibles.
Para las siguientes 26 páginas, Trillo saca de la galera su truco más viejo: meter un nuevo personaje. Lo loco es que esta vez es un nenito de menos de dos años, medio hermano de Morena, la medio-hermana del Negro. Y lo más loco de todo es que a partir de la irrupción de Epaminondas (que así se llama el borreguito), la serie agarra para otro lado, se transforma en un grotesco, repleta de un humor visceral, violento, zarpado, más físico y más escatológico que todo lo que habíamos visto hasta ahora. Menos sutil, pero más cómico. Por suerte, Trillo no estira este recurso más de la cuenta. Así, en esta dosis, funciona.
Y en las 52 páginas que le quedan al tomo, volvemos a la comedia costumbrista de siempre, con un pequeño twist: ahora todo gira en torno a Flopi y su cruzada por recuperar al Negro y por morfarse absolutamente todo. Algo quedó del grotesco del arco anterior: Flopi ahora es una ballena voraz, con menos cintura que Bob Esponja, una especie de bola angurrienta a la que los directivos del canal de TV donde trabaja no saben si esconder, despedir o ponerle un candado en la boca para que no morfe más. Todo esto es bastante poco sutil y destila bastante mala leche e incorrección política, así que se puede considerar otra innovación exitosa por parte de Trillo.
¿Y el Negro? El Negro se despide de Morena (otro personaje que cumplió su ciclo y del cual convenía no abusar) y trata de encauzar una relación con Greta, otra periodista a la que conoció durante la saguita de Epaminondas. El equilibrio está bien logrado: el Negro deja el rol central, pero sigue apareciendo bastante. Y entre la “nueva” Flopi y los personajes secundarios del canal de TV (uno más delirante y sacado que el otro) se generan una cantidad de situaciones graciosas más que suficientes para que la tira mantenga el interés.
Trillo juega con un as escondido en la manga: por más qué el guión se zarpe un poco y juegue al filo del grotesco, lo tiene a Ernesto García Seijas, un tipo con un trazo tan elegante que nada de lo que dibuje, por bizarro o grotesco que sea, llega a generar rechazo. García Seijas es de esas bestias que hacen que dibujar perfecto parezca fácil. Acá despliega una amplísima gama de expresiones faciales (no recuerdo haber visto tantas en ningún otro dibujante argentino de línea realista), se juega en las escenas donde en vez de cabecitas que hablan tiene que dibujar acción, vehículos o cuerpos en movimiento, labura mucho los climas (incluso los climas húmedos de las escenas más hot) y me mató con un detalle retro que uno ya había deleteado del rígido: esos celulares de 1992 que parecían el cajoncito del lustrabotas! ¿Te acordás? Un prócer, Ernesto... tengo muchas ganas de verlo la semana que viene en Crack Bang Boom.
En fin, creo que de los tres tomitos que leí desde que retomé la serie, este fue el que más me hizo reir, el que tiene mejor ritmo, mejores seguidillas de secuencias divertidas. Ojalá el próximo tomo (el último) no sea mejor que este, porque la idea de que la tira se haya cortado en su mejor momento no me parece muy grata. Sin haber leído el final, ya me parece una pelotudez cósmica por parte de Clarín haber sacado a El Negro Blanco para poner a El Nene Montanaro, al que jamás leí, pero huele a producto segundón. Y si encima El Negro... se corta a este nivel, me suman un motivo más para desear que Ernestina y Magnetto terminen sus días en una cárcel.
Published on July 30, 2012 18:30
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