Andrés Accorsi's Blog, page 214

September 9, 2012

09/ 09: RAUL ESTADLER

En realidad el título completo es “El maravilloso pequeño gran mundo de Raúl Estádler”, pero bue...
Este libro encierra una paradoja jodida como enema de chimichurri: es un canto de odio al comic hecho por alguien que ama al comic. Es una descarga de vilipendios e injurias contra los fans, los editores, los críticos y los guionistas, gestada por un tipo muy querido en el ambiente, al que no le faltan fans, al que la crítica aplaude, los editores respetan y los guionistas intentan seducir para sumarlo a sus proyectos. Evidentemente, el mayor desafío que encaró Nicolás Brondo a la hora de crear estas historietas no fue el del guión, ni el del dibujo, sino el de escindirse por completo del personaje (bueno, casi, porque Raúl también es dibujante de comics) para lograr que este proyecte una mala onda que Brondo jamás emitió ni generó. Lo más loco es que el prólogo lo escribe Diego Parés, quien sí se especializa en hacerse el “enfant terrible”, el tipo lapidario a la hora de descalificar a algunos colegas, el tipo de las opiniones polémicas, detonadoras de airados debates en las redes sociales, el ermitaño que le escapa a los eventos como si todos los organizara Muñones y que sólo se siente cómodo cuando publica en editoriales que son tan punk como él. ¿Será que Brondo pensó a Estádler como una caricatura grotesca de Parés? Da para pensarlo, pero lo cierto es que Diego es bastante más inteligente (sabio, me atrevo a decir) que el protagonista de estas historietas.
Historietas que -digámoslo de una vez- son chistes largos, secuencias breves que van directo a un remate rápidamente predecible. El personaje del dibujante que odia a los comics es indudablemente atractivo, pero por ahí adolesce de una cierta unidimensionalidad, se hace muy obvio muy rápido. Por suerte, Brondo le encuentra la vuelta para ir variando el enfoque, y cuando la estructura es repetitiva, lo zarpado de la actitud de Estádler (una especie de Milk & Cheese menos destructivo) la rema para que te resulte divertido.
La mejor historieta, la que más me gustó, es esa página muda en la que Raúl arma un faso. Eso es una joyita, políticamente incorrecta y con un tono propio, original. También me gustó mucho una de las que escribe Diego Cortés, esa en la que Raúl gana el Eisner y Grant Morrison (con anteojitos de Spider Jerusalem) le entrega el premio durante la ceremonia. Después hay unas cuantas páginas muy experimentales, en las que Brondo se dedica a probar técnicas para dibujar a mano alzada, sin bocetos ni lápices, y un montón de páginas en las que Brondo le deja el protagonismo (y el personaje) a otros dibujantes, entre ellos el propio Parés, Gustavo Sala, Sergio Más (que se manda una historieta de cuatro páginas), Dante Ginevra, Max Aguirre y Salvador Sanz, entre otros.
Y la última historieta, en la que reaparece Brondo, es una parodia a este mismísimo blog, en la que no aparece Raúl, sino una caricatura mía que denosta con virulencia (y con muchas frases que efectivamente aparecieron en reseñas aquí publicadas) las historietas del librito. O sea que si seguís este blog con cierta asiduidad, en esas dos páginas te vas a encontrar con muchas referencias que vas a reconocer rápidamente y que te van a arrancar más de una sonrisa.
Son 56 páginas, nomás, o sea que no hay mucho más para analizar. Simplemente subrayar lo bien que dibuja Brondo cuando se pone las pilas (esa viñeta en la que Estádler estrangula al gato es... perfecta) y lo bien que le queda experimentar, buscar variantes en su estilo y soltar su trazo para cagarse de risa un rato y descomprimir la bronca al tablero que cualquier dibujante -punk o no- puede llegar a experimentar cuando se siente prisionero de una historieta que no lo ceba, con la que no se identifica.
De última, Raúl Estádler actúa como actúa porque es un pobre infeliz, que se ve obligado a laburar en algo que no disfruta en lo más mínimo. Por suerte, Brondo sí se divierte, sí pone el alma, sí se deja llevar por la magia de la historieta. Incluso cuando sus creaciones lo putean, el cordobés honra al Noveno Arte con su talento y todo lo demás no importa nada.
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Published on September 09, 2012 10:29

September 7, 2012

07/ 09: LA HISTORIETERIA

Otra muy grata sorpresa. La verdad, nunca había leído más de cinco o seis páginas de historietas de Chanti, páginas autoconclusivas de Mayor y Menor, su serie más conocida. El resto, lo tenía visto, pero no leído. Por supuesto, era fan de Chanti por los dibujos. El mendocino tiene un trazo perfecto, irresistible para cualquiera al que le guste la historieta humorística. Algunos personajes se parecen mucho a los de Maitena, y la influencia de la grossa entre las grossas se siente bastante en el grafismo de Chanti. Pero además, el creador de Mayor y Menor tiene un acabado más redondito, más prolijo, más tipo Dexter´s Laboratory o Powerpuff Girls, incluso más tipo las historietas de Los Simpsons, y por supuesto algo alucinante que no aparece en ningún comic de Maitena: los bichos! Desde animales comunes y corrientes hasta dinosaurios, monstruos, hombres lobo o criaturas de moco, Chanti pela una imaginación inagotable y la pone al servicio de una fauna increíble, que enriquece muchísimo a sus historietas.
La Historietería es, además, un ejercicio de estilo. En cada página, Chanti se obliga a sí mismo a contar una historia en no más de 9 viñetas, que combine dos de los “sabores” que ofrece el historietero. Las historietas que piden los clientes pueden ser bobas, de terror, cursis, asquerosas, vergonzosas, educativas o publicitarias. Y vale mezclar dos gustos (de hecho, una historieta mezcla los siete). De esas combinaciones salen páginas muy ingeniosas, en las que la historieta salta de un “género” a otro, a veces con una agudeza -rayana en la mala leche- bastante inusual en la historieta para chicos. Mis favoritas son las historietas bobas, todas protagonizadas por conejitos que hablan mal, como si fueran bebés o retrasados mentales (“¿qué pacha? ¿te dole la pancha?”), pero estas siempre derrapan hacia otro género y no al revés. Me encantaría leer una historieta larga de Chanti (no menos de seis u ocho páginas) toda en el estilo “bobo”.
Perfectamente mechadas en el contexto de la historietería, el libro ofrece una historieta más extensa: Superbueno, una ácida parodia a los superhéroes muy bien dibujada. Y además seis planchas autoconclusivas de chistes protagonizados por un dinosaurio carnívoro y una de tres páginas centrada en las predicciones de Nino, el dinosaurio adivino. En este segmento, el prehistórico, es donde el dibujo directamente se va de escala y alcanza un nivel absolutamente genial. Las expresiones faciales que le pone Chanti al dinosaurio carnívoro son lo más, y la forma en que logra dotar de plasticidad y dinamismo a esos cuerpos toscos es brillante.
No hace falta ser chico para flashear con La Historietería, te lo garantizo, porque por encima de la intención de apuntar este material al borregaje se ve el ingenio, la creatividad y el talento de un autor exquisito, un maestro al que los pibes (que son pibes, pero no boludos) descubrieron y consagraron antes que nosotros, los grandes.
Y aprovecho este cachito que me queda para contarte que mañana estoy en Mar del Plata, participando a full en el evento Historieta a Toda Costa, así que no habrá nada acá en el blog. El domingo sí, posteo desde la Ciudad Feliz, como ya lo hice desde tantas otras ciudades del país y el exterior.
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Published on September 07, 2012 07:41

September 6, 2012

06/ 09: CAPTAIN STERNN: RUNNING OUT OF TIME

Hoy traiciono por un lado la consigna de comentar material de autores argentinos y por otro una de las consignas fundamentales del blog, que es reseñar material editado en libro. Por algún motivo que no logro descifrar, estos cinco comic-books publicados por Kitchen Sink entre 1993 y 1994 nunca se convirtieron ni en TPB ni en hardcover. Y la única forma de leer esta saguita es reuniendo esas cinco revistas, cosa que a mí me tomó casi 20 años. Pero bueno, acá está, ya la pude leer completa.
Al Capitán Sternn seguro lo ubicás por ese segmento que protagoniza en la película Heavy Metal, el clásico de 1980 que redefinió la animación para adultos. Esa historia, la que vimos en la película, está tomada de una breve historieta realizada por el maestro Berni Wrightson a fines de los ´70 para la revista cuyo nombre adoptó el film. La siguiente aparición de Sternn (y de Hanover Fiste) es en esta miniserie, muuuchos años después. Y por supuesto, esta saga de 240 páginas narra la aventura más extensa de este antihéroe del futuro.
Running Out of Time (que así se llama la miniserie) reúne a Sternn con su ojo-robot Beezer, Hanover Fiste, el maestro Aldo Gorney (que había aparecido en los ´80 en un back-up de Dreadstar) y varios personajes nuevos para una epopeya trepidante, repleta de acción, con bastante comedia, mala leche, una bajada de línea muy dura (contra mi otrora amada Coca-Cola, nada menos) y con una idea muy loca para meter, en un contexto de ciencia-ficción, dos elementos que a Wrightson le encanta dibujar: dinosaurios y zombies. Cagate de risa, pero los dinosaurios, los zombies y la Coca-Cola están intrínsecamente vinculados en el argumento que Wrightson traza para esta obra.
Naves espaciales, armas del futuro, viajes en el tiempo, dinosaurios, zombies, dos minitas atractivas, un villano muy, muy hijo de puta que por momentos se come la historia... Todo está pensado en términos sumamente pochocleros. Lo bueno es que el pochoclo garpa. La historia te atrapa, el ritmo no decae, los chistes están buenos, la dudosa moral del protagonista lo hace copado e impredecible y encima, como tiene 240 páginas para llenar, Wrightson apuesta por la grandilocuencia en unas ilustraciones a doble página que te quitan en aliento, el habla y el raciocinio. Lo más interesante que tiene el guión debe ser cómo el autor se esfuerza todo el tiempo por recordarnos que esto es en joda. Hay una aventura, hay tensión, hay machaca, hay revelaciones impactantes, hay un guión obviamente bien pensado y bien ejecutado, pero ante todo (y como ya habíamos visto en el corto de Heavy Metal), esto es pop para divertirse. En ese sentido, Running Out of Time cumple con creces, porque de hecho te divierte y mucho.
De todos modos, sospecho que la mayoría de los que en su momento compraron la miniserie lo hicieron para delirar con los dibujos de Wrightson, ya que este maestro del pincel nunca tuvo una gran reputación como guionista. De hecho, no sé si volvió a escribir un comic después de este. Lo cierto es que el dibujo está espectacular de a ratos. En la mayoría de las páginas nos encontramos con ese Wrightson medio chato, medio de la B, al que habíamos padecido en Punisher P.O.V. y Batman: The Cult. Acá el ídolo ni siquiera entinta sus lápices. Esa labor recae en el ignoto Shepherd Hendrix. Lo grosso, los estallidos del Wrightson mítico, están dispersos en algunas secuencias puntuales, casi siempre en páginas de un sólo cuadro, o esas páginas dobles que mencionaba antes. En el resto de la historieta, Bernie se limita a cuidar muchísimo la narrativa (que está impecable) y le pone muchas fichas al laburo de la colorista, Julia Lacquement, que efectivamente levanta muchísimo el nivel de toda la faz gráfica.
Si no conocías a este Flash Gordon con cara de Superman y mucha mala leche, arrancá por la historia de Heavy Metal. No, la historieta no, que es difícil de conseguir. Andá a la peli, que es fabulosa. Y después sí, a rastrear Running Out of Time y pasar un muy buen rato con pochoclo de gran calidad, servido por un inmenso dibujante que esta vez se esforzó por brindarnos un muy buen guión.
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Published on September 06, 2012 18:53

September 5, 2012

05/ 09: REPARADOR DE SUEÑOS

Puestos a respetar a rajatabla el orden en que voy consiguiendo los libros, yo tendría que leer Reparador de Sueños a fines de Octubre, o principios de Noviembre. Pero sucede que este sábado me toca conducir una presentación del libro (en un evento en Mar del Plata, razón por la cual ese día, el sábado 8, no habrá reseña en el blog) y no me da la cara para conducir la presentación de un libro que no leí. Así que acá estamos.
Reparador de Sueños es la primera novela gráfica de Matías Santellán y Serafín, a quienes ya nos habíamos encontrado en alguna antología de La Duendes. Llegó a publicarse a través de Ediciones De la Flor porque resultó ganadora de un concurso, el Premio Ñ de Historieta, auspiciado por la revista de cultura del matutino Clarín, house organ del nefasto multimedio monopólico que incumple las leyes que dictan los legisladores a los que vos y yo votamos. Por suerte, a pesar de esta “mancha de nacimiento”, la historieta acumula unos cuantos méritos para haberse editado -y vendido- muy bien.
Lo único que no me cerró es el tono. Santellán parece tomarse demasiado en serio al relato. De movida, es una distopía opresiva, en la que la libertad está suprimida al punto de que las autoridades censuran hasta el inconsciente de la población. Pero me parece que incluso en ese contexto, daba para relajarse un toquecito, para ofrecer aunque sea una secuencia más distendida, una rendijita por donde filtrar un chiste, un chascarrillo, algo un poquito más liviano. Santellán no opina lo mismo, obviamente. Su prosa es florida, repleta de lirismo, pero es un lirismo dark, tipo H.P. Lovecraft. Los bloques de texto (narrados en primera persona por Cacho, el proragonista) están repletos de adjetivos y los que más aparecen son “amorfo”, “perturbador”, “abyecto”, “desalmado”; todo el tiempo hace hincapié en el dolor, el sufrimiento, la asfixia. Hay metáforas muy logradas, todas en esa onda densa, lúgubre, que un ratito está bien, pero en 70 páginas cansa un poco.
No le discuto para nada que haya elegido un final no feliz para la historia. Me encantó el final y seguro que si todo terminaba en un jolgorio, me habría dado por las bolas. Lo que digo es que un guionista que tiene esta oportunidad de mostrarse en una vidriera tan importante podría (ni siquiera digo “debería”) hacer gala de una mayor versatilidad, tratar de mostrar que puede escribir cosas diferentes, obviamente sin traicionar la esencia de la obra que resultó premiada.
El resto, muy bueno. El argumento es complejo, porque abreva en elementos de una ciencia-ficción poco obvia, más psicológica que sociológica. Pero está tan bien llevado que en ningún momento te deja afuera. El personaje central está muy bien delineado, el gustito argento está pero no busca sobresalir, y los misterios que nos intrigan en la primera mitad se convierten en el momento justo en conflictos grossos, intensos y atrapantes que se resuelven en la segunda mitad, claro. Para ser la primera obra ambiciosa de Santellán, la verdad que esto está bárbaro.
El otro “problema” que tiene el guión es que el dibujo lo eclipsa muchísimo. Reparador de Sueños está tan bien dibujada, que se puede comprar para no leerla, para cebarse mal con los dibujos de Serafín. Al final por ahí afloja un cachito, pero lo que hace esta bestia en las primeras páginas es impresionante. Y en el último tramo de la historia, cuando ya estás perdidamente enamorado de ese estilo denso, oscuro, que mezcla al Miguelanxo Prado de Stratos con los maestros croatas Igor Kordej y Mirco Ilic, aparece esa secuencia onírica en la que Serafín cambia de estilo y abandona sus sombras y texturas en favor de un trazo limpísimo y sintético, casi como el de Calvi en Altavista. De todos modos, a Serafín lo vamos a catalogar como un virtuoso del claroscuro. Sus logros más impactantes están –sin dudas- en esas páginas con mucho negro, casi dignas de Thomas Ott. Y además la rompe en los fondos y –las pocas veces que el guión se lo permite- en las expresiones faciales. Gran laburo de un dibujante al que ya seguimos de cerca unos cuantos.
Hecha en poco tiempo y por poca plata, Reparador de Sueños podría ser una berretada, una obra de dos muertos de hambre que, desesperados por publicar, se jugaron a presentar “lo que había”, a la espera de que sus competidores presentaran cosas peores. Sin embargo es una obra a la que le sobran buenas ideas, pasión, talento y unas imágenes hermosísimas y poderosas, con las que vas a soñar muchas, muchas noches. Muy recomendable.
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Published on September 05, 2012 18:42

September 4, 2012

04/ 09: LOS CANILLITAS

Hoy los argentinos festejamos el Día de la Historieta y, como su-
pongo que casi todos saben, la fecha tiene que ver con la primera aparición de El Eternau-
ta. Bueno, abajo de El Eternauta, en la última página del diario Tiempo Argentino, sale todos los días esta tira de Diego Agrimbau y Fernando Baldó que sospecho que mucha gente desconoce porque es un diario que vende poco y que andá a saber si se consigue fácilmente fuera de Capital y Gran Buenos Aires.
Lo cierto es que Los Canillitas, leída así, en libro, de a 200 tiras de un saque, me pareció una maravilla. Una sorpresa gratísima, de verdad. Yo venía de El Negro Blanco, otra muy buena comedia costumbrista, con enredos, problemas de polleras, personajes carismáticos y dibujos realistas de gran nivel. Imaginate mi sonrisa al descubrir que Los Canillitas está tranquilamente a ese nivel, o incluso mejor.
El dibujo no. Fernando Baldó es un capo, pero García Seijas es un totem. Igual esto se ve MUY bien. Hay un registro realista, un laburo increíble en los fondos, excelentes expresiones faciales y un detalle no menor: las tiras se publicaron originalmente a color, y acá están reeditadas en blanco y negro. Esto en general se traduce en una aberración de la naturaleza, un empaste inmundo, un cachivache de grises que desluce al dibujo donde antes la paleta del colorista lo apuntalaba. Bueno, acá nada que ver. La traducción a blanco, negro y grises de Los Canillitas es impecable y el dibujo de Baldó no pierde ni un gramo de su solvencia ni de su carisma.
El guión de Agrimbau tiene muchísimos hallazgos. Los más conspicuos están en los diálogos, que son muy, muy reales y a la vez muy cómicos. La tira le escapa al remate en la última viñeta, pero a veces el remate aparece y la tira explota en un chispazo de humor sumamente efectivo. Otra cosa muy notable es la estructura. Estas tiras (cerca de 200) son una saga, de punta a punta. Un relato con principio, desarrollo y fin que cierra por todos lados. No sólo la tira podría terminar ahí. También se podría tomar este libro y convertirlo en un excelente largometraje, una gran comedia de barrio, al estilo de Esperando la Carroza. Los personajes están muy bien trabajados y, a diferencia de los de El Negro Blanco, no pertenecen todos a un mismo entorno (el periodismo), ni siquiera a una misma clase social. Algunas de las mejores secuencias surgen cuando Agrimbau plantea el contrapunto entre Colores y Sonia, es decir, cuando se encuentran el universo de los pibes a la deriva que fuman faso y toman birra en la plaza con el de la chica que va al secundario privado, estudia y recibe la contención de sus padres.
Otro obstáculo que Agrimbau gambetea con maradoniana destreza es el tema de que los protagonistas sean canillitas: si Rodolfo y Chelo se pasaran 200 tiras clavados en el kiosco de diarios, esto sería un bajón. Los chistes serían ellos dos comentando una noticia del diario, lo cual ya vimos muchas veces cómo hunde a una tira en la intrascendencia. Por suerte, los protagonistas extienden su radio de acción por otros lugares del barrio, otras locaciones, y en ese vagabundear por otros decorados aparece el elemento más atractivo de Los Canillitas, que es la aventura. Una aventura lo-fi obviamente, bien chiquita, pero no por eso carente de emociones.
A veces, la comedia de enredos se alimenta de alguna coincidencia medio forzada, o del hecho medio inverosímil de que todos los personajes se conocen, o se van vinculando de un modo u otro. El Colores es hermano de la China, que es la mina de la que gusta Chelo, que es el socio de Rodolfo, que es el papá de Sonia, que pega onda con el Colores, y así. Esto sucede también en todas las comedias diarias de la tele, no es un problema propio de Agrimbau. Por otro lado, el guionista aprovecha muy bien otra de las posibilidades del laburo serial y a largo plazo: armar un personaje ausente, para usarlo cuando haga falta. En este caso, la mamá de Sonia y ex-esposa de Rodolfo, a la que acá se menciona un par de veces, pero de la que todavía no sabemos nada. Seguramente cuando aparezca, el impacto va a ser mayor que si nunca la hubiesen mencionado antes.
No debe ser fácil crear todos los días una tira en la que no podés delirar, ni cambiar brutalmente de personajes, ni colgarte a hablar de lo que pasa en el mundo real, ni jugarle todas las fichas al chiste que desemboca en la última viñeta. Agrimbau y Baldó lo hacen todos los días y me parece que, sin darse cuenta, están creando un nuevo clásico de nuestra centenaria historieta. Los Canillitas puede parecer una tira medio burda, populachera o tinellista, porque tiene fulbito, tetra brik, choripanes y minones infernales con esacasísima vestimenta. Pero la verdad es que no apela en absoluto al mínimo denominador común. Bien leída, no tiene nada que envidiarle a las grandes tiras de comedia costumbrista que supo ofrecernos Carlos Trillo en la contratapa del Clarín. Y eso es mucho decir. Feliz Día de la Historieta para todos!
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Published on September 04, 2012 15:44

September 3, 2012

03/ 09: LOS CENTINELAS Vol.2

Hoy tenemos una obra de un autor argentino, pero que no se puede considerar historieta argentina, porque está hecha para Francia con guionista francés. Se trata de un libro de 2009 realizado por el maestro Enrique Breccia junto al enorme Xavier Dorison, guionista de El Tercer Testamento, entre muchos otros hitazos del comic francófono.
El primer tomo lo leí poco antes de empezar con este blog y lo único que me acordaba era que había un soldado con una armadura pulenta, onda Iron Man, pero de la Primera Guerra Mundial. Menos mal que este tomo arranca con una breve síntesis de lo sucedido en el Vol.1, si no, tenía que releerlo sí o sí. La referencia a Iron Man tampoco es aleatoria: cuenta la leyenda que el origen de este proyecto estuvo en Marvel, donde se iba a publicar como una versión alternativa del Vengador Dorado, hasta que algún coordinador (o alguien de más arriba, no sé) mandó todo al freezer. Ahí fue que Dorison reformuló la historia para desvincularla del Universo Marvel y –de paso- convertir a su héroe en una especie de símbolo patrio francés, más al estilo del Captain America.
El resultado es un comic que no se lee como el típico álbum francés. De hecho, pasan muchas menos cosas que en el típico álbum francés de 64 páginas. Los Centinelas tiene pocas viñetas por página, Breccia mete primeros planos y planos detalle a lo pavote, y las escenas de acción tienen la estridencia y el impacto de los buenos comics de superhéroes. Pero guarda, que tampoco se podría enrolar fácilmente en este género. Primero, porque hay todo un trasfondo bélico, bastante enchastrado de runflas espúreas, al estilo del Suicide Squad. La estructura del relato tiene mucho más que ver con el comic bélico que con el superheroico. Y además, la aparición de ese tipo con habilidades sobrehumanas genera un upgrade en los niveles de violencia, que Breccia no se abstiene de representar de un modo muy gráfico. O sea que para los standards del típico comic de superhéroes, a Los Centinelas le sobra un poco de gore.
El guión de Dorison va para adelante, no da vueltas. Los protagonistas son los buenos y tienen que cumplir una misión. Punto. Los malos (alemanes, pero todavía no nazis) no tienen ningún desarrollo: son un mero obstáculo. Y los buenos sí, tienen un trabajo muy logrado de caracterización, especialmente para Gabriel Féraud (el Cortahierro) y el grandote Djibouti, un wild card sumamente humano, tal vez el personaje más tridimensional, con el que más fácilmente se puede llegar a identificar el lector.
Quizás lo más interesante sea cómo Dorison saca provecho de una situación real, la Primera Guerra Mundial, pero no deja que eso lo encorsete ni lo condicione. El guionista se caga en el rigor documental (generalmente incuestionable entre los guionistas galos) y usa al momento histórico como un marco para un relato fantástico; nunca quiere brindarnos una crónica, siempre prioriza la aventura, lo fantástico y esa sensación de epopeya a pesar de todo, de epopeya medio mugrienta, medio zaparrastrosa, del triunfo logrado con un gol con la mano en el minuto 97 y festejado como si hubiese sido una goleada monumental.
El dibujo de Enrique está espectacular. Acá alguien le habrá puesto un chumbo en la cabeza (o mucha plata) para que dibuje lo que menos le gusta dibujar, que es la figura humana en movimiento. Este tomo está lleno de gente que corre, que lucha, que vuela a la mierda producto de una bomba que explota. Por supuesto, el Churrique está más a gusto cuando puede dibujar primeros planos, repletos de expresividad y gestos copados, o esas escenas tranqui de la campiña francesa, en las que todo se ve (se contempla) bien de lejos. Y aún así, en las muchas escenas de acción despliega todo el poderío de su dibujo. Como si eso fuera poco, acá Breccia se colorea a sí mismo, lo cual es como jugar con cuatro anchos de espada en el mazo. No esperes las genialidades del insuperable De Mar a Mar, pero sí preparate para un color que, si bien es “muy francés”, muy finoli, muy cuidado, tiene unos exabruptos electrizantes. Cuando la cosa se pone heavy, Breccia pasa de unos tonos sutiles, casi cautelosos, a un estallido cromático de gran intensidad y obviamente de gran belleza plástica. Pero siempre con la línea como protagonista, excepto cuando los hombres se convierten en manchones de sangre bajo las balas de uno u otro bando.
No sé si se hizo un tercer tomo de Los Centinelas. Creo que no. Los dos que hay, son un híbrido raro entre comic francés, argentino y yanki muy entretenido de leer, con tramas lineales, subtramas interesantes, buenos personajes, un conflicto simple y bien definido y unos dibujos del mega-carajo, a cargo de uno de los historietistas definitivos, uno de esos monstruos sagrados que tienen tinta en vez de sangre. Lo recomiendo a full.
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Published on September 03, 2012 18:57

September 2, 2012

02/ 09: LA VERDADERA LEYENDA DE BILLY THE KID

Arrancamos el mes en el que la historieta argentina se va a afanar groseramente el protagonismo, con no menos de 15 o 20 reseñas. Y empiezo con este libro con el que una editorial española se propuso reunir varias historias cortas de El Marinero Turco, originalmente publicadas en Fierro, El Tajo y Oxido.
Esta edición nos obliga a preguntarnos: ¿Se puede hacer un libro de 52 páginas con 32 páginas de historieta? La respuesta es “Sí, pero se nota mucho el choreo”. Acá, además de un muy buen prólogo de Francisco Naranjo, los editores se lanzaron a llenar páginas con cualquier cosa: carátulas, viñetas ampliadas, una mini-biografía del autor, el listado de otros títulos del mismo sello, páginas en blanco... ¿No había por lo menos UNA historieta más del Marinero, de cinco o seis páginas, para que esto fuera menos grosero? 20 páginas de relleno realmente es un abuso.
Si las buscás entre el relleno, vas a encontrar siete historias cortas (la más larga tiene 13 páginas) en las que el autor rosarino recorre diversos géneros clásicos, revisitados en su peculiar estilo gráfico. A nivel guiones, el Marinero no salta al vacío. Se maneja –con distinta suerte- dentro de un registro convencional, respetuoso de las estructuras narrativas clásicas. Las historietas que más me gustaron fueron la del boxeador (Dinamita en los Puños) y la de Smith, el héroe de la jungla. Las dos juegan a seguir de cerca las convenciones de sus respectivos géneros, sin calentarse siquiera por esquivar los lugares comunes, y ambas se guardan para el final un giro inesperado, que levanta muchísimo la puntería y las eleva a algo más que un pastiche, un homenaje o una sutil parodia a los géneros clásicos.
La Verdadera Leyenda de Billy the Kid, la historieta más extensa, funciona como las de los Big Books, aunque con más viñetas por página. Hay mucho texto y es el texto el que se carga al hombro la labor de llevar adelante el relato casi todo el tiempo. En las escenas en las que el dibujo recobra el protagonismo y el Marinero se apoya en sus imágenes para contar la historia, esta mejora muchísimo, aunque se luciría aún más con menos cuadros por página y diálogos más sintéticos.
El dibujo del Marinero se apoya en un claroscuro fuerte, al que algunos (a mi juicio, erróneamente) emparentaron con el de José Muñoz. Nada que ver. Parte de la gracia del dibujo del Marinero es que mete una cantidad pasmosa de texturas microscópicas, de intrincados cross-hatchings que a Muñoz ni se le pasan por la cabeza. Creo que el principal hallazgo gráfico del Marinero es lograr que sus personajes transmitan expresividad, a pesar de que los dibuja prácticamente sin rasgos faciales. Lo más flojo es cuando tiene que dibujar la figura humana en movimiento, ya que muchas veces esas viñetas se ven estáticas, artificiales y hasta un poco toscas. Seguramente la mejor dibujada, donde más se disfrutan las virtudes y menos se notan los defectos del Marinero, es Dinamita en los Puños, la historieta que cierra el tomo. Es más, tal vez sean las mejores cuatro páginas de la carrera de este artista.
El libro, entonces, deja gusto a poco pero no porque no haya buen material. Incluso la historieta más floja (la bélica La Mano en la Masa) tiene cosas sumamente rescatables. El tema es que falta material. Mínimo, una historieta más. La idea de reunir en un libro las historias cortas del Marinero Turco era muy buena. La ejecución, sin embargo, no estuvo a la altura. Una pena, porque De Ponent suele ser una editorial que labura muy bien cada uno de sus libros. Justo esta vez, se tiraron a chantas y nos armaron un libro de 52 páginas de las cuales 20 podrían no estar. Es lo que hay.
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Published on September 02, 2012 17:05

September 1, 2012

01/ 09: LOS MAS VENDIDOS DE AGOSTO

Seguramente impulsado por el alud de novedades (me atrevería a decir “el bukkake de novedades”), Agosto batió todos los records de ventas en el tiempo que llevo abocado a la distribución de libros en el circuito de comiquerías.
Veamos qué fue lo que más vendió:

1) Macanudo Vol.9 (Común)
2) Shankar Vol.1 (Loco Rabia + Belerofonte)
3) Cybersix Vol.1 (Napoleones Sin Batallas + Deux)
4) Inhumano (Llanto de Mudo)
5) Regreso a Arkham (Agua Negra)
6) La Murciélaga Vol.9 (MacPulenta)
7) Antología de Héroes Argentinos Vol.1 (Universo Retro)
8) Cuando Salí de Habana (Loco Rabia + Belerofonte + ExAbrupto)
9) El Feo (Llanto de Mudo)
10) Yo Vampiro Vol.3+4 (Puro Comic)

Tenemos cuatro sobrevivientes, cuatro títulos aparecidos en los meses anteriores que se bancaron la avalancha. Dos de ellos, Cybersix y Yo Vampiro, dan testimonio de cómo los fans le siguen fieles a las grandes creaciones de Carlos Trillo aunque él ya no esté (y Meglia tampoco). La Murciélaga –lo subrayamos varias veces- ya es todo un fenómeno a estudiar por la devoción que genera entre sus seguidores y Regreso a Arkham es el tanque, el Titanic insumergible del 2012, ya no me quedan dudas.
Entre los nuevos títulos, se impuso ampliamente Liniers, seguido por la mega-dupla Quique Alcatena + Eduardo Mazzitelli. Un team-up entre varios personajes conocidos (Cazador, Camulus, Bruno Helmet, etc.) le dio a Universo Retro su primer ingreso al Top Ten. Y Llanto de Mudo volvió por partida doble, de la mano de Ariel López V. y la dupla Luciano Saracino-Omar Hetchenkopf. La otra novedad que anduvo bárbaro fue el recopilatorio de historias cortas del maestro Frank Arbelo, ese que fue co-producido entre tres sellos editoriales de dos países distintos.
Por supuesto, al salir tantos títulos de golpe, no todos logran vender lo que potencialmente suponíamos que venderían. Esta vez, el más perjudicado me parece que fue Vitamina Potencia (de Federico Reggiani y Angel Mosquito), que arrancó vendiendo dignamente, pero pasó un poco desapercibido en medio de tantos lanzamientos. Ojalá este mes repunte.
¿Y Ediciones de la Flor? Evidentemente el regreso furibundo de Llanto de Mudo y Loco Rabia con su bombardeo de novedades dejó afuera a los long-sellers de la editorial de Quino, Nik y Gustavo Sala. Veremos cuándo y con qué intenta reconquistar los sitios de privilegio que suele ocupar en el ranking.
Para Septiembre, se vienen nuevos tomos de Cybersix y República Gada, lo nuevo de Diego Agrimbau, algo de Diego Cortés, la edición nacional de Monsieur Jean (la joya inenarrable de Dupuy y Berberian) y no sé si mucho más. Supongo que las editoriales guardarán algunas bombas para detonar en Octubre, en los eventos que se vienen ese mes. Veremos si con menos novedades las ventas se sostienen o se van a la B con Independiente y Unión.
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Published on September 01, 2012 12:05

August 31, 2012

31/ 08: A.M. (ANTES MUERTO)

Cada tanto, me llaman de alguna radio para hacerme una breve entrevista telefónica, general-
mente referida a temas de historieta, o de películas basadas en personajes de comics. Muy de vez en cuando, me invitan a participar de un programa en el estudio, junto a los conductores, y yo si puedo voy. Hoy me invitaron a participar en un programa de tele, A.M., el programa de las mañanas de Telefé.
Me avisaron el martes mis amigos de La Revistería: “¿Querés ir el viernes a A.M.?”. Y yo dije que sí sin preguntar a qué iba, ni con quién iba, ni cómo venía la mano. Ni siquiera sabía se el programa se hacía en los estudios de Martínez o en los de San Cristóbal. La única información que tenía era que a tal hora me pasaba a buscar un remis por mi casa. Después me entero por mi colega Matías Lértora que él también estaba invitado y que íbamos a hablar de superhéroes. Bueno, qué sé yo... No es lo que más consumo, pero es un tema que conozco bien. Y hasta ahí llegó la data previa.
Pasaditas las 10 AM llegamos con Matías al estudio de Telefé en Martínez, donde yo había estado en Marzo, cuando mi amigo Sebastián De Caro me llevó a conocer la casa de Gran Hermano. Entramos al plató propiamente dicho y nos encontramos, por un lado a Ricky y Alejandrito, mis amigos de La Revistería, que eran el enlace entre la producción de A.M. y los “especialistas”, que vendríamos a ser nosotros. Estaban también Federico y Micaela, otros dos fans de los comics que iban a compartir la mesa con nosotros. Nos juntaron a todos en el set contiguo al de A.M., donde rodeados de los decorados de otros programas de Telefé, nos dejaron una hora y media parados, a la espera de nuestro turno para salir en cámara, sin ofrecernos ni un vaso de agua, ni un café, ni una medialuna de esas tan ricas que se ven todo el tiempo en pantalla.
Esas sorpresas son mínimas al lado de las más... angustiantes: A los decorados habituales del programa le habían sumado una gigantografía de Marvel vs. CapCom y muchísimas onomatopeyas con la onda de la serie de Batman de los ´60: Sock!, Pow!, Ka-Pow!, Crunch!, y demás. Leo Montero estaba disfrazado de Spider-Man, Vero Lozano de Wonder Woman, Augusto Tartúfoli del Riddler, Jimena Monteverde de Catwoman, una chica llamada Pía (a la que jamás había visto) de Batgirl, la asistente de Jimena de Supergirl, Dalia Gutman (la locutora) de Poison Ivy, Darío Barassi de algo que no pude deducir qué era y Pepe Pompín de Mister Incredible. Cuando llegó la hijita de Vero Lozano, también la disfrazaron de Wonder Woman y la soltaron a corretear por el estudio.
En ese contexto de carnaval de bajo presupuesto, desfilaron una nota a Mariano Martínez desde un móvil, una receta de cocina, una entrevista en el estudio a Miriam Noséqué (una mina a la que nunca había visto y cuyos méritos consisten en estar buena y ser la esposa de Alejandro Fantino), una nota desde el patio del estudio con un pibe que hacía pruebas con su skate, decenas de chivos y hasta un juego en el que los integrantes del programa trataban de atravesar un globo sin pincharlo con una aguja aceitada. A un costado del set, un par de reidores se reían sin parar, exagerada y casi groseramente, de cualquier pelotudez que los que aparecen en cámara dijeran o hicieran. Después de una hora y media de ese flagelo, nos hicieron pasar al living.
Tartu mandó al aire un informe que explicaba (más o menos) quiénes éramos y qué hacíamos los invitados y acto seguido, Leo y Vero se sentaron con nosotros y nos hicieron una pregunta a cada uno. Y tras la cuarta respuesta, la nota se terminó con un “gracias, chicos”, un chivo, un corte y de nuevo al remís. Apenas quedaba tiempo para presentar a una participante de La Voz Argentina, que venía a cantar en vivo y había llegado antes que nosotros. Porque había que terminar la semana con los conductores bailando, disfrazados de superhéroes. En total, habremos estado al aire... seis minutos, por ahí siete.
¿Cuál fue nuestro aporte a ese festival de la oquedad y la pavada? Supongo que ninguno. A los diez segundos de que nos fuimos, todos (los televidentes también) se habrán olvidado de que estuvimos ahí y de las dos giladas que logró hilar cada uno en el ínfimo tiempo en que la cámara nos enfocó. Por ahí si íbamos disfrazados, nos daban más pelota.
En conclusión, una mañana espléndida perdida en una imbecilidad cósmica, jugando de visitante en un ámbito donde reinan la superficialidad, la inmediatez y el “me chupa todo un huevo” rayano en la falta de respeto. ¿Volverías a A.M.? Antes Muerto.
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Published on August 31, 2012 16:33

August 30, 2012

30/ 08: LOCKE & KEY Vol.4

Sí, son menos de 140 páginas por año. Pero eso que parece poco, cuando te sentás a leerlo es muchísimo. Locke & Key es una cátedra de historieta, sin un cuadrito librado al azar. Un mecanismo de relojería perversamente genial, una cruza genéticamente perfecta entre el costumbrismo más agudo y la fantasía más descontrolada, con un mix de escenas truculentas, tiernas, bajoneras, vibrantes, introspectivas, cómicas, pochocleras, enigmáticas y sobre todo, impredecibles. Después de Locke & Key (que termina en el Vol.6), Joe Hill podría no escribir historietas nunca más en su vida y aún así tendrá ganada su página en la historia del Noveno Arte, porque lo que está haciendo en esta serie desafía todos los límites, de la imaginación y de la exégesis.
Menos de 140 páginas por año le alcanzan al Gauchito Hill para repartir el protagonismo entre unos 10 ó 12 personajes importantes, para darle vida a todo un pueblo, para indagar en el pasado que vincula (de modos sombríos y ominosos) a los personajes más veteranos y, por supuesto, para maravillarnos con las llaves que los hermanos Locke siguen descubriendo en la imposible y ancestral Keyhouse. Algunos misterios se resuelven, otros no hacen más que agigantarse. Algunos personajes secundarios se alejan o mueren, otros no hacen más que juntar infinita chapa. Algunas máscaras se caen, otras simplemente se transmutan para que la farsa siga en pie y el peligro siga expectante, al acecho. Y para que nosotros sigamos al palo, pidiendo YA el próximo tomo, a ver cómo sigue la historia.
Hill, mientras tanto, se divierte con la exploración de nuevas variantes, nuevas formas de contarnos la extraña vida cotidiana de los hermanos Locke. En el primer episodio, por ejemplo, buena parte de la historia está contada como si fuera una tira de Calvin & Hobbes, del maestro Bill Watterson. El tercer episodio, en cambio, recorre día a día el mes de Febrero, con una escena (o a veces, una viñeta) por día. Y la segunda mitad del tomo está teñida de sangre, porque explota una violencia hasta acá insospechada, aunque sin descuidar ni el suspenso ni la caracterización.
El trabajo del chileno Gabriel Rodríguez también es merecedor de containers llenos de elogios. Si bien su estilo no es super-original, tiene una calidad en el acabado, una precisión en las expresiones faciales, una dinámica, y sobre todo una capacidad de acoplarse con el guión y narrar escenas muy jodidas desde la imagen, que lo ponen muy, muy arriba. En este tomo tiene, además del muy obvio (y muy logrado) homenaje a Calvin & Hobbes, uno un toque más sutil (pero también brillante) a la época de Paul Smith en Uncanny X-Men. La frase que manda Jordan (imitando la clásica pose de Kitty Pryde) me hizo reir un rato largo: “Professor Cornwell is a fucking bitchass dyke!”. Ya sea en las escenas más tranquis o en la machaca más desaforada, Rodríguez pone siempre lo que hay que poner para que esto sea tan estimulante desde lo visual como lo es desde la faz “literaria”.
Realmente, Locke & Key es indescriptible. Cualquier cosa que yo diga es una nimiedad, una paparruchada, al lado de lo que pelan acá Joe Hill y Gabriel Rodríguez. Hay que leer para creer. Y si creés en algún dios, rezá mucho para que el Vol.5 se edite pronto en libro (softcover, así lo compramos los crotos) y para que el último arco argumental (que está por debutar en revistitas el mes que viene, creo) esté al nivel de las glorias acumuladas hasta ahora por esta serie, cuya lectura es absolutamente indispensable.
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Published on August 30, 2012 09:54

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Andrés Accorsi
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