05/ 09: REPARADOR DE SUEÑOS

Puestos a respetar a rajatabla el orden en que voy consiguiendo los libros, yo tendría que leer Reparador de Sueños a fines de Octubre, o principios de Noviembre. Pero sucede que este sábado me toca conducir una presentación del libro (en un evento en Mar del Plata, razón por la cual ese día, el sábado 8, no habrá reseña en el blog) y no me da la cara para conducir la presentación de un libro que no leí. Así que acá estamos.
Reparador de Sueños es la primera novela gráfica de Matías Santellán y Serafín, a quienes ya nos habíamos encontrado en alguna antología de La Duendes. Llegó a publicarse a través de Ediciones De la Flor porque resultó ganadora de un concurso, el Premio Ñ de Historieta, auspiciado por la revista de cultura del matutino Clarín, house organ del nefasto multimedio monopólico que incumple las leyes que dictan los legisladores a los que vos y yo votamos. Por suerte, a pesar de esta “mancha de nacimiento”, la historieta acumula unos cuantos méritos para haberse editado -y vendido- muy bien.
Lo único que no me cerró es el tono. Santellán parece tomarse demasiado en serio al relato. De movida, es una distopía opresiva, en la que la libertad está suprimida al punto de que las autoridades censuran hasta el inconsciente de la población. Pero me parece que incluso en ese contexto, daba para relajarse un toquecito, para ofrecer aunque sea una secuencia más distendida, una rendijita por donde filtrar un chiste, un chascarrillo, algo un poquito más liviano. Santellán no opina lo mismo, obviamente. Su prosa es florida, repleta de lirismo, pero es un lirismo dark, tipo H.P. Lovecraft. Los bloques de texto (narrados en primera persona por Cacho, el proragonista) están repletos de adjetivos y los que más aparecen son “amorfo”, “perturbador”, “abyecto”, “desalmado”; todo el tiempo hace hincapié en el dolor, el sufrimiento, la asfixia. Hay metáforas muy logradas, todas en esa onda densa, lúgubre, que un ratito está bien, pero en 70 páginas cansa un poco.
No le discuto para nada que haya elegido un final no feliz para la historia. Me encantó el final y seguro que si todo terminaba en un jolgorio, me habría dado por las bolas. Lo que digo es que un guionista que tiene esta oportunidad de mostrarse en una vidriera tan importante podría (ni siquiera digo “debería”) hacer gala de una mayor versatilidad, tratar de mostrar que puede escribir cosas diferentes, obviamente sin traicionar la esencia de la obra que resultó premiada.
El resto, muy bueno. El argumento es complejo, porque abreva en elementos de una ciencia-ficción poco obvia, más psicológica que sociológica. Pero está tan bien llevado que en ningún momento te deja afuera. El personaje central está muy bien delineado, el gustito argento está pero no busca sobresalir, y los misterios que nos intrigan en la primera mitad se convierten en el momento justo en conflictos grossos, intensos y atrapantes que se resuelven en la segunda mitad, claro. Para ser la primera obra ambiciosa de Santellán, la verdad que esto está bárbaro.
El otro “problema” que tiene el guión es que el dibujo lo eclipsa muchísimo. Reparador de Sueños está tan bien dibujada, que se puede comprar para no leerla, para cebarse mal con los dibujos de Serafín. Al final por ahí afloja un cachito, pero lo que hace esta bestia en las primeras páginas es impresionante. Y en el último tramo de la historia, cuando ya estás perdidamente enamorado de ese estilo denso, oscuro, que mezcla al Miguelanxo Prado de Stratos con los maestros croatas Igor Kordej y Mirco Ilic, aparece esa secuencia onírica en la que Serafín cambia de estilo y abandona sus sombras y texturas en favor de un trazo limpísimo y sintético, casi como el de Calvi en Altavista. De todos modos, a Serafín lo vamos a catalogar como un virtuoso del claroscuro. Sus logros más impactantes están –sin dudas- en esas páginas con mucho negro, casi dignas de Thomas Ott. Y además la rompe en los fondos y –las pocas veces que el guión se lo permite- en las expresiones faciales. Gran laburo de un dibujante al que ya seguimos de cerca unos cuantos.
Hecha en poco tiempo y por poca plata, Reparador de Sueños podría ser una berretada, una obra de dos muertos de hambre que, desesperados por publicar, se jugaron a presentar “lo que había”, a la espera de que sus competidores presentaran cosas peores. Sin embargo es una obra a la que le sobran buenas ideas, pasión, talento y unas imágenes hermosísimas y poderosas, con las que vas a soñar muchas, muchas noches. Muy recomendable.
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Published on September 05, 2012 18:42
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Andrés Accorsi
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