07/ 08: THE BIG BOOK OF THE UNEXPLAINED

Años y años, 15 para ser exactos, buscando este libro, el hermano del fundamental, descatalogadísimo e inconseguible Big Book of Conspiracies. Esta vez, el maestro Doug Moench nos invita a bucear en un montón de fenómenos paranormales, de esos que la ciencia rara vez esclarece y que las autoridades se niegan a aceptar.
Yo tengo un problema, que es que creo en todo. Creo que existen los OVNIs y que son tripulados por seres de otros planetas u otras dimensiones, creo en los sasquatch, en el monstruo del lago Ness, en los poltergeist, creo que en las pirámides de México, Centroamérica y Egipto metió mano una civilización de humanoides hiper-evolucionados (que probablemente hayan desaparecido cuando se hundió la Atlántida), me cierra cualquier teoría conspirativa que involucre a los Templarios, a la CIA, a los propios aliens... En este sentido, me deja bien cualquier bondi, el tren y el subte, como si viviera en el Puente Pacífico. Me falta creer que una señora virgen tuvo un hijo, nomás...
Lo que hace Moench en estos dos libros es aportarnos toneladas de datos a los que elegimos creer. Por supuesto, no arroja conclusiones definitivas: sobre todo en este libro, deja abierta la puerta para que todo sea chamuyo, para que sea todo un delirio de mentes trastornadas. Vos elegís: esto puede terminar como una aventura de Scooby-Doo, donde el sasquatch/ monstruo/ alienígena/ fantasma es un viejo garca disfrazado, o puede terminar como un comic de Hellboy, donde todos los fenómenos paranormales (momias, brujas, criaturas inclasificables) son posta. Lo bueno es que la data está. Y Moench la pone sobre la mesa, le da entidad a estos temas y los trata –básicamente- en serio, no es un “nah, escuchate esta bizarreada, que te vas a cagar de risa”. El tipo investigó, leyó, buscó y armó un andamiaje de argumentos no sé si 100% posta, pero por lo menos atendibles. El efecto para el lector normal que se topa con este libro es buscar más información sobre estos temas y preguntarse por qué tan poca gente se hace cargo de que estos fenómenos existen, por qué los gobiernos los niegan sistemáticamente. Si en vez de un lector normal sos un guionista de comics, el efecto más lógico es chorear ideas a mansalva: de estas historietas seguramente habrán salido (y seguirán saliendo) muchas más.
Si alguna vez viste un Big Book, sabrás que en estas páginas rara vez los dibujantes encuentran espacio para narrar. Generalmente, los dibujos ilustran (muchas veces en son de joda) algún aspecto de lo que narran los bloques de texto. Acá hay algunas excepciones, pero poquitas. El peso de llevar adelante las historietas lo carga Moench y lo hace con una cancha impresionante. Obviamente, tiene la complicidad de algunos dibujantes realmente excelentes, que se bancan, por esta vez, no ser los protagonistas. Veamos:
Un Eric Shanower preciosista y un poquito frío se luce en el prólogo y el epílogo. El glorioso Sergio Aragonés pone su inconfundible sello de calidad en Ancient Man. Randy DuBurke experimenta con éxito en In no Space-Time Flat. Russ Heath, Paul Gulacy, Rick Parker y Hunt Emerson son otros de los que rara vez fallan y acá la rompen. Bob Fingerman, Joe Staton (otro que experimenta un cambio de estilo) y el nunca bien ponderado Rick Geary también se lucen con muy buenos aportes. Ted Naifeh dibuja en un estilo que nunca le había visto antes, muy interesante. Dos dibujantes a los que no conocía me volaron la peluca: Donald Davis y Graham Higgins. Grossísimos ambos. Por debajo de lo que uno esperaba de ellos están los trabajos de D´Israeli, Steve Lieber, Brent Anderson y un muy joven J.H. Williams, a años luz de lo que dibuja hoy en día. Y el mejor laburo –por lo menos para mi gusto- es el de Joe Sacco. The Goatsucker es una de las historietas más extensas (11 páginas) y seguro la mejor dibujada. El demente de Sacco incluso se encargó de rotularla él mismo.
Por una cuestión de onda, de premisa copada, yo te diría que todos los Big Books están buenos. Creo que hubo uno sólo que no me enganchó para nada. Pero en ese contexto, no hay dudas de que los dos Big Books de Doug Moench están por encima de todos los demás, son los primus inter pares, los títulos por los que vale la pena pagar lo que te pidan, de una, sin chistar. Esa lista zarpada de dibujantes es un bonus track, casi un detalle menor. Lo inexplicablemente grosso es el laburo de Moench, absolutamente consagratorio y totalmente a trasmano del insostenible mainstream yanki de los ´90. Un fenómeno.
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Published on August 07, 2012 19:00
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Andrés Accorsi
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