Félix A. Bas's Blog, page 109
November 23, 2016
Crítica: QUE DIOS NOS PERDONE
Si algo sabe hacer bien el cine patrio son thrillers, y qué gusto da ver el nivel que tienen las películas españolas desde hace algunos años ya. Roberto Álamo y Antonio de la Torre, descomunales, buscando a un psicópata que se dedica a violar a personas mayores. Una de las mejores películas del año y clara candidata a todo en los Goya. Esta semana hemos visto: QUE DIOS NOS PERDONE.
Rodrigo Sorogoyen nos mete en la piel de dos policías, ambos con problemas evidentes: unos tiene una agresividad incontrolable y su trabajo pende de un hilo; mientras que el otro es introvertido, tartamudo y le cuesta relacionarse con el género opuesto. Un cóctel que explota desde el primer minuto, una pareja de personajes redondos, carismáticos y apabullantes, que van desde lo intimidante a lo minucioso de su actos. Su objetivo, cazar a la presa. Roberto Álamo y Antonio de la Torre presentan sus credenciales con sendas interpretaciones que, además de creíbles, logran impactar al espectador.
El inspector Velarde es un gran profesional, metódico y concienzudo, aunque es hombre de pocas palabrasEs 2011, en plena crisis, con indignados en las calles, el paro por las nubes y la visita de Benedicto XVI a Madrid. Por lo que un violador de esas características es prioritario que se silencie lo antes posible. Los medios no saben qué sucede y todo se oculta, por lo que el psicópata se aprovecha de ello y sigue matando a ancianas. Son interesantes los planos grabados a cámara, sobre todo al inicio de la película, mientras que al final todo se estabiliza, y gracias a los efectos de luz y a la asfixiante banda sonora hacen de QUE DIOS NOS PERDONE un thriller con una atmósfera deprimente y agobiante, justo como sucedía en esas fechas. Eso sí, es una película un tanto larga, quizás sobra algo de metraje, pero desde el primer minuto engancha.
Y eso es gracias a dos portentos, el primero es Antonio de la Torre, que debería estar nominado por esta película y por Tarde para la ira (para mí la mejor película española del año). El actor es como Luis Tosar, allá donde va triunfa, y es uno de los mejores actores españoles de todos los tiempos. Aquí es el inspector Velarde, metódico, con problemas relacionales con las mujeres y tartamudo; aún así, en el cuerpo es una persona relativamente respetada y posee gran carácter, aunque su gran hándicap es ir acompañado por el personaje de Roberto Álamo. Él es el inspector Alfaro, un volcán en continua erupción, acalorado, tenso, nervioso, rudo y con problemas con la autoridad, y siendo él la autoridad imaginad en qué problema está. Ambos, merecen sin duda la nominación al Goya, esperemos que la Academia sea consecuente y premie el esfuerzo no solo de ellos, sino de Rodrigo Sorogoyen a la dirección.
Roberto Álamo y Antonio de la Torre forman una pareja extraña, tanto que explotará en más de una ocasiónEn QUE DIOS NOS PERDONE se nos muestra también el perfil psicológico del asesino de ancianas, una persona con dificultades relacionales, al igual que nuestros dos protagonistas. Pronto descubriremos que los tres podrían ser asesinos en potencia y que, de una u otra manera, todos se retroalimentan. Es un thriller negro con cierto toque cómico para descargar, pero con imágenes realmente impactantes y tremendas, como la vista de los cadáveres en el lugar del crimen y en la morgue, y también cómo se les ha asesinado. Sin lugar a dudas, ciertas escenas no son aptas para estómagos revoltosos, pero ayuda a imprimir oscuridad al filme y también crea odio contra el asesino.
Hay que hablar de la banda sonora, puesto que en un clima tan asfixiante como Madrid en 2011, con la visita del Papa y la crisis política-social en pleno auge, es inevitable sentir ese agobio constante que Roberto Álamo es capaz de transmitirnos en camisa de manga corta y botella de agua de dos litros en mano. La tensión se palpa y cualquier motivo es tan digno como otro para reventar. La banda sonora sabe potenciar esos momentos, llevando de la mano al espectador a otro nivel de abstracción. A favor, también, la cantidad de planos oscuros y primeros planos sobre los personajes, revelando sin explicar cómo son y qué piensan.
Roberto Álamo demuestra el gran actor que es. El cine español se lo debía tras el teatro y la televisiónEn definitiva, QUE DIOS NOS PERDONE forma parte ya de otro brillante thriller del cine español. Si los académicos fueran consecuentes, debería optar a todo: película, dirección y ambos actores nominados, banda sonora, etc., pero como esto son los Goya, y el año pasado fue ciertamente decepcionante, os invito a que vayáis a verla, si no lo habéis hecho ya, y disfrutéis de una de las mejores películas españolas del año. Ni se os ocurra perdérosla.

Rodrigo Sorogoyen nos mete en la piel de dos policías, ambos con problemas evidentes: unos tiene una agresividad incontrolable y su trabajo pende de un hilo; mientras que el otro es introvertido, tartamudo y le cuesta relacionarse con el género opuesto. Un cóctel que explota desde el primer minuto, una pareja de personajes redondos, carismáticos y apabullantes, que van desde lo intimidante a lo minucioso de su actos. Su objetivo, cazar a la presa. Roberto Álamo y Antonio de la Torre presentan sus credenciales con sendas interpretaciones que, además de creíbles, logran impactar al espectador.

Y eso es gracias a dos portentos, el primero es Antonio de la Torre, que debería estar nominado por esta película y por Tarde para la ira (para mí la mejor película española del año). El actor es como Luis Tosar, allá donde va triunfa, y es uno de los mejores actores españoles de todos los tiempos. Aquí es el inspector Velarde, metódico, con problemas relacionales con las mujeres y tartamudo; aún así, en el cuerpo es una persona relativamente respetada y posee gran carácter, aunque su gran hándicap es ir acompañado por el personaje de Roberto Álamo. Él es el inspector Alfaro, un volcán en continua erupción, acalorado, tenso, nervioso, rudo y con problemas con la autoridad, y siendo él la autoridad imaginad en qué problema está. Ambos, merecen sin duda la nominación al Goya, esperemos que la Academia sea consecuente y premie el esfuerzo no solo de ellos, sino de Rodrigo Sorogoyen a la dirección.

Hay que hablar de la banda sonora, puesto que en un clima tan asfixiante como Madrid en 2011, con la visita del Papa y la crisis política-social en pleno auge, es inevitable sentir ese agobio constante que Roberto Álamo es capaz de transmitirnos en camisa de manga corta y botella de agua de dos litros en mano. La tensión se palpa y cualquier motivo es tan digno como otro para reventar. La banda sonora sabe potenciar esos momentos, llevando de la mano al espectador a otro nivel de abstracción. A favor, también, la cantidad de planos oscuros y primeros planos sobre los personajes, revelando sin explicar cómo son y qué piensan.

Published on November 23, 2016 14:02
November 21, 2016
Crítica: 100 METROS
Un hombre de éxito ve cómo una enfermedad llamada esclerosis múltiple, desconocida para la mayoría de personas, le provoca una serie de brotes que se dan con cierta aleatoriedad y pueden dejarle postrado en silla de ruedas. Esta es la historia de Ramón Arroyo, que tras ser diagnosticado se sobrepuso a la adversidad y pudo completar un IronMan. Dani Rovira y Karra Elejalde nos muestran una historia sentimental y de superación. Esta semana hemos visto: 100 METROS.
Marcel Barrena nos trae una película que se centra en el entrenamiento de Ramón Arroyo desde que conoce a su enfermedad hasta que acaba su primer IronMan. Se basa en el sentimentalismo, que consigue y se espera. Aunque tiene un par de errores, hay que alabar el trabajo de Dani Rovira y Karra Elejalde, que dotan a sus protagonistas de un alma especial, sobre todo el segundo. Alexandra Jiménez es la esposa luchadora que logra insuflar alientos a ambos para que, a pesar de la difícil relación entre suegro y marido, consigan unirse por un bien común: el IronMan.
Las etapas psicológicas y el trato a la esclerosis múltiple se ha tratado con gran sensibilidadPero comencemos por el principio, donde vemos a Ramón Arroyo (Dani Rovira) como una persona de cierto éxito profesional, un hombre extrovertido y con labia que sabe ganarse a sus clientes y, en definitiva, es un profesional admirado. Sin embargo, esa parte del filme tiene un problema, y es que no sentimos empatía por esa persona, puesto que no se le da suficiente tiempo como para que se la cree al espectador, y además se le muestra como una persona fría y distante. Nada que ver con lo que demuestra ser después de recibir la información sobre lo que padece. A partir de entonces sí se crea un gran feeling con un Dani Rovira que, aunque esté hasta en la sopa, se disfruta con un registro totalmente distinto a lo acostumbrado, si bien 100 METROS tiene sus dosis de simpatía.
El duro entrenamiento, las salas de terapia y el suegro acabarán por hacer de Ramón todo un luchador. Karra Elejalde, brillante en un papel que se le da bien: gruñón, bebedor, fumador y con poco respeto al marido de su hija, verá cómo se va entregando a la causa para que Ramón pueda volver a caminar, correr, nadar y pedalear hasta conseguir participar en un IronMan. La vida del suegro no ha sido fácil, y aquí es donde encontramos uno de los errores del filme, y es haberle dado una historia de amor propia (con Maria Medeiros) que poco o nada tiene que ver con 100 METROS y que no consigue ganarse al espectador, más que nada porque Karra Elejalde lo consigue desde el primer momento en que aparece en pantalla. Prescindible metraje.
Karra Elejalde está soberbio en su interpretación y la complicidad con Dani Rovira es evidenteMarcel Barrena, a la dirección, ha transmitido mucha sensibilidad con la enfermedad, la ha puesto en el mapa y ha sabido explicar en qué consiste, algo que al espectador le queda bien claro después de su visionado. Se refleja bien el cambio de vida que provoca en cualquier persona una enfermedad así, cayendo del cielo al infierno en cuestión de segundos; dependiendo de que el brote sea más o menos fuerte es capaz de dejarte ciego, paralizar la mitad de tu cuerpo o incluso postrarte en silla de ruedas. Ante tal amenaza, el heroísmo de Ramón Arroyo es digno de mención, algo que en 100 METROS solo se refleja en una milésima parte.
Así pues, podemos decir que es un filme dramático pero con tintes cómicos, casi siempre de la mano del dúo de moda que han formado Dani Rovira y Karra Elejalde. Ambos muestran gran complicidad y, además, Dani Rovira sabe desenvolverse bien en un papel dramático, algo que sorprende y es digno de mención. Demuestra, por fin, que no solo de comedias vive el hombre, y eso ya es merecedor de halagos. Veremos si los Goya le premian con una nominación, algo casi asegurado para Karra Elejalde, que a golpe de carisma y personalidad arrolladora se gana al público. Con los Goya nunca se sabe, pero ambos pueden acabar nominados sin problema.
Dani Rovira demuestra que tiene gran futuro como actor no solo de películas cómicasEn definitiva, 100 METROS es una película que hace caer en la sensiblería, en la última parte de metraje cae en ese error y los fallos anteriormente mencionados provocan que no haya sido algo más. Sin embargo, logra conmover gracias a las interpretaciones de un reparto a la altura. Además, hay que aplaudir que pongan en escena a la esclerosis múltiple, una enfermedad muy desconocida por el gran público que sufre mucha gente. Sus efectos pueden comprobarse en la película. Echadle un vistazo.

Marcel Barrena nos trae una película que se centra en el entrenamiento de Ramón Arroyo desde que conoce a su enfermedad hasta que acaba su primer IronMan. Se basa en el sentimentalismo, que consigue y se espera. Aunque tiene un par de errores, hay que alabar el trabajo de Dani Rovira y Karra Elejalde, que dotan a sus protagonistas de un alma especial, sobre todo el segundo. Alexandra Jiménez es la esposa luchadora que logra insuflar alientos a ambos para que, a pesar de la difícil relación entre suegro y marido, consigan unirse por un bien común: el IronMan.

El duro entrenamiento, las salas de terapia y el suegro acabarán por hacer de Ramón todo un luchador. Karra Elejalde, brillante en un papel que se le da bien: gruñón, bebedor, fumador y con poco respeto al marido de su hija, verá cómo se va entregando a la causa para que Ramón pueda volver a caminar, correr, nadar y pedalear hasta conseguir participar en un IronMan. La vida del suegro no ha sido fácil, y aquí es donde encontramos uno de los errores del filme, y es haberle dado una historia de amor propia (con Maria Medeiros) que poco o nada tiene que ver con 100 METROS y que no consigue ganarse al espectador, más que nada porque Karra Elejalde lo consigue desde el primer momento en que aparece en pantalla. Prescindible metraje.

Así pues, podemos decir que es un filme dramático pero con tintes cómicos, casi siempre de la mano del dúo de moda que han formado Dani Rovira y Karra Elejalde. Ambos muestran gran complicidad y, además, Dani Rovira sabe desenvolverse bien en un papel dramático, algo que sorprende y es digno de mención. Demuestra, por fin, que no solo de comedias vive el hombre, y eso ya es merecedor de halagos. Veremos si los Goya le premian con una nominación, algo casi asegurado para Karra Elejalde, que a golpe de carisma y personalidad arrolladora se gana al público. Con los Goya nunca se sabe, pero ambos pueden acabar nominados sin problema.

Published on November 21, 2016 12:47
November 16, 2016
Crítica: SULLY
Cuánto echaremos de menos a Clint Eastwood y qué mejor que disfrutarlo mientras podamos. Esta vez se pone junto a Tom Hanks a los mandos de un Airbus y nos reconstruye lo sucedido en el río Hudson, un suceso que salvó la vida de 155 personas tras un amerizaje en sus heladas aguas. Competirá en los Oscar, aunque todavía es pronto para decirlo. Esta semana hemos visto: SULLY.
Salvar un avión del desastre es un acto heróico. Sin embargo, para las compañías de seguros no lo es tanto, pues a esas 155 personas había que indemnizarlas. Chesley Sullenberger, más conocido como Sully, es un Tom Hanks sereno, pensativo y, ante todo, un profesional como la copa de un pino. Sin embargo, le persigue una profunda autocrítica y un tribunal que asegura que su maniobra fue tan innecesaria como estúpida. En un cuarto de hora de filme, Clint Eastwood ya nos ha enseñado de lo que va el asunto, pero no todo acaba ahí.
Sobrevivir a una amerizaje fue una gesta heróica que salvó la vida de 155 personasY es que no se cuenta como todos la contarían, se cuenta de manera que el espectador tiene hasta tres puntos de vista diferentes de lo sucedido. El primero en forma de suceso, el segundo en el pellejo de los aterrados tripulantes, y un tercero en las propias manos de Tom Hanks y su segundo, Aaron Eckart. Asistimos a un espectáculo de efectos especiales que parece que no estén, sin duda su gran acierto, pues todo hace que sea tan natural como lo que realmente fue. En el aspecto técnico, SULLY es una película sobresaliente que consigue explicarnos los sucedido de una manera que solo Clint Eastwood sabe hacer.
Pero en todo suceso de estas características se necesita un héroe sin capa, la persona que estaba a los mandos del vuelo 1549 del US Airways, Chesley Sullenberger, un Sully encarnado por un Tom Hanks acostumbrado a papeles de héroes mundanos, corrientes y humanizados. Por encima de todo, Sully es sereno, algo que hace que el espectador no empatice del todo con él, aunque deba hacerlo a raíz de su sufrimiento y su largo proceso de autocrítica. Junto a Tom Hanks viajamos en el vuelo, en su amerizaje, en la posterior salvación de los viajeros y en sus duras batallas contra tribunales que vieron con malos ojos tener que indemnizar a 155 personas. Amerizaje en aguas heladas del río Hudson que hicieron de Sully un personaje muy querido en su país.
Tom Hanks y su inseparable copiloto Aaron Eckart, ambos transmitiendo el peso de las decisionesPero la realidad era bien distinta para él, eso nos muestra Clint Eastwood en sus largas noches de hotel junto a su copiloto (un Aaron Eckart en su lugar), en sus conversaciones telefónicas con su mujer, quizás de lo más irrelevante del filme, su preocupación por la pensión tras 40 años a los mandos de un avión, y que los expertos consideren que esos 208 segundos desde lo sucedido hasta el amerizaje fueran un claro error. Clint Eastwood nos narra con maestría todo ese camino sin altibajos, con una serenidad y naturalidad que en ocasiones produce cierto aplanamiento en el espectador, quizás ávido de situaciones más límite de lo que nos ofrece SULLY. Y es que ver una cinta en la que se conoce que todo el mundo sobrevive puede restar impacto y tensión.
Personalmente creo que es SULLY brilla en lo técnico y hace brillar a Tom Hanks, un actor con el que nadie se atrevería a viajar vista su filmografía, pero acostumbrado a mostrar tal nivel de interpretación que parece que se mimetice con sus personajes. Sin duda, uno de los mejores y más solventes. En cuanto a la historia, es todo un acierto que se cuente como lo hace Clint Eastwood, desgranando poco a poco y con todo lujo de detalles, desde perspectivas diferentes y datos técnicos que no alejan al espectador de la película. Pero si hay que darle algún palo a SULLY, sin duda es por la poca empatía que genera, llegando incluso a forzar dramatismo o cierta épica que desentona con el carácter general de la obra, puesto que Clint Eastwood se decide por la sobriedad por encima de todo reconocimiento heróico.
Las aseguradoras juzgando a héroes por salvar vidas. Quizás preferían que hubieran muerto todosEn definitiva, SULLY es una muy interesante que nos desvela el suceso en las aguas del río Hudson como nadíe habría podido contar como Clint Eastwood. Otra pequeña joyita que añadir a su gran filmografía, que apunta a nominaciones y con un Tom Hanks que presentará batalla en los Oscar si nadie pone solución. Si os van los altos vuelos y las biografías, es una película que os va como anillo al dedo.

Salvar un avión del desastre es un acto heróico. Sin embargo, para las compañías de seguros no lo es tanto, pues a esas 155 personas había que indemnizarlas. Chesley Sullenberger, más conocido como Sully, es un Tom Hanks sereno, pensativo y, ante todo, un profesional como la copa de un pino. Sin embargo, le persigue una profunda autocrítica y un tribunal que asegura que su maniobra fue tan innecesaria como estúpida. En un cuarto de hora de filme, Clint Eastwood ya nos ha enseñado de lo que va el asunto, pero no todo acaba ahí.

Pero en todo suceso de estas características se necesita un héroe sin capa, la persona que estaba a los mandos del vuelo 1549 del US Airways, Chesley Sullenberger, un Sully encarnado por un Tom Hanks acostumbrado a papeles de héroes mundanos, corrientes y humanizados. Por encima de todo, Sully es sereno, algo que hace que el espectador no empatice del todo con él, aunque deba hacerlo a raíz de su sufrimiento y su largo proceso de autocrítica. Junto a Tom Hanks viajamos en el vuelo, en su amerizaje, en la posterior salvación de los viajeros y en sus duras batallas contra tribunales que vieron con malos ojos tener que indemnizar a 155 personas. Amerizaje en aguas heladas del río Hudson que hicieron de Sully un personaje muy querido en su país.

Personalmente creo que es SULLY brilla en lo técnico y hace brillar a Tom Hanks, un actor con el que nadie se atrevería a viajar vista su filmografía, pero acostumbrado a mostrar tal nivel de interpretación que parece que se mimetice con sus personajes. Sin duda, uno de los mejores y más solventes. En cuanto a la historia, es todo un acierto que se cuente como lo hace Clint Eastwood, desgranando poco a poco y con todo lujo de detalles, desde perspectivas diferentes y datos técnicos que no alejan al espectador de la película. Pero si hay que darle algún palo a SULLY, sin duda es por la poca empatía que genera, llegando incluso a forzar dramatismo o cierta épica que desentona con el carácter general de la obra, puesto que Clint Eastwood se decide por la sobriedad por encima de todo reconocimiento heróico.

Published on November 16, 2016 11:57
November 14, 2016
Crítica: ONE PIECE GOLD
Felices de poder acudir al cine para ver la última película del que ya es el mejor manga y anime de la historia, quedamos satisfechos tras comprobar que no es solo una película más del universo creado por el mangaka Eiichiro Oda, sino que todo ha estado cuidado hasta el más mínimo detalle: animación, guión, personajes y villano. Si sois fans de los piratas del Sombrero de Paja, no os la podéis perder. Esta semana hemos visto: ONE PIECE GOLD.
Más de 400 millones de tomos vendidos, líder absoluto de ventas en Japón año tras año, con más de 700 capítulos de anime y pilar fundamental de la revista Shonen Jump japonesa, One Piece se ha convertido en la serie más querida de las últimas dos décadas con permiso de Dragon Ball y nuestro amado Goku. ONE PIECE GOLD es la decimotercera película ya, aunque la primera que llega a nuestro país en gran pantalla, y de la misma manera que ocurrió con Dragon Ball Z: La resurrección de F, no podíamos perdérnosla. Un par de sobris dispuestas y un carro de palomitas y a disfrutar.
Bienvenidos a Gran Tesoro, isla-estado en la que podréis ganar dinero sin tener que preocuparos de la MarinaOne Piece es una película que interesará a fans del anime y del manga, por lo que hay que aclarar que el arco argumental de esta película se sitúa tras los acontecimientos de Dresrossa. Entended, pues, que a España y a Cataluña (que posee los capítulos más avanzados de One Piece) todavía no han llegado. Por lo tanto, esta película va a ser una ametralladora de spoilers para aquellos que no estén al día con las aventuras de la tripulación del Sombrero de Paja en Japón, por lo que os haréis un favor si no la véis hasta que hayáis pasado dicho arco argumental. Avisados quedáis.
Los Mugiwara, o tripulación del Sombrero de Paja, llegan a una isla nueva, pero no es una cualquiera, sino a Gran Tesoro, una especie de Las Vegas que el Gobierno Mundial ha calificado como estado independiente, por lo que piratas y marines pueden campar a sus anchas sin tener que enfrentarse entre ellos. Su rey no es otro que Gild, un hombre carismático cuyo poder de fruta del diablo (akuma no mi) consiste en la manipulación del oro. Un villano interesante y a la altura de lo que estamos acostumbrados en el manga, cuyos personajes secundarios consiguen quedarse en la memoria del lector por su desbordante carisma.
Gild Tesoro, poseedor del poder para controlar el oro gracias a una fruta del diablo. Un villano con carismaLuffy y su tripulación se verán en aprietos a raíz de una mala apuesta, por lo que han de pagar una deuda exorbitante y pronto se darán cuenta de que en Gran Tesoro no es oro todo lo que reluce. En ONE PIECE GOLD tenemos todo lo que disfrutamos en el manga o el anime: nuestros personajes favoritos, mucho humor y acción que hace las delicias de los fans de la saga. El guión no es nada del otro mundo, aunque se nota el mimo y el cuidado que han tenido para no hacer una película más. La animación es fluida y la pantalla rebosa de color gracias una isla tan especial como Gran Tesoro.
Como no todo es oro en ONE PIECE GOLD, diré que han desperdiciado el poder de dos conocidos personajes de la saga que aparecen y nos dejan con la miel en los labios, pues son personajes de gran interés para los fans. Alabar la labor del gran doblaje en catalán, que han mantenido las voces de los personajes del anime y, como siempre, mantienen el gran nivel que atesoran. Imagino que en castellano habrán estado a la altura. También echamos de menos mayor protagonismo de algunos miembros de la tripulación, como Zoro, el gran damnificado en la película, aunque con tal cantidad de personajes se veía venir.
La tripulación del Sombrero de Paja lista para hacernos reír y disfrutar con sus aventurasEn definitiva, ONE PIECE GOLD es quizás una de las mejores películas que podéis ver de One Piece. Imposible aburrirse con las aventuras de nuestros piratas favoritos, humor por doquier y acción e imaginación desbordante a la que ya nos tienen acostumbrados. Es un placer que este tipo de película comiencen a llegar a la gran pantalla de nuestro país, así que los fans de la saga estamos de enhorabuena.


Los Mugiwara, o tripulación del Sombrero de Paja, llegan a una isla nueva, pero no es una cualquiera, sino a Gran Tesoro, una especie de Las Vegas que el Gobierno Mundial ha calificado como estado independiente, por lo que piratas y marines pueden campar a sus anchas sin tener que enfrentarse entre ellos. Su rey no es otro que Gild, un hombre carismático cuyo poder de fruta del diablo (akuma no mi) consiste en la manipulación del oro. Un villano interesante y a la altura de lo que estamos acostumbrados en el manga, cuyos personajes secundarios consiguen quedarse en la memoria del lector por su desbordante carisma.

Como no todo es oro en ONE PIECE GOLD, diré que han desperdiciado el poder de dos conocidos personajes de la saga que aparecen y nos dejan con la miel en los labios, pues son personajes de gran interés para los fans. Alabar la labor del gran doblaje en catalán, que han mantenido las voces de los personajes del anime y, como siempre, mantienen el gran nivel que atesoran. Imagino que en castellano habrán estado a la altura. También echamos de menos mayor protagonismo de algunos miembros de la tripulación, como Zoro, el gran damnificado en la película, aunque con tal cantidad de personajes se veía venir.

Published on November 14, 2016 12:43
November 10, 2016
Crítica: YO, DANIEL BLAKE
Conmovedora, reveladora, reinvindicativa, social... hay tantos adjetivos para presentaros esta película que cualquiera podría quedarse corto. Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, trata sobre la lucha contra el sistema y el estado del bienestar. Tan real y cruda como la vida misma. Esta semana hemos visto: YO, DANIEL BLAKE.
A Daniel Blake (Dave Johns) le ha dado un infarto y por eso no puede trabajar. A pesar de eso, no ha recibido los puntos necesarios para optar a un subsidio por discapacidad, de manera que ha de pedir el subsidio por desempleo, aunque este le obliga a buscar trabajo cuando el médico le impide hacerlo. De esa manera, se encuentra sin ingresos, sin poder trabajar y con el sistema en su contra, pues el hombre ya tiene una edad y todo lo relacionado con internet le va grande. Un carpintero experimentado con toda una vida a sus espaldas se ve al borde del abismo.
El director británico Ken Loach y el guionista Paul Laverty reflejan con brillantez la situación de desesperación, no solo de su protagonista, sino también de otra familia vecina de Daniel: una mujer (Hayley Squires) con dos hijos que se verá abocada a trabajar y realizar actos que en la vida hubiera imaginado para poder sacarlos adelante. El sistema de bienestar no ayuda a esas personas al borde del precipicio y se revela como una farsa burocrática digna de la más alta indignación. Algo que, obviamente, sentirá el espectador conforme avanza la cinta.
Ambos actores están a un gran nivel, sobre todo ella, la parte más desgarradora de la historiaEs evidente que Ken Loach ha mostrado una imagen poco amable del sistema, en tanto en cuanto los funcionaros (no todos, claro) se muestra apáticos, poco amables y, en general, ajenos al sufrimiento ajeno. Algo que enerva, todavía más si cabe, a los protagonistas, pues todo el mundo está en su contra y el sistema sigue ahogándolos. Daniel, un carpintero con cerca de 60 años, se ve obligado a buscar trabajo para no perder el subsidio por desempleo, pero a su vez no puede trabajar porque los médicos no se lo permiten. Es decir, puede quedarse en la calle por un hecho burocrático inadmisible que se demora gracias a la rapidez de un sistema cuadriculado y poco humano.
La realidad tiñe a YO, DANIEL BLAKE de hechos sin medias tintas. Una humanidad que rezuman ambos protagonistas, que se encuentran precisamente en el lugar donde el Estado ha de ayudarlos. Ambos se entienden, se protegen y ayudan, sobre todo el carpintero al ver la casa en la que viven. Sin luz y con el frío que hace en Inglaterra. Ambas vidas golpeadas por la mala fortuna y experiencias duras que, sin embargo, no anulan la capacidad de lucha de los protagonistas. La supervivencia del ser humano actual se reduce a una burocracia inoperante, un error en la democracia y una evidente violación de los derechos humanos.
Yo soy Daniel Blake y exijo mis derechos como ciudadano. Brutal mensaje a la burocraciaEn definitiva, YO, DANIEL BLAKE es una película directa, clara, dura y que no busca emocionar, puesto que emociona por sí sola, sin artificios y con modestia, directa al corazón y una crítica feroz a la sociedad de hoy día, a la democracia y al supuesto estado del bienestar. No va a ser un taquillazo, pero es una de las que más removerán conciencias. Ni se os ocurra perdérosla.

A Daniel Blake (Dave Johns) le ha dado un infarto y por eso no puede trabajar. A pesar de eso, no ha recibido los puntos necesarios para optar a un subsidio por discapacidad, de manera que ha de pedir el subsidio por desempleo, aunque este le obliga a buscar trabajo cuando el médico le impide hacerlo. De esa manera, se encuentra sin ingresos, sin poder trabajar y con el sistema en su contra, pues el hombre ya tiene una edad y todo lo relacionado con internet le va grande. Un carpintero experimentado con toda una vida a sus espaldas se ve al borde del abismo.
El director británico Ken Loach y el guionista Paul Laverty reflejan con brillantez la situación de desesperación, no solo de su protagonista, sino también de otra familia vecina de Daniel: una mujer (Hayley Squires) con dos hijos que se verá abocada a trabajar y realizar actos que en la vida hubiera imaginado para poder sacarlos adelante. El sistema de bienestar no ayuda a esas personas al borde del precipicio y se revela como una farsa burocrática digna de la más alta indignación. Algo que, obviamente, sentirá el espectador conforme avanza la cinta.

La realidad tiñe a YO, DANIEL BLAKE de hechos sin medias tintas. Una humanidad que rezuman ambos protagonistas, que se encuentran precisamente en el lugar donde el Estado ha de ayudarlos. Ambos se entienden, se protegen y ayudan, sobre todo el carpintero al ver la casa en la que viven. Sin luz y con el frío que hace en Inglaterra. Ambas vidas golpeadas por la mala fortuna y experiencias duras que, sin embargo, no anulan la capacidad de lucha de los protagonistas. La supervivencia del ser humano actual se reduce a una burocracia inoperante, un error en la democracia y una evidente violación de los derechos humanos.

Published on November 10, 2016 12:44
November 8, 2016
Crítica: OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL
De una primera película pésima y olvidable, pero que recuperó con creces su inversión, nos llega esta interesante precuela que logra cumplir con las expectativas de los espectadores. Una familia que desea contactar con el alma de su padre verá pronto cómo en su casa comienzan a darse fenómenos extraños. Esta semana hemos visto: OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL.
Mike Flanagan dirige esta cinta con cierta solvencia, la misma que sus tres protagonistas, Elisabeth Reaser (Esme en Crespúsculo), Annalise Basso (Captain Fantastic) y sobre todo la pequeña Lulu Wilson. Corren los años 60 en Los Ángeles, y en el seno de una familia todavía cargan con la pesada losa de la muerte de su padre. Con dificultades económicas evidentes, la madre (Elisabeth Reaser) abre una consulta de videncia para que las personas encuentren apoyo y puedan despedirse de las almas de sus seres queridos. Viendo que su casa podría ser embargada, se hace con un tablero de Ouija para revitalizar el negocio.
El tablero de la Ouija siempre ha estado ahí, ¿volverá a hacerse famoso?La pequeña Doris (Lulu Wilson) no tardará en utilizar dicho tablero para ponerse en contacto exitosamente con su padre, sin embargo, pronto las tres se darán cuenta de que abrir el portal hacia el más allá tiene sus consecuencias, sobre todo si el alma de su padre no está sola. Es una situación familiar casi trágica, con una hija adolescente (Annalise Basso) que comienza a descubrir el amor y que no consigue superar la muerte de su padre, además, tenemos los problemas económicos por los que atraviesan y que la madre ha de hacer frente como médium. Con esos conflictos familiares de por medio, la pequeña Doris contacta con su padre en el más allá y todo comienza a precipitarse.
OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL supone una película de bajo presupuesto a la que sacarán mucho rendimiento sus productores. No es un producto de mala calidad, y todos sabemos que no predomina en cartelera este tipo de cine a nivel decente. Conseguir mejorar a su predecesora no era difícil, pero podemos asegurar que lo ha conseguido con creces. Bebe los vientos de Expediente Warren o El exorcista, y funciona como una especie de homenaje, pues muchas escenas y sustos nos sonarán. Aún así, es algo precedible precisamente en momentos de mayor tensión, llegando incluso a adivinar cuándo llegará el susto de turno. Aún así, consigue impactar al público más casual y tornar la experiencia en algo entretenido, que ya es mucho.
Annalise Basso y la pequeña Lulu Wilson interpretan con solvencia sus papelesEl aspecto más flojo de la película, como no podía ser de otra manera en el género, es un guión endeble y predecible, aunque el final sorprende y no precisamente para bien, puesto que se da lugar a la fantasía e incluso roza lo ridículo. OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL es buena cuando sugiere, cuando hace que el espectador se interese por lo que sucede, porque cuando se muestra la evidencia no acaba de golpear como debiera. Y es que los efectos digitales, y se entiende por el presupuesto, son demasiado evidentes y toscos, de manera que cuando todo se acelera la película pierde potencia. Eso sí, viviremos algunos sustos interesantes, casi siempre de parte del angelical rostro de Lulu Wilson.
A modo de curiosidad, el cura que participa en el filme (siempre hay un cura), es el niño de E.T., Henry Thomas, cuyo papel está desaprovechado, como el de todos los secundarios a excepción de las tres féminas que conforman la familia. Destacar, de nuevo, el papel solvente de las tres, que logran causar empatía al espectador gracias al vínculo que se establecen. En cuanto a eso, la película se toma su tiempo para hacer las presentaciones y que los personajes sean más redondos de lo que suele ser costumbre en este género, algo que se agradece y funciona.
Con su rostro angelical, consigue crearnos empatía. La angelica puede comunicarse con almas de la casaEn definitiva, EL ORIGEN DEL MAL es una película que disfrutaréis si os gustó El Exorcista o Expediente Warren: El Caso Enfield y sucedáneos interesantes. Un filme solvente de la mano de Mike Flanagan, con bastante miedo, sustos y sorpresas. Quizás el final se adereza con demasiada fantasía, pero, en general, logra entretener, algo que no pueden decir muchas películas del género. Echadle un vistazo.

Mike Flanagan dirige esta cinta con cierta solvencia, la misma que sus tres protagonistas, Elisabeth Reaser (Esme en Crespúsculo), Annalise Basso (Captain Fantastic) y sobre todo la pequeña Lulu Wilson. Corren los años 60 en Los Ángeles, y en el seno de una familia todavía cargan con la pesada losa de la muerte de su padre. Con dificultades económicas evidentes, la madre (Elisabeth Reaser) abre una consulta de videncia para que las personas encuentren apoyo y puedan despedirse de las almas de sus seres queridos. Viendo que su casa podría ser embargada, se hace con un tablero de Ouija para revitalizar el negocio.

OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL supone una película de bajo presupuesto a la que sacarán mucho rendimiento sus productores. No es un producto de mala calidad, y todos sabemos que no predomina en cartelera este tipo de cine a nivel decente. Conseguir mejorar a su predecesora no era difícil, pero podemos asegurar que lo ha conseguido con creces. Bebe los vientos de Expediente Warren o El exorcista, y funciona como una especie de homenaje, pues muchas escenas y sustos nos sonarán. Aún así, es algo precedible precisamente en momentos de mayor tensión, llegando incluso a adivinar cuándo llegará el susto de turno. Aún así, consigue impactar al público más casual y tornar la experiencia en algo entretenido, que ya es mucho.

A modo de curiosidad, el cura que participa en el filme (siempre hay un cura), es el niño de E.T., Henry Thomas, cuyo papel está desaprovechado, como el de todos los secundarios a excepción de las tres féminas que conforman la familia. Destacar, de nuevo, el papel solvente de las tres, que logran causar empatía al espectador gracias al vínculo que se establecen. En cuanto a eso, la película se toma su tiempo para hacer las presentaciones y que los personajes sean más redondos de lo que suele ser costumbre en este género, algo que se agradece y funciona.

Published on November 08, 2016 14:45
November 4, 2016
Crítica: DOCTOR STRANGE
Marvel sigue como una apisonadora, mejorando película tras película y demostrando que no hay nadie que pueda hacerle sombra a sus héroes. En este caso, dejamos los problemas mundanos y entramos en otros planos de tipo mágico con un Benedict Cumberbatch que brilla en su estreno como héroe Marvel. La mejor película de superhéroes del año, sin duda. Esta semana hemos visto: DOCTOR STRANGE.
Hartos ya de Thors, Hulks, IronMans y demás superhéroes que coparon la Fase 1 y 2 de Marvel, en el universo Marvel comienzan a aparecer nuevas caras en lo que ya se está convirtiendo en un complejo entramado de lazos y nexos que acabará con todos ellos en pantalla, véase un Los Vengadores 3 o una nueva película a lo Civil War, donde el Capitán América daba nombre a la película pero había tanto superhéroe que era más coral que otra cosa. Y es que Marvel está haciendo las cosas bien en esta Fase 3 que acaba el año con un nuevo personaje protagonizado por uno de los mejores actores de la actualidad: Benedict Cumberbatch.
El doctor Strange es un arisco, arrogante y brillante neurocirujano que está por encima del bien y el mal, derrochador y, en definitiva, genio con cierto sentido del humor que puede llegar a sustituir en un futuro no muy lejano al ya agotado Tony Stark de Robert Downey Jr. Su carrera es fulgurante, igual que el coche con el que se pega una leche casi mortal que hace que sus manos de cirujano jamás vuelvan a recuperarse. Viendo que todos los médicos del mundo que no son él son unos idiotas torpes, decide intentar recuperarse por métodos más místicos y pone rumbo hacia Katmandú, donde descubrirá que la actitud puede derrotar enfermedades.
La Anciana te pega una leche que te envía de lleno al plano astral. Cuidadito con ellaUna vez allí, conoce a La Anciana, al maestro Mordo y comienza un aprendizaje que le lleva al multiverso, a conocer el mundo astral, a dejar que su alma abandone su cuerpo y a dominar magia que le permite teletransportarse, y armas que le ayudarán a combatir contra un ser oscuro que pretende engullir la Tierra como hace con todos los planetas que encuentra en el resto de universos paralelos: Dormammu. Pero el villano no está solo, ya que uno de los maestros, Kaecilius, traicionó a los hechiceros y se hizo con unas páginas importantes de uno de los libros de La Anciana. Como comprenderéis, el Doctor Strange intentará salvar la Tierra y poner fin a la amenaza.
Scott Derrickson dirige DOCTOR STRANGE con buen pulso entre lo visualmente maravilloso y algunas escenas de acción puramente comiqueras, sobre todo algunas hacia el final del filme que son sencillamente espectaculares. Visualmente os recordará a Origen, con esos edificios combándose y produciendo una especie de mandalas que nos dejan maravillados en los primeros minutos de metraje. Si no hubiera existido Origen, esta película habría impactado todavía más, pues los efectos especiales son, y a pesar de que en una película de Marvel es obligatorio que lo sean, una auténtica pasada. Por cierto, se recomienda verla en 3D, así que ya sabéis.
Impresionantes efectos visuales a lo Inception (Origen). No tienen desperdicio, sobre todo en 3DEl reparto, dejando a un entregado Benedict Cumberbatch al margen, se mantiene a la altura. Chiwetel Ejiofor es Mordo, si bien el personaje no da todo lo que debiera, esperamos mucho más de él en una próxima entrega; Tilda Swinton es La Anciana, fascina su capacidad andrógina y da entidad a un personaje de suma relevancia para la película; Rachel McAdams es la amante de Strange, necesaria pero relegada a un segundo plano durante gran parte del metraje, pero que aporta ese toque de humanidad al personaje protagonista. Y llegamos a la piedra de todas las películas Marvel, que no es otra cosa que un villano consistente. En este caso, Mads Mikkelsen tiene su punto e incluso sentido del humor, pero no deja de ser un títere de un ser superior al que conoceremos tarde y mal, como quien dice. Parece que los de Marvel todavía no han solucionado el problema.
Pero lo mejor de DOCTOR STRANGE, y mira que tiene muchas cosas que funcionan, desde el guión, al reparto, los efectos especiales y demás, no es otra cosa que el gran sentido del humor del que goza. Característico en Marvel ya con Guardianes de la Galaxia y Ant-Man, se ha conseguido aunar una trama relativamente seria con gags divertidos que no restan trascendencia al momento y, por lo tanto, le da un toque comiquero todavía mayor, algo que denota el buen hacer de Marvel en una fase 3 que no ha decepcionado en ninguna de sus películas. Una fórmula hilada a conciencia que va a permitir grandes interacciones entre los superhéroes, como la próxima Spiderman junto a Ironman y algunas sorpresas más.
Magia, colorido y sentido del humor. Originalidad en estado puro y un protagonista carismáticoDOCTOR STRANGE tiene todo lo que las anteriores películas de Marvel ya tienen, e incluso más: humor, acción, efectos visuales por encima de la media, magia original, multiversos, un protagonista realmente carismático, un par de escenas post-créditos... y un sinfín de elementos que hacen que realmente valga la pena ir al cine a disfrutar. La banda sonora es buena, más interesante de lo que era habitual en el género, y todo funciona a buena velocidad, incluso los orígenes y fundamentación del protagonista, algo que en un pasado solía convertirse en algo largo y tedioso. Marvel sigue avanzando y la brecha que le separa de su competidora DC comienza a ser demasiado amplia, sobre todo si ha de competir con películas del calibre de la pésima Escuadrón Suicida.
El original planteamiento de DOCTOR STRANGE nos lleva a olvidarnos de que comparte universo con los demás héroes de Marvel. Y es que él no es superhéroe, sino un hechicero que se aleja del mundo terrenal de los IronMan y compañía para salvar a la humanidad desde un plano más astral. Es decir, que se ve venir muy claramente que los Guardianes de la Galaxia o el mismísimo Thor tendrán algo que decir al respecto sobre el Doctor Strange, no sé si sabéis por dónde voy. En todo caso, la originalidad y lo visualmente potente que es la película nos deja un muy buen sabor de boca en la llegada de Benedict Cumberbatch al universo Marvel.
Tenemos Doctor Strange para rato. Benedict Cumberbach ha venido a Marvel para quedarse. Bien por élEn definitiva, DOCTOR STRANGE compite por ser la mejor película de superhéroes del año, algo que de una forma u otra se queda en la casa Marvel sin discusión, por mucho intento que haya hecho DC al respecto. Tenemos una película sólida, divertida, con acción y escenas apabullantes, un protagonista carismático como el que más y magia a raudales. ¿Qué queremos más? Marvel está en forma y está poniendo el listón muy alto, esperemos que siga al menos manteniendo el nivel. Si os gusta el género no lo dudéis ni un segundo.

Hartos ya de Thors, Hulks, IronMans y demás superhéroes que coparon la Fase 1 y 2 de Marvel, en el universo Marvel comienzan a aparecer nuevas caras en lo que ya se está convirtiendo en un complejo entramado de lazos y nexos que acabará con todos ellos en pantalla, véase un Los Vengadores 3 o una nueva película a lo Civil War, donde el Capitán América daba nombre a la película pero había tanto superhéroe que era más coral que otra cosa. Y es que Marvel está haciendo las cosas bien en esta Fase 3 que acaba el año con un nuevo personaje protagonizado por uno de los mejores actores de la actualidad: Benedict Cumberbatch.
El doctor Strange es un arisco, arrogante y brillante neurocirujano que está por encima del bien y el mal, derrochador y, en definitiva, genio con cierto sentido del humor que puede llegar a sustituir en un futuro no muy lejano al ya agotado Tony Stark de Robert Downey Jr. Su carrera es fulgurante, igual que el coche con el que se pega una leche casi mortal que hace que sus manos de cirujano jamás vuelvan a recuperarse. Viendo que todos los médicos del mundo que no son él son unos idiotas torpes, decide intentar recuperarse por métodos más místicos y pone rumbo hacia Katmandú, donde descubrirá que la actitud puede derrotar enfermedades.

Scott Derrickson dirige DOCTOR STRANGE con buen pulso entre lo visualmente maravilloso y algunas escenas de acción puramente comiqueras, sobre todo algunas hacia el final del filme que son sencillamente espectaculares. Visualmente os recordará a Origen, con esos edificios combándose y produciendo una especie de mandalas que nos dejan maravillados en los primeros minutos de metraje. Si no hubiera existido Origen, esta película habría impactado todavía más, pues los efectos especiales son, y a pesar de que en una película de Marvel es obligatorio que lo sean, una auténtica pasada. Por cierto, se recomienda verla en 3D, así que ya sabéis.

Pero lo mejor de DOCTOR STRANGE, y mira que tiene muchas cosas que funcionan, desde el guión, al reparto, los efectos especiales y demás, no es otra cosa que el gran sentido del humor del que goza. Característico en Marvel ya con Guardianes de la Galaxia y Ant-Man, se ha conseguido aunar una trama relativamente seria con gags divertidos que no restan trascendencia al momento y, por lo tanto, le da un toque comiquero todavía mayor, algo que denota el buen hacer de Marvel en una fase 3 que no ha decepcionado en ninguna de sus películas. Una fórmula hilada a conciencia que va a permitir grandes interacciones entre los superhéroes, como la próxima Spiderman junto a Ironman y algunas sorpresas más.

El original planteamiento de DOCTOR STRANGE nos lleva a olvidarnos de que comparte universo con los demás héroes de Marvel. Y es que él no es superhéroe, sino un hechicero que se aleja del mundo terrenal de los IronMan y compañía para salvar a la humanidad desde un plano más astral. Es decir, que se ve venir muy claramente que los Guardianes de la Galaxia o el mismísimo Thor tendrán algo que decir al respecto sobre el Doctor Strange, no sé si sabéis por dónde voy. En todo caso, la originalidad y lo visualmente potente que es la película nos deja un muy buen sabor de boca en la llegada de Benedict Cumberbatch al universo Marvel.

Published on November 04, 2016 13:51
November 2, 2016
Crítica: EL CONTABLE
Ben Affleck, JK Simmons y Anna Kendrick unidos en una película que quiere abarcar mucho y se queda en poco menos que algo de acción y entretenimiento. Un contable con Síndrome de Asperger y entrenamiento militar al que contrata una empresa para resolver sus cuentas pero que al final acaba cargándose a todo lo que se mueve. Ya lo véis. Esta semana hemos visto: EL CONTABLE.
¿Y quién mejor que Ben Affleck para ser Christian Wolff, un contable con problemas para socializar y expresar sentimientos? Acostumbrados nos tiene el nuevo Batman a sus faltas de expresividad en casi todas sus películas, por lo que encajaría perfectamente en el perfil protagonista. EL CONTABLE es una película dentro de otras cuatro cinco películas, que no sabe centrarse en lo que realmente quiere y que, posiblemente, nunca supo qué es lo que quería contar. Quedándose, pues, en una simple propuesta entretenida y casi cómica.
Cuando no está rodeado por números lo está por armas y cadáveres a sus pies. Qué cosasY es que hay tantas tramas, y tan inútiles casi todas, que el espectador no sabe si está ante un drama, un thriller o una película de acción pura. Por un lado tenemos a Ben Affleck luchando por socializar, una Anna Kendrick intentando otorgar humanidad el protagonista, un JK Simmons casi de retiro que pretende ahondar en las motivaciones del protagonista. Y si esto no fuera poco, tenemos a una agente de la CIA que necesita encontrar pistas para no irse directa a la cárcel y a un asesino (John Bernthal) que tendrá que vérselas con el contable. Y todo eso en una película de dos horas, como imaginaréis, tantos elementos acaban con el saco rompiéndose.
No entraré a catalogar la manera en la que Affleck ha interpretado a un personaje con cierto autismo, puesto que es el guión (de Bill Dubuque) de la película dirigida por Gavin O'Connor, lo que lleva al protagonista a ser un Dios intocable que todo lo hace bien y al que es imposible derrotar, no solo en conceptos matemáticos, si no en combate cuerpo a cuerpo, con armas o incluso con tirachinas. Ben Affleck encarna a un súperheroe con síndrome de Aspeger que trabaja de contable para mafiosos y cuya forma de vida ya comienza a alejar al espectador de tomarse a EL CONTABLE como una película medianamente seria.
Esta trama es completamente prescindible, aunque JK Simmons siempre está genialQue Ben Affleck explota su limitaciones expresivas queda patente, lo que no está tan claro es si su actuación es buena o no. En todo caso, el toque cómico le va bien, y sus acompañante están a la altura. Sin embargo, el arco de JK Simmons y su compañera es irrelevante, igual que el de Anna Kendrick y su intento de toque romántico y humanizador. Lo que no sé es si JK Simmons y Anna Kendrick participan porque estarán también con Ben Affleck en Batman. Se sabe que Simmons hará de comisario y Anna de Robin (sí, una chica haciendo de Robin). En todo caso, sus tramas son prescindibles, por lo que restan interés a la película y, por encima de todo, desorientan al espectador.
Eso por no hablar de un par de giros de guión algo tramposos y un final de película casi irrisorio. Si en algún momento nos habíamos tomado en serio a EL CONTABLE, desde luego que esa idea desaparece durante los últimos compases de película, donde el guionista no tuvo un buen día. En Estados Unidos las críticas han sido mediocres, pero los resultados de taquilla acompañan, por lo que no me extrañaría que EL CONTABLE volviera, como ya ha manifestado su director. En todo caso, espero que dejen de intentar abarcar demasiado y se limiten a entretener, cosa que se hubiera conseguido sobradamente.
El contable, asesino implacable y letal con síndrome de Asperger que se dedica a hacer el bienEn definitiva, EL CONTABLE es una película para entretenerse, que se pierde en numerosas tramas que no aportan nada al filme pero con un Ben Affleck que causa cierta simpatía como Dios de la guerra y las matemáticas. El elenco de actores que participan es más que solvente y nunca llega a aburrir. Si queréis desconectar de un duro día de trabajo, quizás esta es vuestra película.

¿Y quién mejor que Ben Affleck para ser Christian Wolff, un contable con problemas para socializar y expresar sentimientos? Acostumbrados nos tiene el nuevo Batman a sus faltas de expresividad en casi todas sus películas, por lo que encajaría perfectamente en el perfil protagonista. EL CONTABLE es una película dentro de otras cuatro cinco películas, que no sabe centrarse en lo que realmente quiere y que, posiblemente, nunca supo qué es lo que quería contar. Quedándose, pues, en una simple propuesta entretenida y casi cómica.

No entraré a catalogar la manera en la que Affleck ha interpretado a un personaje con cierto autismo, puesto que es el guión (de Bill Dubuque) de la película dirigida por Gavin O'Connor, lo que lleva al protagonista a ser un Dios intocable que todo lo hace bien y al que es imposible derrotar, no solo en conceptos matemáticos, si no en combate cuerpo a cuerpo, con armas o incluso con tirachinas. Ben Affleck encarna a un súperheroe con síndrome de Aspeger que trabaja de contable para mafiosos y cuya forma de vida ya comienza a alejar al espectador de tomarse a EL CONTABLE como una película medianamente seria.

Eso por no hablar de un par de giros de guión algo tramposos y un final de película casi irrisorio. Si en algún momento nos habíamos tomado en serio a EL CONTABLE, desde luego que esa idea desaparece durante los últimos compases de película, donde el guionista no tuvo un buen día. En Estados Unidos las críticas han sido mediocres, pero los resultados de taquilla acompañan, por lo que no me extrañaría que EL CONTABLE volviera, como ya ha manifestado su director. En todo caso, espero que dejen de intentar abarcar demasiado y se limiten a entretener, cosa que se hubiera conseguido sobradamente.

Published on November 02, 2016 14:19
October 31, 2016
Crítica: LA CHICA DEL TREN
Casi siempre, la adaptación de un best-seller súperventas es suficiente como para que una irregular película sea éxito en la taquilla. Emily Blunt, entregada y destacable protagonista, es la única excusa que podemos tener para acudir a ver este irregular film. Esta semana hemos visto: LA CHICA DEL TREN.
Paula Hawkings y su best-seller llegan a la gran pantalla y, según parece, los fans de la novela quedarán decepcionados. Decir que yo no me la he leído y me parece una película mediocre, casi de serie B, que únicamente salva una Emily Blunt entregada a la causa y que es la atracción principal de una película que apenas roza lo entretenido. Ella es Rachel, una mujer abandonada al alcohol tras un fracaso matrimonial tras la imposibilidad de ser madre. Durante sus muchos trayectos en tren, puede ver su antigua casa y la convivencia entre su ex marido y su nueva mujer, ahora ya con un bebé. Pero también a otra pareja misteriosa que parece perfecta.
El tren, protagonista inicial del filme, pero que pierde todo el fuelle a mitad de película, es en enlace para una historia que narra el devenir de tres mujeres y su particular visión de la vida y la maternidad. Una de ellas (Emily Blunt), desea tener hijos y no puede. Otra (Rebecca Ferguson) tiene ya un bebé con el ex marido de la primera, y finalmente la más joven (Haley Bennet), que tuvo un pasado horrible y no desea tener hijos. La figura del hombre es apenas secundaria, con el ex marido (Luke Evans) como eje principal sobre el que gira la historia, quizás demasiado evidente.
Emily Blunt, se lo toma muy en serio y lo da todo, es la única excusa para ir a ver esta películaTate Taylor dirige esta adaptación del best-seller que comienza de manera interesante, pero que se pierde entre flashbacks del pasado y momentos surrealistas que hacen que el espectador se aleje y acabe por no volver a interesarse. En mi caso, me daba absolutamente igual cómo se concluyera la trama, simplemente quería que acabara. Adaptación, pues, menor de una obra que queda todavía en peor lugar después de ver lo que se consiguió al adaptar otro best-seller como Perdida de David Fincher, con Ben Affleck y la nominada Rosamund Pike.
LA CHICA DEL TREN es una propuesta anodina, que ahonda poco en las tramas de los secundarios y cuando lo hace no despierta interés en el espectador. El personaje de Emily Blunt es lo único que salva del hundimiento de una propuesta que en ocasiones es incluso tramposa. El misterio de un asesinato que en todo momento apunta hacia un lado para, de pronto, intentar sorprender -aunque no sorprende a nadie, más que nada porque ya no les interesa. Un final ridículo y poco creíble, en la línea de la película.
El personaje de Haley Bennet tiene un pasado muy oscuro que saldrá a la luz en sus numerosos flashbacksEn definitiva, LA CHICA DEL TREN fracasa en lo que se propone, y tampoco convence para pasar un rato entretenido. Suerte que era la Fiesta del cine y no se pagó mucho por verla, pero ha sido una propuesta decepcionante de principio a fin. Por Emily Blunt se salva, solo por ella, pero ni siquiera la actriz hará que os olvidéis del filme dos días después de haberlo visto. Decepcionante, pasad a otra cosa.

Paula Hawkings y su best-seller llegan a la gran pantalla y, según parece, los fans de la novela quedarán decepcionados. Decir que yo no me la he leído y me parece una película mediocre, casi de serie B, que únicamente salva una Emily Blunt entregada a la causa y que es la atracción principal de una película que apenas roza lo entretenido. Ella es Rachel, una mujer abandonada al alcohol tras un fracaso matrimonial tras la imposibilidad de ser madre. Durante sus muchos trayectos en tren, puede ver su antigua casa y la convivencia entre su ex marido y su nueva mujer, ahora ya con un bebé. Pero también a otra pareja misteriosa que parece perfecta.
El tren, protagonista inicial del filme, pero que pierde todo el fuelle a mitad de película, es en enlace para una historia que narra el devenir de tres mujeres y su particular visión de la vida y la maternidad. Una de ellas (Emily Blunt), desea tener hijos y no puede. Otra (Rebecca Ferguson) tiene ya un bebé con el ex marido de la primera, y finalmente la más joven (Haley Bennet), que tuvo un pasado horrible y no desea tener hijos. La figura del hombre es apenas secundaria, con el ex marido (Luke Evans) como eje principal sobre el que gira la historia, quizás demasiado evidente.

LA CHICA DEL TREN es una propuesta anodina, que ahonda poco en las tramas de los secundarios y cuando lo hace no despierta interés en el espectador. El personaje de Emily Blunt es lo único que salva del hundimiento de una propuesta que en ocasiones es incluso tramposa. El misterio de un asesinato que en todo momento apunta hacia un lado para, de pronto, intentar sorprender -aunque no sorprende a nadie, más que nada porque ya no les interesa. Un final ridículo y poco creíble, en la línea de la película.

Published on October 31, 2016 12:24
October 26, 2016
Crítica: LA PRÓXIMA PIEL
Emma Suárez y Álex Monner nos traen un drama familiar en el que ella hace de madre necesitada de un hijo y él hace de ese hijo necesitado. Con una tensión y suspense que pocas películas logran, la sospecha nos ahoga hasta el mismo final. Película interesante, también, para que se reconozca la gran labor de educadores e integradores sociales en la sociedad. Esta semana hemos visto: LA PRÓXIMA PIEL.
Hace ocho años ya que Gabriel desapareció. Su familia no ha dejado de buscarle, pero por fin le han encontrado en una casa de acogida francesa. Ahora él se hace llamar Leo y es un chaval problemático, como bien nos indican las primeras imágenes. Su madre (Emma Suárez) se lo llevará al pueblo, casi en los límites de España y Francia, y ambos tratarán de recuperar el tiempo perdido. ¿Pero será de verdad Leo su hijo perdido, o todo es una gran actuación? Aderezado, además, por un pasado oscuro en la familia, LA PRÓXIMA PIEL es una película que te ancla al asiento y no te deja ni respirar.
Isaki Lacuesta e Isa Campo dirigen este thriller, que bien podría ser más un drama familiar con tintes de tensión y suspense al alcance de unos pocos. Información en letra pequeña que el espectador ha de utilizar para componer sus propias conclusiones y desecharlas o mantenerlas hasta un clímax final que deja sin aliento. LA PRÓXIMA PIEL no es una película evidente, de las que dejan pistas obvias, sino que prefiere dejarnos pensar y mantenernos enganchados a ella de manera hipnótica. Y gran parte de ese magnetismo viene de la mano de sus protagonistas.
El reencuentro entre ambos. ¿Significará la vuelta a la familia o la unión de ambos intereses?Emma Suárez brilla de nuevo, como ya hizo en Julieta (de Almodóvar y preseleccionada para los Oscar). Una madre atormentada y misteriosa, pero jovial, que quiere y a su vez se deja querer por un Álex Monner (Pulseras rojas) tremendo en cada escena, dejando bien claro que es uno de los actores más prometedores del panorama español. En ambas interpretaciones siempre nos dejan con un sabor de desconfianza y reflexión, ¿será su hijo de verdad?, ¿necesita que lo sea?. Ambos mantienen gran complicidad, incluso la sombra de la sospecha se evapora en ambos cuando quieren y son queridos. Sergi López es el secundario de lujo, el tío del chaval, receloso y celoso del chico que ha aparecido en la vida de ella. Todo alrededor de la familia es una gran nube gris.
Increíbles y bellos los parajes fronterizos, montañas nevadas, copos de nieve, dureza de un tiempo siempre teñido de blancos y grises, un pueblo pequeño y cerrado donde todo el mundo sabe lo que se cuece. Una sensación de aprisionamiento que se traslada hasta el espectador, lo que ayuda todavía más a tensar la cuerda de todo lo que sucede. ¿Es Gabriel el hijo de verdad o está ayudando a la que dice que es su madre a tejer una nueva realidad en la que ambos son felices y logran tapar el hueco de soledad insondable que les persigue desde hace ocho años? Esa pregunta campará a sus anchas durante toda la película, que además no nos ayuda gracias a unas escenas en las que cualquier mirada o gesto nos hacen desconfiar.
Agobiantes y sin embargo bellos parajes que ayudan a mantener la tensión y la desconfianza en el filmeEn definitiva, LA PRÓXIMA PIEL es una película más que interesante, con sello propio y unas interpretaciones tremendas por parte de Emma Suárez y Álex Monner. Además, también podemos aprender mucho del proceso de acogida en una familia, labor que hay que agradecer a educadores e integradores sociales y que, como podréis comprobar, un ensamblaje delicado de parte de dos realidades que desean ser una de nuevo. No os la perdáis.

Hace ocho años ya que Gabriel desapareció. Su familia no ha dejado de buscarle, pero por fin le han encontrado en una casa de acogida francesa. Ahora él se hace llamar Leo y es un chaval problemático, como bien nos indican las primeras imágenes. Su madre (Emma Suárez) se lo llevará al pueblo, casi en los límites de España y Francia, y ambos tratarán de recuperar el tiempo perdido. ¿Pero será de verdad Leo su hijo perdido, o todo es una gran actuación? Aderezado, además, por un pasado oscuro en la familia, LA PRÓXIMA PIEL es una película que te ancla al asiento y no te deja ni respirar.
Isaki Lacuesta e Isa Campo dirigen este thriller, que bien podría ser más un drama familiar con tintes de tensión y suspense al alcance de unos pocos. Información en letra pequeña que el espectador ha de utilizar para componer sus propias conclusiones y desecharlas o mantenerlas hasta un clímax final que deja sin aliento. LA PRÓXIMA PIEL no es una película evidente, de las que dejan pistas obvias, sino que prefiere dejarnos pensar y mantenernos enganchados a ella de manera hipnótica. Y gran parte de ese magnetismo viene de la mano de sus protagonistas.

Increíbles y bellos los parajes fronterizos, montañas nevadas, copos de nieve, dureza de un tiempo siempre teñido de blancos y grises, un pueblo pequeño y cerrado donde todo el mundo sabe lo que se cuece. Una sensación de aprisionamiento que se traslada hasta el espectador, lo que ayuda todavía más a tensar la cuerda de todo lo que sucede. ¿Es Gabriel el hijo de verdad o está ayudando a la que dice que es su madre a tejer una nueva realidad en la que ambos son felices y logran tapar el hueco de soledad insondable que les persigue desde hace ocho años? Esa pregunta campará a sus anchas durante toda la película, que además no nos ayuda gracias a unas escenas en las que cualquier mirada o gesto nos hacen desconfiar.

Published on October 26, 2016 14:58