Omar G. Villegas's Blog, page 10

May 2, 2015

Desqueri��ndote

En desquererte se me ha ido el tiempo. Con todas sus ma��anas y sus noches en que, una o varias veces, tu recuerdo me inunda como mar embravecido. Y yo nom��s me digo que no he de seguir as��. Entonces busco rostros que puedan desdibujar el tuyo. Cuerpos que me hagan desacordarme del tuyo que tanto, a��n, deseo. Todo in��til. A veces te imagino a mi lado. Abrazo la almohada. Luego la aviento y me duermo. Al menos trato. Despierto a trompicones. Ando err��tico tratando de hallar la manera de desquererte queri��ndote tanto.


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Published on May 02, 2015 14:50

Te devuelvo tu silencio

Toma, te devuelvo tu silencio. Tu inconsistencia. Tu claudicarme. Tu ausencia. Tu desd��n. Tu cepillo de dientes.

S��lo me quedo con el sabor de tu simiente para llenar este vac��o, insondable, que soy.


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Published on May 02, 2015 14:40

April 29, 2015

Anhelos en un día de lluvia inesperada

Hay días como este en que una lluvia inesperada irrumpe en la primavera. En que el sol se repliega detrás de las nubes. En que uno, sin saber por qué, anhela. Anhela un amor a quien llamarle para decir “me dio frío”, “ya quiero llegar a casa”. Un amor incómodo para la constante soledad que nos construimos. Orgullosos. Gozosos. Poderosos. Un amor al cual sonsacar para salir temprano de trabajar y correr bajo las sábanas para ver una película, abrazados, mientras se va esta grisura inoportuna. La onda es que cuando salga el sol ya no querrás a ese amor ahí contigo, desearás estar solo, te estorbará. Como ocurre el resto de los días que dedicas a fortalecer esa soledad infranqueable. Hermosa.


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Published on April 29, 2015 10:21

Anhelos en un d��a de lluvia inesperada

Hay d��as como este en que una lluvia inesperada irrumpe en la primavera. En que el sol se repliega detr��s de las nubes. En que uno, sin saber por qu��, anhela. Anhela un amor a quien llamarle para decir “me dio fr��o”, “ya quiero llegar a casa”. Un amor inc��modo para la constante soledad que nos construimos. Orgullosos. Gozosos. Poderosos. Un amor al cual sonsacar para salir temprano de trabajar y correr bajo las s��banas para ver una pel��cula, abrazados, mientras se va esta grisura inoportuna. La onda es que cuando salga el sol ya no querr��s a ese amor ah�� contigo, desear��s estar solo, te estorbar��. Como ocurre el resto de los d��as que dedicas a fortalecer esa soledad infranqueable. Hermosa.


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Published on April 29, 2015 10:21

April 24, 2015

Hoy me permití mirarte

Hoy me permití mirarte. Me puse los lentes y te vi nítido. No de reojo, sino de frente. Pleno. Esculpido. Enjuto con volúmenes perfectamente distribuidos.


El sol de un atardecer de primavera se reflejaba en tu piel morena. Cubierta por una patina de sudor. Vi tu rostro alargado. De una seriedad enternecedora. Tu gesto adusto no proviene, eso presiento, de la amargura sino de la timidez. 


Miré esa boca de donde sale una voz agolpada. Tu quijada cubierta por una franja de barba que se me antoja suave. Tus manos tan proporcionadas como todo tú. Un atleta. 


Pero sobre todo vi aquel caminito del que todos hablan. Te echaste a hacer unos ejercicios abdomen arriba y tu playera se volvió mi cómplice. Se levantó un poco y me reveló el sendero oscuro que va del ombligo al tótem de tu hermosura.


Fue entonces que me agradecí haberme dejado mirarte. Espléndido y ajeno a mis ojos que tuve que arrancar, con todo el dolor del deseo interrumpido, de ese batallón de vellos que te hacen hombre.


Quizá un día también me permita decirte todo esto. Y que te recordé pasada la una de la mañana escuchando a Rachmaninov. Perdido aún en aquel caminito que ya no es secreto. 


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Published on April 24, 2015 23:44

Hoy me permit�� mirarte

Hoy me permit�� mirarte. Me puse los lentes y te vi n��tido. No de reojo, sino de frente. Pleno. Esculpido. Enjuto con vol��menes perfectamente distribuidos.


El sol de un atardecer de primavera se reflejaba en tu piel morena. Cubierta por una patina de sudor. Vi tu rostro alargado. De una seriedad enternecedora. Tu gesto adusto no proviene, eso presiento, de la amargura sino de la timidez. 


Mir�� esa boca de donde sale una voz agolpada. Tu quijada cubierta por una franja de barba que se me antoja suave. Tus manos tan proporcionadas como todo t��. Un atleta. 


Pero sobre todo vi aquel caminito del que todos hablan. Te echaste a hacer unos ejercicios abdomen arriba y tu playera se volvi�� mi c��mplice. Se levant�� un poco y me revel�� el sendero oscuro que va del ombligo al t��tem de tu hermosura.


Fue entonces que me agradec�� haberme dejado mirarte. Espl��ndido y ajeno a mis ojos que tuve que arrancar, con todo el dolor del deseo interrumpido, de ese batall��n de vellos que te hacen hombre.


Quiz�� un d��a tambi��n me permita decirte todo esto. Y que te record�� pasada la una de la ma��ana escuchando a Rachmaninov. Perdido a��n en aquel caminito que ya no es secreto. 


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Published on April 24, 2015 23:44

April 23, 2015

Errores

Contigo comet�� todos los errores aunque contigo hubiese querido no haber cometido ni uno solo


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Published on April 23, 2015 14:10

April 19, 2015

La campesina

Hablan de una campesina que devora a los hombres. La mujer robusta vive a las afueras de un pueblo perdido entre cerros ��ridos. No se le ve en el mercado o en las fiestas comunales. Sale de noche a rondar los caminos. Justo cuando las j��venes se encierran en casa y cuando los hombres salen alcoholizados. ��vidos de aventuras.


Los hombres comenzaron a toparse con la campesina desde hace un par de a��os que lleg�� al pueblo. Envalentonados por la oscuridad, la abordaron con rudeza. Si estaba fuera de casa a deshoras deb��a ser una puta, pensaban. El asombro emerg��a de inmediato al ver que la campesina no se asustaba. Los provocaba y r��pidamente se les trepaba para entregarse ah�� mismo, sobre la tierra y los matorrales.


Al inicio los hombres gozaban de esos placeres f��ciles. La campesina no es una mujer fea, pero su arrojo de cazador y su complexi��n comenz�� a desconcertarlos. Paulatinamente se cansaron de su voracidad. El hartazgo hizo que empezaran a evitarla. Ella, entonces, los buscaba. Dejaron de salir de noche.


Lo que no saben es que la campesina ha decidido salir de d��a. Ir a los caminos a acecharlos. Saltarles encima. Trepar su caballos. Atraparlos. Arrastrarlos a donde sea para saciarse de ellos.


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Published on April 19, 2015 22:09

March 30, 2015

Aún me descubro pensando en ti

Ha pasado más de un año. Meses y meses. Es medianoche y aún me descubro pensando en ti. Queriéndote con la intensidad de una tormenta solar. Recordando cada gesto, cada movimiento de tus músculos hinchados, cada beso. Cada caricia. Me digo que no es lógica esta incapacidad de volver a entregarme. De volver a amar. Al menos de intentarlo. Pero qué puedo hacer. No tengo repuestas. Ni los libros de filosofía han podido ayudarme a que te destierre del presente. Su máximo triunfo ha sido que, al menos, ya no me duela tu ausencia. Quisiera decirte que ahora entiendo mejor qué te hizo tomar otra dirección lejos de mis manos anhelantes, que ya estoy dispuesto a todo, que encarnas todo lo que siempre idealicé. Pero ya no estás. Te has alejado tanto que no te veo. Sólo te imagino. Quizá, seguramente, en otro abrazo. Quisiera decirte vuelve. Quisiera que nos encontráramos en una calle solitaria y semioscura. Quisiera que, mudo, corrieras y me abrazaras. Que me cargaras con tus brazos fuertes. De las piernas. Contra la pared. Como aquella vez. Y me llevaras a la cama para decirme que todo este tiempo me has querido. Luego recuerdo que entonces nunca me lo dijiste. Y me pregunto por qué habrías de quererme hoy. Es medianoche y te pienso, pero también me digo que algún día, el menos pensando, quién sabe cuándo, ya no será así. Sólo espero que sea pronto. Antes de que me pierda definitivamente en tu recuerdo.


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Published on March 30, 2015 23:29

A��n me descubro pensando en ti

Ha pasado m��s de un a��o. Meses y meses. Es medianoche y a��n me descubro pensando en ti. Queri��ndote con la intensidad de una tormenta solar. Recordando cada gesto, cada movimiento de tus m��sculos hinchados, cada beso. Cada caricia. Me digo que no es l��gica esta incapacidad de volver a entregarme. De volver a amar. Al menos de intentarlo. Pero qu�� puedo hacer. No tengo repuestas. Ni los libros de filosof��a han podido ayudarme a que te destierre del presente. Su m��ximo triunfo ha sido que, al menos, ya no me duela tu ausencia. Quisiera decirte que ahora entiendo mejor qu�� te hizo tomar otra direcci��n lejos de mis manos anhelantes, que ya estoy dispuesto a todo, que encarnas todo lo que siempre idealic��. Pero ya no est��s. Te has alejado tanto que no te veo. S��lo te imagino. Quiz��, seguramente, en otro abrazo. Quisiera decirte vuelve. Quisiera que nos encontr��ramos en una calle solitaria y semioscura. Quisiera que, mudo, corrieras y me abrazaras. Que me cargaras con tus brazos fuertes. De las piernas. Contra la pared. Como aquella vez. Y me llevaras a la cama para decirme que todo este tiempo me has querido. Luego recuerdo que entonces nunca me lo dijiste. Y me pregunto por qu�� habr��as de quererme hoy. Es medianoche y te pienso, pero tambi��n me digo que alg��n d��a, el menos pensando, qui��n sabe cu��ndo, ya no ser�� as��. S��lo espero que sea pronto. Antes de que me pierda definitivamente en tu recuerdo.


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Published on March 30, 2015 23:29

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Omar G. Villegas
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