Omar G. Villegas's Blog, page 14

September 2, 2014

Barba Azul

camaraCuando leí por primera vez “Barba Azul” en su conocida versión del escritor francés Charles Perrault (1628-1703) me pasó lo que le suele ocurrir a quien debuta en la lectura de este clásico “infantil”: me sorprendió su nivel de violencia, su realismo espeluznante, sus dosis de horror.   


La historia es por demás conocida: un acaudalado barba azul se casa con una doncella atraída por la fortuna de ese hombre que en una habitación cerrada guarda un aterrador secreto. Por demás sangriento. Se trata de los cadáveres de sus esposas anteriores a quienes asesina cruelmente por haberse dejado llevar por la curiosidad, por contravenir su advertencia de no fisgonear en aquel lugar prohibido. 


Hay quienes han vinculado este cuento al espíritu de Edgar Allan Poe. Es más, destaca en la propia producción de Perrault, quien lo compiló en los “Cuentos de mamá ganso” publicado en enero de 1697. Y desentona precisamente porque se distancia del estilo almibarado de otros relatos del francés. 


Bien, en las librerías de México coinciden dos acercamientos más actuales a esta historia. Uno es “La cámara sangrienta” editado por Sexto Piso. Este libro originalmente fue publicado en 1979 por la británica Angela Carter (1940-1992), quien escribió 10 relatos basados en cuentos de hadas, el folclor europeo e incluso la radionovela. La autora le dio un giro más contemporáneo a las historias en el que la sexualidad cobra relevancia. 


De hecho, las ilustraciones de la chilena Alejandra Acosta detonan desde la portada aquella convergencia del deseo con la violencia que da como resultado lo que la propia Carter describía como “cuentos góticos, cuentos crueles, cuentos de terror, narrativas fabulosas que tratan directamente del imaginario del inconsciente”. 


barbaEn “La cámara sangrienta” hay una versión más “feminista”, si se quiere, de “Barba Azul” en la que las mujeres tienen que convertirse en las salvadoras de su propio género. Lo mismo pasa con las versiones de Carter de otros relatos como “Caperucita roja”, por ejemplo, en la que el lobo feroz termina siendo el asesino menos certero. 


Este acercamiento a los cuentos infantiles es exquisito y profundamente seductor. El mismo efecto es el que consigue la otra versión, más contemporánea, que se encuentra en las librerías mexicanas; esta un poco más desparpajada. 


La por demás conocida y leída escritora Amélie Nothomb (1966) ofrece su particular y excéntrica versión en “Barba Azul” editada por Anagrama. La autora belga recurre también a una visión más “feminista” protagonizada por una inteligente y provocadora estudiante que cae en la mansión de un aristócrata español de paladar exquisito y aficionado a la lectura de las actas de la Inquisición y los escritos del místico Ramón Llull


La muchacha de esta versión es igualmente invadida por una curiosidad pero ligada a la razón. Al intelecto. En el libro de Nothomb los papeles de presa y cazador en ocasiones son intercambiables. Difusos como el actuar humano. 


BarbebleueEn muy posible que la condición femenina de las autoras las haya motivado a aportar una perspectiva distinta del “Barba Azul” de Perrault, cuya violencia de género es evidente y tiene que ver con el castigo a uno de los “defectos femeninos” por antonomasia: la curiosidad. 


Con estos textos las autoras demuestran que es posible revisitar con ojos actuales y desde ángulos innovadores historias que nos han marcado. Nos confrontan. ¿La curiosidad es realmente un pecado o más bien uno debe estar a la altura de sus curiosidades? ¿El adentrarse en lo prohibido es inevitable por nuestra condición humana? ¿Qué tanto de excitante tiene el juego de víctima y victimario? ¿La muerte asusta o atrae? ¿En semejantes condiciones de amenaza puede surgir el amor? Ellas nos dan pistas.


(Texto para El Día, agosto de 2014)


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Published on September 02, 2014 16:17

August 17, 2014

Mis canciones favoritas

Un día cualquiera tuiteé que “Jamás te dejaré” interpretada por Rocío Dúrcal era una de mis canciones favoritas. Recuerdo que Pedro Sola me preguntó el porqué. “¿A quién te recuerda?”, inquirió. Le respondí que a nadie. Y ese es justamente su encanto.


Mis canciones favoritas no me remiten a nada ni a nadie. Me gustan por sí mismas. Porque aunque sean tristes, alegres, cachondas o sabrosonas las atesoro despojadas de cualquier carga emotiva. Entiendo a quienes hacen lo contrario y las relacionan con personas o acontecimientos. Pero eso termina por arruinar todo el jueguito porque siempre, inevitablemente, las circunstancias cambian. Entonces las canciones van ensuciándose con un historial en el que, además, siempre terminamos ponderando la nostalgia sobre la alegría.


Así que mis canciones favoritas son las que no me hacen sentir nada más que el mero gusto de oírlas, como “Take my breath away” con Berlin, quizá mi canción favorita entre todas. Ni siquiera sé precisamente por qué, sólo me encanta y cada que la escucho la disfruto así como se disfruta el agua fresca una tarde soleada.


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Published on August 17, 2014 21:40

#yosoyputo contra la homofobia

En México la homofobia se ha envalentonado silenciosa y cínica, escondida tras una cara de “tolerancia” y relajo mientras se presumen “avances” sociales como la aprobación del matrimonio igualitario en la Ciudad de México.


El llamado de atención que la (machista, homofóbica y doble moral) FIFA hizo a la afición mexicana en el Mundial de Brasil 2014 por gritar puto en los estadios puso los pelos de punta al país que defendió su derecho al desmadre y a utilizar una palabra con “múltiples significados” que es parte de nuestra “idiosincrasia”.


No repetiré lo ya dicho ni me rasgaré las vestiduras. Yo digo puto y soy puto. Me gusta la libertad de expresión, la posibilidad de encabronarse y el humor. Pero tampoco nos perdamos. Entre todos esos “matices” que tiene la palabra, por definición puto es un insulto con tintes homofóbicos, señala y minimiza lo femenino por muy suavecito y sin querer que se diga.


Así, lo que sonaba a anécdota llevó al centro del debate nacional un asunto que siempre se había arrojado al fondo de la agenda: la homofobia. Fue porque ocurrió ahí donde todos miran: donde esté la Selección Mexicana. Y qué bueno.


Sin embargo, otros hechos empalmados me hicieron pensar en el asunto y no son las contundentes estadísticas que, por ejemplo, ubican a México en segundo lugar planetario por crímenes de odio por preferencias sexuales.


El mero día que se inauguró el Mundial, José María Martínez, presidente de la Comisión de la Familia y Desarrollo Humano del Senado, tachaba de moda los matrimonios igualitarios y resaltaba que la única familia real y posible era la tradicional. La homosexualidad, una “moda” de todos los tiempos.


Por otro lado, en el seno de la misma comunidad LGTB, días antes de la Marcha del Orgullo el último fin de semana de junio, comenzó a circular en redes sociales una “campaña” que denostaba el carnavalesco evento de reivindicación sexual por antonomasia acusándolo de mero “exhibicionismo”. Sí, la marcha hoy carece de sustancia política e ideológica, pero descalificarla con argumentos tan pobres como que hay gais que se encueran o visten de mujer sólo habla de pereza intelectual.


Los artífices de la campaña, parece que no en broma pero sí en sintonía con un discurso homofóbico que ha cobrado una fuerza impresionante entre los hombres gais, querían enaltecer una homosexualidad de hombres hombres (no mariquitas) y se coronaron con el hashtag #soygayvaronil. Diré que para el machismo todos los gais somos putos: sólo acepta una masculinidad, la heterosexual, y de ahí que se pugne por hablar de masculinidades. ¿Dónde dice que sólo hay una forma válida de ser gai? ¿Entre los propios hetero existe una sola manera de ser hombre?


La homofobia en México palpita vitalísima. Dirán que esto no es novedad o que es falso porque “ya hasta se pueden casar” y “salen por debajo de las piedras”. La visibilización no necesariamente deriva en convivencia y mucho menos respeto. Aguantarse o mirar con divertida curiosidad “tanto puto en la calle” no es integración.


Me temo que el debate a raíz del puto mundialista no propiciará un México diverso y reflexivo. Sensible. Se podría clamar que la excesiva corrección política nos acartona, que la vida pierde picante. No es así. Sólo nos exige ser más inteligentes.


Si puto fuera una palabra como cualquier otra yo no escucho a nadie gritar “soy puto”, como sí los oigo clamar “soy chingón” o “soy cabrón”, que también son insultos que dependen del contexto. Se le grita puto al portero contrario para amedrentarlo, minimizarlo, distraerlo, no para celebrar un gol propio. Para eso está el “¡A huevo!” y huevos tienes los hombres. Los machos. He ahí el detalle.


Bien, pues #yosoyputo y no es insulto.


(Columna Revista DEEP, agosto de 2014)


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Published on August 17, 2014 20:47

July 31, 2014

Uno no olvida a quienes ha querido

Cuando una gripa nos recluye en casa uno se mastica en pensamientos. Justo ahora me asaltó uno del que estoy convencido: uno no olvida a las personas que ha querido y que, por alguna razón, ya no están a nuestro lado. Simplemente pasa que su recuerdo, poco a poco, deja de doler. Y duele porque la ausencia de alguien a quien amas deja un vacío, sin importar las circunstancias que les separaron. Es inevitable. El que ya no está se convierte en una suerte de espectro que, al inicio, parece un demonio seductor que luego se torna más amigable. Con el tiempo, si acaso alguna imagen de quien has amado se atraviesa en tu camino sonríes y el pecho se infla como cuando le viste por primera vez. ¡Qué mejor que así sea! Que a quienes hemos querido permanezcan en la memoria, candorosos, como en el primer y definitivo encuentro.


Claro, también pasa que cuando uno tiene gripa piensa obviedades, pero ¿no será que lo evidente es lo más genuino? Vaya usted a saber.


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Published on July 31, 2014 19:07

July 29, 2014

Alejandro Magallanes y sus memorias del océano

alejandroLos rugidos del mar, las pieles que arden bajo el sol, los chicos que juegan en el agua, las criaturas marinas que se asoman de las aguas o que deambulan en la arena, las olas que van y vienen, el atardecer, el calor que todo lo abrasa.


El diseñador Alejandro Magallanes (DF, 1971) se fue de vacaciones a las playas de San Agustinillo, en Oaxaca, en agosto de 2013. Durante ese viaje dibujó y fotografió lo que veía. Nada más. El resultado es Cuaderno de Mar (Textofilia, 2014), un libro que es un diario de viaje.


En Cuaderno de Mar confluyen dibujos, fotografías, humor y fantasía. Es un libro para niños en el que el artista visual emprendió un ejercicio que todos deberíamos aplicar cotidianamente: justo mirar con ojos de niño.


Así es, el artista visual vio el océano de la mejor manera que se puede mirar: como “enano”, como los chamacos que ven el agua con una sonrisa entre ilusionada y maliciosa, esa con que son testigos de cómo el mar se lleva una chancla o cómo el traje de baño libera las lonjitas que hacen olas en el agua, como sugiere el autor.


cuadernoCuaderno de Mar tiene textura. El integrar fotografías con dibujos junto a frases con palabras rayadas y colores dan una sensación arenosa y tropical, aunque con esos tonos pardos muy característicos de las playas de esa zona de Oaxaca. La portada en sí es una fotografía de un pedazo de playa donde se ve arena mojada y conchitas.


La lectura en Cuaderno de Mar fluye como las olas: va y viene. Hay páginas que te hacer volver y a veces saltas del principio al final. Eso sí, arrancando alguna de esas sonrisas que los niños despliegan al ver el océano y que seguro les arrancará otra novedad infantil de Textofilia que derrocha candor.


Se trata de Los Cuates de Candelita, de Saúl Ibargoyen (Uruguay, 1930), quien en esta obra de teatro breve en ocho escenas nos lleva al circo con unos payasos y Candelita, la reina de las luces. Los payasos son un veterano y un par de estrafalarios desempleados que quieren conquistar el escenario.


La obra plantea este encuentro generacional y cómo el aprendizaje proviene de sitios impensables. Asimismo es el recordatorio de que a cualquier edad se puede reír y, sobre todo, realizar algún sueño. Atención a las coloridas ilustraciones de Juan Carlos Cuevas que entremezclan clowns, bufones y personajes de carnaval.


Como ejercicio, qué tal si uno mismo prepara su escenario para montar Los Cuates de Candelita.


(Texto para El Día, julio de 2014)


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Published on July 29, 2014 20:36

La Desaparición Forzada en México: el negocio del dolor

federicoAntes de comentar Ni Vivos ni Muertos. La Desaparición Forzada en México como Estrategia de Terror (Grijalbo, 2014), del periodista Federico Mastrogiovanni, es preciso dejar claro qué es la desaparición forzada, el tema medular de este trabajo.


Como lo cita el propio texto, la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas indica que esta es “la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de la libertad o informar sobre el paradero de la persona con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes”.


Con esto claro, se retoma el planteamiento del autor de origen italiano afincado en México: la desaparición forzada es un fenómeno que azota a México y con una virulencia inadvertida.


Y es que se suele asociar este cáncer a contextos foráneos como las dictaduras militares en el Cono Sur en la segunda mitad del siglo pasado, sin embargo también se ha desarrollado en el país y en la actualidad la “guerra” contra el narcotráfico, la migración y la inseguridad lo han hecho bullir en grados alarmantes.


nivivosLa investigación no hace revelaciones, pero sí ata cabos para entender el tema y sus dramáticos alcances. Por cada desaparecido hay familias enteras, amigos, conocidos afectados por el dolor. Cifras que alcanzan miles de personas heridas, sedientas de justicia, en duelo constante, que lidian con un sistema de justicia corrupto y con delincuentes sin escrúpulos y que, en ocasiones, encuentran la muerte solamente por alzar la voz y hacer preguntas.


No sólo grupos delictivos recurren al rapto, la violencia y la tortura, también el Estado ha empleado esta táctica contraviniendo garantías individuales, tratados internacionales y toda encomienda básica de salvaguardar la integridad de sus ciudadanos.


Hombres y mujeres que son arrancados de propia vida para servir de carne de cañón en disputas entre delincuentes o entre estos y el Estado, que sirven como generadores de recursos vía recompensas o que tuvieron el infortunio de estar en el momento y el lugar equivocados. Tal vez sólo junto a personas equivocadas.


Todo un sinsentido que ha lastimado a México de una manera tan terrible que tomaría décadas sanar. Más terrible es que se utilice el condicional porque no ha terminado. De hecho, México se ha resistido a reconocer plenamente la categoría de desaparición forzada; lo considera privación de la libertad. La razón es evidente: el Estado tendría que reconocer sus propias faltas y resarcirlas. Pero las familias de los desaparecidos han demostrado que no descansarán hasta que así sea.


(Texto para El Día, julio de 2014)


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Published on July 29, 2014 20:23

“Bajo la misma estrella”: de amor y de muerte

bajo la mismaPrimero una novela juvenil conquista a hordas de lectores desde su aparición en 2012 y dos años más tarde, la adaptación fílmica logra descalabrar a las superproducciones de acción repletas de efectos especiales.


Hablo de “Bajo la misma estrella” (Nube de Tinta, 2014), del autor estadounidense John Green (1977). El libro cuenta una historia de amor entre jóvenes que van saliendo de la adolescencia. Hasta aquí poco podría resultar distinto a la avalancha de romances ubicados en esta etapa de la vida que conocemos en la literatura y el cine; sin embargo, una variable le da un giro dramático y una emotividad (tal cual) exorbitante.


estrellaEl cáncer, lidiar con la enfermedad, sentir el acecho de la muerte en un periodo distinguido por su vitalidad otorgan aquella singularidad que tanto el libro como la película desarrollan de una manera sencilla, sin estridencias, pero efectiva.


¿Qué sucede cuando dos jovencitos enfermos de cáncer se enamoran? ¿Qué pensamientos pasan por su cabeza cuando uno podría estar más grave que el otro? ¿El amor es una inspiración o sólo un consuelo ante lo terrible? ¿Cómo se pueden plantear sueños cuando sobre la cabeza pende un filo?


Hazel y Gus, ella con los pulmones afectados y él ya sin una pierna, se encuentran en un grupo de ayuda. Él es guapo y desgarbado, Hazel es apocada e inteligente. Una combinación de opuestos que en la literatura y el cine han dado origen a parejas imposibles. Este caso no es la excepción.


Al cruzarse, ambos comienzan la persecución de un anhelo que los lleva a tierras lejanas pese al riesgo que eso podría implicar. Riesgo porque se encuentran, sobre todo ella, bajo una constante vigilancia médica.


No ahondaré más en la historia sino más bien destacaré el hecho de que un relato aparentemente tan sencillo haya sido capaz de emocionar a tantas personas y contagiarlas de la curiosidad de explorarlo. Sin duda, se trata de un ejercicio de escritura y cinematografía que apuestan por la emotividad y la sencillez.


No hay vertiginosidad ni aspavientos, sobresalto tras sobresalto, más bien vamos acompañando a los personas hasta que así, como ocurre en la cotidianidad, de pronto algo cambia todo y presenta un panorama distinto, aunque no necesariamente sorpresivo. Cuándo se espera lo peor, ¿qué podría ser peor?


(Texto para El Día, julio de 2014)


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Published on July 29, 2014 20:14

Darwin y Ai Weiwei convergen en el DF

Ai-Weiwei-Zodiac-Heads-Circle-of-Animals-Central-Park-New-YorkRodeada de un incomprensible silencio llegó a México la primera exposición del controvertido artista chino Ai Weiwei (1957).


En el patio del Museo Nacional de Antropología se montaron 12 esculturas de bronce bajo el título “Círculo de animales. Cabezas del zodiaco”. Dragón, mono, gallo, perro, serpiente o conejo son parte de esta manada de gigantes que Ai Weiwei realizó a partir del calendario chino.


994240Ha llamado la atención que el debut de uno de los artistas contemporáneos más reconocidos del mundo haya sido en el Museo de Antropología, que dice que esta expo es parte de sus festejos por el 50 aniversario y de una intención de exponer más arte contemporáneo, aun cuando hay museos con esa vocación específica.


Pero quizá lo más asombroso es que se haya apelado a una campaña de redes sociales cuando se trata de un artista de esta magnitud. De hecho, no había habido eco de que la obra de Ai Weiwei estaba en México hasta que comenzó a circular en la prensa.


Por lo pronto, se trata de una cita obligada no sólo por la figura del artista, claro opositor al régimen, lo que le ha valido censura y cárcel. Además, el inmenso patio de Antropología, con fuentes y plantas, es un espacio en el que las esculturas se pueden explorar cabalmente por todos los ángulos.


darwinY ya que se refirió a la exploración, en el DF también está montada una muestra atractiva aunque no necesariamente tan divertida como uno se pudo imaginar. Se trata de “Darwin. Apto para todas las especies” en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.


La exhibición, vendida como “la más grande” montada sobre el naturalista británico Charles Darwin (1809-1882), cumple su vocación educativa al reunir manuscritos, fósiles, fotografías antiguas, barcos a escala, mapas e incluso especies vivas. Sin embargo, el recorrido más que una odisea parece la visita a la casa de un anticuario de curiosidades donde, por supuesto, no puedes tocar absolutamente nada.


En este sentido “Darwin” refleja muy bien el espíritu hipster de su poster de promoción, que muestra al científico y explorador en una imagen en blanco y negro con una colorida barba llena de distintas especies animales y vegetales: llama la atención pero no es la más amigable. Aun así vale la pena la vuelta y de paso recordar las clases de ciencias naturales (o biología).


Pero durante la visita, sobre todo, vale imaginar los viajes trasatlánticos de Darwin, ponerse en la mirada de un europeo que descubría rincones del mundo, ver cómo percibía su entorno con una curiosidad inaudita y desentrañar cómo desarrollaba conocimientos que revolucionarían el mundo desde entonces: la Teoría de la Evolución.


(Texto para El Día, julio de 2014)


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Published on July 29, 2014 19:59

Eduardo Rabasa escribe el retrato de una época

imageEl editor Eduardo Rabasa (DF, 1978) incursiona en la escritura con el retrato de una época. “La suma de los ceros” es una novela política que va en sentido opuesto a la predominante narrativa del yo para abrazar el desafío de relatar todo un sistema sociopolítico habitado por personajes fragmentados en pasiones, expectativas, demonios, fracasos.


“La suma de los ceros” (Sur+Ediciones, 2014) acontece en Villa Miseria, “un lugar que podría ser cualquiera”. Se trata de una unidad habitacional regida por un personaje maquiavélico y donde Max, un joven acosado por voces internas y fatalmente enamorado de una mujer inaprensible, decide ir contracorriente y contender por la presidencia.


“A mí lo que me interesaba en la novela era la narrativa de nuestra época, que es la democracia liberal y, en particular, el neoliberalismo que hemos estado viviendo en los últimos 30, 40 años”, explica el cofundador de la editorial Sexto Piso.


En “La suma de los ceros” refulge el pensamiento del que Rabasa ha abrevado desde la licenciatura en Ciencia Política hace 10 años y que incluye una carta de filósofos como Nietzsche, Max Weber, Marx, Schopenhauer y el escritor Orwell, sobre quien el autor hizo su tesis de licenciatura y quien, además, es una fuente literaria, sobre todo con su libro “1984”.


Rabasa comenzó a plantearse la idea de esta novela hace unos siete años. Primero afrontó la paradoja de si debía escribir un libro o no. Más tarde cómo “entrarle” a este ejercicio que detonó con la intención de seguir a un personaje escindido. Optó por el camino sugerido por el historiador y “crítico social” Morris Berman, quien concibe a los sistemas políticos como narrativas.


LA_SUMA_DE_LOS_CEROS_copia“Otras de las decisiones importantes a la hora de escribir el libro, para bien o para mal, fue tratarlo de hacer en clave de fábula o de sátira y no tanto de una narrativa realista o apegada a ciertos fenómenos específicos o que nombrara lugares o personas existentes”, precisó.


Fue así que por alrededor de tres años Rabasa emprendió la confección de esta primera novela que refleja a la sociedad contemporánea en la que el culto al individuo ha roto con lo colectivo y en el que la movilidad social es una farsa que da como resultado un sistema “un poco aplastante y un poco cruel” en el que las personas, “sin metáfora”, se convierten en mercancías.


“Al protagonista lo tortura su padre con una idea de verdad un poco hipócrita y tratándolo de alejar de la mentira que identifica como la poesía, como la literatura, tratándolo de conducir a un mundo de certezas hasta que al final se da cuenta que ese mundo de certezas está construido a partir de su miedo, de su negación de la vida, de su negación del cuerpo”.


Rabasa cree que el neoliberalismo ha redefinido al ser humano no sólo desde un punto de vista económico sino casi existencial.


“El ser humano ya no es esta criatura compleja, contradictoria, con deseos, con pulsiones, sino que se va conduciendo hacia una concepción de un autómata que funciona por estímulo-respuesta. Pero, además, estímulo-respuesta a partir de cuestiones materiales como el dinero, el éxito, la fama”.


(Texto para El Día, julio de 2014)


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Published on July 29, 2014 19:42

July 7, 2014

El desbordamiento de la violencia

bullyingEn el número de julio, la Revista DEEP se adentra en la encrucijada de los movimientos de autodefensa y al pensar en el trasfondo de este fenómeno la primera palabra que me vino a la mente fue violencia.


Por una extraña asociación, inmediatamente después recordé al niño Héctor Alejandro Méndez, que murió en Tamaulipas tras haber sido estrellado contra una pared por compañeros que le hacían bullying. Otra vez pensé que se trataba de un caso de violencia.


Más tarde recordé la estrujante lectura de “Las muertas del Estado. Feminicidios durante la administración mexiquense de Enrique Peña Nieto” (Grijalbo, 2014), donde se resalta el inaudito grado de crueldad, displicencia y agresividad que hombres, desde la casa y desde instituciones políticas y de impartición de justicia, ejercen sobre las mujeres: violencia, nuevamente.


La violencia como detonante de los grandes problemas en México.


El país aparece en todas las listas de los países más violentos del mundo de ONG’s, organismos internacionales, gobiernos, instituciones de seguridad. México hoy en día es sinónimo de sangre y fuego. Es como si el crimen y la agresión se hubiesen apoderado de las calles y, poco a poco, de nuestros impulsos.


No me remitiré a las cifras que cotidianamente desfilan en los medios de comunicación ni repetiré los análisis de expertos, esta vez quisiera preguntarme a mí mismo y que tú mismo te preguntaras: ¿Los mexicanos nos hemos convertido, por las razones que sean, en personas violentas?


La violencia definitivamente ya sobrepasó el ficticio muro de lo noticioso y lo lejano. Ya no es algo que ocurre allá en el norte, en colonias populares, entre inadaptados. Se sentó a nuestro lado y nos respira en la nuca. Nos nubla la mirada.


Diré que después de tantos años de mamar violencia y de ejercer indiferencia como cómplices, la hemos interiorizado sin siquiera darnos cuenta y la ejercemos, quizá sin notarlo, con la virulencia que el contexto nos permita.


A la par de que desde algunos espacios se pugna por reformas políticas liberales, se dispersan discursos incluyentes, se apela al respeto y la paz, en las calles se lanzan, sin reparo, discursos clasistas, misóginos, homofóbicos, xenófobos… violencia en todas sus formas que se esconde en bromas “inocuas” o en afrentas directas. Las redes sociales se han convertido en el terreno más fértil para el ataque cobarde, cizañoso y anónimo. Balas con cargas de hasta 140 caracteres.


Los mexicanos, parece, ya no somos “víctimas” de la violencia sino sus apologistas y brazos ejecutores. La negociación, la honestidad, el diálogo o la solidaridad ya no tienen valor. Hoy sobresale quien las evita con pericia y quien le da la espalda a la complejidad de las emociones.


 ¿Esta premisa nos afecta a todos? Me temo que en alguna medida sí. ¿Está rotundamente prohibido enojarse, defenderse o incluso tener arranques de rabia? No, pero el punto aquí es el desbordamiento de la violencia y sus nuevos rostros de humor, tolerancia o indiferencia que le permiten actuar “legitimadamente” mas sin justificación real.


Tal vez sea momento de mirarnos al espejo y dejar de ver la violencia como un agente externo y reconocerla dentro para poder revertir esos dilemas que nos tienen contra la pared y con la espada desenvainada. Dejemos de señalar al Estado, al crimen organizado, a los delincuentes, a los trastornados y por un momento dirijamos el dedo hacia nosotros mismos.


(Columna de julio para Revista DEEP)


 


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Published on July 07, 2014 22:16

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Omar G. Villegas
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