Miguel Lozano's Blog, page 8
January 24, 2019
Cinematographic analysis 2019-I
 
This semester I will be teaching a class in English on cinematographic analysis. It's a historic and narratological perspective and, I hope, it will be extremely interesting and fun. Don't hesitate to enroll if you're a student at UABC.
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January 10, 2019
Visiones amorfas: aproximaciones al arte desde el siglo XXI
 
Para iniciar el 2019 con buenas noticias, les presento la portada de un libro de próxima aparición donde hay un capítulo de mi autoría. Este libro contiene ensayos de Roberto García Bonilla, Álvaro Gabriel Díaz Rodríguez, Pedro Manuel Mota García, José Luis Morales Jurado, Juan Gerardo Méndez Martínez y, por supuesto, de un servidor. En mi caso, el ensayo se titula "J. Random hacker: Sociedad y representación del hacker en el cine de Hollywood", y estoy muy orgulloso con el resultado. Pronto habrá más noticias al respecto.
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December 16, 2018
Reseña: Roma (2018) (spoilers)
 
La reciente película Roma (2018) es uno de los mejores intentos, si no el mejor, de su director Alfonso Cuarón, quien ya había ganado el Óscar por Gravity (2013). Es una síntesis de muchas ideas que ya había planteado en cintas anteriores, con un tema mucho más potente y una mayor cohesión. En esta breve reseña quiero establecer algunas conexiones con su obras pasadas.
La trama es sumamente sencilla: Cleo es una sirvienta de origen oaxaqueño que trabaja en la casa de una familia de clase media alta en la colonia Roma de la Ciudad de México. Esto sucede a principios de los años setenta, y se nos establece esta temporalidad una y otra vez a través de pequeños detalles que ambientan todos los escenarios exquisitamente recreados para transportarnos a aquella época. Cleo queda embarazada y el padre decide no hacerse responsable. Mientras tanto la familia para la que trabaja, pasa su propia crisis, ya que el padre de familia ha decidido abandonarlos de improvisto.
Algo notable es que Cuarón fue su propio director de fotografía, y este es uno de los aspectos más notables de la película: hay un impecable uso del blanco y negro. Este formato tiene sus bemoles, y con frecuencia siento que muchas películas que lo intentan actualmente no saben muy bien qué hacer con él. Roma es una notable excepción, ya que los escenarios, la iluminación, los contrastes y todo lo visual deslumbra por su belleza. Quizá hasta ser un poco excesivo. ya que cada toma está increíblemente realzada estéticamente.
La cámara es muy sutil, y la mayor parte del tiempo está fija, o haciendo lentos paneos que recorren los escenarios mientras sucede la acción. No es un estilo muy innovador, pero es muy efectivo para contar este tipo de historia.
El sonido es otro aspecto notable. Siempre me quejo que la mayor parte de las películas mexicanas tienen un pésimo sonido, pero en Roma es una de las piezas clave en la ambientación. Muchas de las cosas suceden fuera de pantalla, pero las conocemos gracias al sonido. Suena muy, muy bien.
Ahora: quisiera destacar que muchos de los recursos utilizados por el director en el filme pueden encontrarse en sus películas anteriores. Cuarón es muy dado a presentar información en el fondo, en hacer una clara distinción entre aquello que sucede en el frente de la toma, en contraposición con el fondo. Por ejemplo, Children of men (2005) utilizó extensivamente este recurso para mostrar la indiferencia del personaje principal hacia una cruel realidad que se desarrollaba a su alrededor.
En esta toma, por ejemplo, camina ignorando a inmigrantes enjaulados que nos recuerdan a los que ahora se encuentran en jaulas en la administración de Donald Trump:
En otra toma de la misma película, el personaje principal no dice nada, pero al fondo, fuera de foco, se encuentra una conversación que apenas es audible, pero que es importantísima:
En ...y tu mamá también (2001), por ejemplo, se mostró esto en múltiples ocasiones cuando los personajes van por la carretera y se encuentran a muchas personas en diferentes poblados, y podemos ver un poco de ellos, en el fondo.
En otro momento, Tenoch (interpretado por Diego Luna) intenta arreglar el carro que los dejó tirados, mientras Julio Zapata (interpretado por Gael García), recibe un sombrero de un señor que iba pasando. Para mí este es un momento muy simbólico en la alegoría que plantea la película, sobre la cual ya escribí antes y quizá republique el texto. Pero el punto es que hay una clara diferencia entre el frente y el fondo:
Por otra parte, este aspecto de las personas de servicio fue también abordado en la película, aunque de manera muy tangencial. Una de ellas es la sirvienta de Tenoch, quien aparece brevemente y por lo visto tiene mucho afecto por él, ya que le acaricia la cabeza, y se nos muestra subiendo una larga escalera para darle de comer. Son tomas excesivamente largas que parecen no decir nada, y sin duda el simbolismo no quedó tan claro.
En otras ocasiones, la cámara dejaba atrás a los personajes principales y se iba a otros cuartos con personajes incidentales que muchas veces hacían labores de servicio. Siento yo que en esa película no fue muy efectivo, ya que fue demasiado obvio, y Roma lo logra con mucha más sutileza y efectividad.
Por ejemplo, en una secuencia donde la familia entera va de visita a una zona rural, la cámara se queda en el reencuentro de las sirvientas, mientras en el fondo las dos familias que se visitan se dan la bienvenida y se alejan dejando a las dos muchachas descargando el equipaje.
De nueva cuenta, hay una gran diferencia entre el frente y el fondo, pero hay cierto paralelismo, en donde se nos quiere enfatizar la diferencia de clases y el mundo tan distinto donde habitan las distintas personas. La mayor parte del cine mexicano se habría quedado con las familias adineradas y habría ignorado a las sirvientas. Es un recurso poco sutil, pero efectivo.
Pero el momento más efectivo donde Cuarón utiliza esta división entre el frente y el fondo es en el "Halconazo". Dentro de la película se retrata tangencialmente una represión estudiantil históricamente correcta, pero que no es el centro de la cinta. Los personajes tuvieron la mala suerte de estar en un mal lugar en un mal momento, y esto se muestra, de nueva cuenta con un paneo impecablemente coreografeado. Creo que este momento supera a todos los anteriores en los que que Cuarón había intentado este recurso. Es una escena magistral.
Esta situación de personajes que se encuentran en una protesta como telón de fondo ya se había mostrado también en ...y tu mamá también (2001), donde Tenoch y Julio deben atravesar una marcha en la Ciudad de México y podemos leer las peticiones en las pancartas y mantas:
También hay otra escena muy bien coreografeada en Roma, donde aparece un hombre bala que al parecer forma parte de propaganda política para el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Echeverría.
Es notable también que Cuarón pone muchos carteles políticos y mucha gente vestida con ropa con logotipos del PRI, el partido que mantuvo una dominación hegemónica en el país durante setenta años.
Hay también otros guiños a su filmografía anterior. Por ejemplo, el momento en el que la familia va al cine y ven una película del espacio sospechosamente similar a Gravity:
De la misma forma, retomando el tema de los astronautas, se nos muestran dos niños pretendiendo serlo. Uno de ellos es de clase alta y el otro de clase baja, con obvias similitudes y diferencias: uno de ellos tiene un disfraz comprado, y el otro solamente una cubeta con un hoyo:
De nuevo: un recurso no muy sutil, pero efectivo. Ni qué decir tiene que ambas tomas son bellísimas.
Por otra parte, la familia también se va a vacacionar en la playa, y tienen una cena en un restaurantito a las orillas, sospechosamente similar al que sale en ...y tu mamá también (2001):
Para finalizar, quisiera también recalcar el simbolismo del mar. Una de las últimas escenas de Roma suceden en el mar, y es muy tensa. En ...y tu mamá también (2001), la última escena del personaje de Luisa Cortés ocurre también en el mar, mientras el narrador explica que se "disolvió como la espuma", indicando que le quedaba poco tiempo de vida debido a una enfermedad terminal.
Existen otros paralelismos que no expandí: por ejemplo, como las mujeres hablan por teléfono a escondidas y lloran solitarias en ...y tu mamá también y Roma. Además, estoy seguro que hay muchas más.
Creo que Roma es una excelente película, aunque hay algo que no me deja del todo satisfecho. Creo yo que no llegó al punto de dejar que los personajes hablen con su propia voz, y todavía la estética le sigue ganando al mensaje social. Aún así, se me hace un excelente logro, y me da mucho gusto que no sólo está reconociéndose en el país, sino fuera del mismo. Sólo quería establecer algunos paralelismos que noté al verla, me falta revisarla de nuevo y sacar aún más simbolismos, que sé que están ahí.
Sólo dos películas esperé con ansia este año: The Other Side of the Wind de Orson Welles y Roma de Alfonso Cuarón. No me voy decepcionado del 2018.
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November 11, 2018
Reseña: The Other Side of the Wind (2018)
 
Después de su muerte en 1985, Orson Welles dejó tras de sí dos obras maestras terminadas y una considerable cantidad de películas incompletas o malogradas. Las dos grandes, que siempre pudimos disfrutar de manera íntegra son Citizen Kane de 1941 y Chimes at Midnight de 1965. Fuera de eso, tenemos otras que no tuvieron la misma factura como The Stranger (1946) o The Trial (1962); Otras fueron modificadas de su versión original por el estudio, como The Magnificent Ambersons (1942) y Touch of Evil (1958); Y algunas que nunca estuvieron terminadas como Don Quixote y The Other Side of the Wind. Hoy tenemos, finalmente, después de largos y agónicos años de espera, la oportunidad de ver esta última.
Decepcionado con el sistema de estudios de Hollywood, en el periodo posterior de su vida Orson Welles autofinanciaba sus propias películas. Esto implicaba que debía trabajar como actor para conseguir dinero, y posteriormente grabar algunas secuencias de su próximo proyecto hasta que los fondos aguantaran para posteriormente volver a trabajar. Esto tenía la gran ventaja de la total libertad creativa, pero el lastre del bajo presupuesto y la dificultad de amarrar a los mismos actores durante tanto tiempo. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, los resultados son notables tomando en cuenta las circunstancias.
The Other Side of the Wind fue el último proyecto independiente en el que trabajó este director, quien siempre tuvo una fuerte vena autobiográfica en las historias que elegía, pero que nunca fue tan evidente como en esta. En la trama, un director de edad avanzada con el nombre Jake Hannaford (John Huston) intenta regresar a sus años de gloria con una nueva producción que lleva el mismo título que la película. La mayor parte de las escenas giran en torno a una fiesta en honor al director, donde se mostrará la película casi terminada y se buscará financiamiento para terminarla.
Resumir de esta forma la película es una grosería. Conociendo a Welles, sabemos que la película es mucho más que su trama. Welles sabía que estaba haciendo un comentario sobre sí mismo, pero creo que no se imaginó lo irónico de la situación ya que en la vida real no pudo conseguir el financiamiento para terminar su película y apenas pudimos ver una versión terminada en 2018, casi de milagro.
Welles siempre fue un director adelantado a su época, y esa fue su principal ventaja y maldición. Él mismo declaró en alguna ocasión su deseo de, cuando menos una vez, encajar en su época. Citizen Kane supuso un brinco en la narrativa visual de muchas películas, de manera que los trucos que Welles utilizó dentro de ella son totalmente convencionales hoy en día como la narrativa no lineal y los ángulos contrapicados, pero en la época resultaron confusos. De la misma forma, escenas como la casa de los espejos de Lady from Shangai (1948) hoy son casi un cliché, a pesar de que nunca conocimos tal escena en su forma original porque el estudio pensó que no era lo suficientemente comercial.
En The Other Side of the Wind, Welles decide tomar un estilo de mockumentary para hacer su película. De nueva cuenta, esto es totalmente convencional hoy en día, pero en la época era una idea totalmente nueva. Hace cortes muy rápidos, hay puntos de vista subjetivos, y la intertextualidad abunda por todas partes. Además, se intercalan fragmentos de la película ficticia dirigida por Hannafort, y la cual se proyecta dentro de la trama. Tal película es un absoluto tour-de-force y fue aporte de una de las actrices principales: Oja Kodar, a quien se le da el crédito de co-escritora junto con Welles.
Hay muchísimo que decir sobre esta película. Es una suerte que los astros se hayan alineado para que pudiéramos verla terminada en nuestras vidas: muchos no tuvieron este privilegio. Se terminó gracias a Netflix y muchos de los involucrados originalmente. Faltaba muchísima edición, música, algunos diálogos, algunas tomas, todo lo cual fue completado como se pudo, basándose en las instrucciones de Orson. Uno puede notar lo accidentado de su producción, ya que a lo largo del filme la calidad de la imagen varía: a veces está más granulada y en ocasiones se encuentra increíblemente nítida, y lo mismo sucede con la calidad del sonido.
Pero la película está tan terminada como puede estarlo y yo casi no puedo creerlo. No quepo en mí del contento. ¿Ver una película más de mi director favorito? Es demasiado. Ya en 1998 se restauró Touch of Evil (1958) con resultados espectaculares, y ahora una más. Esto abre las puertas a preguntar: ¿Veremos alguna vez un Don Quixote terminado? Ya se intentó en los años noventa pero resultó un fiasco. ¿Veremos alguna versión de The Deep, otra de sus películas casi terminadas? Y si mi mente viaja todavía más lejos: ¿Alguna vez verá la luz del día versiones más completas de Lady from Shangai o The Magnificent Ambersons?
No lo sé, pero por lo pronto los invito a ver esta obra maestra, que apenas está abriendo las puertas a sus misterios, interpretaciones y críticas. Está disponible en Netflix, y también un documental acerca de esta película de nombre They’ll Love me When I’m Dead (2018). Si les gusta el cine, no se arrepentirán.
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September 12, 2018
Sombras de la identidad (2018) - Teruaki Yamauchi
 
El jueves 4 de septiembre se inauguró en el Centro Estatal de las Artes Ensenada una exposición de arte que hay que ver. Tiene como título “Sombras de la identidad” y su creador es el artista japonés Teruaki Yamaguchi, quien lleva ya varios años en México, y actualmente da clase en la Facultad de Artes de la UABC. La invitación fue hecha por la artista Mariela Ortiz y dio como resultado una interesante exposición porque se trata, principalmente, de piezas en cerámica y trabajadas con una maestría pocas veces vista en la región.
Algunas de las piezas, específicamente la serie titulada “Tercer cuerpo”, fueron desarrolladas gracias a un apoyo del PECDA. Éstas son las que más llamaron mi atención. Se tratan principalmente de autorretratos del artista, con alteraciones que remiten a problemáticas vividas en su transición Japón-México. La pieza “Tercer cuerpo: cerebro” de 2014, por ejemplo, muestra un busto en actitud frustrada, con las palmas de las manos en la cabeza. Ésta última está calva, y puede verse cómo no posee cuero cabelludo ni cráneo, y observamos directamente el cerebro, que incluso ha logrado invadir los hombros y la espalda. Como un laberinto de pensamientos agobiantes que toman por asalto a todo el cuerpo.
“Tercer cuerpo: gatos” de 2013 muestra otro autorretrato, ahora invadido de felinos. Uno, en la cabeza, parece reemplazar al cerebro que en otras piezas es tan prominente. Además, diversos gatos se atisban en el torso y otras partes del cuerpo, dando la idea de que tal persona está poblada de gatos por dentro, con mucho orgullo.
“No-yo: box” de 2016 es una bella metáfora: unos guantes de box cuya superficie son cerebros. ¿Qué significa? Es posible que las ideas sean el arma más poderosa, o que son guantes para una batalla intelectual. Se presta para múltiples e interesantes interpretaciones.
Pero mi pieza favorita de la exposición es la titulada simplemente “No-yo”, donde se muestra un busto sobre un pequeño pedestal. La figura sin brazos se inclina hacia enfrente, y expresión corporal y rostro denota mucha tensión. De la cabeza explota el cerebro y se ramifica, buscando extenderse como una enredadera hacia múltiples direcciones. Toda esta pieza es una explosión: el rostro recibe un impacto, la cabeza se expande, el cuerpo busca seguir adelante. Una pieza como ésta contrasta y remite a escultura muy clásica, pero incorpora elementos posmodernos.
Todas las piezas de cerámica están exquisitamente trabajadas. Teruaki aprendió a trabajar este material cuando estudiaba su maestría en artes plásticas en la Universidad de Tsukuba, y le gustó la manera tan relajada com podía trabajarse, a diferencia de procesos con molde. Además, remite a tradiciones japonesas milenarias.
Hay muchas más piezas, también muy interesantes, pero como dije: hay que verlas. Los invito a que se den una vuelta a CEARTE y aprecien esta exposición que estará hasta el cuatro de octubre. En verdad vale la pena verse y disfrutarse de cerca.
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September 9, 2018
Writings from ancient Egypt (2016) - Toby Wilkinson
 
Comunmente recordamos al antiguo Egipto como una civilización esplendorosa, llena de pirámides, momias, magia, dioses y una rígida tradición cortesana. Durante milenios, las imponentes ruinas de piedra nos confrontaron, mucho tiempo después que todos hubiesen olvidado cómo leer sus jeroglíficos. Se especulaba sobre su significado: ¿contendría conocimiento mágico perdido? ¿descubrimientos asombrosos que se han perdido en la historia? No fue sino hasta el siglo XIX cuando Jean-François Champollion logró abrir la cerradura y traducir su verdadero significado.
Increíblemente, desde entonces no se había publicado una compilación exhaustiva y representativa de estos textos dirigidos para un público general. Esto cambió con Writings from ancient Egypt (2016) coordinado por Toby Wilkinson. Esta es una antología de traducciones al inglés de escritos encontrados en piedra, muros y papiro principalmente, con útiles notas para que simples mortales (como nosotros) podamos comprenderlos y disfrutarlos sin necesidad de ser especialistas.
El libro está dividido por temática: inscripciones autobiográficas, narrativas de batalla, himnos, lamentaciones, textos legales, cartas, textos mortuorios, inscripciones reales, canciones, historias y enseñanzas. De cada una de estas categorías se eligieron algunos textos importantes o representativos, pero se nos da a entender que hay muchos otros, pero si se incluyeran la antología hubiera crecido fuera de control. La cantidad de categorías nos revela la gran variedad de registros textuales que existían en aquella época, lo cual me sorprende, ya que no esperaba yo tanta sofisticación de una civilización que escribió hace más de cuatro mil años.
Hay varios motivos por los cuales pienso que es excelente la lectura de este libro. En lo personal, además de revelarme muchísimo de la cosmovisión y vida cotidiana de los egipcios, me recordó también lo poco que ha cambiado la humanidad en todos estos milenios. Aún empatizamos con los sentimientos descritos por ellos, aún sentimos las mismas emociones, cometemos los mismos errores, nos alegramos por las mismas cosas y aconsejamos lo mismo. La humanidad aún ama, consuela, envidia por los mismos motivos y busca ser mejor todos los días, fracasando muchas veces.
Además, las formas y el lenguaje utilizado me recuerdan muchísimo a las formas utilizadas en el antiguo testamento de la Biblia. Probablemente porque los textos judíos y algunos de los egipcios fueron escritos alrededor de la misma época, y muy probablemente influenciados los unos por los otros. La Biblia cuenta, por ejemplo, como los judíos estuvieron como esclavos de los egipcios durante mucho tiempo, hasta ser liberados por Moisés. No sé qué tanto haya de realidad en todas esas historias, pero esto muestra una posible influencia, que es palpable en los escritos.
Entre todos los textos presentados, hay varios que llaman poderosamente mi atención. Uno de ellos es “La batalla de Megido”, que describe en gran detalle la batalla en una ciudad del mismo nombre, que el ejército egipcio logró dominar. Esta ciudad era sumamente importante en la antigüedad, ya que estaba a medio camino entre Egipto y Syria, y representaba un punto estratégico tanto para el comercio como para el transporte.
Otro es “El testamento de Naunakht”, que se trata precisamente el testamento de una mujer, ya que en esa sociedad las mujeres tenían más derechos que en el resto de las civilizaciones de la época. En el documento, le deja únicamente herencia a cuatro de sus hijos, quienes realmente se preocuparon por ella en sus últimos años. A los demás, los deshereda por ingratos.
Las “Selecciones de las cartas de Heqanakht” son cartas de un modesto terrateniente que da instrucciones a sus sirvientes sobre la administración de sus tierras mientras está de viaje. Es muy notable que este tipo de textos hayan sobrevivido, por su misma fragilidad y carácter efímero, pero también porque nos permiten conocer facetas poco registradas de la vida egipcia.
Un texto que me impresionó particularmente es la “Historia del marinero náufrago”, que es un cuento escrito hace aproximadamente 4200 años y que, personalmente, me recuerda un poco a las historias de Simbad el marino, pero en escala micro. Lo impresionante de esta historia es su estructura: la “historia dentro de la historia” que no pensé que fuera tan antigua, y se repite millones de veces en la literatura posterior (pienso, así de buenas a primeras, en el “Relato del cautivo” del Quijote).
Pero el escrito que más me impresionó es aquel que se llama “Sé un escritor”, cuyo objetivo era educar a los nuevos escribas. Por una parte, al transcribirlo practicaban sus habilidades al escribir, pero por otra aprendía a través del contenido descrito con las palabras. Este texto particular tiene una función motivacional, y explica a los jóvenes escribas los beneficios de escribir, ¡incluyendo el trascender la muerte! Esta afirmación es bastante atrevida en una civilización que se jactaba de superar la muerte a través de la espiritualidad y las pirámides y los mausoleos. Este texto niega tales opciones, y afirma que un escritor es más efectivo que un faraón en este objetivo. Cito un fragmento en inglés:
Be a writer, take it to heart, so that your name will fare likewise. A book is more effective than a carved tombstone or a permanent sepulchre. They serve as chapels and mausolea in the mind of him who proclaims their names. A name on people’s lips will surely be effective in the afterlife!
¿Quién diría que un texto egipcio de hace miles de años puede ser tan aplicable incluso para escritores actuales?
Existen muchas más joyas en este libro. Lo único que echo un poco de menos es la carencia de imágenes. Hay algunas, pero me habría gustado que fueran muchas más, porque nos ayudarían mucho a ubicar los textos en su contexto de lectura original. Además, en ocasiones es difícil imaginar los referentes mencionados si no tenemos mucho conocimiento de los artefactos, ciudades y contexto egipcio.
Cierro esta breve reseña con una gran invitación a su lectura. Es increíble la conexión que se puede lograr hacia una cultura tan antigua a través del texto, y es algo que no debemos olvidar.
Título: Writings from ancient Egypt.
Autor: Toby Wilkinson.
Páginas: 293.
ISBN: 0141395958
Editorial: Penguin Classics.
Fecha de publicación: 25 de agosto de 2016.
Idioma: Inglés.
De venta en Amazon.
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August 27, 2018
El fraude del arte contemporáneo (2015) - Avelina Lésper
 
Ya en mi entrada anterior condené el pastelazo que recibió Avelina Lésper después del debate con unos grafiteros. Mencioné también que el nivel de tal debate estuvo para llorar y que Avelina es dogmática. Algunos lectores me preguntaron a qué me refería con eso y pidieron que explicara más mi posición al respecto. La observación es válida: no ahondé en el tema porque es tan extenso, que pretendía desarrollarlo después. Llegó el momento.
Ella es, en este momento, la crítica de arte más conocida del país. De vez en cuando, en las redes sociales, se viralizan sus videos donde critica al arte contemporáneo y lo descalifica como “basura” y “estafa”, tachando a los artistas de “perezosos” y argumentando que todo ese arte es un gran fraude orquestado para verle la cara a los espectadores. Se declara harta de esta situación y aboga por el “arte verdadero”.
Su video más famoso ocasionalmente regresa a circulación por las redes. Es donde entrevista a la malamente conocida como “la artista de las cubetas”. Se trata de una entrevista de Avelina a la artista mexicana Julieta Aguinaco, quien presentó una instalación de nombre “México-Tenochtitlán” en la feria Zona Maco. Consistía de varias cubetas de colores, ordenadas a manera de las delegaciones de la Ciudad de México y con diferentes niveles de agua. La idea de la misma era representar la escasez del agua y, mediante los niveles de cada cubeta reflejar la situación de cada delegación.
Durante la entrevista, Avelina cuestionó duramente a la artista, preguntándole si actualmente el arte “son palabras y no hechos”, y argumentó que el problema de la obra es que “necesitaba una explicación, de lo contrario nadie entendería nada”. La artista intentó argumentar, de una muy manera no muy convincente y la conclusión de Avelina fue que esa obra no era arte. El video está aquí:
Este es más o menos el tenor de lo que ella ha argumentado en su carrera como crítica de arte. Agrega, además, que el “arte verdadero” es aquel que requiere esfuerzo, técnica y habilidad del artista, y aquel que específicamente se refiere a las habilidades de dibujo, pintura y escultura.
Sus seguidores la adoran: se entusiasman, se les incendia una pasión desbordante en el pecho y repiten una y otra vez que tiene toda la razón. Que “ya basta” de estafas, “ya basta” de pseudo-arte y “ya basta” de pseudo-artistas. La felicitan por su valentía y arrojo, por decir lo que “nadie se atreve” y un largo etcétera. Lo sé porque he discutido con ellos muchas, muchas veces a través de las redes sociales. He entrevistado a artistas con trayectoria que me recomiendan sus videos, y también discutido con personas que en su vida han pisado un museo, pero también son fans.
Sus detractores la odian. Les gusta pretender que no existe, afirman que “está desorientada”, que “no sabe nada sobre arte”. “No sé cómo es que la publican” y un largo etcétera. Aparentemente es una figura divisiva que amas u odias.
Quisiera aclarar que, aunque estoy en contra de casi todas sus ideas y la forma en que las argumenta, no comparto la opinión de que tan solo “quiere llamar la atención”, y que pretende “hacer un performance”. En realidad siento que sus acciones provienen de un lugar sincero, que honestamente cree lo que está diciendo y que su intención es lograr un bien para la sociedad. Incluso compañeros conspiranoicos afirman que seguramente recibe “mordida” por sus opiniones, para conveniencia de cierto sector de las artes. De verdad: lo dudo.
Por otra parte, respeto lo que hace. No es fácil criticar aquello que uno cree incorrecto, especialmente si es el paradigma dominante. Pienso que está equivocada y a veces me pregunto si en algún punto de su carrera caerá en cuenta de ello, pero sé que su trabajo es cuesta arriba y empatizo con ello porque he estado ahí. En el debate con los grafiteros se demuestra: fue la única con una opinión contraria al graffiti en la mesa, y no llevaba porras ni guaruras. Recibió cuestionamientos directos muy duros por parte del público y a todos, mal o bien, intentó responder. Como premio recibió un pastelazo, que me pareció un acto muy cobarde.
¿Es grosera? Si. ¿Discrimina? Si. ¿Es ignorante? Si. ¿Es reduccionista? Si. Pueden ustedes encontrar todos los descalificativos posibles: pero es sincera. Dice lo que cree. Si yo pensara que es una embaucadora cualquiera, ni siquiera me tomaría el tiempo de escribir sobre ella. Lo menciono para aclarar que no redacto esto para insultarla, denigrarla, ni por coraje. Avelina Lésper es una crítica de arte: se inserta en las convenciones de la misma y si escarbamos, hay algún trasfondo en lo que dice. Débil, pero lo hay. Si no respetamos a quien está dentro del campo de las artes, los demás tampoco lo harán con nosotros. Es una lección muy importante que debemos aprender. Aunque ella sea irrespetuosa, no debemos seguir ese ejemplo.
Mi intención es hacer una crítica argumentada de su libro. No es lo mismo criticar un texto que una obra de arte, pero creo que a través de este ejemplo mostraré cómo otra crítica es posible. No todo se reduce a decir si algo es “bueno” o “malo”, o si es “arte” o “no es arte”. Eso es ser un crítico perezoso. Creo que precisamente porque la gente no tiene acceso, o desconoce que existe crítica más avanzada, han sido seducidos por Avelina.
Pues bien, durante algunos años esperé con ansia que publicara algún libro. La crítica de arte es una disciplina eminentemente textual: se presenta a través de artículos, ensayos y libros en diferentes medios. Pero todo crítico de arte que se respete, tiene cuando menos un libro donde ofrezca sus ideas más importantes, como base para argumentación y debate. Las palabras se las lleva el viento, pero un libro se presta a reflexión más profunda. Ella ha publicado durante muchos años en su blog, sin embargo la mayor parte de los artículos son sumamente breves y no expande sobre las ideas que sustentan sus afirmaciones.
En 2015 finalmente lo hizo. Publicó “El fraude del arte contemporáneo” en la editorial colombiana El Malpensante. (Descárgalo dando clic aquí). Es un libro sorprendentemente breve: en tan solo ochenta páginas intenta derrumbar todo el paradigma del arte contemporáneo de una vez por todas. Es muy inusual esta extensión porque, normalmente, los libros de crítica de arte se plantean metas mucho más modestas y dedican muchas más páginas a demostrar sus puntos, ya que están muy preocupados por convencer a los lectores. Para ello se requiere muchísima evidencia y argumentación. Ochenta páginas, al menos a mi, no me sirven ni para el arranque.
El libro se divide en cuatro ensayos: “Arte contemporáneo: el dogma incuestionable”, “Contra el performance”, “Robar, plagiar, mutilar: cuatro formas de copia en el arte” y “Arte y feminismo: entre la cuota y el chantaje”. El eje central es, como el nombre lo indica, que el arte contemporáneo es un gran engaño para obtener beneficios. Mencionaré más el primer ensayo por cuestiones de extensión, pero los demás están por el estilo.
Al parecer Avelina nos reservó lo peor para el principio, ya que el primero me parece el menos logrado. Debo confesar que la primera vez que intenté leer el libro no pude pasar más allá de las primeras páginas. Lo lancé lejos con frustración ya que encontré tantas indefiniciones, generalizaciones y falacias que mi cerebro estuvo a punto de explotar. Tuve que armarme de valor, y contener el aliento para repasar oración por oración y hacer notas muy detalladas. Hasta la fecha me doy palmaditas en la espalda por terminar de leerlo: es uno de los libros peor escritos que he leído en la vida. No por sus ideas, que ya son bastante malas y caducas para empezar: por la simple redacción.
Pondré como ejemplo uno de los primeros enunciados del libro: “Algunos de los dogmas que han establecido los teóricos del arte contemporáneo son bastante familiares para todos nosotros” (pág. 13). En un solo enunciado Avelina se las arregló para introducir no una, sino tres indefiniciones: “Algunos”, “los teóricos”, “todos nosotros”.
Habla de “algunos dogmas”, que mencionar a continuación pero nunca especifica de qué libro o de qué fuente salieron. ¿Sería mucha molestia precisar? Si no lo hace, no hay evidencia de que lo sean. Menciona también a “los teóricos”, ¿cuáles? ¿Todos piensan igual, o son parte del mismo club? ¿Por qué no los nombra? Por último afirma que “todos nosotros” sabemos esto. ¿A quienes se refiere? ¿Quién es su público meta? ¿Qué tal si no estoy de acuerdo y ya me metió a ese costal?
Esta es tan solo una probadita del estilo de Avelina: nunca precisar, mucho menos aclarar y jamás profundizar. Todo esas preguntas sin respuesta provocó un simple enunciado: imagínense todo el libro. Leerlo es un camino cuesta arriba, una experiencia altamente frustrante.
En este ensayo se propone comparar al arte contemporáneo con los dogmas de la iglesia católica en una especie de alegoría. Es decir, la iglesia católica se basa en verdades sagradas e incuestionables que si retáramos cuidadosamente desmantelarían el gran engaño que es la religión. Por ejemplo: la resurrección de Jesucristo, la santísima trinidad, la inmaculada concepción, la transubstanciación de la eucaristía. Según Avelina, el arte contemporáneo se basa en dogmas similares que son incuestionables, y si alguien lo hiciera, ese gran engaño se derrumbaría, pero por alguna razón nadie lo ha hecho.
Ella menciona específicamente siete dogmas, y los llama de la siguiente manera: el dogma de la transubstanciación; el dogma de la bondad del significado; el dogma del contexto; el dogma del curador; el dogma de la omnipotencia del curador; el dogma de "todos son artistas”; el dogma de la educación artística.
¿Saben qué es lo más irónico de todo este ensayo? Que Avelina hace muchísimas afirmaciones dogmáticas dentro del mismo mientras critica el dogmatismo. Por ejemplo: “Necesitamos arte, no creencias. Pero así como en nombre de la fe se han cometido crímenes atroces, vemos cómo en nombre de la creencia de que todo es arte se está demoliendo al arte mismo” (pág. 16). Disculpe, Avelina, ¿podría justificar su afirmación? ¿Quién piensa que todo es arte? ¿Cómo se está “demoliendo”? Ojo: no digo que sea mentira, sólo pido evidencia. Como ella misma escribe algunos renglones antes: afirmar algo no lo hace verdad mágicamente. ¿Entonces por qué ella misma no presenta evidencia de sus afirmaciones?
He aquí el segundo sello de Avelina: la crítica proyectiva. Es decir, Avelina crítica errores que ella misma comete. No citar tus fuentes y no profundizar en tus afirmaciones es falta de rigor al escribir, algo de lo cual, casualmente, acusa a los artistas contemporáneos. ¡Miren qué casualidad! Por otra parte, es también perezoso, otra de las acusaciones que lanza contra el arte contemporáneo.
Pero las proyecciones no terminan ahí: “Las obras existen por el discurso teórico y curatorial, negando el razonamiento lógico” (pág. 18). Pues bien, más adelante afirma que porque el Museo Reina Sofía exhibe arte contemporáneo, y además en su colección permanente tiene algunos grabados de Goya, entonces para el museo “son lo mismo”:
En el Museo Reina Sofía de Madrid la colección permanente incluye grabados de Goya. Esto crea contexto y le dice al público que una instalación de basura es arte como lo son los grabados de Goya, que un video de un performance de Esther Ferrer es arte como lo son los grabados de Goya. A eso lo llaman “crear diálogos”. (pág. 25)
¿Hay razonamiento lógico en esta afirmación? Créanme, estuve un buen rato buscándolo, y no apareció por ninguna parte. Ese párrafo más bien suena a argumentos tipo Jaime Maussan, el “investigador” del fenómeno OVNI en México, quien es famoso por soltar afirmaciones y luego defenderse con la frase: “demuéstrenme que no es cierto”. Así no es la cosa.
Cuando Denis Diderot inició la crítica de arte en el siglo XVIII no existía la fotografía. Sus críticas a los salones franceses debían hacerse únicamente por escrito. Muchos de los lectores nunca vieron las obras a las que se refería y debían imaginarlas únicamente con palabras. Por tanto, debía pintarlas verbalmente con mucha precisión. Ser descriptivo sobre las obras analizadas es algo de lo más básico que se le pide a un crítico de arte, y en ello Avelina fracasa estrepitosamente. Para muestra basta un botón:
Lo que el artista haga, empezando por la acción de orinarse en público (performance de Itziar Okariz, entre muchos otros que también lo hacen), tiene una buena intención, es una ironía, es una denuncia, es un análisis social o íntimo, y el curador le suma a esa intención un significado que refuerce los argumentos de la obra como arte (pág. 19).
Señora Avelina, ¿podría decirnos cuando menos el nombre del performance de Itziar Okariz? ¿Quiénes son todos esos “muchos otros que también lo hacen”? ¿Es mucho pedir que haga su tarea? No entiendo: esta es una de muchísimas ocasiones donde nos quiere demostrar que algo sucede sin ofrecer ningún tipo de evidencia. ¿No es esta la definición misma de dogma? No describe procesos, ni características del fenómeno. Sin contar que no describió la obra, ni siquiera ofreció los datos más básicos sobre la misma. Así es el resto de este tortuoso libro, por ejemplo:
Esto no iría a más si no fuera porque en muchos casos, dentro de su superficialidad, realizan prácticas irresponsables que hacen más daño del que denuncian: intervenciones con mujeres que sufren violencia, carentes de metodología psicológica y sociológica (obra de Lorena Wolffer), instalaciones ecológicas que desperdician materiales y maltratan animales (obra de Ann Hamilton), obras que contaminan el ambiente (el trabajo de Marcela Armas), falsas denuncias que encubren crímenes de Estado y que desvirtúan la verdad histórica para quedar bien con un grupo (obra de Teresa Margolles). Todo, por supuesto, lleno de argumentos morales (pág. 22).
Esto está tan mal escrito que no sé ni por dónde empezar: ¿Qué obra de Lorena Wolffer? ¿Podría cuando menos decirnos el nombre? ¿Fecha? ¿Una mínima descripción que justifique la afirmación de que “hace más daño de lo que denuncia”? ¿Con qué grupo quiere quedar bien Teresa Margolles? Nos quedaremos con la duda porque la autora “olvidó” mencionarlo. ¡Ese es su trabajo, Avelina! Ese es el trabajo del crítico de arte: ofrecer evidencia, defender afirmaciones, convencer al lector. ¿Tiene miedo? ¿Le da flojera? Si Avelina Lésper fuese el agente del ministerio público, el arte contemporáneo se iría a su casa ese mismo día por falta de pruebas.
Puedo continuar: “Crear este tipo de contextos solo sirve para conferirle a una instalación de bolsas de plástico de B. Wurtz la calidad de obra maestra” (p. 25). De nueva cuenta no existen ni los datos más mínimos para identificar con precisión a qué obra se refiere la autora. ¿Se dan cuenta de que mis citas son muy continuas? Es decir: páginas 19, 22 y 25. Eso es porque el libro está salpicado de este tipo de referencias perezosas. Literal: todo el libro. En sus videos de YouTube, Avelina también se refiere a las obras de esa forma: “las basuritas de fulanito de tal”, “las cáscaras de plátano de no sé quién”. ¿De qué nos sirven esos descalificativos? Nos sirven argumentos profundos, específicos, pelos y señales. Cuando uno no es específico deja el texto abierto a errores de interpretación, cosa que al parecer odia en el arte pero que acoge como estilo de escritura.
¿No les parece irónico que alguien con tan poco oficio al escribir, tan poca precisión, tan poca lógica y “técnica” exija eso mismo a quienes critica? Eso se llama proyección: lanzas tu crítica a los demás sobre las características que no puedes admitir de tí mismo.
Presento otras frases proyectivas, sobre los artistas: “No solo son superficiales e infantiles, también demuestran una sumisión cómplice al Estado y al sistema que falsamente critican” (p. 21). “Por increíble que sea, el artista se pliega al maniqueísmo más elemental” (p. 22). “Debemos apegarnos a sus ideas, en este caso morales, y como se suponen bondadosas para la sociedad, hay que aplaudirlas sin analizarlas, sin estudiarlas, sin denunciar que son peores que el mal que exponen con medios infantiles o escandalosos” (p. 22). “Ver, analizar y cuestionar nos pone del lado de los enemigos de la sociedad” (p. 22). Y un larguísimo etcétera.
Avelina Lésper ha envalentonado a un segmento muy grande de la población que no conoce mucho sobre arte ni teoría, pero que sienten en ella una reivindicación a su falta de conocimiento. Sospecho que estas figuras han surgido a nivel nacional, pero mencionaré tan solo dos ejemplos de Baja California. El primero es alguien que escribe con el pseudónimo Larry Carvajal, y tiene una columna regular llamada “El bigote de Dalí”, que se publica en una página de Facebook y también el periódico El Mexicano.
Como respuesta a la última bienal estatal, publicó el texto “La mierda de la XXI Bienal de Artes Plásticas de BC” [sic]. No leyeron mal: las faltas de ortografía inician desde el título. Ejemplificaré con algún párrafo:
Es imposible entender qué diablos quiso decir el autor de cada una de las piezas presentadas. En lo personal me gusta mucho el arte contemporáneo, pero en este caso no tuve siquiera los elementos mínimos para poder entender las piezas y todo lo que pude ver fue meramente basura (en algunos casos, literalmente basura).
¿Nos podría explicar por qué no hubo? ¿Alguna justificación? ¡Bah! Por supuesto que no: Avelina nos enseñó que no se necesita. Basta con observar la obra medio segundo para descalificarla de inmediato. Es suficiente pasar por la galería con cara de amargado y con el dedito alzado diciendo: “Esto no es arte, y esto tampoco es arte”.
Yo asistí a la misma exposición que él, y puedo asegurarles que encontré mucho qué analizar y obras que valen la pena. Curiosamente no necesité saber “qué quiso decir el autor”, para eso tengo raciocinio propio. Planeo también escribir mi crítica cuando traigan la exposición a Ensenada.
El segundo caso que presentaré es un video que fue subido a Facebook por Juan Ismael Higuera, con motivo de una exposición colectiva que se inauguró en el Centro Estatal de las Artes Ensenada. El autor entró a la sala “Ernesto Muñoz Acosta” y comentó sobre las obras expuestas en tono burlesco, enfatizando la falta de “técnica” y belleza de cada una de las obras. La reacción al video no faltó ya que, a la fecha que escribo esto, el video acumula 189 mil reproducciones, 1500 recompartidas, mil reacciones y 189 comentarios. Anexo el video a continuación:
El texto que acompaña al video es el siguiente:
Wow "arte contemporáneo"
Ahora una caca dentro del un aparador es arte...
Por que simboliza lo que desechamos y dejamos ir blablabla, si quieres dar un mensaje mejor escribe un libro y no estás mamadas
Con todo respeto artistas
Así es: ni cinco renglones pudo escribir con buena ortografía y exige a los artistas escribir un libro. (Cabe destacar que en la exposición no hay ninguna “caca” dentro de un aparador). El autor del video recorre las obras y les dedica tres segundos a cada una, obviamente sin pensar, buscando arte figurativo y bonito, lo que es “arte verdadero” para él (nadie le ha avisado del posestructuralismo). La pieza que más llamó su atención fue una imagen sobre la cual afirma “espero que no sea una impresión”. Bueno, quizá si hubieras leído la ficha técnica que videograbaste con tu teléfono celular te darías cuenta que es una serigrafía: ¡Oh, decepción!
Cuando escribo una crítica, no observo una sola vez las obras. Las veo varias veces, si puedo les tomo fotografía para posterior consulta. Verifico bien la ficha técnica, investigo el trasfondo, me pregunto el contexto y motivación de la exposición. Intento decir algo nuevo, intento motivar al lector, que la gente aprenda algo nuevo con mi texto. Me parece irónico que el estilo Avelina de la crítica de arte consiste en decirle al otro que su trabajo es “mierda”, pero ni siquiera eso pueden hacerlo bien. Por otra parte, es notable la escatología de estos escritos y videos: como mencioné hacen harta referencia a la mierda. ¿Pues qué tienen en la cabeza? No pueden ser imaginativos ni con sus metáforas. Con todo respeto, críticos.
Es decir: no poseen maestría al escribir, desprecian la ciencia, no generan ideas nuevas y tampoco motivan reflexiones en el lector. Más bien se basan en reforzar ideas preexistentes y polarizar al espectador, no en cambiar su perspectiva o demostrar algo nuevo. Ni siquiera pueden describir correctamente la obra de arte que tienen enfrente. En pocas palabras: no comunican nada. De ahí mi sospecha de que se trata de crítica eminentemente proyectiva.
Hay gente que ve los videos de Avelina y no están de acuerdo con todo, pero creen que de alguna manera ella “ayuda” a las artes o que, a pesar de todo “tiene razón”. Nada más falso. Además de que sus capacidades argumentativas no le dan ni para demostrar que la tierra es esférica, es una figura que ha dividido negativamente al mundo del arte. Es normal que en las artes existan divisiones o desacuerdos, pero también es importante manejarse con respeto y no invalidar el trabajo de otros. Como afirmé al principio: sienta un mal precedente. ¿Quién nos respetará si no nos respetamos nosotros mismos?
Por otra parte, Avelina incurre en otro error que atribuye a los artistas contemporáneos: acapara tiempo en televisión y medios que podría ser dedicado a alguien con más conocimiento y habilidad. ¿Habrá ella leído a algún otro crítico de arte? Sé que en su libro menciona a Arthur Danto, pero no a muchos más. ¿Habrá leído a Rosalind Krauss? ¿Hal Foster? ¿James Elkins? Estoy seguro que ha leído a Clement Greenberg y Michael Fried, de quienes roba muchas ideas y las pasa como propias. Pero en el panorama nacional, ¿conoce la historia de la crítica? Todo parece indicar que no.
Y ella es nuestra crítica más famosa. No ha evolucionado su pensamiento ni un milímetro desde que empezó a escribir. Su afirmaciones de hace diez años son idénticas a las de hoy: el dogma nunca cambia. El verdadero crítico reconsidera, reflexiona, busca nuevas aristas a su temática. Nosotros ya sabemos lo que dirá Avelina desde antes que lo diga: “Esto es arte y esto no es arte”.
Por otra parte, nos pudimos ahorrar su libro completo si simplemente definiera lo que es el “arte verdadero” según ella, y todos contentos. Pero no, no tuvimos tanta suerte. En un video le preguntaron al respecto y respondió cinco afirmaciones nada específicas e incoherentes, pero quizá si tengo tiempo y ánimo criticaré en otra ocasión.
El triunfo de Avelina Lésper es el fracaso de la educación artística en México. Si tantos la siguen es porque no tienen la capacidad crítica de desbaratar su discurso, porque no han leído algo mejor con respecto al arte, porque sienten que si algo no lo comprenden de inmediato no tiene derecho a existir. Así el nivel de raciocinio en este mundo donde vuelven los fascismos con fuerza. ¿Qué tan distinto es el razonamiento de Avelina con respecto a la exposición “Arte degenerado” que hicieron los nazis en 1937 para ridiculizar al arte moderno?
No soy ingenuo: sé que mi escrito no cambiará la forma de pensar de casi nadie. Ya se han escrito textos criticando a Avelina y poco han cambiado la situación, así como los miles artículos en contra de Donald Trump, o en contra de que la tierra es plana. Pero, como siempre, ya me desahogué.
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August 6, 2018
El pastelazo de Avelina Lésper
 
Este sábado, la crítica de arte Avelina Lésper organizó un debate con grafiteros en el Museo de la Ciudad de México. El motivo fue un mural que afirmaba “Avelina Lésper me la pela”, delante del cual, de manera desafiante ella misma se tomó una foto y solicitó un debate en su blog: “Invito a los autores que tengamos un diálogo acerca de cuál es la finalidad de estas pinturas y sobre las diferencias de calidad entre ellas, en qué limite esto puede ser arte urbano o simple vandalismo”. El acalorado debate sucedió, pero al final del mismo, y saliendo del museo, una figura anónima le dio literalmente un pastelazo en la cara a Avelina.
Llevo varias semanas planeando una larga crítica hacia Avelina, pero debido a lo que sucedió tengo que adelantar unas cuantas cosas. El pastelazo ha sido mayor motivo de controversia que el debate mismo y quisiera, primero que nada, plantear mi postura: estuvo mal, estuvo pésimo. Estoy en desacuerdo con muchísimas cosas con ella, muchas de sus declaraciones son insultantes y definitivamente insultó a los grafiteros antes del debate: dijo que el graffitti es de subnormales y en un programa de radio los llamó “brutitos”. ¿Por qué confirmar sus afirmaciones? ¿Por qué no demostrar que se está por encima de manifestaciones infantiles? Ese pastelazo nos afecta a todos: si no se le condena, abre las puertas legitimarlo como respuesta aceptable a un desacuerdo.
Aclarado este primer punto, debo mencionar que vi el debate completo en YouTube y fue algo absolutamente lamentable. El nivel de argumentación manejado por ambas partes estuvo para llorar. La única intervención que creo que se salvó fue la de una muchacha del público que mencionó algo de su trabajo de posgrado, muy atinado, pero Avelina lo ignoró para volver a su cantaleta de siempre.
¿Cuál es esa cantaleta? La siguiente: el arte es la pintura y la escultura, fuera de eso, todo es un fraude, no comunica nada y es imposible analizarlo estéticamente. La argumentación de Avelina parte siempre de esa conclusión, busca evidencia a su conveniencia y descarta todo lo que no la apoye. Esto, por supuesto, no es un método para encontrar nuevas realidades y generar nuevos conceptos, es más bien un dogma. Disculpen ustedes que mencione algo tan obvio, pero hay que hacerlo cuando se habla de Avelina.
Aún así, su fama ha crecido muchísimo, y ese infame pastelazo seguramente la hará todavía más reconocida en el país. ¿Por qué una crítica de arte tan mala es tan famosa? ¿Por qué tiene espacios en la televisión, en diarios y medios? Hay varios factores, pero uno de los principales, pienso yo, es el fracaso de la educación artística en México.
Casi cada semestre imparto la materia denominada “Arte y educación”, y en ella pregunto a mis estudiantes su experiencia en educación artística. Pocos tienen algo digno de mencionar: las clases son mediocres, de manualidades, impartidas muchas veces por personas sin experiencia o conocimiento, si es que la clase se imparte en absoluto. En otra materia, mando a mis estudiantes a que averigüen en escuelas lo que se hace sobre educación artística para proponer alguna solución. En una escuela les dijeron que “no habían tenido tiempo de abrir el libro de artísticas” ni una sola vez en todo el ciclo escolar. ¿Por qué? Por que hay materias más importantes (matemáticas y español) que son las que se evalúan en los exámenes estandarizados.
Aún así, estos jóvenes con educación deficiente, mucho desconocimiento, y en ocasiones sin haber entrado nunca a un museo ni galería, deciden dedicar su vida a las artes. Es un verdadero milagro. Los medios desinforman sobre las artes, normalmente son motivo de burla, y también el desinterés de la sociedad en general. Esto es responsabilidad de muchos, incluyendo la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Cultura, y han hecho muy mal trabajo. Incluso cuando he comentado que quiero escribir sobre Avelina, muchos me dicen que no “pierda el tiempo” con ese tema, pero guardar silencio es darle más voz.
Si nadie educa a la gente en las artes, ni siquiera los intelectuales que tenemos en el país, ¿quién lo hará? La figura más digerible, simplona y literal. En este caso Avelina está llenando el hueco que queda. A la gente le gusta el arte, hay inquietud de la población, quieren respuestas y si alguien sabio no las proporciona, llegarán figuras autoritarias y dogmáticas a hacerlo. Esto no sólo sucede en las artes, sucede en cualquier campo donde se den los mismos fenómenos.
Avelina es una figura divisiva: no ayuda a que los artistas se unan ni a que trabajen juntos. Todo lo contrario: crea bandos imaginaros enfrentados porque ella lo dice. En este sentido me recuerda muchísimo a FOX News o Alex Jones en Estados Unidos y la polarización que se está dando en el territorio político, y que ha culminado en la victoria de Donald Trump. No se debe pensar en bando dicotómicos, no hay “malos” ni “buenos” en este mundo. Pensar así es infantil, dar un pastelazo y decir: “ella empezó” es caer en su juego.
Lean ustedes libros de crítica de arte real, libros reflexivos, ensayos que nos engrandecen como persona. Lean “Vanguardia y kitsch” de Clement Greenberg, un texto de 1939 que ya hablaba de problemas que Avelina aún considera nuevos. Otro recomendable es “Arte y objetualidad” (1967) de Michael Fried, donde se tratan temas que Avelina trae a la mesa como novedades. Lean también “The state of art criticism” (2008) de James Elkins y Michael Newman, donde varios críticos de arte debaten sobre lo que es y podría ser la crítica. Imaginen a Avelina en esas mesas redondas e intenten no morir de risa. Hay muchos, y también hay figuras importantes mexicanas como Teresa del Conde, Raquel Tibol y Jorge Juanes, de quienes podemos aprender mucho, formar nuestro propio criterio, coincidir y no sin necesidad de ira.
Hace poco, en su blog, Avelina escribió un poco sobre los gatos. No denigró a nadie y fue algo positivo y hasta digno de leer. Muy bien por este texto: Avelina, ¿no puedes seguir escribiendo mejor sobre gatitos?
Pronto publicaré un análisis sobre el libro “El fraude del arte contemporáneo” de la misma autora. Por el momento quería hablar sobre el pastelazo y mi postura al respecto.
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July 31, 2018
El precio de la fama
 
Lo que les contaré sucedió en 2009. Con tantos años de por medio me siento más cómodo para contarlo. En ese año todavía tocaba teclado en una banda de rock clásico, hoy he abandonado la música para escribir. Estuve en varias bandas, a decir verdad, pero casi ninguna prosperó y duraba poco dentro de ellas. Normalmente se desintegraban pronto por el ego o pereza de los integrantes. Pero en 2009 fui parte de un proyecto más duradero y donde tuvimos mejores resultados.
Normalmente ensayábamos los domingos en la Colonia Nueva de Mexicali. Durante uno de los ensayos, nuestra baterista (la única mujer de la banda) llevó un invitado que nadie conocía. Nos lo presentó como productor musical y él expresó su deseo de escucharnos. Eso era muy inusual y noté que algunos de mis compañeros se pusieron nerviosos.
Como contábamos con público, algo rarísimo durante los ensayos, decidimos interpretar una canción que nos salía muy, muy bien: Confortably numb de Pink Floyd. Esa era una de las canciones que yo nunca me cansaba de tocar. Terminando la canción, nuestro invitado estaba extático. Nos felicitó muchísimo, y comentó que "deberíamos salir más, ser más escuchados". Eso, por supuesto, nos dio mucho gusto. Comentó que era manager de una nueva banda juvenil de muchachas como de 13 años. Comentó que en la industria había opciones musicales para niños y también para adolescentes de alrededor de 18 años, pero nada para ese rango de edad. Nos dejó sus datos y se fue pronto.
Le preguntamos a nuestra baterista quién era él, y agregó que lo conoció porque la banda juvenil tenía una baterista y ella le daba clases. Todas las muchachas tocaban sus propios instrumentos y recibían clases por parte de músicos porque eran principiantes. Aún así, algunas de las canciones ya sonaban en la radio local.
Poco tiempo después el manager me habló por el chat. Me invitó a ser músico de acompañamiento para su banda e irnos de gira por varias partes del país. Comentó que no sería un trabajo complicado ni demandante y que generaría buenas ganancias porque solo tocaría en eventos grandes. En aquel momento, además de la banda yo todavía estudiaba comunicación y daba clases en preparatoria. No estaba dispuesto a dejar nada de eso, así que rechacé la oferta.
Me ofreció, entonces, tocar en el disco de las muchachas, en las grabaciones de estudio. Le comenté que quizá no era la persona más adecuada, y le recomendé un amigo que era muy bueno en eso. En ese momento estaba yo rechazando toda invitación que no me dirigiera a mis objetivos del momento, además no me gustó su actitud tan mandona.
Tiempo después pregunté a mi amigo José, el tecladista que le recomendé, qué sucedió. Me dijo que no colaboraron por varias diferencias. En parte, porque tenía la idea de mezclar demasiados géneros musicales en una sola canción: electrónico, pop, rock y punk. A José tal idea le pareció una aberración que se autodestruiría. Además, chocaron porque ambos eran productores y querían tomar la batuta. Por esos y otros motivos la colaboración simplemente no funcionó.
Después me topé al manager en la preparatoria donde daba clase, lo cual me sorprendió muchísimo. Iba acompañado por alguien que yo no conocía. Le pregunté qué hacía ahí y me dijo: "Vine por un problema con una de las muchachas de la banda". Ahí me enteré que una de ellas era estudiante de la prepa. Me dijo: "Tengo un DVD que le quiero enseñar a un compa. ¿No tienes dónde verlo?". La petición era muy inusual y le dije que no. De nueva cuenta sentí que me estaba mandando en mi propio trabajo.
Poco después de que me despedí, una alumna de segundo semestre que nos vio platicar me preguntó si me llevaba con él. Le respondí que lo conocía, pero para nada éramos amigos. Me comentó que era muy acosador y que ya le había dicho cosas por el chat de que era muy bonita y no sé qué tantas cosas más. Le repetí que no lo conocía y no le tomé demasiada importancia.
Por estas fechas llegó la Serie del Caribe a Mexicali. La ciudad pavimentó sus calles, principales a toda prisa, los negocios renovaron sus fachadas y todo estaba listo para los partidos de béisbol en el estadio B'Air, comúnmente conocido como El nido de los Águilas. El manager le comentó a nuestra baterista que le concedieron una hora en un escenario para que tocara su banda, pero como no tenía tanto material preparado, tocarían tan sólo media hora y la otra media hora nos la daría a nosotros.
Era una oportunidad única de proyección internacional. Asistiría gente de muchas partes del país y de otros países también. Tendríamos un gran público cautivo, así que aceptamos de inmediato y nos pusimos a ensayar intensamente. Sería nuestro concierto más importante hasta el momento.
Todavía estábamos con mil dudas en los preparativos en la semana previa al concierto: ¿Por dónde entraríamos al terreno del estadio? ¿Tendríamos que cargar nosotros los instrumentos? ¿Habría soundcheck? Entre mil y una cosas. Pero recibimos un correo de la baterista avisando que se cancelaba el evento y que nos veíamos ese fin de semana en ensayo como de costumbre.
Por correo electrónico todos preguntamos cuál fue el problema y ella se rehusó a decirnos. Resignados, nos vimos las caras en el ensayo, perdiendo esa oportunidad tan valiosa. De hecho, ahora que lo recuerdo, todos llegamos puntuales, pero la baterista llegó tarde, dándonos tiempo a todos para especular sobre los motivos, y quejarnos amargamente de todo lo que se nos ocurría.
Al final llegó ella y sucedió el ritual de siempre. Normalmente estacionaba su auto enfrente de la casa, abría la puerta de atrás y sacaba las partes de su batería que luego armaba en su rincón. Esa vez la tensión fue palpable. Ella no decía nada, nosotros tampoco preguntábamos pero era evidente la pregunta en las mentes de todos.
Cuando a final le preguntamos: "¿Qué pasó?", estaba reacia a comentar, pero a final de cuentas dijo que arrestaon a nuestro contacto, el manager, por "corrupción de menores" unos días antes de la presentación en la Serie del Caribe.
Hablamos poco más de eso, y el resto del ensayo transcurrió con normalidad. Sin embargo, al día siguiente las notas periodísticas sobre el caso me revelaron el resto de la historia. El tipo fue arrestado por abusar de las muchachitas y chantajearlas con sacarlas del grupo. Incluso las sacaba en horario de clase para eso. Una nota periodística lo llamó "El Sergio Andrade mexicalense". Él achacó las acusaciones a desacuerdos de dinero, pero aún así terminó encarcelado.
Cuando preguntamos a nuestra baterista si notó algo raro durante los ensayos, replicó que absolutamente no, y que siempre había un padre de familia presente. Nunca lo dijo, pero ella obviamente estaba muy avergonzada de habérnoslo presentado e intentaba distanciarse de él, pero no fue su culpa.
Tiempo después, en una clase de comunicación, me enteré que la banda seguía con otro mánager, aunque no escuché más de ellas.
Y nosotros, aunque perdimos la mejor oportunidad de nuestra carrera musical, no nos quejamos demasiado al respecto. En parte por que es difícil argumentar en contra de la denuncia a un abusador sexual, pero también porque nadie de nosotros quería tener mayor asociación con ese tipo al enterarnos de lo sucedido.
No es una gran historia ni tiene un buen final, pero pasaron muchos años y nunca la había contado. Les dejo una de las notas periodísticas de aquel momento.
Acusan a representante musical
Un representante artístico fue detenido por agentes de la Policía Municipal al ser denunciado por jovencitas de un grupo juvenil por abuso sexual y amenazas, informó Luis Antonio Navarrete.
El subcomandante de la Policía Municipal relató que el martes a las 21:15 horas, se solicitó la presencia de agentes municipales en avenida Mecánicos y calle E, de la colonia Industrial.
En ese lugar se detuvo a José Juan Briseño, de 30 años, quien fue señalado por la madre de una menor por abuso sexual.
Navarrete comentó que al parecer el hombre, quien tiene un grupo juvenil de jovencitas entre 12 a 15 años, había cometido actos indebidos con las menores.
“Una de ellas dijo a su mamá que estaba cansada de ser hostigada por el hombre”, apuntó.
Indicó que al hablar con el resto de las adolescentes aceptaron haber sido abusadas por su representante musical, con la condición de permanecer en el grupo.
El acusado relató que todo lo hizo con consentimiento de las adolescentes.
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July 3, 2018
La esperanza de México
 
Fui a tomar fotos a los festejos del cierre de campaña del PRI durante las elecciones estatales de 2007. Un amigo estaba trabajando en la campaña del PRI y aproveché para estar en todo el barullo y sacar entrevistas e imágenes. Al final del día, muchos jóvenes se citaron en el monumento a Benito Juárez. Pero el que más festejaba era un vagabundo.
La elección estaba reñida. Uno de los candidatos predominantes era José Guadalupe Osuna Millán, por parte del PAN. Baja California fue el primer estado donde un partido de oposición ganó una gubernatura, y ese partido fue el PAN. Desde entonces, todos los gobernadores han sido panistas. Es el partido que, históricamente, ha dominado el estado.
Pero algo amenazaba con darle la vuelta a la tortilla: extrañamente el candidato del PRI salía favorecido en prácticamente todas las encuestas. Se trataba de Jorge Hank Rhon, un extravagante empresario dueño de los casinos Caliente, y que presuntamente ha sido vinculado a actos delictivos y corrupción. El perfil de Hank es muy similar al de Donald Trump: un narcisista con mucho dinero, misógino, ignorante y estrafalario.
Su campaña fue controvertida, ya que dejó su puesto como presidente municipal de Tijuana para lanzarse como gobernador, algo que supuestamente está prohibido por la ley. Además, inició una campaña mediática impresionante, y contrató con altísimos sueldos a gente que le hiciera promoción. Como el color del partido era el rojo, le comenzaron a llamar "marea roja" a las avalanchas de personas que parecían apoyar a Hank en las calles.
El candidato derrochó dinero: patrocinó camisetas para rallys universitarios, comics hechos por dibujantes principiantes que querían publicar sus trabajos, mil eventos, artistas y un largo etcétera. Hank estaba dispuesto a comprar la gubernatura a cualquier costo.
En verdad todos pensábamos que iba a ganar. Lo digo desde mi experiencia dentro del Instituto Estatal Electoral, lugar donde hacía mi servicio social en aquel entonces. Me tocó ver los hechos muy de cerca, y los extremos a los que llegó Hank para conseguir su victoria.
Pero como dije, durante el cierre de campaña yo vi festejar a un vagabundo mejor que nadie. Bailaba y levantaba sus brazos al cielo como si deseara con toda su alma algo de lluvia. Arrastró un colchón hasta el monumento y ahí lo puso. Él fue una de las personas que entrevisté, y con la situación electoral actual, busqué ese audio y lo encontré.
Si alguna vez le han preguntado a un vagabundo la historia de su vida, es una de las cosas más tristes que puedes escuchar. Éste caso no fue la excepción. Primero le pregunté por qué estaba tan feliz por la casi segura victoria del PRI. 
—Tengo treinta y ocho años y lo que yo quiero es que pierda el PAN —me dijo.
Mencionó su nombre (Álvaro), su alcoholismo y cómo frecuentemente los policías lo detenían, le quitaban su alcohol, a veces también le quitaban cien o doscientos pesos y que lo golpeaban con frecuencia. Él interpretaba esas agresiones como algo proveniente directamente del PAN, por eso quería que perdieran, gane quien gane.
—Esto es como una religión —prosiguió— yo quiero al PRI, al Partido Revolucionario Institucional, aquí arriba de esta tarima.
Le pregunté si votaba, y si siempre había votado por el PRI y asintió, pero se lamentó que siempre "le robaban los votos".
—Sabes algo: los oficiales del Partido Acción Nacional me quitan ese voto, me quitan toda mi vida, me quitan todo y me pegan, me golpean.
—¿Y has denunciado? —le pregunté yo.
—No. Por miedo. Por que me esposan… Me esposan y me pegan. Mira cómo estoy golpeado —me mostró unas heridas y cicatrices en su cabeza—. Y no es esto, que tengo por fuera de mi cara... Eso es lo de menos. Lo que tengo adentro del alma contra el Partido Acción Nacional, es lo que más duele.
A pesar de todo, a pesar que se describió como "un wainito" y me dijo que llegó a vender droga en un picadero, ahora puedo entender el dolor de esta persona. Confieso que en su momento no lo entendí, no tenía los recursos, la madurez, la experiencia para comprender que esa persona estaba desesperada y quería una solución al dolor de su vida.
Aprovechó esa entrevista para desahogarse. Estoy seguro que poca gente lo escucha, y que la mayoría, también, lo trata mal. No estamos acostumbrados a pensar en la gente de la calle como seres humanos pero, por obvio que parezca, lo son. Habló de que tenía hermanos pero no les pedía nada "para no darles problema" y que tenía una esposa que se hizo policía.
—Me estoy quitando la máscara como de luchador —me dijo en un momento—. Me estoy quitando la máscara, la rompí, y la tiré, "a Chihuahua al baile". Pero, ¿sabes algo? Yo quiero que [los políticos] sean derechos, pero nunca lo van a ser. ¿Sabes algo? Me han golpeado, me han quitado todo.
¿Cómo explicarle que Hank Rhon no da un comino por la gente pobre? ¿Cómo hacerle ver que Hank sólo busca su beneficio propio? ¿Será consciente de que, esté el partido que esté, los policías lo seguirán golpeando y todos lo tratarán igual que siempre? En su caso, el veía el votar como una salida, cuando nosotros sabemos que su situación no cambiará por el partido que esté en el poder.
Hank Rhon perdió las elecciones por un margen considerable. Fue una sorpresa para todos incluyendo el PAN, el partido ganador de la contienda. De nada le sirvió todo el dinero derrochado, todas las encuestan que lo favorecían, los miles de acarreados que tenía en las calles y los infiltrados en el instituto para ayudarlo a ganar. Los bajacalifornianos tomaron el dinero y le levantaron el dedo.
—Aquí nadie me compra un voto —dijo Álvaro cuando lo entrevisté, antes que supiéramos que perdería el PRI—. Aquí nadie me compra nada. Es por mi gusto y porque yo quiero. Porque yo no quiero que me sigan atacando, porque yo no quiero que me sigan golpeando y seguir estando demacrado de mi cara. Ya estoy poquito mal... Si soy alcohólico, ¿para qué me atacan si ya estoy mal?
Traigo esta historia a colación tantos años después, porque siento que es la situación que vivimos actualmente en México. El país votó por MORENA, el partido de Andrés Manuel López Obrador en cantidades abrumadoras. Este partido de reciente creación arrasó el país con la presidencia, gubernaturas, diputaciones, senadurías… Candidatos a diestra y siniestra ganaron. ¿Por qué?
El principal motivo fue el hartazgo de los pésimos gobiernos del PRI y del PAN que han gobernado el país desde 2000. Éstos han significado devaluación de la moneda, subida de los precios, pérdida del poder adquisitivo, autoritarismo, censura, violencia, asesinatos y un largo etcétera. La gente, simple y sencillamente, está harta y eso es totalmente comprensible.
Pero creo que están poniendo sus esperanzas en el lugar equivocado. Casi todo se basa en un hombre: AMLO. Leo a muchos de mis contactos bastante cegados ante la situación actual, y no toleran ninguna crítica a la que parece la última esperanza de México. Pero, como dije en mi post pasado: lo mejor que podemos hacer por los candidatos es criticarlos.
Hay gente que dice que AMLO "va a cambiar el sistema", y que transformará el país. Muchas cosas más. Cada una de ellos habla desde su dolor personal, como Álvaro: ya sea la pobreza en la que muchos estamos sumidos, la violencia que nos afecta de maneras muy reales y dolorosas o cualquier otra experiencia personal. El dolor y el hartazgo el real. El sistema también nos golpea, como Armando, pero de formas diferentes.
En verdad quisiera estar mal. Quisiera estar equivocado y darme cuenta de que todas las promesas se cumplirán y la situación del país mejorará gracias a un presidente. ¿Pero quién tendrá el valor de rompernos el corazón para explicarnos que AMLO es tan solo una piececita en un sistema mundial que nos tiene jodidos? La desigualdad se acrecienta año con año desde hace décadas en todo el mundo, no sólo en México. Es el neoliberalismo el que tiene que cambiar, y eso no lo hará AMLO. Habrá mucha gente muy decepcionada este sexenio. ¿Cuál será la nueva esperanza?
Hay gente que defiende la alianza de MORENA (un partido de supuesta izquierda), con el Partido Encuentro Social (un partido de ultraderecha). Argumentan que AMLO sólo los utilizó como trampolín para cumplir su objetivo, y eso les parece honesto. Nada de ruido les causa. Ya mencioné otras cosas en mi escrito pasado, y cuando he discutido con algunos de los simpatizantes con AMLO, siempre hay una explicación a todo. Nada está mal. Como cuando los políticos defienden a su partido. Espero que suavicen su postura y puedan ser críticos con su candidato: el país lo necesita.
Armando siguió festejando después de mi entrevista, hasta la fecha me pregunto qué habrá sido de él. Uno de los motivos por los cuales estaba feliz ese día, me dijo, era porque "lo habían dejado ser". Pudo convivir con muchas personas sin que lo discriminaran, al menos un sólo día. Se sintió aceptado como persona. La parte más reveladora de mi entrevista con Armando fue la siguiente:
—Quiero que me escudriñes en esta plática que te estoy dando —concluyó Armando—. "Escudríñame por dentro, no me golpees", has de cuenta, es como le digo a un oficial. Y ellos, más sin embargo (sic), me pegan, me golpean y me hacen cosas malas. O sea, ya estás mirando que yo ya estoy golpeado, ¿para qué me sigues pegando?
—Si, entiendo —dije yo, intentando ser empático.
—No. No, usted no me entiende —dijo con toda la seguridad del mundo.
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