Reseña: The Other Side of the Wind (2018)

Después de su muerte en 1985, Orson Welles dejó tras de sí dos obras maestras terminadas y una considerable cantidad de películas incompletas o malogradas. Las dos grandes, que siempre pudimos disfrutar de manera íntegra son Citizen Kane de 1941 y Chimes at Midnight de 1965. Fuera de eso, tenemos otras que no tuvieron la misma factura como The Stranger (1946) o The Trial (1962); Otras fueron modificadas de su versión original por el estudio, como The Magnificent Ambersons (1942) y Touch of Evil (1958); Y algunas que nunca estuvieron terminadas como Don Quixote y The Other Side of the Wind. Hoy tenemos, finalmente, después de largos y agónicos años de espera, la oportunidad de ver esta última.


Decepcionado con el sistema de estudios de Hollywood, en el periodo posterior de su vida Orson Welles autofinanciaba sus propias películas. Esto implicaba que debía trabajar como actor para conseguir dinero, y posteriormente grabar algunas secuencias de su próximo proyecto hasta que los fondos aguantaran para posteriormente volver a trabajar. Esto tenía la gran ventaja de la total libertad creativa, pero el lastre del bajo presupuesto y la dificultad de amarrar a los mismos actores durante tanto tiempo. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, los resultados son notables tomando en cuenta las circunstancias.


The Other Side of the Wind fue el último proyecto independiente en el que trabajó este director, quien siempre tuvo una fuerte vena autobiográfica en las historias que elegía, pero que nunca fue tan evidente como en esta. En la trama, un director de edad avanzada con el nombre Jake Hannaford (John Huston) intenta regresar a sus años de gloria con una nueva producción que lleva el mismo título que la película. La mayor parte de las escenas giran en torno a una fiesta en honor al director, donde se mostrará la película casi terminada y se buscará financiamiento para terminarla.


Brooks Ottertake (Peter Bogdanavich) observa a Jake Hannafort (John Huston) en The Other Side of the Wind (2018)



Resumir de esta forma la película es una grosería. Conociendo a Welles, sabemos que la película es mucho más que su trama. Welles sabía que estaba haciendo un comentario sobre sí mismo, pero creo que no se imaginó lo irónico de la situación ya que en la vida real no pudo conseguir el financiamiento para terminar su película y apenas pudimos ver una versión terminada en 2018, casi de milagro.


Welles siempre fue un director adelantado a su época, y esa fue su principal ventaja y maldición. Él mismo declaró en alguna ocasión su deseo de, cuando menos una vez, encajar en su época. Citizen Kane supuso un brinco en la narrativa visual de muchas películas, de manera que los trucos que Welles utilizó dentro de ella son totalmente convencionales hoy en día como la narrativa no lineal y los ángulos contrapicados, pero en la época resultaron confusos. De la misma forma, escenas como la casa de los espejos de Lady from Shangai (1948) hoy son casi un cliché, a pesar de que nunca conocimos tal escena en su forma original porque el estudio pensó que no era lo suficientemente comercial.


En The Other Side of the Wind, Welles decide tomar un estilo de mockumentary para hacer su película. De nueva cuenta, esto es totalmente convencional hoy en día, pero en la época era una idea totalmente nueva. Hace cortes muy rápidos, hay puntos de vista subjetivos, y la intertextualidad abunda por todas partes. Además, se intercalan fragmentos de la película ficticia dirigida por Hannafort, y la cual se proyecta dentro de la trama. Tal película es un absoluto tour-de-force y fue aporte de una de las actrices principales: Oja Kodar, a quien se le da el crédito de co-escritora junto con Welles.


Oja Kodar en The Other Side of the Wind (2018)



Hay muchísimo que decir sobre esta película. Es una suerte que los astros se hayan alineado para que pudiéramos verla terminada en nuestras vidas: muchos no tuvieron este privilegio. Se terminó gracias a Netflix y muchos de los involucrados originalmente. Faltaba muchísima edición, música, algunos diálogos, algunas tomas, todo lo cual fue completado como se pudo, basándose en las instrucciones de Orson. Uno puede notar lo accidentado de su producción, ya que a lo largo del filme la calidad de la imagen varía: a veces está más granulada y en ocasiones se encuentra increíblemente nítida, y lo mismo sucede con la calidad del sonido.


Fotograma the The Other Side of The Wind (2018)



Pero la película está tan terminada como puede estarlo y yo casi no puedo creerlo. No quepo en mí del contento. ¿Ver una película más de mi director favorito? Es demasiado. Ya en 1998 se restauró Touch of Evil (1958) con resultados espectaculares, y ahora una más. Esto abre las puertas a preguntar: ¿Veremos alguna vez un Don Quixote terminado? Ya se intentó en los años noventa pero resultó un fiasco. ¿Veremos alguna versión de The Deep, otra de sus películas casi terminadas? Y si mi mente viaja todavía más lejos: ¿Alguna vez verá la luz del día versiones más completas de Lady from Shangai o The Magnificent Ambersons?


No lo sé, pero por lo pronto los invito a ver esta obra maestra, que apenas está abriendo las puertas a sus misterios, interpretaciones y críticas. Está disponible en Netflix, y también un documental acerca de esta película de nombre They’ll Love me When I’m Dead (2018). Si les gusta el cine, no se arrepentirán.


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Published on November 11, 2018 19:06
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Miguel Lozano
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