Mikel López Iturriaga's Blog, page 43
September 2, 2013
Barbacoa rápida para torpes: pollo con limón y romero, cerdo con naranja y guarniciones

Georgie Dann estaría orgulloso. / EL COMIDISTA
El fin de las vacaciones no significa encerrarse en casa con el refajo, el sayo y la rebequita puestos y la manta zamorana encima. Septiembre es un mes fantástico para llevar a cabo actividades al aire libre, y la barbacoa es una de las mejores. A diferencia de julio o agosto, ahora podemos estar cerca de un fuego sin desear la muerte, y a la vez pasar el día al aire libre sin tener frío. Pero, reconozcámoslo, las parrilladas son farragosas de preparar, enguarran bastante y hay que tener un cierto arte para que la carne no quede cruda o requemada.
Como en El Comidista somos tragaldabas trabajadores y vacaburras valientes por naturaleza, nos animamos a preparar y a compartir una barbacoa relativamente sencilla, con dos tipos diferentes de carne (pollo y cerdo) y algunos vegetales para acompañar. Nuestro secreto (si podemos llamarle así) para que la carne quede jugosa, se haga más deprisa y tenga un extra de sabor es marinarla previamente con una mezcla de especias y líquidos, entre ellos un ácido, que la ablandan y aromatizan. Si podéis, dejadlas reposar toda la noche en la nevera con el marinado para que absorban al máximo el sabor.
Para las verduras solo hay que tener en cuenta que si las patatas son muy pequeñas se carbonizarán, y si son muy grandes no se harán nunca, así que un tamaño mediano será el más adecuado para esta preparación. Si sólo tenéis patatas grandes un buen truco es hervirlas unos 10 minutos con piel, así se harán más rápido y seguirán teniendo sabor a barbacoa. Y no pongáis los pimientos y la berenjena sobre una llama porque también se churrumarán: tened paciencia y esperad a que la brasa esté hecha. Si hacéis primero las verduras y ponéis las patatas en las brasas mientras se hace la carne, podréis coméroslo todo casi a la vez.
Todos los ingredientes están calculados para seis personas con un nivel de hambre normal. Normal de barbacoa, teniendo en cuenta que siempre tendemos al bendito exceso en estas ocaciones.
Muslos de pollo con limón, romero y tomillo
Pinchos de cerdo con achiote y naranja
Patatas, berenjenas y pimientos para acompañar
Muslos de pollo con limón, romero y tomillo
Receta perteneciente a la entrada 'Barbacoa rápida para torpes'.
Dificultad
Masterchef junior.
Ingredientes
6 muslos de pollo de granja
3 limones
4 cucharadas de aceite de oliva
3 dientes de ajo
Una cucharada de hojas de romero (preferiblemente frescas)
Una cucharada de hojas de tomillo (preferiblemente frescas)
1/2 cucharadita de chile en polvo o en copos, tabasco o picante al gusto (opcional)
Sal
Pimienta
Preparación
1. Mezclar en un bol el zumo y la ralladura del limón (solo la parte
amarilla), el aceite, las hojas de tomillo y romero y el ajo picados a
cuchillo o majados en un mortero, sal y pimienta y el chile (si se
quiere).
2. Con un pincel de cocina o con las manos, untar bien los muslos de
pollo con la marinada, ponerlos en un bol, poner la marinada sobrante
por encima y tapar con papel film. Dejar reposar un mínimo de dos horas
(idealmente, la noche entera).
3. Cocinar los muslos en la barbacoa unos 15 minutos –dando la vuelta
a la mitad de la cocción–, hasta que la piel esté dorada y crujiente y
por dentro estén bien hechos pero aún un pelín rosados, para que no se
sequen.
Pinchos de cerdo con naranja y achiote
Receta perteneciente a la entrada 'Barbacoa rápida para torpes'.
Dificultad
Masterchef bebés.
Ingredientes
1 kilo de magro o jamón de cerdo cortado en tacos de unos dos centímetros y medio o tres
Una cebolla
2 dientes de ajo
4 cucharadas de pasta de achiote
2 naranjas
3 cucharadas de vinagre de manzana o vino blanco
6 cucharadas de aceite de oliva
Sal
Pimienta
Brochetas de madera o metal (unas 12)
Preparación
1. Disolver el achiote con el vinagre y el zumo de las naranjas.
Añadir la ralladura de las mismas (solo la parte naranja) el ajo y la
cebolla picados finos, sal, pimienta y el aceite de oliva y mezclar
bien.
2. Poner la carne en un bol, volcar la marinada encima y darle
vueltas durante un rato, hasta que quede bien mezclado. Dejar reposar un
mínimo de dos horas (idealmente, la noche entera).
3. Montar las brochetas pinchando los trozos de carne en los palitos,
intentando que queden unificados de tamaño para que se cocinen a la
vez. Hacerlas unos ocho minutos, dándoles la vuelta a media cocción y
vigilándolas, porque al no estar protegidas por ninguna piel ni grasa se
queman con relativa facilidad.
Producción: Mònica Escudero
Guarnición de patatas, berenjenas y pimientos para barbacoa
Receta perteneciente a la entrada 'Barbacoa rápida para torpes'.
Dificultad
Masterchef neonatos.
Ingredientes
12 patatas medianas
4 berenjenas
4 pimientos rojos
Sal
Pimienta
100 gramos de mantequilla
1/2 cucharadita de comino majado en el mortero o en polvo
Aceite de oliva virgen extra
Un diente de ajo
1 cucharada de perejil fresco picado
Papel de aluminio (no se come, pero es necesario)
Preparación
1. Poner las berenjenas y los pimientos, lavados y untados en aceite
de oliva, sobre la rejilla de la barbacoa (si se puede regular, se puede
poner un poco más cerca que la carne). Dejar que se hagan unos 20
minutos, hasta que se hayan desinflado (el pimiento más que la
berenjena) y la piel esté un poco ennegrecida. Reservar.
2. Envolver las patatas en papel de aluminio y ponerlas en las brasas.
Dejar que se hagan durante unos 15 o 20 minutos, hasta que estén tiernas
por dentro.
3. Pelar la berenjena y el pimiento, cortarlos a tiras o desgarrarlos
con las manos y aliñar con sal, pimienta y aceite de oliva aromatizado
con ajo.
4. Para acompañar las patatas, mezclar la mantequilla en pomada con
el comino, un pellizco de sal, pimienta al gusto y el perejil.
September 1, 2013
Malos propósitos que te harán feliz en septiembre
Persona inconsciente olvidándose de que el verano se acaba. / GETTY IMAGES
¿Quién decidió que septiembre era un
mes adecuado para los buenos propósitos? Porque me gustaría dedicarle
unas palabritas.
¿Está usted seguro de que un tour de
force por los caminos de la virtud sea la mejor idea para un mes más
agotador que una subida en patines al Kilimanjaro? ¿De verdad?
Porque yo no. En septiembre estamos de megabajona porque se acaba la
playa o el campo, volvemos al trabajo, encaramos un nuevo curso y todas las licencias que nos hemos concedido
en la Estación del Descerebre llegan a su fin. Y entonces, por
si no tuviéramos suficiente con el espanto de volver a la rutina,
“la sociedad” -es decir, los medios de comunicación, llenos de
personas con la cabeza igual de hueca que nosotros tras el estío a
las que no se les ocurre nada mejor que publicar- nos exhorta a
comportarnos “bien”: a depurarnos, a comer sano, a adelgazar, a
hacer ejercicio y a dejar el bebercio, la droja, los hombres, las
mujeres y viceversa. Es decir, a un montón de cosas que suenan
aburridísimas y que nos hunden aún más en el pozo de la
desesperación.
Dejándome llevar por la corriente, yo
mismo he participado en estas infames prácticas buenistas. Lo
reconozco. Pero mi receta para el septiembre de este año es justo la
contraria: en vez de restringir el placer, aumentarlo para pasar el
trago. Por ello, es un honor para mí presentaros mi lista de malos
propósitos para el mes, que ya tendremos más fuerza para enderezar
nuestras vidas más adelante (si es que no encontramos nuevas excusas
para no hacerlo).
Pasa de las detox
Las dietas depurativas son una de las
mamarrachadas habituales de las revistas para este mes. Consisten
básicamente en empezar a vivir de lechuga, zanahoria rallada, pavo a
la plancha con medio miligramo de aceite e infusiones de hierbajos
después de haberte puesto como un zeppelín a dulces, gin-tonics y
bocatas de chorizo y panceta de tu pueblo durante el verano. No
tienen fundamento alguno, porque el cuerpo ni se intoxica con la
(buena) comida ni se desintoxica ayunando o bebiendo 20 litros de
agua al día: sólo alimentan la fantasía de que nos estamos
“limpiando por dentro” como si fuéramos un retrete al que
echamos Pato WC. Come normal y sensato y déjate de rollos.
Pospón la batalla de la lorza
¿Qué sentido tiene ponerse a plan
cuando ya no tienes que exhibirte en traje de baño? Tus dobles
curvas peligrosas trabajadas a golpe de pastel pueden pasar
perfectamente inadvertidas bajo los jersecitos que toca ponerse en
esta época, por lo que resulta estúpido obsesionarse con
eliminarlas a base de regímenes y ejercicios compulsivos. Además, piensa que las navidades están a la vuelta de la esquina, y
que todo lo que consigas con una eventual alimentación restrictiva
se vendrá abajo cual croquembouche de Masterchef con los excesos
propios de aquellas cristianas celebraciones. Lo dice el refrán: no
hagas en septiembre lo que puedas dejar para enero.
Prueba alguna dieta trastornada
En el caso de que sientas una necesidad
irrefrenable de hacer dieta, elige la más loca, absurda e irracional
que encuentres. La del apionabo crudo, la de la sopa de col
fermentada, la de la manzana roja de Kentucky o la de comer sólo
carne cocinada a 58,63 grados. Comprueba siempre que alguna famosucha
o artista venida a menos tipo Kim Kardashian o Christina Aguilera la
haya abrazado: es la señal que identifica a estos regímenes como
inútiles y dañinos. ¿Que te preocupa tu salud? No pasa nada: si en
tu cabeza hay algo más que las neuronas necesarias para ver
Divinity, la abandonarás a los tres días al ver que no sólo es
repugnante, sino que no surte ningún efecto. Y se te quitarán las
ganas de hacer tonterías con la comida durante una buena temporada.
Aprovecha el entretiempo
Septiembre puede ser un gran mes,
plantéatelo así. Hablo en términos térmico-gastronómicos, claro.
Todavía quedan días de calor en los que disfrutar de esos
maravillosos placeres que son los helados, los polos, los granizados
o, por qué no, las cañas bien frías. Pero también habrá otros en
el que el fresquillo que te permitirá entregarte en cuerpo y alma a
lo que de verdad te gusta: los cocidacos y los guisotes. Zambúllete
sin complejos en unas pochas, unas patatas a la riojana, unas lentejas con espinacas o un estofado de carne con mostaza y brandy: por mucho que los talibanes de la línea
abjuren de ellos, son platos sanos (siempre que se coman con
moderación) y baratos (punto muy importante en un mes en el que
solemos andar tiesos cual mojama milenaria).
Celebra la
estación
El final del verano llegó y tú
partirás, pero ahí seguirán maravillosos productos en temporada
como el melón, la sandía, el tomate o los pimientos. Con ellos podrás
preparar fáciles a la par que fastuosos platos como la ensalada de
melón, queso y almendras, la de sandía, feta y cebolla roja, los huevos con ajvar serbio o la increíble ensalada de tomate y pan. Por
si fuera poco, en septiembre empiezan a aparecer delicias que merecen
ser acogidas con la boca bien abierta, como los higos, las uvas o la
calabaza: unas minipizzas de higos al vino con roquefort, un pollo asado con uvas o un risotto de calabaza pueden servir para darles la bienvenida.
Bebe con elegancia
Si me preguntan negaré haberlo escrito, pero soy de los que piensan que vale más invertir en una bodega de calidad que en un gimnasio al que nunca vas. Las vacaciones se han acabado, y con ellas los chuscos combinados fiesteros tipo mojito cutrongo con medio kilo de azúcar, kalimotxo de vinacho de tetrabrik o gin-tonic de garrafón a 15 euros de chiringo playero. Así que es tiempo de darse a la bebida con algo más de sentido común, probando nuevos vinos que se salgan de la obviedad Rioja/Ribera del Duero, introduciéndose en el maremágnum de cervezas artesanas o iniciándose en el no tan difícil arte del cóctel. Mis apuestas en este último terreno son el cóctel de horchata, el pisco sour y la sangría de cerveza.
No te estreses: que otros lo hagan por ti
Empezar el curso llenando la nevera con verdura y fruta de temporada y preparándote tuppers sanos y baratos para ir al trabajo puede ser un objetivo inalcanzable para un vago redomado hundido en la miseria posvacacional como tú. Acéptate a ti mismo y ponte como una vacaburra en el bar de menú de la esquina de abajo de tu oficina, ése que fríe las patatas en el mismo aceite desde 1997. ¿Para qué vas a dedicar 20 minutos a tu alimentación si el dueño de dicho bar ya se acerca a La Sirena por ti? Guarda tus energías para pensar a qué bares vas a ir el fin de semana (nota: este último mal propósito sólo vale durante la primera semana de septiembre, porque si lo mantienes más morirás en noviembre).
August 28, 2013
Tataki mediterráneo de ternera

Es oriental, pero es de aquí / LAURA BATALLA
He vuelto a pecar. Una vez más he expoliado vilmente una receta que me gustó a un amigo o conocido, sin sonrojarme lo más mínimo. Pero bueno, ya sabéis que lo hago por vosotros, para difundir el conocimiento culinario, no por vagancia de cocinar ni porque me falten ideas. Es todo puro altruismo.
La receta de hoy se la he mangado a Laura Batalla, que además de cocinar, trabajar y cuidar de una familia de cinco (más un conejo) hace unas fotos chulísimas como ésta, que pronto se publicarán en un libro del que ya os hablaré en su momento. Ella a su vez se la robó a su cuñado, así que tengo 100 años de perdón. Este tataki, que utiliza una técnica oriental pero unos ingredientes muy mediterráneos, le da la vuelta al sistema tradicional –que marca las piezas en el último momento– para jugar a a favor del sabor, especialmente si se quiere consumir frío.
Los únicos requisitos que hay que cumplir para que este plato salga perfecto es que la carne sea de buena calidad –aprovechad cuando veais una oferta, se congela perfectamente–, esté cortada en un lingote regular para que el aliño se distribuya por igual y sea servida a temperatura ambiente.
Dificultad
Para los que no hayan hecho en su vida un tataki.
Ingredientes
Para 4 personas
600 gramos de culata de ternera de buena calidad en un lingote
1/2 vaso de aceite de oliva virgen extra
50 gramos de tomate seco en aceite
Un diente de ajo
16 hojas de albahaca
Sal gruesa
Pimienta
Una lima
Hojas de rúcula o canónigo para acompañar (o un mezclum de hojas verdes)
Preparación
1. En un mortero majar el diente de ajo con un poco de sal gruesa. Añadir el tomate seco cortado a tiras y la albahaca, trabajar hasta que quede una pasta. Verter el aceite poco a poco, intentando ligar el conjunto y reservar.
2. Salpimentar la carne y dorarla en una sartén o plancha a fuego muy fuerte durante unos 45 segundos por cada lado (marcar). Untar bien el lingote por todas partes con la pasta de tomate, ajo, aceite, zumo de lima, pimienta y albahaca y dejar que repose en la nevera entre 12 y 24 horas.
3. Servir fileteado acompañado de un ensalada verde, con unas tostadas o con patatas asadas.
August 26, 2013
Cóctel de horchata

Horchata sobre señora flamenca. / AINHOA GOMÀ
El horchatismo es una religión que profeso desde hace años. Me convertí cuando me fui a vivir a Madrid y he seguido practicándola en Barcelona, donde es una bebida bastante popular supongo que por cercanía geográfica y cultural a su Tierra Santa, la Comunidad Valenciana. Es un producto perfecto para el verano: fresco, sabroso y mil veces más sano que cualquier guarrerida de refresco o zumo sintético.
El problema de la horchata es que en muchos sitios le añaden kilos y kilos de azúcar, con lo que pierde gran parte de su gracia y se convierte en un líquido empalagoso y megaengordante. Por eso yo o voy a horchaterías donde la sirven con poco o nada de azúcar, o directamente me la hago en casa con el ChufaMix y la endulzo hasta donde yo quiero, que suele ser bastante poco.
La horchata combina bastante bien con algunas especias y licores, especialmente con la canela y el ron. Un ligerísimo toque de avellana redondea este combinado poco alcohólico, muy agradable de tomar a última hora de la tarde para toñarse levemente y disfrutar un poco de la vida.
Dificultad
Para personas con una chufa por cerebro.
Ingredientes
Para 1 persona
200 ml de horchata poco dulce muy fría
2 cucharadas de roñ añejo
1 cucharadita de Frangelico o un licor similar de avellana
1 rama de canela
3 o 4 hielos
Preparación
1. Mezclar la horchata con el ron y el licor de avellana.
2. Servir en un vaso con hielo con un palo de canela.
Producción: Mònica Escudero
August 21, 2013
Receta de fin de mes: frittata de espaguetis, calabacín y chistorra

Tubitos en mi tortilla. / EL COMIDISTA
Posiblemente, junto con el de enero, este es el fin de mes más doloroso de todos los que se hacen y se deshacen. Antes de arrojaros a las vías del tren tras ver vuestros saldos, pensad que ya llevamos unas cuantas entregas de esta sección de recetas económicas y que éstas se pueden ir repetiendo con variaciones y vuestras propias aportaciones, por lo que la calidad de vuestros menús no tiene por qué verse afectada. Y si algún día os invade la sensación de miseria, pensad en lo bien que estábamos en la playa y sanseacabó.
La receta de hoy es de inspiración italiana. La frittata es una especie de tortilla de pasta, legumbres o casi cualquier cosa, perfecta para aprovechar unas sobras. Se puede hacer al horno o a la sartén y aunque suene raro, en realidad no está tan alejada de la españolísima tortilla de patatas: se trata de mezclar huevo con un hidrato, añadir algo de verdurismo y (esto aquí no se hace tanto) ponerle encima unas cucharadas de salsa de tomate para que el conjunto sea más jugoso.
Ingredientes
Para 4 personas
150 gramos de espaguetis (en crudo)
1 cebolla grande
1 calabacín grande (o dos pequeños, unos 350 gramos)
100 gramos de chistorra
6 huevos
1/2 taza de salsa de tomate
Sal
Pimienta
Aceite de oliva
Preparación
1. Cocer la pasta en abundante agua con sal, enfriarla y reservar (también se puede reutilizar sobras de pasta ya cocida).
2. Pelar y picar la cebolla, y saltearla junto al calabacín cortado a dados pero sin pelar en una sartén con un poco de aceite. Retirar las verduras, y en la misma sartén sin aceite, poner la chistorra a fuego lento para que pierda la grasa. Sacar de la sartén, poner sobre papel de cocina y reservar.
3. Batir los huevos y salmpimentarlos. Añadir los espaguetis, la mezcla de calabacín y cebolla y la chistorra, mezclar bien y cuajar en una sartén mediana limpia, para que quede como una tortilla gordita. Servir caliente con la salsa de tomate por encima.
August 19, 2013
Ensalada de melón, queso feta y almendras
Otra forma de comer melón. / EL COMIDISTA
Si tuviera más morro del que tengo, podría haber llamado a esta ensalada "ajoblanco deconstruido". Pero como mi educación represiva me impide alardear, reconoceré que se trata de una versión de una receta de Nigella Lawson, esa cocinera televisiva a la que admiro tanto y que recientemente salió en las noticias tras ser agredida por su ya ex esposo. Ella la hace con sandía, mientras que yo cambio está fruta por melón y añado un ingrediente con el que esta pepónide -muy fans de esta palabra- se lleva muy bien, la almendra.
Se trata de una ensalada de altísimo poder hidratante para combatir el calorazo, y tiradísima de hacer. Para aliñarla usamos un vinagre balsámico blanco aromatizado con un cítrico llamado calamansi, y aunque evidentemente no hace falta tener esa pijada para que la ensalada esté buena, nos ayudó a descubrir que la mezcla del ácido del vinagre y el aroma del cítrico le iba de perlas. Así que un vinagre aromatizado con limón, o un poco de ralladura de su piel en la vinagreta, puede darle un punto interesante. El plato también gana puntos si el melón está fresco de la nevera.
Dificultad
Para melones.
Ingredientes
Para 4 personas
1/2 melón piel de sapo (si se usa una variedad más pequeña, uno o más)
100 gramos de queso feta
50 gramos de almendras crudas
Un puñado de aceitunas negras
1/2 cebolleta
1 cucharada sopera de perejil picada con las manos
1 cucharada sopera de menta picada con las manos
2 cucharadas de vinagre de vino blanco más otro poco para la cebolleta
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta
Preparación
1. Cortar la cebolleta en rodajitas y ponerla en remojo con un poco de vinagre y agua para que pierda fuerza y no repita.
2. Pelar y cortar el melón en cuñas medianas (cada rodaja en seis trozos, por ejemplo). En un bol, mezclarlo con el perejil, la menta, la mitad de las almendras, las aceitunas y el queso feta desmigado con las manos.
3. Picar el resto de las almendras y mezclarlas con sal, pimienta, el vinagre y el aceite. Mezclar la vinagreta con la ensalada y servir inmediatamente.
August 13, 2013
Operación sangría: cuatro formas de recuperar una bebida maltratada
Una sangría digna es posible. / EL COMIDISTA
Como sé de buena tinta que a casi todos los que leéis este blog os gusta el pi-piribí-pi-pí, volvemos a la carga con una nueva entrada dedicada al bebercio. La de hoy va de dignificar la sangría, esa bebida con la que casi todos nos iniciamos en el mundo del alcohol (aunque fuera en dosis mínimas, que algo debía llevar ese trozo de melocotón que te daban para chuperretear después de dar la tabarra durante dos horas) y que se ha convertido en néctar oficial de los guiris, con ingredientes desconocidos, cantidades ingentes de azúcar y a precio de uranio empobrecido.
El primer consejo para que la sangría sea una bebida digna es más o menos el de siempre: usa unos ingredientes dignos. ¿Vino de tetrabrick? NO: tampoco hace falta que le pongas un Pingus, pero es importante que el caldo sea mínimamente decente. ¿Las peras pochas y el melocotón de megaoferta que lleva una semana al sol? TAMPOCO. ¿Meterle todos los culos que quedan en el mueble bar de la casa de la abuela Luisa en la Manga del Mar Menor? TÚ VERÁS. Aunque a mí me da resaca sólo de escribirlo.
Por lo demás, es importante darle su tiempo al vino (o la bebida que sea) para que se empape bien del sabor de la fruta, y al revés. Si no se dispone de una hora y media o dos, se puede usar almíbar en lugar de azúcar y darle unos meneíllos a la mezcla de fruta y vino para acelerar el proceso. Ah, y si usas frutas muy maduras y las pones en trozos muy pequeños al final vas a comer papilla con vino, así que usa el sentido común y respeta las texturas. En cuanto a pelarlas o no, menos el limón y la naranja –cuyas cortezas tienen aceites aromáticos que dan enjundia a la bebida– y la manzana y la nectarina, que le pueden dar un punto crujiente interesante, el resto de los pellejos es mejor desecharlos.
SANGRÍA DE VINO TINTO
Ingredientes
Un litro de vino tinto
330 mililitros de gaseosa (opcional)
100 mililitros de Cointreau o Triple Sec
Un melocotón de viña
Un melocotón de agua
Una nectarina
2 paraguayos
El zumo de dos limones
2 cucharadas de azúcar
Hielo a porrillo
Preparación
1. Pelar la fruta (menos la nectarina) y cortarla en dados grandes. Mezclar en una jarra con el azúcar, el vino y el licor, remover bien y dejar reposar durante un par de horas en un sitio fresco (pero no en la nevera).
2. Añadir la gaseosa fría, el hielo, remover y lista para servir.
CONSEJO: Si se elimina el Triple Sec pero se usa un poco de infusión de cáscara de naranja, se mantiene el sabor del cítrico sin mezclar alcoholazos.
SANGRÍA DE CERVEZA
Ingredientes
400 gramos de cerezas
200 gramos de moras
3 cucharadas de miel
100 mililitros de vodka (opcional)
1 litro y 1/2 de cerveza
Hielo con moderación
Preparación
1. Triturar las moras con 100 mililitros de vodka (si no se quiere añadir otro alcohol, un poco de agua también sirve) y las 3 cucharadas de miel. Pasar por un chino o un colador metálico de malla fina. Macerar en una jarra las cerezas deshuesadas en el zumo resultante durante un par de horas en un lugar fresco.
2. Para servir, poner unos cubitos de hielo sobre la fruta, la cerveza fría y darle unas vueltas (con suavidad, para que no desaparezca la burbuja) antes de servir.
CONSEJO: Si se sustituye la cerveza por un par de botellas de vino blanco espumoso saldrá una sangría de sabor más delicado pero con más poder chuzante.
SANGRÍA SIN ALCOHOL
Ingredientes
1 litro y medio de mosto de uva negra
1 vaso de zumo de naranja
1/2 vaso de zumo de limón
200 gramos de uvas verdes
200 gramos de uvas negras
2 naranjas
Hielo a tutti
Preparación
1. Pelar la naranja a lo vivo. Abrir las uvas por la mitad y sacarles las pepitas (si tienen). Mezclar en una jarra las frutas con el mosto, el zumo de naranja y el de limón y dejar reposar un par de horas en un sitio fresco.
2. Añadir hielo a la bebida y remover con ganas justo antes de servir.
CONSEJO: Si los que van a disfrutar esta sangría son niños (y teniendo en cuenta que no se ha usado azúcar en la preparación, excepto el de la propia fruta), añadir un puñado de ositos de goma o gominolas en el último momento puede proporcionarle un extra de emoción a la bebida.
SANGRÍA DE CANELA, NARANJA Y LIMÓN
Ingredientes
1 litro y medio de vino tinto
4 limones
4 naranjas
2 ramas de canela
4 cucharadas de azúcar
Hielo como para hundir el Titanic
Preparación
1. Poner el vino en una jarra. Hacer zumo con dos naranjas y dos limones, y mezclar el zumo y los limones y las naranjas vacíos (con cuidado de que no caigan ninguna pepita, porque amargan) con el vino, el azúcar y las ramas de canela troceadas. Dejar reposar en un sitio fresco durante 24 horas.
2. Colar con un colador de malla fina el vino aromatizado, y volver a poner en la jarra con el limón y la naranja restantes troceados. Dejar reposar una hora más y servir con un montón de hielo.
CONSEJO: Esta sangría está ligeramente inspirada en el zurracapote, bebida con la que me cogí el primer pedo de mi vida en Logroño (no diré a qué edad porque no vaya a ser que a mis padres les quiten mi custodia con efectos retroactivos). Si se aumenta el tiempo de macerado el sabor será más intenso, aunque cuidado con la temperatura porque el azúcar puede hacer que se estropee.
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