Mikel López Iturriaga's Blog, page 39

October 29, 2013

Fideos de arroz con verduras y tofu

Fideos de arroz con tofu
Soy vegano. Y yo inviegno / EL COMIDISTA 

 


La primera vez que probé el tofu (un tofu suave regularcillo de la época en la que cualquier tofu regularcillo ya era lo más exótico del mundo en este país) me pareció una especie de queso fresco aguachirlado y más bien con poco encanto. Fue con el tiempo, y descubriendo las múltiples versiones que existen –más o menos duros, más o menos sabrosos, ahumados y hasta en formatos locos como la piel de tofu o pollo de tofu– y la cantidad de preparaciones que admite cuando empecé a comprenderlo.





Ahora lo tomo con cierta normalidad como proteína vegetal. Sobre todo en estofados y salteados, dos preparaciones para las que me parece especialmente adecuado (para los primeros sobre todo las versiones algo esponjadas, y para los segundos alguno duro, que se pueda marinar previamente para darle un punto diferente de sabor, o ahumado).


Para este plato usamos unas berenjenas de un color morado muy potente, finas y alargadas que tuvimos la suerte de encontrar en una verdulería asiática, pero cualquier berenjena puede servir. El pak choi se podría sustituir por espinacas frescas y la cebolla de verdeo por cebollino o la parte verde de una cebolleta sin que el resultado sufriera grandes descalabros. Ah, y pusimos vermicelli y salsa tamari porque entre los comensales había una celíaca, pero la soja normal y cualquier tipo de fideo también irían bien.


Dificultad


Para gente que da tofu a los leones


Ingredientes


Para 4 personas



200 g de fideos finos de arroz (vermicelli) en crudo
400 g de pak choi 
Dos berenjenas medianas
Una cebolleta
200 g de tofu ahumado
Aceite de girasol
Dos cucharadas soperas de cebolla de verdeo o la parte verde de la cebolleta
Aceite de sésamo
Tres cucharadas soperas de vinagre chino
Tres cucharadas soperas de salsa tamari (en su defecto, salsa de soja normal)
Aceite picante de chile (opcional)

Preparación 


1. Limpiar el pak choi, desechar las hojas más feas y cortarlo a lo largo, en cuatro o en seis, dependiendo de lo grande que sea. Saltear a fuego vivo con un poco de aceite de girasol y añadir en seguida una cebolleta cortada en tiras. Seguir salteando unos minutos y reservar. 


2. Cortar la berenjena y el tofu en trozos medianos, y saltearlos en la misma sartén. Cuando estén dorados, añadir el vinagre y la salsa tamari o de soja, bajar el fuego y dejar unos minutos hasta que hayan absorbido el líquido. Reservar. 


3. Preparar los fideos según instrucciones del fabricante y escurrir bien. Añadir la mitad a una sartén de buen tamaño donde habremos puesto las verduras y el tofu, con un chorrito de aceite de sésamo. Repetir la operación con la otra mitad y servir. Es importante hacerlo en dos veces y a fuego alegre para que las verduras no suelten mucho líquido. Servir con cebolla de verdeo picada encima y, si se quiere, aceite de chile. 

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Published on October 29, 2013 23:00

October 28, 2013

El pastelero de los buñuelos explosivos

Bodegón Bunuelos - Nunos
El azul es el de Red Bull. / NUNOS

 


¿Un frito, a veces con crema por dentro, que se come frío? No parece la mejor idea. Pero el buñuelo de viento es de esos productos que desafían las leyes de lo que debería funcionar en cocina. Ni el tiempo, ni la nevera, ni el relleno humedeciendo a la masa desde el interior logran acabar con el encanto de esta genial creación de la repostería española, cuyo momento cumbre llega esta semana con la celebración de Todos los Santos.



Aunque estas pequeñas bombas de terrorismo calórico siempre encuentran un hueco en mi buche, me cuesta dar con lugares donde los hagan a mi gusto: el arte del buñuelo no es sencillo, y no es raro que en las pastelerías te intenten enchufar como tal cualquier bola de masorra grasienta bañada en medio kilo de azúcar. Por eso me encantó descubrir la semana pasada una pastelería en Madrid que los hace, como diría nuestro presidente Caraplasma, como Dios Manda: Nunos.


Su dueño, José Fernández-Ramos, lleva haciendo dulces toda la vida. Sus padres se dedican a ello en Toledo, y aunque él estudió y trabajó como arquitecto, la profesión le volvió a atrapar y ya lleva más de una década con este negocio. En 2009 y 2010 ganó el Premio a los mejores buñuelos de la Comunidad de Madrid, y en 2011, el de las mejores torrijas. En ciertos aspectos es muy old school: opera de forma artesanal, produce todo lo que se vende en su establecimiento sin tirar de masas congeladas, respeta los fundamentos de la repostería tradicional sin acelerar procesos a base de guarreridas... y hasta tiene un cuerpo redondeado que encaja mucho con la imagen clásica del pastelero. Ahora bien, le gusta innovar y no se corta a la hora de introducir ingredientes inesperados en sus creaciones.


Confieso que fue por esto último por lo que me acerqué a Nunos en mi última visita a Madrid. Fernández-Ramos saca habitualmente "colecciones" de productos tradicionales tratados de una manera poco convencional. Tras sus "roscón de reyes invertido" (dado la vuelta y flambeado con ron) de Navidad, sus torrijas que imitaban a tapas de Semana Santa o sus "buñuelos de chuches" de 2012, para el Día de Difuntos de este año se ha inventado unos cuantos "buñuelos explosivos" que picaron mi curiosidad. Sus rellenos son líquidos, por lo que hay que comerlos de un bocado, y en el interior llevan los productos más locos: sidra, cerveza con crema de cacahuetes, Coca-cola, Colacao, yogur, horchata, mandarinada (limonada de mandarina), vermut (con aceituna pinchada incluida), gin tonic (con una pipeta de plástico para inyectar la ginebra) y (aarg) Red Bull.



Buñuelos gin tonic nunos
Chute de ginebra. / EL COMIDISTA

 


No se trata de enchufar sin más las bebidas dentro del buñuelo. No sólo es necesario aplicarles un espesante ligero para que no se carguen la masa, sino que el repostero las ha tratado para que encajen en un dulce. Las aceitunas del buñuelo de vermut, por ejemplo, están maceradas en almíbar y angostura; la tónica del de gin tonic, incorpora aromas de cilantro en grano, enebro y ralladura de mandarina, y el de cerveza lleva una crema de cacachuete que evoca los sabores del aperitivo, pero en postre.


¿Que si están buenos? Recordándome el Red Bull a los jarabes más infames de mi niñez, me cuesta recomendar el de esta bebida, salvo que te quieras llevar una cajita de after. Lo mismo me pasa con el de gin tonic: demasiado mejunje para mi paladar. Hay otros que sorprenden gratamente (el de sidra o el de cerveza), y otros que están definitivamente buenos (el de Colacao, el de horchata o el de leche merengada, que se sirve en vasitos y en el que el buñuelo ha desaparecido tras impregnar su aroma de fritura en el líquido). Sin embargo, no me atrevería a decir que son mejores que los clásicos que elabora el propio Fernández-Ramos. "Los buñuelos tradicionales tienen más tirón", reconoce. "Éstos son más para jugar, más especiales".



Jose fernandez torres nunos  
Un señor pastelero: José Fernández-Ramos. / EL COMIDISTA

 


Tampoco es que los buñuelos de crema de Nunos sean demasiado convencionales: el de crema de chocolate con cítricos y yuzu, el de chocolate blanco caramelizado con galletas o el de apfelstrudel no te los encontrarías en la pastelería viejuna al uso. Los niveles de azúcar que maneja, bastante más bajos -y por lo tanto menos engordantes-, también le distancian de la repostería del pasado. "Antes se usaba mucho azúcar para conservar los dulces", explica el repostero. "Pero ahora no tiene sentido. A mí no me gusta la pastelería empalagosa que te obliga a beber agua al primer bocado".


Por ese mismo motivo, Fernández-Ramos no disimula su escaso aprecio por la llamada repostería creativa, "muy dulzona y siempre basada en el bizcocho". Su tienda, alabados sean los dioses, es un territorio libre de cupcakes, cake pops o tartas imitando casitas de Hansel y Gretel hechas con fondant. Pepe, que así le llaman sus íntimos, no entiende la fascinación que tenemos en España con la pastelería foránea, y por qué nos empeñamos en hacer macarons en vez de tratar de perfeccionar los buenos inventos locales, que al final son los que nos hacen diferentes del resto del mundo.


¿Y cuál es la clave del buñuelo perfecto, capaz de batir al más delicado éclair? "No usar más de tres veces el aceite de la fritura y no racanear con los ingredientes del relleno: usar un chocolate barato o extracto en vez de vainilla natural reduce costes, pero acaba degradando el producto final".


¿Conoces algún sitio donde vendan buenos buñuelos? Cuéntalo en los comentarios.

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Published on October 28, 2013 23:00

October 27, 2013

Dorada con setas y piñones

Dorada con setas
Setas y dorada, felicidad asegurada. / AINHOA GOMÀ

 


Llamadme pijo, maniático o simplemente idiota, pero no soy un gran fans de las doradas de piscifactoría. Me pasa lo mismo que con las lubinas: les saco un regusto metálico a la grasilla que suelen tener que me amarga la experiencia. Disfrazada con salsa o con especias puedo con ella, pero casi prefiero abstenerme, comer verdura y legumbres, y ahorrar para, de ciento en viento, comprarla salvaje.



Por suerte he localizado una pescadería cerca de casa llamada Juani donde venden dorada en esta última versión. Carilla, sí, pero no a precio de diamante Cullinan. El domingo compré un par, y ya que estamos en otoño aunque no lo parezca, las preparé con setas y piñones, un poco al estilo de una receta que vi en un libro de Carme Ruscalleda. Me pareció una combinación fantástica, y nada engorrosa si se le pide a la Juani en cuestión que nos saque los filetes de la dorada limpios.


La clave para que la receta salga bien está en el tiempo de asado del pescado. Éste dependerá del tamaño de las doradas, pero rondará los 5 minutos. Antes que pasarse, es mejor quedarse corto, sacarlo, mirar si está hecho y, si no, meterlo un par de minutos más, porque la dorada recocida es uno de los productos con menos gracia que puede pisar una mesa. Si se quiere un plato más completo, se pueden rehogar antes unas patatas cortadas en láminas con cebolla y ponerlas en la base del asado.


Dificultad


Para mendrugos.


Ingredientes


Para 4 personas



Los filetes limpios de espina (no de piel) de 3 doradas medianas
400 g de setas frescas variadas (yo usé rebozuelos, trompetas de la muerte y trompetas amarillas)
50 g de piñones
1 diente de ajo
2 cucharadas de perejil picado
1 guindilla roja (opcional)
100 ml de oporto (o cualquier vino dulce o afrutado)
50 ml de vinagre de Jerez
Aceite de oliva virgen extra
Sal

Preparación


1. Precalentar el horno a 180 grados.


2. Tostar los piñones en una sartén sin aceite a fuego suave, con cuidado de que no se quemen.


3. Limpiar las setas y, si son grandes, cortarlas por la mitad. Picar el ajo muy fino.


4. Untar las setas con un chorrito de aceite y, en dos tandas, saltearlas en una sartén a fuego vivo hasta que pierdan todo el líquido y empiecen a dorarse. Incorporar el ajo y, si se quiere que pique un poco, la guindilla picada, y saltear un minuto más. Salar y añadir el vino, el vinagre, el perejil. Cuando el líquido haya reducido casi del todo, retirar del fuego e incorporar los piñones.


4. Cubrir una bandeja de horno de papel de ídem. Repartir las setas con piñones y taparlas con los filetes de dorada con la piel hacia arriba. Salar, añadir un chorrito de aceite y hornear poniendo la bandeja en la parte de arriba del horno.


Tiempo aproximado: 5 minutos.


6. Sacar las doradas y ponerlas sobre los platos o sobre una fuente, dándoles la vuelta con cuidado con una pala para que no se rompan. Salar ligeramente, poner un chorrito mínimo de aceite de oliva sobre ellas y terminar con las setas por encima.

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Published on October 27, 2013 23:00

October 24, 2013

Plan para el finde: Biercab, el templo de las 30 cervezas jóvenes

El Comidista prosigue su serie de entradas breves
en forma de
autoentrevista sobre restaurantes, bares, cafés y actividades
gastronómicas diversas para disfrutar el fin de semana.
Se publican
uno de cada dos viernes, alternando con el consultorio Aló, Comidista y los 'Hit parades'.


Biercab
A probarlas todas. En un día. / AI YOSHIKAWA

 


¿Qué es eso de BierCaB? Tiene nombre como de taxista inglés borracho de cerveza. No vas mal, porque precisamente de birras va la cosa. BierCab es una cervecería-restaurante (una combinación que si se gestiona bien puede ser una bomba de felicidad gastrotajini) en la que se ofertan más de 30 tiradores de cerveza joven de barril procedente de todo el mundo. Es la mayor oferta de un establecimiento de España, según dicen sus creadores. Pues 30 no me parecen tantas. Sólo en el bar de abajo de mi casa tienen Mahou, Heineken, San Miguel y Estrella. Ya, alma de cántaro, pero es que éstas son cervezas jóvenes, no industriales. ¿En qué consiste lo de la cerveza joven? Seguro que es otro rollo para sibaritas. Simplemente significa que está recién hecha. Llega a tu vaso muy poco tiempo después de producirse, es como si fueran leche fresca frente a la de tetrabrik de las cervezas embotelladas. Al tratarse de cervezas artesanas, esa celeridad –y no romper nunca la cadena de frío durante el proceso– asegura que el producto se sirve en las condiciones organolépticas óptimas. Esto es especialmente de agradecer en estilos como la Indian Pale Ale, que pierde fácilmente la fuerza y el vigor (y que por eso era muy difícil encontrar en locales hasta ahora). Creo que ya te voy entendiendo. ¿De verdad o es una cámara oculta?




Biercab cerveza

Biercab bravas



Biercab barra


Ambiente, bravas y panel con las cervezas disponibles. / AI YOSHIKAWA

 



Biercab pizarra


Biercab anticucho


Pizarra y anticucho. / EL COMIDISTA

 


¿De dónde vienen esas cervezas? De todas partes del mundo. Holanda, Estados Unidos, Pamplona... y Cataluña, claro. ¿Y quién ha montado este templo de la taja de calidad? BierCaB es fruto de la asociación de la fábrica de cerveza pamplonica Naparbier con el cazador de cervezas Gabriel Bocanegra –al que todo el mundo llama Zombier– y los sumilleres Sven Bosch y Manolo Baltasar. A todos les iba bien en sus diferentes ámbitos, pero les parecía que a la ciudad le faltaba algo y decidieron hacerlo ellos mismos. Para que se ocupara de la comida llamaron al chef Sergio Ruiz, que había trabajado en hoteles como La Florida, Casa Fuster o Neri y consiguió la primera estrella Michelin para la Enoteca de Paco Perez en el Hotel Arts. Además de un equipo de cocina y sala joven pero especializado. Vale, ¿y qué se come? Yo probé unas bravas excelentes, un cebiche bastante digno, un anticucho de pulpo resultón -sí, les tira lo peruano- y un magret de pato que no mataba. Lo bueno es que los platos se llevan bien con la cerveza y soy muy adecuados para el picoteo cañeril. Pues vale. Pues venga.


BierCaB. Muntaner, 55 Barcelona. De lunes a miércoles, de 12 a 24h, y de jueves a sábado, de 12 a 2h. Tel. 644 689 045. 

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Published on October 24, 2013 22:00

October 23, 2013

Gastrogonzo: cata de condones y lubricantes de sabores

El Comidista estrena Gastrogonzo, una nueva sección de periodismo suicida sobre comida en la que probaremos cosas raras, peculiares, estrambóticas o poco habituales en nuestra civilización. El objetivo final es comprobar si nos estamos perdiendo algo o si es mejor (virgencita, virgencita) que nos quedemos como estamos.



Cata de condones
Para gustos los colores. / EL COMIDISTA

 


En la primera entrega nos adentramos en un mundo paragastronómico que hasta ahora nos era relativamente desconocido: el de los condones y lubricantes de sabores. ¿Cuáles son los mejores? ¿Replican con eficacia el gusto de alimentos como el plátano, la fresa, el chocolate o la menta? ¿O saben más a látex y a química que a otra cosa?



Con la intención de ofrecer una información rigurosa y proceder a una cata seria, contactamos con Condoms&Co, expertos en la materia que llevan un porrón de años vendiendo todo tipo de preservativos y cosmética erótica. La empresa no sólo nos mandó un kit de muestras, sino que se ofreció amablemente a sacarnos de ciertas dudas.


Lo primero que nos aclararon es que somos un poco rarunos: los condones de sabores se usan bastante en nuestro país. "Son de los que más aceptación tienen aparte de los
normales", nos cuenta un representante de Condoms&Co. "El hecho de que eliminen el olor desagradable del látex es un
factor más importante que el sabor en sí. También es cierto que algunos
sabores son más populares que otros". El hecho de poder encontrarlos con facilidad en tiendas especializadas e incluso en farmacias también ha ayudado a su democratización.


El modo de uso y la caducidad son exactamente los mismos que en un preservativo normal, y si queréis saber si alguna fresa real ha sido lastimada para que alguien pueda aromatizarse el sexo, la respuesta es NO. "Se hacen con
saborizantes alimenticios como los que se utilizan en alimentos de todo
tipo que se pueden comprar en cualquier supermercado", aclaran desde Condoms&Co. "Ese aroma se añade al lubricante que se va en el preservativo, pero el preservativo en sí no cambia". 


Dispuestos a terminar con este desconocimiento de tan importante sector gastrolúdicofestivo y de paso iluminaros en vuestra búsqueda sin fin de la cosmética sexual más sabrosa, el núcleo duro de El Comidista –mi ayudante Mònica Escudero y yo– nos metimos en la sala de reuniones del estudio que compartimos con diferentes muestras, unos soportes orgánicos en las que colocarlas (lo que viene siendo un plátano, un calabacín y un boniato), un par de vasos de agua, y la mente totalmente abierta. Para escoger el orden en el que probaríamos los diferentes elementos decidimos hacer como en todas las catas: empezar con los sabores que nos parecían menos fuertes para que estos no enmascararan los más sutiles.  


PLÁTANO : Durex Love Sex Tutti Frutti


De color amarillo chillón –y bastante opaco–, tiene un olor bastante potente. Aunque al principio parece que no sabe a nada, cuanto más lo chupas, más estimula tu paladar, con lo que la nota de sensualidad es bastante alta. No recuerda en absoluto al látex. Tampoco resulta muy dulce. Es un condón muy redondo. Un buen principio.

Calificación: 8



Condon de platano


NARANJA: Durex Fruits and chocolate



De color naranja ligeramente flúor, tiene ligeras notas a caramelo de naranja, pero mucho menos intensas que el de plátano. Es incluso menos pringoso, así que parece que tiene menos "producto", como dicen las peluqueras. Bastante poca fidelidad al gusto de una naranja de verdad, y dura menos, lo que lo hace menos atractivo al chuperreteo.

Calificación: 4,5

MANZANA: Condomi Gmhb y Durex Love Sex Tutti Frutti 


Condomi Gmhb vende sus preservativos por separado, así que te puedes montar una macedonia si es que tienes más de un pene a mano. Éste es verde chicle de menta, y aunque huele no tiene ningún sabor. El bouquet es como de producto químico, estilo Don Limpio de manzana. Eso sí, está muy bien lubricado.


Cuando sacamos del sobrecito el Durex Love Sex Saboréame de un precioso
verde italiano, nos planteamos si en otras circunstancias (puestos
encima de un pene y no de un plátano o un calabacín, vamos) estos
condones de colores brillantes no darían un poco de risa. La respuesta
es unánime: sí. Añadimos el factor risibilidad a la cata. Tiene poco
sabor y poco olor, comparado con los otros de la misma marca. Planteamos
si la manzana es más difícil de imitar. Yo afirmo categóricamente que
"la puntita tiene más sabor".


Calificación: Condomi Gmhb, 2. Durex, 4.  


 


FRUTAS VARIADAS: Intense Fruit de Control Sex Senses Fussion

Color amarillo pero más sutil, es menos opaco y no da tanta risa como otros. Aunque el nombre nos hacía pensar en frutas del bosque, al abrirlo huele como a zumo multifruta tropical chungo, de los de néctar concentrado. Está bien lubricado y sabe más cuanto más chupas, pero la potencia de sabor es muy floja y se va enseguida.


Calificación: 4


NOTA: Posteriormente descubrimos que el condón en cuestión era de melocotón...



Condon de menta


 


FRESA: Condomi Fruit and Color, Nam Nam Fresa y Durex Love Sex Tutti Frutti


La fresa es sin duda la fruta más condonera: todas las marcas tienen este sabor. El Condomi Fruit and Color es rojo brillante, y tiene una textura diferente. El "producto" que lo cubre es menos aceitoso y más como con acabado polvo. El olor es bastante sutil y como de gominola. Hay que chupar mucho para conseguir un poquito de sabor, que tiene muy poca potencia y también baja persistencia porque desaparece enseguida. Mònica dice (mientras chupamos cada uno un vegetal cubierto con un preservativo brillante en la sala de reuniones): "Ahora que entre un mensajero, ya verás qué risa".


Solo abrir el Nam Nam Fresa, vemos que huele como a fábrica de plástico, a tienda de zapatillas de viejos. No tiene color ni sabor. No sabe a nada, ni tiene una textura muy agradable. Lo único que tiene de fresa es la que lleva dibujada en el envase. De momento, el peor de todos.


Un poco más morado que rojo, creemos que puesto el Durex Love Sex Saboréame debe dar un poco de mal
rollo, como de pene amoratado o con falta de riego por estrangulación. A
estas alturas de la cata, estamos un poco decepcionados con la fresa.
Este tiene un poco más de sabor, pero tampoco es para tirar cohetes.
Nota para los señores de Durex: los mini iconitos que usan para informar
a los usuarios del sabor del condón (además del color, que es un poco
confuso) no son aptos para hipermétropes. Mikel: "Una vez más, la
puntita es lo que más sabor tiene. Se confirma la teoría".

Calificación: Condomi Fruit and Color, 5. Nam Nam, -2. Durex, 5,5. 


 


ARÁNDANOS


Condomi Fruit and Color

Por el color azul oscuro, es perfecto para el pene de un pitufo, quedaría totalmente natural. Desgraciadamente, ni el olor ni el color le acompañan. Decepción y a otra cosa, mariposa.


Calificación: 2 (por el color).


 



Condon de fresa


 


CHOCOLATE


Control Sex Senses Fussion

Es de color marrón y huele muy fuerte a chocolate falso. No es desagradable para nada, pero se nota mucho que es sintético (algo que pasa siempre con el chocolate de mentirijillas). Pero sabe bien, y cuanto más chupas más te gusta. Con notas de manteca de cacao, su persistencia es alta y el placer palatal está casi al nivel del imbatible plátano. El pódium empieza a estar reñido.


Calificación: 7,75 


 


COCO


Condomi Ghmb

Apunte: en este momento tenemos que ir a lavarnos las manos porque las tenemos tan pringosas que ya no podemos abrir los envases. Tiene color de preservativo normal. El retrogusto recuerda un poco al Malibú y huele a bronceador de coco de los ochenta, como a cuando de pequeño le dabas un beso a tu madre en la playa. Primero no sabe a nada, pero si insistes percibes un sabor muy sutil, con notas no de coco fresco sino de coco rallado.


Calificación: 5 (por el dejavú del olor a madre en la playa, que tampoco debe resultar muy erótico)

 


MENTA: Durex, Condomi Gmbh y Condomi


De color verde sutil, el Durex huele muchísimo desde el primer momento, tan fuerte que casi pica si lo acercas a los ojos. No se parece a la menta real, sino a un chicle de menta, pero no está mal. Tiene una textura muy agradable y se pone fácilmente (y eso que se lo pusimos a un boniato). Tiene un efecto frío bastante potente que no tenemos del todo claro si será agradable o anestésico en ciertas zonas.


De un verde más potente, el Condomi Gmbh no huele a nada al sacarlo. Lo probamos y tampoco sabe a nada. Otro fiasco.


El Condomi es más grueso de textura, más difícil de poner y con aromas
químicos muy lejanos a la menta de verdad, rollo Ajax Pino. Lo probamos
con reticencia, y también sabe a Ajax Pino y, por primera vez, tiene un
regusto a látex. Directos a lavarnos las manos, a beber agua y a comer
unos colines (de pan) para proceder a la segunda parte de la cata.


Calificación: Durex 6 (8 si te gustan los chicles de menta). Condomi Gmbh, 0. Condomi, 1,5 (10 si eres un fetichista de los limpiadores de pino).



Condones de sabores


 


LUBRICANTES

Wet Fun Flavours Poppin Cherry

Notas de jarabe para la tos, como de medicina. En algún momento tiene un ligero sabor a cereza y al final es amargo. No hace efecto calor, frío ni nada, pero la textura no está mal. Nos recuerda un poco al Redbull, es muy químico. Bastante asquerosete.


Calificación: 0 patatero (o 10.000 si te va el gastromasoquismo).

Wet Fun Flavours Passion Fruit

Notas de nube de azúcar. La textura tampoco está mal, y este sí hace efecto calor, que se potencia si lo dejas un rato debajo de la lengua o en la parte de dentro de la mejilla. Sorprende su dulzura, especialmente cuando el maracuyá es tremendamente ácido; si lo hubieran llamado Cotton Candy o algo así la nota de fidelidad al sabor subiría bastante. Proclamo que esto debe ser como ponerte almíbar en la...


Nota: 6 


Intimate Organics Fresas Salvajes

Aunque se sigue notando que no son fresas de verdad, este sabe un poco más natural, no tiene trasfondo amargo. Tiene sabor y textura de chuchería, y también tiene efecto calor, aunque más sutil que el anterior. La textura es más líquida, menos de jarabe que los anteriores. Los dos coincidimos en que nos gusta mucho el nombre. Yo: "Me recuerda a Camilo Sesto". Mònica: "A mí a Bergman".


Nota: 5

Intimate Organics Limón

Parece que volvemos al jarabe. Huele y sabe un poco a Mistol. No es ácido, sino dulzón y a la vez un poco amargo, como un caramelo de limón pasado o como el envoltorio de un caramelo de limón. También tiene un poco de efecto calor, pero muy sutil. Pasa por nuestras vidas –y nuestras bocas– sin pena ni gloria, aunque el regusto que deja al final no es del todo desagradable.


Nota: 4

Lubricantes de sabores


 


Durex Play Piña Colada

De momento, el más conseguido y sabroso de todos los que hemos probado. Es agradable, más cremoso y denso que los anteriores, dan ganas de marranear. La única pega es el excesivo dulzor: se nota más el coco que la piña porque no hay ningún contrapunto ácido, lo que aplana mucho el sabor. ¿Será que el ácido no se mezcla bien con ciertos productos? Lo hemos echado bastante a faltar. Mientras estamos catando este, entra una compañera de estudio apuntando que la forma del envase está hecha a propósito para que se use como dildo. A nosotros ni se nos había pasado por la cabeza porque estamos mirando los productos con rigor profesional, pero puede ser un punto añadido a la hora de comprarlo.  Dan ganas de hacerse un cóctel con él, como aquel mítico usuario del Aló, Comidista que cocinaba con lubricantes...


Nota: 8

Lube Vainilla

Aunque a priori yo era un poco reticente a probar esta marca porque su diseño no me inspiraba confianza, al final los 200 sellos de calidad y producto certificado me convencieron. Este sí es ácido, una interesante novedad. Aunque no sabe ni por asomo a vainilla, está bastante rico, nos recuerda a los Escalofríos y otros caramelos de pica-pica suaves de cuando éramos pequeños. No tiene efecto calor. Como es ácido, hace salivar, algo que puede favorecer ciertas prácticas sexuales. Al final del todo sí se nota un sabor a vainilla muy sutil.


Nota: 8

CONCLUSIÓN


Los mejores condones, por su textura, fidelidad a lo que imita, duración y porque la potencia del sabor se viene arriba con el chupeteo, son los Durex de plátano y los Control de chocolate. Los peores, los de Nam Nam. Los lubricantes ganadores son los de Durex de Piña Colada y Lube de vainilla, aunque no precisamente por su fidelidad al sabor. Pero están ricos y también dan ganas de chuperretear, que es de lo que se trata. El sabor del Poppin´Cherry de Wet se ha convertido en nuestra peor pesadilla y nos perseguirá hasta la tumba. Puaj.

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Published on October 23, 2013 22:00

October 22, 2013

Receta (solidaria) de fin de mes: lentejas con arroz y calabaza


Lentejas con arroz y calabaza


Siria siempre ha estado muy alto en la lista de los países que me apetece visitar. Como fans fatal de la cocina de Oriente Próximo, sueño con probar en directo las delicias que se cocinan en aquel país, del que todo el mundo habla maravillas en términos gastronómicos.



Por desgracia, este no es el mejor momento para un viaje, puesto que allí se vive una guerra civil cuyas horribles consecuencias vemos casi cada día en los medios. Es más bien el momento de mostrar solidaridad con la población civil que sufre la contienda. Por eso cuando la gente de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, se puso en contacto conmigo para ver si podía echarles un cable, no lo dudé ni un segundo. Su propuesta era sencilla: me pedían que publicara una receta con los ingredientes que reciben los refugiados sirios como ayuda de emergencia.


Los paquetes de comida que reparte ACNUR en campos como el de Zataari en Jordania incluyen sémola de trigo, pasta, lentejas, arroz, azúcar, sal, té, aceite vegetal, pan y, ocasionalmente, atún de lata. A veces, los desplazados intercambian estos materiales por comida fresca con los locales (de ahí que en el potaje lentejil que he preparado como receta de fin de mes aparezcan algunas verdurillas).


Este plato sirve para recordar dos cosas. Primero, que la comida más simple y humilde puede ser deliciosa. Segundo, y mucho más importante, que las condiciones de vida de los dos millones de refugiados sirios, cerca de la mitad niños, son durísimas, que todos podemos ayudarles apoyando a ACNUR a través de su web o llamando al teléfono 902218218.


Dificultad


Nula.


Ingredientes


Para 4 personas



250 g de lentejas
150 g de arroz
250 g de calabaza
2 zanahorias grandes
1 puerro pequeño (o medio grande)
1 limón
1 cebolla grande
2 dientes de ajo
1 cucharadita de curry (opcional)
1/2 cucharadita de comino en polvo (opcional)
Aceite vegetal
Sal

Preparación


1. Dejar a remojo las lentejas desde el día anterior (no es obligatorio, pero acortará la cocción).


2. Escurrirlas y ponerlas en una olla a presión o normal con un litro y medio de agua aproximadamente. Pelar la cebolla, el ajo y las zanahoria y quitar la capa exterior del puerro. Juntar estos cuatro ingredientes en una redecilla para cocer (si no se tiene, echarlas tal cual). Añadir un chorrito de aceite y sal, y llevar a hervor con la olla destapada.


3. Cuando hierva, retirar la espuma que se forma en la superficie con una espumadera y tapar. Si se hacen en olla a presión, en unos 15 minutos estarán hechas; en una normal, unos 40 aproximadamente. Lo mejor es ir probando y cocer hasta que estén tiernas, porque cada clase de lenteja tiene su tiempo particular.


4. Mientras se hacen las lentejas, cocer el arroz en otra olla con agua abundante hirviendo y sal unos 15 minutos. Comprobar que está hecho, escurrir, pasar por agua fría y reservar.


5. Triturar la zanahoria, la cebolla, el ajo y el puerro del potaje con un pasapurés, y devolverlos a las lentejas. Sumar también el arroz cocido. Menear la cazuela hasta que todo se mezcle bien. Todo esto se puede hacer con antelación.


6. Picar la calabaza en dados pequeños, y saltearla con un chorro de aceite en una sartén grande con el comino, el curry y sal unos 5-10 minutos, hasta que esté tierna y empiece a dorarse (es importante que caramelice un poco, porque así se potenciará el sabor).


7. Servir las lentejas en boles o platos y repartir la calabaza por encima. Terminar con un chorrito de zumo de limón.

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Published on October 22, 2013 22:00

October 21, 2013

El 'vino de motosierra' de Codorníu

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La matanza de Sonoma. / FRIENDS OF GUALALA RIVER

 


Puede que de forma ingenua el vino se asocie al amor por la tierra y al entendimiento con la naturaleza. Cuando piensas en esta bebida, te vienen a la cabeza bucólicas colinas cubiertas por viñas, agricultores con cestos llenos de uvas y pajaritos revoloteando (eso si piensas en un vino decente, no en uno de tetrabrik). Lo que no aparece en tu mente, desde luego, son imágenes de motosierras talando árboles y excavadoras arrancando sus raíces para plantar viñedos. Escenas que pronto se pueden producir en California, donde algunos grupos ecologistas locales están en pie de guerra contra un proyecto del grupo Codorníu.



Artesa Vineyards and Winery, bodega propiedad de la empresa catalán, intenta desde 2001 extender sus viñas a un terreno de 62 hectáreas del condado de Sonoma, habitado en estos momentos por las secuoias y las douglasias. No se trata de árboles centenarios -la zona fue deforestada hace más de medio siglo-, pero sí de ejemplares de entre 15 y 25 metros de altura. Los conservacionistas mantienen que la tala traerá consigo la desaparición de la fauna local y la erosión del suelo, un grave problema en la región, además de transtornos en los acuíferos y contaminación por los pesticidas aplicados a las viñas. La bodega lo niega. En declaraciones a la radio pública estadounidense NPR, un representante de Artesa ha asegurado que en ese área "no hay bosque" y que las dos únicas secuoias grandes en la propiedad serán conservadas.


Las autoridades forestales californianas dan la razón a la empresa de Codorníu, cuyo proyecto aprobaron en mayo del año pasado. Los daños sobre el medio ambiente eran insignificantes, dijeron. Pero tres asociaciones, Friends of Gualala River (que incluso mandaron esta carta en español a Codorniu informando de los efectos que la tala tendría en la zona), Sierra Club Redwood Chapter y el Center for Biolological Diversity, fueron inmediatamente después a los tribunales aduciendo que el permiso violaba las leyes de protección del medio ambiente del estado. Además, acuñaron una expresión de fuerte gancho mediático al denominar chainsaw wine ("vino de motosierra") al caldo producido a costa de los bosques.


El caso no es nuevo: hace un par de años ya hubo cierto revuelo, con las consabidas peticiones en Change.org y un comunicado oficial de respuesta de Codorníu en el que aseguraban que sólo cultivarían la mitad del terreno y que el impacto medioambiental sería mínimo. La novedad es que la demanda fue vista por un juzgado la semana pasada. Si termina fallando en contra de Artesa, no sería la primera vez que la justicia frena una iniciativa vinatera aprobada por el Departamento de Bosques y Protección contra el Fuego. Los ecologistas ya han parado varias talas de las empresas bodegueras: 800 hectáreas de bosque que iban a convertirse en viñedos dentro de un proyecto denominado Preservation Ranch se han salvado este año gracias a su presión.



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Activistas tirando "vino de motosierra" y vista de los terrenos. / FRIENDS OF GUALALA RIVER

 


Las tierras de Sonoma que pretende explotar Artesa son tan perfectas para las secuoias como para la uva Pinot Noir, a la que le gustan los días luminosos y las noches frescas. "El norte de California tiene un clima bastante adecuado para la uva y Artesa Winery parece creer que el clima en el oeste de Sonoma County puede ofrecer ventajas particulares. Nosotros estamos en contra de que se planten viñedos en el área" matiza Dave Jordan, de Friends of Gualala River, "solo creemos que los bosques de secuoyas que quedan deben ser protegidos. Estos bosques ya han sido bastante dañados en el pasado por exceso de tala, pero ahora están empezando a recuperarse, y lo acabarán haciendo siempre que no los destruyamos sistemáticamente". La pregunta del millón, ¿no hay otra zona cerca en la que se podría plantar un viñedo sin cargarse un bosque? "Sí, las hay. Hay otras áreas cerca que no están forestadas, bastante similares en términos de geografía, inclinación, tipo de suelo, luz solar y lluvia, y que serían igual de adecuadas para plantar viñedos sin tener que deforestar". 


Algunas voces apuntan también a que en el trasfondo de esta historia está el progresivo calentamiento del planeta, que comienza a llevar a los productores de vino hacia tierras más frías. "El cambio climático puede impulsar el establecimiento de viñedos en
tierras elevadas, lo que incrementará el impacto en los ecosistemas del
oeste de Norteamérica", dice un estudio publicado por la revista científica estadounidense PNAS. Al subir la temperatura, la uva madura antes, el azúcar se concentra y los caldos resultantes son menos frescos y ácidos. Características que no encajan precisamente con los gustos del consumidor medio contemporáneo. 


No sé si en los terrenos que planea explotar Codorníu habrá cuatro matorrales o un bosque de verdad. Lo que sí sé es que los redwoods, las secuoias del norte de California que alcanzan hasta 115 metros de altura, son los árboles más impresionantes que he visto en mi vida, tan impresionantes como las salvajadas que se han hecho con ellos a lo largo de la historia (sólo queda un 3% de los que había). Por eso me preocupa que una empresa como la catalana, que dice "mantener un vínculo con la tierra y el entorno básico en toda su actividad", pueda promover la destrucción de ejemplares de tan venerable especie, aunque sean pocos y relativamente pequeños. Esperemos que no lo haga, sea porque su proyecto respete de verdad el medio ambiente o porque la justicia californiana lo tire para atrás.


Actualizado a las 13:30 con declaraciones de Dave Jordan, representante de Friends of the Gualala River

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Published on October 21, 2013 22:00

October 20, 2013

Tarta de chocolate con almendras y sal


Tarta chocolate almendras sal


Pippa pasándoselo ídem junto a tarta. / AINHOA GOMÀ

 


Sé que es un vicio infame que no debería confesar, pero me encantan las recetas de famosos. Del pollo a la Pantoja al vitello tonnato de Sophia Loren, pocas cosas me divierten tanto en la cocina como preparar un plato firmado por una celebridad, cuanto más petarda, mejor. Me da igual que en realidad no sean suyas, o que haya que cambiarlas porque están fatal planteadas: el hecho es que luego cuando las comes ya tienes un animado tema de conversación alabando o a poniendo a parir al susodicho personaje.



Aun así, cuando supe que Pippa Middleton iba a publicar recetas en la revista de los supermercados británicos Waitrose, tampoco me puse a dar saltos de alegría. La hermanísima de Kate me interesa cero pelotero como celebrity, y las burlas que había leído por los consejos para montar fiestecitas de su primer libro me empujaban a esperar lo peor. De hecho, escribí un artículo en el que me quejaba de Waitrose Kitchen la hubiera contratado y pronosticaba un rotundo fracaso. Demostré, una vez más, mi gran poder de predicción en cuestiones empresariales: la revista lo petó subiendo un 17% sus ventas en medio año, más que ninguna otra publicación del Reino Unido en ese periodo.


Hoy debo reconocer que las pipparecetas no están tan mal. He probado una ensalada de hinojo y rábanos que, si bien no tenía mucha ciencia, resultaba agradable y equilibrada de sabores, y una tarta de chocolate con sal que es la que os traigo hoy. Middleton la incluyó en una pieza con platos escandinavos "marineros" por el simple hecho de llevar sal, y he de decir que me gustó semejante demostración de morrazo por su parte (o por la de su editor, que no la veo yo a ella escribiendo muchos textos).


Pippa, que no es de liarse en la cocina, usa una base de tarta comprada en el súper, pero yo la cambié por una masa brisa como Dior manda. También añadí las almendras porque me parecía interesante un punto crocante, pero se pueden omitir si se prefiere más chocolatazo o sustituir por otros nueces, pistachos o avellanas.


Dificultad


Para miembros de familias reales.


Ingredientes


Para unas 6-8 personas


Para la base



140 g de harina
30 g de azúcar glas
75 g de mantequilla muy fría cortada en daditos
1 yema de huevo

Para el relleno



200 g de chocolate negro con almendras
300 ml de nata líquida
50 ml de leche
50 g de mantequilla a temperatura ambiente
2 cucharaditas de azúcar integral de caña (si no se encuentra, normal)
1/2 cucharadita rasa de sal fina
Copos de sal marina

Preparación


1. Mezclar
la harina y el azúcar en un bol. Añadir la mantequilla y arenarla
(desmigarla con las puntas de los dedos hasta que la mezcla quede como
arena gruesa). Ligar la masa con la yema de huevo, y si la masa queda
muy seca, añadir una chucharadita de leche o de agua. Formar una bola,
filmar y meter en la nevera como mínimo una hora.


2. Poner la masa en el centro de un molde redondo de unos 24 cm de
diámetro, e ir aplastándola con los dedos hasta que cubra el molde y los
bordes (cuesta, pero se consigue con un poco de paciencia; es más fácil
en cuanto la masa se templa un poco). Pinchar por toda la masa con un
tenedor, y meter en la nevera.


Tiempo aproximado: 30 minutos.


3. Precalentar el horno a 180 grados, cubrir la masa con papel de
aluminio y pesos de cocina (o garbanzos o alubias secas), y hornear.


Tiempo aproximado: 10
minutos.


4. Sacar, quitar el papel y
hornear. Tiene que quedar ligeramente dorada.


Tiempo aproximado: 5 minutos.


5. Sacar y dejar que se enfríe. Desmoldar y poner sobre un plato.


6. Poner a calentar la nata con la leche, la sal y el azúcar. Cuando esté a punto de hervir, retirar del fuego y añadir el chocolate y la mantequilla. Remover suavemente hasta que se disuelvan del todo.


7. Verter sobre la masa brisa y dejar que se temple. Meter en la nevera durante dos o tres horas, y decorar con copos de sal.

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Published on October 20, 2013 22:00

October 17, 2013

'Hit parade': 10 cataclismos gastronómicos en Instagram

El Comidista continúa su serie de entradas con listas gastronómicas al margen de lo convencional. Los 'hit parades' se publicaran un viernes de cada mes alternando con el consultorio 'Aló, Comidista' y los planes para el fin de semana.


Instagram es ese lugar en el que todo el mundo cuelga fotos bonitas de comida. Perdón, en el que todo el mundo cuelga fotos reguleras a las que aplica miles de filtros que consiguen que parezcan bonitas. Nos gusta enseñar lo que comemos, y esta red social es el vehículo perfecto para ello: hasta los sanjacobos con patatas del menú grasiento del bar de abajo pueden colar como creaciones de los hermanos Roca con un buen encuadre, un marquito negro, un desenfoque y un Mayfair o un X-Pro II.



El problema es que en Instagram se publican tantas fotos cuquis de comida que el tostón que pueden llegar a producir sólo es comparable al que proporcionan los gatitos, los bebés, las puestas de sol y los pies desnudos en la playa. Por eso un concurso como Monsterchef es un soplo de aire cerdo entre tanta monería. Organizado con motivo del próximo Halloween por la tienda Disfrazzes, el certamen busca a los peores cocineros de España, y para ello ha hecho un llamamiento a través de internet para que cuelguen sus desastres culinarios en Instagram con la etiqueta #monsterchef. Los premios no son millonarios -un kit diario con una taza, una bolsa y unas chapas-, pero la risión está garantizada.


Como sé que os pirráis por las entradas de cocina tróspida, he elegido mis 10 imágenes favoritas de entre todas las que se han presentado en esta ingeniosa iniciativa. He de reconocer que me he sentido identificado con más de una, porque a mí también me han pasado cataclismos similares. Y aquí me tenéis, haciendo un blog de cocina.


10. Flanes para después de una guerra (nuclear)


¿Cómo serían unos flanes en The Walking Dead, La carretera o cualquier ficción poscatastrófica? Pues más o menos como éstos, con su bordecito calcinado por el viento atómico y el color verdoso propio de los lácteos fermentados en pantanos radioactivos. Lo gordo es que seguramente al natural no tenían mala pinta, pero la autora, con un prodigioso trabajo de iluminación y filtrado, logró convertirlos en comida para zombies.



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9. El pollocho


La repostería es caprichosa: todos los que hemos hecho bizcochos y pasteles y nos han salido auténticos ñordos lo sabemos. Sin embargo, pocas veces te sorprende con evoluciones tan magníficas como ésta, en la que de una especie de magdalena gigante nace un pene de Bélmez con sus correspondientes testículos colgantes.



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8. Espaguetis con lentejas y acrilamida


A ver a ver... ¿qué le puedo poner a estos espaguetis? Venga, unas lentejas de bote, que pegan mucho con la pasta. Ay, pero no sé, se me queda el plato como muy simple... Voy a desatar mi creatividad un poquito. ¡Uy, mira, justo tengo aquí un poco de cebolla carbonizada! Se la voy a poner que el gusto a quemado es riquísimo y la ceniza, lo más sano del mundo.



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7. Tacita a tacita


La modita de hacer brownies, bizcochos y cupcakes en tazas en el microondas arrasa entre los cocinillas más vagos. Normal: es fácil, cómodo, rápido y a veces hasta salen postres decentes. Eso cuando no te pasas con los minutos o la potencia programados en el micro, claro. Porque entonces lo que era un inocente cake se transforma en la boca de una niña poseída por Satán vomitando borbotones de masa líquida y pegajosa que luego no hay dios que limpie. Muy fans, por cierto, del titular que ha puesto a la imagen la autora de este desaguisado: "Performance de arte moderno sobre la fragilidad hormonal y la presión del estudiante".



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6. Y ahora, un anuncio de sartenes


De verdad, no entiendo qué hacen las marcas de sartenes de cerámica gastándose la pasta en fotografías monas existiendo obras de arte cómo ésta en Instagram. No sé qué resulta más apetitoso: si la salchicha arrugada con chancro, los pegotes de grasa churrumada o ese repulsivo liquidillo transparente que flota en mitad de este siniestro total.



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 5. Pechos fuera


¿No estás contenta con el tamaño de tu busto? ¿Quieres tener más tetas que Dolly Parton y Alaska juntas? Pues déjate de operaciones y enciende la panificadora. Con ella podrás conseguir estas fantásticas prótesis mamarias inspiradas en el corsé de Madonna en el Blonde Ambition Tour. Te las pegas en el suje y hala, !a triunfar entre los canis de tu barrio!



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4. Crimen contra la pizza (I)


De la autora de Flanes para después de una guerra nuclear, nos llega ahora La pizza de los huevos verdes, un nuevo ejemplo de arte fotográfico-culinario del siglo XXI. Meter yemas cocidas en el horno es una actividad suicida. Mostrar el resultado al mundo, más aún. Pero Soc_La_Maria, una chica con una cuenta de Instagram bastante chula, no se arredra ante nada, e incluso promocionó este espanto con las siguientes etiquetas: #handmade #hechoamano #cook #cocinera #cocinar #receta #recetademama #recipe #food #comida #spanishculture #spanishfood #comidaespañola #spainisdifferent. ¡Ole!



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3. Crimen contra la pizza (II)


Existe un artefacto llamado "bandeja" que suele servir para hornear masas. ¿Pero para qué lo vas a usar si tienes una rejilla? Y más aún si lo que vas a cocinar es una masa blanda y extendida como la de la pizza. Imaginarme lo que tuvo que ser limpiar ese horno después de esta catástrofe me da escalofríos.



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2. Malenismo pinstruoso


"Intento de algo cuqui que terminó en truño". Con esta sinceridad define su creadora esta mezcla de monería maleni con maripositas y muñeco de vudú hecho con caca. No sé a vosotros, pero a mí esos ojos bizcos separados y esas uñacas me han robado el corazón.



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1. Trampantojo de calamares alienígenas


Nunca lo repetiremos suficientemente: no hagáis en casa todas las gilipolleces que veáis en internet. La pobre incauta que preparó este engendro quiso replicar unas salchichas cableadas con espaguetis que llevan años circulando por la red. Algo como esto:



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Por añadirle un poco de creatividad al asunto, pensó que clavándolos sólo por un lado y haciéndolos "en su tinta" parecerían chipirones. El resultado fue este homenaje a la ciencia-ficción a la que ni un lobo hambriento se atrevería a acercarse. "Me equivoqué, claramente", confiesa la autora. "Y lo peor es que, como el cacho de espagueti que queda dentro de la salchicha no se cuece bien, encima al morderlos crujían".



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Published on October 17, 2013 22:00

October 16, 2013

Despensa para novatos: algunos ingredientes básicos para hacer comida india

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Papadum preach y otros productos indios. / EL COMIDISTA

 


Vuelve la serie de artículos mensuales sobre los ingredientes básicos preparar platos sencillos de otras cocinas. La lista, que ya ha viajado a China, México, Marruecos o Japón, incluye siempre alimentos de media o larga duración, que puedas guardar en la despensa para tirar de ellos el día que te dé el arrebato gastroviajero o veas alguna receta apetecible por ahí.


La cocina india, a pesar de ser casi más popular que la local en algunas ciudades europeas como Londres –donde es casi más fácil comerte un buen curry que un pastel de carne decente–, no es de las más conocidas en nuestro país. En algunos puntos como el Raval barcelonés o la Latina, en Madrid (y seguro que muchos otros que desconozco porque no me da la vida últimamente para más viaje) se encuentran fácilmente restaurantes baratos y deliciosos donde comer pakoras, kurmas o tandooris por un precio muy razonable, pero fuera de estas zonas no es fácil dar con uno.



Por eso esta despensa es especialmente necesaria, porque os permitirá epatar a los invitados con el curry más lujurioso del mundo hecho en casa. Como siempre, si no tenéis ningún proveedor de ingredientes en la zona (os aconsejo que miréis bien en los pequeños comercios del barrio, porque muchos supermercados regentados por pakistaníes, chinos o indios tienen un rinconcito con productos de su tierra) podéis comprar por internet en alguno de estos sitios o mirar si alguno de los que citan aquí os cae cerca. 


1. Lentejas y legumbres


Las lentejas y las habas –de infinidad de variedades diferentes, no os vayáis a creer que se aburren– forman, junto al arroz, la base de la pirámide alimentaria de la India. Los tipos de dal ("legumbre" en hindi) más sencillos de encontrar son las lentejas rojas y amarillas, estupendas para hacer sopas y currys, ya que se deshacen sin dejar ningún tipo de pielecilla desagradable, las judías de ojo negro, y unos garbanzos un poco más pequeños que los que se producen en España y muy sabrosos. Con ellas se elaboran platos como el channa masala (garbanzos al curry, un plato típico de Punjab), la sopa urad dal o el dhal makhani, que se hace con lenteja negra. Todas estas legumbres se utilizan no solo como acompañamiento, sino como plato principal, por su alto contenido en proteínas e hidratos. 



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Lentejas rojas y verdes / WIKIPEDIA 

2. Currys


La gastronomía india tiene casi tantas variedades de curry como personas viven en el país, porque cada zona adapta la mezcla de especias que le pone al estofado, con lo cual un curry bengalí, con jengibre y ajo, no se parece mucho a uno malayali, con cebolla y chiles rojos fritos. En realidad la palabra curry viene a significar "lo que se come con el arroz", y por aquí podréis encontrar fácilmente pasta de curry amarilla, verde y roja, tikka massala (ya preparada o solo las especias) y algunas variedades ya listas para usar, como los de Patak´s con pasta de tomate o el clásico korma. Aunque algunos como el tikka massala se suelen usar más bien con pollo y cordero, es un plato que admite mucha fantasía y múltiples variantes, aunque, claro, no será como el curry que con tanto amor os preparaba la abuela Kaliyani en Bengala.


3. 'Pickles'


Por su potencia de sabor y su capacidad para poner el umami por las nubes, los pickels (o encurtidos) son el acompañamiento obligatorio de cualquier comida india, o como aperitivo con chapati y salsas. Además de los clásicos pepinillos, también se encurten frutas como la lima o el mango, chiles rojos y verdes o ajo, normalmente acompañados de especias y jengibre. Aunque se encurten normalmente con vinagre –algunas versiones caseras lo hacen con zumo de limón–, se usa el aceite vegetal para conservarlos. 


4. Tandoori 


El nombre de esta mezcla de especias viene del tandoor, el horno cilíndrico de carbón vegetal en el que se cocinaba originalmente el pollo al que suele acompañar. Seguramente este es uno de los platos más sencillos de preparar de la gastronomía india: solo hay que mezclar las especias –pueden conseguirse en polvo o en pasta– con yogur, untar bien con la mezcla unos cuartos traseros de pollo (se puede hacer con pechuga, pero es más difícil que no quede seca), dejar reposar en la nevera durante un día y después sacar el excedente del marinado y asar los muslos en el horno hasta que se vean crujientes. 


4. Garam masala


Hay un apartado de especias más abajo, pero esta mezcla, igual que el tandoori, es tan importante para la gastronomía india que merece un punto aparte. El garam masala es un primo cercano del curry, una de esas mezclas que lleva unas especias fijas –en este caso cardamomo verde o negro, pimienta, nuez moscada, clavo y canela– y un montón de opciones diferentes que varían según la zona: ajo, mostaza, comino, cilantro, laurel o hinojo. Es un ingrediente básico para cocinar el famoso pollo tikka masala, como parte de una salsa que puede –y digo puede porque no existe una receta única– llevar, entre otras cosas, tomate natural o concentrado, cebolla, ajo o leche de coco.



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Una salsa tikka masala bastante decente y fácil de encontrar /PATAK´S

5. Arroz


Los dos arroces que más se consumen en la India son las variedades basmati y patma. El primero, cuyo nombre en hindi significa "reina de las fragancias" –un nombre que no desestimo para cuando me haga drag queen–, tiene un color blanco lechoso y un característico aroma a nuez que se potencia curando los granos, en ocasiones durante varios años. Por su morfología –es más bien alargado y al cocerlo queda seco y suelto– recoge muy bien las salsas, así que es el compañero perfecto de los estofados y las salsorras como la que acompaña a la gran mayoría de los platos indios. El de patna, un poco más difícil de conseguir, tiene unas características similares, pero en su punto ideal de cocción tiene que quedar ligeramente resistente al mordisco sin tener textura terrosa. 


6. Chutneys


El chutney es, sin duda, la salsa de acompañamiento oficial de la india para los papadum o los chapati del aperitivo (junto a la raita, que al tener el yogur como base no es de despensa, sino de nevera). Se elabora como una mermelada, dejando algunos trozos de fruta más grandes para que le den esa textura característica, y con una mezcla de especias. El más común es el de mango en diferentes niveles de picante, desde el más dulce –casi como una mermelada y apto para todos los paladares– hasta algunos con niveles estratosféricos en la escala Scoville, pero también se puede hacer con tomate o, en versión menos ortodoxa pero igual de sabrosa, con otras frutas como la manzana



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Chutney, ratia y algo que no alcanzo a ver / WIKIPEDIA

7. Harina de garbanzo


Buenas noticias para los celíacos: la harina con la que se elaboran las sabrosas pakoras, esas tortitas de verduras y hortalizas que ofrecen en los restaurantes indios como entrante –y que, por cierto, se hacen en un pispás– es de garbanzo y no tienen gluten. Así que carta blanca para ponerse como el quico sin ningún riesgo. Lo único que hay que hacer para que salgan bien es asegurarse de que las verduras están bien secas después de cortarlas; si se cumple esta sencilla premisa permiten todas las variaciones que se quieran.  


8. Papadum


Si no habéis probado nunca el papadum, es el momento de poner remedio a ese sinsentido. Esas tortitas crujientes, ligeras y con un potente sabor a comino suelen estar hechas con harina de legumbres, aunque en algunas versiones caseras se usa también la patata. Si las compráis ya hechas, solo tenéis que calentarlas en una sartén con o sin aceite y servirlas con raita, yogur especiado, chutney o cualquier picadillo de verduras y hortalizas. Aunque este no es un invento indio, se puede usar para hacer unos milhojas con quesos cremosos en dos minutos que quitan el sentío. 


9. Especias


La comida india es un festival de las especias: encontrar un plato que no las lleve es tan difícil como dar con un clásico de la cocina española sin ajo o cebolla. Algunas, como el comino, el pimentón, la cayena, el clavo o la canela están también presentes en nuestra gastronomía, pero hay muchas otras que nos pueden sonar a chino, o más bien a indio. Las que me he encontrado con más frecuencia en recetas son la cúrcuma (cuyo mayor atractivo es su poder para anaranjar los platos), las semillas de cilantro (tranquilos, haters de la hierba; su sabor no tiene mucho que ver con ésta), las semillas de mostaza negra y la que quizá sea la especia más emblemática de la cocina india: el cardamomo, que se vende tanto en grano como en polvo. Yo lo uso, junto a otras de las especias anteriores, en este arroz con berenjenas y yogur y este lomo con calabaza y almendras.


Los que quieran ir de Arzaks de Calcuta o de Adriàs del Rajastán, deberán hacerse con ingredientes más rarunos como la asafétida (prima del comino que se caracteriza por su olor pestilente en crudo pero agradable sabor en cocido) o el fenogreco (semilla que, curiosamente, se encuentra en algunas zonas de España, pero apenas se usa en la comida).


Documentación: Mònica Escudero.

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Published on October 16, 2013 22:22

Mikel López Iturriaga's Blog

Mikel López Iturriaga
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