Mikel López Iturriaga's Blog, page 41
October 1, 2013
Lomo con ciruelas frescas
Porno ciruelero. / AINHOA GOMÀ
¿Por qué cocinar el cerdo con ciruelas pasas, pudiéndolo hacer con frescas? Esta pregunta tiene una respuesta evidente entrado el otoño, en invierno o en primavera: porque no hay de las segundas y sí de las primeras. Pero estando todavía en temporada y pudiéndose encontrar ejemplares dulces en las fruterías, vale la pena hacer el experimento y acompañar piezas como el lomo con la versión no seca de esta fruta.
Siendo honesto, esta idea no nació de mi portentosa imaginación. Me inspiré en ese pozo de creatividad culinaria que es el blog de Xabier Gutiérrez, cocinero, autor de varios libros y colaborador de Juan Mari Arzak. Él utilizaba las ciruelas para acompañar un atún (plum and tuna, lo llamaba), pero yo, que no soy tan lanzado, adapté el concepto en una versión propia con lomo de cerdo. El resultado me encantó, más ácido y menos amable que los platos similares con ciruelas pasas, pero también más fresco y sorprendente.
A quien se lance a prepararlo, le daría dos consejos. Primero, comprar el lomo con hueso (es decir, la pieza con la que se suelen hacer chuletas, pero entera sin cortar), porque resulta más tierno y jugoso. Segundo, cerciorarse de que las ciruelas están bien dulces, y si no, espolvorearles un poco de azúcar moreno por encima para que no salgan tan ácidas de la sartén.
Dificultad
Para froilanes.
Ingredientes
1 kilo de lomo de cerdo, preferiblemente con hueso
300 g de ciruelas, si puede ser variadas (verdes, rojas y amarillas)
2 cucharadas de almendra molida
150 ml de brandy de Jerez
1 cucharada de perejil picado
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta negra recién molida
Sal fina y gorda
Azúcar moreno (opcional)
Preparación
1. Precalentar el horno a 180 grados.
2. Salpimentar la carne, untarla en aceite y dorarla en una sartén a fuego vivo por todos los lados. Ponerla en una fuente y meterla en el horno, echándole brandy por encima cada 10 minutos.
Tiempo aproximado: 35 minutos.
3. Cuando la carne esté hecha, envolverla en papel de aluminio y reservar.
4. Deshuesar las ciruelas y cortarlas en dos o cuatro trozos dependiendo del tamaño. Saltear medio minuto en una sartén muy caliente a fuego vivo. Añadir un par de cucharadas de aceite, la almendra, el perejil y sal gorda, menear un poco la sarten y probar. Si están muy ácidas, añadir un poco de azúcar moreno. Sacarlo a una fuente y mantener caliente dentro del horno.
5. Deshuesar y filetear la carne y servir inmediatamente con la guarnición de ciruelas.
Producción: Mónica Escudero.
September 30, 2013
Ibán Yarza: "Un buen pan no tiene por qué ser caro"
Look clásico de panadero. / IBÁN YARZA
Creo que no exagero si digo que el mundo panarra español esperaba con ansiedad este momento. Ibán Yarza, vasco universal conocido por fantásticos cursos, sus webs Te Quedas a Cenar, El Foro del Pan o La Memoria del Pan, sus estelares apariciones en el programa Robin Food de ETB y su traducción del clásico Hecho a mano de Dan Lepard, acaba de publicar su primer libro. Como era previsible, el estreno no decepciona. Es más, supera las expectativas.
Pan casero (editorial Larousse) es el sueño húmedo y enharinado de cualquier aficionado al pan. Además de un montón de recetas apetecibles y tan bien explicadas en texto e imágenes que hasta un monguer de las masas como yo podría hacerlas, los extras no tienen desperdicio. Además de una serie de nociones básicas de materia prima, fermentación, utensilios, amasado o corte; un glosario y una sección de dudas frecuentes, el libro incluye una sección fantástica con historias de panaderías ejemplares españolas, de Turris y Baluard en Barcelona a La Curruca en Coín (Málaga) pasando por Artepan en Vitoria o la Ecotahona del Ambroz en Plasencia (Cáceres). Lugares que llevan a pensar que aún hay esperanza para el pan en este país.
Para charlar sobre el libro y sobre el mundo del pan con Ibán Yarza me apetecía hacer algo diferente, y por eso le pedí que montáramos un vídeochat para que pudiérais elegir entre ver la entrevista o leer su resumen transcrito. Él sale muy bien; yo, en cambio, parezco Nosferatu recién levantado del ataúd. Pero en fin, para la próxima intentaré iluminar mejor o maquillarme como Luján Arguelles en Quién quiere casarse con mi hijo.
Cada vez se habla más de pan y hay más panaderías de todo tipo, pero a la vez, la calidad media del pan que se vende en España sigue siendo vulgarcilla. ¿Cómo se explica esto?
Con el pan pasa lo mismo que en otros ámbitos porque la gastronomía está de moda. Hay más panaderías porque hay más restaurantes chachis, más cafeterías chachis y más pastelerías chachis... tontería para exportar. Le ha tocado al aceite de oliva, a la ginebra, y también al pan. Yo por un lado soy pesimista porque hay mucha tontería y mucha boutique del pan que vende mierdas, pero también debo decir que cada vez hay más panaderías buenas. Así que me debato
Hace año y medio participaste en una entrada muy polémica en El Comidista sobre el timo de las boutiques del pan. ¿Cómo hemos evolucionado desde entonces? ¿Se sigue dando gato por liebre en las panaderías pijas?
Yo creo que estamos igual, con la diferencia que ahora se habla más de pan. Aquel post fue un clamor: en un día hubo cientos de comentarios y el 95% refrendaban la tesis que tú defendías: hay cosas buenas pero muuuucha tontería. Yo lo que vi fue mucha falta de autocrítica. Ese día me llamaron muchos grandes panaderos, unos para decirme "muchas gracias porque esto nadie se atreve a decirlo", y otros para decirme que claro, "a un tío que se levanta a las 2 de la mañana a trabajar, cómo le dices tú nada bueno ni malo", lo cual es cierto. Sí hemos avanzado porque se habla mucho más de pan, la gente al menos lo tiene en el radar. Lo que sí es sorprendente es el boom de las nuevas panaderías. Llegará un momento en el que estalle la burbuja del pan, ya por pura demografía.
Yo he llegado a pensar que hay panaderías que encubren otro tipo de negocios turbios. No me puedo explicar que puedan abrir hasta tres en la misma manzana.
En el barrio en el que vivo yo en Barcelona, una cadena ha abierto dos en la misma calle. No sé cómo salen los números, la verdad. Seamos positivos y pensemos que habrá una criba que dejará algo bueno.
¿El buen pan debe ser caro?
No tiene por qué ser caro. A ver, si tú tienes una industria de lo que sea y fabricas toneladas, bajas el coste porque produces masivamente, pero si eres artesano, que haces tu pancico a mano, con harinas especiales, tienes que cobrar más. Ahora bien, eso no quiere decir que debas venderlo a 9 euros el kilo. Debe haber un punto intermedio.
Cuando voy a una panadería, ¿cómo puedo saber si lo que me dan es un pan decente o no lo es?
Supersencillo. Parece una tontería, pero el pan tiene que saber a pan. Lo debes poder comer solo y que sepa a pan. Segundo parámetro de calidad: que huela. Y la prueba del algodón es que dure un poco. Hay panes de barra finos que no están pensados durar mucho, pero tienen que llegar a la noche razonablemente tiernos. Un pan de hogaza debe durar varios días.
Vamos, que cuanto más rápidamente pierden la humedad, peores son.
Exacto. Si se ha fermentado en un tiempo largo, dura mucho. Si no, dura poco.
¿Puede el pan industrial congelado ser bueno si se hace con los ingredientes y técnicas correctas?
Perfectamente. Hay gente que lo hace. En el mundo del pan existen muuuchos mitos. Por ejemplo, que el pan de antes era mejor, cosa que no es cierta: había buen pan y mal pan. El del pan industrial y congelado es otro: muchos de los restaurantes con dos y tres estrellas [Michelin] sirven pan congelado precocido que es excelente. ¿Como? Pues haciendo los deberes: buena fermentación, buenos ingredientes, buen horneado y buena instrucción para la gente que descongela y hornea el pan. Pasa como en cualquier plato: puede ser buenísimo pero si no lo descongelas y lo calientas bien, se va al garete. El pan congelado no es malo. El mal pan congelado es malo. Luego está el mito inverso: el del horno de leña. Aunque se haya hecho en uno, el pan puede ser una castaña terrorífica. Estaría bien organizar una cata a ciegas de pan congelado bueno y pan de leña malo. La gente fliparía y se le quitarían muchas tonterías de la cabeza.
¿Es un crimen tener pan cortado en rebanadas en el congelador y descongelarlo en el tostador? Yo lo hago a veces...
Lo haces tú y media España. No, no es un crimen. El pan es un alimento que puede recuperar sus condiciones primarias con el calor. Pasan cosas con los almidones que hacen que por un pequeño espacio de tiempo, el pan vuelva a estar vivo. Por eso nos encanta tostar el pan viejo, porque está bueno otra vez. Dándole la vuelta al truco, esto es lo que hacen los que fabrican pan chusquero: saben que la única forma de vendértelo es calentito. Para saber si un pan es bueno hay que dejarlo enfriar.
Hablemos del pan hecho en casa. ¿Es la masa madre el nuevo tamagotchi, como decía David Monaguillo en su blog?
Hay una burbuja de la masa madre. Piensa en las kokotxas que hace tu madre. Imagínate que pudieras coger una y utilizarla para replicar y replicar esas kokotxas las veces que quisieras. Eso es lo que pasa con la masa madre, y de ahí su importancia. Dicho esto, la masa madre no es garantía de nada: hay quien hace panes muy malos con ella. Y hay panes contemporáneos como la chapata o la baguette que no se inventaron utilizándola. Puedes hacer un gran pan en tu casa sin usar masa madre.
Pongamos que soy una persona 100% monguer y que no he tocado una masa en mi vida. ¿Con tu libro podría llegar a hacer un pan decente que no hiciera vomitar a familia y amigos?
Mira la receta número uno del libro. Ese pan lo puede hacer un ultramonguer. Está hecho sin amasar, en cinco minutos y con harina de supermercado. Mezclas la harina, la levadura, la sal y el agua en un bol. Lo tapas y lo metes en la nevera. Lo sacas al día siguiente, le das la forma que quieres, un par de horas, y al horno. Lo de que el pan es muy difícil es un mito. Si Ferran Adrià te explica lo que ocurre al freír un huevo, seguramente fliparás. Pero eso no significa que freír un huevo no sea sencillo.
En el libro desmontas varios tópicos sobre el pan: que si es difícil, que si lleva mucho tiempo, que si hacen falta ingredientes raros… ¿cuál es el que más te irrita?
Más que uno en particular, lo que me molesta es la cerrazón. Que la gente opine sin saber con temas como el del pan congelado, el pan de centeno… que no hayas probado uno bueno no significa que no existan, igual has tenido mala suerte. También puede pasar con profesionales: hay muchos panaderos de toda la vida, mayores, que nunca han utilizado el frío para hacer masas, y dicen, “¿cómo vas a fermentar en la nevera, si la levadura necesita calor?”. Los panaderos modernos, en cambio, lo usan todos, y encantados de la vida.
No desmontas un gran mito que a mí me encanta: el pan engorda.
Yo no soy nutricionista, pero este es un tema con el que no puedo. El pan alimenta, no engorda. Por suerte, cada vez más dietistas están diciendo que es una verdadera aberración lo de eliminar el pan, incluso David de Jorge, alias Robin Food, que ha hecho una dieta severísima, le permitían tomar un poco de pan. No mucho, pero sí una tostadita por la mañana, y el tío ha perdido 110 kilos…
Danos un par de consejos básicos para perderle el miedo al pan y a las masas en general.
Sobre todo al principio, mi consejo es no amasar. Plegar la masa en un bol, sin sacarla, y ya está. Si lo haces a reposos, mientras ves una serie o un partido, no tienes por qué amasar, que es una cosa que a la gente le inquieta mucho. Y después, que se use la nevera. Si combinas estas dos técnicas te habrás saltado dos de los grandes problemas que tiene todo el mundo: la falta de tiempo y el miedo al amasado.
Corre el rumor de que de pequeño tus padres te pusieron una capa de teflón antiadherente en las manos y que por eso no se te pega la masa. ¿Es cierto?
Es una mera cuestión de práctica. Creo que la primera frase que hay en el libro es: soy torpe. De las personas más torpes que conozco. Pero sé amasar... porque he amasado. Conforme amasas vas aprendiendo. Otro mito que he oído mucho es “tu ve echando harina hasta que no se te pegue”. Craso error, si haces eso normalmente el pan sale un tocho. Que se te pegue un poquito, y conseguirás una buena estructura.
¿Cuál es tu primer recuerdo asociado al pan?
Yo me crié cerca de Bilbao, en Getxo, y recuerdo dos opciones: salir a la calle a jugar a fútbol con un currusco con chocolate Valor puro, tochaco, o con jamón york con mucha mantequilla. Nada muy idílico, soy muy de asfalto.
Cuéntanos algún fracaso estrepitoso que hayas tenido haciendo pan.
Miles. Creo que fue el primer verano que hice pan: en verano cambia todo el proceso de la fermentación y acabé llevando a una cena con unos amigos muy cool de Londres algo que tenía que ser un pan y terminó siendo una focaccia. El año pasado en un curso se combinaron los astros, y salió una ciabatta que aún me persigue. ¡Qué bochorno! Pero como se dice: al que amasa, todo le pasa. Pero si te pasa algo es cuando has aprendido.
¿Puedes decirnos combinaciones de elementos que se puedan añadir al pan para hacerlo diferente y que funcionen bien?
A mí, no sé si es porque soy un vasco, me gustan los panes sin nada. A veces la gente compra pan con muchas cositas que enmascaran que el pan en sí es un poco mierdoso. Pero puestos a meter cosas, me gustan mucho las especias: las apiáceas, como el comino, el anís, el hinojo o la alcaravea rinden muy bien en pan. Como mezcla, un pan de centeno que hacen en Escandinavia con higos secos e hinojo en semilla, o pasas y nueces. Y en dulce, el comino o el cardamomo, que no estamos acostumbrados a utilizarlos y quedan espectaculares.
Tienes una web que se llama El Foro del Pan. ¿Qué es lo más loco que se ha planteado allí?
Una de las veces en las que mejor me lo pasé fue cuando un profesor universitario de Colombia preguntó qué pasaría se sometiera a una masa a la fermentación contra la gravedad “como la cola de la vaca”, hablando de émbolos y pistones. La gente empezó a decir de todo y al final era de morirte de risa…
Hablando de ciencia y pan: en restauración se han hecho muchas cosas nuevas gracias a la tecnología. ¿Pasa lo mismo en el mundo de las masas?
Ha pasado. El frío fue el gran impacto; por un lado la congelación –que permitió cambiar el sistema productivo–, y por otro lado el uso de las neveras, que permite retardar una masa bloqueándola en frío, lo que ha permitido a los panaderos tener horarios más razonables. A nivel industrial, hay de todo: desde elementos que permiten ablandar las masas instantáneamente hasta tendecias como el pan con grandes burbujas como el pan de nube, que es como el cupcake o el sousvide del pan.
Estás traduciendo un libro clásico sobre pan que es 'Bread', de Jeffrey Hamelman.
De hecho acabo de terminarlo. Bread es un manual serio de 500 páginas, que sirve tanto para panaderos como para gente que hace pan en casa con buen nivel. Los sajones explican muy bien las cosas, si pueden decirte algo en 10 palabras no van a usar 20, los latinos son un poco más farragosos. Además es campechano, pero con citas de Homero o T.S Elliot. Mi libro es para gente que empieza, este es para gente que tiene más nivel.
Así que no es competencia.
No, son dos escalones diferentes. Puedes leer Calvin y Hobbes y Muerte en Venecia, no es excluyente.
Ibán Yarza hará pan casero en directo para presentar su libro el sábado 5 en la librería Happy Books-La Formiga d'Or en Barcelona.
September 29, 2013
Ensalada de garbanzos y pepino con salsa de yogur, menta y eneldo

Algo me dice que con esta foto no entro en Magnum. / EL COMIDISTA
Alerta verdiblanca: la temporada de los pepinos se acaba. Esta cucurbitácea explota en verano como sus primos el melón o el calabacín, algo muy de agradecer por su parte ya que se consume, al menos por estos lares, siempre cruda y fría. Sin embargo, todavía estamos a tiempo de encontrar algún ejemplar decente antes de que nos invadan los protopepináceos blandurrios, llenos de semillas, repitientes a más no poder o poseedores de un sabor amargo a medio camino entre la quinina y una infidelidad.
Casualmente también se acaba la temporada en la que nos apetece consumir legumbres en ensalada (los guisos de cuchara ya están aquíiiiii), así que hoy os presentamos una sin ningún tipo de misterio, inspirada en el tzatziki griego. Es fresca, perfecta para tupper y de lo más apañada para comer sola o acompañar de acompañar de huevo duro, salmón ahumado, restos de pollo o pavo o alguna conserva de pescado.
La mayor complicación está en encontrar eneldo fresco y no pasarse con éste, porque esta hierbecilla tiende a ocultar cualquier otro sabor y a hacerte pensar que te estás comiendo un arenque enlatado de Ikea. Si no lo encontráis, un poco de cilantro o perejil servirán también. Respecto al ajo que incluye la salsa, dependiendo de vuestra tolerancia al elemento podéis ponerlo picado o rallado, untar la ensaladera con un diente partido por la mitad o aplastar un par con el lado de un cuchillo y dejarlos reposar un rato dentro del aceite.
Dificultad
Para melones y cucurbitáceas en general.
Ingredientes
Para 4 personas
400 gramos de garbanzos cocidos
1 pepino grande
1 yogur griego
1 limón
1 cucharada de menta picada
1 cucharada de perejil picado
1/2 cucharadita de eneldo picado
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Pimienta negra recién molida
Sal
Preparación
1. Preparar la salsa mezclando el yogur, el aceite, el eneldo, la menta, una pizca de ralladura del limón, sal y pimienta. Añadir un diente de ajo picado o, si se quiere menos potente, aplastarlo con el lado de un cuchillo, dejarlo en la salsa una hora y luego retirarlo.
2. Pelar el pepino y cortarlo en daditos. Mezclarlo con los garbanzos, el zumo de limón, el perejil y dejarlo macerando un mínimo de 30 minutos.
3. Escurrir bien, salar ligeramente (importante no hacerlo antes porque el pepino soltará su agua), servir en los platos y repartir la salsa de yogur por encima. Teminar si se quiere con un chorrito de aceite.
Producción: Mónica Escudero.
September 26, 2013
Plan para el finde: la megamorcilla y otras actividades del Día de la Tapa

Preparando el morcillón. / CEG
¿La megamorcilla? Suena apasionante. Lo es. Con motivo del Día Mundial de la Tapa -¿queda algo en este planeta que no tenga aún su día mundial?- este domingo en Burgos la van a liar parda elaborando la morcillaca más larga de la historia. ¿Cuánto medirá? Algo más que el pene del español medio: 178 metros. Una cifra prodigiosa y, en cierto modo, muy cristiana: coincide con la suma de las alturas de las dos torres de la mítica catedral gótica de la ciudad. Supongo que será de arroz. Muy perspicaz, sí señor. Se usarán 50 kilos de este cereal, más 130 kilogramos de cebolla horcal (una variedad autóctona), 40 kilos de manteca de cerdo, 40 litros de sangre de cerdo, 7 kilos de especias y 3 kilos de sal. Madre mía qué gasto. Bueno, la megamorcilla dará para unas 4.200 tapas, o sea que un montón de burgaleses y de visitantes podrán probarla. Eso si no aparece una legión de jubilados armados con tuppers y arramblan con los 250 kilos de embutido en los primeros 15 segundos del acto, claro. De lo que se trata es de batir el récord Guinness en la que ahora mismo es la Capital Española de la Gastronomía, y de apoyar la solicitud para que este producto pase a tener una Indicación Geográfica protegida.
¿Esto del día mundial de la tapa se celebra en toda España? En Madrid hay una ruta tapera por el barrio de Salamanca, con ofertas de comida+bebida. En Barcelona tendremos la feria Tast BCN en el Sant Jordi Club. Allí se presentará el proyecto Los 7 Magníficos, en el que chefs como David Muñoz (DiverXO), Miguel Ángel de la Cruz (La Botica de Matapozuelos) o Albert Ventura (Coure) cocinarán tapas para la marca de cervezas San Miguel. Siempre Madrid y Barcelona, vaya rollo. En A Coruña se cierra el concurso de tapas Picadillo, y en Lleida celebran su Fiesta Mayor con Aquí Vermut, un evento en el que más de 30 bares ofrecen esta bebida junto a una tapa por tres euros. En otras ciudades y pueblos de España hay otros saraos, así que menos quejas. Y si vivo en China, ¿qué? Pues mira, el restaurante español Sabor de Azahar en Cantón también celebra el día con cerveza, sangría y tapa gratis.
Megamorcilla en el Día Mundial de la Tapa en Burgos. Domingo 29, en el Paseo de Atapuerca, frente al Museo de la Evolución Humana. Para otras actividades en el resto de España, consultar la página web.
Barilla, la pasta homófoba
La he liao parda. / L'INTRAPRENDENTE
"¿Quién me mandaría conceder esta entrevista?". Supongo que esto es lo que lleva diciéndose a sí mismo desde esta mañana Guido Barilla, presidente del grupo que fabrica la pasta que lleva su apellido. Gracias a unas palabras pronunciadas por él en la italiana Radio24, su marca se ha visto envuelta en una importante polémica que puede perjudicar sus ventas. Y con razón, porque lo que ha dicho no debería tener pase en ninguna sociedad democrática moderna.
Cuando le han preguntado por qué Barilla no incluye parejas homosexuales en sus anuncios, el empresario ha contestado: "No haremos publicidad con homosexuales porque nos gusta la familia tradicional. Si los gays no están de acuerdo, siempre pueden comer pasta de otra marca. Todos son libres de hacer lo que quieran porque no molestamos a nadie".
¿No molestamos a nadie? Pues parece que sus declaraciones, signore Guido, SÍ han molestado a mucha gente. A casi todos los grupos de defensa de los derechos de los gays en Italia. Y a miles de ciudadanos de toda orientación sexual que muestran su desagrado con ellas en las redes sociales, y que llaman a dejar de comprar sus productos bajo la etiqueta #boicottabarilla.
Seguramente habrá quien no entienda tanta polémica, y que defienda el derecho del magnate a mantener esta postura. Bien, a estas personas les sugiero que hagan el siguiente ejercicio: sustituir "gays" por "negros" en las declaraciones de Barilla. "No haremos publicidad con negros porque nos gusta la familia blanca. Si los negros no están de acuerdo, siempre pueden comer pasta
de otra marca. Todos son libres de hacer lo que quieran porque no
molestamos a nadie".
¿A que suena heavy? Pues igual de intolerable es discriminar a un colectivo por el color de su piel que por sus preferencias amatorias. De hecho, esa coletilla final de "no molestamos a nadie" me ha recordado mucho a los defensores del apartheid en Suráfrica, cuando decían que ellos no tenían nada contra los negros y que simplemente querían vivir separados de ellos. O peor aún, a los que se manifiestan en contra del matrimonio o la adopción igualitaria pero luego dicen que no son homófobos "porque tiene muchos amigos gays".

"No importa si te gustan los farfalle o los macarrones. Simplemente ama". / GAY POWER
Justamente va por ahí la "aclaración" -es un decir- que ha tenido que hacer Guido Barilla al comprobar el pollo que había montado con sus afirmaciones. Atentos a sus palabras: "En la entrevista simplente quería subrayar la centralidad del papel de la mujer en el interior de la familia. Tengo el máximo respeto por los gays y por la libertad de expresión de cualquiera. Lo he dicho antes y repito que respeto el matrimonio entre gays. Barilla en su publicidad representa la familia porque ésta acoge a cualquiera y desde siempre se identifica con nuestra marca".
Tras leer la primera frase, creo que alguien debería informar a este hombre de que existen ciertos seres humanos llamados "lesbianas". Al parecer ignora que los homosexuales no son sólo hombres, porque si no no entiendo a qué viene meter a "la mujer" en este ajo. En cuanto al "respeto", si de verdad lo tuviera no habría enfrentado como opuestos los conceptos "pareja gay" y "familia". Quizá esa misma persona que le explique al señor Barilla en qué consiste el lesbianismo le podría contar también que hay familias formadas por dos hombres o dos mujeres, y que muchas de ellas tienen hijos. Y que los gays también cuentan con hermanos, tías, primos y suegras. De hecho, apuesto a que en la suya hay uno o más de uno, por pura estadística.
Guido Barilla tiene todo el derecho del mundo a pensar que los gays no pueden formar una familia "tradicional" y que por eso no deben aparecer en los anuncios de su marca. El mismo derecho que tenemos los que pensamos que su opinión es impresentable a no comprar sus productos como muestra de disgusto ante una empresa que practica la discriminación.

Elige el tipo de familia que más te gusta.
Aunque al compartir la noticia en las redes sociales todas las reacciones han ido más bien por el lado de la indignación, ha habido alguna voz disonante que se preguntaba si ese es un criterio para comprar o no comprar pasta. Pues bien: para mí lo es. Todo lo que hacemos conlleva algún tipo de responsabilidad social, porque nos guste o no los humanos somos seres políticos. Podemos (¿debemos?) usar nuestro poder como consumidores para apoyar o rechazar prácticas o ideas.
Parece bastante sensato que en una misma gama de precios sea más apetecible consumir el producto de una marca que, por ejemplo, favorece la conciliación familiar o trabaja con discapacitados que de otra que se posiciona abiertamente en contra de los gays. Desde luego que no podemos saberlo todo, y seguro que muchas otras marcas mantienen líneas de actuación parecidas a las de Barilla sin decirlo públicamente. Pero si alguien es suficientemente bocazas y homófobo para poner esta información a nuestro alcance, siempre podemos reaccionar, aunque sea con una pataleta unipersonal.
Otro argumento posible en contra del boicot a Barilla es que "hay compañías que hacen cosas mucho peores”. No tengo la menor duda de que es así, pero este tipo de justificaciones no llevan más que a una aceptación entre fatalista y borreguil de cualquier mal. Si el presidente de una empresa dedicada, por ejemplo, a la elaboración de chocolate, saliera por la tele diciendo que sus trabajadores curran 18 horas al día en condiciones infrahumanas y que “a quien no le guste que no lo consuma”, lo dejaríamos de tomar ipso facto. Por ese mismo motivo, a mí no me quedan muchas ganas de comprar la pasta de Guido, al menos hasta que no cambie su política.
September 25, 2013
El futurismo decimonónico de la cocina 'steampunk'

Galleticas del futuro-pasado / THE STEAMPUNK BRIDE
¿Harto de hacer siempre lo mismo cada finde? ¿Es decir, de beber, salir a cenar, beber, ir al cine, beber, ver un DVD en casa o beber? Bien, el próximo puedes abandonar tu incipiente alcoholismo (o no) porque el steampunk invade Barcelona, Bilbao, Sevilla, Zaragoza y Madrid con un montón de actos en los que se podrá disfrutar de exposiciones, conciertos, demostraciones de juegos, obras de teatro y mercadillos. Todos tienen cabida dentro del marco de Eurosteamcon2013, una convención dedicada a este movimiento.
¿Y cáspita, qué diantre es el steampunk?, os preguntaréis. Dejaré hablar a la Wikipedia, que se explica bastante mejor que yo: "Un subgénero literario nacido dentro de la ciencia ficción especulativa que surgió durante la década de 1980 a manos de escritores conocidos por sus trabajos cyberpunk. A día de hoy, este subgénero ha madurado hasta convertirse en un movimiento artístico y sociocultural y no tan solo literario. El steampunk se desenvuelve en una ambientación donde la tecnología a vapor sigue siendo la predominante y por lo general localizada en Inglaterra durante la época victoriana, donde no es extraño encontrar elementos comunes de la ciencia ficción o la fantasía".
El steampunk me interesó porque se inspira en autores a los que leí con pasión en mi adolescencia, como H. G. Wells y Julio Verne. Ambos practican la ficción especulativa, un género en el que los autores se basan en cosas que nunca han pasado para crear realidades paralelas a las que incorporan elementos fantásticos. Una de las principales del movimiento es basarse en una industria y una sociedad en la que no se ha amaestrado la electricidad, y el vapor sigue siendo la principal fuente de energía del mundo. Por eso los engranajes y la estética victoriana están tan presentes en la estética steampunk. Si os preguntáis que por qué las fantasías sobre una existencia casi a lo amish tienen tanta presencia en internet, una plataforma de lo más presente y electrónica, ese es un misterio que yo tampoco he podido desentrañar. Y no creáis que es una cosa de adolescentes como lo de ser emo (ahora que lo pienso, lo de no que no existan adultos emo es más un deseo que le pido a Diosito que una constatación de la realidad), sino que hay familias enteras que abrazan el movimiento.
Y ahora es cuando diréis: "¡Caracoles! ¿Por qué demonios habla éste de una moda tan rara en un blog de comida?". Pues porque poco a poco la corriente fue trascendiendo más allá de la mera literatura y convirtiéndose en una tendencia gráfica, de moda, cinematográfica, televisiva (la grandiosa serie Doctor Who se considera uno de sus principales referentes) y, cómo no, gastronómica.
Investigando sobre el tema, di con el blog de Aaron, un chef con un grado en Culinary Arts y otro en Historia que aúna sus dos grandes pasiones en su proyecto The Steampunk Chef. Sus premisas estan claras en la cabecera su blog: "Si puedes coserte un vestuario, escribir una historia y hacerte un ordenador steampunk... ¿por qué no vas a cocinar comida steampunk?". Aunque él confiesa que las elabora "en cocinas y hornos actuales porque son más prácticos y seguros" –me encantaría ver la cara del instalador el día que se anime a pedirle una cocina de leña–, intenta seguir las que él considera las premisas de la cocina steampunk.

Picnic victoriano / STEAMPUNK COOKERY
Para ponerte manos a la obra no necesitas más que meterte en la piel de este decimonónico colectivo. ¿Había microondas en la era victoriana? ¿Se compraba la salsa de tomate enlatada? ¿Las patatas congeladas? ¿Existía la Coca Cola? No, no, no y no. Por eso estofados y otras cocciones a fuego lento, pasteles de carne, cerdo y ternera asados, sopas y cremas, pasteles de cereza y las las míticas galletas de té de mantequilla (a poder ser en forma de engranaje o reloj antiguo) son algunos de los reconfortantes platos vintage que propone esta peculiar cocina.
Si improvisar no es lo tuyo y necesitas algunas directrices más concretas (recetas, cantidades y esas cosas), puedes utilizar las que propone Aaron en su blog (hay distintos niveles de complicación y tiempo de preparación, busca la que encaje con tu nivel/tus necesidades). También puedes hacerte con un libro de cocina como Fuel for the boiler –recientemente editado, la idea nació en el foro de discusión Brass Goggles– u otros algo más antiguos y de inspiración literaria, del estilo de Dining with Sherlock Holmes o Cremas y castigos: recetas deliciosas y criminales de Agatha Christie.

¿Y de queso? El emmental, querido Watson / DINING WITH SHERLOCK HOLMES
Si estás de celebración, o simplemente quieres lucir tu nuevo corsé o tu bigote con las puntas hacia arriba en un sitio ad hoc, no hay problema: en Nueva Delhi, en Polonia o en Seattle puedes encontrar el escenario perfecto para tu cena ideal. Hace un par de años incluso abrieron a través de la plataforma de crowfunding Kickstarter un camión de comida steampunk en el que se tenían que servir pastelillos decimonónicos dulces y salados de todos los sabores del mundo presente –y algunos de mundos paralelos, supongo–, pero la cosa no debió triunfar porque tiempo después lo pusieron a la venta.
Como imagino que el movimiento os ha conquistado y ya estáis cambiando las Converse y los vaqueros por botas de 20 ojales y pantalones de montar y abrazáis el steampunk, un último aviso: no os olvidéis de grabar un vídeo y contárselo al mundo, como hizo en su momento la amiga Elvira cuando se hizo darks.
Tarta de higos y aceite de oliva

Postrecito provenzal. / EL COMIDISTA
Las vacaciones: esa cosa que pasó hace siglos y que no volverá a suceder hasta dentro de varios siglos más. Suerte que nos queda su recuerdo, esa birria que no nos saca de la depresión pero que a veces nos despega por momentos de la sucia y fría realidad septembrera. Para suscitarlo de manera eficaz, creo que no hay mejor manera que cocinar platos que hayas aprendido en verano, cuando eras libre y feliz cual pajarillo pendón.
Uno de mis mejores descubrimientos estivales fue la tarta de higos de mi amiga . Es el tipo de postre que me encanta: un poco bizcochero pero jugoso, con mucha fruta y nada empalagoso. Lo puedes tomar a cualquier hora del día, y su combinación de ingredientes es muy mediterránea -ergo sana- al llevar higos, aceite de oliva y romero. Para elaborarlo no hay que ser maestro pastelero; eso sí, hay que darse prisa porque la temporada de los higos pasa rápido y dentro de nada será una tarta inviable. Ah, y la receta está adaptada del blog Lemons and Anchovies, que a su vez la adaptó del libro At home in Provence de Patricia Wells.
Dificultad
Para higos chumbos.
Ingredientes
300 g de higos frescos
2 huevos grandes a temperatura ambiente
200 g de harina
3/4 de cucharadita de levadura química (tipo Royal)
130 g de azúcar
120 ml de aceite de oliva
80 ml de leche entera
1/2 cucharadita de extracto de vainilla
1/2 cucharadita de romero picado
1 limón
Mantequilla y harina para el molde
Sal
Preparación
1. Precalentar el horno a 180º.
2. Untar con mantequilla un molde de unos 22 cm y enharinarlo.
3. Batir los huevos y el azúcar en un bol grande hasta que cojan un color amarillo pálido.
Tiempo aproximado: 3 minutos.
4. Añadir el aceite, la leche, el extracto de vainilla y mezclar.
5. Mezclar la harina, la levadura, el romero y una pizca de sal en otro bol. Rallar el limón y añadir la ralladura a la mezcla.
6. Incorporar esta mezcla a la anterior y juntar con suavidad con una cuchara de madera hasta conseguir una masa homogénea.
7. Dejar reposar.
Tiempo aproximado: 10 minutos.
8. Cortar los higos en cuartos sin pelarlos. Añadir unas 3/4 partes de los mismos a la masa.
9. Hornear.
Tiempo aproximado: 15 minutos.
10. Repartir el resto de los higos por encima de la tarta y volver a hornear hasta que la tarta coja un color dorado oscuro.
Tiempo aproximado: 30 minutos.
11. Comprobar si la tarta está hecha introduciendo una aguja gruesa o un cuchillo en el centro. Si sale limpio, está. Si no, hornear 5-10 minutos más. Sacar y enfriar sobre una rejilla unos 10 minutos. Desmoldar pasando antes un cuchillo por los bordes. Servir a temperatura ambiente.
September 22, 2013
¿Puede el hummus solucionar el conflicto de Oriente Próximo?
El hummus sea con vosotros. / MAKE HUMMUS NOT WAR
¿Sabías que "hummus" no se pronuncia ni umus ni humus, sino jumus, como con una especie de hache rascada? ¿Que esta crema de garbanzos con sésamo, ajo y limón tiene supuestas propiedades afrodisíacas capaces de competir con a la Viagra, según dicen sus fanses? ¿Que en la Biblia ya hablaron del hummus... como método para ligar? Estas y otras muchas cosas sobre el plato de Oriente Próximo más popular del planeta se aprenden viendo Make hummus not war, un documental que se proyecta en el ciclo Culinary Zinema del Festival de San Sebastián. Sin embargo, la película es mucho más que un anecdotario sobre el hummus, porque indaga sobre un asunto aún más apasionante: cómo esta comida podría ayudar a entenderse a israelíes, palestinos y libaneses.
Los tres pueblos llevan años peleándose por la paternidad del hummus (entre otras muchas cosas, desgraciadamente). La guerra comenzó cuando Israel empezó a exportarlo como si fuera un invento nacional propio. Entonces Líbano decidió demandar a sus vecinos por ello ante la justicia internacional. No se oponían a que el plato se denominara como una “especialidad de Oriente Próximo”, pero calificaban de “increíble” que Israel se arrogara la invención del mismo. Israel batió el récord Guinness del plato más grande de hummus como acto de reafirmación. Líbano contratacó haciendo uno aún más grande (cinco toneladas), iniciando una guerra que deja el conflicto entre Villarriba y Villabajo en una riña de patio de colegio. Terceros en discordia, los palestinos, que reclaman hacer “el mejor hummus del mundo” y presentan esta supuesta virtud como prueba de paternidad irrefutable.
El garbancero conflicto llamó la atención de , cineasta australiano que mantiene una relación particular con el hummus. De joven, se enamoró de una chica judía en Australia con la que descubrió el plato, cuando ella se fue a Israel, no paraba de tomarlo como remedio para el mal de amores. Así se convirtió en un “trágico del hummus”, papel en el que se reafirmó tras tener una segunda relación fallida con una siria también adicta a dicha crema.
El filme de Graham revela que el origen del hummus es tan difuso como el de casi todos los platos tradicionales del mundo. Según descubrió el periodista y escritor israelí Meir Shalev, en el libro de Ruth de la Biblia se habla de un humitz que podría ser el antepasado del hummus actual, y que la susodicha utilizaba como arma de seducción. Una de las máximas autoridades en gastronomía de Oriente Próximo, la judía egipcia afincada en Londres Claudia Roden (autora de El libro de la cocina judía, de donde saqué esta receta), lo confirma, pero añade un punto importante: “No creo que en la Biblia tuvieran una receta con tahina, limón y ajo”. Roden apunta a un posible origen sirio, pero lo que está claro es que el hummus existía mucho antes de que todos las naciones que reclaman su paternidad existieran como estados: antes de la Segunda Guerra Mundial, todos formaban parte del Imperio Otomano. Según explica Roden, los judíos que emigraron a Israel de los países del Este querían olvidar su comida, que identificaban con la persecución, y reconectarse con sus raíces bíblicas. Por eso lo adoptaron como propio.

Posible crítica gastronómica del hummus en la última cena / MAKE HUMMUS NOT WAR
Ahora bien, ¿por qué es tan importante esta cuestión en la actualidad? ¿Qué significa el hummus en cada uno de los tres países? En Líbano, es un plato tan omnipresente que los camareros casi ni te preguntan si lo quieres: dan por hecho que lo vas a tomar, según cuenta el ministro de Turismo del país. Para los palestinos, el hummus es una parte crucial de su cultura, su historia y su identidad, según cuenta la activista Hanan Asrawi. “No es simplemente una comida. Nos han quitado todo lo demás, y no queremos que también nos confisquen nuestra gastronomía”. En una familia de Israel, una chica dice que comer hummus en una cita es “sexy”, mientras que su madre explica que es “comida de pobres, barata y verdadera”. “Conectada con la tierra porque crece allí, como nosotros estamos conectados con la tierra, con el estado de Israel y con nuestro judaísmo”.
Make hummus not war demuestra las profundas implicaciones culturales que pueden tener unos humildes garbanzos machacados. Lurri Levi, hijo de expulsados de Irak explica que el hummus se come cogiéndolo del plato con el pan de pita y compartiéndolo con los demás comensales. “Es como una ceremonia, que significa que comemos juntos, estamos juntos, formamos parte de un grupo y estamos conectados. Es como Facebook”. En Israel hay diferentes variantes del hummus dependiendo de las zonas del país de donde vengan. Más o menos especiados. Más espesos o más ligeros, más o menos triturados. Es una comida tan popular que incluso ha creado un nuevo tipo de restaurante especializado, las hummuseras. Y que da pie a eternas discusiones sobre dónde se sirve el mejor –esto me suena a tortilla de patatas en España–, aunque echo en falta una teoría de la receta única del estilo "garbanzos con cosas no son hummus".
El autor de The Hummus Blog -bitácora cuyo lema es “Give chickpeas a chance”, dedicada a todo lo que ocurre alrededor de este plato- coincide en que el hummus es algo más que una comida. “Es una subcultura. Tienes chistes de hummus, arte de hummus... hay hasta un hummusexual”. Hablando de hummusexualidad, el documental no cita el momento relacionado con el hummus más cómico de la historia del cine: Bruno, el megapetardo periodista gay interpretado por Sacha Baron Cohen, confundiendo el hummus con Hamás y preguntando a un político israelí y a otro palestino “por qué tanto lío con esto si el problema es el pan de pita”.
Por si fuera poco, el hummus es además un gran negocio, por lo que su identificación con un país u otro tiene importantes repercusiones económicas. En 1995, en Estados Unidos la industria del hummus movía unos cinco millones de dólares. Hoy, las ventas anuales alcanzan los 4.000 millones. Por ahora, dos empresas israelíes se llevan el gato el agua, al controlar dos terceras partes del mercado. Y la americanización ha generado extraños como el hummus con chimichurri o con rábano picante nunca vistos en Oriente Próximo. A destacar como categorías diferenciadas: hummus con garbanzos encima, hummus con garbanzos debajo. Como decía Alejandro Sanz, no es lo mismo. Además, comprar una marca u otra puede ser un acto incluso político, ya que algunas apoyan el apartheid contra Israel. Esto ha hecho que diversos grupos de activistas se monten flashmobs informativas en algunos supermercados a ritmo de Lady Gaga.
La pregunta del millón es quién hace el mejor hummus. El que más gusta al director está hecho por palestinos en los territorios ocupados por Israel: lo hacen en un tugurio en Jerusalén sin batidora, con mortero. Además de ajo le ponen un pimiento verde picante al que el director llama “jalapeño” (¿¿¿???). En otra escena de la película, un tendero israelí cuenta una anécdota reveladora: Ehud Barak, ministro de Defensa israelí y, según dice, hummusólico convencido, viajó una hora en coche hasta Acco, en la Palestina ocupada. El camarero le preguntó: “¿Qué hay en este hummus, diamantes?”. Barak contestó: “No, los árabes tienen el hummus de verdad”.
Haga quien haga el mejor hummus, algo tan subjetivo como rebatible, si algo deja claro la película es que israelíes, palestinos y libaneses comen muy parecido (o al menos sus diferencias son prácticamente imperceptibles para el que lo ve desde de fuera). Es decir, que no son tan diferentes. El hummus es un alimento común que, olvidando inquinas históricas, debería unirles más que separarles, y eso es algo en lo que gran parte de los testimonios entrevistados en el documental están de acuerdo. Incluso hay quien propone "sentarse juntos a la mesa a disfrutar de un buen plato" como solución al conflicto.
“El hummus y los garbanzos son un símbolo de nuestra común humanidad, de nuestra necesidad básica de comer y disfrutar de la vida”, resume el director Trevor Graham. “Quería que esta película tuviera ese mensaje, que tenemos más cosas en común que las que nos dividen”. La historia particular de Trevor de "sexo, amor, hummus y lujuria" termina en brazos de Rose, una portuguesa que adora este plato con la que ha tenido una hija, Angelita. Esperemos que la de israelíes, palestinos y libaneses tenga un final igual de feliz.
'Make hummus not war' se estrena mañana en el ciclo Culinary Zinema del Festival de San Sebastián. También se proyectará en el festival Film&Cook.
September 19, 2013
'Hit parade': 10 crímenes contra la paella
El Comidista inicia hoy una serie de entradas con listas gastronómicas al margen de lo convencional. Se llamarán 'Hit parade', y se publicarán un viernes de cada mes alternando con el consultorio 'Aló, Comidista' y los planes para el fin de semana.
Pregunta a un extranjero por un plato español, y te responderá 10 de cada 9 veces "paela". No hay especialidad más popular en el mundo entero que arroz típico valenciano. Ni más vejada: no sólo es sorprendentemente difícil comer una buena en España, sino que su nombre se utiliza para vender auténticos engendros cuarteleros a turistas y locales. Contra la paella se cometen constantes tropelías, y muchas de ellas son tan delirantes que resultan cómicas. Por eso las he elegido como tema para estrenar esta sección de hit parades.
En la elaboración de la lista he contado con unos colaboradores de excepción: los miembros de la Comunidad de la Paella, un colectivo que trata de difundir el conocimiento sobre este clásico reivindicando los restaurantes donde lo preparan bien y desenmascarando a los que lo hacen mal. Con la etiqueta #paellafails recopilan grandes desastres paelleros a través de Twitter y Facebook. Éstos son los mejores.
10. Paella 'crisis alimentaria'
Por mucho que Jamie Oliver se empeñe, la paella valenciana no lleva chorizo. Ni guisantes. Ni tres kilos de chistorra. Sin embargo, este "arroz con cosas a la pirámide alimentaria”, como lo define el creador de la Comunidad de la Paella Guillermo Navarro, se salta a la torera la tradición incorporando toda clase de ingredientes a porrillo. "Debe ser un envío solidario: nutre a una familia en Chad durante 5 años".
9. Paella con huevo
Paella, arroz a la cubana, huevos a la flamenca valencianos... ¡qué más da! Todo vale en el mundo del mestizaje. Además, cualquier plato está güeno si le cascas un huevo encima y le plantas cuatro lonchas de Navidul. "Suponemos que el chef es un auténtico fan de la cocina española: sus
amigos le pidieron solo un plato pero le fue imposible disociar los
huevos con jamón de una buena paella", sugiere Guillermo Navarro.
8. Sushi-paella
"O cuando la cocina fusión se te va de las manos", explica Guillermo Navarro. ¿Realmente era necesario japonizar la paella? ¿Y sobre todo, hacerlo creando esta especie de mocordos de arroz amarillo con espumarajos por encima? Yo creo que no.
7. Paella removida
Regla número uno del cocinado de una paella: el arroz no se remueve. ¿Por qué? Porque no queremos que suelte el almidón y se nos convierta en engrudo para juntar ladrillos. Algo que no parece tener en cuenta este cocinero que, "una de dos, o no ha hecho una paella en su vida o piensa que está haciendo alioli", según afirma otro miembro de la Comunidad, José Maza.
6. Paella 'pollo con arroz basmati'
-Ey, chicos, vamos a hacer una paella.
-Pero si sólo tenemos arroz indio.
-Da igual. Matamos 24 pollos, los ponemos por encima y así cuela.
"Es lo que pasa cuando te pasas por el forro la receta de la paella", comenta Maza. "Que tenemos una nueva especie en peligro de extinción".
5. 'Paella tartare'
"Aberraciones paelleras han existido siempre, pero nadie las había nombrado tan exquisitamente", ironiza Maza ante esta monumental cursilada.
4. Arroz con cosas
¿Qué son esas pelotillas marrones? ¿De dónde salen esas hojillas? ¿Es necesaria una patata frita encima de la paella? ¿Es legal ponerle un tomate cherry encima? "El Omeprazol no combate este atentado contra la salud pública", sentencia Maza.
3. Paella sincronizada
"Homenaje arrocístico a la natación sincronizada", describe Guillermo Navarro. "Ojo a la coreografía del pollo, del pimiento y del melón. Todo bien coordinado. Si Gemma Mengual pasa por allí, tampoco se escapa". No tengo nada más que añadir.
2. Paella circo
"¿Qué hacer con el arroz que sobró ayer? En Stuttgart lo tienen claro", informa Navarro. Estas deliciosas paellacroquetten alemanas seguro que están para chuparse los dedos. O para usarlas en la kale borroka. Y sí, yo también prefiero no saber qué será el "manchego a la marinera".
1. Paella de postre
Mi paellafail favorito de todos los tiempos incluye un ingrediente muy típico de los arroces secos españoles: la sandía. "Es una aportación extra-ordinaria", reconocen en la Comunidad. "¡Viva la comodidad de servir el plato principal y el postre a la vez!".
September 18, 2013
Receta de fin de mes: ensalada de col, manzana, pollo y gorgonzola
Que la col es aburrida. JA. / EL COMIDISTA
Septiembre se me está haciendo más largo que a una hormiga la subida a las Torres Petronas (y, como el animalito en cuestión, tampoco tengo claro que vaya a llegar vivo al final). Pero una receta buena, bonita y barata –sale aproximadamente por un euro cada ración, como todas las de esta sección– siempre sube los ánimos, y aprovechando que el verano está en modo ojos del Guadiana pero aún quedan días de calor, este fin de mes lo celebraremos con una ensalada.
Las ensaladas de col son muy comunes en la gastronomía estadounidense, y en principio pueden ser un plato saciante por su contenido en fibra, ligero (la col tiene entre 10 y 25 calorías por 100 gramos, dependiendo del tipo) y refrescante. Eso sí, para convertirla en una pastuflis atascaarterias solo hay que cometer el delito de ponerle un kilo de mayonesaza de bote, atentado que me temo se practica con alegría –y sin pena de cárcel, desgraciadamente– por doquier. Para darle un punto ácido hemos cambiado la zanahoria por manzana, para completarla hemos puesto un poco de pollo (es perfecta para reciclar la típica pechuga securria que no se come nadie) y, por pura lujuria y porque estábamos dentro del presupuesto, un poco de queso gorgonzola. Una cucharadita de azúcar en la salsa nos acercará más a la clásica coleslaw, pero a mí me gusta el punto ácido del yogur y el limón.
Dificultad
Para muñecas repollo.
Ingredientes
Para 4 personas
Una col china o repollo (unos 600-700 gramos, ya limpios)
2 manzanas (de tipos diferentes, para conseguir contraste de sabores)
Una cebolleta
2 contramuslos de pollo
50 gramos de pasas
60 gramos de queso gorgonzola (o roquefort o cualquier queso azul)
1 yogur
1 cucharada de mostaza
1 limón
3 cucharadas de aceite de oliva
Sal
Pimienta
Vinagre de vino
Preparación
1. Salpimentar y asar los contramuslos de pollo en una sartén o plancha hasta que estén hechos. Cuando estén tibios, separar la carne y deshilacharla. Reservar.
2. Lavar y secar la col (es importante que esté bien seca para que la ensalada no se quede como un aguachirle). Dependiendo de lo gruesa que sea, cortarla más o menos fina: un repollo puede ir en juliana, una col china pide un corte un poco más grueso para que no se desmorone. Pelar la cebolleta (reservando la parte verde, si se quiere) y cortar en tiras muy finitas que pondremos en agua con un buen chorro de vinagre. Cortar las manzanas en daditos con un buen cuchillo y mojarlas con un poco de zumo de limón.
3. Hacer una salsa mezclando el yogur, el aceite de oliva, el zumo de limón, la mostaza, sal y pimienta al gusto. Montar la ensalada mezclando con alegría la salsa con la col, la cebolla, la manzana, el pollo y las pasas, y poniendo el gorgonzola desmigado encima y, si todo el mundo tolera bien la cebolla cruda, la parte verde de la cebolleta cortada muy fina.
Producción: Mònica Escudero.
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