Mikel López Iturriaga's Blog, page 45
July 22, 2013
La absurda idea de los restaurantes temáticos

Para deportarlos a Israel. / SOLDATENKAFFE
Personas con ideas de bombero hay miles, pero algunas, como Henry Mulyan, merecen un lugar especial en el altar de la estulticia humana. Por motivos que escapan a la razón -o, bueno, simplemente por dinero- este señor pensó en 2011 que abrir un restaurante de temática nazi en Bandung (Indonesia) era una idea guay. Y allí que se lanzó: encontró un local, lo puso bien chulo decorándolo con esvásticas, carteles nazis, retratos gigantes de Hitler, recuerdos de la guerra y otras mierdas muestras de memorabilia fascista, y lo llamó SoldatenKaffe, en un precioso homenaje a las cantinas de los militronchos alemanes. Después disfrazó a los camareros de soldados y se puso a servir maravillas como "nachos alemanes", "curry wurst", "espaguetis marinara" y "nidos de pájaro".
Aparte del hecho de que haya sobrevivido dos años -ergo ha habido gente que ha comido allí y le ha parecido lo más normal del mundo-, lo más alucinante del caso es que no ha sido noticia hasta la semana pasada, después de que un periódico local en inglés hablara de su existencia y la indignación se extendiera en las redes sociales. Las autoridades se vieron obligadas a reaccionar y pedir explicaciones a Mulyan sobre "los motivos que le llevaron a abrir el restaurante", además de recordar la obviedad de que los emblemas nazis del local "son reconocidos internacionalmente como símbolos del racismo y la violencia".
Como si fuera un político español, el dueño del SoldatenKaffe ha culpado a los medios de manipulación en vez de asumir su responsabilidad. Mantiene que su restaurante no defiende ninguna idea política, que él no es pro nazi ni racista, y que simplemente quería atraer clientes nativos y turistas con los recuerditos hitlerianos. Por lo visto, lo de asumir que su local celebra el recuerdo de un régimen infame que exterminó a millones de personas no entra por ahora en sus prioridades. Yo le recomendaría expandir su negocio abriendo el Killing Fields Café, decorado con calaveras del genocidio de los jemeres rojos en Camboya, o el Idi Amin Tapas Bar, donde podría servir pinchitos de carne humana traída de Uganda.

La típica camiseta que vendes aunque no seas nazi. / SOLDATENKAFFE
Por razones de cercanía con la tragedia del Tercer Reich , es difícil imaginar la existencia de un lugar como el SoldatenKaffe en Europa. Es como si en España tuviéramos un restaurante temático del franquismo. Ah, perdón, que sí lo tenemos: está en Despeñaperros y se llama Casa Pepe. Bueno, pues como si existieran bares que rindieran homenaje a ETA. ¿Aunque no eran eso las herriko tabernak? En fin, mejor no establecer comparaciones tan cercanas, que de sensibilidad hacia las víctimas de barbaridades parece que por aquí no andamos muy sobrados.
Quizá el engendro de Bandung sea la manifestación más aberrante de un concepto ya de por sí bastante satánico: el de los restaurantes temáticos. Los ejemplos macabros no faltan por todo el mundo, desde el fallido Buns & Guns de Beirut, donde se servían sandwiches M16, hamburguesas-mortero y un "menú del terrorista" (vegetariano), hasta el Eternity de Truskavets (Ucrania), con forma de ataúd gigante y dedicado a la muerte, pasando por los más claros antecedentes del SoldatenKaffe, el Hitler's Cross de Bombay y el Adolf Hitler Techno Bar & Cocktail Show en Busan (Corea del Sur). Otros no menos imposibles se tiran a lo escatológico o a lo sexual, como los restaurantes-retrete Modern Toilet de Taiwán, o el Cabbage & Condoms de Pattaya (Tailandia), único establecimiento gastronómico del mundo centrado en la anticoncepción.

Ya sé lo que quiero para Navidad. / CABBAGES & CONDOMS
Por extremos y definitivamente casposos, algunos de ellos pueden tener su gracia: no me atrevería a jurar que si paso por Fargo, Dakota del Norte, no iría a visitar el Space Aliens Grill Bar. Sin embargo, la inmensa mayoría de los restaurantes temáticos son lugares tristes, de perdedores, en los que sabes que vas a hacer el primo comiendo mal y pagando una pasta por ver cuatro monigotes colgados de las paredes. Por causas que se me escapan, en España molan los eróticos, los medievales y los de terror: cada veo anunciados sitios del estilo El Castillo de las Tinieblas o El Templo del Placer, me pregunto de dónde surge esa necesidad de cenar en una cutrez de cartón piedra en vez de hacerlo en un restaurante normal y después irte a ver una peli de miedo o una porno.
Supongo que podemos culpar de la existencia de los theme restaurants a los estadounidenses, inventores del concepto con los tiki bars en los años treinta y máximos exportadores desde los setenta a los noventa a través de cadenas como Planet Hollywood o Hard Rock Cafe. Para mí esta última resume a la perfección la maldad intrínseca de todo restaurante temático: su capacidad para juntar dos cosas potencialmente placenteras -en este caso, la comida y el rock- para producir con ellas una experiencia infernal. He estado un par de veces en las sucursales de Madrid y Barcelona, y ahora mismo no se me ocurre peor suplicio que comer una hamburguesa con los grandes éxitos de Aerosmith, Extreme y Santana sonando a todo volumen. Bueno, sí, comerla con los de los Phil Collins.

Nuestra especialidad era el agua mineral. / MODELINIA
La buena noticia es que los grandes restaurantes temáticos entraron en declive con el cambio de siglo. Al menos en Occidente, porque en Asia su friquismo sigue gustando mucho. La tendencia a la baja pudo tener como precursor al Fashion Cafe, aquel despropósito de restaurante sobre la moda -como si la gente de la moda comiera- impulsado por Naomi Campbell, Claudia Schiffer y Elle McPherson que acabó como el rosario de la aurora. Dive!, el comedor-submarino de Steven Spielberg, no corrió mejor suerte, y Planet Hollywood ha quedado reducido a seis restaurantes en EEUU, uno en Londres y otro en Disneyland Paris.
Y es que superada la novedad, ningún ciudadano local en su sano juicio parece dispuesto a malgastar dinero en establecimientos en los que la comida es vulgar y el servicio arrabalero, por lo que sólo funcionan en lugares con gran afluencia de purria turística. Yo, desde luego, no los piso ni en el mayor de mis colocones, y a no ser que me abran una réplica exacta de la cantina de Mos Eisley debajo de casa, continuaré así hasta el final de mis días.
July 21, 2013
Lunes frescos: agua de mango, melón y lima

Se parece a la anterior, pero no es igual. / EL COMIDISTA
¿Por qué Diosito nos castiga con este calor? ¿Qué hemos hecho para merecer semejante torradera? ¿Tan malos fuimos en anteriores reencarnaciones que en vez de nacer en Islandia tuvimos que aparecer en este secarral? Éstas y otras preguntas se agolpan en mi mente, y supongo que en la vuestra, cada verano español que pasa. Ante tan infernal panorama, sólo nos queda una opción: beber. Y no, no me refiero a entregarse al alcohol, sino a hidratarse a saco con aguas frescas, polos y demás mandangas habituales en nuestros lunes frescos.
Si en la primera entrega la propuesta era un agua de piña y menta y en la segunda un polo de coco y cerezas, hoy volvemos al formato líquido con un agua de mango, melón y lima que crea más adicción que el glutamato monosódico y la metanfetamina juntos (si careces de sentido del humor, deja tu protesta contra esta supuesta apología de la droga en los comentarios).
Dificultad
Para personas que se han dado un golpe muy fuerte en la cabeza.
Ingredientes
Un mango maduro
3 rodajas de melón o medio melón cantalupo (aproximadamente medio kilo)
125 ml de zumo de lima (medio vaso)
3 cucharadas soperas rasas de azúcar integral de caña (o estevia o miel)
1 litro de agua fría
12 cubitos de hielo (aproximadamente)
Preparación
1. Pelar y cortar el mango, reservando un tercio del mismo cortado en dados pequeños. Quitar la corteza al melón y mezclar con el mango, el agua, el endulzante escogido y el zumo de lima y pasar todo por la batidora hasta que esté bien mezclado.
2. Pasar la mezcla resultante por un colador chino o normal –de malla metálica fina– para eliminar las fibras, con la ayuda de una cuchara. Servir con el hielo y unos trocitos de mango para decorar.
Producción: Mònica Escudero.
July 18, 2013
Aló, Comidista: "¿Por qué la comida de las estaciones tiene tan mala fama?"
Aló, Comidista es un consultorio en el que vale todo: dudas culinarias, enigmas gastronómicos, cuestiones personales o problemas psicológicos y metafísicos. Su próxima edición se publicará en septiembre, pero podéis seguir mandando vuestras cuitas a elcomidista[arroba]gmail.com para que os responda el curso que viene.
Leonardo: Mi madre hacía unas galletas de nata impresionantes, amasando a mano con 1/2 litro de nata, igual cantidad de azúcar, ralladura de limón, levadura, tres yemas, canela,1 kilo de harina (o hasta hacer masa) y sal. Mi problema es que, si añado poca harina, la masa es inmanejable y se pega más que un alien en celo. Y si añado mucha hasta obtener una masa que se puede cortar, las galletas quedan buenas de sabor, pero duras y crujientes en lugar de blanditas. ¿Alguna sugerencia?
Querido Leonardo, lo primero que debes tener es paciencia con la masa: en vez de añadirle tres toneladas de harina porque se te pegotea en los dedos, no seas histérica, trabájala y deja que pase un poco de tiempo. Verás cómo se vuelve más manejable en cuanto el gluten vaya haciendo su trabajo. Controla también la temperatura del horno y el tiempo de cocción: unos grados o unos minutos de más pueden marcar la diferencia entre una galleta blandita y un canto rodado del río de tu pueblo.
Almudena: El otro día vi un 'tweet' en el que decías que te habías comido en Atocha un bocadillo malísimo. Da la casualidad que yo trabajo en el departamento de Marketing de una de las empresas de restauración que operan los locales en la estación. Como no dijiste el nombre del local (no sé si lo recordarás) me gustaría saberlo para saber si es el mío (ojalá que no, porque le ponemos muchas ganas e intentamos cuidar el producto lo máximo posible). Me gustaría que me contases un poco más de tu experiencia en general. En la restauración en ruta tenemos muy mala fama y siempre es genial oír la opinión de un experto para poder mejorar.
Querida Almudena, esto es como un sueño para mí: poder decirle a algún responsable de los bares de Atocha lo que pienso de su comida. Seré claro y conciso. La comida de la estación de Madrid me parece abominable, al menos la de los establecimientos en los que he estado. Cutre, cara para lo mala que es, elaborada con una materia prima tirando a vulgar y cocinada con el mismo cariño que dedican los carceleros de Guantánamo al rancho de los presos de Al-Qaeda. Claro que esto no es patrimonio exclusivo de Atocha, sino que ocurre en Sants en Barcelona, en otras estaciones de tren y en casi todos los recintos ligados al transporte. Imagino que la penosa relación calidad-precio se debe a los pastones de alquiler que pagan los locales por el privilegio de ocupar un sitio con tanto tránsito de gente. Y a que no hay ningún interés en fidelizar a la clientela por estar garantizada. Y a que todo está en manos de cadenas que facturan comida como quien vende forraje. Pero pienso que un sitio con una comida un poco más cuidada arrasaría. No hablo de ponerse a hacer cocina de vanguardia, sino de fijarse en los detalles: un pan de verdad para los bocadillos, unos embutidos y unos quesos dignos de proveedores locales, unas ensaladas frescas e imaginativas en las que no haya sitio para la lechuga iceberg y el tomate de porexpán, una bollería no industrial o unas tapas como Dios manda, de esas que se servían antes en los buenos bares de carretera.
Eva: Este fin de semana he estado disfrutando de las maravillosas playas de Menorca y de su caldereta de langosta, pero casi se me atragantó cuando vi en un restaurante de Ciutadella este precioso ejemplar de hamburguesa-cangrejo.
Querida Eva, enhorabuena, has descubierto la auténtica Cangreburger de Bob Esponja, tal como la sirven en el Crustáceo Crujiente.
Marcos: Como buen catalán afincado en la capital del reino me
veo en la necesidad de deleitar a mi pareja, sus familiares y amigos
con manjares de mi tierra, uno de estos que preparo con mayor frecuencia
es la escalibada, la cual hago con pimientos, berenjena, cebolla y
tomate asados. Tengo dos dudas. La primera: ¿cómo consigo que me queden
los pimientos más dulces, hay alguna manera de conseguirlo o es el
producto que me venden en mi barrio que es así de chungo? La otra es que
después de asar los susodichos productos en la bandeja me queda una
mezcla de líquidos aromatizados los cuales desecho ya que no se como
aprovecharlos. ¿Hay alguna receta para la que pueda usar este liquidillo
con sabor a escalibada?
Querido Marcos, los pimientos para escalibar deben estar bien
maduros, porque así su dulzura aumenta. Es difícil saber si lo están
cuando los ves en la tienda, pero una manera de aproximarse es
comprarlos en su temporada: el verano. Tirar el jugo de la escalibada es
un crimen: puedes utilizarlo para sopas o cremas o, mejor aún,
reducirlo al fuego para que espese y elaborar con él una salsa con la
que puedes aliñar cualquier verdura o incluso una ensalada. Mézclalo con
aceite de oliva, vinagre, sal y pimenta y prúebalo con unas patatas
asadas, anchoas y aceitunas, por ejemplo.
Lulú: Te escribo desde el sur de México (Chiapas). Me encanta la comida pero vivo sola y trabajo todo el día (#fuck). Últimamente he vivido de verduras hervidas y arroz tipo frito pero me gustaría saber si tienes alguna receta/blog de recetas/ideas/o lo que sea para variar más la comida vegetariana de oficina y que no sean tan complicadas porque entre semana no tengo mucho tiempo para cocinar. Por cierto, estoy enamorada de ti :)
Querida Lulú, pues mira, justo acabo de lanzar un blog hace tres años que se llama El Comidista, y en el que hay un montón de recetas vegetarianas y otras tantas para tupper fácilmente vegetarianizables. Ah, y me parece muy halagador que estés enamorada de mí, pero creo que deberías poner tus aspiraciones sentimentales en algún chico que te pueda satisfacer en todos los sentidos.
Mikel López Iturriaga, confesándoselo todo a Lulú.
Gonzalo: ¿No es cierto que los tomates (pero también las patatas, pimientos, etcétera) tienen una sustancia tóxica que hace que nos acaben doliendo las articulaciones al cabo de los años?
Querido Gonzalo, es verdad. Los tomates, los pimientos, las patatas, los calabacines y todas las verduras están cargados de sustancias tóxicas que producen dolor en las articulaciones, calvicie, mala circulación, impotencia, esterilidad, pérdidas de orina y cáncer. Y no sólo las verduras, también los cereales, las frutas, las carnes y los pescados. De hecho, la mejor fórmula para no no ponerse enfermo, gozar de una salud de hierro y que nada te pueda afectar es dejar de comer. Pruébalo durante un mes y ya verás qué bien te sientes.
Luisa: ¿Cómo sabemos que no eres tú el que escribe, con un pseudónimo, algunos de esos comentarios incendiarios de tu blog? Perdona que sospeche, pero es que a veces no me puedo creer que la gente escriba lo que escribe.
Querida Luisa, nunca he tenido la necesidad de animar el cotarro en mi blog. Por suerte, algo que no me ha faltado jamás han sido exaltados, trolls y tarados en general soltando majaderías en los comentarios. Mis favoritos son los conspiranoicos, que destapan las motivaciones más retorcidas para lo que escribo; los hombres-denuncia, según los cuales recibo más sobornos que un concejal de urbanismo, y los indignados de colectivo, a los que siempre ofenden las mayores estupideces. Aunque pueden acabar resultando cansinos, en el fondo les debo estar agradecido porque me quitan el trabajo de crear polémica. Ya que estamos, te regalo la última joya que recibí ayer mismo en la receta de las zanahorias morunas.
Amparo: ¿En el pudin la leche puede ser semi y la nata como puede ser de cocinar de montar o líquida?
Querida Amparo, ¿tas fumao un porro? Porque en esto que me cuentas no se entiende ni papa. Mira que os he dicho mil veces que no escribáis colocadas al consultorio, pero oye, que si quieres arroz Catalina. Tras un rato descifrando tus palabras, deduzco que quieres saber si hay una forma de aligerar un pudin poniéndole leche semidesnatada y nata con un 18% de materia grasa. La respuesta es sí, pero te saldrá un postre menos cremoso y no tan agradable al paladar. Así que cuando vayas a la nevera toa ciega después de haberte fumado ocho petas y te zampes el pudin entero, engordarás menos, pero también te dará menos gustirrinín.
Clásicos de los noventa.
Ivan: ¿Cómo puedo hacer un buen crujiente de verduras al horno? Quiero hacer sobre todo uno de zanahoria, con poco o sin ningún aceite, y no consigo pillarle el punto: o se me quedan blanditas, o se me carbonizan. Las corto con una mandolina que tengo, para que sean todas iguales, y he probado con el horno a varias temperaturas, mayor y menor tiempo, cubiertas con papel de horno y sin cubrirlas.
Querido Ivan, debes usar zanahorias grandes, cortarles los extremos y hacer láminas con la mandolina lo más parecidas en longitud y grosor que puedas. Así evitarás que unas partes se queden blandas y otras quemadas. Por mucha manía que le tengas al aceite, conviene untarlas en un bol con
un poco de esta grasa, salarlas y después extenderlas sobre una bandeja
cubierta de papel de horno. Si tienes dos bandejas, intercambia las posiciones a mitad del horneado; si sólo tienes una, gírala, porque el horno siempre tiene puntos de más calor que otros. Y sobre todo, vigila: el secreto está en sacarlas en el minuto justo que transcurre entre el crujiente y el churrumado. Si no te salen, hay un cacharrito para hacer chips al microondas, lo que pasa es que a) hay que tener microondas, y b) salen muy pocas cada vez.
María: Desde hace ya casi dos meses, mi abuela está muy jodida y se alimenta solo a base de potitos para adultos y papillas de esas de bote. Dentro de un mes es su cumple. Si llega, cumplirá los 93, y me gustaría hacerle algo un poco especial. Ella siempre ha sido muy de milhojas de crema. He pensado en hacerle sencillamente crema pastelera o unas buenas natillas, pero se perdería el sabor del hojaldre, claro. ¿Se te ocurre alguna forma de incorporarlo de forma que siga siendo una crema? ¿Quizás pasarlo todo por la batidora a saco y ver qué sale?
Querida María, habla muy bien de ti que quieras tener este detalle con tu abuela, que seguro agradece reencontrarse con uno de sus sabores favoritos y lo interpreta como una prueba de amor por tu parte. Te diré lo que yo haría: cogería el milhojas, lo desharía en trozos, lo bañaría en una mezcla de leche, nata, huevo y azúcar, y lo cocería en el horno como si fuera un pastel de bollos. Y se lo daría bien aplastado con un tenedor. Sí, es una bomba calórica, pero imagino que a su edad no estará haciendo la operación bikini.
Mònica: El otro día estaba comprando en horario after hours en
una frutería china bastante apañada que hay cerca de casa cuando
descubrí una nueva variedad de tomate. Me dio la sensación de que debía
compartirla contigo, y te adjunto la foto. ¿Qué te parece? ¿Te apetece
un chirry, o qué?
Querida Mònica, gracias por enviarme este hallazgo. Quién sabe, quizás son unas bolas chinas vegetales...
Rubén: Soy adicto a sofreír cebolla. Para mi es hipnótico. Pero tengo una duda: algunos cocineros recomiendan ir echando agua al sofrito mientras se cocina, porque eso favorece la caramelización y reduce el tiempo de cocción. Mi suegra dice que si haces eso la cebolla te queda hervida y no sofrita ¿Tú qué dices? ¿Y tu suegra?
Querido Rubén, yo te digo que esa práctica acelera el pochado de la cebolla porque permite usar un fuego más potente, y que es muy útil cuando no tienes demasiado tiempo. Ahora bien, no sé si el resultado es exactamente el mismo: alguna vez que la he utilizado me ha parecido que el sabor de la cebolla perdía un poco de relieve y no era tan intenso como en una caramelización sin agua. En cuanto a la opinión de mi suegra, últimamente está muy remolona a la hora de contactar conmigo via ouija, pero voy a insistirle a ver si se manifiesta y ya te cuento.
Carmen: Mi mejor amigo tiene una pintoresca manera de descongelar la comida a última hora: la pone sobre el aparato de aire acondicionado en el deslunado de su casa y al sol. Teniendo en cuenta que su deslunado es lo más parecido que he visto en mi vida a un palomar sé que voy a morir joven, y cada vez que me dice que va a sacar longanizas del congelador se me pone el vello de punta. El tío dice que no le gusta descongelar en microondas, que da cáncer. Te agradecería que le ilustraras con algún truquillo SALUBRE para descongelar sin utilizar el microondas. Es un fiel seguidor tuyo y sé que a ti te hará caso, por favor no me abandones.
Querida Carmen, ¿qué es un deslunado? ¿Dónde vivís, en una estación espacial? En fin, creo que prefiero no saberlo. Dile a tu amigo que me parece muy coherente por su parte no querer descongelar en el microondas porque les ha oído a las vecinas la chorrada acientífica de que da cáncer y, sin embargo, poner alegremente la comida a chorrear en un lugar lleno de porquería, a ver si con un poco de suerte se contamina con alguna bacteria mortífera. Lo mejor es descongelar lento, pero en caso de urgencia, poner la comida sobre un recipiente metálico de base gruesa: es un buen transmisor de calor y acelerará el proceso. Y recomiéndale que congele los alimentos en trozos pequeños, si es que le da el cerebro para acordarse de hacerlo.
Tomé: En mi pueblo, que es Alcázar de San Juan, existe auténtica devoción por lo que aquí llamamos 'ensalá de limón'. Básicamente consiste en limón y aceite a partes más o menos iguales, cebolla picada, cominos machacados, una pizca de sal y algunos cubitos de hielo o agua fría, todo ello en una lebrilla en la que se mojan sopas de pan. A veces se acompaña con tocino de veta salado o incluso bacalao desmigado sin desalar. El asunto es que, aunque la mancheguidad dice que hay que remojarlo con vino blanco, como que el limón hace bastante difícil eso que ahora llaman maridaje. ¿Puedes sugerirnos alguna bebida para acompañar que no sea agua del Acuífero 23?
Querido Tomé, entre el deslunado, la lebrilla y el Acuífero 23 ese, que me suena un poco al Área 51 de los ovnis, no sé si me estáis empezando a escribir desde la España más profunda o desde la dimensión desconocida. Yo maridaría esta ensalá, que por cierto suena fenomenal, con un blanco seco y con alto grado de acidez. O mejor aún, con cerveza artesana intensa, una bebida que funciona muy bien frente a sabores tan agresivos.
Lucy in The Sky: Por supuesto que he tenido fantasías con bomberos cachas y sus mangueras apagándome el fuego, pero lo que de verdad me pone burrota es el rollo chef. No creo que haya nada más excitante que un hombre entregado a los fogones, macerando, salpimentando, cortando en juliana, dorando, hundiendo las manos en los alimentos... Es que sólo de pensarlo ya mojo braga. De verdad que me gustaría muchísimo tener un amante chef. ¿Sabrías decirme por qué parte de Barcelona paran esos señores? ¿Dónde suelen ir a tomar una copa, a tomar café, para dejarme caer por allí? O mejor aún... ¿Podrías pasarme el teléfono de alguno que creas que pudiera estar interesado?
Querida Lucy in The Sky, por tu mail deduzco que eres una chica muy fina y elegante. Esto que me pides es justo lo que más me apetece: ejercer de mamporrero para que un chef te cubra. No tengo ni idea de por dónde salen a ligar los cocineros en Barcelona, porque no cuento con demasiadas amistades en el gremio. Lo más que te puedo recomendar es que te ligues al primer palurdo con el que te cruces en el bar de tu barrio, le disfraces de cocinero y te lo chusques en la encimera entre sartenes y cazuelas, a ver si así se te calma el gastrofuror uterino.
Lucy, mojando braga desde 1997.
Natanael: Somos un grupo de cuatro compañeros de trabajo que comemos de tupper a diario en el trabajo. En la comida de hoy nos ha surgido una duda respecto a la pasta (y no es la cocción). Una compañera (un poco nazi) insiste en que no todos los tipos de pasta son válidos para todos los tipos de salsa, mientras que al resto nos parece razonable comer la pasta y la salsa al gusto del cocinero. Por favor, necesitamos tu consejo (y que no le des la razón a ella, que parece que la tiene).
Querido Natanael, me complace anunciarte que tu compañera nazi tiene algo de razón. Hay tipos de pasta que recogen mejor unas salsas que otras, por una simple cuestión de forma. En general, la pasta corta (macarrones, penne, fusili) va mejor con las que tienen tropiezos más o menos grandes, porque éstos se comen con más facilidad junto a ella, mientras que a la larga (espaguetis, tagliatelle y demás) le convienen las que van más trituradas, como el pesto o la boloñesa. Ahora bien, tampoco es una norma estricta: hay un montón de recetas clásicas que la contradicen y que están buenísimas.
Ander: ¿Has probado el pan de vagina recién hecho? ¡Qué pintaza!
La Mesa Málaga: Creo que esta tarta puede estar en tu ranking de dulces poco apetecibles. ¿Cómo lo ves?
Queridos Ander y La Mesa Málaga, gracias por elevar el nivel de este Aló, y también por atragantarle el desayuno a todo aquel que esté viendo esta entrada de buena mañana. No tengo palabras para estos dos fistros vaginales que me mandáis. Bueno sí: la persona que decidió poner unas fresitas en la partotarta tiene un problema. Grave.
July 17, 2013
Consejos prácticos para una barbacoa antichorizos
Contra la chorizada. / #ACAMPADASOL
¿Puede una barbacoa derribar un gobierno? No parece probable, salvo que hablemos de obligar al Ejecutivo a escuchar la canción homónima de Georgie Dann durante 24 horas seguidas. Sin embargo, sí puede servir como acto simbólico de protesta contra los que mandan, sobre todo si lo que ponemos en la parrilla son chorizos. Así lo han entendido los convocantes de la llamada #BarbacoaDestituyente, una serie de manifestaciones frente a las sedes del PP de toda España que se celebrarán esta tarde para pedir la dimisión de Rajoy & Co. por el escándalo Bárcenas.
Hay quien aplaude la iniciativa por diferente, festiva y humorística, en una época en la que si no nos tomamos un poco a risa las cosas nos tiramos directamente a las vías del metro. También hay quien la critica por frívola, reclamando acciones políticas más serias, o quien la rechaza por pensar que supone un acoso injustificado a un partido. Pero en este blog lo que nos preocupa es la ejecución técnica de la choricer barbequiu, porque siempre hemos pensado que la revolución no debería estar reñida con el buen comer. Para que vuestras viandas parrilleras os sepan a sobresueldo de 50.000 euros, no tenéis más que seguir estos consejos prácticos.
MONTAJE
Organizarse bien es igual de importante en una acción revolucionaria que en una barbacoa: tener 200 silbatos y ninguna pancarta es tan terrible como que todo el mundo traiga carne y nadie carbón. Las redes sociales –los eventos de Facebook, por ejemplo– son una buena manera de distribuir tareas a gran escala, para que después cada grupo se organice de manera interna. Por ejemplo, los activistas de la PAH pueden aportar sillas, mesas y menaje; los de Escuela Pública de Todos para Todos, los libros de cocina, sus compañeros de Sanidad, los antiácidos (todo el mundo sabe que los chorizos son complicados de digerir), y así. Lo que nosotros –y seguramente todos los citados anteriormente– esperamos es que no aparezca un sector del funcionariado dispuesto a repartir leña.
EQUIPAMIENTO
En este tipo de eventos nunca se sabe si te va a tocar salir corriendo, así que mejor dejar los platos de Sagardelos, la cubertería de la abuela y las copas Riedel para otra ocasión. Aunque en El Comidista siempre abogamos por lo sostenible y lo que no genera residuos, igual hoy sí es el día para llevar menaje de un solo uso (si no te desalojan antes y tienes que abandonarlo a su suerte, tíralo en el contenedor que toca para minimizar daños). Atar unos cordeles a las puntas del mantel puede ayudar a improvisar un hatillo en cuestión de segundos en plan mantero y llevarse el contenido del mismo a casa para desayunar, que no está la cosa para ir tirando comida por el camino.
ELECCIÓN DEL CHORIZO
Con la intención de reactivar la economía nacional, es importante que los chorizos que se utilicen sean 100% españoles, a poder ser de tu región. Además, teniendo tan buen material local, para qué ponerse exóticos con criollos y demás: no olvidemos que hay que ponderar, que de eso dependen los brotes verdes. Para los que no hayan hecho una barbacoa en su vida, conviene recordar que los choris adecuados son los frescos, no los curados y mucho menos los de Pamplona o similares. Aunque no se suelen ver mucho, no está de más llevar un par de barras rústicas por si a alguien le apetece un chorizo español emparedado.
ASADO DEL CHORIZO
Los másters de la parrilla recomiendan marcar primero el chorizo en la zona más caliente de las brasas, para después moverlo y dejar que se haga lentamente en los bordes de la barbacoa. Dicen que hay que escuchar al chorizo, como si le estuvieras oyendo declarar: si no hace un ligero ruidillo, es que se está quemando.
ALTERNATIVAS PARA NO CANSARSE
El chorizo es un producto muy español y, por lo tanto, muy heavy. Para no atiborrarte y, como diría José David de Masterchef, tener "recuerdos de cerdo con ajo y pimentón" hasta el 15-M, es aconsejable introducir otros productos adecuados para el asado. Si son carnes, no recomendamos cortes gruesos que requieran una cocción muy prolongada, por lo que pueda pasar. Un lomo de cerdo marinado con hierbas, ajo y limón, que se hace en tres minutos vuelta y vuelta, o unos contramuslos de pollo deshuesados y en filetes con romero y tomillo serán una buena manera de equilibrar la potencia del chorizo.
Otra opción es una hamburguesa de solomillo de buey con pepinillo, alcaparras y salsa Perrins, que siempre se puede comer cruda como un tartar si las autoridades deciden, por un casual, que es ilegal encender un fuego en medio de la calle. Y pinchitos de verduras con tofu o seitán, que en el mundo del activismo hay muchos vegetarianos (no he encontrado ningún estudio serio al respecto, pero lo sé).

Juegos de palabras populares.
BEBERCIO
Teniendo en cuenta que la ley 1.642/2000 prohibe el consumo de alcohol en la vía pública, esta debe ser una barbacoa abstemia. Para luchar contra el calor –a las ocho de la tarde el asfalto de Génova puede estar más caliente que Carmen de Mairena en una convención de bomberos nudistas, y el de la sede de Sevilla ni te cuento–, vendrán bien unas aguas frutales, tés helados y una sangría sin alcohol (con base de mosto) para no perder el espíritu festivo. Un cubo y unas cuantas bolsas de hielo ayudarán a que todo se mantenga fresco.
EL TRAPO COMO AMIGO
Como pasa cuando vas a la playa con el pareo, que lo mismo sirve para secarse que para improvisar un disfraz de romano, un pañuelo de buen tamaño se puede convertir en tu mejor aliado en este evento. Por un lado, te puede servir para limpiar manos y morritos de grasaza choricera y demás, y por otro puede ejercer de protección para las bombas lacrimógenas –si las hubiera– si se empapa en vinagre. Otro buen motivo para aliñar la ensalada allí mismo, además de asegurarse de que no se queda blandurria.
ACOMPAÑAMIENTOS
En ninguna barbacoa pueden faltar ensaladas “para desengrasar” (esa fantasía que solo funciona en la cabeza del que se lo cree, pero nunca en sus caderas, su trasero o su tripa), ni unas sabrosas patatas asadas. Por todo lo mencionado anteriormente, mejor escogerlas de tamaño mediano-pequeño, envolverlas en papel de plata y meterlas entre los rescoldos cuando ya no estén muy calientes durante unos 20-30 minutos, dependiendo del tamaño. Para acompañarlas, una mantequilla y un aceite especiados que podéis llevar frente a vuestra sede más cercana en una tartera de plástico, no sea que consideren los tarros de cristal como arma arrojadiza.

Patatuelas choriceras. / EL COMIDISTA
Mantequilla de especias
Ingredientes
Para 8 raciones
150 gramos de mantequilla en pomada
1/2 cucharadita de comino en grano
½ cucharadita de sal
½ cucharadita de sal de apio
½ cucharadita de pimienta negra molida
½ cucharadita de tomillo seco
Preparación
Tostar ligeramente las semillas de comino y majarlas en un mortero junto al tomillo seco. Pasar a un bol con el resto de ingredientes y mezclar hasta que se integren perfectamente.
Aceite rojo
Ingredientes
Para 8 raciones
100 mililitros de aceite de oliva virgen extra
6 tomates secos en aceite o hidratados en agua caliente
Una cucharada de carne de pimiento choricero
Entre ½ y una cucharadita de chile en copos
½ cucharadita de sal
Preparación
Poner todos los ingredientes en el vaso de la batidora y batir hasta que quede integrado. Dejar resposar un par de horas para que se mezclen los sabores.
Si queréis compartir vuestra experiencia en la barbacoa choricera, mandad vuestras fotos a elcomidista[arroba]gmail[punto]com.
July 16, 2013
Ensalada de patatas, judías verdes y sardinas

Maravillas veraniegas. / EL COMIDISTA
Con el firme objetivo de solucionaros la vida en estos días difíciles de calor, El Comidista Entertainment os trae hoy una receta perfecta para picnic, comida o cena fría o reuniones con choporrocientas personas, porque se puede preparar en cantidades industriales sin demasiado esfuerzo añadido. Si se va a consumir por ahí, recomiendo aliñar previamente la patata y la judía con parte de la vinagreta y llevar por otro lado el resto de la ensalada (sobre todo lo más delicado, que son las hojas), el resto de la vinagreta y las conservas, para mezclarlo todo en alegre batiburrillo en el último momento.
Ese sistema, aunque sea un poco más laborioso, favorecerá que la patata absorba bien la vinagreta y la ensalada no quede blandurria. Por lo demás, si no os gustan las sardinas envasadas –es importante que sean de buena calidad para que el resultado sea bueno, nosotros usamos unas sardinas Ortiz a la antigua que eran la bomba– las podéis sustituir por queso de cabra, jamón de bodega (suavecito) cortado muy fino o restos de pollo asado desmigado.
Dificultad
Altísima: hay que meter una patata en una cazuela con agua.
Ingredientes
Para 4 personas
600 gramos de patatas de platillo (o patata nueva)
300 gramos de judía verde redonda
150 gramos de rúcula y otros brotes al gusto
200 gramos de tomate cherry de pera
6 sardinas en aceite de oliva (si son sardinillas, el doble o un poco más)
12 mazorquitas de maíz en conserva
12 hojas de albahaca grandes
Para la vinagreta
Una cucharada de mostaza antigua
2 cucharadas de vinagre de Jerez
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Una cucharada de alcaparras
Una cebolleta
Sal
Pimienta
Preparación
1. Hervir las patatas con piel en abundante agua salada. Escurrir, dejar enfriar y partir por la mitad (si son de platillo) o en los trozos que haga falta, si son más grandes.
2. Quitar las puntas a las judías y hacerlas al vapor durante cuatro minutos o blanquearlas durante dos con poca agua hirviendo y bastante sal. Pasarlas después en ambos casos a un bol con agua helada para cortar la cocción y conservar el color verde original. Escurrir y reservar.
3. Hacer una vinagreta mezclando el vinagre, la mostaza, un poco de sal y pimienta, la cebollita picada o a rodajas finitas, el aceite y las alcaparras. Dejar reposar un rato hasta que la cebolla pierda fuerza.
Tiempo aproximado: 15 minutos.
4. Mezclar las patatas, las judías, las mazorquitas, los tomates partidos por la mitad, los brotes y las hojas de albahaca en un bol o ensaladera, aliñar y dar unas vueltas. En el momento de servir, añadir los lomos de sardinas, después de quitarles la espina.
Producción: Mònica Escudero.
July 15, 2013
Barbacoas, mayonesas y bananas: la pesadilla de las canciones del verano sobre comida

¿Cuánto habrán intervenido Georgie Dann y el vino en el baby boom de los 60? / KOIORA
Si algo tienen estos meses es que hace calor, claro. Y con el calor se nos reblandece la sesera y todo nos parece bien, porque si no resulta inexplicable ese fenómeno llamado "canción del verano". En el estío triunfan esperpentos musicales que convierten los tres acordes de los Ramones en la Filarmónica de Viena, y por si fuera poco, llegan acompañados de bailes a cuál más ridículos y títulos tan brillantes como El tractor amarillo o Aserejé. Y sí, tú, hipster que odias este tipo de manifestaciones populacheras, no arrugues la nariz porque también te tomarás un par de Spritz de más una noche de verano, acabarás en las fiestas del pueblo "de un amigo" y bailarás los Pajaritos de María Jesús y Su Acordeón.
Aunque reniegue de ellas, yo también he sido capturado por algunas canciones del verano e incluso he practicado algunas danzas etílicas con ellas sonando. Así que he decidido rendirles un homenaje seleccionando, junto a mi asistente en temas sensibles Mònica Escudero, la créme de la créme de las mismas. Es decir, las que tratan de comida y bebida, dos temas muy recurrentes en este sub-sub-sub-subgénero musical, por cierto. ¿Por qué? Digo yo que será porque en vacaciones nos gusta ponernos como la Moñoño a jalar y a pimplar, pero no tengo una teoría científicamente probada al respecto. Como complemento, sugerimos posibles recetas de acompañamiento, que el trago de escucharlas se pasa mejor con un buen plato o una buena copa delante.
Pedimos disculpas por adelantado por la calidad regulera de algunas imágenes: se ve que en 1975 el HD no funcionaba bien del todo.
'MAYONESA', DE CHOCOLATE (2001)
Si para tu desgracia vivías en el planeta Tierra en 2001, recordarás este clásico de la canción latina interpretado por Chocolate, un grupo uruguayo de sólida carrera que lo petó y se extinguió en el mismo año. Varios de sus componentes se refundaron como Mayonesa y grabaron más títulos sobre comida como Banana bananón, Bate que bate o Su colita. La existencia de esta última canción puede confirmar que el texto de Mayonesa alude de forma velada a una masturbación o paja rápida en mitad de la pista de baile. Al menos en España nunca más se supo ni de los Chocolate ni de los Mayonesa, cosa que personalmente agradezco porque el pelo largo y húmedo del cantante me produce una grima que ni el de Joaquín Cortés.
Para acompañar: Para borrar los efectos secundarios de esta canción y reconciliarse con la mayonesa (y de paso, dejar de verla como algo obsceno), nada como una ensaladilla rusa casera.
'QUIERO SER MUY FELIZ', DE RUMBA 3 (1976)
No tengo muy claro si esto fue canción del verano, pero a mí me recuerda a las vacaciones que pasaba con mi familia en La Rioja allá por el Cretácico Superior, concretamente a los autos de choque de los pueblos en fiestas. Rumba 3 fue un grupo catalán que triunfó en los setenta acercando la rumba al pop chicle. Alcanzaron su mayor hit con No sé, no sé, que incluso vendió fuera de España, pero su mejor acercamiento lírico al mundo de la bebida fue Quiero ser muy feliz. En ella hacían una cosa muy normal -darse al alcohol para olvidar- pero de una forma un poco rara: pidiendo champán a un "bodeguero". Igual eran visitantes habituales de las cavas de Moët & Chandon y nunca lo dijeron para no arruinar su estatus de grupo fetiche para quinquis y navajeros.
Para acompañar: Algo suficientemente gamberro como para que te lo ponga un bodeguero, pero fino porque lleva algo como champán es esta sangría de cava. A la tercera jarra Rumba 3 te parecerán más modernos que Lana del Rey y Icona Pop juntas.
'MI LIMÓN, MI LIMONERO', DE HENRY STEPHEN (1968)
Henry Stephen, venezolano y ex componente de Los Impala, arrasó a finales de los sesenta con este temazo, cuya letra me sigue fascinando después de llevar décadas oyéndola. ¿Qué quería decir el autor con "me siento malo morena, cabeza hinchada morena, que no me paro morena, mmm, voy voy voy?". ¿Cómo se pudieron escribir estos versos si todavía no existía el traductor de Google? Un misterio digno de Cuarto milenio. Me inquietan mucho también los comentarios en YouTube de chavales de 19 años que cuentan que “les gusta mucho este tipo de música”: algo me dice que recibirán más de una colleja en sus vidas.
Para acompañar: Viejuno y alimonado, un limón helado de los de toda la vida. Que, además, te lo servían entero como el de la canción.
'LAS TAPITAS' (ANUNCIO DE LA ONCE, 2003)
La mejor parodia/homenaje de la historia a las canciones del verano la firmó la agencia Tandem DDB en una de sus campañas. Fueron los mismos publicistas los que compusieron -aunque no sé si "componer" es un verbo adecuado en este caso- la letra y se pusieron delante de la cámara, con la ayuda de las secretarias y hasta de la señora de la limpieza. La ONCE les pagó seis millones de euros por el invento, y poco me parece: 10 años después el "tengo chopitos" me sigue viniendo a la cabeza cada vez que le enumero a alguien las comidas disponibles en casa.
Para acompañar: No son chopitos, pero esta sepia estofada –que podría ser su versión kraken– también te puede hacer cantar de felicidad.
'LA BANANA (EL ÚNICO FRUTO DEL AMOR)', DE MICHAEL CHACÓN (2000)
Las letras de las canciones veraniegas siempre se han caracterizado por su profundidad, su inteligencia y su intensidad poética, pero sólo algunas están a la altura de la obra de Quevedo, Baudelaire o Yeats. La banana es una de ellas. Escrita por algún chimpancé tras comparar su miembro erecto con un plátano, esta canción es uno de los muchos bodrios que Latinoamérica mandó a España en los noventa para vengarse de la colonización. Claro que nosotros también les enviamos para allá a Amistades Peligrosas, así que yo diría que estamos en paz.
Para acompañar: Supongo que si la banana es el único fruto del amor este pan de plátano con chocolate también lo es, de alguna manera.
'SOPA DE CARACOL', DE BANDA BLANCA (1991)
Seguimos en clave latina: no sé si alguien se habrá tomado una vez una sopa de caracol, pero la rareza del plato no impidió que Banda Blanca hicieran el agosto en la España veraniega de principios de los noventa. Cuenta la leyenda que la melodía y el baile están inspirados en la música de los garífunas, una etnia negra caribeña a la que los hondureños supieron sacar jugo logrando un gran éxito comercial. Atención a las chonis que bailan en el vídeo, extraído de la mejor época de Telecinco y presumiblemente grabado en una piscina de Alcobendas. Ah, y por si aún hay alguien que sigue con el mítico "guatanericonsu", informamos de que en realidad dice "what a very good soup".
Para acompañar: No se me ocurre ninguna sopa en la que participen los caracoles que me resulte más apetecible que un tiro en la rodilla, pero estos en salsorra de tomate de No más - de mamá son para "mover la colita" de contento. La colita es el trasero. Malpensados.
'EL GAZPACHO', DE LA OGRA QUE TODO LO LOGRA (2011)
O la canción del verano llega a la era 2.0. La Ogra es una trasbesti que se hizo famosilla en YouTube hace un par de años con temas humorísticos como Te borro del Feisbuh. En El gazpacho, grabado como siempre junto a un montón de amigas ultrapetardas de ambos sexos, lleva a cabo un imposible mix de Bollywood con la sopa fría española. Para mí se sitúa en la fina línea que separa lo que hace gracia y lo que da pena, pero los cientos de miles de visionados del vídeo prueban que sus fanses fueron legión.
Para acompañar: Pues un gazpacho bien moderno, de tomate y melocotón. No sé si es especialmente travesti, pero tiene un color muy bonito y seguro que a les señoras del vídeo les parece muy atrevido.
'SOPA DE AMOR', DE ANTONIO Y CARMEN (1982)
Como véis, la sopa es el plato favorito de las canciones del verano. Si la de caracol era babosa y la de La Ogra, fría, la de Antonio y Carmen lleva más azúcar que el cupcake de una maleni. Cuando en Sopa de amor suenan frases como "un hola con bechamel, un licor de frutas con helado de 'te quiero" te entran unas ganas irresistibles de destruir a la humanidad, así que conviene oírla sin tener cerca ningún botón para disparar cabezas nucleares. Siempre te queda el consuelo de que, tras este hit, ni Antonio ni Carmen se comieron un rosco en el mundo del espectáculo, aunque ella lo intentó y tuvo momentos inolvidables en series con un montón de premios Emmy como Al salir de clase.
Para acompañar: Siguiendo con las sopas frías –porque a estas alturas del verano, una caldazo sería más bien una sopa de odio– esta de tomate y almendra lo tiene todo para enamorar, y además es un poco rosa.
'LADY MARMALADE', DE LABELLE (1975)
Las LaBelle querían ser tus Ladies
Marmalade, y me da que no se referían a hacerte unas confituras
de albaricoque y un chocolatayaya caliente sino a que les
comieras el tigre. Mil veces versionada y pinchada en los festejos
estivales, es una canción que incita al putiferio, y por lo tanto,
nos gusta. Tanto como la exuberancia de sus intérpretes: aquí las
vemos adelantándose a su tiempo vestidas de Danaerys Targaryen, del gamusino de Up y de Grace Jones pasada por Batman.
Para acompañar: Unas butifarras con mermelada de tomate picante me parecen tan sugerentes como el "vulevucushéavecmuasesuá" que hizo hacer el ridículo con los/as franceses/as a toda una generación de españoles/as.
'SACA EL GÜISKY CHELY', DE DESMADRE 75 (1975)
Imagino que cuando compuso esta
canción, El Reverendo (miembro de Desmadre 75 y después pianista de
El Gran Wyoming) no sólo invitaba a celebrar la muy celebrable
muerte de Franco, sino que parodiaba el garrulismo imperante en la
España preconstitucional. El problema es que muchos no captaron la
ironía y el tema se convirtió en una especie de himno palurdo de
fiesta de pueblo. A mí siempre me suscitó la duda de qué tipo de
güisqui es el cheli: ¿se referirían al Dyc?
Para acompañar: Otra viejunez (la ocasión lo merece), la tarta al whisky. Mejor con una copita al lado, ya puestos.
VINO GRIEGO, DE JOSÉ VÉLEZ (1976)
Para los más jóvenes, explicaré que
José Vélez fue un cantante melódico que alcanzó cierta notoriedad
en la España de los setenta por culpa de temas como Quieres que
bailemos un vals y, sobre todo, por haberse implantado la dentadura
de un caballo. Vino griego, otro de sus hits, es una
inexplicable canción a la que sólo se le puede encontrar sentido en
su contexto histórico: entonces el sirtaki molaba y Camilo Sesto
había vendido a cascoporro con Melina, dedicada a la actriz y posterior ministra helena de Cultura Melina Mercouri. El
tema es un poco tostón, pero el vídeo vale la pena por la
excepcional interpretación del cuerpo de baile que acompaña a
Vélez. Eso sí, hay que advertir que el canario tenía fama de gafe,
así que si después de ver esto te cae encima una cornisa de un
edificio o te atropella un autobús ya sabes por qué ha sido.
Para acompañar: O más bien para la resaca del vino griego ese –que tiene pinta de cabezón, solo hay que ver en el vídeo como ha dejado al bueno de Vélez– una spanakopita de espinacas y queso.
'LA BARBACOA', DE GEORGIE DANN (1994)
El rey. Lo que Elvis significó para el
rock, Dylan para el folk o Bárcenas para los sobresueldos, es
Georgie Dann para la canción del verano. Francia siempre ha sido un
país alabado por acoger y hacer suyos artistas geniales de todo el
planeta, pero pocos han señalado su inteligencia a la hora de
deshacerse de talentos como el de Dann. Georgie se vino pa' España a
finales de los sesenta y empalmó una serie de éxitos como el Casatchock, el Bimbó
o el Macumba. Cuando vio que el tema de los bailecitos ya no daba
más de sí, descubrió el filón de la comida. El pulpo, Los huevos, La cerveza o La batidora
atormentaron buena parte de nuestros estíos, pero el clásico entre
los clásicos es La barbacoa, la barbacoa, como me gusta la
barbequiú. No deberíamos despreciar tan a la ligera las
virtudes de este pionero del bótox: cantar sin cambiar la expresión
y a la vez bailar sin despeinarse tiene su mérito, y mantener
el mismo aspecto durante 50 años en plan Juan Pablo II, más. Nótese
en el vídeo que el look de las bailarinas es dolorosamente
actual: parecen sacadas de un anuncio de American Apparel..
Para acompañar: No se me ocurre nada, el vídeo, la canción y la coreografía son tan completos que ya me llenan.
¿Conoces más canciones del verano sobre comida? Compártelas en los comentarios.
July 14, 2013
Lunes frescos: polo de cerezas, vainilla y coco

Mi primer polo como adulto. / EL COMIDISTA
¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Seguís vivos? ¿Habéis muerto ya de hipertermia y deshidratación? ¿O quizá sois de esa gente odiosa que está de vacaciones? Yo aquí sigo, hecho un guiñapo sudoroso gracias a las altas temperaturas y la muy agradable humedad barcelonesa, pero sin haber exhalado mi último aliento aún.
Como imagino que más de uno estará en parecida situación, hoy os ofrezco la segunda entrega de la serie Lunes frescos, consagrada a recetas líquidas o heladas abundantes en fruta. Si en el primer episodio nos quitó el calor un agua de piña y menta bebible a litros, para esta entrada nos hemos inventado un polo muy sencillo de hacer y mil veces más sabroso que los hielos industriales con colorante que venden en las tiendas.
La idea era juntar elementos las cerezas y el coco con una especia que les pega mucho (la vainilla), y resolver la incógnita de cómo se llevarían entre sí los sabores de ambas frutas. Todo encajó, y el uso de un artilugio que tenía en casa hace tiempo pero al que jamás había puesto la mano encima -el Zoku- hizo aún más agradable la experiencia. De cualquier forma, no hace ninguna falta tener trastos complicados para elaborar un polo casero: con un vaso de plástico pequeño, un palito de madera y plástico para envolver el vaso y mantener tieso dicho palito mientras el líquido se congela, es suficiente.
Dificultad
Máxima: debes poder quitarle el hueso a una cereza.
Ingredientes
Para 4 polos pequeños aproximadamente
Unas 24 cerezas grandes
100 ml de leche de coco
1/2 limón
2 vainas de vainilla
Azúcar sin refinar o moreno
Preparación
1. Calentar la leche de coco con una cucharadita de azúcar sin que llegue a hervir. Cortar la vaina de vainilla longitudinalmente y añadir las semillas a la leche. Sumar la corteza de la vaina, tapar y dejar enfriar.
2. Deshuesar 18 cerezas con las manos y ponerlas a fuego suave en otro cazo con dos cucharaditas de azúcar, un chorrito de zumo de limón, cuatro cucharadas de agua y la vainilla, a la que someteremos al mismo proceso que con la leche de coco. Dejar que hierva suave unos tres minutos, hasta que el azúcar se haya disuelto del todo y las cerezas estén blandas. Tapar y dejar enfriar.
3. Sacar la vaina de vainilla de las cerezas. Triturarlas.
4. Repartir el puré de cerezas en los vasos o en los recipientes para polos. Deshuesar las 6 cerezas restantes y separarlas en dos mitades. Incorporar al puré estos trozos tratando de repartirlos. Meter en el congelador hasta que se endurezca.
5. Colar la leche de coco y repartirla en los polos. Volver a meter al congelador. Están mucho mejor si se sacan unos minutos antes de tomarlos.
July 11, 2013
Plan para el finde: Barraca
El Comidista prosigue su serie de entradas breves
en forma de
autoentrevista sobre restaurantes, bares, cafés y actividades
gastronómicas diversas para disfrutar el fin de semana. Se publican
uno de cada dos viernes, alternando con el consultorio Aló, Comidista.
Ese señor de pelo canoso me suena. / AINHOA GOMÀ
¿Barraca? ¿Vuelve la 'Ruta Destroy'? No hablo de esa Barraca, sino de un nuevo restaurante frente al mar en Barcelona, más concretamente en el barrio de la Barceloneta. Buf, otra turistada. Error: aunque la zona es pasto de guiris sedientos de sol, este sitio parece bastante orientado a los locales o a los extranjeros con algo de criterio. Es tranquilo, bonito y nada Arena Mix. O sea, que no es un chiringuito. No. Tiene unas fantásticas vistas a la playa, pero está en un primer piso. ¿Qué tipo de comida sirven? Las estrellas son los arroces. Yo he probado dos: el del Delta con alcachofas, sepia y salchichas, y el de calamar, pescado, chirlas y mejillones. Ambos estaban muy bien de punto de cocción, y en cuanto a los sabores, bastante finos. No avasallaban al primer bocado, como pasa en tantas paellas y similares que se toman por ahí.




Barraca's playlist. / AINHOA GOMÀ
¿Sólo dan arroz? No. Hay entrantes bastante apetecibles: salvo una ensalada verde que estaba un pelín floja, me gustaron la de verduras ecológicas, los buñuelos de bacalao y los mejillones, berberechos y almejas salteados con ajo y guindilla. Ah, y esa señora que ahora está en todos los restaurantes, la burrata. También tienen pescados y unos interesantes postres neoviejunos, como el crocanti o las fresas con nata. ¿Es verdad que el chef es famoso? En el mundillo, sí. Es Xavier Pellicer, cocinero que llevó
hasta hace unos meses el Can Fabes (dos estrellas Michelin). El dueño es Guido Weinberg, impulsor de los WokiMarket, que ha tratado de distinguir su negocio con una orientación ecológica y de productos de proximidad. Un 'estrella Michelin', producto 'bio'... será carísimo seguro. Los arroces están entre los 15 y los 19 euros; los entrantes, entre 8 y 10. Compartiendo primeros y tomando cerveza o un vino asequible, sale por unos 30-35 euros. ¡Qué robo! Ya. Tu smartphone también era un robo, y bien que te lo compraste.
July 10, 2013
Repostería seriéfila
Foto: juegodetronosfans.tumblr.com
Por Quinta Temporada*
No solo hay series que abren el apetito por las comidas de las que disfrutan sus protagonistas. También hay ficciones que inspiran a sus fans para atreverse a llevar a cabo originales creaciones en forma de tartas, cupcakes, galletitas u otras variantes de repostería. Algunos de esos dulces inspirados por títulos televisivos han llegado incluso a ser comercializados. Dejamos de lado por un día la operación bikini y hacemos un repaso que une la pasión por la buena repostería y por las series.
Un dulce Juego de tronos
Ahí tenemos a los Stark, los Lannister los Targaryen, o los Baratheon peleando por una
butaca que representa el control de un reino. Se trata del Trono de Hierro,
ese incómodo sillón (a primera vista) que Aegon Targaryen ordenó construir con las
espadas de sus enemigos. Para los seguidores de la saga de Juego de Tronos, ¿qué
mejor regalo puede haber que este? Si en nuestro cumpleaños vamos a ser reyes
por un día, hagámoslo como se merece: comiéndonos el Trono de Hierro.
Un riquísimo bizcocho especial para los fans más glotones.
Un laborioso trabajo que esta web nos explica cómo hacer paso a paso (en inglés).
Cada seguidor de la serie tiene preferencia por unos personajes sobre otros. Unos son
de la casa Greyjoy (que los hay), otros son más del escudo del lobo e incluso están
los que prefieren a los Lannister por encima de todo (y no solo por Tyrion). No hay que
preocuparse. Si la tarta sacia demasiado, también podemos acompañar el café con estas
pastas con el escudo de cada una de las casas que protagonizan la serie.
Más vale ser mañoso, porque la elaboración de las pastas
se las trae... (en inglés).
Pero, ¿por qué no ir más allá? Lo mejor que tiene Juego de Tronos son las sorpresas
que nos da su creador, George R. R. Martin, cuando acaba con ese personaje que tanto
nos gusta (gracias, George). Los fans de la serie seguramente no habrán olvidado el final
del capítulo nueve de la primera temporada. Si aquel momento nos dejó boquiabiertos, hagamos nosotros lo
mismo con nuestros invitados con estas riquísimas cabecitas, ideales para acompañar
con el té.
Un postre digno de un caníbal, pero con un delicioso sabor a chocolate blanco (receta en castellano). Y si os han gustado estas creaciones, en Internet hay más para disfrutar con los amigos de la serie de la forma más dulce.
Como zombis
-Madre mía. Te pone enfermo. Te pone triste, te pone... Te hace pensar que si pudieras
volver a como era antes, estarías... estarías en el jardín cazando luciérnagas. En serio,
te da...
- Haaambre.
Esta curiosa conversación es la que mantienen Tallahassee y Columbus mientras se
encuentran a un zombi comiéndose a una persona en Zombieland. Y es que hay cosas
tan desagradables que lo último que hacen es abrirnos el apetito. Pero aún así, en
el universo seriéfilo hay obras como The Walking Dead que, pese a sus escenas que muestran cómo matar y cómo matan los zombis, nos enganchan y nos
hacen disfrutar. Para los fans de las
andanzas de Rick y compañía os mostramos esta apetitosa tarta que seguro que os hará
sentir como zombis. En el vídeo vienen las indicaciones para decorarla paso a paso.
Pero si esta tarta os parece demasiado explícita, aquí tenéis la receta (en inglés) de otra original y convencional
al mismo tiempo, aunque probablemente poco apta para fiestas infantiles.
Una isla para comérsela
Si hablamos de la Iniciativa Dharma... Exacto, nos referimos al exitazo Perdidos. Una producción que enganchó a millones de personas en el mundo y cuyo
final generó opiniones muy diversas entre sus fans. Tan famoso se hizo el logotipo de
este enigmático proyecto científico que se convirtió en la imagen ideal para plasmarla
en camisetas, tatuajes... y en los postres. Muchos fans decidieron que la mejor
forma para ver la conclusión de la serie era dulcificar el momento con este singular
postre.
El resultado, una deliciosa tarta de chocolate que encantará a aquellos que aún
recuerdan la famosa combinación numérica que traía locos a los protagonistas.
Y ya que hablamos de los personajes, ellos también mostraron su lado más goloso con
la tarta que disfrutaron con motivo del episodio número 100 de la serie.
Desde el ordenador hasta Sawyer o Hugo.. todo es comestible.
Tartas emblemáticas
Hay series que llegaron a convertir una tarta en una de sus señas de identidad. El agente Cooper de Twin Peaks, además de investigar la muerte de Laura Palmer, tenía otra obsesión: la tarta de cerezas. La de queso era la preferida de Las chicas de oro. Se calcula que Blanche, Dorothy, Rose y Sophia llegaron a comer más de 100 tartas de queso en los siete años que duró la serie en antena. Mikel L. Iturriaga (igual os suena su nombre...) ya publicó una receta de tarta de queso para chuparse los dedos.
Donuts y cupcakes de Breaking Bad
Se acerca el final. El 29 de septiembre Breaking bad se despedirá definitivamente de la televisión estadounidense y dejará a sus seguidores huérfanos de una de las mejores series todavía en emisión. Walter White y Jesse Pinkman se han pasado toda la serie cocinando, pero no precisamente comida. El cristal azul que producen en Breaking Bad ha servido de inspiración para postres con una pinta deliciosa. Los caramelos con aspecto de cristal azul ya son un clásico (receta en español). Y pueden servir de original decoración de pastelitos como este.
Cuando empezaban a grabar los últimos capítulos de la serie, los actores recibieron en casa un envío especial de cupcakes con motivos relacionados con la ficción. Bryan Cranston y Aaron Paul compartieron en Twitter imágenes de esos regalos del canal AMC.
Albuquerque (Nuevo México), donde tiene lugar la acción de la serie, es una de esas ciudades que ha sabido sacar provecho a la fama televisiva. La tienda Rebel Donut aprovechó para incorporar a su oferta un nuevo tipo de donuts para captar la atención de los fans de la serie. Bautizados con el nombre de 'Blue sky' y por 1,59 dolares la unidad, estos donuts con glaseado azul están también coronados, como no podía ser de otra forma, con cristales azules.
Para rosquillas... las de Los Simpson
Desde luego, la dieta de Homer no puede servir de ejemplo. Pero si hablamos de rosquillas no podemos olvidarnos de uno de los dulces favoritos del patriarca de la familia Simpson (y de la Policía de Springfield). En Bimbo hace unos años comercializaron estas rosquillas, pero en Internet hay muchas recetas que intentan emular las que aparecen en la serie de animación. En este vídeo se explica cómo hacer estos donuts con diferentes glaseados:
Otros postres en serie
Foto: cakesandcupcakesmumbai.com
Foto: cakesandcupcakesmumbai.com
Foto: cakesandcupcakesmumbai.com
Más sobre bebidas y series en la entrada '
Tres cócteles para bebedores en serie'
en Quinta Temporada a.
* Entrada escrita por Manuel Ibáñez y Natalia Marcos, redactores del blog Quinta Temporada
July 9, 2013
Pastel con glaseado de Buni

El típico postre que adelgaza. / EL COMIDISTA
Por si queréis practicar vuestro rumano, el postre de hoy se llama prajitura cu glazura. No es un hallazgo de mi reciente visita a Bucarest, sino que proviene de la sabiduría de Buni, madre de una amiga de mi amiga Mònica Escudero llamada Corina (nada que ver con la princesa televisiva ni con la amiga del Rey). Se trata de uno de esos postres de antes. De los que se preparaban sin prisa y se empezaban a hornear el jueves pensando en la visita familiar del sábado, highlight vital sobre el que giraba la semana de muchas abuelas.
La semana pasada Buni preparó este pastel para una fiesta y fue EL ÉXITO, así con mayúsculas. Es cremoso, dulce sin empapuzar, y dura tranquilamente una semana en la nevera en óptimas condiciones (si has sido capaz de no comértelo antes, claro). Siendo fieles a la verdad, el pastel no es de Buni, sino de su tía Oita. En Rumanía, las mujeres tienen libretas de recetas se van pasando de una generación a otra, y que además se enriquecen con el intercambio de fórmulas con amigas y conocidas. "En mi país los pasteles reciben el nombre genérico de prajitura, sean como sean y en todas partes, así que cuando te dicen que te van a preparar uno no sabes exactamente con qué te puedes encontrar", cuenta Corina. "Eso sí, están todos muy buenos y son bastante potentes en calorías, aunque por la textura no siempre lo dirías".
Ingredientes
Para la masa
500 g de harina (o más, lo que pida la masa)
200 g de mantequilla (la tía Oita sugiere, en su lugar, 150 gramos de manteca)
150 g de azúcar
2 yemas de huevo
Una cucharadita de levadura química (tipo Royal)
Un vaso de leche
Para el relleno
200 ml de leche
2 cucharadas de cacao en polvo
2 cucharadas de mermelada (Buni suele poner mermelada casera de albaricoque)
100 g de mantequilla
100 g de azúcar
Para el glaseado
4 claras de huevo
200 g de azúcar glas
Preparación
1. Para la masa, se mezcla bien la mantequilla con el azúcar y las yemas, se añade la levadura, el vaso de leche y se incorpora la harina hasta obtener una masa que se pueda estirar con el rodillo. Se divide en 3 partes y se forman tres hojas, que hornearemos (directamente en la bandeja, con un poco de papel de horno) a 180 grados entre 20 y 30 minutos, vigilándolo. Dejar enfriar y reservar.
Tiempo aproximado: 25 minutos.
2. Para el relleno, una de las hojas se rompe en trocitos, se empapa con la leche tibia, se añade el cacao, la mermelada, y la mantequilla batida con el azúcar. Se hace una crema que se unta encima de una hoja y se tapa con la segunda.
3. Para el glaseado, se baten las claras con el azúcar al baño maría, hasta que quede un merengue cremoso, blando pero no crudo. Se unta una capa uniforme encima del pastel y se ralla chocolate encima.
4. Este pastel se hace uno o dos días antes de servirlo, para que el relleno ablande las hojas. Solo se puede cortar después, cuando las hojas están blandas. En invierno puede reposar en la cocina; en verano, en la nevera.
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