Mikel López Iturriaga's Blog, page 47
June 24, 2013
¿Comer bien por 1,25 euros al día? Sí se puede
Autorretrato de dos blogueros ahorrativos: Anna Mayer y Jorge Guitián.
Si me hubieran preguntado hace dos semanas si es posible comer bien en casa por 1,25 euros al día, habría dudado o contestado que no. Hoy mi opinión sería diferente por culpa de dos blogueros y activistas gastronómicos, uno gallego y la otra, italiana. Jorge Guitián, autor del Diario del Gourmet de Provincias, y Anna Mayer, conocida en la Red como AnnaLibera, iniciaron el día 11 un proyecto heróico, casi titánico, consistente en demostrar que una familia de cuatro personas puede alimentarse con dignidad por 5 euros al día durante dos semanas. Y sin renunciar a la calidad en los platos, ni atiborrarse a guarrerías ni pasar hambre, sino comiendo sano y bueno.
Para contar al mundo el día a día de su aventura, Guitián y Mayer han utilizado una página de Facebook en la que han ido colgando menús, cuentas, fotos, productos usados o enlaces a las recetas de los platos. El "proyecto de consumo eficiente", como ellos lo llaman, terminó este fin de semana, pero todavía continúa vivo con las aportaciones de seguidores que han tratado de emular la experiencia. Con el objetivo de saber más sobre este auténtico milagro microeconómico, me puse en contacto con la pareja, y les bombardeé con un montón de preguntas a las que respondieron con su habitual soltura.
¿Seguro que no es imposible comer bien por 1,25 euros al día por persona? ¿Qué habéis hecho para lograrlo?
Anna Mayer: Hemos comido platos que ya hacemos
normalmente, con la diferencia de que hemos seleccionado los más
económicos, y hemos tenido cuidado de utilizar ingredientes que costaran
menos. Por unos días hemos sido calculadoras vivientes. Teníamos una
base de productos como arroz y legumbres y a partir de ahí íbamos
jugando con los productos frescos que encontraramos en la frutería o en
el supermercado a buen precio. Si un día estaban más baratos los
calabacines, pues pasta con calabacines, arroz con calabacines, sopa de
calabacines... pero podrían haber sido pimientos o repollo.
¿No habéis acabado hasta el gorro de tanto calabacín?
A.M.: Al llevar el proyecto durante sólo 10 días, hemos tenido más
problemas creo de repetición, porque queríamos utilizar lo más posible
lo que habíamos ido comprando. Si este sistema lo llevas a tu día a día
normal, tienes más margen para ir distribuyendo el gasto, y puedes
aprovechar mejor las ofertas.
¿Habéis notado un bajón importante en el sabor de vuestras
comidas?
A.M.: En producto fresco –carne, pescado, fruta y verdura– no ha habido
bajada de calidad. De hecho hemos comido la verdura y la fruta más de
temporada, y el pescado más local y de bajura (ventajas de vivir en
Galicia). Donde hemos tenido que bajar en calidad algo ha sido en el
arroz o en las legumbres - en ciertas cosas se nota más que en otras,
pero nada que no me haga plantearme si volver a las marcas de antes. En la pasta yo, como italiana, me he negado a la marca blanca porque
ya la he probado y sé que no me gusta: único pequeño lujo.

Cocina italiana barata: 'pasta al sugo'. / 5 EUROS AL DÍA
¿Cómo se os ocurrió esta descabellada idea?
Jorge Guitián: Un accidente de coche hace unos meses nos tuvo a los dos parados una buena temporada. Los dos somos autónomos, los únicos sueldos que entran en casa son los nuestros y usamos el coche para nuestro trabajo, así que ese periodo de baja forzosa, de incertidumbre, de no saber si la situación se va a prolongar un mes o seis nos hizo poner en cuestión muchas cosas. Nosotros sabíamos que era una situación transitoria, pero en ese momento te das cuenta de que algo así puede ocurrirte en cualquier momento y que tal vez en otra ocasión no sea algo pasajero. O, simplemente, puede que las circunstancias te acaben llevando a tener que ahorrar de una manera brusca por el motivo que sea. Así que en cuanto recobramos el ritmo normal decidimos que era un buen tema sobre el que trabajar.
Imagino que la crisis también habrá tenido algo que ver.
J.G: Sí. Dado que en España hay mucha gente que se ve forzada a recortar su gasto en alimentación y otra mucha que, aunque no sea por necesidad, puede querer hacerlo como medida de ahorro, nos pareció el momento de intentar algo parecido. Y al ser los dos bastante activos en redes sociales, contarlo surgió casi como una consecuencia lógica.
Habréis tirado mucho de marca blanca. ¿Mejor o peor que la marca-marca?
J.G: Sí, hemos consumido bastante marca blanca, algún congelado de tiendas a granel y, sobre todo, mucha fruta y verdura de producción local. Eliminando eslabones en la cadena y, sobre todo, eliminando las condiciones de las grandes superficies, para las que todas las frutas tienen que estar perfectas y relucientes, puedes ahorrar mucho en ese capítulo. En cuanto a la marca blanca, es cierto que hay productos que tienen una calidad claramente inferior, pero también es verdad que hay otros que tienen un nivel más que aceptable o, en algunos casos, superior a los de precios más altos. Se trata de buscar, probar e irte quedando con lo mejor de cada sitio.
¿Cómo encontrábais productos frescos realmente baratos en los mercados?
A.M.: Nuestra situación geográfica ha sido determinante. En Negreira, donde vivimos, hay abundancia de verdura local de temporada, y lechugas buenas o calabacines cuestan incluso menos que las de los supermercados. En cuanto a la fruta, los "almacenes de fruta" son un salvavidas. Ahora en época de melocotones por ejemplo tienen de 3 o 4 categorías, desde los 3 euros el kilo hasta los 0,99. Nosotros íbamos comprando la fruta que estaba a mejor precio: por ejemplo, las nectarinas a 1,20 euros, que aunque pequeñas estaban riquísimas. Con los melocotones a 0,99 hemos hecho mermelada: eran feos de ver, pero de sabor, perfectos. Ojalá hubiera siempre la posibilidad de elegir entre una fruta ‘de primera’ y otra menos bonita pero a buen precio, porque al fin y al cabo siempre es fruta y supongo que desde el punto de vista nutricional no hay diferencia.

Pescados asequibles como los panchos, claves para sobrevivir. / 5 EUROS AL DÍA
¿Hay algún truco, alguna técnica de compra para ahorrar?
A.M.: En general, y vale para cualquier lugar, creo que el truco está en no salir pensando “voy a por esta verdura” sino “voy a ver qué hay” y a partir de lo que encuentres hacer tu menú. Para esto saber cocinar (un mínimo: un arroz, una sopa, un guiso...) y ser flexibles ayuda mucho.
¿Cúales son las mayores enseñanzas que habéis obtenido con este proyecto?
J.G.: Lo primero que descubrimos es que la calculadora del móvil es tu mejor amiga cuando estás en el supermercado. Cuando compras sin ir calculando tiendes a meter en el cesto un montón de cosas que no cuestan mucho sin pararte a pensar en el total, mientras que si vas haciendo la suma todo resulta mucho más sencillo y mantenerte dentro de presupuesto deja de ser una ruleta. Hemos descubierto algo que intuíamos pero que nos ha quedado aún más claro: es básico cocinar, renunciar a precocinados y a “atajos”. Hay que hacer caldos, hornear pan y dulces, reaprovechar, despiezar el pollo o los pescados en casa. Y si puede ser en cantidades relativamente grandes, mejor. El coste por litro es menor si preparas 10 litros de caldo que si preparas dos. El pan seco no es pan seco: es la tostada del desayuno de mañana, es torrijas, un pudin, picatostes y pan rallado.
¿Algo más?
J.G.: Aprendes que el congelador se convierte en una herramienta básica. Para guardar aguas de cocción (que pueden ser la base de una sopa, de una crema o un caldo para un arroz otro día), para ir almacenando recortes de pollo, de carne o las partes menos tiernas de algunas verduras. Nosotros tenemos un recipiente en el que vamos guardando el verde de los puerros, las hojas exteriores de las coles y cosas por el estilo. En un momento dado te pueden solucionar un caldo de urgencia a coste cero. Hemos descubierto también que unas macetas con hierbas en la terraza (o en la ventana) ayudan a dar variedad al menú. Un toque de albahaca en una salsa de tomate un día, unas hojas de menta en un salteado o un poco de orégano fresco en la tostada con aceite del desayuno convierten cosas que pueden ser bastante anodinas en algo mucho más interesante.
¿Habéis tenido en cuenta el gasto energético de cocinar?
J.G.: Esa es una realidad contra la que tienes poco que hacer. Tanto es así, que hay platos en los que al final gastas más en la energía empleada en prepararlos que en materia prima. Es algo que nos parece desproporcionado y que creo que nos deja en un lugar bastante triste como país: puedes ahorrar en lo que eliges cocinar, pero hasta un tope, ya que nadie te libra de los costes fijos de energía, que casi se han duplicado en pocos años y que ahora mismo, en una dieta basada en un gasto reducido, supone un porcentaje grotesco del total.

Crema con huevos escalfados y verdura rehogada. / 5 EUROS AL DÍA
¿Algo que hayáis echado de menos especialmente? ¿Os habéis sentido "a dieta" en algún momento?
A.M.: Yo he echado de menos una copa de vino de vez en cuando, o un café extra, cosas así. Por nuestro trabajo, relacionado con la cocina, tenemos que cuidar a menudo lo que comemos y sinceramente estando a dieta lo he pasado peor! He perdido algo de peso pero porque no había nada extra: esa onza de chocolate (que luego son 3), o unas patatas fritas, aperitivos, cosas así.
J.G.: La caña y la tapita de callos de los domingos. En esta zona en la que vivimos es casi obligatoria y es fácil acostumbrarse a ella.
Tenéis dos hijos de 7 y 10 años. ¿No sufristeis un poco por su alimentación?
J.G.: No. Estamos convencidos de que la dieta que hemos llevado a cabo es equilibrada y, además, en su caso hemos marcado como prioritarios elementos como los lácteos y la fruta fresca. Sí que se ha renunciado, seguramente, a algunos dulces elaborados, pero los hemos cambiado, siempre que hemos podido, por cosas como el pudin de pan que hemos preparado varias veces y que se ha convertido, seguramente, en la revelación de todo este proceso: un postre goloso y que, al final, nos salía por menos de 10 céntimos ración si preparábamos una buena cantidad.
¿Qué opinan ellos de esta aventura?
A.M.: ¡Ni se han dado cuenta! Hemos hecho platos que solemos comer, han tenido meriendas como siempre... Están acostumbrados a que se come lo que hay, no suelen pedir. Un día nos preguntaron por qué estábamos hablando tanto de números, y se lo explicamos, pero la cosa no les impactó en absoluto.
¿Creéis que en general se optimiza el gasto en comida en este país?
J.G.: Al contrario. Creo que tiramos mucho dinero. Y nos incluyo en el lote, que conste.. En España tiramos muchísima comida, nos obsesionan las marcas y seguimos teniendo miedos absurdos a las marcas blancas, a los congelados a granel, a pescados baratos, etc. Muchas veces nos volvemos locos con una mala fruta tropical y, sin embargo, ni miramos para una verdura de temporada. Personalmente, me parece una desgracia que sea más fácil encontrar un coco en mi pueblo que unas buenas ciruelas de la zona. Pero sobre todo, creo que estamos obsesionados por la proteína animal.
¿Por qué?
J.G.: Para mucha gente si no comes al menos una vez al día carne o pescado (o ambos) te estás alimentando mal cuando en realidad es casi al contrario. Y si es un filete, mejor que si es una pieza de segunda, con hueso, o menos aparente. Comer tanta carne no es sostenible en términos ambientales y desde luego tampoco en términos de salud. Y desde el punto de vista económico es un sobrecoste innecesario. Pero, ya sabes, en España el síndrome del chuletón sigue estando muy vivo y muy extendido. ¿Por qué tenemos que comer una carne mediocre cinco veces por semana si es caro, no es sostenible y tampoco es bueno desde un punto de vista saludable? ¿No será mejor reducir el consumo de carne y comprar piezas mejores, apostar por pequeñas explotaciones, por el trato humanitario a las reses durante todo el proceso de producción de carne, por la recuperación de razas autóctonas...? Son muchos temas, lo sé, pero vale la pena tenerlos en cuenta de vez en cuando.

Frijoles + arroz + tomate = platazo. 5 EUROS AL DÍA
Resumid en cuatro mandamientos breves los secretos para comer bien y barato.
A.M.: Saber cocinar. Saber comprar. Ser flexible. Y comer de todo.
¿Creéis que el experimento es sostenible a largo plazo?
J.G.: Con algunas adaptaciones, sí. Resumiendo mucho, creo que aprendiendo a reaprovechar, a trabajar en cocina, a elaborar tus propios caldos, a no comprar fileteados, precocinados y olvidándote de la obsesión por el chuletonazo es fácil recortar gasto de una manera racional. Hay básicos que se nos suelen olvidar y que nos aburren de tanto escucharlos pero que son ciertos: más legumbres, más ir al mercado y, sobre todo, más producto de temporada y local (sin obsesionarnos con esto último) ayudan a racionalizar mucho. A partir de ahí, como en todo, con la práctica vas mejorando los métodos, localizando proveedores que te convienen más y desterrando errores. Sólo por eso ya valdría la pena la experiencia.

Albóndigas borrosas pero deliciosas. / 5 EUROS AL DÍA
¿Cómo ha sido la respuesta de la gente?
A.M.: La respuesta ha sido bastante mayor de lo que imaginábamos al empezar. En general ha sido muy positiva, en plan “por fin alguien habla de esto”. Nos han preguntado mucho cómo hacíamos, y nos ha dado para muchas conversaciones. En la página de Facebook algunos han ido aportando sus ideas y sugerencias, la verdad es que se ha creado un debate muy intenso, no sólo sobre cómo comer con 5 € al día, sino además sobre otros tema: el gasto energético, la sostenibilidad, grandes superficies vs. pequeño comercio, el km 0... Da para mucho.
Habréis tenido críticas, imagino.
A.M: Ha habido críticas, la mayoría bien intencionadas; personas que se preocupaban que por reducir el gasto tuviéramos que recurrir a productos de marca blanca de origen no español, por ejemplo. O quien se quejaba de que en su ciudad no había esos precios. Eso por supuesto es algo que teníamos muy presente, no es lo mismo hacer esto en Negreira que en Madrid, y menos aún trabajando desde casa con horario flexible.
June 20, 2013
Aló, Comidista: "¿Por qué el arroz de la paella no se remueve y el risotto sí?
Aló, Comidista es un consultorio en el que vale todo: dudas culinarias, enigmas gastronómicos, cuestiones personales o problemas psicológicos y metafísicos. Sólo tenéis que enviarme un mail a elcomidista[arroba]gmail.com. Responderé a vuestras cuitas cada 15 días, un viernes sí y otro no (si no hay puentes o cosas raras).
Isabel: Quería preguntarte si el pimentón rojo puede cocinarse. He oído que es cancerígeno.
Querida Isabel, la primera en la frente. También habrás oído que la soja produce homosexualidad, que el vinagre mata los glóbulos rojos, que la leche caducada se repasteuriza hasta cinco veces y que los soldados de EEUU usaban uno de los componentes del Red Bull como droga. Pero que "lo hayas oído" no significa que sea verdad. Más bien lo contrario, las cosas que "oyes" suelen ser estupideces que se inventan cuatro gurús semijipitruscos sin ningún fundamento científico, pero que gracias a la credulidad y a la ignorancia de la gente se difunden como virus por internet. Imagino que esta paparrucha parte de dos hechos ciertos: en los alimentos quemados pueden aparecer compuestos potencialmente cancerígenos como la acrilamida, y el pimentón se quema con mucha facilidad. Pero para desarrollar un cáncer por esto deberías comerte el pimentón churrumado a cucharadas, y no creo que estés tan transtornada como para hacerlo (todavía). En resumen: por supuesto que el pimentón puede cocinarse, sólo debes tener en cuenta que es delicado, no ser burra y no echarlo a la sartén a fuego vivo.
Luis: Recientemente recordé aquella receta tan típica de la cocina española, por lo menos hasta los ochenta, cuando en este país el español que no había viajado poco o nada conocía de cocina italiana. Yo la creía bastante olvidada y prácticamente merecedora de entrar en la categoría de comida viejuna, pero resulta que tras hacer la típica encuesta insustancial en Facebook, varios de mis amigos, todos mayores que yo que soy del 77, siguen comiendo macarrones con chorizo habitualmente. ¿Qué opina usted?
Querido Luis, me obligas a reconocer algo que he mantenido oculto durante años y años. Pero creo que es hora de salir del armario y gritárselo al mundo: ME ENCANTAN LOS MACARRONES CON TOMATE Y CHORIZO. Hala, ya lo he dicho. Ufff, qué liberación, era un secreto que me oprimía el pecho y todo. Reconozco que es una mezcla bastante imposible, y que son viejunos, pero qué quieres que te diga... me recuerdan a mi infancia, sobre todo cuando la pasta está un poco pasada, y me rechiflan. Eso sí, el tomate tiene que estar bien hecho, nada ácido, porque entonces es cuando el plato chirría. Y quizá mejoren en una versión más finolis con chistorra o reduciendo la proporción de chorizo y añadiendo partes del cerdo menos heavies. Todo es probar.
Josué:
Me llamo sujeto X. El sujeto X comparte piso ( de "estudiantes" ) con
dos sujetos que llamaremos: Y y Z.
En uno, de los muchos debates acalorados que tenemos en las noches de
"bohemia y de ilusión" en este nuestro hogar, nos surgió la duda de
hasta qué punto el hecho de echarle aceite en el agua cuando vas a
cocinar la pasta es necesario para que esta no se pegue. El sujeto X,
defiende que no sirve de nada. El sujeto Y, no sabe no contesta. Y el
sujeto Z , defiende que "algo sí que hace". Te pedimos que des solución a
esta ecuación culinaria, y fin a la discusión.
Querido Josué, la pasta no necesita aceite para nada durante la
cocción: agua, sal, y ya. A lo sumo le puedes poner un poco después de
cocerla y pasarla por agua fría cuando la vas a usar en una ensalada,
para que no se pegotee. Por cierto, aviso de que una pregunta más sobre
la cocción de la pasta y saldré armado con una escopeta hacia el colegio
más cercano. La masacre será culpa vuestra, así que más os vale
preguntar al italiano que tengáis más cerca y dejar de dar la caca.

Mikel López Iturriaga, leyendo una nueva pregunta sobre cómo cocer la pasta.
Guillermo: Se dice que una paella se hace en una superficie
amplia y con poca 'altura de arroz' para favorecer la cocción y la
evaporación, ¿no? Lo que no entiendo es por qué se dice que no hay que
remover en ningún caso, si ello aun favorecería más la evaporación. Por
otro lado, el caso del los risotti es el contrario: se hace en cazuela y
sin parar de remover. ¿Porqué se utilizan técnicas tan diferentes en
cada caso?
Querido Guillermo, me alegra que me hagas esta pregunta de preescolar
de arroz. Este cereal contiene una sustancia que se llama almidón, que
actúa como ligazón y espesante. Cuanto más mueves el arroz, más almidón suelta.
¿Te interesa espesar una paella? No, porque el arroz debe ser seco y suelto, y te
quedaría una plastorra intragable. ¿Y el risotto? Pues sí, porque es un
arroz cremoso y te interesa que esté ligado.
Jaime: ¿Por qué si yo hago una tortilla de fresas o pongo a
cocer pasta en sangría para probar cosas nuevas, mi madre dice que soy
un cerdo, y si lo hiciera un chef famosete en la tele sería un
maravilloso genio creativo innovando?
Querido Jaime, un chef nunca haría una mamarrachada como una tortilla
de fresas o una pasta cocida en sangría. La buena cocina de vanguardia
no mezcla cosas raras al buen tuntún, sino que investiga nuevos sabores y
texturas que tengan sentido. Prueba, si puedes, alguna creación de
estos cocineros, y luego compárala con las guarrindongadas que te haces
tú en casa. Quizá notes la diferencia.
Marta: Una vez abierta, ¿la mayonesa de bote cuánto dura en
la nevera? Por lo que he visto, hay quien la tira a la semana y hay
quien la aguanta meses y casi años. Tiene que haber un punto intermedio
de sensatez, digo yo
Querida Marta, la mayoría de las mayonesas de bote no tienen
absolutamente nada que ver con la mayonesa de verdad. Imagino que
estarán hechas con minerales traídos de Marte y petróleo extraído en
Saturno, y por eso saben tan raras y se conservan tan bien. Yo diría que
pueden durar varios milenios en la nevera incorruptas cual cuerpo de Sor Úrsula-Micaela Morata, pero por precaución, mejor seguir las instrucciones del fabricante y tirarlas en el plazo que indique el frasco.
Mario: Yo ya tenía conocimiento de aquellas apariciones sobrenaturales que
de tanto en tanto surgen en los lugares más insospechados, pero jamás
hubiera imaginado que iba a ser uno de los señalados para recibir este
tipo de mensajes. Sin embargo, ahora que ha caído en mis manos esta
señal del cielo en forma de tomate, bien, bien no sé cómo interpretarla…
y antes de darlo a conocer al mundo quería saber de tu experta opinión.
¿Cómo sería mejor presentarlo? ¿En su versión Tomatico la hortaliza
amiga de los niños? ¿O en versión fálico-escrotal como primer ejemplar de
tomate empalmado? ¿Qué clase de mensaje me ha llegado del Más Allá?
Querido Mario, gracias por compartir con nosotros estas imágenes. No sé qué responderte, la verdad. Me gustan por igual el Sr. Tomatico y el pollate. Tengo más claro lo de la señal del Más Allá: necesitas un hombre que te ponga mirando a Roma.
Cristina: ¿Puede ser que la carne se descongele mejor y más rápido encima del mármol de la cocina, es una percepción mía o es mi mármol que tiene superpoderes?
Querida Cristina, no había oído nunca esto de descongelar carne encima del mármol, pero mis escasos conocimientos de física me dicen que tiene sentido. El mármol transmite relativamente bien el calor (por eso al tocarlo lo sentimos frío), así que la descongelación de un filete puede ser más rápida que sobre un plato de cerámica o sobre madera (malos conductores). Ahora bien, una superficie metálica cumplirá mejor esa función, porque conduce mejor aún el calor que el mármol: si pones unos hielos sobre metal y otros sobre madera, por ejemplo, los primeros se funden antes.
Rocío: Hay un restaurante donde hacen una vichyssoise riquísima. No sé bien cómo describirla... es súper fresca y ligera, tiene un sabor como vegetal indefinido y pide a gritos comerse súper fría. Me encanta pero todas las recetas que he probado yo dan resultados muy diferentes: siempre me saben mucho a mantequilla y a puerro y son más apetecibles calientes que frías. ¿Qué puede tener esa vichyssoise que la haga tan distinta? ¿Me podría recomendar una receta que creas que producirá algo parecido?
Querida Rocío, ¿no será que le echas ochenta kilos de mantequilla y de puerro a la vichyssoise y te queda más ordinaria que La Veneno? Para que quede ligera no debes olvidar que ingredientes como la leche, el caldo de verduras, la patata y la cebolla también son importantes. Otra opción es innovar y añadir un ingrediente poco ortodoxo pero fresco, como en esta vichyssoise de pera.
Paula: Mi marido y yo llevamos casados 10 años y hemos llegado a un 'entente cordiale' en temas culinarios. Menos en la salsa de tomate, o tomate frito (para empezar lo llamamos así de diferente): él le echa mucho azúcar, a mi me gusta tirando a ácida. Supongo que es cuestión de gustos, pero habrá una proporción de azúcar que sea la aceptada en la Real Academia de la Cocina Española, ¿no?
Querida Paula, una salsa de tomate hecha como Dior manda -elaborada con tomates maduros y rehogada durante un tiempo suficientemente largo- no tiene por qué llevar azúcar. Ahora bien, como buena parte de los tomates que se venden hoy en día son puro corchopán, a veces a la salsa hay que darle un empujoncito para que no sepa ácida. Un empujoncito significa una cucharada de azúcar para un kilo de tomates aproximadamente, no mucho más porque entonces ya estás haciendo mermelada.
Sandra: Estaba yo en Amazon buscando moldes de polos, y me sale esto. Total, que no he podido evitar pensar en ti. La publi es genial: "Haz una genuina piruleta moldeada de la joya de la corona de tu hombre". ¿Qué te parece el invento?
Querida Sandra, ¿seguro que estabas buscando moldes de polos? No estarías mirando consoladores, ¿verdad cerdi? ¿O es que Amazon te reconoció como compradora habitual de artilugios masturbatorios y por eso te sugirió esto? No pasa nada, mujer, ¡que darse placer es algo muy sano! A ver, yo estoy muy a favor de la clonación en general y de la de penes en particular, así que el Clone-A-Willy me parece muy bien. De hecho ya he encargado uno, y en cuanto me llegue y lo pruebe publicaré el resultado en este blog.
Gonzalo: Soy aquel chavalito bisexual que te escribió porque hacia unos ricos arroces con zumos. Me he echado un noviete muy molón, pero el otro día le pillé cociendo dos huevos en la misma olla que estaba cociendo unos guisantes. Poco después le cacé haciendo lo mismo juntando con huevos y pasta. Le dije que como podía ser tan sumamente cerdo de meter todo en el mismo agua, que los huevos hay que cocerlos por separado. Él me respondió que al hervir el agua todas las bacterias que pudiera haber mueren y que soy un hipocondríaco. ¿Estoy loco? ¿Es normal cocer ahí todo arrejuntado?
Querido Gonzalo, antes que nada déjame explicarte una cosita: que una vez cuando tenías 14 años le tocaras una teta a una chica no significa que seas bisexual. ¿Qué tal si aceptas de una vez que eres más gaylor que Bob Esponja y te dejas de historias? Bueno, y no sé en qué clase de retretes encuentras tú los novios, porque esta marranada de cocer los huevos con la pasta y con los guisantes sólo la puede hacer alguien muy sucio. Dile a este chico de mi parte que las bacterias igual mueren, pero que los restos de cagarro de gallina ahí se quedan, de guarnición. Si quiere practicar contigo la coprofagia, que te lo exponga claramente y luego tú ya decides, pero que no trate de imponértela con engaños.
Elena: Estoy muy indignada. ¿Porqué diantres se confunde en este dichoso país la hierbabuena con la menta? ¿Qué os pasa? ¿Los mojitos con menta os han quemado las papilas gustativas? Si no se parecen en nada por su sabor, y si tienes dos ojos también es muy fácil diferenciarlas por la vista. ¿También es legítimo confundir el perejil y el cilantro porque se parecen mínimamente? ¡Sí! Hasta tú, Mikel, has cometido ese error en muchas ocasiones. Simplemente no lo entiendo, y me parece de gran ignorancia confundir estas hierbas. Y me enerva cuando voy a un restaurante, me ilusiono con un plato con menta fresquita, y me traen un engendro aromatizado con pegotes de hierbabuena. ¡Pero por Dios, si hasta los chicles diferencian entre las dos hierbas! Y no me vengáis con la tradición, porque en mi casa se han diferenciado toda la vida, yo soy de Eivissa (se tendría que tratar a parte la ignorancia sobre el poleo-menta).
Querida Elena, qué mal café se os pone a las farloperas, de verdad. ¿No te has planteado dejar la coca, alma de cántaro? Te aseguro que la serotonina se te estabiliza y te tomas todo con más calma. La hierbabuena es un tipo de menta especial, con su sabor y sus propiedades. Pero chica, tampoco es para ponerte "hecha un obelisco", como dicen por ahí. Tranquílizate, llama a Proyecto Mujer, desengánchate y ya veras cómo te afecta menos este drama.

Elena, agrediendo a un camarero que le ha puesto hierbabuena.
Soraya: Mi abuela hace una sopa riquísima a base de garbanzos, pollo y verduras. Como todo hijo de vecino, echa los garbanzos a remojo el día anterior, pero según ella esta acción por sí misma no es suficiente para que se ablanden: hay que añadir bicarbonato al agua. ¿Cuánto de verdad crees que hay en nuestra teoría familiar?
Querida Soraya, yo soy como tu abuela y suelo poner un poco de bicarbonato a los garbanzos cuando los dejo en remojo. Incluso añado una pizca -muy poco, que si no, sabe raro- al agua de cocción. No es que sea estrictamente necesario, pero acelera un poco el proceso de ablandado de la legumbre.
Tu prima López: Vivo en Francia y aquí se ponen moraos a nata 100% materia grasa, quesos a tutiplén y cruasanes con medio kilo de mantequilla de la buena. Pero me he dado cuenta de que en general los españoles estamos más gordos, y entonces me quedo sin palabras para defender nuestro aceite de oliva y nuestra dieta mediterránea. Dame razones para callarles la boca. Y de paso, ¿estás patrocinado por la López Ibor o a cambio de la publicidad que les haces te dejan pasar findes gratis con ellos para recuperarte de tus findes festivaleros?
Querida Tu Prima López, hay muchas teorías sobre por qué los franceses no engordan: que si el vino que toman, que si la forma de vida... Añadiré la mía particular: creo que se debe a su forma de relacionarse con la comida. Al valor que le dan. Al hecho de que no coman a todo correr ni piquen entre horas, y de que den al disfrute de los alimentos el tiempo y la atención que merece. Son generalizaciones, desde luego, porque en Francia también habrá personas que coman fatal y que sufran obesidad. Pero no tengo ninguna duda de que en el asunto hay algo cultural. En cuanto a la López Ibor, no me patrocina todavía, y es algo que no me explico con toda la promoción que les hago. Al menos espero que cuando tenga que ingresar allí, que calculo será después de contestar unos 10 Aló Comidistas más, me hagan un descuento.
Ricardo: A mi santa le contó una amiga que existían unas bolsas de plástico para cocinar... y ahora todas las semanas me deleita con carne o pescado 'a la bolsa'. Supongo que será sano y legal, pero a mí tanto plástico me empieza a agobiar y, esto a ella no se lo digo, al final todo hace el mismo gusto. ¿Qué opinas de esta manera de cocinar?
Querido Ricardo, imagino que te refieres a esas bolsas para asar que se venden con un sobrecito de especias, extractos y potenciadores del sabor. Bueno, no tengo nada especial contra ellas: la bolsa es una buena manera de cocinar un alimento en su jugo, como el papillote de toda la vida pero optimizado. Pero yo sustituiría todas esas guarreridas en polvo por mis propias especias, hierbas frescas o secas, miel, limón o lo que se me ocurra. Y en el caso de las carnes, terminaría con un golpe de horno fuertecito fuera de la bolsa para que se doren.
Ampower:
El otro día estaba yo ejerciendo mis por todos conocidas habilidades como
panadera y me salió esta criaturita.
Querida Ampower, mil gracias por tu envío. Yo creo que tu panificadora diabólica -deduzco que usaste una porque los ojos de la criatura parecen los ejes de las aspas- fue poseída por el espíritu de ET. Aunque ahora que lo pienso, también se parece a una tortuga ninja. O a Jabba el Hutt. O a los pececillos estos mexicanos, los ajolotes. La cara B del pan, sin embargo, me recuerda un poco a Pesadilla antes de Navidad y otro poco a las caras de Bélmez. Yo no sé si dormiría tranquilo en casa con un ser así. En cualquier caso, enhorabuena: es una obra maestra que haría palidecer de envidia a maestros del pan como Xavier Barriga o Ibán Yarza.
Chumbera: Recientemente, la mantequilla ha entrado en mi vida. De lleno. Y ello se debe l'amouuuug, claro. Yo estoy encantadísima con el descubrimiento, pero hete aquí que me estoy encontrando con la Brigada Talibán del AOVE en amigos y familiares por todas partes, y ¡cómo se pone la gente para defender el aceite! A mi me gustan los dos. ¿Qué opinas tú de este fenómeno? ¿No crees que se esta yendo un poco la pinza a la gente?
Querida Chumbera, felicidades por haber descubierto la mantequilla, de verdad me alegro de que te haya entrado hasta tan dentro. A mí también me gusta mucho usarla, y en ciertos momentos me funciona mejor que el aceite, fíjate. Pasa total de los talibanes del AOVE, que son más plastas todavía que los de la paella, y tú lubrícate con lo que te apetezca.
Chumbera probando por primera vez la mantequilla.
Ander: Quería
decirte que te serví un kebab grasiento en el Primavera Sound, pero no
te dije que era un groupie tuyo para no darte la chapa, que estabas de
fiesta, coño. ¿Qué te parecieron? Hay una web que nombró al puesto donde
trabajé el mejor sitio de comida del PS. Solo quería preguntarte: un
gurú gastronómico como tú comete esos pequeños pecados como todos, ¿pero lo reconoce abiertamente o solo admitirá cocina de mercado y
vanguardista en su ocio culinario?
Querido Ander, me podías haber dado la chapa perfectamente: en ese momento todavía estaba consciente. Debo reconocer que después perdí un poco el oremus, porque creo que me echaron algo en la bebida. El falafel que me tomé en tu puesto estaba bastante bueno, aunque al día siguiente anduve un poco suelto no sé si por su culpa o por los excesos posteriores. En fin, dejando a un lado detalles escatológicos que no interesan, diré que no tengo ningún problema en reconocer que como guarreridas de vez en cuando. Soy un poco como las modelos cuando dicen que ellas también comen hamburguesas y patatas fritas y donuts: mi alimentación es exquisita y refinadísima pero puedo permitirme el lujo de cerdear de vez en cuando porque soy estupendo. Y repugnante a la vez.
June 19, 2013
Receta de fin de mes: ensalada de arroz con bonito, tomate y encurtidos

A la felicidad por los pepinillos. / EL COMIDISTA
El fin de mes es ese momento deprimente en el desearías ser millonario pero te das cuenta de que eres pobre. Sin embargo, el de junio resulta un poco más llevadero que los demás, porque anuncia un futuro inmediato lleno de luz y de color: se aproximan las vacaciones. Mientras vives con la ilusión de descansar al menos unas semanitas, conviene vigilar el bolsillo, y por eso El Comidista vuelve a la carga con su serie de recetas económicas por menos de un lero.
En el plato de hoy, un simple arroz blanco cocido hace de colchón para el empuje ácido del vinagre y los pepinillos. Su sabor es particular y no apto para paladares demasiado ñoños, pero si tienes la mala suerte de convivir con uno, siempre puedes eliminar el pepinillo y cambiar el vinagre de vino por otro más suave que el de manzana o por unas gotas de zumo de limón. Por lo demás, se trata de un plato simple, fresco, un poco de menú del día, pero que bien hecho y con ingredientes de calidad resulta delicioso.
Consejo del mes: las ensaladas a base de arroz, legumbres o grano son una opción barata y sabrosa para meter en un tupper y llevar al trabajo, la playa o un picnic (siempre que no les pongas mayonesa, claro). Con poco más (taquitos de pechuga de pavo, restos de pollo asado, un poco de jamón o queso, tomate, cebolla o manzana a trocitos, o frutos secos que tengamos orbitando por la despensa) y una vinagreta con especias, mostaza o cítricos podemos hacer un plato completo que sustituya al socorrido bocata.
Dificultad
Hay que saber abrir una lata de atún.
Ingredientes
400 g de arroz blanco
200 g de bonito en aceite
2 anchoas en aceite
2 tomates grandes
1 pepino
1 cebolleta
16 aceitunas
16 pepinillos
2 cucharaditas de alcaparras
Vinagre de jerez
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta
Preparación
1. Pelar y cortar la cebolleta en trozos medianos (o tiras finas, como os guste más). Poner en remojo en agua fría con vinagre (a partes iguales) durante unos 15 minutos.
2. Pelar el pepino a tiras desechando la mitad de la piel más o menos. Picarlo. Cortar los pepinillos a lo largo.
3. Preparar la vinagreta machacando las anchoas con una pizca de sal, pimienta y una cucharada de vinagre de jerez. Ir añadiendo poco a poco unas 6 cucharadas aceite de oliva virgen extra hasta que se forme una vinagreta.
4. Montar la ensalada poniendo una base de arroz, el tomate, el pepino y la cebolleta bien escurrida encima, media lata de bonito por plato y los encurtidos. Regar con la vinagreta, dejar reposar un rato en la nevera para que se mezclen los sabores y servir ligeramente fría con el tomate picado por encima.
June 18, 2013
Cómo preparar una buena cena de San Juan sin complicaciones

Sálvame del luxe / VICENS GIMÉNEZ
Se acerca la noche más corta del año y -con permiso de Nochevieja- seguramente la que deja la resaca más larga. Como ya nos conocemos, y sé que mis consejos-vendo-que-para-mí-no-tengo a favor de la sobriedad caen en saco roto ante vuestra sordera-ceguera temporal, la entrada de hoy tratará de minimizar las consecuencias con una buena cena de San Juan para hacer colchón.
Como sabemos lo que es ser anfitriones y volverse loco sin poder sentarte a la mesa hasta terminados los postres, hemos seleccionado una serie de platos bastante sencillos y que se pueden servir fríos o del tiempo. Si repartes un poco las responsabilidades (por ejemplo, si tú cocinas deja que tus invitados se encarguen del pan, el vino, los copazos, postre o de traer una tabla de quesos) todo será más llevadero. Y no te preocupes si sobra algo, seguramente durante la noche -o al volver a casa- habrá quien arrase con lo que quede: el olor de la tortilla de patatas por la mañana suele gustar más que el del napalm al teniente coronel Bill Kilgore.
APERITIVOS Y ENTRANTES
Algo que no puede faltar en ninguna cena fría son las aceitunas, y si las aliñas tú mismo el éxito está asegurado. Aquí podéis encontrar cuatro maneras de preparar aceitunas manzanilla, negras, rellenas de anchoa y gordal que no dejaran indiferentes a nadie. Otra de las ventajas que tienen es que se pueden preparar con bastante antelación, así que cuando llegue la hora de servirlas ya ni te acordarás del esfuerzo.
Los untables o "mojables" (por no llamarlos dips) también son una opción a tener en cuenta, porque cuesta casi el mismo esfuerzo preparar para dos que para 20, y solo hay que buscar un bol bonito y unos palitos de pan, regañás o bastones de verduras para que cada uno se vaya sirviendo. Para darle un aire moruno al asunto, podéis preparar hummus y baba ganush y muhammara con ensalada servida sobre triángulos de pan de pita. Si queréis un menú con airecillo de América del Sur, un paté de tomates secos y aceitunas y un cebiche de lubina, pulpo y aguacate, acompañados de un pisco sour tradicional o de piña harán muy felices a vuestros comensales.

¡El cebichito, mamá, el cebichito, mamá! (presunta canción de Georgie Dann). / AINHOA GOMÀ
PLATOS PRINCIPALES
Aunque esta categoría nos haga pensar en platos contundentes, no hay que olvidar que estamos en verano. Así que en vez de ponernos a asar jabalíes en plan Obélix, mejor optemos por cosas más ligeras, como este tartar de atún con remolacha (que se puede servir con tostadas o convertir en una ensalada fría añadiendo bulgur, por ejemplo) o unas opciones vegetarianas como la coliflor tostada con pasas o las minipizzas de brevas al vino con roquefort (aunque las originales eran de higos, admiten esta variación). Si sufres de lujitis y estás convencido de que una cena especial no es tal si no lleva ingredientes que griten "soy caro" a los cuatro vientos, prueba la medalla de foie con huevo escalfado -puedes tenerlo todo hecho previamente y terminar con un golpe de horno justo antes de servir- o las ostras con vinagreta, acompañadas de un cóctel mimosa. Y para los invitados que creen que si no hay carne no es una comida como Dios manda (esos que preguntan: ¿y el segundo?), podéis preparar un vitello tonnato o un lomo frío con aceitunas y pimentón.

Donde dije higo, digo breva. / AINHOA GOMÀ
POSTRES Y BEBIDAS
La bebida reina de las noches de verano tiene nombre de mujer -o algo así-, y se llama michelada (si no podéis conseguir el Clamato, sin él también tiene su gracia). Si sois de los que prefieren el trago corto, un refrescante vodka smash. Para los que quieren dejar a sus invitados con el culo torcido, dos propuestas ganadoras de los barman Antonio Naranjo y David Ríos. Y para los que les toca conducir, un granizado de mango con té matcha.
De postre, la tradición catalana, cada vez más extendida por España, manda tomar coca de San Juan. Pero si te quieres hacer el interesante o la moderna, siempre puedes apostar por un flan de dulce de leche (se puede preparar en recipientes más pequeños, o en una flanera grande y compartirlo, porque es más bien contundente) o un pastel de queso sin horno con frutas de temporada. A los chocolateros se les hará el bullate pesicola con unos vasitos rápidos de chocolate o unas rocas de chocolate, maíz y peta zetas. Después de organizarse para recoger un poco entre todos -no lo dejéis para mañana, que al día siguiente cuesta más quitar las zurrapas de los platos y los churretones de las mesas-, ya solo queda decidir dónde se seguirá la fiesta. Y, sobre todo, mantenerse a salvo de los malditos petardos.

Su aspecto dice "bébeme" muy fuerte. / AINHOA GOMÀ
Producción: Mònica Escudero.
June 17, 2013
Cocinar es revolucionario

A las barricadas, pero con sartenes. / DRFRANKLIPMAN.COM
¿Indignado? ¿Agobiado? ¿Harto del consumismo contemporáneo? ¿Frustrado por una vida poco satisfactoria en la que cada vez te sientes más títere y menos persona? Entonces tienes dos salidas. Una es movilizarte, salir a la calle a pegar cuatro gritos o meterte a antisistema. La otra, no excluyente de la primera, es más callada, más fácil y, a la larga, puede que más efectiva. Consiste en llevar a cabo una sencilla actividad subversiva en tu casa: cocinar.
Este viene a ser, descrita con trazo grueso, el punto de partida del nuevo libro del estadounidense Michael Pollan, periodista, activista, bestia negra de las multinacionales de comida procesada y habitual entre los autores más vendedores de su país. Cooked defiende que, hoy por hoy, no hay una forma más directa de transformar tu vida y de cambiar el mundo que volviendo a la cocina, ese lugar que poco a poco vamos abandonando al dejar nuestra alimentación en manos de la gran industria o de los profesionales de la restauración. Cada vez que decidimos preparar algo en casa con materias primas frescas en vez de llamar a Telepizza o freír unas croquetas de Findus, estamos tomando una decisión política y remando contra la corriente de un sistema que busca justo lo contrario: quitarnos lo poco que nos quedaba de la producción de comida y convertirnos en meros consumidores.
"Cocinar es una protesta contra la infiltración de
intereses comerciales por cada rendija de nuestras vidas", afirma Pollan en la introducción del libro. "Cocinar por el
puro placer de hacerlo y dedicar parte de nuestro tiempo de ocio a ello
es declarar nuestra independencia de las corporaciones que buscan
convertir cada momento en una ocasión para consumir. Es rechazar la
debilitadora idea de que, al menos cuando estamos en casa, producir es
un trabajo que debemos dejar a otros, y de que la única forma legítima
de ocio es el consumo. Esa dependencia que los vendedores llaman
'libertad". Traducido: no lo sabías, pero en 2013, tu gazpacho casero, tus verduras a la plancha y tu pollo al ajillo son revolucionarios.
Pollan explica que la cocina ha sido una actividad crucial para el hombre: su aparición significa el inicio de la cultura y la ruptura definitiva con nuestro pasado animal. La cocina nos hace humanos. ¿Por qué entonces la estamos abandonando? Porque dejar que otros produzcan nuestra comida tuvo su lado bueno -la mujer abandonó el hogar y pudo vivir en igualdad con los hombres-, y lo sigue teniendo, ya que nos permite disponer de más tiempo libre. Siempre nos costará menos preparar una sopa de sobre que una sopa de verdad.
Sin embargo, los costes de esta evolución son altos. Primero, para la salud: la comida industrial procesada tiene más azúcar, más grasas, más sal y más aditivos para alargar su vida útil. Pollan cita un estudio de la Universidad de Harvard que relaciona directamente el abandono de la cocina casera con el aumento de la obesidad en Estados Unidos, y emparenta la processed food con el aumento de un buen número de enfermedades. ¿Que piensas que esto sólo ocurre en Gringolandia? Pues te equivocas: en España aún se cocina más y se come más sano, pero los datos más recientes demuestran que vamos de cabeza hacia el modelo americano, con tasas de gordura infantil escalofriantes y un abandono generalizado de la dieta mediterránea.
Una de las reflexiones que más me gustan del libro incide en un tema que siempre suele salir en las discusiones sobre cocinar o no cocinar: el de la necesidad. ¿Por qué me voy a liar con guisos si puedo abrir un envase o descolgar el teléfono y tener comida lista al instante sin esfuerzo, y casi por el mismo coste? Soy el primero en reconocer que a veces cocinar me da pereza, y de que requiere un cierto esfuerzo que no siempre apetece. Además, como bien dice Pollan, desde un punto de vista estrictamente racional emplear el tiempo en cocinar no resulta demasiado inteligente: es más eficiente que lo dediques a lo tuyo y dejes a otros humanos especializados esa tarea, tal como dicta el principio básico capitalista de la división del trabajo. Zapatero, a tus zapatos, que la cena ya te la preparan en una fábrica o en Burger King.
Ahora bien, tanta eficacia tiene su reverso oscuro. "Nuestra comida la hace la industria; nuestra salud la llevan los médicos; el ocio, Hollywood y los medios; la política, los políticos, y así sucesivamente. Llega un momento en que no sabemos hacer muchas cosas por nosotros mismos, más allá de la que hacemos para ganarnos la vida", explica Pollan. Lo que genera sensación de impotencia, dependencia, ignorancia y falta de responsabilidad. La especialización máxima nos lleva a una falta de conexión con la realidad material y con los efectos de lo que hacemos: cuanto más lejos estamos en la cadena, menos nos afectan las posibles barbaridades que se hayan podido cometer al producir lo que consumimos.
¿Y qué tiene que ver la cocina con todo este rollo? Para Pollan, cocinar es un correctivo contra esta manera de ver el mundo. Cortar la carne de un animal te recuerda que te vas a comer un ser que estaba vivo, y puede que te anime a pensar en qué condiciones ha sido criado. Algo parecido ocurre con las verduras: la familiaridad con ellas en la cocina te empuja a respetar una naturaleza capaz de producir milagros como ellas. Sé que suena un poco hippy, pero debo decir que en mi caso es bastante cierto: mi interés por el origen de los alimentos, la ética y el impacto medioambiental de su producción nació cuando empecé a poner las manos sobre pollos crudos, pescados enteros, acelgas sin limpiar y demás parientes.

Michael Pollan, o cómo la comida sana no evita la calvicie. / KEN LIGHT
Desde hace tiempo me pregunto por qué la gente cocina cada vez menos a la vez que crece el interés mediático y popular por la gastronomía. Pollan lo llama "la paradoja de la cocina", y lo explica con argumentos sensatos. Lo de "ver" cocinar sin participar no es nada nuevo: lo llevan haciendo durante siglos los hombres y los niños mientras las mujeres guisaban. La transformación de la comida en el proceso de cocinado resulta fascinante, lo mismo que el trabajo manual con elementos tan primarios como los alimentos. De alguna manera, los humanos echamos de menos esa relación básica, y por eso nos interesa la cocina aunque no la practiquemos.
Coincido con Pollan en que lo bueno de esta situación de alejamiento progresivo de las cazuelas es que es bastante fácil de cambiar. Para cocinar no hacen falta ni grandes conocimientos ni excesivos recursos. Y cualquier pequeño paso adelante cuenta. Es evidente que parte de nuestra comida va a seguir siendo procesada e industrial, y tampoco vamos a fustigarnos por comer chorizo o queso de fábrica, abrir una lata de mejillones en escabeche o incluso tirar de un precocinado en un día en el que vayamos justos de tiempo. Con no dejar que lo preparado por otros invada por completo nuestra mesa, con agarrar la sartén, el cazo o la batidora de vez en cuando, ya estaremos de alguna forma plantando cara al sistema.
Quizá Pollan se deje llevar en algunas ocasiones por cierto dogmatismo, como bien señala Bee Wilson -autora de mi libro gastronómico favorito del año, La importancia del tenedor- en su crítica en el New York Times. Reivindicar los guisotes que tardan horas en hacerse como máxima expresión de la cocina, ignorar los instrumentos que aceleran los procesos como la olla a presión, y desdeñar el microondas -un trasto que puede servir para más cosas que para calentar lasaña precocinada- no parece la mejor forma de animar al personal a arrimarse a los fogones. Y, desde luego, tanta reivindicación de "lo lento" suena un poco a privilegio en el mundo contemporáneo, en el que el tiempo escasea. Tampoco ayuda su predisposición a dejarse llevar por la nostalgia de lo que comían nuestros antepasados: por muy maligna que haya sido la industrialización, los alimentos hoy son mucho más seguros que en el pasado, y en cuanto a la calidad... como decía Andoni Aduriz, "lo mejor de la cocina de la abuela era la abuela".
Me gusta más la reivindicación que hace el autor de la cocina como una actividad placentera, provechosa, que genera bienestar mental porque "deja espacio a la reflexión y al ensueño". Preparar un plato para alguien no sólo es revolucionario, sino también una muestra de amor de lo más gratificante para el que la practica. "Cocinar nos da la oportunidad, muy rara en el mundo moderno, de trabajar directamente en nuestro favor, y a favor de la gente a la que damos de comer. ¿Hay alguna práctica menos egoísta, un trabajo menos alienante, un tiempo menos desaprovechado que preparar algo delicioso y nutritivo para la gente a la que quieres?". Ahora no se me ocurre ninguno.
June 16, 2013
'Taralli' de Puglia

El plato es pequeño, y los 'taralli', también. / EL COMIDISTA
El gran descubrimiento aperitivesco de mi Semana Santa en Karrantza fueron los taralli de Puglia. Esta especie de minirosquillitas de pan, en las que fui introducido por mi cuñada May, provienen de Italia, más concretamente del tacón de la bota que asemeja el mapa de este país. Son el típico snack que no puedes parar de comer, perfecto para acompañar un vinito o una cerveza sin grandes montajes.
La gracia de los taralli, aparte de su sencilla preparación, es que admiten múltiples variantes. Aquí llevan ajo y guindilla -dos productos nacidos para la coyunda-, pero se les puede echar cebolla deshidratada, romero, semillas de hinojo, comino, un poco de queso o lo que se te ocurra. En Puglia también se preparan en versión dulce con azúcar o chocolate, aunque a mí me atrae más la idea de comerlos salados. En cualquier caso, son deliciosos, y muy recomendables para perder el miedo al oscuro y tenebroso mundo de las masas.
Dificultad
Parvulitos del pan.
Ingredientes
Para ½ kilo
400 g de harina
150 ml de vino blanco
120 ml de aceite de oliva virgen
1 cucharadita de pepperoncino (o guindilla roja seca picada)
1 cucharadita de ajo deshidratado
1 cucharadita de sal
Preparación
1. Poner la harina en un bol con la sal, el pepperoncino y el ajo. Añadir el aceite y el vino y mezclar con las manos. Dejar reposar 10 minutos, mientras precalentar el horno a 200º.
2. Poner agua abundante en una cazuela grande a hervir, ir haciendo bastoncitos con la masa de 8 o 10 cm de largo y de un dedo meñique de grosor. Hacer un lacito, aplastar ligeramente para que no se abran y hervir de 10 en 10 hasta que suban a la superficie. Sacar con espumadera a un escurridor.
3. Al terminar, hornear con ventilador en bandeja unos 30-35 minutos hasta que estén ligeramente dorados. Dejar enfriar y servir con queso, embutidos, encurtidos, paté o casi cualquier cosa. Y algo para beber, claro.
June 13, 2013
Plan para el finde: Japan Restaurant Week
El Comidista prosigue su serie de entradas breves en forma de autoentrevista sobre restaurantes, bares, cafés y actividades gastronómicas diversas para disfrutar el fin de semana. Se publican uno de cada dos viernes, alternando con el consultorio Aló, Comidista.

¡Aaaaaaaay, el sashimi! / JAPAN RESTAURANT WEEK
No me lo digas: esta vez la cosa va de japonés. Felicidades, has acertado. Va de japonés y del bueno: una de las páginas de referencia de la gastronomía oriental en español, Comerjapones.com, se ha juntado con Atrapalo.com para seleccionar una lista de restaurantes que ofrecerán durante esta semana menús especiales al razonable precio de 25 euros. Pues el menú del día del bar de debajo mi casa / oficina / sanatorio mental es mucho más barato. Claro, pero es que la Japan Restaurant Week ofrece menús del día, sino más bien menús degustación con productos de calidad a un precio accesible. ¿Y esto dónde es? Hay 16 restaurantes en Madrid y 15 en Barcelona que han recogido el guante. El listado se puede consultar aquí.

Temaki del 99. / COMER JAPONÉS
¿Qué hay que hacer para probar uno de esos menús? Antes de nada, chafardear un poco la web de Japan Restaurant Week y decidir por qué restaurante y menú te decantas. Allí hay un botón rojo que te permite reservar directamente. ¿Y si no te gusta el pescado crudo? Ah, ¿pero todavía existe gente que cree que la comida japonesa es sólo sushi? Yo creía que os habían llevado a una reserva cerca de los Monegros y habían tirado la llave al abismo de Helm. Pues nada, busca bien y ya verás como encuentras más de un menú que no lo lleva, y otros en los que puedes escoger entre varios platos diferentes. Vale. ¿Por qué se monta este rollo justo ahora? Porque empieza la celebración del año dual España-Japón, que durará hasta julio de 2014. Y si hay una buena manera de hermanar países es a traves de la comida. De todos estos restaurantes, ¿cuáles conoces y recomendarías? De los de Madrid conozco el 99, que está bastante bien. En Barcelona, me apetece mucho probar el Daruma, y suelo ir al Shibui y al Futami y siempre salgo más contento que unas castañuelas japonesas.
Japan Restaurant Week. En Barcelona y Madrid del 14 al 23 de junio. Precio del menú: 25 euros.
June 12, 2013
Despensa para novatos: 10 ingredientes básicos para hacer comida marroquí
El Comidista, más pesado que Petete en su labor educativa,
continúa su serie de artículos mensuales sobre los ingredientes básicos
que debemos tener en la despensa para preparar platos sencillos de otras
cocinas. La lista incluye siempre alimentos de media o larga duración,
que puedas guardar en la despensa para tirar de ellos el día que te dé
el arrebato gastroviajero o veas alguna receta apetecible por ahí.

Productos del zoco. De Barcelona. / EL COMIDISTA
Parece que fue ayer cuando Mrs. Mònica Escudero y yo empezamos a elaborar estás despensas para novatos y, fíjate, ya casi hemos dado la vuelta al mundo sin salir de nuestros pisos en el barrio. Hemos pasado por dos continentes y vamos por el tercero con esta entrada dedicada a la fantabulosa cocina de nuestros vecinos del sur, una de mis favoritas en todo el planeta: la marroquí. Como ya tenemos una despensa bien surtida gracias a las anteriores entregas, hay ingredientes –como el aceite de cacahuete– que también podéis usar para preparar platos marroquíes salados (se usa principalmente para freír o saltear) o dulces.
Aunque lo que aquí recomendamos son ingredientes y no menaje de cocina, no puedo dejar de hacer mención a dos cacharros que te facilitarán bastante la vida si vas a hacer este tipo de cocina a menudo: una cuscusera (aunque una de esas ollas dobles para hacer pasta o cocinar al vapor también puede servir) y un tajín, imprescindible para preparar el estofado del mismo nombre. ¿Se puede funcionar sin estos trastos? Sí, claro, pero dependiendo del uso que les vayas a dar igual vale la pena hacer la inversión.
Muchos de los elementos de una despensa mediterránea tradicional –como los garbanzos, la miel o el aceite de oliva, las hortalizas y más– también están muy presentes en esta cocina, lo que nos permite preparar muchos de sus platos sin volvernos demasiado locos buscando ingredientes raros.
1. Harissa
La típica pastuflis mágica que le da un sabor marroquí a cualquier cosa a la que se la pongas, ya sea un pollo marinado, un arroz salteado o unas patatas picantes. El plato estrella en el que participa es la harira, una sopa de carne, legumbres y tomate tan potente que se suele usar para reponer fuerzas después del ayuno del ramadán. Para hacerla en casa solo hay que mezclar pimientos picantes rojos -ahumados o sin ahumar-, ajo, cilantro, alcaravea y sal, molerlos y mezclarlos con aceite de oliva (dejándoles un tiempo de reposo de unas 24 horas para que se unifique el sabor). Si no te quieres liar, hay versiones envasadas más que dignas en cualquier tienda dedicada a la gastronomía marroquí.

Una marca de harissa que está bastante buena / WIKIMEDIA
2. Especias: 'ras el hanut' y más
Para el paladar europeo, cocina oriental es equivalente a especias. Entre las que se utilizan en Marruecos, hay muchas que son habituales en la cocina española, como la canela, el clavo, el comino o la pimienta, pero hay una combinación que es la piedra angular de muchos platos marroquíes: el ras el hanut.
Es una mezcla que lleva entre 5 y 30 especias, variando siempre en función del cocinero o vendedor que la prepara. A pesar de no tener una fórmula concreta el pimentón, el comino, el cardamomo, la nuez moscada, la canela y la pimienta negra son algunos de sus ingredientes básicos. Se usa para estofados (como el tajín), para marinar carne y para hacer el majún, un dulce que se prepara con dátiles, frutos secos, miel y kif o hachís. Esto último no lo recomendamos. O sí. Bueno, no.
3. Sésamo y derivados
El sésamo se usa mucho para preparaciones dulces (como estos krachel, que recuerdan a la coca de patata mallorquina, o los blighat, fritos y posteriormente empapados en un almíbar de miel), pero también protagoniza algunas saladas, como las albóndigas con menta y sésamo. El tahini es una pasta aceitosa hecha con las semillas del sésamo, sabrosa, aromática y con mucho calcio. Es lo que le da el sabor característico a cremas como el hummus o el baba ganoush. Si te da pereza meterte a los fogones, en Grecia lo toman para desayunar, untado sobre pan y acompañado de miel. Cuidado con pasarse con ella, porque se agarra al cuello de una manera difícil de explicar.
4. Agua de azahar
Este aroma al agua, obtenido a base destilar una infusión hecha con las flores del naranjo, es tan delicada de sabor que se debe conservar en óptimas condiciones. Por su volatilidad, es importante guardarla en la nevera, y mejor comprarla en un recipiente oscuro que la haya mantenido protegida de la luz. Se usa en múltiples recetas de pastelería como los pastelillos elaborados con hojaldre, llamados 'cuernos de gacela', que pueden estar rellenos de ingredientes tan diversos como pistachos, nueces, almendra, dátiles o queso fresco y endulzados con miel. También la puedes añadir a tu maletín de la Srta. Pepis y ponértela en la cara en plan tónico astringente.
5. Cuscús y bulgur
El primero es casi como el pan: un acompañamiento que funciona con todo. Da nombre a un plato que consiste en esta misma sémola cocinada al vapor de un caldo y acompañada de pollo, carne o verduras más diferentes aderezos, como salsas, pasas o cebolla caramelizada. Prepararlo es todo un ritual, y separar los granos para que no te quede una plastorra, todo un arte. Aun así, no hay que acobardarse: puede que no te salgan tan buenos como los de Fez o Marrakech, pero los cuscuses modernos son bastante fáciles de hacer y no hay más que seguir las instrucciones del paquete.
El bulgur, cuyo nombre significa 'trigo partido', es en realidad trigo cocido y secado a posteriori, lo que hace que en muchas de sus versiones se pueda hidratar en frío. Esta cualidad lo hace especialmente agradecido para preparar ensaladas como el tabulé, con tomate, cebolla, pepino y perejil aderezados con aceite de oliva y zumo de limón.
6. Té
El té verde con menta fresca (o con flor de naranjo, si es temporada) es la bebida oficial marroquí, y se toma para acompañar las comidas o entre horas. Se considera una bebida de cortesía -por eso es habitual ofrecerla al llegar a una casa, tienda o local-, y cuidado con rechazarlo porque es de muy mala educación. Allí se toma caliente todo el año, pero los paladares occidentales que se enfrentan al verano pueden hacer una versión en frío, concentrándolo un poco más y poniéndole hielo o infusionando en frío entre 24 y 48 horas (puede hacerse directamente en la nevera). En el sistema tradicional, la preparación y el orden de los elementos son importantes para que el resultado sea perfecto (aquí va un buen ejemplo). Se puede acompañar con pastelitos dulces de hojaldre con miel y frutos secos.

No digas que no (como a Miguel Bosé) / KENWOOD TRAVEL
7. Frutos secos
Orejones, pasas, almendras, nueces, pistachos, anacardos, dátiles y muchos más son protagonistas de la cocina marroquí, tanto en elaboraciones dulces como saladas. Tanto que una buena manera de improvisar un estofado que recuerde al Norte de África consiste en tener una base de cebolla y tomate fritos (más calabaza, zanahoria, nabo o lo que tengamos), coger los frutos secos que tengamos orbitando en la alacena y, junto con pollo o cordero, ponerlos a estofar en caldo de pollo rebajado con agua o -aunque esto no es en absoluto ortodoxo- un poco de vino o cerveza. Una cucharada de ras el hanout (o canela, comino, o cualquiera de los ingredientes que lo componen) y un poco de arroz, bulgur o cuscús para acompañar darán como resultado un plato sabroso, aromático y que puede servir para dar salida a las típicas verduras que compras con buena voluntad pero acaban haciendo la mili en la nevera (y de ahí a la basura, claro).

Unos pocos frutos secos en un mercado marroquí / WIKIMEDIA
8. Encurtidos: limones y aceitunas
"Los limones vale, pero las aceitunas, vaya descubrimiento", dirán algunos (los de siempre). "Como si yo no tuviera siempre aceitunas en la nevera, Comiditas". Pues sí, pero no. Porque las aceitunas árabes, además de llevar unos aliños de especias y hierbas aromáticas que les dan un sabor estratosférico, tienen otra textura. Son más carnosas, un poco parecidas a las kalamata griegas, y es relativamente fácil encontrarlas en carnicerías halal. Respecto a los limones encurtidos (o confitados en sal, un acompañamiento muy habitual para el tajín), son un poco más difíciles de encontrar –si tenéis un sitio donde los vendan localizado, ¿podéis compartirlo en los comentarios?–, pero tambíen fáciles de hacer y poco perecederos. Ahí va una receta para quien se anime.

Etiquetar las conservas es importante / COCINAR ES PONERSE
9. Vino de Meknès
Aunque suene extraño dada la prohibición islamista de consumir alcohol (vinculada directamente con el pecado o haram), Marruecos tiene cinco zonas de producción vinícola, entre las que destaca claramente la región de Meknès (Mequínez en castellano) con 2.500 hectáreas de viña. Aunque se pueden encontrar caldos de diferentes precios y calidades, la bodega que se lleva el gato al agua (o el cristiano al vino) es Les Celliers de Meknès, regentada por Brahim Zniber, un señor de 83 años que tiene 19 hijos de nada.
10. Pan de pita
Aunque no es exactamente un producto de larga duración, Lewis, el hombre que regenta el puesto Productes de l´Altra Riba en el Mercado de la Abacería de Barcelona y uno de mis gurús de la alimentación de Oriente Medio, me enseñó que, debidamente separados en diferentes bolsas de papel o plástico, estos panes se puede congelar -y descongelar posteriormente en la sartén o tostadoras- sin que su sabor o textura se vean afectados. Se puede usar para rellenar (con ingredientes fríos o calientes, aunque el pan idealmente tiene que estar caliente siempre) o acompañar casi cualquier cosa, y es un buen comodín para improvisar bocadillos. Los más osados podéis hacerlo en casa con esta sencilla receta.
June 11, 2013
Cuscús frío con remolacha, calabacín y almendras

Bueno, bonito, barato y rosa / EL COMIDISTA
El cuscús es uno de esos comodines que funciona igual en invierno que en verano, en una ensalada ligera cual aleteo de colibrí o para acompañar el estofado más salvajemente gorrino. Esta es más bien de las primeras, porque apenas lleva grasaza, no tiene ingredientes animales y abunda en verdura poco cocinada. Además rebosa sabor, y es una alternativa muy colorista y muy fucsia al cuscús convencional.
Otra de sus ventajas es que se puede llevar muy bien en un táper al trabajo, al monte o a la playa. A los que les rechinen los dientes cuando oyen hablar de comer limón, les recomiendo que busquen un ejemplar con la cáscara gruesa: son los menos ácidos y los más carnosos. En caso de intolerancia total, no se pone y ya está. Ah, y si alguien no puede vivir sin meter proteína en este plato, se le puede añadir feta, halloumi o cualquier otro queso un poco saladito.
Dificultad
Primero de cuscús.
Ingredientes
Para 4 personas
Para la ensalada
200 gramos de cuscús en crudo
1 calabacín (unos 300 gramos)
1 remolacha grande o 2 pequeñas (unos 300 gramos)
1 limón
40 gramos de almendras crudas
Para la vinagreta
4 cucharadas de aceite de oliva
3 cucharadas de zumo de naranja
1 cucharada de zumo de limón
1/4 cucharadita de pimentón rojo dulce
1/2 cucharadita de comino
Sal y pimienta negra recién molida
Preparación
1. Cortar el calabacín en daditos y escaldarlo un minuto en agua salada. Sacar y enfriar en un bol con agua con hielo. Hacer lo mismo con la remolacha.
2. Preparar el cuscús con el agua de cocción de la remolacha según instrucciones del fabricante, separar los granos con un tenedor, dejar enfriar y reservar.
3. Pelar el limón a lo vivo -sacando sólo la pulpa- y cortarlo en trozos pequeños. Mezclar todo esto con el cuscús ya frío, la remolacha, el calabacín y las almendras.
3. Mezclar los ingredientes de la vinagreta, aliñar el cuscús con la mitad de ella y dejar reposar un rato antes de servir. Servir con el resto del aliño para que cada cual se ponga más si quiere.
Producción: Mònica Escudero.
June 10, 2013
Repostería incorrecta: pasteles que nunca deberían haber existido

No preguntes qué es. No lo preguntes. / EDIBLE ANUS
Digámoslo alto y claro: el asunto de la repostería creativa se nos está yendo de las manos. Durante un tiempo fue divertido, y lo sigue siendo en muchos casos. Pero el sueño del fondant crea monstruos, algunos de ellos bien terroríficos. No me refiero a los desastres pasteleros por imitación, que ya fueron tratados en un hilarante episodio de este blog. Hablo de creaciones cuyo defecto no está tanto en la técnica, sino en el concepto.
Lo que sigue es la recopilación de mis tartas, pasteles y bombones incorrectos favoritos que circulan por la Red, agrupados por sus pecados. A unos se les va la mano con el realismo; otros inciden en temas que no se llevan demasiado bien con la comida como el sexo crudo, la escatología o la natalidad, y otros son directamente producto de mentes enfermas. Pero todos producen sensaciones fuertes, que van de la risa al asco pasando por el miedo. ¿Preparados?
DEMASIADO REALES
La repostería creativa ha desatado una auténtica fiebre por los pasteles que parecen otras cosas. El problema es que algunos alcanzan tal nivel de realismo que dan un poco de yuyu, sobre todo cuando los seres u objetos replicados generan más repelús que apetito. El caso más popular es el de la pitón de North Star Cakes, una tarta que alcanzó tal popularidad que ha generado todo un submovimiento de repostería ofidia. Para los que se quieran iniciar en el culto pastelero de Slytherin, existe un blog monotemático llamado The Snake Cake.

Y si es Voldemort, ¿qué? / NORTH STAR CAKES
Otra repostera que ha cruzado los límites del buen gusto es Sarah Hardy. Su pastel de pollo crudo es tan brillante en ejecución como repulsivo a la vista, con esa piel entre rosa y amarillenta y esos bultitos tan logrados. ¿A quién le puede apetecer algo así?

Entero da asco. / FOODBEAST

Abierto, más. / TRENDHUNTER
La reproducción de animales da mucho juego a los enfermos de esta clase de pasteles. Entre los más amenazadores que he encontrado están este cangrejo cocido y una especie de marmota claramente homosexual que sale de un huevo en plan ola ke ase.


Debate: ¿cuál da peor rollo? / THIS BLOG RULES
Ahora bien, a la hora de producir rechazo nadie gana a la cerda vampira, una monstruosidad pergeñada por algún sádico que supera los momentos más gore de nuestros cochinillos asados. Atención a los pezones, que son especialmente apetitosos.

La última reencarnación de Drácula. / HELABLOG
DULCES POR LA IMPOTENCIA
Los pasteles con motivos fálicos cuentan con una larguísima tradición en fiestas de solteros y otras reuniones degradantes para la dignidad humana. Los moldes para prepararlos se venden con total normalidad, incluso algunas celebrities como Miley Cyrus se han dejado fotografiar con ellos en posturas comprometidas. Por ello, en la mayoría de los casos resultan inofensivos... salvo cuando se cruzan con otras temáticas como los cuentos infantiles.

El mago Pitilín. / PENIS PANS
La mezcla de la fiebre por los cupcakes con el universo sexual también ha producido auténticos engendros venidos del infierno. En la web London Feminist, donde parecen tener el chichi pa' magdalenas, han creado estas preciosidades que sólo podrían excitar a una lesbiana ninfómana o a Michael Douglas. Desde aquí animo a Alma Obregón a que nos enseñe a hacerlos en su programa Cupcake Maniacs.

Espero que esas perlitas no representen lo que creo que representan. / LONDON FEMINIST
FALTA DE COMPRENSIÓN LECTORA
Relajémonos un poco con una minisección más ligera. Los errores en los textos de las tartas dan pie a divertidísimos casos de trospidez repostera. Mis preferidos son los casos en los que un pastelero cortimer no entiende lo que el cliente le está pidiendo, y pone textualmente lo que dice la hoja del pedido.

"Anillos olímpicos". / THE NEW YORK TIMES
Uno de los momentos más gloriosos de incomprensión ocurrió con esta tarta. El encargo expresaba claramente lo que el comprador quería que pusieran en ella: "Nada". El pastelero, incapaz de entender semejante acto de sobriedad decorativa, decoró la tarta con esa palabra. Y ganó el Premio Internacional al Imbécil del Año.

Nada, de Carmen Laforet. / THE NEW YORK TIMES
LA CACA COMO TEMA
Es fácil conseguir que la decoración de un pastel recuerde a un cagarro: basta con tener a mano una crema de chocolate, una manga pastelera y la suficiente torpeza a la hora de hacer figuras. Sin embargo, hay casos que sobresalen en repugnancia, como estos donuts recogidos por la maravillosa e imprescindible web de repostería incorrecta Cake Wrecks.

Donut con zurullo. / CAKE WRECKS

Donut con gusano saliendo de zurullo. / CAKE WRECKS

¿Gusano saliendo de hemorroide? / CAKE WRECKS
Bombonería y escatología se unen en el sensacional Edible Anus, que bien podría protagonizar una versión porno de la peli de Tim Burton titulada Charlie y el ojete de chocolate. No sólo hay mucha imaginación y mucho emprendimiento en este producto, sino que los textos promocionales de su web son simplemente geniales: "Es el regalo perfecto para toda la familia. El ano puede disolver todas las barreras de raza, género, clase y orientación sexual". Rezo porque Ferrero-Rocher lo acabe imitando.

Nunca falta en las recepciones del embajador. / EDIBLE ANUS
BABY BOOM
Agárrate que vienen curvas. Los máximos niveles de incorrección en repostería los alcanzan sin ninguna duda los pasteles que reproducen bebés, relativamente habituales en los baby-showers estadounidenses. Todos son macabros, pero hay algunos que superan todo lo imaginable.

Hornea a tu bebé. / HAPPY PLACE

Sólo faltan los restos de placenta. / HAPPY PLACE

¡Gallardón! ¡Que alguien llame a Gallardón! / PINTEREST
Las figuras de niños en los pasteles son objeto de alto riesgo. Sobre todo si los pones desnudos, con las piernas abiertas y encima de unas zanahorias.

Nachitos Vidales. / CAKEWRECKS
Creo que de todos los horrores con motivos natalicios, éste es el que más me gusta. ¿O acaso a vosotros no os enternece esta composición de tórax de mujer embarazada y feto flotando en gelatina en su tripa?

Aspic de nasciturus. / BABBLE
Dejo para el final lo más fuerte. El que probablemente sea el pastel más incorrecto de todos los tiempos. Una absoluta aberración que reproduce ese momento tan apetitoso de la vida: el parto.

Aprieta, Olivia, aprieta. / HOLY TACO
TÚ EN TU TARTA
Una modalidad errónea que me encanta, consistente en salir retratado o reproducido en el pastel. Funciona especialmente bien cuando eres un macarra de pelo grasiento y tienes una foto sepsi en la que te agarras el cinturón.

Sexy motherfucker. / CAKE WRECKS
Esta mujer con tan buen gusto tuvo como pastel de boda una exquisita reproducción de sí misma. Es el sueño de toda novia: que la devoren los invitados.

El horror de los horrores. / BARCROFT
TERROR EN LA PASTELERÍA
Sí, todos hemos visto ya miles de pasteles de muertos vivientes, brujas y monstruos por internet. Pero hay casos que sobrepasan lo imaginable y poseen una capacidad de producir repugnancia que asusta. Un pie con dedo montado y uñas llenas de hongos y unas deliciosas entrañas de persona comida por los zombis son nuestras apuestas en este apartado.

A mí dejadme las uñas, que son lo más rico. / CAKE WRECKS

Lo que más te apetece en el mundo. / GEEKOLOGIE
Un poco de humor negro puede resultar divertido en la dedicatoria de una tarta. Pero pasarte ochenta pueblos y bromear con la muerte de un cumpleañero, pues no.

¿Cumples 40? Pues estás muerto. / HAPPY PLACE
Este caso podría pertenecer a la categoría de los pasteles con bebés, pero lo meto aquí porque me parece más propio de una película de terror. "Ashley, siento lo de tu aborto. Todavía te quiero, Fred", dice el texto de la tarta. Si la figura del fetito es comestible, Fred, yo no viviría tranquilo en la misma ciudad que tú.

Aborto repostero. / HAPPY PLACE
ASÍ SÍ
Para terminar con buen sabor de boca después de tanta monstruosidad, finalizo el post con un caso de repostería verdaderamente creativa. Un empleado del aeropuerto de Stansted, en Londres, envió esta carta de renuncia en forma de pastel a sus jefes en abril, en la que decía adiós a su trabajo gris y hola a una nueva aventura como repostero. Bonito, ¿verdad?

Adiós con el chocolate. / DAILY MIRROR
VUESTRAS APORTACIONES
Desde Austrohúngaro nos mandan una imagen demasiado buena para obviarla -con lo que, de paso, queda oficialmente inaugurada esta sección–: el pastel caja de gato, especial para Halloween y otras fiestas de horrorizar. La ventaja es que no lleva horno; la desventaja, que el gato puede equivocarse y ya la tenemos liada.

Cacotas / ALL RECIPES
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