Andrés Accorsi's Blog, page 109
September 15, 2015
15/09: YA LLEGA COMICÓPOLIS

Porque claro, en esas fechas (17 al 20 de este mes) nos internamos en Tecnópolis para vivir cuatro días al recontra-palo, en el festival de historieta más grosso y ambicioso del que yo tenga memoria, por lo menos en esta región del universo. Todavía quedan pendientes algunas propuestas de Esperando Comicópolis, pero la hinchada ya late al ritmo del festival que arranca el jueves a las 12. La verdad es que la expectativa (nuestra y de ustedes) es enorme, porque el clima amaga con estar espléndido, porque la feria va a explotar de stands llenos de material a excelentes precios (incluyendo cosas que el resto del año no se ven por acá ni en sueños), y porque la programación está pensada para sacarle el mayor jugo posible a más de 30 invitados de todas partes del mundo, donde se mezclan hiper-consagrados y grossos a los que está buenísimo descubrir. ¿Querés la programación completa, día por día, hora por hora y espacio por espacio? Está en la web de Comicópolis, http://comicopolis.ar/2015/
Ya empezaron a llegar los invitados, ya se están colgando las muestras, ya Tecnópolis se empieza a vestir de historieta. No hace falta que te cebe contando lo bien que la vas a pasar. Ya lo sabés porque ya viniste los años anteriores, o porque alguien que fue te lo contó, o porque viste fotos o videos. Pero te recuerdo un detalle más, MUY importante: en Comicópolis TODO es gratis. Traé guita para detonar en la feria, pero la entrada, la inscripción a todos los talleres, las charlas, las firmas de todos los artistas, la presentación de carpetas para los editores que vienen de otros países y hasta el show que va a brindar Art Spiegelman en el microestadio de Tecnópolis son GRATIS. Si venís en auto, el estacionamiento también es GRATIS.
Si te copa la historieta (algo bastante probable si entrás a un blog como este), del 17 al 20 tenés una cita impostergable, a la que vienen (además de los invitados) un montón de artistas, editores y fans de otras provincias argentinas y de otros países de Latinoamérica. Algo bastante lógico, porque eventos como este no abundan en ningún lado. Yo voy a estar laburando a full en la organización, pero si nos cruzamos, acercate y saludá. Pero sobre todo, disfrutá. Trabajamos muchos meses para que Comicópolis sea la fiesta más grossa de los fans de la historieta y el objetivo es tan simple como eso: que vengas y la pases bien.
¡Nos vemos allá, a partir del jueves al mediodía!
Published on September 15, 2015 13:28
September 14, 2015
14/09: ADOLF Vol.4

Mientras tanto, Adolf es un culebrón interminable, donde cada cosa que parece resolverse en realidad no hace más que abrir nuevas puntas argumentales. Esta vez, el periodista japonés Toge tiene pocas escenas, aunque importantes. Y de nuevo, el que se ve sometido a las situaciones más jodidas, más extremas, es Adolf Kaufmann, el chico nacido en Japón, ahora al servicio del führer en Berlín. Tezuka le dedica las últimas 90 páginas del tomo a este personaje cuyas convicciones se sacuden a medida que se mete más y más en el círculo interno de Hitler, lleno de traidores, garcas e inescrupulosos.
¿Y Adolf Kamil? Pobre, nunca logra hacer pie en la trama. En el espacio que supuestamente le toca protagonizar al chico judío que vive en Kobe, de pronto gana prominencia un personaje nuevo, Yoshio Honda. Tezuka desarrolla a este joven muchísimo más que a Adolf Kamil y -unas 100 páginas después- decide darle un final… de esos que te hacen pensar si realmente era necesario sumar un personaje más (que incluso tiene sus propios personajes secundarios) a una trama ya tan compleja.
Para el final del tomo, Adolf Kaufmann está en pleno viaje de regreso a Japón. Un viaje repleto de peripecias absurdas, groseramente estiradas, pero que lo va a llevar al reencuentro con su madre (uno de los personajes secundarios mejor planteados) y al esperado cara a cara con Adolf Kamil. Así que, aunque ya sepamos lo que le espera al führer y sus planes de conquista global, esas dos situaciones, las del plano humano, íntimo, le pueden poner al Vol.5 la pimienta suficiente para hacerlo explosivo.
El dibujo está tan bien como en los tomos anteriores, y quiero subrayar dos cosas. Primero, la escena del bombardeo a Pearl Harbor, contada por Tezuka con mucha distancia, quizás aferrado a una versión japonesa de los hechos, en la que los yankis mandan esos barcos al muere, sabiendo perfectamente que los japoneses los iban a cagar a bombazos. Los dibujos de esa secuencia están todos copiados de fotos, pero la fuerza gráfica que les pone el Manga no Kamisama es impresionante. Y después… uno supone que los personajes del Dios del Manga están dibujados en un estilo semi-funny, o por lo menos sin demasiadas pretensiones de realismo. Y eso es cierto todo el tiempo, menos cuando aparece Richard Sorge, el capo de la red de espionaje comunista, que está dibujado con rasgos mucho más trabajados, no como si estuviera copiado de una foto, pero sí como si Tezuka lo hubiese “importado” de un manga mucho más realista. Se me dirá que esto es así porque Sorge existió en la realidad, pero Hitler y Franklin D. Roosevelt también, y Tezuka los dibuja en un estilo muchísimo más caricaturesco.
En fin, con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial a la vuelta de la esquina, estamos a poco más de 200 páginas de enterarnos cómo va a cerrar Osamu Tezuka un argumento complicadísimo al que superpobló de personajes, tramas y subtramas, pero también de emociones fuertes y secuencias de alto impacto emotivo. Prometo entrarle al Vol.5 antes de fin de mes.
Published on September 14, 2015 18:55
September 13, 2015
13/09: BIFE ANGOSTO Vol.4

Esta vez, Gustavo tiene MUCHAS páginas para llenar con material inédito, que no salió en el Suplemento No de Página/12. Muchas, de verdad. Y se pone a producir material especialmente para este libro, con resultados desparejos. Los chistes de pogo, por ejemplo, son brillantes. En cambio la saga de “Bife Angosto para colorear” repite muchísimos gags que ya vimos en las tiras, mínimamente camuflados. Además, al publicar una sola tira por página y sin color, hace que le prestemos mucha más atención al dibujo, y la verdad es que no está mejor que en las tiras que salieron en el diario. Ya más cerca del final, esas cinco páginas en las que el autor se dibuja a sí mismo “negociando” con el público cuántos bises va a incluir el tomito, son un choreo a mano armada, con una idea muy obvia y dibujadas así nomás, sin un mísero fondo, apenas salvadas por el color. La última viñeta de esa serie de tiras es brillante, pero hasta llegar a ese punto, Sala te mezquina lo que vos querés leer para hacerte comer un relleno muy poco feliz.
¿Por qué tanto apuro, digo yo? ¿Por qué no esperar un año más y tener 52 tiras nuevas para llenar más dignamente 26 páginas de este librito? ¿Alguien cree que de acá a un año se van a extinguir los fans de Sala? ¿O que alguien en Página/12 está por reemplazar la tira de Bife Angosto con alguna otra? ¿Cuál es la urgencia? Si me dijeran que se trata de un boom editorial sin precedentes, que agota 60.000 ejemplares en dos meses… qué sé yo… quizás se justifica. Pero de Bife Angosto se imprimen 2000 ejemplares y se agotan –con suerte- en 9 ó 10 meses. O sea que las finanzas de la editorial no peligran si durante dos años no salen nuevos tomitos de esta colección.
Y bueno, entre todos estos “bifes infiltrados” de dispar calidad, están los bifes auténticos, los que leímos semana a semana en Página/12, o en el Facebook de Gustavo. Ahí hay, como siempre, varias gemas del humor demente-escatológico-satírico del ídolo marplatense. Y algo que no recuerdo haber visto en otros tomos: una tira que me hizo explotar de risa en la primera viñeta, me hizo reir de nuevo en la segunda y para la cuarta ya estaba doblado en tres, llorando a carcajadas. Fue la de Lito Vicious, de la página 29. Por supuesto están esos otros chistes tan típicos de Sala, donde la gracia se genera en la acumulación, o en el in crescendo de cosas cada vez más zarpadas o más ridículas, y entre esos también hay varios gloriosos. La de las caricaturas de Mahoma o la de la embarazada de izquierda entran de una en el panteón de las mejores tiras de Bife Angosto de todos los tiempos. Otras dos genialidades que quiero destacar son la de la banda que es heavy las 24 horas y la Guía Para Saber si una Película es Buena o Mala. Esa tira es perfecta y, puesto a rellenar espacio, si yo fuera Sala la habría reversionado para darle más espacio y que se lean mejor los textos, que son uno más acertado que el otro. Así, todo apretadito en 10 viñetas microscópicas, es un golazo. En una página entera, sería un hito definitivo del humor gráfico.
Del dibujo de Gustavo ya hemos hablado mucho en reseñas anteriores. Acá lo que más llama la atención es la diferencia entre las tiras a todo color, las tiras en blanco y negro y las que están coloreadas así nomás, con un solo color en los fondos o en alguna figura, sin tonalidades ni atención por los detalles. Obviamente donde mejor se ve el dibujo es donde más pilas se ponen los coloristas. La portada es bastante olvidable, con un dibujo muy extremo, sin el ingenio de ninguna de las tres portadas anteriores, y con un color (del inmenso Ariel López V.) resuelto sin demasiadas ganas.
Espero sinceramente que el próximo recopilatorio de Bife Angosto salga a fines de 2018, cuando Sala ya tenga hechas y publicadas en Página/12 una tanda de 184 tiras nuevas. Total, se trata de un autor con tanta producción por afuera de la tira, que si surge el apuro por editar nuevos libros suyos, nunca va a faltar material. Y ya sabemos (lo comprobamos varias veces acá en el blog) que mucho de lo que crea Gustavo Sala por afuera de Bife Angosto le hace el aguante tranquilamente a la tira en materia de calidad.
Published on September 13, 2015 18:38
September 12, 2015
12/09: TRILLIUM

Con Trillium, el canadiense Jeff Lemire se anima a una obra con un componente de ficción mucho más presente que en sus trabajos anteriores. Esta vez, casi nada de lo que vemos existe en la realidad y nos muestra al autor lanzado a la aventura de imaginar, además de una historia, mundos enteros, culturas, razas y hasta un lenguaje. Pero claro, está la impronta de Lemire, presente y resonante más allá de los géneros en los que incursione el autor. Y además la impronta de Borges, que flota implacable sobre esta trama hipnótica de espejos rotos, paralelos perfectos y recuerdos desfasados.
¿Es una historia de amor a contramano, de guerra impulsada por la ambición, de viajes en el tiempo, de preservación de una especie? Sí, Trillium es eso y mucho más. No quiero contar nada del argumento, para no spoilear, porque es un trabajo bastante reciente que quizás más de uno no leyó. Pero que alcance con decir que es brillante. Lemire se anima a hacer cosas que nunca vi hacer a ningún otro historietista, sobre todo en ese quinto episodio, en el que las 20 páginas aparecen divididas por la mitad, en forma de espejo, para trazar un paralelismo entre los personajes como sólo el comic permite hacerlo.
Borges habría terminado la historia 30 ó 35 páginas antes del final que le da Lemire, antes de que los personajes se vean forzados a ese acto de heroismo extremo, a resolver el conflicto por la vía de la violencia. Un conflicto que hasta ahí aparecía como un plot secundario, en las márgenes de la historia, lejos del foco de esos otros conflictos más chiquitos, más humanos pero mucho más potentes en los que se centran las primeras 120 ó 130 páginas de Trilium. En las 10 páginas finales, Lemire retoma la senda de la no-aventura y de nuevo, ya no hay epopeya cósmica que opaque el verdadero núcleo de la obra, que son Nika y William.
El dibujo merece su párrafo aparte, por supuesto, porque una vez más vemos a Lemire en un excelente nivel, con el desafío extra de tener que dibujar naves espaciales, tecnología del futuro y un montón de cosas más que nunca antes había dibujado. Pero, mirá lo que son las cosas, el ancho de espadas de Trillium no es tanto el dibujo como el color. Como en Sweet Tooth, acá Lemire hace team-up con el maestro José Villarrubia, el poeta del photoshop. Y deciden amalgamarse como nunca antes: Villarrubia usa las técnicas tradicionales para colorear las secuencias ambientadas en 1921, y otras técnicas totalmente distintas para las del año 3797. Tan distintas, que por momentos pareciera que abajo hay dos dibujantes distintos. Las secuencias del futuro son visualmente increíbles, con tonalidades que parecen logradas con acuarelas y lápices de colores y que le dan al dibujo de Lemire (que es bastante agreste) una elegancia majestuosa.
Entre el guión, la narrativa gráfica, el dibujo y el color, Lemire y Villarrubia despliegan una cantidad de recursos expresivos realmente apabullantes y los ponen al servicio de una historia tensa, conmovedora, muy original, más allá de los géneros y más allá de lo que uno creía que podría alcanzar Lemire a sus jóvenes 39 años. Climas, diálogos, expresiones faciales, ideas, truquitos narrativos… no hay nada en Trillium que no me haya parecido genial. Sin duda, un clásico instantáneo de esos que se le pueden recomendar incluso a la gente que nunca leyó historietas.
Published on September 12, 2015 18:41
September 11, 2015
11/ 09: CORTINAS: HAZAÑAS DE UN VIAJERO DEL TIEMPO

De atrás para adelante, el libro termina con ilustraciones y viñetas realizadas por Cortinas para diarios uruguayos, algunas firmadas como “Pipo”. Ahí se ven dos estilos, uno más realista para las ilustraciones y uno más caricaturesco para las viñetas humorísticas, parecido a lo que pasaba con José Luis Salinas cuando hacía viñetas de humor para Patoruzú.
Después sigue Hazañas de Loss, un trabajo inconcluso de 1937, en donde Cortinas se ve muy influenciado por el Flash Gordon de Alex Raymond. Imposible descubrir de qué va la historia, porque las planchas están reproducidas en un tamaño microscópico y la letra de los textos se hace indescifrable.
Le sigue una recopilación en 5 páginas de una historia narrada en 25 tiras por el autor: Zorro, con un perro de la policía como protagonista, basada en hechos reales. Esta es la última historieta de Cortinas, pero ni por asomo es la mejor.
Y todo el resto del tomo, nada menos que 104 páginas de historieta, están dedicadas a Homero el Muchacho Viajero, una saga que Cortinas empezó a serializar en un diario uruguayo en 1953 y quedó inconclusa con su muerte. Sin dudas este es el tramo más interesante del libro. Por su extensión, y porque se trata de páginas, no de tiras, y por ende el texto aparece en un tamaño legible, mientras que el dibujo se ve mucho mejor y se luce más. Homero es un chico cualquiera que descubre una palabra mágica: al decirla, se transporta a distintas épocas para vivir increíbles aventuras. Así lo vimos interactuar con piratas, con cavernícolas, con cowboys, con personajes de las Mil y Una Noches, con Odiseo y Robinson Crusoe, en aventuras de distinta extensión, en las que los argumentos son bastante light.
Incluso en las historias más largas, las peripecias se suceden sin demasiado sentido y nunca se profundiza en las personalidades de los personajes ni en sus motivaciones. Tampoco ayuda el hecho de que Cortinas casi no utilice los globos de diálogo, y elija narrar aventuras enteras sólo con bloques de texto, puestos debajo de los dibujos al estilo Harold Foster en Prince Valiant. La prosa de Cortinas tiene la suficiente elaboración como para que los textos aporten elementos que los dibujos no muestran, pero aún así falta un poco de profundidad, algo muy normal en las historietas de aventuras de esta época.
El dibujo arranca en un gran nivel y va mejorando con el correr de las páginas. Al principio, a Cortinas se lo ve más duro, más rígido, demasiado concentrado en reproducir los yeites de Foster. Y después se suelta un poco más y se lo ve mejor, más plástico, sin despegarse nunca de esa línea académico-realista en su expresión más extrema, pero con un mejor manejo de recursos puramente historietísticos, donde Homero parece cada vez más una historieta y cada vez menos un cuento interrumpido constantemente con pequeñas ilustraciones.
Leído hoy, Homero el Muchacho Viajero es medio un plomazo. Pero si lo pensamos en el contexto de 1953, los pibes deben haber flasheado con estas aventuras y deben haber soñado con ser Homero. Más allá de la calidad del dibujo que –repito- es de una calidad y una exquisitez a la que podían aspirar Salinas, Foster, Raymond y no muchos dibujantes más. Hoy eso se ve frío, anquilosado, pero en los ´50 los historietistas mataban por dibujar así, con tanto realismo, tanto detalle y tantos recursos gráficos logrados sólo con el plumín y alguna trama mecánica.
En fin, buena idea la de homenajear a Cortinas con un libro, si bien leídas hoy sus historietas no resistieron demasiado el paso del tiempo. Vale por los dibujos, aunque no todas las páginas están correctamente reproducidas y (como en el libro de Fola) el papel utilizado es demasiado croto. Como el libro se regala, nadie se va a quejar, pero es un detalle a cuidar que acá no está cuidado.
Published on September 11, 2015 11:44
September 10, 2015
10/ 09: DINGO ROMERO

En un momento aparece incluso una mano humana (una foto, recortada y pegada), que interactúa plumín en mano con un desconcertado Dingo Romero. Y al final, lo que parece ser la realidad no lo es, en un giro sorpresivo, poético y hasta dramático, contrapuesto a este festival de la bajeza, la brutalidad y la joda loca. En el medio pasan un montón de atrocidades (desde violentas peleas hasta una timba zarpada en la que Dingo pierde hasta la ropa), pero están narradas con un tono claramente festivo, con diálogos muy limados, en los que Lucas se revela como un verdadero dotado para los juegos de palabras. Esta obra sólo se editó en España, y sin embargo los diálogos están poblados de chistes, guiños y malabares verbales que sólo funcionan en Argentina. No sé si los españoles los habrán entendido, pero yo me reí mucho.
En 50 páginas Dingo Romero tiene varios cambios de ritmo. La grilla de 12 viñetas por página (que le vimos dominar a Lucas en sus trabajos para Fierro) se alterna con la de 6, y cada tanto la historia tiene mini-finales, lo cual me hace sospechar que quizás Nine la pensó primero como una obra en episodios unitarios y después la convirtió en novela gráfica. Pero para hacer algo así tendría que haber detrás una planificación minuciosa y Dingo Romero transmite todo el tiempo la sensación contraria, la de un autor que se deja llevar por un torbellino de imaginación y manda 50 páginas de fruta, sin tener nunca la más puta idea de qué va a suceder en la página siguiente.
El dibujo también, es vértigo y descontrol en estado puro. Hay técnica, obviamente, porque Lucas es un gran dibujante y maneja el pincel (bien cargado y casi seco) como pocos. Pero lo que más se ve no es la técnica, sino el kilombo, el frenesí visual, la increíble cantidad de efectos gráficos logrados con poquísimos recursos, y el contrapunto entre esa cosa por momentos caótica y sobrecargada frente a la sobriedad fría y austera de la tipografía que usa Lucas. Hay dos viñetas (sólo dos) en las que mete además tramas mecánicas en los fondos y son espectaculares. Es un recurso que podría explorar mucho más. El resto son manchas, líneas y esos surcos que deja el pincel de Nine en las viñetas a modo de texturas o efectos de iluminación. Esto mismo, dibujado de un modo menos oscuro, menos visceral, más careta, también sería gracioso y quizás también sería genial. Pero la idea de Nine en este libro era, claramente, irse a la mierda cuantas veces se le cantara, y por eso cierra tanto esta estética tan personal, al filo del grotesco pero sobre todo sin concesiones, con tantos caprichos y saltos al vacío como el guión.
No hay edición argentina de Dingo Romero, lamentablemente, y la editorial que lo publicó en España creo que no existe más. A ver si algún editor local aprovecha y se manda una edición nac & pop. Mientras tanto, tengo otro libro de Lucas Nine (ese sí, publicado en Argentina) en la pila de los pendientes y prometo entrarle muy pronto. Ah, y quiero libro también de las aventuras de Borges que hizo Lucas en Fierro, que estaban alucinantes.
Published on September 10, 2015 13:33
September 9, 2015
09/ 09: EL 2000

Obvio que algunos son choreo (éste, sin ir más lejos), pero la gran mayoría no. Hay mucho texto, muchísimo. El equivalente a lo que más de un crítico (o especialista, o como lo quieras llamar) escribe durante toda una vida. Y yo lo regalé acá, graciosamente, en poco más de 2000 días.
Cuando yo era chico, llegar al 2000 era como una fijación. Faltaba poco para el año 2000 y los chicos suponíamos que ese día, no sólo cambiaba el milenio: cambiaba la realidad. Desaparecía el presente y era reemplazado mágicamente por el futuro. Esos mundos que veíamos en las películas, las series y los dibujos animados de ciencia-ficción iban a ser reales cuando llegara el 2000, y eso nos generaba una expectativa increíble. Hacíamos cuentas de cuántos años íbamos a tener, dónde íbamos a vivir, qué iba a ser de nuestras vidas cuando llegara el 2000. Después llegó el 2000 y sí, obviamente hoy vivimos en un mundo bastante distinto al de la década del ´70. Pero seguimos más cerca de eso que de Los Supersónicos y la Legión de Superhéroes.
Para festejar el hito, corresponde un anuncio importante: el 31 de Diciembre se termina el blog. Mejor dicho, a partir de Enero de 2016 voy a tratar de no seguir con el blog. No sé si podré, capaz que la adicción es más fuerte y –después de 72 meses de palo y palo- no logro parar. O capaz que el blog se reconvierte en otra cosa, una columna semanal en el sitio web de Comiqueando, o algo así… Lo cierto es que mi intención es dejar de leer comics y postear reseñas todos los días, ni bien empiece 2016.
El calendario dice que de acá al 31 de Diciembre faltan 113 días. Imposible convertirlos en 113 reseñas, porque en estos meses tengo viajes, eventos y circunstancias personales (una cirugía de columna, nada menos) que me van a obligar a hacer varias pausas en el ritmo diario del blog. De hecho, la semana que viene arranca Comicópolis y del 17 al 20 de este mes no va a haber material nuevo en el blog. Después me quedan Nueva York, San Luis y los días que dure la internación. Entre una cosa y otra (y si no pasa nada raro), yo calculo que tendremos… entre 95 y 100 posts más hasta llegar a ese punto, que espero sea el punto final.
Gran momento para agradecerles una vez más a los 2350 “megusteadores” de Facebook, a los 528 seguidores del blog (entre los que hay gente a la que admiro mucho, amigos, conocidos, colegas… y hasta minitas MUY lindas!) y a todos los que entran habitualmente, leen las boludeces que escribo y cada tanto incluso dejan algún comentario. Y por supuesto a los artistas, ya que sin ellos no habría historietas para leer y reseñar. Faltan 113 días para la despedida (esperemos que defintiva) del blog y seguramente ese día reiteraré muchos de estos agradecimientos. Pero nunca están de más.
Mañana una nueva reseña, ya en la cuenta regresiva hacia Comicópolis, que seguramente también será motivo de un post de acá al jueves 17. Gracias de nuevo. No “”mil gracias”, sino 2000.
Published on September 09, 2015 12:05
September 8, 2015
08/ 09: DAREDEVIL Vol.5

Arrancamos con un unitario lindísimo en el que Mark Waid hace interactuar a Daredevil con el Spider-Man que no es Peter Parker, sino el Dr. Octopus usurpando su cuerpo para jugar al héroe. Y lo mejor es que no es unitario 100% descolgado de la trama principal, sino que antes y después de la aventura con Dock Ock el guionista hace avanzar los subplots y filtra un par de esas escenas más tranqui con las que cada vez le da más sustancia al personaje de Matt Murdock.
Y después sí, arranca un arco argumental bien power, con un villano sorpresa que no es muy difícil de deducir, pero que está muy bien presentado. Esta saga es tensa, oscura, espesa, traumática… se parece bastante a lo que Waid dijo que NO quería hacer en esta serie… y sin embargo está muy buena. Sobre todo porque al contarla en tantos episodios, a Waid le queda espacio para seguir laburando mucho el subplot de la enfermedad de Foggy y hasta para mechar exquisitos flashbacks a la época en la que Matt se entrenaba a las órdenes de Stick. O sea que, además de la machaca (vibrante, por momentos casi épica) hay bastante más contenido.
Para el final, como cereza del postre, una historia cortita, apenas 8 páginas, de Foggy en el hospital. Los nenes con cáncer están esperando la visita de Iron Man y mientras tanto, el abogado mira las historietas que inventan los chicos, dibujadas con crayones y marcadores, pero fieles al estilo clásico de Marvel. Esto, que podría ser un golpe bajo de cuarta, termina por ser una historieta centrada en la esperanza y en la imaginación, pero sobre todo en la inteligencia y el coraje de los chicos. Un gran acierto de Waid. Uno de tantos, bah…
Esta vez tenemos un sólo dibujante para todo el tomo y es el cada vez más grosso Chris Samnee, de quien ya hablamos bastante en las reseñas anteriores. Con su extraña mezcla entre David Mazzucchelli y Ty Templeton y su excelente manejo del claroscuro, Samnee entró holgadamente al Olimpo de los dibujantes de Daredevil… y estamos hablando de una serie que tuvo eximios dibujantes. A todos los lujos que ya nos había ofrecido Samnee, esta vez suma uno muy ingenioso: las escenas de flashbacks con Stick están entintadas con otra técnica, más parecida a la que usaba Al Williamson para entintar a John Romita Jr.. La idea es transmitir una sensación que nos remita a Man Without Fear y está muy bien, es un hermoso tributo a la inolvidable saga de Frank Miller y JRJr.
Y no tengo más tomos de Daredevil sin leer… de los de la etapa de Waid. Pero pronto se vienen reseñas de otras aventuras del Cuernitos, con otros autores, acá en el blog. Y obvio que intentaré ponerme al día lo antes posible con los TPBs que me faltan para completar todo lo de Waid y Samnee, que si bancan esta calidad hasta el final, tienen todo para convertirse en una dupla fundamental en la larga historia de este carismático personaje.
Published on September 08, 2015 16:10
September 7, 2015
07/ 09: LES PETITS HOMMES Vol.15

En realidad la serie es rara. Si no la agarrás desde el principio, Seron y Hao (quien colabora con él en los guiones) no te explican qué pasa, por qué estos tipos son chiquititos y viven en un mundo acorde a su tamaño. La transformación de Régis Renaud y sus vecinos en esta raza de mini-personas se ve en el Vol.1 y después, ya fue, ya se da por sentado que vos conocés la historia. Lo cual es muy loco, porque lo más fascinante, lo más impactante, que es ver cómo las personas cambian de tamaño y se adaptan a las nuevas dimensiones de todo lo que las rodea, sucede una sóla vez. Eso que en las aventuras de Atom pasaba siempre dos o tres veces (incluso en back-ups de 8 páginas) acá pasó una sóla vez en décadas y si te lo perdiste, no hay flashbacks ni recapitulaciones.
Lo que tenemos en este tomo son cuatro historias muy breves, muy concisas, con los autores acelerando a full para llegar a resolver las tramas en tan pocas páginas, lo cual se nota sobre todo en la segunda historia, la de los secuestradores de niños. La primera es la más equilibrada en cuanto a ritmo, pero no tiene un conflicto tan interesante. La tercera es la más humorística y menos aventurera, y la cuarta tiene la combinación perfecta entre chistes, peripecias, ingenio y peligro. Pero tiene 10 páginas, nomás, por eso está bastante atiborrada de viñetas y de texto.
Y de última, lo de las páginas de muchas viñetas no es un problema, porque este es un típico comic franco-belga apuntado al público infanto-juvenil. Las páginas de cuatro tiras de tres viñetas (a veces incluso cuatro) son un rasgo demasiado frecuente en este tipo de historietas como para que alguien se escandalice, y menos si pensamos que son trabajos que Seron realizó en los ´70 (antes de Los Centauros, a los que vimos allá por el 10/01/14). Así que esto está perfectamente dentro de los parámetros de lo que se veía en esa época y en ese tipo de publicaciones.
Quizás las sorpresas nos las dé el dibujo, que es realmente excelente. Por supuesto MUY tributario del de André Franquin (como casi todo el material infanto-juvenil que se publicó en Spirou hasta ya entrados los ´80), pero con un dinamismo, una expresividad y unas composiciones de viñetas realmente alucinantes. En un par de páginas, Seron debe recurrir a las flechas para ayudarnos a deducir el orden de lectura de dos o tres viñetas puestas de modo medio raro… pero me parece que ese recurso tiene que ver con que esto eran los ´70 y el público eran chicos muy jovencitos. Leído hoy por un adulto más o menos curtido en la narrativa gráfica, el orden de las viñetas está bastante claro y se podría haber prescindido de las flechitas, que tan feas quedan en las historietas. Me falta decir que, cuando la puesta en página y la cantidad de texto se lo permiten, Seron se manda unos fondos de la San Puta y que la rompe cuando dibuja autos, casas, barcos, aviones y las navecitas futuristas que usan los Hombrecitos para ir de un lado al otro.
Bueno, quería tener un álbum de Les Petits Hommes para darme una idea de cómo sería leer esas aventuras todas de un saque y en francés, y me encontré con un tomo atípico, porque recopila historias cortas. Pero no estuvo mal, no me bajó en lo más mínimo las ganas de seguir capturando obras de Pierre Seron, uno de los autores fundamentales de la línea clara de Marcinelle.
Published on September 07, 2015 19:01
September 6, 2015
06/ 09: SEMILLAS Vol.1

A todo esto, no mencioné que el autor es Decur, cuyo libro anterior (Pipí Cucú) no reseñé porque claramente NO era de historietas. O sea que ya estaba en De la Flor la experiencia de editar un libro de este autor centrado en ilustraciones y dibujos y no en narrativa. ¿Por qué no guardar esos dibujos del Central Park para un segundo Pipí Cucú? Ni idea. Por eso supongo que acá pintó el apuro por tener un nuevo libro de Decur y hubo que llenar con lo que había, sin esperar a que el dibujante produjera nuevas entregas de Semillas, su serie de relatos gráficos de una página que no sé dónde se publican, pero están buenísimos.
Un poco menos me gustaron las dos crónicas de viajes que Decur realiza en forma de historieta (autobiográfica, claro) para contarnos un paseo por Mar del Plata y uno por Buenos Aires. Ahí el dibujo no tiene el trabajo exquisito que vemos en Semillas, y los argumentos… no hay argumentos, es un pibe que nos cuenta con quién se juntó a tomar mate, dónde almorzó y por dónde fue a pasear con su novia. Cero conflictos, cero chistes, cero ideas. Cualquier perejil que sepa dibujar (y no tenga problemas en exponer públicamente su vida privada) lo puede hacer.
La pulenta, lo que hace realmente atractivo a este libro son esas 85 páginas en las que se suceden estos relatos brevísimos de una página, a veces descompuestos en cuatro. Ahí Decur derrocha ideas poéticas, filosóficas y a veces simplemente humorísticas. Algunas son haikus ilustrados, otras son mudas, casi todas son muy efectivas, ya sea que busquen conmovernos, dejernos pensando o hacernos reir. Decur todavía está buscando una identidad propia como narrador de este tipo de historias y tiene un gran problema: la inmensa sombra de Liniers, que hace añares que hace algo muy parecido y que ya “quemó” ideas a rolete. Así tenemos, por ejemplo, las planchas protagonizadas por Leti, Mongo y Totó, que te van a hacer acordar MUCHO a las de Enriqueta, Madariaga y Fellini. Hasta el recurso de invitar a otros artistas a dibujar una Semilla ya lo vimos en Macanudo.
Donde realmente Decur se despegó rápido de la impronta de Liniers (y de Max Cachimba, que era su otra gran influencia en sus inicios) es en la faceta visual. Ahí su estilo propio se ve cada vez mejor, cada vez se aprecia mejor su increíble técnica con los lápices de colores, con los papelitos recortados, con las texturas, su ductilidad para lograr distintos niveles de realismo… Hoy ya podemos hablar de un Decur muy asentado en un estilo personal, atractivo, que supongo que seguirá evolucionando, pero no me animo a pronosticar hacia dónde.
De citas a Cortázar, Klimt y Picasso a chistes nerds con Human Torch y The Thing, Semillas ofrece un registro narrativo muy amplio y a la vez muy genuino. Repito, no es exactamente comic humorístico, va más allá. Y tiene todo para seducir a varones y mujeres de edades muy diversas. Ojalá pronto tengamos más libros de Decur, pero sin recurrir al delirio de convertir una página de historieta en cuatro, y sin rellenar con escenas de su vida privada que –me parece- no revisten mayor interés.
Published on September 06, 2015 16:05
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