Óscar Contardo's Blog, page 139

July 4, 2017

Mejores ciudades para sus habitantes

Esta columna fue escrita junto a  Ricardo Hurtubia, Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, CEDEUS.


Hace unos días tuvimos el privilegio de tener en Santiago y Temuco a Janette Sadik-Khan y Brent Toderian, invitados por la Cámara Chilena de la Construcción, para participar en la conferencia Reinvención Urbana. Ambos son representantes de una tendencia cada vez más predominante en la planificación urbana del mundo desarrollado, que busca cambiar los paradigmas tradicionales de inversión y gestión de la infraestructura, así como las prioridades en la planificación del desarrollo y movilidad urbana. Además, ambos no sólo son excelentes comunicadores de este nuevo paradigma, sino que están avalados por haber protagonizado su implementación -con muy felices resultados- en sus respectivas ciudades (Nueva York y Vancouver, donde ambos fueron autoridades), lo que se ha visto replicado posteriormente en muchos otros casos.


Su mensaje está alineado con lo que muchos académicos y otros actores hemos venido proponiendo para las ciudades chilenas. Ambas presentaciones dejaron muchos mensajes muy destacables, que resumimos a continuación, y que debiéramos considerar seriamente si aspiramos a que nuestras ciudades lleguen a ser consideradas referentes del desarrollo, la sustentabilidad y la calidad de vida.



El foco de la inversión y la prioridad en el uso del espacio urbano debe estar en los peatones, ciclistas y transporte público, relegando al automóvil particular a un lugar secundario. La insensata prioridad que se da al automóvil en muchas ciudades (incluyendo las chilenas) es una de las principales causas del deterioro urbano y la decadencia de los espacios públicos.
La base del problema de la movilidad urbana es la planificación del uso del suelo; es decir, qué, cómo y dónde se construye. Tanto una expansión desmedida como una densificación extrema, deterioran los espacios urbanos y aumentan los costos de transporte. Las inversiones en el sistema de transporte deben coordinarse con un plan de desarrollo de cada ciudad.
El transporte público debe combinar distintas tecnologías (Metro, bus, tranvía, bicicletas públicas, colectivos, etc.), donde cada una sea más necesaria y eficiente. No existe una “receta” para esto. Se debe asegurar un buen acceso al transporte público en toda la ciudad, lo que exige una red bastante densa y que estos modos tengan una prioridad clara sobre el transporte privado.
Muchos cambios de alto impacto tienen bajo costo de inversión; por ejemplo, eliminar estacionamientos para instalar plazas y ciclovías. En muchos casos basta con demarcar en el pavimento (y mantener) el espacio que se quiere construir. La experiencia de Nueva York y Vancouver muestra que esto genera un efecto inmediato en términos de atracción de usuarios y revitalización de los espacios públicos. Adicionalmente, el temido colapso vial debido a la disminución de la capacidad no ocurre.

En las ciudades que han adoptado este paradigma, se observa que estos procesos de transformación no van en desmedro del crecimiento económico de la ciudad, sino que, al contrario, contribuyen a este. Ciudades donde se camina más, donde hay más y mejores espacios públicos, amplios y de calidad, resultan más vibrantes, incentivan el comercio, producen menos externalidades negativas y generan un ambiente más adecuado para el trabajo creativo y la innovación. Este nuevo paradigma promueve, felizmente, que las ciudades no deben diseñarse para los vehículos que las transitan, sino para los seres humanos que las habitan.


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Published on July 04, 2017 05:36

Progreso

Es  complicado escribir un comentario sobre la selección chilena sin contaminarse por lo emotivo. Poner lo ocurrido en la cancha a lo largo de estas dos semanas y analizarlo con calma, sin ceder al elogio fácil del tablón, el que exige aliento y consignas por sobre ideas y argumentos. Aquí es necesario desglosar unas cuantas cosas. La primera es sacarnos de una vez, casi como un mantra, el eterno reclamo por los arbitrajes. No nos gusta el serbio, el iraní no da confianza, el argentino nos odia, el brasileño nos envidia… basta. Esta Selección ya tiene la estatura suficiente para ver en el árbitro algo accesorio, relevante, pero no decisivo.


Otrosí, hay que terminar con el facilismo. La Copa Confederaciones no es el segundo torneo más importante después del Mundial como se publicó majaderamente. Lo superan la Eurocopa y la misma Copa América. Incluso corre el serio riesgo de no hacerse más. Por esa misma razón, y aquí va la tercera aclaración, Alemania vino con un equipo alternativo, al que le faltaban cinco titulares. Tal como lo dijo antes, durante y después el propio entrenador alemán Joachin Löw.


En cuanto al rendimiento de Chile, no cabe duda de que dejó una gran impresión. Que, además, Pizzi logró una pequeña evolución a partir de un plantel que se hace cada vez más corto. Poner a Hernández en la posición de Vidal y mandar a Vidal más arriba para que juegue suelto, ordenó la zona de volantes, que tendía a perder su línea cuando el jugador del Bayern se mandaba en ataque. Chile fue un equipo de una intensidad que incluso fue capaz de llevarse por delante a una joven y físicamente impecable Alemania o tuvo a pelotazos a Portugal luego de 120 minutos de juego. Meter a los alemanes en su arco con Sagal, Valencia y Puch es un gran mérito.


Pero no podemos quedarnos plácidamente en el elogio. Porque este equipo también mostró aspectos preocupantes. El primero y más evidente es la falta de gol. Chile genera muchas ocasiones, pero concreta muy poco. Alexis llegó fusilado a este torneo y se le vio sin chispa y poco contundente. Si a eso le sumamos que Vargas no anduvo bien y las lesiones de Mora y Castillo, es un hecho que a la Selección le está costando anotar. Y fue por eso que de cuatro partidos ganó uno. También es llamativo que un equipo rudo, experimentado, pero muy precario como el australiano fue capaz de complicarla. Si a la Selección le plantean un partido de roce, le cuesta resolverlo.


Sobre los goles que le convirtieron a Chile valen un par de apuntes. Dos de ellos, el de Australia y el de la final, salieron por el dogmatismo de querer salir jugando siempre a ras de piso. Marcelo Díaz la pierde porque sigue la mecánica del equipo a rajatabla, pero a veces hay que ser más instintivo, más espontáneo. Algo que los brasileños aprendieron hace muchos años. Los reyes del jogo bonito son los reyes de mandarla a la tribuna.


En definitiva, el balance es bueno, pero hay que seguir trabajando. La imagen final, de Alemania metida en su área pidiendo la hora, es ilustrativa. Al equipo le sobra fervor y garra. Chile pasó de ser comparsa a simpático, de simpático a reconocido, de reconocido a respetado, y de respetado a temido. Todo en diez años. La tarea inmediata es clasificar al Mundial, y luego hacer un gran papel en Rusia 2018. A trabajar y no perder el foco. La Copa Confederaciones ya fue.


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Published on July 04, 2017 05:20

July 3, 2017

La derrota de los autoflagelantes en la NM

En una columna en este mismo medio, hace un tiempo, planteé el daño, desde un punto de vista comunicacional, que iba a tener para la Nueva Mayoría el haber decidido quedar fuera de las primarias. La presencia en televisión de minutos de franja electoral en horario prime, más la mayor presencia en los noticiarios y programas políticos de los candidatos les iba a dar una gran ventaja.


Dentro de la coalición oficialista muchos minimizaron tal riesgo y apostaron por una baja participación. Símbolo de ello fue la frase del sociólogo Eugenio Tironi, que levantó el concepto, hasta ahora inédito, del “triunfo por ausencia”.


Pero  ahora se suman otras amenazas peores. Quien aprovechó mejor el grueso fallo de los dirigentes de la NM fue Sebastián Piñera, que logró canasta completa en la elección. Además de los obvios números que están fuera de toda discusión, anotó en su libreta de éxitos un patrimonio que hasta ahora era propio de la centroizquierda:  la amplitud ideológica. El ex presidente derrotó a dos candidatos que apelaban a abrir la derecha más allá de la clásica homogeneidad cultural de la que ha hecho gala.


La mezcla de errores, por un lado de los dirigentes que priorizaron un puesto cerca de Guillier que los intereses de la coalición y, por otro, de los autoflagelantes que aprovecharon el espacio creado por los oportunistas para jubilar a una generación completa de la política le dieron un regalo del cielo a Piñera. Si hay alguien que puede exhibir el triunfo por ausencia es el ahora candidato de toda la derecha, que ganó por no presentación de la Nueva Mayoría a una contienda que era crucial para el camino a La Moneda.


Un escenario distinto habría tenido el ex Presidente Piñera si se hubiese enfrentado a una primaria de la Nueva Mayoría con competidores como Insulza, Lagos, Goic y Guillier. La diversidad de mundos que refleja cada uno habría arrinconado a Piñera y sus contendores en la derecha y los números habrían sido muy distintos. La foto del ganador de esa contienda, rodeado por todo el amplio abanico que representa la coalición de gobierno, habría dado una señal de gobernabilidad que es la que hoy luce Piñera.


Sumando a ese error, Guillier y su entorno sobreestimaron al Frente Amplio y dieron, en el mismo período de las primarias, un violento giro a la izquierda, con un programa que parece hecho para competirle a Beatriz Sánchez en su primaria. Hay que recordar las palabras de la vocera de Guillier, ante el silencio de los líderes de los partidos que lo apoyan, cuando dijo que la Concertación había administrado el modelo de la dictadura. Los exiguos números de participación de dicha coalición prueban que el exceso de protagonis- mo que dieron los autoflagelantes al Frente Amplio es tan ilusorio como los que creyeron que habría baja participación por el fútbol y que a Piñera le afectarían las revelaciones sobre su patrimonio personal.


Más aún, los dirigentes de los partidos que operaron la caída de Lagos y, con ello, de la primaria, tampoco tuvieron en cuenta otro elemento histórico que le habría venido muy bien a la Nueva Mayoría. Esta elección era la primera que incluía a los votantes en el exterior, y con presencia de todas las coaliciones en la papeleta habría sido un triunfo rotundo de Bachelet. La ambición de unos y la ceguera ideológica de otros le negaron a la propia Presidenta el hito que habría sido una elección amplia con todas las coaliciones y todos los chilenos.


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Published on July 03, 2017 09:38

Final apasionante

LAS PRIMARIAS confirmaron las previsiones en cuanto a sus ganadores, Sebastián Piñera y Beatriz Sánchez, pero sorprendieron en cuanto a concurrencia y a la magnitud de la brecha entre ambas primarias.


Es cierto, en 2013 participaron en primarias 3,1 millones de personas. 2,3 millones en las de Nueva Mayoría y 800.000 en las de la derecha. Ayer la cifra total fue aproximadamente la mitad. Sin embargo, la derecha superó con holgura la cantidad de votantes de 2013 y el millón de votos que puso Piñera como meta; además, prácticamente cuadruplicó la cantidad de votantes en las primarias del Frente Amplio. Pero éste último no está frente a una derrota. Por primera vez en decenios, hay una izquierda con fuerza social más allá de la izquierda tradicional que la había monopolizado, aunque esté lejos de amenazar el predominio social de la izquierda de la Nueva Mayoría.


Y así como el Frente Amplio es una realidad, también lo es el tipo de derecha que encarna Manuel José Ossandón: sacó más votos que la suma de los dos candidatos del Frente Amplio. Tampoco es menor que la votación de Felipe Kast se acerque a aquella de Beatriz Sánchez, si pensamos Chile más allá de esta elección presidencial. Y merece atención la brecha a favor de votantes por Chile Vamos en La Araucanía.


Las expectativas en estas primarias eran pobres. En parte por del fútbol. Eran solo escala intermedia, para parte del electorado, de una elección cuyo gran día será en 4 meses más. Pero también por la generalizada evaluación negativa del proceso. Se exhibieron agresividades chocantes, ignorancias y traspiés inaceptables, irresponsabilidades inéditas con el patrimonio fiscal o los ahorrantes en las AFP y vaguedades propias de aquellos que tras de sí tienen solo acuerdo en lo que rechazan, pero ninguno en lo que proponen. Ni siquiera faltó el descriterio de un candidato no participante que llamó a la ciudadanía a no ejercer su derecho a votar. Se especuló que los no participantes, Goic y Guillier, terminarían celebrando no haber estado en primarias, ahora eso es más dudoso.


Para la derecha ha sido una buena jornada. Para el Frente Amplio un nacimiento electoral a nivel nacional. Este es un gran y nuevo desafío para los dos candidatos presidenciales de la Nueva Mayoría; están obligados a salir con vigor a la cancha.

La elección presidencial entra ahora a una larga recta final y, a diferencia de 2013, de resultado incierto. Todo indica que Piñera estará en la segunda vuelta, pero esa certeza no garantiza que la ganará. Dependerá de cuan irreparables sean las grietas entre los que alguna vez fueron unidad tanto en derecha, centro como izquierda. También, de cuánto han cambiado las adscripciones políticas desde 2014 porque, no solo estas primarias, hablan de la emergencia de nuevas realidades ciudadanas. Las preferencias de segunda vuelta entre Piñera y aquel de la Nueva Mayoría que llegue a ella, no son de fácil previsión. Ni siquiera sabemos cuántos concurrirán a votar. Se ha vuelto apasionante este periodo político que culmina en noviembre.


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Published on July 03, 2017 06:39

Heridos y supervivientes

Finalmente, las primarias de Chile Vamos y el Frente Amplio han sido más exitosas de lo que creían los cálculos pesimistas. A pesar de que no hay sorpresa alguna en los resultados principales, la cuestión del número de votantes tiene su importancia. El total de sufragios (1,8 millones) alcanzó a la mitad de las primarias de 2013 (la diferencia es la ausencia de la Nueva Mayoría, o la ex Concertación) y podría representar cerca de un cuarto del electorado esperado para noviembre.


Pero, sobre todo, Chile Vamos consiguió superar su propia referencia, los 800.000 votos que reunió en el 2013, en la única primaria que había hecho, aquella dramática confrontación entre Andrés Allamand y Pablo Longueira que tan mal terminó para todos. El Frente Amplio consiguió su propia meta, que era modesta pero resultó realista: cerca de 300.000 sufragios, más o menos lo que obtuvo Manuel José Ossandón, y un cuarto de lo que recaudó la derecha. Si la abstención llega a los niveles que ha venido registrando en las últimas elecciones, esto representaría alrededor de un 5% de los votantes. No es claro que sus candidatos hayan agregado votación nueva, que es la forma principal que podría tener para crecer.


El resultado de Chile Vamos no es óptimo para el previsible ganador, el ex presidente Sebastián Piñera. Su triunfo ha sido contundente y más que duplica a los contendores; pero está por debajo del 70% que se consideraba como la medida perfecta. No tiene competencia en la carrera hacia noviembre, pero hay señales de daño en lugares importantes, como Santiago. La fuerza urbana mostrada por Ossandón se había insinuado en algunas encuestas, pero resultó mayor que esos mismos indicios.


Ossandón se acercó al 30%, lo que es un resultado aparentemente incoherente con su desempeño en la última parte de la campaña. Sería un fenómeno por sí mismo que el segmento más agresivo del período de competencia hubiese logrado aumentar su votación. De cualquier modo, es claro que ya anoche comenzó su competencia con Felipe Kast por la sucesión en la derecha. Siempre pueden entrar actores nuevos, pero ambos obtuvieron votaciones que les permiten tomar posiciones eminentes como figuras de recambio en los torneos donde ya no volverá a estar Piñera, empezando por el 2022.


Piñera ha sido la sombra desde la derecha en todos estos años. Nada podía crecer en sus alrededores. Estas primarias marcan el fin de esa presencia abrumadora.


Por ahora Kast es exactamente la mitad de Ossandón y quizás represente lo contrario -una idea liberal contra un perfil conservador-, pero ambos dependen ahora de hacia dónde inclina la hegemonía la derecha, cómo interpretan sus electores el futuro y cuál es la calidad de la oferta intelectual de cada uno. La competencia ha comenzado.


No se puede decir lo mismo del Frente Amplio. Uno de los principales promotores de Beatriz Sánchez, el diputado Gabriel Boric, dijo anoche que ahora se proponen ganarle a Alejandro Guillier el paso a la segunda vuelta. La verdad es que, con los números conocidos, esto sólo podría ocurrir a través de un desastre previo y sorpresivo de la candidatura de la Nueva Mayoría y de la Democracia Cristiana, ambas cosas al mismo tiempo, porque, en el improbable caso de que el Frente Amplio haya crecido con votos nuevos (jóvenes), ellos han sido muy insuficientes como para imaginar un proyecto mayor. De modo que al proponerle esa meta la candidata queda en la parrilla: ¿cuál es su futuro si no lo logra?


Sánchez duplicó a Mayol -como se preveía- y confirmó, por tanto, la hegemonía que mantienen en el Frente Amplio Boric y Giorgio Jackson, inventores de ese producto. Pero, nuevamente, las cifras son tan pequeñas que Sánchez solo supera por poco a Felipe Kast, y Mayol ni siquiera se acerca.


En el Frente Amplio queda pendiente el debate sobre la sucesión, aunque parece más lógico que plantee una reforma para reducir la edad mínima de los candidatos presidenciales. En esas condiciones se abriría el espacio para la verdadera confrontación, la de Boric versus Jackson. Si no lo consiguen tendrán que seguir dependiendo de candidatos como los actuales, con resultados como los actuales.


¿Y qué ha significado esto para el resto de las candidaturas? La Nueva Mayoría y la Democracia Cristiana, dicen algunos, se perdieron la oportunidad de tener una franja de televisión por 30 días, lo que es factualmente cierto. Pero ¿significaron algo esas franjas, beneficiaron a algún candidato, le sumaron votos a Mayol, que insiste en haber sido el postulante más deprivado del conjunto?


Al mismo tiempo, la Nueva Mayoría y la DC se perdieron también la oportunidad de insultarse en los debates, como ocurrió en Chile Vamos, o de no debatir en absoluto, como hizo el Frente Amplio.


Indudablemente, desde el punto de vista de la arquitectura de la participación, las primarias se han fortalecido después de este torneo. Pero desde el punto de vista del desarrollo de programas y de la indemnidad de los competidores dentro de una misma coalición, no han demostrado tener ninguna virtud mayor. A la primera vuelta, ni Piñera llegará sin heridas ni Sánchez llegará engrandecida.


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Published on July 03, 2017 06:30

Las primarias de Piñera y Sánchez

Las primarias del 2 de julio fueron un éxito de participación para la derecha agrupada en Chile Vamos (el ex UDI José Antonio Kast corre por su cuenta hasta noviembre). Si en 2013 fueron 800 mil los participantes en la primaria de la derecha, ahora sumaron 1,4 millón, excediendo todas las previsiones. Pero Sebastián Piñera sumó solo un 58,2% de los votos de su conglomerado, por lo que tendrá que mostrar dotes de articulador con figuras que lo cuestionaron radicalmente –incluyendo en su honestidad- en los debates de las primarias y que probablemente lo lleven a un discurso más conservador y/o con más tintes sociales, en un delicado equilibrio que le evite fuga de votos por un lado u otro del espectro electoral. El empresario obtuvo el 2 de julio 815 254 mil votos, es decir bastante menos de los que obtuvo Michelle Bachelet hace cuatro años, cuando sumó 1 437 683 sufragios. La candidatura de Piñera avanzó en su posicionamiento, pero está lejos de constituir una ola incontrarrestable.


La alternativa no parece que venga esta vez del recién constituido Frente Amplio, que sumó con Beatriz Sánchez y Alberto Mayol 326 247 votos, es decir menos que los votos de Ossandón y menos que los 421 593 votos que sumaron Marcel Claude, Alfredo Sfeir y Roxana Miranda en las presidenciales de 2013. El discurso autoafirmativo de la victoriosa Beatriz Sánchez el domingo en la noche no augura mayores aperturas más allá de la interesante auto-identificación como candidata feminista de la comunicadora y del carácter de combinación mediático-estudiantil a la que se ha circunscrito el emergente conglomerado. En efecto, ha cometido el error –en nombre de una suerte de identidad generacional- de vetar a figuras con mayor representación social. Por ejemplo, en la región del Biobío, el Frente Amplio obtuvo un total de 32 357 votos en las primarias, a comparar con los 156 372 sufragios que obtuvo Alejandro Navarro en una de las dos circunscripciones de la región en 2013. En el distrito de Ñuble, el Frente Amplio obtuvo poco más de 7 mil votos, mientras Cristián Quiroz, presidente del Partido País, obtuvo como consejero regional 16 mil sufragios en 2013. En Talca, el Frente Amplio obtuvo 3 417 votos, contra los 5 814 sufragios obtenidos en la elección a alcalde de 2016 por Fernando Leal, el líder de la agrupación Somos Talca. Y así sucesivamente en muchas partes de Chile. El Frente Amplio, por el momento, no parece querer sumar a todos los que se proponen construir una alternativa a los dos bloques tradicionales y prefiere mantener un perfil refractario antes que de proyecto alternativo inclusivo. Tal vez con el tiempo, que pasa ineluctablemente para todos, esa postura cambie. La otra opción es que prevalezca un cierto sectarismo, que le significó perder la oportunidad de ocupar con mayor relevancia el vacío dejado inexplicablemente por la Nueva Mayoría en las primarias del 2 de julio.


Para la derecha será difícil, sin embargo, transformar su condición de minoría sociológica en mayoría electoral, como logró hacerlo en 2009, dado el problema que constituye el desgaste de imagen que mantiene Sebastián Piñera con sus prácticas empresariales y sus múltiples conflictos de interés, a pesar de la buena primaria lograda por Chile Vamos. Que no vuelva a gobernar la derecha supondrá, eso sí, que el gobierno y el Banco Central no persistan con su política económica recesiva, similar a la que casi hizo perder a Lagos frente a Lavín en 1999. Y requiere sobre todo perfilar a la brevedad algún tipo de acuerdo en la segunda vuelta presidencial de diciembre entre los diversos candidatos y fuerzas políticas no derechistas, para que una parte de ellas concuerden en gobernar juntas con un programa común responsablemente asumido (proceso en el que no se repita la actitud inconsecuente de la DC de Ignacio Walker con la presidenta Bachelet), mientras los que legítimamente no estén dispuestos a llegar a acuerdos de gobierno al menos ayuden a impedir la victoria de la derecha, aunque luego se mantengan en la oposición o en el apoyo parcial a medidas de progreso desde fuera del gobierno. Pero no se puede excluir la inclinación autodestructiva que vienen exhibiendo tanto la centro-izquierda como la izquierda de un tiempo a esta parte. Y que se prolongue su lógica de disputas por porciones de poder grupal sin proyecto, en medio de un creciente divorcio con los ciudadanos de a pie.


 


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Published on July 03, 2017 06:21

Ganó Chile

APESAR DE la tristeza por la derrota de Chile frente a Alemania en la Copa Confederaciones, los chilenos debemos estar contentos ya que las primarias -cuya convocatoria superó el millón y medio de votos- fueron todo un éxito.


Y ello, sin duda, fortalece a la democracia y empodera a la sociedad civil, por eso con las primarias, ganó Chile. Además se consolidó una profunda voluntad de cambio democrático con el categórico triunfo de Sebastián Piñera.


Lamentablemente, ni el gobierno de la Nueva Mayoría, ni su candidato presidencial colaboraron para informar e incentivar a la ciudadanía a participar en este importante proceso democrático.

Con su omisión, el Ejecutivo perdió una gran oportunidad para hacer un aporte concreto a la recuperación de las confianzas en las instituciones políticas.


Asimismo, resulta lamentable que los partidos oficialistas hayan preferido designar cupularmente a sus candidatos presidenciales en lugar de permitir que la ciudadanía los eligiera libremente con su voto.


Los resultados de ayer también nos muestran que la mayoría de los chilenos que participaron con su voto, optaron por retomar el camino hacia el desarrollo social a través de políticas públicas responsables que promuevan la justicia, la solidaridad y el crecimiento, es decir, la propuesta que encarna Piñera.

Y a su vez, rechazaron el proyecto de Beatriz Sánchez y del Frente Amplio que representan la reivindicación de la “retroexcavadora”, en otras palabras, la profundización de los errores y fracasos del actual gobierno.

La gran votación obtenida por Sebastián Piñera, cuya suma es mayor a la de todos los candidatos en competencia, representa nítidamente el profundo deseo de cambio de la gran mayoría de los chilenos que esperan un gobierno que multiplique las oportunidades de desarrollo para todos, sin exclusiones. Pero eso no basta.

Se requiere también una mejor política, un Estado moderno, más y mejor calidad de vida, y un real compromiso con la clase media y los más vulnerables.


Con el triunfo de Sebastián Piñera comienza una nueva etapa para Chile Vamos, cuyo eje debe ser la unidad de todos sus miembros, incluyendo especialmente a Felipe Kast y a Manuel José Ossandón, quienes obtuvieron una votación significativa.


Pero no solo a ellos, también a los millones de chilenos que al votar por la Presidenta Michelle Bachelet pensaron que ella continuaría con el estilo de gobierno de acuerdos y consensos que representó la Concertación.


A ellos también hay que convocarlos y de esta forma, dejar atrás el paréntesis de estos últimos cuatro años, donde se ha deteriorado tan profundamente las opciones para que Chile tenga una mejor democracia y un mayor desarrollo social y económico.


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Published on July 03, 2017 06:00

Criatura en gestación

Fue un resultado modesto, dadas las expectativas que ellos mismos lograron sembrar. Sobrepasaron apenas los 300 mil votos, una cifra que en opinión del diputado Gabriel Boric no estuvo a la altura de lo que su coalición proyectaba. Sin ir más lejos, el senador Ossandón obtuvo, por sí solo, cerca de 50 mil votos más que todo el Frente Amplio, lo que ilustra las diferencias en el peso relativo de una fuerza emergente, en contraste con un bloque consolidado como Chile Vamos, que se alzó por sobre el millón 400 mil sufragios.


Pero hay que poner las cosas en perspectiva: el Frente Amplio es un conglomerado que recién ve la luz de la participación política en las grandes ligas; que tiene una existencia formal de sólo un par de meses y que debió recurrir en tiempo récord a la inscripción de una colectividad -Revolución Democrática- para poder viabilizar electoralmente a sus precandidatos. En rigor, una criatura en gestación, con toda su precariedad y falta de recursos, pero que fue capaz de llegar a una instancia decisiva como la primaria legal, y de plantarse de igual a igual frente a la centroderecha, algo que en las actuales circunstancias la Nueva Mayoría no estuvo en condiciones de hacer.


Los resultados obtenidos ayer por el Frente Amplio implicaron, de algún modo, una sana dosis de realismo, evidencia categórica de que no es ni será fácil construir un proyecto de gobernabilidad que pueda competir con los dos bloques hegemónicos de la política chilena. En efecto, el sueño un poquito adolescente de que con lo hecho hasta ahora ya estaban ad portas de pasar a segunda vuelta en noviembre próximo, ha quedado en entredicho. Hoy, en función de la convocatoria obtenida en esta primaria, esa meta se ve en realidad lejana, un desafío mayor desde el punto de vista político, orgánico y -mal que les pese a los despreciadores del dinero- también financiero.


Con todo, hay que reconocerlo: el Frente Amplio dejó instalado el germen de una fuerza que tiene una potencialidad política y cultural innegable; representan a un bloque que ha sido capaz de plantear un discurso crítico frente al actual modelo político y de desarrollo con una consistencia que ningún otro había tenido en mucho tiempo. Se han propuesto romper el duopolio y, al menos en estas primarias, dieron sólidos pasos en esa dirección. Pero, al mismo tiempo, han mostrado las debilidades de un proyecto todavía incipiente, que tiene un enorme camino por recorrer, si lo que quiere es efectivamente representar una opción real de poder.


En síntesis, esta fue una primaria que con seguridad dejó un sabor agridulce en las dirigencias y partidarios del Frente Amplio. Tuvo la capacidad de mostrar los primeros pasos de quienes emprenden un trayecto con energías y convicciones, pero hizo visible también la vastedad de todo lo que es necesario avanzar, para poder hacer realidad la envergadura de las metas planteadas.


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Published on July 03, 2017 06:00

A recomponer la unidad

Como experiencia para la centroderecha, la primaria de ayer fue estimulante y clarificadora. El sector logró convocar a una fracción muy importante del electorado -un millón 400 mil ciudadanos- y pudo dar finalmente vuelta la página de la época en que los candidatos se imponían desde arriba. El gran triunfador, Sebastián Piñera, ratificó el liderazgo que le atribuyen las encuestas, no obstante que Manuel José Ossandón consiguió arriba de 350 mil votos en su apuesta por una derecha con mayor quilla social. También los resultados fueron alentadores para Felipe Kast, quien, si bien llegó en tercer lugar, pudo sobreponerse con bastante dignidad al riesgo de quedar invisibilizado por sus contendores desde el momento en que la pugna se polarizó en términos muy agrios entre Piñera y Ossandón.


Las primarias siempre tienen algo muy traumático para las fuerzas políticas concurrentes. No son iguales las disputas entre adversarios que entre contendores supuestamente aliados. Estas últimas siempre duelen más. La primaria de ayer, sin duda que dejó heridas serias en el sector y es poco probable que de aquí a noviembre todas ellas puedan quedar cicatrizadas. Pero Piñera, que tiene claro el desafío, tendrá que hacer el esfuerzo. Ossandón, más allá de las descalificaciones personales en que incurrió en su campaña, representa a un electorado herido y que se siente perdedor en el contexto del discurso un tanto triunfalista de la derecha. Piñera tendrá que atender a esa gente y la manera más directa de hacerlo será posiblemente dándole un contenido concreto y verosímil a esa idea de red de protección social para la clase media, que hasta aquí su campaña básicamente solo se ha limitado a enunciar.


Aunque el triunfo de Piñera era enteramente previsible, la cantidad de votos que consiguió vuelve más robusta su victoria. Es cierto que le fue bastante mejor en regiones que en Santiago, pero los sondeos ya habían anticipado que en la Región Metropolitana la contienda iba a ser más estrecha para él. De aquí a noviembre los partidos que están detrás de su candidatura van a tener que hacerse cargo de esta debilidad y para este efecto el trabajo político que empiecen a desarrollar desde esta misma semana será crucial. Tendrán que tender puentes, tendrán que forjar redes, tendrán que desplegarse e intensificar fuertemente el trabajo territorial.


Si bien la derecha mostró fisuras que no son menores en esta primaria, la sensación dominante en el sector es que a nivel de su electorado de base las disociaciones son menores que las que quedaron de manifiesto en el debate que hizo Chile Vamos. Ahora el sector tendrá tiempo para recomponerse y reordenarse en función de sus verdaderos adversarios, que son el gobierno y resto de los candidatos que competirán en primera vuelta y que hasta ahora no han tomado muy en serio la traumática experiencia de las reformas de Bachelet. Lo importante es que la centroderecha ayer cumplió con una instancia de higiene política que era dura, pero fundamental para su proyección, que logró en esta oportunidad niveles de participación que superaron las expectativas y que terminó con una votación cuatro veces superior a la del Frente Amplio. Todo esto podría estar anticipando el triunfo que el sector aguarda para volver a La Moneda el año próximo. Pero Piñera habrá de tener claro que también entraña el peligro de creer que tiene la suerte comprada.


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Published on July 03, 2017 06:00

Ganadores pero con tarea

Como en todo proceso electoral las primarias de ayer domingo, ponen fin a la infinita especulación política propia de las campañas y abre un momento de realidad donde el protagonismo vuelve al ciudadano. Quien fuera bombardeado por la cobertura de debates, franjas electorales televisivas y demases artilugios de campaña para en ese momento tomar su propia decisión de ir a votar y marcar su real preferencia.


Es en este contexto, donde Chile Vamos logra movilizar a más de 1,4 millones de personas. Una cifra mayor a la esperada, y que sin duda debe haber incomodado al oficialismo de la Nueva Mayoría, que tuvo que conformarse con verlo por televisión. Sebastián Piñera triunfo con suficiente holgura y superando el solo los 800 mil votos de la primaria de su sector el 2013. Logrando doblar en votos al segundo lugar.


El senador Ossandón se consolida en un segundo lugar  importante con más de 370 mil votos. El mismo consciente de su buen resultado relativo cambió drásticamente su discurso agresivo de las primarias por uno más  conciliador, intuyendo que las posibilidades de capitalizar su buen desempeño en la perspectiva de un futuro gobierno de Chile Vamos, pasan necesariamente por tender puentes, y estar dispuesto a colaborar lealmente en ese éxito. 


Lo mismo ocurre con Felipe Kast, quien siempre sostuvo que su aspiración era darle visibilidad a su proyecto de largo plazo y no tanto a ser percibido como realmente competitivo en estas primarias, alcanzo casi la misma votación de Beatriz Sánchez, a pesar de ser solo el tercero dentro de su primaria de Chile Vamos. Esto demuestra que la izquierda no tiene el monopolio en cuanto a movilizar el voto joven, o que la renovación de la derecha identificada con Kast, no tiene mucho que envidiar a quienes lo intentan hacer desde la izquierda. 


El Frente Amplio, da un paso importante en su propio proceso de consolidación. El triunfo de Beatriz Sánchez, no fue sorpresa para nadie como tampoco lo fue que  doblara a Alberto Mayol en votos. Pero hay una sombra sobre este triunfo, y es la débil convocatoria. Si pensamos que en la izquierda no había más competencia al decidir la Nueva Mayoría no participar de estas primarias, la expectativa de acercarse a esos electores y atraerlos al Frente Amplio de la mano de Beatriz Sánchez no se cumplió. El discurso de ser una amenaza real y actual para la hegemonía de la izquierda que ha estado por décadas en manos de la Concertación primero y de la Nueva Mayoría hoy se ve hoy menos creíble. Los 300 mil votos de la primaria del Frente Amplio no alcanzan para esto.


Así los ganadores celebran, pero ambos han quedado con tareas pendientes para estos meses ante proximidad de la primera vuelta presidencial. Para Beatriz Sánchez queda la tarea de ver si el haberse visto más débil en los debates, menos densa en términos programáticos, y con varios errores gruesos que la pusieron en evidencia frente a su electorado más de izquierda como alguien sin mayor trayectoria o peso político propio. Esas dudas deben ser despegadas rápidamente si quiere dar la pelea de fondo, por un puesto en la segunda vuelta.


Sebastián Piñera más allá de su gran triunfo, debe entender que movilizó este domingo a más chilenos de los que el mismo tenía previsto, el rechazo al mal gobierno de la Nueva Mayoria sigue siendo la variable principal para explicar a los casi un millón y medio de ciudadanos que ayer salió a votar y a manifestar que quiere un cambio. El expresidente debe moverse con habilidad para acercarse al voto popular del Senador Ossandón, presente con más fuerza en la región metropolitana pero también en el resto del país. Sintonizar su campaña con los segmentos más necesitados, y que son quienes peor lo han pasado en estos años es un esfuerzo que pasa por entender y asimilar sus necesidades y urgencias. 


También aunque de manera más fácil, por la cercanía entre ambos, el ahora candidato único de Chile Vamos debe poner atención a la señal que le da el voto joven que apoyo a Felipe Kast, es en la combinación de estos dos mundos: el popular y el joven, sumado a la correcta interpretación del malestar ciudadano con la Presidenta Bachelet y su gobierno donde están las claves de su triunfo en noviembre y de un segundo mandato suyo que se ve cada vez más cerca. 


La entrada Ganadores pero con tarea aparece primero en La Tercera.

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Published on July 03, 2017 05:18

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Óscar Contardo
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