J.C. Hidalgo's Blog
October 9, 2025
Historias Insulsas n2
Aquí traigo el que fue el número dos del fanzine.
Aquí conté con la colaboración de un amigo mío que me gusta mucho cómo dibuja: David Furia (el apellido no es real, pero así es como firma y así lo presento).
Le pedí permiso para usar su ilustración y me dijo de que sí.
Lo repito por si acaso: el PDF no está pensado para leerlo tal cual, sino en formato booklet. Lo imprimes, le metes unas grapas y ya lo tienes. Si lo quieres distribuir en tu zona, puedes hacerlo siempre que respetes que es gratuito y no te atribuyas el trabajo.
Mag_02DescargaPortN2DescargaVersión EPUB: https://drive.google.com/file/d/1odzHOFnlL6kumSwG8lxXFFOR451l8iSN/view?usp=drive_link.
October 6, 2025
Historias Insulsas nº1
Este fue el primer número del fanzine como tal.
En realidad, hubo un número piloto, que era solo un relato, “Por un puñado de patatas”, pero no lo encuentro ahora.
Aquí subo el archivo en PDF para que quien quiera se lo descargue, lo imprima, le meta un par de grapas y vaya arreando. Debo decir que, por algún motivo que no entiendo, el PDF me sale siempre boca abajo, pero como a la hora de imprimir esto no afecta, lo he dejado, porque detesto discutir con la tecnología.
Aviso: esto tiene derechos de autor, copyright y todo lo necesario, así que a nadie se le ocurra dedicarse a venderlo por ahí, y menos aún sin mi consentimiento. Si alguien quiere hacer negocios, que me lo haga saber y hablamos. Pero nada de ir por la espalda.
Historias insulsas n1DescargaHistorias_Insulsas1_portadaDescargaSeptember 22, 2025
He hecho un fanzine
Querido diario, dos puntos.
He hecho un fanzine.
La cosa es:
¿Por qué hacer un fanzine a estas alturas de la vida?En primer lugar, porque quiero y me apetece. Tengo taitantos años, la mitad de mi vida ha pasado en un mundo físico donde William Gibson era “sensia ficción” antes de convertirse en “contemporáneo”, me crié escuchando la radio, me llevaba tebeos al retrete cuando iba a mandar un fax, robaba las Playboy porque no era legal venderlas a menores y leía cosas compradas al azar porque es lo tenían o porque la portada me llamaba la atención. Esto último me llevaba a descubrir cosas que, de otra manera, no habría sabido de su existencia.
Así que, por una neura sentimental y por mi bagaje cultural, quiero hacer algo físico y periódico. Estoy cansado del mundo digital.
¿Por qué no hacer el fanzine digital?Hay varios motivos.
Por un lado, quiero algo físico, accesible a la vista del populacho (por eso está con colores dentro del espectro humano. De nada).
Por otro lado, internet está tan saturado de gente a la caza y captura de visibilidad y satisfacer el omnipresente algoritmo de Google. Hoy en día, llegar a alguien es como una lágrima en la lluvia… en tiempos de Noé.
Un tercer motivo, y no menos importante, es mi poco interés en las redes sociales. No me gusta dedicarles tiempo y soy de los que piensan: “si no puedes mejorar el silencio, cállate”. No puedo estar posteando sandeces cada media hora solo para llamar la atención. Paso. Hoy día, debes dedicarles un tiempo equivalente a un trabajo a jornada completa solo para “estar ahí”.
Así que, voy a lo vintage y el soporte físico, cutre y hecho en casa; esa es la gracia del fanzine.
Biología de un fanzineDe momento incluirá un par de relatos y otro por capítulos. Tampoco será muy largo; unas catorce páginas en tamaño A5. Folios doblados por la mitad, grapados y a correr. Además, pienso darlos gratis con la opción de donar dinero si se quiere, además de publicitar mi libro. En cualquier caso, me da igual; lo chulo es que me lean.
Con el tiempo, y viendo cómo funciona, me gustaría incluir relatos de otras personas, dando prioridad a conocidos (enchufe extremo; la vida es así) y si el tema da de sí mucho, quizá meta artículos o algo, pero de momento, me ocuparé yo de todo el contenido.
¿Cómo lo consigo?Lo difícil es la distribución ya que vivo en UK y lo quiero distribuir en España.
De momento momento, y manteniéndome en la máxima del “keep it cutre y punk”, lo imprimiré en el trabajo (que lo paguen ellos) y lo mandaré por correo (aquí es cuando me rasco el bolsillo) a una amiga en Valencia para que los muestre en su pub friki: el Bruixes y Fades. Si alguien de Valencia me lee esto y le interesa, ya sabe dónde conseguirlos.
No obstante hay otro factor: ¿y si alguien quiere algún número anterior que se ha perdido?
En principio, lo más sencillo es decírselo a la mesonera del Bruixes (puro estilo rolero), que ella me lo diga, lo imprimo y lo mando con la siguiente remesa de fanzines.
Otra opción (que no elimina la anterior) es subirlos por aquí para descargarlos. Mi idea es subirlo en PDF tal y como lo hago yo para que quien quiera lo imprima (en el trabajo y lo paguen ellos) y se lo monte para tener el fanzine tal y como fue pensado.
Seguirá siendo gratuito pero, eso sí, con derechos de autor. La gente podrá imprimirlo, distribuirlo y hacer lo que le rote, pero reconociendo la autoría y sea gratuito. Como mi único interés es entretener y promocionarme, a cuanta más gente llegue, mejor.
Quizá peco de inocente y alguien encuentra la manera de aprovecharse de la situación, pero bueno, ya veremos.
August 2, 2024
Vibraciones
Me gusta trabajar en una cafetería, entre otras cosas, porque me permite observar a la gente. En realidad, no lo hago adrede, no vengo aquí a espiar a nadie escondido tras el estante de los “curasanes”. Me pasa a menudo sin poder evitarlo. Estoy con mi trabajo y mis ojos se van a cualquier cosa que se mueva. Si la gente hace algo, es moverse, atrayendo mi atención. Aunque esté haciendo un café, esté “stimeando” la leche, atendiendo un cliente, limpiando… da igual, mi atención tiene personalidad propia y se va a donde le da la gana.
Pero esto tiene sus ventajas. Me permite estar al tanto de lo que pasa a mi alrededor en todo momento, mientras el resto de la gente, centrada en una sola cosa se pierde el mundo alrededor.
Además, saco conclusiones. Por ejemplo, los clientes regulares (que son la mitad) tienden a sentarse en el mismo sitio. Si está ocupado, se ponen en el más cercano al acecho para recuperar su terreno perdido a la primera oportunidad. Cuando uno llega por primera vez, con media cafetería libre para elegir, dedica su tiempo a contemplar todas las opciones donde pondrá el huevo. Al principio pensaba que era absurda tanta decisión para sentarse en una mesa si son todas iguales. Entonces desarrollé una teoría: ¿Y si realmente la gente emana energía e impregna los sitios donde han estado? Entonces, pensé, cuando alguien elige un sitio, de forma inconsciente, ¿ha sentido la energía del anterior ocupante y se siente atraído por algún tipo de simpatía? Quizá ese rato que pasan observando, decidiendo donde sentarse, es porque andan buscando esa energía simpática dejada por un semejante. A veces, algunos potenciales clientes se han ido tras dedicar unos minutos a este examen. ¿No había ningún lugar impregnado con la energía que necesitan? Misterio.
Este tipo de pajas mentales ocupan mi mente constantemente sin pedir permiso.
Pero la teoría de las vibraciones a veces parece cumplirse. Como digo, la gente se sienta siempre en el mismo sitio si es posible. Bob Dylan se lleva un hot chocolate sin crema a un rincón del fondo. No es realmente Bob Dylan, pero se le parece mucho. Un chico que viene todos los jueves a editar videos con sus dos buenos lattes, uno tras otro, se sienta en la mesa del medio, aunque está coja y siempre le calza un cartón en la pata. La señora Reme se pone junto a la ventana, la tercera mesa desde la puerta, tras hacer la compra y se toma su café americano. Podría seguir eternamente.
En algunos casos, he visto como diferentes regulares se ponen en el mismo sitio, pero en diferentes momentos. Por ejemplo, en la mesa coja, donde se pone el editor de los jueves, también se sienta la estudiante de los martes (latte de soja en una taza take away para mantenerlo caliente más tiempo. Nota: no funciona). Se coloca en la mesa y la llena de papeles, libros y apuntes. Entonces, me planteo si esos regulares se retroalimentan con la energía dejada en ese sitio por otro anterior.
Un día pasó algo que podía confirmar mis teorías. Debía ser jueves por la tarde, porque el editor de videos estaba en su sitio. Tras equilibrar la mesa, estaba haciendo sus cosas. Cuando aún iba por su primer latte, la estudiante de los martes, la del latte en taza para llevar, entró. Quizá había cambiado de horario. Ahora, su mesa habitual estaba ocupada por el editor. Mi interés científico me hizo olvidar de todas mis responsabilidades.
La estudiante quedó plantada junto a la mesa, con la taza de cartón negro en la mano, pensando buscando otra mesa sin decidirse por ninguna, pese a haber otras mesas libres.
Miró alrededor y, por fin, le habló al editor. No pude oír nada con el maldito escándalo de fondo; cuando hay varios sonidos y voces, se me hace todo una masa de ruido indescifrable. Pero por lo que pude deducir, le estaba preguntando si podían compartir la mesa. El chico pareció algo confuso pero accedió. Una vez la estudiante se sentó, descubrió con sorpresa que la mesa no cojeaba. Intercambiaron algunas palabras al respecto.
¿Era la única mesa en toda la cafetería impregnada de las energías compatibles con las suyas? Lo más interesante ¿compartían estas dos personas las mismas vibraciones y eso les llevó a hacer lo propio con el espacio? ¿Les llevó esa afinidad vibracional a compartir la mesa sin problemas? Sería cuestión de ver que pasaba.
El resto de la tarde no se hablaron, cada en sus asuntos. Simpatía energética 1, vacío existencial 0.
Pero, pasó algo curioso. Como había supuesto, el horario de la estudiante de la taza para llevar debió de cambiar porque volvió a aparecer el jueves. Como acabas por saber el día y hora por los clientes, esto es algo confuso.
Si el matrimonio de jubilados de los cortados entra por la puerta, sabes que es sábado medio día. El tipo de gafas con bigotito de villano de película antigua con un latte estándar marca las once de los martes. ¿El indio con peluquín y dos lattes con sirope de vainilla? Debe ser domingo. Madre agobiada tirando de carrito de bebé que siempre pide take away, lunes por la tarde cuando toca ir limpiando para el cierre. Deberían hacer relojes con la cara de los clientes en lugar de números.
¿Por dónde iba? Da igual.
La estudiante llegó y, otra vez, encontró al editor en la mesa. Creo que le dió vergüenza decirle algo otra vez y se quedó plantada buscando otro sitio sin éxito. En este caso fue el editor de los dos lattes quien le ofreció compartir la mesa.
Simpatía energética 2, vacío existencial 0.
Esto se convirtió en una especie de costumbre. A partir de entonces, compartían mesa semana tras semana. La estudiante de los martes seguirá llamándose así aunque venga los jueves pues el asunto de los nombres es así; una vez te has ganado uno, es para siempre.
Lo interesante es que, con el paso del tiempo (no mucho, no creas), empezaron a hablar. No sé ni como empezó, porque estaba a lo mío, es decir, observando a otra gente o perdido en mis pensamientos, pero me di cuenta de que de vez en cuando hablaban.
Unos cuantos indios con peluquín con su latte de vainilla más tarde, estas frases eventuales se habían convertido en pausas para conversar. Se saludaban al verse y se despedían cuando uno de ellos se iba (normalmente el editor).
Como soy un cotilla, conseguí enterarme de algunas cosillas sobre sus vidas. Él se dedica a editar videos para tiktok, es un creador de contenido, y le gusta hacerlo en la cafetería para salir de casa. Ella estudia historia del arte. Encuentro una cierta relación. Lo clásico y lo moderno se habían encontrado en una mesa de cafetería.
No me parece algo tan descabellado, a fin de cuentas, muchos conceptos artísticos modernos siguen basándose en los clásicos. Mira a todos esos flipados de Instagram usando filtros para dar un toque vintage a sus fotos. Igual es un mal ejemplo, pero da igual.
Mi teoría de las energías parecía corroborarse. Se sentaban en el mismo sitio atraídos por sus mutuas vibraciones (digo yo). Además, por lo que pude ver por encima de sus hombros, efectivamente, ella le daba consejos sobre composición clásica y cosas así. Luego él lo usaba de forma más moderna en sus ediciones.
Por desgracia no pasaba lo mismo con otras mesas. No coincidían otros clientes de diferentes líneas temporales en el mismo sitio, así que solo esta pareja eran mis conejillos de indias.
No obstante, el tema iba de maravilla. Ambos habían hecho amistad.
El nobel me lo gané el día en que los dos llegaron a la vez.
Iban cogidos de la mano.
La promociónEste año publiqué mi segundo libro, «La cofradía de los delincuentes pequeñitos», una recopilación de cuentos cortos de fantasía punk.
Puedes encontrarlo en Amazon siguiendo el siguiente enlace.
May 15, 2024
¡La orilla de letras me ha entrevistado, señora!
Pues eso mismo. Cristina, la editora del blog de literatura La orilla de las letras, que es más maja que todo, me ha hecho una entrevista, y aquí pongo el enlace para que se pueda ver desde su página.
Que por cierto, todo esto viene a cuento de que publiqué hace unos meses, mi nuevo libro La cofradía de los delincuentes pequeñitos, de venta solo en Amazon. Para ir directamente, haz click aquí. Aviso que la dirección es al Amazon de España, si estás en otra parte del mundo, deberás redirigirte a tu Amazon correspondiente.

May 7, 2024
Templanza
El paladín yacía en el suelo, la sangre abandonaba su cuerpo por una gran herida en el vientre.
Los atacantes, tras conquistar la victoria, le habían dado por muerto, como al resto de sus compañeros de armas. Él era el único superviviente de la masacre y, en breve, dejaría de serlo.
La sensación de algo tocándole la cara y el sonido de un olfateo le devolvieron la consciencia. Con esfuerzo alzó la cabeza y abrió un ojo. Poco a poco pudo enfocar la vista. Cuando lo hizo, vio frente a él un enorme lobo blanco olfateándole, quizá comprobando si seguía con vida.
Un súbito instinto le hizo revolverse. El lobo saltó hacia atrás y adoptó una postura más agresiva, mostrando las fauces acompañado de un gruñido.
Los recuerdos volvieron a su cabeza. Recordó la herida casi mortal que le había abierto el abdomen. Para su sorpresa, sus intestinos seguían dentro de él, aunque debía sujetarlos para manterlo así. Había perdido mucha sangre y estaba moribundo. No podría defenderse de semejante criatura si decidía atacar y, aunque consiguiera hacerlo, moriría igualmente. Era el fin inevitable. Debía entregarse a los brazos de la muerte y prepararse para su viaje al Palacio del Becerro.
En el suelo, sobre un charco de su sangre, entonó los rezos, pidió perdón por sus pecados y pidió el amparo de su dios.
El lobo avanzó unos pasos.
Un pensamiento se abrió paso en su entumecida mente. No había luchado toda su vida por defender la fe del Becerro, no había sobrevivido a tantas luchas y heridas para acabar así, devorado por un animal oportunista. Era un paladín del Becerro, y eso significaba morir en la gloria. Su dios representaba la vida y la esperanza en el momento más oscuro.
Con mucho esfuerzo y dolor, agarró la espada y la sacudió para ahuyentarlo, pero el animal no se movía de donde estaba.
Perdió el equilibrio y cayó de bruces. El lobo avanzó unos pasos.
Ignorando el dolor, el paladín, volvió a incorporarse hasta quedar de rodillas. Alzó su arma y amenazó al lobo con ella.
El lobo, por algún motivo que el soldado no entendió, giró y se perdió en el bosque. ¿De dónde había salido? ¿Quizá estaba explorando y volvería con el resto de su grupo? No lo sabía y no podía quedarse a averiguarlo.
Usando la espada como soporte, se levantó, sin dejar de apretarse el vientre. Miró a su alrededor y comprobó que el resto del grupo estaba muerto. No podía hacer nada por ellos, pero dejarlos así, sin una sepultura adecuada, sin recibir las palabras del clérigo, era inconcebible. Sus almas inmortales no podrían ir al Palacio y quedarían condenadas a vagar por la tierra.
Debía sobrevivir. Encontrar un sitio donde sanar sus heridas. Entonces podría cumplir para con sus compañeros caídos.
Imploró la ayuda del Becerro para darle fuerzas y llegar a algún templo o poblado. No sabía hacia dónde debía ir. Se encontraba desorientado, pero, si el lobo había ido hacia el oeste, él iría hacia el este.
Con su espada larga como soporte, sufriendo un dolor insoportable, dejó el campo de batalla. Cada paso le resultaba un tormento. Recitaba versos al Becerro, pidiendo su ayuda.
Una luz entre los árboles le llamó la atención. Debía ser una casa, quizá algún cazador, un leñador o un bosquimano. Clamó gracias a su dios por su bondad y se acercó lentamente hacía allí.
Tras lo que le pareció una eternidad, por fin vio una construcción de madera.
La idea de recibir ayuda inmediata, o por lo menos encontrar a quien reportar sobre sus compañeros para enterrarlos como se merecían, le dio fuerzas cuando estaba apunto de desfallecer.
Sus esperanzas se convirtieron en horror cuando, ya cerca de la cabaña, se dio cuenta de que estaba en ruinas; el techo se había derrumbado y el tiempo había dado buena cuenta de las paredes de madera. Cayó de rodillas con las lágrimas de desesperación cubriéndole la cara.
¡Había visto una luz! ¡Había un fuego, estaba seguro!
Debió ser una alucinación por la falta de sangre. Sentía frío. El cuerpo entero se convulsionaba y tiritaba.
Estaba a las puertas de la muerte y su cabeza deliraba. Eso había sido. Solo una quimera. Nunca conseguiría llegar a encontrar ayuda. Sus compañeros nunca serían encontrados y quedarían abandonados.
No era capaz de levantarse ni moverse. Solo podía respirar y con problemas. Lo lamentaba por sus compañeros, pero no podía más. Iba a morir. En esa postura, de rodillas, con la espada caída en el suelo, se quedó a la espera de las tinieblas.
Un sonido a su espalda le alertó. Temiendo que el lobo le hubiera seguido se giró demasiado rápido y la herida le hizo aullar de dolor.
Cuando vio lo que había producido el sonido quedó paralizado. Un león salía de entre los arbustos. Aunque no le miraba, demostraba consciencia de su presencia. El animal daba un rodeo, sin acercarse a él, pero rodeandole sin mostrar signos de agresividad. No obstante… ¿un león? Era imposible. Estos eran animales de otras regiones, no de aquí. ¿Quizá se había escapado de algún circo, donde lucharía contra criminales?
Recordó como, en los tiempos antiguos, cuando los humanos habían dejado de nacer y la humanidad estaba abocada a desaparecer, Alfwip, el mesías del Becerro, tuvo una visión. Lo mismo le estaba pasando a él. El león no era un animal escapado; era una señal del Becerro, un símbolo. Su amada divinidad se manifestaba en forma de visiones. Le decía que debía ser fuerte, tener coraje y seguir luchando.
Una vez más, se levantó con esfuerzo. Las piernas le fallaron y cayó. El dolor del golpe le hizo gritar. El león seguía junto a él, esperando algo.
Volvió a alzarse muy lentamente, sintiendo el peso del mundo sobre su espalda. Se incorporó. Recuperó la espada. Poco a poco, se puso en pie. Dio un paso. Respiró hondo. Dio otro paso. Un tercero. Continuó caminando. Al final debería llegar a algún sitio. Su dios le guiaría.
El frío le consumía y tenía sed.
Dio varios pasos más. Cada uno de ellos era una pequeña gran victoria. Se detuvo a descansar un poco, a sabiendas que cada momento era un grano de arena que se escapaba de su reloj vital.
¿Hacía dónde debía ir?
El león olfateaba el aire.
Quizá era otra alucinación, pero de repente sintió el olor a leña ardiendo. Debía haber una casa cerca. No sabía muy bien por qué, pero se dejó llevar por su sentido del olfato.
El olor de la leña le inspiraba la imagen de una hoguera. El recuerdo de una olla al fuego donde se cocía comida, o quizá un cerdo asándose, y la imagen en su mente de la hoguera era tan vívida, que olvidó el frío.
Tras un tiempo demasiado largo, perdido en sus sueños pudo ver otra choza. Un miedo le asaltó: ¿y si era otra alucinación? O peor, ¿y si era la misma choza de antes y había andado en círculos?
No podía detenerse ahora.
Se acercó a la cabaña. El olor se hacía cada vez más intenso, demasiado real como para ser un espejismo.
Le faltaban pocos pasos para llegar a la puerta cuando tropezó y se derrumbó.
“Pies no me falléis ahora. ¡Becerro, dame fuerzas para llegar al final del camino!”
Estiró un brazo. Clavó los dedos en la tierra. El otro protegía su herida. Tiró. Su cuerpo se arrastró. Lo repitió otra vez. Un reguero de sangre iba dando testimonio de los escasos centímetros que avanzaba. Intentó gritar, llamar a quien estuviera en esa casa, pero no podía hablar. Tenía la garganta seca. Le faltaba el aire.
Oyó el crujido de una puerta de madera abrirse.
“Lo logré”, pensó y se dejó caer en el mundo de la inconsciencia.
…
Cuando despertó no sabía dónde estaba. Apenas recordaba nada, pero yacía en un jergón de paja. Tenía el torso cubierto por vendas y sus cosas estaban en un rincón de la cabaña.
El sonido de cerámica le advirtió de la presencia de alguien haciendo cosas. Un hombre pequeño estaba ordenando la parte cercana al fuego.
Tras el largo caminar, el dolor, la visión de la muerte, había sobrevivido. Ahora podría informar de la derrota y cumplir con sus compañeros caídos. Suspiró con alivio.
El hombrecillo lo vio cuando se giró para llevar unos objetos.
—Ya estás despierto. Traias unas heridas en muy mal estado. Vas a tardar en poder andar y recuperarte, pero lo harás. Es casi un milagro que consiguieras seguir vivo cuando te encontré a la puerta de mi choza.
El paladín suspiró.
—Fue el Becerro. Gracias a él llegué aquí. Un enorme lobo blanco estuvo a punto de devorarme.
—¿Un lobo? No hay nada así por estas tierras. Los cazadores acabaron con todos hace tiempo. Menos todavía uno enorme y blanco. Debiste soñarlo.
El soldado frunció el ceño, extrañado. Aún podía verlo, amenazante, con sus dientes enormes listos para lanzarse contra él.
—También vi un león. Pero eso seguro que fue una alucinación.
—¡Sin dudas! Un león por aquí… Tus heridas te debieron hacer delirar.
También recordó la cabaña fantasma.
¿Todo habían sido quimeras, invenciones de su mente moribunda? Ahora estaba a salvo y no importaba. Le contó todo lo ocurrido.
—Él Becerro me ayudó a llegar hasta aquí. Sin su ayuda nunca lo hubiera logrado.
El pequeño ermitaño se sentó en un banco y encendió una pipa. La cabaña se llenó de un olor a hierbas.
—Sin duda viste cosas, y te ayudaron a llegar hasta aquí. Pero fuiste tú quien recorrió todo el camino, quien se levantó cuando cayó, quien dio un paso tras otro cuando hubiera sido más fácil abandonar toda esperanza, cuando te arrastraste los últimos metros. No fue el Becerro el que blandió la espada contra ese lobo, negándose a entregar la vida fácilmente. Todo ese trabajo duro fue tuyo. Si no lo hubieras hecho, estarías muerto en alguna parte del bosque.
Un escalofrío sacudió al paladín. Entonces, ¿dónde había estado su dios todo este tiempo? ¿No había intervenido en absoluto?
—Todo lo que ví: el lobo blanco, el león, la luz de la choza… ¿Qué fue todo eso? ¿Delirios, ayudas mandadas por el Becerro?
El hombrecillo se encogió de hombros.
—Quien sabe. Pero desde luego, te dieron la templanza cuando más la necesitabas.
April 28, 2024
Me han hecho una entrevista
La pagina queleerlibros.com me hizo una entrevista hace tiempo y la publicaron recientemente.
Podría decir varias cosas al respecto, pero no lo voy a hacer. Directamente pego la entrevista aquí, y por si alguien quiere ir a la página, adjunto el link.
Entrevista Javier Correa«La cofradía de los delincuentes pequeñitos: Y otras historias insulsas» presenta una visión sarcástica y cínica del mundo a través de cuentos independientes de fantasía punk. ¿Qué te inspiró a escribir estos cuentos y a adoptar este enfoque particular en tu narrativa?
Dos cosas: la vida misma y estar cansado de leer lo mismo en las historias de fantasía. La fantasía, por lo menos la clásica que es la que más he leído, es casi siempre la típica y repetida lucha del bien contra el mal, y poco más. Conforme fui creciendo, me di cuenta que estas historias me resultaban cada vez menos interesantes, pero a mí me seguía gustando la fantasía, solo que no encontraba en ningún lado algo que realmente casara con lo que buscaba. Así que he escrito historias que me gustaría leer.
Por otro lado, muchos de los conceptos que han inspirado las historias están sacados del día a día. Son críticas, o simples observaciones, de cosas como el absurdo de la guerra, la religión, los sistemas y forma de vida en la ciudad, etc. Algunas historias son solo historias de fantasía, sin más.
Hornol, el protagonista de uno de tus cuentos, es descrito como un enano mago, ladrón y contrabandista. ¿Cómo desarrollaste este personaje y qué desafíos enfrenta a lo largo de su historia?Me basé en una persona que conozco, y es bastante más pintoresca que Hornol. En cuanto a los desafíos, ya que sale en varias historias, su principal objetivo es seguir su propio camino, pero las circunstancias lo llevan a hacer lo que no quiere. Pero como es un bala perdida, intenta salirse con la suya, entrando en una espiral que lo lleva a ir de mal en peor, mayormente por tomar decisiones que cualquier persona con un mínimo de sentido común no haría. No puedo negar mi influencia de la serie Seinfeld.
¿Qué aspectos del género de la fantasía punk encuentras más atractivos y cómo los incorporas en tus cuentos?Lo de fantasía punk es un intento de definir en una palabra lo que he escrito. Me he inspirado mucho en la música, especialmente el punk y el rock. Las historias suelen rondar personajes que se mueven por entornos urbanos, sucios, barriobajeros o, en el mejor de los casos, están en situaciones que les superan.
He tomado cosas de otros estilos, como el cine negro, hard-boiled, western y ciberpunk, tomando lo que más me interesa para incluirlo en mi mundo. Respecto al ciberpunk, lo que más he tomado es la crítica social, económica y política, algo que considero que la fantasía ha carecido.
Los personajes en tus historias están sumidos en el espectro de colores de la moral y están más preocupados por salir adelante en la vida que por salvar al mundo. ¿Qué mensaje esperas transmitir a través de esta representación de la moralidad en tus cuentos?En algunos casos el mensaje es “este personaje es un mal ejemplo; no hagas lo mismo”. En general intento aportar personajes normales, con sus contradicciones, problemas y neuras. En muchos casos las situaciones se complican por sus propias decisiones, más que porque un malo malísimo les apriete las tuercas. Ya se las aprietan ellos solos sin ayuda de nadie. Pienso que esto es algo muy realista, ya que la gente suele comportarse así. Somos incoherentes, absurdos.
¿Cuál fue tu proceso creativo al escribir estos cuentos? ¿Tienes algún método específico para generar ideas y desarrollar tramas en la fantasía punk?Las ideas me vienen, como ya he dicho, de la vida misma, de cosas que me han pasado o les ha pasado a alguien, que veo en el día a día. A veces me pasa leyendo un libro o viendo una película, que una escena me hace pensar en una variante y de ahí ya voy tirando del hilo. Nunca me he sentado delante del ordenador con la página en blanco a ver que hago. Normalmente una idea me llega y me pongo a divagar sobre ella durante unos días. Cuando creo que tengo las cosas más o menos claras, me pongo a escribirla y la desarrollo en el mismo proceso hasta obtener un primer borrador. Con todas las cartas sobre la mesa, ya me dedico a reescribir, editar, poner, quitar y lo que haga falta hasta tener algo con lo que estoy contento.
¿Por qué utilizas el humor en la fantasía?Pienso que el humor es un recurso narrativo muy potente que permite ciertas licencias, lo que da pie a poder contar las cosas de una manera que de otra forma no sería posible. Además, siempre me ha gustado el humor y creo que es un arma muy buena para las críticas sociales.
«La cofradía de los delincuentes pequeñitos» es una recopilación de cuentos independientes. ¿Por qué has preferido publicar una antología de cuentos en lugar de una novela?En realidad, yo estaba (estoy) escribiendo una novela, pero en el proceso se me ocurrían otras ideas para otras historias. Como soy de una forma que no puedo estar centrado en solo una cosa, me tomaba descansos de la novela y escribía cuentos sueltos. Además, otra cosa que he echado en falta en la fantasía son historias cortas. Lo más frecuente en este género son las sagas y, al menos a mí, me gustaría poder leer cosas cortas. Así que seguí con eso. Como he dicho, he escrito lo que me gustaría leer y no encuentro.
Además, al escribir historias independientes, tengo libertad creativa de poder probar con diferentes estilos y registros. Puedo hacer una historia de humor y luego otra de terror. Contar una historia en un país y luego otra en otro distinto. En una novela esto es imposible, ya que debes tener una coherencia a lo largo de toda la historia.
¿Qué desafíos enfrentaste al escribir cuentos de fantasía punk y cómo los superaste?Aprender a escribir, porque no tenía ni idea de cómo se hacía eso. Como supongo que a todos nos habrá pasado, cuando empecé pensé que escribir sería fácil. Spoiler: no. He necesitado bastantes años hasta poder publicar algo medio decente. Aún considero que me queda mucho por aprender.
¿Cuáles han sido tus inspiraciones como escritor?Un montón, imposible recordar todos. Además, diferentes fuentes me han influenciado de diferentes maneras. Por ejemplo, Terry Pratchett ha sido algo que me ha influenciado mucho, sobre todo en el concepto de mezclar humor y fantasía. Hoy en día esto es más común, pero cuando lo conocí, a principios de los ´90, no era para nada normal. Por otro lado, mis inspiraciones son muy mundanas: los videojuegos y los juegos de rol han tenido un peso importante en cuanto al worldbuilding. Superlopez y los Monty Python también, especialmente el primero, por el uso del costumbrismo y situaciones cotidianas mezcladas con épica de barrio. La música ha sido un aporte muy importante. La historia “Pétalos sobre nieve” fue escrita bajo la influencia del grupo Wind Rose, aunque la idea original surgió de una mezcla del invierno escocés, durante mi periodo allí, y las historias de Conan el bárbaro.
Para finalizar ¿dónde se puede encontrar tu libro?En Amazon. Como soy autopublicado solo puede ser encontrado ahí. También podéis leer más cosas y otras historias que no he publicado en mi blog dibujandoconpalabras.com.
Muchas gracias por vuestro tiempo y por esta oportunidad.
March 4, 2024
23F. Dia 0.
23 de Febrero. Palacio del Congreso.
El Teniente Coronel Tejero avanzaba por los pasillos, con el cuerpo envuelto en la capa reglamentaria de la guardia civil. Sus ojos estaban ocultos tras unas gafas oscuras como el abismo.
Junto a él, otros guardias civiles le seguían con paso firme mientras susurraban palabras listos para lo que iba a suceder.
Llegaron a las puertas que daban a la sala del parlamento y, sin dudar, las atravesaron de una patada.
Dentro, los senadores se sobresaltaron por la violencia de la entrada.
Tejero subió al púlpito con la pistola en la mano donde estaban los diputados.
—¡Quieto todo el mundo!
El resto de sus hombres entraron rápidamente en la sala, metralletas a punto, a tomar el control de la situación. Uno de los diputados intentó enfrentarse a ellos pero lo redujeron sin problemas.
—Ese será el primero —apuntó el Teniente. Un par de sus hombres lo tiraron al suelo y lo sujetaron—. ¡Ahora, todo el mundo al suelo!
Como ninguno de los diputados reaccionaba, paralizados por lo absurdo de la situación, los guardias civiles dieron varios disparos al techo. Tras esto, los miembros del senado buscaron refugio en sus escaños sin rechistar. Los golpistas tenían el completo control de la situación.
—Vosotros, apartad esas mesas de ahí. Haced sitio. Preparadlo todo, no tenemos mucho tiempo —ordenó el oficial.
Sin perder tiempo, un par de los guardias despejaron el centro del congreso. Otros trajeron unas cajas decoradas con símbolos extraños. Uno de ellos entregó una de ellas a Tejero, y el resto hicieron lo mismo con otros mandos del cuerpo.
Este sacó una túnica oscura de la caja. La besó y, tras susurrar unas frases profanas, la vistió de forma ceremonial.
Los mismos soldados que habían traído las cajas volvieron con portavelas y una enorme alfombra. La extendieron en el centro ahora despejado del parlamento. En ella habían dibujados una serie de elementos extraños y blasfemos que a los que lo vieron les hicieron cuestionarse su cordura.
Tejero dió unos pasos hasta el dibujo. Sus compañeros, vistiendo túnicas similares, hicieron lo mismo, cada uno en una posición específica alrededor de la alfombra.
—Traed al de antes —ordenó Tejero.
Los soldados arrastraron al político pese a su resistencia hasta dejarlo en el centro de la alfombra.
—Traed a seis más, pero que no sean comunistas. La sangre bolchevique podría estropearlo todo.
Los soldados actuaron rápidamente. Agarraron a varios diputados y los juntaron a todos en el mismo punto.
—Españoles, hermanos; ha llegado el momento.
Los oficiales con túnicas se pusieron las gafas de sol rituales, así como el tricornio del abismo infinito y se peinaron el mostacho según lo requerido.
Los miembros de la ceremonia entonaron el ancestro ritual. Palabras que ya existían antes de que un mono se irguiera. Frases que nunca deberían haber llegado a este mundo.
—¡Pinglui magliunafh Katulu arlie guaganalga fatal!
Los guardias cortaron las gargantas de los diputados y el suelo se cubrió con sangre.
—¡Pinglui magliunafh catulu arlie guaganalga fatal!
Los cánticos fueron subiendo de tono en cada repetición hasta llegar a un punto álgido donde cesaron en seco, todos con los brazos en alto mirando al techo.
Tras unos segundos, Tejero miró al charco de sangre por encima de las gafas.
Los oficiales se miraron de reojo unos a otros.
—No parece que pase nada —murmuró uno.
—¡No estáis concentrados! Repítamoslo otra vez.
Como uno solo hombre, los siete guardia civiles, volvieron a entonar el cántico.
—¡Pinglui magliunafh catulu arlie guaganalga fatal! ¡Pinglui magliunafh catulu arlie guaganalga fatal! ¡Pinglui magliunafh catulu arlie guaganalga fatal! ¡PINGLUI MAGLIUNAFH CATULU ARLIE GUAGANALGA FATAL!
Siguió sin pasar nada. La alfombra estaba empapada en la sangre de los diputados ya muertos.
Uno de los ritualistas se atrevió a romper el silencio.
—Es que ya te dije que lo pronunciamos mal. No puede ser guaganalga fatal, es wuagalfantan.
—¿Y tú qué sabes?
—Pues porque no tiene sentido que hagamos mención a las nalgas de Katulu. Menos aún para decir que son feas.
—No se dice Katulu; es Kazulu —le corrigió otro.
—Que no, coño. Os lo he dicho veinte veces, que es Chulú —aportó un quinto.
—Un momento —los calló Tejero—. ¿Estamos todos diciendo el mismo nombre o cada uno dice el que le da la gana?
—Yo digo el que es.
—Pues lo dices mal. Es Kazulu, que no te enteras.
—A ver, mi Teniente, que pone en la nota.
El susodicho sacó un papel, lo intentó leer por encima de las gafas de sol de la oscuridad abismal.
—No sé. No me he traído las gafas de leer. ¿Qué pone aquí? —le dijo a un secuaz.
Este lo leyó poniendo una cara muy rara. Intentaba vocalizar una palabra que era incapaz de pronunciar. Al final se dio por vencido.
—No sé, mi Teniente, yo, de idiomas extranjeros, poco.
Uno de los guardas en túnica lo leyó por encima del hombro de Tejero.
—Pone Chulú. Está muy claro. Chulú.
Como si esto hubiera abierto una veda, el resto lo siguieron, todos al rededor de Tejero y su pedazo de papel.
—¿Dónde puñetas lees tú Chulú ahí? Es Kazulu. La th en inglés se dice zeta, que no sabes nada de mundo.
—Pero esto no es inglés, majadero. Es un dios primigenio de muy lejos. Es Chulú.
—¡Katulu!
—¿Y si lo hacemos a Azathoth? Eso sabemos decirlo —aportó uno.
—¡Callarse todos! ¡Aquí se hace lo que yo digo! —gritó Tejero. Se acercó el papel mucho a los ojos. Los entrecerró forzando la vista. Tras unos segundos, cabreado, cerró el papel y lo metió en el bolsillo— Vamos a invocar a Azathoth y a tomar por culo. Venga, aire. No tenemos todo el día.
—Pero mi Teniente, a lo mejor Kazulu se cabrea.
—¡Aquí se invoca a quién me sale de los cojones! ¿Estamos? Si el Katulu, Kazulu, o como cojones se llame, tiene alguna queja le meto un paquete que se caga por las patas abajo. ¡Que somos la guardia civil de España!
—¿Y lo de la nalga fatal?
—¡La nalga se queda! ¡Y cuadresemé!
Otra vez, todos ocuparon sus puestos y las voces volvieron a alzarse, retumbando de forma pecaminosa entre los muros del palacio de la democracia.
—¡Pinglui magliunafh Azathoth arlie guaganalga fatal! ¡Pinglui magliunafh Azathoth arlie guaganalga fatal! ¡Pinglui magliunafh Azathoth arlie guaganalga fatal! ¡PINGLUI MAGLIUNAFH AZATHOTH ARLIE GUAGANALGA FATAL!
Al principio no pasó nada. Tras unos segundos, unos burbujeos en la sangre de la alfombra llamaron la atención de todos.
Estos se hicieron más intensos. Un gemido que parecía provenir del otro extremo de la existencia llenó la sala.
Una mano esquelética surgió de la sangre. Luego otra. Un cráneo, seguido de la columna y el torso emergieron poco a poco, con problemas.
Luego, los huesos se cubrieron de fibras. Estas formaron órganos y músculos. Por fin piel.
Sobre un charco de sangre yacía la figura de un hombre mayor, pero definitivamente fuerte.
Los soldados se apresuraron a cubrir la desnudez del hombre con una manta. Limpiaron la sangre y lo vistieron con un traje militar.
Tejero lo sujetó entre sus brazos como una madre sostiene a su hijo.
—Maestro. Hábleme maestro.
El hombre se convulsionaba. Con esfuerzo, unas palabras surgieron de su boca. Su voz sonaba suave, casi aniñada.
—¿Sigue siendo mi España una, grande y libre?
Unas lágrimas cayeron por las mejillas de Tejero. Buscó alguna cámara. La señaló y dijo muy serio.
—Españoles; Franco… ha vuelto.
December 15, 2023
Funciones de Propp
Publicado por primera vez en 1928, su trabajo se centra en identificar patrones narrativos comunes en los cuentos de hadas y los cuentos populares rusos.
Propp identificó una serie de elementos (funciones) muy frecuentes en los cuentos, aunque no en todos, y su orden puede variar según la narrativa específica.
Es algo similar a las fases del camino del héroe, pero mientras que las fases del héroe son conceptuales, las funciones de Propp son muy concretas. En realidad, siguiéndolas todas a rajatabla casi que tienes una fórmula para un cuento popular, pero idénticos.
Al igual que todo en lo referente a este tipo de fórmulas, la cosa no es seguirlo ciegamente porque lo ha dicho un señor, sino asimilar el concepto y dejar que fluya de forma natural.
Pero bueno, esto son solo “elementos que funcionan”, que estamos acostumbrados a encontrar y por lo tanto, no pueden ser ignorados, por lo menos, el conocerlos.
Luego, cada uno que haga lo que le rote.
Alejamiento: El héroe o miembros cercanos a él, se aleja de su hogar.Prohibición: Se establece una prohibición o mandato que el héroe debe seguir. Quizá el héroe desconoce esta prohibición.Transgresión: El héroe desobedece la interdicción por voluntad, por error o accidente.Interrogatorio: El villano intenta conseguir información del héroe o entra en contacto con él.Información. El villano obtiene la información.Engaño: El villano engañar a alguien (héroe u otro). En Blancanieves, la bruja se disfraza para engañarla.Complicidad. Un personaje accede a ayudar al villano, bien por voluntad o víctima de un engaño. En Blancanieves, el cazador accede a matarla.Villanía. El villano causa daño al héroe o cercanos. En Star Wars, el imperio mata a sus tíos.Mediación. La fechoría es pública y se le pide/exige al héroe que haga algo. En Star Wars, el imperio mata a sus tíos.Aceptación: El héroe acepta la Mediación. También llamado Principio de la Acción.Partida: El héroe se va a cumplir con su cometido.Primera función del donante / Prueba. Un donante somete al héroe a una prueba inicial para donarle algo. A veces no hay prueba y el héroe recibe el don directamente. En ciertos casos el don es una reacción (lastima hacia el héroe)Reacción del héroe: El héroe supera o falla la prueba en caso de que la hubiera habido.Recepción del regalo. El héroe recibe el don. Puede ser también un consejo, una frase o una enseñanza, no necesariamente algo físico.Viaje. El héroe emprende el viaje hacia su destino.Conflicto. El héroe y el villano tienen un enfrentamiento.Marca. El héroe queda marcado a consecuencia del conflicto.Victoria. El héroe supera el conflicto demostrando su valía.Enmienda. El héroe restaura el daño original, lo venga o lo que sea.Regreso: El héroe se prepara para regresar a casa.Persecución: El villano persigue al héroe.Socorro: El héroe recibe ayuda o consejo.Regreso: El héroe regresa a casa con el objeto mágico o la recompensa. A veces lo hace de incognito.Reconocimiento: El héroe es reconocido en su camuflaje.Pretensiones. Un falso héroe reivindica logros que no le corresponden, o puede que el héroe sea difamado y acusado en falso.Desenmascaramiento. El falso héroe es descubierto o se revela la inocencia del héroe.Tarea difícil. Se le impone al héroe una tarea dificil.Cumplimiento. El héroe cumple la tarea.Transfiguración. El héroe recibe una nueva apariencia.Castigo. El villano es derrotado.Boda. El héroe se casa y se establece un nuevo estado y status quo.November 19, 2023
El héroe de las mil caras: el retorno
No me resultó fácil entender el concepto del retorno y por eso he tardado tanto en escribir esta última entrada. Por eso, y porque se me olvidó. Y ahora va, y resulta que ya hice un par de entradas sobre el asunto. Pero como eran acerca de dos casos muy concretos, haré esta porque es más genérico al Retorno.
No hay muchos ejemplos en el cine actual y, en la literatura, no los recuerdo, sinceramente.
A base de leer y debatir con compañeros de escritura, he llegado a ciertas conclusiones sobre qué es y cuál es su propósito en el relato.
Un motivo por el que no lo entendía, era porque lo normal en la mayoría de las historias el héroe va a tal sitio, le dé un par de guantazos al malo, resuelva el problema y cada mochuelo a su olivo. Por eso, no entendía cuando Campbell dedicaba un montón de páginas para hablar de esto. Era como una subhistoria después de la historia. Y en cierto modo, así es. O no.
Creo que hoy día, lo del Retorno (lo voy a poner con mayúscula para que se note que es un elemento y no un retorno común y corriente), apenas se usa y si se hace, es de forma muy sutil.
Un ejemplo de Retorno muy obvio es en el Señor de los Anillos, cuando nuestros simpáticos hobbits, después de acabar con Sauron, salvar al mundo y todo eso, vuelven a La Comarca y se encuentran a Saruman y Grima como los nuevos terratenientes del lugar. Entonces, cogen y montan una revolución y acaban con el mago. Bueno, en realidad es Grima quien lo mata, pero da igual.
El concepto es que, en el Retorno, cuando se mata al malo, aún pasan cositas.
En muchos cuentos antiguos, definiendo antiguos como bastante anteriores a que yo naciera, la historia no concluye con la muerte del Villano. Este malo es parte del problema pero no el problema en sí. Es un obstáculo grande en el camino del Héroe en su objetivo, pero no el fin en sí mismo. Por eso, tiene sentido que en las historias clásicas de a lugar un Retorno.
Por ejemplo, en el Mago de Oz, matar a la bruja del Este no es el objetivo de Dorothy, sino regresar a Kansas. Pero para ello la lían para bajarse a la bruja, pero no es el tema principal.
Sin embargo, en la mayoría de las historias actuales todo gira en torno al villano, y, como una vez muerto el perro se acabó la rabia, pues ya estaría todo resuelto. Más o menos. Lo explicaré más tarde.

En pocas palabras, es el camino de vuelta del Héroe cuando ha conseguido lo que tenía que conseguir. Es el regreso de Prometeo con el fuego para entregárselo al personal, es la vuelta de Dorothy tras terminar con la bruja, es cuando los Hobbits echan a patadas a Saruman después de haber subido varios niveles, es salir por patas del castillo del malo antes de que se les derrumbe encima.
Para entender mejor el concepto del Retorno, voy a explicar las diferentes variantes del mismo:
El rechazo al Retorno.¿Te acuerdas cuando, al principio de la historia, el héroe podía rechazar la llamada y no querer ir a matar orcos? Pues ahora podría ser que se encuentre muy agustico en el mundo mágico y no quiera volver al coñazo del mundo ordinario.
Frodo, después de todo lo vivido, ha cambiado de tal forma que ya no se ve capaz de volver a su vida normal en la Comarca, y por esto prefiere irse con los Elfos al Benidorm élfico (Elfidorm a partir de ahora). Rechaza el regreso al mundo ordinario.
Este punto podría ser un momento crítico del personaje. Si en ese mundo mágico es el rey del mambo, ¿regresar a donde es un mindundi? No gracias.
Podría no hacerlo, como Frodo, por supuesto, pero, si los cuatro hobbits se hubieran ido a Elfidorm nunca hubieran vuelto a casa y no hubieran liberado a los suyos del yugo de Saruman (o sí, porque como lo mata Grima, a lo mejor hubiera ocurrido igualmente, quien sabe).
Quizá este rechazo a volver a su mundo original sea el final de la historia, con el personaje teniendo nuevas y desopilantes aventuras, como le ocurre a Iñigo Montoya, tomando el reemplazo para ser el nuevo pirata Rogers.
Si el héroe decide no volver, existe el Rescate desde fuera, en el que alguien va a rescatar al héroe de dónde se ha quedado, para traerlo de vuelta. Pero esto alarga el final y en los casos en los que lo he visto, es parte de la historia en sí y no un apéndice.

Esto es cuando el héroe vuelve al mundo ordinario a traer a los suyos alguna pirula que necesitaban o les habían robado, como el fuego robado a los dioses recuperado por Prometeo. Este tipo de cosas es muy frecuente en las historias más antiguas (quien dice un elixir dice una princesa secuestrada, las piedras de Sankara o cualquier otro McGuffin).
En otros casos, ese elixir puede ser lo aprendido, los retos superados y los demonios internos vencidos. Los hobbits regresan a la Comarca con veteranía y varios niveles subidos con los que enfrentarse al enemigo.
En La historia interminable (1984), Bastian es acosado por unos niños al principio de la película. Al final, vuelve a lomos de un dragón y los pone en su sitio. Esto es más frecuente de ver en ciertas películas, en las que un protagonista, inicialmente moñas y asustadizo, víctima del abuso de un superior regresa a su vida normal y le planta cara a ese jefe abusón.
Pero incluso en este caso, no debería ocupar otras cien páginas de libro. En las películas es apenas unos pocos minutos.

En este tipo de fuga, tenemos dos versiones:
La heroína es ayudada por poderes superiores a escapar. En muchas historias mitológicas, especialmente griegas, los personajes principales suelen contar con el apoyo de alguno o varios dioses que les ayudan a escapar del peligro de última hora. Perseo tiene una cantidad absurda de objetos mágicos, por ejemplo. Quien dice mágico, dice tecnológico, como un halcón milenario esperando con la velocidad de la luz al ralentí.
Otra variante bastante cuca es cuando el héroe debe desprenderse de algún objeto mágico para poder escapar, bien para ralentizar al perseguidor, bien porque le entorpece o por impresionar a una sueca. Lo interesante de esto es que este acto puede representar la capacidad de sacrificio, el dejar algo valioso atrás para conseguir otra cosa más importante (escapar con vida o entregar a tiempo el corazón que necesitan implantarle al pequeño Timmy).
Una tercera opción es que esos poderes mágicos sean para dificultar la fuga del héroe incrementando la tensión de la huida.
La fuga.Para nada relacionado con Bach. En este regreso, el héroe sale por patas porque algo le acosa. El clásico castillo, fortaleza, estrella de la muerte, bingo, donde ha tenido lugar la batalla final, colapsa. Por algún motivo, en el cine fantástico estos sitios se vienen abajo en cuanto sienten que su dueño ha muerto y los personajes deben huir para evitar las piedras en la cabeza.
En otros casos puede ser una carrera contrarreloj.

En ocasiones puede aparecer un último malo dando guerra. Generalmente suele ser un secuaz importante que aún quedaba por ahí. En otras ocasiones el villano en sí no estaba muerto, todo lo contrario; estaba vivo y vuelve a reclamar venganza. No obstante esta última batalla no suele durar mucho, y es más un remate.
¿Para qué quiero un retorno?Esto, hoy día, con la manera de relatar las cosas, me resulta algo anticlimático por varios motivos:
Alargarlo todo con una minihistoria no viene al caso.Si la batalla final, la apoteosis y el momento de alcanzar el nirvana es lo más cañero de todo, todo lo que se cuente después es de bajona. Y si no, el lector puede sentirse confuso con dos finales.La historia ha terminado, ¿no? Pues déjalo. Una cosa es un epílogo y otra es más acción después de la acción.Entonces, ¿por qué existe el Retorno?
Hay un par de conceptos a tener en cuenta:
Cambell analizó cuentos populares antiguos y mitológicos, muy distinto todo de cómo se hacen las cosas hoy en día. Ese tipo de cuentos eran más alargados y el estilo era diferente. Además, al incluir en su estudio relatos mitológicos, entran en juego varios elementos algo en desuso hoy día precisamente por estar muy trillados.
Por otro lado, el Retorno no aparece siempre, solo en algunos, no es algo que deba usarse porque lo ha dicho un señor. Lo usas si ves que tal, si aporta algo a la historia, si no, pues no. Como las especias en la cocina. De hecho, no todos los cuentos tienen absolutamente todos los elementos enumerados por Campbell.
El Retorno es útil para evitar un final demasiado súbito, crear un último suspense de salida.
En Red Sonja (1985), tras matar a la reina Gedren (Sandahl Bergman) y acabar con el boloncho fosforito de la muerte mortal, el castillo se viene abajo y los protagonistas deben huir para evitar morir sepultados, incluyendo una puerta que no se quiere abrir. Esto ayuda a evitar un final «chim-pum». Es difícil de explicar, pero si no está, hay un vacío.

En otras ocasiones puede servir para cerrar algún arco secundario. Según el manual de escritura, cerrar arcos secundarios después del principal debe evitarse, pero hay casos en los que se hace de forma magistral, como en Con faldas y a lo loco (1959), cuya última escena cierra el arco de Jerry / Daphne (Jack Lemon), y se ha hecho tan icónica, que eclipsa al cierre canónico de la película (el beso de Joe y Sugar -Tony Curtis y Marilyn Monroe, respectivamente-).
Cuando se leen las variantes del Retorno, se puede ver cómo pueden ser en una historia en sí misma. Por ejemplo, cuando Cambell habla del Rescate desde fuera, pone como ejemplo la historia de Amaterasu, la diosa Sol de Japón (no la voy a explicar ahora), pero esa es toda una historia en sí misma y no el final de una. A ver, que sí, que es la continuación de otra cosa, pero es demasiado larga como para considerarla una parte de un relato tal y como lo entendemos ahora.
Según Vogler, el Retorno marca el principio del tercer acto y es un momento de crisis que pone al héroe en otro camino de aventuras, intriga y dolor de barriga. A mí, todo esto me encaja en un concepto de historia más antigua, en la que todo gira en torno a que el héroe consigue algo y salva a un pueblo o a alguien, donde enfrentarse al malo de turno es solo una parte de la aventura (como ya he dicho antes). Actualmente, este enfrentamiento final con dicho villano, suele marcar el final de la película (epílogo aparte), donde un héroe, tras haber dejado un camino de sangre y destrucción a su paso en su viaje de juez, jurado y ejecutor por decisión propia, descansa tranquilamente, tomándose una taza de café sin que la policía le ponga ninguna objeción.
Supongo que, conforme los tiempos cambian, lo hacen también las historias y la forma de narrarlas. Se adaptan a las necesidades del momento y determinados elementos se transforman, anulan o añaden.

El Retorno incluye acción, eventos, un «no se vayan todavía que aún hay más». Las aguas siguen alborotadas, el nuevo mundo está pataleando aún, un malo suelto sigue dando problemas. En otras palabras, aún hay cosas por solucionar. El Retorno hace falta de alguna manera, pero muy ligera. Evita un final demasiado brusco. Es una manera de salir de la acción, pero poco a poco. Es como cuando te despides de la gente pero sigues hablando tres cuartos de hora más en la puerta del ascensor.
El epílogo suele ser un pequeño apéndice al final de la historia en la que vemos como el nuevo mundo se asienta, las aguas vuelven a su cauce y se cierran cositas, pero poco más. Es una forma de concluir las cosas con cierto arte y sentido, decirnos qué les pasa a los personajes después de todo esto, si fueron felices y comieron perdices.
Y ya está. No sé cómo terminar esta entrada, ya de por sí muy larga. Así que, buenas noches.