J.C. Hidalgo's Blog, page 23

April 22, 2018

La importancia de las redes sociales para promocionar tu trabajo

Cuando husmeo en blogs sobre escritura (o cualquier otro hobby artístico), casi siempre me encuentro con esa típica entrada sobre cómo hacer que tu blog o página web sea más popular. A veces, directamente la busco, para qué me voy a engañar.


En cualquiera de los casos, invariablemente me encuentro con el «consejo» de participar en las redes sociales. Hay que estar en ellas, participar, decir cosas, publicar de forma regular, a ser posible una vez a la semana, o en tuiter o Instagram hay que publicar más frecuentemente.


Lo he intentado, y he acabado hasta las narices. Así que la ola la va a surfear un romano.


Como dice Lihem Ben Sayel, del blog Memorias de una princesa:


Me gusta pensar que la honestidad es la noble transparencia del alma, que, pudiendo engañar para salir bien de una situación, escoge ser fiel a sí mismo, a pesar de lo errático.


Empecemos por el principio: ¿Qué implica participar en las redes sociales?


Bueno, hoy día quiere decir que tienes que estar en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest y varias más que ni conozco, y si puedes tener un canal en Youtube, mejor. Y si tienes otro en Ivoox, mucho mejor. Y ya puestos, otro en Xhamster y también irte a predicar en la calle.


 


[image error]


Una vez estoy en todas las redes sociales habidas y por haber, hay que liarse a postear cosas de forma constante. Al principio tiene su gracia porque tengo cositas que decir y voy con el «picorsito» de lo nuevo. Pero al tiempo, al menos yo, no tengo nada que decir. Por eso posteo en este blog cuando posteo: porque solo hablo cuando tengo algo que decir y no cuando me fuerzo a decirlo. Soy así: lo mismo te hago varios audios de wasap de cinco minutos, como que no digo nada en días.


Pues en las redes sociales es más de lo mismo. Y no hay nada que más me jorobe que tener que postear cosas por decir «hey, estoy aquí, diciendo cosas. Dame like».


Además, acabo tan centrado en pensar y postear, que al final dejo de lado la escritura que realmente me interesa, y esto sí que no tiene ningún sentido.


¡Pero esto no acaba aquí, señora! Hay que estar al loro de los criterios de búsqueda, los algoritmos neperianos, que además los cambian cada X tiempo para echarse unas risas, y una serie de faena inconmensurable que, es un trabajo y se llama Comunity Manager (en mis tiempos se llamaba Relaciones Públicas), te acaba comiendo todo el tiempo.


El vídeo de Neckodificador sobre el asunto ya me terminó de convencer del tema.


Yo no doy para tanto, lo siento.


 


[image error]


He hecho pequeños vídeos de presentación con el After Effects y cosas con Photoshop, pero porque es algo que me ha dado la gana aprender a hacer, no porque me han obligado. Y de la misma forma, cuando no me ha apetecido hacerlo, pues no lo he hecho.


Pero lo que realmente me molesta no es eso. Lo que me joroba es que se te fuerce a hacer algo, que inicialmente no es lo que quieres hacer, para llegar a lo que quieres.


Voy a citar lo que dijo un amigo mío que se dedica a promocionar de grupos de música:


Lo malo de los artistas es que piensan como artistas. Están en su mundo (normalmente borrachos, drogados, o ambas cosas) y no se preocupan del lado comercial, las citas ni los contratos. Me toca estar despertándolos porque tenemos que ir a tal ciudad a hacer un concierto, o achucharlos para que tengan canciones preparadas.


El artista se dedica a lo suyo, a crear música, artículos, libros, poesía, figuras de cerámica, lo que sea, porque tiene mente de artista y es su naturaleza. Vender todo eso, es algo que, en principio, no es lo suyo. Por eso, Tesla, Van Gogh y demás personal se murieron de asco, las cosas como son.


A mí, es lo que me pasa: quiero ser escritor, maldita sea. Debería estar centrado en escribir, en tener experiencias de las que sacar cosas, inspiraciones, vivencias y escribir sobre ellas, y no andar haciendo el canelo en las redes sociales, que están llenas de gente intentando hacerse ver, diciendo cualquier cosa que les pasa por la cabeza, copiándose unos a otros, y sintiéndose ofendidos por la primera palabra que ven.


La verdad es que el término «red» («web» en inglés), la va que ni pintado, porque hemos caído en su presa como moscas.


¿Que las redes sociales son importantes para darte a conocer? Muy cierto.


¿Que se me dan de pena? Más todavía.


Por eso y para eso, debería tener a un/a comunity manager que me hiciera el trabajo, cada uno dedicándose a lo que se le da bien. Zapatero a sus zapatos. Pero… soy paupérrimo.


Lo siento, las redes sociales no son lo mío. Lo he intentado y no me sale. Así que debo ser honesto y reconocerlo: las redes sociales para la gente que disfruta con ellas.


 


[image error]

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 22, 2018 02:14

April 17, 2018

Ser un artista es descubrirte a ti mismo.

[image error]


Creo que una de las cosas que tiene querer ser un artista es que me lleva a un autodescubrimiento y saber mejor quién soy.


El proceso de pulir y desarrollar mi propio estilo, lleva consigo el mirarme al interior, cuestionarme qué hago, cómo y por qué.


Quizá es porque soy muy analítico y le doy muchas vueltas a las cosas (según un test, soy INTP, cosa que me importa más bien poco porque no me parece algo objetivo y consensuado), pero me gusta comprenderme, especialmente cuando se dan incongruencias; de cara a mí mismo, no me valen las escusas de «me gusta porque me gusta».


Quiero saber qué es lo que me atrae de lo que me atrae, porque lo voy a usar queriendo o sin querer, y si no sé qué es eso que me gusta tanto, ni no comprendo el motivo, lo seguiré usando pero de una forma descontrolada.


Por ejemplo, una cosa que me atrae mucho son los edificios y construcciones. Cuando he querido hacer cosas en 3D o fotografía, me atrae mucho hacer castillos, casas medievales o naves intergalácticas. Pero cuando me pongo, pierdo el interés.


Esta es de esas incongruencias que me vuelven loco. ¿Por qué una cosa me gusta, pero luego no?


Analizando mis trabajos y los de otros artistas consagrados, como el fotógrafo Cartier Bresson, el cual tenía afinidad a la geometría, he descubierto que quizá lo que me guste no son los edificios en sí, sino su geometría: líneas, simetrías, ángulos, patrones… y es cierto. Me encantan los objetos simétricos, las líneas bien colocadas y las paralelas, curvas y esquemas que se repiten de forma coherente. Para mí, trasmiten una sensación de orden y claridad que me relaja. Es lo que me ha atraído mucho del art Decó, por las líneas tan organizadas, rectas y a la vez con curvas bien colocadas, todo muy organizado y limpio (además de porque me gusta lo vintage).


Y lo curioso es que siempre he pensado que no era así, por ejemplo, no me gustan los platos cuadrados, o las esquinas me sugieren lo opuesto a fluidez (no sé si hay palabra para eso), y cuando a veces dibujo cosas aleatorias, suelo hacer curvas y elementos tipo enredaderas, porque me resultan fluidas. Obviamente, una cosa no elimina la otra, simplemente me sugieren diferentes sensaciones más o menos agradables para el momento.


[image error]


Creo que por eso perdía tan rápidamente el interés en los objetos, porque lo que realmente me gusta son los elementos que lo componen y no tanto el conjunto en sí, y cuando me centraba en el objeto, esa geometría perdía su protagonismo.


Ahora que sé que es eso lo que me interesa, puedo usarlo para otros propósitos, dirigir la atención de forma adecuada en una fotografía o en una descripción, para dejar claro lo que quiero trasmitir, y no limitarme a pensar en una imagen de luces y sombras como algo que me gusta, sino destacar esa combinación de elementos, tanto en fotos como en las descripciones al escribir.


Por eso, al considerarme artista, no solo debo saber qué me gusta y qué no, también debo comprenderlo hasta el origen, para entender cuáles son esos elementos de la naturaleza y el entorno que me van a influenciar en la manera en que expreso mediante la fotografía o la escritura, y que no sean ellos los que me controlen a mí de una forma caótica y caprichosa.


Y esto lleva aun conocimiento de mí mismo y saber quién soy. Por eso, desarrollarme como artista es una búsqueda y desarrollo interior (que Paulo Coelho me ha quedado esto).


[image error]No me digas que no es relajante.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 17, 2018 06:35

April 8, 2018

Una espina

 


Muchas veces he dicho que no me arrepiento de nada de lo que he hecho, porque de alguna manera u otra, mis alpargatazos han aportado algo positivo, aunque sea aprender de ellos.


Pero la verdad es que hay cosillas que se me han quedado como una espina, de las que no he aprendido nada ni cuyo error me ha aportado nada. De eso si que me arrepiento.


Como por ejemplo, hace tiempo me gustaba una chica, y nunca hice nada por acércame a ella.


En realidad, en su momento no le di importancia porque pensé que sería algo pasajero y que la olvidaría.


[image error]


Pero en ese caso me equivoqué al creer eso.


Nunca hice nada, ni dije ni nada. También es cierto que no había nada que me indicara que tuviera ninguna oportunidad, así que, bajo la perspectiva de que era una misión imposible desde el momento uno, no estaba yo con la moral como para lanzarme a una derrota segura.


Sin embargo, por algún motivo, es algo que se quedó ahí, como una espinita.


Pese a lo que parece, no estoy haciendo un drama de ello, no estaba enamorado perdidamente ni es algo que me atormente; normalmente ni me acuerdo de aquello y sigo con mi vida.


Pero… cuando las redes me sacan alguna nueva foto suya en Instagram, o Facebook, la veo y siento algo revolviéndose dentro de mí, y pienso «nunca hice nada».


En el caso de esta chica, me jode no haber fracasado, porque eso hubiera sido un indicio de que lo intenté. Creo que era una de esas peleas que merecen la pena intentar aunque lo tengas todo en contra.


Ahora solo me queda esa sombra, una sensación más amarga que la del haber caído en el intento.


Recuerdo algunas conversaciones que teníamos; era una mujer inteligente, con personalidad y cabeza, y también con sentido del humor. Son las cosas que ahora recuerdo, y lo que más la identificaba. También que era alta, más que yo, algo que me gusta en una mujer.


Había otra cosa que la identificaba, y era la manera en que poco a poco se fue sumiendo en una tristeza interior. El trabajo, horas y horas de trabajo, el cansancio y el hecho de que poco a poco se fuera ensimismando me daba la impresión de que no veía más a su alrededor. No me refiero a que me viera a mí, sino que tampoco encontraba un aire fresco que la hiciera sentir mejor. O quizá esa era mi impresión.


Intentaba quedar con ella, solo para charlar con unas cervezas o un café de por medio, pero era difícil sacarla de la rutina. Y al final, fue pasando el tiempo y cada vez la veía menos.


Hasta que un día, decidió dejar la ciudad para siempre, y probar suerte en otro país. Ahí termino una historia que nunca llegó a empezar.


La última vez que la vi fue cuando la ayudé con la mudanza. Recuerdo que cuando me fui, y tras despedirnos, ella estaba de pie en la puerta de casa, dividida entre decirme adios y atender al caos que era la mudanza, con varias personas dando vueltas. Aunque estaba energética, sus ojos mostraban fatiga, física y espiritual. No me preguntes que llevaba puesto, que día era o nada de todas esas mierdas romanticonas. Ni idea. Solo recuerdo su mirada y expresión.


Es una sensación extraña la de despedirte, posiblemente para siempre, de alguien que te gusta, y nada ha sido dicho. Cuando sabes que va a ser la última oportunidad de decir algo, pero al mismo tiempo sabes que no va a cambiar nada.


Y al final decides dejar las cosas como están.


Tenía (tiene) una sonrisa muy bonita, amplia, grande.


Han pasado muchos años desde entonces, ni sé cuántos, puede que más de seis o siete, pero cada vez que Instagram me saca una nueva foto suya, pienso en que ni siquiera lo intenté, no me di la oportunidad de fracasar. Por desgracia esto solo se llega a descubrir cuando es demasiado tarde.


Y lo peor es que esa oportunidad sí que se la he dado a otras que me han importado mucho menos, muchas a las que ya ni recuerdo que existen.


Se comete un error de juicio al asumir que la gente hace lo que quiere y por una decisión lógica; en realidad, hacemos lo que nos atrevemos a hacer. Por eso, muchas veces dejamos pasar situaciones que realmente nos importan.


[image error]


 


 

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 08, 2018 07:40

March 25, 2018

¿Soy un artista?

Hay una eterna pregunta que todos/as nos hacemos alguna vez: ¿Soy escritor/a? ¿Cuándo me puedo considerar que lo soy? ¿O soy solo un aficionado a la escritura? ¿Dónde está la línea que divide ambos conceptos? Y más importante ahora mismo: ¿por qué siempre que me pongo a escribir en una cafetería, me toca la mesa coja?


He pasado por varias capas, como la cebolla, y mi conclusión es que todo es subjetivo.


Hubo un tiempo en el que pensaba que la diferencia estaba en que te pagaran por ello, pero luego me di cuenta de que no van por ahí los tiros. Por ejemplo, he sido cocinero profesional, porque me han pagado por hacerlo durante unos años, aunque el trabajo en sí ni me gustara ni me interesara. Pero era mi profesión, así que era profesional.


Sin embargo, llevo años haciendo fotografía y escritura sin que nadie me pague por ello. Aprendiendo por mi cuenta sin obligación, corrigiéndome, informándome y, especialmente, siendo constante, de forma gratuita, sin ningún tipo de compensación, cosa que no me ha pasado con la cocina. Pero es que incluyendo una ausencia casi completa de feedback, ya que apenas recibo likes, comentarios (¿funciona la cajita esa?) ni nada, y yo sigo a lo mío, en mi mundo autista, como si estuviera en el minecraft.


[image error]“Me interesa mucho lo que me estás contando… Si le pongo un par de bichos, algo bajo la cama y un par de cosas raras, será más interesante”

¿Soy un escritor porque sé escribir?  Entonces soy muchas cosas; cocinero, barista, camarero, tornero fresador… No, no creo que tener cierto tuelaje te haga ser escritor, tiene que haber algo más.


¿Porque lo hago de forma constante y tengo el hábito? Tampoco, todo el mundo sabe que el hábito no hace al monje.


¿Cuál es la circunstancia que me puede indicar si soy o no un escritor, fotógrafo o artista?


Ya lo he dicho, es todo muy subjetivo. A Yoko Ono le sirvió pegar un braguetazo para serlo, y a la Cruzcampo le basta que la gente la beba tan fría y que no se den cuenta de su sabor, para que la sigan considerando cerveza (o incluso «bebida»).


[image error]Las cosas claras, y el chocolate espeso.

Al final, al menos a día de hoy, lo que me convierte en escritor es el hecho de que me estén contando cosas y mi cabeza esté pensando en cómo lo voy a usar en una historia; el estar en una conferencia y al ver una imagen de un invento para suministrar medicamentos a personas con Parkinson, me haga chispa en la cabeza y tome notas para incluir una cosa similar en mi mundo de «héroes de palo»; que si me pegan un tiro en la rodilla, esté apuntando lo que siento para poder usarlo más adelante, mientras los enfermeros intentan atarme a la camilla para que me esté quieto; quedarme como un gilipollas mirando una escena pensando en las sombras y colores tan interesantes y cómo lo describiría; observar a una persona y pensar que me gustan sus rasgos para algún personaje; estar haciendo cosas pecaminosas con una mujer, y que haya una luz determinada que le genere una silueta entre la luz y las sombras y lo que me pase por la cabeza es hacer ua nota mental para hacer un relato de eso.


 


Me da igual lo que digan otras personas, para mí, ser un artista es una actitud, y no una aptitud. La actitud genera la aptitud porque la primera se abre paso y fuerza el aprendizaje. Pero sin la actitud, la aptitud es estéril y solo estará presente cuando hace falta.


Si eres artista, lo eres 24/7.  Y como consecuencia de todo eso, siento que debo escribir, como el que siente que debe ir al baño tras una digestión.


[image error]


 


Aquí hay una cosita que igual te interesa.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on March 25, 2018 15:20

March 18, 2018

Una piedra en el camino

Esta historia pertenece al mundo «Héroes de Pandereta».


 


En un lugar de Lacre, cuyo nombre quiero acordarme pero no me sale, una carretera atraviesa un bosque, separándolo en dos: el bosque Pikolín y el bosque Anodino.


Dicha carretera une varios pueblos y burgos, entre ellos, Tolnedra, uno de los burgos más grandes e importantes del país.


El camino es transitado con bastante frecuencia por carretas y transportes de todo tipo, llevando mercancías para su venta, llevándolas desde su fuente hacia alguna población para su trabajo, o llevando viajantes de un lado a otro.


El bosque Pikolín es famoso por albergar numerosas leyendas y fábulas sobre seres misteriosos, duendes, fantasmas, y por supuesto brujas. Por otro lado, el bosque Anodino es, pues eso, bastante anodino.


Gariboln, era carretero de profesión y forma de vida. Se había dedicado a llevar y vender toneles de cerveza entre poblaciones desde que era niño, siguiendo su tradición familiar, y por ese motivo había frecuentado esta carretera como su camino acostumbrado. Por supuesto, estaba bien al tanto de las leyendas que sobre él circulaban. Los carreteros y demás profesiones itinerantes tendían a compartir historias y leyendas en cualquier posada en la que se encontraban y se alertaban y ponían al corriente de las novedades que los caminos podían tener.


Sentado en la carreta, fumaba su pipa en calma, contemplando los arboles del bosque a ratos y cerrando los ojos a otros, casi adormilado. Tan ensimismado estaba, que no se dio cuenta de las mulas cambiaron su camino y se adentraron por un recodo, atraídos por el sonido distante de una flauta.


Sin previo aviso, las mulas se detuvieron, y esto sacó al carretero de su sueño. La causa era que una roca enorme estaba bloqueando el camino. Era lo suficientemente grande, y el camino lo suficientemente estrecho, como para no permitir vadearlo.


Tras unos minutos de confusión, en los que no reconocía dónde estaba, reaccionó.


— ¡Maldita sea mi suerte! —protestó—. ¿Cómo voy a continuar el camino ahora? ¡Maldita roca!


Bajó de la carreta con más torpeza que gracia, y examinó la piedra. Esta, era casi tan alta como él, y no es que él fuera muy grande, ya que era un enano de pura raza. Intentó empujarla un par de veces. Primero en una dirección, luego en otra. Pero no cedía. El pedrusco era inamovible.


[image error]


— ¡Puñetera roca! —dijo con un puntapié— Tenías que ir a caerte justo aquí, cuando tenía que pasar. ¡Por qué tiene que pasarme esto a mí! Y en medio de este bosque encantado.


Así estuvo quejándose y empujando sin resultado la roca durante un rato, mientras las mulas seguían a sus cosas de mulas, que es más bien poco. Por fin, se dio cuenta de que alguien lo observaba entre los árboles.


Gariboln, se volvió de inmediato para saber qué era aquello que lo observaba.


Asomando desde detrás de un pino, una cara se dejaba ver. No era una cara humana, sino de una criatura que lo parecía, pero con rasgos de animal.


— ¡Holi! —dijo la dueña de la cara con jovialidad. Ahora que ya había sido descubierta, salió de su escondite— ¿Qué haces? ¿Por qué le pegas a esa roca? ¿Ha sido mala contigo? —la criatura se acercó a la roca y la examinaba de cerca, buscando algo en ella—. ¡Roca mala! —la amonestó.


El carretero no daba crédito a sus ojos. La joven, o al menos parecía ser una chica a sus ojos, tenía una nariz aplanada y ancha, pezuñas en lugar de pies, un rabito corto, orejas muy largas y puntiagudas, el cuerpo estaba cubierto por un vello suave y corto, y de su frente nacían unos cuernos curvos y estriados. Y además, a excepción de un zurrón de piel que le colgaba en bandolera, iba completamente desnuda. No cabía duda de que era una fauna. Nunca había visto una, aunque algunos de sus compañeros aseguraban haberlo hecho.


El carretero no era capaz de decir palabra de tan sorprendido que estaba. Por un lado sentía miedo ante algo así, pero por otro lado, no había nada en ella que le pudiera parecer amenazador, excepto su desnudez, que para alguien como Gariboln era algo… amoral.


— ¿Sabes? A lo mejor si somos muy maleducados con ella, se enfada y se va —dijo la fauna—. Pero no creo que funcione. He visto a otras personas hacer lo mismo, y no funciona. Las rocas tienen eso, que no suelen hacer caso a lo que se les dicen. ¡Son muy testarudas! — dijo asintiendo efusivamente.


Gariboln seguía mirándola, anonadado.


— ¿Por qué no dices nada? —preguntó ella—. ¿A dónde llevas este carro? —y antes de que el enano pudiera abrir la boca, la fauna ya había saltado al carro y estaba olisqueando los barriles—. ¿Qué hay aquí? Huele bien. ¿Es cerveza? Me gusta la cerveza, aunque prefiero el vino. ¿Quieres vino? Tengo de sobra —añadió sacando una bota de vino de su zurrón, y se lo enseñó agitándolo al aire para llamar su atención hacia la bota.


—Eh… sí, me gusta el vino, Muchas gracias —y tomó la bota.


Dio un trago no muy seguro si sería buena idea beber nada que alguien del bosque le diera, pero no quería parecer descortés. El vino le pareció muy agradable, y le dio un par de tragos más. Tras ellos, se sintió más tranquilo y cómodo.


[image error]Esto no tiene nada que ver con la historia, pero como no he encontrado nada relacionado y me gusta, pues la pongo. Pertenece a su respectivo autor/a.

— ¿Cómo se abre esto? Es muy pesado. Seguro que es más pesado que esa roca —dijo la fauna hurgando un barril— ¿Tienes cocholate? ¿O chololote? ¿Cómo se llama? ¡Nunca me acuerdo! Que fastidio. Pero me gusta mucho. ¿Tienes? ¿Tienes?


— ¡Eh! ¡No abras eso! Lo vas a romper ¡Baja de ahí! —le dijo, ahora más confiado.


—Vale, pero no te enfades conmigo. ¿Estás enfadado? —dijo ella con voz arrepentida— ¿Por qué no me cuentas a dónde llevas todo esto?


—Tengo que llevarlo a Perilla del Bernejal, y voy con retraso. Esa maldita piedra me está estropeando los planes. No tenía mejor lugar que caer que en mi camino. ¿Por qué me tienen que pasar siempre estas cosas? ¿Por qué? ¿POR QUÉ? —voceaba Gariboln al aire.


—Piedra mala. Eso no se hace —volvió a reprender la fauna a la piedra—. Debería darte vergüenza andar molestando a los humanos, y metiéndote en sus caminos.


— ¡No soy humano! —se quejó el carretero—. Soy un enano —aclaró con orgullo.


— ¿Ah sí? —respondió ella, y lo miró muy de cerca, examinándolo al detalle. Gariboln se estaba sintiendo muy incómodo—. No veo diferencia. ¿Qué hacen los enanos?


— ¿Cómo que qué hacemos? —protestó—. Déjate de impertinencias. Tengo que hacer algo para apartar esta roca, o si no me voy a quedar aquí toda la noche.


—Por mi vale. Puedes quedarte a dormir, hay sitio de sobra en el bosque —respondió con alegría entre brincos y risas—. Podemos hacer un fuego, y contar cuentos, y yo puedo tocar música, y tú me puedes contar historias de tus viajes. Nunca he salido del bosque. ¿Qué hay fuera del bosque? —preguntó mirando al infinito, con una mano haciendo de visera, intentando ver lo más lejos posible


—No vamos a hacer nada de eso, porque no me voy a quedar aquí. Voy a mover esa roca aunque sea lo último que haga.


Aseguró y empujó otra vez la roca, con el mismo resultado que antes.


—Vuestro enano es algo cabezota, ¿no? —comentó la fauna a las mulas. Estas la miraron con mirada de rumiante—. Lo sabía.


Con un salto grácil de cervatillo, la fauna se sentó sobre la roca, y comenzó a toca una flauta compuesta por varios tubos.


—Deja de tocar la flauta y ayúdame a empujar —gruñó el carretero.


— ¡Jolín! Los humanos siempre gruñendo y con prisas.


— ¡No soy humano! Soy enano.


— ¡Pues sois igual de quejicas! ¿Por qué tenéis todos tanta prisa?  Torda dice que la gente del burgo tenéis prisa siempre para hacer cosas rápidamente para poder hacer más cosas con prisa.


— ¿Quién es Torda? —preguntó entre dientes, mientras forcejeaba con todas sus fuerzas—. Creo que se ha movido un poco…


—Torda es un brujo que vive en el bosque. ¿Lo quieres conocer?


— ¡Un brujo! ¿Hay brujos aquí? —respondió parando en seco.


— ¡Claro! Hay brujos, brujas, druidas… ¡Hay de todo! Y son mucho más simpáticos que tú. Además, no sé por qué te preocupas si tu problema va a solucionarse pronto.


— ¿Cómo que se va a solucionar?


— ¡Adivínalo! Adivina, adivinanza…


El carretero bufó con impaciencia. Sus fuerzas estaban flojeando de tanto esfuerzo y sin conseguir nada.


[image error]Lo mismo que con la otra foto. Pertenece al autor/a.

La fauna, en cambio, parecía no cansarse nunca, y ahora estaba tocando una melodía, según había asegurado, para tranquilizar a la roca.


Por fin, el enano se rindió, se dejó caer y se sentó apoyado en la roca. Encendió una pipa y asumió su destino: iba a pasarse el resto de su vida en ese camino, por culpa de esta roca. ¿Por qué tenía tanta mala suerte? ¿Qué había hecho él para merecerse esto? Trabajaba honradamente, no daba problemas, pagaba sus impuestos y acudía a rezar al Carnero siempre que podía. «¿Por qué?», esa era la pregunta que se repetía una y otra vez.


El sol comenzaba a ocultarse, y ya estaba dando el tema por perdido, y, cuando un sonido llamó su atención.


— ¡Para un momento! —dijo, y la fauna dejó la flauta. El enano agudizó el oído, intentado reconocer el sonido que se acercaba.


Las grandes orejas de la fauna se movían hacía el camino.


— ¡Yo sé lo que es! ¡Yo lo sé! —dijo excitada y levantando una mano— ¿Quieres que te lo diga?


— ¿Qué es?


—Adivina adivinanza, es una cosa que… —comenzó.


El enano resopló, y se dejó caer otra vez en el suelo.


— ¡Venga! Adivina. Adivina —dijo dando palmas—. Es muy fácil.


—Buenas tardes —dijo una voz surgiendo por el camino.


—Me chafó la sorpresa —dijo la fauna con las orejas caídas.


Otro carro estaba acercándose lentamente, al paso de sus correspondientes bueyes. A las riendas había un señor bastante mayor, con una barba canosa y espesa, y en su boca colgaba su correspondiente pipa humeante.


Gariboln, al verlo, se le iluminaron los ojos; alguien que podría ayudarle. Esta vez de verdad.


— ¡Eh! ¡Buenas tardes! —exclamó como un náufrago al ver un barco—. Por fin aparece alguien.


—Yo soy «alguien»… —se enfurruñó la fauna.


—Me llamo Gariboln. Llevo horas atascado por culpa de esta maldita piedra que me tiene aquí atrapado. Quizá entre los dos podamos moverla y continuar —dijo el enano.


El nuevo carretero se bajó y estrechó la mano de Gariboln con tranquilidad.


—Erfaren, para servir —se presentó—. Hola Silvia —saludó a la fauna.


— ¡Holi!


— ¿La conoces? —preguntó el enano.


—Claro. Paso mucho por la carretera principal. Aunque por este camino ha sido de casualidad. De hecho, ha sido al oír el sonido de la flauta por lo que me desvié a ver que era esa música. Bueno, veamos que tenemos aquí —dijo aproximándose a la roca.


— ¿Crees que podremos moverla entre los dos?


Erfaren soltó una carcajada.


—Ni locos. Esta roca no la podemos mover nosotros; es demasiado pesada.


El enano se volvió a sentir derrotado.


—Pero ellas sí —añadió Erfaren —señalando a las mulas.


— ¿Habéis oído? —les dijo la fauna, poniéndose muy cerca de ellas—. Tenéis que ser buenas chicas y ayudar a estos señores que tienen problemas.


Las mulas le devolvieron una mirada de rumiante ligeramente diferente a la anterior.


Erfaren sacó unas cuerdas de su carro. Soltó a las mulas y le dijo al enano que hiciera lo mismo.


Ató la roca a las cuatro mulas y las azuzó para empezaran a andar. Poco a poco, la piedra comenzó a moverse.


Gariboln, observaba como el camino estaba quedando despejado de una manera muy sencilla, mientras que él había dedicado horas y horas a esforzarse con conseguir nada.


Las mulas tardaron un poco en apartar completamente la roca.


— ¡La de horas que me ha hecho perder esta roca! —exclamó Gariboln victorioso.


—La roca no le ha hecho perder nada, señor mío —explicó Erfaren—. Nadie ha puesto esa roca ahí para jorobarle el día. Estaba ahí porque estaba ahí, son cosas que pasan, y seguiría estando tanto si usted hubiera pasado por aquí como si no. Las cosas pasan. A veces son favorables y otras desfavorables. Lo importante es lo que hacemos nosotros al respecto y que aprendamos a sortear las circunstancias que se presentan. Por eso yo siempre llevo cuerdas—le dijo mostrándole las suyas antes de guardarlas—. Ya estuve en su situación una vez


Una vez las mulas estuvieron atadas a sus respectivos carros y listos para partir, Erfaren se despidió de Silvia y ambos carreteros continuaron su camino, ahora juntos.


Silvia observaba a los carreteros alejándose, pensativa. Tras unos momentos, le dijo a la roca:


—No te preocupes, eres una roca buena —y le dio un beso con cariño—. ¿Sabes? Torda tenía razón, con una roca se puede hacer muchas cosas. Incluso enseñar cosas.


—Podemos repetirlo si quieres; yo no tengo nada mejor que hacer —respondió la roca.


Y se arrastró hasta situarse otra vez en medio del camino, a la espera del siguiente transeúnte. Roca y fauna tenían curiosidad por saber de qué manera resolvería la situación.


 


 

Registrado en Safe Creative

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on March 18, 2018 09:29

February 28, 2018

La mejor lección de escritura

Las mejores lecciones que he recibido sobre escribir son aquellas que no recuerdo.


No necesito pensar en ellas porque forman parte de mí; surgen de forma fluida y natural cuando escribo.


Si tuviera que andar recordando esas lecciones y consejos, hacer memoria, meterlas siguiendo reglas y normas que no acabo de asimilar, el resultado sería algo artificial y sin gracia.


«Los ritmos, el contraste… ¿Cómo era eso? ¿Cómo funcionada lo del contraste? Lo leeré y ajustaré los personajes de acuerdo a esa cosa.» Algo así no puede tener vida jamás.


Prefiero dejar que lo que he aprendido de otros fluya y salga de forma natural, porque forma parte de mi hacer y no porque me estoy recordando hacerlo, porque lo he entendido y no memorizado, porque lo comprendo y no lo hago porque otros lo hacen, porque sé porqué lo hago y puedo hacerlo sin proponerme hacerlo.


¿Cómo sé que esas lecciones están ahí? Porque las veo en el resultado, o mejor dicho, no «des-están».


Cuando escribo, lo hago sin pensar, al igual que no necesito pensar para andar. De hecho, cuando pienso en lo que tengo que hacer al andar, mover un pie, levantar la pierna… cuando mi consciente interfiere con lo natural, es cuando tropiezo.


Así que es mejor escribir sin escribir.


Es el «wu wey».



 


Las imágenes pertenecen a sus autores.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 28, 2018 00:42

February 20, 2018

Disaster artist, el libro.

Por fin me lo terminé. No es que sea especialmente largo ni pesado, de hecho, se lee muy ligero. Pero el tiempo no es lo que más me sobra ni yo soy muy rápido leyendo.


Lo más destacable sería el hecho de que el parecido entre el libro y la película es mínimo, y teniendo en cuenta que es una historia biográfica, es algo muy chocante. En la película pasan cosas que en el libro ocurren de otra forma, y en el libro hay situaciones que en la película nunca ocurren. Pero bueno…


“It´s midnight and you are lost like hell. But that´s okey. Don´t need to have panickly situation. No restrictions. Be yourself”.



-Disaster artist. Tommy Wiseau. (Mejor no traducirlo)



Junto a “Soy tu padre” y el “shrrhhhh” del silencio de los corderos, una de las frases de la historia del cine.

El libro en sí no es de los que recomendaría, porque es algo coñazo. Consiste básicamente poner verde a Tommy, sacar a luz sus excentricidades y marear con el misterio que rodea su vida. En cierto modo, pienso que es una campaña de marketing, aprovechando el tirón cuando la película despegó, otra vía de promocionar al personaje, y de paso, al propio Greg, que es quien lo escribe (más o menos).


El argumento se podría resumir en:


-Tommy tiene una idea de a peseta.


-Nadie está de acuerdo.


-Tommy insiste hasta que la gente se cansa y acepta su destino.


-La vida de Tommy es un misterio.


-Repetir.


Tenían tablas y eran competentes profesionales, lo que significaba que no estaban para nada preparados para lidiar con alguien como Tommy.



-Disaster artist. Greg Sestero



No obstante, hay una cosa en todo esto que es lo que me atrae; Tommy. No él, sino el concepto.


Tommy es una persona de edad avanzada, se le supone más de cincuenta, pero pese a eso, no ha dejado que la vida le destruya. Es una persona que tiene energía y ganas, tiene claro lo que quiere y patalea como un gato panza arriba para conseguirlo. Cuando otras personas le advierten de problemas o cosas en contra, él simplemente dice “te preocupas demasiado” y continúa con lo suyo. Si no lo consigue (lo cual no pasa muy pocas veces), busca inmediatamente otra forma hasta conseguir su objetivo. Es tenaz y cabezota como él solo, muchas veces al punto de sacar a los demás de sus casillas.


Esta conducta, en la mayor parte de las ocasiones demasiado ciega y falta de sentido común, es lo que le ha llevado a avanzar. Cuando se van a ver el lugar donde James Dean se estampó, solo por que le apetece, el propio Greg reconoce que si no hubiera sido porque Tommy tomó la iniciativa, él nunca lo hubiera hecho por sí mismo.


Es una persona con un sueño, y lo va a conseguir sea como sea.


Tommy lo hacía porque quería ser el primer director de cine que lo hiciera. Nunca se paró a preguntarse por qué nadie más lo había intentado.



-Disaster artist. Greg Sestero



Frase perfecta cuando quieres cambiar de tema.

No se deja intimidar por nadie, ni deja que nadie le destruya. Esta es la principal característica que hace que Greg (mas conocido como Oh-Hi-Mark) se fije en él. En el libro, la profesora de actuación, es mucho mas dura que en la película, y todos sus alumnos/as la temen. Excepto Tommy. Él le planta cara, se revela y no se deja intimidar.


¿Debería haber escuchado los consejos de personas más expertas? Tambien.


¿Qué lo hacía tan seguro? Sentía una desesperada curiosidad en descubrirlo. No era su actuación, obviamente, que era extraordinariamente mala. Era simple y mágicamente desinhibido.



-Disaster artist. Greg Sestero



Puede que Wiseau tenga ideas malas, conceptos objetivamente erróneos (que los tiene y muchos), pero él continúa cuando otros habrían tirado la toalla.


No era capaz de recordar ni la más simples de las frases de su propio guión (a veces se las escribían en un cartel para que las leyera), no conseguía ponerse en sus marcas, no sincronizaba actuar con hablar… es el anti-actor por definición. Por eso, no lo justifico ni lo veo como un mártir; sigo pensando que consiguió el éxito de pura casualidad y que no tiene ni idea de cómo ha conseguido sacar la película a flote. Es el Cristóbal Colón del cine; pero en lugar de descubrir un continente de casualidad, cuando realmente quería ir a otro país, lo ha hecho con una película.


Todo lo que decía era obviamente el producto de una diligente desmemorización, totalmente divorciado de la emoción que las palabras estaban intentando comunicar. Era terrible, osado y fascinante.



-Disaster artist. Greg Sestero



No dejó que la realidad le impidiera ser lo que la inconsciencia ciega le decía que quería ser: actor. Tuvo que hacer su propia película, producirla, promocionarla y distribuirla él solo para conseguirlo. Y lo hizo. Repito: él solo.


De lo que estaba seguro era que Tommy tenía algo que nunca había visto en nadie más: una ciega, inestable y totalmente infundada ambición. Estaba tan fuera de alcance, tan carente de conciencia de sí mismo, y a la vez, extrañamente cautivador.



-Disaster artist. Greg Sestero



Este perro pasó inadvertido varias tomas, hasta que Tommy lo vio y el saludo fue su reacción real al verlo.

Los que nos autoproclamamos escritores, ¿llegaríamos tan lejos por cumplir nuestros sueños? ¿Especialmente pasados los cincuenta, cuando la mayoría del personal ha sido consumido por el mundo, la vida y el cinismo? La mayor parte de la gente que conozco, no es capaz de asumir una ruptura de pareja, menos todavía que alguien les rompa sus sueños de grandeza.


Es muy fácil comerte el mundo cuando tienes veintitantos, pero a determinada edad, cuando has pasado por ciertas cosas, bastante tengo con que el mundo no me coma a mí. Y, en cualquiera de los casos, no quiero ni chuparlo, no sea que me envenene.


Conseguir realizar tu objetivo es mucho más duro de lo que Disney nos muestra. Hay que tragar mucha mierda, es un camino muy largo y en el que nadie, NADIE, te garantiza nada, diga lo que diga Paulo Cohelo.


Y al final es cuando remata. La película, que era su sueño y su vida, fue un completo fracaso. Pero un fracaso nunca visto. Y aún así continuó apoyándola. Siguió luchando para sacarla a flote.


Me hizo reconsiderar qué define el éxito o fracaso del arte. Si arte es expresión, ¿puede fracasar? ¿Es el éxito un simple asunto de lo que uno hace con el fracaso?



-Disaster artist. Greg Sestero



No sé si existirá algún dios, destino o bola de espagueti, pero da la sensación de que alguna fuerza universal acabó por premiar todo ese esfuerzo a manos de una cabeza sin nadie al volante.


Cuando aquello comenzó a funcionar, de forma diametralmente opuesta a lo esperado, como una de las peores películas nunca hechas, él, en lugar de sentirse derrotado, y pegarse un tiro, lo aceptó y se adaptó. Consiguió que su gran fracaso se convirtiera en su mayor éxito.


“Tengo que enseñarle esto a mis amigos”, su novia (la de un amigo) seguía diciendo, una y otra vez.



-Disaster artist. Greg Sestero



Al final, consiguió lo que quería: una película de la que el mundo hablase, que impactara. Sí, vale, casi nadie en España la conoce, pero porque no fue doblada y no llegó. Pero, en el mundo anglosajón, es un fenómeno de masas: merchandising, memes, gifs…


The room, a su rocambolesca manera, es historia del cine y, Tommy, cumplió su sueño.


Tommy se quitó sus gafas de sol y me miró. Tenía lágrimas en los ojos. Sonrió, asintió y se volvió hacia la pantalla. No era común ver a un hombre cuyo sueño estaba literalmente apunto de hacerse realidad.



-Disaster artist. Greg Sestero



Lisa, la novia del futuro.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 20, 2018 01:49

February 3, 2018

Vamos a la guerra (mire usted, mire usted que pena)

En mitad del mar Marinero, se encuentra una isla de considerable tamaño llamada Reinos de Kchwre. Esta isla, está plagada por una cantidad absurda de reinos de todo tamaño y tipo; mientras que unos abarcan cientos de kilómetros, otros apenas ocupan un par de metros, incluso hay un reino en lo alto de un chopo, con su rey como único habitante, subido en él. El porqué de esta alegre proliferación de reinos es algo que no narraré en esta ocasión, porque considero más interesante centrarme en la batalla de Argantillas de Arriba.


La tropa del reino de Argantillas de Abajo, formada por unos veinte espaderos de la propia región, avanzaba a paso lento por la cordillera, camino al castillo que se alzaba en lo más alto: el castillo del Reino de Argantillas de Arriba (lo de Arriba es porque estaba arriba de la cordillera).


Si bien, Argantillas, había sido hacía pocos años un solo reino, grande y libre, en un momento dado de su historia, el rey vigente, Lorenzónidas, decidió mandar construir su castillo en lo alto de la cordillera precisamente para conseguir esta ventaja estratégica, y porque las vistas eran mejores. No solo se podía ver al invasor desde la distancia, sino que la posición elevada les permitía contraatacar con sus ballestas mucho más fácilmente.


Pero con el tiempo, la población que se había quedado al pie de la cordillera se independizó y formó su propio reino: Argantillas de Abajo, bajo el reinado de Sigericörn IV (realmente nunca hubieron otros tres anteriores, pero le gustaba como sonaba ese número). Con un poco más de tiempo, ambos reinos comenzaron a tener sus rencillas y enfrentamientos, lo que llevó a la guerra. Una guerra que vería su momento épico y culminante hoy, aquí y ahora. Aquí en el libro no, claro, porque no caben entre las hojas; me refiero a Argantillas.


 Los espaderos bajoargantillescos avanzaban lentamente, reservando sus energías mientras no estaban en el rango de las ballestas del enemigo. Cuando llegaron a una distancia adecuada, Sigericörn les hizo detenerse.


[image error]


Varios soldados de Argantillas de Arriba, asomaban por las almenas, preparados para la batalla inminente.


Sigericörn avanzó unos pasos a lomos de su caballo con una bandera blanca de la paz momentánea.


— ¡Yo, Sigericörn IV, en nombre de Argantillas de Abajo, me presento ante el castillo de Argantillas de Arriba para exigir a Lorenzónidas III su rendición en este día de hoy! —gritó— ¡Exijo que su rey, Lorenzónidas III, se entregue pacíficamente!


Hubo un silencio, a la espera de la respuesta.


—Pues sí que es cierto que las vistas desde aquí son bonitas —dijo uno de los espaderos por lo bajito.


—Y buen día que hace, voto a tal —respondió su compañero—. Una lástima que tengamos que malgastarlo en la guerra.


—Con lo que a gusto que estaríamos haciendo una barbacoa en casa del Aurelio…


— ¡Silencio en las filas! —exigió el rey.


Hubo silencio.


Finalmente, tras unos minutos de espera tensa, el rey de Argantillas de Arriba, Lorenzónidas III asomó por la almena.


— ¿Qué son esas voces? —gritó con voz real.


— ¡Ríndete! ¡Arrodíllate ante mí y terminemos con estas confrontaciones que ambos reinos llevan teniendo desde hace años, aquí y ahora! ¡Ríndete o habrá sangre!


— ¡Jamás!


— ¡Pues preparaos para la guerra!


— ¡Guerra sea pues!


— ¿Y no podrían ustedes discutirlo como adultos? —preguntó uno de los ballesteros arribargantillense—. En lugar de ir al a guerra, me refiero —aclaró cuando la mirada de su rey se le clavó como un puñal.


—La verdad es que lo de ir a la guerra me parece un poco extremo —dijo otro ballestero—. La guerra es peligrosa, estas cosas podrían herir a alguien, ¿sabe? —añadió señalando la saeta en la ballesta—.


—Y con el buen día que hace —se le sumó el de Argantillas de Abajo de antes.


—Venga, va. Dejaos de guerras y habladlo como personas mientras nosotros hacemos nuestras cosas —añadió otro espadero.


— ¡Silencio! —le acusó Sigericörn IV— ¡Soy vuestro soberano y no toleraré este tipo de actitud! ¡Al próximo que cuestione mi autoridad le mandaré ejecutar! ¡Preparaos para la batalla! —añadió con su espada en la mano.


— ¿Usted ve? —dijo el ballestero número uno—. Si es que ellos tampoco quieren. Los únicos que quieren aquí matarse son ustedes dos. Pues mátense ustedes y déjenos a nosotros tranquilos.


—Eso —apuntó el ballestero dos—. Nosotros no sabemos ni por qué estamos peleados. Es todo cosa suya.


— ¡Eh! ¡Los de arriba! —dijo un espadero— Tenéis bonitas vistas. ¡Bonito lugar para hacer una barbacoa!


— ¡No confraternicéis con el enemigo! —le reprendió Sigericörn.


— Cállese ya, pesao. Será su enemigo, pero no el mío. A mí no me han hecho nada.


—Ni a mí.


— ¡Por supuesto que sí! —rechazó el rey— Han jurado muerte y decadencia sobre nuestras tierras, tienen costumbres heréticas, tienen armas de catapultaje masivo, os quitan el trabajo…


— ¡Nosotros no hemos hecho nada de eso! —dijo un ballestero desde la almena.


— ¡Ballesteros! —llamó Lorenzónidas— ¡Disparen contra el enemigo!


— ¿Por qué? —preguntó uno de ellos.


— ¿Cómo que por qué? —respondió Lorenzónidas atónito— Porque son el enemigo, y porque yo lo ordeno.


—Eso de que lo ordena no me convence. ¿A qué viene tanto marimandismo?


— ¡Soy vuestro rey!


—Pues yo no le voté.


—Y a mí nadie me dijo que tendría que matar a nadie —replicó otro piquero.


— ¡Pero si eres un soldado! —respondió Lorenzónidas, incrédulo.


—A mí me dijeron: «Aprenderás una profesión. Viajarás. Harás amigos.» Pero en ningún lado decía nada de «matarás o te matarán». Y dicho sea de paso, en todo este tiempo no hemos salido de este castillo.


[image error]


—Por nosotros, podéis veniros al pueblo cuando queráis —invitó un bajoargantillense


— ¡Eh! ¡Los de abajo! Que sepáis que vuestro rey os miente. Nosotros no hemos hecho nada de todo eso que dice.


— ¿Ha oído? —dijo un guerrero del bajo Argantillas— Dice que nos miente. Explique eso.


— ¡No tengo nada que explicar! —protestó Sigericörn cruzándose de brazos.


—No le hagáis caso. Solo os va a liar más. Tendríais que ver nuestra plaza de armas —respondió el ballestero número uno—. Se echan unos partidos de futbol que no veas.


—Pues podíamos jugar uno. Los de Arriba contra los de Abajo —se ofreció un espadero.


—O casados contra solteros —ofreció otro.


— ¡Venga!


— ¡Ya está bien! ¡No toleraré este comportamiento más! —gritó Sigericörn — ¡Ejecuten a ese traidor inmediatamente!


Nadie se movió.


— ¡No me habéis oído! ¡Ejecutadlo inmediatamente o rodarán más cabezas!


—Pues las va a tener que cortar usted solito, porque nosotros pasamos…


—Y no se ponga tonto que le superamos en número.


— ¡Traición! ¡Esto es altísima traición! —clamó el rey.


Baja traición, que somos de Argantillas de Abajo —bromeó un soldado, y hubo risitas.


— ¡Ejecución sumaria para todos!


—Oiga mire, nos está tocando las narices con sus gritos, sus amenazas y sus guerritas. Se ha metido en este follón usted solito, y ahora quiere que nosotros nos liemos a matar a gente que no nos ha hecho nada, o a morir en el intento —dijo un espadero acercándose a Sigericörn.


—Nosotros lo elegimos como rey en su momento porque prometió que nos llevaría a la prosperidad y el esplendor, y a lo que nos quiere llevar es a morir por cosas que ni entendemos y además son mentira. Creo que si alguien ha traicionado a alguien es usted a su pueblo.


— ¡Por aquí arriba pensamos lo mismo! —dijo el ballestero.


— ¡Que queréis decir! —le increpó Lorenzónidas.


—Que vamos a jugar a futbol —respondió otro espadero.



En la plaza de armas del castillo del reino de Argantillas de Arriba se estaba celebrando el primer partido de futbol entre ambos reinos, y cuando terminara, irían a Argantillas de Abajo para celebrarlo con una barbacoa y cerveza regional.


Un chupinazo más fuerte de lo normal lanzó la pelota por encima del muro y se perdió en el horizonte.


—Que bestia eres Bartolo. El balón a hacer puñetas.


—Es lo malo de esto, que nos quedamos sin balones a la mínima.


—Bueno, aún nos queda el otro.


Colocaron la cabeza del otro rey en la línea de córner, y un chupinazo hizo continuar el partido.


Registrado en Safe Creative


Nota: esta historia me fue inspirada por las vistas desde el castillo de Stirling cuando estuve en Escocia, hace unos cuantos años, pero no la había escrito hasta ahora.


Para ver mis fotos del lugar dar click aquí.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 03, 2018 13:57