Rafael Uzcátegui's Blog, page 33

May 8, 2017

Vikingos contra la represión

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Para bien y para mal (y dado el doble rasero más para bien), los referentes de los adolescentes en protesta no provienen de la izquierda, sino de la cultura contemporánea: Los juegos de video, las series de televisión, las novelas gráficas…


La foto, de Miguel Gutiérrez, dice todo sobre el actual movimiento de protesta en Venezuela.


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Published on May 08, 2017 16:32

May 6, 2017

Elefante en la cristalería (digital)

Rafael Uzcátegui


En tiempos de redes sociales, los conflictos se basan en la creación y difusión de imágenes, que construyan o refuercen el sentido de los mensajes, bien sea por la conservación del status quo, bien sea por el cambio social. Venezuela hoy es territorio de la confrontación de dos grandes relatos: 1) Un gobierno preocupado por los más pobres asediado por acciones terroristas de una oligarquía de privilegiados y 2) Un pueblo enfrentado a un gobierno autoritario, hoy transformado en una dictadura. Al momento de cerrar esta columna la narrativa que se estaba imponiendo, y holgadamente, era la segunda.


Por su propia concepción, el gobierno bolivariano se creó como un gran aparataje burocrático que dependía, orgánica y comunicacionalmente, de un centro. Durante mucho tiempo este esquema fue eficaz, se contaba con un orador carismático -Hugo Chávez- y abundantes recursos para aceitar redes clientelares estatales. Su ausencia dejó al “Proceso” sin su mejor y único comunicador, por lo que hoy prospera el desconcierto en sus filas. Maduro es un pésimo orador. Los esfuerzos estatales para posicionarse en redes sociales tienen patas cortas. No es un problema de recursos sino de la libertad necesaria, a lo interno de su comunidad, para generar libre interacción. Como un elefante en una cristalería, los mensajes de su nodo central -Maduro-, lo que hacen es consolidar precisamente los valores del movimiento que se le opone.


Las multitudes en movimiento de indignación, a pesar de ciertos episodios puntuales, sigue siendo una acción colectiva masiva enmarcada en la no violencia. Las estrategias de protesta privilegiadas (marchas y concentraciones) han transmitido, de manera fidedigna, el carácter masivo del rechazo a la gestión de Nicolás Maduro, fortaleciendo el significado “somos mayoría”. El chavismo, a duras penas, logró una concentración en Caracas mientras el resto del país se movilizaba en su contra, falseando escandalosamente la cifra de su congregación: 3 millones para una avenida que no alberga 200 mil manifestantes. Cuando está llena, y ese 19 de abril rojo no era el caso.


Quien es mayoría y quien minoría ha sido ratificado por las imágenes. El resto de la pugna simbólica es del lado de quién está la violencia. Las fotos y videos de la señora y el hombre desnudo enfrentados, en su soledad a la tanqueta de la represión, han dado la vuelta al mundo. Su eficacia comunicacional ha sido tal que ha obligado a la dictadura a replantearse su estrategia de confrontación frontal, Plan Zamora mediante. Cada día que pasa nuevos fotogramas indelebles suman a la lucha por la democracia. Esto ha sido, precisamente, una de las virtudes de la estrategia pacífica asumida por quienes se resisten tanto a la dictadura como a abandonar la calle. @fanzinero (Tal Cual)


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Published on May 06, 2017 13:51

Venezuela: aikido y derechos humanos

El actual conflicto venezolano resulta similar al aikido, el arte marcial en el que para vencer se utiliza en su contra la fuerza del oponente. En octubre de 2016, cuando se había logrado el consenso de multitudes y la comunidad internacional para la realización de un referéndum revocatorio para dirimir la crisis, voceros de la oposición asistieron, improvisadamente, a una mesa de diálogo de la cual se levantaron con la idea de «elecciones generales adelantadas». El gobierno se benefició del error táctico de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y logró así dinamitar la confianza de sus bases de apoyo, mientras se generalizaba el sentimiento de desilusión. Meses después, para castigar a una Asamblea Nacional que aprobaba una declaración de apoyo a la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, el gobierno formalizó el proceso de sustitución de sus competencias en dos sentencias emitidas por la Sala Constitucional del máximo tribunal del país. Aunque la neutralización del Parlamento se realizaba por la vía de los hechos desde un año antes, con escaso costo político para Miraflores, su registro formal generó una ola de rechazo que incluyó a la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz. Los partidos políticos opositores lograron recomponer la confianza, en esta oportunidad, por un traspié del chavismo, en una ola de protestas que continúa hasta el momento de escribir esta columna.


El gobierno bolivariano se ha debilitado en 2017 más como consecuencia de su soberbia ciega que por resultado de la agenda política opositora. En el plano internacional, una torpe diplomacia encabezada por Delcy Rodríguez le ha restado apoyos que hasta hace poco se debatían entre la ambigüedad y la cautela. Uruguay ha sido el caso más llamativo. A comienzos de abril, Nicolás Maduro acusó al canciller de ese país de acordar con Estados Unidos los ataques contra Venezuela, una sugerencia inaguantable para un presidente salido de las filas de la izquierda. «Si [Maduro] no rectifica, está diciendo que no tiene pruebas, y si no tiene pruebas, lo que dijo es una mentira», expresó el presidente Tabaré Vázquez. El cambio de postura de Uruguay sobre Venezuela no solo sumó al proceso de activación de la Carta Democrática, sino que despejó la ruta para iniciar acciones diplomáticas similares en el Mercosur, donde las decisiones, según los estatutos, se toman por consenso. La credibilidad del jefe de Estado caraqueño se erosiona tras cada declaración llena de fantasía. El 19 de abril, ante una concentración en apoyo a su gestión, calculó la asistencia en «tres millones de personas», en una avenida de Caracas que, repleta –lo que no ocurría ese día–, tenía capacidad para albergar no más de 200.000 personas. En 2017, las debilidades comunicacionales del gobierno parecen tener como origen la misma causa que se había diagnosticado para la oposición a finales de 2016: la ausencia de olfato para captar correctamente la realidad.


Rupturas


No obstante, la actual ola de protestas no es una simple extensión de los ciclos de movilización antichavistas de años anteriores. Luego de la peor derrota del bolivarianismo en el poder, en las elecciones parlamentarias de finales de 2015, con casi dos millones de votos por debajo de sus oponentes, el chavismo tomó la decisión de crear un modelo de gobernabilidad aún más autoritario ante la pérdida del apoyo popular. Su piedra fundacional fue la sustitución de la Constitución por una legalidad que le confería al presidente poderes absolutos, bajo el nombre «Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica». Seguidamente el árbitro electoral del país, el Consejo Nacional Electoral, suspendió irregularmente la realización de un referéndum revocatorio contra el presidente y detuvo de manera indefinida las elecciones que debían realizarse en diciembre de 2016 para las 24 gobernaciones regionales. Progresivamente, fue quitando competencias a la Asamblea Nacional, a través del Tribunal Supremo de Justicia, hasta que la legitimación del proceso vía sentencias generó el descontento público de la fiscal general de la República, quien las calificó como la «ruptura del hilo constitucional» y abrió así la caja de Pandora. La aparición de fracturas dentro del bloque oficialista ha sido aprovechada por la oposición: una de las consignas más populares es las movilizaciones es «Lo dijo la fiscal, ustedes son golpistas». Y como si fuera poco, todo esto sucede teniendo como gran telón de fondo una de las peores crisis económicas que recuerden los venezolanos, con una inflación superior a 600%, escasez de alimentos y medicinas y evaporación del poder adquisitivo de los salarios, lo que genera –según las propias cifras oficiales– un porcentaje de personas en situación de pobreza mayor que la existente cuando Hugo Chávez fue elegido presidente por primera vez. Según los propios datos del gobierno, cuya rigurosidad ha sido puesta en cuestión, casi la mitad de los venezolanos se encontrarían en situación de exclusión.


Continuidades


La ola de protestas ha sido respondida por las autoridades recordando los peores patrones de abuso de poder de ciclos de movilización anteriores. Además de prohibir que las movilizaciones lleguen al centro de Caracas –sede de los poderes públicos–, se evidencia un uso desproporcionado de gases tóxicos prohibidos por la Constitución, disparos de perdigones a corta distancia, uso de armas de fuego, detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos a detenidos, robo a manifestantes por parte de funcionarios policiales y militares, así como la violación del debido proceso para, cuando se cerraba este texto, más de 1.200 personas detenidas en todo el país por protestar, en cifras del Foro Penal Venezolano. Según los datos de Provea, 20 personas han perdido la vida en contexto de manifestaciones. Para aumentar la crispación, diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela como Diosdado Cabello y Pedro Carreño han mostrado en televisión un folleto en el que aparecen nombres, fotografías y direcciones de líderes políticos y sociales de oposición, que según afirman habría sido distribuido a militantes del oficialismo. «El pueblo sabe dónde tiene que ir», declararon ante las cámaras.


Paramilitares “de izquierda”


La situación continúa deteriorándose tras la decisión de Maduro de activar el llamado “Plan Zamora”, una estrategia militar de ocupación del territorio que incorpora, explícitamente, la actuación de grupos de civiles armados. Se trata de lo que desde el chavismo se denomina «colectivos» y que las organizaciones de derechos humanos han definido, lisa y llanamente, como «paramilitares». Durante el primer día de actuación del Plan Zamora, el 19 de abril, en 22 de los estados donde ocurrieron movilizaciones se documentó la actuación de «colectivos» en 16 de las regiones. Los videos los muestran desplazándose en motocicletas, con el rostro cubierto con capuchas y disparando armas de fuego.


La actuación de los «colectivos», en un contexto de violencia e inseguridad ciudadana que ubica a Venezuela dentro de los países más peligrosos de la región, puede agravar su ya delicada situación en derechos humanos. La noche del 20 de abril, ocho zonas de Caracas, incluyendo algunas que eran consideradas hasta hace poco como «territorios del chavismo», protagonizaron batallas contra las autoridades, que incluyeron saqueos a establecimientos comerciales.


La crisis podría tener su salida menos traumática si Maduro y su entorno permitieran la realización de elecciones. En el aikido en que se ha convertido esta situación haría falta un elemento: la desvinculación pública de la intelectualidad izquierdista internacional que durante mucho tiempo apostó por el proyecto bolivariano. Algunos han dado el primer paso (Noam Chomsky, Raúl Zibechi, Edgardo Lander, Clifton Ross), pero muchos de quienes saben que las cosas no van bien por el país caribeño han optado por el silencio. ¿Permitirán que el peso simbólico de su opinión sea utilizado por quienes buscan llevar a Venezuela a un momento diferente de su historia? (Publicado en Nueva Sociedad)


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Published on May 06, 2017 13:43

April 29, 2017

Diplomacy and interventionism

Rafael Uzcátegui

(Translation by Johnny Graterol.

https://medium.com/@jgratero/diplomacy-and-interventionism-bc4a617cf5e1)


There are people, some of them honestly convinced of it, for whom the actions of the Organization of America States regarding Venezuela’s situation is “interventionist”, an attack on the sovereignty of the country one should reject. This opinion seems to not know the difference between the different regional agreements subscribed by nation-States, some covering several aspects regarding human rights, and the unilateral decisions taken by one government against another, that could indeed be considered interventionism in their internal affairs.



The root of this discussion have to do with the application of the Inter-American Democratic Charter to Venezuela. This legal instrument, in a similar manner to the progressive acknowledgment of human rights, was a conquest of the popular struggles, not a concession by the States. For many years, the OAS was criticized for not taking a more decisive role standing against the military dictatorships of the region. The end of the Cold War did not bring an end to the authoritarian governments in the LATAM area, which were forced to keep certain formalities in their wish to stay in power. That’s how it came to be the first modern dictatorship in Perú, in 1990, with the arrival of the presidency of Alberto Fujimori. It was both the pressure of the social movement against fujimorismo, and the human rights movement, what compelled several instances of OAS to develop a more prominent role in the indictment of its excesses, and the restitution of democracy. The discussion about the need to create a regional action protocol went in a fast-track after the experience of Fujimori, and it’s not casual that its enactment took place in the city of Lima, in September of 2001. That is why it may be regarded as an achievement of the movements opposed to the dictatorship, which forced the OAS to take action, without the hesitation of yore, in the face of the break of constitutional order, independently of the ideology behind said authoritarianism.


Under the presidency of Hugo Chávez, Venezuela played a key role in the debates about the creation of the Inter-American Democratic Charter, as its documents prove. Ambassador Jorge Valero had long interventions defending the necessity of incorporate the term “participatory and protagonist democracy”. Actually, Chávez was the very first beneficiary , when in April of 2002, the OAS announced the activation of the charter against the coup d’etat, something that added up in his eventual restitution to power. He was so aware of its importance that in the year 2009 he ordered his then chancellor, Nicolás Maduro, to ask its application on Honduras. In the year 2001 Venezuela sovereignly agreed to be part of this diplomatic instrument, as it would do years later, when our country asked to be a member of MERCOSUR, accepting with it all of its protocols. If somebody still thinks this is an unjustifiable cession of the country’s sovereignty to deal with its internal affairs, they should enfilade all of their critics to the one responsible: Hugo Chávez.


The Venezuelan State is under the supervision of the international agreements and pacts that it sovereignly subscribed, in a shared sovereignty modality that is typical of the globalization. A completely different situation happens when another State, acting on unilaterally decided criteria, choose to intervene in the matters of other country by means of pressure contrivances, that include threats or, plainly speaking, use of force. Nevertheless, the respect to the popular sovereignty of other countries has a limit: The respect of human rights. No person should be indifferent to the violations that occur either in their countries, or in any other nation.


The Inter-American Democratic Charter involves just a series of progressive diplomatic tools for the restitution of democratic normality, a politically correct acting protocol that has been incorporated, in a similar manner, by other regional integration blocs like MERCOSUR. If you think the charter opens the gate to military interventions like the ones that happened in earlier decades in Latin America, you would be wrong. Not only because it was approved after all of those happened, but because it was created precisely to prevent unilateral actions, specially from the United States, by means of a regional acting agreement.


You may argue if there are reasons or not to apply the Inter-American Charter in Venezuela. But to regard it as “interventionism” when this procedure counted on, from its creation, with the active participation of Venezuela, a country that already benefited from it and at whose insistence it was applied on another country (Honduras), and that should, for the sake of coherence, put an emphasis in the government that agreed to hand over a piece of its sovereignty so the restitution of democratic institutional integrity would be possible, if needed.


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Published on April 29, 2017 20:25

April 27, 2017

Promo “Veneco”

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Published on April 27, 2017 15:48

April 26, 2017

Diplomacia e Injerencia

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Rafael Uzcátegui


Hay personas, algunas convencidas honestamente de ello, que la actuación de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la situación de Venezuela es “injerencista”, un ataque a la soberanía del país que habría que rechazar. Esta opinión desconoce las diferencias entre los acuerdos regionales suscritos por los Estados, varios con alcances en derechos humanos, y las decisiones unilaterales de un gobierno contra otro, que sí podrían calificarse como injerencia en sus asuntos internos.


La raíz de esta discusión tiene que ver con el proceso de aplicación de la Carta Democrática Interamericana (CDI) a Venezuela. Este instrumento, de manera similar al reconocimiento progresivo de los derechos humanos, fue una conquista de las luchas populares no una concesión de los Estados. Durante muchos años se reprochó a la OEA no haber tenido una actuación decidida frente a las dictaduras militares en la región. El final de la Guerra Fría no acabó con los gobiernos autoritarios en América Latina, quienes se vieron obligados a guardar ciertas formalidades en su deseo de perpetuarse en el poder. Fue así como surgió la primera dictadura moderna en Perú, en 1990, con la llegada a la presidencia de Alberto Fujimori. Fue la presión del movimiento social contra el fujimorismo, incluyendo al movimiento de derechos humanos, que obligó a las diferentes instancias de la OEA a tener un mayor protagonismo en la condena de sus excesos y en la restitución de la democracia. La discusión sobre la necesidad de creación de un protocolo de actuación regional se aceleró luego de la experiencia de Fujimori, por lo que no fue una casualidad que su aprobación se realizara en la ciudad de Lima, en septiembre de 2001. Por ello puede calificarse como una conquista de los movimientos sociales opuestos a la dictadura, que obligaban a la OEA a tener que actuar, sin los titubeos de antaño, frente a las rupturas del orden constitucional, independientemente de la ideología detrás del autoritarismo.


Usted podrá discutir si hay o no motivos para aplicar la CDI en el país, según los parámetros que ella misma ha definido. Pero calificar de “injerencia” un procedimiento cuya creación contó con la participación activa de Venezuela, el país ya se benefició de la misma en una oportunidad y estimuló su activación a otro país, Honduras, debería, si es coherente, colocar el énfasis en cuestionar al gobierno que acordó ceder un pedazo de su soberanía para restituir la institucionalidad democrática del país en caso que fuese necesario.




Venezuela, ya bajo la presidencia de Hugo Chávez, desempeñó un papel activo en los debates de creación de la CDI, como reflejan sus documentos. El embajador Jorge Valero tuvo largas intervenciones defendiendo la necesidad de incorporar el término “democracia participativa y protagónica”. Precisamente fue Chávez su primer beneficiario, cuando en abril de 2002 la OEA anunció la activación de este mecanismo contra el golpe de Estado, lo que sumó a su restitución en la primera magistratura. Hugo Chávez era tan consciente de la importancia de este mecanismo que en el año 2009 ordenó a su Canciller Nicolás Maduro solicitar su aplicación a Honduras. En el año 2001 Venezuela, de manera soberana aceptó a participar en este instrumento diplomático, de manera similar cuando años después nuestro país pidió ser miembro de Mercosur, aceptando con ello sus diferentes protocolos. Si alguien opina que igual es una cesión injustificable de la soberanía del país para dirimir sus asuntos internos, debe enfilar sus críticas al responsable: Hugo Chávez Frías.


El Estado venezolano se encuentra bajo la supervisión de los acuerdos y pactos internacionales que soberanamente ha suscrito, en una modalidad de soberanía compartida característica de la globalización. Una situación absolutamente diferente cuando otro Estado, en función de criterios decididos de manera unilateral, decide intervenir en los asuntos de otro país mediante mecanismos de presión, que incluyen las amenazas o el uso de la fuerza propiamente dicho. Sin embargo, el respeto a la soberanía popular de otros países tiene un límite: El respeto a los derechos humanos. Ninguna persona debería ser indiferente frente a las violaciones que ocurran tanto en su país como en otras naciones.


La CDI sólo involucra una serie de mecanismos diplomáticos progresivos para la restitución de la normalidad democrática, un protocolo de actuación políticamente correcto que ha sido incorporado, de manera similar, por otros organismos de integración regional como Mercosur. Si usted piensa que la CDI abre las puertas a intervenciones militares como ocurrieron en décadas anteriores en América Latina está equivocado. No sólo porque la Carta Democrática fue aprobada después de todas ellas, sino porque precisamente se creó para impedir actuaciones unilaterales, especialmente de Estados Unidos, mediante un acuerdo de actuación regional.


Usted podrá discutir si hay o no motivos para aplicar la CDI en el país, según los parámetros que ella misma ha definido. Pero calificar de “injerencia” un procedimiento cuya creación contó con la participación activa de Venezuela, el país ya se benefició de la misma en una oportunidad y estimuló su activación a otro país, Honduras, debería, si es coherente, colocar el énfasis en cuestionar al gobierno que acordó ceder un pedazo de su soberanía para restituir la institucionalidad democrática del país en caso que fuese necesario. (Publicado en Correo del Caroní)


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Published on April 26, 2017 17:51

Movimientismo en contraste

Rafael Uzcátegui


Manuel Castells, en “Redes de indignación y esperanza”, ha postulado que los movimientos sociales actuales, articulados y vinculados en red, tienen capacidad de reflexionar y aprender sobre su propia experiencia. Para aportar en este sentido, comparto un esquema sobre las que considero las principales diferencias entre las protestas del año 2014 y las que se están desarrollando en este mismo momento en el país. Enlisto primero las características de las anteriores y, seguidamente, su contraste actual (Algunas características podrían cambiar tras el 19 de abril).


2014

– Se realizaron en democracia restringida

– Fueron criminalizadas por todas las instituciones estatales

– Sin centro

– Protestas de importancia en todo el país (18 estados)

– Diversidad en las estrategias de movilización

– Consigna central “Maduro vete ya”

– Escasa atención de la comunidad internacional

– Expectativa en diálogo como mecanismo de mediación

– Sus referentes fueron protestas internacionales

– Partidos políticos de oposición divididos frente al fenómeno

– Chavismo era mayoría electoral

– Protagonizada por clase media y algunos sectores populares

– Emergencia de crisis económica

– Forma de comunicación resaltante: Tuits con fotografías


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2017

– Se realizan en dictadura

– Fiscalía desentona con línea oficial

– Relativo liderazgo de la Asamblea Nacional

– Protestas en 9 estados, con protagonismo de Caracas

– Algunas estrategias de movilización, énfasis marchas y concentraciones

– Consigna central “Elecciones ya”

– Alta atención de la comunidad internacional

– Ocurren tras fallido mecanismo de diálogo

– Aprendizaje acumulado de protestas locales anteriores

– Partidos políticos de oposición unidos frente al fenómeno

– Chavismo es minoría electoral

– Protagonizada tanto por clase media como por sectores populares

– Profundización de crisis económica

– Forma de comunicación resaltante: Videos y mensajes de voz por Whatsapp


@fanzinero


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Published on April 26, 2017 13:22

April 22, 2017

Lo que se ha ganado -hasta ahora- con las protestas

Rafael Uzcátegui


Venezuela experimenta un nuevo ciclo de protestas a raíz del golpe de Estado al Parlamento, rechazado también por la Fiscal Luisa Ortega Díaz. A pesar de las continuidades con oleadas de manifestación anteriores, hay novedades y particularidades, de las cuales hablaremos en otro texto. Después de varios días de protestas, en donde ha predominado el espíritu de no violencia -a pesar de hechos puntuales de violencia-, lo que uno percibe estando dentro del movimiento -quien esté fuera se esta perdiendo toda la historia- es una beligerancia colectiva en mantenerse en la calle. No queremos referirnos al hasta cuándo esto puede permanecer así -en el caso de Caracas, cada jornada de protesta es respondida con el cierre de las estaciones del Metro-, sino al punto en el que nos encontramos hoy, 22 de abril, gracias al movimiento de protesta. Siento que estas reflexiones sean pensando en lo que ha sucedido en Caracas, que es la experiencia que he tenido. Ojalá pueda contrastarla con reflexiones similares generadas desde el interior del país.


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1) Desterritorialización de la polarización política impuesta a la ciudad: Como parte de la estrategia de dominación bolivariana se encontraba la polarización territorial de la ciudad, parcelándola, trazando una frontera imaginaria que impedía a la oposición protestar en el centro y el oeste de la ciudad. El desborde de las multitudes ha cruzado las líneas del municipio Libertador, y algunas marchas han transitado por algunos sitios del centro y el oeste de la ciudad. Por otro lado, las protestas nocturnas se han realizado en parroquias populares de la ciudad: Catia, Petare, El Valle, Coche, Roca Tarpeya, Baruta (el pueblo). Los cacerolazos, por su parte, se han sentido en sitios emblemáticos del chavismo como el 23 de Enero. La última trinchera territorial del madurismo es el centro de la ciudad, precisamente la sede de las oficinas de los poderes públicos.


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2) La narrativa de los hechos ES la del movimiento de protesta: La confrontación de los significados está siendo ganada, hasta ahora, por el movimiento de protesta. Por un lado, cada vez mayores sectores califican al gobierno como una “dictadura”. El término “democracia” se ha convertido en el significante vacío en el que la gente está depositando sus deseos y aspiraciones -un papel que en días de Hugo Chávez lo ocupaba la palabra “Socialismo del siglo XXI”-. Como demuestran los progresivos deslindes de quienes hasta hace poco eran soporte intelectual y simbólico del chavismo -Noam Chomsky, el cantante Residente de Calle 13, Raúl Zibechi, Edgardo Lander-, no sólo se está transformando en “políticamente incorrecto” ser vinculado al madurismo, sino que las propias palabras “izquierda” y “socialismo” -para bien y para mal- se han convertido es descriptoras de algo malo. El chavismo-madurismo está intentando posicionar el supuesto “terrorismo” como característica de quienes se le oponen, sin mayor suerte. El chavismo es el pasado que la gente quiere superar, mientras se configura en la calle una promesa de futuro en el movimiento de contestación.


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3) El movimiento de protesta ha arrebatado al chavismo su dimensión simbólica, creando y difundiendo imágenes que aumentan el sentido de sus demandas: Si algo era eficiente el chavismo era en el manejo de los símbolos, culturales y sociales, a su favor. Hoy esa eficiencia se encuentra del lado de quienes lo enfrentan. El movimiento de protesta ha generado potentes imágenes difundidas en el mundo entero, mientras la burocracia estatal no ha podido registrar momentos que le puedan servir para desacreditar las protestas. Un ejemplo de estas imágenes, demoledoras para la dictadura han sido la señora Maria José enfrentando una tanqueta, el joven Alejandro desnudo con la biblia plantando cara a la represión -de quien se burló el dictador por el tamaño de sus partes nobles- o las imágenes de religiosos (en un continente donde Arnulfo Romero es parte del imaginario colectivo) dando misas al aire libre o del otro lado de los piquetes de la represión. Las imágenes que refuerzan lo positivo del movimiento de protesta frente a lo negativo de un gobierno dictatorial se multiplican todos los días, en una cantidad inmanejable para las salas situacionales de la burocracia.


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4) Se ha creado un sentimiento de comunidad a lo interno del movimiento de resistencia a la dictadura: Tras años de ruptura del tejido social y cooperativo, el movimiento de protesta comienza a establecer nuevos vínculos entre quienes participan y se identifican con él. Esta subjetividad, también, ha sido generada como respuesta a la amenaza dictatorial televisada. La gente ha pasado del miedo a la indignación. La represión aviva, y no inhibe, los sentimientos de mantener presencia en las protestas de calle, por estos días un sui generis espacio público en un país que adolece de él.  En la Marcha del Silencio, 22 de abril, se repetían las imagenes de personas que desde casas y edificios daban agua y apoyo a quienes participaban en la movilización. El contingente del este fue recibido por vítores y bienvenidas por los habitantes del oeste, creando un potente sentido de -nueva- comunidad en resistencia.


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5) Se ha generado un vigoroso mecanismos de autoformación e información por redes sociales, con sus mecanismos de autoregulación: Transmisiones por periscope, videos breves por twitter y notas de voz por whatsapp mantienen informadas a la comunidad. Los intentos de generar ruido y contaminación en estos canales son enfrentados rápidamente, mediante mecanismos de autoregulación para apartar los mensajes nocivos y falsos. Infografías y periodismo de datos fluyen vertiginosamente con todos los temas pertinentes para aumentar la eficacia de las manifestaciones.


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6) La torpe diplomacia estatal y los mensajes emitidos desde el interior del país, han aumentado el aislamiento del funcionariato de la dictadura venezolana. Que Maduro haya perdido el apoyo de países que Chávez había logrado neutralizar en el pasado o convertido en sus aliados ha sido, básicamente, logros de la actual canciller venezolana Delcy Rodríguez. No obstante, el movimiento de protesta ha logrado cimentar las críticas y distancias de la comunidad internacional, en momentos en que Miraflores necesita dinero e inversiones para pretender simular algún tipo de proceso electoral en algún momento. Los venezolanos en el exterior se han activado para generar movilizaciones, que contrastan con la ausencia de solidaridad activa con el madurismo.


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Published on April 22, 2017 16:42

April 21, 2017

April 20, 2017

Venezuela: Catálogo de la indignación, 19 abril 2017

Recopilatorio de las imágenes de la movilización popular contra la dictadura en Venezuela, del pasado 19 de abril. Ante la hegemonía comunicacional, las redes sociales registraron y difundieron.


[image error]Caracas (Desconocido)


[image error]Yaracuy (pevelsB)
[image error]Yaracuy (marde1962)
[image error]Tucupita (El Pitazo)
[image error]San Juan de Los Morros (patovargas)
[image error]San Juan de Los Morros (abadi1adriana)
[image error]Punto Fijo (leitojesus)
[image error]Apure (jovenespjapure)
[image error]Apure (jovenespjapure2)
[image error]Barinas (freddysuperlano)
[image error]Coro (afhocicial)
[image error]Guanare (El Pitazo)
[image error]Punto Fijo (Vente Falcón)
[image error]Caracas (Desconocido)
[image error]Caracas (Desconocido)
[image error]Amazonas (caraotadigital)
[image error]Amazonas (marimagallanes)
[image error]Anzoátegui (fabiopoli)
[image error]Anzoátegui (caraotadigital)
[image error]Barquisimeto (vakeromagazine)
[image error]Barquisimeto (inti)
[image error]Barquisimeto (Desconocido)
[image error]Cojedes (jose zavarce)
[image error]Cojedes, San Carlos (albertogalindez)
[image error]Cumaná (juanrodriguezvp)
[image error]Cumaná (ronaldseguram)
[image error]Cumaná (vpsucre)
[image error]El Tigre (Radio Fe y Alegria)
[image error]El Vigia (desconocido)
[image error]Lecherías (pedroalvarez)
[image error]Maracaibo (untlasg)
[image error]Maracay (maracayactiva)
[image error]Maracay (noticias venezuela)
[image error]Margarita (josicmar)
[image error]Margarita (nela8a)
[image error]Maturín (juventudesVP)
[image error]Maturín (juventudesvp2)
[image error]Maturín (desconocido)
[image error]Mérida (moisesapmerida)
[image error]Mérida (leoperiodista)
[image error]Mérida (leoperiodista)
[image error]Mérida (leoperiodista)
[image error]Puerto La Cruz (Unidad Venezuela)
[image error]Puerto Ordáz (Crónica Uno)
[image error]San Cristóbal (Gresia Escobar)
[image error]Táchira (Ecos del Torbes)
[image error]Táchira (tachira24horas)
[image error]Valencia (reportqa2)
[image error]Valencia (Efecto Cocuyo)
[image error]Valera (Desconocido)
[image error]Valera (Desconocido)
[image error]Valencia (Carabobo Reporta)
[image error]Zulia (Caraota digital)
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Published on April 20, 2017 18:50

Rafael Uzcátegui's Blog

Rafael Uzcátegui
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