Rafael Uzcátegui's Blog, page 37

November 21, 2016

“Socialismo del Siglo XXI”: Cuando una imagen ahorra mil palabras

auyama


Un adolescente es atrapado por robar auyamas. Así es presentado públicamente


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Published on November 21, 2016 08:13

November 16, 2016

¿Se impone línea del “mango bajito”?

Rafael Uzcátegui


Quienes responden a los cuestionamientos sobre cómo la MUD se ha sentado en la llamada “Mesa de diálogo” con un “Avísame cuando marches a Miraflores” están planteando un falso dilema. El tema de fondo, que ha desencadenado todos los demás, es el abandono de la estrategia del Referendo Revocatorio (RR) por una que no terminan, ni comienzan, a explicar.


Aunque nunca contó con la bendición de todos los factores que orbitan en torno a la “Unidad” el RR, por una serie de circunstancias, terminó por imponerse como el mecanismo político promovido por la oposición. El poder centrípeto del RR terminó sumando a buena parte del país, incluyendo a los sectores del chavismo “crítico”, y siendo apoyado por la comunidad internacional. Siendo el RR la maniobra con un amplio consenso, la MUD fue improvisando tácticas para presionar a que el gobierno fijara fechas para su realización. El 20 de octubre, fecha en la cual el gobierno suspendió irregularmente su proceso de activación, se convirtió en un punto de inflexión. Para impedirlo ese día el gobierno cruzó la frontera de la democracia, anunciando que no permitiría ni esa ni ninguna otra elección hasta que no pudiera obtener resultados favorables. El temor al Revocatorio era tal que al gobierno no le importó, para abortarlo, transformarse en una dictadura. Pero en vez de pelearlo hasta las últimas consecuencias la dirigencia opositora prefirió, extrañamente, cambiar de estrategia. Una cosa es que algunos líderes de la MUD nunca hayan estado convencidos de su efectiva realización. Pero otra entregar mansamente tu principal –y única- herramienta, lanzando todo tu capital político acumulado por la borda.


El primer signo fue cuando el alcalde Carlos Ocariz, el 1 de noviembre, deseó ganar retuits y seguidores anunciando al país, tras participar en la mesa de diálogo, “Solicitamos elecciones generales para el año 2017. Esa fue nuestra primera propuesta”. El país se enteró, de esta manera, que una idea que no aparece en la Constitución sustituía, en el orden de prioridades, al RR. De allí en adelante todo fue cuesta abajo en la rodada. Como ya no había premura en los plazos, que sí lo demandaba el RR, se suspendieron las convocatorias que buscaban insistir por una fecha. Y como esta genialidad se debía materializar algún día del 2017, el diálogo podía tomarse todo el tiempo que quisiera.


Todavía están por verse las consecuencias de haber abandonado el RR. El gobierno debe entrar en el libro Guiness, en el capítulo de cómo transformar lo que parecía una derrota –ser obligado a permitir la evaluación de la gestión presidencial- en una victoria: Sacarse de encima el revocatorio y, a la vez, implosionar el capital político de tu contendor minando la confianza de sus bases de apoyo y dándole la espalda al apoyo internacional. Por las evidencias conocidas hasta cuando cierro este artículo, va cabalgando la línea de quienes en la MUD opinaban que Maduro debía pagar el costo de la crisis, y esperar las elecciones nacionales de finales de 2018. @fanzinero (Publicado en Tal Cual)


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Published on November 16, 2016 18:01

November 14, 2016

Balcanes: Carne Nueva

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Published on November 14, 2016 18:19

November 12, 2016

Zach y Mann: abogados del CNE

Rafael Uzcátegui


Los venezolanos y venezolanas estamos viviendo momentos de desasosiego e incertidumbre. La cadena de acontecimientos se suceden sin parecer tener una hilación racional. Como un paciente desorientado ante una terapia de shock (que Naomi Klein describía sólo como propia de los gobiernos neoliberales), no terminamos de descifrar un acontecimiento cuando otro lo sustituye tanto en novedad como en escándalo.


No obstante, debemos escoger un hito para, a partir de él, intentar explicar la desencadenación posterior. Seleccionamos el 20 de octubre, fecha en la cual se suspendió el proceso del Referendo Revocatorio (RR), y que en la humilde opinión de este columnista el gobierno cruzó la frontera democrática para adentrarse en terrenos de la dictadura. Hay quienes opinan que ese día el gobierno activó un mecanismo leguleyo para ganar tiempo y poder llevar el RR a un terreno más favorable, hacerlo a partir del 15 de enero de 2017. Me puedo equivocar, pero sostengo que estamos ante una situación mucho más grave: El cumplimiento de las amenazas sobre la no realización de elecciones hasta que el gobierno pueda garantizar obtener resultados favorables. Y si esto es así, la dilación puede ser infinita. Usted pensará que lo mío es una exageración, pues el Consejo Nacional Electoral ya ha colocado fecha para la realización de elecciones regionales. Pues yo le respondo repitiendo las palabras recientes de Luis Lander, del Observatorio Electoral Venezolano (OEV): No existe fecha de realización de comicios para gobernadores, sino el anuncio que el CNE podría, y recalco el verbo en condicional, podría generar condiciones para celebrar los comicios a finales del primer semestre de 2017. Y si usted piensa que esto resta a mi argumentación, como el experto electoral hizo, le recuerdo que similares declaraciones realizó Tibisay a comienzos de año sobre la posibilidad que las regionales se hicieran cuando legalmente deberían: Diciembre de 2016.


No sólo se cumplieron las amenazas, sino que el CNE nos ha dicho que ha abandonado los criterios técnicos que mantuvo, por lo menos, hasta el pasado 6 de Diciembre. Ese CNE, que se tomó todo el tiempo posible para realizar el proceso de depuración, contabilización y validación de ese 1% de “manifestaciones de voluntad”, nos anunció ese 20 aciago que el procedimiento que había implementado era insuficiente, y que más valía la opinión de tribunales menores, sin competencia electoral, para suspender el derecho a evaluar la gestión de Maduro. Si John Zach y Michael Mann, los apoderados legales de los famosos sobrinos, fueran abogados del CNE podría sostener que sus directivos son tan “estúpidos”, “novatos” e “inexpertos” que cayeron en una trampa tendida por la oposición venezolana. Lo cierto es que con su escueta nota de prensa, el CNE abandona el barniz de independencia que alguna vez tuvo y se somete a los designios del poder judicial, y con ello del propio Ejecutivo. @fanzinero


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Published on November 12, 2016 17:18

Seguid el ejemplo…

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Rafael Uzcátegui


El principal valor que tiene una organización de derechos humanos es su propio prestigio, construido a partir de la veracidad de sus denuncias y su cuidado en el uso del lenguaje para caracterizar hechos y situaciones. Desde 1988 Provea ha trabajado en base a los principios en derechos humanos, independientemente del color y signo del gobierno de turno. Fue así como, en 1993, visitamos a Hugo Chávez en Yare para constatar su situación de privación de libertad. Ese mismo año asesoramos al sindicalista Nicolás Maduro, por hostigamiento a su libertad sindical. En el 2002 repudiamos el golpe de Estado y solicitamos medidas cautelares de protección para Tarek William Saab y el propio Hugo Chávez. Y posteriormente, condenamos todas y cada una de las violaciones de derechos humanos ocurridas en sus gobiernos.


Con el rigor que nos caracteriza, luego de 28 años de trabajo en la promoción y vigencia de los derechos humanos, desde el pasado 20 de octubre de 2016 hemos calificado al gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura, una del siglo XXI. Ese día se cumplieron las amenazas realizadas por altos voceros del Ejecutivo en varias oportunidades, incluyendo al primer mandatario, de no permitir elecciones hasta que el gobierno pudiera ganarlas. Por ello consideramos que no nos encontramos ante una simple dilación de los procesos electorales, por motivos jurídicos, sino ante un aplazamiento indefinido. Si bien la posibilidad de votar no es lo único que define a una democracia, definitivamente la inexistencia de elecciones impide calificar a cualquier gobierno de democrático.


Nos encontramos ante dictaduras adaptadas a los nuevos tiempos, gobiernos que llegan al poder mediante las elecciones pero que usan los mecanismos de la democracia para asfixiarla y perpetuarse en el poder




Para un latinoamericano la palabra “dictadura” tiene una carga histórica y política muy fuerte, debido a las experiencias vividas décadas atrás en países como Argentina, Chile, Uruguay o Brasil. No obstante ese tipo de gobiernos dictatoriales son imposibles en América Latina hoy, debido a varios factores. Uno de ellos son las tecnologías de información que hacen imposible ocultar, en la actualidad, desapariciones y asesinatos masivos. La invisibilidad, y con ella la impunidad, era aliada de las dictaduras del siglo XX. Otra razón de peso es el propio desarrollo de los pactos internacionales y regionales en derechos humanos, en el que los países acordaron comprometerse con la democracia. Una muestra de ello es la Carta Democrática Interamericana, aprobada por todos los países de este lado del mundo y firmada en el año 2000 por el embajador venezolano ante la OEA Jorge Valero.


Por estas y otras razones nos encontramos ante dictaduras adaptadas a los nuevos tiempos, gobiernos que llegan al poder mediante las elecciones pero que usan los mecanismos de la democracia para asfixiarla y perpetuarse en el poder. La primera dictadura latinoamericana de este tipo, y que por ello es el gran referente, fueron los años de gobierno de Alberto Fujimori en el Perú, entre los años 1990 y 2000. “El chino”, como era conocido por sus seguidores, ganó tres elecciones seguidas y gozaba de alta popularidad. No obstante, y de manera progresiva, desmanteló el Congreso para quitarle sus funciones contraloras, cercenó la independencia del poder judicial para usar los tribunales para legitimar el abuso de poder, controló a las autoridades electorales, acorraló y amenazó a medios y periodistas, limitó la libertad de expresión, retiró al Perú de las competencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y criminalizó la crítica y la disidencia. Bajo la excusa de enfrentar situaciones extraordinarias, la llamada “guerra contra el terrorismo”, Fujimori normalizó gobernar en base al estado de excepción.


Si bien todas las características anteriores valen para el gobierno de Nicolás Maduro, también tenemos dos diferencias que deseamos resaltar. La primera es que a pesar que las ONG y la sociedad civil caracterizó al gobierno como dictadura desde 1993, Fujimori invitó al país a los organismos internacionales de derechos humanos, para intentar convencerlos del error de sus afirmaciones. De esta manera en 1998 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en ese momento presidida por el venezolano Carlos Ayala Corao, visitó el Perú y se entrevistó con una multiplicidad de sectores, incluyendo el propio Fujimori. La segunda diferencia, y no es menor, es que la Constitución promovida por “El chino” también creó la figura de la Defensoría del Pueblo. La primera persona que fue designada para ese cargo, el doctor Jorge Santistevan de Noriega, cumplió su papel con la suficiente independencia como para encabezar querellas contra el gobierno y ponerse al lado de los sectores de la sociedad que exigían el retorno de la democracia. Fue de esta manera que después de largos meses de resistencia cívica y no violenta por parte del pueblo peruano Fujimori renuncia, iniciando el camino de la reinstitucionalización democrática del país que continúa hasta el día de hoy.


En la resistencia contra la dictadura del Siglo XXI, que comienza a desarrollarse en Venezuela, debemos “seguir el ejemplo que Lima nos dio”. (Publicado en el Correo del Caroní)


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Published on November 12, 2016 17:08

November 4, 2016

Clifton Ross: “En lugar de autocriticarse, la mayoría de los que apoyaron a Chávez y Maduro se han callado”

Rafael Uzcátegui


Clifton Ross es un poeta, escritor y documentalista norteamericano que, atraído por el discurso bolivariano, vivió dos años en Venezuela, entre los años 2005 y 2006. Como muchos otros apostó por lo que representaba Hugo Chávez, pero a diferencia del resto, cuando el sueño devino en pesadilla, tuvo la honestidad intelectual de reconocer públicamente sus críticas y discrepancias. Hoy, se ha convertido en una pluma censurada en los medios de izquierda estadounidenses, pero continúa su cruzada personal con la publicación del libro “Inicio desde el lado oscuro de la utopía” (AK Press, 2016) cuyo foco es el deterioro de la situación en nuestro país.  

 Acaba de aparecer tu más reciente libro “Home from the Dark Side of Utopia” dos años después del texto “Until the Rulers Obey: Voices From Latin American Social Movements”, y ambos poseen capítulos sobre nuestro país. ¿Cuál es la diferencia entre ambos libros?, ¿Por qué decidiste enfocar tus esfuerzos intelectuales sobre Venezuela?


– “Home from the Dark Side of Utopia” (HDSU) es un libro de memoria, escrito después de una gira con “Until the Rulers Obey” (URO), un libro de entrevistas con activistas de América Latina. Es una autobiografía. Empiezo con mi niñez en bases militares (mi padre en las fuerzas aéreas), pasando por mis años como hippy drogado y luego como cristiano en una comunidad anabaptista en Berkeley, California, donde encontré la teología de la liberación. Luego mis experiencias con el Sandinismo y el Zapatismo; el trabajo en colectivos revolucionarios en Estados Unidos y, finalmente, el enfoque del libro: En Venezuela como activista de solidaridad con los bolivarianos, desde 2004 hasta que rompí con ellos en el año 2013. En otro nivel, es un argumento contra el utopismo; es decir mi “enantiodromia” (correr en sentido contrario).


La gira con URO duro año y medio: 65 presentaciones en EEUU y un poco más de una docena en Europa. Hice la gira porque me había vuelto muy crítico de la Revolución Bolivariana, y ya no quisieron publicarme las editoriales y sitios web izquierdistas en EEUU. Me censuraron por mi punto de vista simpatizante con los movimientos sociales venezolanos: los estudiantes, los indígenas, los obreros de Guayana, la izquierda anti-chavista. Y, como poeta rebelde que soy, cuando alguien me dice “cállate,” empiezo a gritar más fuerte.


Entonces, aproveché la oportunidad de la publicación de URO para educar a la gente sobre lo que estaba pasando con la Revolución Bolivariana. Y, también, para desagraviar la impresión que di a los norteamericanos con mi película de cuando apoyaba a Chávez: “Venezuela: Revolution from the Inside Out” (Venezuela: Revolución desde adentro). Cuando volví a Venezuela en abril de 2013 empecé a repensar todo, un proceso que había empezado en enero de 2011. Sentí mucha culpa por haber dado mi apoyo al proyecto de Chávez en la película y en muchos artículos que escribí entre 2004 hasta 2011.


Lo que veo en Venezuela es otro intento de construir el socialismo del mismo tipo que tenían en mente Lenin y Stalin. Se puede llamarlo “socialismo” o “capitalismo de Estado”, pero es la misma cosa



Tenía dudas personales, que no había expresado, sobre la Revolución Bolivariana. Pero cuando llegue a Venezuela, en abril de 2013, el día después de las elecciones presidenciales, de pronto la situación se había aclarado para mí. Entrevisté a gente que antes había menospreciado: Damián Prat, Margarita López Maya, Orlando Chirino, y a otros. Toda esta historia, y reflexiones sobre esos viajes, constituyen la mitad de HDSU.


Muchas pruebas, pocos éxitos


  –  En el año 2005 fuiste invitado al Festival Internacional de la Poesía en Venezuela. ¿Cuáles eran las expectativas que tenías sobre el gobierno bolivariano en ese momento?, ¿Cuáles se cumplieron y cuáles no?


– Cuando viví durante dos años en Mérida, entre el 2005 y 2006, muchos hablaban de “democracia participativa y protagónica”, desarrollo endógeno, cooperativas, de la construcción del Socialismo del Siglo XXI. Había una esperanza que, por fin, Venezuela iba a independizarse del petróleo y desarrollarse con las cooperativas y los núcleos de desarrollo endógenos. Luego Chávez propuso los Consejos Comunales, que iban a formar el Estado Comunal. Yo, y creo que otros que llegaron a Venezuela entonces, vimos recursos llegando a los pobres y todo un discurso de un socialismo nuevo que parecía distinto al socialismo del siglo XX. Todo esto nos inspiró.


Luego, al vivir en Mérida unos meses, tenía algunas preocupaciones. ¿Por qué Chávez no hizo nada con la corrupción? Luego, más preguntas ¿Por qué con todas las Misiones y gastos no vimos más producción? ¿Por qué incrementaron las importaciones? ¿Por qué fracasaron las cooperativas? ¿Por qué no integraron las misiones una a la otra? Surgía una y desaparecía y llega otra… Muchas pruebas, pocos éxitos.


Volví a Berkeley en 2006, pero cuando tenia tiempo libre visité Venezuela, donde tenía amigos queridos, en 2007 y 2008. Entre 2009 y 2011 viajé más a otros países, haciendo entrevistas para URO, y no volví a Venezuela hasta 2011. En ese año y el siguiente mis preocupaciones crecieron, pero no me sentí cómodo hablando abiertamente de ellas: No quería dar argumentos a “los imperialistas” y la “oligarquía venezolana.” Realmente yo viví dentro de esa narrativa bolivariana, hasta abril de 2013.


– Intelectuales norteamericanos como Noam Chomsky han cambiado su opinión sobre el gobierno bolivariano. ¿Crees que hay una variación importante en la actitud de la intelectualidad de Estados Unidos sobre lo que esta pasando en Venezuela?, ¿Cuáles han sido las razones de este cambio?


– Noam Chomsky es un hombre de estatura como ningún otro intelectual de izquierda norteamericana. El puede hablar del fracaso de la Revolución Bolivariana y los otros izquierdistas le escucharán. Pero, de hecho, la entrevista donde criticó a los bolivarianos no ha aparecido en ingles. Una parte la traduje y la incluí en HDSU, pero no he visto publicado estos comentarios críticos en ningún otro lugar.


Muy recientemente algunos como Julia Buxton han empezado a criticar al gobierno de Maduro, después de haber callado. Michael Albert ha entrevistado recientemente a Miguel Rodríguez Torres. Pero todavía faltan voces críticas en la izquierda norteamericana y todavía no hay voluntad de mirar o analizar profundamente al proceso Bolivariano y, más aún, el socialismo. Esta apertura se debe a la catástrofe existente en Venezuela, que ya no se puede negar. Sin embargo, en lugar de autocriticarse, la mayoría de los que apoyaron a Chávez y Maduro se han callado. Quieren huir hacia adelante y dejar todo esto atrás. Creo que muchos esperan que el mundo olvide que, en algún momento, apoyaron. En mi caso las editoriales y sitios de web donde publiqué en el pasado siguen censurándome. Había una leve apertura en medios estadounidenses de izquierda después de las elecciones parlamentarias, que de nuevo se está cerrando. La misma polarización política de Venezuela la tenemos aquí: que los bolivarianos son de “izquierda” y los opositores son “de derecha”.  Chávez gastó más que $300 millones de dólares respaldando a Venezuelan Information Office en Washington D.C.; respaldando escritores y periódicos de izquierda, haciendo lobby y vendiendo su “narrativa” al público norteamericano (véase al libro de Casto Ocando, “Chavistas en el Imperio”). A cambio, el gobierno norteamericano tiene destinado $5 ó 6 millones por año para “promover la democracia en Venezuela” (aunque desconocemos el monto de su “presupuesto negro”). Entonces los izquierdistas aquí o son comprados o ellos mismos han adquirido la retórica de los bolivarianos. No creo que haya un cambio todavía en la izquierda norteamericana hacia la Revolución Bolivariana o, por lo menos, aún no es tan evidente.


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Populismo como arte del engaño


  – Pronto te presentarás en la Feria del Libro Anarquista de Seattle con el foro “Por qué fracasó la Revolución Bolivariana y por qué debemos entender la razón”. ¿Cuáles son las principales ideas que pudieran explicar a los activistas norteamericanos el fracaso del chavismo?


– Voy a hablar sobre la “anti-política” que es el populismo. La política es la “ciencia” o el arte de gobernar la ciudad o “polis”, manejar extremos, distintas voluntades contradictorias para que todos podamos convivir. El populismo es el arte o ciencia de engaño, de manipular las masas y ponerles en contra del otro (o de ellos mismos) para ganar el poder.


Segundo, que a la izquierda mundial le falta des-comunizarse, y la prueba es Venezuela. Todavía no se puede criticar a Fidel Castro en muchos círculos. Y aunque muchos criticarán a los bolivarianos no sería por el proyecto en sí, sino por la mala manera como lo han puesto en práctica. O sea, Julia Buxton, por ejemplo, no va a criticar el proyecto de socialismo, la intención de centralizar toda la economía bajo control del Estado. Ella critica al nepotismo, la corrupción, la ineficiencia. Igual Heinz Dieterich y otros. Pero la idea santa de socialismo no se toca.


Creo que la descomunización es un asunto complicado. No quiero ver otra cacería de brujas como pasó en los EEUU en los 50´s bajo Joe McCarthy. Sin embargo, que estas ideas que fracasaron, que destruyeron tanta gente, y sociedades enteras y que sean todavía creíbles, es espantoso. Este proceso de des-comunización debe ser un proceso propio de la izquierda: debemos purificarnos a nosotros mismos de estas ideas vencidas y contraproducentes si queremos tener alguna relevancia en el futuro.


Por otro lado, hay muchos que no tienen definido bien lo que es el socialismo, entre ellos, jóvenes que apoyaron a Bernie Sanders, quien tampoco había definido que quiere decir el “socialismo” que propuso en su campaña. Para esa gente esto es un significante vacío, símbolo de rebelión contra el capitalismo. Obvio, hay mucho contra qué rebelarse, pero ¿dónde están las propuestas concretas? Y finalmente, muchos vieron a la Revolución Bolivariana como otra propuesta anticapitalista, y no lo fue.


Lo que veo en Venezuela es otro intento de construir el socialismo del mismo tipo que tenían en mente Lenin y Stalin. Se puede llamarlo “socialismo” o “capitalismo de Estado”, pero es la misma cosa, y por mi parte, prefería estar en un sistema capitalista como los EEUU, o aún Colombia, que en un sistema de “Capitalismo de Estado” como Cuba, Corea del Norte o Venezuela hoy día. Y como dice Marx si la historia se repite es primero como tragedia y segundo como farsa. Sin embargo, yo diría que la farsa del proyecto de Chávez/Maduro tiene muchos elementos de tragedia, y no veo nada de comedia en la Venezuela que han creado hoy.


El socialismo salvaje


  – ¿Cuáles crees que son las principales lecciones que los activistas de izquierda deberían aprender del fin de la “década progresista” en América Latina y, específicamente, de la experiencia bolivariana?


– Estoy en acuerdo con Chomsky: La corrupción, el bonapartidismo (o sea, caudillismo) ha sido el Talón de Aquiles de los gobiernos populistas como Venezuela, Nicaragua, Argentina y, pronto, Ecuador y Bolivia. El nepotismo, el maniqueísmo donde un grupo gana a costo del otro. También estoy de acuerdo con Margarita López Maya que dijo que no deberíamos olvidar los valores liberales de cheques y balanzas, del derecho de protestar, de opinar distinto a los otros. En este sentido, los gobiernos progresistas no avanzaron por caminos distintos al Estado de seguridad nacional de los EEUU. No presentaron otro modelo que el capitalismo extractivista. De verdad fueron precisamente gobiernos idóneos para la globalización capitalista, élites que abrieron sus países a las transnacionales. Fueron gobiernos “post-neoliberales” pero no gobiernos “post-capitalistas”.


El único obstáculo a esta explotación, en este caso el único obstáculo al socialismo salvaje son los movimientos sociales. Y cuando preguntamos qué sociedades propician más el crecimiento y fortalecimiento de los movimientos sociales, la respuesta es obvia: las sociedades liberales-democráticas, es decir, las sociedades capitalistas.


Para no ser malentendido aclaro: no digo “las sociedades neoliberales”. Como muestra el filósofo inglés John Gray, el neoliberalismo es sólo un tipo de los muchos capitalismos en el mundo de hoy. Y digo todo esto no porque crea que el capitalismo sea el mejor sistema posible: debemos buscar otras alternativas. Pero hoy creo que ni el comunismo ni el socialismo son mejores opciones que el capitalismo. Aunque cuesta admitir esto, creo que debemos empezar por allí. Y si tenemos el coraje de ser honestos y reconocer el “lado oscuro” de la utopía, debemos volver a nuestras vidas en este mundo donde el capitalismo es el sistema dominante e imperante, empezar desde esta base para resolver problemas en lugar de tratar de crear otra utopía. Así pensó Karl Popper: la utopía siempre trajo consigo la violencia. Y allí está la evidencia: El intento de recrear la sociedad y la humanidad, “el hombre nuevo”, siempre requiere fuerza, coerción y violencia, porque la humanidad no quiere ser “recreada”. No queremos ser “el Ché”: Yo quiero ser Clif, y Rafael quiere ser Rafael. Y en la sociedad liberal, llamada “burguesa”, eso está bien: Yo puedo ser Clif  y tú puedes ser Rafael.


Ahora, es cierto que hay muchos problemas con el capitalismo que deberíamos resolver, pero se me hace que son menos que los del socialismo. Comparemos Colombia, el país neoliberal y capitalista, con la Venezuela socialista. ¿Qué vemos? ¿Cuál está en mejores condiciones? Los movimientos sociales tienen sus problemas con el gobierno colombiano, incluso hasta la muerte. Pero ¿Venezuela? ¿Dónde están los movimientos sociales autónomos? ¿Fueron mejor tratados los estudiantes venezolanos de febrero del 2014 que los estudiantes que protestan en Colombia? ¿No están asesinados a los yukpas venezolanos como Sabino Romero o Cristóbal y varios otros, con impunidad? Por lo menos Colombia tiene una rama judicial independiente para que la gente exija justicia. ¿Cuál independencia tiene el TSJ venezolano del PSUV y del gobierno bolivariano?


La discusión no está entre capitalismo y socialismo: Esta se resolvió, en la mayoría del mundo, en el siglo XX. Aunque Venezuela tenia que volver al asunto otra vez con resultados catastróficos. La discusión, me parece, es ¿qué tipo de capitalismo queremos hasta que tenemos otra propuesta mejor? ¿Cómo vamos a limitar el mercado? ¿Cómo vamos a liberar del mercado las cosas que no tienen “valor” para el mercado?: la fe, el arte, el corazón humano, los animales en peligro de extinción, los ríos, las montañas, la naturaleza etc.


Volvamos, entonces, a los movimientos sociales. Son grupos autónomos de Estados y fuera de los mercados que pelean para abrir estos espacios de sociedad civil, de convivencia sin comercio (y sin anuncios comerciales). Creo que deberíamos empezar allí para empezar definir una izquierda en el mundo post-socialista para un mundo post-capitalista.


Movimiento “Anti-Trump”


  –  Después de Occupy Wall Street, ¿Cuáles son los movimientos sociales más interesantes dentro de Estados Unidos? 


– Para mí el Black Lives Matter es el movimiento más importante en este momento. Occupy fue un momento, no un movimiento. Sin embargo, el alzamiento en Ferguson ha creado un movimiento muy fuerte para defender a los afro-descendientes en este país racista. Cada día, para ser exacto, cada 28 horas, una persona de color es asesinado por un policía en los EEUU. Entonces Black Lives Matter es el movimiento más fuerte e extenso en el país ahora, y yo diría, también el más importante.


Otro es el Movimiento para los Quince Dólares, o sea, para aumentar el salario mínimo. Ahora está en $7.25 en todo el país ($10.00 en California)


Hay también movimiento para derechos de los inmigrantes que, hace años tenía una manifestación nacional histórica. No es tan visible hoy, pero sigue fuerte, muchos trabajando en ONGs y en organizaciones locales, vinculados en redes.


El movimiento ecologista sigue y va extendiéndose, con sub-movimientos por derechos indígenas, contra el extractivismo, por la justicia ambientalista, debido a que muchas industrias sucias se ubican en barrios pobres con alto porcentaje de latinos y negros. Igualmente, el movimiento LGBT y los movimientos de “estilo de vida” siguen luchando y creciendo.


El problema ahora es que mucha energía ha sido captada por el imán de las elecciones. Entonces, tenemos el Movimiento “Anti-Trump”, que seguro va a desaparecer después de noviembre. Cuando la marca del capitalismo de Clinton gane, seguro que va a generar otros conflictos y crisis. Vamos a ver a otros movimientos surgir.


El problema en los EEUU es nuestra cultura individualista que hace que los movimientos no tengan continuidad: surgen, y cuando ganan, o pierden, se desintegran. Son fluidos, aunque usualmente hay gente, un “núcleo duro” en cualquier comunidad de activistas, especialmente en los centros urbanos, que siguen de lucha en lucha organizando la gente oportunistamente (en el buen sentido de la palabra). Ellos son la continuidad de estos movimientos.


Para conocer más sobre Clifton Ross, sus redes sociales son @Clifross y http://www.cliftonross.com (Publicado en Runrunes)


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Published on November 04, 2016 17:25

Minería canadiense y violencia en la región

El Proyecto de Justicia y Responsabilidad Corporativa, (JCAP por sus siglas en inglés) es una ONG con sede en Toronto, Canadá, que trabaja con abogados voluntarios en apoyo a comunidades indígenas y campesinas en América Latina. Una de sus actividades es monitorear la actividad de las empresas mineras canadienses en la región, por lo que recientemente han publicado el informe “La marca Canadá: Compañías mineras canadienses y violencia en América Latina”, sólo disponible en idioma inglés. La investigación nos interesa porque empresas de esa bandera, Gold Reserve y Energol Mineral, son socias del Estado venezolano en el Arco Minero del Orinoco, lo cual genera preguntas sobre su posible comportamiento entre nosotros.


Los resultados sobre el nivel de violencia y criminalización, entre los años 2000 al 2015, fueron: a) Los incidentes involucraron a 28 empresas; b) 44 muertes, 30 de las cuales fueron clasificadas como selectivas; 403 heridos, 363 de los cuales ocurrieron durante protestas y enfrentamientos con cuerpos de seguridad; c) 709 casos de criminalización, que incluyen quejas legales, arrestos, detenciones y acusaciones judiciales; d) Una extendida distribución geográfica de violencia debidamente documentada: Muertes en 11 países, lesiones en 13 naciones y criminalización en 12 países.


Los datos recopilados por el estudio reflejan que el país con mayores víctimas es Guatemala, con 4 proyectos de explotación bajo mineras canadienses: 44 muertos, 4 desaparecidos, 403 lesionados, 15 abusados sexualmente, 196 bajo quejas y sanciones legales y 537 personas detenidas



Según JCAP “Canadá ha sido criticada internacionalmente por su falta de control de las empresas mineras canadienses”. Según sus datos el 41% de las grandes empresas mineras presentes en América Latina son de origen canadiense. Refieren que cuatro organismos de Naciones Unidas le pidieron al gobierno canadiense mantener responsabilidades sobre el funcionamiento de las empresas canadienses en el extranjero. Además la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha realizado tres audiencias sobre la responsabilidad de las empresas mineras canadienses, pidiendo a Canadá a adoptar medidas para prevenir “múltiples violaciones de los derechos humanos”. Así mismo, recordaron que en junio de 2016 180 organizaciones de América Latina enviaron una carta al Primer Ministro canadiense Trudeau exigiendo acciones sobre las promesas de establecer mecanismos de responsabilidad estatal y empresarial.


Según la ONG el gobierno canadiense continúa promoviendo la “Marca Canadá”, apoyándose en voluntarios y no vinculantes códigos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) para medir la conducta de las compañías. Las dos principales oficinas gubernamentales de RSE son la Oficina Consejera de la Responsabilidad Social Empresarial del sector extractivo (CSR Counsellor, por sus siglas en inglés) y el Punto Nacional de Contacto (NCP), bajo la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OECD, por sus siglas en inglés). Ninguna de las oficinas, expresa la JCAP, puede realizar investigaciones ni tienen la capacidad de sancionar las compañías directamente o compensar a las víctimas. Su único poder es recomendar la retirada del apoyo financiero del gobierno y la embajada canadiense.


Los datos recopilados por el estudio reflejan que el país con mayores víctimas es Guatemala, con 4 proyectos de explotación bajo mineras canadienses: 44 muertos, 4 desaparecidos, 403 lesionados, 15 abusados sexualmente, 196 bajo quejas y sanciones legales y 537 personas detenidas. Le sigue México, con 8 personas asesinadas y El Salvador, con 5 víctimas de homicidio.


En la lista de casos emblemáticos se encuentra la explotación en El Salvador por parte de la empresa Pacific Rim, donde a partir de la oposición de miembros de la comunidad al proyecto 5 personas fueron asesinadas entre los años 2009 y 2011. Otro, lo constituye la explotación de la empresa Tahoe Resources en la mina Escobal en Guatemala, donde la comunidad aledaña aseguró que habría contaminación a sus fuentes de agua, organizando referendos contra el proyecto y diferentes protestas. La mina generó la militarización de la región y la persecución contra los líderes comunitarios. La Plataforma Internacional contra la Impunidad en Centroamérica y MiningWatch Canada documentaron 100 casos de criminalización contra manifestantes pacíficos. En 2014 una adolescente que se oponía a la mina fue asesinada durante un ataque armado. Un año después, otro reconocido activista contra el proyecto fue asesinado por personas desconocidas.


“Las propias empresas mineras –apunta JCAP- reconocen la prevalencia de la violencia vinculada a sus actividades. En sus documentos de divulgación, las empresas describen la agitación política y social en las regiones donde operan. La posibilidad de riesgos operacionales y materiales, incluyendo lesiones y la muerte de su personal, se tienen en cuenta en sus análisis de riesgos”. Para la ONG dos aspectos son esenciales para determinar la responsabilidad empresarial en los hechos documentados: a) El vínculo entre minería, violencia y criminalización y b) La posible complicidad de las compañías en contribuir en los contextos que producen abusos a los derechos humanos.


Hay una variedad de recomendaciones –finaliza el reporte JCAP- que van desde una nueva legislación para crear una oficina de Ombudsman, que pueda investigar al Estado y el comportamiento de las empresas, hasta para revisar el apoyo que el gobierno da a las empresas mineras canadienses. (Publicado en Correo del Caroní)


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Published on November 04, 2016 12:58

October 29, 2016

Apostando al silencio

Rafael Uzcátegui


Como muchos otros, he estado siguiéndole la pista al comportamiento del archipiélago bolivariano esperando la expresión pública de sus diferencias. Como he planteado en distintos lugares el “chavismo”, aunque hay que conjugarlo en plural, nos guste o no, es una identidad política que aunque se reduzca a su mínima expresión continuará protagonizando la vida política del país. Por otro lado, como bien saben todos los que se montaron en el portaviones del zurdo de Sabaneta, el chavismo es un terreno electoral hoy en disputa. 4 millones de votos, o la mitad o un tercio de eso, es un sueño para cualquier organización política estadocéntrica. Por eso Marea Socialista, por citar la disidencia más conocida, no le habla a usted o a mí, sino a ese voto chavista descontento con la gestión de Nicolás Maduro, esperando capitalizarlo en algún momento.


Hasta el pasado 20 de octubre sostenía que cualquier proceso de transición debía incorporar a un sector del chavismo. Y si bien lo sigo pensando, mis expectativas al respecto han cambiado. Hasta ese jueves creía que una parcela del oficialismo, descontenta con la corrupción y el abuso de poder, plantearía públicamente su fidelidad al legado y, sin salir del gobierno, se identificaría como una facción nítidamente opuesta de las principales tribus rojas dominantes. Tras la suspensión de cualquier evento electoral hasta que el gobierno no pueda garantizarse resultados favorables, ante el apoyo activo o pasivo del universo rojo, la realidad me ha llevado a modificar mi posición: La gran mayoría de los chavismos se cohesionan ante la posibilidad de abandonar el poder. Y los disidentes, que los hay, son pocos. Y la mayoría ya los conocemos.


En este sentido el comportamiento de los chavismos endógenos es similar a la de sus pares internacionales. Aunque conocen el desvío, la corrupción, represión a la disidencia y la comisión de delitos de toda índole, lejos de criticar a viva voz han optado por el silencio. Las excepciones, que existen, son la confirmación de la regla. El sectarismo revolucionario no conoce de rectificaciones ni reconocimientos de no tener toda la verdad de su lado, pues hacerlo representa la implosión de todo el dogma. El madurismo, el chavismo burocratizado realmente existente, morirá con las botas puestas. Los chavistas originarios, quienes tuvieron expectativas con todo lo que significó el Socialismo del Siglo XXI, llevarán su procesión por dentro, de manera privada. Si bien no están conformes con la degradación del proyecto, siempre será mucho más fuerte su aversión a todo aquello que no se parece a ellos, que los medios estatales califican como “ultraderecha”.


Romper las falsas certezas de la prisión ideológica no es una tarea sencilla. La religión sabe que los seres humanos necesitamos esquemas simples para entender el mundo, ritos, supersticiones, una fe a la cual aferrarnos. Queda por ver si el postchavismo traerá la mayoría de edad política. No sólo para los bolivarianos, por cierto. @fanzinero (Publicado en Tal Cual)


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Published on October 29, 2016 12:24

October 25, 2016

Rebelión electoral

Rafael Uzcátegui


A pesar de su retórica rupturista, Hugo Chávez llegó a la primera magistratura por los votos del pueblo venezolano y con el apoyo de un sector de los poderes fácticos en aquel 1998. A partir de allí el bolivarianismo constituyó su mito fundacional sobre dos pivotes: a) Representar la voluntad de las mayorías y b) Dicha subjetividad se expresaba en los sufragios, lo cual hacía al tinglado rojo “invencible en elecciones”. Esta narrativa daba legitimidad a todas las siguientes. Esto fue así hasta el 6 de diciembre de 2015, cuando después que las curvas de votación entre chavismo y oposición casi se encontraron en la liza que convirtió en Presidente de la República a Nicolás Maduro, en la siguiente cita el universo bolivariano pasó a ser minoría electoral con dos millones de votos debajo de sus contrarios, haciendo añicos su grandielocuencia.


Lo curioso –aunque se explica por la crisis de la modernidad y su subproducto, la implosión de las ideologías- es que internacionalmente muchos movimientos de extrema izquierda, que habían promovido durante toda su trayectoria el abstencionismo insurreccional como táctica y estrategia, repetían lo de la “invencibilidad en elecciones” a la hora de expresar su apoyo al llamado Socialismo del Siglo XXI de Hugo Chávez. Sin crítica ni verificación, buena parte de la intelectualidad zurda se transformó en amplificadora de las ficciones emanadas desde Miraflores. Chavistas endógenos y gringos, al unísono, condenaron todas las estrategias extraparlamentarias que pudieran erosionar el poder de la nueva hegemonía política venezolana, orbitando una y otra vez alrededor del golpe de Estado de abril de 2002 protagonizado por el empresario Carmona Estanga. Fue así como todas las estrategias de lucha y movilización del movimiento popular latinoamericano fueron proscritas y criminalizadas en nuestro país: Desde los cierres de calle, las movilizaciones hasta el centro simbólico del poder en la capital de la nación, la existencia de sindicatos y organizaciones sociales autónomas, huelgas de trabajadores –por cualquier causa-, cacerolazos y un largo etcétera. Quienes, dentro y fuera de nuestras fronteras habían teorizado sobre las debilidades y limitaciones del sufragio y la representatividad, cuando opinaban sobre Venezuela sólo aceptaban “la soberanía popular emanadas de las elecciones”. Nobel a la coherencia.


Si cualquier cosa que no sea votar es sinónimo de golpismo, la respuesta inteligente es, como ya se viene promoviendo, la convocatoria a la “rebelión electoral”. Esta indignación asume un cariz particular en el marco de un proceso destituyente como lo es la realización de un Referendo Revocatorio. Si la primera regla del Poder es activarse como dispositivo incesante de autopreservación, el madurismo -el chavismo burocratizado realmente existente- continuará inventando cualquier cosa para impedir el único mecanismo de democracia directa presente en la Carta Magna. @fanzinero (Publicado en Tal Cual. Escrito antes del 20 de octubre)


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Published on October 25, 2016 16:41

El derecho a evaluar la gestión

Rafael Uzcátegui


En un reciente comunicado la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos, WOLA por sus siglas en inglés, solicitó a las autoridades electorales venezolanas condiciones para la realización de un referéndum oportuno. Para los poco conocedores del universo de las organizaciones sociales regionales, eso de “Oficina de Washington” puede prestarse a equívocos. Estamos hablando de una de las iniciativas progresistas de mayor prestigio dentro de los Estados Unidos, con una larga historia en revelar y condenar los abusos de la política exterior norteamericana hacia Latinoamérica. Por ejemplo, a comienzos de la década de los 80´s fueron de los primeros que señalaron los abusos cometidos por los denominados “Contras” en Nicaragua. Años más tarde cuestionarían los excesos de la “política anti-drogas” de la Casa Blanca en el sur del Rio Grande.


 


WOLA mantuvo expectativas con los progresos en materia social que se alcanzaron en los primeros años de gobierno bolivariano. Por ello, en el inicio de su pronunciamiento, expresan: “WOLA respeta los grandes avances que ha hecho el CNE en extender el derecho al voto a poblaciones anteriormente excluidas y la automatización del proceso en los últimos quince años”. No obstante, seguidamente agregan: “Sin embargo, estas condiciones, aunadas a los numerosos obstáculos en el proceso que las autoridades han creado hasta el momento, parecen estar injustamente diseñados para asegurar que tal referéndum no se produzca este año”.


 


Habla positivamente de un emprendimiento el mantenerse apegado a sus valores, aunque la crítica no consiga eco en su entorno. Donde otras organizaciones del continente han preferido callar, WOLA ha tenido la valía de llamar las cosas por su nombre: “WOLA insta a la CNE a respetar las normas constitucionales y usar su plena capacidad técnica para avanzar el proceso del referéndum de una manera oportuna”. La concreta lista de peticiones incluye que la recolección de firmas sea por jurisdicción nacional –que hoy sabemos ha sido negado-; el aumento del número de máquinas de votación y la modificación del cronograma para que la verificación de los resultados de la recolección de firmas se haga de manera oportuna. “Si todas las condiciones anteriores se cumplen –opinaron-, estamos convencidos de que, de superarse el 20% del electorado en la recolección de solicitudes del referendo revocatorio, a nivel nacional, el CNE podría organizar un referéndum revocatorio la primera quincena de diciembre”.


Mientras que anteriormente los períodos de gestión se entendían como cheques en blanco, en donde los servidores públicos tenían las condiciones favorables para toda clase de dislates, a partir de 1999 los venezolanos y venezolanas conquistamos el derecho a que en la mitad de su mandato pudiera activarse un mecanismo para que la soberanía popular pudiera evaluar el ejercicio de sus funciones



¿A cuenta de qué unos señores desde la capital de Estados Unidos opinan sobre la situación interna de nuestro país? Esto también lo responden asertivamente en su comunicado: “Como una organización líder en investigación e incidencia que promueve los derechos humanos en las Américas, WOLA no busca tomar posición en la política partidista, cosa que se debe reservar para los venezolanos. Más bien vemos un cercenamiento de un derecho humano fundamental, el derecho que tiene el pueblo de escoger a sus líderes y ejercer contraloría sobre ellos. El instrumento del referéndum revocatorio representa una expansión de los derechos políticos a raíz de la Constitución de 1999 y debe ser respetado. Instamos al CNE que garantice que el proceso del referéndum revocatorio se lleve a cabo apegado a las leyes y priorizando la expresión de la voluntad del pueblo”.

Dentro de todo lo interesante que resulta el comunicado de esta organización progresista norteamericana, se encuentra un elemento que curiosamente ha sido poco jerarquizado en la discusión endógena sobre el Referendo Revocatorio: Lo que motiva a este mecanismo es la posibilidad de la ciudadanía de evaluar la gestión de los funcionarios electos por voto popular. Mientras que anteriormente los períodos de gestión se entendían como cheques en blanco, en donde los servidores públicos tenían las condiciones favorables para toda clase de dislates, a partir de 1999 los venezolanos y venezolanas conquistamos el derecho a que en la mitad de su mandato pudiera activarse un mecanismo para que la soberanía popular pudiera evaluar el ejercicio de sus funciones. No es poca cosa esta posibilidad. Por ello lo que está en el fondo de los obstáculos, que están siendo colocados para la participación en la dinámica revocatoria, se encuentra la negativa del poder político a ser interrumpido en sus flujos de autopreservación.

Siendo este el único mecanismo de democracia directa presente en la Carta Magna, su defensa compete a todos los convencidos en la participación y protagonismo del pueblo en las decisiones sobre su destino. Si un funcionario realiza una buena gestión, no debería temer la posibilidad de ser valorado a la mitad del período de sus funciones. Se acabarían así los períodos de gracia y los contextos favorables para irregularidades de toda índole, saliendo fortalecida la llamada institucionalidad democrática, los canales mediante los cuales la gente común y corriente puede inmiscuirse en la cosa pública. (Publicado en Correo del Caroní)


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Published on October 25, 2016 16:32

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