Rafael Uzcátegui's Blog, page 29

December 19, 2017

Feminismo oximorón

Rafael Uzcátegui


Uno puede entender las expectativas que puede generar cualquier liderazgo o proceso político, pero otra cosa muy diferente es la invención de identidades políticas para apuntalar y legitimar el ejercicio del poder de dicho movimiento. La idea de un “feminismo boliviariano” es un concepto vacío, no por su falta de contenido, sino especialmente por la ausencia de referentes previos que uno pueda identificar como genealogía de dicha idea.


Simón Bolívar pudo haber sido cualquier cosa menos un feminista. Y si “lo privado es público” como insisten las camaradas, su vida personal no era diferente a las ideas sociales imperantes en su época sobre el papel de la mujer. Bolívar, que ni era pobre ni falleció “con camisa prestada” como insisten algunos, heredó una cuantiosa fortuna familiar bajo la modalidad del “mayorazgo” que, entre otros compromisos, lo obligaban a contraer nupcias sólo con damas de su misma condición social. Cada vez que usted escuche el mito de “La Libertadora de El Libertador”, Manuelita Sáenz, sepa que se está haciendo apología de una relación que por razones de clase evitaba formalizarse. Y para que no haya equívocos mi valoración es la del lado del macho. Si usted quiere opinar que la quiteña es pionera del feminismo en la región, está en todo su derecho, pero estaría negando lo mismo que precisamente desea resaltar. En vez de asumir el apellido de casada en el inexistente matrimonio, debería sostener su teorización alrededor del “feminismo saenzcista”.


Si los antecedentes históricos del feminismo bolivariano son irreales, las consecuencias prácticas del ejercicio del poder del chavismo realmente existente son nefastas para cualquier idea que se tenga sobre la emancipación de género. Y esto es una natiral consecuencia de un proyecto político machista, patriarcal y militarista como lo es el Socialismo del Siglo XXI. Nunca como antes se había negado, en las diferentes dimensiones, la posibilidad que la mujer real pudiera decidir sobre sí misma, en el intento del ejercicio pleno de su autonomía, sobre su cuerpo, sus afectos, sus posibilidades de desarrollo como persona. Algunos de estos dramas han sido reunidos en el reciente informe “Mujeres al límite. El peso de la emergencia humanitaria” –que puede localizarse por internet- realizado por organizaciones que, y no es casualidad, no se identifican como feministas bolivarianas. De esta manera AVESA, Mujeres en Línea, CEPAZ, y FREYA compilaron los datos disponibles sobre situación de la alimentación, salud, integridad personal, trafico y trata de personas, acceso a la justicia y discriminación de poblaciones LGBTI y mújeres indígenas con una mirada de género y derechos humanos. Al revisar los datos, escuchar los testimonios y vincularlo con lo que se ve y padece en la calle, uno llega a la conclusión que si como conceptualización teórica es dudosa, como activismo de calle el feminismo bolivariano es sencillamente inexistente. Si de verdad hubiera radicalidad y principios en quienes se identifican así, fuera público y visible el cuestionamiento a, por decir sólo una dimensión, la manera inhumana y denigrante que las mujeres están dando a luz en los centros públicos de salud. No sé si Eva Golinger se identifica con el rótulo, lo que si tengo certeza es que cuando estaba embarazada no tuvo su parto en la revolución bolivariana que tanto defiende sino en el imperio vil que mucho cuestiona. @fanzinero


 


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Published on December 19, 2017 08:14

November 27, 2017

Javier Torres: En Venezuela hay una dictadura como la que sufrió Perú bajo el Fujimorismo

Rafael Uzcátegui, con apoyo de Daniel Klie


Javier Torres, antropólogo peruano y activista de derechos humanos, estuvo recientemente en Venezuela para reunirse con sus colegas de las organizaciones del país y compartir la experiencia de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos del Perú (CNDDH) en la resistencia contra la dictadura fujimorista. Torres es directivo de la ONG Servicios Educativos Rurales y es analista político para la revista Poder y el portal Lamula.pe. En el año 2012, cuando se inició el juicio contra Alberto Fujimori, era el Secretario Ejecutivo de la CNDDHH, desde donde se promovió una estrategia jurídica y de movilización ciudadana para lograr ponerlo bajo la justicia.


– ¿Cuáles son las principales semejanzas entre los gobiernos de Nicolás Maduro y Alberto Fujimori?


– Son muchas. Para que haya democracia en un país tiene que haber separación de poderes, prensa libre, tienes que tener elecciones libres. Hay otros elementos, pero estos son los fundamentales. Tanto en el Perú de Fujimori como en la Venezuela de Maduro no hay separación de poderes. Las leyes de excepción que se van dando, las mismas modificaciones o violaciones que estos gobernantes realizan, configura un escenario dictatorial, allí hay una clara semejanza.


Lo otro tiene que ver con un tema de libertad de expresión, que es un factor que tiene que darse bajo determinadas condiciones. El hecho que haya elecciones no garantiza que exista una democracia si el sistema electoral no cumple con los deberes mínimos que deben tener, por ejemplo los calendarios electorales. Un sistema electoral tiene que ser previsible y no debe estar sometido a los caprichos del rol ejecutivo, que es un poco que pasa en Perú y lo que uno percibe en Venezuela. Me parece que lo que tenemos aquí es una dictadura como la que sufrimos nosotros.


Lamentablemente hay sectores que no aceptan esta visión porque hay una perspectiva demasiado conservadora para calificar una situación como “dictadura”. El poder y el Estado pueden funcionar pero no necesariamente son autónomos, que exista un poder judicial no quiere decir que la ley sea igual para todos. En ese sentido hay un trato a la oposición venezolana que no responde a estándares mínimos.


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– ¿Cuáles piensas que son las principales diferencias?


– A pesar que son regímenes totalitarios hay unas diferencias claves en cada contexto. El gobierno de Fujimori fue un régimen que privatizó todo salvo el servicio del agua, se entregó el tema minero a transnacionales. En el caso Venezuela sucede lo contrario, ahí es diferente porque su lógica ha sido la nacionalización de las empresas y los espacios. Todo está supeditado a los momentos económicos que atravesaron cada uno de los países.


Hay una similitud en que ambos tienen una lógica extractiva, básicamente el concepto es extraer el recurso y sacar provecho, pero el problema central está en la dependencia, razón por la que descuidas todo el aparato productivo.


Dictaduras modernas


– ¿Encontraron resistencia entre los movimientos sociales, sobre todo en los del Cono Sur, para catalogar al gobierno de Fujimori como una dictadura?


– Las dictaduras también aprenden y se sofistican en sus métodos. En el caso peruano, debido a las características de una apuesta privatizadora, no hubo una resistencia a esa concepción. Fujimori había cerrado el Congreso y luego hubo una elección con denuncias de fraude. Al año siguiente ya estaba interviniendo el Tribunal Constitucional.

Incluso en el caso de Perú, para 1990 ó 1991, lo que tenemos es la construcción de un recurso que va a reafirmar ese golpe: el discurso fujimorista era un discurso totalmente antipolítico, absolutamente en contra de la búsqueda del consenso. Era un discurso que se apoyaba en decir que la política no sirve para nada, la democracia no sirve, hay que ser pragmático, se empezaba a justificar la acción de la privatización.


En la sociedad civil peruana no hubo un gran debate en torno a la consolidación de la dictadura, como si puede haberlo en el caso Venezuela, donde creo que tiene que ver sobre cómo es percibido el régimen desde otros espacios. En otros países se le percibe como un gobierno de izquierda que ha generado programas sociales. Por allí viene más el tema, de actividades ideológicas que van generando esa resistencia a denominarla dictadura.


Sobre las transiciones


– En Venezuela se ha debatido sobre cómo debería ser la resolución del conflicto: se habla de transición por colapso y transición por resolución. En el caso peruano ¿Cómo fue el quiebre de la coalición dominante?


– En el caso peruano fue una transición al final por colapso. En el año 2000 es cierto que ya estaba instalada una mesa de diálogo desde que se había denunciado el fraude en las elecciones. Pero el Gobierno de Fujimori, para el inicio de su tercer mandato, había logrado neutralizar la movilización popular, sobre todo debido al desgaste.

Y allí creo que lo ocurrieron fueron dos elementos: la denuncia de tráfico de armas a la FARC, en una operación un tanto incomprensible, donde Fujimori sale saludando a Montesinos, cuando el que había hecho el tráfico de armas era Montesinos (risas). Fue una operación publicitaria, pero como había cabos sueltos se empezó a dudar y eso evidenció que existía una presión interna.


Y lo otro fue el colapso final, entre septiembre y noviembre, motivado por la filtración de un vídeo, el primer “Vladi-vídeo” donde se veía al asesor presidencial, Vladimiro Montesinos, comprando a un congresista por 30.000 dólares. Eso se transmitió por la televisión nacional y fue el inicio del colapso.


A los tres días Fujimori tuvo que salir, la noche de un domingo, a anunciar que convocaría elecciones y señalar que ya no se iba a postular. Luego siguió la persecución de Fujimori a Montesinos, la fuga de Montesinos y finalmente la fuga de Fujimori. Fue un presidente que renunció por fax y nadie en su entorno sabía que estaba renunciando.

Entonces la transición fue por colapso. Hubo una primera etapa de negociación, pero al final el régimen se desploma por sus propias contradicciones porque la filtración vino de algún lado. Eso quería decir que había demasiadas fracturas en la coalición gobernante.


– Por tus comentarios un momento clave fue la pérdida del apoyo popular con el que también contaba Fujimori en sus primeros años…


– Hay un momento en la campaña electoral, por primera vez en toda esa década, en el que en algunas localidades Fujimori empieza a ser rechazado. Nadie se hubiera atrevido antes a realizar una manifestación opositora. Lo clave es que no era premeditado, todo era espontáneo. Empezaba el hartazgo del Fujimorismo, Este tipo de regímenes no aceptan irse por la vía electoral, están tan involucrados en la corrupción que tienen que quedarse.


Ese es otro problema de las dictaduras: los dictadores no se van por voluntad propia. Entonces creo que empezaba a percibirse cierto malestar general en las regiones, las promesas de crecimiento no eran las que se habían planteado. También el cansancio, la gente se cansa de este tipo de regímenes, al final se espera que haya una renovación de lo político.


Todo fue una suma de factores, por un lado era el rechazo del poder, por otro un cambio en la situación económica, las contradicciones internas y la evidencia de la corrupción generalizada es lo que termina desplomando al régimen.


Participación, diálogo y consensos


– Si uno está convencido que estos autoritarismos no salen por elecciones, ¿Tiene sentido participar en procesos organizados en condiciones no equitativas?


– Es un tema de debate porque estos procesos pueden legitimar a terceros, pueden ser fraudulentos, pero justamente captan la atención de la gente. Pueden no ir a votar, pero están atentos a lo que está pasando. Las elecciones pueden ser una suerte de caja de resonancia, algunos participan para formar parte. Pero si entiendes la lógica de la abstención siempre es muy difícil lograr una abstención total de toda la fuerza política, entonces la no participación de unos le da oportunidad a otros.


Lo otro es que todo espacio vacío se ocupa. Si se deja el espacio vacío a la dictadura, la dictadura va a ocuparlo todo. La gente no necesariamente puede percibirlo así, sólo ven el fraude después, no lo ve antes, sólo cuando ve las pruebas. Es un tema que se ve después de los procesos.


– Por la naturaleza del conflicto se deben promover mecanismos de diálogo. ¿Cómo hacerlo en situaciones adversas?


– Llega un momento en que los mismos partidos políticos perciben su falta de legitimidad y aceptan que se siente en la mesa una organización de la sociedad civil u otras que toman la iniciativa para tender puentes, que les muestran que hay un objetivo común: el restablecimiento de la democracia.


Algunos partidos políticos, cuando se dan cuenta que el Fujimorismo tenía planteado ser un proyecto de 20 años, cambian la actitud. Empiezan a anotarse en un Foro Político, convocados por gente cercana de la política. También se crea la asociación Transparencia, grupo que monitoreó los procesos electorales.


Había que ser muy transparente y profesional. En el caso de las organizaciones de la sociedad civil, no sólo estábamos atendiendo casos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos o denunciando en la Comisión Interamericana, sino que ya frente a lo que veníamos venir, el hecho de tomar posición frente a la re-elección de Fujimori, generó la convergencia de intereses con otros sectores.


Cuando se trabajaban los procesos políticos hay una falsa idea de que los consensos se traducían en una presunta igualdad. No todos tenemos que pensar igual y tenemos diferentes intereses, pero queremos que la democracia se restablezca. Unos porque quieren parcelas de poder, nosotros queríamos que se respetaran los derechos humanos, cada uno respondía a un interés distinto.


Nosotros, en el movimiento de derechos humanos, además siempre hemos sido una coalición de organizaciones que tenía como regla el consenso. Era un directorio de 15 organizaciones, para llegar a un acuerdo funcionábamos así. Podíamos tener diferentes visiones, tener perspectivas sobre abordajes, pero coincidíamos en el fin.


La política es el arte de llegar a acuerdos, no es solamente tomar el poder, es llegar a puntos en común. Eso no sucedía con todos, hay con quienes nunca podíamos llegar a un acuerdo. En situaciones de crisis hay que saber dialogar. A veces pueden decir que es una traición de ideales, pero yo no estaba suscribiendo los ideales de los otros grupos, era encontrar un punto en común.


El retorno de la democracia


– ¿Cuáles consideras que son las deudas del proceso de transición a la democracia en el Perú?


– Los procesos de transición, sobre todo en el caso peruano, involucró temas claves como la reforma del sistema de justicia. Ahí no se avanzó tan rápido como se debía, a diferencia de lo que sucedió cuando construimos nuestro sistema electoral en un tiempo récord: en cuatro meses pasó de ser una institución controlada por el Servicio de Inteligencia al control ciudadano.


En el caso judicial no hubo un pleno compromiso con la reforma y habían demasiados poderes instalados en el sistema de Justicia. Otro punto fue el tema de la lucha contra la corrupción, se avanzó en sancionar a un conjunto de actores, pero lamentablemente no se mantuvieron los candados para que eso no volviera a pasar.


De ese momento tenemos: Presidente prófugo y otro presidente que tiene todas las acusaciones del mundo pero que nunca es llevado a juicio, ese es Alan García. Tienes todos a los presidentes de los últimos 15 años denunciados y al presidente actual con averiguaciones en el Congreso, entonces conlleva cierta complejidad. Faltó poner los candados, no bastó con poner presos a los corruptos. Lo último es que no se quiso tocar el modelo económico peruano, y no digo que había que volver a las políticas anteriores pero sí había que revisarlo, en el tema económico se debía llevar determinados casos a la justicia y no se hizo.


– ¿Estas deudas no son las que han mantenido la puerta abierta para un eventual regreso del fujimorismo?


– Ahí es donde entra la reforma del sistema político. Los partidos se han reconstruido, pero muchos de ellos no son transparentes, no demuestran cuál es su financiamiento. Se hizo una ley de partidos pero se omitió el tema de los financiamientos. Entonces evidentemente eso siempre genera un peligro de volver a soluciones “salvadoras”.

Hay mucho caudillismo en el ADN de la historia política latinoamericana, eso hace que haya una desafección a la Democracia y de alguna manera la gente siente que ella no resuelve sus problemas.


Para ver el foro realizado por Javier Torres en Venezuela: https://youtu.be/sQlyrwbBIzI


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Published on November 27, 2017 09:45

November 21, 2017

ONG venezolanas se solidarizan con las denuncias de sus pares peruanos en rechazo a la acusación contra el Fiscal de la Nación y Magistrados del Tribunal Constitucional

(Caracas, 21 de noviembre de 2017) Las organizaciones sociales y derechos humanos de Venezuela que suscribimos el presente documento queremos expresar nuestra total solidaridad con el movimiento de derechos humanos de la hermana República del Perú, quienes en este momento denuncian el ataque contra la institucionalidad democrática de su país por parte de sectores herederos del autoritarismo fujimorista.


Como expresó un comunicado de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) del Perú el pasado 15 de noviembre, de manera irregular se aprobó en el Congreso de la República de ese país, una acusación contra el Fiscal de la Nación, el doctor Pablo Sánchez, bajo los supuestos delitos de “omisión de lucha contra la corrupción e infracción de la Constitución”. Sin embargo, la realidad es que la bancada fujimorista del Parlamento ha venido asediando tanto a la Fiscalía de la Nación, el Tribunal Constitucional y la prensa independiente, mediante prácticas no democráticas que recuerdan los mecanismos que implementaron una dictadura moderna en ese país entre los años 1990 y 2000. Las presiones contra el Fiscal son, en opinión de diferentes sectores del Perú, una retaliación por sus investigaciones sobre el caso Odebrecht y Lava Jato.


La debilidad de las instituciones democráticas latinoamericanas han posibilitado la aparición de un nuevo tipo de dictaduras en la región: Aquellas que llegan al poder mediante elecciones pero luego atacan la independencia de los entes públicos y debilitan las libertades y derechos humanos para mantenerse irregularmente en el poder. Como nos recuerda el caso peruano, el tránsito del autoritarismo a la democracia debe contar con la voluntad política suficiente de todos los actores para permitir transformaciones estructurales e institucionales que impidan que los hechos puedan repetirse. Los actos alentados por la mayoría fuijomorista en el Congreso peruano intentan, nuevamente, socavar el estado de derecho en el país andino. En palabras de la CNDDHH: “Nos costó mucho derrocar a la dictadura, 17 años después no podemos volver a esta”.


Por este motivo, las organizaciones sociales y de derechos humanos venezolanas expresamos:


– Nuestra total solidaridad con la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos del Perú (CNDDHH) y el resto del movimiento social del país, en su lucha por el fortalecimiento democrático y la vigencia plena de los derechos humanos.


– El llamado a que sea respetado los canales institucionales, la separación de poderes, el debido proceso y el derecho a la defensa en las acusaciones contra cualquier funcionario del país


– La exigencia a que continúen investigándose la totalidad de las denuncias sobre los casos de corrupción, incluyendo las irregularidades vinculadas a la empresa Odebrecht.


– La continuidad de las reformas estructurales, institucionales y jurídidas que permitan las suficientes garantías de no repetición de las situaciones denunciadas en el Perú entre los años 1990 a 2000. Asimismo, continuar investigando y sancionando las responsabilidades sobre las violaciones de derechos humanos ocurridas durante ese período.


Adhieren el presente comunicado


Acceso a la Justicia

ACCSI Acción Ciudadana Contra el SIDA

Acción Solidaria

Asociación Civil Fuerza, Unión, Justicia, Solidaridad t Paz (FUNPAZ AC)

Asociación Civil Mujeres en Línea

Aula Abierta Venezuela

Cátedra de DDHH de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA)

Centro para la Paz y los DDHH de la Universidad Central de Venezuela (UCV)

Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana (CDH-UNIMET)

CEPAZ

Civilis DDHH

Comision de Justicia y Paz

Comisión para los derechos humanos y la Ciudadanía (CODEHCIU)

Comisión de Derechos Humanos de la Federación Venezolana de Colegios de Abogados del Estado Apure

Comision de Derechos Humanos de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela del Estado Táchira

Cofavic

Escuela de Vecinos de Venezuela

Espacio Público

EXCUBITUS, Derechos Humanos en Educación

Fundación CIIDER

Humano Derecho Radio Estación

Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) Venezuela

Justicia y Paz Caritas Los Teques

Laboratorio de Paz

Observatorio de Derechos Humanos de la ULA

Observatorio Venezolano de Prisiones

Padres Organizados de Venezuela

Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea)

Promoción, Educación y Defensa en DDHH (PROMEDEHUM)

Proiuris

Redes Ayuda

Stop VIH

Un Mundo Sin Mordaza

Vicaría de DDHH de Caracas


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Published on November 21, 2017 18:08

November 19, 2017

La canción que Morrisey dedica a Venezuela

De su más reciente disco “Low in High School” el cantante Morrisey (que algunos recordarán por su voz en The Smiths) ha dedicado el tema “Quien nos protegerá de la policía” a Venezuela.


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Published on November 19, 2017 08:49

November 14, 2017

Dictaduras modernas

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Rafael Uzcátegui


Una comparación entre las experiencias peruanas (Alberto Fujimori) y venezolana (Nicolás Maduro) nos permite hacer una primera caracterización sobre las dictaduras modernas en América latina:


– A diferencia de las dictaduras tradicionales, que llegaban al poder mediante un golpe de Estado militar, las dictaduras modernas llegan al poder mediante elecciones.


– Promueven un proceso de “refundación” del Estado a partir de la aprobación de una nueva Constitución.


Erosionan la independencia de los poderes, centralizando el mando en la figura del primer mandatario.


– El sistema de administración de justicia es utilizado para darle legitimidad a las decisiones arbitrarias y para la criminalización de la protesta y persecución de la disidencia.


Construyen, retórica y legislativamente, un “enemigo interno” que les permita aprobar estados excepcionales para gobernar sin contrapesos institucionales: Perú guerra al terrorismo, Venezuela guerra económica.


Militarizan el sistema de administración de justicia y utilizan los tribunales militares para enjuiciar a civiles.


– No prohíben, de manera absoluta, el ejercicio del derecho a la libertad de reunión, asociación, manifestación y libre expresión, utilizando las amenazas y agresiones selectivas, las sanciones administrativas y el uso de los tribunales para castigar la crítica y la disidencia.


– Controlan el poder electoral, erosionando su autonomía, y realizan comicios sólo cuando se generan las condiciones para obtener resultados favorables.


– Criminalizan los sistemas internacionales de protección a los derechos humanos y se retiran de la competencia de tribunales internacionales.


– Utilizan los medios públicos tanto para justificar sus actuaciones arbitrarias como para la criminalización y el desprestigio. Este control de lo que se comunica incluye mecanismos de neutralización contra los medios privados que van desde la creación de medios paralelos, la compra de medios, el hostigamiento y la imposición de medidas administrativas que al aumentar la dependencia del Estado alienta mecanismos de autocensura.


-Realizan un esfuerzo de cooptación de organizaciones sociales que son puestas a su servicio para usarlas en labores político-partidistas e, incluso, como informantes de los organismos de inteligencia.


– A diferencia de las tradicionales, las dictaduras modernas no promueven las desapariciones forzadas masivas debido al alto costo político que generarían. Por el contrario, quienes son considerados antagónicos son neutralizados de manera selectiva. @fanzinero (Publicado en Tal Cual)


 


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Published on November 14, 2017 15:06

Manos Veneguayas

Rafael Uzcátegui


Como una mancha de aceite, la diáspora venezolana se expande por todos los rincones de la región. A Uruguay, uno de los países más meridionales del continente están llegando en un promedio de 60 al mes, siendo el 13% de las nacionalidades solicitantes de residencia en el país. A partir del año 2014, cuando la crisis era irreversible, un grupo de venezolanas en Montevideo decidieron algo por los paisanos que llegaban a la estación terminal de Tres Cruces, con frecuencia con apenas un puñado de dólares en sus bolsillos. Así nació “Manos Veneguayas”, que dos veces por semana atienden las necesidades en un local ubicado en Maldonado 1859.


Tuvimos la alegría de conversar con sus animadoras, porque son todas mujeres, a propósito de un viaje relámpago al 165 período de audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Apenas hicimos público el encuentro, diferentes personas nos corroboraron por redes sociales que habían tenido una mano extendida de este grupo de venezolanas-uruguayas.


Una de las tareas ha sido las campaña de donación de abrigos para quienes desde el Caribe desconocen los embates de las estaciones frias. Además, han recogido alimentos y medicinas, los primeros para los recién llegados mientras los blísteres son dirigidos por diferentes vías a Venezuela. También promueven sesiones de formación para la inserción en el mercado laboral, además de otros tipos de acompañamiento para un fenómeno migratorio que ha comenzado a inquietar a los gobiernos de la región. Manos Veneguayas organizó la consulta del 16 de julio en la capital uruguaya, recopilando 2.780 votos a pesar de los 7 grados centígrados que los votantes aguantaron con estoicidad. “Vivimos divididos – nos comentó una de las Veneguayas-, tenemos mejor calidad de vida acá pero nuestro corazón y pensamientos siguen en Venezuela”.


Días antes, mientras paseábamos por el mercado callejero de Tristán Narvaja contamos 8 puestos de comida que exhibían la tricolor con estrellas, mientras ofrecían a todo pulmón arepas, tequeños y perros calientes criollos. La presencia de venezolanos es creciente entre los uruguayos, quienes hasta ahora han sido generosos en muestras de reciprocidad por la hospitalidad que dicen recibieron en Caracas en otros tiempos. ¿Cómo mantener viva nuestra cultura en el exterior? se preguntaban las Veneguayas. Escuchándolas sentía emerger el gentilicio que pensaba perdido tras años de intervención estatal y polarización. Mientras ellas van encontrando sus respuestas, yo agradezco el esfuerzo por seguir siendo lo que alguna vez fuimos, en nombre de todos aquellos que al llegar a esa República Oriental se han sentido un poquito menos solos. @fanzinero (Publicado en el último Tal Cual impreso)


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Published on November 14, 2017 15:01

October 30, 2017

Veneco sesión 19



Programa 19 de Veneco, podcast especializado en punk venezolano, realizado para Humano Derecho Radio por Rafael Uzcátegui @fanzinero. Ruido independiente de las bandas de diferentes géneros y variadas épocas, bajo el espíritu DIY. Punk gobiernero es punk mierdero.


Track list


1) Nada “Demagogia”

2) Contra Marcha “Mambrú”

3) Vomita “Asamblea”

4) Sentimiento Muerto “Culebrón”. en vivo Mata de Coco

5) Zombies No “Salir corriendo”

6) Soedae “Volver”

7) Dreamclouds “Nada a favor / todo en contra”

8) Cadáveres Podridos “La segunda muerte”

9) Cardiel “Coctel de gas”

10) Psh-Psh “Guerra mental”

11) Legado “Mide tus palabras”

12) The Luchos “Sobrevivientes”


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Published on October 30, 2017 17:53

October 15, 2017

El día después

Rafael Uzcátegui


Esta columna debe aparecer horas antes de las elecciones regionales del 15 de octubre, que para este opinador son importantes en tanto ratificación cuantitativa de la mayoría que desea un cambio en el país. Aunque puedan ser objeto de inhabilitaciones y trapicheos varios por la fraudulenta Constituyente, afirmo que 12 gobernaciones alcanzadas en manos opositoras sería un mensaje aplastante de rechazo a la dictadura, quedando el restante 11 como evidencia de la minusvalía de una propuesta que ha perdido terreno en todos los escenarios.


Salvo la ejecución de un fraude monumental el país dará un segundo paso en la recomposición de sus fuerzas políticas. La condición de minoría bolivariana ya no sería un resultado circunstancial, como aseguran voceros rojos criollos e internacionales, sino tendencia irreversible. Con este resultado los partidos deberían ser diáfanos en explicar que su ruta de transición es electoral y que su momento estelar serían las próximas presidenciales, sin dejar de presionar por la realización de elecciones de alcaldes tal y como se encuentra previsto por la Constitución de 1999.


Para quienes no somos políticos, sino parte de gremios y movimientos de la sociedad, los desafíos son múltiples. Como un movimiento de rescate de la democracia sólo puede levantarse sobre bases democráticas, en un contexto de supervivencia ante la crisis económica, nos toca fortalecer el tejido asociativo y comunitario que finalmente pueda construir una nueva institucionalidad en el país. Si bien los proyectos y propuestas son necesarios, debemos abrir repiraderos de ciudadanía donde los múltiples nos encontremos y, reconocidos en los dramas comunes, generemos la afinidad necesaria para poder trabajar juntos y confiar en los otros. Frente a las respuestas individuales y especulativas promovidas por el socialismo bolivariano, debemos generar emprendimientos materiales donde germine la solidaridad y la cooperación para poder salir de esto de la única manera en que es posible: Con el concurso de todos.


Fortalecer y promover redes de circulación y distribución de bienes no bachaquera, sino solidaria; liberar temporal y progresivamente los espacios privatizados por la inseguridad para sustituirlo por auténtico espacio público; promover laboratorios de re-encuentro de la gente en base a los intercambios de conocimientos , experiencias y mercancías canjeadas por su valor de uso… Si todo se cumple según los pronósticos, aprovechemos el optimismo moderado post 15-O para transformar la energía de la rebelión popular en vocación de cambio democrático desplegado en los territorios. @fanzinero (Publicado en Tal Cual)


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Published on October 15, 2017 19:00

October 9, 2017

Abstención bajo dictadura

Rafael Uzcátegui


Una de las demandas del mayor movimiento de protesta no violenta ocurrido en América Latina en los últimos años, con epicentro en Venezuela, era la aprobación de un cronograma electoral. Desde que se descubrió como minoría, el madurismo optó por suspender de manera indefinida el derecho al voto, por lo menos hasta que pudiera generar condiciones para obtener resultados favorables.


La oportunidad llegó, paradójicamente, con el ciclo de protestas iniciado de abril de 2017. Cuando parecía que las movilizaciones no iban a retroceder por la represión ni tampoco se iban a agotar en el corto plazo, el madurismo decidió sacrificar su último cartucho para detenerlas: Abolir la Carta Magna de 1999 y convocar a una fraudulenta Constituyente. Y aunque el chavismo sabe que retrocederá en la cantidad de gobernaciones rojas, su control de daños estaba en anunciar las regionales inmediatamente después para poder jugar con la variable abstención. Por que el chavismo, lo decimos por la calle del medio, ya no puede sumar votos propios sino intentar restar los de sus contrarios, para reducir la brecha.


A pesar del gigantesco desfalco numérico del 30 de julio, el madurismo sabía que la oposición no podría denunciar el fraude si no quería desestimular su propia base electoral para que acudiera a regionales. Por otro lado, en los cálculos se encuentra que la impostura Constituyente iba a generar un amplio sentimiendo de frustración entre la ciudadanía, la cual se debatiría entre asistir o no a la votación ante la emergencia de una situación regida por un poder absoluto y arbitrario. Así el madurismo, usando la estrategia del Aikido, canalizaría la rabia opositora para usarla contra ella.


En democracia abstenerse es una opinión cuando no hay afinidad con los candidatos en liza. En dictadura, en cambio, no hay que desaprovechar ninguna oportunidad para expresar la opinión sobre el gobierno. Pero si el gobierno se beneficia con emparejarse a la oposición gracias a la abstención, los principales estimulantes de la no votación son hoy el silencio y la contradicciones de la clase política opositora. Hay que comunicar las razones a quienes hoy dudan, diseñando mensajes que den respuestas políticas a la insatisfacción, sin crear falsas expectativas y con una estrategia clara que hable del mediano y largo plazo. Si hay algo que pueda calificarse como antipolítica es negarse a escuchar los reclamos de un importante sector de la ciudadanía que creía en ti.


Si usted que me lee esta furioso e insatisfecho, sepa que yo también lo estoy. Pero lo que no dejaré es que la dictadura utilice este enfado en mi contra. @fanzinero   (Publicado en Tal Cual)


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Published on October 09, 2017 15:17

October 2, 2017

Ratificar la mayoría

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Rafael Uzcátegui


El mito político del bolivarianismo se cimentó sobre la base de representar a la mayoría del pueblo venezolano, un apoyo que se ratificaba en las urnas de votación. Si bien el axioma venía perdiendo fuerza tras la desaparición física de Hugo Chávez tuvo un dato irrefutable el 6 de diciembre de 2015, cuando la oposición al chavismo, por primera vez, se ubicó electoralmente por encima del oficialismo. Y además, con un margen bastante holgado de dos millones de votos, que reflejaban un cambio en la tendencia que no era circunstancial. Ni el chavismo ni sus propagandistas a nivel internacional reconocen que se han convertido en minoría, lo que derrumbaría las bases de su argumentación política racional. Esto explica el furor propagandista para asegurar haber recibido más votos que sus antagonistas en las elecciones a una fraudulenta Constituyente. O como lo explicó Temir Porras para la BBC: “Era muy difícil para el gobierno organizar su propia elección y anunciar una participación menor”. Por eso, en la humilde opinión de este embadurnador de cuartillas la principal y más importante razón para expresarse el próximo 15 de octubre tiene que ver, precisamente, con ratificar incontestablemente que el deseo de cambio es mayoritario en nuestro país.


En lo personal, como seguramente también alguno de los lectores, tengo severos cuestionamientos al liderazgo político opositor. Pero abstenerse en democracia, como lo hice durante 43 años, es una opción si uno no siente afinidad con las candidaturas en pugna. En dictaduras modernas –Fujimori también organizó sufragios– hay que expresar la contestación al autoritarismo en todos los terrenos democráticos posibles. El argumento de “defender espacios” pierde fuerza si recordamos la mala gestión de los gobernadores no bolivarianos, el ausentismo de sus parlamentarios y los cercos que les ha colocado y colocará el madurismo para cercenarles el vuelo. Por eso sostengo que lo crucial de las regionales no es tanto la cantidad de mandatarios regionales opositores electos –duplicar la cantidad actual no deja de ser importante– sino la cifra de votos totales en una elección, que nos guste o no, será reflejo de los niveles de rechazo de Maduro avalado institucionalmente. Si Maduro logra emparejar la cifra de sufragios totales, su discurso para justificar la represión de los últimos meses terminará por imponerse.


Mis respetos a quienes no deseen hacerlo, pero si de algo sirve a los indecisos las palabras de un abstencionista militante, las mismas serían: No voten por la MUD, háganlo contra la dictadura. Ya tendremos tiempo, cuando haya condiciones, de construir otros referentes políticos en el país. @fanzinero (Publicado en Tal Cual)


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Published on October 02, 2017 07:57

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