Rafael Uzcátegui's Blog, page 31
July 1, 2017
Veneco, programa # 07
En este Veneco nro. 07 hablamos sobre los saldos de la represión y las personas asesinadas por los funcionarios militares en las protestas en Venezuela, con audios de sus familiares y comentarios. Sonorizado con el mejor punk venezolano:
Track list
1) Curva Sur “Defender”
2) Dischord “Dejar de respirar”
3) Pelaballs “Mírale los brazos”
4) Disshit: No lo puedes entender”
5) Cardiel “GNB” (En vivo)
6) Autogestión “Miseria”
7) Régimen de Kaos “Realidad maldita”
8) Gladys Cordero “Tu recuerdo”
9) La Mosca Punk “Mosca”
10) Los Henry Zakka “Días de junio”
11) En Contra “Desamparo” (En vivo)
12) Dissensión “Multinacionales”
13) Sentimiento Muerto “El sistema” (En vivo)


June 26, 2017
Informar en tiempos extraordinarios
Sortear la hegemonía comunicacional estatal en la rebelión popular del Siglo XXI, esta que ocurre en este momento en Venezuela.
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June 21, 2017
Micros: Arnulfo Romero
Las palabras de la ultima homilia de Monseñor Arnulfo Romero, antes de ser asesinado en El Salvador, resuenan hoy sobre la situación venezolana. disfruta y comparte


June 19, 2017
La hora de los hornos
Rafael Uzcátegui
El pasado viernes 09 de junio sectores del denominado “chavismo crítico” organizaron un interesante evento denominado “Encuentro de Constitucionalistas en Defensa de la Constitución de 1999: Participación y Soberanía Popular en la Asamblea Nacional Constituyente. Convocatoria, Bases Comiciales y los Referendos”. La apertura a los diferentes panelistas, que incluyó la magistral intervención del doctor español Roberto Viciano (disponible en Youtube), correspondió al doctor Jesús María Casal, quien realizó una pertinente reflexión, dado el auditorio, que quisiera compartir.
Palabras más, palabras menos, Casal expresó que si el chavismo no detenía la pretensión de imponer, de manera fraudulenta, una nueva constitución por el madurismo, aboliendo así lo mejor del legado viabilizado por Hugo Chávez, iban a estimular que la oposición pensara en una Carta Magna a su medida. Y dada la diversidad florida de opiniones dentro del espectro antichavista, el resultado podía ser cualquier cosa, menos el respeto a la progresividad de los derechos.
Lo que Casal planteó, y muchos coincidimos, es que la Constitución de 1999 -mejorable como todo producto humano- es el acuerdo de sociedad que cuenta con el mayor de los consensos, ayer por el chavismo y hoy defendida por sus antagonistas. Si el chavismo en su ala más democrática, que existe, piensa estratégicamente se daría cuenta que el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia establecido a finales de los 90´s se ha convertido en el acuerdo compartido de reconstrucción institucional, por lo menos para los primeros años del post-madurismo. Nicolás, desesperado como está en derrotar un movimiento masivo y popular de indignación en su contra, está quemando el último baluarte que lo vinculaba efectivamente a la gestión de Hugo Chávez. Si llega el 01 de agosto con constituyentistas electos, sería el primer día de gestión de algo que abandonó el terreno chavista para ser otra cosa.
El chavismo democrático y sus satélites tendrán que decidir si su alergia a la MUD sigue siendo mayor que la apuesta por un cambio en el país. Y esto no implica que deban abandonar sus especificidades, sino entender que la única polarización que existe en la Venezuela de hoy es entre defensores de la Constitución de 1999 y defensores de la dictadura. Emitir un mensaje con claridad, que incluya las coincidencias con sectores que no son como ellos, incluso les allanará el camino para cumplir el papel que les tocará jugar en el país del mañana, en el que todos, sin distinción, debemos haber aprendido las lecciones emanadas de los últimos veinte años. @fanzinero (Publicado en Tal Cual)


June 18, 2017
Veneco: Un programa de punk venezolano
A partir del proyecto Humano Derecho Radio Estación, tengo el placer de hacer un programa semanal dedicado al punk venezolano. Ya era hora…


June 14, 2017
Somos Más: Ilustración
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Leonardo González, @artofgonzalez, realizó esta ilustración sobre quienes están luchando por una Venezuela mejor. Agradecido por incluirme


La responsabilidad internacional, hoy, en la recomposición futura del chavismo
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Rafael Uzcátegui
En diciembre de 2015 los resultados de las elecciones parlamentarias colocaron al chavismo en una situación desconocida desde su primera victoria electoral, 17 años antes, cuando Hugo Chávez fue electo por primera vez presidente de la república: Ser minoría electoral. Como se puede constatar, consultando los datos del Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano, la línea de votación del chavismo y la línea de votación de sus opositores iban a encontrarse en algún momento. Sin embargo, pocos pronosticaron que apenas dos años después de su desaparición física, la tarjeta electoral del llamado “Comandante Supremo” iba a estar dos millones de votos por debajo de sus contrincantes.
Las elecciones presidenciales de 2012 constituyeron el mejor momento electoral del bolivarianismo. Un año después, a pesar de realizar los sufragios en medio de la consternación nacional que significó el fallecimiento del presidente Chávez, y siendo su principal mensaje de marketing electoral que el apoyo a Nicolás Maduro era un acto de fidelidad a su recuerdo, el chavismo perdió 615.428 sufragios respecto a las elecciones anteriores, obteniendo una cerrada victoria con apenas 1,7% sobre el candidato opositor Henrique Capriles Radonski. ¿Este resultado era casual o mostraba el comienzo de la pérdida de popularidad de la propuesta triunfante en las urnas desde 1998?
La opinión de los intelectuales revolucionarios y de izquierda, así como de los movimientos sociales progresistas de la región, es clave para comunicar que hay mucho chavismo después de Nicolás Maduro si deciden: 1) No inmolarse en la conservación del poder y 2) Intentar pensar en las estrategias democráticas para recuperar, en el futuro, la capacidad de hablarle a las mayorías,
Los datos del CNE reflejan que la manera de gobernar de Nicolás Maduro aceleró el descontento de las amplias bases de apoyo que, hasta el 2013, apoyaban la oferta política del chavismo. Los resultados de las votaciones a la Asamblea Nacional le dieron 2.103.222 de votos de diferencia al conjunto de diputados de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) sobre los del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), para un total de 7.726.066 votos contra 5.622.844 votos. El pueblo transmitió un mensaje de insatisfacción que no fue leído, políticamente, por el gobierno. Diferentes voceros oficiales comenzaron a declarar a los medios de comunicación que los resultados habían sido “circunstanciales”, negándose a realizar el necesario proceso de autocrítica y rectificación para recuperar el apoyo perdido. Tres días después de las elecciones, el 9 de diciembre de 2015, el propio Nicolás Maduro afirmó en televisión: “Yo quería construir 500 mil viviendas el próximo año, yo ahorita estoy dudando pero no porque no pueda construir, yo lo puedo construir, pero te pedí tu apoyo y no me lo diste”.
¿Cómo hubiera reaccionado Hugo Chávez ante el resultado electoral adverso? Nunca podremos contestar a esa pregunta. Lo que sí sabemos es que la administración de Nicolás Maduro tomó la decisión de promover un modelo de gobernabilidad que prescindiera de la consulta a las mayorías, aunque eso significara abandonar el terreno de la democracia. Sin embargo, no era el mejor momento para el autoritarismo. Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2013, ´por primera vez, se incrementaba la pobreza en el país. La data oficial calculó en ese momento que la exclusión alcanzaba a 33,1% de los hogares del país en un año en que la inflación, según el Banco Central de Venezuela (BCV) era del 56,2%. Desde esa fecha la crisis económica continuó empeorando. 6 meses antes de las elecciones de diciembre de 2015 se calculaba que 12.170.175 venezolanos vivían en situación de pobreza. En 1997, un año antes de la primera victoria electoral del chavismo, el INE contabilizaba en 11.950.111 los venezolanos en condición de pobreza. En pocos años Nicolás Maduro desaparecía los logros sociales alcanzados por Hugo Chávez y sus políticas de gobierno se transformaban en una gran fábrica de pobreza.
En este contexto de retrocesos sociales es que se decide incrementar el autoritarismo. Pocos días después de la catástrofe electoral de diciembre 2015 se decide renovar, de manera irregular, a los jueces de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la máxima instancia de justicia en el país. En mayo de 2016 se aprueba un “Decreto de estado de excepción y emergencia económica”, la cual le confiere poderes ilimitados al presidente y pasa a sustituir, en los hechos, a la Constitución. En octubre 2016 el CNE decide interrumpir, ilegalmente, la posibilidad de la activación de un Referendo Revocatorio contra el presidente, el derecho a evaluar la gestión de los funcionarios electos por voto popular a la mitad de su mandato -un examen al que el propio Hugo Chávez enfrentó en el año 2004, logrando su ratificación-. En esa misma fecha el árbitro electoral anunció que las elecciones a las 24 gobernaciones regionales, que debían realizarse en diciembre de 2016, quedaban suspendidas indefinidamente sin presentar ningún argumento. Las dos decisiones del CNE reflejaban que el chavismo no realizaría elecciones hasta que no tuviera la posibilidad de obtener resultados victoriosos.
Hay futuro para el chavismo después de Nicolás Maduro si…
El ciclo de manifestaciones que se iniciaron en abril de 2017, en todas las regiones de Venezuela y protagonizadas por personas de diferentes estratos sociales, ratifica en las calles lo que demostraron los números electorales: Ante el agotamiento de la propuesta bolivariana y su incapacidad actual de cumplir sus promesas, la gente está demandando un cambio. En las elecciones de diciembre de 2015 el chavismo obtuvo cinco millones y medio de votos, una base electoral que, aunque se redujera a la mitad, constituye una cifra envidiada por cualquier organización partidista latinoamericana. Por ello el chavismo, aún, tendría toda la posibilidad de “reinventarse” para continuar protagonizando la vida política venezolana en el futuro. Pero para ello necesitaría dos condiciones: 1) Tener la capacidad de autocriticar sus errores y contradicciones para superarlas para reforzar, en contraparte, sus fortalezas y 2) Comprometerse a cumplir las reglas mínimas del juego democrático. Hasta el momento en que este texto se escribe, no parece haber voluntad para cumplir alguna de las dos. No obstante, algunas voces a lo interno del chavismo están comenzando a hablar en esta dirección, pero aún sin la fuerza necesaria para enfrentarse a los sectores más autoritarios de este movimiento.
El chavismo nunca fue un movimiento “químicamente puro” de izquierda, y en su seno convivieron sectores nacionalistas y conservadores. Por ello, en sentido estricto, el chavismo era uno solo con Hugo Chávez vivo, pero hay varios “chavismos” actuando en su ausencia. En su intento de mantenerse en el poder, aunque para ello deba utilizar procedimientos irregulares, el gobierno de Nicolás Maduro está dispuesto a sacrificar el mejor “legado” de Hugo Chávez: La Constitución aprobada en 1999, para promover la redacción de una nueva Carta Magna de manera fraudulenta, y que además no cuenta con los consensos que sí había durante el primer año del bolivarianismo en el poder. Paradójicamente, quienes hoy defienden la vigencia de esa Constitución son quienes adversan al proyecto que posibilitó su materialización. Si el chavismo permitiera una transición política, avalada por sus sectores más democráticos, el andamiaje institucional de partida para la reconciliación del país sería precisamente el Estado democrático y social de Derecho y Justicia delineado en 1999, que incluye mecanismos participativos y protagónicos a favor de las mayorías, que hoy es defendido por igual por chavistas y antichavistas.
Sin embargo, estas dos posibilidades -Que un chavismo renovado pueda continuar protagonizando en un futuro el panorama político venezolano y que el modelo de país presente en la Carta Magna de 1999 sea la base para la reconstrucción- sólo ocurrirán si la izquierda internacional abandona su silencio -cómplice en algunos casos, ignorante de la situación en la mayoría- ante la degradación de lo que alguna vez fue una esperanza para millones de venezolanos. Nicolás Maduro, y la élite cohesionada en su entorno, son los sepultureros del bolivarianismo como movimiento político, como ha expresado en solitario quienes hoy se identifican dentro del país como el “chavismo crítico”. La opinión de los intelectuales revolucionarios y de izquierda, así como de los movimientos sociales progresistas de la región, es clave para comunicar que hay mucho chavismo después de Nicolás Maduro si deciden: 1) No inmolarse en la conservación del poder y 2) Intentar pensar en las estrategias democráticas para recuperar, en el futuro, la capacidad de hablarle a las mayorías, como alguna vez la tuvieron en su mejor momento. (Publicado en el blog de WOLA, en inglés)


Comic: 1era Rebelión Popular del siglo XXI en Venezuela
La gente de Comics de la Rebelión, una de las tantas iniciativas de protesta creativa que han aparecido en Venezuela, han realizado una adaptación del pronunciamiento de Provea “Somos protagonistas de la primera rebelión popular del Siglo XXI en Venezuela”. Ha quedado increíble
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June 8, 2017
Malaventura, Boaventura
Rafael Uzcátegui
En un reciente texto, “Mi posición sobre Venezuela”, el intelectual portugués Boaventura de Sousa Santos intenta justificar su adhesión a un documento internacional que pide el fin a la violencia en nuestro país. Un texto que ha roto el silencio dentro del progresismo internacional sobre las protestas iniciadas el 1 de abril y que ha sido duramente criticado, entre otros, por la llamada “Red de Intelectuales y artistas en defensa de la humanidad”.
Uno podría pensar que, al generar grietas en la monolítica opinión de la izquierda internacional sobre el gobierno de Nicolás Maduro, en el marco de su debilitamiento, se debe agradecer estas expresiones. Sin embargo, la opinión de Santos resta más que suma. Incluso, enrarece aún más la comprensión de lo que sucede ahora en las calles venezolanas.
En el texto de una cuartilla, firmado el 01 de junio, de Sousa afirma: “Las cosas no van bien en Venezuela debido a una intervención grosera del imperialismo norteamericano”. Esta idea, básica en su texto, la reitera cuando explica la razón de sus adhesiones: “Lo importante del documento es la búsqueda de una convergencia mínima: parar la violencia en la calle a modo de impedir la intervención militar estadounidense que está en preparación”. En orden de importancia la segunda idea del texto es criticar cuando “los procesos transformadores no van bien” y los “errores de los líderes políticos en tiempos recientes”, sin decirnos cuáles. La tercera es defender a intelectuales criollos como Edgardo Lander y José Quintero Weir, que según ya no cabrían en lo que la revolución boliviariana se habría transformado.
De Sousa pide que se respete “las otras maneras de estar” en la revolución bolivariana – Lander y Weir-, pero el detalle es que niega la propia posibilidad de alteridad, de ser bajo el libre albedrío democrático cualquier otra cosa. Según su razonamiento la única manera correcta de existir en Venezuela es bajo la identidad “revolucionario bolivariano”, pues cualquier subjetividad alternativa o disidencia estaría, indefectiblemente, al servicio del imperialismo norteamericano y allanando su desembarco inminente. Entre esta opinión y la de Atilio Borón hay un continuo. El argentino es más honesto en pedir, sin ambages, la ofensiva militar del Estado contra los manifestantes. Pues ¿qué otra cosa queda ante la infantería civil de los marines estadounidenses? El texto de Sousa es contradictorio hasta con sus defendidos: Si ellos han decidido presentarse bajo una identidad divergente de “revolucionario bolivariano”, ¿No estarían haciéndole carantoñas, igualmente, al Tío Sam? ¿Por qué Weir sí y no, por ejemplo, Juan Carlos Pernalete?
Los rebeldes de un futuro, afortunadamente cada vez más próximo, harán suya la proposición: “Dime donde hay abuso de poder y te mostraré cómo lo rechazo”, alejados de cierto sectarismo que no permitió pensar, en toda su extensión, a esta intelectualidad. @fanzinero (Publicado en Tal Cual)


Venezuela: De la protesta a la indignación no violenta
Rafael Uzcátegui
Durante el mes de abril Venezuela experimentó otro ciclo de protestas en el que, a pesar de las continuidades con respectos a ciclos de movilización anteriores, reflejaba importantes novedades. Para efectos analíticos vamos a contrastar lo que sucedió recientemente con lo que pasó en el año 2014. Para ello utilizaremos las categorías del sociólogo español Manuel Castells, para ubicar ambas dentro del tipo de acciones colectivas que se han venido desarrollando en diferentes partes del mundo en los últimos años.
Indignación y esperanza en red
Tras la publicación de su trilogía “La Era de la Información” (Siglo Veintiuno Editores, 1999), el científico social catalán Manuel Castells fue calificado como el Max Weber de nuestro tiempo. La obra analizaba los cambios en la economía, sociedad y cultura en el mundo tras la caída de la Unión Soviética, la expansión del capitalismo globalizado y la masificación de las tecnologías digitales de comunicación. Luego, enfocó su interés en el desarrollo e impacto de internet en las relaciones y comunicaciones entre las personas y, especialmente, en sus maneras de organizarse. De este esfuerzo de comprensión apareció “Comunicación y poder” (Alianza Editorial, 2009) y “Redes de indignación y esperanza” (Alianza Editorial, 2012). En este último texto analizaba movimientos como Occupy Wall Street, los indignados españoles o la Primavera Árabe, haciendo un inventario de sus características comunes:
Otra notable diferencia es el contexto en el que se realizan. En 2017 tenemos un gobierno que, tras sustituir la Carta Magna, erosionar la Asamblea Nacional y suspender indefinidamente el derecho a la participación electoral, se transformó en una dictadura.
1) Están conectados en red de numerosas formas: El uso de Internet y las redes de comunicación móvil es fundamental, incluye redes sociales online y offline, así como redes sociales ya existentes y otras formadas durante las acciones del movimiento.
2) Comienzan en las redes sociales, pero se convierten en movimiento al ocupar el espacio urbano, ya sea mediante la vigilia permanente de plazas públicas o por las manifestaciones continuadas.
3) Son locales y globales a la vez: Empiezan en determinados contextos, por sus propias razones, pero también son globales porque están conectados con todo el mundo, aprenden de las experiencias de los demás y se inspiran en ellas para movilizarse.
4) Son espontáneos en su origen, desencadenados por una chispa de indignación relacionada con un acontecimiento concreto o bien porque han llegado al límite de repugnancia ante el comportamiento de los gobernantes.
5) Son virales siguiendo la lógica de las redes de Internet. Esto no es sólo por el carácter viral de la difusión de los propios mensajes, sino por el “efecto contagio”: Ver y oír las protestas en otros sitios, incluso en contextos distantes y culturas diferentes, inspira la movilización porque dispara la esperanza en la posibilidad de un cambio.
6) La transición de la indignación a la esperanza se consigue mediante la deliberación en el espacio de la autonomía. La toma de decisiones se produce en asambleas y comisiones. De hecho, suelen ser movimientos sin líderes. No por falta de candidatos, sino por la desconfianza de la mayoría de los participantes hacia cualquier forma de delegación de poder.
7) Las redes horizontales multimodales dan lugar a la “unidad”. La unidad no es comunidad porque ella supone un conjunto de valores comunes, y éste es un trabajo que todavía se está haciendo en el movimiento, ya que la mayoría de la gente llega a él con sus propias motivaciones y objetivos, dispuesta a descubrir posibles puntos en común en la práctica del movimiento.
8) Son altamente autorreflexivos: Se interrogan constantemente sobre sí mismos como movimientos y como individuos sobre quiénes son, qué quieren, qué tratan de conseguir, a qué tipo de democracia y sociedad aspiran y cómo evitar las trampas y dificultades de tantos movimientos que han fracasado.
9) Estos movimientos son raramente programáticos.
2014, el año de la protesta descentralizada
No se había cumplido un año del arribo al poder de Nicolás Maduro cuando era evidente que su gestión no contaba con dos propiedades que sí tuvo Hugo Chávez. En primer término, una frágil legitimidad, a lo interno del universo bolivariano debido a la ausencia de autoridad sobre todos sus componentes. A lo externo a causa del escaso margen de diferencia, apenas el 1.7%, con el que había ganado la primera magistratura y que lo obligaba, según el sentido común, a promover un gobierno de entendimiento. Al apelar al estilo confrontacional y sectario que había dado dividendos políticos a Hugo Chávez, Maduro erosionó su débil legitimidad de origen, estimulando así la conflictividad.
La segunda dimensión ausente en Maduro era la abundancia de que caracterizó la gestión del “zurdo de Sabaneta”. Según datos del BCV al cierre del 2013 la inflación anual era de 51,5%, remontando 12 meses después a 68,5%. El retroceso de los precios del petróleo ocasionó no sólo el estancamiento de las “misiones”, sino también la desinversión en las empresas estatales, ocasionando importantes fallas en los servicios de electricidad, gas doméstico y agua en las ciudades del interior. Por otra parte, el desmantelamiento de las redes de distribución como PDVAL y MERCAL, así como la disminución de la cantidad de alimentos comprados a otros países, paradójica base de la política de “seguridad alimentaria” del Estado, provocó la aparición de los primeros síntomas de escasez y desabastecimiento de productos de la canasta básica del venezolano. Al privilegiar el abastecimiento y los servicios para Caracas las colas, apagones, fallas de agua y de bombonas de gas eran la cotidianidad para el resto del país.
Por tanto, la depauperización de la vida cotidiana en las ciudades del interior generó que el movimiento de protesta del año 2014 se generara de las márgenes al centro y que después del 12 de febrero las movilizaciones fuera de la capital fueran tan importantes como las que ocurrían en Caracas. Esto era novedad para un país de tradición centralista y presidencialista. El detonante, la chispa de indignación relacionada con un acontecimiento concreto: el asesinato de la actriz Mónica Spears. Las primeras protestas en San Cristóbal, comienzos de febrero, denunciaban el intento de violación de una estudiante universitaria.
De las 9 características de Castells las protestas del 2014 cumplen 8: Comenzaron en redes sociales y realizaron manifestaciones continuadas, conectadas en redes de numerosas formas. Eran locales y globales a la vez, pues los manifestantes replicaban las estrategias de otras latitudes, y luego lo que pasaba en otras ciudades, siguiendo la lógica viral de redes. Aunque se acusó a los partidos políticos de “La Salida”, lo cierto es que la represión a las primeras protestas generó una espiral de indignación, al cual se incorporaron las organizaciones partidistas más movimientistas. La gente se encontró en la calle por una diversidad de razones, en una “unidad” de acción que no era programática ni fruto de un acuerdo ideológico. También fue un movimiento sin líderes, donde había desconfianza hacia la representación política tradicional.
La característica que no se cumplió fue la auto-reflexividad, debido al vértigo de los acontecimientos, a pesar que se realizaron asambleas de ciudadanos, sin reflexionar “las trampas y dificultades”, que fueron usadas por el gobierno para desgastarlo y criminalizarlo.
2017: De la indignación a la rabia popular
En el 2014 las denominadas “guarimbas”, según los datos recopilados por las ONG, no fue la estrategia mayoritaria de los manifestantes, pero sí la que obtuvo más centimetraje de prensa. La “guarimba”, una estrategia potencialmente confrontativa en territorios considerados como seguros por los manifestantes -similar a la usada por los “encapuchados” en la década de los 80´s y 90´s en universidades públicas- fue parte de las 21 estrategias de protesta, una diversidad que buscaba expresar insatisfacción con la gestión de gobierno. Tres años después, los dos principales mecanismos usados, la marcha y la concentración, deseaban reflejar otro valor: la cantidad. La razón era simple: La internalización de la indignación, tras los resultados de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, de ser mayoritaria.
Otra notable diferencia es el contexto en el que se realizan. En 2017 tenemos un gobierno que, tras sustituir la Carta Magna, erosionar la Asamblea Nacional y suspender indefinidamente el derecho a la participación electoral, se transformó en una dictadura. La crisis económica no solamente llegó a Caracas, sino que se profundizó dramáticamente. La conocida como “dieta de Maduro” generó un movimiento de protesta policlasista, mientras que en el 2014 era parcial, y sólo en algunos estados con incorporación de sectores populares. Si bien se mantenía la movilización en todos los estados del país, tanto en ciudades como en algunos pueblos, Caracas recobraba el protagonismo mediático de las jornadas. En la capital las expresiones de descontento, incluyendo marchas, ocurrieron en el municipio Libertador y el oeste de la ciudad, desterritorializando la polarización impuesta durante muchos años.
En esta oportunidad ocurre una mayor auto-reflexividad, generada por el aprendizaje acumulado. Como afirmó la Fiscal, la mayoría de las protestas se mantuvieron dentro de la no violencia, algo que también se podía indicar para el 2014. El reconocimiento -de una institución que tres años antes repetía la narrativa oficial- provenía por el tipo de imágenes generadas y difundidas por las multitudes. Si el “guarimbero” había sido el símbolo de aquellos días, más recientemente el desnudo y la señora mayor frente a las tanquetas fueron los íconos que dieron la vuelta al mundo. Las movilizaciones intentaban forzar al gobierno a definir un cronograma electoral, porque los manifestantes estaban seguros de contar con la mayoría de los sufragios.
En el 2014 las manifestaciones contaron con una cobertura parcial de los medios de información, siendo el tuit con imágenes el mecanismo privilegiado para divulgar por internet. En el 2017 la hegemonía comunicacional invisibilizaba las protestas, por lo que el uso de redes sociales es mucho más intenso: A Twitter se sumaban transmisiones por Periscope, videos y mensajes de voz por Whatsapp.
La ofensiva contra el Parlamento logró que los diputados aprovecharan la oportunidad para recomponer su relación con sus bases de apoyo, participando en las protestas y sufriendo como el resto las consecuencias de la represión. Sin embargo, por nuestra experiencia en las movilizaciones, la relación es dialéctica y no unidireccional. Los asambleístas eran obligados por la indignación popular a mantenerse en la calle, y cuando este texto se cerraba, improvisando convocatorias para no ser desbordados por el descontento, que a pesar de las amenazas gubernamentales no cesaba su deseo de permanecer movilizado. (Publicado en la revista SIC)


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