Andrés Accorsi's Blog, page 247
October 15, 2011
15/ 10: ALINA Y AROLDO Vol.1

El mes pasado le dimos muchísima bola a la historieta argentina y aún así quedan varios lanzamientos del último invierno por reseñar. Uno de ellos es este recopilatorio de Alina y Aroldo, la historieta de Max Aguirre que sale todas las semanas en Billiken.
A diferencia de lo que vimos en Fuerza Mosca, la gente de Pictus decidió mantener esta historieta en su formato cuadrado, tal como se publica en la Billiken, que –andá a saber por qué- genera historietas en cajas cuadradas. Pictus ya tenía un comic en este mismo formato (el de Fede y Tomate, que reseñamos el 23/3 de este año) y Alina y Aroldo calzó justo ahí, sin agregarle ni sacarle nada.
Lo que más llama la atención es la cantidad de dibujo que hay en cada página. Muchísimas de las 44 páginas que reúne este libro tienen cuatro tiras de viñetas y cada tira tiene a su vez unas cuantas viñetas, o sea que vienen bien cargadas. Hay páginas más tranqui, donde hay menos texto y cuadros más grandes, pero en la mayoría del librito se ve un esfuerzo muy notorio de Max Aguirre por meter mucha información, mucho texto, hacer avanzar mucho el relato que iba hilvanando semana a semana. Por suerte, el autor opta por un dibujo clarito, sencillo, con pocos fondos, con un trazo menos vigoroso que el que muestra en Jim, Jam & el Otro. El dibujo está claramente pensado para acompañar a la historia, no para eclipsarla, y eso es bastante infrecuente en la historieta infantil, donde muchas veces no hay textos, o hay, pero son mínimos y con poco peso en el desarrollo de las tramas. Incluso buena parte del humor de la serie es un humor verbal, no físico, lo cual también es raro en la historieta infantil.
Acá hay algo así como una saga inicial, que abarca las primeras 30 páginas. Ahí conocemos a los personajes, se genera el contrapunto entre los protagonistas y hay un primer conflicto a resolver, para lo cual Alina y Aroldo se embarcan en un viaje que dura varias páginas y en el que se suman más personajes al elenco. Resuelto ese arco argumental, Max opta por las historias autoconclusivas, breves situaciones ya menos aventureras y más humorísticas, que se resuelven en pocas viñetas y no se continúan en la página siguiente. Por supuesto, si sos fan de las sagas más ambiciosas, más elaboradas, te va a gustar más el principio que el final del librito. No sé si esta etapa "sitcom" es apenas un paréntesis entre una aventura más larga y la siguiente, o si la serie se convierte definitivamente en lo que se ve en las últimas páginas de este tomito.
Lo que está claro es que Max Aguirre da cátedra de versatilidad y logra muy buenos resultados en un registro que no se parece en nada al que le conocíamos los seguidores de su tira en La Nación o sus historietas en Fierro. Con humor, fantasía, algo de romance y mucha magia, este referente ineludible de la historieta argentina actual le propone a una nueva generación de lectores agarrar para otro lado, jugar a otra cosa, imaginar otros mundos llenos de duendes, dragones, escobas que vuelan y gatos que hablan. Y lo hace con el mismo talento que nos regala a los grandes en sus otros trabajos. Una vez más, estamos ante un comic que podés comprar para regalarle a un niño y quedar como un duque, pero que además podés leer vos (aunque sea de keruza) para divertirte un lindo rato.
Published on October 15, 2011 19:10
October 14, 2011
14/ 10: EL SEÑOR SPARTACO

Il Signore Spartaco (que así se llamó esta historieta cuando se publicó por primera vez, en Italia, en 1983) marca un quiebre en la carrera del genial Lorenzo Mattotti. Es su primera historieta a color, es la primera con guión propio y la publica después de cuatro años de no producir historietas. O sea que acá Mattotti vuelve a empezar, se reinventa como autor de historietas y prueba un montón de cosas nuevas, que hasta entonces no había explorado.
Lo más llamativo es el guión. De trabajar con temáticas realistas, con bajada de línea y compromiso social, Mattotti pega el volantazo y nos cuenta una historia que es básicamente un sueño, un delirio, en la que la realidad tiene un ínfima injerencia. Spartaco sigue la lógica de un sueño: el protagonista agarra para un lado pero va para el otro, se mezclan recuerdos muy vívidos de su infancia y su juventud con cosas absolutamente limadas e inverosímiles, los paisajes se deforman, los personajes se metamorfosean y ese viaje en tren que Spartaco quiere emprender, nunca sucede fuera de su mente. En el medio se cuelan una especie de trama de espionaje, elementos místicos y hasta extraños personajes que comentan la "historia" desde afuera, como el coro en el teatro griego.
Para los que somos fans de los buenos guiones, este tiene gusto a poco. El único mínimamente coherente es el de las primeras 8 páginas, que Mattotti concibió como una historia corta, autoconclusiva, y a la que después continuó en un formato serial, ya sin demasiada brújula. Pero también habrá gente a la que no le calienta tanto la historia en sí. Si vos leés un poema, por ejemplo, no le pedís que te narre algo grosso. Preferís dejarte emocionar por cómo el poeta combina las palabras, los sonidos, el ritmo de los versos, las imágenes que evoca. Y Spartaco es un poco eso: poesía gráfica. Mattotti, al que siempre nos referimos como "el poeta del color", acá hizo poesía en un sentido más amplio. En el sentido de dejar volar al personaje y a la trama, sin más rumbo que la búsqueda de la belleza estética. El cambio de la temática socio-política por la lírico-genital (dibujar lo que se le cantaban las bolas) es, sin dudas, una jugada de alto riesgo, pero el otro corte que pega Mattotti impacta mil veces más.
Porque de pronto llega el color. Mattotti se aferra a su clásica grilla de tres tiras de viñetas con no más de dos viñetas por tira y no se mueve de ahí. Necesita volcar toda su creatividad en otra área que es la del dibujo a color directo, en una época en la que no existía el photoshop. Con tinta negra, lápices y crayones, el genio italiano crea un estilo nuevo, un dibujo de formas juguetonas, volátiles, que nos llevan a pasear, de los pintores vanguardistas de principios del Siglo XX a la estética pop del Submarino Amarillo a la onda más dark de José Muñoz, todo con total naturalidad. El resultado es magia en estado puro, es un dibujo que ejerce una fascinación indescriptible, que se hace eco de lo bizarro de la historia, que se juega en angulaciones raras, en iluminaciones alucinantes, en climas de gran vuelo poético y gran expresividad.
O sea que, aunque la onda onírica y caprichosa del guión no te llegue a enganchar, en Spartaco te espera un trip visual absolutamente atrapante, una maravilla gráfica que te va a deleitar los ojos, te va a transtornar la mente y te va a dejar pensando en términos totalmente distintos la relación entre la historieta y las artes plásticas. Por suerte después vendrán obras en las que Lorenzo Mattotti combinará todo este despliegue fastuoso de formas y colores con argumentos sólidos y potentes, pero Il Signore Spartaco es importante para sus fans, porque es donde el ídolo pega esos saltos al vacío tan arriesgados. Si cuando escuchás nombrar a San Lorenzo pensás enseguida en el genio de Udine, no dejes de incluir a Spartaco en tus plegarias, ni en tu biblioteca.
Published on October 14, 2011 11:10
October 13, 2011
13/ 10: HELLBLAZER: CITY OF DEMONS

Seguimos con la onda de misterio sobrenatural, pero ahora con el capo máximo de ese rubro, el Guacho Pulenta al lado del cual todos los guachos pulenta son pichis.
Esta es una saguita publicada en cinco episodios por afuera de la serie regular, a la que uno le sospecha la intención primordial de vender algo dibujado por Sean Murphy, un dibujante que había hecho dos numeritos de relleno de Hellblazer para luego pasar a otros proyectos, entre ellos Joe the Barbarian, con guión de Grant Morrison. Pero se ve que Morrison venía atrasado con la entrega de los guiones y, para que Murphy no se aburriera, le tiraron más Hellblazer. Sean Murphy, por si todavía no lo descubriste, es una bestia prendida fuego. Un dibujante completísimo, con narrativa tipo Howard Chaykin y un dibujo que mezcla al mejor Chris Bachalo (el de Shade) con el mejor Denys Cowan (el de The Question). También dibuja minitas lindísimas, en un estilo mitad Bachalo, mitad Terry Dodson. Y lo más atractivo: las texturas, las rayitas, los detalles microscópicos, enfermizos, que le dan coherencia a este dibujo demasiado bueno para Vertigo, y además le permiten amalgamar mejor las referencias fotográficas que –salvo en los seres humanos- brillan por su presencia. Pero bien, a años luz de los Juan Carlos Flicker.
Con este monstruo dibujando, el guión podía ser cualquier pelotudez y un montón de gansos nos lo íbamos a comprar igual. Pero no. Sin ser una obra maestra, el guión de Si Spencer se la re-banca. Lo mejor que tiene es el planteo: John tiene un accidente, está varias semanas hospitalizado y alguien lo estudia hasta deducir que su sangre no es normal, que está mezclada con la sangre de un demonio. ¿Qué pasa cuando otra gente empieza a recibir transfusiones de la sangre extraída a Constantine? Y, se va todo a la reconcha de la lora…
City of Demons sirve para recordarnos que John, Guacho Pulenta y todo, sigue siendo un humano ya maduro, vulnerable a cosas como que te atropelle una 4 x 4; y para indagar a fondo, casi a niveles científicos, en la relación entre el mago callejero y la sangre de Nergal que corre por sus venas. La conclusión a la que nos lleva Si Spencer no hace más que sumarle infinita chapa más al Grosso entre los Grossos. Los villanos y personajes secundarios están muy bien trabajados, no faltan los chistes groseros, hay sexo, sangre, tiros, cuchillazos y magia negra. Así que lo de Spencer (a quien descubrimos en la efímera pero ganchera The Vinyl Underground) es realmente dignísimo.
Como complemento, el TPB ofrece un cuento navideño de Hellblazer, escrito e ilustrado por Dave Gibbons, originalmente publicado en un viejo Winter´s Edge. Las ilustraciones están buenísimas. El texto me aburrió rápido, tanto cuando leí aquel Winter´s Edge como ahora. O sea que sigo sin saber cómo termina esa historia y tampoco me interesa averiguarlo.
Y no puedo boquear mucho más sin revelar detalles impactantes del guión, así que me llamo al silencio. Simplemente recomiendo City of Demons a los que todavía no se cebaron con Sean Murphy (porque supongo que sus fans ya lo tienen) y a los que quieran leer una historia de Hellblazer accesoria, desenganchada del tronco de la serie mensual, pero muy bien planteada y de fácil comprensión para el que no sigue al ídolo hace más de dos décadas y no tiene idea de cómo y por qué esta serie se mantiene con tanto power hace tantos años.
Published on October 13, 2011 14:02
October 12, 2011
12/ 10: CUENTOS DE CUCULIS Vol.2

Sigo con mi recorrida por la historieta latinoamericana actual y caigo en Bolivia para encontrarme con un artista increíble, definitivo: Alvaro Ruilova. Tal vez te suene, porque Glénat publicó esta obra en España y el libro (que trae, además de lo que viene en esta edición boliviana, una historia más de 24 páginas, que en Bolivia viene a ser el "Vol.1") se consigue sin mayor dificultad en las comiquerías argentinas. Mi consejo: comprate la edición española. No porque la boliviana sea chota, para nada, sino porque la española trae más material. Ahora, si sos boliviano (o boliviana), ponete las pilas y apoyá a las editoriales de tu país, no a los avechuchos que se hacen ricos importando saldos.
A lo largo de 44 páginas a todo color, Ruilova nos cuenta un cuento titulado El Partido de la Oscuridad, una trama de misterio sobrenatural que gira en torno a un partido de futbol. También habla de la inocencia (y la chapa) de los niños, de la estupidez de los adultos y de lo fácil que es para los jóvenes pasarse por el orto y dejar que se haga pedazos lo que construyeron los viejos pensando en el futuro. La falta de respeto al legado, al que nos precedió, es un elemento clave en esta historia, pero sólo si leés entre líneas. Si no, es todo una gran excusa para un picadito en el que Wally y sus amigos (vagos, borrachines, cuasi-marginales a los que todo les chupa un huevo) se enfrentan a un equipo de seres espectrales que parecen momias, esqueletos o fiambres a medio resucitar. Por supuesto están en juego las almas, y por supuesto los muchachos van a perder, en parte porque los espectros tienen poderes y en parte porque son unos muertos de frío. Pero al final pasará algo impredecible y alguien salvará las almas de esa pandilla de losers.
Como en cualquier historieta urbana, de chicos que arman picados en la canchita del barrio y toman birra, El Partido de la Oscuridad tiene su espacio para la comedia costumbrista, un registro que Ruilova maneja con gran solvencia. Esto, combinado con la emoción de los partidos y con el elemento sobrenatural, termina de armar una atmósfera muy ganchera, que te mete rápidamente en la trama y que termina de cerrar, de cuajar, cuando se cuela el drama, cuando la cosa se pone realmente dark. Ruilova desarrolla bastante a tres personajes muy distintos entre sí y los tres resultan creíbles, con sus defectos y virtudes. Lo único medio torpe son los diálogos, que son buenos, pero se leen con dificultad porque faltan muchísimos signos de puntuación y abundan las faltas de ortografía. Una pena que nadie haya chequeado los textos antes de publicarlos. Y una pena también la tipografía elegida para casi todos los diálogos, que se ve anticuada y sin onda.
El resto de la faz visual es impecable. Ruilova dibuja obscenamente bien, en un estilo muy personal, con una expresividad explosiva al borde del grotesco, integra muy bien la referencia fotográfica, colorea como los dioses, mete las texturas y los efectos de photoshop con gran criterio y cuando rompe la clásica grilla de tres tiras con dos o tres viñetas por tira, logra momentos muy impactantes.
No se puede contar mucho más sin spoilear el argumento, porque son sólo 44 páginas. Pero muy sólidas, muy disfrutables. Parecen pocas, y sin embargo sobran para poner a Alvaro Ruilova entre los historietistas realmente impresionantes que tiene hoy nuestro continente, ese al que un día como hoy, pero de 1492, descubrieron los amigos europeos. Volveremos por más historieta latinoamericana.
Published on October 12, 2011 13:09
October 11, 2011
11/ 10: DC COMICS PRESENTS NIGHT FORCE

Es raro lo que hizo DC con esta serie. De tenerla barrida abajo de la alfombra, pasó en muy poquito tiempo a reeditarla en dos formatos, tal vez para avechuchear con la muerte de Gene Colan, y la necro-chapa que generaron los cientos de (merecidísimos) homenajes al maestro. Lo cierto es que los primeros cuatro números salieron en un TPB para pobres, y al toque salió la serie completa en un libro más lujoso, creo que un Omnibus. Adiviná cuál se compró el croto que escribe este blog…
Lo primero que llama la atención (además del color vomitivo, un clásico en los comics pre-Image) es que, para ser de 1982, Night Force se mantiene bastante actual. Te das cuenta de que es viejo por la ropa, los autos, esas boludeces. Pero se lee bastante parecido a los comics más actuales. No está sobre-explicado, no se recapitula en cada episodio lo sucedido en el anterior (hay menciones, pero sutiles) y la verdad es que, si bien Marv Wolfman metía mucho más texto por página del que se usa hoy, al lado de los X-Men de Claremont esto es historieta muda, como el Pinocchio de Winshluss que vimos ayer.
Yo, que no tenía la menor idea de para dónde iba esta serie (efímera, por cierto), creía que todo giraba en torno al enigmático Baron Winters, ese que tiene bastante chapa en un numerito de Swamp Thing de Alan Moore. Pero no: Winters es apenas uno de los protagonistas, y no precisamente el que más aparece, ni al que más se calienta por desarrollar la dupla autoral. A Wolfman parece interesarle más Jack Gold, periodista jodido, cabezadura, grosero, divorciado, al que le costó un huevo derrotar al alcoholismo y ahora fuma un pucho atrás de otro. Con todos sus defectos, Gold es lo más parecido a un "héroe" que tiene la serie. Y después están el parapsicólogo Donovan Caine (un poco para explorar la arista "científica" de los extraños sucesos que presenciamos) y –esto es MUY fumado- al igual que en su insuperable Tomb of Dracula, Wolfman y Colan meten a una nieta de Abraham Van Helsing, que esta vez no se llama Rachel sino Vanessa. Por ahora, Vanessa es el personaje menos explorado, casi un artefacto que pasa de mano en mano, pero con poquísima personalidad, porque está siempre drogada, en trance o desmayada.
Este primer tramo de la serie se las ingenia para presentar un montón de elementos misteriosos, cercanos al género del terror, pero mostrados y explicados de modo más realista, más como "fenómenos paranormales". La trama, además de un par de buenos personajes, incluye espionaje, runfla política, unas cuantas muertes bastante truculentas y una leve cuota de erotismo, por ahí jugada para lo que se publicaba en EEUU en 1982, pero 100% light para los standards actuales. Y la verdad es que la mezcla funciona. Desde el principio queda clarísimo que Wolfman no quiere hacer una secuela ni un clon mínimamente disimulado de Tomb of Dracula (a pesar de la nieta de Van Helsing). La onda es crear suspenso mediante un misterio más complejo, más creíble, menos obvio que la hipnótica e infinita lucha de Dracula contra Quincy Harker y sus amigos. El resultado es –por ahora- sumamente promisorio.
Y por supuesto, Wolfman juega con 40 anchos de espada en el mazo, porque tiene de dibujante al glorioso Gene Colan, con quien trabajó mil años y con el que (como con George Pérez) se leían la mente. Falta el mítico Tom Palmer en tintas, pero está Bob Smith, que no entorpece para nada el lucimiento del prócer, de esas figuras dinámicas, esas puestas en página jugadas, esos rostros super-expresivos, esos climas ominosos, esas angulaciones zarpadas, todas esas cosas que hicieron inmortal a Gene "the Dean". La que sí conspira para hacerlo mierda (y por momentos lo logra) es la colorista (y en aquella época esposa del guionista) Michelle Wolfman, verdulera irredenta que merece ir en cana por los imprescriptibles delitos que cometió contra el dibujo de Colan.
Con 96 páginas ya fagocitadas, asciendo a Night Force del rubro "bizarreada ochentosa" al de "clásicos semi-ocultos". Y si en el broli que trae la serie completa las historietas están recoloreadas, lo empiezo a mirar con cariño.
Published on October 11, 2011 16:27
October 10, 2011
10/ 10: PINOCCHIO

Nah, nos fuimos a la mierda, mal. Te pido un favor: hacé click en la etiqueta de Winshluss y releete la reseña de Smart Monkey (está también en la pag.35 del segundo tomo del libro). ¿Listo? Gracias, así me ahorro de repetir un montón de cosas.
Pinocchio es el magnum opus de Winshluss, el trabajo con el que se cansó de ganar premios, con el que ascendió definitivamente al Olimpo. El planteo es tan bueno que hasta los mediocres le sacan buen rédito: una nueva versión, más moderna, dark y zarpada del clásico cuento de Carlo Collodi. El Pinocchio de Winshluss es un niño robot, una especie de Astroboy, pero con armas destructoras escondidas hasta en las pelotas. Y sí, está Geppetto, está Pepito Grillo, y en algún momento se tienen que escapar de adentro de una especie de ballena. No hay muchas más coincidencias con la versión más popular, la de la peli de Disney, que tiene a su vez varios cambios respecto del original de Collodi.
Esta versión se regodea en la violencia, la crueldad y la abyección moral, con un humor maligno, efectivo y sutil, como los buenos venenos. Como en Smart Monkey, el autor recurre a los diálogos sólo cuando son imprescindibles. La inmensa mayoría de la novela (154 de las 183 páginas) está contada sin textos y Winshluss recurre a su magistral manejo de la narrativa y del lenguaje del comic para meternos en un festival de muerte, corrupción, sexo, droga, mutilaciones, maldades varias y palos contra todas las instituciones habidas y por haber: la religión, el ejército, la familia, la mega-corporación que esclaviza a sus trabajadores, los intelectuales, la cana… Acá no hay buenos, excepto los animalitos y el pobre Pinocchio, que se limita a cumplir órdenes.
El guión es realmente maravilloso, pero lo más impactante es cómo está contado. Cómo arma las secuencias Winshluss (muchas veces como mini-historietas dentro de la historieta mayor), dónde mete esas splash-pages majestuosas, cuándo elige mostrar la historia desde el punto de vista de Pepe Grillo (que acá es Cucaracha, pero bue…), cómo entreteje las historias de un montón de personajes importantes (Wonder, Blancanieves, el detective Bob Javer, el propio Geppetto). Eso es magia pura. Incluso por momentos tira secuencias con personajes que hasta ese punto no habíamos visto, dibujadas incluso en otro estilo, y decís "¿Qué es esto? ¿Metió una historieta que no tiene nada que ver con Pinocchio en medio de la novela?". No. Bancá, que todo se conecta, y de modos totalmente impredecibles.
Y al mejor estilo UCR, me contradigo con lo que dije en el párrafo anterior. En realidad, lo más impactante es el dibujo, o cómo Winshluss cambia de estilo de dibujo en cada secuencia y siempre se mantiene en un nivel devastador. La mayoría del libro está dibujado en un estilo que mezcla lo más finoli de Robert Crumb con lo más cabeza y expresionista de Philippe Vuillemin, pero con mejor narrativa. Para las splash-pages, Winshluss pela un estilo más pictórico, de enorme belleza plástica, con mucha menos presencia de la línea negra del plumín. Las secuencias de Pepe Grillo son en blanco y negro, y dibujadas en línea chunga, a los pedos, en un estilo mezcla entre Ernán Cirianni y John Kricfalusi. Y después hay secuencias dibujadas sólo a lápiz, momentos en los que pinta una onda medio Peter Kuper (otro maestro a la hora de narrar sin textos), una secuencia que recuerda a Diego Parés… Fijate que estoy nombrando a un montón de Monstruos Sagrados del Dibujo, como para hacerte una idea de la calidad que tiene la faceta visual de la novela. Y todo lo que yo diga es poco. Te aseguro que cuando la veas (si no lo hiciste ya), te vas a caer de ojete, mal.
El Pinocchio de Winshluss no sólo es Historieta Perfecta. También es Historieta Obligatoria. Pocas veces vamos a volver a ver un trabajo tan completo, de un tipo que entienda y explote con tanto talento toda la gama de recursos expresivos de la historieta, y que además lo haga para hacernos cagar de risa, para atraparnos y corrompernos con una trama de humor negro, desbordada de irredimible mala leche, con el encanto del cuento de hadas, pero tres días fuera de la heladera. Esto es realmente increíble y es menester agradecerle a la editorial yanki Last Gasp, que lo editó a un precio sumamente accesible, sin mezquinar en lo más mínimo en la calidad del papel, las portadas, etc. Un lujo, una maravilla, un placer, un hito jodido de superar.
Published on October 10, 2011 15:59
October 9, 2011
09/ 10: KRYPTONITA

Desde que empecé este blog, y por lógicas cuestiones de tiempo, mi relación con las otras artes cambió bastante. Al cine directamente renuncié. Desde Enero de 2010 hasta hoy fui tres veces al cine y, fuera de eso, habré visto otras… ocho películas, en micros o aviones, nunca en mi casa ni en casas de amigos. Con la literatura, en cambio, me cuesta más dejarla y siempre termino por hacerme un huequito para leer alguna novela, aunque sea de a cachitos, en los subtes o los bondis. Hoy, una novela se coló en un blog de comics…
A Leonardo Oyola lo conocí por su novela Siete y el Tigre Harapiento, un policial urbano, lumpen y 100% argento, que tiene no pocas referencias al álbum homónimo, fundamental en la discografía de Duran Duran (Seven and the Raggedy Tiger, 1983). Después leí otra novela suya, Santería, y más tarde me enteré de que Oyola es muy amigo de mi amigo y referente Max Aguirre. Max me contó acerca de la pasión de Oyola por el rock & pop de los ´80, de sus hábitos noctámbulos y hasta me enumeró la lista de boliches que solía frecuentar, tan parecida a la de los que frecuento yo, que seguramente nos habremos cruzado mil veces. Pero nunca nos conocimos personalmente, ni por mail, ni nada.
Imaginate mi sorpresa cuando me compro su libro nuevo y resulta ser 100% comiquero. Kryptonita es un Elseworlds, en el que la navecita kryptoniana no cae en Kansas, sino en una villa del partido de La Matanza, cerca de Isidro Casanova, en 1970. Adoptado por una pareja local, el bebé kryptoniano crece hasta convertirse en Pinino, alias Nafta Súper, alias "el Super", capo de una banda de chorros famosa en toda La Matanza. Súper tiene una ese en el pecho, una cicatriz escarada. Y muchos poderes, sobre todo cuando pega el sol. Su novia se llama Lu, su principal enemigo, el Pelado. Incluso murió peleando contra un monstruo blindado en un tremendo combate fechado, oh casualidad, el 13 de Noviembre de 1992 (el día que salió a la venta la Superman n° 75). El monstruo era un GEO, un comando policial sangriento, y ambos parecieron morir, pero ambos volvieron de la muerte.
La banda de Nafta Súper está integrada por el Señor de la Noche (el más hábil y el único que no usa armas de fuego), Juan Raro (que se hace invisible, tiene poderes mentales y se paraliza frente al fuego), Lady Di (una travesti con estrellas tatuadas en todo el cuerpo), Ráfaga (el rápido de la banda, con buzo y capucha rojos), el Faisán (un morocho grandote con un anillo verde que emite energía) y la Cuñataí Güirá, una chica paraguaya con alas tatuadas en la espalda. Además de esta especie de Justice League Villa, tenemos a un tipo pelirrojo, con un mechón blanco, que recita un conjuro y se transforma en un demonio de piel amarilla y capa azul, que habla en rima. Y si los buscás muy finito, también están el Joker, la Reina Hipólita, Lana Lang… un montón.
Obviamente, Oyola hizo los deberes. Pero lo más loco es que ninguno de estos personajes se come la historia. Lo más cercano a un protagonista es un médico de guardia del Hospital Paroissien, donde transcurre el grueso de la trama. El autor interrumpe esta trama en los momentos justos para contarnos el pasado, las vidas de estos tipos y minas, y todas tienen guiños a las vidas de otros personajes que seguramente conocés. Además de nutrirse de la mitología heroica de DC, Oyola aprovecha a full el contexto histórico: Nafta Súper "nace" en 1970 y crece en los ´80. Eso le da al autor la chance de insertar con gran criterio miles de referencias ochentosas, desde Carozo y Narizota hasta Alphaville y Modern Talking, la novela está llena de referencias a la cultura popular de los ´80 y –en menor medida- los ´90. Y como en sus trabajos anteriores, Oyola sorprende con su manejo y comprensión de los códigos de las villas, de los barrios pobres del Conurbano, que son fundamentales en esta trama de aguante y marginalidad.
Kryptonita te propone, además de una mirada nueva sobre el clásico tema de "superhéroes en el mundo real", un relato ágil, intenso, con bastante humor, acción, y esa sensación melancólica, esa ficha que le va cayendo a Nafta Super y que le dice que él está ahí, pero no es de ahí, no es lógico que esté ahí, y mientras esté ahí, su vida y la de sus seres queridos va a ser un kilombo atrás de otro. No sé cómo le pegará Kryptonita al lector que no caza las analogías, pero a mí, con el correr de las páginas, se me fue haciendo cada vez más difícil no imaginarme al mundo que pinta Oyola dibujado por Dan Jurgens. Y decí que debe ser casi imposible de traducir, que si no me encantaría que la leyeran los guionistas yankis que escriben a Superman o la JLA, a ver qué opinan…
Published on October 09, 2011 14:41
October 8, 2011
08/ 10: EL PREVIEWS DE DICIEMBRE

Esto ya no funciona como anticipo de títulos que vamos a ver reseñados en el blog, porque es todo material que va a salir en EEUU –con suerte- en Diciembre. Pero por ahí sirve como orientación para descubrir merca interesante y encargársela a algún dealer o comiquería de confianza.
Veamos: Marvel salió a matar y me mató. Por fin sale en softcover el primer recopilatorio de DEADPOOL MAX, con el mega-equipo creativo de Dave Lapham y Kyle Baker. Son 144 páginas por u$ 20, medio ladri, pero a esos autores no se les puede decir que no.
También sale el último tomo de la FANTASTIC FOUR BY WAID & WIERINGO ULTIMATE COLLECTION, con 11 episodios (256 páginas) a módicos u$ 25. Adentro, de una.
El mes pasado se ofreció un Essential de guerra y ahora van por uno de western: el ESSENTIAL RAWHIDE KID VOL. 1. Y en este creo que me anoto, porque además de Stan Lee, hay dibujantes grossos como Jack Kirby, Joe Sinnott, Jack Davis y Gene Colan. Más un par de muertos, claro, pero el paquete global (496 páginas por u$ 20) me cierra bastante.
Y si me sobrara la guita, también me pediría el WOLVERINE BY GREG RUCKA ULTIMATE COLLECTION, un mega-broli de 448 páginas, que por sólo u$ 40 te ofrece 19 comic-books, dibujados en su mayoría por Darick Robertson y Leandro Fernández. Y escritos por un grosso como Rucka, lo cual lo hace atractivo a pesar de Wolverine.
Dark Horse publica el HELLBOY VOLUME 12: THE STORM AND THE FURY, que cierra la epopeya escrita por Mike Mignola y dibujada por Duncan Fegredo. Son 176 páginas con mucho olor a gloria, así que los u$ 20 se pagan sin chistar.
DC saca un TPB para pobres que por míseros u$ 8 te ofrece un montón de historias cortas de la LEGION OF SUPER-HEROES escritas por Geoff Johns. Es todo material reciente, pero no lo leí. Vamos a ver qué onda.
También arranca con una nueva reedición de CATWOMAN de Ed Brubaker, que es alucinante. Pero el Vol.1 vale u$ 30, y además de lo de Brubaker (los back-ups de DETECTIVE COMICS #759-762 y los primeros 9 números de la gata) me encajan SELINA´S BIG SCORE, la novela gráfica de Darwyn Cooke, que es lo más, pero ya la tengo. No sé qué hacer… sobre todo porque la recopilación anterior de la serie de Catwoman era floja y difícil de conseguir…
Se viene un SHOWCASE del SPECTRE, con bocha de material de los ´60 y ´70. Toda la parte de ADVENTURE COMICS la tengo en revistas, pero me chupa. Ya las haré guita. Son 592 páginas por u$ 20, una oferta imposible de rechazar.
Vertigo me ofrece el Vol.4 de SWEET TOOTH y el Vol.5 de THE UNWRITTEN. Uno vale u$ 17, el otro u$ 15, y no queda otra: me tengo que pedir los dos.
Y ya sumido en la indigencia, me entrego manso a Image que me publica a modo de comic-book gordito THE LAST BATTLE, la novela gráfica del italiano Tito Faraci y Dan Brereton. Cero lujo, nada que ver con las ediciones española y tana, pero a muy amistosos u$ 8. Adentro.
También en Image sale TALES FROM BEYOND SCIENCE, un librito de historias cortas dibujadas por Rian Hughes. Vale sólo u$ 8 y una de las historias la escribe Mark Millar, así que hago el esfuerzo.
Y no hay más guita, muchachos. Lo siento sobre todo por Fantagraphics, que se tomó el laburo de armar un tomo que pinta monumental: YOUNG ROMANCE: THE BEST OF SIMON & KIRBY´S 1940s-1950s ROMANCE COMICS. Son 200 páginas a u$ 30, editadas como la San Puta, pero no llego. Si lo ofrecían el mes pasado, por ahí agarraba viaje. Es lo que hay…
Published on October 08, 2011 16:40
October 7, 2011
07/ 10: TRANSMETROPOLITAN Vol.6

Ufff… Más de un mes sin leer un comic de Vertigo! Ya me estaba por salir un tumor fecal en el cerebro! Ya empezaba a mirar con cariño los tomitos de Naruto y los afiches de Martín Redrado Diputado…
Ahora sí, estoy seguro de que estos episodios no los había leído nunca en la época en que coleccionaba Transmetropolitan en revistas. ¿Por qué? Porque me faltaba el primer numerito de los que recopila este tomo, el 31. ¿Por qué? Porque era el que se compraba toda la gilada que no seguía mes a mes la serie y entonces era difícil de conseguir. ¿Por qué se compraban este numerito? Porque era un punto de enganche, pensado para sumar nuevos lectores, y encima tenía páginas de varios dibujantes invitados, entre ellos Bryan Hitch, Frank Quitely y Eduardo Risso. Además se publicó en el 2000, justo cuando Warren Ellis se fue de The Authority, y muchos fans de esa serie se volcaron a las otras series del guionista, que eran essssta y Planetary, creo. Y por ahí también Hellblazer.
Lo cierto es que al leer este tomo descubrí material que para mí era 100% nuevo. El libro arranca con ese capítulo, el de los dibujantes invitados, que es un chiste largo: simplemente nos muestra cómo reacciona Spider Jerusalem frente al hecho de que es tan famoso que ya aparece hasta en películas porno, en dibujos animados y en todo el merchandising habido y por haber. Se podría haber contado lo mismo en 12 páginas. El segundo unitario funciona de epílogo a la saga brava, áspera, desalentadora, con la que cerró el tomo anterior. Spider se comió un garrón de aquellos y ahora encuentra la forma de dar vuelta la tortilla a su favor. También, se podría haber contado en 8 páginas, 10 a lo sumo. Y el tercer unitario es otra oda al chamuyo: 22 páginas para que las "Roñosas Asistentes" de Spider blanqueen por qué prefieren jugarse la vida laburando para él, en vez de renunciar y dedicarse a otra cosa, que es lo que haría cualquier adulto en sus cabales.
Menos mal que Ellis domina las artes del relleno y la estirada como pocos. En tooodas esas secuencias largas al pedo, o en las que no pasa nada, el guionista mete diálogos geniales, nos cuenta cosas acerca de cómo funciona la retorcida mente de Spider, revela más detalles fascinantes e inquietantes acerca de la vida en esta mega-metrópolis del futuro y baja línea acerca del periodismo y su relación con el poder. Como además salpica todo esto con un humor grosero, punzante y que no pierde efecto con la reiteración, uno se deja llevar y el trámite se hace placentero, aunque pase poquísimo. Y cuando pasa lo que tiene que pasar, está invariablemente bueno, así que se justifica la espera.
Como el tomo anterior, este cierra con una trilogía arriesgada: acá Spider toma la iniciativa sin medir los riesgos. Con los tapones de punta, dispuesto a matar, a cagarse a trompadas y a disparar su pistola que disrupta los intestinos, lleva adelante una investigación periodística brillante, un escrache irrebatible que pone contra las cuerdas a su principal enemigo, el presidente de los EEUU. Por supuesto, el ídolo comprende el costo de lo que está por hacer y se prepara para un cambio brutal en su status quo, que por supuesto no te voy a contar por las dudas de que no lo hayas leído. Que alcance con decir que es una movida osada, impredecible y que te deja pidiendo a gritos el próximo tomo, a ver cómo sigue la historia.
Por el lado del dibujo, Darick Robertson mantiene la calidad de siempre, y pilotea sin sobresaltos escenas realmente difíciles de dibujar. La trilogía (Gouge Away) tiene más acción y más violencia que las historias promedio de Transmetropolitan, pero eso no asusta a un tipo que había dibujado mucho comic de superhéroes en los ´90, cuando la machaca sanguinolienta estaba a la orden del día. Y de los invitados del primer episodio, el que más impacta es Risso (cómo no), al que el colorista Nathan Eyring potencia con un truco que no se podría haber usado para colorear ninguna de las otras secuencias del tomo.
Más que nunca, Transmetropolitan se convirtió en un comic de barricada, de lucha, de resistencia, de jugarse por los ideales hasta las últimas consecuencias y bancarse lo que venga. Hay piñas, garches, chistes alucinantes, un contexto de ciencia-ficción totalmente hipnótico, un montón de cosas que adornan el paquete. Pero acá lo importante es lo que viene adentro, lo que Ellis tiene para decir. Y lo que tiene para decir es una cátedra de honestidad, de compromiso, de verdad, memoria y justicia, que nos infla el pecho y nos inspira a todos los que alguna vez laburamos de periodistas. Muy, muy grosso.
Published on October 07, 2011 10:09
October 6, 2011
06/ 10: CRITICA CREACION

Casi de casualidad, me encontré con este libro, del autor cordobés Roberto Giaccaglia. Es un Licenciado en Comunicación Social, que tiene una librería en Villa Carlos Paz y un blog que se llama igual que el libro. A Giaccaglia lo apasiona el arte, pero más aún la crítica y desarrolló un extenso ensayo acerca de este tema, que la editorial Del Boulevard convirtió en un libro de más de 280 páginas, que andá a saber si es fácil de conseguir o no, pero que a mí me dejó atónito, anonadado, estupefacto, más pelotudo que de costumbre, si eso fuera posible.
Sin pasarse de listo, sin hacerse el académico y sin citar ni una sóla vez a Pierre Bordieu (autor fetiche de los teóricos del arte contemporáneo), Giaccaglia responde absolutamente todas las preguntas que yo me hice alguna vez acerca de la crítica. Muchas me las hice en voz alta en este blog, como probablemente recuerdes. ¿Para qué sirve la crítica? ¿Qué busca el lector que lee una crítica? ¿De dónde saca el crítico los fundamentos para decir que tal cosa es buena y tal otra no? ¿Qué catzo es y cómo se desarrolla el gusto? Todo eso y muchísimo más lo responde Giaccaglia a través de Crítica Creación, a veces con ejemplos de críticas que leyó en medios tan disímiles como El Amante y Ambito Financiero, otras veces con citas a gente que algo entiende del tema (Jorge Luis Borges, Susan Sontag, Oscar Wilde, Umberto Eco, Juan José Saer yun largo y ecléctico etcétera) y que hizo el esfuerzo de pensar seriamente acerca de la crítica, su relación con el arte, con los medios y con el mundo.
Pero este no es un texto teórico, es más bien un manifiesto. El fin ulterior de Giaccaglia es bajar línea, es propagar su idea de cómo DEBERIA SER la crítica, para que los lectores que nos dejemos convencer (que supongo seremos la mayoría de los que accedamos al texto) pensemos de otra manera la actividad. Giaccaglia postula, básicamente, que la crítica es un género literario, no periodístico, y como tal, debe ser pensada en términos artísticos. El crítico tiene las mismas obligaciones y las mismas motivaciones que el artista, lo que cambia es la materia prima: el artista compone mirando al mundo, y el crítico compone mirando al arte. Suena arriesgado, no? Me imagino a más de un artista de los que se cagan olímpicamente en la crítica tornándose turquesa, verde, ultravioleta, infrarrojo… Pero el libro es generosísimo y demoledor en materia de argumentos que sostienen ese planteo.
A la hora de ejemplificar lo que quiere decir, Giaccaglia desmenuza textos críticos de reconocidos escribas. O sea que hace "crítica de críticos". Lo cual convierte a esta reseña en crítica a un crítico de críticos, un concepto tan ido al carajo que parece de Transmetropolitan. Pero el libro está escrito con los pies sobre la tierra, a años luz de las canchereadas academicistas que no conectan nunca con la realidad. Giaccaglia plantea temas concretos: el rol de la crítica en la sociedad actual, los condicionamientos a los que debe enfrentarse, el placer estético, el gusto, la forma en la que el crítico expresa lo que la obra le generó, los prejuicios más habituales que empañan la visión del crítico, los distintos elementos que componen la crítica, sus limitaciones (o falta de ellas), los pro y los contra de intentar una interpretación de lo que el artista quiso hacer o decir… Un montón de temas que a mí, que escribo críticas todos los días hace veintipico de meses, me iluminaron muchísimo en áreas en las que uno medio se movía por intuición, con un sustento más ideológico que teórico.
Por supuesto, Giaccaglia no habla puntualmente de la crítica de comics. Es más, no nombra al comic en ningún momento del libro. Y no ahonda en los saberes específicos: uno presupone que no es lo mismo criticar a una novela, que a un disco, que a una película, porque hace falta manejar distintos conceptos, distintas capacidades. Pero los postulados de Giaccaglia son más generales, se aplican a la crítica de todo, de cualquier rama del arte. Por eso el libro me atrapó a mí como puede atrapar a cualquier crítico especializado en cualquier disciplina artística. Y ojo, no me sedujo con el chamuyo de "la crítica también es arte". A mí me chupa un huevo que lo que yo escribo se considere o no artístico. Me sedujo con un bagaje de ideas muy interesantes, muy bien argumentadas y sobre todo con tomas de posición que uno comparte, como la capacidad de la crítica de funcionar como alternativa a la gacetilla de prensa y el aparato publicitario de los medios masivos y la industria del entretenimiento, que imponen cualquier berretada a fuerza mostrar sólo eso y eliminar el debate acerca de la calidad artística de lo que nos quieren vender.
Si en estos próximos meses notás que mis reseñas mejoran (poco probable, pero bue…), la culpa es de Roberto Giaccaglia y su Crítica Creación.
Published on October 06, 2011 18:43
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