Andrés Accorsi's Blog, page 250
September 15, 2011
15/ 09: HISTORIAS TREMENDAS

La consigna para este mes era no reseñar comic europeo, para ponerme al día con el material argentino. Y bueno, se coló este libro, que tiene guionista español y dos dibujantes: uno croata y uno argentino. Así que casi vale.
El guionista es un lujo de aquellos: el maestro Enrique Sánchez Abulí, maestro de la historieta, magnífico traductor y uno de los mejores ajedrecistas que dio España. Me niego a nombrar las obras que, desde los ´80, convirtieron a Abulí en uno de los guionistas fundamentales del habla hispana. Si nunca leíste ninguna, te llevaste Comic Europeo a Marzo. De los dos dibujantes, al croata no lo conocía. Se llama Darko Perovic y tiene un estilo bien europeo, cercano al de Giancarlo Alessandrini y al de un montón de autores menores que tratan con distintos niveles de éxito de seguir la línea de Jean Giraud. A Darko le sale muy bien el estilo Giraud, a tal punto que hasta reproduce milimétricamente la tipografía, el rotulado de los comics de Giraud. De todos modos, las mejores historietas de Darko son aquellas en las que mecha también cositas de Jordi Bernet y Hugo Pratt. La narrativa de Darko es muy cambiante, no se ajusta ni a la típica puesta de Giraud, ni a la de Bernet, ni a ninguna otra. Va probando nuevas soluciones frente a cada desafío que le proponen los guiones de Abulí. De los 11 relatos que le toca dibujar, hay dos perfectas: En Pos del Coño Desbocado (con varios yeites clásicos de Bernet) y Lazos de Sangre, donde Darko mejor combina todo su abanico de influencias.
Los 13 relatos restantes son los que dibuja Oswal, el prócer quilmeño, y ahí no tiene sentido hablar de influencias, porque es al revés: Oswal inventa todos los días cosas nuevas, y en vez de mirar a sus colegas, los influencia, les sirve de faro. Es muy, muy difícil señalar una o dos mejor dibujados que el resto, porque el nivel es altísimo y muy, pero muy parejo. Si me tengo que quedar con una, creo que elijo El Flirt del Guerrero, por esa extensa secuencia muda, dificilísima de plasmar en imágenes, y que el glorioso creador de Sónoman resuelve con un virtuosismo que te hiela la sangre. Si el libro tuviera sólo las páginas de Oswal, también habría que comprarlo sin chistar.
Ahora, ¿qué onda los guiones? La verdad, bastante desparejos. Hay algunos realmente brillantes, como el de En Pos del Coño Desbocado, Lazos de Sangre, o La Muerte en Decúbito Supino. Pero también hay varios muy boludos, apenas chistes largos, o muy raros, que arrancan para un lado y terminan para otro. También varios que se quedan en la mala leche, en mostrar una atrocidad, regodearse en los pantanos de la miseria humana y hasta ahí llega. Pocos muestran la crueldad humana como Abulí, y no voy a ser yo quien censure a un autor por zarparse con la mala leche y las atrocidades. Pero en otros trabajos, Abulí se las ingeniaba para integrar su sello de desesperanza, sordidez y escepticismo frente al patetismo humano en el contexto de historias más redonditas.
O sea que faltan un par de historias mejor rematadas, pero hay un par increíblemente grossas y los dos dibujantes dejan la vida, así que esto hay que tenerlo.
Published on September 15, 2011 17:56
September 14, 2011
14/ 09: LOBO/ MASK

Eeeehhh!!! Kilombooooo!! Descontroooooool! Estos dos libritos prestige de 1997 proponen eso, y no mucho más que eso. Violencia, destrucción y masacres. Pero en joda, eh? The Mask siempre fue el abanderado de lo que los yankis llaman "cartoon violence" y Lobo, bueno… nunca se quedó atrás en ninguna disciplina que incluya el concepto de violencia. Además, como los dos se regeneran en dos viñetas, vale acribillarlos con munición de grueso calibre, mutilarlos, trozarlos, lo que quieras. Al toque van a aparecer de nuevo enteros y armados hasta los dientes, para seguir el combate (o la matanza) en cuestión.
El argumento que proponen Alan Grant y John Arcudi (los guionistas más identificados con cada uno de los personajes) parece sencillo, pero para el final pela un vericueto muy ingenioso, que lo aparta de la obviedad fácil de "mirá cómo matamos a mucha gente". Apenitas, de modo no muy evidente, sobra The Mask. Esta historia se podría haber contado, con un par de modificaciones, sólo con el Capo. Pero el verdolaga aporta buenas dosis de humor, entra bien en el juego de Lobo y, en el segundo tomito, pasa lo que vos y yo queríamos que pasara: Lobo se pone la máscara! Y ahí agarrate. Si te parecía que los comics del último czarniano estaban demasiado plagados de atrocidades, te cuento que al lado de este, todos los demás se podrían publicar en la Jardincito. Las 24 páginas en las que Lobo usa la máscara son una orgía de sangre, muerte y destrucción a niveles cósmicos. Ya quisiera Thanos boletear a la cantidad de alienígenas que boletea Lobo en esas secuencias, excesivas por donde se las mire.
Tanto Grant como Arcudi son intachables a la hora de meter chistes zarpados en sus historietas, y esta no iba a ser la excepción. Así que preparate para reirte bastante y bastante seguido. Por supuesto, esto se podría haber narrado en mucho menos de 96 páginas, pero los autores estiran –además de con esos diálogos divertidos- con escenas de lucha totalmente pasadas de rosca, muy al límite, obviamente también pensadas para hacerte cagar de risa. O sea que si no te produce rechazo la machaca por la machaca misma, ni el grotesco por el grotesco mismo, este bizarro team-up no se te va a hacer denso en ningún momento.
Parte del atractivo, de la gracia de la historieta, es el dibujo de Doug Mahnke, que creo que para 1997 nunca había dibujado a Lobo, pero que era –claramente- el mejor dibujante que hubiera pasado por los comics de The Mask. En esa época Mahnke ya estaba en DC, pero en la oscura (e injustamente fracasada) Major Bummer, a años luz de los títulos hiper-hot que le dan ahora, que es un mega-consagrado. Y acá, además de dibujar (como siempre) al mejor Mask de todos los tiempos, dibuja a un Lobo imponente, recontra-expresivo, bien salvaje. Y además se luce con los fondos, con los aliens, con las armas, con las naves, con las tripas, y por supuesto, con las lenguas. Mahnke debe ser el mejor dibujante de lenguas sobre la faz de la Tierra, y desde acá hago público mi voto para que (en vez de esas boludeces de Green Lantern) dibuje pronto una buena historieta porno, con muchas chupadas de lo que venga. Las tintas de Keith Wiliams le dan al dibujo de Mahnke ese acabado complejo, barroco, sobrecargado de detallitos, casi cerca de un Geoff Darrow, y el colorista –pobrecito- apenas cumple con lo indispensable.
Esto es –como diría Micky Vainilla- pop para divertirse. No esperes nada demasiado jugado por el lado de la reflexión, ni de la originalidad, ni de nada. Lobo/ Mask funciona por el lado del exceso, del zarpe, de la transgresión en materia de violencia extrema, a todo o nada, en obscena (pero atractiva) connivencia con el humor. No hay mucho más sustento que ese (bueno, sí, los dibujos de Mahnke, que te devastan el bocho) y por eso no es extraño que estos personajes, otrora sumamente populares, hoy coman banco de suplentes, junto a tantos otros ultraviolentos que supieron inundar de machaca virulenta al olvidable mainstream de los ´90.
Published on September 14, 2011 16:11
September 13, 2011
13/ 09: FUERZA MOSCA

Otro título reciente de la colección Toing!, esta vez para recopilar otra historieta originalmente publicada en la revista Billiken. Fuerza Mosca no se parece en nada a Elías y el Perro de la Esquina. El libro trae dos historietas, una de 34 páginas y una de 12. La de 34 páginas se publicó en formato serial, con continuará. La temática es de misterio y el dibujo, mucho más realista que el de la historieta infantil promedio. El formato de las páginas es casi cuadrado, lo cual fuerza a los diseñadores del tomito recopilatorio a meter dibujos arriba y abajo de la página original, a modo de guardas, y la verdad es que no quedan bien, rompen bastante las pelotas a la hora de apreciar la faceta visual de las historias, y le agregan confusión a la narrativa. No sé por qué esto se publicó así (digo, en la Billiken), pero en libro, queda feo.
Por suerte, las incomodidades visuales que generan estas "guardas" son ampliamente compensadas por el deleite que producen los dibujos de Diego Greco, que son de una calidad altísima. Greco labura perfecto la puesta en página, los climas del relato, las expresiones faciales, los fondos, y hasta logra que los villanos, que son monstruos o fantasmas, se vean heavies y amenzantes, sin ser algo demasiado truculento, que perturbe o asuste más de la cuenta a los chiquitos. Ah! Y el color! El color es magnífico! Gran, gran trabajo de Greco.
Los guiones le pertenecen a Alberto Moreno y son algo así como el anti-Scooby-Doo. Primero, porque las amenazas son realmente sobrenaturales. No son tipos disfrazados de fantasmas ni de demonios para asustar a la gilada. Estos chicos se enfrentan a manifestaciones que bien podrían aparecer en un comic de Hellblazer. Y les ganan… de modos bastante rebuscados, pero indudablemente satisfactorios para la audiencia infantil. Y lo otro que pone a los guiones de Moreno en las antípodas de los de Scooby-Doo es que no se calienta en lo más mínimo por darles rasgos distintivos a los cuatro protagonistas: Male, la Colo, Pablo y Hueso son todos igual de inteligentes, igual de valientes, igual de graciosos a la hora de tirar un chiste… son exactamente iguales y –por ende- intercambiables. Entre sí, o por otros personajes, de otras historietas. No hay nada en ellos que genere una identificación especial en los lectores, más allá de ser chicos. Pablo, por ahí, es más distinguible por ser gordito y de anteojos. Pero no sabemos nada sobre él, excepto que su abuelo era arqueólogo y se llama Juan Carlos. Y de los otros chicos, no sabemos absolutamente nada. Por supuesto, en 46 páginas no se puede pretender el recontra-desarrollo de personajes, y menos cuando son cuatro, sin contar secundarios ni villanos. Pero, uno supone que Moreno y Greco pensaron esta serie para durar más de dos aventuras y, para que eso fuera posible, hacía falta definir mejor y darle un poco más de onda a cada uno de los protagonistas.
Resumiendo, para los fans de Diego Greco (uno de los mejores futbolistas que hoy trabajan de historietistas), esto es absolutamente imperdible, porque acá el astro de Banfield está realmente inspirado, en un nivel muy superior al que le vimos –por ejemplo- en Doméstico, su trabajo más conocido en Argentina. Y para entretener un rato a los más chicos, Fuerza Mosca está más que bien. Además es un buen primer paso para llevarlos por la senda dark-sobrenatural que desemboca en Vertigo y que –doy fe- no tiene retorno.
Published on September 13, 2011 20:57
September 12, 2011
12/ 09: SIENTO Y MIENTO

Mi recorrida por la historieta actual de los países de nuestra región me lleva a Chile, donde se publicó (primero en formato de blog y después en libro) esta historieta autobiográfica de Alfredo Rodríguez, el lector de este blog que me convenciera para comprar Locke & Key con el avasallador argumento de "está muy buena y la dibuja mi hermano". Pero además de leer este blog y de difundir la labor de su hermano Gabriel, Alfredo Rodríguez es autor y tuvo la deferencia de mandarme su libro, dedicado y todo (aprendan, manga de grasas ;).
Siento y Miento consiste en historietas de una página que narran breves anécdotas de la vida familiar de Alfredo, siempre en clave de comedia costumbrista. El humor pasa por pequeñas boludeces cotidianas, como "no puedo trabajar porque la bebita llora", o "me dio fiaca cocinar y me comí todas las galletitas que había en la casa", o cosas por el estilo, muy light. No esperes escenas hot entre el autor y su esposa, ni comentarios audaces acerca de la política o la sociedad chilenas. La onda es tranqui, intimista y sumamente apta para todo público. En general, Alfredo se ríe sobre todo de sí mismo. El mismo suele ser "el punto" de sus comentarios más sarcásticos y el personaje que más a menudo queda preso de su propio patetismo. Pero siempre se mira a sí mismo con onda, con ternura, como diciendo "y bueno, ¿qué querés? Hago lo que puedo…".
Recién sobre el final del tomo, Rodríguez empieza a jugar con un elemento nuevo, que le ofrece nuevas variantes para el humor: Alfredo y Claudia se hacen cargo de que son personajes de historieta y el primero llega incluso a dialogar con el autor en las planchas finales. La primera plancha en la que Rodríguez juega al meta-comic (la titulada "Nadie lo Sabrá") es, para mi gusto, la más graciosa e ingeniosa de todo el libro.
En cuanto a la estructura, todas las páginas están divididas en cuatro tiras, que pueden tener una, dos, o tres viñetas. O sea que hay páginas de sólo 4 viñetas y otras con 12 viñetas, todas del mismo tamaño. Esto le permite a Alfredo regular con precisión el timing, el tempo narrativo, que es fundamental para toda comedia. El dibujo es muy, muy simple. Lo básico, o un poquito menos. Y lo más loco: la línea sólo define los contornos de personajes y objetos, y hasta por ahí nomás. El trazo tiene siempre el mismo grosor, no hay valores de línea, lo cual dificulta a veces la separación entre figura y fondos… pero la verdad es que hay tan pocos fondos, que no calienta. Pero hay algo aún más loco: Alfredo no pone masas negras, ni grisados. No hay ninguna sugerencia acerca de iluminación, texturas, nada. Sólo una línea negra sobre el fondo blanco. Yo dije "seguro que esto fue pensado para publicarse a color, por eso no hay negros, ni grises". Y no. Busqué las páginas en su versión digital, tal como Rodríguez las subió a su blog, y son tal cual lo que se ve en el libro: apenas una línea minimalista, muy suelta, muy sintética, que por momentos parece una especie de Scott McCloud, pero sin negros ni tramas mecánicas.
Con estos poquitos recursos gráficos, con buen criterio para las elipsis, con un buen manejo del lenguaje icónico de la historieta, Alfredo Rodríguez emprende la anti-epopeya de exponer su vida privada para contarnos situaciones normales, mundanas, bien de gente común y corriente, sin nada del otro mundo. El día que le pase algo interesante (un viaje grosso, un sacudón, algo relevante que lo obligue a dejar la comodidad de su casita y su autito) va a haber que convencerlo para que lo cuente en forma de historieta, porque probablemente de ahí salga una obra realmente power. Mientras tanto, esto es lo que hay: un pichi que se mira el ombligo y le parece lo suficientemente interesante como para dibujarlo y mostrárselo a un montón de gente. Aún así, se las ingenia para entretenernos a lo largo de una buena cantidad de páginas con algo que –si no aborrecés el género autobiográfico ni la comedia costumbrista- muy probablemente te enganche y te satisfaga. Lástima que no haya palos al garrrrca de Piñera…
Published on September 12, 2011 18:31
September 11, 2011
11/ 09: EL PREVIEWS DE NOVIEMBRE

Bueno, por fin un mes en el que uno puede hacer las paces con su economía. Este fue un Previews… ¿cómo decirlo?... Pedorro. O no, porque hay buena merca… No sé, raro…
Vamos con DC, que en su línea de TPBs para pobres publica nada menos que el ELSEWORLDS 80-PAGE GIANT #1, aquel especial que se mandó a destruir por culpa de la historieta de la babysitter de Superman, que después apareciera en Bizarro Comics. No sé cómo van a llenar 100 páginas con un especial de 80, pero pago u$7.99 para averiguarlo.
Vertigo también reedita una papita muy fina en ese mismo formato: MY FAITH IN FRANKIE, una mini de Mike Carey, Sonny Liew y Marc Hempel que jamás había salido en libro. Adentro!
BATMAN: THROUGH THE LOOKING GLASS, la novela gráfica de Bruce Jones y Sam Kieth, pinta muy interesante, pero ni en pedo la compro en tapa dura. Cuando salga el softco, seguro valdrá menos de u$ 22.99 y la gatillaré gustoso (a menos que la crítica la haga mierda).
Marvel tiene un TPB interesante, el segundo recopilatorio de PUNISHERMAX, por Jason Aaron y Steve Dillon. Pero me quieren cobrar u$19.99 por 144 páginas y no me cierra. Vamos a ver si más adelante aparece más barato en algún sitio web.
También en Marvel, sale el ESSENTIAL SGT. FURY VOL.1 TPB, con las clásicas historias de guerra escritas por Stan Lee y dibujadas por Jack Kirby y Dick Ayers. El precio es tentador (u$19.99 por 544 páginas en maravilloso blanco y negro), pero las historias son chotas. No le llegan ni a los talones a las del Sargento Rock, o los buenos comics bélicos de los ´50 y ´60. Por ahí lo termino pidiendo, pero puede fallar…
Dark Horse sale con el segundo omnibus de CRIMINAL MACABRE, y el primero ya lo tengo pedido. La cagada es que, esta vez, los guiones de Steve Niles los dibuja una manga de muertos de frío tipo Kyle Hotz y Casey Jones. Así, no dan ganas de desembolsar u$24.99.
Drawn & Quarterly publica un libro recontra-fundamental: THE ADVENTURES OF HERGE, la biografía en joda del creador de Tintin, a cargo de Jose-Louis Bocquet, Jean-Luc Fromental y Stanislas Barthelemy. Esto es una gloria, pero obviamente sale en hardcover y me quieren cobrar u$19.95 por míseras 72 páginas. A comerla. Sáquenlo en tapa blanda y cuentan conmigo.
Fantagraphics lanza otro libro que recopila varias obras breves del genial Jason. Se llama ATHOS IN AMERICA y trae siete historietas completas del prócer noruego. Por supuesto, es hardcover, por eso te fajan u$24.99 por 200 páginas. Pero bueno, es Jason, y este mes viene tranqui. La vamos a sumar.
Y finalmente, NBM ofrece un set con los dos primeros tomos de MISS DON'T TOUCH ME, otra joya de origen europeo, creada por la dupla conocida como Kerascoet, junto a Hubert, el colorista de Jason. Entre los dos tomos suman 192 páginas, pero por la gilada de publicarlos en tapa dura, terminan saliendo u$27.99, que es medio un disparate. Me voy a fijar si Amazon, o algún otro dealer, lo tienen más barato, porque es algo que realmente me ceba mucho.
Y ni un manga digno, la puta que los parió. Las editoriales yankis de manga están cada vez más verduleras, más jugadas al greatest hit pochoclero y hueco… Media pila, muchachos, que los españoles están sacando muy buenos mangas, pero los cobran carísimos.
Veremos si para Diciembre, con el tema de las fiestas, vuelve el tsunami de lanzamientos grossos. Yo, mientras tanto, me preparo para cuando empiecen a salir en TPBs las series del relanzamiento de DC. Ahí hay siete u ocho que –a priori- parecen muy comprables. Ojalá no salgan todos los recopilatorios el mismo mes, así no me voy al descenso.
Published on September 11, 2011 11:48
September 10, 2011
10/ 09: ELIAS Y EL PERRO DE LA ESQUINA

La historieta argentina actual da para todo, y hoy nos volvemos a meter con el material infantil, de la mano de la editorial Comiks Debris que –al igual que en 2010- lanzó dos libritos de la Colección Toing!. Este está dedicado a El Perro de la Esquina, la tira que sale hace más de 10 años en la revista Billiken, creada por el maestro Leo Arias y amada por varias generaciones de borregos.
La tira tiene un planteo muy básico: Elías pasa todos los días por una esquina donde hay un perro que lo sorprende y asusta con sus ladridos. Con esa consigna básica, Leo genera una infinidad de situaciones y gags que hacen las delicias de los chicos. A veces agrega otro elemento muy clásico de los dibujos animados: un plan de Elías para pasar por la esquina sin ser sorprendido por el perro… que por supuesto fracasa, porque la gracia es esa viñeta en la que el perro ladra y Elías pega un salto de estupor. Esa imagen se repite una y otra vez, como la del Coyote cayendo de un precipicio, y aún así siempre resulta efectiva como remate, o como build-up para el remate de la tira.
El otro recurso al que apela Leo para mantener fresca la tira es la incorporación de otros personajes: un amiguito de Elías, dos gatos, una rata, pajaritos, un búho… cada criaturita hace su aporte al mecanismo cómico que propone el autor y, de a poco, se arma un micro-mundo, un universito cerrado, con sus propias reglas, sin adultos (como el de Peanuts) y sin más límites que los de la imaginación de Leo.
El dibujo es minimalista, con pocos detalles y una gran plasticidad. Acá Leo renuncia al virtuosismo que le viéramos en Apu para concentrarse en lo que le llama la atención a los más chicos: los personajes y el chiste. No tiene mucho sentido colgarse dibujando unos fondos alucinantes, y el formato de tira des-estimula la experimentación en materia de puesta en página. ¿Y qué hace Leo? No experimenta con la puesta en página, no se calienta en dibujar más fondos que los recontra-indispensables, y le pone toda la fuerza al chiste, a los personajes y a otro elemento que fascina a los chicos: el color. En el color Leo también la rompe, ahí sí, tiene margen para arriesgar. De hecho el protagonista tiene el pelo violeta oscuro y su amigo turquesa oscuro, casi gris. Andá a saber si los chicos reparan en ese detalle, o si el power icónico del dibujo de Leo hace que lo digieran fácilmente, como si fuera algo normal.
Y no es mucho más lo que se puede decir sin ponernos a contar los chistes. Simplemente, decir que envidio a los jóvenes lectores de Billiken, que pueden disfrutar todas las semanas del trabajo de Leo Arias, mientras que los grandes lo vemos de modo mucho más espaciado, cuando algún editor recopila sus trabajos. El Perro de la Esquina no tiene el vuelo poético ni la imaginación incandescente de Apu, pero cumple sobradamente la misión de arrancarle una sonrisa a los más chicos sin caer en la boludez. No es algo fácil de lograr y mucho menos de sostener a lo largo de los miles de años que lleva Leo al frente de la tira.
Published on September 10, 2011 16:18
September 9, 2011
09/ 09: MUFFINS

Muffins es la nueva novela gráfica de Iñaki Echeverría y tiene el mismo problema que todas las historietas sin texto: se lee demasiado rápido, no dura nada. Son 60 páginas, pero las leés en el tiempo en que normalmente leés 10, ó 12. Si te la comprás para leer en un viaje, cagaste: la empezás en Tribunales y la terminás -como mucho- en Facultad de Medicina.
Pero si nos olvidamos de ese detalle, Muffins es una muy, muy buena historieta. Porque la narrativa es excelente, porque el dibujo es originalísimo y recontra-expresivo y porque lo que Iñaki se propone contarnos es chiquito, pero lindo, emotivo, con onda y con sustancia. No quiero contar nada acerca del argumento, para que no te dure todavía menos el día que te sientes a leerla (o la leas de parado, de keruza, en alguna librería donde la veas expuesta), pero creeme que está muy bueno, y sobre todo muy bien llevado.
Siempre subrayo lo jodido que es hacer historietas sobre música, en un medio que no tiene absolutamente nada de auditivo. Esta vez, me parafraseo: qué jodido es hacer historietas sobre cocina, en un medio que no tiene absolutamente nada de olfativo. No hace falta ser el Guacho Gourmet para saber que el 80% de la gracia de la cocina pasa por el olor. Y bueno, acá Iñaki juega a dibujar el olor, intenta mil y un trucos para que el lector sienta los olores que siente el protagonista y que lo llevan… a donde termina por ir.
Por suerte, esos y muchos otros trucos le salen muy bien, y así, con esa cancha, ese dominio claro de la mecánica narrativa de la historieta, de su lenguaje visual tan propio, Iñaki lleva a buen puerto la difícil tarea de bancar 60 páginas de relato sin palabras. De entrada, Muffins te va a seducir con el dibujo (estilizado, elegante, por momentos muy argolla-friendly) pero ni bien le entres más a fondo, vas a descubrir que lo que realmente lo hace funcionar tan bien es la forma en que Iñaki pilotea la narrativa, el armado de las secuencias.
Y bueno, no mucho más. Es una historieta cortita, o que se lee como si fuera cortita por no tener textos. O sea que, sin ahondar en el argumento, no es mucho más lo que se puede decir. La verdad que a Iñaki le salieron exquisitos los Muffins. Espero ansioso su próximo menú.
Published on September 09, 2011 15:18
September 8, 2011
08/ 09: TRAGEDIAS DEL ROCK Vol.2

Esta vez es el turno de la biografía de Michael Jackson, convertida en historieta por Diego Agrimbau y Horacio Lalia, dos grandes de distintas generaciones, a los que les tocó la dura tarea de sintetizar los 50 años del Rey del Pop en escasas 50 páginas.
A diferencia de Pol Maiztegui, Agrimbau opta por recorrer la vida de Michael de forma lineal, desde su nacimiento hasta su enigmática muerte. Y lo hace de la mano de un personaje misterioso, cuya identidad se nos revela recién al final, en un giro bastante impredecible. Este personaje fuerza a Michael a repasar su pasado, a revivir momentos dolorosos y momentos gloriosos, a refutar acusaciones muy graves, a replantearse esos arrebatos excéntricos, esos caprichos, que tantas veces eclipsaron a sus logros artísticos. Michael responde como un auténtico boludo. No sabemos si se hace el boludo, o si es un boludo, eso no lo aclara Agrimabu en su guión. Lo cierto es que nos presenta a Michael como un tipo de insuperable inspiración para la música y el show, pero que a la hora de razonar, de interpretar lo que pasa, de explicar lo que hace, tiene menos luces que la lancha del contrabandista.
Por suerte, Agrimbau no saca conclusiones apresuradas. Si llega a sugerir alguna, es la que los fans de Michael bancamos a muerte: el pobre pibe era un freak, un tipo mentalmente inestable, con serios trastornos de personalidad, fruto de los abusos de los que fue víctima en su infancia, o en realidad en su no-infancia, porque se la robaron y nunca se la dejaron vivir como a un chico medianamente normal. En general, el guión no cede a la tentación más obvia: cebarse a full con los escándalos y dejar de lado la faceta artística del ídolo. Va un poco rápido (para la página 17 ya estaba por salir Thriller), pero bueno, es mucha historia para condensar en 50 páginas.
El dibujo de Lalia tiene altibajos. Por momentos, parecieran lápices muy sueltos, hechos a los santos pedos, y reventados en el photoshop. Hay una textura rara, como de carbonilla, pero finita, que da una sensación de desprolijidad, atípica en los trabajos del maestro. La narrativa tiene algún tropiezo menor, los textos son menos y mejor dosificados que en la biografía de John Lennon, y por momentos Lalia logra subrayar el drama y la euforia de la vida de Michael con un buen trabajo de expresiones faciales. Pero aún así la faz gráfica se ve titubeante, como si faltara una etapa del proceso, un pulido, un pasado en limpio. El color de Marcelo Orsi Blanco tampoco ayuda demasiado: más de una vez enfatiza esa sensación de desprolijidad que transmite el dibujo, en vez de tratar de pilotearla. Tengo entendido que fue un trabajo realizado en muy poco tiempo, pero ese es un problema del autor (o a lo sumo del editor) que el lector no tiene por qué padecer.
De todos modos, no perdamos de vista lo más importante: esto no está pensado para seducir a los fans del comic argentino, sino a los fans de Michael Jackson. Y en ese sentido, no creo que el libro tenga mayores impedimentos. Los críticos y especialistas no lo pondremos entre las obras fundamentales de Lalia, ni de Agrimbau, y a la mayoría de los que la compren le chupará un huevo, la mitad del otro y el 62% de la poronga. Al fan del Rey del Pop le va a parecer una idea copada, original, y se va a entretener un rato, mientras –en una de esas- descubre facetas o datos sobre la vida del ídolo que desconocía. Lo más importante lo dijo Michael: Si querés que el mundo sea un lugar mejor, mirate a vos mismo y hacé un cambio.
Published on September 08, 2011 18:55
September 7, 2011
07/ 09: BATMAN: THE DARK KNIGHT RETURNS

Ah, los clásicos ochentosos! Esos sí que se la bancan leídos 25 años después… Será porque fueron los que re-engacharon a mi generación con el comic yanki, después de largos años en los que la inmensa mayoría de la producción de ese país atrasaba siglos y daba lástima al lado de lo que aparecía en Argentina y Europa… No sé por qué, pero esos años mágicos, del ´85 al ´89, están plagados de material alucinante, que en aquella época parecía casi adelantado a su tiempo y que hoy tiene chapa de clásico muy, pero muy bien ganada.
En el contexto de 1986, el DKR (asi lo llamaremos de acá en más) parece una obra alienígena, bajada de un plato volador. El guión, el dibujo, el color, la narrativa, el tono, hasta el formato en que se editó eran totalmente inusuales. Y sin embargo, se aferra a la mitología clásica de Batman casi con fervor: está el crimen de los Wayne a la salida del cine, están Gordon, Alfred, Robin, la baticueva, el batimóvil, el Joker, Catwoman, Two-Face, Superman, Green Arrow… Con el chamuyo de "esto está fuera de continuidad y ningún autor tiene por qué hacerse cargo de nada de lo que sucede acá", Frank Miller bien pudo irse al recontra-carajo, y pelar SU Batman, un Batman del futuro, del pasado, samurai, cyborg, mutante, sadomasoquista o hincha de Excursionistas. Pero no: su único salto al vacío es la ambientación. Estamos en 1986 y hace 10 años que Batman no aparece por Gotham (casualmente hacía 10 años que los comics Batman no vendían decentemente). Fuera de la lógica progresión de los personajes, más viejos y con 10 años más de historia a cuestas, esto podría encajar sin mayores inconvenientes en el DCU posta. Y casi lo hace, pero ese es otro tema…
El primer tramo es PERFECTO. Si el DKR fueran sólo esas primeras 48 páginas, también tendría infinita chapa. El segundo tramo abre puntas: Robin, Superman, el Joker… todas cosas que responden a lo que los fans querían ver. Y termina con esa lucha monumental contra el líder de los Mutantes, donde Batman muestra su lado más dark. De ahí en más, el ritmo no decae, pero se notan un poquito más los hilos de la marioneta: Miller fuerza un poco el enfrentamiento final con el Joker y la machaca contra Superman, esta última bastante innecesaria, con un regusto bastante artificial en relación a cómo venía la historia.
Los logros más increíbles están –me parece- en el tono elegido por el autor, en la forma de enfocar no sólo al héroe sino también al mito, y en la incorporación de la tele como elemento fundamental en la narrativa, cosa que hasta ese entonces sólo hacía Howard Chaykin y a partir del DKR la hará cualquier verdulero. Hay grandes diálogos, que casi siempre involucran a Alfred (¿dónde guardaste los buenos diálogos, Frank, que no usás ninguno desde That Yellow Bastard?), muchas páginas de 16 viñetas, trucos del manga y del comic europeo que en 1986 no veías ni drogado en un comic yanki, bajada de línea política contra la escalada de la Guerra Fría (el superclásico de los ´80 entre los EEUU y la ex-URSS) y una amalgama perfecta entre el lápiz de Miller, las tintas de Klaus Janson y los colores de Lynn Varley. Todo contribuye a un dar forma y sustancia a un comic potente, ambicioso, claramente superior y -sobre todo- superador.
Y así como en el primer tramo Bruce pierde la pulseada contra Batman y se ve compelido a volver a las noches de machaca justiciera, muchos volvimos a leer a Batman gracias a esta obra. Una obra revolucionaria, que en menos de 200 páginas marcó la consagración definitiva de un Miller que llevaba seis o siete años prendido fuego en Marvel, y que abrió las puertas del grim ´n gritty, del comic de autor metido en una editorial grossa del mainstream, de las historias crepusculares para los héroes clásicos, de lo que más adelante serían los Elseworlds y de la reformulación de Batman en las series regulares, que el propio Miller lanzaría con su majestuoso Year One. Por pudor, por piedad, por copado que soy, me abstengo de enchastrar esta oda al DKR con menciones a la secuela de 2001, a Spawn/ Batman y a All-Star Batman & Robin, tres intentos de Miller por colgarse de las tetas de esta saga, a los que conviene olvidar pronto.
Published on September 07, 2011 17:59
September 6, 2011
06/ 09: UN FINDE EN MENDOZA

La excusa para viajar fue el Unicomix. Al igual que el año pasado, fui invitado a participar de la convención de comics más grande de esa ciudad (y esa provincia, y esa región) y ahí fui, a coordinar varias charlas, a presentar el nuevo libro del blog y a poner un stand con un montón de material que (no me preguntes por qué) las comiquerías mendocinas no suelen ofrecer en sus bateas.
Pero la cosa trascendió a Unicomix, porque con motivo del Día de la Historieta, en Mendoza se inauguró una mega-muestra dedicada a Oesterheld y la historieta argentina, que contó con la presencia (la noche de la inauguración) de otra enormidad de artistas y figuras de la escena nacional. Entre una cosa y otra, estuve del viernes al lunes rodeado todo el tiempo por un cosmos de nombres grossos.
En Unicomix, los invitados más destacados eran Eduardo Risso, Ariel Olivetti, Stan Sakai (que vino de EEUU), Rodolfo Santullo y Matías Bergara (de Uruguay). Pero también participaron autores y editores de Chile, grandes autores mendocinos (Chanti y Lauri Fernández, una revelación que acaba de lanzar un libro en Llanto de Mudo), más uruguayos (con Nico Peruzzo a la cabeza, siempre cubierta), el guionista y editor cordobés Diego Cortés y los autores de Ruta 22: el profe Roberto Von Sprecher y Nacha Vollenweider.
Para la inauguración de la muestra en el ECA (Espacio de Arte Contemporáneo) viajaron Elsa Sánchez de Oesterheld, Irma Dariozzi de Breccia, Juan Sasturain, Lautaro Ortiz, Horacio Lalia, Ivo Pavone (que vino desde Italia), Salvador Sanz, Jorge Morhain, una legión de dibujantes rosarinos liderada por Carlitos Barocelli, otra de dibujantes tucumanos liderada por César Carrizo, Pol Maiztegui, Beto Lorenzo, Jok, Carlos Aón, Keki Unpuntito, Cristian Mallea, el glorioso Christiano (de Chile), Matías Timarchi y Kape Castellano (de OVNI), especialistas como Mariano Chinelli y Gustavo Ferrari y por ahí me olvido de algún otro, pero eran miles. Por suerte, la muestra inauguró el domingo (último día de Unicomix) y encima se atrasó de las 19 a las 20 ó 20:30, o sea que una vez que terminó un evento nos pudimos ir al otro sin perdernos prácticamente nada.
Igual no tiene mucho sentido que se hicieran dos eventos de historieta el mismo día en la misma ciudad, no? Pero bueno, no es lo único que no tiene mucho sentido. En Unicomix, por ejemplo, se programó la charla de Risso para el domingo a las 11 de la mañana, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UN Cuyo, que queda muy lejos del centro, en un campus gigantesco al que los domingos no entran los colectivos. Imaginate cuánta gente había. Stan Sakai –uno suponía- era un anzuelo para engañar otakus. Con cara de oriental, apellido nipón y una obra dedicada a explorar la cultura medieval japonesa, era un ancho de espadas, lo más parecido a un mangaka que se puede traer a América sin los altísimos costos y los complicadísimos trámites que se requieren para traer a un autor 100% ponja. Y no. Mientras el maestro Sakai daba su charla en la UN Cuyo, los otakus estaban en un cine del centro de Mendoza, en otras actividades, con bandas, bailes, desfiles y esas cosas con las que se emociona la gente a la que no le interesa leer historietas, de ninguna nacionalidad. Sumémosle el hecho de que, entre los comiqueros de gustos más amplios, Sakai no tiene millones de fans (ni mucho menos) y llegaremos a la conclusión de que su visita fue claramente desaprovechada. Ni siquiera podías ver una muestra de sus trabajos, ni comprar sus libros. Apenas escucharlo un rato y pedirle un bocetito, que Sakai despachaba muy, muy rápido. Por el lado de la muestra en el ECA, lo único realmente lamentable fue que se anunciara la presencia de Oswal y de Enrique Breccia, que finalmente no asistieron.
Pero bueno, viste cómo es esto… Una vez que se genera el clima, uno la pasa bien igual, aunque este tipo de torpezas se vean y hagan mucho ruido. La onda termina por gestarse en las charlas con los amigos, ídolos y colegas, las cenas masivas post-evento y en el contacto con los fans del comic, que en Mendoza los hay, por suerte, y son muy copados. Ojalá el año que viene se hagan varios eventos, pero en fechas distintas y ajustando mejor las propuestas. Y que me inviten, claro…
Published on September 06, 2011 16:47
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