Andrés Accorsi's Blog, page 236
January 23, 2012
23/ 01: UNKNOWN SOLDIER Vol.2

¿Ya está? Bueno, pasaron un poquito más de dos años hasta que finalmente pude retomar esta serie que tanto me interesó. Este tomo, además, es mejor que el primero. Es menos truculento, hay menos atrocidades, o por lo menos nos muestran gráficamente menos atrocidades. Tenemos muchos balazos, mucha minas que explotan y revolean gente por el aire, soldados de 13 años que se cagan a tiros, campos de concentración (ahora que Sala los puso de moda), cabezas mutiladas y clavadas en palos, muchas peleas a trompadas y cuchillazos y alguna torturita menor, casi sin importancia. Aún así, al lado del Vol.1, esto es casi digerible.
Lo más interesante es cómo Joshua Dysart logra concentrarse cada vez más en el desarrollo de personajes: tanto Moses, como su esposa (¿o viuda?), como Paul, como Jack Lee Howl adquieren nuevas dimensiones, nuevas y fascinantes aristas que los hacen más reales, más atractivos, hasta más cercanos, a pesar de la distancia geográfica y de contexto socio-político que –felizmente- nos separan de esta Uganda despiadada de 2002-2003. ¿A qué truco recurre Dysart para poder ahondar con tiempo y espacio en las personalidades de sus criaturas? Al más fácil: la decompresión del relato. Acá tenemos ocho episodios (más de 180 páginas de historieta) en los que pasa mucho menos que en las 140 del primer tomo, en el que había que presentar el universo donde transcurre la saga y era todo mucho más "palo y palo". Por suerte, el guionista se desenvuelve muy bien en estas zonas más tranquis del relato: uno nunca se aburre y todo el tiempo se nota cómo cada escena más pausada o dialogada aporta un montón a crear clima y a definir mejor a los protagonistas de este kilombo e incluso al kilombo en sí, que para el que no lo vivió no es tan fácil de entender.
Por otro lado, este es un comic que trata acerca de la violencia salvaje, qué la genera y cómo detenerla. En ese sentido, el bajar un cambio, el dosificar más y mejor la violencia ayuda mucho a transmitir el mensaje que Dysart nos quiere transmitir. Cada estallido golpea más fuerte, duele más y cobra más peso en la trama si entre uno y otro hay escenas más tranqui y más desarrollo de los personajes y los conflictos. O sea que la menor profusión de machaca está muy bien capitalizada.
Por el lado del dibujo, tenemos a lo largo de casi todo el tomo al gran Alberto Ponticelli, un italiano muy versátil, que acá renuncia a su virtuosismo para adaptarse a la onda sórdida y hostil de la historia. Muy bien complementado por su colorista y compatriota Oscar Celestini, el Ponti deslumbra con la crudeza y la intensidad de su trazo, además de su habitual solvencia narrativa. Para el tramo final del tomo, un pase de magia vertiguesca y aparece un dibujante de la República Democrática del Congo (!), Pat Masioni, con un estilo que no desentona para nada con el de Ponticelli y un bonus track de lujo: los colores del español José Villarrubia, poeta del photoshop. Es el tramo más introspectivo y menos salvaje del tomo, y termina con un antiguo ritual de los Acholi (el pueblo en cuyo territorio se sitúa la mayoría de las escenas de Unknown Soldier), presentado con gran respeto y gran sensibilidad. Masioni emigró a Francia hace 10 años, pero igual está bueno memorizar su nombre y citarlo cuando alguien nos pregunte "Che, ¿qué onda Africa? ¿Hay historietistas africanos?".
Predeciblemente, los altísimos riesgos que asumió Dysart a la hora de contar esta historia repercutieron en que la serie durara sólo 25 episodios. Los dos tomos reseñados cubren hasta el decimocuarto, o sea que me falta leer menos de la mitad. Prometo entrarle pronto a los dos tomos que me quedan.
Published on January 23, 2012 11:54
January 22, 2012
22/ 01: EL CAPITAN ALATRISTE Vol.2

Si no leíste la reseña del primer comic (salió allá por Junio del año pasado), te recomiendo hacer click en la etiqueta y leerla antes de seguir. ¿Ya está? Bueno, esta novela es mucho mejor que la primera, que ya era muy buena. La trama es excelente, el peligro para Don Diego Alatriste y su joven protegido, Iñigo Balboa, es permanente, vibrante y no da respiro. Si en el tomo anterior estaba la sensación de que no pasaban tantas cosas, o la acción no tenía tanto protagonismo como uno esperaba en una novela de aventuras, acá la cosa cambia totalmente. No te digo que es una de Indiana Jones, pero sí que el énfasis en la acción y la aventura es mucho mayor. También tienen muchísimo protagonismo la runfla, la intriga palaciega y sobre todo el suspenso, que está manejado con tanta cancha que por momentos te quita el aliento.
Esta vez, Pérez-Reverte (y por ende, Giménez y Mundet) se mete con un tema sumamente espinoso y macabro: el poder de la iglesia católica en tiempos de la Inquisición. Excepto las torturas, que se ven de modo bastante gráfico, el resto (las novicias sodomizadas por los curas, la gente quemada viva en la hoguera, etc.) está todo bastante sugerido, bastante velado, o sea que no hace falta tener un estómago de acero para aguantársela. Igual te indigna, obviamente, porque ninguna de las atrocidades que cometen los inquisidores (y sus socios políticos) tienen el menor sustento ni el menor asidero en la realidad. Y sin embargo, esto no lo inventó Pérez-Reverte en una noche de alcohol y drogas. Las torturas, la hoguera, los vejámenes, los pseudo-juicios en los que cualquiera era condenado por cualquier cosa (incluso por tener un ancestro con sangre judía), existieron en la realidad, hace menos de 500 años. De hecho, en España, donde la Inquisición fue especialmente brutal, se abolió recién en 1834.
Ahí tenemos un villano fácil, indiscutible, como los nazis, bah. Y Pérez-Reverte le saca un provecho enorme, al denunciar también los contubernios entre inquisidores y cortesanos de Su Majestad, Felipe IV, monarca de ascendencia austríaca, que gobernó España (y un montón de territorios fuera de la península) entre 1621 y 1665. Con enorme respeto por el contexto histórico, la novela incorpora a varios personajes de la realidad, como el Conde-Duque de Olivares (mano derecha de Felipe IV) y sobre todo el gran poeta Francisco de Quevedo, acá casi tan protagónico como el taciturno Alatriste.
Una vez más, Giménez no cede ante la tentación de meter en la historieta enormes masacotes de texto extraídos de la novela original y el resultado es un guión ágil, que no se deja empantanar ni por el protocolo ni por detalles menores, que en la novela tienen más desarrollo. Toda la economía de textos que hace Giménez tiene su contrapartida en el derroche de líneas que propone Mundet. El dibujante hace gala de su inusual destreza con el plumín y nos brinda momentos muy impactantes, en los que sobrecarga las imágenes con trazos y texturas realmente hermosos, en la línea de Berni Wrightson, Alberto Salinas o Gary Gianni. Cuando sintetiza un poco más, se va hacia Paul Gillon y también la rompe. Lo que le criticaba yo en el tomo anterior (esas caras demasiado basadas en el retrato, onda figuritas de la Billiken) ya no se padece: ahora todos los rostros son más expresivos, más dúctiles y –por ende- más creíbles. De todos modos, lo que te va a maravillar cuando leas este comic es el trazo de Mundet, sus coqueteos con el claroscuro, su equilibrio perfecto entre blancos y negros y su virtuosismo con el plumín, que muchas veces es sinónimo de figuras estáticas, pero acá no. Si sos fan del estilo académico-realista, ya lo tenés que sumar a Mundet a la lista de los imprescindibles.
Y si te gusta la literatura –ya lo dije la vez pasada, pero lo repito- lo tenés que sumar a Arturo Pérez-Reverte a la lista de los autores que no pueden faltar en tu biblioteca.
Published on January 22, 2012 12:09
January 21, 2012
21/ 01: HUMOR SIN BARRERAS
Y, no... no me podía hacer el boludo, por más que la Naturaleza me haya dotado generosamente para ese rol. Como fan, como lector, como exégeta, como amigo, como el tipo que lo publicó profesionalmente por primera vez, no me puedo quedar callado en medio del hiper-kilombo que se armó con la tira que Gustavo Sala publicó el jueves en Página/12.
Mi postura ante esto es bastante simple: el humorista que se esfuerza por no ofender, difícilmente se esfuerce por hacer reir. Por eso reivindico a Gustavo Sala. Y a South Park, y a Sergio Langer, al Niño Rodríguez, a Diego Parés, a Charly Putowznschvtzky, a Phillipe Vuillemin, a los salvajes de El Jueves, de la Lule le Lele, incluso reivindico las atrocidades más escabrosas de Cazador. No son genocidas, no son nazis, no son anti-nada. Son tipos que creen que, a la hora de generar humor, no hay límites, no hay temas con los que "no se jode".
Yo banco a full al humor sin barreras. Minorías raciales, religiosas o sexuales, discapacitados, indigentes, curas pedófilos, Madres de Plaza de Mayo, campos de concentración, próceres de la patria, enfermedades terminales, tsunamis, AMIA, Torres Gemelas, Cromagnon, todo vale para hacer reir. Después discutimos si el chiste es gracioso o no, si es de buen gusto o de mal gusto (aunque sobre gustos...). Lo que no se puede discutir es el derecho del artista de joder con lo que se le canten las bolas.
El verbo clave es "joder". Muchachos, era una joda... Y además es obvio, no? ¿Qué hace un DJ del 2011 en un campo de concentración de 1941? Claramente ahí, en la primera viñeta, se rompió el verosímil, quedó absolutamente claro que esto NO es real. Cuando la tira descarta el verosímil, pierde todo valor testimonial, todo valor documental. Ya no quiere bajar línea, no quiere reflejar ninguna situación. De ahí en más, todo lo que entra o sale de escena, todo lo que se hace y dice, son –ni más ni menos- recursos humorísticos, puestos en función de lograr un chiste. Eso sólo: un chiste. Y ahí sólo importa si es gracioso, no si Gustavo quiso o no ofender a los judíos, los nazis, los DJs, o los subnormales que bailan en las raves donde no les tiran gases letales, pero casi.
Y si hilamos un cachito más fino, me parece que el principal motivo por el que explotó la polémica en torno a la tira de Sala fue el medio en que se publicó. Si esa tira hubiese salido en el Vol.2 de Ordinario, en la Barcelona, en la Lule le Lele o –mirá lo que te digo- incluso en la Fierro, no habría pasado nada. Algunos se reían, otros no, y ya fue. Pero claro, en el contexto de un diario, hace más ruido. Primero porque al diario lo lee un montón de gente que no conoce ni comparte los códigos de Gustavo (que tiene en su haber decenas de chistes con nazis y judíos). Y segundo porque, al ser un diario oficialista, está bajo permanente escrutinio por parte de los medios opositores, siempre ávidos de encontrar un flanco por el cual atacar a Página/12, porque es un grano en el orto de los diarios más poderosos.
Lo más loco es que a lo largo de los años, Gustavo se vio varias veces en la situación de que lo llamaran de los medios donde trabaja para decirle "che, te fuiste un poco a la mierda con este chiste, ¿lo podrás suavizar un cachito?". Esta vez, andá a saber cómo, al encargado de publicar la tira de Sala en Página/12 esta le pareció publicable, así como estaba, así como la vimos. Eso es más limado que el Hitler buena onda que aparece en la historieta.
En Marzo del año pasado, yo escribía "En la tele, todos hablan de Natalie Portman, de Manu Ginóbili o de Cristian U. En el mundillo comiquero –en cambio- hoy la pulenta más que pulenta es un bife, bastante ordinario y amasado en Mar del Plata". Y mirá cómo se dio vuelta la tortilla: hoy de Cristian U no se acuerda nadie y de Gustavo Sala se habla en todas partes. Hoy, sábado 21 de Enero. Por ahí el sábado que viene nadie se acuerda de nada esto y están todos de nuevo con Carmen Barbieri, Santiago Bal o alguna otra pelotudez en ese estilo. Mientras tanto, este blog banca a Sala y a todos los artistas decididos a apostar al humor sin barreras. Si a alguno no le gusta... que la siga chupando.

Yo banco a full al humor sin barreras. Minorías raciales, religiosas o sexuales, discapacitados, indigentes, curas pedófilos, Madres de Plaza de Mayo, campos de concentración, próceres de la patria, enfermedades terminales, tsunamis, AMIA, Torres Gemelas, Cromagnon, todo vale para hacer reir. Después discutimos si el chiste es gracioso o no, si es de buen gusto o de mal gusto (aunque sobre gustos...). Lo que no se puede discutir es el derecho del artista de joder con lo que se le canten las bolas.
El verbo clave es "joder". Muchachos, era una joda... Y además es obvio, no? ¿Qué hace un DJ del 2011 en un campo de concentración de 1941? Claramente ahí, en la primera viñeta, se rompió el verosímil, quedó absolutamente claro que esto NO es real. Cuando la tira descarta el verosímil, pierde todo valor testimonial, todo valor documental. Ya no quiere bajar línea, no quiere reflejar ninguna situación. De ahí en más, todo lo que entra o sale de escena, todo lo que se hace y dice, son –ni más ni menos- recursos humorísticos, puestos en función de lograr un chiste. Eso sólo: un chiste. Y ahí sólo importa si es gracioso, no si Gustavo quiso o no ofender a los judíos, los nazis, los DJs, o los subnormales que bailan en las raves donde no les tiran gases letales, pero casi.
Y si hilamos un cachito más fino, me parece que el principal motivo por el que explotó la polémica en torno a la tira de Sala fue el medio en que se publicó. Si esa tira hubiese salido en el Vol.2 de Ordinario, en la Barcelona, en la Lule le Lele o –mirá lo que te digo- incluso en la Fierro, no habría pasado nada. Algunos se reían, otros no, y ya fue. Pero claro, en el contexto de un diario, hace más ruido. Primero porque al diario lo lee un montón de gente que no conoce ni comparte los códigos de Gustavo (que tiene en su haber decenas de chistes con nazis y judíos). Y segundo porque, al ser un diario oficialista, está bajo permanente escrutinio por parte de los medios opositores, siempre ávidos de encontrar un flanco por el cual atacar a Página/12, porque es un grano en el orto de los diarios más poderosos.
Lo más loco es que a lo largo de los años, Gustavo se vio varias veces en la situación de que lo llamaran de los medios donde trabaja para decirle "che, te fuiste un poco a la mierda con este chiste, ¿lo podrás suavizar un cachito?". Esta vez, andá a saber cómo, al encargado de publicar la tira de Sala en Página/12 esta le pareció publicable, así como estaba, así como la vimos. Eso es más limado que el Hitler buena onda que aparece en la historieta.
En Marzo del año pasado, yo escribía "En la tele, todos hablan de Natalie Portman, de Manu Ginóbili o de Cristian U. En el mundillo comiquero –en cambio- hoy la pulenta más que pulenta es un bife, bastante ordinario y amasado en Mar del Plata". Y mirá cómo se dio vuelta la tortilla: hoy de Cristian U no se acuerda nadie y de Gustavo Sala se habla en todas partes. Hoy, sábado 21 de Enero. Por ahí el sábado que viene nadie se acuerda de nada esto y están todos de nuevo con Carmen Barbieri, Santiago Bal o alguna otra pelotudez en ese estilo. Mientras tanto, este blog banca a Sala y a todos los artistas decididos a apostar al humor sin barreras. Si a alguno no le gusta... que la siga chupando.
Published on January 21, 2012 10:20
January 20, 2012
20/ 01: AVENGERS FOREVER

Urgente una aclaración: esto es pochoclo, pero de gran calidad. Le sobra un numerito, ponele, y el resto es todo muy atractivo, muy disfrutable y está muy bien pensado y mejor ejecutado. No lo pongo al nivel de la saga de Dark Phoenix, ni mamado, pero es mil veces mejor que JLA/ Avengers, por poner otro ejemplo de saga grandilocuente escrita por Kurt Busiek. La única mentira que no le creo a Avengers Forever es que es una historia grossa en sí misma, más allá de que conozcas o no la historia de los Avengers, Kang, Immortus y los 153.672 kilombos temporales, dimensionales y hasta de continuidad con los que se meten (magistralmente, por cierto) Busiek y Roger Stern, quien se suma ya iniciada la serie para darle una mano. Las vueltas que encuentran para explicar todo son brillantes, la erudición geek que demuestran es pasmosa y encima todo está integrado a una historia que te atrapa, que te tiene tenso hasta el final. Pero no jodamos: si este es tu primer comic de Avengers, dudo que logres pasar del segundo episodio, porque enseguida te va a caer la ficha de que están todos cagándose de risa de un chiste que no conocés y que nadie te explica. Es cierto, cada tanto hay una página que dice a qué comics hace referencia Busiek en cada viñeta. Pero no te vas a poner a buscarlos uno por uno (son cientos) mientras leés Avengers Forever... ni aunque estés tan hecho mierda como para tenerlos todos en tu casa.
¿Qué hacés, entonces? Confías. Suponés que Busiek y Stern (responsables de dos de las mejores etapas en la ilustre historia de los Avengers) no te van a estafar, no se van a limpiar el culo con Stan Lee, Roy Thomas, Steve Englehart, John Byrne y los demás autores grossos que los precedieron. Los van a leer, los van a reinterpretar y de las historias viejas van a sacar ideas nuevas. Incluso van a explicar bien cosas que en su momento no se explicaron, o se explicaron mal. ¿Importa que en 1999 Busiek explique una contradicción que tres geeks descubrieron en un comic de 1974? No sé si importa, pero seguro suma. Eso es lo mejor que tiene Avengers Forever: cuenta una historia copada, que va para adelante, que no resigna desarrollo de personajes ni mucho menos machaca (hasta la Supreme Intelligence entra en acción!), siembra plots a futuro y al mismo tiempo pasa en limpio un montón de cosas turbias, borrosas, fruto de tantos años en los que tanta gente mete mano en creaciones que no son suyas, sino de una empresa. Cada tanto alguien tiene que hacerlo y el maestro Busiek demostró que no se necesitan reboots, ni realidades paralelas, ni pactos con Mephisto.
Si esto se hubiese publicado en DC, se llamaría Crisis on Infinite Timelines. De hecho, el glorioso Carlos Pacheco rinde tributo muchas veces a lo largo de los 12 episodios a las proezas que hiciera George Perez en Crisis on Infinite Earths. Acá es donde Pacheco se termina de consagrar como uno de los tres o cuatro mejores dibujantes de superhéroes que hay hoy en el mercado. Cuerpos en acción, expresiones faciales, fondos, combates entre centenares de personajes, momentos tranquis, todo cobra vida de la mano de Pacheco y todo se hace espectacular sin llegar a ser estridente y sin obstaculizar la lectura, sin opacar la complejidad de la trama. Un laburo realmente impresionante del prócer gaditano.
Hacía mucho que no reseñaba un comic de Marvel, pero me puse las pilas y –aprovechando las vacaciones- me bajé en menos de un día esta voluminosa e impactante epopeya vengadoril. La había leído cuando salió en comic-books, pero realmente no recordaba que estuviera tan buena.
Published on January 20, 2012 13:36
January 19, 2012
19/ 01: ALACK SINNER Vol.8

Pero claro, Muñoz y Sampayo proponen y el que dispone es Sinner. Y no, por más que lo intenten, El Caso USA (de 2004-05) termina por parecerse poco a los clásicos de los ´70. Alack largó el pucho y está a punto de ser abuelo, Joe (el del bar) se está por jubilar, Nick Martínez ya colgó la chapa y la reglamentaria hace años, está todo demasiado cambiado. Lo único que no cambia es la corrupción. En los ´70 la veíamos en garcas más chicos y en El Caso USA la vemos a un nivel de garcas tamaño Galactus. Faltan poquitos días para los atentados del 11/09/01 y Sinner se ve envuelto en una compleja tramoya entre la mafia, los funcionarios del gobierno de George W. Bush y dos agencias de espionaje, supuestamente dedicadas a garantizar la seguridad del pueblo de los EEUU.
El contexto es distinto, la magnitud de lo que está en juego también, pero Alack reacciona como en los ´70: investiga, se involucra, se cubre y cuando la cosa se hace personal y se meten con su hija, no tiene problemas en repartir piñas o pelar el chumbo. Parece mentira, pero Muñoz y Sampayo armaron un comic bien de género, con un héroe definido, incuestionable, casi como "los de antes". Sinner se desenvuelve con coraje por una trama intensa, muy bien pensada, con vericuetos impredecibles y momentos más... protocolares. El detective se juega la vida varias veces, parece flaquear (cuando cae de nuevo en el pucho), termina por deber unos cuantos favores, y finalmente sale victorioso, con su integridad intacta y con apenas un par de sueños aplastados por la mierda a la que se tuvo que enfrentar, y sobre todo por el lugar que ocupa esa mierda en la estructura de poder del país donde vive.
Ese epílogo, esas últimas tres páginas que transcurren tres años después del 11/9, resumen un poco todo: pasan los gobiernos, pasan las guerras, EEUU cambia de enemigos, un montón de gente sufre y muere sin demasiado sentido ni explicación, y lo que se mantiene siempre es un status quo injusto, de prosperidad e impunidad para un grupito de garcas enquistado muy, muy arriba. Muñoz y Sampayo lo exponen de modo filoso, con cáustica ironía, como para amargarnos el final feliz que Sinner había logrado para el tramo aventurero de la obra, como para recordarnos que la desazón y la abyección moral tienen todo para ganar, incluso cuando parece que van perdiendo.
El dibujo de Muñoz está perfecto. Encasillado (como en las primeras historias de Sinner) en la grilla de tres tiras, sin superar casi nunca las seis viñetas por página, el genio del claroscuro pone la magia de su pincel endemoniado al servicio de este cautivante relato. Por ahí se luce menos que en otros trabajos, seguramente para integrarse mejor con los textos, para no distraer al lector con su virtuosismo y permtirle concentrarse a full en la trama. Aún así, controlado y sin estridencias, Muñoz da cátedra de cómo combinar dibujo expresionista y narrativa clásica. Cátedra en la que deberían inscribirse unos cuantos.
Ojalá tengamos pronto un nuevo regreso de Alack Sinner, aunque sea viejo y choto. Es uno de esos clásicos de la historieta mundial que no pasan de moda, que cada vez que reaparecen redefinen todo, sin los cuales nada es lo mismo. Excepto que vivas en Argentina, donde Sinner no se edita, ni se difunde, ni nada, como si Muñoz y Sampayo en vez de genios fueran pichis, o en vez de argentinos fueran zimbabwenses...
Published on January 19, 2012 11:58
January 18, 2012
18/ 01: LOCKE & KEY Vol.1

En el arco inaugural de su ópera prima comiquera, el gauchito Hill demuestra que entiende a la perfección el medio en el que salió a probar suerte. Sabe perfectamente dónde cortar cada episodio para generar suspenso, dónde meter los flashbacks, donde callarse la boca y dejar que el dibujo se haga cargo de la narración, se ve que tiene muy buen oído para los diálogos, que trabajó muy bien a los personajes protagónicos, que no le cuesta generar ideas visuales... Cuando quiera, puede dejar de escribir literatura y vivir muy decorosamente como guionista de comics.
Como acá tiene que presentar a todo el elenco y a los principales conflictos de la serie, Hill recurre al viejo truco de los lugares comunes. Mucho de lo que pasa es lo que ya te imaginás, porque lo viste mil veces: los chicos cambian de ciudad y se tienen que adaptar a una nueva escuela y nuevos compañeros, hay un lugar al que todos tienen prohibido entrar pero uno de los chicos igual entra, hay canas vigilando un perímetro para que el villano no invada Keyhouse pero este igual se manda... En esas y muchas otras escenas, Hill elige la no-sorpresa. Y se guarda el impacto para muchas otras, en las que no tenés forma de imaginarte lo que está por pasar, cómo se puede llegar a resolver cada situación.
El resultado es un primer arco muy atractivo, con una gran mezcla de misterio, comedia, drama y violencia, que rápidamente te mete de lleno en la historia y que te da ganas de salir corriendo a manotear el Vol.2. Menos mal que compré varios tomos juntos... y todo por culpa de un lector del blog, Alfredo Rodríguez (autor del libro reseñado el 12/9/11), que me vendió esta serie con la frase "está buenísima y la dibuja mi hermano".
En cuanto al trabajo de Gabriel Rodríguez, hay que decir que es más que interesante. Para que lo ubiques es una especie de Ted Naifeh-Linda Medley-Eric Canete, con muy buena narrativa y un gran laburo en los fondos, los detalles y las texturas. Lo único que le resta algún puntito es que se le notan algunos de los vicios que incorporan los autores americanos (no sólo NORTEamericanos) cuando tratan de dibujar "a la japonesa". Si logra controlar esa desviación (o canalizarla hacia una onda más Humberto Ramos/ Carlos Meglia), vamos a ver a este dibujante chileno ascender rápidamente al Olimpo del mainstream yanki. Lo visto hasta ahora es muy, muy promisorio, y encima está apuntalado por un colorista, Jay Fotos, al que nunca había oído nombrar pero es excelente.
Y bueno, en vez del loguito de Vertigo, Locke & Key tiene el de IDW. De última, eso es lo de menos. Lo importante es que apareció una nueva serie 100% controlada por sus autores que vende bien, gana premios y deslumbra desde el primer tomo tanto por lo que promete como por lo que cumple. Y hablando de promesas, prometo volver pronto a visitar Keyhouse.
Published on January 18, 2012 11:46
January 17, 2012
17/ 01: EL ESCORPION Vol.8

Probablemente –y mirá la bomba que estoy por tirar- este sea el mejor tomo de la serie. No sólo acá avanza un montón el plot que arrancó en el tomo anterior, relacionado con los oscuros secretos del origen del Escorpión, la compulsión del Papa por eliminarlo, etc., sino que además en estas 46 páginas hay una trama que se plantea, se desarrolla y se resuelve a la perfección. La primera saga larga de El Escorpión (la de los Vol.1 al 6) sorprendía (entre otras cosas) porque cada tomo terminaba en un cliffhanger maligno, con nuestro héroe al filo de la muerte, con todo a milímetros de pudrirse para siempre. En este nuevo episodio, Desberg encontró la vuelta que le faltaba para poder hacer las dos cosas: bancar el in crescendo de las tramas centrales de la saga mayor, y ofrecernos la posibilidad de disfrutar una aventura que empieza y temina.
Una aventura que tiene que ver con un montón de avechuchos conjurados para que el Papa nunca reciba los cofres repletos de oro que necesita para que no se le subleven sus tropas de monjes guerreros. Tal como yo sospechaba en la reseña anterior, la onda Indiana Jones de los primeros álbumes se fue para no volver. Ahora la mano viene más por el lado de la intriga palaciega, con jerarcas del Vaticano y nobles señores de familias potentadas, un elenco de ricos y famosos donde no faltan los impostores, los canallas y los traidores capaces de sacrificar su honra por un poco de oro, o incluso por un buen polvo.
Y ahí hay un potencial peligro, algo que si Desberg no pilotea con muuuucha cintura, lo puede llegar a complicar: desde que la acción se centra en Roma, el elenco no para de crecer! Para este tomo, el protagonismo está repartido entre 10 ó 12 personajes importantes, y eso puede repercutir, primero en cierta confusión para el lector que se engancha tarde (que alguno siempre hay) y segundo en cierta pérdida de chapa del verdadero protagonista, el Escorpión, que sigue siendo el que más peso tiene en la trama, pero ahora comparte el spotlight con demasiada gente. Para el próximo tomo, quiero suponer que uno de los personajes que se suman en este, el asesino de la cicatriz, va a terminar por ser el ángel al que hace alusión el título de este tomo (La Sombra del Angel). Si no, no se entiende por qué se llama así.
Lo cierto es que, además de los apabullantes logros y las arriesgadas apuestas de Desberg, lo que hace hipnótico a El Escorpión y te llena el alma tomo a tomo es el dibujo del suizo hijo de tanos. Fuera de joda, qué lindo es ver mejorar a un tipo que arrancó tan arriba. Marini ya está en ese nivel en el que toda definición estilística le queda chica. En sus páginas conviven lo mejor de la escuela realista europea (Hermann, Milo Manara, André Juillard), con elementos "menos europeos", como las figuras llenas de dinamismo o los primeros planos llenos de expresividad. De ese cóctel de influencias (en el que también subyace, en algún lado, Katsuhiro Otomo, a quien Marini choreaba a mano armada en sus inicios) sale un estilo perfectamente adaptado al gran protagonismo que tiene el color (que además es excelente) y también a las nada despreciables exigencias que plantea la narrativa de álbum francés, con muchas páginas de más de siete viñetas.
Ya salió el Vol.9, pero hasta ahora lo vi sólo en hardcover. Ni bien pinte en softco, me lo compro y lo leo, porque esta serie está en un momento realmente increíble.
Published on January 17, 2012 16:46
January 16, 2012
16/ 01: HELLBLAZER: HOOKED

Hooked nos lleva al maravilloso mundo de los gualichos, de las pócimas para enamorar, del amor inducido mediante la magia, o en una de esas la química. John está on fire con Phoebe, la médica, pero ella lo tiene hasta ahí. Sabe (o por lo menos sospecha) que la relación está condenada al desastre. John recurre a las artes oscuras: una poción elaborada por la joven (y lanzada) alquimista Epiphany Greaves va a lograr que Phoebe cambie de opinión y le muestre a nuestro ídolo el cartelito de "oferta" prendido a la chabomba. Pero claro, la cosa se va complicar heavy, porque Milligan (no yo, porque lo leí el 9 de Marzo) se acordaba de lo que pasó en el tomo anterior, cómo se resolvió y gracias a quién. Esa amenaza que, según yo mismo "casi no asustaba", acá asusta y mucho, porque así como Phoebe se hace adicta a la... presencia de John (por ser sutiles), John se hace adicto a una sustancia que sólo le puede proveer un demonio jodido, un ekkimu llamado Julian. John lo trata de cagar, no le sale, y Julian va a pasar a cobrar... por lo de Phoebe.
A lo largo de los tres episodios de Hooked, pasan muchísimas cosas y el ritmo no decae nunca. Olvidate de la bajada de línea social que tanto le aplaudíamos a Milligan en el tomo anterior. Acá menciona un tema candente (el "date rape"), pero lo importante es la machaca sobrenatural al palo y la historia de amor, claro. Es todo tan grosso que los dos episodios que completan el tomo son epílogos a esta trilogía. El primero tiene un problema, y es que John tiene que "pelear contra algo", para no estar 22 páginas llorando por su chica. Pésima decisión: Milligan lo hace pelear contra una cosa tan fumanchera y tan traída de los pelos que no tiene sentido. El otro epílogo es mil veces mejor y tiene que ver con el entorno familiar de Epiphany Greaves, que estuvo cerca de convertirse en tercera en discordia en el romance entre John y Phoebe y que –me da la sensación- se va a convertir en un personaje importante en los próximos arcos. Ese capítulo es Hellblazer puro, con magia, chamuyo, mala leche y una línea demasiado borrosa para separar a John de "los malos".
La trilogía inicial está muy bien dibujada por Giuseppe Camuncoli, que aún le hoy afana un poquito a Marcelo Frusín, pero la tiene muy clara. Dibuja a John un poco joven para mi gusto y todo lo demás le sale bárbaro. La acción, los garches, Londres, todo está muy bien. Pero, pobre pibe, al lado le ponen a Simon Bisley, la Bestia, totalmente en crack. Bisley pela como pocas veces, se juega en la narrativa, se desloma en los fondos, se fuma páginas de seis cuadros, y encima encontró una técnica para entregar las páginas a lápiz, que es donde más se aprecia la vitalidad, la fuerza del trazo de este monstruo. Jamie Grant colorea los capítulos de Camuncoli con pilas, bien, lindo... y en los de Bisley deja la vida. Cambia totalmente la paleta, el registro, todo, en función de acoplarse a los lápices de la Bestia que, al no tener tinta, se prestan a un tratamiento mucho más jugado por parte del colorista. El resultado son dos episodios en los que Bisley y Grant (otro Grant, no la Bruja) te ametrallan con una sucesión de las más bellas páginas que hayan aparecido en mucho tiempo en este, el título más longevo que hoy tiene DC.
Con Camuncoli de titular y Bisley de suplente, este equipito dirigido por Peter Milligan está "para pelear cosas importantes". Prometo no dejar pasar otros 10 meses para volver a visitarlos.
Published on January 16, 2012 14:33
January 15, 2012
15/ 01: MURMUR

No tengo la menor idea de por qué Mattotti, que venía de romperla con un álbum en el que el guión le pertenecía (la fundamental Fuegos), optó por volver a trabajar con un guionista. Tampoco leí nunca guiones de Kramsky dibujados por alguien que no sea Mattotti, con lo cual no sé si este guionista podría adaptarse a otros dibujantes, o si se le ocurren las ideas pensando en cómo Mattotti las va a dibujar. Lo cierto es que acá se da esa extraña alquimia en la que hay que concentrarse mucho para aceptar que hay más de un autor. En Murmur metieron mano dos personas, pero no se nota en ningún momento. Todo el tiempo esto parece una creación integral, total, monolítica, de un sólo autor, obviamente muy limado.
El guión nos narra la historia de un tipo que deberá enfrentar a sus miedos para recuperar sus memorias y reconciliarse consigo mismo. Hay una mínima aventura, pero lo realmente interesante es el viaje interior de Murmur, el protagonista. Por supuesto, todo está repleto de simbolismos y metáforas, como aquellas pelis de Wim Wenders de los ´80, hoy bastante olvidadas. A lo largo de las 42 páginas nos encontramos con un montón de elementos demasiado fumados, imposibles de explicar desde lo racional. Pero –mirá qué loco- esto no es óbice para que la historia se entienda, para que el periplo de Murmur se concrete, para que lo que abre al principio cierre satisfactoriamente al final.
Alguna vez, Mattotti dijo sobre este trabajo "Kramsky y yo nos divertimos construyendo una estructura narrativa para después destruirla creando un efecto de vuelco. Cada vez que estábamos listos para la fabulación clásica, cambiábamos de rumbo. Era como luchar contra la estructura misma de la historieta". Y coincido bastante: el personaje que parece el villano después no lo es, la que podría ser el interés romántico tampoco concreta nada, el encuentro entre Murmur y su madre es un amague que nos comemos todos, y así. Es una historia plagada de caprichos (esos peces con osamenta, esos dos duendecitos bizarros que se llaman Hans y Fritz, como los Katzenjammer Kids), que casi a pesar suyo se puede leer como un comic arriesgado, vanguardista, con mucho vuelo poético, pero coherente.
La cita de Mattotti nos permite inferir que San Lorenzo metió bastante mano en el guión. Lo imposible sería pensar lo inverso, que Kramsky mojara en el dibujo. A nivel visual, esto es 100% Mattotti, es el genio de Udine (y miembro del inolvidable Grupo Valvoline) en todo su esplendor, con todas las pilas. Llega incluso a dibujar páginas de seis viñetas, cosa que no le hemos visto prácticamente nunca en las obras que él mismo escribe. Por supuesto, mucho más que sus logros en materia de narrativa, lo que impacta es su manejo del color, de las formas y las texturas. Mattotti –ya se dijo mil veces- es el artista plástico que mejor entendió a la historieta. Cada una de sus viñetas es un cuadro que bien podría enmarcarse y exhibirse en cualquier galería de arte. Hasta la viñeta más intrascendente nos regala una composición impecable, una paleta hipnótica, unas formas casi oníricas, un placer para los ojos que va infinitamente más allá de lo buena que pueda estar la historia.
Un dato más: Murmur estuvo nominada para el premio a la Mejor Historieta Extranjera en Angouleme, pero perdió contra V for Vendetta. Y cuenta la leyenda que el comentario de Alan Moore fue "están todos en pedo, le tendrían que haber dado el premio a Kramsky y Mattotti". Vos sabrás si creerle al Mago de Northampton... Yo sigo firme acá, en mi reivindicación (a veces solitaria) de Lorenzo Mattotti, el poeta del color, uno de los gigantes surgidos del período más fértil que tuvo el comic para adultos en Italia.
Published on January 15, 2012 09:57
January 14, 2012
14/ 01: DC COMICS PRESENTS JLA: HEAVEN´S LADDER

Y la verdad que buenas críticas... la pindonga. No confundamos calidad con grandilocuencia. El guión del maestro Mark Waid es todo lo ambicioso que puede ser un comic de la JLA y más. Al lado de Heaven´s Ladder, toda la etapa de Grant Morrison es una pelotudez pedestre, una luchita insulsa contra ladrones de bancos de la B Metropolitana. Acá se manejan conceptos mucho más complejos, de dimensiones cósmicas zarpadas, pensados para desafiar la imaginación incluso de los lectores muy curtidos en esto de las sagas superheroicas. Hasta ahí, joya.
Pero, ¿alcanzan estos conceptos para dar sustento a un buen guión? Estoy entre el "no" y el "hasta ahí nomás". El primer problema es uno muy típico de esta etapa de la JLA: no hay desarrollo de personajes. Que va de la mano con otro: hay demasiados personajes. Los siete grossos más Plastic Man, Steel y Atom. Diez héroes para 72 páginas significa que varios de ellos apenas logran mojar el pancito en el tuco. Están porque tienen que estar, por una cuestión de chapa, pero el aporte de cada uno (salvo Atom) es mínimo y todos eran perfectamente reemplazables por la JSA, los Titans, los Avengers o los X-Men.
Otro punto flojo: los mecánicos cuánticos se robaron no menos de 25 planetas. ¿Hay alguna explicación para que sólo la Tierra tenga héroes que intenten desentrañar este misterio y luchar para recuperar su planeta? No. Los héroes de los otros mundos (con Adam Strange a la cabeza) colaboran con la JLA una vez que los terrícolas pusieron en marcha el plan para resolver el conflicto. Y por supuesto, el traidor, el que complica todo al final y genera la hiper-machaca a todo o nada, también tiene que ver con la Tierra.
Recién cuando irrumpe este personaje (a 20 páginas del final), el guión pela algo así como un antagonista. Hasta ahí, había meros obstáculos, nimios, intrascendentes, sin peso real en la trama, que apenas generaban peleas pelotudas para rellenar viñetas. Boludeces sin las cuales este podría haber sido un comic sin superhéroes, un capítulo grosso de Star Trek, ponele. La machaca del final es el único tramo de la novela que justifica la participación de estos tipos con superpoderes. Y dura 10, 11 páginas, no mucho más. O sea que los hallazgos del guión están más en la concepción que en el desarrollo mismo de la obra. Y al ser Mark Waid el guionista, sabés que hay garantía de buenos diálogos.
De todos modos, el gancho era el dibujante, Bryan Hitch, que a partir de su laburo en The Authority se había convertido en una estrella imbatible. Acá lo vemos pelar a full, decidido a aprovechar las posibilidades del formato gigante para devastarnos las retinas con fondos, figuras y caras laburadísimas. Si te gusta el dibujo realista, esto te va a emocionar. El laburo de Hitch también está muy bien apuntalado por el entintador Paul Neary y la colorista Laura Depuy, que despliega una gama de efectos digitales tan vasta como sorprendente.
Para llenar las 100 páginas, viene como complemento el número 1.000.000 de Green Lantern (de 1998), también dibujado por Hitch con bastante onda, bastante dinamismo, pero mucho más jugado a la figura humana (al resto le da mínima bola) y entintado con menos sutileza por Neary y Andy Lanning. El guión de Ron Marz es tan flojo como cualquier otro guión de Marz de esa época, con el agravante de que está todo muy enganchado con una mega-saga acerca de la cual se nos brinda muy poca información. Y por si fuera poco, termina en "continuará".
Si descubriste a Bryan Hitch a raíz de su paso por The Ultimates, seguramente te va a cebar tener esto, que es justo anterior. Si sos fan incondicional de la JLA "icónica" seguro lo tenés. Y si sos fan de Waid, sabés que tiene un montón de trabajos más interesantes (y más merecedores de tu billete) que este, que sin ser un desastre, se queda un poquito a mitad de camino.
Published on January 14, 2012 14:45
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