Andrés Accorsi's Blog, page 235

February 5, 2012

05/ 02: La 6e HEURE Vol.1

O en criollo, la sexta hora. Así se titula esta trilogía creada por Nicolas Pona para la colección Secrets du Vatican, una línea de historietas relacionadas con misterios y runflas que giran en torno a la religión católica, ya muy asentada dentro de la editorial francesa Soleil.
La primera parte de la trilogía se pasa un poquito de críptica. No porque no se entienda lo que pasa, sino porque hay pocas pistas de cómo carajo se va a explicar lo que pasa. Por un lado, tenemos a Yanis Berdzeni, inspector de policía, cuya esposa lleva meses internada en terapia intensiva. Berdzeni tiene una increíble habilidad con las manos y le encantan los trucos de magia. También tiene una moral un poquito... elástica, que le permite estar en excelentes términos con una tríada de la mafia china que maneja la prostitución en la gran ciudad (que no se sabe bien si es de Francia o de EEUU). Es un personaje muy bien construído, con todo como para hacerse cargo del rol protagónico hasta el final de la saga.
Por el otro lado tenemos a un minón infernal, Samaëlle, una pelirroja, muda (para los que dicen que no existe la mujer perfecta), que sale de la cárcel y se reencuentra con una nena muy locuaz e inteligente que supuestamente es su hija. Samaëlle tiene un bolso lleno de piezas de oro, maneja unas técnicas de combate absolutamente devastadoras y tiene mucho que ver en varias masacres que van diezmando las filas de la mafia china, entre otras organizaciones criminales. ¿Quién es Samaëlle? ¿Tiene superpoderes? ¿Es un ángel, o un demonio? ¿Será posible que sea inmortal? ¿Cuál es su relación con esas balas de oro talladas? Hasta ahora hay pocas pistas.
Para hacer más espeso el misterio, casi sobre el final del tomo aparecen dos páginas protagonizadas por Jesucristo, cuando ya esaba crucificado, y Longinus, el legionario romano dueño de la famosa lanza que atravesará el pecho del mesías condenado. ¿Cómo engancha esto con todo lo demás? Habrá que seguir leyendo...
A pesar de que se zarpa escamoteando pistas, Nicolas Pona arma un planteo bastante ganchero. Tiene muy buenos personajes secundarios (me encantó el pintor que sólo ve el color rojo) y maneja muy bien todo lo que tiene que ver con el habla cotidiana de la gente. Lo más interesante es algo que ya vimos en otros comics, principalmente en Death Note: la cana, con sus procedimientos, su balística y sus forenses, trata de explicar muertes que –los lectores lo vemos claramente- tienen que ver con una movida sobrenatural, a años luz de lo que las autoridades terrenales pueden llegar a resolver. Igual falta mucho para que el rompecabezas se termine de armar.
¿Cómo caí en esta serie? Porque la dibuja Juan Ferreyra, el prodigio cordobés que la rompió en Rex Mundi, serie fetiche de este blog. Pero atenti, que este Ferreyra no se parece tanto al de aquel clásico. El color tiene mucho menos peso, todas las figuras están definidas por la línea negra, y –sobre todo- hay muchas más viñetas por página. El resultado es un producto mucho menos personal, de mucho menos lucimiento para Ferreyra. El cordobés se sigue zarpando a la hora de elegir algunos ángulos, le pone mucha expresividad a los personajes (especialmente a Juan Dominicain, el cana compañero de Berdzeni), pero está o mucho más contenido, o menos inspirado que en Rex Mundi. La portada de La 6e Heure te ceba mal: ahí Ferreyra está incluso mejor que en Rex Mundi. Adentro, en el trajín de las 46 páginas repletas de viñetas muchas veces microscópicas, te encontrás con un dibujante sólido, que cumple con creces, pero al que le falta la magia.
Ojalá esta bestia logre poner todo en el próximo tomo. No lo tengo, pero lo quiero conseguir, porque el argumento del Vol.1 me atrapó como para seguir la saga hasta el final.
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Published on February 05, 2012 08:45

February 4, 2012

04/ 02: EL PECADO ORIGINAL

Con el anuncio por parte de DC de las precuelas de Watchmen, se vuelve a jugar uno de los grandes super-clásicos de la Historia del Arte: Etica vs. Estética. Cualquiera que tenga la menor noción de ética se sentirá indignado por la movida de DC y cualquiera que tenga un mínimo de interés por lo estético se sentirá atraído (cuando no compelido) a leer estas historietas.
Yo creo que ningún crítico serio puede descalificar a una obra de arte por disentir ideológicamente con quien la produce. De ser así, sólo los filo-nazis, chupacirios y anti-comunistas aplaudirían a Hergé y sólo los oligarcas, xenófobos y pro-milicos venerarían a Dante Quinterno. Sin dudas, se puede profesar ideologías nefastas y aún así crear grandes obras de arte. Incluso obras en las que las ideologías nefastas se expongan claramente, se reivindiquen y se promuevan. El crítico se las tiene que fumar mansito, aunque la bajada de línea le dé náuseas, y limitarse a opinar acerca del valor artístico de la obra, de la calidad en la concepción y la ejecución de la misma. Por eso, ponerse HOY en la vereda de enfrente de Before Watchmen es medio pelotudo. Hay que aguantar a leerlo y ver qué onda, aunque a priori nos parezca una turrada maligna o una imbecilidad cósmica.
¿Hacía falta? No. ¿Es éticamente correcto? No. ¿Hay grandes chances de que de acá salgan buenas historietas? Y, sí, no jodamos. ¿Podría haber sido peor? Por supuesto. Primero, porque podrían haber hecho una secuela, en vez de varias precuelas, y ahí sí, las chances de crear una buena historia eran casi nulas. Y después, porque si mirás los autores que tiene DC en las series regulares, salvo cuatro o cinco, el resto no puede ni siquiera aspirar a la chapa y la calidad de la mayoría de los involucrados en Before Watchmen. Está claro que DC puso en este proyecto a los mejores artistas que pudo conseguir.
Ninguno es Alan Moore, claro. Pero hubo momentos en los que Alan Moore tampoco fue Alan Moore. ¿O nos olvidamos de esas atrocidades radioactivas tipo Spawn/ WildCATs o Badrock/ Violator? Esos insultos a la historieta existieron, se publicaron hace menos de 20 años y fueron escritos por el Mago de Northampton, en la época en la que tenía más hambre que el Chavo del 8 y más deudas que pelos en la cabeza. De última, la participación del autor original no garantiza la calidad de las secuelas o precuelas. Y si no, mirá lo que hizo Jodorowsky cuando continuó (para adelante y para atrás) la saga del Incal.
"Todo bien, pero con Watchmen no se jode", sostiene más de uno. Loco, esto es capitalismo salvaje. Acá se jode CON TODO. El problema no es que se hagan precuelas de Watchmen, ni que en vez del Mago estén Len Wein o Straczynski. El problema va mucho más allá y es el Pecado Original. No, no me refiero a la manzana de Adán y Eva ni al hitazo de InXS. El Pecado Original es el sistema de mierda que todavía usan un montón de editoriales yankis por el cual la empresa es propietaria de todo lo que creen los autores para sus publicaciones. Mientras se mantenga esa trampa perversa, injusta y decimonónica, cosas como estas van a pasar siempre. ¿Te indigna cómo se lo empomaron a Moore? Tranqui, fiera, a Joe Simon y Joe Shuster se los empomaron mil veces más. Y a Bill Finger, ni hablar. Y a Kirby le hicieron nuevos orificios por donde empomárselo. Hasta los que rosquearon con la patronal, como Bob Kane o Stan Lee, se volvieron a su casa con una limosna misérrima comparada con la guita que generaron sus creaciones.
Lamentablemente, los lectores podemos hacer muy poco para cambiar el sistema. A lo sumo no comprar Before Watchmen, con la excusa de que tememos que -si les va bien- se venga el After Watchmen. Los que tienen que ponerse las pilas y romper la trampa de las grandes editoriales son los artistas. Estoy seguro que muchos se conforman con ser laburantes bien pagos: reciben su guioncito todos los meses, lo dibujan sin decir ni mu, entregan en fecha, reciben su cheque y la vida continúa sin mayores aspiraciones. Otros –no tengo dudas- se consideran artistas, no laburantes. Y quieren crear y ser dueños de lo que crean. Y llevarse el billete grosso si pintan ediciones en otros países, un videogame, un muñeco o una película con sus creaciones. Pero sin hacer kilombo, las grandes corporaciones no los van a dejar, les van a decir "callate y seguí remando con los demás esclavos". Hace 20 años, cuando irrumpió Image, muchos creímos que el sistema predatorio y esclavista tenía los días contados. Y sí, hoy el trato a los escla... digo a los autores, es bastante mejor. Pero situaciones como la de Before Watchmen nos dan la pauta de toooodo lo que falta por hacer. Ojalá los grossos de hoy tomen nota de cómo las corporaciones tratan a los grossos de ayer y profundicen los cambios. Posta, es urgente.
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Published on February 04, 2012 11:12

February 3, 2012

03/ 02: LOCKE & KEY Vol.3

Hoy cortito, que tengo poco tiempo.
Lejos, el mejor tomo en lo que va de esta serie. La cantidad de llaves se sigue incrementando, los secundarios que cobran chapa también, y el misterio que nos proponen Joe Hill y Gabriel Rodríguez ya se hace tremendamente adictivo. No sé cómo voy a hacer para aguantar hasta mediados de Mayo, cuando sale en softcover el cuarto tomo.
Algunas novedades de este tercer arco: Ellie y el tío Duncan ni aparecen, hay un episodios (probablemente el mejor) muy centrado en Nina (la mamá de los chicos) que en el tomo anterior casi no aparecía, y –lo más impactante- en un momento estalla la machaca, pero heavy de verdad. Cero sutileza, nada "sugerido". Machaca de la buena, con gente que se caga a palos y se arranca miembros.
A todo esto hay que sumarle excelentes diálogos, momentos exquisitos de comedia y toda la acumulación de cosas extrañas e imposibles que se van acumulando en torno a esta casa (Keyhouse) y esta familia (los Locke) que –sin duda- tienen en su pasado un montón de secretos siniestros.
El gauchito Hill sigue afiladísimo para mechar los flashbacks, para intercalar las secuencias tranqui, para generar los climas espesos y ominosos, y Gabriel Rodríguez está cada vez más afianzado, más que capacitado para bancarse los ambiciosos desafíos que propone el guión. Realmente, esto es un lujo de punta a punta, desde el prólogo de Brian K. Vaughan hasta la última ilustración.
Revolvé cielo y tierra para conseguir esta serie, rosqueá con dealers, hinchá las bolas en las comiquerías... de última, preguntá si la tienen en la cerrajería :P Pero no te quedes afuera, que esto es papa fina de verdad.
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Published on February 03, 2012 12:31

February 2, 2012

02/ 02: LAS CRONICAS DE MALIKI 4 OJOS

Hoy la recorrida por la historieta latinoamericana reciente me lleva a Chile, a encontrarme con Marcela Trujillo, una autora a la que conocía por breves colaboraciones en antologías y de la que siempre quise tener un libro "solista". Trujillo es artista plástica y autora de comics desde su adolescencia (nació en el ´69, así que estamos hablando de unos 25 años de producción artística), pero siempre interrumpió su carrera como pintora para dedicarse a la historieta, o al revés. No conozco su obra pictórica, pero sus comics no dejan ver la mano de una autora que está pensando en pintar cuadros, no están "contaminados" por los otros intereses artísticos de Marcela. A los 27 años, Trujillo emigró a los EEUU y –una vez establecida en New York- descubrió la escena indie de los ´90, lo cual la reconcilió con la historieta. Desde entonces, es un referente ineludible en el género de la autobiografía, que es el que elige cada vez que decide volver a dibujar comics.
Las historietas reunidas en este tomo nos cuentan ese tránsito de Trujillo de chica punki chilena, a inmigrante en New York, a artista reconocida, mujer adulta y madre de dos hijas. Hay detalles de su infancia, de sus viajes, de su labor como docente (una vez que regresó a Chile) y mucho, muchísimo, de su vida afectiva y hasta de su intimidad. Lo primero que sorprende (además de la calidad del dibujo, que es superlativa) es la honestidad con la que Trujillo revela y hace públicas sus fantasías sexuales, sus perversiones, su deseo y un montón de cosas referidas a los genitales (propios y ajenos) que uno generalmente hace "puertas para adentro". A través del personaje de Maliki, Trujillo logra desembarazarse de todo tipo de pudor y va al frente, como una locomotora, a exponer públicamente los pormenores de su vida sexual.
Eso es en las primeras historietas. Después, a medida que cuenta historias de una Maliki más madura, el voltaje sexual baja un poco y las crónicas van más hacia la sátira costumbrista. Trujillo retrata al ambiente de los artistas plásticos newyorkinos, baja línea acerca de la guerra de Irak impulsada por el borracho-genocida-retrasado mental George W. Bush, revela detalles truculentos de su infancia en Chile, en la época del golpe militar de 1973, juega con el tema de su sobrepeso... todo mucho más tranqui que los diálogos que tenía con su clítoris mientras se lo frotaba en los primeros episodios. Su relación con el padre de sus hijas, el nacimiento de las mismas, el regreso a Chile, la ruptura de la pareja y su trabajo como docente le dan a Trujillo la materia prima para el último tramo del libro, el de la Maliki ya adulta, que se acerca a los 40 y ve la vida de un modo totalmente distinto al de las primeras historietas.
En general, las historias son atractivas, divertidas y hasta se hace soportable que los personajes chilenos hablen con los localismos de ese país. Lo más interesante, sin duda, es ver evolucionar a la autora a través del personaje. Y por supuesto, lo que hace fundamental a Marcela Trujillo es su estilo de dibujo, que tiene mucho que ver con el under norteamericano y que también evoluciona con el correr de los años. Las virtudes gráficas de Trujillo son imposibles de enumerar, pero lo que a mí más me gusta es cómo logra mantener una onda caricaturesca y funny dentro de una estética MUY realista, sobrecargada de detalles (la delirante dibuja hasta la textura de los sweaters, cada puto hilito de lana entretejido con el de al lado). También me gusta cómo piensa las secuencias, cuándo permite que el dibujo se haga cargo de llevar adelante la narración... y esas ilustraciones recontra-laburadas, que parecen las que hace Diego Parés en Barcelona. En las últimas historietas, Trujillo demuestra que (como Robert Crumb) cuando quiere, puede sintetizar su trazo y lograr una estética claramente de cartoon. Que también le queda genial. Pero cuando sobredibuja y se zarpa en los detalles, en los fondos, en cada pelo de cada personaje, es donde realmente te hace golpear la mandíbula contra el piso.
¿No es hiper-original? No calienta. De última, es de Chile, donde NUNCA hubo historietistas hiper-originales. Y puestos a tomar modelos de afuera, entre tanto boludo que mira los comics chotos de Image de los ´90, una que mira a Crumb, Jessica Abel, Phoebe Gloeckner, Charles Burns o Daniel Clowes sigue siendo un gran avance.
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Published on February 02, 2012 06:31

February 1, 2012

01/ 02: HOY NO HAY NADA...

Y, la verdad que se me complicó. La tormenta hizo que la tensión eléctrica subiera y bajara y cada mínimo bajón de tensión hizo que se me apagara la compu unas... seis veces. Así, lo que tenía que hacer en dos horas lo terminé haciendo en más de tres.
Pero tranqui, que mañana hay reseña como todos los días.
Tengo las cifras de venta de Districomix de Enero, pero no son muy representativas porque laburé sólo 15 días. Banquemos hasta Marzo y publico todo junto, lo más vendido de Enero y Febrero.
Hoy, simplemente aprovecho para agradecerle a los lectores el increíble aguante que le han hecho a este blog durante Enero. Pasamos las 22.000 visitas! Yo creía que nunca íbamos a superar las 20.500 de Diciembre, pero las recontra-superamos este mes. Gracias... totales!
Y ya que estamos, también aprovecho para recomendar otra vez el otro blog diario con el que "le meto los cuernos" a 365 Comics, que es Soretes Azules, el blog de tributo al maestro Carlos Trillo que hacemos con Diego Agrimbau, Pablo Túnica, Lucas Varela, Laura Vazquez y un montón de especialistas invitados, argentinos y extranjeros.
Ah, también hay textos míos (cortitos y no relacionados con el comic) en Latinauta, el blog de mi amigo Leandro Paolini, centrado en viajes por Latinoamérica. Ese se actualiza una vez por mes, y en Diciembre escribí sobre La Paz y en Enero sobre Lima.
Y casi todos los días estoy posteando noticias en la Comiqueando Online. Hoy, obviamente, la noticia grossa fue la de Before Watchmen, así que ilustro este no-post con la portada que más me gustó de las siete que difundió DC.
Será hasta mañana!
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Published on February 01, 2012 17:47

January 31, 2012

31/ 01: 27 Vol.1

De pibe te gustó tocar la guitarra. Estudiaste hasta convertirte en un buen violero, formaste una banda de rock, compusiste un montón de temas grossos, sacaste un disco, vendió bárbaro, saliste de gira, te hiciste famoso, la hinchada coreó tu nombre y las minas se te entregaron como si fueses un adonis. Un día, se te cagó una mano, la derecha, la que usabas para tocar la viola, y no pudiste volver a tocar. Adios segundo álbum, adios fama, adios contratos millonarios, adios minitasssshhh. Ahora tenés tres mangos en el bolsillo, un juicio de los ex-miembros de tu banda y menos fans que la leucemia. Y por si fuera poco, tenés 27 años, los mismos que tenían cuando se fueron "de gira" estrellas como Jim Morrison, Jimi Hendrix, Kurt Cobain, Amy Winehouse o nuestro Rodrigo. Linda encrucijada, no?
Pero pará, que no termina ahí. Después de agotar las opciones razonables (terapias, operaciones, etc.) caés en el laboratorio de un tipo medio freak que dice que puede devolverte la habilidad con la mano sublevada. El procedimiento incluye una especie jaula, gatos muertos, dos entidades cósmicas y una especie de botonera que te aparece en el pecho. Cada vez que apretás un botón, tenés un superpoder distinto que dura tres horas, pero cuando hayas apretado los botones 27 veces, sos boleta. ¿Qué es esto? Veníamos bien y nos fuimos a la mierda...
Estas son apenas algunas de las puntas con las que Charles Soule nos engancha para acompañarlo en esta extraña y fascinante historia en la que Will Garland tratará de volver a ser la estrella de rock que fue sin morir en el intento. Una historia en la que se meten entidades sobrehumanas alucinantes, perfectamente explicadas, superpoderes bizarros y –cagate de risa- la matemática y la numerología. Y el propio rock, claro, con sus historias, sus leyendas, sus promesas y sus decepciones.
27 arranca muy arriba, como si volvieran los Redondos y arrancaran un show con Ji, ji, ji. Soule tiene muy bien pensado todo, desde el protagonista, hasta el último de los personajes secundarios, sin dejar de lado las extrañas implicancias del número 9 en la historia del arte, ni el dilema moral que implica ese pacto cuasi-faustiano en el que se mete Garland para recuperar la habilidad perdida. También hay algo de acción, para que Garland use los poderes de la botonera, pero por ahora no es lo más relevante. O no tiene tanto peso como lo que le pasa al personaje por dentro, en su fuero interior, donde todo le resulta demasiado limado para ser real, hasta que se encuentra con el fantasma de Jim Morrison y este le explica cómo viene la mano.
La acción está des-enfatizada incluso desde el dibujo, que corre por cuenta del fascinante Renzo Podestá, un rosarino que vive hace varios años en Córdoba y que tiene una ilustre trayectoria en el under argento de los ´90. Para esta serie, Renzo sintetiza su estilo, lo libera de un montón de las rayitas y texturas que exhibía en sus obras más conocidas en Argentina, que son Bangkok y la fundamental Jueves. Las rayitas las guarda para cuando aparece algún monstruo o ente sobrenatural y las texturas las pone con el photoshop, aprovechando que lo dejan ser él quien coloree sus dbujos. Para todo lo demás, opta por un claroscuro fuerte, con iluminaciones muy laburadas ya desde la tinta y después potenciadas con el color. La narrativa es clásica, sin estridencias y sin fisuras y por ahí lo único a mejorar son las figuras en movimiento, que se ven un poquito estáticas. Ojo, sólo en los cuatro episodios de la saga central. Porque después hay un bonus track, una historia breve apenas conectada con la saga de Will Garland en la que se ve a otro Renzo Podestá, mucho más plástico, más jugado tanto en las formas como en el color, más cerca de Lorenzo Mattotti, ponele. Y absolutamente genial.
Con un TPB ya publicado y un segundo en camino (creo que se anuncia en el Previews de Febrero), 27 ya es una serie de culto, de esas que en un tiempito te van a permitir cancherear y decir "obvio, papá, yo la sigo desde el principio". Posta, esto no puede faltar en tu MP3... digo, en tu biblioteca.
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Published on January 31, 2012 15:03

January 30, 2012

30/ 01: iZOMBIE Vol.2

No, esto no era un espejismo. Aquel primer tomo devastador no fue una casualidad, no les salió de pedo a Chris Roberson y Michael Allred. Ya está muy claro que estamos ante una serie fundamental, de una riqueza infrecuente tanto en los planteos como en la ejecución.
En este tomo pasa un poquito menos que en el anterior. O en realidad avanza menos la trama, que no es lo mismo. Porque buena parte de lo que pasa en estos seis episodios tiene que ver con el pasado de los personajes. Un episodio entero se centra en Scott/ Spot, el chico que se convierte en terrier. Roberson nos revela su secret origin, ahonda en sus personajes secundarios y al final le pega un giro potencialmente espectacular. El último episodio está íntegramente protagonizado por Ellie y termina cuando conoce a Gwen, o sea que también es exploración de las historias anteriores al inicio de la saga.
El pasado de la propia Gwen aparece con mucho peso en el arco central: el cerebro que se morfa nuestra zombie favorita es el de la mamá de su mejor amiga, y para resolver los asuntos pendientes entre madre (muerta, claro) e hija, Gwen tendrá que revisitar lugares y personas de su pasado. El subplot que más avanza en el tomo también tiene que ver con la vida de Gwen previa a su muerte: es el que gira en torno a Gavin, su hermano, y pinta más que interesante.
Por si esto fuera poco, Roberson avanza con la historia de amor entre Gwen y Horatio y planta un hito importantísimo en la saga: aparece quien será la villana principal y nos enteramos –a grosso modo- cuál es su plan a mediano plazo. Mientras esto se cocina a fuego lento, la acción pasa por un choque entre dos facciones enemigas de Gwen, pero también enemigas entre sí: los cazamonstruos liderados por Diógenes y las vampiras lideradas por Nemia (de cuyo background también nos habilitan bocha de data). No vayas a creer que hay mucha acción, porque es mínima, pero claro, tampoco es lo más importante. Me queda claro que a Roberson le divierte mucho más la comedia costumbrista (en la que la descose) que la machaca, y me parece perfecto.
Lo único que hasta ahora no cierra ni a palos –y estoy seguro de que es algo que Roberson en algún momento va a explicar- es por qué todo este auténtico festival de freaks sobrenaturales (zombies, fantasmas, vampiros, momias, inmortales, almas que cambian de cuerpo, etc,) se da con tanta naturalidad (valga el oxímoron) en el apacible pueblo de Eugene, Oregon. Ahí hay algo raro y todavía no sé qué es, pero me intriga tanto como el plan de Galatea y el rol que jugarán "los buenos".
Y por supuesto, lo más sobrenatural, lo menos explicable de todo esto, es el nivel del dibujo de Mike Allred. Es increíble y maravilloso a la vez verlo dejar la vida en cada página. A él, que es una estrella, que casi siempre trabajó con sus propios guiones. Acá el tipo baja un cambio y pone su inconmensurable talento al servicio de una historia que obviamente lo ceba, pero que sin dudas le exige muchísimo. Un verdadero lujo, que ojalá dure forever.
Y hablando de lujos, el episodio que no dibuja Allred lo dibuja Beto Hernández. Que es como que se te lesione el Maradona del ´86 y lo reemplaces por el Pelé del ´70. Una especie de ostentación, de canchereada, de "mirá cómo me sobran los autores grossos". Fuerte el aplauso para Shelly Bond, la coordinadora de esta serie, que se permite (y nos permite) estos placeres.
iZombie ya está en la lista de las adicciones jodidas, de las series 100% imprescindibles que tiene hoy el mercado yanki. Todavía no estoy como para ponerme a buscar otros trabajos de Roberson, pero dame un TPB más de esta calidad y no respondo de mí.
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Published on January 30, 2012 17:15

January 29, 2012

29/ 01: VELVETEEN & MANDALA

Yo no tengo problema en que la historia arranque en la página 77 y que todo lo anterior sea totalmente irrelevante. No tengo problema en que me pongas un primer plano de un vómito, o del ojete de una chica lanzando un sifonazo de caca diarreica. Tampoco me resulta infumable la escena en que esa misma chica es violada por siete u ocho zombies. No me jode que los personajes estén claramente trastornados y que hablen raro, ni que por momentos las imágenes cobren un vuelo poético que no encaja con la historia para convertirse en metáforas finolis de lo que les pasa a esos personajes.
Mis problemas con esta obra de Jiro Matsumoto no tienen que ver con la violencia, ni con el sexo, ni con la escatología (que es en lo que hicieron hincapié mis colegas yankis cuando esto se editó en EEUU) sino más bien con la estructura dramática que propone el autor y que, por lo menos para mi gusto, no se sotiene ni a palos. Hay secuencias logradísimas, imágenes de una potencia devastadora (la ciudad abandonada, el garche lésbico, una hoguera en la que arden unos 50 cadáveres), algunos diálogos impecables, una sensación de misterio, de extrañeza, todo muy lindo, muy Taiyo Matsumoto (aunque no son parientes), pero la verdad es que como historia, Velveteen & Mandala no me satisfizo.
Me intrigó, me shockeó, en algún momento me emocionó, me sedujeron varias de las ideas que lanza Matsumoto y al final me quedó la sensación de que faltaba algo, o sobraban miles de cosas. O el autor se pasó de críptico, o yo no conecté con la onda de la saga, o algo raro sucedió. Lo cierto es que en el balance final, la historia de estas dos colegialas medio freaks en una especie de tierra de nadie en la que llueven cadáveres a medio resucitar no me terminó de cerrar. No la puedo putear, porque la verdad me gusta que un autor se proponga cagarse en todo, jugar al límite y ofrecer una obra que no se parece en nada a ninguna otra. Sólo por su carácter de inclasificable, Velveteen & Mandala amerita la lectura, aunque el guión nos deje medio en bolas. Entre tantas toneladas de mangas de colegialas que se enamoran y se celan, uno de colegialas que masacran zombies, comen comida podrida y garchan entre ellas siempre es bienvenido. Pero me queda la sensación de que Matsumoto tenía materia prima para redondear algo más power, más sólido, más trascendental.
Por el lado del dibujo no, no hay absolutamente nada que no me haya cerrado, impactado o conmovido. Como Taiyo, Jiro es un virtuoso fuera de control. Su estilo le guiña el ojo constantemente a los autores mainstream (no tanto a las chicas que hacen shojo, a pesar de la presencia de las colegialas en los roles protagónicos) y a la vez combina esa base normal o predecible con un acabado demencial, repleto de rayitas, de texturas, de cross-hatchings de enorme belleza y enorme fuerza expresiva. Enseguida te das cuenta de que esto es raro, distinto, único. La narrativa es originalísima, el dibujo es extraño y alucinante, todo el tiempo ves a un mago, no a un dibujante. Incluso en el famoso primer plano del garco diarreico, Jiro Matsumoto hace un pase mágico y levanta vuelo. Cada vez que su plumín toca una página, cada vez que aplica una trama mecánica, es una cátedra magistral. Visualmente, pocos placeres se pueden comparar al que binda la lectura de Velveteen & Mandala.
Y bueno, me pondré a buscar otras obras de Matsumoto, a ver si los guiones son más redondos.
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Published on January 29, 2012 17:40

January 28, 2012

28/ 01: FURY: PEACEMAKER

Otra saguita de Nick Fury a cargo de Garth Ennis y Darick Robertson no era algo que uno fuera a dejar pasar fácilmente, y menos después de aquella que salió en 2001 en los albores del sello Marvel MAX (la reseñamos en Febrero de 2011).
Esta segunda saga, sin embargo, es bastante diferente a la anterior, por muchos motivos, principalmente 1) no es Marvel MAX, o sea que no hay puteadas, hay menos gore y la única escena de sexo está mucho más sugerida y 2) no transcurre en la actualidad, sino en plena Segunda Guerra Mundial, cuando Fury no era el capo de SHIELD, sino un valiente sargento de las tropas aliadas que le hacían el aguante a Hitler. También hay diferencias más sutiles. La que más suma es que acá Ennis no se plantea en ningún momento el mestizaje de géneros. Este es un comic 100% bélico, sin espionaje, sin elementos sobrenaturales, sin superhéroes y –lo más importante- sin un sólo chiste.
Ah... te empezó a gustar, no? Es que hasta los más férreos detractores de Ennis tienen que reconocer que, cuando se mete a fondo con la temática bélica y deja afuera los chistes, el irlandés es un acorazado insumergible. Peacemaker es una historia dura, áspera, y mucho más creíble que casi cualquier otra ambientada en el Universo Marvel. Ese detalle no es menor: esta saga está tan en continuidad que hasta revela cómo el viejo Nick perdió el ojo que le falta. Y aún así es un detalle. No es lo importante, porque este es un comic de Garth Ennis, no de Roy Thomas, y la intención no es encarar un retcon minucioso del pasado de Fury. De hecho, a los Howling Commandos apenas si se los menciona al pasar.
Acá, Fury comparte el protagonismo con un grupito de soldados británicos con una misión: eliminar como sea al Mariscal de Campo Stephen Barkhorn, el más brillante estratega de la jerarquía militar de la Alemania nazi. Y ahí se disparan –a falta de uno- tres dilemas éticos complejos e incómodos, a los que Ennis les saca un enorme provecho. Primero, Barkhorn le perdonó la vida a Fury tras una estrepitosa derrota de los yankis en Túnez. ¿Da para matarlo? Segundo, a Barkhorn le tocó presenciar atroces crímenes de lesa humanidad perpetrados por los nazis en Rusia y se indignó tanto que –dicen- planea matar al mismísimo fuhrer. ¿No es mejor dejarlo vivo y que cumpla con su propósito? Y tercero, ponele que Barkhorn o las tropas de Fury matan a Hitler y se termina la guerra: ¿qué hacemos? ¿Qué hace un tipo como Fury cuando no hay guerra? Este último dilema estaba bastante presente en la miniserie anterior, y acá vuelve con todo. Claramente, Ennis concibe a Nick como un enamorado de la guerra.
La trama está un poquito estirada (el primer episodio, sin ir más lejos, no aporta absolutamente nada) pero estos tres dilemas la hacen espesa, inquietante, tensa. Por supuesto, cada tanto irrumpe la acción y los combates entre los panzers alemanes y los bravos soldados aliados le prenden fuego a la página con una violencia zarpada y realista a la vez. Pero (como en la recordada Unknown Soldier), todo se resuelve con diálogos y en el último episodio. Ahí, recién ahí, aparece la mala leche característica de Ennis, y es sumamente bienvenida.
El dibujo de Robertson está muy por debajo de otros trabajos suyos. Tenía dos entintadores que eran garantía: Jimmy Palmiotti (que lo acompañó en la saga anterior de Fury) y Rodney Ramos (que lo entintaba en Transmetropolitan). Aún así, el dibujo (no la narrativa, que es óptima) derrapa miles de veces. Hay viñetas lindas, que parecen de Robertson inspirado, o de Joe Kubert, o de Tim Truman, o de John Severin, y después hay unos abortos infumables que parecen de esos verduleros de Image de principios de los ´90. No sé por qué, pero acá Robertson no logra ni en pedo mantener un nivel sólido y parejo a lo largo de las 144 páginas de la obra.
Lo cual no es óbice para recomendarla a full, porque el guión es excelente. Si sos fan de Ennis, del comic bélico o de Nick Fury, internate entre las líneas enemigas para capturar esta historieta que vale la pena, y mucho.
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Published on January 28, 2012 14:10

January 27, 2012

27/ 01: EL VALS DEL GULAG

Volvemos con el tema del momento, que son los campos de concentración. Esta vez no hay nazis ni judíos, sino que tenemos un gulag, los campos de trabajos forzados del régimen stalinista, un clásico soviético de fines de los ´40 y principios de los ´50.
De todos modos, hay que aclarar de antemano que El Vals del Gulag no es un comic que se propone denunciar los abusos a los que se sometía a los prisioneros. Es realista, tiene un innegable valor documental (cosa que la gente que no entiende nada parece querer atribuirle a un CHISTE), pero su objeto no es bajar línea. Simplemente, el guionista Denis Lapiére toma el contexto histórico de la ex-URSS a principios de los ´50 para contar la historia que quiere contar, que es una de amor. Acá no hay golpes bajos, ni se hace demasiado énfasis en la descripción detallada de los padeceres de los cautivos. Está muy claro que la pasan para el orto y que son víctimas de una injusticia mayúscula (como en el chiste de Sala), y hasta ahí llega Lapiére en su "alegato".
El Vals del Gulag, decía, es ante todo una historia de amor. Un amor gigantesco y a contra corriente, que llevará a Kalia a enfrentarse al mundo para recuperar a Vitor, su marido, el padre de sus hijos, el hombre de su vida, quien fuera injustamente acusado y recluído en un gulag. Es una historia de lucha, de memoria, de lealtad, de sacrificio, pero por sobre todo, de amor.
Lapiére pone todas las fichas a que el lector se identifique con Kalia. La hace protagonizar flashbacks, le permite contar tramos de la historia en primera persona a través de una especie de diario íntimo, nos conmueve con su abnegación, con su valor, con lo que está dispuesta a dejar con tal de reunirse con Vitor. Si alguna vez viviste en carne propia una historia romántica brava, dura, bien cuesta arriba, seguramente te vas a sentir muy cerca de Kalia, aunque vivas 60 años más tarde y en la otra punta del planeta. También hay un par de buenos personajes secundarios, básicamente Baba Grunia y Miguel. Vitor, sin embargo, no es un personaje que se destaque. Está construído en base a silencios y miradas, y su ausencia es más importante que su presencia, excepto por la secuencia (quizás la mejor del tomo) en la que Lapiére nos explica qué es el vals del gulag y que hacía Vitor mientras Kalia movía cielo y tierra para encontrarlo. Y hasta ahí llego. Si doy más data, se pierde el impacto más power de la novela.
Párrafo aparte para el maestro catalán Rubén Pellejero, figura descollante del comic europeo forjada en los ´80 en las revistas de Norma Editorial, casi siempre en equipo con el entrerriano Jorge Zentner. Cuando empezó a trabajar directamente para el mercado francés (mediados de los ´90), Pellejero inició una evolución de su estilo (originalmente cercano al de Alfonso Font) que lo llevó hacia la síntesis. En esta obra nos encontramos con un Pellejero casi minimalista, que elimina líneas y opta por un trazo más grueso, más despojado, que le permite ganar en fuerza y expresividad, una transición no muy distinta a la que viéramos en Jaime Martín, otro hallazgo español de los ´80 transplantado a Francia en los ´90. Pellejero potencia la fuerza expresiva que ganó su dibujo con un tratamiento del color francamente magnífico, que debería ser estudiado a fondo por dibujantes y coloristas de todo el mundo. Noche o día, interiores o exteriores, el catalán encuentra para cada escena el color perfecto, las tonalidades, los climas, las texturas. Sabe cuándo ser sutil y cuándo ser brutal en el planteo cromático de las secuencias y cómo convertir a su paleta en un elemento más para sensibilizarnos y emocionarnos con la historia de Kalia.
Esta es una historieta brillante, cercana a la perfección. Incluso se la podés dar a tu vieja, o a cualquiera que habitualmente no lea historietas y la va a disfrutar como a una buena película o una buena novela no-gráfica. Sigo buscando las obras de Pellejero que todavía no tengo, y sumo a Denis Lapiére (al que recordaba de algúnos unitarios zarpados en El Víbora) a la lista de los guionistas francófonos a tener MUY en cuenta.
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Published on January 27, 2012 14:17

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Andrés Accorsi
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