Andrés Accorsi's Blog, page 145
September 6, 2014
06/09: SUPER CROOKS

Unidos y organizados, los villanos de Millar (con no pocos puntos de contacto con la Rogues Gallery de Flash) se van a España a concretar el choreo de sus vidas. Por qué, cómo, a quién le afanan, cómo les va, son detalles menores. La buena idea, la que convierte a Super Crooks en una historieta entretenida y ganchera, es la que acabo de sintetizar. Después hay cosas que ayudan, que la maquillan y la ponen linda. La extensión, por ejemplo, apenas 106 páginas como para que el guionista no pueda boludear, ni irse por las ramas, y cuente todo con mucho ritmo. En realidad, si nos ponemos en ortivas, esto dura exactamente lo mismo que duraría un largometraje, porque obviamente Millar pensaba convertir esta idea en una película. Pero igual es un mérito, porque es algo que hace más placentera la lectura.
También están buenísimos los diálogos, los guiños sutiles a personajes de Marvel y DC, el equilibrio entre el chamuyo y la acción y el uso ingenioso de los superpoderes de estos villanos. También algo que si leíste mucho a Millar quizás ya te llene un poquito las pelotas, que es esa impronta deconstructivista según la cual detrás de todo superhéroe enmascarado se esconde un facho pasado de rosca, un perverso, un pedófilo o un economista neoliberal de los que van siempre a TN. Yo leí mucho a Millar pero por suerte eso no me produce mayor rechazo. De alguna manera, aprendí a tolerarlo. Y me doy cuenta de que es importante para la trama que haya un nivel importante de corrupción entre “los buenos”.
El dibujo es obra de Leinil Yu, el virtuoso filipino que fascina a la hinchada con su trazo elelgante, y a la vez muy idóneo para dibujar machaca. Yu sobredibuja a lo pavote, se esfuerza mucho por darle realismo al mundo de los héroes y los villanos, pero por lo menos no afana fotos a lo pavote. Sus primeros planos son muy elaborados, ricos en detalles que seguramente están basados en fotos, aunque sin esa frialdad que se ve en los primeros planos de un J.H. Williams, o del Tony Harris de Ex Machina. La elegancia del trazo de Yu contrasta abierta, y supongo que intencionalmente, con las salvajadas que le hace dibujar Millar. Acá hay escenas de extrema violencia, con la sangre y el gore al palo, como esa en la que los hermanos Diesel combaten en un ring contra Robocock y Doctor Dicktopus, o cuando Gladiator despacha de una piña a Praetorian. Lo interesante es que estas escenas zarpadas, de altísimo impacto, están muy bien mechadas con otras más intimistas, en las que Yu (sin tener un manejo de los climas digno de ser destacado) puede pensar de otra manera la narrativa y no quedarse en el festival de la sangre y las mutilaciones.
Breve, concisa, ingeniosa, bastante original, bien planteada, bien resuelta, muy bien dibujada, Super Crooks no es la gloria, ni marca un antes ni un después de nada, pero se la recontra-banca. Es un muy digno entretenimiento, al que si leíste bastante comic de superhéroes le vas a encontrar subtextos copados, puntitas que te van a dejar pensando. Antes de que algún tarado de Hollywood la haga mierda, entrale con confianza a esta atractiva propuesta de Mark Millar y Leinil Yu. Y si está muy cara, choreátela.
Published on September 06, 2014 19:32
September 5, 2014
05/09: EN BLANCO Y NEGRO

Primero lo más flojo: la selección abarca pocos años en la carrera del autor. Grondona White empezó a publicar con asiduidad alrededor de 1972 y este libro salió en 1989. Sin embargo, todo el material que se recopila es del período 1982-1987. Son años maravillosos en la carrera de Grondona White, pero hubiese estado bueno mechar con algo de lo anterior, para ilustrar de alguna manera la evolución del autor.
Por lo demás, este libro se parece mucho al que editó la Duendes hace unos años (lo vimos acá el 14/02/12): tiene tres historietas propiamente dichas, con relato secuencial clásico (ahí se destaca ampliamente la desopilante Cómo Perder un Día por Día), y el resto consiste básicamente en esos “ensayos ilustrados” que hacía Grondona White para la revista Hum®, en los que clavaba su escalpelo en un tema de la vida cotidiana, obviamente en clave de joda.
Esto es medio difícil de explicar, porque en Argentina nadie lo practica hace muchos años, y el lector argentino promedio perdió contacto hace décadas con la revista Mad, donde lo hacen todo el tiempo. Pero la fórmula de estos “ensayos ilustrados” es más o menos así: Grondona White planteaba un tema de la vida diaria (inseguridad en los colectivos, se enfermó mi mujer, cincuentones con parejas veinteañeras, padeceres en el micro de larga distancia…) y lo desarrollaba en seis viñetas por página, independientes entre sí, que podían leerse en cualquier orden, y que tenían por un lado un dibujo bien de comic, con globos de diálogo y todo, y abajo un texto que reforzaba, ampliaba o complementaba lo que sucedía en la viñeta. Más adelante, el rosarino simplificaría la fórmula para presentar cinco o seis dibujos por página, sin enmarcar dentro de la viñeta, sin fondos y muchas veces sin diálogos, solo con textos al pie que describían y complementaban a las imágenes.
Todo esto no alcanza ni remotamente para explicar la gracia, el poderosísimo efecto cómico que lograba Grondona White en estas páginas, gracias a su increíble sentido de la observación, su oído único para los diálogos, la mala leche de sus textos y la soltura y la expresividad de sus dibujos. No me quiero extender mucho sobre esto último, porque ya hablé bastante del dibujo del ídolo en la reseña ya citada. Pero sí en lo de lo efectivo de su humor y lo despiadado de su mirada para con la vida diaria de la clase media urbana que (sobre) vivía en nuestro país en los ´80. Pocos artistas, de la rama del arte que sea, sintonizaron tan bien y retrataron de modo tan afilado la vida del argentino medio(cre) como Grondona White. Del bondi a la oficina, de la cama a la playa, del supermercado al restaurante, todos los ámbitos en los que transcurre la vida diaria son analizados por la lupa inmisericorde de un autor que sintetizaba en su trazo finito la enorme complejidad y el patetismo extremo de la vida de nuestra clase media urbana.
Además hay que rescatar la vigencia de estos “ensayos ilustrados” , escritos y dibujados en épocas en las que no existían los celulares, ni internet, ni la tele por cable, ni muchísimas otras cosas que hoy son parte de la vida cotidiana. Sin embargo el humor de Grondona White, leído hoy, funciona en dos niveles: el de “qué hijo de puta, escribió esto hace 30 años y es tal cual lo que sigue pasando hoy”, y el de “uy, ¿te acordás cuando se fumaba a full en los micros, los restaurantes y las estaciones de subte?”. Y además hay joyas, genialidades que nos van a hacer mear de risa siempre, como las gloriosas tres páginas de Los Chicos Haciendo Cosas de Grandes, con 14 viñetas con las que se podrían hacer 14 magníficos episodios de South Park.
Dibujante de raza, narrador nato y humorista del mega-carajo, siempre conviene revisitar a Grondona White. De hecho, el otro día vi barato aquel viejo recopilatorio de El Dr. Piccafeces y me lo compré, para ir completando la bibliografía del maestro. Pronto se vienen más libros de la colección de Hyspamérica, acá en el blog.
Published on September 05, 2014 18:30
September 4, 2014
04/09: EL CAUTIVO

Como es habitual en los álbumes de esta colección, el guionista tiene que transitar la delgada línea entre la aventura y la divulgación histórica. Zentner tiene muchas obras ambientadas en el pasado, en las que hace falta explicar contextos y exponer datos que el lector promedio desconoce, pero acá se nota que le pidieron más: más data, más investigación, más rigor. El entrerriano se la bancó muy decorosamente y logró una alquimia rara, pero efectiva. Por un lado, algunas páginas con mucho texto, mucha información, en las que Pellejero tiene que mechar cuadros en los que aparecen los personajes con cuadros que reproducen grabados de la época (año 1550, más o menos), en los que vemos cómo llegaba a Europa la información que recolectaban estos adelantados, estos tipos que salieron a explorar el nuevo continente. Algunas de estas páginas se hacen un poco densas, es verdad.
Pero por otro lado, Zentner y Pellejero se juegan a meter un montón de páginas mudas, muchas más que en los otros álbumes de la colección, y ahí es donde El Cautivo realmente levanta vuelo. Esa secuencia casi sin textos de las páginas 43 y 44, por ejemplo, es perfecta. Ahí vemos a los autores rematar la historia, activar varias ideas en la mente del lector y hasta meternos a fondo en la psiquis del protagonista (Hans Staden) quizás por primera vez en el tomo. A lo largo del álbum hay varios momentos más en los que el texto “se calla la boca” y deja que las imágenes conjuradas por Pellejero se carguen al hombro el peso de la narración. Y son todos momentos memorables, ya sea por su carácter épico o por la belleza y el grado de detalle en las composiciones, el trabajo preciocista en climas, fondos e iluminación.
A nivel dramático, este trabajo tiene el mismo problema que otros de la colección. Está todo narrado a modo de flashback, por un protagonista que ya sabemos que sobrevivió a todo y llegó a viejo. Eso le resta emoción y suspenso al relato, porque sabemos que de alguna manera Hans va a zafar incluso cuando parece estar en el horno; y por el otro obliga a Zentner a mechar viñetas del “presente” en las que Stader narra su historia a un interlocutor, que interrumpen ese ritmo más intenso que logra la trama cuando se suceden varias secuencias del europeo en la selva, en ese sacudón constante que fue su prolongada convivencia con las tribus aborígenes de lo que hoy es Brasil.
El dibujo de Pellejero está a un nivel altísimo. Todavía en su estilo ochentoso, el de la línea más finita, más cercana a la de Alfonso Font, años antes de emprender ese camino hacia la síntesis, que se ve mejor en sus obras posteriores a la primera mitad de los ´90. La faz gráfica del álbum está plagada de aciertos: el tratamiento del color es magnífico, los climas te ponen los pelos de punta, el manejo de la documentación histórica es impecable, las escenas de acción están resueltas con sobriedad y los primeros planos nunca son gratuitos, sino que están ahí cuando Pellejero necesita subrayar desde los rostros las emociones que en cada momento atraviesan a los personajes.
Con este álbum, Zentner y Pellejero terminaron de demostrar por qué fueron una de las duplas más sólidas de la historia del comic español. El Cautivo les propuso una partida complicada, con restricciones y exigencias que no habían tenido en los álbumes de Dieter Lumpen, ni volverían a tener más adelante. Sin embargo, el entrerriano y el catalán se las ingeniaron para dejar su impronta autoral en el álbum y para regalarnos (otra vez) unas cuantas páginas sumamente disfrutables para cualquier fan de la aventura histórica. Otro de los libros del Quinto Centenario que se tendrían que reeditar cuanto antes.
¡Feliz Día de la Historieta para todos!
Published on September 04, 2014 09:43
September 3, 2014
03/09: FRANKENSTEIN, AGENT OF S.H.A.D.E. Vol.2

El tomo arranca con una sorpresa: Jeff Lemire resuelve en apenas 20 páginas el plot del hijo de Frankenstein, que para el final del Vol.1 pintaba para ser el detonante de una saga compleja y extensa. Me comí el amague, mal. Le sigue un unitario bastante intrascendente, en el que Lemire empieza a vincular a esta serie con la otra que escribía en ese mismo momento, Animal Man. Así, Frankenstein y otros agentes de S.H.A.D.E. tienen sus propios escarceos con las fuerzas del Rot, lo cual se verá con más claridad en un arco argumental posterior. El primer arco extenso, el que gira en torno a Leviathan, marca la despedida de Lemire de la serie y la llegada de su amigo Matt Kindt, que lo reemplaza a la mitad de la saga. Y sí, podría haber sido mucho más corta, pero es una buena saga, con un final potente, con cambios grossos en el status quo del protagonista y pequeñas pistas de lo que va a suceder después, sembradas con buen criterio por Kindt.
El siguiente unitario nos lleva al origen de Frankenstein, a explorar sobre todo su relación con Victor, su creador. Se me hizo corto, me enganchó como para querer que durara mucho más. Después sí, vienen los tres episodios en los que el monstruo y sus aliados tienen que hacerle el aguante a Victor y al Rot en la tierra, mientras Animal Man y Swamp Thing combaten uno en el Rojo y uno en el Verde (supongo). Acá hay, como en toda la serie, muchas ideas limadas, conceptos raros, jugados… pero que pierden en la comparación con la machaca. En la saga del Rot se nota que Frankenstein es una serie de monstruos que se cagan a palos, y que ese espacio que ocupan las ideas limadas es un bonus track, algo que está, pero si no estuviera no tendríamos siquiera que quejarnos, porque se supone que uno compraba la revista para ver monstruos que se cagan a palos. El unitario que cierra la serie es lo más flojo del tomo, una aventurita menor, genérica, en la que Kindt no se calienta en explicar por qué están vivos personajes a los que vimos morir en el arco anterior.
A lo largo de todo el tomo y sin faltar nunca, tenemos los dibujazos del maestro italiano Alberto Ponticelli, al que se nota que le encanta la onda de la machaca salvaje y grandilocuente, pero que nunca cae en la tentación de salir a chorear con las splash pages. Ponticelli, además de ponerte los pelos de punta con lo bien que dibuja a los bichos bizarros que le pide el guión, se mata en la narrativa, propone todo el tiempo buenas transiciones, buenas composiciones, puestas arriesgadas, enfoques muy diversos… La verdad que es un placer estudiar la narrativa del tano, porque se nota que la pasó bárbaro y dejó la vida en cada página. Además le ponen un entintador finoli como Wayne Faucher y un colorista exquisito como José Villarrubia, con lo cual los excesos de Ponti, sus coqueteos con el grotesco más cabeza, están muy bien balanceados con la elegancia de sus colaboradores. Obviamente, si esto fuera más oscuro, más denso, más visceral, seguramente se vería mejor y hasta sería más genuino, porque estaría más de manifiesto el estilo de Ponticelli. Pero en ese caso hubiese sido imposible que el tano entregara todos los meses y el TPB estaría lleno de dibujantes suplentes, casi seguro inferiores.
En fin, se terminó Frankenstein. Una serie rara, muy jugada a la estridencia y la espectacularidad, a la que Jeff Lemire y Matt Kindt le lograron meter varias ideas atípicas, interesantes, y bastante desarrollo de personajes. De alguna manera, la fórmula no prendió, y esto que parecía la oportunidad de tener un Hellboy y un B.P.R.D. perfectamente integrados al Universo DC no pasó de una bizarreada efímera, de la que probablemente jamás se haga cargo ningún otro guionista. Es lo que hay.
Published on September 03, 2014 18:29
September 2, 2014
02/09: MIDORI, LA NIÑA DE LAS CAMELIAS

Aclaremos primero lo más importante: salvo por la primera secuencia de 10 páginas, repletas de sangre, tripas, chupadas de pija y minas a las que les salen bichos de la argolla, esto no es muy ero-guro. De hecho, en el contexto global de la obra, esas 10 páginas desentonan bastante. Es como si Maruo hubiese querido marcar territorio, hacerle saber a sus fans (supongo que hace 30 años ya tenía un grupito de fans) que esto mantenía la tónica de sus historietas más bizarras y más extremas. Sin embargo, en las 140 páginas restantes no vamos a ver más de estas imágenes erótico-escatológicas que tan bien conjura el autor. Habrá garches, por supuesto, algunos más explícitos y otros más sugeridos, pero sin sangre, sin tripas, sin soretes y sin insectos.
La historia se centra en una nena de 12 años, que rompe vínculos con sus padres y termina por unirse a una troupe de freaks que recorre el país con una especie de circo, en el que la gente paga por ver a estos personajes extraños y contrahechos realizar proezas físicas, malabares, etc. Desde el inicio, Maruo reparte bien el protagonismo entre cinco o seis personajes, lo cual además le permite no indagar demasiado en la propia Midori, que funciona mejor como arquetipo, como concepto y como “ojo del lector”, como contrapunto entre un personaje supuestamente normal y este rejunte de anormales. El tono es duro, cruel, filoso, con mucha mala leche y la trama está continuamente matizada con las pesadillas de Midori.
Para la página 45, llega un volantazo en forma de un personaje que rápidamente desplaza el eje del relato y se convierte en protagonista casi indiscutido: Wonder Masamitsu, el enano con increíbles poderes mentales, capaz de alterar la percepción de quienes lo rodean. Al igual que los miembros de la troupe, Midori y el público, Maruo se fascina con este enigmático y gentil caballero y durante muchas, muchas páginas, la historia se concentra en la relación entre la jovencita y Masamitsu, que asume el rol de su mentor. Este es el mejor tramo de la obra, sin dudas, y el que Maruo utiliza para sembrar las pistas de un final inesperado pero muy bien ejecutado, perfectamente pulido.
El dibujo de este Maruo ochentoso es barroco, muy sobrecargado de detalles, con unas splash pages gloriosas, un manejo notable de las tramas mecánicas y, ya para la segunda mitad de la obra, algunos riesgos en la composición de la viñeta, donde empieza a aparecer un concepto distinto de la espacialidad. Por ahí no se lo ve tan ajustado en los primeros planos como en las obras posteriores, pero claramente la base está. Esto es 100% Maruo y la mano del maestro se reconoce en cada viñeta, por la complejidad, la elegancia, el realismo y los desbordes de su imaginación.
Si te subiste a ese viaje de ida llamado Suehiro Maruo, esta es una estación en la que sí o sí tenés que parar a ver qué onda. Al tener una película animada, Midori es una de las obras del maestro que más trascendieron por afuera de la módica legión de fans del ero-guro, el gekiga, el seinen, o los mangas que exploran temáticas alternativas, así, en general. Pero además es una de las obras más completas, más logradas, más genuinamente cautivantes de esta bestia del dibujo y la narrativa. Muy recomendable, incluso como puerta de entrada al perturbador universo de Maruo.
Published on September 02, 2014 18:41
September 1, 2014
01/09: LOS MAS VENDIDOS DE AGOSTO

De todos modos, y con la salvedad de que este mes no hizo falta vender fortunas para entrar al Top Ten, veamos qué fue lo que más se vendió:
1) Términus Vol.6 (Términus)
2) Misterios de Cuarto Cerrado (Pictus)
3) Escuela de Monstruos Vol.4 (Pictus)
4) Perramus Vol.3 (De la Flor)
5) Gaturro Vol.23 (De la Flor)
6) Inspector Bull (Loco Rabia)
7) Legionarios (La Duendes)
8) Malandras (Historieteca)
9) Cybersix Vol.3 (Napoleones Sin Batallas/ Entelequia)
10) La Torre de Burbuja (Loco Rabia)
Muy interesante subrayar que los tres primeros puestos fueron para títulos nuevos, que debutaron en Agosto. Y los tres salieron antes de Crack Bang Boom. Lo mismo se aplica a Legionarios, que quedó séptimo y también se empezó a mover antes de que nos fuéramos a Rosario. Para la convención salieron un montón de novedades y varias arrancaron bien, pero no como para entrar al ranking. Si venden bien en Septiembre, estarán acá el mes que viene y si no, tampoco es tan grave.
En los puestos cuatro y nueve tenemos a dos libros que salieron en Julio y bancaron los trapos un mes más: los noventosos Gaturro y Cybersix. Y después tenemos cuatro lanzamientos de Junio: Perramus, Inspector Bull, Malandras y La Torre de Burbuja, todos decididos a convertirse en longsellers. Como ya dije, es muy destacable sobre todo lo de La Torre de Burbuja, que es la opera prima de dos autores hasta ahora inéditos y se la está bancando mano a mano con tanques de autores consagradísimos como Juan Sasturain, Alberto Breccia, Horacio Lalia, Dante Ginevra y demás.
También quiero hacer foco en Rodolfo Santullo, el prolífico guionista uruguayo, que metió dos trabajos suyos entre los más vendidos del mes, entre ellos Misterios de Cuarto Cerrado, que se quedó con el segundo puesto, superando apenitas al nuevo tomo de Escuela de Monstruos, que es una serie ya impuesta, con muchos fans incondicionales que la compran ni bien sale. Y si hablamos de hinchada incondicional, obviamente tenemos que hablar de Términus, de cómo se impuso y de cómo las comiquerías entendieron que ni bien sale el nuevo número hay que stockearse a full y reponer los números atrasados.
Con la inminente llegada de Comicópolis, es lógico que este mes no le pueda dar demasiada bola a la distribución. Pero igual estoy seguro de que Septiembre va a ser un gran mes. Y si para el festival salen la mitad de los títulos que parece que salen, Octubre va a ser todavía mejor. Veremos qué onda.
Published on September 01, 2014 07:58
August 31, 2014
31/08: NOVELAS EJEMPLARES

Alejandro Farías y Muriel Frega, por ejemplo, abren la antología con una versión de La Gitanilla que transcurre en el futuro y en la que abundan los elementos de ciencia-ficción. Es una buena historia de amor, dignidad y valores, con la extensión justa y un dibujo que no logra mantener un mismo nivel a lo largo de las 18 páginas. Tiene viñetas maravillosas y viñetas en las que se notan falencias muy básicas. Thomas Dassance y Marcos Vergara adaptan El Amante Liberal y la llevan al Japón feudal, de los samurais, los emperadores y los piratas chinos que asolaban los mares de Oriente. Esta vez el dibujo es magnífico de punta a punta y el guión pilotea con éxito la difícil tarea de narrar una historia tan compleja en sólo 18 páginas. Alejandro Farías vuelve para reinterpretar a Rinconete y Cortadillo en clave de “pibes chorros” del conurbano bonaerense y se luce con el manejo de los diálogos y los códigos de estos personajes. El dibujo de Otto Zaiser parece muy apresurado, pero por alguna razón funciona bien al nivel de la narrativa.
Federico Grunauer y Hurón adaptan La Española Inglesa, repleta de giros limados que no me terminaron de cerrar. El dibujo, bastante bueno, aunque por debajo de otros trabajos de Hurón. Un especialista en Cervantes, Federico Reggiani, adapta el Licenciado Vidriera junto a Fabián Zalazar. La historia es muy bizarra e inverosímil, y los autores aciertan al incorporarle recursos más cercanos al humor gráfico. La Fuerza de la Sangre es un típico relato de amores cruzados y filiaciones ocultas y Diego Cortés y Leo Sandler lo convierten en una telenovela clásica. El resultado es muy atrapante, aunque quizás pegaba más fuerte con dos o tres páginas menos. Otra típica historia de amor es El Celoso Extremeño, aquí aggiornada por Luciano Saracino y su habitual partenaire Infame & Co, que muestra importantes avances respecto de lo que vimos en Corina y el Pistolero. Otra que funcionaría mejor con tres o cuatro páginas menos.
La dupla que adaptó al Etchenike de Juan Sasturain vuelve a unirse para convertir a La Ilustre Fregona en un thriller latinoamericano con mafias y carteles de la droga. Rodolfo Santullo se luce con su oído para los diálogos y Lisandro Estherren dibuja mucho mejor que en Etchenike pero la historia quedó muy comprimida, con demasiados cuadros por página y demasiado texto por viñeta. Una pena. Javi Hildebrandt y Diego Rey también emplean el recurso de convertir un relato de Cervantes en una telenovela, con Las Dos Doncellas. La historia original era demasiado chota y previsible como para pretender que la adaptación de Javi la levantara, así que sólo queda disfrutar de los dibujos de Diego. Dos uruguayos sin apellido, Roy y Maco, unen fuerzas para la mejor historia del tomo: la adaptación de La Señora Cornelia, con excelentes diálogos, grandes truquitos narrativos, un ritmo cautivante y una extensión perfecta.
Otra muy buena es la versión de Ale Farías y Víctor Zelaya de El Casamiento Engañoso, también un toque predecible, pero muy mejorada por la ambientación que elige Farías y por su gran trabajo en los diálogos y el desarrollo del protagonista. El dibujo de Zelaya acompaña correctamente y acentúa el patetismo de algunas escenas realmente memorables. Y cerramos con la extraña El Coloquio de los Perros, un relato muy raro, seguramente experimental al borde del delirio hace 400 años. Lo adaptan los brasileros Denny Chang y Jozz, con mucho vuelo, mucha imaginación, mucha sensibilidad y un dibujo muy logrado, aunque para mi gusto combina demasiadas técnicas. Más limpito por ahí se veía mejor.
En síntesis, un libro voluminoso, con mucho contenido y buen nivel en la mayoría de las historias, ideal para regalarle a los fans de la literatura clásica que rara vez consumen comics. O para el que quiera descubrir a una muy buena selección de historietistas contemporáneos, bancando el atípico desafío de cambiarle la onda y los contextos a relatos clásicos de uno de los autores fundamentales de la literatura universal.
Published on August 31, 2014 10:50
August 30, 2014
30/08: HOY NO HAY NADA

Tanto la llegada de Horacio Altuna como mi presencia en un programa de radio tienen que ver con el inminente arranque de Esperando a Comicópolis, el ciclo de actividades en espacios culturales de la ciudad de Buenos Aires, que funciona como antesala al mega-evento con sede en Tecnópolis. A partir del jueves 4 (Día de la Historieta) y hasta el miércoles 17, tenemos todos los días charlas, talleres, proyecciones, inauguraciones de muestras y presentaciones de libros, dispersos en varios lugares de Capital, y después sí: del 18 al 21, todo se concentra en Tecnópolis y el universo entero colapsará ante la magnitud de lo que estamos preparando para esos cuatro días.
Cagate de risa, pero para mí, Comicópolis empezó hoy, con la llegada a Buenos Aires del padrino de la edición 2014, protagonista además de la impactante muestra retrospectiva con la que el jueves 4 se lanza la previa del evento más importante y más lindo en el que tuve la suerte de trabajar.
Tengo casi terminado un libro, pero no llego a liquidarlo y reseñarlo en el rato que tengo libre. Para mañana, seguro que sí. Y el lunes la idea es repasar las cifras de venta de Agosto (tengo la sensación de que fueron muy buenas) y avanzar en la lectura de algo para reseñar el martes.
Nos vemos el jueves en la inauguración de la muestra de Altuna y nos seguimos leyendo por acá, a pesar de que esta recta final hacia Comicópolis no me va a dejar postear reseñas todos los días. ¡Gracias por el aguante de siempre!
Published on August 30, 2014 12:52
August 29, 2014
29/08: HELLBLAZER: DEATH AND CIGARETTES

Así que este voluminoso TPB va a desembocar, irremediablemente, en la última saga de Hellblazer, en el cierre de esta ilustre y longeva serie que tantas alegrías nos dio. Y arranca muy bien, con la historia del Annual 11, que está apenitas estirada, pero que es fuerte, perturbadora y muy idónea para enganchar con Hellblazer a lectores que nunca se habían acercado a la serie. Después tenemos un unitario bastante bizarro, metido con forceps en el pasado tanto de John como de Piffy, y con el ídolo transformado (un ratito, nomás) en hombre lobo. Quizás sean las 20 páginas más olvidables de la Era Milligan.
Después arranca una saguita extensa, de 100 páginas, en la que el guionista hace un pase de manos increíble y planta las semillas de… un nuevo John Constantine. No quiero spoilear, porque es todo muy shockeante, pero de alguna manera Milligan nos vende (y nosotros compramos sin discutirle ni una coma) a un Constantine 2.0, sacado de la manga pero asombrosamente convincente. No sé si el guionista ya sabía que había que darle de baja a la serie, o si simplemente había tomado conciencia de que ese John de casi 60 años ya no estaba para vivir tanta peripecia y era hora de que su legado pasara a un personaje más joven (algo que en los comics de DC se hizo hasta el hartazgo). Lo cierto es que el pase de manos funciona muy bien y nos deja a un nuevo personaje con pasta de protagonista y a un villano excelente, al que hubiese estado bueno traer de vuelta más adelante.
Ahora sí, el arco final. Las 83 páginas que le ponen fin a todo. John muere de un modo totalmente impredecible, y aunque en esta serie la muerte nunca es definitiva, hay velatorio, hay consecuencias jodidas y hay un clima de “chau, muchachos, gracias por todo”. Al final, Milligan le reserva al ídolo un destino que –en una de esas- es peor que la muerte. Y se va por la puerta grande, con la satisfacción de haber escrito 50 números y un annual impresionantes, de haber creado a varios personajes importantes (con Piffy y su papá a la cabeza), de haberle pegado vueltas magníficas al elenco clásico y de haber mantenido muy alta la chapa de este personaje tan genial como irrepetible.
Parrafito para hablar bien de los dibujantes: Los dos arcos extensos, el de 100 páginas y el de 83, están a cargo del siempre eficiente Giuseppe Camuncoli, muy bien complementado por las tintas de Stefano Landini. Camuncoli le pone todo a la puesta en página y sorprende con su trazo fresco, moderno, expresivo, muy gráfico y para nada contaminado por la triste epidemia de los Juan Carlos Flicker. Uno de esos dibujantes a los que uno, si fuera editor, quisiera tener al frente de ocho o nueve series mensuales. Y las 58 páginas restantes están a cargo de Simon Bisley, la Bestia, el legendario dibujante británico, responsable también de las portadas. En el unitario bizarro de los licántropos, parece volver (un toque) el Bisley de los ´90, el más cabeza, el que se jugaba todo a la machaca y la estridencia. Pero en el annual, la Bestia pone todo su talento al servicio del clima denso, de ese enigma asfixiante que envuelve pasado y presente y que casi no deja lugar para la acción. Ahí es donde realmente pela, y donde más se disfruta su simbiosis con la paleta del colorista Brian Buccellato.
Y nunca pensé que iba a decir esto, pero se acabó. No hay más Hellblazer. Al comic le queda un vacío imposible de llenar. Gracias, John, por tanta magia.
Published on August 29, 2014 08:37
August 28, 2014
28/08: EL BIBENDUM CELESTE

Bueno, ahora lo leí. Y será porque le puse demasiadas fichas, pero lo cierto es que no me terminó de cerrar. Guarda: “no me terminó de cerrar” significa que yo me esperaba un 10 y me encontré con un… 8,50. No estamos hablando de una berretada, ni mucho menos. A Nicolas De Crécy lo pongo en un nivel tan alto, que sólo lo puedo comparar consigo mismo. En ese sentido, Le Bidendum… me queda por debajo de Foligatto, Période Glaciaire (ver reseña del 26/06/10) y León La Came (aunque acá el dibujo es mucho mejor) y un toque por arriba de Prosopopus y Salvatore, que creo que fue su última serie en historieta, antes de decir “chau, gracias” y llevarse su magia a otros ámbitos.
El Bibendum Celeste te lanza una catarata de ideas limadas y geniales. Hasta el final del segundo tomo, pareciera que la idea es la misma que la de la famosa novela Being There (Desde el Jardín, en castellano). Casi todo pasa por el bizarro periplo que llevará a Diego, la joven foca, a convertirse en una celebridad en esta versión alternativa de Nueva York y a ganar el Premio Nobel del Amor. Y en el tercio final, eso cambia de un modo bastante radical y la historia agarra para otro lado. Es decir, otros de los muchos elementos bizarros que aparecen en los dos primeros tercios se roban el protagonismo y fuerzan el volantazo.
Lo más interesante llega cuando De Crécy usa a este mundo extraño y fascinante para reflexionar acerca de cómo la rosca entre la política y el mercado genera ídolos, referentes, opiniones masivamente aceptadas, cómo degrada a los ciudadanos hasta convertirlos en meros consumidores. Cada vez que ese subtexto cobra peso en la trama, esta levanta muchísimo. Y sin dudas lo que menos me cerró es cómo el autor se queda corto a la hora de integrar esta faceta más ideológica, más de bajada de línea, con lo que podríamos llamar “la aventura”.
En el medio hay elementos rocambolescos, que le suman complejidad y extrañeza al relato (las peripecias del profesor Lombax, por ejemplo) e intentos de explicar cosas que por ahí eran más efectivas si no se las explicaba (los perros antropomorfos, por ejemplo). Entre estas explicaciones de lo inexplicable que ensaya De Crécy, hay una brillante, que es la del origen de Diego, impredecible y graciosísima. En general, todo el tono de la obra va para el lado de la farsa, del delirio, del absurdo. Y eso sin dudas es un hallazgo, porque si bien hay “buenos” y “malos”, el conflicto entre ellos nunca llega a tener tanta preponderancia como lo disparatado de las situaciones que se generan a partir de la llegada de Diego a la gran ciudad.
Como pasa de vez en cuando, todo el análisis que uno pueda dedicarle al guión, al desarrollo de los personajes, a la construcción del universo, etc., se va al carajo, se esfuma, pierde toda entidad, cuando se nos aparece frente a los ojos el dibujo de Nicolas De Crécy. Ahí arranca otra historia, un viaje de ida a la fascinación, con algunas escalas más pictóricas (como en Foligatto), otras mucho más gráficas (como en León La Came) y hasta algún coqueteo con la estética del maestro Bill Plympton. Ya sea cuando colorea con tintas tradicionales o cuando recurre a técnicas pictóricas más complejas, la paleta de De Crécy desborda de fuerza, de magia, de imaginación, de belleza plástica. Es el complemento ideal de ese dibujo grandilocuente que utiliza para edificios y barcos, y esa impronta granguiñolesca, esperpéntica, que caracteriza a los personajes.
Retorcida, sobrecargada y llena de detalles alucinantes, la faz visual de Le Bibendum… es la que hace que se justifique cada centavo que pagues por este libro. El guión, repito, no es una garcha ni mucho menos, pero lo hemos visto al inmenso Nicolas De Crécy escribir historietas a un nivel superior. Si comprás comics por los dibujos, sumergite en este maravilloso descontrol… con ropa interior de repuesto, por las dudas…
Published on August 28, 2014 12:58
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