Andrés Accorsi's Blog, page 143
September 30, 2014
30/09: LOS MAS VENDIDOS DE SEPTIEMBRE

1) Zero Point (Agua Negra)
2) Una Ultima Carta (Dead Pop)
3) La Estirpe Maralha (Napoleones/ Entelequia)
4) Johnny Jungle (Ed. Municipal de Rosario)
5) De Once a Moreno (Hotel de las Ideas)
6) Planeta Jungla (Loco Rabia)
7) Términus Vol.6 (Términus)
8) Barras vs. Hooligans (Barras)
9) El Aneurisma del Chico Punk Vol.1 (Dead Pop)
10) Cándido (Rabdomantes)
Y bueno, ahí se ve clarito. Entre las novedades y la esperada reedición de El Aneurisma del Chico Punk, se comieron nueve de los diez puestos del ranking. El único lanzamiento del mes anterior que logró sobrevivir a la estampida fue el Vol.6 de Términus. Todo lo demás, fue arrasado por esta horda de nuevos títulos, algunos con verdadero potencial de longsellers.
Quedó un ranking muy raro, sin títulos de Ediciones De la Flor, sin autores de los habitualmente cercanos al humor gráfico, con una muy buena mezcla entre material clásico y moderno, entre novelas gráficas y antologías, incluso con la presencia en un puesto importante de un comic europeo editado en Argentina.
Para Octubre, la expectativa es excelente porque tendremos, además de más días para vender estos hitazos, nuevos libros de Liniers, Thomas Ott, Max Aguirre, Lautaro Fiszman, la dupla Reggiani-Mosquito, el segundo libro de la Liga del Mal, la antología Clítoris y seguramente alguna paponga más de la que justo ahora no me acuerdo. Y antes de fin de año se vienen nuevos libros de Gustavo Sala, Dupuy y Berberian, Cortés y Brondo y un nuevo tomo de Macanudo, entre otros tanques.
Veremos cómo sigue la apasionante evolución de este mercado cada vez más diverso y con mejor calidad tanto en las ediciones como en las historietas.
Published on September 30, 2014 09:06
September 29, 2014
29/09: THE ONE TRICK RIP-OFF & DEEP CUTS

Vuelvo a la carga con el maestro Paul Pope, con el que ya estaba muy cebado tras haber leído Battiling Boy. Este libro trae casi 300 páginas de historieta, todo material realizado por el ídolo en los ´90 y que nunca se había reeditado.
La historia principal, The One Trick Rip-Off, es una novela gráfica de 96 páginas, una historia de gansters, traiciones, amor y violencia realizada entre 1995 y 1996, cuando Pope estaba como loco con Pulp Fiction. Y se nota bastante, hay bastantes tarantinismos en los diálogos y en algunas secuencias. De todos modos es una historieta ganchera de principio a fin, muy bien planteada, con buen desarrollo de personajes, cambios de ritmo, volantazos impredecibles… Se nota que hay un autor dominando a un género y no viceversa. Esto es un Pope fresco, genuino, que encuentra en este entorno sórdido y desalmado el espacio para pelar sus propias obsesiones, su propia impronta.
Y el resto del libro lo ocupan 14 historias cortas (la más larga tiene 36 páginas) del período 1993-2001, donde lo vemos a Pope probar de todo. Desde un manga de colegialas con intenciones claramente humorísticas hasta historietas recontra-experimentales en las que el autor grafica poemas de sus escritores favoritos. También hay anécdotas autobiográficas, historias mudas con gran vuelo poético, rarezas y limaduras varias, y en el medio una joya de unas 30-32 páginas que casi justifica la compra de todo el libro: la trepidante Night Job, escrita y dibujada por Pope cuando vivía en Tokyo.
Las historias cortas mezclan blanco y negro con color, y muchas de las que originalmente eran en blanco y negro fueron coloreadas para esta edición por pibes que la tienen muy clara, que entienden cómo funciona el claroscuro vibrante a veces visceral de Paul Pope.
No me quiero extender con comentarios acerca de cada una de las historias cortas. Sólo subrayar que hay dos o tres muy buenas, un par demasiado herméticas y varias muy ingeniosas, muy divertidas, en las que el autor se juega a experimentar con muy buenos resultados. Ojalá este libro haya vendido forrrrtunas, así Image (o quien sea) reedita tooodas las otras obras que Pope gestó en los ´90 en editoriales chicas, con tiradas muy bajas, que hoy son Santos Griales imposibles de conseguir. Si sos de los que descubrieron a Pope con sus trabajos para Vertigo, con Batman: Year 100, o más recientemente con Battiling Boy, tirate de cabeza sobre este recopilatorio. A mí me resultó fundamental para descubrir excelentes trabajos que, a pesar de tener entre 15 y 20 años, conservan una vigencia notable y dan testimonio de lo adelantado que estaba Pope a su época en esta etapa de su carrera.
Published on September 29, 2014 20:42
September 28, 2014
28/09: CUADERNO DE MASACRES

Como ya postulé en la reseña publicada el 10/08/14, la comparación con Maruo desfavorece ampliamente a Kago, porque en materia de dibujo está muy lejos del nivel mostrado ya desde sus primeras obras por el autor de Midori, La Sonrisa del Vampiro y La Oruga. Para remarla, para llevarse un empate decoroso, para no ser catalogado de “el Maruo que dibuja mal”, Kago tiene que aguzar el ingenio a límites insospechados. En el libro que vimos el mes pasado, Kago desplegaba una gama asombrosa de ideas y recursos narrativos para crear un puñado de historietas experimentales, muy interesantes y decididamente vanguardistas. Esta vez, eso no sucede.
Cuaderno de Masacres ofrece 13 relatos breves ambientados en la época del Japón feudal (la que tantas veces visitamos de la mano del sensei Hiroshi Hirata) y el único recurso narrativo realmente arriesgado que propone Kago es el que ya vimos en Sin City y muchas obras posteriores: personajes que son protagonistas en una de las historias, son secundarios en otras, y sucesos que componen el núcleo de algunas tramas son mencionados casi al pasar en otras. De esa manera, los 13 relatos se van hilvanando hasta formar un tapiz muy sólido, con un verosímil y un tono compartidos, no como en Reproducción por Mitosis en el que cada historia era un universo aparte.
Por suerte, entre estas 13 historias cortas hay unas cuantas ideas tan zarpadas como brillantes, generosamente salpicadas con escenas tan atroces, tan truculentas, tan shockeantes, que te terminan ganando por el lado del absurdo. Más cerca de la carcajada que de la revulsión, La Maldición de Suzume, Las Cápsulas Sorpresa de Sobei, El Secreto de Shikitei Rokuba, El Amanecer de un Nuevo Día y la gloriosa parodia de Pinocchio titulada Zeheto & Hinokio me cerraron por todos lados y me impactaron con secuencias que (a pesar de estar bastante curtido en las lides del ero-guro) nunca pensé que iba a ver en una historieta. Lo que menos me convenció fue “la saga” de los trozos de tela, dos historias prácticamente enganchadas con un “pseudo-continuará”, que luego desembocan en la mucho más atractiva (y extrema) El Amanecer de un Nuevo Día.
Las últimas cuatro historietas son epílogos muy breves, de tres o cuatro páginas, en los que Kago retoma a algunos de los personajes importantes de los nueve relatos anteriores para pegarles una última vuelta de tuerca, en clave claramente humorística, en un formato que se hace bastante cargo de ser más “chiste largo” que “historieta corta”. De estos cuatro epílogos, el que más me gustó es el cuarto y último, una asquerosidad pasada de rosca, con sexo, escatología y mutaciones bizarras capaces de perturbar a cualquiera que no cultive un sentido del humor bastante pervertido.
Aclaro, por las dudas, que el dibujo, incluso muy por debajo de los standards del maestro Maruo, está muy logrado, con secuencias tremendas muy bien graficadas, con una narrativa cuidadísima y unos primeros planos y planos detalle de arrolladora belleza freak. Hecha esta aclaración, prometo entrarle pronto a un tercer libro de Shintaro Kago que tengo ahí, pidiendo pista, a ver con qué me encuentro. Ojalá me tope con nuevos experimentos a todo o nada como los de Reproducción por Mitosis, o con argumentos tan disparatadamente horrendos como los cuatro o cinco mejores de este tomo. Yo te avisé hace mucho: el ero-guro es un viaje de ida, depravado y demencial, obvio, pero también fascinante.
Published on September 28, 2014 15:11
September 27, 2014
27/09: WIMBLEDON GREEN

Wimbledon Green no es exactamente una novela gráfica, sino un complejo tapiz de anécdotas, testimonios y datos que conforman (o intentan conformar) una especie de documental acerca de la vida, los hábitos y la leyenda de Wimbledon Green, apodado “el coleccionista de comics más grande del mundo”. Aclaro de antemano que se trata de un personaje ficticio, algo que Seth también blanquea de forma temprana, en lugar de conservar esa cautivante ambigüedad que teñía a su célebre opus noventoso It´s A Good Life If You Don´t Weaken. Eliminado el misterio de si Green existió o no, Seth sube la apuesta por el lado del humor. Rápidamente todo se transforma en una gigantesca caricatura, cariñosa y afilada a la vez, de los coleccionistas de comics clásicos, cuyos tics, manías y obsesiones Seth parece conocer a la perfección. Esto lo ayuda a construir una complicidad muy piola con el lector, que se siente incluído, y que acompaña al autor en este paseo por las excentricidades de estos señores de inquebrantable pasión comiquera, gigantescas colecciones y dudosos códigos éticos.
Dentro de este contexto sumamente ganchero, lo que menos me cerró es el tramo “aventurero”, ese segmento en el que Seth parece recrear una de esas historias de Carl Barks en las que Uncle Scrooge y alguno de sus rivales salen a la caza de algún tesoro exótico y viven peripecias al límite del disparate. Casualmente es el segmento en el que más se luce la narrativa gráfica de Seth, donde más se despega de la hegemonía de las “talking heads” que está muy presente en los tramos más “documentales”. Y lo que más me gustó fue el segmento final, esas 10 páginas narradas en primera persona por Wimbledon Green, en las que rememora su infancia y repasa los años de sus primeras grandes adquisiciones. De todos modos, todo el libro está plagado de hallazgos, de grandes momentos en los que Seth decora esta sátira con datos desopilantes acerca de historietas y autores que nunca existieron, en los que da cátedra de erudición comiquera y de genuino cariño por ese material oscuro, anclado en el pasado, que sólo unos pocos saben valorar en la actualidad.
El dibujo es mucho más sintético, más básico que en otras obras de Seth. Se nota el trazo grueso, la pincelada rápida, que te hace sospechar si abajo de eso hubo o no un boceto a lápiz. Incluso el rotulado parece hecho en tiempo record. Pero no parecen ser 125 páginas sacadas con fritas por el autor. El libro arranca con unas ilustraciones fastuosas, ninguna página baja de las 12 viñetas (y hay muchísimas páginas de 16), cuando se decide a dibujar los fondos Seth deja la vida, y además cada una de estas viñetas minúsculas está realzada con la aplicación (sospecho que digital) de uno o dos colores muy bien elegidos. Esta paleta intencionalmente acotada que usa Seth le permite resaltar este clima cercano a la nostalgia, a algo que sucede mayormente en el presente pero que está inevitablemente anclado al pasado. ¿Juegan muy en contra toooodas esas páginas de cabecitas diminutas casi iguales entre sí? La verdad que no, porque el grafismo que pela Seth en esta obra está pensado para eso, para ponerle expresión a estos rostros en espacios muy chiquitos.
Obviamente no puedo poner a Wimbledon Green al nivel de la gloriosa It´s A Good Life If You Don´t Weaken, pero como ese libro me hizo fan a muerte de Seth y hacía muchísimo que no leía otro trabajo suyo, este me hizo muy feliz durante un buen rato.
Published on September 27, 2014 14:07
September 26, 2014
26/09: AL PRINCIPIO FUE LA RISA

Este libro funciona como una perfecta introducción al universo de Fontanarrosa. Tiene un montón de chistes de una sola viñeta (gag panels) de los que aparecían en Hortensia, Hum® o Clarín, de los ´70 y de los ´80, que son las décadas fundamentales en la trayectoria del maestro, los años en los que más se prodigó en más medios distintos y en los que alcanzó un volumen de producción realmente prodigioso. No todos los chistes son brillantes. De hecho, me acuerdo de haber leído DECENAS de chistes de Fontanarrosa mejores que los que están acá. Lo bueno es la diversidad temática (hay de futbol, de política, de espectáculos, de psicólogos, de curas, de parejas…) y la posibilidad de ver la evolución gráfica del Negro, que obviamente para la segunda mitad de los ´80 ya había producido notables mutaciones en su estilo. El Fontanarrosa es más limpito, la línea es como un alambre que se va retorciendo para formar los contornos. Y en la segunda mitad de los ´80, nada que ver: aparecen trazos de distinto grosor, manchas y pinceladas fuertes, pensadas para que el claroscuro reemplace defintivamente a todas las otras texturas que el Negro incorporaba (supongo) con el plumín. Ahí vemos un dibujo más sintético y a la vez más plástico, que sacrifica detalles pero no expresividad.
Intercaladas entre los chistes, aparecen además 17 historietas: seis de Inodoro Pereyra (entre ellas una de mis favoritas de todos los tiempos), seis de Boogie (también, entró la gloriosa ¿Por qué Beirut?), dos de Sperman (ambas muy buenas) y tres de las historietas sin personajes ni temáticas recurrentes, que creo que están en aquel libro llamado Continuará, editado tanto por De la Flor como por Planeta. Obviamente ya las había leído (casi seguro en la Fierro clásica) pero fue un placer inmenso redescubrirlas. No sólo porque son (para mi gusto) lo mejor del tomo, sino porque en la edición de Hyspamérica NO están remontadas. Lo mismo sucede con las dos historietas de Sperman, que aparecen tal como las vimos en la Fierro en los ´80, sin ese rearmado de viñetas muchas veces al borde del delito al que las sometieron las editoriales de libros para publicarlas en ese formato cuadrado, que no les hace la más mínima justicia.
Las historietas de Inodoro y Boogie, lamentablemente, no zafaron de la masacre. Hay que comprarse los mega-hardcovers para leerlas como se publicaron originalmente y evitar este remontaje grosero, con viñetas gigantes, viñetas chiquitas, espacios brutales entre una viñeta y otra… todas animaladas que conspiran contra el disfrute de un material excelente. Por suerte están esas cinco historietas sin remontar, donde además de la increíble calidad de Fontanarrosa como dibujante (de la que se habla muy poco, para mi gusto) se nota claramente su ingenio para planificar la narrativa gráfica. Una narrativa clara, resuelta con pocos planos, con la habilidad para meter poquísimos fondos sin desorientar al lector y muchísimo texto sin agobiarlo. Acá además vemos a Fontanarrosa hacer magia con los efectos de iluminación, cuidar minuciosamente los detalles de la ropa… todas cosas que no existen ni en los gag panels ni en las historietas de Inodoro Pereyra. En Boogie y Sperman, de vez en cuando.
Si ya tenés muchos libros de Fontanarrosa, quizás este no te aporte demasiado, más allá de lo que subrayaba antes, de tener esas historietas alucinantes sin remontajes criminales. Pero si querés tener un buen muestreo de lo que hacía el inolvidable Negro en sus mejores años, recontra vale la pena buscarlo y sumarlo a tu biblioteca.
Published on September 26, 2014 17:46
September 25, 2014
25/09: BATWOMAN Vol.1

En aquella ancestral reseña yo especulaba con qué elementos estaría bueno conservar y cuáles no para aprovechar el cambio de continuidad. Y no, el maestro Williams no me dio pelota y conservó a esas criaturas híbridas (mitad humanas, mitad animales) que eran lo que menos me cerraba de los guiones de Rucka. Por otro lado, mandó al banco de suplentes al papá de Katherine Kane que acá casi no aparece (aunque sospecho que volverá) y condenó al limbo de los “desaparecidos” a Renée Montoya, un personaje al que Rucka había laburado muchísimo, y que en la continuidad del New 52 hasta ahora sólo aparece en una especie de “cuadro de honor” de la policía de Gotham. Williams III y Blackman refuerzan el elenco de secundarios con tres minas que ya tenían su historia en el antiguo DCU: la capitana de policía Maggie Sawyer (me parece que re-escrita para que sea más joven y no tenga hijos), Bette Kane (originalmente presentada como Batgirl, sidekick de Batgirl, y luego reconvertida en Flamebird, miembro tercerón de algún que otro grupo de Titans) y la más interesante: Cameron Chase, la implacable agente de la DEO, cuya efímera serie mensual tuvo como dibujante al mismísimo J.H. Williams III, allá por 1998, antes de consagrarse con Promethea.
Supuestamente, el plot central de este tomo es la lucha contra La Llorona, una especie de amenaza sobrenatural. Pero hay una idea argumental que los guionistas urden para que avance “por detrás” de la trama principal, y es tan atractiva que termina por eclipsarla. Con pocos meses de trabajo en Gotham, Batwoman recibe una oferta de Batman para unirse a Batman Inc., mientras que en paralelo la empieza a acosar la DEO (a ella y a su sidekick) para que acepte unirse a la agencia que dirige el siempre ambiguo Bones. Esta tensión, estas roscas paralelas entre dos equipos que quieren comprarle el pase a la nueva estrella del DCU, me resultó mucho más atractiva que el conflicto con “la villana” de turno.
Aunque, en rigor de verdad, lo más atractivo es la compleja personalidad de Kate Kane, algo que Williams III y Blackman lograron conservar de la breve y apasionante etapa de Greg Rucka. Los recuerdos de su madre, la relación con su malograda hermana melliza, los pases de factura con su padre, los escarceos románticos (y eróticos) con Maggie, los diálogos afilados con Bette, ese trato extraño que se establece entre Kate y Batman, son todos detalles que no tienen que ver con la machaca ni con la aventura, pero que hacen de Batwoman un personaje con muchísima carnadura, muchísima tela para cortar, cada vez más lejos de “la versión berreta y lesbiana de Batman” que pudo haber sido en manos de autores menos competentes.
Quizás lo más notable de todo sea que J.H. Williams III se animó a hacerse cargo de los guiones sin mezquinarnos ni un milésimo de su enorme talento como dibujante. Todos los prodigios que le vimos hacer en la faz gráfica del tomo escrito por Rucka se ven de nuevo en este, escrito por él mismo. Distintas aproximaciones a la línea, que varía de secuencia en secuencia, una simbiosis alucinante con la paleta del maestro Dave Stewart, un trabajo impresionante en caras, cuerpos y fondos, y sobre todo esa personalísima forma de plantear la página, de hilvanar la secuencia en viñetas que cambian de tamaño, de contorno, de recorrido. Los recursos narrativos de Williams III son muchísimos y además son propios, no son repetidos. Por eso sorprenden tanto y le agregan tanto impacto y tanto placer a la lectura de estas historias.
Como tantos otros artistas, J.H. Williams III se fue de DC luego de un choque con los coordinadores. Pero antes de despedirse nos dejó una interesante cantidad de historietas de Batwoman en las que logró hacer comic de autor dentro del mainstream, en un nivel muy, muy infrecuente. Volveremos en unos meses a revisitar a Kate Kane.
Published on September 25, 2014 08:40
September 24, 2014
24/09: PERIFERICA BLVD.

La verdad es que me cuesta ser ecuánime a la hora de opinar porque no leí la novela de Cárdenas. Pero al guión de esta historieta (es decir, al traspaso de esta historia de un medio a otro) le encuentro muchísimas falencias. Primero quiero hacer foco en la más leve: los diálogos están mal redactados, casi sin signos de puntuación, algo que ya vi en otra obra de Alvaro Ruilova que me tocó reseñar allá por el 12/10/11. Parece mentira que una edición ambiciosa, un trabajo que requirió tres años de dedicación a sus autores, se vea empañado por algo así. Pero no nos desviemos de lo más importante, que es la trama en sí. El curso del relato arranca y se frena 20 veces. De pronto, la atención se desplaza para concentrarse en nuevos personajes, de los que se nos brinda mucha información, y cuando uno empieza a sospechar que van a ser importantes en el desarrollo de la trama, desaparecen para ser reemplazados… por más personajes. Incluso la narración en off y en primera persona se desplaza de un personaje a otro, a veces de modo desprolijo, caótico.
En general, el ritmo es intencionalmente frenético. La novela se propone plantear y resolver todo en una noche, y para eso te agarra de los pelos y te mete en un rollercoaster muy intenso, muy violento, que da respiro en momentos medio impredecibles. Se supone que los protagonistas están investigando un asesinato, pero las formas en que recogen los testimonios o encuentran las pistas son invariablemente violentas, alocadas, más cercanas a un comic de Lobo que a un cuento de Sherlock Holmes o una novela de Sam Spade. En medio de todo este kilombo y toda esta desprolijidad en la estructura narrativa, uno mal que mal se divierte con la machaca, alguna que otra escena subida de tono, y una atmósfera bastante atractiva de comedia costumbrista, en la que tienen bastante peso la calle, la joda nocturna, los boliches, cosas de la vida cotidiana de los sectores más humildes de la increíble ciudad de La Paz. Por supuesto, los diálogos reflejan el habla de esta gente que habita los márgenes de la sociedad paceña y a veces se tornan indescifrables para los que no estamos familiarizados con esa jerga. Sin embargo son graciosos, efectivos… y obviamente se disfrutarían más si incluyeran los signos de puntuación.
El dibujo, por otra parte, está logradísimo y transmite a full esa intensidad que busca transmitir (con menos éxito) el guión. Todo está muy jugado a la figura humana, cuerpos y rostros en todas las expresiones imaginables, e incluso en escorzos extremos, zarpados, difíciles de dibujar. Cuando Susana y Alvaro juegan con la puesta en página, cuando liman en esas splash pages medio alucinógenas, el dibujo levanta un vuelo espectacular. Toda esa expresividad, esa fuerza, ese virtuosismo que vemos en cuerpos y rostros lamentablemente se ve muy poco en los fondos, porque casi no hay fondos. Villegas y Ruilova nos ofrecen muchas, demasiadas viñetas en las que sólo se ve la figura humana y a veces no hay la más mínima pista de dónde está ambientada cada escena.
En resumen hay pros y contras. En el guión, algunas cositas rescatables dentro de un todo bastante atolondrado, y en el dibujo la escacez de fondos como único detalle que le resta puntos a una labor formidable de los dos dibujantes y el colorista. Me gustaría saber qué opinan de la adaptación los lectores de esta historieta que ya conocían la historia de Periférica Blvd. a través de la novela original de Adolfo Cárdenas.
Published on September 24, 2014 17:42
September 23, 2014
23/09: THE FIFTH BEATLE

A través del personaje de Epstein, el guionista nos muestra pequeños chispazos del backstage de los Beatles en su imparable ascenso a la cumbre. Pero no demasiados, quizás uno esperaba un poco más. Hay momentos interesantísimos, de gran rigor documental, que tienen que ver con cómo era ser manager de ídolos del rock en los ´60, o con cómo era ser gay en la Inglaterra de aquellos años. Ahí Tiwary encuentra mucha sustancia, tanto para emocionar como para informar al lector. Aunque, como ya dije, creo que lo que más me atrapó de la historia es la complejidad del personaje, un huracán seguro y decidido para un montón de cosas y un tierno, naïf y hasta pusilánime en otras.
La historia está contada de un modo descomprimido, con muchas páginas resueltas en pocas viñetas de gran tamaño y otras intencionalmente plagadas de cuadritos microscópicos. Por supuesto se podrían eliminar secuencias enteras o comprimir notablemente varias de las secuencias que no se podrían eliminar. Sin embargo, no sentí que el guión estuviera estirado, o que Tiwary estuviera “rellenando” en lugar de ir al grano. El tipo arma un relato en el que todo se hace plausible, verosímil, incluso detalle medio fumancheros como la conversación con Ed Sullivan, o el personaje de Moxie, que por momentos parece creado por Tiwary para que Epstein tenga con quién hablar, hasta que al final… sugiere que puede llegar a ser otra cosa, que prefiero no spoilear.
El hecho de que casi todas las páginas tengan pocas viñetas le hace mucha justicia al trabajo descomunal de Andrew Robinson, un autor conocido básicamente por sus portadas, del cual ahora van a salir unos cuantos a buscar las historietas que hacía en los ´90 (con escaso éxito) primero para Caliber y después para Image. Lo que hace Robinson en esta novela gráfica es monumental, casi digno de lo que hizo Sienkiewicz en la biografía de Jimi Hendrix, por pensar en un trabajo de corte similar, ambientado en el mismo palo y la misma época. La variedad de planos, los juegos con los bordes y los tamaños de las viñetas, las expresiones faciales, el lenguaje corporal, el despliegue del color (siempre al servicio de los climas) y hasta el rotulado (a cargo de Steve Dutro) cumplen a la perfección funciones importantísimas para el fluir del relato, además de mostrarnos a un autor afiladísimo, tanto a la hora de captar pequeños detalles como cuando se juega a limar, a levantar un vuelo plástico realmente magnífico. Pasando la mitad del tomo, a alguien se le ocurrió narrar las peripecias de Brian y los Beatles en Filipinas en una especie de aventura cómica y descontrolada de siete páginas, que el gran Kyle Baker parece haber dibujado en menos de 20 minutos, en un estilo muy crudo, muy cabeza. Efectivo, porque Baker nunca falla, pero a años luz de la sutileza y la belleza que se aprecian en las páginas de Robinson.
Esta apabullante edición de Dark Horse salió en hardcover a míseros u$ 20, así que la recomiendo ciegamente. Ni da para esperar el softco, que seguramente ya salió o estará anunciado. Evidentemente se jugaron a ponerala muy barata para captar a TODO el público interesado y la apuesta salió más que bien. Si te resulta mínimamente atractiva la idea de indagar en la vida, los sueños, las frustraciones y el legado del tipo que llevó a los Beatles a la cima del mundo, no lo dudes: este libro se merece de punta a punta el éxito logrado y se va a recordar siempre como el trabajo que convirtió a Andrew Robinson en un Número Uno indiscutido.
Published on September 23, 2014 17:09
September 22, 2014
22/09: LA CALAMBRE

Y la verdad es que el pobre español que tuvo que eliminar los argentinismos de La Calambre para reemplazarlos por “galleguismos” comprensibles para el lector peninsular se debe haber querido perforar la chota con una ametralladora, a quemarropa y hasta vaciar cinco o seis cargadores. Estamos hablando de un comic con vampiros, secuestros, romances, persecuciones, traiciones, tiros y maldiciones, pero además de un comic 100% argento, que respira conurbano bonaerense por todos sus poros. Esta vez Mosquito elige como escenario a un San Miguel post-crisis del 2002, un suburbio enchastrado de miseria y corrupción. El elemento sobrenatural (otra rareza en la obra de este autor) está perfectamente incorporado a un planteo bastante realista y funciona de modo muy lógico. En ningún momento chocan estas dos cosas tan distintas, sino que, por el contrario, Mosquito te convence enseguida de que es lógico, natural y hasta obvio que el conurbano bonaerense esté poblado de vampiros de la B Metropolitana que cuentan las monedas para comerse unas morcillas bien sanguinolientas.
A esto sumémosle un ritmo de thriller bien logrado, con un muy fino equilibrio entre acción e introspección, y un muy buen trabajo a la hora de definir a los protagonistas, Larry y Mogul. El resultado es una historia muy atrapante, con algunos momentos de gran intensidad, algunos de notable espectacularidad; pero sobre todo con una tensión que va más allá de la peripecia y tiene que ver con la sordidez y la marginalidad de una geografía y una sociedad abandonadas a su suerte en medio de una epidemia peor que la de los vampiros y los zombies: la epidemia de pobreza, desesperanza y extremo debilitamiento de los lazos solidarios que hacen posible la vida en comunidad. Además del horror que produce ver a Larry y Mogul matar gente para chuparle la sangre, está el horror de esas vidas a la deriva, prendidas con alfileres, siempre al filo de la indigencia material y moral.
El dibujo de Mosquito no se diferencia mucho del de sus otras obras de esta década. Se destaca la expresividad de los rostros, la gran fluidez de la narrativa, el ingenio en las onomatopeyas y el excelente equilibrio entre blancos, negros y grises, estos últimos muy bien incorporados en forma digital. Me doy cuenta de que es un dibujante que no le puede gustar a todo el mundo (tampoco creo que esa sea su intención), quizás por lo extremo de su propuesta estética. Te tiene que gustar esa onda cuasi-grotesca, bastante visceral, en la que la representación realista está más en detalles que Mosquito observa y reproduce que en la superficie de las cosas que dibuja. Si comprás la estética, el universo lumpen de Mosquito te absorbe sin ningún inconveniente y te regala imágenes de enorme fuerza y genuina belleza freak.
Recomiendo mucho La Calambre a los muchos fans de Angel Mosquito y a los que quieran ver qué pasa cuando un autor se anima a subvertir la mitología vampírica, generalmente asociada con condes y aristócratas, y transplatarla a uno de los rincones más crotos del conurbano. Algo así como lo que hicieron Scott Snyder y Rafael Albuquerque con American Vampire, pero más gracioso y con el atractivo de resolver absolutamente todo en 70 páginas. A menos que Mosquito esté planeando un regreso de Larry y Mogul, en cuyo caso, voy afilando los colimillos para entrarle, de una.
Published on September 22, 2014 18:13
September 17, 2014
17/09: HAWKMAN Vol.1

Las aventuras en sí no son especialmente fuertes, por lo menos en el primer tomo. La primera propone un conflicto interesante, que es la búsqueda de el o los asesinos de los padres de Kendra (Hawkgirl). El planteo está bien, hay roles muy copados para villanos con onda como Shadow Thief, Tigress y Copperhead, y está bien pensada la presentación de algunos secundarios (buenos y malos) creados para acompañar a los Hawks en esta etapa. Lo que no me convenció es qué obstáculos tienen que sortear Carter y Kendra para salir victoriosos, ni cómo los sortean. Las peripecias, las peleas… eso me la bajó bastante.
Después hay un muy lindo unitario que ya había leído (en el Secret Files & Origins dedicado a esta colección) y un arco breve, de apenas dos episodios, con Green Arrow de invitado y bastante desarrollo para Spider, un héroe devenido villano (quiero más de esos) al que Johns ya había rescatado del olvido en su recordada serie Stars & S.T.R.I.P.E.. Como cada vez que un buen guionista genera un cruce entre el arquero y el gavilán, acá hay varios diálogos logradísimos, en los que Ollie se queda con las frases más punzantes, más venenosas. De nuevo, la interacción entre los héroes (que simbolizan de modo bastante light el conflicto entre fachos y progres) cobra más relieve y resulta más atractiva que la machaca y el conflicto planteado por el villano. Ah, y se nota demasiado que sobra Hawkgirl, que la irrupción de Green Arrow le deja poco margen para el lucimiento a la co-protagonista de la serie.
Clásico y moderno, generoso como pocos a la hora de dibujar fondos, muy aplicado en la iluminación de cada escena, habilidoso en las expresiones faciales, muy dinámico para plantear las escenas de acción, sin dudas el aporte de Rags Morales a esta serie es inmenso. Y el episodio que no dibuja Morales (el del SF&O) le toca a Patrick Gleason, más sacado, más al filo del grotesco, pero con unas cuantas viñetas muy lindas, en las que pela un claroscuro muy bien trabajado.
No sin esfuerzo conseguí los dos tomos que me faltan para completar la etapa de Geoff Johns al frente de Hawkman y eventualmente los voy a leer. Por ahora, es una serie que no termina de alcanzar su potencial simplemente porque a los autores no deslumbran a la hora de decidir cómo y contra quién tienen que luchar los Hawks. Por suerte te entretiene con buenas caracterizaciones, con revelaciones asombrosas acerca del pasado de los personajes y con la presentación de St. Roch, esta nueva ciudad ficticia que el (antiguo) DCU sumaba a partir de esta serie, a la que Robinson trata de darle tanta chapa como le dio en su momento a Opal City. Veremos si más adelante los héroes alados levantan vuelo.
Y nos reencontramos acá en el blog el lunes, o nos vemos entre el jueves y el domingo en Comicópolis.
Published on September 17, 2014 18:16
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