Andrés Accorsi's Blog, page 118

June 13, 2015

13/ 06: HETALIA AXIS POWERS Vol.1

Volví a leer manga, después de dos meses sin tocar un solo comic generado en Japón. Y volví con un manga muy raro, credao por Himaruya Hidekaz, quien empezó a escribir Hetalia Axis Powers durante una estadía en EEUU. El tomo incluye historietas cortas, tiras de cuatro viñetas verticales (que es como suelen publicarse en Japón las tiras cómicas, o gag manga) y muchísimas páginas en blanco, carátulas innecesarias, pin-ups innecesarios y pequeñas fichas de personajes con groseros masacotes de texto comprimidos en espacios muy chicos, casi sin interlineado, muy difíciles de leer.
Hetalia tiene dos atractivos muy gancheros: 1) el dibujo es muy bueno, y 2) es un manga sobre historia y política. ¿Se puede hacer un manga infumable con un dibujo muy bueno y una temática tan interesante? Lamentablemente, sí. Este tomo lo ejemplifica a la perfección. A Hidekaz le alcanza UNA idea brillante para mandar al descenso a un equipo lleno de figuras: el autor se propone contar la historia de Europa desde el medioevo hasta la Segunda Guerra Mundial (más o menos), con Italia como personaje central, con bastante protagonismo para otros países como Alemania, Inglaterra y Francia… a través de un sistema de alegorías. En este manga, cada país está representado por un muchacho de aspecto adolescente, o de veintipocos, y lo que la Historia nos contó como una interacción política o militar entre naciones, Hidekaz nos lo quiere contar como una comedia light en la que todo pasa por las relaciones entre estos muchachitos.
Así es como un relato potencialmente intenso, espeso, enroscado, se convierte en una sucesión de chistes pelotudos, diálogos livianitos, conflictos evanescentes y roscas volátiles entre nenes caprichosos. Esto es, realmente, muy difícil de leer, no sólo por el formato de cuatro viñetas verticales, sino porque se hace denso muy rápido. Además, al ser en blanco y negro, las diferencias visuales entre los protagonistas (y los secundarios) se hacen más arduas de identificar y terminás por confundirlos. Lo único redimible es que entre los chistes y los pasos (bastante torpes) de comedia, los diálogos y las situaciones hacen referencia más o menos veladas a hechos históricos importantes, o las costumbres y tradiciones de los países involucrados en las tramas. Entonces, el manga incluye permanentemente “llamaditas” en las que se explica de qué carajo están hablando los personajes/países. Esos textos, apretaditos debajo de las viñetas, sirven para darle un contexto histórico a lo que vemos “ficcionalizado” en las historietas de Hidekaz. Me gusta creer que probablemente sirvan para que muchos chicos y chicas que compraron Hetalia para divertirse un rato (y en su puta vida estudiaron historia europea), accedan a un montón de información valiosa.
El dibujo de Himaruya Hidekaz, como ya dije, me gustó mucho. Es un estilo clásico, fresco, simpático, con cercanías con el shojo y notable talento cuando coquetea con el chibi. Paradójicamente, en la breve historieta a color, no se luce tanto, queda un poco opacado por los efectos estridentes del Photoshop. Y obviamente en las tiras no se luce casi nada, porque dibuja viñetas muy chiquitas, a veces con mucho texto, en las que el dibujo se ve reducido a su mínima expresión. Donde realmente la rompe a nivel visual es en las historietas cortas, en las que puede jugar un poco más con la puesta en página, y especialmente con las tonalidades de gris. En este rubro Hidekaz nos regala matices deliciosos, algunos logrados con la computadora y otros con el lápiz puro, sin entintar. De los distintos segmentos que integran el tomo, el que tiene los mejores dibujos es el llamado América Limpia el Cuarto Trasero, siete páginas en las que Hidekaz deja la vida en cada viñeta.
Como te imaginarás, es muy poco probable que me aventure con un Vol.2 de esta serie… y andá a saber si alguna vez se publica en nuestro país. El Vol.1 salió hace seis meses y del 2 todavía no hay noticias. Lo cual no sorprende a nadie desde el momento en que este tomo incluye en su portada el loguito de Deux…
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Published on June 13, 2015 18:14

June 12, 2015

12/ 06: CRIMINAL Vol.5

Bueno, se me viene un invierno complicadito. Todavía no sé bien cuándo, pero voy camino al quirófano, a que me operen de una hernia de disco que me viene torturando hace más de un año. Cuando sepa qué días no voy a poder postear por estar hospitalizado, aviso por acá. Lo bueno es que es un post-operatorio largo y eso significa muchos días en mi casa en los que lo mejor que voy a poder hacer va a ser quedarme en la cama leyendo comics. En una de esas, logro bajar el eterno y elefantiásico pilón de los comics que tengo pendiente de lectura. Y si leo cada día sólo UN libro de los que tengo sin leer, hasta me va a sobrar tiempo para releer comics alucinantes que leí hace años (o décadas) y a los que siento que les debo una segunda visita.
Hoy, por suerte, entre consultas médicas y el laburo de todos los días, me bajé un libro hermoso, el quinto recopilatorio de esta magnífica serie de Ed Brubaker y Sean Phillips. Sí, me falta el Vol.4. Lo tengo pedido, pero el envío viene muy demorado. Pero bueno, por suerte este tomo continúa en forma más o menos directa la trama del Vol.3 (reseñado el 08/10/14), y el que me falta narra una historia medio tangencial, con lo cual no es tan importante respetar el orden en que se publicaron los distintos arcos argumentales en su momento.
Pasaron unos… 35 ó 40 años del final del Vol.3 y ahora Sebastian Hyde es un tipo grande, de 60 ó 65 años, que heredó el imperio criminal de su padre y se empieza a interesar por una serie de crímenes en los que las víctimas son mafiosos, proxenetas, capos de la timba clandestina, el narcotráfico y las redes de trata de personas. ¿A quién pone Hyde a investigar la muerte de estas alimañas? Nada menos que a Tracy Lawless, el protagonista del Vol.2 (lo reseñamos allá por el 10/09/10), que como vimos en aquel entonces, es un tipo “con problemitas”, con un pasado como militar y con un código ético bastante especial. Lawless va a ir a meter las narices en un asunto recontra-sórdido (no quiero dar ni la menor pista de quién o quiénes están detrás de los asesinatos, pero el título del TPB tira un indicio) y le van a dar para que tenga y guarde. Además, el propio influjo de Sebastian Hyde, la propia aura de corrupción que emana de este sorete lo va a envolver en un kilombo casi más heavy que el de las muertes, que tiene que ver con polleras.
The Sinners es una historia tremenda, no sé si tan perfecta como The Dead and the Dying, porque no ensaya esas piruetas majestuosas que Brubaker pelaba en materia de estructura narrativa en aquel arco. Pero sí tranquilamente al nivel superlativo de Lawless, la saga del Vol.2. Diálogos afiladísimos, personajes tridimensionales, dilemas morales bien espesos, traiciones, secretos, momentos MUY impactantes y esa sensación tan noir de derrota, de desazón, de que hagas lo que hagas igual te vas a la B, visten de gala a este estupendo “policial” en el que todos tienen chapa menos la policía.
Y si hablamos de vestirse de gala, hay que volver a hablar maravillas del trabajo de Sean Phillips al frente de la faz gráfica. Esta es una saguita con poca acción y mucho diálogo, muchas páginas repletas de viñetas en las que sólo vemos cabezas de gente que habla. Phillips pilotea con jerarquía esas escenas y no desaprovecha la posibilidad de lucirse cuando el guión finalmente decanta (de modo para nada forzado) hacia las piñas, los corchazos y los garches. La colorista Val Staples se acopla bien al trazo adusto, pesado del británico y aporta lo suyo a la construcción de este clima de podredumbre urbana que tanto enfatizan Brubaker desde el guión y Phillips desde el dibujo. Y no quiero chamuyar de más, porque la verdad es que acá no vas a ver prácticamente nada que Phillips no haya mostrado ya en otros trabajos. Quizás lo más llamativo sea la técnica de color que despliega cuando ilustra las portadas. El resto, es lo que ya estamos acostumbrados a esperar (y disfrutar) cada vez que nos cruzamos con este notable referente del claroscuro.
Sigo esperando el Vol.4 (como para completar la colección) y tengo ahí, en el aguante, el Vol.6, que prometo leer durante el invierno. Si todavía no te dejaste corromper por Criminal, no lo dudes más y entrale a la nueva edición, la que recopila todo en sólo tres TPBs más voluminosos. Esto es grosso de verdad.
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Published on June 12, 2015 18:41

June 11, 2015

11/ 06: PETS

Esto me lo mandó el autor con la mejor onda para que lo leyera y le diera su opinión y me da pena tener que decir que no me gustó en lo más mínimo. Me pareció grossísimo que se animara a publicarlo en ese formato, chiquito y con tapa dura, que lo distingue del resto de los libros y lo convierte en un objeto atractivo en sí mismo. Pero una vez que me sumergí en la historieta propuesta por Martín Giménez, fue poco lo que logré rescatar.
El guión arranca bastante promisorio, amaga para el lado de un cyberpunk, donde se nos muestra un futuro distópico en el que Argentina vive un segundo Proceso de Reorganización Nacional, Mirtha Legrand sigue viva y Marcelo Tinelli es el presidente de la nación. Hay una situación tensa, de guerra, de marginalidad, de miedo… y después todo se empieza a poner muy confuso. Irrumpen las peleas sangrientas que no cumplen ninguna función en el desarrollo de la trama, aparecen elementos sobrenaturales, escenas que no entendí si eran oníricas o no, un chamuyo raro de ángeles, alienígenas, tipos con poderes raros… No descarto que haya buenas ideas, pero la forma en que están presentadas me ahuyentó más de lo que me intrigó. Rescato los diálogos y los bloques de texto, que están invariablemente bien escritos, pero confieso que ya para la página 20 el guión me parecía tan extraño, tan inexpugnable, que la desazón no me permitió disfrutar del resto de la historia (que, repito, nunca supe bien para dónde quería ir).
Y el dibujo… prácticamente no hay dibujo en estas 78 páginas. Son todas fotos mínimamente retocadas. De verdad, no sé si Giménez dibuja bien o mal, porque no lo muestra. Sospecho que le debe gustar el estilo hiper-realista, porque esa es la impronta gráfica que prima en esta obra. El problema es que es una impronta lograda con una técnica que a mí me rompe soberanamente las bolas, que es la de las fotos retocadas. Encima, al ser en blanco y negro, Pets no tiene un colorista que más o menos disimule el achaco, o que le agregue climas o texturas, o efectos de iluminación copados de esos que a veces le salvan las papas a los clásicos Juan Carlos Flicker del comic yanki. Ojo, reconozco que hay algunas imágenes realmente power, impactantes, bien logradas… pero son todas producto de un hábil montaje de fotos retocadas; no hay un dibujo, un trazo, un grafismo que uno pueda apreciar. Apenas una planificación de viñetas, que dentro de todo es correcta.
No mucho más para decir. Pets se zarpa en sus pretensiones a nivel guión y se va a la banquina desde la primera página cuando su autor decide jugarle todas las fichas a una técnica que obviamente maneja muy bien, pero que a esta altura ya me resulta insoportable. Dejémonos de boludear con las fotitos y dibujemos, muchachos… No es tan complicado.
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Published on June 11, 2015 19:20

June 10, 2015

10/ 06: AVATAR Vol.1

No, esto no tiene nada que ver con la famosa película de James Cameron (esa que es la más taquillera de la historia del cine y que yo jamás vi). Se trata de un álbum realizado en 2002 para el mercado francés (creo) por los españoles J.M. Aguilera y Rafa Fonteriz. Es el primer tomo de una serie que sólo llegó hasta el Vol.2… lo cual no es muy ilógico una vez que leés esta primera historia…
En 62 páginas, el guión tiene un sólo hallazgo: el personaje que uno cree que es el villano encubierto no lo es. En un momento, empecé a sospechar de un segundo personaje y ese tampoco era el garca. Y ya está. Todo lo demás es un compilado de lugares comunes, cheap thrills, escenas puestas ahí sólo para ver si levantan un poquito el interés, si sacuden al lector de la parsimonia que transmite el argumento. El tecno-chamuyo de realidades virtuales, dimensiones cyberespaciales y sarasas varias aporta más aburrimiento que verosimilitud y lo único que sostiene todo este andamiaje es un misterio muy básico, muy rústico. Lo peor de todo es que los personajes no están bien construídos: Valeria es prácticamente una tábula rasa, el hecho de que Gómez sea sordomudo no suma ni resta (de hecho resta, porque hace cosas que un sordomudo difícilmente haga) y el único protagonista con un matiz interesante resulta ser Luis Montes, del cual no se puede agregar mucho sin spoilear las pocas sorpresas que nos ofrece Aguilera si nos bancamos el libro hasta el final.
Me va a quedar corta la reseña, porque no me quiero ensañar con el guión que –como ya quedó claro- me pareció bastante flojo. Vamos mejor con el dibujo, que es el atractivo posta de Avatar. Acá lo tenemos al notable Rafa Fonteriz (ya nos lo habíamos cruzado en la reseña de Iberia Inc., el 19/05/14), un referente cada vez más sólido del estilo académico-realista, esta vez trabajando a color directo. Fonteriz le saca un enorme provecho al color: lo usa para crear climas extraños en las secuencias oníricas, para darle matices y detalles a las escenas en el mundo real y hasta para darse el lujo de prescindir de la línea negra en las secuencias que transcurren en los mundos virtuales.
Por suerte en todos los casos se nota que, debajo de ese atractivo manejo del color, hay una gran base de dibujo. Fonteriz se fuma páginas de muchas viñetas (hay una con 14 cuadros con textos como para 22 páginas de Brian Michael Bendis), hace malabares con los enfoques para que las talking heads no duerman al lector más impaciente, se luce en las secuencias mudas y lo único que se me ocurre criticarle es que su repertorio de expresiones faciales es un poco acotado; no es un rubro en el que se lo vea tan suelto ni tan canchero como en la composición de las viñetas, la elección de los ángulos o la resolución de la figura humana en movimiento.
En fin, si ya sos fan de Rafa Fonteriz, o si lo querés descubrir en un trabajo muy, muy logrado en el que no dibuja ni superhéroes ni pornografía (los géneros en los que cimentó sus primeros… 15 años de carrera), esto te puede interesar. Lo otro, la promesa de un thriller psicológico grosso entretejido con internet, realidades virtuales y cyber-crímenes no pasa de la mera promesa. Y el segundo tomo… no, gracias. Con uno me recontra-alcanza.
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Published on June 10, 2015 16:55

June 9, 2015

09/ 06: TOM STRONG´S TERRIFIC TALES Vol.1

Este TPB recopila los seis primeros números de esta antología que salió como spin-off de Tom Strong, creo que justo para el momento en el que Alan Moore dejó de ser el guionista titular de esa serie para dejarla en manos de guionistas invitados rotativos.
El primer número es el único que tiene cuatro historias: un unitario de Tom Strong, uno de Jonni Future, uno de Young Tom Strong y uno de Tesla Strong. Y a partir del segundo número, habrá sólo tres historias por entrega, sin Tesla en la ecuación.
Moore escribe las seis historias cortas de Tom Strong, de las cuales hay dos muy buenas (la primera y la cuarta), una digna (la segunda) y tres que orillan la falta de respeto. Para compensar, escribe también la historia que más me gustó de todo el tomo: ese unitario brevísimo, de apenas cuatro páginas sin diálogos ni textos que protagoniza Tesla en el primer número. Que además corre con el caballo del comisario, porque está dibujado por el insuperable Jaime Hernandez.
Otra “hija de” que aparece en una sóla historia es Leah Moore, la hija del Mago de Northampton, que escribe el unitario protagonizado por King Solomon en el quinto número. Son ocho páginas casi sin textos, dibujadas con mano maestra por el inagotable Sergio Aragonés, y también quedó en el podio de mis historias favoritas del tomo.
Todo el resto lo escribe Steve Moore, que no es pariente de Alan y Leah, y que falleciera allá por Marzo del año pasado. Las historias de Tom Strong cuando era chico van de sus 9 a sus 14 años y la verdad es que no son gran cosa. Hay un par bastante bien pensadas (la cuarta y la quinta), pero se quedan en la idea. El personaje en sí es bastante chato, bastante predecible, la posibilidad de explorar a fondo la cultura de Attabar Teru no está del todo aprovechada y a veces Moore se zarpa con la cantidad de texto. De alguna manera, son historias que dan la sensación de ser innecesarias. El dibujante de Young Tom Strong es Alan Weiss, dueño de un trazo muy clásico, que va para el lado de Neal Adams y José Luis García López, sin lograr ni el impacto de uno ni la elegancia del otro. Pero en general está bien, y lo que más ruido hace (ver a Tom con 9 años y cuerpo de chaboncito de 16) está relativamente justificado desde el guión.
Steve Moore escribe también las cinco historias cortas de Jonni Future, la serie totalmente desenganchada del “universo Strong”. Con este personaje, el guionista tiene la oportunidad de proponer ciencia-ficción y fantasía de alto vuelo, pero se queda en la fácil, que son los pretextos chotos para explotar el detalle de que Jonni es una chica que está más buena que comerse una suprema a la suiza con Levité de pomelo y música de InXS. Es una pena porque los argumentos más irredimibles acompañan a unas páginas dibujadas como los dioses por un Arthur Adams que deja la vida en cada viñeta. Obviamente derrapa bastante para el lado del fan service (porque en eso consiste Jonni Future), pero lo que dibuja el pelirrojo, los mundos que diseña, las naves, los trajes, las criaturas, están más allá del bien y del crack.
Y me falta señalar que las dos historias pulenta de Tom Strong que escribe el Mago están dibujadas por Paul Rivoche, con un claroscuro zarpado, influencias mezcladas de Bruce Timm, Jack Kirby y un poquito de Chris Sprouse para darle una cierta homogeneidad con las historias que se publicaban en la otra revista del héroe de Millennium City. Rivoche dibuja tres de los seis unitarios, dos caen en manos de un Jerry Ordway que no se calentó demasiado por lucirse (nada que ver con lo que vimos en el libro reseñado el 28/12/12) y la restante en manos de Jason Pearson, que se lo toma tan en joda como Moore se tomó el guión, pero impacta un poquito más que lo de Ordway.
La verdad que hay que ser muy fanático de la línea ABC para tirarse de cabeza sobre esta antología… o militar grosso en el culto a dibujantes como Arthur Adams, Paul Rivoche, Jaime Hernandez y Sergio Aragonés, que acá realmente dejaron todo para jerarquizar con su arte unos guiones en los que se ve un nivel bastante desparejo. Tengo el tenue recuerdo de haber pagado muy poca guita por este tomo, y el segundo me lo compraré sólo si alguna vez lo veo a un precio cuasi-irrisorio.
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Published on June 09, 2015 15:49

June 8, 2015

08/ 06: EL FARO DEL PRINCIPIO DEL MUNDO

Esta es una historieta que se serailizó en una revista infantil que se publica (o publicaba, no sé) en Tierra del Fuego. Como parece que por aquellas latitudes no hay dibujantes ni guionistas de comics, la tarea le fue encomendada a David Rodriguez y Lubrio, dos autores con los que ya nos cruzamos varias veces en distintas antologías.
En 48 páginas, Rodriguez presenta a los personajes, plantea un conflicto, lo resuelve y hasta se da el lujo de abrir una puntita para una eventual segunda aventura. Pero claro, como esto se serializó en una publicación infantil y a los pibes hay que sorprenderlos de entrada, el conflicto estalla en la página 2, cuando todavía no sabemos quiénes son los personajes ni de qué juega cada uno. Eso se irá revelando más adelante, con el bolonki ya empezado. Para la cuarta páginas ya pasaron tantas cosas, ya vimos tantas vueltas de tuerca impactantes, que uno no se imagina qué se guarda el guionista para después.
La respuesta es… más de lo mismo. Planteado el conflicto, la consigna pasa a ser sacudir cada vez más al lector con amenazas más grossas, y revelaciones más shockeantes, llevar al extremo la idea central, que es que ese abuelito copado en realidad es un ser de otro planeta infiltrado entre nosotros. Entonces, mientras Rodriguez termina de definir las personalidades de los protagonistas, el gancho pasa por los combates que se suceden casi sin solución de continuidad, o por la aparición de otro personaje bizarro (este con un costado más tierno) como es el pseudo-perro alienígena. Inevitablemente, tanta acción en algún punto tiene que ceder y el conflicto termina por resolverse diez páginas antes del final del álbum. Y si te estás preguntando si 10 páginas de epílogo no son demasiadas en un relato de 48… la respuesta es sí, son demasiadas. Rodriguez las llena con pequeños pasos de comedia y con esa maniobra final para abrirle las puertas a una secuela, pero el cambio de ritmo se siente mucho y el paso de una tensión dramática grossa a una tan livianita hace bastante ruido.
A todo esto, quizás la imagen de la portada te haya sugerido algo que yo todavía no dije y es que El Faro del Principio del Mundo es una aventura de ciencia-ficción con naves espaciales, robots, seres de energía, rayos devastadores y toda la zarlanga… pero también es una comedia apuntada a que los chicos de 6-7-8… hasta 9 ó 10 años se diviertan un rato, la pasen bien y hasta se rían un poco. Hay conflictos zarpados, a todo o nada, pero está todo contado de un modo festivo, con algunos diálogos graciosos incluso en medio de las peleas, como para alivianar esa carga dramática de la que hablaba antes. Ese equilibrio entre las peripecias peligrosas y los momentos más jocosos está muy bien logrado y me parece que es el principal mérito de esta obra.
Por el lado del dibujo, Lubrio apuesta a reproducir ese logro de Rodriguez: que su trazo sea simpático, gracioso, amistoso para los más chicos, pero a la vez funcional a un relato aventurero. Y lo consigue con bastante naturalidad. La puesta en página es dinámica, las excusas para no dibujar los fondos son bastante válidas; y quizás lo más raro, o lo que menos me cerró, es el diseño de los personajes, que me pareció muy extremo. Digo, los personajes tienen muy pocos rasgos en común, están construídos en base a formas muy distintas y por momentos parecen provenir de universos gráficos distintos. Finalmente, lo que le da homogeneidad (y onda) al dibujo es el color, que está muy logrado.
Resumiendo, esta es una linda historieta, con ritmo, con ideas, a la que por ahí le falta un poquito de desarrollo en los personajes pero va muy bien encaminada. Y se puede compartir con los más chicos para incentivarlos a leer comics.
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Published on June 08, 2015 19:45

June 7, 2015

07/ 06: FANFULLA

Otra vez me lo encuentro al guionista Mino Milani al frente de una aventura ambientada en el medioevo, esta vez acompañado nada menos que del maestro Hugo Pratt. Las 46 páginas de Fanfulla se publicaron originalmente en Il Corriere dei Piccoli, en 1967, es decir, en simultáneo con la primera aventura de Corto Maltés. Como su nombre lo indica, Il Corriere dei Piccoli era una revista para chicos y ese detalle jerarquiza de alguna manera a esta historia, porque el guión no condesciende en ningún momento, no se hace didáctico, ni excesivamente simplista ni sobre-explica nada de lo que está pasando. Es un guión que no te falta el respeto si lo leés ya de adulto.
La aventura se inicia durante el famoso saqueo de Roma, donde ya estuvimos de la mano de Dago allá por el 30/06/13. Y nos cuenta ese suceso desde la óptica contraria: Fanfulla es uno de los invasores, quizás el único al que le da asco ver a los hombres reducidos a bestias carroñeras a las que sólo les interesa robar, matar y violar. Pero transcurridas apenas siete páginas, el episodio de Roma será apenas un prólogo, algo menor, que se podría haber contado más adelante a modo de flashback, porque la historia de Fanfulla arranca para otro lado. El núcleo de la trama gira en torno a la resistencia de la ciudad de Florencia frente al embate de estas tropas de mercenarios saqueadores y la idea es resolverlo no desde el conflicto bélico sino desde la intriga palaciega. Las batallas tendrán su peso, pero sucederán básicamente “fuera de cámara”, mientras que el guión se centrará mucho más en las personas: Fanfulla, sus aliados y algún traidor infiltrado entre este grupito que lidera la resistencia.
Hasta ahí todo bien, hasta que se te ocurre abrir el libro. Y enseguida te asaltan dos realidades desoladoras: por un lado, la cantidad de viñetas por página que tiene esta “álbum” y por el otro –pero conformando un team-up casi perverso con lo anterior- la cantidad de texto que mandó Milani en cada viñeta. Esto está pensado para que le dediques mucho tiempo de lectura, porque en todos los cuadritos hay personajes que hablan, y a veces también hay bloques de texto que –por suerte- no repiten lo mismo que nos muestran las imágenes.
Para 1967, Pratt ya estaba acostumbrado a llenar páginas con viñetas microscópicas. Era (para mi gusto) el autor que mejor se movía en los limitadísimos confines de la página dividida en cuatro tiras de viñetas. Y acá lo vemos dibujar CINCO tiras de viñetas en casi todas las páginas, un atractivo que tiene más que ver con la filatelia que con el comic, porque más que cuadros de historieta parecen estampillitas con diálogos. Cuando Pratt “se rebela” y mete un cuadro más grande, se ve obligado a compensar y rodearlo de un montón de cuadritos aún más chiquitos que los normales y el resultado es muy poco atractivo.
Para hacer todo un poquito más triste, justo en este trabajo a Pratt se le ocurre probar un estilo “más libre”. Eso significa que el Tano empieza a definir figuras con poquísimos trazos, a veces con manchas y a veces simplemente con líneas, muy rústicas, muy básicas. Ni siquiera cuando tiene que dibujar paisajes Pratt se pone las pilas para crear imágenes más sofisticadas. Se ve que tenía poca guita para contratar asistentes… Y como además hay millones de cuadros por página, todos muy chiquititos, el veneciano opta por dibujar principalmente cabecitas, con lo cual vemos poca variación de planos. Hay algunos dibujos más jugados, donde Pratt propone figuras más grandes, en poses más atractivas, o primeros planos resueltos con un poco más de detalle y de expresividad. Pero en general es un laburo de esos que Pratt “sacaba con fritas”, en el que su genialidad gráfica aparece sólo de a breves chipazos.
Como para sintetizar, si sos muy fan de Hugo Pratt y lo bancás en todas, supongo que esto ya lo tenés porque se editó en España a principios de los ´80 y circuló bastante por nuestro país. Y si sos un poco más selectivo y querés reunir sólo aquellas obras del prolífico autor donde realmente dé cátedra ya sea en guiones o en dibujos, este es un trabajo que podés dejar pasar sin mayor inconveniente.
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Published on June 07, 2015 13:27

June 6, 2015

06/ 06: SATELLITE SAM Vol.1

En esta serie lanzada por Image el año pasado, Matt Fraction cumple uno de sus mayores sueños: trabajar codo a codo con su ídolo de siempre, el maestro Howard Chaykin. Y es increíble, pero si no te dicen que Satellite Sam tiene un guionista, te podés creer tranquilamente que es una obra 100% creada por Chaykin. De alguna manera, Fraction logra hacerse invisible, logra reproducir de un modo tan perfecto la estética y la forma de urdir de las historias de Chaykin que convierte a Satellite Sam en un típico producto del veterano autor newyorkino.
Fraction adopta para la serie la ambientación que a Chaykin más le gusta: la Nueva York de los años ´50. Y hace que la trama gire en torno a una de las grandes obsesiones del maestro: la televisión. Si a esto le sumamos un elenco numeroso, poblado de cínicos, garcas, borrachos, femme fatales, gays encubiertos, empresarios inescrupulosos y políticos corruptos, ya está todo puesto en su lugar para que Chaykin brille acá como en las obras escritas por él mismo.
Satellite Sam nos sumerge desde la primera página en un mundo del que yo conocía poco: la televisión de principios de los ´50, cuando todo era nuevo, cuando todos los programas se hacían en vivo, cuando la gente recién se estaba acostumbrando a este fenómeno y las empresas empezaban a entender el brutal negocio que podía brotar de adentro de esas pantallas. La victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial todavía estaba fresquita y la amenaza comunista recién se empezaba a olfatear. Fraction le saca un jugo atractivo a este contexto y además tira mucha data acerca del “secret origin” de la tele en los EEUU. Por supuesto, como milita en el ala dura del chaykinismo, hace el típico truco de empezar los diálogos en cualquier parte, como si los personajes ya estuvieran conversando desde antes que “los tomara la cámara” y eso hace que la información esté menos expuesta, menos digerida, y el lector tenga que poner más de sí para armar el rompecabezas.
Y felizmente el esfuerzo garpa muchísimo. Hay un misterio bien llevado, grandes diálogos, personajes interesantísimos, vínculos entre ellos que van tomando formas impredecibles y otra característica de los comics de Chaykin: un tono sumamente irónico, una pátina de comedia malalechística con respuestas fulminantes, puteadas afiladísimas y garches al rojo vivo. O sea que, aunque la trama avance lento, o a veces parezca que Fraction tiene que hacer magia para que los dos o tres principales hilos argumentales avancen parejo y a buen ritmo, sin confundir al lector con tanta data, tenés ese gancho irresistible que son los diálogos y el trabajo fino en la caracterización y en el retrato de la época y el particular medio en el que se mueven los personajes.
A todo esto, no dije ni media palabra acerca del misterio, qué lo activa, quiénes y por qué intentan resolverlo. No importa. Bah, a los efectos de la trama sí importa. No importa tanto a los efectos de la reseña, porque encontré unos cuantos elementos más de los que agarrarme a la hora de recomendar enfáticamente esta serie.
Y bueno, entre esos elementos uno importantísimo es el dibujo de Howard Chaykin que, como en Black Kiss 2, deslumbra en un glorioso blanco y negro. En los más de 65 meses que lleva este blog ya reseñé muchas obras de Chaykin dibujadas por él mismo, así que es casi imposible no reiterar conceptos. Es más fácil hablar sólo lo indispensable acerca de la faz gráfica de este trabajo y destacar que, en líneas generales, se asemeja mucho a lo que vimos en Black Kiss 2 (reseñada el 06/10/14). Lo más notable es el trabajo en los decorados: cada alfombra, cada cortina, cada empapelado, cada tapizado de cada sillón tiene un peso gráfico alucinante. Y los efectos que pela Chaykin sin salir del blanco, el negro y algún grisado para lograr climas y atmósferas tan distintas entre sí como la del estudio de TV donde se hace un programa tipo Star Trek o la del cabarulo bien noctámbulo donde el humo y el jazz se enredan en una danza tan procaz como ominosa.
Chaykin en su salsa, Fraction decidido a volcar sobre el ídolo toneladas de fan service, una temática atractiva… la verdad que no se puede pedir mucho más. Y encima Satellite Sam efectivamente TE DA mucho más. No veo la hora de entrarle al Vol.2.
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Published on June 06, 2015 19:21

June 5, 2015

05/ 06: PURPLE COMICS

Esta antología reúne cuatro “comic-books” serializados previamente en la web por cuatro autores muy distintos entre sí, bajo una portada majestuosa de Salvador Sanz. Veamos qué hay adentro.
La historieta de Madhawk, a cargo de Lea Caballero, me hizo acordar a un cartoon de las Powerpuff Girls, a esas típicas aventuras a plena machaca, contadas al filo de la sátira, en las que con tal de detener al villano el héroe causa más daños y más destrucción que la que habría causado su oponente. Me cerró esa sutileza, ese subtexto irónico… hasta que en el epílogo el autor nos revela que en realidad los daños causados por Madhawk fueron mínimos. Es una aventura muy ágil, muy dinámica, y lo único que no me quedó claro es por qué al héroe no lo llaman Madhawk, sino “Rain”. Supongo que porque su identidad fue revelada en alguna historia anterior que no leí, pero no estoy seguro. El dibujo es bien power, jugado al impacto, al pochoclo estridente, con un muy buen trabajo de grises para suplir al color, que estaba en la versión digital peo se perdió en el traspaso al papel. Hay errores y desprolijidades menores en los fondos (perspectivas que no funcionan, rectas que salen medio curvas) y en las figuras encontré una sola muy floja, un chabón musculoso que levanta a un perro durante la inundación. El resto está muy bien.
Me voy a la tercera historieta, Crónicas de Tinta, de Marce Martí. Paradójicamente, lo peor que tiene este trabajo es el entintado. El guión zafa decorosamente, pero la faceta gráfica de esta historia está seriamente comprometida primero por el dibujo (que no tiene nivel profesional, o por lo menos no le alcanza para integrar una publicación por la que los lectores pagan) y sobre todo por el entintado, que es catastrófico. Martí explora todos los vicios de los dibujantes amateurs a la hora de entintar. Todos. En una misma secuencia te mete claroscuro (la técnica que mejor maneja y por la que le convendría decantarse a futuro), crosshatchings zarpados, tramas mecánicas aplicadas con la computadora, masas grises también producto del Photoshop y hasta viñetas en las que los grisados imitan el trazo de la aguada, no sé si logrados propiamente con aguadas o con un efecto del Photoshop. Esto se ve feo, confuso, desprolijo… y ni siquiera llega a tapar las falencias del dibujo, que son muchas en los fondos y no pocas en el diseño de los personajes.
La cuarta historia se llama 35 y está a cargo de Diego Bo Fernández. Este es el guión más flojo y predecible de la antología, una mezcla de ci-fi distópica con peleas onda superhéroes y monstruos que parecen personajes de Dragon Ball desfigurados. Los diálogos son sosos, los textos pomposos y el dibujo… muy poco profesional, con muchísimas poses “tomadas” de otras historietas, primeros planos con muchas falencias, absoluta falta de imaginación y de compromiso a la hora de dibujar los fondos… Todo muy precario.
Y me guardé para el final la papa fina, la gema que ofrece Purple Comics: las 23 páginas de Jellykid, a cargo de Franco Viglino. Lo único que se le puede criticar es eso, son sólo las primeras 23 páginas de una historieta que uno no quiere que se termine nunca. El dibujo es exquisito, con la dosis justa de espectacularidad superheroica, combinada con toques precisos de ternura, de emoción. Los planos están bien elegidos, la narrativa fluye perfecto, el laburo en los fondos está cuidadísimo (te sentís posta en una ciudad costera de California), no se extraña para nada el color… Esto está a milímetros de poder publicarse en cualquier editorial de EEUU y romperla a nivel internacional. El guión es redondo, con muchas ideas atractivas, un protagonista muy bien trabajado… y alguna falta de ortografía que no puedo dejar pasar. Quiero más Jellykid y tengo entendido que hay dando vueltas por ahí (no sé si en un Kickstarter, o algo similar) un libro que sólo trae historietas de este personaje a cargo de Viglino. Obviamente voy por él, porque me parece de lo más interesante que se hizo en Argentina a nivel comic de superhéroes.
Finalmente la antología quedó muy despareja, con un trabajo excelente, uno muy digno y dos que restan más de lo que suman. Pero me sirvió para confirmar mis sospechas acerca del talento de Franco Viglino, a quien había visto dibujar en algún evento y ahora me consta que es una bestia, una de las promesas realmente potentes de la nueva generación.
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Published on June 05, 2015 18:07

June 4, 2015

04/ 06: JERONIMO PUCHERO Vol.5

El maestro François Boucq se tomó su tiempo para volver a escribir y dibujar una aventura de Jerónimo Puchero (Jerome Moucherot, en francés): una pausita breve, de 13 años. El Vol.4 había salido en 1999 y el Vol.5 apareció en 2012 en Francia y el año pasado en nuestro idioma, a través de Norma, que nos empomó y lo editó sólo en tapa dura, mientras que los otros cuatro tomos sólo están en tapa blanda. No me extrañaría que pronto reediten los cuatro primeros en tapa dura y un montón de nabos se los vuelvan a comprar, para tener toda la colección en el mismo formato…
¿Qué sumó Jerónimo Puchero en esta nueva entrega? Cantidad de páginas. Boucq se animó a un álbum más extenso, con 84 páginas de historieta. Y para agilizar el trámite, no las coloreó él, sino su hijo Alexandre. ¿Y qué perdió la serie tras el prolongado paréntesis? Algo de la sorpresa inicial. Yo creo que Jerónimo Puchero arrancó como una aplanadora porque era una idea fresca, originalísima, un delirio genial que te sorprendía desde la primera viñeta hasta la última. Pero claro, eso fue hace más de 20 años. Después uno se fue acostumbrando al planteo disparatado de esta serie y al volver a leerla hoy, no es “más de lo mismo”, pero algo del impacto ya no está.
Esta tendría que ser frase de cierre de la reseña, pero la mando ahora: si nunca leiste Jerónimo Puchero, empezá por ESTE tomo. Sí, ya sé que dice “Vol.5”, pero arrancá por acá. Boucq lo pensó como un álbum totalmente atípico, en el que el propio argumento le da una excusa perfecta para explicar quién es Puchero, cómo funciona el mundo en el que vive y por qué hace lo que hace. Y el título obviamente es una joda: no es un manifiesto, es una especie de parodia a un documental en la que un científico se mete en la jungla urbana de Puchero para analizar “seriamente” a este especímen y su habitat.
Entre equívocos y bizarreadas, el libro ofrece una buena cantidad de momentos logradísimos en términos de comedia, con pasos más de slapstick (como cuando Puchero tiene que domesticar a su traje para poder usarlo) y otros más de humor verbal. El tramo que sucede en el edificio en el que conviven personas de toda la historia de la humanidad es breve y también inolvidable por lo genial de la idea y lo efectivo de los chistes que llega a meter Boucq en esas seis páginas. La comedia de enredos con los esquimales también, tiene apenas tres páginas pero está resuelta con una gracia increíble.
El dibujo es tan alucinante como siempre. Boucq baja un poquito la sobrecarga de líneas cuando dibuja a los seres humanos, pero sigue tan zarpado como siempre a la hora de dibujar a los animales, con infinitos detalles, pero además con plasticidad, con expresiones graciosas, aunque sin llegar a humanizarlos. En los edificios y los paisajes lo que hace este ídolo es inconmensurable. La jungla de Boucq es definitiva, cobra vida, te envuelve, te enrosca, la sentís latir, la olés. Y cuando dibuja edificios o interiores no se queda atrás. Esa escena en el supermercado… te juro que nunca viste un supermercado tan bien dibujado en tu fuckin´vida. La verdad que son muchísimas las imágenes pensadas para detonarte las retinas. Tantas, que aunque no te interesen ni el personaje ni la trama, o no te causen gracia los chistes, este libro te va a maravillar sólo por la faz gráfica.
Ahora se puso de moda traer de vuelta a personajes que hacía mucho que no tenían nuevas aventuras. Este año vuelven el Metabarón, Corto Maltés, ya volvió Las Siete Vidas del Gavilán… en cualquier momento vuelven Torpedo y Ranxerox y estamos todos. Por suerte, este regreso de Jerónimo Puchero fue mucho más allá del mimo a los viejos nostálgicos que lo recordábamos de los ´90. Si sos fan del glorioso François Boucq o de su carismático personaje, sabés que este libro vale lo que te pidan. Y si nunca te enganchaste con las demenciales peripecias de Jerónimo Puchero, te repito: arrancá con este tomo y después entrale a los álbumes de los ´90. Puchero es un viaje de ida y cada vez que Boucq se proponga recorrer un nuevo tramo, sabe que cuenta conmigo.
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Published on June 04, 2015 18:37

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Andrés Accorsi
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