Andrés Accorsi's Blog, page 114
July 23, 2015
23/ 07: MORTADELAS SALVAJES

Muchas de estas tiras se publicaron en 2012 en Fierro, con lo cual yo me las acordaba. Pero eso está bien, es señal de que me gustaron mucho. Y además acá están impresas mucho más grandes que en Fierro, y con una definición mucho más nítida, que permite apreciar mucho mejor las tramas y los detalles que mete Vega. Fierro publicó esas tiras de a tres por página (si no recuerdo mal), o sea que si se respetara ese formato, con las 39 tiras de este libro armaríamos 13 páginas de historieta. Eso se parece más a nada que a poco. ¿No había otros trabajos del autor, otras colaboraciones en otras antologías, que se pudieran sumar a Mortadelas Salvajes por lo menos para hacer bulto, para arrimar decorosamente a las 80, ó 100 tiras? ¿O a un libro en formato vertical de 64 páginas?
Hechas todas esas salvedades, es hora de contarte que con este libro me cagué de risa. La cantidad de ideas limadas que detona Vega en estas páginas es increíble. Su humor coquetea con la marginalidad, se emparenta por momentos con los autores más sacados de El Víbora, y por momentos se precipita hacia el surrealismo, hacia un sinsentido que jamás pierde el costado picante, espeso, irónicamente crítico. Las “aventuras” de Plutonio el Sapo Karateca son una bizarreada pasada de rosca, en las que Vega repite siempre la misma estructura: el lector ve cómo sucede una y otra vez prácticamente lo mismo, pero cada vez causa más gracia, en vez de menos.
Y el gran hallazgo de Vega es sin dudas Pititi, un personaje excecrable y entrañable a la vez, capaz de rematar con chistes formidables breves tiras que se integran para formar algo así como “sagas”, en las que el autor se juega a contar cosas un poquito más complejas, siempre en el sutil filo entre lo desopilante y lo sórdido, lo grotesco, lo visceral. Tantas ideas en tan pocas viñetas me hacen pensar que Vega (que se gana la vida como dibujante de story boards) debe tener muy poco tiempo para dedicarle a sus historietas. Si no, me juego la chota a que nos ofrecería todos los años 64 u 80 páginas de aventuras de Pititi.
El dibujo de Vega, como ya mencioné, está muy cerca de la estética de Robert Crumb, sobre todo de la época de Fritz the Cat. Lo cual es muy loco si pensamos que Frank se formó primero con los hermanos Villagrán y después con Alberto Breccia, artistas de los que no vemos prácticamente nada en los trabajos actuales de este autor. Pero hay más cosas, más lecturas bien asimiladas por Vega, que van de Gilbert Shelton a Miguel Brieva. Los prodigios técnicos y los aciertos narrativos que despliega Vega en sus páginas son más de los que me atrevo a enumerar. Si no te causa rechazo la estética under, roñosa, sobrecargada de rayitas y texturas, esto te va a volar la peluca, mal.
Qué pena que Frank Vega y sus editores se hayan apurado tanto, que no hayan esperado a juntar más páginas, más material, para redondear una propuesta más jugosa, más atractiva. Quizás, bancando un par de años, nos habrían dejado un verdadero clásico, un libro al que en vez de faltarle contenidos le sobrarían los motivos para que todos lo recomendáramos enfáticamente a los fans de la siempre asombrosa historieta argentina… Esto es lo que hay y a nivel calidad está buenísimo, pero lamentablemente a la hora de comprarse un libro uno espera también más cantidad.
Published on July 23, 2015 18:24
July 22, 2015
22/ 07: HAWKMAN Vol.3

El tomo consiste de dos arcos de tres partes y dos unitarios. Empiezo con estos últimos, ubicados en medio de las dos trilogías. El primero es muy raro: Hawkgirl no aparece, Carter Hall aparece vestido de Hawkman en cuatro o cinco viñetas y además no pega una sola trompada. Hay un mínimo conflicto, pero es íntimo, y la única escena de violencia está protagonizada por dos personajes circunstanciales. Una historia atípica, que tiene que ver con la identidad y la memoria, y que brilla gracias a los gloriosos dibujos del maestro José Luis García López.
El segundo unitario también prescinde por completo de Hawkgirl y nos lleva a Medio Oriente, para indagar un poco más en el pasado de Hawkman y para poner en escena a Black Adam y Northwind, dos personajes que tendrán bastante peso en la saga Black Reign. El dibujo de Scott Eaton es correcto y a nivel guión lo más atractivo está en los diálogos.
La primera saguita de tres episodios es casi una canchereada por parte de Johns, es mostrar lo claro que tiene todo en materia de continuidad. Onda “no sólo me animo a traer de vuelta a Hawkman, no sólo me animo a inventar una explicación coherente para un personaje que había sido el eje de 50.000 contradicciones, sino que además me animo a cerrar cabos sueltos de las versiones anteriores”. Y la verdad que la saga contra Blyth, como aventura, es floja. Pero la emoción de ver de regreso a la Hawkwoman thanagariana (la de Hawkworld) y verla interactuar con Carter y Kendra es un impacto tremendo. Después vendrá un forro a hacerla boleta en la excecrable Rann-Thanagar War, pero este regreso de Shayera es un maravilloso mimo a los que alguna vez nos enganchamos con el Hawkman de Tim Truman y John Ostrander.
En el arco final, de nuevo Hawkgirl tiene poquísimo peso y la gracia pareciera ser darle el gusto a los que pedían un Hawkman más violento, más sacado, casi un Lobo con alas. El villano es bastante chato, pero por lo menos su accionar es definitivo. Johns se juega al hacer avanzar a Carter hacia otro tipo de personaje, que es el que va a motorizar varios de los conflictos que se van a resolver en la fundamental Black Reign. ¿Hacían falta tres episodios? Probablemente no, pero dentro de todo la saguita se hace bastante llevadera.
Los dos arcos de tres episodios cuentan con los dibujos de un Rags Morales que se supera así mismo, cada vez más vibrante, cada vez más preciso en los detalles, muy dedicado en los fondos, muy zarpado en las splash pages, con cuerpos y rostros de gran plasticidad, con ese punto exacto de exageración que hace falta para que los héroes y villanos se vean grossos, bien épicos, bien dramáticos, pero sin caer en el grotesco. Le cambian más de una vez los entintadores, pero la solidez de Morales hace que la calidad se mantenga intacta.
No digo “acá se termina la etapa de Geoff Johns en Hawkman”, porque sigue en esos tres episodios que se cruzan con la JSA. Pero a nivel libros sí, este es el último. En general es una buena etapa, con buenos dibujos, con las aventuras como punto más flojo y el desarrollo de personajes como punto más alto. Hawkman es un personaje difícil para trabajar, pero Johns (con el aporte de James Robinson en el arranque y de Rags Morales en la faz gráfica) le sacó un jugo más que interesante.
Published on July 22, 2015 19:38
July 21, 2015
21/ 07: EL GATO PERDIDO

A mí se me dio por probar qué onda los relatos más extensos, qué pasa cuando lo sacás a Jason del nicho en el que se lo ve más canchero, que es el de las historias de entre 24 y 48 páginas. Y me jugué por esta novela de casi 150 páginas sin tener la menor idea del argumento. Lo que uno ya intuye cuando le entra a una obra de Jason es el tono, la impronta, esa sensación de que las cosas se mueven lento, de que todos los personajes son gente triste, aburrida de su propia mediocridad. Para un tipo que hizo un culto del dibujo minimalista y que desenfatiza totalmente las expresiones faciales, la verdad que lo que logra transmitir es muchísimo.
La trama nos invita a presenciar el caso más raro en la carrera de Danny Delon, un oscuro detective privado especializado en cornudos y divorciados que buscan pruebas fehacientes de que sus esposas o ex-esposas se acuestan con otros. Un episodio circunstancial hará que Danny entre en contacto con la enigmática Charlotte y su vida no volverá a ser la misma. Lo que empezó como un coqueteo, un chichoneo a ver qué onda, va a crecer hasta convertirse en una obsesión para el detective, sobre todo cuando Charlotte desaparezca sin dejar rastros. Casi toda la novela se centrará en eso, en las averiguaciones y las pistas que consigue Danny para tratar de deducir a dónde está Charlotte.
Al final, cuando Jason revela el misterio, decís “nah, se fue a la mierda”. Y es cierto, la solución al enigma contrasta bastante con el clima que generó la novela desde la primera página. Pero a) desorientar al lector para después sorprenderlo es un recurso válido y b) si releés la novela vas a encontrar pistas sutiles (y no tanto) de para dónde se puede llegar a resolver. ¿Está un poco estirada? Sí, pero no jode, porque no hay escenas en las que no avance la trama o no se construya clima. Y en ningún momento se hace pesada, siempre hay algo interesante que sucede o un amague de que algo interesante está por suceder.
Además el dibujo de Jason fluye con tanta naturalidad, que te engancha de una. Acostumbradísimo a narrar sin texto, el noruego se cuida mucho de no poner más diálogos que los indispensables y eso también contribuye al clima y sobre todo al ritmo de la obra, en el que los silencios cobran un peso que no tienen en las historietas mudas del noruego. El dibujo está firmemente alineado a ese minimalismo prolijo, un poco distante, un poco frío, que transmite emociones de un modo bastante poco convencional. Jason elimina el factor “puesta en página” al ceñirse de punta a punta a una grilla de cuatro viñetas iguales, dibuja poquísimos fondos (algunos realmente laburadísimos) y añade toques de color muy sutiles, detallitos, sombritas, logradas con un lápiz de color rojo común y corriente. Si te copa la estética de Jason, acá lo vas a disfrutar muchísimo y vas a alucinar viendo cómo convierte todas estas limitaciones y restricciones en elementos que juegan a favor del relato.
El Gato Perdido es una de las obras más recientes de Jason y una de las más ambiciosas. Está editado en castellano por Astiberri y en inglés por Fantagraphics y las dos ediciones son excelentes. No sé si es un buen punto de partida para el que nunca se acercó al universo del noruego, pero si ya estás a full con Jason no lo dejes pasar.
Published on July 21, 2015 18:16
July 20, 2015
20/ 07: LA SENDA DEL ERRANTE

La Senda del Errante tiene la estructura de una historia que leimos 150.000 veces: un justiciero oscuro aparece para boletear de a uno a los autores de un crimen espantoso que nunca había sido castigado. Sobre esa base se puede hacer una boludez sangrienta al pedo, o se puede construir un relato más complejo, con más matices y más sustancia. Felizmente, el guión de Germán Valenzuela apuesta a esto último, a adornar la trama bastante obvia de la venganza con elementos más atractivos. Y el quiebre, el hallazgo realmente notable de esta novela gráfica llega cuando Valenzuela se decide a anclar la historia a un hecho real, una mancha trágica y aberrante en la historia chilena, que yo por supuesto desconocía.
Seguro te suena “la Patagonia rebelde”, aquel suceso nefasto de nuestra historia, allá por 1920-21, cuando el ejército argentino (presionado por empresas británicas) reprimió una huelga de obreros que pedían mejores condiciones de trabajo. Ese bochorno nos dejó cerca de 1500 trabajadores fusilados sin piedad. Del otro lado de la cordillera pasó algo MUY similar. Fue en 1907 y en un sólo día, las fuerzas armadas chilenas mataron a casi 3600 personas, entre ellas mujeres y niños, que sólo querían trabajar en condiciones un poco más dignas en el salitre. Sí, leiste bien: 3600 personas en un sólo día. Casi un genocidio. Y sin embargo, nunca se juzgó ni se condenó a nadie por semejante atrocidad.
El vengador oscuro de La Senda del Errante se dedica a buscar a los que perpetraron esa masacre y a liquidarlos uno por uno, sin piedad. De a poco, Valenzuela nos da pistas de quién es este tipo y por qué sale a matar gente vestido como un verdugo, con un manejo muy efectivo de los flashbacks. La secuencia del presente (en realidad de 1950) es la que menos sorpresas ofrece: todos leimos más de una vez una historia en la que un tipo le confiesa a un cura que es un asesino y termina por matar al propio cura. Acá pasa exactamente eso, que es lo que uno supone desde la primera página que va a pasar. En todo caso, lo que no resulta tan obvio es cómo se relaciona este sacerdote de 1950 con los asesinos impunes de 1907.
La historieta tiene apenas 38 páginas, con pocos cuadros por página y el texto muy bien distribuído. El ritmo es ágil, no se queda en la intención de shockearnos o conmovernos con los sucesos de 1907, no hay una sobrecarga de data histórica, y cada uno de los crímenes que el vengador le confiesa al cura son bastante distintos entre sí, como para que la secuencia no se haga reiterativa. Así que podemos hablar de unos cuantos méritos en el guión, como para compensar lo trillado del argumento.
Con el dibujo tengo un problema serio, que es que para dibujar 38 páginas hicieron falta cuatro personas. Las escenas ambientadas en 1950 las dibuja Danny Jiménez, a quien ya nos habíamos cruzado en uno de los libros de Mortis. Jiménez no te mete un fondo ni por accidente y los poco que mete son fotos choreadas sin el menor prurito, apenas retocadas. Su fuerte son las expresiones faciales, realzadas por una técnica muy interesante (por momentos brecciana) para meter texturas. Y en esas viñetas de 1907 que le toca intercalar sobre el final, nos muestra otra técnica de gran belleza plástica, más cercana al realismo tradicional. El primer flashback está a cargo de un correcto Javier Bahamonde, bastante influenciado por el mainstream norteamericano y con un buen manejo del claroscuro. El segundo nos brinda la posibilidad de descubrir a Cristian Pérez Bolton, un dibujante exquisito, dinámico, expresivo, con un gran manejo de las tramas y los grises. Y para el tercer y último flashback no quedaban más dibujantes buenos y terminó metiendo mano Alonso Molina, un artista muy por debajo del nivel que veníamos viendo hasta ese punto. Una lástima.
Obviamente, este comic con un sólo dibujante sería mucho mejor, más homogéneo, más compacto. Así como está, no está mal, tiene unos cuantos puntos a favor como para darle una oportunidad. O como para recomendárselo a un amigo sin tener que ir a la iglesia a confesarse.
Published on July 20, 2015 18:13
July 19, 2015
19/ 07: A1 Vol.4

Alan Moore y Steve Parkhouse ofrecen un episodio de The Bojeffries Saga totalmente indescifrable, narrado en forma de ópera. Los personajes en vez de hablar, cantan… pero vos no escuchás la música. Y encima hablan de temas totalmente acotados a la vida cotidiana en los suburbios de Londres (creo). No me aportó nada.
Graham Marks y John Bolton vuelven con sus historias cortísimas en las que juegan a homenajear a artistas plásticos reconocidos. Esta vez se meten con la obra de Giuseppe Arcimboldo y no les sale perfecto, pero tampoco está mal. El dibujo, fastuoso como siempre.
Bill Sienkiewicz aporta una breve historia con guión propio, en la que busca una onda poética, en la que la belleza estética le gane al contenido e incluso a la narrativa. Lo logra, pero como pierde la narrativa, no me convence ni aunque el dibujo sea majestuoso.
James Robinson cuenta una historia familiar fuerte, jodida, mezclada con un toque de ciencia-ficción y bastante de política latinoamericana. Pareciera ser el prólogo a una historia más larga, pero así como está, funciona. El dibujo de Phil Elliott está bastante bien.
Glenn Fabry vuelve a dar cátedra de dibujo realista en una nueva entrega de Bricktop, la historia que continuaba de número a número de A1. Andrew Stickland y Richard Barker (a los que nunca había oído nombrar) aportan una historia muy cortita (apenas dos páginas) que tampoco me cerró, ni a nivel guión ni a nivel dibujo.
Alan Martin y Jamie Hewlett, los creadores de Tank Girl, ofrecen una historia titulada Hell City, que tiene 10 páginas… pero texto para 24. Esto mismo, contado en más páginas con los diálogos y bloques de texto mejor repartidos, sería excelente. Así como está, es difícil de leer. De todos modos, el dibujo de Hewlett la rompe.
Una tradición de A1 era la de incluir historias cortas de personajes que tenían su propia serie en otra editorial, material extra, que de alguna manera conectaba con sagas más ambiciosas y con muchos fans. Esta vez no hay una esas, sino TRES.
La primera es brillante. James Robinson y el grossísimo D´Israeli se mandan una historia corta de Grendel muy fiel al espíritu de Matt Wagner y ambientada en una etapa poco explorada del fascinante ciclo grendeliano. Jan Strnad retoma a Dalgoda, su personaje de principios de los ´80, para una historia en tono de comedia, muy divertida, con mucha acción, buenos chistes y los magníficos dibujos del ídolo Kevin Nowlan.
Y además, por primera vez en idioma inglés, acá aparece In the Heart of the Inexpugnable Meta-Bunker, la historia corta de Jodorowsky y Moebius que se desprende del Incal y da pie a lo que luego sería La Casta de los Metabarones. Un clásico instantáneo, que además forma parte de un dossier dedicado a Moebius, donde aparecen otras dos rarezas del genio eterno: ocho páginas de dibujos bastante inconexos (casi todos maravillosos) extraídos de uno de sus cuadernos, y Moebius Circa ´74 que no es otra cosa que una “historieta” de ocho páginas en las que el autor adapta al comic un fragmento de una entrevista que le concede a Numa Sadoul. Un Moebius todavía joven y bastante hippón contesta casi todo en joda y lo bardea al pobre periodista, pero entre toda esa payasada hay respuestas interesantes, que sumadas a los dibujos del maestro (hechos medio a los pedos, pero bue) dan un resultado positivo.
Como siempre, la combinación de papa fina, sorpresas, rarezas y nombres muy power hacen que cada tomito de A1 sea un clásico. Y un tesoro que vale la pena buscar y capturar, cueste lo que cueste.
Published on July 19, 2015 17:59
July 18, 2015
18/ 07: LOS SURCOS DEL AZAR

Como Art Siegelman en Maus, Roca se convierte en personaje para coprotagonizar un montón de escenas que tienen que ver con las bambalinas de su extensa entrevista a Miguel Ruiz, el verdadero protagonista de esta epopeya. La relación que se va entablando entre Roca y Ruiz, los diálogos, la tensión, la complicidad, es una parte central de la novela gráfica. También como en Maus, las memorias de este viejito de 94 años serán las que le den su forma definitiva a la historia, las que aporten los detalles que Roca no encontró en los libros, porque la historia oficial los dejó afuera. En el rescate de esos detalles, en ese pase de magia que hace subjetiva, personal y cercana a la epopeya de estos soldados españoles está el alma de Los Surcos del Azar.
Y ya que estamos coqueteando con esa idea, me la juego y la tiro sobre la mesa: Los Surcos del Azar es el Maus español. Mil veces mejor dibujado, con el texto mucho mejor distribuído y sin ese artificio medio torpe de dibujar a los nazis como gatos, a los judíos como ratones y demás. Acá los buenos, los malos y los veletas se definen por sus actos, no por su aspecto. El resto es muy similar: el viaje por la memoria de un viejito que “sangra historia” y que sobrevivió a situaciones terribles entre 1939 y 1944, emprendido por un joven historietista convertido en personaje secundario.
Para mi gusto, el relato de Miguel Ruiz es más fuerte que el de Vladek Spiegelman, por dos motivos. Primero, porque no es una mera víctima. Ruiz la pasa muy mal (sobre todo en ese tramo desolador en el desierto africano), pero el tipo es un soldado, un luchador que no se come ni la punta, y que hasta último momento va a esperar esa chance de jugar la revancha, de responder a la crueldad con más crueldad. Buscando el desquite va a encontrar la gloria y ese trueque de padeceres por laureles me resultó brillante, sobre todo porque Ruiz no va por la vida mostrando el brillo de su chapa, sino que se repliega al anonimato.
Y el otro motivo decisivo: esta historia, la de los españoles que pelearon en la Guerra Civil de su país en el bando republicano, se tuvieron que ir con el culo muy roto y terminaron por integrarse a las tropas aliadas para combatir a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, es mucho menos conocida que la del drama de los judíos en los campos de concentración del nazismo. Hay muchos menos textos, no sé si hay películas, casi seguro no había historietas sobre este tema… o sea que el valor documental del trabajo de Paco Roca es enorme y sirve para descubrir algo así como una aventura épica, oculta en los pliegues de la historia real.
Ni hace falta hablar del dibujo. La verdad es que visualmente este trabajo se asemeja bastante al anterior de Roca (El Invierno del Dibujante, reseñado el 27/07/11) y acumula más logros de los que se pueden enumerar en este espacio. Me quedo con otro aspecto de esta obra (acerca de la cual se podrían escribir libros enteros) que es su amplitud de espectro. Es una historieta documental, por momentos es una historieta bélica, por momentos gana el costumbrismo, por momentos crece una trama romántica, los tramos en el presente mezclan autobiografía con slice of life, la tensión dramática atraviesa de punta a punta las más de 300 páginas de la novela, los diálogos te tiran casi de keruza algún chispazo de humor aunque más no sea irónico… Acá hay realmente de todo y para todos.
Los Surcos del Azar, amigo viñetófilo, entra con holgura en la categoría de Historieta Perfecta. Si bien es un hardcover español de muchas páginas de esos que acá valen un huevo y la cáscara del otro, cada centavo que pagues por llevarte esta maravilla de Paco Roca a tu biblioteca será ampliamente compensado por una lectura sencillamente inolvidable. Y si sos español y todavía no tenés este libro, andá tramitando la nacionalidad malaya, sudafricana o neozelandesa…
Published on July 18, 2015 18:50
July 17, 2015
17/ 07: TERMINUS Vol.8

Un abonado a la Términus es Rip Van Hellsing, el personaje creado por Enrique Barreiro, Hernán Ferrúa y Alejandro Santana. Esta vez es una historieta con bastante texto (lejos del mutismo casi absoluto al que nos tenían acostumbrados), pero también con mucha acción, una trama atractiva y secuencias muy bien armadas.
Fernando Baldó se manda con una de superhéroes, pero muy anclados en la realidad, casi al filo del slice of life, con un dibujo impactante y muy buenos diálogos. Me da la sensación de que esos personajes están pensados para volver y seguir desarrollándose en futuras historias.
Otro habitué de esta antología, el gran Pato Delpeche, forma equipo con el guionista Edgar Roggenbau para una breve historia “con truquito” que además funciona muy bien como experimento narrativo. Diego Simone, una de las luminarias de la Liga del Mal, colabora con un guionista español en una historia jodida, perturbadora, con un subtexto devastador, y dibujada a un gran nivel, con un trabajo de grises asombroso.
Sebastián Cabrol aporta una historieta de 9 páginas (larguísima para los standards de la Términus) en la que adapta un cuento de Ambrose Bierce. En algún momento del relato, dejó de ponerme nervioso y me empezó a aburrir, pero por suerte el dibujo es realmente exquisito, con mucha atención por los climas y muchos logros en la integración de la referencia fotográfica.
Bruno Chiroleu reincide con Blas, esta historieta presentada a modo de serie de episodios unitarios que casi siempre giran en torno a dilemas morales, resueltos sin violencia. Para esto, Chiroleu afina mucho la puntería con los diálogos y logra escenas muy atractivas, y otras… un poco crípticas. Cuando finalice la serie, me gustaría leerla toda de un tirón para meterme más a fondo en su dinámica. El dibujo, impecable, como siempre.
Y me guardé para el final la papa más fina, sin dudas una de las dos o tres mejores historietas que recuerdo haber leído en la Términus. ¿Te acordás cuando el 12/02/14 vimos una antología de historietas de zombies en la que había quedado afuera una de Luciano Saracino y Dante Ginevra, por un problema que tuvo Dante con la fecha de entrega? Bueno, esas 10 páginas están acá y son una JOYA. El guión de Saracino combina sutileza, habilidad técnica y lirismo, sin irse nunca de las convenciones de un género que de sutil y de lírico suele tener poco. Y el dibujo de Ginevra es glorioso, en la línea de sus mejores trabajos en blanco y negro, pero además con una magnífica impronta brecciana, como si se propusiera aggiornar para el Siglo XXI el estilo con el que el genio la rompiera en los ´60 con Mort Cinder. Posta, valió la pena esperar unos meses más para leer esto.
¿Por qué esta Términus es mejor que las otras? Por la experiencia y la solvencia de Ginevra y Saracino (que no son parte del elenco “cuasi-estable” de la antología), porque no hay historietas mudas, porque hay historietas de 9 y 10 páginas (cuando rara vez pasaban de las 7 u 8), porque se nota un nivel muy profesional, de cero improvisación, de cero relleno, de cero amigos medio principiantes a los que se les da un espacio por ser amigos, o por aportar unos pesitos para la imprenta. Por este camino, Términus va a llegar MUY lejos.
Published on July 17, 2015 17:42
July 16, 2015
16/ 07: KANE Vol.2

¿Ves en la tapa al chabón grandote, con la cara hecha mierda y un colgante con la letra M? ¿Te hace acordar a Marv, el de la primera saga de Sin City? Bueno, ES Marv. Lo llaman “Frankie” (para que hasta el último subnormal capte la referencia a Frank Miller), pero es Marv. Algo hablamos de los parentescos gráficos entre Kane y Sin City cuando vimos el Vol.1 (21/02/13) pero acá eso está muy subrayado, Grist se esfuerza mucho para que sean muchos los elementos visuales e incluso narrativos que nos remitan a la obra de Miller.
De todos modos, el dibujo de Grist no es exactamente una réplica sistemática de los yeites claroscurísticos de Miller. Es una mezcla rara y muy atractiva entre un dibujo de claroscuro extremo (con Miller y Mike Mignola como referentes más visibles) y una linea clara pura, elegante, prolija, que –una vez más- me remitió al grafismo de otro británico alucinante, Rian Hughes. Y si con el crossover entre Miller y Hughes no te emocionás hasta las lágrimas, te subo la apuesta con algo que también vimos en la reseña del Vol.1 pero acá es mucho más evidente: a la hora de pensar la narrativa, a la hora de plantear la puesta en página, de armar las secuencias, de elegir la forma más dramática, más impactante o más emotiva de mostrarnos cada cosa, el principal referente de Grist es el canadiense Dave Sim. Sin afanarle milimétricamente ese inagotable arsenal de recursos narrativos que desarrolló Sim a lo largo de los años, Grist recupera la impronta, esa sensación única que producía la lectura de los comics de Cerebus. El ritmo, la espacialidad, hasta la forma de colocar los globos y los bloques de texto tienen mucho que ver con la “tradición” narrativa de Sim. Lo cual, combinado a la inusual calidad del dibujo, te brinda una experiencia de lectura apasionante, incluso aunque no te interesen los guiones.
El primer episodio de este tomo, por ejemplo, consiste en 32 páginas mudas. Son varias historias ambientadas en la ciudad de New Eden que se empiezan a entrelazar a medida que se hacen más intensas, más violentas. Ninguna llega a resolverse del todo, eso sucederá en los episodios posteriores. Pero entre los trucos narrativos heredados de Sim y los elementos gráficos tomados de Sin City, Grist le da a estas páginas un vértigo, una furia, que te mete totalmente adentro de la historia y no podés parar de leer, aunque no entiendas ni la mitad de lo que está pasando.
Y así como Bakuman requiere un tiempo de lectura muy superior al de cualquier otro manga por su gran cantidad de diálogo, Kane tiene como única contra que dura poco. Por la cantidad de cuadros por página, por la proliferación de las secuencias mudas, este es un TPB cuyo tiempo de lectura es bastante menor que el de otros tomos de 144 páginas. Lo cual no significa que satisfaga, entretenga o emocione menos. Entre su afán por transgredir las normas del género policial y su pasión por la experimentación y el riesgo a la hora de narrar gráficamente sus historias, Paul Grist termina por ofrecer un comic realmente único, sustancioso y atractivo, más allá de lo rápido que te lo bajes. Prometo entrarle al Vol.3 en los próximos meses.
Published on July 16, 2015 18:14
July 15, 2015
15/ 07: BAKUMAN Vol.9

Me sigo divirtiendo muchísimo con este manga. No sé cómo, pero Tsugumi Ohba y Takeshi Obata me siguen sorprendiendo tomo a tomo, con las volteretas que pega el argumento, con la forma en que generan tensión incluso en situaciones cotidianas o boludas, con la profundidad que le dan a los personajes y –quizás lo más atractivo- con la data que tiran acerca del backstage de las grandes antologías japonesas.
Este tomo tiene escenas cómicas, románticas, discusiones al borde de irse a las manos, revelaciones sobre el pasado de los personajes adultos, más evolución en los personajes jóvenes y nuevos conflictos (pesados y livianitos) para que la trama no decaiga nunca, para que uno la siga siempre con el mismo interés.
Los diálogos son muy graciosos y afilados (bien ahí la traducción argentísima de Nathalia Ferreyra) y el dibujo de Obata por momentos levanta un vuelo expresivo increíble.
No me canso de recomendar Bakuman… ni de preguntar en el kiosco cuándo carajo sale el próximo tomo…
Published on July 15, 2015 19:39
July 14, 2015
14/ 07: LOS REYES ELFOS: HISTORIAS DE FAERIE

Al igual que el Vol.2, este tomo de Historias de Faerie ofrece una antología de historias cortas que se complementan con la saga central, la que protagoniza Ehren Heldentodsson. Algunas de las historias intersectan en momentos muy puntuales de la saga, otras nos muestran anécdotas menores, o revelan detalles del pasado de los personajes principales, o narran breves historias en las que algún personaje secundario asume un rol protagónico. Y también al igual que el Vol.2, abre con una historia en la que Santos dibuja el guión escrito por un invitado, para luego ser él quien escribe todas las historias restantes, todas con distintos dibujantes. Vamos a repasarlas.
La primera historia tiene sólo seis páginas y es una anécdota menor protagonizada por el villano de la saga, el Caballero Oscuro. El dibujo de Santos es magnífico y el guionista invitado no es otro que Michael Avon Oeming, quien propone una muy buena idea.
De las que escribe Santos, la primera también es muy breve y tiene como principal atractivo el dibujo de Víctor Rivas, un dibujante notable, emparentado con Joann Sfar, Blutch y Christophe Blain, al que me hubiese encantado ver dibujar un álbum de La Mazmorra.
La siguiente es otra anécdota menor (y muy linda), ambientada en la juventud de Ehren, dibujada por Fermín Solís, un autor con un típico estilo de indie yanki, una especie de James Kochalka más civilizado.
Ya con un par de páginas más, Santos nos cuenta una historia de cuando Ehren vivió en las tierras de Cipango, con los dibujos de Carla Berrocal, que no me terminaron de convencer.
Junto a Norberto Fernández (dibujante muy correcto, de estilo realista muy pulido), Santos narra el violento episodio por el cual Glirren se convierte en la Emperatriz de Hielo.
Otro dibujante realista de trazo muy potente, Sergio Córdoba (hoy consagrado en el mercado francés) tiene a su cargo el dibujo de una historia protagonizada por Jurgen Ulf que se queda un poquito en la machaca.
Otro dibujante hoy consagrado, David Lafuente, acompaña a Santos en otra historia de Ehren vagando por el mundo, esta vez en el Ulster, donde intersecta con la saga de Cuchulain. Otro relato violento, vibrante y muy bien dibujado.
Dreide y Jurgen Ulf son los protagonistas de la siguiente historia, también demasiado jugada a la machaca, más algún chiste ingenioso. El dibujo de Joan Fuster está muy bien, con un buen trabajo a la hora de resolver todo desde el claroscuro.
Anna (la hija de Ehren y Dreide) protagoniza una aventura narrada en dos tiempos distintos, en la que Santos logra indagar bastante a fondo en su personalidad. El dibujo es excelente y muestra por qué Kenny Ruiz triunfa en el mercado europeo.
Y me guardé para el final mi historieta favorita, protagonizada por Grimmerson y sus enanos. Acá Santos saca chapa de GRAN guionista y logra que esta breve narración de 8 páginas interesecte no con uno, sino con varios momentos clave de la saga principal, además de regalarnos los mejores diálogos del tomo. Para dibujarla convocó nada menos que a Quim Bou, un dibujante que a mí me encanta (desde mucho antes de que otro Bou fuera ídolo en Racing) y que acá deja la vida en unas páginas fastuosas, realzadas por una aplicación de grises sencillamente magistral.
Complementan varios pin-ups y textos en los que Santos cuenta el backstage de cada una de las historias. Si nunca leiste Los Reyes Elfos, me parece que este libro te deja bastante en bolas. Pero si ya venís siguiendo la saga, acá vas a encontrar muy buenas historias accesorias, algunas dibujadas a un nivel altísimo y todas con el sello inconfundible del inmenso Víctor Santos.
Published on July 14, 2015 18:16
Andrés Accorsi's Blog
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Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author
(yet),
but they
do have a blog,
so here are some recent posts imported from
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