Andrés Accorsi's Blog, page 120
May 22, 2015
22/ 05: TOP 10: THE FORTY-NINERS

El resultado es nada menos que el mejor trabajo en la carrera de Gene Ha. Visualmente este comic es hermoso, es una exquisitez, un clásico inmediato. Buena parte del mérito le corresponde a Art Lyon, un colorista al que yo no conocía y que me sorprendió por su técnica (tremendamente europea) y por lo bien que se complementa con el dibujo de Ha. Los apuntes biográficos que vienen al final del libro nos revelan que en este trabajo fue asistido por su esposa Ellen, que es artista plástica. Y la labor de Ha es realmente magnífica: la dedicación que se ve en los fondos, el ingenio para crear una ciudad del futuro tal como se imaginaba que sería el futuro en 1949, la acción, las expresiones faciales, los diseños de los trajes de los “science-heroes”, la reconstrucción histórica de esa posguerra atravesada por una miríada de elementos fantásticos, que a su vez esconden referencias a comics, novelas y seriales cinematográficos de aquella época… todo está cuidadísimo. Y lo más loco: no sé cómo hacen Ha y Lyon, pero todas estas proezas visuales, toda esta fiesta para los ojos, no nos impide engancharnos con la historia, sino todo lo contrario: está 100% puesta al servicio de la narración.
En cuanto a la historia en sí, me parece que le faltó un poquito de fuerza. Digo, al conflicto central entre buenos y malos. El resto está perfecto: básicamente, lo que hace en esta graphic novel el Mago de Northampton es retro-injertarle un origen a Neopolis, la ciudad donde transcurre Top 10. Es un Top 10: Year One, en el que vemos cómo, por qué y quiénes apuestan por el desarrollo de Neopolis y cómo empieza a cobrar forma la fuerza policial que la va a patrullar, a la que 50 años después veremos (en la Top 10 original) funcionar al máximo de sus capacidades. El foco grosso está puesto en esos elementos y en una historia de amor entre un chico de 16 años y un señor de 30, muy bien llevada, sin morbo ni impactos baratos.
Obviamente, si tenés fresca la Top 10 original vas a pescar un montón de guiños puestos por Moore de forma totalmente deliberada. Repasá la saga original y seguro que cualquier personaje que en 1999 viste con más de 60 años, acá aparece joven. Héroes, villanos, personajes secundarios, lugares, todo el universo Top 10 acá se ve reflejado 50 años antes de la saga más conocida. Y la genialidad más sutil quizás sea el hecho de que en esta precuela casi no hay superhéroes (o science-heroes). Los que hay son veteranos que tuvieron su período de gloria en la Segunda Guerra Mundial, y ese tema sobrevuela bastante la novela gráfica: ¿qué hacemos con estos tipos y minas con superpoderes a los que ya se les terminó la época de esplendor? Esto me parece brillante porque es una prueba más de lo mucho que Moore tiene estudiada la historia del comic yanki. En 1949, buena parte de aquel primer boom inicial de los superhéroes se había ido a la B y en los kioscos sólo resistían unos pocos sobrevivientes, ya lejos de la hegemonía de la primera mitad de la década. Eso se ve (no en primer plano, sino hilando un poquito más fino) en The Forty-Niners y me encanta como apunte meta-textual.
De todos modos, no te quiero mentir: The Forty-Niners no está ni ahí entre las mejores obras del Mago, y si no sos fan de Top 10 lo más probable es que no te logre atrapar. Si te prendiste fuego con Top 10 y querés más, ahí sí, entrale con confianza que la vas a pasar bomba. Si sos completista y querés tener todas las obras de Alan Moore, también, se recontra-justifica comprarla, porque el Mago no tiene muchas obras ambientadas en ese período histórico, rara vez escribe precuelas de sus obras y creo que nunca había contado una historia de amor entre varones. Y si sos de los que compran comics por los dibujos, salí ya a matar, a robar, a tirar gas pimienta por la manga de estadios de futbol, pero no dejes pasar The Forty-Niners, porque lo que hicieron acá Gene Ha y Art Lyon es una cátedra definitiva, que te va a obligar a cambiarte la ropa interior varias veces en sólo 96 páginas.
Published on May 22, 2015 19:17
May 21, 2015
21/ 05: EL DORADO Vol.2

La verdad… no hacía falta. Okey, acá Sergio Macedo explica mucho más a fondo de qué juegan los seres sobrenaturales que aparecieron en el tomo anterior y cuál es el verdadero vínculo entre ellos y Vic Voyage, el protagonista de la saga. Pero la trama en sí es mucho más floja que la del Vol.1, los peligros son más forzados, las revelaciones impactantes impactan menos y encima pasaditas las primeras 12 ó 15 páginas la calidad del dibujo empieza a descender hasta terminar cerca del papelón.
Lo único mínimamente interesante de esta historia es el viaje interior de Vic Voyage, su aprendizaje, lo que descubre en cuanto su conexión con el universo, con la naturaleza, con la vida. Es un lindo chamuyo pseudo-chamánico, digno de un Carlos Castañeda o algún otro vendehumo new age de esos, presentado con bastante seriedad. El problema es cuando Macedo se da cuenta de que con eso sólo no llenás 47 páginas de historieta. Ahí echa mano a dos recursos… por lo menos fallidos.
Por un lado, la aventura “externa”, los malos, las peleas, las persecuciones… escenas totalmente al pedo en las que Vic queda como un Guacho Pistola y su compañera, Rita, está pintada al óleo en el trsite rol de la acompañante que no aporta nada más que ventajas para los villanos. Por el otro lado, en las primeras páginas (que son, lejos, las mejor dibujadas) Macedo se manda extensas parrafadas de tono didáctico acerca del Amazonas, su flora, su fauna y un montón de data sobre la cultura y la religión de sus pueblos originarios. Posta, parece que el tipo hubiese desempolvado unas láminas que había hecho para la Billiken, la Anteojito o lo que sea que leen los pibes brasileros en edad escolar. Son eso, láminas, donde no hay narrativa, no hay secuencia, sólo bloques de texto pegados encima de unas hermosas ilustraciones que tienen poquísimo que ver con la trama en sí.
Y hablando de la trama en sí… es muy difícil de sostener. Se supone que lo que la motoriza, lo que le da una direccionalidad, es lo que sucede en las páginas 13 y 14. Pero son dos páginas sepultadas de diálogos infinitos, donde los personajes se despachan unos monólogos interminables (parecidos a los del libro que leí ayer) y donde todo el texto es tan excesivo, que no te dan ganas de leer. En las páginas 25 y 26, donde los buenos quedan frente a frente con el malo, de nuevo: un alud de globos repletos de texto que entorpece totalmente el relato. Ahí ya querés que los personajes no hablen más, que desaparezcan, y que Macedo llene todas las páginas que faltan con esas tomas panorámicas alucinantes, en las que deja la vida para mostrarnos la belleza de la selva del Amazonas, en viñetas mudas que parecen posters de Pagsa. Además, para la segunda mitad del libro la calidad del dibujo baja tanto, que no querés seguir viendo cómo se deforman las caras de Vic y Rita, como cada expresión facial que intenta Macedo termina en un faux pas grotesco, que resta más de lo que suma.
En síntesis, aprovechemos que el Vol.1 tenía algo así como un final y dejémoslo ahí. Esta obra (de 1985) no mejora ni enaltece en lo más mínimo lo ya leído en el tomo anterior, a menos que te emocionen hasta las lágrimas el discurso epiritual de la new age y la bajada de línea ecologista, mucho más presente en este tomo que en el Vol.1. A mí, que esas cosas me chupan un huevo, esta segunda aventura de Vic Voyage me pareció el trabajo más flojo de Sergio Macedo, por lo menos de los que leí yo.
Published on May 21, 2015 18:37
May 20, 2015
20/ 05: EL MARAVILLOSO VIAJE DEL SEÑOR NIC-NAC Vol.2

Básicamente, lo mismo que señalé cuando leí el Vol.1 se aplica a esta segunda mitad. Es una lectura entretenida, pero muy rebuscada. Acá hay muchísimas peripecias prescindibles, que aportan poco y nada a la trama global, y que (al tratarse de una adaptación) el guionista Leonardo Kuntscher podría haber omitido tranquilamente sin que a nadie se le moviera un pelo. Lamentablemente, hay menos desarrollo de personajes que en el Vol.1, y se repite el que quizás sea el defecto más notable de la versión que hizo Kuntscher del relato de Eduardo Holmberg: cuadros con unos diálogos gigantescos, interminables soliloquios que nadie en su sano juicio se animaría a leer. Ni a escribir, porque es obvio que están tomados con “copy-paste” de la novela original.
Para destacar está el ritmo de la aventura, bien sostenido a lo largo de casi 100 páginas, y el acierto a la hora incorporar algunas pinceladas humorísticas en una historia compleja, animada principalmente por guerras, revoluciones, sublevaciones y rosca política a escala interplanetaria. No mucho más, realmente. Si no “picaste” con el Vol.1 no hay nada en el Vol.2 que te haga decir “ah, no… esto es mucho mejor de lo que yo pensaba, le tengo que dar otra oportunidad”.
Por suerte, entre esas escenas en las que los personajes se zarpan lanzando monólogos apabullantes, hay algunas secuencias mudas, que es donde el dibujante, Santiago Miret, demuestra que se puede poner al hombro la tarea de contar la historia (o al menos parte de ella) desde lo visual. Excepto cuando tiene que dibujar gente vista de lejos, en todo lo demás Miret está mucho más cómodo que en el Vol.1, más canchero, más sólido en el manejo de una línea muy dinámica, muy suelta, que por momentos me recordó a Oswal o a Dante Ginevra. Y una vez más, el punto más alto del dibujante es su gran manejo del claroscuro.
Y ya está. Dudo que esta versión en historieta de El Maravilloso Viaje del Señor Nic-Nac quede en la historia como un clásico, pero por lo menos nos permitió ver muchas páginas de dos autores que la remaron decorosamente contra un texto complicado, y que seguramente encararán sus próximas obras habiendo asimilado un aprendizaje más que promisorio.
Published on May 20, 2015 14:52
May 19, 2015
18/ 05: DAREDEVIL: ULTIMATE COLLECTION Vol.3

Bendis encaró una refundación de esta serie, hizo lo imposible para que la historia de Daredevil (y el Kingpin) se divida en antes y después de Bendis. Y lo hizo con una fórmula tan fácil, tan obvia, que parece mentira que nadie la hubiera intentado antes: el pelado de Cleveland tomó el tono de la etapa de Frank Miller, le limpió uno poquito los elementos sobrenaturales y lo aggiornó con elementos de la pulp fiction moderna que –como su nombre lo indica- tiene bastante que ver con aquellos films noventosos de Quentin Tarantino. Con eso solo, y con el cuidado necesario para escaparle a los tentadores crossovers con otras series de Marvel, Bendis bancó durante varios años los trapos del “comic de autor adentro del mainstream” y nos dejó un Daredevil que sin ser 100% revolucionario, tiene fuertemente marcada la impronta del autor.
Este hiper-TPB arranca con un arco donde el protagonismo se lo lleva Alexander Bont, un injerto de continuidad de Bendis que vendría a ser el capo del crimen de Hell´s Kitchen anterior a Wilson Fisk, a quien Daredevil mandó en cana en sus primeros meses como justiciero enmascarado. Esto está obscenamente estirado, pero es entretenido. Me gustó también el tiempo que se toma Bendis para desarrollar a otra creación suya, Angela Del Toro, la agente del FBI que se va a convertir en la nueva White Tiger.
El siguiente arco se compone de varias historias aparentemente inconexas, a las que Bendis termina por hilvanar con mucha jerarquía. Acá le da mucha bola a la gente común, a los hombres y mujeres de Nueva York a los que de algún modo afectaron los brutales sacudones que le pegó Daredevil a Hell´s Kitchen. Los que habitualmente son testigos, o a lo sumo víctimas, siempre en tercer plano, acá de pronto tienen voz y personalidad. Es un truco vil de Bendis para estirar aún más el relato, pero le sale muy bien, es un truco convincente.
Y para el final, la resolución definitiva de los plots que Bendis desarrolló durante toda su etapa: la guerra final contra el Kingpin y el tema de la identidad secreta de Daredevil, revelada por los medios de comunicación. Acá Bendis tira toda la carne al asador: Ben Urich, Elektra, Black Widow, Power Man y Iron Fist, Milla Donovan, Bullseye, Owl, obviamente Foggy Nelson… nadie se quiere quedar afuera de esta última embestida, a todo o nada, en la que Bendis ostenta unos huevos inmensos.
Para rellenar el mega-broli tenemos un What If… Karen Page no hubiese muerto, muy flojo, casi una excusa para recapitular algunos hitos en la historia de Matt previos a la llegada de Bendis. No lo salvan ni los dibujos de Michael Lark, acá bastante por debajo de su gran nivel habitual. Y cierra la trilogía con Punisher y Spider-Man que ya vimos en el hiper-TPB de Ultimate Marvel Team-Up (un lejano 15/12/10), cuyo principal atractivo siguen siendo los gloriosos dibujos de Bill “Dios” Sienkiewicz.
Todo el resto del tomo (es decir, cientos de páginas) está dibujado por Alex Maleev, casi siempre coloreado por Dave Stewart. Y sí, llega un punto en que te asqueás de ver tantas fotos en vez de fondos, tantas caras, autos y armas que son apenas fotos retocadas, tanta técnica y tanta imaginación puesta al servicio de dibujar lo menos posible. Es muy valioso que Maleev no haya faltado nunca a lo largo de 15 entregas, pero dejate de joder y dibujá algo, aunque sea. Lo más interesante a nivel gráfico está en el primer arco: la historia transcurre en tres tiempos distintos (fines de la Golden Age, inicios de la carrera de Daredevil y el presente) y Maleev propone un planteo gráfico para cada tiempo: en el presente retoca fotos, en los flashbacks a los inicios de DD se juega por una línea más típica de comic de superhéroes (con el color retro y los efectos de moré bien de los ´60) y en las escenas de fines de los ´40 sorprende con un blanco y negro alucinante, con poquísima referencia fotográfica y un trazo fuerte, impactante, expresivo, apoyado en composiciones de notable solidez. Quiero una graphic novel de Maleev dibujada toda en este estilo.
Y bueno, ahora voy por el DD de Ed Brubaker. También en algún momento (no muy lejano) tengo para retomar la etapa de Mark Waid y algunas saguitas que todavía no sé bien dónde corno encajan. Lo cierto es que Daredevil (hoy bastante de moda gracias a la potente serie de Netflix) sigue estando entre mis personajes predilectos y en los próximos meses lo vamos a ver bastante seguido acá en el blog.
Published on May 19, 2015 18:50
May 18, 2015
18/ 05: SUPERMAN Y LA BOMBA DE LA PAZ

Dos datos curiosos: primero, esta historia nunca se editó en EEUU. Segundo, esta historia está integrada casi perfectamente al Universo DC. Sondergaard no mandó fruta, no mezcló elementos de distintas versiones, no agarró para el lado de los Elseworlds. Este es el Superman posta de la continuidad oficial (de 1990), con la Lois Lane de esa época y el Lex Luthor de esa época. Incluso se menciona a los Global Guardians y hace un cameo Ice, en el que deja en claro que es una heroína noruega que forma parte de la JLI. La única libertad que se toma el guionista es la de inventarle una hermana a Ice, una fisiculturista agresiva, una marimacho con poderes sobre el hielo que parece una caricatura mitad graciosa y mitad grotesca de Brigitte Nielsen. El resto, podía pasar tranquilamente como un Annual o un prestige editado oficialmente por DC en EEUU.
Bueno, no… hay un pequeño detalle. El comic tiene un marcado matiz político. Sondergaard aborda el tema del desarme nuclear y lo hace desde una postura muy crítica del doble discurso de EEUU y Rusia, muy lejos de la ingenuidad política con la que los guionistas yankis suelen abordar este tema. Acá hay una visión muy europea, de países que hicieron muy buena letra en el ámbito de la lucha por la paz (si se me permite el oxímoron) y que tienen la autoridad moral suficiente para decirle en la cara a los yankis “Paren de vender humo y tomen medidas EN SERIO para frenar la carrera armamentista”. Sondergaard podría haber aprovechado la presencia de Luthor para cargar las tintas sobre el villano y no salpicar al gobierno de EEUU, y sin embargo elige el camino más arriesgado, que es el de cuestionarlo duramente.
¿Y qué hace Superman en una historia que se mete con los tapones de punta a discutir temas de política internacional? La última vez que lo habíamos visto envuelto en una trama que agarraba para ese lado (The Dark Knight Returns), cumplió un rol lamentable, reducido por Frank Miller a un títere de Ronald Reagan, crédulo y fácil de manipular. Acá el rol de Superman está mejor pensado y el ensamblaje entre la bajada de línea y la aventura superheroica funciona bastante bien. La machaca no abunda, pero siempre está bien justificada, con amenazas que casi están al nivel de poder del Hombre de Acero.
De todos modos, lo más lindo que tiene este álbum es el dibujo, del ídolo danés Teddy Kristiansen. Ojo, no es el Kristiansen de ahora, el que venera a Egon Schiele. Es el Kristiansen anterior a Grendel Tales, el que miraba muchísimo a Pasqual Ferry y a Fernando De Felipe, el que aprendió narrativa yanki copiándole los yeites a Matt Wagner y en menor medida al Dark Knight de Miller, Janson y Varley. Es un Kristiansen mínimo, vital y móvil: Mínimo porque tiene un trazo muy despojado, muy claro, casi sin manchas, con el que define todo en pocas pinceladas y recién en el color le agrega tonalidades; vital porque son dibujos frescos, amistosos, llenos de onda, a los que se le nota una gran libertad; y móvil porque las figuran tienen un gran dinamismo, una plasticidad alucinante. Un hermoso trabajo de este gran danés que más tarde se reinventaría como un artista mucho más complejo.
Y bueno, obviamente me gustó y recomiendo esta extraña aventura de Superman. No es la mega-maravilla definitiva pero como intento de mestizaje entre comic europeo y comic yanki, funciona realmente muy bien. Ojalá hubiera más proyectos de este tipo, más cruces entre estas formas tan distintas de pensar y producir historietas.
Published on May 18, 2015 18:59
May 17, 2015
17/ 05: HOY NO HAY NADA

El finde que viene, los días sábado 23 y domingo 24, tampoco habrá reseñas, porque me toca viajar a Montevideo a participar una vez más de Montevideo Comics. Tengo entendido que el evento mejoró mucho en los últimos dos años (yo estuve por última vez en 2012), así que es hora de ir y comprobarlo. Hay muchas actividades programadas para esos dos días, muchísimos autores invitados (con Quino como figura excluyente) y toda la data está acá: http://is.gd/us6COB.
Si estás en Montevideo y querés venir a hacerme el aguante, agendate esssta: el sábado 23 a las 17 :40 voy a estar brindando una charla abierta al público, titulada “Mucho más que revistitas”, centrada en mi labor como crítico de historietas, aunque muy propensa a descarrilar y terminar en cualquier otro tema que nos resulte divertido.
Va a estar muy bueno visitar a mis amigos uruguayos (desde Diciembre de 2013 que no piso tierras charrúas) y además van tantos autores argentinos que vamos a estar como en casa. El lunes 25 (que acá es feriado pero en Uruguay no) voy a estar de regreso en Buenos Aires, seguramente con una nueva reseña, a milímetros de la entrada número 1900 del blog.
Si todo sale bien, este 2015 tendrá también viajes a Rosario, Córdoba, Nueva York y, en una de esas, Lima. Gracias por el aguante y nos reencontramos mañana.
Published on May 17, 2015 16:25
May 16, 2015
16/ 05: L´EXPEDITION Vol.2

Para no repetir boludeces, te propongo que dejes de leer este texto acá, leas primero la reseña del Vol.1 (publicada el 16/02/13), y después vuelvas. ¿Ya está? Bien.
En aquel momento, yo definía a L´Expedition como “una especie de peplum con elementos fantásticos, hasta ahora sólo insinuados” y acá el amigo Marazano me pone en ridículo, porque nada de eso es así. A ver… sí, los personajes principales siguen siendo los legionarios romanos, pero con el correr de las páginas eso se desenfatiza muchísimo. Mucho antes de la mitad del tomo, ya no importa mucho para qué imperio peleaban Marcus Livius y sus hombres. Los elementos fantásticos apenas insinuados en el Vol.1 acá brillan por su ausencia: este álbum tiene una impronta mucho más realista, más sombría. La historia no pasa (como uno sospechaba) por las maravillas que descubren los romanos en su expedición por el corazón de Africa. Ni siquiera pasa por los combates contra fieras salvajes que ellos nunca habían visto y que consideraban parte de relatos fantásticos pergeñados por los nativos.
Acá sucede algo muy jodido (no lo quiero spoilear, porque es un libro reciente, aparecido en Francia en Septiembre del año pasado) que interrumpe el viaje de los romanos por este continente misterioso. Y los que venían muy cancheros, a conquistar giles y chorearles las riquezas, terminan por enfrentar la ordalía de sus vidas. Livius y los suyos deberán luchar por la supervivencia como nunca antes y experimentarán en carne propia el yugo, el látigo, la anulación total de sus voluntades. Por supuesto, Marazano no se pierde la oportunidad de hacer todavía más espeso el clima, y la situación ya de por sí muy complicada se termina de tensar con la sedición, la rosca interna entre los hombres de Livius que –al filo de la desesperación- van a empezar a buscar alternativas menos convencionales y moralmente más cuestionables. La línea entre buenos y malos, que ya era borrosa en el Vol.1, acá es prácticamente imperceptible.
El desenlace será apoteótico: habrá muerte, sangre, rebeliones, sumisiones, más roscas y –finalmente- algún atisbo de misterio más o menos sobrenatural, que por supuesto queda pendiente para el Vol.3. Otra vez, el guacho de Marazano cierra el episodio en un momento crucial, definitivo, donde el continuará duele como duelen los huevos después de tres horas franeleando con una mina que no entrega. Pero sabe que vamos a volver. Esto está demasiado interesante como para colgar acá. El desarrollo de los personajes, el cambio de ritmo que permite profundizar, lo impredecible de los giros argumentales, la premisa del Vol.1, que quizás recupere peso más adelante… todo está pensado para que uno se fume mansito los dos años que faltan para leer el Vol.3 y lo compre el día que salga, sin chistar.
Un gran porcentaje de esos méritos le corresponden a Marcelo Frusín, que mantiene el altísimo nivel de dibujo que exhibiera en el Vol.1. Las páginas 2 y 3 son las más impactantes porque, claro, son las que tienen animales y Frusín es uno de los mejores dibujantes de animales que hay hoy en la historieta mundial. Después, cuando los humanos monopolizan las salvajadas, tampoco faltarán las escenas zarpadísimas, los fondos fastuosos, las iluminaciones extremas, las expresiones faciales fuertes (algunas logradas con una técnica gráfica distinta a la del resto del álbum, que le queda muy bien) y unas coreografías brillantes para los combates. Todo eso, además, realzado por el propio Frusín desde el color, que está perfectamente pensado para acompañar los climas que propone el guión.
Esto no se ve ni por accidente como la típica aventura francesa de ambientación histórica. Como en el Vol.1, Frusín aprovecha que el guión avanza a un ritmo más descomprimido y mete pocos cuadros por página, en los que se luce a full y puede asombrar (a los franceses) con muchos de los recursos que adquirió en sus años de producción para EEUU. Un trabajo realmente consagratorio para este maestro rosarino, al que –por esas injusticias del universo- en Argentina se conoce poco.
Recomiendo vehemente L´Expedition, una de las series 100% fundamentales que tiene hoy el mercado europeo. Y espero ansioso (por no decir al palo) el Vol.3.
Published on May 16, 2015 17:59
May 15, 2015
15/ 05: LA REINA DEL RIO

Si estás muy curtido en la lectura de las obras de Trillo, muy inmerso en esa mezcla de imaginación y realismo, de moraleja e incorrección política que tenían las grandes obras del maestro, seguramente La Reina del Río te va a parecer muy livianita. No hay muertes, no hay violaciones, no hay políticos ni canas corruptos, prácticamente no vuela una sóla piña… es una historieta tranqui, limpita, pensada para un lector mucho más ingenuo, más tierno que el que se cebaba con atrocidades como Sick Bird o El Síndrome Guastavino. Y sin embargo hay una bajadita de línea que se cuela por ahí, cuando Trillo narra esos flashbacks centrados en las desventuras de Mehitabel Molton, la malograda madre de la protagonista. Ahí aparecen (ni enfatizados ni suavizados) los temas del racismo en los EEUU de mediados del siglo XX, y de la explotación criminal a los trabajadores por parte de patrones inescrupulosos, a los que sólo les importa la ganancia. Supongo que un chico de ocho o nueve años que lea esto no lo va a percibir como un elemento importante en la trama, pero Trillo lo puso igual, porque nunca subestimó a sus lectores y porque nunca escondió sus convicciones a la hora de escribir, para el público que fuera.
Con todas las salvedades hechas, La Reina del Río tiene varios méritos, principalmente la capacidad de armar una trama bastante compleja y resolverla más que satisfactoriamente en sólo 44 páginas. El costo a pagar no es barato, de todos modos: hay muchas páginas MUY saturadas de texto, en las que los globos que dibuja Domingues le disputan el protagonismo a los personajes, objetos, paisajes, etc. Diálogos dinámicos (en los que los personajes usan términos como “che”, “pibe” y “dar bolilla” en una aventura que transcurre en New Orleans alrededor de 1935-40), relatos en off monopolizados por el personaje de Abernathy, textos muy bien pensados para que esta trama compleja sea fácil de seguir… pero en cantidades muy zarpadas. Quizás con más páginas, se podía desarrollar la misma historia con el texto mejor dosificado. Menos mal que, como dije, los textos están buenos y el argumento está bien planteado y bien resuelto. Si no, tanta verborragia concentrada podría haber mandado a pique a la historia.
Y claro, obviamente en más páginas se podría haber desarrollado un poco más a los personajes secundarios, especialmente a Mungo y a Duncan, que arrancan con todo, perfilados para protagonizar la historia y terminan relegados a roles muy chiquitos a medida que se van sucediendo las revelaciones en torno a Reina, la verdadera protagonista. Pero había este espacio, nomás, y dentro de esos confines, Trillo logró desarrollar muy bien a dos personajes, estructurar una trama con varios momentos fuertes y matizar con una cierta cuota de humor una aventura a la que no le falta peligro ni intensidad.
El dibujo de Domingues está muy bien, muy sobrio, basado en una línea clara, con algunos negros plenos pero sin grises, ni texturas, ni ningún efecto de iluminación. Todo eso lo aporta desde el color… y no, no es ese color sutil de la portada, ni el de la ilustración de la carátula. Es un color más… industrial, si se quiere. Laburado, con matices, con cuidado por los climas, pero sin esa impronta pictórica que tan bien maneja Domingues cuando lo dejan. En una obra con tanto texto, uno le presta mucha más atención a las secuencias mudas, y la verdad es que ahí Domingues (como su amigo y socio, el inolvidable Carlos Meglia) demuestra una solvencia impresionante. Y claro, con menos texto, todo el trabajo de Domingues se luciría mucho más…
El balance de la lectura me dio muy positivo y hasta ahora la repercusión a nivel ventas fue muy buena, con lo cual espero que pronto aparezcan en esta colección más trabajos de los que hicieron Trillo y Domingues para Genios. Si no conocías a La Reina del Río, o la leiste hace mil años cuando eras chico, dale una posibilidad. Y si la podés compartir con un chico o chica que se esté iniciando en esto de leer comics, mucho mejor.
Published on May 15, 2015 18:49
May 14, 2015
14/ 05: JONAH HEX: GUNS OF VENGEANCE

Ninguna de estas seis historias aspiran a ese nivel de genialidad que vamos a ver en los TPBs posteriores, cuando los guionistas terminen de depurar la fórmula. Y sin embargo, son seis buenas historias, en las que quedan claros el aguante, la obstinación, incluso la integridad de este justiciero cruel e implacable con quienes lo merecen. Jonah Hex mata gente sin remordimientos, es cierto. Pero no a cualquiera. Hex le baja los cargadores a los corruptos, asesinos, abusadores, estafadores, violadores, o a la gente que trata de manipularlo para algún fin siniestro. En un mundo donde ya mandaba la guita y casi todos hacían cualquier cosa por un billete, Hex demuestra varias veces que la guita no es su prioridad. Caza criminales por las recompensas, es cierto, pero no se vende a cualquier garca que lo quiera comprar. Muchas veces renuncia a buenas sumas de dinero para defender a inocentes, a chicos, a mujeres (algunas lo garcan, obviamente), y no tiene problemas en enfrentarse a esos sheriiffs y jueces que no mueven un dedo para investigar y castigar delitos cuando las víctimas son negros o indios.
O sea que, si buceás en este océano de sangre y mala leche, vas a encontrar algo así como una ética. Hex pelea sucio, putea, se pone en pedo, es promiscuo, violento, su higiene personal deja bastante que desear y sus chumbos rara vez llegan a enfriarse, de tan seguido que los dispara. Y sin embargo es lo más parecido a un héroe que vamos a ver en estas historias, teñidas de una sordidez absolutamente hipnótica. La anteúltima historia de este tomo inaugura una tradición que Gray y Palmiotti bancarán hasta el final, que es la de tener como invitados a otros personajes que tuvieron su chapita cuando DC publicaba varios westerns. El elegido es El Diablo, un personaje con una base sobrenatural que sin embargo encaja bien en estas historias 100% “realistas”, donde lo único realmente inexplicable es el aguante de Hex.
Esta primera época de la revista del caripela se caracterizaba también por la rotación permamente de los dibujantes. Acá, en seis episodios tenemos a siete lápices distintos, lo cual es una animalada. Veamos cómo les fue. La primera historia la dibuja el brazuca Luke Ross, demasiado pendiente de la referencia fotográfica, para mi gusto. La segunda la empieza un tal Dylan Teague (a quien no conocía), en un estilo lindo, como si fuera un Tim Truman un poquito más depurado, menos mugriento. Pero no llega a terminarla y lo reemplaza el correcto Val Semeiks, al que le toca ponerse al hombro una magnífica secuencia muda.
Para la tercera historia tenemos al dibujante que co-creó a Jonah allá por mediados de los ´70, el maestro filipino Tony DeZuñiga. Muy buen laburo del veterano dibujante, afiladísimo en los detalles, las texturas y la narrativa, y además el que mejor se complementó con los colores de Rob Schwager. Phil Noto, como siempre, se colorea a sí mismo, y lo hace muy bien, logra una identidad muy propia, muy linda. El dibujo en sí es un poco pecho frío, pero la narrativa está muy bien y en general se la banca.
David Michael Beck, un ilustrador con poca historieta a cuestas, sorprende con su trazo hiper-realista, supongo que también muy basado en fotos, pero de enorme vuelo y plasticidad. Toma algunas decisiones que no me gustan en el diseño de la página (esas viñetas casi triangulares), pero logra un resultado asombroso, también muy bien ensamblado con el colorista. Y para el final, el siempre grosso Paul Gulacy, en un despliegue maravilloso de personajes, paisajes, caballos, armas… el maestro dibuja todo bien. Lo único choto es que basa las caras de Hex en fotos de Clint Eastwood y las de la minita que aparece en fotos de Anne Hathaway. No es algo que necesite una bestia como Gulacy para que sus dibujos se vean bien.
Y sí, habrá más Jonah Hex acá en el blog. Me falta leer un tomo de los de Gary y Palmiotti y dos o tres de los de All-Star Western, la serie que protagonizó mi cazarrecompensas favorito a partir de 2011 cuando se rebooteó toda la línea de DC.
Published on May 14, 2015 13:35
May 13, 2015
13/ 05: EL DORADO Vol.1

A primera vista, Vic Voyage es el típico aventurero de los ´80: fachero, cínico, ganador con las minas y enamorado principalmente del riesgo, de meterse donde uno sabe que hay kilombo. Esa es la senda que parece transitar esta historia, en la que un potentado yanki (que la va de arqueólogo pero en realidad es un buscador de fortuna) lo convence a Vic de dejar la comodidad del Caribe para internarse en el Amazonas en busca de fabulosos tesoros. Vic, su barco (el Tropicalis) y un par de sus asistentes explorarán, entonces, la jungla más grande de nuestro continente… y de a poco, Macedo introducirá elementos un poquito más raros, que harán más impredecible el desenlace. Misticismo ancestral por un lado, alienígenas por otro… al final se mezclarán dos planos de realidad distintos, como en las mejores aventuras de Thorgal.
Como en otros chotocientos millones de thrillers, acá Vic encontrará el principal obstáculo para lograr su cometido precisamente en el cliente, en el tipo que lo contrató, que es el clásico garca encubierto. Apenas encubierto, porque en ningún momento Macedo se esfuerza porque Peter Green nos caiga simpático. El elenco incluye también a un enigmático y fornido muchacho oriundo del Amazonas, al que Macedo (que es brazuca y la manya lunga) usará para contarnos a los lectores un montón de cosas acerca del río que da nombre a la selva, su flora, su fauna y las culturas que la habitaron y la habitan. Y a un personaje groseramente estereotipado: un rastafari jamaiquino que sólo habla de fumar faso. Por supuesto, las dos minas que aparecen terminan en la cama de Vic Voyage: una es la novia de Green y la otra… una negrita caribeña devastadora, de apenas 16 años. Cosas que en los ´80 pasaban tranqui y hoy levantarían un flor de revuelo.
En general, la historia está bien. Macedo no se excede en su afán de transmitirnos conocimientos acerca del Amazonas, la machaca está bien dosficada; en algún momento se explora aunque sea superficialmente quién es Vic Voyage, de dónde salió y por qué hace lo que hace; y el chamuyo místico no se usa para explicar lo inexplicable, sino para agregarle exotismo y hasta un cierto lirismo a los misterios que tratarán de develar los protagonistas. Sin ser glorioso, el argumento funciona y el ritmo y los diálogos contribuyen a hacerlo sumamente legible.
Y el dibujo… no sé, hoy es difícil de digerir. Macedo maneja perfecto la anatomía humana y tiene esa técnica de color hiper-depurada, con volúmenes y tonalidades que no eran frecuentes en la era pre-prhotoshop. Algo similar a lo que hacía Angus McKie en la Heavy Metal, o Vicente Segrelles en El Mercenario, pero más ochentoso, más cerca de la estética de los posters Pagsa, para que la pesquen los veteranos. Como Segrelles, Macedo tiene el problema de que los personajes le quedan medio estáticos, nunca parecen estar moviéndose con fluidez. Pero bueno, tiene todos esos efectos de iluminación y de esfumados tan lindos, tan llamativos, y un laburo tan generoso en los detalles, en los paisajes, en los animales, que se le puede perdonar un poco esa falta de plasticidad. Además no pifia en el armado de las secuencias, sino que tiene un muy buen manejo del tempo narrativo, de las pausas y los silencios, y eso hay que destacarlo.
Obviamente es un trabajo muy anclado en su época, que cuesta recomendarle al lector de hoy. Sirve para recordar que existió Sergio Macedo, un tipo técnicamente brillante, que manejaba el color directo en un estilo hiper-jugado al realismo fotográfico, que a la hora de escribir guiones se la bancaba, y que en la era pre-globalización, pegó el salto que le permitió pasar de ser un ilustrador publicitario que la remaba en Brasil a jugar en las grandes ligas del comic francés. Tengo otro tomo de esta serie ahí, en el pilón de las próximas lecturas.
Published on May 13, 2015 19:49
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