Andrés Accorsi's Blog, page 103

November 23, 2015

23/11: METALLUM TERRA Y OTROS MUNDOS IMPOSIBLES

Este poderoso tomo de más de 280 páginas recopila los cinco episodios de Metallum Terra (que ya habían sido recopilados en los ´90, en un albumcito que obviamente está descatalogadísimo) y 17 historias cortas más que no recuerdo haber leído en ningún otro lado. Por supuesto, todo lleva la firma de esa dupla mitológica de la historieta argentina, que es la integrada por Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena.
De Metallum Terra ya se habló bastante de 1991 para acá, así que no sé si es mucho lo que puedo aportar. Se trata de una obra muy breve, pero que sirve para ilustrar de modo muy cabal el momento increíble por el que atravesaba la dupla, con un puñado de colaboraciones encima para la revista Skorpio. Son cinco fábulas desgarradoras, con hermosas moralejas y personajes que (aunque están pensados para durar ocho páginas) no se pueden olvidar. Resulta muy llamativa la vigencia, tanto de las historias de Mazzitelli, como del dibujo de Alcatena, que acá era tan exquisito que no fue ampliamente superado por los trabajos más recientes del maestro.
No me alcanza el espacio para hablar una por una de las otras historietas, pero quiero resaltar a algunas. Camaradas del Desierto tiene un guión jodido, impredecible. Sin ser genial, es una gran historia. Fuego y Hielo parecía una del montón, hasta que en las últimas viñetas levantó un vuelo increíble. Y tiene esos homenajes de Alcatena a Winsor McCay que me emocionaron muchísimo. El Reino Astillado y Un Soldado tienen consignas muy atractivas, se te tiene que ocurrir plantear esos mundos y esa forma de plantear lo conflictos, pero el desarrollo y los finales son más o menos previsibles, si leíste bastante a Mazzitelli.
Otra historia apasionante y quintaesencialmente mazzitelliana es Viaje Alrededor del Centro, a la que por ahí le falta un final más redondito, pero el periplo hasta ahí se disfruta muchísimo. La que a mí más me gustó fue Del Otro Lado, una gran historia sobre el poder, la ambición y el destino. Su secuela, Más que Roca, también me pareció bellísima aunque por ahí daba para menos páginas. De las tres historias ambientadas en la ciudad de Tenebra, ninguna me impactó demasiado desde lo argumental, pero me gustó mucho el clima, hay bloques de texto gloriosos y en la primera, un muy lindo homenaje de Alcatena a Berni Wrightson y Kelley Jones.
El libro termina con la historieta más extensa, una de 20 páginas ambientada en Esquizópolis, y por ende una parte hasta ahora inédita de esa serie que Mazzitelli y Alcatena presentaran allá por 1996 en la revista Hacha. Esto tiene el atractivo de disfrutar de un Mazzitelli abiertamente volcado al humor, con juegos de palabras absurdos y desopilantes, gags típicos de los dibujos animados clásicos y un clima festivo en el que incluso los que juegan el rol de “los malos” aportan comicidad y encanto a la trama.
En cuanto al dibujo de Quique, no hay mucho para agregar a lo ya expresado en otras reseñas. Me tienta decir que acá, al tratarse de un compliado de historias cortas, lo vemos al ídolo trabajar con distintos climas y distintos registros, y presentarnos una variedad muy amplia de mundos, locaciones y criaturas. Pero la verdad es que en todas sus obras más o menos extensas Quique hace gala de esa versatilidad y de esa pasión por abrir el juego, por trascender los límites y las fronteras, y por brindarnos un atlas vasto y complejo de los universos fantásticos que habitan en su plumín mágico.
Si sos fan de la dupla desde sus inicios o si la descubriste hace poco, no dejes de recorrer Metallum Terra y los otros mundos imposibles que se esconden entre estas páginas. Ah! Desde hoy hasta el lunes 30, todas las reseñas del blog van a ser de libros de historieta argentina aparecidos en 2015. Variaditos en autores y temáticas, pero todo nacional y de reciente aparición.
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Published on November 23, 2015 15:20

November 22, 2015

22/11: DC COMICS PRESENTS SUPERMAN: SOLE SURVIVOR

Rescaté a este TPB para pobres de una batea de ofertas en la que agonizaba, a ver con qué me podía llegar a encontrar. Como otros TPBs para pobres que ya vimos, este se nutre de lo que en su momento fueron cuatro números de la revista Legends of the DC Universe, un título muy desparejo, obviamente a causa de la constante rotación de personajes y autores.
La revista se lanzó con una saga de tres episodios protagonizada por Superman, escrita por el entonces encumbrado James Robinson y reeditada en este one-shot. La consigna de Robinson parece ser actualizar a los ´90 la primera batalla de Superman contra el Ultra-Humanite (considerado el primer supervillano de la historia del comic), que originalmente había sido narrada en 1939 por Jerry Siegel y Joe Shuster. Coherentemente, la historia está ambientada en los albores de la carrera de Superman, en la época de los primeros números de The Man of Steel, cuando Luthor todavía tenía pelo y nadie había visto un cacho de kryptonita.
Más allá de que la consigna y la ambientación puedan resultar interesantes, la historia es muy floja. Robinson hace bien dos cosas: le escribe los mejores diálogos a Lois Lane, como para justificar su participación en la trama, y nos hace comer el amague a los que conocemos la historia clásica del Ultra-Humanite al mostrar a Dolores Winters como una posible “anfitriona” de la mente del villano, que salta de cuerpo en cuerpo. Uno apostaba hasta la dignidad a que la clave estaba en Dolores Winters y al final no era así. Salvo por esos dos detalles, la historia es aburrida, el villano que introduce Robinson (Madness) es choto y en ningún momento uno siente esa tensión, esa vibración que te hace pensar “acá está por pasar algo muy grosso”.
El dibujo de Val Semeiks tampoco contribuye. Es básico, ramplón y encima el color no lo ayuda. Lo peor que tiene el dibujo de Semeiks es que dibuja la musculatura de Superman de un modo grotesco, muy exagerado. Eso por ahí quedaba bien cuando dibujaba a Lobo, que es un personaje grotesco, más virado a la joda que a la aventura con alguna pretensión de realismo. Lo más digno lo logra cuando intenta copiar cositas de John Byrne o Alan Davis, y para esto último lo ayudan las tintas de Paul Neary. Pero visualmente, esta es una historieta bien del montón.
Como complemento, tenemos un unitario que apareció en el n°39 de LOTDCU, escrito por Danny Fingeroth, guionista y coordinador de muchos títulos auténticamente aberrantes de la Marvel de los ´90. Fingeroth sorprendió a propios y ajenos con un breve unitario de Superman en una antología, y en esta nueva visita a Metropolis trae una consigna atractiva: un científico multimillonario se convence de que la Tierra está por explotar en mil pedazos y lanza a su bebé en una nave espacial, en busca de un planeta supuestamente habitable. Por supuesto todo sale mal y será Superman quien deba evitar la tragedia y salvar al bebé. No está mal, tiene su encanto, más allá de lo poco verosímil que resulta la existencia de un científico multimillonario, capaz de construir robots hiper-tecno y naves espaciales… al que nunca ningún otro guionista había mencionado. “Hola, soy más grosso que Luthor, pero nunca nadie había hablado de mí en ningún comic”. En fin… el dibujo de estas 22 páginas es un horror cancerígeno y abisal, perpetrado por Randy Green, un dibujante espantosamente precario, que en un mundo más justo estaría limpiando parabrisas en los semáforos.
Me guardo este TPB para pobres… para regalárselo a algún amigo fan de Superman.
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Published on November 22, 2015 11:54

November 21, 2015

21/11: JACK

Este es un comic bastante extraño, a cargo de Nicolás Egüez y Pablo D´Alio, dos autores nóveles, creo que muy jóvenes, que estudiaron (o estudian) con el maestro Horacio Lalia.
Tiene un primer problema importante: debajo de esa atractiva portada, hay un librito de apenas 48 páginas, de las cuales 15 NO son de historieta. Casi un tercio de las páginas se van en prólogo, agradecimientos, biografías (en joda) de los autores, carátulas y páginas en blanco. Un despropósito total, un cálculo que no tiene pies ni cabeza. Para la próxima, ya saben chicos: un comic de 33 páginas entra en un librito (o una revistita) de 36 páginas. Si la idea es que el librito tenga 48 páginas, hay que dibujar como mínimo 43 páginas de historieta. Si no, parece que salieron a chorear.
La historia en sí está muy bien, hasta se da el lujo de cambiar de género. Depende donde la abras cuando la hojeás, podés decir “uh, mirá, es una onda Vertigo, oscura, medio psicológica, medio metafísica”, o “uh, mirá, es una bien zarpada de superhéroes que se cagan a palos”. Y no sólo es las dos cosas, sino que ese doble registro no es producto de la torpeza ni de la improvisación, sino que el guión de Nicolás Egüez juega todo el tiempo a eso, a presentarnos varios niveles de realidad, en el que hay cabida para escenas con climas, situaciones y personjaes bien diferenciados. Y lo que en un punto puede parecer extraño, o retorcido, se resuelve de modo muy satisfactorio al final.
El dibujo de D´Alio se acomoda bien a estos sacudones y aporta su cuota de extrañeza y freakeada. Lo mejor que tiene este dibujante es el manejo de las tramas de gris, un punto realmente muy alto en la faz gráfica de Jack. También hay aciertos en los ángulos que elige y en la expresividad de rostros y cuerpos en acción. Y lo más flojo, lejos, son los fondos, que no están o están apenas esbozados.
Bueno, no me puedo extender mucho más porque la historieta es muy breve y cualquier cosa que yo escriba puede explicitar demasiado una trama que es intencionalmente ambigua. No sé dónde se vende este librito, quizás sólo en el taller del maestro Lalia (que aparece caricaturizado con la mejor onda por sus alumnos), o en algún evento onda Dibujados. Si lo ves dale una posibilidad, que está muy bien. Y bueno, una pena lo de la sobredosis de páginas que tuvieron que rellenar con cualquier fruta, o directamente dejar en blanco…

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Published on November 21, 2015 18:16

November 20, 2015

20/11: ALABASTER

Osamu Tezuka no tiene límites. Es como la ciudad de Los Angeles: pateás, pateás, te tomás bondis y trenes pero no llegás nunca hasta el final. Cuando creías que ya habías leído toda la producción de Tezuka (de un cierto período, al menos) inevitablemente aparece una obra más. Es impresionante. ¿Cuántas páginas por mes dibujaba esta bestia? ¿En cuántas series trabajaba al mismo tiempo? Y lo más zarpado: Tezuka murió a los 60 años, relativamente joven. ¿Cuánto más hubiese producido de haber vivido otros 25 años?
Alabaster es de 1970, de ese período bisagra en el que el Dios del Manga empieza a volcarse a los relatos más zarpados, más jodidos. Todavía no se puede hablar de gekiga porque acá hay elementos fantásticos y algún que otro chiste, que son cosas que en el gekiga no corren. Pero sí se puede hablar de una aventura muy espesa, con violencia, con momentos shockeantes, torturas, violaciones, peleas tremendas, persecuciones, explosiones… Por momentos parece un comic de superhéroes centrado en el villano, onda el Nemesis de Mark Millar. Aunque claro, en los comics yankis siempre se cuidan de dejar vivo al protagonista (sea bueno o malo) a la expectativa de que pinte una secuela; acá Tezuka lleva la trama a un extremo tan atroz, que es obvio que el final va a ser trágico, que ninguno de los dos protagonistas van a llegar enteros a la última página. Secuela las pelotas.
A lo largo de casi 500 páginas, Tezuka encuentra huequitos por donde bajar línea acerca de lo efímero de la belleza, la dudosa probidad de los políticos, la seducción del poder, el placer irracional que causa hacer el mal y –en el primer tramo- la discriminación racial. Pero por sobre cualquier mensaje, acá hay un Tezuka que se divierte, que se regodea en los cheap thrills, que tensa la historia todo lo posible para forzar un desenlace bien épico, con sangre, corchazos, piñas y edificios enteros que vuelan a la mierda. También hay amor, lealtad, sacrificio y hasta un cierto vuelo poético para que no sea todo tan cabeza. La onda, sin dudas, es impactar al lector, sacudirlo, cagarlo a cachetazos con una historia trepidante, en la que varias veces quedamos a milímetros de hinchar por los malos, sobre todo porque el Manga no Kamisama no nos presenta al oponente de Alabaster y su banda como un héroe, sino como un representante de la ley bastante creído y, más adelante, como un auténtico sorete.
Entre tanta ambigüedad, hay una sola certeza: el dibujo del maestro Tezuka. Muy cerca de su pico como historietista y como dibujante, el ídolo nos regala páginas vibrantes, resuelve de modo increíble el tema de las persecuciones y se mata en fondos, texturas y efectos de iluminación. Todavía le faltaba bajar un cambio: el de las expresiones faciales y el lenguaje corporal. Acá se ven demasiadas similitudes con el Tezuka que trabajaba para el público infanto-juvenil: exageraciones zarpadas en la anatomía, personajes demasiado caricaturescos, gestos ampulosos, golpes y caídas puestos para generar comicidad… De todo eso se deshará el Dios del Manga a lo largo de los primeros años de la década del ´70, para ascender a la cumbre máxima de su ilustre trayectoria.
En un intento bastante precario por odenar cronológicamente las obras de Tezuka, me parece que justo después de Alabaster vendría El Libro de los Insectos Humanos, donda ya el nivel de mala leche y oscuridad es más profundo y se acaban los chistes y los elementos fantásticos. Y al mismo tiempo que Alabaster (o meses antes, o meses después, porque capaz que este asesino dibujó estas 500 páginas en dos o tres meses) ubicamos a Apollo´s Song, que tiene muchas similitudes de tono con el manga que hoy nos ocupa. Lo cierto es que, sin siquiera aspirar al sitial de Obra Maestra, Alabaster es una lectura que te atrapa, te hipnotiza, te estremece y te deja respirar recién en la última viñeta. Tengo otro libro de Osamu Tezuka sin leer, pero no me veo entrándole antes del 31 de Diciembre.
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Published on November 20, 2015 15:26

November 19, 2015

19/11: MYSTIQUE Vol.1

Nunca fui muy fan de Mystique, y menos después de ver las últimas películas de los X-Men en las que le dan demasiado protagonismo y termina por opacar a personajes mil veces más interesantes como el Profe, Magneto, Beast o Quicksilver. Pero me sedujo el equipo creativo, y dije “bue, veamos qué onda”.
La idea es muy loca: el Profe Xavier tiene una especie de “Suicide Squad” que ni los X-Men conocen. Son agentes secretos (y mutantes) que cumplen misiones jodidas, comprometidas, vinculadas a entreveros políticos, en las que no se puede ver la mano del Profe ni siquiera cuando les va bien. Y a Xavier no se le ocurre mejor idea que reclutar como agente a Mystique, justo cuando la están por hacer boleta las fuerzas armadas de EEUU por sus numerosos crímenes de lesa humanidad. Entre palmar o laburar para el dolape, la mercenaria no duda demasiado y firma el pase (una vez más) al bando de los buenos.
La gran cagada que tiene este planteo es lo lento que se desarrolla. Para cuando Mystique empieza a involucrarse en su primera misión, faltan 7 páginas para que se termine el tercer episodio. O sea que está todo muy estirado. La idea es dedicarle todo un TPB de 144 páginas a una historia que se podría haber contado perfectamente en una graphic novel o un prestige de los ´80, es decir, unas 64 páginas. Pero claro, el guionista (al que todavía no nombré) es el maestro Brian K. Vaughan, especialista en estirar ideas para que abarquen un TPB entero, y además experto en armar secuencias en las que sólo hay diálogos. Lo positivo (ni hace falta decirlo) es que esos diálogos son casi siempre brillantes, punzantes, a veces cómicos, a veces durísimos, y sobre todo puestos en función de la construcción y el desarrollo de los personajes. La onda y la carnadura que lo pone a Forge, por ejemplo, es increíble. En 15 páginas lo hace mucho más creíble que John Francis Moore y Howard Mackie en más de 50 números de X-Factor.
Una vez que Vaughan la corta con los prólogos, las explicaciones y el sembradío de plots a futuro (siembra para 24 episodios, más o menos, pero al final escribirá sólo 13), arranca la misión en sí, y es todo medio blandengue hasta el final del quinto capítulo, en el que Mystique se ve enroscada en un dilema moral muy heavy, que se resuelve de modo bastante satisfactorio. Y ahí está la gracia, porque la lucha contra los “villanos” (el ejército de Cuba, nada menos) en ningún momento resulta atractiva, ni siquiera realmente riesgosa para la despiadada cambiaformas. La variante de Mystique jugando de heroína, al punto de arriesgar su vida para salvar la de los inocentes, hace ruido, pero poco. Es otro punto a favor.
Al frente de la faz gráfica está un artista seguramente conocido por todos los lectores de este blog: Jorge Lucas. Acá, el uruguayo radicado en Argentina reafirma sus cualidades camaleónicas. Así como en sus primeros trabajos se disfrazaba de Frank Miller, en Cazador coqueteaba con la línea de Simon Bisley y en sus primeros trabajos para Marvel jugaba a parecerse a Jack Kirby, acá Lucas arranca muy pegado al estilo Top Cow, al de los clones de Marc Silvestri. Después, de a poco, se va soltando y para la mitad del tomo (más o menos) ya lo vemos en un estilo un poco más personal, aunque siempre muy medido, muy controlado. Ni hace falta decir que Lucas tiene una capacidad de narrar con el dibujo muy notable, a años luz de los pecho frío de Top Cow. O sea que incluso disfrazado de ese tipo de pseudo-historietistas, brinda páginas muy armónicas, en las que la narrativa fluye sin mayor dificultad… y la rema hasta donde puede con esas páginas repletas de texto donde sólo puede dibujar a gente que habla.
En el balance final, la verdad que esta saga de Mystique no me emocionó como para salir a buscar otras. La recomiendo a los fans del personaje (obvio), a los talibanes de los comics de mutantes, a los completistas que quieran tener todo lo que escribió Vaughan, y a los que bancan a Lucas de local y de visitante, porque acá su trabajo es muy sólido, sin fisuras ni tiradas a chanta de ningún tipo. Ah, y esas portadas cuasi-porno de Joseph Michael Linsner me dieron vergüenza ajena…
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Published on November 19, 2015 18:46

November 18, 2015

18/11: LAS MORADAS DE SANTA TERESA DE JESUS

Este libro es, desde su concepción, un disparate. O por lo menos un desafío extremadamente jodido, de esos que uno no termina de entender qué necesidad había de afrontar. Trece historietistas de 2015 se propusieron trasladar al comic los textos que Santa Teresa de Jesús escribiera allá por 1577 para festejar los 500 años del nacimiento de la famosa “monja andariega”.
Yo era (hasta hace un rato) un profundo desconocedor de la obra de esta señora, y me quedé atónito al descubrir que estos textos (a veces llamados “El Castillo Interior”) son una especie de libro de autoayuda avant la lettre, en los que Santa Teresa les explica a otras monjas cómo recorrer el camino del espíritu que lleva hasta Dios. No son relatos al estilo de la Biblia, tampoco son fábulas, ni moralejas, ni debates con otros teóricos del catolicismo. En cada uno de los capítulos, Santa Teresa recorre una de las siete moradas que llevan hacia Dios, hasta que “se consuma el matrimonio espiritual”. Pero esa recorrida no implica necesariamente una evolución de un punto A a un punto B, ni tampoco se queda en la descripción “física” de cada una de estas moradas. Es todo muy raro, y por suerte los distintos autores encararon las adaptaciones de distintas maneras.
El libro arranca con una biografía de Santa Teresa, narrada por ella misma, con guión de Marcos Vergara y Leo Sandler. Acá hay un relato que (como toda biografía) narra algo, va a alguna parte, y por eso es el texto más fácil de adaptar. Vergara y Sandler lo hacen muy bien, por suerte.
Después viene el prólogo: un chamuyo en el que la monja cuenta por qué, para quién y sintiendo qué se pone a escribir estos textos. Daniela Kantor rodea a esas palabras con lindos dibujos, pero no hay drogas alucinógenas que alcancen para sostener que esas 12 páginas componen una historieta.
Las “Moradas Primeras” se convierten en una historieta gracias a Alejandro Farías y Pato Delpeche, que logran que los conceptos metafísicos de Santa Teresa parezcan algo así como una narración. Hay secuencias, hay acción… pero no creas que si sólo mirás los dibujos (excelentes, por cierto) se entiende la trama. Sí o sí, para saber de qué corno estamos hablando vas a necesitar de los textos… en los que Santa Teresa te cuenta lo importante que es la oración, destaca el valor de la humildad y ofrece tips varios para emprender el camino hacia Dios.
Para la segunda parte, la dupla uruguaya integrada por Roy y Maco patea el tablero y narra 12 páginas casi sin textos de una especie de aventura que vive Santa Teresa. Al final, llegan las reflexiones: “Quien anda en el peligro, en él perece”, “No hay mejores armas que las de la cruz”. La primera parece una frase del Viejo Vizcacha, el que le bajaba línea a Martín Fierro. La segunda no la entendí, quizás porque soy ateo. El dibujo y la narrativa de Maco, brillantes.
El capítulo que le tocó a Federico Reggiani y Max Aguirre era inadaptable. De las 12 páginas, apenas dos tienen algo así como una secuencia narrativa. El resto son ilustraciones de Max, en las que Federico mete medio a presión cachos de texto que hablan de lo lindo que es ser pobre cuando se busca el camino hacia Dios. El tramo a cargo de Jorge Quién también tiene el mismo problema.
Las “Moradas Cuartas” son otro masacote de texto ya al borde del delirio, que Farías mete (mediante finos malabares) en un sinfín de bloques de texto. El dibujo de Jorge Vildoza encuentra espacio para brillar, para irse al carajo, para teñir de lisergia, de psicodelia y de freakeada los escritos de Santa Teresa. Fernando Calvi intenta algo parecido en el tramo final (también muy lleno de texto) pero se restringe a sí mismo con una grilla de seis viñetas iguales que se mantiene a lo largo de toda la “historieta”. En páginas chicas como las de este libro, meter seis viñetas implica no dejar espacio para que el dibujo se luzca y, eventualmente, explote por más potentes que sean las imágenes.
Y dejo para el final la adaptación que más me impactó, que es la de Pedro Mancini. Con un texto muy escueto (y muy fumado), Pedro convierte a Santa Teresa en una especie de Arzak que flota en silencio en un cosmos metafísico, sufre transformaciones y lanza rayos de los ojos. Todo esto con su habitual dibujo recontra sobrecargado de rayitas, de texturas y de expresividad.
En fin, esto se puede comprar principalmente porque todos los dibujantes, hicieron un gran trabajo. Los guiones… casi todos tienen que recorrer hacia arriba una cuesta MUY empinada. En todo caso, algunos funcionan como ejemplo de que en la historieta se pueden abordar temáticas que pocos teníamos en cuenta, como la autoayuda o la “orientación vocacional” para quien se cope dedicándole su vida a la religión. Amén.
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Published on November 18, 2015 18:19

November 17, 2015

17/11: UNAHISTORIA

Lo indulté al maestro Gipi después de aquel trago amargo del 05/11/12 y me compré su última novela gráfica, editada en Italia en 2013.
Esta vez me encontré con algo que no esperaba: una narrativa muy confusa, muy enroscada. Gracias al texto de la contratapa (y a tenues pistas que ofrece Gipi en la novela) logré deducir que la idea es narrar dos historias en paralelo: en el presente, la de Silvano Landi, el escritor amnésico internado en el neuropsiquiátrico; y en el pasado, la de su bisabuelo Mauro, que peleó en la Primera Guerra Mundial. Superadas las dificultades para dilucidar cómo está estructurada la novela, me encontré con que la historia de Mauro en el frente de guerra es brillante. Emotiva, impredecible, con el equilibrio justo entre la ternura y la mala leche, con un gran criterio para romper la diégesis y mostrarnos algunas secuencias antes que otras, esta historia amerita por sí sola la lectura del libro. Es más, no entiendo por qué Gipi no la editó así, como una historia completa, sin mezclarla con la historia de Silvano. Bueno, quizás sea porque tiene poco más de 50 páginas y la editorial le pedía algo más extenso…
La historia de Silvano, en cambio, no va a ningún lado. Si estuviera narrada toda para atrás, es decir, si terminara cuando nos enteramos qué fue lo que le hizo perder la cordura, quizás tendría sentido. Pero por un lado, esto no es así, porque la historia va y viene sin llegar a ninguna resolución; y por el otro Gipi no explica claramente los motivos de su amnesia/demencia, es algo que uno mal que mal trata de sacar en limpio entre flashbacks interesantes (la conversación con su hija, donde están los mejores diálogos del tomo) y delirios muy fumados que, cuando se logran conectar (aunque sea metafóricamente) con la trama están bien, y cuando no, son un bodrio.
Como vimos el otro día con Dear Patagonia, acá de nuevo tenemos a un dibujante obscenamente virtuoso, que la descose en todas las técnicas que pone en práctica… y que se toma demasiadas páginas para contar cosas chiquitas. “Se viene una tormenta y nosotros manejando por la ruta” para Gipi son cinco páginas y media, por ejemplo. Pero bueno, el dibujo es tan maravilloso que no importa nada. Desde esas viñetas que sólo tienen una línea finita, que parece birome o lápiz reventado en el photoshop, hasta esas ilustraciones con acuarelas que bien podrían colgarse en cualquier museo, Gipi nos pasea por amplísimo repertorio de técnicas (a veces gráficas, a veces pictóricas) que nos dejan invariablemente estupefactos.
La faz visual de Unahistoria es muy ecléctica, cambia brutalmente de una página a otra, o incluso de una viñeta a otra, porque Gipi pega saltos en el grafismo o cambia de técnica como para sugerirnos cambios de clima, de época o de niveles de realidad. Eso contribuye, por un lado, al desconcierto narrativo del que hablaba yo al principio, y por el otro a una fascinación estética única, que hace que te chupen un huevo las inconsistencias del relato, por lo menos en el tramo ambientado en el presente.
Capaz que el boludo soy yo y el mundo está lleno de críticos y lectores que descifraron al toque simbolismos y metáforas que yo no descifré, y todos coinciden en que esta es la mejor obra en la carrera de Gipi. Puede ser, no lo descarto. Yo sigo prefieriendo Apuntes para una Historia de Guerra o Garage Band y recomendando especialmente esta última a los que todavía no descubrieron el universo de este tano talentoso y atrevido, un verdadero mago de la tinta y el color.
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Published on November 17, 2015 18:26

November 16, 2015

16/11: GREAT PACIFIC Vol.3

Tercer tomo de esta serie que tenía colgada desde el 25/12/14. Aquella vez, yo decía “Si en el último tramo Joe Harris no derrapa con los malabares que le hace hacer a Chas Worthington, va a lograr redondear una serie muy interesante”. Y la verdad es que la serie mantiene el atractivo hasta el final, pero el derrape está y se nota mucho. Los últimos malabares del ambiguo protagonista son muy extremos, dan la sensación de no estar justificados del todo y me parece que tienen que ver no tanto con la lógica sino con el hecho de que la serie se terminaba y había que ponerle un cierre fuerte, impactante.
Este tomo arranca con dos episodios bien unitarios. El primero, flojito. Impredecible, es cierto, pero nada del otro mundo. El segundo sí, un capitulazo, por momentos al nivel de lo mejor de Ex Machina. Y después arranca el arco final, cuatro episodios pensados para cerrar la serie, en los que Harris cambia un poco el registro y deja bastante de lado la arista política y el thriller financiero para meternos a fondo en una aventura violenta, sangrienta, muy jugada a la machaca. Por supuesto, cuando Great Pacific renuncia a aquello que la hacía única y se convierte en una aventura más, es donde pierde puntos.
De todos modos, hasta último momento hay excelentes diálogos, flashbacks muy bien calzados al pasado de Chas, desarrollo para los personajes secundarios y giros argumentales que te dejan perplejo. De hecho, en las últimas tres o cuatro páginas pasan cosas tan grossas que decís “Nah, esto no puede terminar acá. Este turro tiene escrita la secuela y nos deja este final a modo de carnada para que le entremos ciegamente cuando salga”. Todo esto, como ya dije, un poco opacado por la idea de sacar de la galera a un villano muy hijo de puta, meter de prepo a Chas en el rol del héroe y virar la trama y el ritmo de la serie hacia algo más estandarizado, más trillado, si se quiere.
En cuanto al dibujo de Martín Morazzo (a quien conocí personalmente el mes pasado, en la NYCC), creo que ya dije todo lo que tenía para decir en la reseña del Vol.2 y no me quiero repetir. Estamos ante un artista muy bueno, muy completo, que mejora ostensiblemente de un TPB a otro y que no le tiene miedo a subir la apuesta, a jugarse cada vez más en las puestas, en las splash-pages (simples y dobles) y en la composición de las viñetas. Me animo a decir que Morazzo es un nuevo orgullo que tenemos los argentinos, y que ya va siendo hora de que alguna editorial local se ponga las pilas y le publique algo acá, así más lectores de su país se acercan a su obra.
Y se terminó Great Pacific (¿o la primera parte de Great Pacific?), una serie que nos dejó buenas ideas, buenos personajes y dos autores a los que no tenía en el mapa y a los que hoy me animo a comprarles cualquier cosa que hagan.

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Published on November 16, 2015 18:18

November 13, 2015

13/ 11: TEX: EL JINETE SOLITARIO

Poco conocido en Argentina, Tex Willer es uno de los personajes más famosos de Italia. Creado en 1948 por Gianluigi Bonelli, sus aventuras se publican aun hoy con muchísimo éxito y a pesar de haber pasado por las manos de decenas de autores, nunca necesitó un reboot. El motivo es tan simple como incomprensible: en casi 70 años de aventuras, Tex casi no avanzó un milímetro. Los guionistas vienen y se van, pero todos respetan una consigna básica: el personaje no puede cambiar en lo más mínimo nunca, pase lo que pase, de tal modo que TODAS las historias, de TODOS los autores y TODAS las épocas se puedan leer en cualquier orden. No hay villanos recurrentes, no hay personajes secundarios y creo (no estoy seguro) que nadie se tomó la molestia de indagar en el pasado de este héroe impoluto, que parece estar clavado en una edad indefinida entre los 30 y los 35 años.
Esto pareciera garantizar una serie inocua, anodina, embolante, pero cada tanto la editorial Bonelli deja que algún autor grosso meta mano en el dibujo para algún tomo especial, y ahí es cuando Tex se vuelve relevante, aunque sea un ratito. Uno de los grandes dibujantes que aceptaron cargarse al hombro 220 páginas de Tex fue el maestro Joe Kubert, y los sellos chilenos Acción y Shazam! Hicieron un team-up para editar esa aventura en el país vecino.
El guión de Claudio Nizzi está armado en base a la típica venganza del tipo bueno al que le matan a sus seres queridos. Tex tendrá 220 páginas para capturar a los asesinos de su amigo Ethan Colter y su familia (que por supuesto no habían aparecido en ninguna aventura previa) que son cuatro, como en Dago. De hecho las similitudes con Dago son muchas. Las primeras 30 páginas nos muestran la masacre que perpetran los cuatro villanos en el rancho de los Colter y la primera escaramuza con Tex, que trata sin éxito de capturarlos. Los malos se separan, y el héroe decide ir a buscarlos uno por uno.
Frank, el más jodido de los asesinos, es el primero en caer tras 60 páginas muy interesantes, en las que Tex se enfrenta a la corrupción de un sheriff que juega para los malos. En una aventura supuestamente conservadora, que el héroe tenga que confrontar con la autoridad es casi revolucionario. Durante las siguientes 54 páginas, Tex (que parece no ensuciarse ni bañarse nunca, a quien vemos cabalgar cuatro días por el desierto sin que le crezca ni la sombra de la barba) va contra Luke Thorpe, otro de los asesinos de su amigo, a quien Nizzi se toma un buen tiempo para presentarnos como un tremendo sorete. La cacería de Russ, el tercero de los malhechores, le toma apenas 34 páginas y –de nuevo- involucra a un sheriff medio tránsfuga. Y en las últimas 30 páginas, será el turno de Jako, el indio, cuarto y último de los asesinos. Los cuatro terminan muertos, aunque Tex no mata a ninguno.
Así, con míseros cinco cuadritos a modo de epílogo, termina una saga intensa en la que el ritmo se acelera o se ralentiza varias veces, como si Nizzi fuera regulando para no quedarse sin nafta antes de la página 220. El héroe, dentro de todo, cobra bastante, pero sobrevive a unos peligros realmente excesivos, que conspiran contra el verosímil de la obra. Por suerte el guionista se esfuerza por ponerle onda a los villanos y a algunos secundarios.
Igual el atractivo está (y me animo a pecar de obvio) en el dibujo del Viejo Joe, cuyo regreso al western (género en el que incursionó en los ´50) es definitivamente triunfal.Con una puesta en página muy clásica, con bastantes viñetas mudas, Kubert sale airoso del extenso esfuerzo narrativo. En el dibujo, despliega todas sus técnicas para combinar blancos y negros, desde cross-hatchings imposibles logrados con plumín hasta tramas mecánicas aplicadas con criterio y buen gusto. Los fondos, los climas, las expresiones faciales, la reconstrucción histórica son todos puntos altos en un trabajo impresionante del papá de Adam y Andy.
Si te chupa un huevo Tex, si nada te importa menos que ver a un cowboy “de los de antes” perseguir forajidos por las planicies, desiertos y montañas del Far West, si el argumento te parece remanido o poco profundo, no te calentés: Joe Kubert deja la vida en cada viñeta para que disfrutes de la lectura de este tomo. El guión tiene su aciertos, pero la labor de Kubert es sensacional y justifica ampliamente el laburo de sentarse a leer “una de combóis”, como decía mi abuelo Beto.
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Published on November 13, 2015 15:05

November 12, 2015

12/11: EL CHISPA

El carismático personaje creado por Gustavo Secreti y Gustavo Lucero cumplió 10 años y para festejarlo, Lucero se encargó de escribir, dibujar y editar esta novela gráfica de 70 páginas.
En general es una buena historieta, con mucho ritmo, buenos diálogos (a esta altura, dos marcas de fábrica de Lucero) y excusas bastante razonables para que los conflictos se terminen resolviendo por la vía de la violencia. Lucero rodeó al protagonista de otros personajes definitivamente gancheros, los villanos tienen su encanto, y el hecho de que todo suceda en el conurbano bonaerense también le suma atractivo al combo. Veamos cuáles son los puntos débiles:
A nivel del guión, uno solo, pero importante: los personajes se presentan en las últimas dos páginas. Si nunca leiste un comic de El Chispa, arrancás a ciegas. Los personajes hacen constantes menciones a hechos que transcurrieron en historietas anteriores y el que no está muy empapado de la mitología del Chispa queda garpando, mal. Yo hubiese arrancado la novela con esas dos páginas finales en las que Lucero pasa en limpio quiénes son estos chicos y chicas y por qué hacen lo que hacen, así los recién llegados no la teníamos tan cuesta arriba.
Y después un detalle, que a veces complica un toque la lectura: los signos de puntuación que suelen desaparecer. No cuesta un carajo revisar los textos y corregir eso que parece una boludez, pero contribuye a que los diálogos se disfruten mucho más.
Por el lado del dibujo, esta vez me cerró menos que en Clan Felino el tema de usar fotos reventadas en el photoshop para los fondos. Esta pareciera ser una historieta más light, más “apta para todo público” y ese tratamiento de la imagen para los fondos añade mugre, contribuye a crear un clima más denso, más oscuro.
Obviamente me sigue haciendo ruido el tema de las chicas con cinturitas microscópicas y tetas gigantes, más cuando son adolescentes.
Y lo otro que no me termina de cerrar es que esto se publique en blanco y negro. ¿A quién está apuntada esta historieta? Yo diría que a adolescentes y a fans de los superhéroes. Los segundos están MUY acostumbrados a leer las aventuras de sus justicieros favoritos a todo color. De hecho, en la portada queda bastante claro que Lucero sabe manejar el color y MUY bien. Y los adolescentes, es cierto, hace años que consumen mucho manga y el dibujo de Lucero tiene algo de eso, en el uso de las líneas cinéticas, en la aplicación de los grises con tramas mecánicas y demás… O sea que quizás para ellos esto no pierda atractivo al publicarse en blanco y negro. Pero no tengo dudas de que esto, a color, sería un hitazo. No correría el tema de las fotos reventadas en vez de los fondos, se diferenciaría mejor y más fácil a los personajes, se abrirían un montón de posibilidades que –no tengo duda- levantarían mucho a una faz gráfica que así está muy bien (Lucero viene mejorando grosso sobre todo en el manejo de las masas negras) pero que a color se vería infinitamente más atractiva.
Con este libro queda muy claro que Lucero está armando un universo, que comparten todas las historietas en las que mete mano. No sólo me copa que alguien intente armar algo así, sino que me gusta además la forma en la que lo está llevando a cabo. Así que quiero más historietas del Luceroverse, en lo posible ajustando algunas de las boludeces que no me cerraron, y en lo posible en alguna editorial que se anime a publicarlo a color, así estas creaciones se acercan un poco más a su público potencial que –me da la sensación- es enorme.
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Published on November 12, 2015 14:48

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Andrés Accorsi
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