Andrés Accorsi's Blog, page 99

January 11, 2016

OTRAS CUATRO LECTURAS

Esta semana leí poco…
Arranqué el martes con el Vol.1 de Merlín, el Druida, la nueva serie de Rodolfo Santullo y Jok para la editorial Pictus. Me divertí mucho. Es una aventura de palo y palo, con poderes, magia, persecuciones, transformaciones, machaca y muy buen desarrollo de personajes. Santullo no se ciñe a la historia más o menos verídica de Merlín y Héctor (el padre adoptivo del Rey Arturo) sino que agarra bien para el lado de la aventura fantástica. Quizás para este primer tomo, la amenaza que enfrentan los buenos era demasiado poderosa y la resolución del combate resulta un poquito forzada. Pero está muy bien. Y el dibujo de Jok, glorioso. En la pluma de Jok conviven un montón de grossos de la historieta argentina de aventuras: Oswal, Enrique Breccia, Zaffino, Alcatena, Meriggi… el ídolo toma cositas de todos y las reinterpreta en un estilo muy atractivo y muy personal. A los efectos de captar lectores jóvenes, quizás convenía colorear esta saga. Pero eso le habría restado impacto al dibujo de Jok, que es realmente notable.
Después arranqué con De Cómo me hice Rico y Famoso, el recopilatorio de la historieta que durante muchos años publicó Ernán Cirianni en el blog Historietas Reales. Esto hay que leerlo de a poco, con pausas y en lo posible intercalando otras lecturas. Cirianni lleva la autobiografía al extremo y nos bombardea con anécdotas tremendas, que casi siempre incluyen borracheras, vómitos, sexo, drogas y rockanrol. Es duro de leer, porque hay mucho texto y el rotulado de Ernán es desastroso (con una caligrafía horrenda, letras que faltan, errores ortográficos, etc.). Pero si atravesás esa jungla, te vas a encontrar con frases inolvidables como “Me excita la idea de que algún día podré fumar con la concha”, “Saturá el contraste, me gusta cómo se ve la wasca saturada”, o “¿Los revolucionarios se dejan mear entre pares?”. Si le tenés paciencia, este libro te va a hacer muy feliz. El dibujo, además, mejora notablemente entre las primeras planchas y las últimas.
El domingo iba en bondi a grabar el podcast de Comiqueando y en pocos minutos me devoré Piedra, Papel o Tijera, una breve novela gráfica de Alejandro Farías y Jozz. El guión está muy bueno, es un thriller muy realista, muy intenso, que crece en tensión hasta hacerse asfixiante. Sobre todo en el último tercio hay mucho vértigo, mucha secuencia muda y mucha acción. El final es totalmente impredecible y está muy bien, pega donde más duele. El dibujo del brasileño Jozz no me aportó demasiado pero tampoco molesta ni va en detrimento de la fuerza del relato de Farías.
Y si bien mi prioridad es avanzar con el pilón de material que se editó en Argentina entre Agosto y Septiembre (tarea titánica si las hay), me hice un ratito para entrarle al Vol.1 de Trees, de Warren Ellis y Jason Howard. Esto es demasiado grosso como para ponerse a explicar el argumento. Acá hay ciencia-ficción, misterio, ecología, política, slice of life, violencia, traiciones, garches, poesía, amor y los mejores diálogos de toda la carrera de Ellis. Al dibujante no lo conocía, pero es muy bueno. De lejos parece un clon de Duncan Fegredo, porque la narrativa y la puesta en página está muy basada en la del prócer británico. Pero si lo mirás en detalle vas a ver en los cuerpos una estilización onda Gabriel Bá y Fábio Moon y en los rostros bastantes rasgos que me recordaron a Guy Davis. Me hice fan de Jason Howard, de una. Y recomiendo muchisimo este primer TPB de Trees.
Veremos cómo me va esta semana con las lecturas, y a ver qué pasa con mi cirugía de columna, que en una de esas se concreta la semana que viene.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 11, 2016 14:45

January 4, 2016

FIEBRE DE SABADO POR LA NOCHE


Este sábado, en vez de salir de joda, me quedé en casa. Cada tanto sucede, sobre todo desde que me hice mierda la columna y mi aguante disminuyó ostensiblemente. Pensé en aprovechar para terminar un librito que había empezado el jueves y del que había leído un capítulo ese día y un capítulo el viernes. Una vez más, la cosa se me fue de las manos…
El TPB que empecé el jueves y me propuse terminar el sábado era el Vol.1 de Silver Surfer, de Dan Slott y Mike Allred. Alucinante, una verdadera gema. Slott le encuentra un tratamiento novedoso y muy copado al personaje, lejos de los soliloquios melodramáticos de Stan Lee. Los diálogos son brillantes, lleno de chistes y guiños a la cultura pop. El dibujo de Allred, glorioso como pocas veces. Una vez más, le sobra onda. Por ahí está medio forzada esa breve aparición de los Guardians of the Galaxy, pero el resto es todo ganancia. Si nunca leíste al Surfer, también podés arrancar por acá.
Terminado ese broli, en vez de dormir o prender la tele, fui por más y me clavé en poquísimos minutos el Vol.9 de Términus, medio para festejar que acaba de salir el Vol.10. Ahí me encontré con un magnífico unitario de Diego Agrimbau y Pato Delpeche, seguido de buenos trabajos de Diego Simone, Fernando Baldó, Juan Frigeri, Enrique Santana, Bruno Chiroleu y demás. El otro unitario que me atrapó hasta el final es el de Gonzalo Duarte y Damián Couceiro. Claramente es una antología donde brillan más los dibujantes que los guionistas, pero que igual resulta muy satisfactoria.
Para ese entonces, ya estaba poseído por el Demonio y nada, ni siquiera un Decreto de Necedad y Urgencia del Virrey Mauricio, me iba a hacer aflojar en la batalla contra el pilón de libros que tengo sin leer. Ahí fue cuando me bajé de un saque Khur el Fugitivo Vol.1, de Luciano Saracino y Diego Aballay. Al principio estaba muy pendiente de cómo habían remontado una historieta pensada en tira para adaptarla a un formato muy cercano al comic-book. Para la página… 20, ya estaba enganchado con la trama y el aspecto más técnico me chupaba un huevo. Este libro tiene dos anchos de espada: 1) Sus inexistentes pretensiones. Nunca se plantea nada más que entretenerte un rato con aventuras fantásticas de guerreros, monstruos y machaca. 2) Acá Saracino se propone homenajear a Robin Wood, pero no se decide a qué Robin Wood homenajear. Entonces mete bloques de texto floridos, frondosos, profundos y líricos al estilo Nippur, mezclados con chistes al estilo Pepe Sánchez. El resultado funciona bien, aunque hay un chiste (el del mal olor que despide Rohm) que se reitera tantas veces que en un punto deja de ser gracioso.
Y con las sábanas ya prendidas fuego (porque todas estas lecturas tuvieron lugar en la cama), me aventuré con el último TPB de Criminal que me faltaba leer, el Vol.4, titulado Bad Night. Nada, esto es tan bueno que hace mal. No tiene sentido ni hablar de las genialidades que hacen acá Ed Brubaker y Sean Phillips. Creo que mis próximas… 50 discusiones sobre historieta van a terminar con un “Vos no leíste Criminal, NO PODES HABLAR”. Es así. No haber leído esto te descalifica. Comparado con Criminal, el Captain America de Brubaker es una gansada obvia y pueril, su Iron Fist es un engaña-pichanga para idiotas y su Daredevil es un manga de autores coreanos basado en un videojuego y editado por Muñones. Así de lejos está esto de TODO lo demás.
Y bueno, ayer domingo y hoy lunes no leí absolutamente nada. Los chistes de la contratapa de La Nación, nomás, y ni siquiera todos, porque al choto de Nik no te lo leo ni con un chumbo en la cabeza. Cuando acumule lecturas que justifiquen pasar por acá y escribir algo, vuelvo.
Mientras tanto, se puede seguir mandando preguntas acerca de lo que a cada uno se le dé la gana, a accorsiandres@gmail.com y con eso seguramente armaremos algún post más adelante. Gracias a todos los que dejaron comentarios repletos de buena onda abajo del post del 31/12 y hasta pronto.


 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 04, 2016 17:58

December 31, 2015

31/12: FIN

Y sí, algún día tenía que pasar. Esto que empezó aquel lejano y binario 01/01/10 como un desafío bizarro (publicar 365 reseñas de 365 comics en 365 días) se convirtió en un blog que duró seis años y tuvo 2103 entradas. Algunas fueron choreo (¿para qué te voy a mentir a esta altura del partido?) pero la mayoría fueron reseñas de los comics que leí estos seis años… que además fueron los seis años en los que más comics leí.
Hoy el blog se termina… o mejor dicho, hoy empiezo a intentar que se termine. La verdad que, después de tanto tiempo, no sé si voy a poder dejarlo de un día para el otro. Hoy, por ejemplo, no sé si me voy a sentar a leer un comic. No tengo la urgencia de tener que postear una reseña ni hoy, ni mañana, ni nunca. Pero capaz que igual me siento y me bajo un TPB o una novela gráfica… Y si eso sucede, capaz que me derrotan las ganas de escribir acerca de lo que leí. No sé, realmente, qué va a pasar.
La idea es volver cada tanto, con posts que repasen mis lecturas recientes de un modo mucho más sintético que hasta ahora, y dejando afuera aquellos comics que uno lee y que –por motivos muy variados- no dejan algo muy sustancioso como para explayarse en 4000 ó 4500 caracteres. Me ha tocado dedicarle reseñas a varios de esos, pero ya fue. Eso no lo hago más.
De ahora en más, entonces, el blog será aperiódico. Los nuevos posts aparecerán eventualmente, cuando me parezca que tengo algo interesante para decir o para compartir. Quizás eso suceda todas las semanas, quizás nunca. También me gustaría hacer algo más abierto, más interactivo. Estaría bueno, por ejemplo, dedicarle dos o tres posts a responder preguntas enviadas por los lectores del blog, obviamente acerca de lo que a cada uno le interese saber. El famoso “¿a alguien le quedó alguna duda?”. Bueno, está el espacio para despejarlas. Vale preguntar cualquier cosa, aclaro de antemano. Y para que sea todo más prolijo, vamos a recibir las preguntas no en el sector de Comentarios, sino por mail, a accorsiandres@gmail.com. En el tema (o subject) del mensaje, debería ser “Preguntas para el blog”.

Este año el blog cierra con 344 entradas, la cifra anual más baja desde que arrancamos en 2010. Pero bueno, esos 21 faltazos responden a la gran cantidad de eventos en los que me tocó participar: la Rocketbooks, Dibujados, la FIC de Santiago de Chile, Montevideo Comics, Crack Bang Boom, Comicópolis, la New York Comic Con y la San Luis Comic Con fueron algunos de los momentos en que abandoné la soledad de mi escritorio para interactuar durante horas o días con artistas, editores, colegas, amigos e incluso con lectores del blog, que en todos lados donde voy se acercan a saludar con la mejor onda.
Ahora sí, se acabó. It´s over. C´est fini. Ero solo. Acabou. Ich war. Nos vamos por la puerta grande, como la Jefa. Diciembre fue el tercer mes en la historia del blog en el que superamos las 30.000 visitas, y quedó –por poquito- abajo de Enero de 2014 y lógicamente abajo de Marzo de 2014, que fue la única vez que superamos las 31.000. En el acumulado de los seis años, clavamos en 1.470.000 visitas: una guarangada. Infinitas gracias a todos lo que le hicieron el aguante al blog todo este tiempo, a los 530 seguidores, a los 2400 “megusteadores” de Facebook, a los que compartieron links para que más gente accediera a estos textos, a los autores y editores que me hicieron llegar sus libros para que yo los reseñara, y sobre todo a los artistas porque –como siempre digo- sin ellos no existirían los comics para leer y reseñar. Ellos son los verdaderos “culpables de este amor”.
Si te quedaste con ganas de más, nos seguimos leyendo todos los días en la Comiqueando Online. Y eventualmente acá, donde –repito- cada tanto volverán a aparecer posts, muy distintos a los 2103 ya aparecidos.
¿Qué nos deparará el 2016? Ni idea, la verdad que lo veo muy borroso. El libro más vendido de Diciembre a través de la Distri fue el Vol.25 de Gaturro y tenemos un gobierno de derecha, así que las señales del apocalipsis están ahí. El abismo nos está mirando fijo, aunque nosotros no lo miremos. En fin… ojalá que, pase lo que pase, haya salud, dinero y comics para todos y todas.
Gracias de nuevo por estar del otro lado estos seis inolvidables años.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 31, 2015 10:18

December 30, 2015

30/12: HEXMOOR

Le entré a este libro muy cebado tanto por las buenas críticas que leí como por las excelentes ventas que cosechó. Y la verdad que entré con tanta manija que esperaba un poco más de lo que me encontré.
El dibujo de Quique Alcatena es majestuoso, no hay con qué darle. No quiero repetir conceptos de reseñas anteriores, pero estamos ante un genio irrepetible que sabe sintetizar el dibujo clásico de aventura y la tradición gráfica de las distintas culturas a las que visitan sus personajes. El resultado es magia en estado puro.
Lo que en este caso me parece que restó un poco es la extensión de la obra. Hay un momento (el de la recorrida por los planetas) en que sentí que Alcatena y el guionista, el inmenso Eduardo Mazzitelli, estaban jugando a estirar la saga lo más posible. No había mucha justificación para todos esos episodios en el espacio y si no se hacen aburridos es porque están repletos de ideas fascinantes. Pero se nota la fórmula y se extraña esa sensación de “estos son episodios unitarios pero evidentemente están yendo hacia algún lado” que tiene todo el primer tramo ambientado en Old Albion.
Una vez que los protagonistas regresan a esta ciudad, crece la sensación de que Mazzitelli tiene un plan a largo plazo, de que los unitarios son escalones, que suben hacia un destino final. A veces son más atrapantes, a veces los conflictos tienen menos fuerza, pero siempre pasa algo, siempre se sacude aunque sea un poquito el status quo. Y como suele suceder en las series extensas de Mazzitelli, el final desaprovecha un poco las posibilidades de pegar ese último y definitivo sacudón. ¿Por qué? Porque fiel a su estilo, el guionista elige desenfatizar la machaca. Los combates están prácticamente ausentes a lo largo de todo el libro y el final no es la excepción. Mazzitelli juega a cerrar el conflicto central de un modo atípico, que sorprenda al lector, y esta vez me parece que el final termina por no estar a la altura de la expectativa que generó con ese build-up hacia “La Batalla Final” entre Hexmoor y sus principales enemigos, Los Invisibles.
El protagonista es el clásico héroe mazzitelliano: audaz, astuto, decidido, sin conflictos internos, hábil con las armas, ganador con las minas y protegido por una suerte a prueba de balas que le permite derrotar casi sin despeinarse a enemigos a priori mucho más poderosos que él. Por suerte, Mazzitelli lo rodea de un elenco muy interesante de personajes secundarios en el que hay varios tíos, primos y demás miembros de la familia Hexmoor, hampones, un justiciero enmascarado y hasta un muñeco de madera viviente. Faltaba una minita, nomás. Las pocas que aparecen no tienen el más mínimo peso en las tramas.
Entre los episodios autoconclusivos y los que tienen estructura más “de saga” hay (como ya dije) una cantidad impresionante de ideas zarpadas, algunas más épicas, otras más poéticas, otras simplemente absurdas y otras tan retorcidas y a la vez tan sofisticadas que las podría haber usado Grant Morrison en la Doom Patrol. Si me tengo que quedar con uno de los unitarios, leerlo como una historia corta desenganchada de todo el resto, voy de una con La Pandilla de la Calle Mugre, un thriller alucinante que me sorprendió de la primera viñeta a la última. También disfruté muchísimo con La Sombra de los Hexmoor (ahí hay conceptos que re-daba para seguir explorando) y con Sólo Di Miau, una especie lado B de A Dream of a Thousand Cats, aquel inolvidable unitario de Sandman.
En fin, esto está lleno de elementos limados, puestos al servicio de relatos originales, poco convencionales, salpicados con unos bloques de texto deliciosos. Si en vez de desarrollarse en 338 páginas se concentraba todo en… 240, estaríamos hablando de una obra maestra, comparable a lo mejor de esta dupla fundamental. Por supuesto, si las 100 páginas que “sobran” las dibuja Alcatena, hay que ser muy choto para protestar.
Y se acabaron las reseñas. Mañana, la despedida del blog.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 30, 2015 15:00

December 29, 2015

29/12: SUGAR SKULL

Bueno, tardé un poquito menos de cuatro años en terminar la triilogía de novelas gráficas de Charles Burns que empezó con X´Ed Out (ver reseña del 09/01/11) y siguió con The Hive (29/06/13). Como te imaginarás, con un bache de 30 meses entre el tomo anterior y este, me acuerdo muy poco de la trama y nada de los detalles de lo sucedido en las dos primeras partes de la trilogía. Y como NO te imaginarás, estas 60 páginas son mucho más autoconclusivas de lo que parecen.
La verdad es que buena parte de lo que sucede en Sugar Skull se disfruta a pleno sin tener la menor idea de que esta es la tercera parte de una saga más extensa. Hay puntas que se nota que se abrieron antes de que arranque Sugar Skull, pero rápidamente Burns te pone al día y te engancha hasta el final.
Esta vez hay tres niveles de relato: lo que sucede en el presente en el plano real, flashbacks al pasado también en el plano real, y toda la secuencia más aventurera, más bizarra, más extrema, en el plano… digámosle “menos real”. Y llegué a una conclusión que no me gusta: toda esta parte “menos real”, protagonizada por Johnny (el tintinesco alter-ego de Doug), está al pedo. Visualmente es la gloria, y narrativamente te emociona, te shockea, te atrapa… con una historia que no sé muy bien a dónde va. Capaz que si lo leés MUY compenetrado (o muy drogado) descubrís que todo lo que le pasa a Johnny es una metáfora, una alegoría o un paralelismo medio freak con lo que le pasa a Doug. Si eso fuera así, estaríamos hablando de la mejor novela gráfica de la historia, frente-march. Pero yo intuyo que no es así, que Burns por un lado nos contó la historia de Doug (ahora me explayo un toque sobre eso) y nos la adornó con todas estas secuencias oníricas, alucinógenas, apasionantes, pero a la larga medio inconducentes.
Ahora bien, la otra trama, la de Doug y sus relaciones con Sally y Sarah, no sólo es brillante: también tiene todo el sentido del mundo por sí sola, independientemente de lo que pasa en el otro plano de realidad, e incluso de lo que pasa en X´Ed Out y The Hive. Yo creo que si Burns limitaba la trama sólo a esa línea argumental, le íbamos a decir que se estaba colgando de las tetas de Adrian Tomine, porque básicamente la historia de Doug tiene esa onda: un drama urbano realista, en el que un tipo casi normal trata de reflotar una pareja que se fue a la B por cagadas que se mandó años atrás. Burns construye esta trama con flashbacks interesantísimos, con escenas que se cortan en el momento justo (el de más tensión), con silencios que te volatilizan por su potencia dramática… Estos fragmentos del libro están tan buenos que casi puteás cada vez que Burns interrumpe la narración para mostrarte las andanzas de Johnny en esa especie de País de las Maravillas bizarro y hecho mierda.
Hablar del dibujo es medio redundante, así que no lo voy a hacer. Creo que escribí bastante sobre el tema en la reseña de X´Ed Out. ¿Es el mejor trabajo de Burns como dibujante? No tengas la menor duda. Y no sólo por los homenajes a Hergé. Hay millones de motivos para que -si sos fan de Burns desde siempre, o si lo conociste gracias a esta trilogía- te vayas convencido de que el hijo de puta que le acaba de hacer el amor a tus retinas es el más grosso de todos, el que tiene una varita mágica en vez de una verga.
No tengo idea de cuánto falta para que se edite el próximo trabajo de Burns, ni mucho menos cuánto falta para que un futuro trabajo de Burns supere en calidad a lo que vimos en estos tres libros. Y la verdad, son datos cuya importancia empalidece frente al placer que me produjeron Sugar Skull y sus antecesoras. Gloria eterna a este Monstruo Sagrado del Noveno Arte, siempre dispuesto a subir la apuesta un poquito más.
Mañana, la última reseña de la historia del blog.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 29, 2015 18:45

December 28, 2015

28/12: PRECIOSA OSCURIDAD

Este es un álbum autoconclusivo de 2009, publicado en nuestro idioma en 2013 por el sello Spaceman. Es una obra increíble del prolífico guionista Fabien Vehlmann (para muchos el Goscinny del Siglo XXI) y de la dupla de dibujantes conocida como Kerascoët.
Tiene un gran problema: no se puede contar nada de la trama. Si me pongo a explicar quiénes son los personajes, cagamos. Digamos que casi todo lo que sucede se desencadena a raíz de la muerte de una nena de unos nueve o diez años. Pero el eje del relato no está puesto ahí. Lo que le importa a Vehlmann no es explicar la muerte de la nena, es otra cosa en la que conviene no ahondar.
La reseña me va a quedar muy corta, como siempre que trato de no ahondar en la trama. Pero de verdad, todo lo que cuente va en contra del disfrute de la obra. Hay un poquito de acción, hay personajes interesantes, hay algo así como un misterio, un suspenso, y lo más interesante: un juego muy atractivo entre dos planos de realidad. La gran, gran idea de Vehlmann le permite apoyar un relato largo (90 páginas) en un recurso muy sencilla, asombrosamente sencillo. Y hasta ahí llego.
Eso que yo mencionaba (y en lo que me niego a ahondar) de los dos niveles de realidad le permite a los Kerascoët dibujar en dos estilos distintos: uno muy realista, generosísimo en detalles, en texturas e iluminaciones. Arboles, animales y objetos aparecen en estas páginas perfectamente retratados por dos artistas que nunca habían incursionado en el estilo realista. Sin embargo, buena parte del peso dramático de Preciosa Oscuridad recae en personajes… a los que no les sienta bien ese estilo. Felizmente los Kerascoët lo entienden y recrean este otro nivel de realidad en un segundo estilo, más similar al que vimos (por ejemplo) en las reseñas del 08 y el 22/04/13. Pero hasta ahí nomás. Quizás porque ya no está el gran Hubert para colorearlos, pero acá los Kerascoët no quedan tan pegados a la impronta gráfica de Christophe Blain y Joann Sfar. Juegan al contraste entre los personajes y los fondos, enfatizan desde el color las diferencias entre los propios personajes y además estos están dibujados básicamente en un estilo funny… pero con variaciones que van desde la clásica ilustración de cuentos infantiles al manga.
Entre tanto prodigio visual, los Kerascoët arman un festival alucinante, pensado para conmover a nuestros sentidos. Y aportan muchísimo a la principal genialidad de Preciosa Oscuridad, que consiste en ese doble juego entre la tragedia más horrenda y la comedia aventurera light. El resultado no sólo es brillante, también es sumamente perturbador. Vehlmann no deja que te olvides nunca de que el verdadero marco de este relato lleno de ritmo, color y personajes arquetípicos, es un marco espantoso. Es como armar una obra de títeres que narre un maravilloso cuento de hadas, pero en vez de usar un teatro de marionetas, hacerla arriba de un féretro abierto, con el fiambre ahí, a la vista.
Perdón por no explayarme un poco más, pero no te quiero cagar las sorpresas. Esta novela gráfica tiene de todo, de verdad. Es una emoción atrás de otra. Si no conseguís la edición española y no leés francés, hay una edición yanki a cargo de Drawn & Quarterly. Pero buscala, que es una joya.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 28, 2015 15:12

December 27, 2015

27/12: LAS TIERRAS DEL OSO

Este libro recopila 20 historietas realizadas por el maestro Carlos Vogt entre 2010 y 2013 y publicadas en las antologías italianas de la editorial Aurea, que es la que que canalizó toda la producción post-Columba del legendario co-creador de Pepe Sánchez. Las 20 historias son autoconclusivas pero, al compartir ambientación, algunos personajes se repiten y hasta se cruzan entre ellos. Vogt nos transporta a los bosques de Saskatchewan, en la provincia canadiense de Alberta, cerca de la frontera con EEUU, a fines del siglo XIX, cuando ya terminó la guerra entre ingleses y franceses y Canadá se empieza a parecer (no en geografía pero sí en todo lo demás) al Oeste de los EEUU. Si no estuvieran los bosques de fondo, cualquier incauto podría creer que Las Tierras del Oso es un western clásico: hay diligencias, saloons, sheriffs, asaltantes, buscadores de oro y –algo a lo que Vogt le presta mucha atención- varias tribus de aborígenes, con distintos grados de belicosidad.
Cuando la ambientación está tan lograda, cuando la época histórica está tan bien investigada, es inevitable que esto no sea un mero decorado, sino que se convierta en un elemento central en las tramas, tan importante como los personajes, los tiros y las piñas. Y los chistes. Porque el principal mérito de Las Tierras del Oso es que, a pesar de la larguísima trayectoria, de pasar de las revistas de Columba a las revistas de la Aurea, de trabajar con o sin guionistas, Vogt sigue siendo Vogt. La esencia de Vogt es esta: la aventura condimentada con comedia. Estas 20 historias tienen peleas, robos, persecuciones, flechazos, hachazos, corchazos… y la mano maestra de un autor increíble, que logra combinar todos esos elementos con el humor. Juegos de palabras, confusiones absurdas, un poquito de slapstick… Vogt tiene intacto el talento para hacernos reir en medio de una trama clásica de buenos y malos y eso lo hace único dentro de la historieta argentina de aventuras.
En cuanto a las historias en sí, el nivel es bastante parejo. No fue fácil encontrar alguna que se destacara mucho por sobre el resto. Finalmente me quedé con dos: El Duelo y El Vendedor Ambulante, dos joyitas en un panorama en el que todos los guiones me resultaron satisfactorios.
En cambio, en materia de dibujo, hay una historieta que se destaca claramente por sobre todas las demás. Se trata de Los Asaltantes, que parece estar realizada por el maestro Vogt con una técnica distinta (¿rotring, quizás?), o reproducida a mucha mejor calidad. Lo cierto es que la línea del dibujante acá pierde un poquito en espesor pero gana exponencialmente en fuerza, en sutileza, en prolijidad, en expresividad. Son 12 páginas impecables, donde se nota un cuidado absoluto por parte del maestro.
En las otras historietas, el trazo de Vogt también se disfruta a pleno, pero no está tan claro, no tiene tanta definición. En casi todas las historias (acá incluyo también a Los Asaltantes) hay un problema fundamental, que es el ida y vuelta entre las páginas divididas en tres tiras y las páginas divididas en cuatro tiras. Obviamente, cuando Vogt trabaja con tres tiras, el dibujo se ve mucho mejor, más libre, más suelto. En cuatro tiras, hay que apretar un poquito más la información, la narrativa se ve más condicionada, y a veces si el diálogo es extenso, el dibujo queda muy relegado. Si TODAS las páginas de TODAS las historietas estuvieran plantadas en cuatro tiras… y bue, uno se acostumbra, como cuando lee a Hugo Pratt, Hergé o Carl Barks. Pero al variar dentro de una misma historieta, te marea un poquito y te frustra, porque uno quisiera ver TODA la historieta narrada en páginas de tres tiras donde –repito- el dibujo se luce mucho más.
Dos detalles más que no me gustaron, bastante menores, por suerte: 1) la tipografía utilizada en diálogos y bloques de texto atrasa –como mínimo- 15 años. 2) Se nota mucho que estas historietas se realizaron en un tamaño muy distinto al del libro, por eso quedan arriba y abajo esas franjas blancas tan llamativas. Se entiende la idea de editarlo en el mismo formato en el que Loco Rabia viene cosechando éxito tras éxito, pero eso: se nota demasiado que Vogt dibujó todo con otro formato en mente. El resto, todo delicioso. Si sos fan de este prócer del Noveno Arte, o de la historieta argentina clásica en general, en Las Tierras del Oso la vas a pasar bomba. Exploralas con total confianza.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 27, 2015 16:20

December 26, 2015

26/12: HAWKEYE Vol.3

Tercer y anteúltimo tomo del Hawkeye de Matt Fraction, y acá es donde la serie se desdobla virtualmente en dos series bimestrales, principalmente para darle margen a David Ajá, un dibujante increíble pero muy lento, que venía fracasando estrepitosamente en su intento por entregar 20 páginas por mes. La solución fue dedicarle los números pares (14, 16, 18 y 20) a las aventuras de la otra Hawkeye (Kate Bishop), ahora solista y tratando de hacer pie en Los Angeles, por supuesto con otros dibujantes al frente de la faz gráfica.
En el primer episodio (un Annual), Fraction plantea el tono de lo que va a ser la saga de Kate en Los Angeles: Madame Masque va a entrar en escena para asegurarse de que todo se haga cuesta arriba para la joven arquera. Rápidamente la serie se empieza a poblar de personajes secundarios interesantes y para el segundo unitario (el el n°16) ya funciona todo como un relojito. Los últimos dos episodios Fraction se los guarda para resolver el conflicto grosso contra Madame Masque y después… no sé. La serie termina en el n°22, sospecho que con uno o dos episodios en los que ambos Hawkeyes vuelvan a pelear codo a codo.
Por supuesto que, al desactivar la química entre Kate y Clint Barton, la serie pierde algo de su atractivo. El rol de Clint en este tomo es mínimo, e incluso el perro Lucky, que se va a Los Angeles con Kate, casi no tiene peso en la trama. Pero si sos fan de la joven Hawkeye (o sea, si en los dos tomos anteriores Fraction te hizo fan de la joven Hawkeye) igual se disfruta a pleno porque ahora sí, el guionista tiene espacio e ideas para desarrollarla al mango, para terminar de convertirla en un personaje protagónico dentro del Universo Marvel.
Como sucedió siempre en esta serie, la aventura irrumpe con fuerza, pero de vez en cuando. No son relatos de acción palo-y-palo, sino que la gran mayoría de las secuencias tienen el tono de una comedia costumbrista, en la que una heroína inexperta y cheta se tiene que adaptar a vivir con poco, en un ámbito en el que juega muy de visitante. Cuando se dan estos estallidos de acción, Fraction los lleva al límite y, como todos los personajes son humanos comunes sin poderes, los vemos cobrar de lo lindo y terminar cada pelea notoriamente baqueteados. Al haber poca acción, los diálogos tienen mucho protagonismo. Como en los otros trabajos de Fraction, estos son dinámicos, complejos, con chistes, juegos de palabras y –como estamos cerca de Hollywood- muchísimas menciones a famosos de la A, la B y la C.
El primer episodio lo dibuja el gran Javier Pulido, con su trazo claro, limpito, estilizado. Lástima que abusa groseramente del recurso de dibujar a los personajes como siluetas negras. Es un recurso válido, interesante sobre todo en términos de composición. Pero si la gracia es dibujar el 75% de los cuerpos y los rostros como siluetas negras, ya es un capricho, una ridiculez pensada para llamar la atención del lector y eventualmente distraerlo del hilo de la trama. Los otros cuatro capítulos están a cargo de Annie Wu, a la que nunca había escuchado nombrar. Me gustó. Sobre todo en la narrativa y en la composición de las viñetas. No tanto en los primeros planos, en los que abandona la línea clara para meter mucho detalle, arruguitas, cositas que no están mal, pero que contrastan un poco con el estilo del resto de la historieta. El colorista Matt Hollingsworth, como siempre, un grosso, muy responsable de que a nivel visual esta serie haya sido tan distinta de todas las demás.
Me queda pendiente el último tomo, que todavía no lo compré, y ya estoy mirando con ansias la serie siguiente, la que escribe Jeff Lemire. Si venías comprando Hawkeye por Clint Barton, este tomo capaz que no te resulta atractivo, al centrarse 100% en Kate. Pero igual dale una oportunidad, que Fraction está afiladísimo.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 26, 2015 16:15

December 25, 2015

25/12: KANIKOSEN

Esta reseña tiene demasiados puntos en contacto con la que redacté un ya remoto 06/12/10. Aquella era la adaptación al comic de Los Dueños de la Tierra, la novela de David Viñas, realizada por Juan Carlos Kreimer y Dante Ginevra. Esta vez, la obra adaptada es Kanikosen, una novela escrita por Takiji Kobayashi en 1929, convertida en manga por Go Fujio en 2006.
La mayor similitud está en el argumento. Las dos historias transcurren en la década del ´20 del siglo pasado y en las dos pasa exactamente LO MISMO: trabajadores brutalmente explotados, sometidos a condiciones infrahumanas, deciden ponerle freno al abuso de los patrones y terminan muy mal, gracias al accionar de las fuerzas armadas, que responden a los intereses de los garcas. Los Dueños de la Tierra se sitúa en las estancias de la Patagonia, y el conflicto gira en torno a los peones de la lana. Kanikosen nos lleva a las turbulentas aguas de la península de Kamchatka (si alguna vez jugaste al T.E.G. sabés más o menos dónde queda), donde el buque cangrejero Hakuko Maru extrae crustáceos a lo pavote para ser faenados en una factoría que es parte del mismo barco. Como en la novela de Viñas, acá los obreros viven en pésimas condiciones de higiene, hacinados, mal alimentados, forzados a trabajar durante una cantidad de horas que ningún ser humano podría soportar. Hasta que un día dicen basta.
La principal diferencia está en que Viñas incorpora una historia de amor, y en la novela de Kobayashi no hay espacio para eso, básicamente porque no hay mujeres: son todos muchachones heterosexuales, sudorosos y con olor a cangrejo. ¿Con qué llena el japonés el espacio que el argentino dedicó a la trama romántica? Con aventura. Porque claro, a bordo de un buque en el medio de la nada, con un clima extremo y la cercanía de las costas de Rusia, no es difícil sumar tensión y generar momentos en los que faenar cangrejos importa un poco menos que salvar el pellejo.
Y después hay diferencias bastante marcadas en el ritmo, en cómo avanza cada obra hacia el final. Kobayashi pone más énfasis en la humillación y la degradación de los obreros por parte del supervisor, mientras que Viñas le dedica más espacio a la represión del levantamiento por parte de los militares, algo que en Kanikosen se explicita, pero no se muestra en detalle, por lo menos en la adaptación al manga.
En cualquier caso, la sensación que transmite Kanikosen es muy parecida a la de Los Dueños de la Tierra: son textos de denuncia, pensados para despertar en el lector la conciencia. Para decirnos “esto sucedió y no puede volver a suceder”. Y además nos enseña un montón, porque yo no tenía la menor idea de que en los años ´20 los japoneses pescaban y faenaban cangrejos en buques-factoría que navegaban las aguas de Kamchatka jugando muy finito sobre la línea que delimitaba el inicio del territorio (marítimo) de la joven URSS.
Y me guardo lo mejor para el final: el dibujo de Go Fujio. ¡Ma-mita! ¿Dónde estuviste todos estos años? ¿Cómo es que me enteré hace tan poquito que existías? Go Fujio me hace acordar al Naoki Urasawa de los primeros años, ese que no estaba tan pendiente del realismo fotográfico y que se animaba a darle a las expresiones faciales un tinte un poquito más caricaturesco. Fujio se tira de cabeza a esa etética más cartoony, al punto que por momentos parece un dibujante de las escuela belga de Marcinelle, obviamente de la corriente moderna, no tan pegada a la estética clásica de André Franquin. Imaginate algo cercano a lo que hizo Yoann en sus álbumes de Spirou (vimos uno el 06/08/15). Esto en cuanto a los rostros (que tienen mucho peso en la obra). En el resto del manga, el dibujo conserva esa impronta similar a la de Urasawa y Katsuhiro Otomo, y en la narrativa la referencia principal pareciera ser Kaiji Kawaguchi. Lo cierto es que el trazo de Fujio es fresco, vigoroso, expresivo y muy ganchero. Como el resto de los mangakas, afronta con naturalidad esa dicotomía entre personajes simples y fondos y objetos retratados con rigor fotográfico e infinitos detalles. En fin, un gran hallazgo.
Para cerrar, otro dato desgarrador: Takiji Kobayashi fue encarcelado, totrurado y asesinado por el gobierno japonés, en represalia por haber escrito esta novela, que se dio a conocer no mucho después de los trágicos sucesos que narra. En ese sentido, a David Viñas le fue bastante mejor. Por suerte apareció para hacer justicia Go Fujio, que reimaginó Kanikosen para un nuevo siglo y un nuevo público, sin sacrificar en lo más mínimo su esencia descarnada y su clamor de justicia. Ovación para el sello español Gallo Nero, que se animó a publicar este manga atípico y brillante.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 25, 2015 17:45

December 24, 2015

24/12: DAGO: EL DORADO

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de una aventura de Dago. Este tomo aranca justo cuando termina el anterior, que no me había entusiasmado demasiado, y banca el nivel muy arriba a lo largo de 120 páginas (ó 10 episodios en la serialización italiana).
Creo que lo mejor que tiene El Dorado es que logra aprovechar a pleno lo que Amazonas desaprovechó: la posibilidad de no quedar atado a hechos históricos a los que el guión de Robin Wood tiene que respetar sí o sí. Ya vimos que el guionista tiene recursos de sobra para meter a Dago en eventos históricos reales y hacerlo vivir aventuras interesantes sin romper el verosímil. En el tomo anterior y en este, se abre otra posibilidad: la de jugar con total libertad, sin miedo de pisar o contradecir a los libros de historia. Y es en El Dorado donde Robin realmente explota esa variante, la de Dago convertido en un aventurero sin anclas, con permiso para entrar y salir de kilombos de los que nunca nadie leyó porque nunca existieron fuera de la imaginación del guionista.
Otro ingrediente atractivo: como en el tomo anterior, Dago está fuera de su ámbito natural, jugando de recontra-visitante en las selvas tropicales de una América en la que la presencia del hombre blanco es una novedad. Por supuesto, lo que más le interesa explorar a Wood -que es la codicia, el ansia de poder y la miseria del ser humano- está presente también en esta especie de paraíso a descubrir. Y a las bestias bípedas se suman animales exóticos, a los que Dago jamás vio y que lo obligarán a llevar su ingenio al límite para salir vivo. Si te aburre verlo al justiciero veneciano vencer enemigos de taquito, acá lo vas a ver transpirar lindo la camiseta, auqnue juegue todo el partido en cuero.
Alguna vez me llamó la atención de modo casi irónico el hecho de que Dago recorriera en un mismo tomo tres o cuatro países y pudiera hablar en todos los idiomas. Esta vez Robin se hace cargo de eso: Dago se ve limitado a hablar sólo con Joao, su amigo portugués que sabe español, y ni bien pega onda con un aborigen que también habla nuestro idioma, le pide que le enseñe la lengua de estas tribus para poder hablar. Y ahí sí, Dago vuelve a ser el Dago que nos gusta a todos: el habilidoso no sólo con la espada sino también con esa lengua afilada, el que seduce minas con el chamuyo y aconseja a reyes y generales con su enorme experiencia en temas militares.
La saga del Rey de Oro tiene un ritmo muy atrapante, con momentos en los que Wood se dedica más a describir este lugar maravilloso que a meterle picante a la trama, y momentos realmente tensos, donde no tenés idea de cómo se pueden llegar a resolver los conflictos. Lo único que deduje antes de tiempo es quién era el cerebro de la conjura para acabar con el Rey de Oro. Hay una escena que deja a ese personaje muy al descubierto y lo convierte en imán de todas las sospechas. Pero fuera de eso, la saga no para nunca de acumular aciertos, de fascinarnos, de intrigarnos y de mantener la tensión hasta el final.
Como siempre, el dibujo de Carlos Gómez es glorioso. El tipo pasó de las catedrales, los palacios, y los carruajes de los reyes de Europa a la jungla más espesa del mundo, poblada de aborígenes, víboras zarpadas, monos y jaguares, con total naturalidad. Puede ser que acá Dago juegue de visitante, pero Gómez es local siempre, en todas las canchas. Sus planos generales tienen un laburo impresionante, los primeros planos son recontra-expresivos, hay un trabajo alucinante en los detalles tanto de la vegetación como de los ornamentos que lucen los indios, y detalles en algunas caras que me hicieron acordar a Enrique Breccia (el mejor dibujante de la América Joven y sus habitantes) y a Milo Manara y Eleuteri Serpieri, en las secuencias en las que la cosa se pone hot entre Dago y Uria. De hecho, la escena del garche entre ambos debe ser la de mayor voltaje erótico de la larga epopeya de Dago y quizás de toda la carrera de Wood y Gómez. El cordobés apela al recurso de repetir algunos dibujos, pero la verdad es que son tantas las viñetas en las que deja la vida y mucho más, que se lo podemos perdonar. Un gran, gran despliegue de recursos de Gómez, esta vez tan apoyado en la referencia histórica como en su propia imaginación.
Me encantó El Dorado. Me sedujo la ambientación, la dosificación de la acción (se nota menos que en otros tomos la “obligación” de que Dago pelee con alguien cada 12 páginas) y sobre todo me enganchó el mensaje: una bajada de línea potente y muy interesante acerca de los pueblos originarios, su organización social, económica y política y hasta acerca del rol de las mujeres en este mundo todavía no invadido por los europeos. Dejate conquistar por esta gema que brilla fuerte en la corona de Robin Wood y Carlos Gómez.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 24, 2015 17:27

Andrés Accorsi's Blog

Andrés Accorsi
Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
Follow Andrés Accorsi's blog with rss.