Andrés Accorsi's Blog, page 98

March 18, 2016

ESTA VEZ SON TRES, NOMAS

Sigo bajando el pilón de lecturas pendientes, pero despacito, sin cebarme.
Arranco con The Complete Dirty Laundry Comics, un recopilatorio de 1993 que reúne las historietas autobiográficas escritas y dibujadas a medias por el glorioso Robert Crumb y su esposa, Aline Kominsky-Crumb. Las historias arrancan cuando Crumb y Aline eran apenas “transa” y terminan con ellos casadísimos, con una hija y ya radicados en Francia. En total, son casi 20 años en la vida de esta pareja convertidos en historietas muy locas, basadas en la realidad, pero condimentadas con sexo, humor y delirio que –uno supone- trascienden lo rigurosamente biográfico. Robert y Aline se dibujan ellos mismos en cada viñeta. Es decir que dibujan a dos manos, y sus estilos conviven dentro de un mismo espacio. Obviamente, al arrancar a principios de los ´70, tenemos a un Crumb gráficamente muy maduro, que no deja el menor detalle ibrado al azar. Y Kominsky, pobrecita, dibuja como puede, con tropiezos notorios, cambios abruptos en el estilo y hasta problemas en el rotulado. Por suerte los diálogos son geniales… y hay muchos dibujos de Crumb. No sé si existe otro caso en el mundo de una pareja que haya co-dibujado un comic autobiográfico y 100% en joda a lo largo de tantos años (de hecho, hay historietas de cinco o seis páginas que tardaron añares en ser terminadas), por lo cual banco a Dirty Laundry. Por eso y porque me reí mucho y disfruté a full con los dibujos del viejo Bob.
2015 fue un año funesto para la editorial cordobesa Llanto de Mudo: en pleno festejo de sus 20 años, falleció imprevistamente su fundador y alma mater, el editor y guionista Diego Cortés. Sin embargo, sus adláteres siguieron adelante con uno de los planes más ambiciosos del Diegazo: una antología de historieta de casi 200 páginas con historias cortas de decenas de autores grossos de los que publicaban (o estaban por publicar) en la editorial del chancho. Antología Historieta ofrece 55 relatos cortos (algunos de una o dos páginas) y resulta imposible enumerar a todos los artistas que aportaron sus trabajos. Destaco las historietas de Roy y Lauri Fernández, la de Lubrio, la de Rodrigo López, la de Pedro Mancini, la de Roberto Von Sprecher y Nacha Vollenweider, la de Jok, la de Gastón Souto, la de Diego Parés, la de Dante Ginevra, la de Ariel López V., y varias más donde se lucen o los dibujos o los guiones. Llanto de Mudo cerró formalmente el mes pasado, pero nos dejó miles de páginas magníficas, escritas y dibujadas por una horda de artistas locales que supieron marcar el pulso de la historieta argentina actual. En Antología Historieta eso queda obscenamente claro y eso es lo que la convierte en un libro indispensable, además de ser un tremendo homenaje a la figura de Diego Cortés, gigante por donde se la mire.
Y termino con la reedición en un único tomo de las tres sagas que componen Crónicas del Tiempo Medio, una obra de Emilio Balcarce y Juan Zanotto que empezó a salir en la Skorpio a fines de los ´80 y gracias al éxito, tuvo un par de secuelas. La edición, a cargo de Deux, es lastimosa. La portada se desintegra con sólo rozarla, la encuadernación es pésima, la impresión tiene varios manchones y borrones y el diseño gráfico es abominable. Una lástima, porque la historieta está buena, envejeció con bastante dignidad, sobre todo la primera parte, que es la más extensa. La segunda es una secuela bastante predecible y la tercera pega un volantazo tan brutal que convierte a la serie en algo que no se parece casi nada a las dos primeras partes. Básicamente, tenemos una ambientación de ciencia-ficción post-holocausto utilizada por Balcarce para narrar una historia bélica, donde las aventuras de los buenos giran en torno a una guerra entre dos facciones de los malos. Una más garca, otra un poquito menos, pero las dos peligrosísimas para este puñado de humanos que resiste a todo. Hay persecuciones, tiros, explosiones, mutilaciones, torturas y –para aprovechar lo bien que dibujaba Zanotto a las minitas- un erotismo muy subrayado desde el guión, a pesar de que lo que efectivamente se muestra es más bien poco (una orgía en la que no se ven genitales, sin ir más lejos). Crónicas del Tiempo Medio es una aventura fuerte, violenta, con muchos homenajes al cine, bastante desarrollo de personajes, un puñado de ideas muy interesantes y excelentes dibujos. Falla un poquito en el ritmo, muy lastrado por la estructura episódica y por las extensas secuencias en las que los personajes se detienen a explicarse unos a otros qué corno está sucediendo, cómo funciona este mundo devastado, qué planean los malos, etc.. Pero está muy bien, tiene bien ganado su status de Clásico.
Cierro acá, no sin antes invitarte a visitar el canal de Comiqueando en YouTube, donde ayer empezamos a subir videos: La seguimos pronto.
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Published on March 18, 2016 08:13

March 11, 2016

VAMOS CON OTRAS CUATRO

Sigo acumulando lecturas, siempre en el intento de bajar la pila de publicaciones que aparecieron en Argentina durante esa increíble (y capaz que irrepetible) segunda mitad de 2015.
Zoila Zombie es un muy digno entretenimiento para chicos de hasta 9 años, escrito y dibujado por Lubrio. El libro reúne un montón de historias cortas y es de una factura alucinante en cuanto a tamaño, calidad de papel, de impresión y lucimiento del color. Los personajes están bien definidos, las aventuras… algunas son más graciosas que otras, y donde está logrado el equilibrio es en el esfuerzo de Lubrio por meter elementos bizarros de cine Clase B, sin llegar al punto de asustar heavy a los más chicos. El estilo de dibujo nos remite de inmediato a los cartoons de principios de los ´60, de Hanna-Barbera o de la UPA, al punto que uno se imagina estas historietas impresas en el formato y el papel de las viejas revistas de la editorial Novaro. Si estás pensando en historietas para regalarle a nenes o nenas que recién empiezan a interesarse por este tipo de narrativa, Zoila Zombie es una gran opción.
Eldritch es el primer lanzamiento del nuevo sello Le Noise y también el primer libro de Mariela Viglietti. En total contiene tres historias cortas que se podrían entroncar en el género de la dark fantasy. Son historias sombrías, con mucha elaboración en los climas y un gran protagonismo de los elementos sobrenaturales. Viglietti ensaya, en sus primeros trabajos, algo que uno aconseja a los autores hacer recién cuando ya están muuuy cancheros, muy afianzados en sus respectivos estilos y pertrechados con un arsenal narrativo como para destruir al Imperio Shi´ar: narra las tres historias sin usar ni una sola palabra y en dos de las tres historias trabaja de punta a punta con una grilla fija (la Gran Watchmen) que prácticamente no rompe nunca. Desafíos muy difíciles para una opera prima, con resultados bastante buenos sobre todo en la tercera y última historia, que es la que mejor fluye, la que más me atrapó. Al dibujo todavía le faltan unos pequeños ajustes en la anatomía, pero tiene fuerza, expresividad y un gran manejo de los grises. Espero atento el próximo trabajo de esta autora.
Desde hace ya unos cuantos años, el inmenso Diego Parés jerarquiza con su Humor Petiso la página de humor del diario La Nación. Este esperadísimo primer recopilatorio (editado por Edhasa) acierta en TODO: en el tamaño, en la calidad de papel e impresión, en los chistes ampliados por Diego para ocupar el 100% de la página, en el fluir de los temas y sobre todo en la selección del material que es todo de primera. Posta, es un libro para reirse sin parar con unos 150 chistes donde el promedio de genialidades es altísimo. En Humor Petiso, la consigna de Parés pareciera ser revisitar los clásicos temas del humor gráfico “de antes” y es increíble la cantidad de nuevas vueltas de tuerca que le encuentra el ídolo a los chistes de náufragos, de ladrones, de suegras, de psicólogos y de jefes que maltratan empleados. Un libro maravilloso, fundamental, del que quiero infinitas secuelas.
Un ya lejano 07/11/14 me tocó reseñar el Vol.1 de Lazarus, la serie que publican en Image los maestros Greg Rucka y Michael Lark, secundados en el color por el versátil Santiago Arcas. Tarde pero seguro me clavé el Vol.2, que es espectacular, pero tiene dos problemas: Rucka escribe poco, trata de narrar todo con la menor cantidad posible de diálogo, lo cual hace que el tomo se lea muy rápido. Y Lark afana demasiado de fotos, renuncia bastante a su estilo personal para parecer un Juan Carlos Flicker más. Obviamente el talento se le nota aunque lo quiera esconder, pero me hubiese gustado ver más de su grafismo más propio. El resto sigue muy arriba: la construcción del universo, los flashbacks al pasado de la protagonista (Forever Carlyle), el desarrollo de los subplots y la calidad, el pulso certero de los diálogos y los bloques de texto (aunque sean pocos). Esta es una serie repleta de ideas y conceptos novedosos e interesantísimos y la banco hasta donde llegue, caiga quien caiga.
Tengo más libros leídos, pero encanuto para la semana que viene. La seguimos pronto.
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Published on March 11, 2016 18:28

March 2, 2016

LISTO PARA VOLVER

Bueno, acá estoy de vuelta… Estoy evolucionando muy bien después de la cirugía, no descartamos la posibiidad de que tenga healing factor, como Wolverine. Y además aflojó un toque el calor, que era algo que me sacaba por completo las ganas de sentarme en el estudio y escribir… Así que vamos con breves reseñas de otras cuatro publicaciones que leí en estos días, siempre con la meta de bajar a la brevedad la pila del material que se publicó en Argentina durante el inolvidable 2015.
Arranco con el Vol.6 de Escuela de Monstruos, que tiene el PEOR argumento del mundo: hay un concurso de bandas de rock para chicos de escuela primaria, se anotan los buenos, se anotan los malos, los dos llegan a la final, los malos hacen trampa pero igual ganan los buenos. Es un argumento PENOSO, que vimos hasta el cansancio en esas películas chotas que dan los canales que antes daban dibujos animados. Y a partir de esa consigna vomitiva, El Bruno logra una historieta divertidísima. Porque ya maneja de taquito a los personajes, porque mete guiños de tipo que sabe de rock, porque le pone ese toque de humor bizarro y porque aprovecha al máximo el elemento de que estos chicos, además de alumnos de escuela primaria, son monstruos. El dibujo, magnífico, como siempre.
Loco Rabia se mandó una edición impresionante de Super Monsieur Fruit, un clásico de los ´90 del alucinante Nicolas De Crécy. Es una obra extensa (más de 300 páginas) y totalmente en joda, ambientada en New York-sur-Loire, la ciudad desmesurada y de hipnótica belleza que aparece en muchas de las obras del genio francés. El chiste principal se agota rápido: es una parodia al género de los superhéroes. Pero la mala leche de De Crécy es exquisita, los planes de los villanos son un delirio brillante, hay muy buenos diálogos (gran traducción de Thomas Dassance), ideas muy locas y un montón de excusas para que esta bestia del lápiz dibuje cosas que –se nota mucho- tenía ganas de dibujar. O sea que, si bien no le alcanza para entrar al Top Five de las mejores obras en la carrera de De Crécy, Super Monsieur Fruit tiene méritos de sobra para hacerte pasar un muy buen rato, reirte bastante y –si no lo conocías- descubrir a uno de los mejores dibujantes de todos los tiempos.
El sello Musaraña recopiló en un hermoso libro todo Agapito, del gran Pablo Fayó. Tiene un sólo problema y es que sólo hay 50 páginas de Agapito y resultan un poquito escasas para llenar un libro de 64 páginas. Pero la verdad es que tanto la edición como el material son hiper-disfrutables. Me sorprendió el hecho de que las historietas que más me gustaron son las primeras, las que hizo Fayó hace como 20 años para la revista Suélteme. De todos modos, en todas las historietas hay diálogos gloriosos, silencios inquietantes y situaciones disparatadas. Por momentos sentí que estaba leyendo un sketch de Cha Cha Cha, esos en los que te reías sólo viéndoles las caras a los actores, que trataban de decir la letra sin tentarse. Incluso los mínimos trazos que emplea Fayó para definir cada locación me remitieron a esos decorados intencionalmente precarios de Cha Cha Cha. Agapito es un gran comic humorístico, en el que Fayó no sólo muestra un notable manejo de su estilo, sino que pela ideas y diálogos realmente increíbles. No es para cualquier lector, pero si sintonizás la onda de Fayó, la vas a pasar bárbaro.
Y cierro con el segundo de los tres libritos en los que Marvel recopiló la breve etapa de Ed Brubaker al frente de Winter Soldier. Este TPB supera ampliamente al anterior porque en vez de Butch Guice tenemos como dibujante a Michael Lark, que la rompe incluso cuando se zarpa metiendo fotos. El guión mantiene la tensión muy alta, pega volantazos sorprendentes y sobre todo no afloja nunca en su intento de ahondar en la psiquis de Bucky Barnes y convertirlo en un personaje complejo, profundo e impredecible. En apenas cuatro episodios no se pueden cerrar ni a palos todas las puntas que abrió Brubaker en el Vol.1, así que mucho de lo que pasa en este tomo es build-up hacia el tercer TPB, que es donde –supongo- se va a resolver todo. Papa fina, con grandes secuencias de acción, muy buenos diálogos y mucho respeto por la historia de los personajes.
Me fui a la mierda, no? Me quedó un post larguísimo. Bueno, es lo que hay. Hacía mucho que no me sentaba a sanatear… Nos reencontramos pronto. Gracias a todos por la paciencia y gracias por los buenos deseos a los que me mandaron un “mejorate pronto”.



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Published on March 02, 2016 17:28

February 8, 2016

CUATRO DE CARNAVAL

Vamos con otras cuatro reseñas cortitas, con paso de murga, como me enseñaron mis amigos uruguayos.
Arranco con una joyita de un autor francés, recientemente editada en Argentina. Me refiero al maestro Vincent Paronnaud, mucho más conocido como Winshluss. El librito se titula Welcome to the Death Club y recopila varias historias cortas en las que prima el humor negro, la desazón y la mala leche. Como siempre en las obras de este autor, escasea bastante el texto y casi todo se resuelve mediante magníficas pantomimas en las que el dibujo y la narrativa se hacen cargo de llevar las historias a buen puerto. Además de una aguda sátira social también hay delirio, e incluso poesía en estos breves relatos. En el pliego central, a todo color, vemos el gran manejo que tiene Winshluss de las acuarelas y los lápices de colores. Y lo único flojo que tiene el libro es que hay unas cuantas páginas en blanco, que se podrían haber utilizado para brindarnos una historieta más. Un lujo y un deleite tener otra obra del virtuoso Winshluss editada en nuestro país.
Un autor al que sigo desde que no lo junaba ni su vieja es David Lapham, y cuando salió el primer TPB de su nueva serie, le entré sin dudarlo. Juice Squeezers es una aventura juvenil, apuntada al público adolescente. Una especie de The Goonies, en la que un grupito de chicos debe combatir en secreto una plaga de insectos zarpadísimos en un apacible pueblito rural de los EEUU. Se nota que la idea de Lapham es seguir adelante con Juice Squeezers a largo plazo, porque va desarrollando de a poco a los personajes y deja varias puntas por explorar. De todos modos hay una aventura sólida, compacta, con buenas ideas, buenos diálogos y mucho ritmo. Irresistible para los más pibes, entretenida para los adultos y dibujada en un gran nivel.
Sigo avanzando con el material de autores argentinos editado en 2015 y así es como me devoré Artemis: Ecos de Meridia, el primer álbum de una serie de aventuras a cargo de Ariel Grichener y Guillermo Villarreal. Este es un comic clásico, con una típica batalla entre buenos y malos, donde la originalidad pasa por la construcción del universo y de los personajes, no tanto por los conflictos. Con pocas pretensiones y mucho ritmo, Grichener nos mete a full en el mundo de Artemis Black para hacernos vivir una epopeya a la que no le faltan ni humor ni dramatismo. Villarreal dibuja en esa onda “cool” tipo Duncan Rouleau, Mike Parobeck, Mike Wieringo o (Dios nos libre) Joe Madureira. No está mal. Es un estilo que va mejor con el color que con el blanco y negro, pero la faz gráfica está bien resuelta, más allá de algún afano medio brutal a Moebius. Otro comic correcto, entretenido, en un género que acá se hace poco como es la fantasía épica.
Y termino con el Vol.9 de Astro City, el que recopila los primeros episodios de la serie actual, la que aparece todos los meses en el sello Vertigo. Como ya es costumbre, el maestro Kurt Busiek sigue sumando buenas ideas a su exploración del “backstage” de un mundo en el que los superhéroes son cosa de todos los días, pero la verdad que –en esta primera tanda- ninguna me voló la cabeza ni me hizo gritar “¡Hijo de puta, ¿cómo se te ocurre esta genialidad que nunca se le había ocurrido a nadie!?”. De todos modos, hay diversión, hay emociones grossas, se nota que hay un plan a largo plazo y el nivel de los diálogos y los bloques de texto le pasa el trapo al 85% de los comic de superhéroes que hay hoy en las bateas. El dibujo de Brent Anderson siempre cumple y, si no te molesta que se la pase tratando de clonar a Neal Adams, se disfruta a full. No hace falta que recomiende esta serie: bancar a Astro City ya es casi una religión.
Y ahora sí, creo que nada va a impedir que este viernes me metan un rato en un quirófano para hacerle chapa y pintura a mi deteriorada columna, así que se vendrán días de poquísima actividad laboral y social, en los que prometo leer muchos comics. La seguimos pronto!
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Published on February 08, 2016 14:36

February 4, 2016

DEADPOOL

Nunca fui fan de Deadpool y de hecho si hay un personaje cuyos comics no me interesa leer ni siquiera para ver qué onda, es Deadpool. En su momento me enganché con Deadpool MAX por los autores, pero no termino de entender cómo eso no vendió y venden fortunas todas esas series y miniseries pedorras que protagoniza este personaje cuya popularidad es inversamente proporcional a su calidad.
Aún así, fui a ver el preestreno de la película que se estrena el jueves 11, seguramente porque estoy muy al pedo y me sobraban 108 minutos (y muchos más). Me encontré con una película BRILLANTE, que me hizo mear de la risa desde la secuencia inicial de los títulos hasta la escena que viene al final de los créditos. Los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick encontraron la forma de darle una vuelta de tuerca a la típica película de superhéroes y lograron hacer algo increíble. Acá está TODO lo que en las otras peliculas de superhéroes NO se puede hacer: Deadpool le habla al público, mete chistes acerca de los actores (al pobre Ryan Reynolds lo mata), de la producción, de otras películas de Marvel… El recurso de romper la cuarta pared, llevado al límite. Y además, chistes de negros, de discapacitados, de porongas, todas las guarangadas habidas y por haber, sexo explícito (con minas en bolas), humor negro, slapstick, humor absurdo, gags visuales, infinitas referencias (una más desopilante que otra) a la cultura pop y un nivel de sangre y violencia inusitado en el cine yanki.
El director Tim Miller banca un ritmo tremendo de principio a fin de la cinta, sin descuidar los climas, pero apostando muy fuerte sobre todo a la acción y la machaca. Lo más loco es que, además del festival de las peleas, torturas, decapitaciones y mutilaciones varias, hay una especie de trama dramática e incluso una trama romántica. Hay un conflicto, hay un villano (Ed Skrein), y hay un desarrollo grosso no sólo de Wade Wilson (cuyo origen –el del comic, no esa payasada que vimos en la primera peli de Wolverine- se narra detalladamente) sino también de su novia Vanessa, hermosa atorranta interpretada por Morena Baccarin.
Como contrafigura de Deadpool lo tenemos a Colossus, que será el encargado de tratar de encauzar al mercenario, de llevarlo más cerca de la justicia y el altruismo que de la venganza y el descontrol. Por supuesto fracasará estrepitosamente, pero uno de los logros del guión es que Colossus no se hunda nunca en el pantano del ridículo del que no se vuelve, incluso cuando le toca hacer el rol del “straight” en una comedia delirante donde la chapa se la lleva el “oddball”. Como sidekick de Colossus (protagonista de varias de las mejores escenas de pelea) tenemos a Negasonic Teenage Warhead, una alumna de la escuela de Xavier creada por Grant Morrison en New X-Men, pero bastante cambiada. De todos modos funciona bien en el contexto de la historia.
La banda de sonido es alucinante, los efectos especiales están perfectos y todo el tiempo te sentís adentro de la película, es una montaña rusa de la que no te podés bajar. Lo raro es que no existe en 3-D, en eso Deadpool es una peli “de las de antes”. ¿Te parece que no da para fumarse 108 minutos de un loco de mierda que atraviesa gente con una espada mientras hace chistes de culo, teta y concha? Haceme caso, dale una oportunidad. Olvidate de que es una creación de Rob Liefeld, olvidate de que la peli es de FOX y no de Marvel, olvidate de que los comics son chotos y los fans de Deadpool son subnormales invertebrados… Andá a ver una peli 100% para adultos, que te va a sorprender con una aventura repleta de ritmo, con diálogos gloriosos, garches, mala leche, acción, machaca pasada de rosca y un humor tremendamente efectivo. Prestá atención al cameo de Stan Lee (memorable, aunque no sé si el viejito sabe quién carajo es Deadpool) y quedate hasta el final-final-final de los créditos para una escenita imperdible. Si te gusta la grosería al límite, la vas a amar. Al lado de la peli, Deadpool MAX es una de Anteojito y Antifaz. Esto es un auténtico kilombo, un estallido de alegría, risas y originalidad que no me esperaba en lo más mínimo y que me hizo muy feliz.
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Published on February 04, 2016 14:44

February 1, 2016

CUATRO CORTITAS Y AL PIE

Sigo avanzando en la lectura del material publicado por las editoriales argentinas en 2015. Esta semana leí dos.
Primero y fundamental, Barrio Gris, el majestuoso tomo que recopila 22 historias de las que Eduardo Maicas y Pipi Spósito habían publicado en Fierro. Esto es humor y mala leche de altísimo vuelo. Es el barrio convertido en escenario de historias crueles, sangrientas, violentas, que deberían causar escozor o espanto y –gracias al humor insumergible de Maicas- causan gracia. Muchísima gracia. Esto está lleno de chistes, no sólo en forma de remate de cada breve relato sino en todas partes, hasta en los cuadritos del medio de la historia. En cuanto al dibujo… imaginate que se juntan Elzie Segar, Miguel Gallardo, el Niño Rodríguez, Peter Bagge y John Kricfalusi. No puede fallar, tenés garantizada una orgía de felicidad y gran calidad. Y además Spósito pone la vara altísima en la narrativa y en la composición. La verdad es que es un libro glorioso, que conviene leer en varias sentadas y que se disfruta inmensamente, de punta a punta.
Otro lanzamiento de 2015 es Fin: los cinco segundos de un dios, una extraña novela gráfica que marca la primera incursión en la historieta del artista plástico Daniel Brandimarte. El propio autor editó la obra, y la verdad que no sé dónde se vende ni cómo se distribuye. El guión es medio alienígena, en varios pasajes se queda en la mera excusa para que Brandimarte dibuje lo que tiene ganas de dibujar, pero se hace entretenido. El dibujo me hizo acordar al de Lucho Olivera, con algunas viñetas resueltas medio a los pedos y otras con un laburo infernal en volúmenes, texturas, detalles maravillosos en los fondos, etc. El color es excelente y la tipografía de los diálogos… insostenible. No se me ocurre cómo empeorarla. Es un comic para estudiar como rareza, y para estar atentos a ver con qué vuelve Brandimarte a este medio.
También sigo adelante con la lectura de Saga, la serie que más TPBs vendió en EEUU durante 2015. Esta semana le entré al Vol.4 y si bien Brian K. Vaughan y Fiona Staples están decididos a narrar al estilo René Lavand (no se puede hacer más lento), me volví a divertir con las situaciones, con los diálogos y con el desarrollo de los personajes. También hay giros argumentales imprevisibles y unos dibujos fascinantes, así que esto garpa por todos lados.
Y otra serie irresistible, que no necesita en lo más mínimo que yo la recomiende para que corras ya mismo a comprarla, es Bakuman, de los ídolos Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. Ya entrado este 2016, los muchachos de Ivrea lanzaron el Vol.11, y como buen cebado me lo compré el día que salió y poco después (ni bien tuve un viajecito largo en bondi) me lo leí. Pasan los tomos y esto sigue muy arriba. Los chicos tienen manga nuevo, Aiko Iwase amaga en un momento con convertirse en una especie de villana, el genial Eiji Niizuma sigue acumulando pallets enteros de chapa y nunca faltan la emoción, la pasión, el amor, los momentos cómicos ni la data grossa acerca de cómo se produce la antología más exitosa de la historia del manga. Incluso los personajes llegan a debatir acerca del éxito, de cómo su búsqueda te condiciona como artista, de qué hacer como creador frente a ese frenesí disparatado del minuto-a-minuto de las encuestas de popularidad que deciden qué series siguen y cuáles se van al descenso con más pena que gloria. Una exquisitez, como siempre con muchísimo más diálogo que un manga promedio, y con unos dibujos con los que Obata humilla impúdicamente a sus colegas.
Este martes tengo función de prensa de Deadpool, con lo cual puedo prometer para esta semana un post de reseña de la peli, así si es una garcha no te clavás, y si está buena no te la perdés por prejuicioso. Nos seguimos leyendo.
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Published on February 01, 2016 19:26

January 25, 2016

OTRAS CUATRO

Sigo leyendo comics de a poquito, en los ratos libres, en algún viaje en bondi, y otra vez se me acumularon cuatro libritos como para armar un post.
Arranco con el Vol.2 de Satellite Sam, de Matt Fraction y Howard Chaykin. Menos mal que no tengo que escribir una reseña sólo de esto, así resisto la tentación de contar el argumento, que es excelente. Tampoco es que haya mucho para agregar a lo que ya escribí cuando reseñé el Vol.1, el 06/06/15. Por ideas, por diálogos, por desarrollo de personajes, por la temática que aborda, por recursos narrativos y por el monumental laburo de Chaykin en la faz gráfica (¿el mejor trabajo de su carrera? No lo descarto), estamos ante un comic fundamental. Que además es breve, porque termina en el Vol.3, así que no hay muchas excusas para no entrarle. La tapa sugiere que se trata de una historieta porno, pero nada que ver. Hay escenas de sexo, se habla bastante de coger y sin embargo el guión no se basa en eso ni mucho menos. Descubrí esta gloria, haceme caso.
Bastante más porno resultó Dejame Entrar, el nuevo trabajo del guionista Valentín Lerena, esta vez sin su socio (y suegro) Roberto Fontana en los dibujos. Déjame Entrar es una novelita gráfica con una trama perturbadora, jodida, en la que el sexo y las perversiones tienen un rol muy destacado. No es una historia lineal ni sencilla, ya que está estructurada en dos niveles de realidad que se entremezclan. Los diálogos tienen algunos problemas (una mezcla entre español neutro y castellano argento) y los bloques de texto están muy bien. El dibujo de Agustín Rodríguez es correcto, sin sobresaltos, bien en la narrativa y sin caer en la tentación de basar TODO en la referencia fotográfica. Una obra más rara que buena, pero de indudable atractivo.
También me bajé (en varias sentadas) el Vol.4 de Cybersix, que ofrece dos novelas de 96 páginas escritas por Carlos Trillo y dibujadas por Carlos Meglia. La segunda es decididamente flojita. En el dibujo se nota mucho la mano de los asistentes de Meglia y el guión se sostiene con casualidades e injertos de retro-continuidad. Lo más interesante son los homenajes a Leonard Cohen y al Frankenstein de Mary Shelley. La primera es mucho más interesante, porque a Trillo se le ocurre la forma de integrar al universo de Cybersix a los personajes de El Libro de Gabriel (ver reseña del 26/09/11). Por supuesto no se van a perder la oportunidad de reutilizar casi todas las páginas de ese álbum, pero a) está bueno redescubrirlas en blanco y negro y b) todo vale con tal de enterarnos cómo seguía esa historia que claramente daba para mucho más de lo que vimos en aquel primer álbum. De todos modos, este Vol.4 está lejos del mejor nivel al que llegó en su momento la saga de la famosa superheroina vampiro androide transexual.
Una de las tendencias que observamos en 2015 (y ojalá se mantenga en 2016) es el crecimiento de la edición en Argentina de historietas europeas. Una de las más logradas es Un Paso en Falso, el libro que combina dos obras de la primera época de Jason: Espera… y ¡Shhhh!. Son dos trabajos muy distintos entre sí en la estructura y en el tipo de historias que cuentan, a tal punto que cada una merecería su propia reseña de 4500 caracteres. No hay espacio ni tiempo para eso (además son obras de hace más de 15 años, con lo cual debe haber MUCHAS reseñas ya publicadas sobre ambas). Pero las dos son brillantes, en las dos me sorprendió hasta qué punto Jason ya tenía depurado su estilo y ya interiorizado a la perfección su particular manejo del tempo narrativo. Hay silencios de enorme profundidad, secuencias brillantemente planificadas (algo difícil de hacer cuando te fijás una única grilla para toda una novela gráfica) y unas elipsis majestuosas. No me alcanzan los elogios ni el énfasis para recomendar esta verdadera joya pensada para engalanar la biblioteca tanto del lector curtido como del recién llegado.
Y hasta acá llegamos. Finalmente me opero de la columna este miércoles 27, así que tendré vacaciones obligadas en las que supongo que leeré muchos comics. Capaz que en pocos días reaparezco con nuevas mini-reseñas. Gracias y hasta pronto!
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Published on January 25, 2016 19:43

January 21, 2016

INFORME (HISTORIETA ARGENTINA DEL SIGLO XXI)

Ante todo, hay que sacarse el sombrero ante la impecable, la impactante calidad de la edición de este libro. Y ante el trabajo colosal que debió afrontar el coordinador, José Sainz, a la hora de bucear entre toneladas de revistas, fanzines y sitios web hasta dar con estos 20 historietistas que finalmente quedaron en esta selección (en este “recorte”, dirían mis amigos académicos”). La consigna es que en estas páginas descubramos a 20 historietistas argentinos jóvenes, casi todos nacidos en la década del ´80, y producto ya no de la etapa post-industrial de la historieta argentina, sino de la siguiente, de la etapa en la que los soportes digitales cobraron tanto empuje como los físicos.
Ahora bien, uno termina de leer el libro y la pregunta más obvia es: ¿Este es el futuro de la historieta argentina? Porque la verdad es que el nivel que se ve acá es MUY desparejo. Hay varios autores excelentes y un montón de… chicos con buenas intenciones que no deberían perder más su tiempo y dedicarse urgente a otra cosa. ¿Qué elementos unen a estos 20 autores, además de la edad y la nacionalidad? 1) Poco contacto con la tradición historietística argentina. Si hay alguna influencia visible, viene más del indie yanki que de los grandes autores argentinos de las generaciones anteriores. 2) Poco contacto con la realidad nacional, y cero con la política, algo que fue una constante en la historieta, sobre todo en los ´70 y ´80. 3) Todos son guionistas y dibujantes, con todo lo que eso implica. Y esto es lo más áspero, lo más difícil de digerir, sobre todo viendo cómo están estructurados los “guiones” de varias de estas historietas. Vamos a repasarlas una por una, a riesgo de que el texto quede larguísimo.
Arrancamos con 11 páginas de Berliac, un autor con bastante obra y sobrados méritos para estar en esta y cualquier otra antología. Su grafismo cambió bastante desde la última vez que había visto un trabajo suyo y ahora se acerca al de los mangakas raros, alternativos, como si publicara en la revista Garo. El guión tiene un planteo y un desarrollo atractivos, pero no tiene final.
Le sigue María Victoria Rodríguez, con un estilo gráfico muy atractivo… para la ilustración. Para historieta, no funciona. Y la puesta en página es calamitosa.
Sofía Gómez se manda a homenajear a Tintin en una historieta totalmente delirante, con un guión hiper-fumanchero, pero exquisita. El dibujo, el color y la narrativa son impecables. La quiero ver YA trabajando con un guionista.
Andrés Alberto, un desastre. Feo dibujo, guión sin pies ni cabeza, torpeza en la puesta en práctica de los recursos expresivos propios de la historieta… Chau, ya fue.
A Manuel Depetris nos lo cruzamos hace poco (06/12/15) y esta es otra historieta en la misma tónica que las que estaban en aquel libro: un dibujo increíble, con una técnica y un virtuosismo asombrosos… y una historia que tiene vuelo poético, pero no se entiende un carajo. La onda parece ser contar sensaciones, no historias.
La historia de Lucía Brutta es muy breve, pero está muy bien. Buen ritmo, buen dibujo… lástima el rotulado, con pincel grueso, que hace difícil la lectura de los diálogos (que también son excelentes).
La de Marianoenelmundo también es muy corta. El dibujo me encantó, realmente zarpado, con cositas de Gipi. El guión, no lo entendí.
Pedro Mancini es un autor con bastante presencia en el medio, no hace falta ser el Guacho Vanguardia para conocerlo. Acá la rompe en el dibujo, arriesga con éxito en la narrativa, y el guión… podría ser mejor, pero no es un desastre.
Me salteo dos historietas a las que ese nombre les queda ENORME, a cargo de chicos que no tienen la menor idea de cómo se cuenta una historia con imágenes. Y me voy con Pablo Guaymasí, al que me había cruzado hace mil años en una antología de Llanto de Mudo. Acá lo encontré mucho mejor, más sólido, correcto en el dibujo y muy inspirado en un guión muy basado en el diálogo.
Natalia Lombardo, brillante. Me encantó el guión, el dibujo, el color, las tipografías, todo. Quiero YA una novela gráfica, o un recopilatorio de historias cortas de esta autora a la que conocía por su labor en fanzines.
Camila Torre Notari, por su parte, cuenta una anécdota chiquita, tranqui, acompañada de un buen dibujo.
Pablo Vigo, otro autor bastante conocido, de probada solvencia, aporta una historia intensa, atractiva, profunda y con un nivel de dibujo espectacular.
Javier Velasco dibuja en un estilo minimalista, entre James Kochalka y Johnny Ryan, que no es lo que a mí más me gusta, pero no está mal. Y el guión, con buena voluntad, también zafa.
Nacha Vollenweider también cambió bastante el estilo desde la última vez que la vimos, y lo usa para contar una historia rara, inquietante, con más climas que conflictos. Interesante.
María Luque, imposible de analizar. Son once páginas ilegibles.
Lucas Mercado tiene un grafismo interesante, pero fracasa groseramente en el intento de narrar con imágenes.
Estefanía Clotti, nada, no zafa por ningún lado.
Y cierra Nicolás Mealla, que dibuja bien, y tiene una gracia freak, onda Max Cachimba. Me gustó el color, el rotulado… le falta arriesgar un poco más en los guiones, buscar algo que no se quede en el nonsense bizarro.
Se acabó. Perdón por la extensión, me fui al carajo.
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Published on January 21, 2016 14:05

January 18, 2016

DE A CUATRO VAMOS BIEN

Me gustó esto de redactar nuevos posts cada vez que acumulo cuatro libros leídos. Estoy pensando seriamente en adoptar ese formato para el blog, de ahora en más. Un post cada cuatro libros leídos. A menos que, claro, entre estas lecturas me aparezca una que yo sienta que merece una reseña extensa por sí sola… algo que casualmente me sucedió esta semana, con lo cual el próximo post no recorrerá cuatro obras, sino una sóla. Pero, por ahora, de a cuatro mini-reseñas por post vamos bien.
Empiezo con Bubbles, un trabajo extraño de Fernando Calvi, que mezcla historietas con breves “cuentos ilustrados” donde cada página ofrece sólo una imagen y uno o dos textos breves. Lo primero que llama la atención es el dibujo, donde Calvi logra un nivel impresionante. Con un trazo más suelto, que por momentos me hizo acordar a Carlos Nine, o con un trazo más preciso, con tramas mecánicas muy bien puestas, o con un claroscuro fuerte, a todo o nada. Calvi pone en juego un montón de recursos gráficos y juega a rediseñar TODO, a que nada se parezca a como lo imagino otro dibujante, y mucho menos a la realidad. Visualmente, es un trabajo logradísimo, con mucho para descubrir y disfrutar. Los guiones se enrolan en el sub-género “ternura freak” y abarcan un espectro muy amplio, de lo perturbador a lo ingenuo, con momentos cómicos, tétricos, poéticos, lisérgicos y de acción palo y palo. Un trabajo quizás un poco raro desde lo formal, pero con mucho contenido, mucha sustancia para mirar, vivir y pensar.
Otro libro argentino aparecido a mediados de 2015 es Laburantes, lo nuevo de Valentín Lerena y Roberto Fontana. Esta vez sin Hechicera, Rastreador ni Malevo, los autores se centran en breves historias autoconclusivas de ambientación urbana. El tomo ofrece seis relatos: los dos primeros parten de consignas excelentes, tienen un desarrollo atractivo y se caen un poco al final. El tercero, al revés: parece que va hacia el “más de lo mismo” y levanta grosso con el vuelco del final. El cuarto tiene un planteo muy interesante y el final se sostiene en una casualidad un poco forzada pero no por eso menos efectiva. El quinto es casi un chiste largo, quizás el que menos me interesó de los seis. Y el último está muy bien, es una historia de amor y sueños en el marco de la profesión del historietista. Buen balance y muy notable la experimentación con aguadas que propone Fontana en la primera historia.
Vuelvo a la historieta infanto-juvenil española con esta obra que el maestro Josep Ma. Beroy serializó en los ´90 en el suplemento El Pequeño País y que hace unos años recicló para la (demoradísima) recopilación en libro. Esta es la segunda aventura de estos personajes y la primera la leí hace casi 20 años, con lo cual no me acuerdo absolutamente nada. La trama es un delirio, cuyo único sentido es encontrar una excusa para que aparezcan un montón de cosas que a los chicos les gusta ver en las historietas. Lo grosso es cómo Beroy le encuentra un remate a cada una de estas 40 páginas, afinando mucho la puntería en materia de diálogos y chistes. Y obviamente, si hablamos de Beroy hablamos de un nivel devastador tanto en dibujo como en color. El libro también tiene bocetos, giladas y una excelente entrevista al notable autor español, que tiene la mala costumbre de desaparecer cada tanto del medio para dedicarse a la publicidad, a la animación o a la docencia.
Y cierro con una nueva visita al maestro Ed Brubaker, el guionista más leído en la historia de este blog. En 2011 y a raíz de los sucesos de la infumable Fear Itself, el ídolo lanzó una serie del Winter Soldier en la que se quedaría sólo 11 episodios, luego convertidos en tres TPBs. La consigna para la serie está muy buena y es obvio que a Brubaker le interesa mucho más explorar a Bucky como un personaje marginal, cuasi-clandestino, que como un Capitán América de la B. El argumento de este primer arco está muy bueno, y le otorga grandes roles a Black Widow, Nick Fury y otro ídolo supremo: el Dr. Doom. El dibujo de Butch Guice es raro porque cambia bastante de una secuencia a otra, como ya sucedía en sus últimos trabajos para Captain America. Hay momentos donde parece un dibujante clásico de Marvel de los ´70, por momentos se disfraza de un Juan Carlos Flicker berreta del Siglo XXI, tiene dibujos que parecen de un ilustrador y además dibuja a Fury como si fuera Jim Steranko. La mezcla se hace llevadera, y la narrativa está cuidadísima, con impacto, riesgo y claridad. Prometo entrarle pronto a los otros dos tomos.
Y por hoy, hasta acá llegamos. Esta semana va a haber por lo emnos un post más, pero de los de antes, dedicado a un único libro. La seguimos pronto.
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Published on January 18, 2016 18:20

January 14, 2016

ES UN AFANO, SUSPENDANLÓ...

Hoy estábamos conversando acerca de afanarse comics con un grupo de debate sobre comics que tenemos en Facebook. Todos contaban historias de comiquerías o eventos de los que se fueron con algún librito o revistita que "se olvidaron de pagar" y yo compartí (por primera vez en público) una de las anécdotas más grossas de toda mi vida comiquera. Ya que estamos, la comparto también por acá...
Yo siempre fui un queso para afanar, nunca junté los huevos que hacen falta. Siempre me ganó el miedo a ser descubierto y quedar para el orto, o que me caguen a trompadas. Pero UNA vez me animé.
Para que se den una idea, yo empecé a comprar comics por inernet con tarjeta de crédito en 1997, cuando todavía existía el dial-up. Las páginas de los dealers eran una chotada, donde vos no veías qué material estaba “in stock” y cuál “out of stock”. El pedido se hacía por mail, prácticamente a ciegas. Pero el material llegaba, se pagaba barato (era el 1 a 1) y con un amigo aprovechamos para armar o cerrar bocha de colecciones. Yo ponía la VISA y él la internet, que en ese momento era casi un lujo para pocos.
Una de las colecciones que me fui armando era Hellblazer. Yo la había leído de prestado y recién me cebé como para comprarla todos los meses cuando le pusieron el logo de Vertigo. Ahí empecé a juntar para adelante y para atrás. Y en esa época no eran tan caros los primeros números, así que la fui completando. Peeeero… en todos los pedidos que le hacíamos a estos primeros dealers virtuales siempre pedía UN número de Hellblazer que nunca llegaba, siempre estaba “out of stock”. No era el de Gaiman, no era uno de los de Morrison… era el n° 59. No había forma de conseguir esa revistita del orto.
Tanto en el ´98 como en el ´99 fui a la San Diego Comic Con, lo busqué y no lo encontré. Para esta altura, ya era el único número que me faltaba para completar la serie. Hasta que llega la SDCC de 2000, la última a la que fui. Ahí me encuentro con un stand de un dealer que tenía los comic-books organizados por autor, no por título. Y los precios, muy zarpados. Busco “Garth Ennis” y lo encuentro: este turro tenía la Hellblazer n° 59. Y a un precio disparatado. Ponele u$ 25, en una convención donde los indios sudameriquichuas llenábamos valijas enteras con revistitas a u$ 0.50. La miré, la dejé, la volví a agarrar, la volví a dejar… Al final ese First of the Fallen me miró fijo, me corrompió el alma, y –con mi mejor cara de poker- me la mandé de keruza adentro de una carpetita en la que tenía los listados del material que buscaba.
Para sentirme menos choto, a ese dealer le compré unas Adventure Comics de Legion que, como estaban medio baqueta, me las cobró a un precio hiper-razonable. Era la primera vez que afanaba un comic, tenía más de 30 años y estaba acreditado como Prensa. O sea, tenía TODO para hacer el papelón de mi vida si me pescaban. Lo que más me costó fue juntar la sangre fría para acercarme al dealer y pagarle las Adventure Comics. Temía que la cara me delatara. Pero salió todo bien. En el primer tacho de basura que encontré, le arranqué a la Hellblazer n° 59 la bolsita etiquetada con el precio, para que no se pudiera identificar como “afanada en tal stand”. Y acá viene lo mejor.
Me voy al stand de DC, donde estaba firmando… sí, Garth Ennis. Me acerco y le digo:
-Me faltaba este numerito para completar Hellblazer. Un garca me lo quiso cobrar u$ 25, pero la maldad del First of the Fallen me poseyó y me lo afané.
- Jajaja! Qué grosso!- dice Ennis, y me firma la portada.
Nunca más me afané un comic, pero todavía recuerdo muy vívidamente esa mezcla de vergüenza y victoria que sentí esa tarde en San Diego.
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Published on January 14, 2016 11:17

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Andrés Accorsi
Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
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