Óscar Contardo's Blog, page 50

November 3, 2017

Emmanuel: Con el alma desnuda

La trayectoria de Emmanuel en los 80 fue sencillamente extraordinaria. Tuvo decenas de éxitos que se tocaban hasta la saciedad, convirtiendo su música en parte del paisaje popular de Latinoamérica. Al igual que Miguel Bosé nunca se contentó con cantar al amor desde la obviedad. Sus canciones reparaban en detalles de las relaciones de pareja. “Tengo mucho que aprender de ti” proponía una humildad atípica para los cánones machistas latinos, mientras “Con olor a hierba” era una extraordinaria descripción de un encuentro íntimo al aire libre sin vulgaridad (“y en mi espalda sienta el frío, de la oscura noche que se acerca”). Hacia finales de esa década sus canciones y puesta en escena cogieron un nivel conceptual algo desencajado -”La última luna” y “La chica de humo” son paradigmáticas-, aún así clásicos indiscutidos. Luego el astro mexicano desapareció de manera paulatina del radar popular.


Este disco desenchufado funciona como si se tratara de descubrir un viejo ático plagado de polvo y telarañas con pequeños tesoros. Solo basta una ligera sacudida para recuperar en la memoria uno de los mejores cancioneros románticos disponibles en español. Aunque el rescate ofrece resultados variables, el nivel de sus éxitos remece en este reencuentro y pone las cosas en su sitio. Emmanuel siempre estará entre los más grandes de la canción en nuestro idioma.


El Unplugged del mexicano incluye 15 clásicos indiscutidos y se da el lujo de dejar títulos que perfectamente calificarían como “Insoportablemente bella”, “El día que puedas”, “Tú y yo”, “Este terco corazón” y la citada “Con olor a hierba”. De todas formas, el listado es casi inapelable.


Aunque Emmanuel nunca dispuso de un registro potente siempre maneja un histrionismo cautivante de amante apasionado y a la vez reflexivo. En este registro su voz va de menos a más. Desfilan varios invitados pero la selección es algo floja. Ana Torroja naufraga en “Hay que arrimar el alma” (nunca supo reconfigurar la textura infantil de su registro que ha envejecido mal), y Kinky también hace agua en “Quiero dormir cansado”. 


Los arreglos de esta categoría de discos suelen arropar las canciones y ese efecto resta algo de dramatismo a las versiones en comparación a los originales. Los inolvidables decorados synth pop y de cuerdas de “Pobre diablo” -una de las canciones definitivas de Emmanuel-, se arrullan en las orquestaciones típicas de este formato. Pero es el peso del cancionero el que finalmente favorece al disco. “Ven con el alma desnuda”, “Todo se derrumbó”, “Hay que arrimar el alma”, “Detenedla ya” y “Toda la vida” están grabadas en generaciones por su calidad indiscutida y permanente. 


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Published on November 03, 2017 21:35

La lógica de Jorge Abbott

El martes recién pasado La tercera publicaba que según nuestro fiscal nacional, Jorge Abbott, el pago por colusión del tissue equivale a “mil portonazos”. En vistas a que, como bien lo sabía ya Platón, las sociedades se ordenan según el modo en que entendemos la justicia, cabe preguntarse: ¿en qué sentido podríamos comparar ambos delitos? ¿Es imaginable una sociedad aterrorizada por la colusión de empresas? Más simple: pagar un precio fijado de manera arbitraria por papel higiénico, ¿es equivalente a que a una persona la bajen de su auto apuntándole con un arma?


Me parece que la analogía de nuestro fiscal nacional arrebata el sentido común. La importancia de reflexionar sobre ella no es tanto debido a su falta de sensatez como por el cargo que Abbott ocupa en nuestro ordenamiento institucional. Y es que ya lo advertía El Federalista; podemos tener cuanta regla sea necesaria para el buen funcionamiento de la República, pero eso no asegura el paraíso de una vez y para siempre. La clave son aquellos ciudadanos cuya ética mantiene con vida la legitimidad de las instituciones democráticas.


Revisemos ahora los dichos de Abbott para comprender cómo sería una sociedad ordenada a partir de la lógica que se encuentra en la analogía portonazo- colusión.


Siguiendo dicha lógica digamos que si aceptamos que la colusión empresarial en el caso tissue equivale a mil portonazos, entonces la colusión de las farmacias- por estar en juego la salud de las personas- podría equivaler a un número mayor de portonazos. ¿Unos cinco mil ochocientos cincuenta y tres? Hasta aquí vamos bien; funciona. El problema surge cuando aplicamos la lógica abbottiana a otros delitos… Cabría entonces preguntarse, por ejemplo, ¿cuántas violaciones equivalen a un asesinato? No creo que Abbott haya estado pensando en ello, sino más bien en que la comisión de delitos sociales podría quedar moralmente justificada según qué tan corruptos sean los actores del sector privado. (Me recuerda la historia de una joven que al verse increpada por haber robado la billetera a una señora, gritaba: “¡Yo tengo derecho a robar!” Seguramente, ella estaría de acuerdo con la lógica abbottiana).


La lógica abbottiana descrita se completa con la clásica y desafortunada creencia de que las personas que crecen en un medio hostil están determinadas a ser delincuentes. En palabras del fiscal: “La diferencia entre quien realiza un portonazo con el gerente que se coludió es que quien hace el portonazo probablemente tuvo deserción temprana y vive en un entorno extraordinariamente débil…” Ésta es una forma de pensar que distorsiona la realidad. No sólo porque el señor Abbott no puede saber si alguno de los gerentes coludidos cuenta con una vida sumida en la miseria afectiva y la violencia física o simbólica. La mayor distorsión resulta de afirmar que el medio ambiente determina a las personas. Al respecto, el famoso psiquiatra Víktor Frankl nos dirá que ni siquiera los presos de un campo de concentración en la Alemania nazi carecían de aquella libertad interior que nos sirve para elegir qué tipo de persona queremos ser (lo que no implica que cerremos los ojos ante las calamidades y pongamos nuestros esfuerzos en su superación).


La realidad da la razón a Frankl, puesto que es innegable que incluso en los lugares de mayor peligrosidad, la mayoría de sus habitantes no delinquen. Sólo una minoría lo hace. De hecho, es muy posible que si nuestro fiscal fuera a plantear su tesis a los afectados por un medioambiente adverso, ellos le dirían lo que en varias ocasiones me ha tocado escuchar: “¿y éstos se creen que porque uno es pobre no tiene dignidad? Aquí no somos todos ladrones ni traficantes…” Y tienen razón en sentirse ofendidos, porque les están diciendo que su pobreza y el medio muchas veces violento en que viven, los priva de su sentido moral y transforma en sujetos indignos de cualquier cualificación que exceda al de la víctima de la lotería natural (que para Rawls define la posición social en que nacimos y nuestros talentos).


Sintetizando, la lógica abottiana carece de todo sentido de lo justo, desdibuja la dignidad de las personas y relativiza los delitos. Una sociedad organizada según dicho modo de pensar estaría muy lejos de la democracia que todos queremos fortalecer.


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Published on November 03, 2017 03:51

Voto juvenil: pateando piedras

Solo el 29% de los jóvenes entre 18 y 24 años irá a votar con toda seguridad el próximo 19 de noviembre, según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP). Así, la llamada “Generación Z” aparece como la menos interesada en participar en el próximo evento electoral, lo que confirma que nuestro sistema democrático envejece a pasos agigantados: la edad promedio de los chilenos que votará de todas maneras en la próxima elección presidencial es de 47 años, mientras que la edad media de los que no votarán por ningún motivo es de 39.


Todo parece indicar que, para los más jóvenes, las elecciones no resuelven nada que les parezca relevante, lo que parece un grave error si pensamos que, con nuestro voto, estamos dirigiendo el curso que seguirá la economía, la mayor o menor centralización del país, la ampliación o reducción de los derechos que nos importan, y el listado de prioridades que debería guiar a nuestras autoridades. Si estoy contra el aborto porque creo que la vida del nonato es lo más importante, lo primero que debo hacer en una democracia como la nuestra es votar. Y si estoy contra la AFP porque las considero un negocio inmoral que lucra con la vejez de nuestros padres, pues tengo que levantarme el día de la votación y depositar mi papeleta en la urna. Podré salir a la calle y manifestarme a favor de una u otra causa, y podré hacer más o menos activismo político y social en las redes sociales, pero, al final, lo único realmente decisivo es quién recoge el mayor número de votos.


El problema es que hay una alta correlación entre quienes nunca han votado y quienes no lo harán tampoco en el futuro, y quienes sí votaron y lo volverán a hacer. O sea, parece difícil convencer a quienes no votaron en el pasado que vayan a hacerlo el día de mañana, por más campañas de última hora que emprenda el Gobierno: los datos de la encuesta CEP indican que hay una significativa  correlación (0,55**) entre quienes votaron en la elección municipal de 2016, y los que irán a votar ahora. También hay una altísima correlación en sentido contrario, pues quienes no votaron en la elección municipal, tampoco lo harán el 19 de noviembre: el 85% de las personas que no votó en 2016 tampoco se acercará a las urnas en tres semanas.


Si nuestros políticos no logran convencer a la gente más joven respecto de la importancia que tiene la elección, la tremenda brecha que hemos descrito seguirá incrementándose, lo que puede tener consecuencias imprevistas, como el surgimiento de un populismo de derecha o de izquierda que ponga en riesgo nuestra democracia, pues los que se ven más favorecidos con la alta abstención son precisamente los mismos malos políticos a los que, supuestamente, los ciudadanos más jóvenes quieren evitar a toda costa. Así lo explicaba, con tanta sabiduría y elegancia, el historiador británico Arnold Toynbee: “El mayor castigo para quienes no se interesan en política: serán gobernados por quienes sí se interesan”.


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Published on November 03, 2017 03:05

“Ojos que no ven, Chile que no siente”

A semanas de las elecciones presidenciales y parlamentarias, las acusaciones cruzadas toman nuestra agenda de manera desmedida: da lo mismo quien esté al frente, ya sea compañero de lista, un contrincante de primera vuelta, un vecino político o adversario ideológico, los ataques se repiten por las más diversas razones. Chile necesita urgente un cambio de timón y lo mínimo es dejar el individualismo de lado y pensar en el bien de la sociedad en su conjunto, donde los más vulnerables y muchas veces invisibles sean nuestro principal foco de atención. ¿Por qué?


Miremos algunas cuestiones concretas. En relación a datos del Banco Mundial (BI) y utilizando la línea de pobreza de US$ 1,90 al día, entre 2013 y 2015 en Chile la pobreza aumentó de 0,9% a 1,3%, lo que significa que 75.399 personas pasaron a una condición de pobreza llegando a 234.083 habitantes. Esto es doblemente doloroso: primero, si miramos la perspectiva que Chile venía bajando de manera sistemática y significativa su tasa de pobreza, según la metodología del BI, de 8,5% a 0,9%  entre 1987 y 2013; segundo, porque somos el único país de la región en aumentar.


No es casualidad entonces que el crecimiento no afecta, que las reformas que han frenado la economía y la creación de empleo formal sean inocuas, ya que son piedra angular para reducir la pobreza. Tampoco es casualidad la pérdida del foco del gasto social, pues las políticas universales van en desmedro de quienes más necesitan focalización, lo que es un deber de justicia. La pobreza ya no está de moda: en materia electoral la pobreza es “demasiado pobre”, nos conmueve cuando aparece una niña muerta en manos del Estado, como nos pasó con Lissette, pero ahí queda.


Un año clave, electoral, es también un año donde se registraron 87 nuevas tomas, para sumar un total de 702 asentamientos irregulares repartidos entre las regiones de Arica y Aysén según la última encuesta de TECHO, es decir, un aumento de 42 nuevos campamentos en comparación al 2016 y de un 41% si tomamos la última década. Esto es alarmante y más aún las 40.541 familias que viven en esta condición, lo que muestra nuevamente un aumento en la cifra, que sube en 1.771 familias en relación al 2016, un aumento sistemático que demuestra que por cada dos familias que logran salir de los campamentos, entran tres más.


¿Qué estamos haciendo mal? Antes de cualquier política pública, lo primero es investigar cuáles son las razones que llevan a estas familias a vivir a un campamento, como el 60% que llegó por no tener capacidad de pagar un arriendo. El estudio de Techo  “Antecedentes previos al campamento” muestra que estas familias gastaban un 46% de sus ingresos mensuales, de un promedio de $336 mil. El sondeo además muestra que de quienes llegan a habitar un campamento, un 93% lo hace por primera vez, y son familias jóvenes, con jefes de hogar de entre 17 y 40 años de promedio de edad; un 23,7% de ellos terminó la enseñanza media, y el foco en educación para este Gobierno ¿dónde estuvo?


Por otro lado, se estima que uno de cada cuatro niños en Chile vive en pobreza, mientras la Unicef estima que el 69% de las familias de los niños atendidos en el Sename se encuentra en situación de pobreza. Al llegar a manos del Estado no nos hacemos cargo de manera adecuada: un ejemplo es la realidad de la brecha asistencial de un 89% para responder a las necesidades de la salud mental de niños y adolescentes en protección por vulneración de derechos. Coincidencia o no de este flagelo es lo sucedido el pasado 15 de octubre, cuando siete menores entre 14 y 17 años se auto flagelaron, cortándose brazos e ingiriendo una gran cantidad de droga, y tres de ellos se intentaron ahorcar en un centro del Sename en Coronel.


Pobreza, campamentos y nuestros niños, que no gritan, no marchan y no son atractivos electoralmente. Los hicimos invisibles y los amontonamos en poblaciones apartadas, en campamentos o en centros, son los fantasmas de nuestra sociedad. Chile es otro, y ellos lamentablemente ya no son parte. ¿Por qué creer que la educación superior sea gratuita y universal? Para ellos es una burla, es gobernar sin los pies en la tierra, es tener la cabeza en los pies.


Chile sin campamentos, con dignidad y oportunidades para nuestros niños, un país que erradique la pobreza definitivamente, podrían asimilarse a un relato político potente, que busque una sociedad libre, con oportunidades, justa y meritocrática. El foco debe estar en los niños, lograr que la cuna cada vez pese menos y enfocarnos en la educación inicial, es la mejor forma de equiparar y redistribuir. “A nosotros, a quienes la miseria de los hombres no nos impide vivir, que por lo menos no nos impida pensar”, como dice Raymond Aron.


 


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Published on November 03, 2017 03:03

November 2, 2017

Un dentado rey león

El proyecto que introduce diversas modificaciones a la Ley de Protección del Consumidor, entre las que destaca la de otorgar una serie de nuevas potestades al Sernac, ha sido objeto de justificadas críticas de la más variada índole.  Con todo, sí se les debe reconocer a los autores y promotores de este proyecto el que son sumamente consecuentes al reconocer que la finalidad buscada era la de hacer del Sernac un “león con dientes”, ya que precisamente el proyecto se inspira en la idea de que nuestra sociedad no es un estado de derecho, sino que una suerte de jungla en la que debe prevalecer el más fuerte, y en la que la administración pública no se encuentra al servicio de los particulares que sean proveedores de bienes y servicios, sino que ve en ellos a una suerte de presa que pueden devorar sin más.


En efecto, el concepto más básico y esencial del estado de derecho exige como mínimo que exista una real y efectiva separación de poderes normativo, ejecutivo y judicial. Previo a esta concepción existía el absolutismo, en el cual era el monarca o rey quien reunía en sí todas estas potestades.


Pues bien, el proyecto de ley que comentamos precisamente busca que, en materia del denominado “derecho de consumo”, el Sernac se constituya en un verdadero monarca con plenos poderes (en lenguaje de quienes apoyan la iniciativa, un rey león). Y ello es así porque se pretende que dicho servicio público tenga en sus manos, entre muchas otras, la facultad de dictar normas generales, fiscalizarlas y ejecutarlas, así como juzgar su infracción e imponer elevadas sanciones.


En el ámbito “dental”, ahora los funcionarios del Sernac pasan a tener múltiples potestades, entre ellas la facultad de “ingresar” a inmuebles, “tomar” (léase incautar) bienes y ejecutar “cualquier otra medida”, todo ello sin necesidad de autorización judicial previa (la que solo es necesaria para utilizar la fuerza pública), sin perjuicio de imponer una multa de más de $ 35 millones a quien se niegue a la realización de tales “labores inspectivas”. Más grave aún, los mismos funcionarios son elevados a la calidad de “ministros de fe”, teniendo su palabra la fuerza de “presunción legal”, con lo cual derechamente se deroga el principio de inocencia que debe inspirar todo derecho sancionador.


En este contexto, resulta sumamente paradojal que se catalogue de un “avance” el conferir al Sernac facultades de investigador, fiscalizador, acusador, juzgador y verdugo, si se tienen en cuenta los esfuerzos desplegados en el pasado reciente -justamente en sentido contrario- para eliminar todos los vestigios en que teníamos una autoridad que era juez y parte, como acontecía en materia penal y en el ámbito tributario. Son precisamente tales experiencias pasadas las que nos demuestran que las declaraciones que el proyecto contempla sobre “división de funciones” e “independencia” al interior del Sernac no pasarán de ser palabras de buena crianza carentes de correlato en la realidad.


En definitiva, como el proyecto será prontamente ley, solo quedará recurrir a la sabiduría y buen criterio de nuestros jueces civiles y constitucionales a fin de que busquen aplicar la nueva normativa del modo más conforme a nuestro ordenamiento jurídico y a los principios en que se sustenta.


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Published on November 02, 2017 05:38

Exclusión: nada peor que no querer ver

Llama poderosamente la atención la sorpresa que causa en algunos círculos la revelación de los nexos entre narcotráfico y política. Como si por estar al otro lado de la cordillera ésta actuara como una barrera infranqueable, apenas traspasada por recientes casos de cohecho que aún siguen impactando.


Es curioso, porque en el ejercicio fácil de querer filtrar realidades suele estigmatizarse a uno u otro barrio, a una u otra población, a una u otra comuna o sector de la región. Nos olvidamos de que la droga entra donde hay mercado, es cierto, también se distribuye y envenena a nuestros niños en esos sectores, pero el “Grupo Objetivo” está más allá de los entornos en que se produce, se guarda, se esconde.


Como sociedad empezamos a mirar al lado mandando a la periferia lo que no nos gusta, procuramos no ver a los adultos mayores en la miseria, ni a los niños explotados sexualmente en las calles. Nos imaginamos que la pobreza es el resultado de la “falta de esfuerzo” y cada cierto tiempo purgamos a un grupo de adolescentes por parecer sospechosos recorriendo las calles de barrios acomodados.


Cada cierto tiempo, algún indicador nos parece mostrar la cara que conocemos, la familiar, la que nos habla del éxito en la región, aquélla que se construye en base a promedios y no varianzas,  la que resta en su estadística a los que no “Contribuyen” al producto interno bruto. Este ejercicio de negación periódica parece transar en estabilidad con el escenario político, van de la mano, se sumergen en el mismo cuadro de convicciones para situarse en un mundo paralelo donde la causa de los problemas sociales está radicada en todo aquello que nos es ajeno, en el migrante, en el drogadicto, en el joven delincuente, en el barrio X en el Colegio Z. Pero acá es dónde luego de haber aplicado con astucia legislativa las mejores formas de control, o luego de haber endurecido penas o invertido en seguridad como nunca antes, los índices no cambian sino marginalmente, en el mejor caso.


Entonces empezamos a preguntarnos si realmente estamos abordando las causas y no tan sólo efectos que redundan en un sinfín iterando sobre creencias que no se sustentan en la evidencia, sino en prejuicios abrazados con decisión colectiva.


Hace unos días, junto a Paz Ciudadana, la Fundación San Carlos de Maipo presentó un estudio que aborda la realidad de los niños que por su edad son considerados Inimputables pese a iniciar tempranamente trayectorias delictivas. En dicho estudio se verifica la invisibilidad de estos niños en el sistema y la falta de apoyo especializado para detener dichas trayectorias.


Ya hace un par de años la alianza entre ambas fundaciones permitió conocer el primer estudio de Exclusión Social de las personas privadas de Libertad, que dio cuenta de los altos niveles de privación de dichas personas a bienes y servicios básicos, como el acceso a la salud o la educación. En  la misma línea, hace pocos días la PUC y Fundación San Carlos de Maipo presentaron conclusiones de un estudio del proceso de reinserción de mujeres. La realidad se repite una y otra vez: hombres, mujeres, sus hijos.


La exclusión social golpea sin pausa ¿La cárcel?, una más de muchas formas de exclusión. Entonces es fácil olvidar a quién ha sido segregado. Hemos desarrollado una esquizofrenia social capaz de seguir negando y mientras no rompamos este circuito vamos a sorprendernos  cada cierto tiempo para ejercitar nuestra capacidad de negación, hasta que finalmente no nos demos cuenta y estemos tras la misma barrera de exclusión que jamás fuimos capaces de enfrentar. Ahora es el momento de ir al encuentro de quienes en los márgenes de nuestra sociedad necesitan ser vistos y acogidos.


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Published on November 02, 2017 04:58

TV Pública, ¿urgente o importante?

Todos los países democráticos desarrollados tienen en común una robusta red de medios públicos, pero en el modelo de financiamiento hay diferencias. Algunos se financian por un impuesto directo a los contribuyentes, otros son financiados desde el erario público, también hay fundaciones que buscan recursos, etc. Chile tiene un modelo muy particular, donde el Estado no aporta dinero sino que el financiamiento proviene básicamente de la publicidad. Sin embargo, el modelo chileno está en una profunda crisis. Profunda porque hay una crisis en la industria de la TV abierta mundial, además TVN no tuvo la visión de ver hacia donde evolucionaron los medios, TVN se quedó en el pasado, haciendo televisión como en los 90.


Hay que entender qué es esto de los Medios Públicos, son medios de comunicación absolutamente independientes del Gobierno y de otros grupos que pueden tener legítimos intereses particulares. Pero, para alcanzar esta independencia deben tener libertad de gobernanza, de expresión y económica.


Los medios públicos deben ser garantes de equilibrio, imparcialidad, precisión, transparencia. Más aún deben asegurar calidad en sus contenidos, para lograr esto deben tener una programación atractiva y relevante para las audiencias, que sea un factor de unidad e identidad nacional, respetando la diversidad cultural de nuestro país.


Los medios públicos deben ser modernos, funcionar acorde a los tiempos que corren, entonces lo primero es asumir que la TV ya no es el medio rey y que, aunque no se quiera reconocer, el medio dominante hoy es internet, sin embargo, la televisión debe ser vista como parte de internet.


Cuando legislamos no lo podemos hacer pensando en el pasado. Uno de los grandes problemas de la crisis de la TV en Chile es que seguimos pensando y realizando TV como en los 90. Yo también fui feliz en los 90, cuando era productor ejecutivo del programa más premiado de esa década, “El Show de los Libros”, sin embargo, no me puedo quedar en el pasado, debemos hacer una televisión moderna creada pensando en la evolución de los medios y la sociedad.


La crisis de TVN también es una crisis de su gobernanza y en particular de su directorio. No cabe duda que en TVN se han tomado muy malas decisiones en la presidencia de Ricardo Solari. Solamente invito a analizar fríamente que, cuando llega Solari, TVN tenía ahorros por más de


30 mil millones de pesos, posteriormente hicieron un leaseback con las propiedades de TVN por otros 20 mil millones. Es evidente que la administración ha sido deficiente, sin embargo, la presidencia de Mikel Uriarte en el gobierno anterior, fue en definitiva, la responsable de la salida del área dramática encabezada por María Eugenia Rencoret. Aquí no podemos rasgar vestiduras, todos los sectores políticos tienen responsabilidad en la situación actual de TVN, los miembros del directorio corresponden a partidos políticos con representación parlamentaria.


Es muy lamentable que la Presidenta Bachelet no cumpliera su promesa de gobierno: “Introduciremos modificaciones al Consejo Nacional de Televisión, incorporándolo al Ministerio de Cultura y Patrimonio, ampliando sus atribuciones, manteniendo su rol de regulador de la TV, enfatizando su rol de fomento de la calidad de la industria televisiva, tanto a nivel de TV abierta, pago, regional y comunitaria”.


“Enviaremos un proyecto de ley al Congreso para realizar un conjunto de modificaciones en materia de televisión pública. Se deben ampliar las facultades de TVN para un cumplimiento efectivo de los objetivos asociados con la misión pública que la ley le entrega. Al directorio se le aplicarán los deberes y régimen de responsabilidades de los directores de las Sociedades Anónimas y se debe imponer la obligación al Directorio del canal público de dar cuenta de su gestión una vez al año. TVN, debe incorporar financiamiento público de manera sistemática, con el objeto de que pueda producir bienes públicos socialmente valorados que los privados no tienen obligación de producir”.


“En el nuevo escenario de TV Digital, el canal público debiera desarrollar a lo menos dos frecuencias abiertas y gratuitas adicionales. Una, la del canal 24 horas, actualmente sólo en plataformas de pago, y otra para un canal educativo – cultural. Son justamente estas iniciativas las que requieren de un decidido apoyo del Estado”.


Estos párrafos están extractados del programa de Gobierno de Michelle Bachelet.


Los medios públicos deben ser realmente independientes de los gobiernos, por eso en los países democráticos desarrollados, dependen en general de los Ministerios de Cultura. En Chile hay algunos políticos, (incluido el Presidente de TVN, Ricardo Solari) que quieren tener dependencia del Ministerio Secretaría General de Gobierno. Este es un error profundo, es no creer en la libertad de expresión.


Hoy vemos como acecha a TVN la posibilidad de entrar en cesación de pagos, entonces es urgente “inyectarle dinero” para que subsista, para que no despidan más trabajadores. ¿Cómo llegamos a esta situación terminal? Hay que buscar a los responsables de esto y sancionarlos, sin embargo, debemos pensar en el futuro de una red de medios públicos moderna, relevante y de calidad, en conclusión, la clave es perfeccionar ahora el modelo de medios públicos que queremos.


Propongo que la solución no sea de parche. Chile merece una red de medios públicos de calidad, para las distintas audiencias, culturas y regiones AHORA. El modelo de financiamiento debe ser desde el presupuesto de la Nación, no depender de la publicidad. Enfrentemos con seriedad esta crisis y logremos las soluciones necesarias para que Chile tenga la TV que merece.


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Published on November 02, 2017 04:09

November 1, 2017

Enigmas de la abstención

Aunque la incertidumbre electoral aumentó en Chile como producto del cambio del sistema binominal y de las normas de financiamiento de la política, asistimos también a alguna que otra certeza. Los debates de la noche del 19 de noviembre no podrán eludir la referencia a un nivel de abstención que, según los expertos, ha adquirido la condición de estructural. Se anticipa que no bajará del 50% en el mejor de los casos, pero existe también el temor a la reedición del 70% de las elecciones municipales de 2016.


Además, a pesar de que las mujeres votaban tradicionalmente en mayor proporción, son también quienes más han dejado de hacerlo. El fenómeno es particularmente notorio en cerca de un 15% en aquellas entre los 40 y 59 años, medido entre las municipales de 2012 y 2016, según el PNUD. Se ha esbozado que uno de los motivos podría ser la baja representación de las mujeres en cargos de elección popular, aunque también resulta plausible una revolución de expectativas no satisfechas, generada por lo que en su momento se llamó el “fenómeno Bachelet”. Lo cierto es que, al día de hoy, Chile encabeza, junto con Madagascar, el ranking de los países que menos votan en el mundo.


Asistimos, en principio, a un problema serio dado que la teoría democrática reconoce que, en una democracia representativa, la participación ciudadana en la elección de autoridades es clave para su funcionamiento y legitimidad. Si se piensa en futuras correcciones mediante reformas políticas no habría ninguna más efectiva, pero también más improbable, que el retorno al voto obligatorio. Mientras tanto, no deben desestimarse esfuerzos como las campañas “¡Ahora vota!”, del PNUD, o “No te restes, súmate”, promovida por el gobierno.


Sin embargo, sus alcances pudieran ser limitados si atendemos a tesis como las de Daniel Innerarity. Para dicho autor, “la democracia es un sistema político que genera decepción, especialmente cuando se hace bien porque se convierte en un régimen de desocultación en el que se vigila, descubre, critica, desconfía, protesta e impugna”. La sociedad chilena actual exhibe, como nunca, dosis de todo ello. En esta línea, aquella decepción que alimentaría un descontento que, se supone, subyace a la abstención sería más bien un indicador de éxito, aunque en una tesitura diferente a la planteada por el economista Sebastián Edwards en este mismo diario. Para él, las personas que no votan lo harían porque piensan que “el país estaría funcionando bastante bien y que seguirá por una senda adecuada, independientemente de quién sea el próximo presidente” o por el hecho de que “la política no es tan relevante”.


Necesitamos estudios que, más que centrados en cifras y, liberándose de ciertos corsés normativos, indaguen en las causas más profundas, pero también paradójicas, de la abstención.


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Published on November 01, 2017 23:35

Poder total

Cuando se revisen los eventos de 2017, el reciente Congreso del Partido Comunista Chino brillará con luz propia. Aunque otros atraen más atención en lo inmediato, es probable que en el largo plazo el encuentro del PCCh sea reconocido como el acontecimiento más decisivo del año a nivel global.


El congreso consolidó la posición de Xi Jinping, el secretario general del Partido, quien se ha transformado en un líder omnipotente. La entronización de Xi constituye un cambio respecto de lo que venía ocurriendo en China desde los 90. Xi ha conseguido un control absoluto de todas las instancias relevantes al interior del Partido y ha usado esa influencia para eliminar todo foco de resistencia real o potencial, generalmente a través de cargos de corrupción dirigidos contra sus rivales políticos.


Si bien el Partido Comunista está acostumbrado a dominar sin contrapesos, en su interior han existido facciones que ofrecen matices y obligan a los gobernantes a hacer concesiones y negociar. Ahora no: el poder de Xi es hoy irresistible. Desde Mao Zedong y Deng Xiaoping que no se veía algo así en China.


Esto significa varias cosas. Por un lado, todo indica que, al no haber un sucesor claro, Xi aspira a prolongar su mandato más allá de los 10 años que él cumpliría en 2022 y que han sido la tónica desde los 90 para los secretarios generales del PCCh. Por otra parte, que la ofensiva doctrinaria que impulsa Xi será reforzada. También, que el modelo económico perseverará en el giro que ha venido dando en los últimos años hacia una mayor intervención del Estado, en detrimento del sector privado. Asimismo, que el control político se incrementará, con menos tolerancia aún a la disidencia y mayor celo ideológico. Por último, que China continuará dejando sentir su presencia en los asuntos internacionales, promoviendo sus intereses geopolíticos con asertividad al alza.


La orientación que ha adquirido China bajo Xi Jinping apunta hacia un régimen menos dispuesto a ceder espacios de libertad a sus ciudadanos, más decidido a entregar el control del PCCh a un líder único rodeado de incondicionales, y más convencido de que China debe proyectar con mayor intensidad su influencia global.


Ello generará roces en una región que ha sido comparada a la Europa de antes de la Primera Guerra Mundial.


Japón parece dispuesto a reformar su “Constitución pacifista” para permitir el despliegue ofensivo de sus fuerzas militares; Corea del Norte continúa desarrollando su impredecible programa nuclear; Filipinas equilibra sus intereses entre EE.UU. y China; Australia pide a Washington mayor presencia militar en la zona; Taiwán coquetea con una declaración de independencia que sería explosiva y Estados Unidos duda de ejercer el rol moderador que varios países le reclaman en la zona, dejando un vacío de poder que China no demorará en llenar. Se avecinan tiempos interesantes en Asia Oriental.


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Published on November 01, 2017 23:30

Como antes, como siempre

Mirada corta, intereses propios. Nula preocupación por el desarrollo del fútbol, evidente mezquindad. Importa la victoria pequeña y miserable, mucho más que el sacrificio de las ambiciones personales. Pocos piensan en un futuro mejor que incluya a todos. Crecer en sociedad en el balompié chileno es muy parecido a un slogan político tanto en lo mentiroso como en lo impracticable. Esta introducción define el modo de actuar de muchos dirigentes. Cada cierto tiempo, entran en escena para recordarnos que están ahí, miserables y egoístas. Equivocados e impúdicos.


El último numerito que están preparando pretende desconocer un acuerdo que ellos mismos debieran honrar. En marzo de este año, por fin decidieron jugar el campeonato largo que la mayoría de la gente quiere. Meses después varios presidentes de clubes quieren anular esta decisión. Increíble, vergonzoso, flaite, pero lo peor es que no resulta sorprendente. La historia dirigencial está llena de episodios como éste, promesas no cumplidas, acuerdos desconocidos, errores absurdos. Porque más allá de lo impresentable que es no respetar sus propias decisiones, la idea de seguir jugando torneos cortos es un error mayúsculo. Este formato, está claro, no ha ayudado en absoluto al rendimiento de nuestros clubes a nivel internacional. Primero porque premia rachas y no rendimientos sistemáticos y permanentes, y segundo porque algunos equipos hacen uso del cupo ganado a nivel local mucho tiempo después de lograrlo, con la consiguiente diferencia en su rendimiento. Ejemplos sobran. Además, no existe una encuesta que diga que la gente, que por cierto es la que consume el producto, prefiera dos campeonatos al año. Es la única industria que no escucha a sus clientes.


Además,  es mentira que este sistema beneficie a los clubes más chicos. En este delirante intento de deformar la realidad, nivelando hacia abajo, los campeones no han sido los equipos llamados pequeños. Si se hace un análisis, se observa que los monarcas son los mismos que lo fueron en la era de los torneos largos, salvo las excepciones de Cobresal y O’Higgins. En aquella época también las hubo con San Felipe y Huachipato, por ejemplo.


Finalmente, tampoco es verdad que un campeonato largo provoque que haya muchos equipos que no peleen por nada durante las últimas fechas. En el contexto actual, con cuatro cupos a la Libertadores y cuatro a la Sudamericana más dos castigos por el descenso, es imposible que uno de los 16 cuadros no pelee por algo hasta el final. Sería bueno que el Consejo piense en el fútbol y no en ellos mismos. De vez en cuando, por lo menos.


La entrada Como antes, como siempre aparece primero en La Tercera.

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Published on November 01, 2017 22:49

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Óscar Contardo
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