Óscar Contardo's Blog, page 49

November 4, 2017

“Aprovechamiento político”

En el extraordinariamente majadero lenguaje de la política chilena existe una expresión de rechazo y presuntamente también de defensa que goza de gran favoritismo. Se la usa sin falta, automáticamente, cada vez que un bando recibe un reproche por bien fundamentado y/o plausible que este sea. La frase, pronunciada con el aire de dama ultrajada porque acaban de darle un pellizco en el poto, es la siguiente: somos blanco de un intento de “aprovechamiento político”.


Con esa alarmante alocución se da a entender una de dos cosas: o que la crítica no tiene otra base que el maligno deseo de utilizar desproporcionadamente una situación real pero menor para deslegitimar y basurear, o más aún, peor aún, que no tiene ninguna base, ni siquiera mínima, siendo de cabo a rabo una invención para ese mismo fin, la deslegitimación. Hay otras maneras y otras expresiones para rechazar una crítica; está el quizás algo anticuado método de refutarla con argumentos y/o hechos y existe el de desoírla del todo dando a entender que ni siquiera necesita ser rechazada debido a su total carencia de mérito, pero desde el momento mismo en que la crítica SÍ tiene base y/o el acusado NO tiene ningún argumento sólido para refutarla, entonces se recurre a este lagrimoso recurso de amparo y de queja: hay “aprovechamiento político”.


La frase es popular en todos los sectores, pero muy en especial en los territorios donde el martirologio, la victimización y el consiguiente culto a los “caídos”, a las reliquias, a los exhumados y a los museos y funerarias donde se apila todo eso es parte constitutiva de su herencia o tal vez debiéramos decir, de su “legado”. No deja de ser comprensible. A dicha actitud la alimenta el deseo de sacarle utilidad y provecho aun al fracaso y las metidas de pata, propósito para el cual se los convierte en epopeyas o en martirios; por eso dicha postura se encuentra en abundancia en los colectivos de cualquier índole para los que el desastre es cosa común, algo en lo que siempre han sido top one. Tal vez el ejemplo más puro y desnudo del porqué y dónde y cuándo prevalecen los mártires y su paralela sacralización y adoración es el de los países que han sido malamente derrotados en una guerra. Como es  bastante fácil de entender, inevitablemente su historiografía buscará consuelo y compensación convirtiendo en héroes de la más elevada magnitud a quienquiera haya sido parte sufriente del fracaso, pero al menos con alguna mínima notoriedad y hasta decencia. Y entonces la muerte y/o el apaleo                       -véase el reciente caso de Cataluña- es transmutado en grandiosa inmolación. Es lo sucedido con Eduardo Abaroa, héroe oficial de Bolivia en la Guerra del Pacífico. Abaroa dio batalla en una escaramuza de poca monta y murió en el desempeño de dicho trámite mientras sus colegas huían en estampida, ensayo general de lo que más tarde harían en masa huyendo hacia sus serranías tras la batalla de Campo de la Alianza. Por consiguiente a Abaroa, hoy y siempre, los historiadores oficiales de Bolivia le adjudican más frases líricas y heroicas espetadas en sus momentos finales que las habituales en la última aria de las óperas o en las obras completas de los vates del Siglo de Oro español.


Incentivos…


La señora ministra de Salud, Carmen Castillo, sorprendida por una radio y luego por toda la prensa a punto de iniciar o empujar el trámite que le permitiría hacerse de 80 palos por concepto de “Bono de Incentivo”, ha sido la última -hasta el momento de escribirse estas líneas-protagonista de una inmolación de esa clase, en todo y por todo digna del Museo de la Memoria. Ha alegado, cuando se supo lo suyo, haber gente mala intentando sacar “provecho político”. ¿Y qué considera “provecho político”? Simple: que se la interrogue por los medios y/o se le reproche en los mismos por hacerse de esos dineros en su calidad de ministra, eso es, haciendo uso de ella misma para firmar o hacer firmar los documentos necesarios para tal cobro. Ahora dice que no lo hará -¡más sacrificios y martirios!- y seguirá junto a S.E. hasta el último día, lo cual no excluye, dicho sea de paso, la continuación del proceso vinculado al jugoso incentivo. Uno puede estar hasta el último minuto en el barco que se hunde, pero no por eso dejar de rescatar los valores depositados en la caja fuerte.


Entre paréntesis, ¿qué es un “Bono de Incentivo”? ¿Qué incentiva? ¿Es preciso ahora premiar a quienes desean irse de un cargo antes de cumplirse su fecha de jubilación o antes de que los cargos cesen o antes de que los despidan? Imaginaba uno con inocencia completamente pasada de moda en esta maravillosa era tan progresiva y progresista que un incentivo es para convencer a alguien para que se quede, no para que se vaya. Creíamos que se incentiva un sacrificio, el asumir una nueva carga, el aceptar prolongar un trabajo, no la cesación o alivio de aquellos. Es o debiera ser de ese modo A MENOS que el o la funcionario (a) sea tan inepto (a) de que mejor sería se desvanezca, PERO por razones de inamovilidad no se le puede desvincular antes de cumplirse la fecha de su jubilación; se le pagaría entonces para que, por favor, háganos el servicio de salir de en medio ahora mismo. O en la siútica jerga actual, “dé un paso al costado”. Ignoramos cuál sea el caso de Castillo y de los alrededor de 100 funcionarios de salud que están en la cola para lo mismo. Parece que se mueren de ganas de dar un paso al costado.


Aprovechamientos y precedentes


Hay un ilustre precedente en el uso de la dolida acusación de que se estaría haciendo “aprovechamiento político”. Es el dado innumerables veces por la Presidenta. Se habría hecho tanto aprovechamiento político de S.E. en este interminable Getsemaní que para ella y para el país ha sido su mandato que ya cabría barajar la idea de encargar a algún artista una reproducción de su persona -como las del famoso museo de cera de Madame Tussauds- para ubicarla en el Hall de la Fama del progresismo. Martirizada una y otra vez, ha dejado efectivamente un legado de martirologio -amén de sus grandes éxitos económicos- y una carretonada de discípulos(as). ¿No hubo un caballero hablando de “aprovechamiento político” por las críticas a su pésimo manejo durante los incendios del verano?


Partamos por Caval, caso en el que el hijo de la Presidenta participó como actor de reparto; todo lo que a raíz de eso se ventiló en la prensa fue, de acuerdo a S.E., un horrible APROVECHAMIENTO POLÍTICO. Respecto del caso Sename en el cual estuvo vinculada su “protegé” y amiga Javiera Blanco, habría habido un miserable APROVECHAMIENTO POLÍTICO. Desde luego todas las acusaciones constitucionales y llamados a ministros a comisiones para revisar -sin efectos- sus torpezas han sido tildadas de APROVECHAMIENTO POLÍTICO. Lo de Peñailillo y Fernández fueron APROVECHAMIENTO POLÍTICO.


Naturalmente hay gente mala -la hay en esto como en todo- arguyendo que el aprovechamiento político ha sido el de Su Excelencia al hablar una y otra vez de aprovechamiento político y así pintarse como víctima inocente en vez de responsable activa o inactiva. Rechazamos de plano esa imputación. Es una acusación audaz e infundada porque exagera desmedidamente las cosas; después de todo no es la Presidenta la creadora y fundadora de dicho sistema, sino sólo una usuaria a tiempo completo. Lo del “aprovechamiento” es marca registrada del cartel político en su conjunto y como tal ha sido usado desde tiempos inmemoriales. Al César lo que es del César.


Esta multiplicación milagrosa de los aprovechamientos políticos podría hacer suponer a los suspicaces y/o deducir a Sherlock Holmes de que ha habido muchos casos pasibles de reproche en los que no hubo argumentación sustanciosa para refutarlos; eso, a su vez, podría llevar al siguiente paso del proceso deductivo, a saber, que hemos estado en presencia de un gobierno más dado a los fracasos que a los éxitos puesto que, por definición, nadie saca “provecho político” de los aciertos del adversario. Pero ¿quién es Sherlock Holmes para venir a meterse en nuestros asuntos? 


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Published on November 04, 2017 23:27

November 3, 2017

El águila y la hormiga

A la defensa de las reformas del gobierno, pensada para contrarrestar el desplome producido, habría que ponerla en perspectiva. Su arremetida última (el “legado”), con Bachelet a la cabeza, debe remontarse a un año atrás, cuando directivos de la Nueva Mayoría admitían un “déficit comunicacional”, quejándose de la falta de un “relato” que hilara y diera sentido a las reformas; también llamaban a que La Moneda se pusiera las pilas al entrar en la recta final mostrando lo bien que lo han hecho. Todo dicho con suma urgencia, angustiados de que después de dos años y medio tres directores se turnaran en la Secretaría de Comunicaciones. Y eso que las platas no era problema: 4 millones de dólares mensuales el presupuesto de Secom, 4 adicionales por lo del “Proceso Constituyente”, y US$ 60 millones anuales destinado a publicidad del Estado, granjeándole una holgada ventaja al gobierno todos estos años.


Pero, como con toda publicidad, en que su impacto es tan potente como la calidad de lo que promueve, se ha debido recurrir a argucias y patrañas. Un columnista señalando los 20 nuevos hospitales (29 en construcción), las 18 mil becas de vocación de profesor, los 7 nuevos parques (22 en construcción), y así ad nauseam, parecido a los años 80 cuando el régimen militar hacía que sus adictos invocaran el número de relojes de pulsera, refrigeradores y lavadoras importados, para acallar al incrédulo. Otro de estos columnistas, publicista él mismo, también nos ha contado que lo ha dejado meditando un periodista extranjero (sin nombre) quien le intimara que ya no hay marchas como en 2011, un logro bacheletista por supuesto, y así sucesivamente. En fin, análogo a cuando Robert McNamara, jefe del Pentágono bajo Kennedy y Johnson, tras recabar todo tipo de datos que mandara a pedir sobre el curso de la guerra en Indochina, anunciaba que era una pura cuestión de tiempo, paciencia, y ésta estaría por terminarse.


Vale la pena ver la serie documental de Ken Burns y Lynn Novick (“The Vietnam War”) transmitida por PBS si no por otra razón porque vuelve evidente alguna de las falacias más sostenidas estos 60 o más años. Qué cuento lo de la posverdad si da lo mismo que nos hagan creer una falsedad cuando el lío es que quienes manejan la maquinaria del poder suelen creerse a sí mismos. Y esto porque se pasa por alto la visión de conjunto que arroja la llamémosla “mirada del águila” y se contentan con el hormigueo de microdatos compendiado que, a su vez, arrojaría la vivencia positiva, “en terreno”. Espejismo que data de la Guerra del 14 cuando todo comienza a medirse en minúsculos avances, trincheras empantanadas, enemigos a metros de distancia; más “empática” la vivencia, conforme, pero, a la larga, históricamente miope. “Una vez llegada la desgracia, de nada sirve quejarse”, decía Esopo.


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Published on November 03, 2017 23:00

Un falso dilema

A estas alturas, parece evidente que los candidatos de izquierda intentan transformar la elección presidencial en un verdadero plebiscito contra Piñera. Ellos, más que defender sus propuestas, cuando las tienen, están más dedicados a atacar al candidato de la derecha que otra cosa. Lo mismo sucede con el gobierno, donde sus ministros, especialmente la vocera, parecen más ocupados de aquello que de hacer su pega, que es gobernar.


Se trata de una estrategia desesperada, pero lógica. Como ven que los votos no los favorecen, que ninguno de sus candidatos logra entusiasmar, entonces se vuelcan a despertar el antipiñerismo, como una última esperanza. En pocas palabras, se trata de intentar ganar no por las virtudes propias, sino por los defectos del otro, una fórmula tan vieja como la política misma.


Pero, si uno observa las encuestas y proyecciones electorales, nada de aquello está resultando. Piñera sigue creciendo, al punto que algunos no descartan que gane en primera vuelta, algo que es poco probable, pero que habla del estado en que están las cosas.


Lo anterior sucede por varias razones. La primera es que éste no es un plebiscito. Es más, si Piñera estuviera corriendo solo, es probable que tendría menos aprobación que la que muestra; es la debilidad de los otros, el contraste, lo que lo hace crecer más allá de su voto duro. Cuando, por ejemplo, Guillier dice que presentará su programa después de la primera vuelta, provoca no solo una decepción muy grande en sus filas; de paso, apuntala a Piñera. Ejemplos de esto hay todos los días.


La segunda razón por la cual la estrategia no resulta tiene que ver con el hecho de que es muy difícil movilizar a la gente para que vote contra alguien. Ya es tremendamente complejo que vayan a votar por su candidato, para que ahora lo hagan porque no quieren que gane alguien. Eso es ficción.


Tercero, porque el famoso antipiñerismo que se pretende fomentar no ha calado como esperaban. Por el contrario, a medida que se acerca la elección, en las encuestas, Piñera aparece como el político mejor evaluado, el más confiable, honesto y preparado para ser presidente. O sea, toda la campaña en su contra solo parece haberlo fortalecido.


En suma, la idea de que lo que está en juego es votar contra Piñera, no prende por ninguna parte. Es un dilema falso. La gente parece tener claro que ésta es una elección y no un plebiscito. Y si gana Piñera, como es probable, es porque la mayoría lo apoya a él y quiere que sea presidente. Lo demás es música.


Una reflexión final. A propósito de su reciente victoria en el campeonato de Fórmula 1, Mercedes lanzó un video donde hace un homenaje a su gran contendor, la Scudería Ferrari, que termina con la siguiente frase: “El valor de una victoria se encuentra en la grandeza del oponente”. Un estándar de nobleza para la competencia que está muy alejado de lo que vemos hoy en Chile.


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Published on November 03, 2017 22:55

Alego por el voto obligatorio

Carolina Goic incluye en sus propuestas para un buen gobierno, reponer el carácter obligatorio del voto. Se da una buena oportunidad para que se dé un debate sobre este tema, pues todos los candidatos presidenciales se refieren a la necesidad de modificar el actual texto de la Constitución de la República.


Unos, erróneamente para empezar desde cero, otros para dictar un nuevo texto asumiendo aquellas normas que han funcionado de buena manera, y otros para intentar unas pocas modificaciones, sin hablar de nueva Constitución.


En cualquiera de esas formas, creo que no debe eludirse este debate, y para aportar, modestamente al mismo en este privilegiado espacio, alego sobre los fundamentos históricos del voto obligatorio, y el significado democrático del mismo.


El derecho a participar y ciertamente el derecho a sufragio ha debido conquistarse por muchos grupos excluidos con sangre, sudor y lágrimas, desde que los burgueses revolucionarios de la Europa del XVIII impusieran la idea de que todos hemos nacido libres e iguales. Solo que “todos” para ellos aludía solo a los hombres propietarios y letrados. En Chile, el voto fue también una cosa solo de hombres alfabetos y acomodados (voto censitario) hasta bien entrado el siglo XIX.


Hacia 1874 se expandió el voto a todos los hombres mayores de 21 años que supieran leer y escribir. De mujeres ni hablar hasta 1948, en que conquistaron el entonces llamado sufragio femenino luego de heroicas luchas.


Recién para la elección de Eduardo Frei Montalva votaron los analfabetos y los jóvenes consideraron una gran conquista haber reducido la edad para sufragar de 21 a 18 en 1967.


El camino de la inclusión de todos a la democracia puede relatarse como una heroica historia de éxitos democráticos a lo largo de los siglos XIX y XX. Un camino de luchas, con héroes y heroínas, con difíciles y costosas conquistas, en las cuales las mujeres, los pobres y los jóvenes de otrora pusieron energías admirables. Ese ferviente anhelo y pasión por participar, por ser parte del cuerpo electoral del que somos herederos ha construido nuestra historia.


Pocas veces he estado más convencido de un error político de proporciones. Pero también, pocas veces parece razonable levantar una vez más la voz y decir: la democracia es más fuerte y más sólida con todos.


Las opiniones reflejadas en la dimensión obligatoria del voto nos retrotraen al fundamento mismo de la democracia, de nuestra plaza pública, donde se encuentra el rico con el pobre, el ignorante y el culto, el joven y el viejo, Machuca o Infante, la etnia o el huinca y votar con el mismo valor y con la misma fuerza.


¿Hay otras maneras de construir un país que no sea eliminando la segregación, las diferencias y la inequidad?

Si hay un bello ejercicio de la libertad es para adoptar las decisiones que a todos nos vinculan.


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Published on November 03, 2017 22:50

!No a la reelección!

En los regímenes presidenciales hay una corriente universal contraria a las reelecciones de presidentes. Hay países que la prohíben de modo absoluto (México); o la permiten solo para un periodo inmediato pero luego la niegan para siempre (en EE.UU., Clinton y Obama no podrán ser reelectos nunca). Otros la autorizan pero no inmediato sino intermediadas por un periodo: Chile, Argentina, Perú. En la vereda contraria dictadores o aprendices de dictadores, al estilo de Chávez, Maduro, Evo y Daniel Ortega, reforman sus constituciones para establecer reelecciones ilimitadas. En la derecha, Uribe o Fujimori, que intentaban tres reelecciones sucesivas, debieron ceder ante la oposición democrática. Lula, acusado de corrupción, después de dos periodos sucesivos hoy flirtea con su reelección.


Las razones de esta oposición son muchas. De partida, las reelecciones degradan a los partidos, incluso los destruyen, penetrándolos por el clientelismo pues la tentación fatal de un presidente que busque su reelección es una colectividad donde sus dirigentes -desde los más altos hasta los de base- gocen de cargos públicos los que defenderán asegurando la reelección del Jefe del Estado. En los partidos clientelares no hay discusiones de ideas y la renovación es muy difícil. Sobre esos pilares -reelección más clientelismo- se establece un personalismo tóxico. Los partidos, sus ideologías, ceden ante los “kirchnerismos”, “uribismos”, “chavismos”, “correísmos”, “danielismos”.


Hay un doble estándar en quienes condenan las reelecciones de Evo o Maduro, pero que la impulsan en Chile. La respuesta posible a esta contradicción es que entre nosotros el presidente siempre tendrá una estatura moral mayor que los antes mencionados, lo que es un argumento inaceptable pues ningún sistema político se construye a partir de la supuesta virtud de algunos de sus miembros, sino de la necesidad de limitar el poder y someterlo a normas, quienquiera que lo ejerza. La corrupción, la ineficacia, la tendencia al abuso ronda por igual a los mesiánicos, a los justos y a los escépticos, a la izquierda y a la derecha, a los inteligentes y a los imbéciles, y estas tendencias, que son el lado oscuro del poder, son más difíciles de controlar cuando se hacen en nombre de la virtud o desde la supuesta infalibilidad de la tecnocracia.


Lo anterior lleva a otra objeción. Es sabido que el mal gobierno es más frecuente que el buen gobierno. La pregunta es: ¿Qué se puede hacer frente al mal gobierno? En un sistema político parlamentario es cambiar al Jefe de Estado -así haya durado meses- y sustituirlo por otro. Puesto que el primer ministro es elegido por el Parlamento, éste, del mismo modo que lo nombró puede cesarlo y nombrar a uno nuevo. En el sistema presidencial, en cambio, el presidente tiene un plazo fijo y sea bueno, malo o pésimo gobernante dura lo que dice la Constitución, ni un día más, ni un día menos. Si el gobierno se muestra ineficiente o corrupto no hay nada que hacer salvo aguantar hasta que expire su plazo constitucional.


En un sistema tan marcadamente presidencial como el chileno, solo sería razonable autorizar una reelección si se introducen mecanismos típicos del sistema parlamentario (semipresidencialismo) que permitan rectificar el mal gobierno… Pero ese es otro debate.


Finalmente, concuerdo con Sebastián Piñera en que el presidente elegido este año no debe impulsar una reforma para autorizar su reelección inmediata. Eso lo descalificaría. Por tanto, una reelección solo podría operar al término del mandato del presidente que se elija el 2021, esto es, para las presidenciales del 2025.


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Published on November 03, 2017 22:45

Cuatro años con reelección

El pasado 30 de octubre, el expresidente Sebastián Piñera presentó su programa de gobierno, el que contiene un conjunto de propuestas y medidas en diversas materias, todas orientadas hacia una gran meta: construir mejores tiempos para los chilenos, tal como lo enuncia su título.


Entre ellas, encontramos una serie de iniciativas destinadas a mejorar nuestra democracia y modernizar el Estado, todo con el propósito de fortalecer las instituciones republicanas. Entre ellas, tiene especial relevancia una reforma constitucional que permita cambiar el periodo presidencial, ya sea estableciendo la reelección presidencial inmediata por única vez o extendiendo el periodo presidencial a seis años.


Se trata de una reforma a la Carta Fundamental que requiere de un profundo diálogo cívico y búsqueda de consensos transversales que antepongan el bien común a los intereses partidistas. Por ello, no es casualidad que el expresidente Piñera haya convocado a los chilenos a protagonizar una “segunda transición” que esta vez lleve al país hacia un desarrollo humano más pleno y con oportunidades para todos.


Una segunda transición que, tal como la primera, exigirá generosidad y patriotismo a sus políticos para impulsar los acuerdos que la hagan posible.


Tanto la reelección presidencial inmediata por única vez como la extensión del periodo presidencial a seis años buscan favorecer la implementación de políticas públicas de largo plazo y que por su naturaleza requieren de más de cuatro años de ejecución. Tal como lo ha señalado el expresidente Piñera, de ser aprobada alguna de estas opciones, solo sería aplicable a partir de la próxima elección presidencial en 2022 y en ningún caso beneficiaría al exmandatario.


Diversos sectores han señalado que el mandato presidencial de cuatro años sin reelección, desincentiva el diseño e implementación de reformas que por su naturaleza requieran de mayor gradualidad para implementarse. La opción de prolongar el periodo en seis años tendría que considerar la realización de una elección parlamentaria en la mitad del periodo, tal como sucede en Estados Unidos con los “midterm” junto con el acortamiento de los mandatos de diputados y senadores, en tres y seis años, respectivamente.


Personalmente prefiero la reelección presidencial inmediata por única vez, incorporando los resguardos institucionales necesarios que impidan la intervención electoral del Ejecutivo. Soy partidario de esta opción fundamentalmente porque permite que la ciudadanía tenga la oportunidad de volver a elegir a quien se desempeñó como un buen gobernante, dándole a este la posibilidad de proyectar mejor sus políticas públicas. A la vez, si es un mandatario mal evaluado, la ciudadanía va a determinar que no continúe.

Se trata de un mecanismo que contemplan democracias tan avanzadas como Alemania y Estados Unidos, y en Chile, la reelección inmediata de presidente se practicó entre 1833 y 1871, permitiendo que nuestro país se consolidara como una república pujante.


En suma, la propuesta de Piñera representa un gran aporte para perfeccionar nuestras instituciones republicanas que deberemos debatir con seriedad y espíritu de acuerdos, dejando de lado los dogmas y prejuicios ideológicos propios de la mentalidad de “retroexcavadora”.


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Published on November 03, 2017 22:40

Rajoy frente a Cataluña

La situación de Cataluña ha dado un vuelco inesperado. Apoyado por las fuerzas constitucionalistas, Mariano Rajoy ha logrado intervenir la autonomía poniendo el control en manos de Madrid sin provocar violencia ni una respuesta masiva, salvo las protestas más recientes por el encarcelamiento –ordenado por la Justicia- de independentistas del gobierno disuelto que violaron la ley. La otra parte del gobierno catalán ha huido a Bélgica para evitar a los tribunales españoles, y el gobierno central han convocado unas nuevas elecciones en esa región que los independentistas han terminado aceptando.


Una vez más, Rajoy, este sereno gallego al que constantemente sus adversarios y sus amigos subestiman, ha logrado resultados favorables utilizando una secuencia de prudencia (cuando le exigían lo contrario) y audacia (cuando se temía que era tarde para ella).


Falta saber lo que sucederá en las elecciones. La encuesta más seria, realizada por una instancia autónoma del propio Estado español, indica que el independentismo ha subido hasta un 48,7% con respecto al sondeo anterior, pero el resultado no difiere del que lograron los partidarios de la república catalana en su mejor momento. Y, en votos, la suma de los partidos favorables a la independencia no da más de 46%, contra el 51% de todos los contrarios a la república independiente.


En otras palabras: estos días tumultuosos que han llevado al algunos líderes civiles a la cárcel por violar la ley y a parte del gobierno disuelto a un autoexilio mediático no han producido la ola de solidaridad popular que se temía. Tampoco ha supuesto la derrota del extinto gobierno catalán un colapso del apoyo a la independencia por obra de la desmoralización, algo que algunos sondeos rápidos parecían prefigurar en las primeras horas y algunos vaticinaban.


Faltan muchos días par las elecciones de finales de diciembre y, por tanto, como decían nuestros mayores, mucho pan por rebanar. Si los comicios confirmaran este sondeo, los independentistas, a pesar de no tener sino el 46% del voto en total, obtendrían, raspando, una mayoría absoluta, lo que implicaría la continuidad del problema.


Es de suponer, sin embargo, que en ese escenario el gobierno entrante, escarmentando, trataría de maniobrar dentro de la legalidad para forzar una negociación con Madrid en lugar de situarse, como su antecesor, fuera de la Constitución. En cuyo caso, aunque el problema de fondo no se habría resuelto, todo acabaría donde nunca debió dejar de estar: dentro de la legalidad.


Eso sí, la encuesta también dice, y lo vienen diciendo otras desde hace ya mucho tiempo, que una mayoría clara de catalanes quiere ampliar la autonomía tal y como está establecida hoy. Eso significa que un porcentaje importante de quienes se oponen a la independencia respaldan una solución “federal” que implica ampliar la descentralización que rige hoy, sobre todo en lo fiscal.

Madrid se ha opuesto en años recientes a esa negociación por temor a seguir haciendo concesiones a Cataluña, cuyo gobierno en realidad apuntaba, como objetivo ulterior, a la independencia. También, porque para cualquier gobierno central en España es muy difícil plantear una reformulación del sistema de reparto territorial que implique afectar financieramente a muchas otras regiones. Es lo que sucedería si bajo un sistema federal se redujera el aporte de Cataluña al resto de España (Barcelona también recibe mucho de Madrid y en años recientes ha vivido del gobierno central, pero esa es otra historia).


En cualquier caso, todo lo sucedido exige repensar los pactos que produjeron estos últimos 40 años de paz, convivencia y prosperidad bajo el sistema autonómico. Que la crisis catalana sirva, al menos, para iniciar esa delicada pero indispensable nueva etapa de la robusta democracia española.


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Published on November 03, 2017 22:35

¿Qué hacer? Dow e Ipsa en sus máximos

Estoy en California, Los Ángeles. Aquí todo está en auge: el sector inmobiliario, en las nubes,  con proyectos muy interesantes y novedosos; Hollywood produciendo cine como nunca antes para diferentes plataformas como Netflix, Amazon, HBO o Universal -allí con esto de los acusaciones a actores famosos, se comenta que hasta Mrs Robinson acusa al graduado Dustin Hoffman de acoso sexual-;  el Dow subiendo, a pesar del último atentado en las afueras de Wall Street; la internet se está metiendo fuerte en la vidas y reemplazando culturas en la vida cotidiana; los cambios en los trabajos se notan y mucho, flexibilidad ante todo. Algunos trabajan de madrugada -¿con China?-, después van al gimnasio, o a “hacer sus cosas” y continúan trabajando desde cualquier parte; en los servicios ganan los inmigrantes latinos nacidos fuera de USA, desaparecen los negros bisnietos de esclavos; los choferes Uber, inmigrantes de todo el orbe, trabajando 12 horas diarias para “hacerse la América”.


Me tocó en el avión uno que anda turisteando por toda Sudamérica mientras trabaja  para una empresa que está en Ohio.  Pienso en Chile, en la Dirección del trabajo y en la CUT. Según ellos,  representan a la clase obrera, ahora “trabajadora”, y la defienden de los “explotadores”, con sus feriados obligatorios e irrenunciables, sin poder trabajar o consumir esos días en los malls del mundo real.. Aquí los malos seríamos los trabajadores-consumidores que con nuestros cambiantes estilos y trabajos “en la nube”, en esos mismos feriados, hacemos quebrar a Sears, al preferir Amazon; y su controlador, Jeff Bezos, es ahora la persona más rica del mundo entero. Felices con esa desigualdad, en la misma onda, estamos felices al leer los millones que gana al día Alexis en Inglaterra, trabajando sábados, domingos y fiestas de guardar. Aquí les interesa la diversidad y la creatividad, que se note que uno es diferente, por tanto desigual, así se celebra en Halloween.


¿Y qué tiene que ver esto con mis ahorros? Ahora deberán nuestros ahorros ser mucho más flexibles, diversificados. Los gringos lo llaman  “rebalance your portfolio”.Dado que el Ipsa ha subido más del 32% este año y el Dow no se queda atrás, debemos pensar en rebalancear, volver a repensar  qué porcentaje quiero tener en inmobiliario, cuánto en acciones -¿50% en dólares? – y cuánto en bonos o renta fija. La  recomendación del candidato Guillier es la peor. Dice que debemos traer a Chile todos los ahorros que tenemos en el extranjero a través de las AFP. Esto es demasiado riesgoso: concentrar todo en un solo lugar o país. La idea correcta es tomar las ganancias extras, vender esa parte y ajustar la cartera a lo inicialmente cómodo para cada uno. Debemos acostumbrarnos a lo cambiante.


Hace pocos años la electricidad era carísima en Chile, ahora se licita a precios impensados; las bombas de bencina en el futuro cercano, ¿ podrían ser estaciones de carga para nuestros automóviles eléctricos?.Aquí ya tienen la competencia de los parking que ofrecen la recarga gratis pagando solo el estacionamiento. El cobre está ahora en pleno auge y el petróleo barato, y así, debemos tener los ahorros: con flexibilidad. Hay que tratar, dentro de lo que podamos, de mantener los porcentajes que nos sintamos cómodos tanto en acciones como en inmobiliario o renta fija. Este, sin duda, es el año del “rebalance your  portfolio“.


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Published on November 03, 2017 22:30

Misioneros apóstatas

“En este Japón le pasa a nuestro Dios lo mismo que a la mosca en la tela de araña; el aspecto y la forma siguen pareciendo de Dios, pero han pasado a ser restos vacíos”. Las palabras corresponden a uno de los misioneros jesuitas portugueses que en el siglo XVII intentaron la cristianización de Japón, en un principio con bastante éxito, aunque luego fueron perseguidos por los señores feudales, que no veía con buenos ojos el arribo de la nueva doctrina. Silencio, la novela del escritor católico Shūsaku Endō, trata la existencia de tres seguidores de Francisco Javier, quienes, un siglo más tarde que el santo, y bajo diferentes designios, no sólo fracasaron en su cometido evangelizador, sino que, en un par de casos, acabaron incluso apostatando de su fe. Ellos fueron Cristóbal Ferreira, un personaje histórico, y los padres Sebastián Rodrigo y Francisco Garpe.


Celebrado en su momento por el novelista católico Graham Greene, Endō publicó Silencio en 1966. Cincuenta años después, el director Martin Scorsese hizo una película bastante meritoria basada en el libro, un filme fiel a las elocuentes imágenes que Endō articuló a través de un prosa sencilla pero llena de recursos convincentes. Tras un prólogo que sitúa el contexto histórico de la narración, el autor deja el relato en manos de Sebastián Rodrigo, quien llega a Japón vía Macao junto al padre Garpe, a sabiendas de que las autoridades niponas han prohibido el ingreso de los misioneros católicos y que por ende serán perseguidos desde el instante que pisen algunas de las islas japonesas. Ambos han oído que el mítico Ferreira sigue con vida, pese a que poco o nada se ha sabido de él en las últimas décadas, salvo un rumor desconcertante: el otrora paladín del catolicismo habría abjurado de su fe para salvar el pellejo.


Silencio es una novela que emula escenas bíblicas sin grandes veladuras, algo que hizo con singular maestría el novelista griego Nikos Kazantzakis en Cristo de nuevo crucificado (1954). En este sentido, la figura de Judas, representada por el japonés en un personaje llamado Kichijirō, alcanza una trascendencia impensada, puesto que, además de reaparecer con impredecibilidad a lo largo de todo el relato, Endō, de un modo sutil, profundamente humano, tiende a liberar al traidor de la mala fama que lo ha perseguido por más de dos mil años.


Como era de prever, los sacerdotes Rodrigo y Garpe son capturados por los japoneses y separados entre sí. De ahí en adelante, la novela corre por cuenta de un narrador omnisciente que no le pierde pisada a las sucesivas trampas de la fe que se van desarrollando dentro de la mente del padre Rodrigo. Las crisis, por lo general, son estimuladas por los rudos escarmientos que las autoridades aplican a los devotos creyentes nipones, todos miserables campesinos, con la intención de doblegar así la santa voluntad del cura. Pero él se mantiene estoico en su voluntarismo: “La compasión es como el sexo, un instinto nada más”.


De especial interés histórico es el método ideado por el samurái Inoue, otro personaje que existió, para conseguir que los cristianos renegaran de su fe. Se trata del tormento de la fosa: “Lo enrollan a uno en esteras para que no mueva ni pies ni manos, y lo dejan colgado cabeza a abajo sobre una fosa. -El intérprete se lo describía extendiendo las manos en un gesto estudiado de terror-. Y como en esa postura moriría enseguida, le abren un orificio detrás de la oreja, ¿sabe?. Sí, para que se desangre gota a gota”.


Además de exponer con humanidad los misterios de la fe católica, Endō plantea en esta magnífica novela algunos dilemas que, supongo, han de ser frecuentes entre los creyentes de hoy en día. En el siglo XVII los esfuerzos por cristianizar Japón fallaron de manera dramática, así lo atestigua Silencio. El juicio que un siglo antes había emitido san Francisco Javier, el gran misionero de la Compañía de Jesús en Japón, le es útil a Endō para sembrar la duda con profundidad e ironía mayores a las que afectan a sus propios personajes: “De los hombres que conocemos, los más inteligentes son los japoneses”.


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Published on November 03, 2017 22:20

Canto de batalla

Joan Manuel Serrat le escribió una carta y hasta presidentes como Evo Morales y Nicolás Maduro honraron su memoria en redes sociales. Fue una muerte sorpresiva y particularmente dolorosa para su generación la del uruguayo Daniel Viglietti que falleció el lunes pasado a los 78 años de edad. Hace sólo tres semanas cantó ante un público casi simbólico en el Nescafé de las Artes, de Santiago, y que fue la tónica de sus últimas presentaciones en el país.


Lo suyo como muchos de su tiempo no tuvo que ver con lo convocante o con lo es medible desde el rendimiento comercial, sino con el hecho de ser portadores de un cancionero de época, de un repertorio de resistencia, de una canción de batalla. Esa canción que nadie entiende mejor que los que vivieron esos días.


Lo dice Patricio Manns en el libro de entrevistas que le hizo Horacio “Loro” Salinas y que se estrena este fin de semana en Filsa con el título de Hemos Hecho lo Querido y Hemos Querido lo Hecho (SCD/Hueders): que el surgimiento de la Nueva Canción en Chile, coincidió con la Nueva Trova Cubana, Chico Buarque en Brasil, Serrat en Cataluña, Aute en Madrid y Viglietti en Uruguay. Que va a ser muy difícil que vuelva a surgir con ese nivel de coincidencia un canto popular, latinoamericanista, de izquierda y vinculado a las luchas sociales como el que marcó a los que esta semana lamentaron la partida del autor de líneas como “a desalambrar / a desalambrar / que la tierra es nuestra / es tuya y de aquel”.


Y quizás fue por eso, porque se trató de un canto profundamente ligado a su tiempo, que su trascendencia se ha vuelta borrosa con los años, por ejemplo, de acuerdo a la tibia recepción que tuvo en Chile el uruguayo en sus últimos pasos por el país. En esa visita de octubre, Viglietti recorrió el museo de Violeta Parra junto a Isabel y Tita. Y ahí recordó ese tiempo de dictaduras y de amenazas. Esa época en que era todo un manifiesto enfrentar el rock y la nueva ola y la canción italiana o francesa con esta canción de protesta, que Viglietti prefería rebautizar como “de propuesta”. El uruguayo también decía que “la guitarra americana peleando aprendió a cantar” y aunque ese mismo compromiso y pesadumbre haya encapsulado este repertorio, el paso de los años no le quitó verdad a las voces que supieron cantarle a su tiempo.


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Published on November 03, 2017 21:59

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Óscar Contardo
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