Óscar Contardo's Blog, page 45

November 10, 2017

Desafección política en Chile: mirando más allá de lo superficial

La inminente realización de las próximas elecciones presidenciales y legislativas ha puesto nuevamente en el tapete público el fantasma de la abstención electoral. El gobierno incluso ha lanzado recientemente una campaña comunicacional para incentivar que los chilenos acudamos a las urnas el 19 de noviembre. Esta preocupación constituye un interesante contrapunto para enfrentar una temática ampliamente abordada en el mundo académico y medios de comunicación, pero sobre la cual aún prevalece una compresión limitada. Me refiero a los altos niveles de desafección política que hay en Chile.


Comúnmente, cuando se habla sobre desafección política se traen a colación variados ejemplos como el declive en la tasa de participación electoral, los bajísimos niveles de confianza en los partidos políticos o Congreso, o los elevados niveles de desinterés que genera la política. Según la última encuesta CEP (septiembre-octubre 2017), el 47% de los encuestados mencionan estar “Nada” interesado en la política, mientras que sólo un 7% afirma estar “Muy interesado”. En forma similar, según la misma encuesta un 65% de los entrevistados respondieron que “nunca” conversan de política con sus amigos. Ejemplos de este tipo abundan.


No obstante, el fenómeno de la desafección política en Chile es más complejo e inquietante de lo que estos números agregados nos permiten intuir. Aquí resulta ilustrador traer a colación algunos resultados de investigaciones que he realizado con varios colegas durante los últimos años sobre la desafección política en Chile. Un primer resultado refiere a como se configuran las actitudes de los chilenos hacia las instituciones y actividades políticas. En base a los datos de la encuesta nacional del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES; http://www.coes.cl/) del año 2014, realizamos un análisis de clases latentes que asigna a cada encuestado(a) a “clases” o perfiles de acuerdo a sus respuestas a cuatro variables: confianza en partidos y congreso, si votó o no en elección presidencial del 2013, si mencionó identificarse o no con alguna posición en la escala izquierda-derecha, y cuán importante considera que una persona discuta de política para ser un buen ciudadano. El análisis distingue tres perfiles o tipos de ciudadanos. En primer lugar, hay una minoría de encuestados (equivalentes al 16% de la muestra) con actitudes consistentemente favorables hacia la política y que registran niveles muy elevados de participación electoral (92%). En segundo lugar, hay un grupo mayoritario (correspondiente al 56% de la muestra) con actitudes más ambiguas hacia las instituciones y actividades políticas. Por una parte, en este grupo los niveles de confianza son levemente más bajos que los del primer grupo: 30% y 39% de los miembros de cada grupo, respectivamente, mencionan confiar “Algo” o más en los partidos y el Congreso. También registran niveles relativamente altos de identificación con posiciones políticas (75%), aunque ciertamente más bajos que los del primer grupo (92%). Pero, por otra parte, mencionaron haber votado bastante menos que los miembros del primer grupo (26 puntos porcentuales para ser exacto), y prevalece entre ellos una fuerte desvalorización de discusión política: sólo un 19% dice que es “Bastante” o muy “Importante” en contraste con el 50% que lo hace del primer grupo.


En el polo extremo de la desafección se ubica el tercer grupo, que alcanza un 28% de la población. Entre los miembros de este grupo hay un claro predominio de actitudes negativas hacia la política: responden niveles muy altos de desconfianza hacia los partidos y congreso (85% menciona confiar “Nada” en ambas instituciones), un 92% declara que es nada o poco importante discutir de política para ser un buen ciudadano, sólo un 35% declara identificarse con una posición de izquierda-derecha, y un 52% menciona haber votado – esto es, 40 puntos porcentuales menos que los miembros del primer grupo. Estos resultados sugieren que para una porción importante de la población chilena, la desafección política se manifiesta como un síndrome actitudinal solidificado, de modo que aquellos que desconfían en las instituciones políticas, también tienden a rechazar identificarse con posiciones políticas, y a aquellos que hacen esto último, tienden a votar menos, y así sucesivamente. En otras palabras, se trata de una actitud negativa generalizada que no distingue entre distintos grupos políticos o actividades políticas. La política para estas personas es simplemente algo negativo.


Ahora un segundo resultado. En la misma encuesta COES 2014 hay un conjunto de preguntas que buscan medir las características de las redes de discusión intima de las personas. A cada encuestado se le consultó: “Ocasionalmente la gente conversa de asuntos que le importan con otras personas. Pensando en los últimos seis meses, ¿quiénes son las personas con que usted ha conversado?”. Después de mencionar los nombres de pila de las personas cercanas, se les preguntó a cada encuestado acerca de varios atributos de estas personas cercanas como el género, la edad, nivel educacional, y la posición política. Esta pregunta se emplea comúnmente para medir el nivel de homofilia en las relaciones sociales, es decir, la propensión de las personas a relacionarse de sobremanera con otras personas socialmente parecidas.


Los resultados que obtuvimos son particularmente reveladores para las personas que mencionan no identificarse con “Ninguna” posición política: el 82% del total de personas cercanas mencionadas por los encuestados que dijeron no identificarse con “Ninguna”posición política también son personas no tienen “Ninguna” posición política. En contraste, el 47% de las personas cercanas mencionadas por los encuestados de izquierda también son de izquierda, y el 38% de las personas cercanas mencionados por los encuestados de derecha también son de derecha. Esto implica que las redes de discusión cercanas de los chilenos que no se identifican con posiciones políticas son mucho más homogéneas que las redes de los chilenos que si se identifican con posiciones políticas.


Si juntamos ambos resultados empíricos tenemos que una porción importante de los chilenos tiene actitudes sistemáticamente negativas hacia la política, y aquellos con actitudes más negativas también tienden a relacionarse de sobremanera con otras personas que comparten sus mismas actitudes negativas, y lo hacen a tasas más altas que las personas que si manifiestan posiciones políticas, sean estas de derecha, centro o izquierda. Una configuración social de este tipo, presumiblemente, no hace sino reforzar las actitudes de rechazo y escepticismo hacia la política y sus actores. Dado cuán enraizada se encuentra la desafección entre estas personas, tanto a nivel actitudinal como en sus relaciones sociales, es realmente poco probable que una campaña comunicacional, como la recientemente lanzada por el gobierno para fomentar la participación electoral, altere la vasta distancia que existe entre ellos y la política. Es más, dado el fuerte rechazo que genera la política en este grupo lo más probable es que nunca si quiera se enteren de la campaña del gobierno.


¿Cómo podemos abordar esta temática? Resultaría bastante ingenuo sugerir en una columna alguna política pública que busque incentivar actitudes más favorables hacia la política en Chile. No obstante, hay una cosa relativamente sensata. Más que aspirar a revertir, por medio de campañas educativas o cosas similares, las actitudes negativas profundamente arraigadas entre casi un tercio de los chilenos (que presumiblemente no cambiarían en nada), es más realista contener su eventual incremento. Ciertamente fenómenos como los escándalos de corrupción, financiamiento irregular de la política, escaza renovación de liderazgos políticos o denostaciones personales apuntan en la dirección inversa. Por el contrario, la irrupción de nuevos actores políticos, posibilitado en teoría por el nuevo sistema electoral proporcional, incentivos institucionales de largo aliento que potencien la dimensión programática de la política, y una estampa de respeto y amistad cívica son quizás el mejor instrumento para contener el avance de este síndrome actitudinal.


 


Estas investigaciones se enmarcan en la ejecución del proyecto Fondecyt Inicio 11140746.


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Published on November 10, 2017 03:19

November 9, 2017

¿Vamos a esperar hasta el 2043?

El Foro Económico Mundial (WEF) entregó su Ranking Global de Brecha de Género. Según éste, para que una sociedad y su economía prosperen, es fundamental la paridad de género, es decir, “que se garanticen el completo desarrollo, preparación y competencias de hombres y mujeres”. Pero a nivel global ese logro se ve difuso y lejano porque, al ritmo actual, la brecha tardará 217 años en cerrarse, según el mismo informe.


El WEF así saca todos los años a la pizarra a los países, siendo sus avances y retrocesos registrados en función de cuánto mejor o peor lo han hecho quienes se comparan; en este caso 144 economías. En la versión 2017 Chile sube 7 puestos en el ranking, desde el lugar 70 al 63.  Más allá de esta mejora promedio, hay otros resultados que son relevantes de analizar.


Uno de ellos es el puntaje que obtenemos en el ranking de 0,74 puntos, siendo 1 el óptimo. En 11 años de medición, esta cifra ha subido un 9,1%, lo que indica que, a esa velocidad, cerraríamos la brecha de género dentro de 26 años, es decir en 2043.  Un cuarto de siglo es una eternidad en estas lides.


Chile no puede permitir que las mujeres de este país, es decir, la mitad de su población, sigan enfrentando condiciones desventajosas y sus grandes desafíos como indica el mismo ranking están en lograr para ellas una mayor participación política y, sobre todo, mayores oportunidades económicas.


En ese contexto, otro resultado relevante es que Chile cae a un vergonzoso puesto 117, y su peor indicador, refiere a la “Igualdad salarial por similares trabajos”, donde ocupamos el lugar 127, al final de la tabla.


Para enfrentar la necesidad de igualdad de participación y oportunidades económicas entre hombres y mujeres, el Foro Económico Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, convocaron el año pasado a Chile, para impulsar la “Iniciativa de Paridad de Género (IPG)” y de esta manera, sumarse a los 4 países pioneros en este tipo de esfuerzos: México, Turquía, Japón y la República de Corea.


La IPG, cuya secretaría ejecutiva fue encargada por estos organismos a ComunidadMujer, consiste en una alianza donde el Estado, las empresas y la sociedad civil, contribuyen colaborativamente a mejorar nuestros indicadores. En definitiva, opera como una aceleradora de procesos que, de otro modo, tomarían décadas.


Con un foco puesto en la participación laboral de las mujeres, la brecha salarial de género y las posiciones de liderazgo femenino y/o altos cargos, la IPG, a la fecha, reúne a un centenar de empresas: 13 de ellas representan al 45% de las sociedades IPSA; cinco a las mineras más importantes de Chile; también se han sumado los principales retailers del país; cinco bancos, que representan más del 50% del mercado financiero; el 75% de las empresas públicas SEP y 27 empresas B.


El desafío es grande y hay voluntad para trabajar por eliminar la mayor cantidad de fuentes de inequidad. Sin embargo, sabemos que el gran salto es cultural y ese debemos darlo todos juntos. Las empresas, por ejemplo, pueden hacer mucho para erradicar sesgos en sus procesos de reclutamiento, selección y promoción de mujeres; impulsar buenas prácticas vinculadas a la equidad de género y el desarrollo profesional en sus políticas de recursos humanos. En definitiva, avanzar en metas que vayan mejorando sus propios indicadores vinculados a la participación laboral de la mujer en todos los niveles de la pirámide ocupacional y, también, en cuanto a la brecha salarial.


Pero, junto con ello, es clave el rol de la política pública, haciéndose cargo de los disímiles costos de contratación entre hombres y mujeres, debido a la paternidad y maternidad y el impulso de la corresponsabilidad en el cuidado como una tarea social compartida.


Los países OCDE que exhiben mejores indicadores de participación económica femenina, han comprendido que esta mayor inclusión y equidad de género trae crecimiento y desarrollo para los países y los mercados financieros, con índices como el Dow Jones de USA, también están dando señales cada vez más relevantes de que se requiere avanzar con decisión.


El Foro Económico Mundial y el BID han destacado la IPG de Chile como un ejemplo exitoso de colaboración público-privada, que ya se está expandiendo a otros países de la región: Argentina, Perú, Panamá. Seguiremos trabajando para que esta iniciativa pueda lograr avances concretos y de este modo revirtamos los magros indicadores económicos que tenemos hoy. Un cuarto de siglo es mucho esperar, si podemos acelerar la marcha.


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Published on November 09, 2017 23:33

La XXV Cumbre del APEC en Da Nang: Juntos a la Prosperidad y el Desarrollo Armonioso

Muy pronto, los días 10 y 11 de noviembre, en Da Nang se celebrará la XXV Cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico.


Valoramos altamente que el Foro del APEC ofrece a todos sus participantes las amplias posibilidades para realizar los contactos de interés recíproco y concertar las posiciones acerca de diferentes cuestiones, económicas, sociales, ecológicas y humanitarias. Nuestros países aspiran a cooperar sobre la base de los principios de consenso y voluntariedad, respeto mutuo y disposición de encontrar compromisos independientemente de la coyuntura política. Precisamente en esto se manifiesta el “espíritu único” de socios del APEC.


Siendo la potencia Euroasiática más grande con extensos territorios en el Lejano Oriente que poseen un potencial considerable, Rusia está interesada en el futuro exitoso de la Región de Asia-Pacífico, en asegurar el crecimiento sostenible integral de todo este espacio. Creemos que la integración económica eficiente bajo los principios de apertura y beneficio mutuo, a base de las reglas universales de la Organización Mundial del Comercio es el instrumento clave para alcanzar este objetivo.     


Apoyamos la idea de establecer el Área de Libre Comercio del Asia-Pacífico. Vemos en esto un interés práctico, la oportunidad de consolidar las posiciones en los mercados de Asia-Pacífico que crecen de manera dinámica. Quisiera subrayar que la cuota de las economías del APEC en el comercio exterior de Rusia se ha aumentado de 23% a 31%, y en las exportaciones, de 17% a 24% en los últimos cinco años. Y no vamos a pararnos en lo logrado.    


Sin duda, un proyecto de tal envergadura como la creación del Área de Libre Comercio del APEC debe ser realizado tomando en consideración las prácticas y la experiencia de los formatos integracionistas clave en Asia-Pacífico y Eurasia. Inclusive las de la Unión Económica Euroasiática (UEE) donde Rusia coopera con Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguizistán. Nuestra Unión se desarrolla dinámicamente, y nosotros estamos dispuestos a construir las relaciones con todos los países y asociaciones que muestran su interés. Vietnam, la sede del presente Foro, se convirtió en el primer Estado que firmó el Tratado de Libre Comercio con la UEE. Como resultado, nuestro intercambio comercial ha crecido notablemente, se ha hecho más diversificado. Recientemente han finalizado las negociaciones sobre el Acuerdo de Cooperación Económico-Comercial con China. Han sido lanzadas las negociaciones con Singapur, estudiamos la posibilidad de concluir un Tratado de Libre Comercio con la ASEAN.


Y, por supuesto, aparte quiero destacar nuestra idea de formar una Gran Asociación Euroasiática. Hemos propuesto crearlo sobre la base de la Unión Económica Euroasiática y la iniciativa china de “Una franja, una ruta”. Enfatizo que es un proyecto moderno, flexible, abierto para la adhesión de otros participantes.


Desarrollo integral de la infraestructura, inclusive la de transporte, telecomunicaciones, energía, está llamada a hacerse el fundamento de la integración eficaz. Actualmente Rusia está modernizando de manera activa los puertos marítimos y aéreos en el Lejano Oriente, extendiendo rutas ferroviarias transcontinentales, construyendo nuevos gaso y oleoductos. Estamos intencionados a realizar los proyectos de infraestructura bi y multilaterales, que conecten nuestros economías y mercados. Entre otros, hablo del “superanillo” de energía que une Rusia, China, Japón, la República de Corea o el paso de transporte entre las islas Sajalín y Hokkaido.


Prestamos atención especial a la integración de los territorios de Siberia y el Lejano Oriente al sistema de relaciones económicas de la Región de Asia-Pacífico. Este trabajo incluye un conjunto de medidas para mejorar el nivel de la atracción de inversionistas en nuestras regiones, insertar las empresas rusas en las cadenas productivas internacionales.


Para Rusia el desarrollo del Lejano Oriente se constituye en una prioridad nacional del siglo XXI. Se trata de la creación de unos “territorios de crecimiento” en la región, explotación masiva de los recursos naturales y apoyo a los más avanzados sectores de alta tecnología, así como de las inversiones en capital humano, educación y salud y la fundación de centros de investigación científica competitivos.


Esperamos que los socios extranjeros, ante todo los de las economías del APEC, tomarán parte activa en la realización de estos programas y proyectos. Cuanto más los participantes del anual Foro Económico Oriental de Vladivostok ya pudieron convencerse de que nuestros planes son viables y tienen perspectivas.


De la misma manera abordamos seriamente la incorporación de PYMES a los procesos de integración económica en el marco del APEC, promoción de emprendimiento femenino y los start-ups juveniles. Y, por supuesto, atribuimos una significación especial al fortalecimiento de los vínculos humanitarios, ampliación de los contactos en la esfera de ciencia y educación y en perspectiva – a la creación del espacio común educativo de la Región de Asia-Pacífico, uno de los centros del cual podría ser la Universidad Federal del Lejano Oriente.


Pensamos que organizar una cooperación eficiente para apoyar las innovaciones es la tarea principal que va al unísono con nuestra época dinámica. En esta relación Rusia propuso un número de iniciativas concretas. Me refiero a la unificación de las reglas de la economía y comercio digitales, armonización de los estándares técnicos nacionales, coordinación de las estrategias de la formación de los mercados de alta tecnología, elaboración del mecanismo conceptual único para el espacio digital. También hemos presentado a los socios nuestros resultados prácticos en el ámbito de prestación de servicios para la población por vía electrónica. Además, proponemos iniciar en el marco del APEC las consultas sobre los asuntos de cyberseguridad internacional y protección de los programas informáticos.


Un reto más que requiere la reacción conjunta de todos los socios en Asia-Pacífico es la prevención y liquidación de las consecuencias de desastres naturales, averías tecnológicas, epidemias y pandemias. Y, por supuesto, hay que tratar conjuntamente las cuestiones de seguridad alimentaria. Pensar como satisfacer la necesidad regional que crece rápidamente en los alimentos sanos y de calidad. Rusia ocupa posiciones de líder mundial en las exportaciones de cereales, aceites vegetales, pescados y una serie de otras mercancías. Esperamos convertirnos en el principal suministrador de alimentos ecológicos para nuestros vecinos de Asia-Pacífico y con ese objeto tomamos las medidas al fin de aumentar la producción agropecuaria, levantar su productividad.


Estamos apuntados a la conversación de interés recíproco acerca de todos los temas mencionados en el transcurso de la cumbre en Da Nang. Estoy seguro de que juntos resolveremos con dignidad las tareas para afianzar el crecimiento sostenible, balanceado y concertado de nuestra región común y alcanzaremos su prosperidad. Rusia está dispuesta a este trabajo conjunto.


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Published on November 09, 2017 04:33

Los candidatos

Luego de los diversos debates, y el más reciente en televisión, cada cual tiene, probablemente, su guía de evaluación de candidatos. La mía incluye una trilogía: lo que el candidato/a dice, desde dónde lo dice y de qué manera lo dice.


En efecto, lo que el candidato/a dice y enuncia parece ser lo primero que debe tenerse en cuenta, en tanto refleja su visión de mundo y sobre los desafíos del país, es decir los programas que sustentan la candidatura.


En mi apreciación, en esta materia el eje izquierda-derecha (mayor o menor aceptación de la desigualdad en la sociedad, mayor o menor compromiso con la democracia como forma de gobierno, mayor o menor respecto de los derechos individuales) sigue siendo pertinente. José Antonio Kast y Sebastián Piñera proponen volver atrás en materia de aborto, no avanzar en gratuidad educacional, radicalizar la represión contra la delincuencia y las rebeliones mapuches, bajar impuestos a los más ricos, disminuir el Estado social y desregular todavía más las relaciones laborales. Kast agrega la defensa de los violadores de derechos humanos, el despliegue del Ejército en la Araucanía, el uso de armas de fuego en las casas, la enseñanza obligatoria de la religión. Piñera agrega una idea de protección social de la clase media acompañada de despidos en la administración pública. Todo esto conforma visiones y propuestas de extrema derecha y de derecha bastante precisas.


El centro, si es que esta categoría existe más allá de una idea general de equidistancia, busca ser ocupado por Carolina Goic, pero más como enunciado genérico que mediante medidas precisas, salvo su rechazo al PC, acompañado con la idea también genérica de que “se atreve” y de que sus posiciones serían socialdemócratas. Ni el socialcristianismo ni el conservadurismo católico es demasiado reivindicado, probablemente para buscar un electorado concertacionista más amplio.


Más a la izquierda, Guillier –representando la combinación de partidos que podríamos llamar de “Frente Popular”- ha desarrollado una visión de tipo socialista democrática reivindicando una nueva constitución con métodos participativos, más descentralización, el “fin de los abusos” económico-sociales con más avances en reformas sociales (restringir a las AFP, avanzar en gratuidad educacional y terminar con el CAE, conformar una cotización integrada para financiar el acceso universal a la salud primaria) y un nuevo royalty minero. Beatriz Sánchez y el Frente Amplio agregan una postura específica de Asamblea Constituyente, de sacar a las AFP del sistema de seguridad social, de establecer un fondo de cotización única de salud, de introducir propiedad pública en las principales empresas, con un costo programático bastante elevado financiado en parte con un impuesto patrimonial al 2% más rico. Alejandro Navarro postula temas parecidos, agregando la necesidad de más médicos especialistas y vacunas sin timerasol y pagar la deuda con los profesores que viene de los años ochenta para los que fueron traspasados a los municipios con endeudamiento público.


Marco Enríquez-Ominami ha sido ecléctico en materia de programa, que incluye medidas que van desde la eliminación de impuestos a la Pyme hasta mandar a jóvenes a reformatorios militares. Artés quiere un régimen de partido único, nacionalizar los medios de producción y restablecer la pena de muerte, en una orientación ideológica de tipo estalinista clásica.


Esta descripción se puede acompañar de una apreciación mucho más breve respecto a desde dónde se habla. Piñera habla básicamente desde los intereses del gran empresariado, es decir los suyos propios, incluyendo defender el uso de “empresas zombis” y de paraísos fiscales para eludir impuestos “porque son legales” y desde un gran ego (un ego superior al promedio es, sin embargo, parte usual del liderazgo político), aunque personalmente le doy el crédito de convicciones democráticas. Kast, Goic, Guillier, Sánchez, Navarro y Artés me parece que hablan desde sus respectivas convicciones y dosis particulares de ego. Enríquez-Ominami habla cada vez más desde el afán de lograr notoriedad comunicacional, más allá de convicciones.


Y en materia de formas republicanas, la incorrección ha corrido por parte de Kast y sus posturas de halago del uso de la fuerza, de Navarro y su gesto de tirar monedas, de Goic que sistemáticamente tergiversa las posturas de Guillier (“como me voy a poner de acuerdo sobre la base de la nada” y así sucesivamente), de Enríquez-Ominami y sus ataques virulentos y sin fundamentos a Guillier, incluyendo achacarle ser poco menos que el representante del narcotráfico.


Pero estas disquisiciones son, reconozco, bastante escolásticas. En realidad, todos tenemos nuestro candidato bastante definido desde hace un buen tiempo, por identificación con las ideas o por cercanía emocional con uno u otro. Pero tal vez mi trilogía pueda servir como argumento para alimentar una que otra de las conversaciones que en todos los espacios de la vida social se desarrollan en estos días sobre el tema, cada cual defendiendo a su candidato. Al final, esto se trata no solo de elegir, sino también de deliberar sobre las opciones en presencia.


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Published on November 09, 2017 04:00

Ausencias en el debate

El debate electoral muestra muchas facetas, pero también muestra ausencias. Los temas internacionales y estratégicos en general no figuran en buena parte del debate. Esta circunstancia llama la atención por dos poderosas razones. La primera es obvia, la agenda global está marcada, más que nunca desde el fin de la Guerra  Fría, por una fuerte tensión a nivel global. Desgraciadamente, diversos conflictos en distintas regiones del planeta se han agudizado, guerras civiles se han profundizado e inclusive, asistimos a una crisis como la coreana, en la que el uso eventual de armamento nuclear no está descartado por algunos de sus actores. La segunda razón es más poderosa aún, se trata de que Chile en estas décadas se ha globalizado a plenitud, no solo en comercio, también en la correspondiente estructura productiva y todo ello, con obvias consecuencias sociales y cotidianas. Como nunca los chilenos asistimos periódicamente a los saltos tecnológicos que no tardan en arribar a nuestro acceso, desde el más cotidiano celular o la más sofisticada mercadotecnia. Incluso podemos advertir profundas “brechas generacionales” en la asimilación de estas nuevas tecnologías.


Sobre la economía chilena y su proyección internacional sí se ha ocupado el debate, y algunas voces lo concentran en el necesario ritmo de crecimiento, pero cuidado, se puede crecer pero al mismo tiempo se pueden ahondar deficiencias estructurales que impiden nuestro acceso al desarrollo. Podemos seguir exportando materias primas o alimentos con poca elaboración; con ello se aumenta el PIB, pero también se profundiza nuestra condición mono exportadora. No todo es crecimiento; si no hay desarrollo humano a parejas, no habrá desarrollo, y eso solo se consigue a largo plazo, con continuidad en las políticas públicas destinadas a fortalecer nuestro capital humano.


Como sea, los temas político-estratégicos no están en la primera fila del debate, y quedan subordinados a otros ejes. Una explicación sería que la seguridad internacional o no nos interesa (error profundo) o está asegurada (lo que sería otro error). Es posible entender que estos temas no son de prioridad electoral, ni tampoco otorgan gran popularidad, pero son indispensables para la gestión de cualquier estadista. Es natural que cada familia chilena se preocupe de su sustento y de avanzar en su bienestar, pero el estadista debe preocuparse de toda la familia chilena, esa gran familia de 17 millones y diseñar la mejor forma de garantizar el bienestar y la seguridad de todos y cada uno de ellos.


Somos un país pequeño en el concierto mundial, pero somos ordenados y podemos prever escenarios y actuar en consecuencia. Y los temas de seguridad no deben confundirse con los temas previsionales, ni menos suplantarse con el idealismo, esa negación de la realidad que sostiene que nuestro futuro está exento de riesgos. Por cierto, a lo mejor una coyuntura donde en vez de debate de país tenemos proliferación de recursos de mercadotecnia, como lo demuestran los llamados “corpóreos” que tratan de suplir la falta de profundidad programática con este tipo de recursos, convengamos que es la menos propicia para discutir las perspectivas político-estratégicas del país, pero sería del todo conveniente que al menos quienes buscan liderar nuestra república manifestasen su visión.


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Published on November 09, 2017 04:00

La despedida

Lo primero que la retroexcavadora empezó a demoler fue el capital de credibilidad de la corriente de centroizquierda que encabezó la transición e hizo progresar a Chile durante 20 años. Para ello, se unieron los sectores que, aunque integraron los gobiernos concertacionistas, querían una alianza “más avanzada” -en lo posible sin la DC o con ella en posición subalterna-, y quienes constituyeron la oposición de izquierda a los gobiernos de la Concertación y deseaban probar que la historia estaba mal escrita.


Así, la corriente que gobernó con sentido nacional y realismo, y que llevó a Chile al punto más cercano al desarrollo en toda su historia, fue puesta a la defensiva tanto en la calle como en La Moneda.


La Nueva Mayoría fue un precario pacto de poder que no podía perdurar. Representó la hegemonía de una izquierda más bien retardataria, nostálgica del socialismo después del derrumbe del socialismo. Esa izquierda, arropada por Bachelet, creyó que con su gobierno se reiniciaba la lucha contra los capitalistas para redimir al pueblo (la visión CUT), pero no percibió que Chile había cambiado de tal modo que el pueblo era distinto al imaginado. Lo que hizo fue fomentar la incomprensión sobre la vía del progreso, pero sin claridad alguna sobre lo que ofrecía a cambio. Por eso, este gobierno generó desconfianza, inhibió la inversión, quitó vitalidad a la economía, y a la vez incrementó la deuda pública y el déficit fiscal. Si la aplicación del programa bacheletista no causó daños más graves fue porque la sociedad opuso resistencia.


Quienes llaman a “la unidad de todos los progresistas” para la segunda vuelta conciben la unidad como mescolanza. Sin embargo, es incompatible la unidad entre quienes se identifican con la cultura de la libertad y quienes estimulan la centralización burocrática y el endiosamiento del Estado. No pueden estar juntos los que se oponen a todas las dictaduras y los que apoyan a las dictaduras de izquierda.


Los llamados a la unidad de emergencia no alcanzan a tapar las miserias oficialistas, sobre todo en el PS, en cuyo seno quedó en evidencia el peso de personajes como el alcalde Aguilera: pese a que renunció como militante y luego fue expulsado, mantiene intacta su cuota de poder en el padrón electoral interno y en el comité central.


La DC tomó distancia del bloque socialista-comunista justo a tiempo, pero le espera un camino pedregoso. Si quiere defender su identidad y dejar de hacerse eco de consignas ajenas, necesitará actuar con coraje. El notable esfuerzo desplegado por su candidata presidencial puede ser el comienzo de la recuperación.


En el nuevo ciclo hará falta una fuerza que encarne la voluntad de perfeccionar la democracia, construir grandes acuerdos, bregar por el crecimiento económico, combatir las injusticias y reforzar la cultura de la solidaridad. Es el reto que no pueden eludir los socialcristianos y los socialdemócratas.


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Published on November 09, 2017 03:25

Impresiones de la Filsa

La Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa) es lo más parecido a un observatorio de la industria editorial, un espacio privilegiado donde se cruzan literatura, mercado, tendencias y, aunque no en último término, la humilde realidad de las editoriales chilenas. Éstas son algunas impresiones:


1-Hace años que los organizadores parecen haber renunciado a traer figuras internacionales de peso. Éstas, ahora, se pueden ver en ciclos como La Ciudad y las Palabras o en festivales como Puerto de Ideas, pero no en la Estación Mapocho.


2-La principal virtud de la feria sigue siendo la cantidad de volúmenes exhibidos y su precio, ligeramente inferior a lo habitual. Esta situación nos lleva de inmediato al punto siguiente:


3-Ciertas editoriales, a las que cuesta verlas desplegadas en una librería, ganan presencia. El ejemplo más significativo puede ser Fondo de Cultura Económica. El hecho de poder ver cinco libros de Bauman juntos, o de Carlo Ginzburg o Robert Darnton, refleja algunas de las mejores virtudes editoriales: la coherencia de su catálogo, la excelencia de sus títulos y la sintonía con su época. A menor escala, una impresión similar causa Tajamar Editores, un sello chileno que con paciencia y convicción ha venido rescatando toda la obra de Rubem Fonseca.


4-Italia piensa. Y narra. Qué bueno quedó el stand del país invitado, que además de contar con libros de autores ineludibles (Agamben, Vattimo, Calasso, Magris), tiene volúmenes difíciles de encontrar. El más entrañable, al menos para mí, es Un baúl lleno de gente, de Tabucchi, quizá la mejor introducción al mundo de los heterónimos de Fernando Pessoa.


5-Recuerdo la impresión que me produjo el local de Random House en Guadalajara: el solo muro dedicado a DeBolsillo transmitía la idea de que ahí se encontraba lo mejor del siglo XX. Y del XIX también. Era una muestra ineludible de calidad y concentración económica, así, todo junto. En el puesto de la Filsa, sin embargo, no hay mucho más que lo que ya está en librerías: un Canetti, un Chandler, un McCarthy… nunca la muestra significativa de la obra de un escritor determinado o de un catálogo.


6-Pocos sellos se han visto tan perjudicados como Tusquets al fusionarse con un gran grupo. Por política de la empresa, me imagino, hoy llega lo obvio: Mankell, Murakami, Almudena Grandes y algo más. En la Filsa están ellos, más unos pocos autores de fondo, como Marguerite Duras y Milan Kundera.


7-La desaparición de la nueva narrativa chilena. Cada vez se hace más evidente que fue producto del abrazo afortunado entre la coyuntura histórica y el marketing. Es muy probable que los jóvenes de hoy no sean peores. Y tampoco mejores. Son las condiciones de recepción las que han cambiado drásticamente y, más allá de cualquier etiqueta o movida (literatura de los hijos, literatura de mujeres, literatura del yo), la única verdad es que un buen escritor es algo que se da cada 10 o 20 años. Una excepción.


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Published on November 09, 2017 03:20

La infraestructura en las propuestas programáticas

El expresidente Sebastián Piñera ha dado a conocer un programa gobierno en materia de infraestructura, en la eventualidad de que sea elegido nuevamente para ocupar el cargo de mayor responsabilidad política del país. Estos anuncios  han abierto una polémica muy propia de momento electoral que se vive. La discusión no es acerca de  los contenidos de esa propuesta  o  si el país requiere esas obras para mejorar su productividad, la calidad de vida de sus habitantes o, eventualmente, si son condición  para lograr algún otro objetivo que nos conduzca por la senda del desarrollo. La controversia ha tenido más que ver con el protagonismo que le corresponde a los diferentes actores involucrados en relación a las iniciativas que se señalan serían abordadas por ese próximo gobierno.


En efecto, el ministro Undurraga sostiene, y con toda razón,  que muchos de los proyectos señalados en el programa son iniciativas en diferente estado de avance impulsados desde el MOP durante los últimos 4 años. A esto responde la candidatura de Piñera de que algunos de esos proyectos se concibieron durante su administración anterior, lo cual también es cierto. Lejos de hacernos parte -como Consejo de Política de Infraestructura- en esta polémica, nos parece digno de destacar algunos aspectos que emergen de la misma y creemos tienen importancia  para el futuro que se nos avecina. En primer lugar es preciso señalar que valoramos que se esté discutiendo sobre infraestructura. Hoy aparece normal este intercambio de opiniones, ausente en la campaña del 2013, donde todavía existía una cierta percepción de que todo lo que había que hacer, ya estaba hecho hasta el 2010.


En segundo lugar, es evidente que la continuidad en la ejecución de proyectos iniciados por un gobierno, desarrollados por el que sigue e inaugurados por un tercero,  es una consecuencia inevitable de períodos cortos. En este sentido, más que reivindicar la autoría de una u otra iniciativa, lo importante sería valorar la continuidad como una señal de convergencia en políticas públicas que adquieren el carácter de políticas de Estado cuando son debidamente conceptualizadas y suficientemente consensuadas, como ha sido la tónica en este sector en los últimos 10 años, al menos en algunos aspectos.  Lo dramático sería que, a estas alturas,  un cambio de gobierno significara discontinuidad en algunas iniciativas, algunas de las cuales han  representado un alto costo para el país. Fue el caso del Puente del Chacao en el 2006, cuyo inicio de obra ya se perfila próximo, y las concesiones hospitalarias en el 2014, las que luego de la inauguración del Hospital de Antofagasta se han reposicionado como una alternativa eficiente y económicamente atractiva para el Estado.


Esta polémica, motivada por las propuestas del expresidente  Piñera, ha activado a las otras candidaturas incumbentes a explicitar lo que se proponen hacer en este sector en caso de ser elegidos. Es así como desde el comando del senador Guillier se ha anunciado un plan de inversiones en infraestructura de, aproximadamente, US$ 21 mil millones para los cuatro años de gobierno, en tanto la senadora Goic ha informado una mayor inversión en infraestructura de salud, reponiendo la idea de las concesiones hospitalarias, así como una profundización del sistema de concesiones en general para alcanzar una inversión en el sector de hasta el 5% del PIB, al cabo de un período.


Es evidente que la infraestructura debe ser considerada como uno de los pilares de nuestro desarrollo. Es a través de ella que se logra un mayor nivel de bienestar de los habitantes del país y se incrementa nuestra capacidad productiva al habilitar nuevos territorios, hacer más eficientes las comunicaciones nacionales e internacionales, mejorar en mucho nuestra capacidad de exportación y de prestación de servicios de diferente naturaleza.


El hecho que hoy sea un tema relevante en la discusión política no es sino el reconocimiento compartido del rol que esta juega para un buen funcionamiento de nuestro sistema económico y, sobre eso, debemos ser capaces de construir propuestas que nos habiliten para enfrentar los próximo 20 años en forma continua, independientemente de los ciclos políticos a los que inevitablemente nos veremos enfrentados. Este ha sido nuestro discurso como Consejo de Política de infraestructura y los seguiremos sosteniendo.


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Published on November 09, 2017 03:18

Políticas y datos

*Esta columna fue escrita junto a Fabrizio Scrollini Coordinador Ejecutivo


Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos (ILDA)


¿Cuánto se gasta en el presupuesto nacional? ¿Cuánto paga el Estado por ciertos productos y servicios? ¿Qué tipo de aportes reciben los candidatos en las campañas? Durante los últimos 5 años, un grupo incipiente de personas y organizaciones en América Latina han comenzado a buscar respuestas a esta y otras preguntas, usando las tecnologías de la información y comunicación y los datos públicos y, de esa manera, construir formas más eficaces de gestión pública y favorecer nuevos espacios de participación. La llamada agenda de datos abiertos, supone que los Estados deben liberar la información que tienen en su poder, en formatos técnicos y legales, que permitan la re-utilización, por parte de la sociedad, para crear valor económico, social y público. Las políticas de datos abiertos son una parte esencial del enfoque de Estado Abierto, promovido desde distintos foros y organismos internacionales como la CEPAL, la OCDE, la OEA, que supone un nuevo paradigma de relacionamiento entre gobierno y sociedad, basado en la apertura. El Estado Abierto puede definirse como un conjunto de mecanismos que contribuyen a la gobernanza pública en los diferentes poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y niveles estatales (gobiernos regionales y municipios), basado en los pilares de la transparencia, participación ciudadana, rendición de cuentas, colaboración e innovación, centrado e incluyendo a la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones, así como en la formulación e implementación de políticas públicas, para fortalecer la democracia, la legitimidad de la acción pública y el bienestar colectivo.


Los datos abiertos constituyen un eje central de esa visión pues constituyen la infraestructura básica sobre la cual la ciudadanía puede construir nuevas formas de participación. Al liberar los datos, los Estados permiten a la ciudadanía mejorar su trabajo y recibir retroalimentación del mismo. Ello implica superar la visión tradicional de gobierno electrónico, que busca automatizar procesos de forma interoperable, pues ahora existen otros actores que también utilizan los datos del gobierno para construir nuevas herramientas. Las políticas de datos abiertos suponen un cambio en la forma de ver al gobierno digital solo como una mejora en los diseños de páginas web, procesos administrativos y digitalización de trámites. Consecuentemente, países como el Reino Unido, Estados Unidos, Francia, y en la región, Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Costa Rica y México han establecido políticas de datos abiertos, generando reglas del juego claras y un marco institucional que ofrece garantías de base a quienes re-usan los datos y establece incentivos para nuevos usos a nivel económico, social y cívico.


Chile no es ajeno a esta evolución. Centros académicos, organizaciones de la sociedad civil, hackers cívicos, entre otros, han hecho uso de los datos. Organismos, como el Consejo para la Transparencia de Chile, han promovido la liberación de datos en formatos reusables. Asimismo, Chile ha firmado la Carta Internacional de Datos Abiertos, la Carta Iberoamericana de Gobierno Abierto y ha organizado el evento regional de mayor importancia en este campo: ABRELATAM – CONDATOS en el año 2015. Sin embargo, todos estos avances no se han cristalizado en una política de datos abiertos que efectivamente ordene el proceso a nivel administrativo y ayude a estructurar las bases de nuevas formas de participación, colaboración y mejora de la gestión pública de cara a los desafíos del siglo XXI.


Aunque aún queda un largo camino por recorrer, el sentar bases institucionales sólidas para favorecer el uso de los datos es clave. De no establecer una política clara, es posible que sigan emergiendo iniciativas aisladas, dentro del sector público y la sociedad civil, pero que no encontrarán forma de articular y agregar valor. Habiendo liderado por mucho tiempo la agenda de transparencia y apertura gubernamental en América Latina, Chile tiene la oportunidad de mejorar su marco institucional, adecuándose al siglo XXI y sumándose a una vanguardia de países en la región.


 


 


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Published on November 09, 2017 03:00

Nuestra realidad logística frente al e-commerce

El último año se ha hablado y escrito mucho sobre el e-commerce, la posible llegada de gigantes como Ikea o Amazon a Chile y de cómo el boom de las ventas por internet está generando cambios en las estrategias de las empresas nacionales, en especial las dedicadas al retail y la logística.


En nuestro país hemos visto una muy buena adaptación de los consumidores a esta forma de comprar productos y servicios, lo que se expresa en fuertes tasas de crecimiento anual, y el comercio ha respondido con velocidad a la nueva realidad del mercado. Las plataformas para comprar en Internet se modernizan y muchas tiendas físicas, desde hace años ya, pueden encontrarse en su versión web con una amplia oferta y un excelente detalle en las descripciones e información técnica de los productos.


¿Pero qué pasa con la logística detrás de cada transacción? ¿Está preparada para adecuarse a los crecimientos que están teniendo las ventas del comercio electrónico?


El gran desafío del fuerte dinamismo del e-commerce en Chile durante los próximos años, será adaptar la logística tradicional para este nuevo desafío, y en muchos casos, crear las estructuras para los volúmenes de venta que vendrán a través de este canal. Y lo que pasa, es que la realidad en Chile es distinta que la de EE.UU. En nuestro país, no tenemos una tradición de 70 años en la venta telefónica y por catálogo, antecesores naturales del e-commerce, y nuestra logística, salvo excepciones, está “formateada” para la distribución de productos desde las bodegas hasta las salas de venta.


Por lo mismo, el trabajo más relevante deberá estar orientado a estructurar y fortalecer las cadenas logísticas para distribuir hasta el cliente final. Y en eso, existen dos atributos que serán muy importantes. Por un lado, la flexibilidad que deben tener los retailers para ofrecer distintos plazos y lugares de entrega de los productos. Es imposible pretender que todos los productos lleguen a los hogares de los clientes, no existe una capacidad de distribución de tal magnitud. Por eso, los pick-up points distribuidos dentro de las ciudades, la utilización de las tiendas físicas, estaciones de servicio, supermercados, etc., serán ampliamente demandados para tal efecto.


Por otro lado, la visibilidad sobre los productos despachados que deberán tener los retailers que venden, los operadores logísticos que distribuyen y que exigirán cada vez más los consumidores sobre sus pedidos, será fundamental en la experiencia de compra. Ya no serán aceptables las explicaciones de un call center indicando que el refrigerador no ha llegado porque el transportista del proveedor no encontró la dirección o tuvo un retraso. Eso simplemente será una venta perdida. La visibilidad será quizás el atributo más importante que trabajar en logística, y que mejor reflejará la calidad del servicio y del proveedor.


El e-commerce presenta el mayor desafío a la logística de los últimos años. Esto, porque cambia de forma drástica la forma en que se trabajó desde hace muchos años y porque introduce una componente de exigencia en calidad de servicio del cliente final que nunca antes se había tenido. Esto debe traer innovación en procesos, inversión, nuevas empresas y sobretodo capacitación. Ahí está el desafío.


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Published on November 09, 2017 02:55

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Óscar Contardo
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