Óscar Contardo's Blog, page 208

April 2, 2017

Continuidades y rupturas

Es interesante, y también pertinente, el debate que comienza a instalarse en torno a cuánto sobrevivirá y cuánto se irá pique del legado de este gobierno. En eso básicamente va a consistir la campaña presidencial. Lo que es curioso, sí, es que sea el mismo gobierno que llegó con una retroexcavadora al poder el interesado ahora en que la administración que venga no quiera partir nuevamente de cero. Vaya que le hizo mal al país esta utopía. Las sociedades no progresan a salto de mata y a estas alturas hay que ser muy fanático para no aceptar que la única manera de construir es operando a partir de lo que ya existe. El resto es arrogancia o idiotez.


Ante el dilema de la continuidad o la ruptura, en todo caso, quien la tiene más fácil es, por supuesto, Sebastián Piñera. No está implicado en ninguna de las iniciativas de este gobierno, ha sido un crítico tenaz de esta administración y a nadie le cabría en la cabeza que estuviera por darles continuidad a políticas públicas que considera erróneas. Su intención, lo ha dicho una y otra vez, es corregirlas, lo cual no necesariamente significa retrotraer las cosas al 2014, de partida porque los relojes no andan para atrás y el país de hoy no es el mismo de entonces. Pero está fuera de dudas que el país no puede casarse para siempre con opciones que fracasaron o fueron contraproducentes, por muy bienintencionadas que fueran en sus inicios. Si vuelve al gobierno Piñera, ni siquiera tendrá que escanear mucho para identificar lo que haya que corregir. Hasta las encuestas señalan en la actualidad que buena parte de la reforma educacional extravió el rumbo, que la reforma tributaria hay que rehacerla entera, primero para que alguien la entienda y segundo para que sirva, efectivamente, al desarrollo del país, y que habrá que ver hasta dónde la reforma laboral no genera en la práctica incentivos dañinos para el equilibrio de las relaciones internas en las empresas.


A quienes sí el debate sobre las continuidades y rupturas interpelará en forma más dramática es a los candidatos presidenciales de la Nueva Mayoría. De hecho, ninguno hasta ahora se ha definido con mucha claridad a este respecto. En el mejor de los casos reivindican una suerte de lealtad emocional al legado de Bachelet, pero a partir de ahí comienza el desmarque: que esto sí, que esto no, que esto quizás. Se entiende: es tan difícil atajar un piano cuando va en caída libre como declararse disponible para doblar la misma apuesta en que la Presidenta Bachelet fracasó. Algún reconocimiento tendrán que hacer los candidatos oficialistas para explicar por qué el país está como está: paralizado, confundido, contrariado y deprimido. La culpa esta vez no podrá ser imputada a la derecha, puesto que esta administración hizo exactamente lo que quiso y para eso dispuso de bancadas mayoritarias en ambas cámaras del Parlamento, las dos obedientes y las dos entusiastas. Está siempre abierto el expediente de culpar de lo malo a los ejecutores, a los ministros, varios de ellos efectivamente de pavor: que no lo hicieron bien, que fueron torpes y que usaron hachas donde a lo mejor muchas veces una buena lima hubiera bastado. Está, por último, el viejo recurso de echarles la culpa a los aparatos de comunicación del régimen, asumiendo que las reformas eran buenas, pero se comunicaron mal. Es dudoso, sin embargo, que la misma ciudadanía decepcionada con la gestión presidencial se compre estos subterfugios. Y precisamente por eso es que la posición de quien sea el abanderado del oficialismo será incómoda. Nunca fue fácil reivindicar gobiernos fracasados y tampoco es buena carta de presentación haber tocado en la banda que los acompañó.


El Frente Amplio está en una posición distinta. Pero aun cuando este sector está libre de cargar con las mochilas y pesos muertos que dejará este gobierno, lo cierto es que tampoco la próxima elección le saldrá gratis. Su gran momento de decisión será no antes de la primera vuelta, sino el día después, cuando deba decidir entre si apoyar a uno o a otro de los candidatos a segunda vuelta. Esta decisión siempre ha sido traumática para las fuerzas políticas empeñadas en romper la política binaria. Una alternativa, desde luego, es negociar con el primero o el segundo, toda vez que estos estén disponibles a hacerlo. La otra es apelar al recurso, muy poco atractivo políticamente, de dar libertad de acción, porque envuelve una suerte de deserción y disuelve la identidad política que se quiso construir. Será para el Frente Amplio una disyuntiva complicada: algo así como si me lo quitas me muero, si me lo dejas me matas.


Siempre se dice que no hay momento mejor que las elecciones para saber qué quieren efectivamente los países y hasta dónde quieren llegar. Si así fuera, estaríamos entrando al momento de las definiciones. Bienvenidos a las disyuntivas: sea porque estamos curados de espanto, sea porque hayamos madurado un poco o porque hasta aquí no se divisan candidaturas mesiánicas que distorsionan todo, esta vez el país tomará su decisión con la cabeza algo más fría que en otras elecciones.


La entrada Continuidades y rupturas aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 02, 2017 00:50

Perplejidad y tonterías

Perplejidad es la palabra que mejor describe la reacción de los observadores extranjeros ante el espectáculo de la política chilena. Una perplejidad que nace de la enorme cantidad de tonterías que muchos de nuestros políticos dicen y hacen. Claro, hay tonterías grandes, tonterías medianas y minitonterías. Pero todas son tonterías al fin y al cabo, y lo que es más grave es que la mayoría de ellas quedan impunes, flotando en el aire, con un tufillo de verdad. Son tonterías pegajosas, que se repiten sin cesar, y que se difunden a través de las redes sociales. Hay gente ingenua que las cree por el solo hecho de que alguien las dijo en un programa de radio, o porque las publicó un diario.


¿Queremos ser como Ecuador?


Hace unos días, el precandidato presidencial por el Frente Amplio, Alberto Mayol, alabó al sistema económico de Ecuador y afirmó que Chile debiera seguir algunas de las políticas impulsadas en ese país. El sociólogo hizo esta afirmación al criticar los resultados del “neoliberalismo” en Chile. Pero resulta que si uno compara a Chile y a Ecuador, los resultados son abismantemente favorables a nuestro país. Un paralelo de este tipo indica, en forma instantánea, que no hay nada, absolutamente nada, que justifique las afirmaciones de Mayol.


Empecemos por lo más simple. Durante la primera mitad de los años 1980, Chile y Ecuador tenían un ingreso per cápita idéntico. Los dos países eran como dos gotas de agua, cada uno con un ingreso por habitante de casi cuatro mil dólares; Chile con 3.696 dólares y Ecuador con 3.697 (esto está medido, como corresponde, usando la metodología de paridad de poder de compra).


Después de tres décadas, en el año 2016, el ingreso per cápita en Chile era de casi 24 mil dólares (23.696), mientras que el de Ecuador apenas se empinada por sobre los 11 mil (11.037).

Vale decir, dos países que partieron exactamente en el mismo lugar, hoy tienen una diferencia de uno a dos: Chile tiene un ingreso per cápita que supera al de Ecuador en un 100%. Nótese que no estoy hablando de un poquito más alto. ¡Se trata de más del doble!


¿A qué se debe esta diferencia abismal? La respuesta es muy simple: Chile siguió un modelo de mercado basado en la apertura, la innovación y en los aumentos de la productividad, mientras que Ecuador se embarcó en una política proteccionista, repleta de trabas y regulaciones, restricciones y distorsiones, una política populista no muy diferente a la seguida por Venezuela, Bolivia, y Argentina durante los Kirchner.


¿Estarían los chilenos dispuestos a que sus ingresos cayeran a menos de la mitad, con tal de tener un sistema “antineoliberal”, como el impulsado por Rafael Correa y admirado por el precandidato Alberto Mayol Miranda? Desde luego que no; enfáticamente, no.


Corrupción y transparencia: la historia de dos países

Pero los problemas de Ecuador no están restringidos a la economía. Van mucho más allá. Para empezar, ha tenido problemas políticos serios. Como es bien sabido, el gobierno de Rafael Correa ha impuesto restricciones severas al funcionamiento del sistema democrático y ha actuado con un autoritarismo solo superado por la Venezuela de Maduro (para ser justos, esto es algo que Mayol reconoce).


Según la ONG Freedom House, Ecuador tiene un sistema político que sólo es parcialmente libre. En contraste, Chile es considerado como uno de los países con mayor libertad política en el mundo entero. En una escala de 1 a 7 (donde 1 es lo mejor), Ecuador obtiene un 3 en “libertades políticas” y un 4 en “libertades civiles”. Chile tiene un 1 (la nota máxima) en ambas categorías. En lo que a “libertad de prensa” se refiere, Ecuador está calificado entre las peores naciones del mundo; Chile, entre las mejores.

Otra ONG sumamente respetada, Transparencia Internacional, acaba de publicar su último ranking sobre la percepción de corrupción en el mundo entero. En este estudio, los países con menor corrupción obtienen un puesto más elevado, mientras que los más corruptos quedan rezagados. En el estudio para el año 2016, Dinamarca y Nueva Zelandia aparecen como los dos países con menor corrupción en el globo, seguidos por Dinamarca y Suecia. En los últimos años, Chile perdió el galardón de ser el país menos corrupto de América Latina (ese puesto ahora lo tiene Uruguay). Sin embargo, y a pesar del caso Caval, de las colusiones y otros escándalos, Chile está en el lugar 24, infinitamente mejor -vale decir menos corrupto- que Ecuador, que se encuentra en la posición 120.


Pero esto no termina aquí: de acuerdo al Indice de Performance del Medioambiente de la Universidad de Yale, Ecuador es un depredador de la naturaleza. Según el último ranking del EPI (la sigla en inglés de este índice), correspondiente al año 2016, Ecuador está ubicado en el lugar 103. Chile, en comparación, está en el lugar 52. Este no es un puesto particularmente destacado, pero supera con mucho a Ecuador, el país insignia de uno de los candidatos del Frente Amplio (los países mejor ubicados son Islandia y Finlandia).


¿Y la desigualdad?

¿Y qué pasa con la distribución del ingreso? ¿Ha tenido Ecuador, en los últimos años, una mejoría en la distribución del ingreso? ¿Y si ha sido así, ha sido este progreso más rápido que el experimentado en Chile? A mediados de los años 80, Ecuador tenía un coeficiente Gini de 50,5, mientras que el coeficiente en Chile era de 56,2. Vale decir, en el punto de nuestra comparación, Ecuador tenía una distribución del ingreso más igualitaria que la chilena.


¿Qué pasó desde entonces? Desde mediados de 1980 la distribución del ingreso mejoró en Chile, un poco más rápido que en Ecuador. El coeficiente Gini cayó en 5,7 puntos en Chile, y en 5,1 puntos en Ecuador. Hoy en día, el índice Gini en el país del Guayas es 45,4, mientras que el de Chile anota 50,5. La distribución sigue siendo más igualitaria en Ecuador que en Chile, pero la brecha se ha ido cerrando. Esto indica, una vez más, que el tema distributivo sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país.


Dado todo lo anterior, cabe preguntarse ¿qué quiso decir, exactamente, Alberto Mayol cuando aventuró que Chile debiera emular a Ecuador? La verdad es que no lo sé. De hecho, debo reconocer que sus declaraciones me sorprendieron, porque si bien no he estado de acuerdo con las ideas del sociólogo, siempre lo he considerado una persona seria y bien informada, un polemista de fuste, y bien intencionado. Creo -y esto es tan sólo una conjetura- que en esta ocasión el precandidato fue víctima de un alboroto, y de una retórica rápida y sin mayor reflexión, de un afán de disparar desde la cadera sin tomarle verdadero peso a sus declaraciones. Porque la verdad es que nadie, en su sano juicio, puede decir que Chile debiera haber seguido la senda del Ecuador. Ese era, sin dudas, el camino equivocado. El camino de la mediocridad, el autoritarismo, la corrupción y la falta de transparencia.


En las próximas elecciones estará en juego el futuro de Chile. Después de cuatro años de un gobierno menos que mediocre -un gobierno malo, para ser francos-, es necesario enmendar el rumbo. Y el primer paso en este proceso es dejar de lado las tonterías y embarcarnos en un debate serio y profundo, informado y relevante, un debate que hable con la verdad sobre los desafíos y las oportunidades que enfrenta nuestro país.


La entrada Perplejidad y tonterías aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 02, 2017 00:46

Miss Venezuela

Crecí en los 80 en una ciudad de provincia. La televisión consistía en tan sólo un canal que transmitía un noticiero sin noticias y los discursos en cadena nacional de un hombre hablando con voz chillona y destemplada sobre el acecho de los enemigos internos y externos. Para él y sus seguidores, sus adversarios eran un cáncer que debía ser extirpado. En esos años yo me asomaba al mundo a través de esa pantalla, de las revistas, los libros y de las enciclopedias en facsímiles que compraban mis padres. Fui fraguando así mis propias ideas sobre países extranjeros, en donde se superponía información y fantasía: Rusia era el correo del Zar de Verne y un lugar en donde había señores marxistas y señores ateos; México era el sitio en donde había niños que vivían en barriles y comían tortas de jamón; España era un comercial de Cola Cao y el estribillo de una canción llamada Hoy no me puedo levantar.

Venezuela para mí fue, antes que nada, la secuencia de inicio de una teleserie: un auto descapotable atravesando una avenida de palmeras delgadísimas que se curvaban por el peso de una corona de ramas despeinadas por la brisa. También era una fotografía en contrapicado de autopistas que, como los brazos de un pulpo, se juntaban y extendían distribuyendo el flujo de enormes autos enormes como los de las películas norteamericanas. Venezuela era un país imaginado en donde siempre brillaba el sol, una comarca sin frío, de gente apasionada y colorida viviendo sobre un suelo hecho de petrodólares. El lugar en donde encontraban refugio los exiliados chilenos -recuerdo una entrevista a Isabel Allende en una revista mexicana fotografiada en un living luminoso de Caracas- y más tarde la patria de Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz Diez, dos creadores de un arte de una elegancia contundente y seductora. Finalmente, Venezuela sería para mí el lugar en donde nació el hombre que fundó la universidad en la que estudié.

Nunca he estado en Caracas. Lo más cerca que he llegado a estar de esa ciudad fueron unos días en Barranquilla, el Caribe colombiano, en donde conocí a una periodista caraqueña que me contó que esa tierra de ilusión de mi infancia estaba cambiando aceleradamente. Años después el padre diplo- mático de otra venezolana, que también conocí en Colombia -una mujer entrañable, culta y generosa a la que nombré Miss Venezuela Honoris Causa en la mitad un carnaval- fue detenido. La razón de las autoridades para ordenar su captura eran sus declaraciones políticas contrarias al gobierno.


Actualmente, ninguno de ellos -ni la periodista, ni Miss Venezuela Honoris Causa, ni su padre diplomático- vive en su país. Tampoco viven en Venezuela el conductor del taxi que me trajo hace unos meses del aeropuerto a mi casa, ni el mesero recién contratado del restorán peruano de mi barrio (que saluda dando la mano), ni el barbero de la peluquería de la esquina.


Esta semana le pregunté a un amigo -director de cine nacido en Chile, criado en Caracas, que retornó a Santiago hace unos años- cómo estaban sus padres. Ellos viven en Venezuela desde hace 40 años. Hasta allá partieron buscando mejor vida -el padre, ex empleado de una agencia publicitaria; la madre, profesora normalista- y descubrieron un lugar que se parecía mucho al país imaginado de mi infancia. Lograron cosas que no podrían haber alcanzado en Chile, allá prosperaron durante los años en que su propio país se hundía en la crisis económica y la cerrazón política; estudiaron en la universidad, formaron familia, hicieron amigos. Los venezolanos les hicieron un lugar, los trataron como si siempre hubieran pertenecido a su país. Los padres de mi amigo vivieron las épocas de auge y también fueron testigos de la debacle provocada por la corrupción política. Apoyaron a Hugo Chávez pensando que el cambio que proponía podría funcionar. Mi amigo me contó que él y su hermano -que nació en Caracas y ahora también vive en Santiago- pensaban que era inevitable que sus padres volvieran. La vida ya no es lo que era. Las últimas conversaciones con ellos giraban en torno a las asperezas de una vida cotidiana cada vez más ruda: sólo contaban con cuatro horas de agua potable a la semana, distribuidas entre las cinco y seis de la mañana durante los días jueves, viernes, sábado y domingo; habían sido asaltados en su auto en medio de un taco y su madre se había fracturado la cadera luego de que una estampida de clientes -alguien gritó que había llegado pollo- la tumbara. “Ellos están tristes, no quieren volver, su mundo lo hicieron allá. Es emigrar a los 78 años. Ellos escogieron Venezuela y quieren ser enterrados allá”, se lamentaba mi amigo.


El jueves, cuando leí que el Parlamento venezolano había sido intervenido y sus poderes anulados, pensé que el país de mi infancia -el de un energúmeno poderoso, indolente y feroz hablando en cadena nacional sobre los enemigos de la patria- había desaparecido sólo para volver en otra forma, en otro lugar y en otro tiempo; retornó para apagar el brillo colorido, exuberante y lejano de mi país imaginado.


La entrada Miss Venezuela aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 02, 2017 00:39

La nueva frustración

“MÁS ENREDADO que virutilla”. Así describió Andrés Zaldívar la situación actual de la Nueva Mayoría, dominada por una prodigiosa desorientación política y una extraña carencia de liderazgos efectivos. El fenómeno es digno de atención porque, mal que mal, la NM reúne en su seno a una cantidad impresionante de políticos experimentados, que han protagonizado capítulos importantes de nuestra historia reciente. Dicho de otro modo, es llamativo que una coalición con un pasado tan exitoso no le encuentre la salida al callejón, como si la derrota ya estuviera internalizada. Los síntomas son variados, pero quizás el más nítido sea el siguiente: el PS logró la extraña proeza de convertir en irrelevante su propia decisión presidencial, atascándose en una escolástica de tiempos y mecanismos incomprensibles a ojos de cualquier observador.


Las causas del fenómeno son profundas, y de allí la extrema dificultad para salir del entuerto. Cuando Eduardo Frei, después de una campaña insólita, perdió la elección con Sebastián Piñera, la Concertación debió haber iniciado un proceso de reflexión sobre lo obrado. Sin embargo, prefirió no hacerlo, refugiándose en la popularidad de Michelle Bachelet y en una serie de consignas recogidas en la calle. En esa decisión -que tomaron libremente todos los dirigentes de la Nueva Mayoría, incluso aquellos que dicen no haber leído el programa- se encuentra el origen de las dificultades actuales. Al no haber realizado una autocrítica razonada sobre su legado dejaron el campo abierto para el cuestionamiento y la crítica fácil proveniente de los más líricos. Además, dieron lugar a una excéntrica borrachera ideológica cuya resaca será larga (y allí está el Frente Amplio para mostrarlo). Cuando algunos quisieran emprender una defensa reflexiva de la Concertación, ya era muy tarde. En política, los tiempos son casi todo.


Esto puede ayudar a comprender los problemas que hoy enfrenta el conglomerado. No es casual si Michelle Bachelet parece triste, solitaria y final; como si su única expectativa fuera que este infierno se acabara lo antes posible. Hay allí un abandono muy temerario de lo que representa la figura presidencial en nuestro país. Un presidente, por dar un solo ejemplo, no debe llamar a sus ministros a “ponerse en la buena”, sino que debe zanjar sus diferencias. Del mismo modo, no es fortuito que Ricardo Lagos tenga que defender su obra al mismo tiempo que reniega de ella, y que sus más críticos lo saquen todos los días al pizarrón. Tampoco es fruto del azar que la reforma más emblemática de este gobierno (la gratuidad) todavía no tenga ni siquiera proyecto de ley, básicamente porque nadie en el gobierno ha tenido a bien tomarse en serio la complejidad de nuestra sistema universitario.


En definitiva, al oficialismo le falta reflexionar sobre su pasado, presente y futuro. Naturalmente, los tiempos electorales no dan para ello; pero quizás sí pueden permitir explicitar las profundas diferencias que conviven allí, sin pretender (volver a) esconderlas bajo la alfombra. No hay acción política exitosa sin diagnóstico coherente, y por eso la Nueva Mayoría -en su estado actual- está condenada a la esterilidad. Esta vez, para peor, no podrán seguir culpando al binominal de sus propias frustraciones.


La entrada La nueva frustración aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 02, 2017 00:30

April 1, 2017

Insultos fulminantes

LOS INSULTOS están al orden del día. En estos últimos días hemos tenido toda una racha: “Da la impresión de que nunca hubiera sido presidente […] es de aquellos que dicen ‘Viva Chile, viva Pinochet’” (Aleuy contra Piñera). “Los que apoyan a Piñera hicieron con Pinochet un Estado docente a través de las municipalidades” (Nicolás Eyzaguirre tratando de defender a Aleuy y diciendo algo que, viniendo de un reciente ministro de Educación, no se entiende). “Que le vaya a pedir disculpas a su abuela. Yo no tengo por qué pedir disculpas […]” (Reymi Ferreira, el ministro de Defensa de Bolivia contra Heraldo Muñoz). “[E]s peor que el régimen de Pinochet […] El entorno pinochetista le está haciendo un profundo daño, quizás por eso es que tiene solo el 20% de aceptación” (Ferreira de nuevo, esta vez contra el gobierno de Bachelet). “[E]fectivamente lo escribí y lo repito, es un usurpador, un mentiroso, miente en cosas múltiples” (Carlos Huneeus refiriéndose a Enrique Correa, a quien además lo compara con Karadima). “[E]stos técnicos al ser de derecha, no son técnicos” (el mismo Huneeus refiriéndose esta vez a gente con quien no comulga).


No sigo para no cansarlos, y porque si sigo van a entender menos que lo que entendían antes. Eso tienen los agravios, las injurias y otras expresiones gratuitas vociferadas con la intención puramente de dañar: impiden el entendimiento mínimo. Me recuerda la famosa frase de G. Bernard Shaw que alude a cómo se puede perder el arte de la conversación, aunque lamentablemente, no el poder del habla, por ejemplo cuando algunos la confunden con ladridos (lo último es agregado mío).


Obviamente, las rabias vienen exteriorizándose desde hace rato. El diputado aquél, quien injuriara a Andrónico Luksic, sigue punteando, nadie lo ha superado. Ello es cierto solo si tomamos en cuenta lo que se dice en público. El nivel de agresividad, no solo verbal, con que uno se topa a diario es solo comparable, quizás, a cuando, bajo la UP, los chilenos se creyeron, ya una vez, que la “experiencia chilena” ha de ser popular (en sentido de vulgar) si se quieren hacer cambios mayores aunque no todo el país esté de acuerdo.


Con la salvedad que ni siquiera entonces se llegó a lo que sucede hoy. Como lo de enero recién pasado cuando un grupo de “mujeres historiadoras” postearon una carta abierta a Gabriel Salazar en que lo califican de “ignorante” [sic], haciendo estallar las redes sociales, por no estar de acuerdo con él en cuestiones de “género”. Nada menos que “colegas” suyas, algunas ex-alumnas, académicas de la misma facultad de Filosofía y Humanidades de la UCh, a quienes les respondió dura pero no incivilizadamente para, luego, este semestre renunciar como profesor porque se le hizo intolerable seguir allí.


Es que lenguajes tóxicos corroen, producen consecuencias de lamentar, y nadie está a salvo, ni siquiera de “fuego amigo”. Hemos llegado al punto que solo valen las sectas y sus lógicas “amigo-enemigo”, también su corolario “el amigo de mi enemigo es mi enemigo”.


La entrada Insultos fulminantes aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 01, 2017 02:30

Desesperados

¿PINOCHET? ¿En serio? ¿Eso es lo mejor que tienen para atacar a Piñera? Por favor, un poco más de imaginación. Pero, claro está, este gobierno sigue demostrando día a día lo deficiente que es. Esta semana, dos ministros y un subsecretario vincularon al candidato de la derecha con Pinochet, declaraciones que fueron ampliamente difundidas en las cuentas de Twitter y las páginas oficiales de La Moneda. Como si no tuvieran nada qué hacer y, de paso, olvidando que su rol no es ser comentaristas de la elecciones.


Lo primera acusación se basa en que un grupo de personas gritó “viva Chile, viva Pinochet” en el evento de lanzamiento de la candidatura de Piñera. Entonces, dicen es el candidato de la derecha dura, de los que van a Punta Peuco. No sean niños. Nadie se compra ese discurso. Eso es tan absurdo como criticarlos a ellos porque gracias a los comunistas son gobierno. Los que dicen que Cuba es una democracia. Los que no se atreven a condenar a Venezuela. El país no está para ese tipo de tonteras.

La segunda línea de críticas se refiere a las propuestas de Piñera. Plantean que son de la derecha dura, la pinochetista. ¿Por qué? Porque el candidato dice lo que todos saben. Las reformas de este gobierno hay que cambiarlas. Porque son malas, no funcionan y nadie las apoya. En las encuestas, todas ellas tienen un amplio rechazo. En la práctica, solo han causado problemas. Esto lo dice hasta Guillier, que es mucho decir, porque el hombre no acostumbra a plantear idea alguna.


La verdad es que lo que este gobierno llama propuestas conservadoras y de derecha dura, no son más que un llamado a la sensatez, a la lógica política que imperó desde que volvió la democracia y que la Nueva Mayoría se encargó de demoler con una eficiencia inaudita. Por algo estamos como estamos. Por algo Bachelet tiene cerca un 80% de desaprobación. Nadie quiere lo que está pasando. Eso ya lo debieran saber.


Entonces, más que Piñera sea duro, lo que está sucediendo con el país es muy duro. Y se requerirá un esfuerzo enorme para salir adelante. Para desenredar la herencia de este gobierno. Y eso requerirá medidas que hoy pueden sonar audaces, pero que solo buscan recuperar el rumbo perdido. Y eso es lo que quieren todos, no solo la derecha dura. Por algo Piñera lidera ampliamente en las encuestas. Por algo es que tiene más posibilidades de ser elegido nuevamente presidente.


Está claro que aquello desespera a una parte de la Nueva Mayoría y, especialmente, al gobierno. Pareciera que ellos sacaron las cuentas y ya saben que perderán. Podrían mostrar los números que manejan, porque ni siquiera la derecha está tan convencida de aquello. Pero claro, es evidente que las cosas no se están dando para ellos. Y como no tienen argumentos de peso para contrarrestarlos, acuden a Pinochet, una clave que nadie se compra o entiende.

Lo peor, para el gobierno, es que todo esto solo potencia al candidato. Piñera es el único que está haciendo propuestas concretas, mientras los otros solo critican con argumentos vacíos. Bueno, con esto último, con el miedo, nunca se ha ganando una elección.


La entrada Desesperados aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 01, 2017 02:28

Vamos México

MÉXICO ESTÁ en el ojo del huracán. Trump lo tiene entre ceja y ceja luego de haberlo transformado en el blanco de sus principales ataques xenófobos. Sus amenazas se han concentrado en la construcción de un muro en una frontera de más de 3 mil kilómetros y la renegociación del Acuerdo de Libre de Comercio de América del Norte (Nafta). Hasta ahora se sabe poco o nada acerca de cómo Trump piensa cumplir con sus amenazas. Sin embargo, luego de los fracasos judiciales de sus decretos antimigración y el traspié legislativo con el Obamacare, todo indica que tratará de concentrar su atención en algún ataque que pueda funcionar: México encabeza la lista de opciones. Algo hará respecto del muro y prontamente debiera notificar a las autoridades mexicanas de su voluntad de renegociar el tratado.

Luego de la firma del Nafta, el sentido común indicaba que México definitivamente había asumido su condición de país del Norte. Podíamos lamentarlo pero el peso de la geografía y la integración económica era sustancialmente mayor al de las raíces culturales comunes. México seguiría siendo un país amigo pero no un aliado clave en materia de integración y concertación política regional. Había que asumirlo: los intereses predominarían por sobre las simpatías.


Esto podría estar cambiando. Los ataques de Trump están dejando en evidencia que la integración con los EE.UU. tiene límites y que subsisten los prejuicios raciales. Una gran mayoría de mexicanos siente que hay aquí planteada una cuestión de dignidad nacional y no se deben subordinar a la arbitrariedad de la nueva administración norteamericana. Tendrán que resistir. América Latina puede ayudar en este empeño.


La propuesta de generar un proceso de convergencia entre los países de la Alianza del Pacífico y los de Mercosur puede adquirir, en este cuadro, una significación que hasta ahora no tenía. México necesita fortalecer sus espaldas. Y América del Sur tiene mucho que ganar de la recuperación de una relación más sustantiva y no solo retórica con México.


México no puede desconocer la inevitabilidad de una relación estrecha con los EE.UU. Puede y debe, sin embargo, construir una relación de interdependencia y no de simple subordinación. Este será un tema de debate importante en la elección presidencial prevista para junio del 2018.


Lleva las de ganar un dirigente histórico de la izquierda mexicana: Andrés Manuel López Obrador (AMLO). No es un recién llegado. Fue alcalde de la Ciudad de México y dos veces candidato a la presidencia. Frente a la gran decepción que ha generado el gobierno de Peña Nieto, AMLO aparece como un dirigente nacionalista austero, con un fuerte compromiso social y una férrea disposición de lucha en contra de la corrupción.


Un triunfo de López Obrador podría generar nuevas dinámicas en un país que vive hace demasiados años asolado por la violencia y la corrupción. No será fácil. Las resistencias serán muy fuertes. Si ganar la elección es una tarea enorme, gobernar México representa un desafío gigantesco. Necesita para ello aunar muchas voluntades y rectificar errores del pasado. La alternancia protagonizada por los presidentes Fox y Calderón terminó en frustración y el regreso del PRI, encabezado por Peña Nieto, ha sido una nueva decepción. Andrés Manuel es una promesa para México y América Latina y para que se concrete deberá cumplir con condiciones muy exigentes.


La entrada Vamos México aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 01, 2017 02:25

Para mejorar las pensiones

LAS POLÍTICAS públicas relacionadas con las pensiones afectan fuertemente la calidad de vida de las personas durante décadas. Ello exige que los gobiernos promuevan la búsqueda de acuerdos amplios a través de debates transversales, serios y responsables, al margen de la lógica propia de las campañas electorales.

Por lo anterior, resulta lamentable que respecto del destino del 5% de cotización adicional, la ministra del Trabajo haya declarado que “todo será en cuentas personales administradas por un ente público, porque estamos claros: ni un peso más a las AFP”. ¿Existen estudios de expertos que avalen esta afirmación? Si se considera que este 5% extra será mejor administrado por un “ente público” en lugar de las AFP , entonces ¿por qué dejar en sus manos la cotización de 10%? ¿O acaso estamos frente a una mera consigna basada en un prejuicio ideológico como el “No + AFP”?


Aspirar a una vejez más digna para todos no solo es un deseo noble sino también una meta posible. Pero para avanzar hacia ella y no dar pasos en falso, tenemos que caminar sobre terreno firme con los ojos bien puestos en la realidad de los hechos y no en el vacío de las palabras. Y los hechos son claros.

En primer lugar, quienes responsabilizan a las AFP por el bajo nivel de las pensiones respecto de las expectativas de los afiliados, ignoran o callan que gracias a la buena administración de las AFP, la rentabilidad de los fondos de pensiones ha superado el 8% real anual en 35 años, período en el cual jamás se ha perdido un solo peso del ahorro de los chilenos.


En segundo lugar, el problema de las pensiones bajas se relaciona con la existencia de lagunas previsionales, ahorro insuficiente, períodos de desempleo y el bajo crecimiento de los salarios y la informalidad del trabajo, todo lo cual se suma al aumento de las expectativas de vida. Si queremos aumentar las pensiones, tenemos también que generar más y mejores empleos, recuperar la capacidad y el ritmo de crecimiento, incrementar el período de cotización e incentivar el ahorro, entre otras medidas.


Una medida efectiva es la cotización adicional de 5%, siempre y cuando se cumplan dos condiciones. Primero, que los trabajadores sean dueños de este dinero y segundo, que su manejo no signifique pagar costos extras. La primera condición se materializa depositando el 5% adicional en la cuenta individual de los afiliados.


Y la segunda se cumple permitiendo que las AFP lo administren con el resto de los fondos previsionales, lo que implica que no hay costo adicional para los trabajadores.


Esto no solo es lo más justo sino además lo que desea la mayoría de los chilenos, de acuerdo a la encuesta Adimark de enero pasado, que reveló que 61% de los afiliados a las AFP quiere el 5% extra en su cuenta. Darle otro destino al 5% adicional significa convertirlo en un impuesto al trabajo que frenará el empleo e incentivará la informalidad y precariedad de las condiciones laborales, deteriorando aún más las desigualdades en el país y el ahorro necesario para una vejez digna y tranquila. Justamente lo contrario que pretende la ministra del Trabajo.


Respetar la propiedad de los chilenos y la buena administración sobre el 5% extra no importa desconocer la necesidad de ampliar la cobertura y aumentar las pensiones solidarias. Sin embargo, no es justo que el fortalecimiento del Pilar Solidario sea a costa del ahorro para la vejez de los trabajadores dependientes, por lo que éste debe financiarse con cargo al presupuesto general de la nación, aplicando la progresividad propia del sistema tributario.

Esperamos que cuando el gobierno presente su proyecto podamos decir lo mismo que expresó la Presidenta Bachelet en 2008, a propósito de las nuevas pensiones solidarias: “con la reforma previsional no gana este grupo o aquel otro, sino Chile en su conjunto”.


La entrada Para mejorar las pensiones aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 01, 2017 02:18

Sistema de pensiones: más allá del 5 por ciento

EL SISTEMA de previsión social chileno, fuertemente privatizado, enfrenta múltiples problemas estructurales . Como, por ejemplo, bajas pensiones, altísimas tasas de ganancias de las AFP, volatilidad de las pensiones ante los vaivenes de los mercados financieros, redireccionamiento del ahorro previsional hacia los grandes conglomerados económicos, exportación de parte de los ahorros pensionales, desnacionalización de la industria, ausencia de estándares de asignación socialmente responsable de los fondos de pensiones, nula participación de los afiliados en el manejo de las AFP, comisiones implícitas poco transparentes, grandes brechas de beneficios entre hombres y mujeres, y entre civiles y militares.


Después de tres años, la actual administracion no ha podido mostrar avances reales en esta materia, a pesar de la Comisión Bravo y de un Comité de Ministros, que sesionó por un tiempo. En la actualidad el tema está en manos del Ministerio de Hacienda (no del Ministerio de Trabajo y Previsión Social), que conduce un diálogo a puertas cerradas con las AFP y los partidos políticos.


Quizás se llegue a un proyecto de ley pero éste tendrá escasa legitimidad social. Por otra parte, la ciudadanía sale periódicamente a la calle, en grandes números, para pedir un nuevo régimen previsional pero el sistema político es incapaz de procesar esta demanda. Desde los anuncios presidenciales de agosto del 2016, el debate se ha centrado en qué hacer con el 5 por ciento de cotización a cargo de los empleadores, lo que ha despertado una soterrada lucha por quién se lleva la administración de este porcentaje: las AFP, interesadas en administrar los nuevos fondos, o un fondo colectivo cuyos contornos no se entienden bien.


Hay que cambiar el enfoque, presentando soluciones integrales, discutidas frente a la ciudadanía. La experiencia internacional ofrece una valiosa ayuda en esta materia: como lo muestra el Banco Mundial y la OCDE en sus informes, la gran mayoría de los países del mundo tienen sistemas públicos de reparto, a los que les hacen ajustes en atención a cambios en demografía, productividad y situación fiscal. Los esquemas privatizados de previsión social son minoritarios y varios países los han abandonado a partir del 2008. Chile se ha transformado en una anomalía internacional, aferrándose al sistema privatizado de las AFP.


¿Qué hacer? Primeramente, la seguridad social debe ser un derecho y no un negocio privado.

Segundo, las personas deben ser capaces de escoger el sistema de pensiones (público o privado, o una combinación de ambos) que prefieran.


Tercero, el decreto ley 3.500 de 1981 que asegura el monopolio de las AFP sobre las cuentas individuales debe ser derogado a la brevedad: se debe permitir a las personas la posibilidad legal de desafiliarse de las AFP, si así lo prefieren y trasladarse a un nuevo pilar público contributivo de reparto, administrado profesionalmente por un IPS fortalecido.


La experiencia de países que desprivatizaron sus sistemas de pensiones como Polonia, Hungría y Argentina, muestra que entre el 80 y 90 por ciento de las personas prefirieron el pilar público, aunque los recursos que se trasladaron son entre 60 a 70 por ciento del total. El resto quedó en un sistema reformado de cuentas individuales. En Chile el pilar de cuentas individuales debe ser abierto a entidades sin fines de lucro y gremiales y no ser exclusividad de solo seis AFP.


En este contexto, la cotización adicional de los empleadores más la cotización del empleado irían al pilar elegido por los cotizantes.

Devolvamos a la gente la opción de escoger en materia previsional, apoyados en una ciudadanía activa y en un Estado reformado que recupera su rol histórico en la provisión de seguridad social.


La entrada Sistema de pensiones: más allá del 5 por ciento aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 01, 2017 02:14

Nieve y sangre

El par de epígrafes que anteceden a Ártico, la última narración de Mike Wilson, tienen que ver con la elaboración de listados, pero no en el sentido enumerador o acumulativo que les otorgaba a éstos Roberto Bolaño, por ejemplo, sino en otro más complejo, que, a punta de frases cortas –perfectamente podría tratarse de versos, eso queda a interpretación del lector– van articulando el relato dramático, en primera persona, de un hombre que avanza hacia su propia extinción. El protagonista innominado comienza a hablar desde un zoológico en ruinas ubicado en algún poblado del círculo ártico, un escenario cuasi apocalíptico, desolado, en donde encuentra el traje que lucirá hasta el fin del texto: “También hay un bulto rojizo / Me acerco / Es un disfraz podrido / Fieltro rojo y blanco / Del viejo Santa / A pocos metros la barba / Deshilachada y con barro / También el gorro / Pero las botas impecables / Me pongo el atuendo / Es enorme / Trae tiradores / No viene con relleno / Cuelga de mis huesos / La barba huele / El gorro es chico / Me lo pongo igual”.


Contrariamente a lo que el lector podría pensar en un primer instante, el narrador no es un demente desatado, aunque, claro, tampoco se trata de un tipo normal. Algo lo aqueja, un dolor profundo, y ese mismo algo lo lleva a forzar el tranco hacia una tragedia que se desarrolla con matices, giros y divagaciones de diversa índole. El hombre maneja el arte de la declaración concisa y puede alternar entre uno y varios temas con rapidez y efectividad, como cuando reflexiona acerca de la impostura implícita en un zoológico que incluso en sus momentos de esplendor exhibía animales falsos:


“Me acuerdo / De los atados de paja / En la jaula / De los felinos / Y de las aves postizas / De los pingüinos de yeso / Con los osos polares / Ausentes / Ambas especies / En el mismo escenario / Árticos / Y antárticos / No se juntan / Lados opuestos / Del mundo / Sus fríos contrarios / Todos deberían saber eso / O quizá no / Pienso que hace tiempo / Dejamos de entender / A los animales del zoo / Y que se fueron / No por descuido / Ni por tedio / Nos abandonaron / Por incomprendidos / Quedan los de utilería / A esos los entendemos”.


Ártico es un relato brevísimo que, no obstante, consigue transmitir una densidad inesperada y oscura que contrasta con la blancura de un paisaje que se transforma con la nevazón de rigor. La desesperación del protagonista va en aumento a partir de una trifulca sangrienta con el guardia del zoológico –hasta el final de la narración persiste la impresión inquietante de que el narrador anhela ser castigado con violencia y sin oponer mayor resistencia–, episodio que augura ese dolor, esta vez no físico, al que ya me he referido. El entorno, drástico, da pie para que todo el monólogo calce con las expectativas del que lee. Y eso, para terminar, habla de la propuesta de Mike Wilson, escritor que ha revelado cuánto puede evolucionar la voz propia, sin ceder en la búsqueda de una originalidad narrativa que hoy en día se percibe escasa.


 


La entrada Nieve y sangre aparece primero en La Tercera.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 01, 2017 02:08

Óscar Contardo's Blog

Óscar Contardo
Óscar Contardo isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
Follow Óscar Contardo's blog with rss.