Óscar Contardo's Blog, page 206

April 4, 2017

¿Cuál es la reforma?

DADA LA entrada acelerada de un sinnúmero de candidatos presidenciales al debate público, la mayoría críticos del gobierno, se ha iniciado una discusión respecto de “dar marcha atrás” o “pasar la retroexcavadora” a las reformas de esta administración, en nuestra tónica clásica de campaña del terror. En educación superior, la discusión se ha centrado obviamente en la gratuidad y su continuidad.


Sin embargo, declaraciones de dos rectores de universidades adscritas a la gratuidad, sumadas a la minuta que presenta las indicaciones al proyecto de ley de reforma a la educación superior actualmente en trámite, convierten esta discusión en un debate artificial.


Lo cierto es que hoy existe una glosa presupuestaria, que año a año tiembla por su dudosa constitucionalidad, que establece un mecanismo simple para dar acceso gratuito a estudiantes que provengan del 50% más vulnerable del país. Esta estrategia se sustentó en la promesa que habría un proyecto de ley que ordenaría todo y le daría viabilidad política y financiera. Con mayoría en ambas cámaras esto no podía ser tan difícil. Pero ocurre que el proyecto en trámite es rechazado por el oficialismo y la oposición, además de ser criticado por estudiantes y rectores. Es probable que dentro del mismo Ministerio de Educación tampoco haya acuerdo, para qué mencionar Hacienda. Las minutas que dejan ver las posibles indicaciones al proyecto son dignas de psicoanálisis: mueven, sacan y reparten, pero no cambian nada sustantivo. Sacar elementos de la ley para moverlas a reglamentos solamente fortalece la posición del Mineduc como “pequeño tirano” de la educación: ya lo sabemos por la Ley de Inclusión. Lo más llamativo es que no hay cambios respecto de la gratuidad universal, que es justamente el centro del problema, sin mencionar que se propone ajustar las condiciones de la gratuidad universal a las de la glosa. Se adapta lo definitivo para que se parezca a lo transitorio.


La viabilidad financiera de esta política, que siempre fue puesta en entredicho, es ahora confirmada por los rectores de las universidades gratuitas, amenazando su viabilidad política. Han argumentado que aspectos clave de sus proyectos, como la investigación y la vinculación con el medio, han debido ser sacrificados para cubrir el déficit de la gratuidad. En otras palabras, subirse a la gratuidad implica perder calidad. Como se acabaron los recursos (el hecho que se tenga que recurrir a un crédito del Banco Mundial solo para financiar a las universidades estatales lo confirma) no queda muy claro de dónde se sacará dinero para compensar a las universidades que suscriben a la gratuidad. Y éstas amenazan con salirse si la política se amplía al 60%, apoyadas en sus argumentos por la mejor universidad del país, que de paso está hoy demandando al Estado por incumplir la ley. Esto me parece lo suficientemente aterrador como para que sea necesaria una campaña del terror.


La pregunta que surge con todo esto en consideración es simple: ¿Cuál es la reforma? ¿Qué es lo que se quiere proteger? ¿Cuál es el avance sobre el cual no se puede dar marcha atrás? No parece razonable que el país entero tenga que hacerse cargo a perpetuidad de un intento de política que a todas luces fracasó. Esto no implica quitarle la gratuidad a nadie, ni siquiera implica que no se pueda crear una forma de financiamiento que implique que el 50% más vulnerable no pague su educación superior. Solamente significa que hoy no hay reforma, y que tenemos que volver a pensar qué hacemos para asegurar equidad en el acceso a la educación superior.


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Published on April 04, 2017 05:48

Profunda necedad

ETIMOLÓGICAMENTE el necio es quien no sabe lo que podía o debía saber o, en otra acepción, el terco o porfiado. Los necios, como bien nos agrupó John K. Toole en el título que dio vida a su célebre obra, estamos conjurados en casi la totalidad de los temas, siempre que no digan relación con nuestras nobles profesiones.


En éstas, obviamente, no saber lo que es nuestra obligación conocer, o sostener una postura sin fundamentos es extremadamente grave y serio. Podemos caer en el descrédito, hacer las cosas mal, errar en un proyecto de ingeniería, inducir a error a un inversionista, equivocarnos en los datos. Ni hablar. El trabajo hay que cuidarlo con celo.

Pero en otras materias no importa o importa menos. La política es una de ellas.


Hoy impera el lenguaje procaz e indecente a la hora de referirse a las personas, su intimidad y sus relaciones, así como la falta de rigor en las fuentes de información, la especulación ilimitada, la repetición de afirmaciones y de datos sin comprobación ni autenticidad.

Al final del día uno no sabe con certeza donde leyó qué o quién lo dijo. Pero ahí están las historias, disponibles para la cena.

Las nuevas generaciones políticas, por otro lado, se han abierto un espacio digno de aplauso. Pero, como alguna vez señaló Tony Jundt, lo han hecho olvidando la historia antes de entenderla, y, por consiguiente, sin haber reflexionado con profundidad la visión y experiencia de los antiguos líderes, echándolos rápido; ellos, los nuevos terratenientes de las grandes alamedas.


En otros sectores, surgen las llamadas generaciones de recambio, disponibles para el timón gremial. Se les ve demasiado apuradas.

En los últimos años ha surgido una compulsión por repetir lo que no se sabe con seguridad, con terquedad, como si fuera cierto. Los personajes más famosos van dejando sus epifanías en ciento cuarenta caracteres y nosotros las comentamos como mantras, ansiosos, además, de que aparezca la estulticia que llevará al destierro a cierto personaje o que elevará a un ángel caído, y decimos… cuéntanos algo que no sepamos ya, dime tú, sobre algún alto funcionario inimaginable metido en un negocito, un pensador que plagiaba, ¿un poeta en los huesos?, no pues, algo duro, que duela, algo que contar y repetir, que sorprenda.


Y de este modo, de boca en boca, por correos, tuits u otros medios, se va cumpliendo el oculto objetivo de este pacto no escrito: la degradación de las personas, el lenguaje obtuso y malicioso, no que forme opinión sino que de algo de qué hablar.

Somos tan felices siendo necios. Recientemente, a mediados de marzo, fuimos elegidos como el país más feliz de Sudamérica, Chile es la nación más feliz de Sudamérica, ubicándonos en el puesto número 20 del World Happiness Report 2017.


Una paradoja que, al parecer, escapa a los análisis sociológicos más elementales. La cuestión es que más temprano que tarde, la falta de consideración y respeto puede pasarnos una cuenta penosa.


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Published on April 04, 2017 05:46

Contraloría

TRADICIONALMENTE la Contraloría General de la República (CGR)no ha tenido una gran imagen, más bien ha proyectado la de un organismo anticuado, formalista, que aumenta la burocracia estatal lentificando los procesos. Tan fuerte es esta idea, que una de las razones que se ha dado para justificar una suerte de situación desmedrada de las universidades estatales frente a las privadas, es que las primeras deben someterse a la tuición de la Contraloría y las otras no.


Pero parece que esta imagen comienza a cambiar y a posicionarse la idea de que la acción de la Contraloría realmente agrega valor, asumiendo un rol protagónico en la defensa de la probidad y el buen uso de los recursos públicos. Y hay que reconocerle en ello méritos al nuevo contralor quien en el último tiempo ha tomado iniciativas decididas en tal sentido.


Probablemente, el caso más significativo haya sido la invalidación de las pensiones excesivas otorgadas por Dipreca. También en el ámbito previsional, se opuso a la pretensión de los funcionarios de la DGAC de ser traspasados al sistema de Capredena, poniendo de paso en evidencia los privilegios asociados a los sistemas de reparto. Y, en otro ámbito, le ordenó a la Superintendencia iniciar un proceso de invalidación del goodwill con que la AFP Cuprum pretendía eludir el pago de impuestos.


Con estas decisiones el contralor no solo tuvo que enfrentar a los directamente afectados, sino a otros importantes actores institucionales. En el primero, debió salirle al paso a la clase política. En el segundo, ha tenido que litigar contra el propio Poder Judicial para defender sus facultades para decidir estas cuestiones.


En el último, fueron las grandes empresas las que reaccionaron pues se trata de una práctica extendida entre ellas.

Pero no hay que equivocarse, la motivación detrás de estas acciones no es ni ideológica ni política, sino simplemente la de defender el patrimonio estatal. En el caso de Dipreca, 187 funcionarios de Gendarmería jubilados entre 2014 y 2016 reciben pensiones superiores al tope de 60 UF. Por otra parte, se calcula que si se aceptara el cambio de sistema previsional de la DGAC el costo fiscal ascendería a 300 mil millones de pesos en 30 años y la pérdida fiscal por el goodwill es de 130 millones de dólares.


A todo lo anterior se suma la iniciativa de denunciar situaciones patrimoniales inconsistentes de altos funcionarios públicos. Impresiona lo sencillo que fue dar con ellas, lo que bien se podría haber hecho hace mucho tiempo. Más allá de la potente señal que manda esta acción, no está nada clara la suerte que tendrán las investigaciones penales, las que, en cualquier caso, aparejan penas muy bajas.


Controlar diligentemente la legalidad del gasto público constituye sin dudas un gran avance de la Contraloría, pero a futuro podría irse más lejos. En la experiencia comparada existen agencias, como la GAO en Estados Unidos, con facultades para analizar la pertinencia de las inversiones públicas. Se trata en ese modelo de velar no solo porque nadie se apropie de fondos que son de todos, sino de asegurar que los recursos sean realmente invertidos con sentido y no dilapidados en programas inútiles o poco efectivos.


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Published on April 04, 2017 05:44

Macroeconomía y Felicidad

¿Qué tienen que ver? Mucho. Ahora que estamos debatiendo cuáles son las causas del bajo crecimiento de la economía chilena, veamos cómo impacta el crecimiento en el bienestar de las personas. En términos de ingreso, el impacto es evidente. Una regla utilizada por macroeconomistas establece que si una economía crece a una tasa de X%, entonces tardará “70/X” años en duplicar su ingreso (PIB). Bajo esa lógica, crecer al 1 o al 5% no da lo mismo (70 versus 14 años, en duplicar el ingreso).


La relación no es tan directa en cuanto a bienestar subjetivo (es decir, felicidad o satisfacción con la vida). Investigaciones indican que, a bajos niveles de ingreso, un aumento de éste produce un efecto directo y proporcional en la felicidad (y satisfacción con la vida) de las personas. Pero a partir de cierto umbral, investigadores como Kahneman y Deaton encuentran que incrementos sucesivos en ingreso no tienen una contrapartida en felicidad (aunque sí en satisfacción con la vida). ¿Deja el crecimiento de tener importancia? Al menos para el caso de Chile, no; tal vez, la respuesta más certera es que nunca deja de tener importancia. Un mayor ingreso permite que las sociedades accedan a una mayor oferta de bienes y servicios. Eso mejora (aunque a una tasa decreciente) la felicidad y, de manera sistemática, la satisfacción con la vida de las personas.


Pero el PIB no es la única variable macro que importa a las personas. Investigaciones han mostrado que el desempleo genera un impacto negativo sobre el bienestar subjetivo de las personas. Cuando una economía cae en recesión, se produce un efecto negativo doble sobre la sociedad: por un lado, la caída en el ingreso genera pérdida en términos de bienestar subjetivo de las personas; y, por otro lado, el aumento en el desempleo genera un impacto que va más allá de la pérdida de ingreso. De hecho, se ha encontrado que no obstante que la economía se haya recuperado, en términos sicológicos los efectos negativos de una recesión perduran en el tiempo.


¿Qué hay de la desigualdad en la distribución de los ingresos? Si bien es importante trabajar por un mayor y mejor crecimiento, no lo es menos cómo se da ese crecimiento y cómo se reparte entre la población. Estudios también muestran que una desigual distribución del ingreso tiene un efecto negativo en países donde la movilidad social es baja. Por ello es importante diseñar políticas que permitan que el crecimiento sea un vehículo eficaz para lograr una mayor movilidad social, sobre todo en una economía como la chilena que exhibe elevados índices de desigualdad.


El desafío, por lo tanto, no es solo apuntalar el débil crecimiento económico, sino también hacer que ese crecimiento maximice la felicidad de los chilenos. Existe abundante evidencia respecto de los factores que están detrás de sociedades más felices, la cuestión es incorporar este conocimiento en el diseño de las políticas públicas.


 


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Published on April 04, 2017 05:42

Ciber seguridad (ll): Las preguntas del directorio

En la columna anterior, reseñamos las gravísimas consecuencias  económicas, comerciales y de imagen corporativa ocasionadas por el devastador ciber ataque que Target, el gigante estadounidense del retail, sufrió en 2013;  y cómo este episodio revela que una preocupación hasta entonces reservada a técnicos especialistas, se ha transformado en una inquietud que amenaza con poner en jaque la reputación y los activos de las empresas más sofisticadas del planeta.


Parte de la lejanía de estos temas con el mundo de los directorios se debe, en parte, a que los responsables de la seguridad informática hablan como nosotros, los economistas, con un vocabulario ininteligible. Pero la “incomprensión de lenguaje” no justifica que el directorio eluda estas responsabilidades. Tal conducta, por cierto irreflexiva e imprudente, tiene, al menos, dos caminos para ser corregida:  (a) asignar un director capaz de preguntar a los expertos y de transmitir (o traducir) a sus pares la información recibida; (b) delegar esta tarea en personas o comités específicos que indaguen la situación e informen al directorio.


Como en muchas materias donde el desafío es enorme, lo que importa al directorio es la certeza de que su empresa cuenta con sistemas de protección cibernética superiores a los tienen empresas similares, locales e internacionales, disminuyendo así los eventos de un ingreso furtivo.


El día a día consume las preocupaciones de la Administración -es bueno que así sea- pero descuida temas críticos cuya solución, desde la perspectiva del directorio, puede ser más simple de lo que muchos suponen: demostrar que la empresa está mejor preparada que empresas afines para prevenir los ataques cibernéticos, reaccionar con prontitud frente a ellos y enmendar sus efectos. Para ello, nada mejor que indagar y no darse por satisfecho hasta obtener respuestas tranquilizadoras. Propongo, a continuación, algunas preguntas que el directorios debe hacer:


 



¿Cuánto demoraría un buen hacker en vulnerar nuestros sistemas de seguridad? ¿Cuánto tardamos hoy en saberlo?
¿Qué hemos hecho antes, durante y después de esos ataques?
¿Cuántas veces nos han atacado y cuántos de esos ataques tuvieron éxito? ¿Qué entendemos por éxito?
Cundo fuimos hackeados por terceros no conocidos, ¿Cómo lo hicieron?
¿Monitoreamos el flujo de información que sale de la compañía?
¿Por qué debo creer que todo está bajo control? Compruébamelo para quedar tranquilo.
¿Quién es el responsable de comunicar la desvinculación de un empleado que cumplía funciones en el área TI u otras relacionadas? ¿Cuál es el protocolo que debe seguir?
¿Cuál es el plan de contingencia ante un ataque y quiénes sus responsables? ¿Cuántos simulacros hemos hecho y cuál ha sido el resultado? ¿Cómo medimos esos resultados?
¿Hemos contratado hackers que nos vulneren de manera inadvertida para medir nuestras debilidades? ¿Dónde y cómo han navegado? ¿Qué resultados han tenido?
¿Hemos educado a nuestro personal con respecto al tema?
¿Hemos testeado la disposición de los empleados a seguir los procedimientos? ¿Cuál ha sido el resultado? ¿Hemos insistido con aquellos “incontinentes”?
¿Cada cuánto tiempo adiestramos y chequeamos al personal con respecto a buenas prácticas?
¿Cómo prevenimos que el personal se abstenga de navegar por áreas de información interna que no le son pertinentes?

 


Hay dos tipos de compañías que han sufrido ataques cibernéticos: (1) las que saben que sus sistemas de seguridad fueron intervenidos por hackers; y (2) las que fueron intervenidas o lo están siendo, pero no lo saben. En el ejercicio de sus deberes administrativos y de gestión, el Gerente General y su Gerente de TI deben responder estas inquietudes corporativas y satisfacerlas, ahora con el respaldo y presencia proactiva de un directorio que asume estas tareas como prioritarias.


 


 


 


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Published on April 04, 2017 05:35

La reforma laboral que nadie quiere

Acaba de entrar en régimen la reforma laboral, pero por lo que podemos apreciar nadie se encuentra destapando botellas para celebrar. Por ahora, al menos, los mismos creadores de la ley agachan la cabeza y niegan la paternidad de una reforma que no dejó a nadie sonriendo.


Este cambio legislativo que, en sus inicios, prometía “modernizar” por completo el sistema de relaciones laborales en Chile, terminó por transformarse en un conjunto de cambios que en suma sólo generarán desbalance en la ponderación de los derechos de trabajadores sindicalizados, empleadores y no sindicalizados, cuestión que se recibe sin ninguna gota de euforia..


Es así como, el hecho de considerar como una práctica antisindical el mero otorgamiento a no sindicalizados de beneficios que no se consideren remuneración, como cheques restaurantes, reducción de jornadas y becas, si se estima por algún interesado que aquellos significa un desincentivo a la formación de un sindicato, afecta claramente la libertad individual de los trabajadores que no están sindicalizados a convenir con su empleador las condiciones de trabajo que estimen pertinentes.


Sin perjuicio de lo anterior, el no envío por parte del Ejecutivo de ley adecuatoria que reconociera expresamente a los grupos negociadores y la poco afortunada interpretación de la Dirección del Trabajo sobre la materia, precarizan la libertad de asociación de los trabajadores en orden a elegir la forma en que mejor les acomode negociar colectivamente.


Por otra parte, la nueva ley tampoco dejó satisfechas las ansias de poder desmedidas de la CUT y algunos sindicatos radicalizados de izquierda que pretendieron de alguna manera alcanzar un monopolio sindical y una afiliación prácticamente forzosa de trabajadores a sus organizaciones, toda vez que el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional y, por ende, eliminó del proyecto, toda disposición referida a dicha titularidad de la negociación colectiva, restableciendo dicho derecho en favor de los trabajadores.


Asimismo, los empleadores tampoco quedaron satisfechos en lo absoluto, pues la eliminación del reemplazo en la huelga y la forma en que se condicionan los servicios mínimos generó un gran desequilibrio entre lo que es el derecho a huelga de los trabajadores y el derecho de los empleadores de desarrollar actividad económica. Con la nueva normativa, pasamos de un extremo a otro, pues transitamos de permitir todo tipo de reemplazo externo e interno a un sistema extremadamente restrictivo, convirtiéndonos en el único país, junto con México, en tener este sistema a nivel OCDE.


Y como si no fuera suficiente, durante los seis meses de vacancia de la ley, la Dirección del Trabajo, ejerciendo su labor interpretativa de la normativa laboral mediante dictámenes, no se hizo cargo de despejar una serie de dudas e inconvenientes que se advierten en la implementación de la nueva ley, como es llenar ciertas lagunas legales y delimitar ciertos conceptos indeterminados.


Por lo visto, la reforma laboral más que ser un remedio a todos los males se convierte en un nuevo dolor de cabeza, no sólo para el Ejecutivo, sino que para todos los trabajadores y empleadores, quienes deberán desde ahora negociar atajando cuchillos en una pieza oscura.


 


 


 


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Published on April 04, 2017 05:30

Apuntes finales sobre Big Little Lies

1. Big Little Lies fue de menos a más, pero ese menos inicial era bastante mejor que muchas series. Era, después de todo, un “evento televisivo”, como los que le gusta hacer a HBO, tratando de arrancarnos de las garras de Netflix y obligándonos a servirnos semana a semana. Cuando no lo consigue con dragones y Jon Snow, HBO lo ha conseguido con series como The Night Of y, ahora, con una serie protagonizada y producida por una ganadora del Oscar, Reese Witherspoon, y su pandilla: Laura Dern, Nicole Kidman, Zoe Kravitz, Shailene Woodley.


2. Hay pocas series sobre mujeres. O sea hay, pero a veces no se adentran en lo que importa, o que interesa. Está Olivia Pope y Scandal y su versión teleserie de House of Cards, está Robin Wright en House of cards, pero rodeada de un mar de testosterona, están las de Ryan Murphy que es un creador que ama a sus mujeres, como a Sarah Paulson en American Crime Story o a Jessica Lange y Susan Sarandon en Feud. Está Carrie Mathison en Homeland y está Kerri Russell en The Americans. Pero el día a día, la amistad, la pelea chica y la grande, la maternidad, sólo están presentes en Girls, confinadas a la realidad de veinteañeras. Big Little Lies se presentaba como “los ricos también lloran”, pero terminó siendo una ventana a las interacciones femeninas adultas, a cómo se relacionan con los hombres en su vida y la tendencia casi genética que tenemos a convertirnos en hermandad, incluso cuando no nos caemos ni bien. A pesar de ser Big Little Lies una serie con arquetipos -la ejecutiva, la perfecta, la hippie-, su éxito demuestra que las mujeres queremos ver más historias de mujeres en pantalla, algo que cada cierto tiempo asombra a Hollywood pero es una obviedad. Como cualquier producto de cultura pop, necesitamos reflejos para sentirnos parte y dar sentido a lo colectivo.


3. Celeste: el personaje de Nicole Kidman quizás ha hecho más por las víctimas de violencia intrafamiliar que cualquier otro en la TV. En la pantalla chica, cuando una mujer es golpeada por su pareja, todo es negro o blanco y se vuelve artificial. La violencia no tiene grises: el personaje de Perry, el marido de Celeste, era un animal que eventualmente -como le dijo su terapeuta- terminaría matándola. Pero ella necesitaba, como muchas veces las víctimas necesitan, ayuda, fuerza y sobre todo convencimiento. Porque generalmente las víctimas han sentido amor por su pareja. Y tienen miedo. Y esas dos cosas juntas son difíciles, y explican por qué muchas mujeres se quedan con un abusador o, como Celeste, tratan de excusarlo una y otra vez. Son secuestros emocionales que pocas veces se retratan en la cultura pop, porque no tienen fácil resolución, y Big Little Lies encontró ahí su línea argumental más fuerte y, probablemente, un Emmy para Kidman.


4. La mejor Reese Witherspoon es la buena con alma de mala.


5. El final: y ahora los spoilers. Se veía venir que nuestro malvado abusador iba a recibir un castigo, porque Big Little Lies era una serie de mujeres y cómo estas se ayudan, se cuidan, se esconden cosas, se las cuentan, se odian, compiten, y se aman. La amistad femenina en sus múltiples caras, no excluyentes. Perry (Alexander Skarsgard), además resultaba ser el violador de la joven Jane. Quizás algunas decisiones del director eran cursis, pero acá estuvo muy bien manejada la tensión de no tener que explicitar lo obvio: ante el ataque del depredador, la manada femenina cerró filas, y sin importar quién fue la que lo empujó al vacío -¡Bonnie!-, se cubrieron las espaldas y siguieron adelante. Terminaron tomando vino en la playa, libres al fin.


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Published on April 04, 2017 04:42

April 3, 2017

Las tres guerras de Donald… y las que vienen

Es normal que los presidentes choquen contra sus opositores políticos y que tengan fricciones con otros países. También es usual, y muy sano, que los gobiernos y los medios de comunicación no se entiendan. O que los presidentes se enfrenten a la burocracia pública que, según ellos, no ejecuta con entusiasmo las políticas que ellos han prometido.


Todo esto es normal. Lo que no es normal es la diversidad, intensidad, peligrosidad y, a veces, la banalidad de los conflictos que origina el nuevo Presidente de Estados Unidos. Pero Donald Trump no es un gobernante normal.


Los presidentes suelen gozar de un periodo de alta popularidad al inicio de su mandato. Trump, en cambio, tiene el porcentaje de aprobación más bajo jamás registrado en estos sondeos de opinión.


Los intentos de hacer realidad sus principales promesas electorales están naufragando, afronta amenazantes investigaciones criminales contra miembros de su equipo -algunos de los cuales ya se han visto obligados a renunciar- y no logra llenar las vacantes que le permitirían tener una mejor gestión. Las filtraciones de información que salen de la Casa Blanca son incesantes. China está ocupando rápidamente los espacios de liderazgo mundial que Estados Unidos está abandonando y la Rusia de Putin se crece y trata de influir en las elecciones europeas tanto como lo hizo en las presidenciales americanas.


En vista de todo lo anterior, cabría pensar que Trump intentaría estabilizar la situación y construir alianzas. Pero el Presidente está haciendo todo lo contrario. En vez de conciliar, busca la confrontación; en vez de cerrar frentes de batalla está abriendo otros nuevos y en vez de unir está dividiendo. Estas son tres de las principales guerras internas de Donald Trump.

>La guerra contra su propio partido: Todas las formaciones políticas tienen facciones y el Partido Republicano no es una excepción. Sus divisiones internas impidieron que se aprobara la ley que desmantelaría la reforma sanitaria impulsada por Barack Obama. ¿La reacción de Trump? “Debemos pelear contra ellos”, refiriéndose a los miembros de su partido que no estuvieron a favor de su propuesta. También ha dicho que en las elecciones parlamentarias de 2018 promoverá candidatos que hagan perder la reelección a los congresistas que no lo apoyen. Las reacciones de los republicanos disidentes no se ha hecho esperar: “La intimidación no funciona”, “esas amenazas pueden dar resultados en la escuela primaria, pero nuestro gobierno no funciona así”… Si bien ambas partes harán esfuerzos por mostrar que han superado sus diferencias, la realidad demostrará que estas divisiones tienen efectos duraderos.

>La guerra contra las agencias de inteligencia. Los servicios de inteligencia de EE.UU. emplean a más de 100.000 personas que trabajan en 17 organizaciones diferentes. Si bien, en el pasado, han existido fricciones entre esta comunidad y la Casa Blanca, nunca antes el conflicto había sido tan fuerte como ahora. El Presidente Trump ha dicho que estas agencias son tan deshonestas como los medios de comunicación que diseminan noticias falsas. También las ha llamado “nazis”. Por su parte, las agencias de inteligencia emitieron un informe cuya conclusión es que el Kremlin influyó en las elecciones de EE.UU. y que Vladimir Putin tiene una clara preferencia por Donald Trump.

>La guerra contra la Reserva Federal. Esta guerra contra el Banco Central de EE.UU. aún no ha comenzado, pero se ve venir. A los presidentes les gusta que las tasas de interés sean más bien bajas, lo cual suele estimular el consumo, la actividad económica y el empleo. Pero si el déficit fiscal aumenta, el dinero en circulación también y los precios comienzan a subir, es deber del Banco Central aumentar las tasas de interés para mitigar los riesgos de una alta inflación y otros males económicos.


Estas tres son guerras internas, pero la pugnacidad de Trump también se manifiesta en las relaciones internacionales de su país. Y el peligro más grande es que sus derrotas domésticas lo motiven a buscar peleas afuera. No sería el primer líder de un país que usa un conflicto externo para distraer de sus problemas internos. Putin le puede dar lecciones sobre eso.


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Published on April 03, 2017 05:50

La teleserie previsional: mala forma y peor contenido

Los anuncios en materia previsional, que se han ido filtrando desde la mesa de conversaciones del Ejecutivo, se han tomado los titulares de los medios de comunicación. Lamentablemente, no porque sean soluciones técnicamente valorables, sino por los conflictos internos que trasuntan, las influencias de la llamada posverdad y lo más grave, por significar retrocesos en la solución del problema de fondo; mejores pensiones para todos los trabajadores.


El tema partió con el impasse de la Ministra del Trabajo, que adelantó uno de los anuncios  principales; el destino del 5% de cotización adicional, con su ya famosa frase, en la saga de la legendaria “retroexcavadora”; “ni un peso más para las AFP’s”. El Ministro de Hacienda reaccionó con disgusto, lamentablemente no motivado por lo equivocado del postulado, sino por la filtración antes de tiempo. El concepto detrás de esta frase es un claro tributo a la era de la posverdad, ya que involucra una opción que, en vez de favorecer a los trabajadores, los perjudica. Esto por dos razones; la primera es que si hay algo que ha funcionado bien en nuestro sistema previsional es la administración de los fondos por parte de las AFP’s, y la segunda es que si son éstas las que manejan la cotización, no habría ningún costo adicional para los afiliados -la comisión es un porcentaje del ingreso mensual del trabajador, no del fondo-, lo que no sería factible bajo cualquier otra alternativa. Pero la gravedad de estos dichos errados va más allá, por cuanto contribuyen en forma importante a la campaña de desinformación y mentiras en materia previsional que lleva ya varios años. Mal la podremos revertir si son los Ministros de Estado sus principales auspiciadores.


Tampoco es buena noticia que esa cotización adicional sea “con cargo al empleador”. Sabemos que eso es una ficción, y que finalmente se trata de un impuesto al trabajo formal, reconocidamente el más ineficiente y regresivo de los tributos ¿De qué magnitud es este impuesto? Utilizando los datos de cotizantes dependientes e ingreso promedio imponible actual, sería la nada despreciable cifra de US$ 3.700 millones anuales, equivalente a la mitad de lo que se esperaba recaudar con la reforma tributaria de 2014.


Sumándose a las malas ideas, sólo la mitad de esta cotización adicional iría a las cuentas individuales, y con el resto se crearía un mini sistema de reparto, que no por ser de menor envergadura deja de tener todos los problemas de ese esquema, cuando además la demografía juega claramente en contra. El resto iría supuestamente a las cuentas individuales, aunque sólo supuestamente, ya que al no ser heredable, de acuerdo a otra de las filtraciones de la mesa de conversaciones, no parece claro entonces el derecho de propiedad sobre los fondos. Esto, además de tener probables vicios constitucionales, genera un problema práctico entre el retiro programado, que tiene opción de herencia, y la renta vitalicia. Obviamente se genera un incentivo a optar por la segunda opción, que no estaría expuesta a expropiación en caso de fallecimiento.


Por último, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, contraviniendo su nombre, se ha manifestado en contra de ir igualando paulatinamente la edad de jubilación de hombres y mujeres, a pesar de que esta diferencia en la edad de retiro es la causa más importante para explicar la brecha en las jubilaciones de ambos.


En definitiva, con lo que se conoce hasta ahora, si finalmente el gobierno manda al Congreso un proyecto de ley de reforma previsional, pasaría a ser el broche de oro de las negativas reformas estructurales que nos está dejando de herencia.


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Published on April 03, 2017 05:27

Reflexiones sobre la democracia representativa en Chile

La democracia representativa es una alianza un tanto incómoda, así lo relata Hanna Pitkin (2004) en su ensayo del mismo nombre (an uneasy Alliance). La autora plantea que desde sus orígenes, la democracia consistió en un ejercicio político directo de los ciudadanos, que nace en la antigua Grecia, en que los hombres libres votaban y participaban en asambleas, sin cuerpos políticos intermedios. No obstante, para poder avanzar en eficiencia gubernamental las repúblicas modernas, decidieron incorporar la representación utilizada por las monarquías, quienes enviaban a sus representantes a cobrar los tributos a distintas partes de los reinos, a vigilar controversias y resolver asuntos de gobierno.


Tal como la conocemos en estos días, la democracia representativa en ciertas oportunidades tiende a sufrir tensiones (debe ser por este forzado matrimonio), por lo que el concepto de representación política ha sufrido fuertes cuestionamientos en estos tiempos.


Pitkin (1967; 2004) nuevamente nos entrega un marco analítico para poder encuadrar las distintas acepciones de un término tan complejo. Ella hace referencia particularmente a dos conceptos de representación: descriptiva y sustantiva, que vale la pena desarrollar, para intentar comprender los fenómenos políticos que están sucediendo en el Chile actual.


La representación descriptiva se refiere a que los representantes actúan basados en la conexión que poseen con sus grupos de electores y actúa en la lógica del reflejo/semejanza (espejo). En cambio, la representación sustantiva conlleva al ejercicio de la representación política por medio de la detección de los intereses ciudadanos, y se espera que el “representante actúe a favor del interés de los representados” (Pitkin, 1967).


Diversos estudios de opinión púbica han reflejado sistemáticamente el desgaste de los partidos políticos en Chile, particularmente en los últimos diez años, éstos han venido decayendo estrepitosamente, alcanzando en la actualidad su nivel de confianza institucional más bajo, el cual no supera el 3% (equivalente al margen de error de cualquier encuesta). Por lo que se podría deducir que los partidos tradicionales ya no representan a nadie.


En un contexto de desencanto y de desgaste de los cuerpos representativos convencionales, han emergido una serie de alternativas, como Revolución Democrática, Movimiento Autonomista/Izquierda Autónoma, y otros grupos de izquierda que lograron confluir en el denominado Frente Amplio. Por otro lado, al interior del Partido Socialista Fernando Atria dio un respiro al conservadurismo y ha obligado a que se retomen una serie de discusiones políticas, al parecer olvidadas, fortaleciendo a uno de los sectores más críticos al establishment, y que pese a la renovación de rostros, cabe destacar que siempre ha existido en esas filas.


El domingo recién pasado el Partido Socialista celebró sus elecciones internas. Para sorpresa de la opinión pública, pese a su aparente falta de musculatura política, logró convocar una cantidad similar de adherentes a votar, que en la polarizada elección de 2015, alcanzando por completo su proceso de refichaje en todos los rincones del país.


El escenario esta vez resultó algo extraño. En un escenario que se plantea como desgastado y con mucha crítica (a veces beligerante) contra del conservadurismo político y el statu quo que representan los/as mismos /as de siempre, la lista C Unidad Socialista, que hizo confluir a los sectores mayoritarios del Partido Socialista, excluidos Izquierda Socialista (sector de Atria), Osvaldo Andrade, Maya Fernández Allende y Gonzalo Durán, alcanzó el 20% de la votación, versus el 80% que obtuvo la lista continuista a la gestión de Isabel Allende.


Es de común conocimiento la capacidad de movilizar personas que posee el Partido Socialista. Después de este ejercicio electoral quedó demostrado que sigue siendo un partido con raíces sociales fuertes, y que justamente son esas bases las que entregaron un contundente apoyo a una propuesta “moderada”, y que prometía compactar al Partido Socialista, a modo de prepararse para la difícil contienda presidencial del presente año, en que puede pasar cualquier cosa.


¿Qué nos dice este resultado? Hoy en día es difícil pronosticar resultados electorales futuros. En un escenario de descontento social e inmovilismo ciudadano, en un contexto de alto fraccionamiento del sistema de partidos y dificultades de ordenamiento de las élites partidarias, por lo que es probable que pueda pasar cualquier cosa. Sin embargo, es preciso hacer un alto en este punto, pues hay dos hechos que permiten una reflexión mayor.


Es importante aclarar que por lo general, no se deben comparar elecciones de diferente naturaleza, por lo que se recurrirá a la elección municipal de 2016 sólo para ejemplificar.


La elección en la comuna de Valparaíso y el triunfo del Frente Amplio el 2016, contó con un 69% de abstención electoral, en que las personas que habitan los cerros y aquellas menos educadas, decidieron simplemente marginarse de la elección. El alcalde Jorge Sharp obtuvo su triunfo, no sólo por el respaldo de sus adherentes, también contó con los votos de la Nueva Mayoría y de la Alianza, particularmente de sectores más educados, quiénes cansados de una deficiente y clientelista gestión municipal, no vieron otra opción plausible que apoyarlo, situación que le permitió ganar, pero contrario a lo que se piensa, no logró movilizar a los desencantados, pues la comuna registra incluso 3% más de abstención que la elección de 2012. Es importante agregar también, que las elecciones municipales (para tener cuidado con las comparaciones), poseen desde hace algunos años mayor volatilidad que otras. Por lo que no resulta extraño que desafiantes hagan perder a incumbentes que llevan años en sus cargos (Luna & Altman, 2011).


 


El segundo hecho es precisamente lo que pasó con el sector de “izquierda” del Partido Socialista, que si bien logró movilizar personas, no pudo reclutar un número significativo de militantes que le permitiera disputar la hegemonía del aparente conservadurismo encabezado por Álvaro Elizalde.


Si pensamos entonces en el concepto de representación sustantiva, de sectores que se atribuyen la delegación de poder de las bases, será necesario detenerse a pensar y reflexionar sobre el posible éxito del Frente Amplio.


Beatriz Sánchez, sin duda es una de las figuras más atractivas en la carrera presidencial. Nadie dudaría jamás de su profesionalismo, franqueza y carisma, pero su grupo político si bien está aglutinando el enojo colectivo, la plantilla parlamentaria, ha sido poco estudiada, y procura crecer a costa de la Nueva Mayoría y no de la derecha. Situación que podría complicar los ánimos, encontrando reacciones beligerantes en su contra, por parte de sectores con quienes deberían tender puentes, en un Chile que requiere de transformaciones profundas. Obviando el componente de la representación sustantiva del pueblo, incluso sin formar parte de éste.


La ciencia política afirma que los electores, siempre buscarán situarse en posiciones intermedias, alejándose de la confrontación dura y radical en la arena política (teoría del votante medio), por muy mediática que sea la candidatura, los votantes tenderán a rechazar el conflicto, la confrontación y las posiciones extremas.


Será preciso observar entonces los acontecimientos en este convulsionado año electoral, que recién comienza.


Fuentes:


 


Luna, J. P., & Altman, D. (2011). Uprooted but stable: Chilean parties and the concept of party system institutionalization. Latin American Politics and Society53(2), 1-28.


Pitkin, H. F. (1967). The concept of representation. Univ of California Press.


 


Pitkin, H. F. (2004). Representation and democracy: uneasy alliance. Scandinavian Political Studies27(3), 335-342.


La entrada Reflexiones sobre la democracia representativa en Chile aparece primero en La Tercera.

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Published on April 03, 2017 05:20

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Óscar Contardo
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