Óscar Contardo's Blog, page 198

April 15, 2017

Viudos de Lagos

SON PERSONAS importantes, pero no son tantos. Sino, el hombre seguiría en carrera. Lagos aludió a aquello en su discurso final, cuando dijo que el afecto que ha recibido no se reflejó en un apoyo ciudadano suficiente. Y claro, un candidato sin votos no sirve. Este no es un problema de los tiempos que corren, como gritan algunos. Así ha sido siempre.


Lagos sabe esto mejor que nadie. Durante su gobierno, fue él quien inventó a Bachelet. La impuso como candidata cuando nadie sabía mucho de ella. Solo que era simpática y que tenía apoyo en las encuestas. Bueno, los socialistas aprendieron de aquello y hoy nominaron a Guillier. Por eso, este no es el fin de la historia como dicen algunos; es simplemente un intento desesperado de repetirla. Sí, desesperado, porque todo indica que esta vez no les resultará.


Porque la gente, esa forma casi despectiva de referirse a todos menos a unos pocos iluminados, también parece haber entendido la lección más importante: no quieren otro gobierno de izquierda. Por eso no apoya a Lagos, pero tampoco a Guillier en forma importante. El dueño de los votos hoy, el que tiene la mayor probabilidad de ser el próximo presidente, es Piñera. Por eso, este no es un vuelco a lo light, a la falta de ideas, al discurso fácil, como gritan algunos. Es un vuelco a la derecha. Y dentro de ese sector, apoyan a la persona con más experiencia e ideas más claras. La gente, en suma, tampoco quiere seguir improvisando.


Entonces, esto no es el fin del mundo, ni estamos frente a la pérdida de la cordura. Es más bien lo contrario. La mayoría se agotó de experimentos tipo Bachelet. Y razones para ello sobran. Basta mirar cómo está el país. Lo light o la locura sería reelegir a los mismos que son responsables de lo sucedido en estos años. Y Lagos, hay que decirlo, no supo diferenciarse. Porque, en su afán por conseguir votos, comenzó a desvirtuar su discurso, a coquetear con la izquierda extrema, al punto de traicionar su propia historia. Incluso, en su despedida, señaló que su afán era impedir una ola de restauración mercantilista y conservadora que puede durar muchos años. Y, acto seguido, dijo que nadie lo siguió en aquello. Porque la mayoría sabe que esa es un caricatura de la derecha.


En suma, no era el tiempo de Lagos y, como van las cosas, tampoco el de ningún otro de su sector por carismático y simpático que sea. El país quiere algo distinto. Por eso, tampoco esto es una afrenta a Lagos, ni a su estilo. Menos, como dice, que la derecha tenga ganado todo por muchos años. En política, el futuro nunca está asegurado. Se gana día a día.


Pienso que, en el fondo, Lagos entiende esto. Al final de su discurso, sin dramatismo y sin recriminaciones, simplemente dijo: “amigos, la vida continúa” y repitió por segunda vez en su vida, “sé escuchar la voz de pueblo, sé someterme a su veredicto”, en una muestra más de su grandeza republicana. Por eso, sus viudos debieran aprender de él, y en vez de incendiar el país, simplemente aceptar que el país quiere otra cosa. Y no hay que ser un intelectual para entender que tienen razones para para aquello.


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Published on April 15, 2017 02:27

La nueva izquierda

LA IZQUIERDA vive entre sueños y pesadillas. Sus principios abiertos y generosos coexisten a menudo con prácticas sectarias y excluyentes. Así ha sido en la historia del mundo. Chile no es la excepción.


La izquierda chilena ha sido un actor muy relevante en la construcción nacional. Las grandes conquistas sociales y democráticas llevan su impronta. Sin el aporte de las fuerzas de izquierda Chile sería aún más desigual y autoritario.


Pero, hay también un lado B. La izquierda ha sido actor protagónico de los dramas de Chile. La experiencia de la Unidad Popular terminó derrotada a sangre y fuego por sus adversarios. La izquierda fue víctima pero también responsable. Hoy día se venera como mártir a quien en su momento se denostó por reformista y vacilante. Amplios sectores de la izquierda, comenzando por el propio partido del Presidente, no entendieron la complejidad del proceso y negaron el respaldo necesario para evitar su naufragio.


La lucha en contra de la dictadura fue también terreno de agrias disputas. La izquierda revolucionaria, organizada en torno al MIR, interpretó el golpe como una derrota de las “fuerzas reformistas” que dejaba incólumes a las fuerzas que bregaban por la revolución. En base a este análisis el MIR buscó ponerse a la cabeza de la resistencia armada. El resultado fue dramático: centenares de militantes pagaron con sus vidas. El MIR fue exterminado. Años después, la dirección del Partido Comunista optaría también por la lucha armada. Fue una decisión atemporal, inconsistente con la trayectoria histórica del PC chileno, que tuvo efectos negativos sobre la lucha democrática de masas, que fue la orientación que en los hechos se impuso como estrategia dominante. Una acción convergente de las fuerzas de izquierda habría permitido seguramente una derrota más clara y decisiva del régimen militar.


Las divisiones que atravesaron a la izquierda durante los años de dictadura se mantuvieron a lo largo de la transición. La exclusión del Partido Comunista fue su expresión más clara. Pero no fue la única. Hubo también una izquierda social que quedó al margen, facilitando la desmovilización y la imposición de la hegemonía de las fuerzas más conservadoras al interior de la antigua Concertación.


Están surgiendo en la actualidad nuevas fuerzas que se reclaman de izquierda. Son el producto de las movilizaciones sociales más recientes en torno a causas amplias y nobles como educación pública de calidad y gratuita. Constituyen una esperanza allí donde el desgaste de las fuerzas tradicionales de la izquierda es más que evidente.


El desafío que enfrenta esta izquierda emergente es enorme. Se trata de superar la apatía y generar nuevos entusiasmos. Tarea especialmente difícil en tiempos de crisis y ruptura de los lazos entre la política y la sociedad.


El desfiladero por el que camina la nueva izquierda es estrecho. La tentación de hacer de la izquierda tradicional su principal adversario es grande, irresistible incluso para algunos. Allí donde se requiere una amplia ofensiva ideológica para renovar a la izquierda y transformarla en un actor gravitante, se puede terminar asistiendo a una lucha destructiva que termine lesionando el conjunto del proyecto progresista. Existieron en el pasado esfuerzos importantes para renovar a la izquierda. No prosperaron. Las condiciones han cambiado. Puede ser hoy día posible lo que ayer no lo fue. Para eso es fundamental, entre otras cosas, apuntar para el frente y no para el lado.


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Published on April 15, 2017 02:24

La decisión del Partido Socialista

LA POLÍTICA opera habitualmente con múltiples racionalidades. Hay cálculo, competencia, confianza, redes, organización, comunicación, emociones, costumbre. Y ejercicio constante de la voluntad de poder, como el hilo rojo de Ariadna que sirve para tejer salidas de situaciones difíciles e imponer un punto de vista.


En el escenario de la polis hay actores y públicos. Ideas e intereses. Líderes y seguidores. Élites y masas. Cambiantes relaciones entre mayorías y minorías. Deliberación pública y discretas maniobras tras bambalinas. Sobre todo, hay enunciados, discursos, relatos y a ratos también demagogia. De hecho, la política es el arte de mover la historia con palabras.


Todos estos factores fueron puestos en tensión el domingo pasado al momento en que el PS decidió su candidato presidencial. Paradojalmente, sin embargo, lo importante a la postre resultó ser a quien no eligió el PS.


En efecto, el drama de la ocasión consistía en que se hallaba involucrada una figura que para el PS, la Nueva Mayoría y para la opinión pública, incluso sus detractores, tenía las dimensiones, el carisma, de una figura histórica.


Efectivamente, Ricardo Lagos representa la enorme transformación del país durante los últimos cincuenta años. No solo la transición de una dictadura a la democracia sino de la Guerra Fría a un mundo multipolar, de la revolución al reformismo, del Chile como un caso de desarrollo frustrado al Chile que expande sus capacidades y se transforma en una sociedad de masas y nuevas clases medias.


Las tensiones creadas por esas transiciones simultáneas -malestares de modernización, cambios culturales, movilidad social, brechas de desigualdad, mercados expansivos, lógicas privadas y autonomía individual- se identifican con la figura de Lagos. Igual como ocurre con la renovación socialista, el pensamiento socialdemocrático de un tiempo neoliberal, la Concertación y la política de los acuerdos, la generación académica y tecnocrática que concibió al país como un proyecto posrevolucionario y posdictatorial.


El drama para el PS y su grupo dirigencial -más posmoderno que de grandes transiciones; con menos peso histórico y escombros en la conciencia- es que debió elegir entra esa figura histórica y la leve brisa de la madrugada que se anuncia ya. ¿Cómo? En la cultura de la novedad, los collages de ideas, la sensibilidad de redes sociales, el apetito por el triunfo rápido y la política como espectáculo.


El PS eligió el medio que estimó más eficiente para la mantención propia y de la NM en el poder. Es la lógica utilitaria que lo invade todo. ¿Es un pecado? ¿Habría que condenar al Comité Central por esta decisión? Para nada. No hizo más que seguir la racionalidad imperante en el momento, aun a costa de echar por la borda una figura de su historia.


¿Tendrá éxito tan expedita maniobra? En el terreno puramente pragmático, puede ser. La NM ha fortalecido su lado izquierdo. El PS cuenta ahora con un candidato, aunque no sea propio. Y ha puesto a la DC y el PPD en un un pie forzado. Por otro lado, si la NM no recupera su centro o se desvanece, el PS seguirá parado y tendrá su segunda oportunidad.


Es entendible. Pero no conmueve.


A mi al menos me ocurre como a Max Weber cuando en La política como vocación dice: “Por el contrario, es muy conmovedora la actitud de cualquier hombre maduro, de no importa cuántos años, que siente con toda su alma la responsabilidad por las consecuencias y actúa conforme a la ética correspondiente y que, llegado el caso, es capaz de decir: ‘no puedo hacer nada más, aquí me detengo’”. Es el punto donde las convicciones se hermanan con las responsabilidad, algo que el PS y mi propia generación aprendió con la derrota.


Pero es probable que tampoco esto esté de moda ahora que lo importante es estimar ganancias y pérdidas para luego apostar.


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Published on April 15, 2017 02:20

Unidad en la adversidad

EL TRIUNFO del NO en aquel histórico 5 de octubre de 1988, abrió paso a la recuperación democrática por medios totalmente pacíficos. Con un lápiz y un papel los demócratas chilenos derrotaron a la dictadura más feroz de toda la historia de nuestra patria, lo hicimos gracias a la unidad de propósito de muchos hombres y mujeres que arriesgaron todo para tener un Chile más justo y mas democrático.


La victoria de los dos primeros presidentes elegidos democráticamente después de la dictadura, Patricio Aylwin Azócar y Eduardo Frei Ruiz -Tagle, también fue gestada por la convergencia entusiasta de la centroizquierda, la elección de Ricardo Lagos Escobar como Presidente de la República surgió de aquella misma vocación.


Un proceso que abrió las puertas a la elección de la primera presidenta de nuestra historia, Michelle Bachelet Jeria, que trajo a la mano iniciativas tan relevantes como el sistema de protección social y la reforma previsional que incorporó por primera vez un pilar solidario.


En cada uno de esos períodos aunamos criterios respetando nuestras diferencias. En 2013 recuperamos el gobierno con un programa de transformaciones acorde con los cambios y demandas sociales que Chile requería, lo cual hicimos desde una nueva alianza, la Nueva Mayoría.


El recorrido de esta alianza política, la más amplia desde el regreso a la democracia, no ha estado exenta de dificultades, sus miembros constituyen un amplio arcoíris que refleja los múltiples colores de los demócratas y progresistas de nuestro Chile, su fortaleza esta justamente en aquello.


Pero el país sigue y seguirá cambiando, vivimos un nuevo ciclo político, se profundiza el cambio cultural y la ciudadanía, cada día más informada y empoderada, exige a las instituciones y a los actores políticos estar a la altura de sus anhelos.


Y con toda razón, pues pese a los avances registrados en el actual y en los anteriores gobiernos de centroizquierda, persisten rezagos e inequidades sociales inexcusables, al mismo tiempo que emergen nuevos desafíos, nacionales y globales, que reclaman toda nuestra inteligencia política.


La porfiada desigualdad, los abusos que irritan, el modelo cultural individualista y, ciertamente, la pérdida de sintonía de prácticamente todas las elites con la sociedad producen sentimientos de desamparo, desprotección, desconfianza y descrédito de las instituciones.


Por eso, más allá de cálculos y pronósticos interesados sobre el fin de la actual coalición, desde el Partido Socialista trabajaremos para proyectar la convergencia política amplia y sólida del centro con la izquierda, cuya base de sustento sea una plataforma programática de cambios sociales acordes con los nuevos desafíos, como por ejemplo un nuevo sistema de pensiones cuyo eje central sea una vejez digna para nuestros adultos mayores.


Dar forma a ese país territorialmente equitativo, con derechos sociales garantizados, sin abusos, inclusivo y democrático, requiere de toda la capacidad que la centroizquierda chilena ha demostrado tener en el presente y en el pasado reciente.


Por ello, es que el retiro del expresidente Ricardo Lagos de la actual carrera presidencial no pone en riesgo la continuidad del bloque, pues esta convicción excede a cualquier candidatura. La reflexión va más allá de un candidato en particular, es una definición estratégica, es nuestra política de alianzas.


En el Partido Socialista estamos conscientes de la envergadura de la tarea descrita y tenemos la absoluta convicción y voluntad de trabajar en esa dirección, así lo haremos en el próximo período, pensando en Chile, en su gente, con los pies en el presente y con la mirada en el futuro, unidos en nuestra diversidad.


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Published on April 15, 2017 02:15

Chao Jefe

Una de las cosas que ha ido cambiando con el paso del tiempo en las fronteras del deporte profesional, al menos en la parte alta de la pirámide, es la porción de la torta que se llevan los “trabajadores”. Digamos, los que compiten o los que piensan el juego. Ya superamos, hace rato, la barrera de los buenos contratos para avanzar al estadio de los contratos sustanciosos y los premios millonarios. En entera justicia, porque cada cual merece tener acceso a buena parte de lo que genera producto de su talento o de su esfuerzo.


Pero ese nuevo orden de cosas no tiene que ver sólo con el dinero. También cambiaron los roles. Y, sobre todo, las posibilidades y los derechos. Incluso los legales. Miremos, sin ir más lejos, lo que está pasando con “nuestro” Sampaoli en el Sevilla. Para muchos es un escándalo que el casildense quiera “dejar botado” al club español antes de terminar su contrato tras haber recibido una oferta muy atractiva. La más atractiva de todas, para ser justos: la selección de su país. Que, entre paréntesis, no sabe la chichita con la que se está curando. No porque don Sampa sea “fregado” y cambiante en términos monetarios, sino por el nivel de exigencias: con todo respeto, más allá de dotes motivacionales (apenas el desde), los técnicos de la Albiceleste de los últimos años no trabajan ni el 50% de lo que trabaja el pequeño genio de Casilda. Los va a obligar a todos -incluyo en esto a los jugadores- a revisar más videos que nunca, a entrenar con más carga y exigencia que lo que jamás vieron, a correr más (volar si se puede) y a pre resolver los partidos en sus más mínimos detalles, dejándole poco espacio a la sobrevalorada improvisación permanente. Es pocas palabras, si llega, Sampaoli le va a cambiar la cultura de trabajo a la selección argentina. Y eso nunca es fácil ni es poco. Vale plata, volviendo al punto inicial.


En esos marcos, no deja de sorprender que los mismos que no dicen nada cuando un “patrón” (club o federación) corta el contrato de un técnico antes de que este termine, como se ha venido haciendo por décadas, sí levanten la voz cuando el que lo hace es el trabajador. “Ya sabemos que le quedaban varios meses a su proceso de trabajo, pero aquí hay una cláusula de salida, ya no nos gusta lo que hace, así que lo vamos a despedir”. Ese discurso, hace mucho rato, es parte de las normas aceptadas y vigentes del mercado. El punto es que, si funciona para un lado, también debe funcionar para el otro. Y ahora, por fin, está ocurriendo. Como los antiguos “profes”, hoy “directores técnicos”, ganan muchísimo más que antes y por ende tienen patrimonios, digamos, consolidados, pueden decir en cualquier momento lo mismo que antes decían sólo sus jefes: “Ok, hay un contrato vigente, pero no estoy conforme, tengo ofertas fenomenales, objetivos mayores …y por ende, pagando la misma cláusula de salida que tienen ustedes, me voy”. ¿Que no es ético profesionalmente? Debatible. Si la variable rendimiento puede ser usada para lo muy malo, también puede ser usada para lo muy bueno. “Me voy porque me ha ido demasiado bien y me quieren de un lado mejor”. ¿Por qué no? Otrosí: ¿Hay un tema ético con hacer ofertas desde otras instituciones en pleno período de contrato? Capaz, pero también lo resolvió hace rato el mercado: ya es costumbre. Desde que partió uno, hace ya mucho tiempo, más que desandar el camino, la gran mayoría ha decidido mantener la práctica.


Puesta así las cosas: ¿podría alguien decirle algo a Sampaoli si, pagando de su bolsillo o del bolsillo del nuevo empleador la cláusula de salida, parte a mitad de año a Argentina? Nadie. Los que inventaron el sistema tienen que aceptar que la figura, ética, profesional y legal, existe hace mucho rato: si te puedo echar antes, te puedes ir antes. Fin.


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Published on April 15, 2017 01:32

El conundrum del crecimiento

El conundrum… Esa fue la expresión utilizada por Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, a comienzos del año 2005, para ilustrar el enigma que en esa época aquejaba a la tasa de interés, que hacía que mientras la FED subía la tasa de política monetaria, el mercado bajaba la tasa de interés de largo plazo.


En Chile, hoy día pareciera ocurrir algo similar con el crecimiento económico… Hasta ahora, estábamos acostumbrados a que cuando mejoraba el panorama internacional, con mayor crecimiento de nuestros socios comerciales, mejores precios de nuestros productos de exportación, o mejores condiciones financieras internacionales, nuestra economía también repuntaba. Sin embargo, esta vez las cosas no han sido así. El segundo semestre del año pasado, la economía mundial comenzó a repuntar, recuperándose prácticamente todas las regiones del mundo, en cambio, en Chile las proyecciones para la economía nacional se han ido ajustando a la baja.


La comparación con otro país minero, como Australia, no nos ayuda a descifrar este enigma. En efecto, la economía australiana, al igual que la chilena, experimentó una fuerte caída en sus precios de exportación, que afectó la confianza empresarial y contrajo la inversión. Sin embargo, cuando comparamos la diferencia entre el nivel de actividad económica en ese país con el que habría habido sin el shock externo, vemos que la caída es de 2%, en cambio al hacer el mismo ejercicio con la economía chilena, la caída es de 10%, lo que indica que claramente la economía chilena se vio más afectaba que la australiana.


Profundizando en la comparación, vemos que Australia bajó la tasa de política monetaria en 325 puntos base, dejándola en 1,5%, que el tipo de cambio real se volvió más competitivo, y que durante el periodo de desaceleración los salarios reales tuvieron un reajuste moderado. En Chile, en cambio, en igual período, el Banco Central no pudo bajar agresivamente la tasa de interés porque se disparó la inflación, los salarios reales crecieron más de tres veces lo que subieron en Australia, y el tipo de cambio real quedó un 15% más apreciado que en dicho país.


La pregunta es qué causó esta respuesta en la economía chilena, y las explicaciones parecieran ser dos. Por un lado, está la rigidez de nuestro mercado laboral que implicó que los salarios reales siguieran subiendo a tasas altas y, por otro, la expansión del gasto fiscal. Está bien documentando que cuando aumenta el tamaño del gasto fiscal sobre la economía, el tipo de cambio se aprecia un 3% por cada 1%, y entre 2011 y 2015, el gasto público pasó de cerca de 20% a 25%, pasando Chile de tener un superávit fiscal, a llevar más de cuatro años con déficit, elevándose éste el año 2016 a 2,8%.


El problema es que las perspectivas no son muy alentadoras. Cuando una economía pasa por un período de incremento de los salarios reales sin aumentos de productividad, se pierde la competitividad y eso no se recupera en el corto plazo. En un contexto, además, en que se comienza a aplicar una nueva reforma laboral donde no se incluyeron las materias que habrían permitido introducir mayor flexibilidad. En materia fiscal, en tanto, los últimos anuncios de un organismo estatal encargado de administrar las cotizaciones adicionales para las pensiones van en la línea con aumentar aún más el gasto público.


Así las cosas, no debiésemos ser tan optimistas, puesto que de no realizarse los cambios estructurales necesarios, aunque asistamos a una recuperación cíclica de la economía, el crecimiento va a seguir en niveles bajos.


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Published on April 15, 2017 01:29

Lula, el saldo moral del populismo

No hay nada más fácil, en política, que enviar al infierno a un político de derecha (real o percibido) sobre cuya cabeza revolotean denuncias de corrupción. En cambio, una dispensa moral nimba la cabeza de los políticos de izquierda (reales o autodefinidos) acusados de lo mismo.


Acaba de revelarse la enésima información que implica a Lula da Silva, el mítico ex Presidente brasileño, esta vez por filtraciones a la prensa de la declaración judicial del ex jefazo de Odebrecht en el marco de la causa conocida como “Lava Jato”. Desde la cárcel, Marcelo Odebrecht afirma haber pagado el equivalente a varios millones de dólares a Lula y a su partido. ¿Dónde está la indignación moral de la izquierda latinoamericana, estadounidense y europea que convirtió a ese mismo líder en el “más popular del mundo” en la primera década del siglo 21?


No sólo no hay tal cosa, sino que todavía se tiene, en círculos de izquierda, la expectativa de que Lula vuelva al poder tras las próximas elecciones y se cobre la venganza por el “golpe” contra Dilma Rousseff, bajo la cual, tanto como Presidenta de Petrobas como en su condición, luego, de jefa de Estado, se produjo gran parte de la podredumbre del caso citado.


Ser un ex tornero, ex sindicalista y ex pobre de Pernambuco es una credencial gloriosa si lo que de allí surge es un hombre hecho a sí mismo en los valores del esfuerzo y el logro bien habido, y el susodicho se transforma por eso mismo en referencia pública. Pero si esos orígenes sirven, después de una primera etapa meritoria y exitosa, como coartada para perpetuar las peores costumbres de la vida republicana latinoamericana, pierden todo valor de referencia.


La corrupción del llamado “lulapetismo” tiene un doble ángulo. Uno es el ideológico: esa inmoral confusión de intereses privados e intereses públicos que entraña en sí mismo el sistema populista, en el que se concentra más poder del necesario (y por tanto se debilitan los contrapesos) y en el que se adormece la conciencia productiva de la sociedad con el arrullo del dinero del Estado o del dinero privado que el Estado dirige hacia fines políticos. El otro ángulo es el estrictamente individual y tiene que ver con el uso del poder como vehículo de enriquecimiento personal (a veces como vehículo de ascenso social, algo muy visible en lo que se conoce como la “boliburguesía” en Venezuela).


Lula estableció un sistema corrupto y todo indica que fue, él mismo, un individuo corrupto. De lo primero hubo evidencias desde su primer gobierno, cuando salió a la luz el famoso “mensalão”, mediante el cual su partido compró votos parlamentarios sistemáticamente. De lo segundo no las hubo hasta que estalló “Lava Jato”. Desde entonces, se acumulan mes a mes, semana a semana. En el caso de su sucesora, Dilma Rousseff, en cambio, todavía no hay elementos que permitan afirmar que la corrupción fue personal, aunque sí son apabullantes las pruebas de corrupción ideológica, es decir del sistema ilegal que operó bajo su gobierno.


Un mínimo de coherencia y sentido de lo que es realmente importante habría llevado a la izquierda latinoamericana (para no hablar de las otras) a tratar al PT brasileño y sus líderes emblemáticos con el mismo escarnio con que son tratados los políticos de derecha a la menor denuncia. La corrupción derivada de instituciones débiles y Estados populistas es un mal demasiado inveterado en la vida republicana, y un problema demasiado grave, como para permitir que la ideología difumine la frontera entre lo permisible y lo censurable.


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Published on April 15, 2017 01:26

El bendito ateo

El máximo valor de las tres biografías de Baruch Spinoza reunidas en este volumen es que fueron escritas y publicadas poco tiempo después de que el protagonista muriese, suceso que ocurrió el año 1677 en La Haya. De hecho, los tres autores de las correspondientes vidas de Spinoza -Jean Colerus, Jean Maximilien Lucas y Pierre Bayle- no sólo fueron contemporáneos del inventor del ateísmo moderno, sino que, curiosamente, nacieron todos en 1647, por lo que bordeaban los 30 años cuando el sujeto de sus estudios dejó de existir a la corta edad de 45. Bajo el sentido en que hoy entendemos al fascinante género de la biografía, las versiones aquí presentadas pueden no resultar demasiado deslumbrantes. Juzgándolas con los estándares actuales, se trata más bien de esbozos, pero, insisto, tienen el inmenso mérito de reproducir ante nosotros aquello que los coetáneos de Spinoza pensaban acerca de quien fue considerado por muchos, desde los poderosos hasta el populacho, “como el ateo más impío que haya visto la luz” y, por ende, uno de los hombres más peligrosos de su época.


La primera vida de Spinoza, que a la vez es la más completa del libro, fue la que compuso Jean Colerus, un autor holandés que discrepaba abiertamente del ateísmo ilustrado con que Spinoza sacudió no sólo su entorno y su espectacular era (no olvidemos lo que significó el siglo XVII holandés únicamente en lo que a pintura concierne), sino que también a los siglos que se sucedieron hasta nuestros días (la voluminosa obra de Spinoza jamás ha dejado de ser una permanente obsesión en el campo de la filosofía contemporánea). Colerus establece ciertos hechos básicos que no está de más recordar: oriundo de Amsterdam, Baruch, quien luego cambió su nombre por Benedicto, provenía de una familia judía de origen portugués. A diferencia de Lucas y Bayle, Colerus sostiene que sus progenitores eran gente acomodada, de buen pasar.


De joven el muchacho aprendió latín y luego se interesó por la teología, estudios que finalmente reemplazó por la física y la óptica (famosos fueron los vidrios para microscopios y telescopios que fabricaba). A esas alturas, Spinoza era un experto en las Sagradas Escrituras, y muy pronto entró en conflicto retórico con los rabinos más eminentes de la sinagoga de Amsterdam, a los que superaba en conocimientos, inteligencia y perspicacia. Un ataque con arma blanca, sumado a una aterradora excomunión de la sinagoga, lo forzaron a abandonar Amsterdam y, tras residir en un par de pueblos, se estableció definitivamente en La Haya. Fue llamado por el elector palatino Carlos I para integrarse a la Universidad de Heidelberg en calidad de profesor de filosofía, mas rechazó la oferta para continuar con sus meditaciones privadas. De allí nació un libro crucial en la historia de Occidente y en la formación del ateísmo moderno, el célebre Tratado teológico-político.


Jean Maximilien Lucas, autor de la segunda vida de Spinoza, fue amigo del pensador, y amigo querido, por lo que su versión es absolutamente favorable al impío. Su integridad, sostiene Lucas, se manifestaba en todo tipo de detalles: “Tenía una cualidad tanto más estimable cuanto que rara vez se encuentra en un filósofo: era extremadamente limpio”. Spinoza, y esto lo dicen los tres biógrafos, era un hombre extremadamente generoso y modesto en su forma de vida. Pierre Bayle, por su parte, da cuenta del ensimismamiento del protagonista, quien “a veces dejaba pasar tres meses enteros sin poner los pies fuera de su casa”. Y si bien a Bayle le repugna el credo de Spinoza, concede que el autor fue “el primero que redujo el ateísmo a un sistema y lo convirtió en un cuerpo de doctrina estructurado y tejido a la manera de los geómetras”.


Los tres autores de estas vidas detallan las reacciones y rebates que provocaron las ideas de Spinoza entre los filósofos creyentes de su época. Ninguno de éstos, por cierto, consiguió hacer mella en el impecable raciocinio con que el autor nos demuestra que Dios no es otra cosa que la naturaleza misma. En opinión del padre del ateísmo, los peores y más comunes defectos de los hombres son la pereza y la presunción. La primera nos lleva a permanecer en la ignorancia crasa y a mantenernos en un estado inferior al de las bestias, mientras que los presuntuosos “se elevan como tiranos sobre los simples de espíritu, ofreciéndoles todo un mundo de falsos pensamientos a modo de oráculos”.


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Published on April 15, 2017 01:23

Una pista caleidoscópica

Jay K la pensó. ¿Por qué tomarse la molestia de lanzar un nuevo disco de Jamiroquai? Han pasado siete años desde Rock dust light star y casi un cuarto de siglo del debut Emergency on planet earth (1993). En todo este tiempo la banda británica se convirtió en sinónimo mundial de funk, disco y acid jazz y Jay K, el líder que simboliza al conjunto, en una estrella que encontró una sencilla y a la vez genial manera de construir imagen mediante sombreros extravagantes, y pasos de baile originales antes que acrobáticos. El vocalista de 47 años podría convertir a Jamiroquai en una aceitada máquina en vivo en travesía eterna recordando éxitos pasados, y nadie podría culparlo. Pero Jay K, lo ha dicho en entrevistas sobre este regreso, siente la necesidad de escuchar al público coreando novedades, como apuesta a la posibilidad de atraer nuevas audiencias sin perder a los fans de siempre. Esa es la principal motivación de Automaton. Un álbum con el ansia de ser moderno y clásico a la vez.


Para eso Jamiroquai trajo un arsenal de viejos sintetizadores de los 70 y los 80, programó baterías y sobre esos ritmos cuadró percusión análoga. También tomaron en cuenta el trabajo de cuerdas evitando los excesos vintage. Es muy parecido al plan de Duran Duran para refrescar su sonido en el excelente último álbum Paper gods (2015), y los resultados cosechan el mismo éxito artístico. Jamiroquai, esa banda de sonido puntilloso y músicos eximios, ha logrado reinventarse en géneros que representan fiesta y hedonismo con patrones archiconocidos. La canción que da nombre al disco sintetiza ese espíritu, un corte de electrónica bailable con sonidos del pasado pero tratados de tal manera en la mezcla que suenan absolutamente futuristas sin el manoseado toque retro, verdadera hazaña a estas alturas. Nights out in the jungle es otro de los momentos del álbum por su arrojo: bajo pastoso e irresistible para moverse, batería y percusión a tono, sintes que se suman como una cascada, la voz alternando frases cortas y líneas melódicas, campanadas que parecen derretirse, scratches y la sensación de sumergirse en un trance acid jazz. Hot property toma esos patrones de bajos sintetizados repetitivos que se convirtieron en huella dactilar de Michael Jackson en los 80, para registrar otra canción capaz de cautivar nuevos públicos. El funk más reconocible y contagioso sigue presente –Cloud 9, Superfresh, Something about you– con los retoques modernistas impuestos al álbum con resultado triunfante. Jamiroquai se tomó la molestia de un nuevo álbum y no es por cumplir, sino para seguir la fiesta con ganas en una pista caleidoscópica.


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Published on April 15, 2017 01:20

April 14, 2017

Vinieron por ellos…

LOS SOCIALISTAS creen que todos los problemas se pueden arreglar sacándole plata a unos ciudadanos para pasársela a otros. La historia ha mostrado  que esa visión del mundo está equivocada.

Los países que han seguido ese camino terminan con más problemas,corrupción y una sociedad dividida y empobrecida. La Venezuela de Chávez y Maduro es el ejemplo más cercano.


Bachelet y el gobierno de la NM, siguiendo la tradición socialista , prometieron que con un alza significativa de impuestos, ( 3 puntos del PIB equivalente aproximadamente a US$ 8500 millones de dólares anuales) iban a transformar a Chile en un país más justo y más próspero. Como alguna vez lo dijera Albert Einstein, “locura es esperar resultados distintos haciendo siempre lo mismo”.


Por supuesto la predicción de Einstein resultó cierta para el experimento socialista de la NM. Después de tres años de gobierno, Chile no es ni más justo ni más próspero. La calidad de la educación no ha mejorado, la desigualdad no ha disminuido, el progreso económico se ha detenido, la captura del Estado y sus recursos por parte de los correligionarios, parientes y amigos de la coalición gobernante es cada vez más evidente y nuestra sociedad está tremendamente dividida.


Faltando menos de un año para el término del experimento socialista del gobierno de Bachelet, y visto los desastrosos resultados del mismo, se habría esperado que el gobierno se inhibiera de plantear iniciativas que tuvieran la misma inspiración que las fracasadas reformas de los últimos tres años. El anuncio del envío de un proyecto de reforma previsional ha echado por tierra dicha aspiración.


El proyecto plantea la creación de una nueva institución estatal para administrar el 5% de cotización adicional de los trabajadores (más Estado para acomodar mas amigos y parientes), fuerza a los trabajadores a contribuir a una institución que operará sin competencia y será diseñada por el gobierno .Limita libertad de elección de los trabajadores, un porcentaje no despreciable (dos puntos porcentuales) de la nueva cotización no irá a las cuentas de los trabajadores que cotizan, sino que será distribuido por el gobierno de acuerdo a los criterios que ellos establezcan entre distintos grupos de chilenos; mujeres, pensionados, y en el futuro quién sabe, tal vez entre amigos y parientes como era en las antiguas cajas de pensiones y como sucedió recientemente con la señora de Andrade.


El 2% de cotización que irá a un “fondo solidario” es un impuesto al trabajo, que es tanto injusto como regresivo. Es injusto porque lo paga solo un grupo de chilenos, los trabajadores con contratos o asalariado (al menos hasta que los independientes comiesen a cotizar). Es regresivo porque la cotización previsional tiene un tope, de manera que los asalariados de rentas altas pagarán menos de 2%.

Cuando la NM anunció su reforma tributaria, muchos chilenos sabiendo que era una mala propuesta prefirieron callar. La promesa era que le iban a sacar plata a los ricos para darle a la clase media. Cabe ahora recordar al poeta Martin Niemoller: “Vinieron por ellos y no dije nada, ahora vienen por mí”.


La entrada Vinieron por ellos… aparece primero en La Tercera.

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Published on April 14, 2017 02:30

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Óscar Contardo
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