Óscar Contardo's Blog, page 177
May 15, 2017
Chile en Cumbre sobre la Franja y la Ruta en Beijing
LA PRESIDENTA Bachelet realiza su segunda visita a China. En adición a efectuar una visita de Estado, participa también en el Foro de Cooperación Internacional de la Franja y la Ruta en Beijing, una cumbre que congrega a 28 jefes de Estado y gobierno.
¿Qué tiene que ver Chile con un proyecto aparentemente tan ajeno y tan lejano como éste?
Por sorprendente que parezca, mucho. El proyecto chino de reestablecer la antigua Ruta de la Seda, recorrida alguna vez por Marco Polo, tiene como propósito primordial recrear Eurasia, conectando la zona más dinámica del mundo (Asia Oriental), con el mayor mercado (el europeo). La Iniciativa de La Franja y la Ruta (“One Belt, One Road”, OBOR, en la sigla en inglés), lanzada en 2013, tiene dos componentes : uno terrestre, la Ruta Económica de la Seda, y uno marítimo, la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI. El primero va desde China atravesando Asia Central hasta llegar a Europa. El segundo, desde Guangzhou (la antigua Cantón), cruzando el Océano Índico, subiendo por el Golfo Arábigo y el Mediterráneo, hasta culminar en Venecia. Este año, ya hay servicio de trenes entre ciudades chinas como Chengdu y Xian y capitales europeas como Varsovia y Budapest, acortando mucho los tiempos en relación a la carga marítima.
Hoy, la iniciativa ya es parte del proyecto más amplio de cooperación internacional de China, que incluye el desarrollo de la infraestructura y la conectividad con el resto de los países del mundo como un elemento central de la política exterior china.
Para Chile, que se ufana de su condición de país-puerto y país-puente entre Sudamérica y Asia, OBOR tiene gran trascendencia. El proyecto, presentado por el gobierno chileno, de un cable trans-Pacífico de fibra óptica submarino entre China y Chile, el primero de su tipo entre Asia y nuestra región, es un ejemplo concreto de cómo extender la iniciativa de la Franja y de la Ruta a las Américas, en una época en que la conectividad digital es tanto o más importante que la física.
Más allá del cable de internet, sin embargo, la oferta china de aportar al desarrollo de la infraestructura de Sudamérica y así potenciar los flujos de comercio e inversión con Asia no podría ser más oportuna. Las deficiencias de infraestructura en el Cono Sur (sin ir más lejos) son enormes, y nos restan competitividad. Corredores bioceánicos, túneles transandinos, y megapuertos están entre los proyectos a considerar y que podrían llevar a cabo empresas chinas con vasta experiencia en la materia, materializando nuestro propio viejo sueño de convertir a San Antonio en la Rotterdam de Sudamérica.
En 2050, Asia representará la mitad del producto mundial. En el caso de Chile, la mitad de nuestras exportaciones ya van a Asia, y la cuarta parte a China. En momentos en que se ciernen nubes negras sobre el libre comercio y la globalización (que tan provechosos han sido tanto para Chile como para China), esta Cumbre en Beijing representa una gran oportunidad para dar un nuevo impulso a la conectividad y a los flujos transnacionales de bienes, servicios y capital no solo en Eurasia, sino que en todo el mundo.
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Educación superior
EL PROYECTO de ley sobre Reforma a la Educación Superior evidentemente no resuelve en forma importante las deficiencias ya constatadas en nuestro sector. Es claro que existe la necesidad de legislar para generar un nuevo sistema de educación superior, considerando que el funcionamiento de las instituciones es muy distinto a lo que supone la ley imperante.
Es probable que en la base de las deficiencias esté una visión sesgada sobre lo que ha ocurrido en el sistema, junto con el intento por evitar conflictos con estudiantes y autoridades de instituciones que han sido privilegiadas en todo este proceso.
Existe acuerdo en que es necesario contar con un sistema de aseguramiento de calidad no voluntario, el cual debería permitir la diversidad de proyectos educativos y diferentes niveles de complejidad institucional. Que se plantee como apoyo al sistema interno, que se base en algunos criterios, pero lejos de un “check list” al que tienden los mecanismos demasiado estructurados con muchos estándares.
Debe crearse una superintendencia que fiscalice y vele por el cumplimiento de las normativas legales, pero el proyecto le entrega demasiadas facultades, que permiten arbitrariedades y discriminaciones. La Subsecretaría se mantiene, luego que circuló una minuta que la eliminaba, perdurando una gran confianza en una planificación precisa, lo que no es razonable en una época de tantos cambios culturales, sociales, políticos, económicos y tecnológicos.
Es loable el intento por no tener una ley muy reglamentista, pero se extrema la posible discrecionalidad del regulador para definir normas, especialmente las que dicen relación con la acreditación.
Continuamos observando una incomprensible desconexión de la Educación Superior con la ciencia, tecnología e innovación, que se refleja en la nula referencia al proyecto que crearía el Ministerio de Ciencia y Tecnología. En Chile las universidades hacen una muy alta proporción de la actividad científica; de hecho, el propio proyecto considera a la investigación para definir la acreditación y el financiamiento. Ahora bien, según como sea el apoyo estatal a las universidades, se va a tender a rigidizar el progreso de las instituciones con menor desarrollo relativo de la investigación, lo que resulta más claro al analizar la fórmula para financiar la gratuidad.
Vemos temas que no están adecuadamente interconectados entre sí, porque no se sustentan en una mirada global, coherente con el desarrollo del país, con objetivos de desarrollo del sector y de las instituciones existentes. Robustecer el sistema implica contar con normas claras y comunes para todos los actores, que den soporte a un régimen mixto de educación superior con instituciones orientadas por la calidad de la formación, y que se adecuen con flexibilidad a los nuevos tiempos. Es necesario que las normativas respondan a una mirada de futuro y generen estabilidad a las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica. Debemos considerar que ya el próximo año una buena proporción de los jóvenes que ingresan a la Educación Superior habrán nacido en el siglo 21.
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¿Parques o viviendas?
¡VAYA DISYUNTIVA! Son pocas las oportunidades en las que debemos optar por uno de estos dos bienes públicos tan necesarios. No es la típica disquisición de la inversión pública ejemplificada por la alternativa entre “mantequilla o cañones”. En este caso, la calidad de vida de las familias está directamente condicionada, ya sea en el ámbito colectivo o en el privado, dependiendo de la disponibilidad y acceso a una vivienda digna bien localizada o bien a espacios verdes públicos amplios y de calidad. En otras palabras, ambas generan beneficios sociales, solo que en ámbitos diferentes. O podríamos afirmar que, en falencia o deficiencia de una o de otra, ambas se complementan y/o compensan.
En semanas recién pasadas, los municipios de Las Condes y Vitacura contrastaron sus visiones y diferencias por la prensa y redes sociales respecto del destino de un terreno de propiedad de la municipalidad de Las Condes, pero ubicado en territorio bajo el gobierno comunal de Vitacura. Las intenciones de Vitacura son que se prolongue el parque lineal por la ribera sur del río Mapocho. En tanto, Las Condes quiere llevar adelante un proyecto para más de 500 “viviendas sociales” en el mismo lugar. Respetando la legítima aspiración de ambos y así también la convicción de atender al mandato ciudadano que se les ha encomendado, parece artificial la disyuntiva planteada. ¿Viviendas de interés social o parque? No son contrapuestos, sino ambos necesarios y buenos.
Sin duda alguna, ambos alcaldes son buenos y experimentados “jugadores de póker”. Partida en la que en su apertura, Vitacura tramita una modificación del Plan Regulador para zonificar con uso de área verde el terreno de Las Condes, y luego gestiona un “congelamiento” de los permisos de edificación en la zona para evitar que existan derechos adquiridos que bloqueen la futura implementación del parque. A esa jugada, Las Condes dobla la apuesta e ingresa una solicitud de anteproyecto por 550 viviendas, a solo días antes del inicio del congelamiento; al mejor estilo de un gestor inmobiliario. Luego, en jugadas mediáticas, Vitacura afirma que es un error que Las Condes tenga propiedades en Vitacura, lo cual se origina en la separación de ambas comunas, y Las Condes indica que el cambio de la normativa de uso de suelo es una “expropiación encubierta” y que Vitacura debe pagar el valor del terreno si lo quiere para sí.
Lo más probable es que la resolución de la diferencia entre ambas comunas, así como su cobertura mediática, se centren en un pronunciamiento judicial y en las eventuales compensaciones económicas. Brillará por su ausencia la discusión de fondo respecto del legítimo derecho del propietario de un terreno para desarrollarlo dentro del marco de la ley y que se le trate con atención a sus derechos constitucionales, vis a vis, la necesidad de una adecuada planificación urbana y la generación de bienes públicos urbanos que son fundamentales para la generación de una sociedad-ciudad integrada, equitativa y sostenible. Estos son los temas que debemos consensuar, de lo contrario, la legislación es letra muestra y el abuso de ella por cualquiera sea, público o privado, será pan de todos los días.
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Principialismos de café
La DC está sometida a la mayor encrucijada sobre su rol en el escenario político chileno desde su escisión del Partido Conservador.
Suena fuerte, pero no menos considerable que la descripción de los hechos: por primera vez en más de tres décadas los democratacristianos han decidido separarse de la izquierda para tomar un camino propio en las elecciones presidenciales.
Y hay algunos signos que harían pensar que se lo estarían tomando en serio.
Las claras posturas que en estos días ha manifestado su candidata presidencial, Carolina Goic, han sido un verdadero caldo de cultivo para las críticas de sus, hasta ahora, aliados oficialistas. Y con razón ha causado ronchas, porque ella ha pegado donde las diferencias duelen, por lo marcadas que son.
La senadora Goic sacó la voz por los enfermos. Dijo que no se puede dejar de responder a las necesidades de la gente por ideología y que era fundamental potenciar las alianzas público-privadas. Se echaron abajo seis hospitales, dijo con escándalo, por sesgos ideológicos.
Al día siguiente, las críticas al Gobierno de Bachelet siguieron, esta vez con respecto a la crisis venezolana. Goic pidió el retorno permanente del embajador chileno en Caracas debido a las reiteradas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos que se están cometiendo por la dictadura de Maduro. No podemos permanecer inmóviles, denunció la parlamentaria.
El discurso era perfecto y coherente. Incluso, la candidata salía jugando a lo grande al acuñar un concepto marquetero y pegajoso para describir la causa de todos los males del gobierno: el “idelogismo de café”. Ese que está separado de la realidad, sólo iluminado por sí mismo. La ideología es fe revelada y todo es posible justificado en ella, porque el papel aguanta mucho, sobretodo si se hace acompañado de un rico y calentito café servido en algún despacho gubernamental.
Hasta aquí, la candidata DC había hecho su mejor semana desde que anunció sus pretensiones presidenciales en enero y ya muchos se imaginaban que estaba funcionando el plan para despegarse del margen de error en las encuestas. Pero, todo se derrumbó.
Después de esta puesta en escena, vino la prueba de fuego. La senadora Goic presidía la comisión de salud del Senado y se debía votar la ley de legalización del aborto, que cuenta con la expresa condena del V Congreso Ideológico de su partido.
Era el momento estelar para ratificar que el principio de respeto a los derechos humanos no sólo se defendía para aquellos que eran violentados en dictaduras en el extranjero, sino que también al interior del vientre materno. Lógico.
Asímismo, no había que desaprovechar la oportunidad de estar al lado de los enfermos, no sólo de quienes pueden morir esperando a ser atendidos en hipotéticos hospitales estatales, sino también de aquellos que podrían fallecer poco después de nacer por patologías congénitas letales. Había que defenderlos de los ideologismos sesgados que los consideraban de segunda categoría por estar gravemente enfermos.
Lamentablemente, Carolina Goic optó por la inconsecuencia con los principios que dice defender la DC. Argumentó que el respeto a la vida del niño por nacer era mera cuestión de opinión. Que cada uno decida, dijo. Como si la defensa del primer derecho humano, la vida, dependiera de la simple voluntad de otro. Como si las vidas de los más indefensos fueran prescindibles.
Esta semana, la candidata presidencial de la DC inventó un concepto genial, el ideologismo de café. Y sin darse cuenta, con su actuar permitió reconocer otro término similar en inconsistencia: el principialismo de café.
Demostró, en los hechos, que a la hora de defender los principios de su partido, estos parecen buenos para los Congresos Ideológicos y malos a la hora de votar leyes. En las reuniones partidistas se reflexiona sobre teorías abstractas, para luego redactar sesudos documentos, alrededor de un cafecito. No obstante, no son lo suficientemente fuertes como para defenderlos cuando más se necesita. Son principios que sirven para declaraciones doctrinales, pero que se olvidan a la hora de defender personas concretas.
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May 14, 2017
Cambia, todo cambia
Caminando por la más importante avenida comercial de Chicago pasé frente a una vitrina de una conocida marca de zapatos, que denominaré XYZ, en que un cartel señalaba: “Hemos cerrado esta ubicación, pero usted puede comprar con nosotros 24/7 en XYZ.com”. Pareciera que la “nueva economía” no le está dando tregua al comercio tradicional, ya que los consumidores están prefiriendo las órdenes por internet a la antigua compra presencial.
Hace algunos meses presencié algo parecido al caminar por las calles del Soho en Nueva York. Se veían muchos locales desocupados. Esos locales vacíos en busca de ocupante son mudos testigos de los efectos que la economía digital está teniendo, ya no sólo sobre los negocios, sino sobre las formas de vida de las ciudades mismas.
Detrás de los cambios de hábitos de compra se esconde una nueva propuesta de hacer las cosas que proviene de la llamada economía digital. La penetración de internet y el fuerte crecimiento de la telefonía móvil, la televisión por cable, entre otros, son sólo algunos de sus factores. El mayor efecto de esta revolución tecnológica está en la importancia y rentabilidad del capital humano. Hoy, varias de las firmas más valiosas del mundo fueron fundadas por jóvenes emprendedores en el garaje de una casa hace menos tiempo de lo que se demora un pino en llegar a su estado adulto. Valen billones de dólares, tienen pocos activos físicos y generan más caja de la que son capaces de invertir.
El problema con el capital humano es que cuando su stock crece, los retornos a su inversión aumentan en vez de disminuir. La razón es que la fábrica de capital humano (educación) requiere de mayor proporción de dicho capital que la producción de bienes de consumo o de capital físico. Este hecho empuja a dos formas de equilibrio: una de “subdesarrollo” (maltusiano), donde hay poco capital humano que renta tasas bajas, y otra de “desarrollo”, en que tanto los niveles de capital humano como sus retornos son altos.
Por ello, para abandonar el subdesarrollo se requiere de shocks de productividad o suerte (lo que Gary Becker llama períodos de despegue). El despegue pareciera responder a saltos en el conocimiento científico y tecnológico que ocurren episódicamente. Se necesita un gran empujón para vencer la fuerza gravitacional de la medianía y entrar en la zona gravitacional de rendimientos crecientes del capital humano y su fase de autogeneración.
Esta propiedad de rendimientos crecientes del capital humano explica que la fuga de cerebros se dé contraintuitivamente de países pobres a ricos, y que las actividades de investigación y desarrollo se concentren en los países más prósperos.
Quien no incorpore la capacidad de adaptarse a cambios cada vez más veloces, difícilmente pasará la prueba planteada por ellos. Mantenerse flexible y despierto es un imperativo. Como siempre ocurre, cuando cambian los paradigmas, habrá ganadores y perdedores y la capacidad de progreso de los pueblos dependerá de cuán libre las personas puedan desplegar su creatividad.
Hoy, la gente permanece conectada a la red ocho horas diarias. Más de la mitad del tiempo lo hace a través de equipos móviles georreferenciados que revisan 150 veces al día en promedio. Los computadores en la “nube” procesan la información que captan de los usuarios para las empresas líderes de la nueva economía. Saben exactamente dónde estamos, qué compramos, a qué hora salimos de la casa, cuánto nos demoramos en llegar al trabajo cada mañana. Con ese conocimiento se nos anticipan, descubriendo nuestras necesidades aun antes que nosotros mismos, proponiéndonos alternativas para satisfacerlas.
Esta historia de éxito y cambio plantea desafíos importantes a la política. ¿Cómo las políticas públicas incorporarán la realidad de la economía digital? ¿Es el capital humano trabajo o capital? Si el capital explota al trabajo, ¿también lo hace el capital humano? ¿Los trabajadores calificados explotan a sus pares no calificados? ¿Se puede redistribuir el capital intrínseco que cada cual tiene, o habría que concentrarse en ayudar a que quienes aún no lo han adquirido puedan hacerlo?
En la actualidad, el capital humano representa entre dos tercios y tres cuartos de todo el capital existente, es la principal fuente de riqueza de los pueblos. Pertenece a cada persona, la que es libre de decidir dónde desarrollar sus ideas. Sus pertenencias están en la nube fuera del alcance de los estados. Por lo tanto, los gobiernos deberán prepararse para competir por seducir a los campeones del mundo de las ideas, para que desarrollen sus proyectos en sus países. Pensar en volver a subir las tasas de impuestos a los ingresos de las personas es una mala idea, ya que reduce la rentabilidad de la inversión en capital humano. Las soluciones a nuestros apremiantes problemas deben evitar que algún día leamos un letrero dejado por nuestros jóvenes talentos que diga: ¨Hemos dejado esta ubicación, pero usted puede aún trabajar con nosotros 24/7 en Chile.com”, que se encuentra en otra latitud del mundo.
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Primaria aséptica
HAY QUIENES piensan en Chile Vamos (CHV) que no debiera haber debates en la primaria, o al menos, que es necesario limitar su número o formato, pues no habría garantía de “altura de miras”, ya que Manuel José Ossandón vive “atacando” a Piñera.
Es que dada la situación -se dice-, no corresponde que se lo ataque o que haya “fuego amigo”, e incluso más, que es peligroso exponerlo, pues al que está mejor posicionado hay que cuidarlo; y los demás candidatos ¡mucho cuidado! Este diario publicó hace unas semanas una noticia sorprendente, que nadie desmintió: en una reunión de CHV -cuando aún no se inscribía la primaria-, en la que Piñera estaba representado por la UDI, RN y el PRI, el secretario general de este último le dijo a los delegados de Felipe Kast y Ossandón que “si se portan bien, vamos a ver si hacemos otro debate, pero si no es así, hasta acá llega el juego”. Vale decir, pueden participar del juego si no molestan mucho a Piñera. Lo que sorprende no es que se dijo eso, que no es más que sincerar la verdad, sino que los delegados de Kast y Ossandón no se pusieron de pie y se retiraron (la noticia no consigna que lo hayan hecho), y que sus candidatos no se fueran derechamente a primera vuelta.
Esta semana, personeros de los mismos partidos más Evópoli, se reunieron con los canales de televisión para discutir sobre la transmisión de los debates. Es decir, que dejaron fuera a Ossandón. El secretario general de Evópoli nos ilustra: “no era necesario que en esta ‘primera vuelta’ estuvieran representados todos los candidatos”. Bastaba nada más que lo estuvieran dos de tres. Sin comentario.
La pregunta de fondo aquí es ¿quién dijo que Piñera tiene derecho a que no lo ataquen, a que le den garantías o a que la primaria sea aséptica? Desde luego, el concepto “atacar” es mañoso, porque tiene un alcance negativo. Se trata en realidad de cuestionar, emplazar y desafiar, que es lo propio de la contienda electoral. En las primarias norteamericanas se descueran y así lo exigen los votantes para tomar su decisión; cualquier otra cosa sería un escándalo. Si Ossandón se pasa de la raya en la crítica, lo evaluarán los votantes, no sus contendores -que podrán quejarse- ni las dirigencias partidarias, que son las que debieran dar garantías de igualdad en la organización de la contienda.
Pero además, hay que considerar un aspecto táctico: ¿No es mejor que Piñera llegue a primera vuelta habiendo derrotado los cuestionamientos de sus rivales en la primaria, que arribar a ella protegido y a enfrentar las mismas críticas de parte de sus más enconados contradictores, sin haberlas contestado antes y debidamente? Como dicen los expertos en finanzas, someterlo a un stress test para validarlo. Y por favor, no más el manido argumento que solo Piñera nos puede salvar.
Personalmente he decidido no concurrir a votar en la primaria de CHV, porque no hay garantía de real competencia. Votaré por José Antonio Kast, cuyos planteamientos me representan y porque no se deja amilanar. Y, como simple espectador, espero que Ossandón tampoco, porque “atacar”, o sea, que las cosas se digan, es lo que exige una contienda verdaderamente democrática y lo que Chile necesita.
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¡Venderemos!
IMPACTO CAUSÓ el reportaje donde se transparenta el manejo financiero de los recursos por parte del Partido Socialista. En principio, alguien podría argüir que se trata de transacciones cuyo propósito es rentabilizar de la mejor forma el patrimonio de dicha tienda política, poniéndose en manos de calificados intermediarios de inversiones, en el marco de las normas y leyes que regulan este tipo de operaciones. Incluso más, y especialmente después de conocer el elenco de las empresas donde estos dineros están invertidos, todavía sería posible esgrimir que la gran mayoría de los dirigentes no tenían acceso a dicha específica información. Los más audaces, incluso, querrán insinuar que en momentos donde se cuestiona a la clase política por el mal manejo de los recursos, lo sabido esta semana es un ejemplo de buena administración.
Pero, ¿por qué todas esas explicaciones resultan insuficientes, cuando no ridículas?
Primero, y parece ser en lo que todos coinciden, porque estamos en presencia de un evidente conflicto de intereses, cuando muchos destacados militantes del Partido Socialista, sea como funcionarios de gobierno, del Estado o en su calidad de legisladores, deben tomar decisiones que impactan de manera directa en el devenir de dichas empresas donde confiaron los recursos de la organización a la cual pertenecen.
Segundo, porque después de tres años donde nos hemos pasado discutiendo sobre la opacidad y poca transparencia, los conflictos de intereses y la cooptación de la política por los intereses del mercado, no basta con decir que dicha información y decisiones eran tomadas por una reducida comisión, la que no informaba al resto de los órganos del partido sobre dónde y cómo se hacían estas operaciones. ¿Con qué autoridad, entonces, podemos reprocharle a otros su grosera manera de confundir el interés público con su provecho personal?
De hecho, he aquí el punto más significativo y que no se ha enunciado con la fuerza suficiente: estamos frente a un problema profundamente ético. Nadie debería poder aprovecharse de una determinada situación que, al mismo tiempo, le merece un severo reproche moral y político. Las cuestión no estriba en la legalidad de las operaciones o si éstas fueron conocidas por más o menos personas. El punto es que resulta inaceptable que el Partido Socialista -como cualquier otra tienda política de una coalición de centroizquierda- invierta en empresas que le han causado un severo daño a nuestra democracia y respecto de las cuales tenemos la convicción de que han promovido sistemáticas prácticas para corromper a funcionarios públicos, mediante cohecho o el tráfico de influencias.
Lo que corresponde ahora es pedir disculpas de manera oficial y pública. A continuación, y porque las fórmulas de fideicomiso ciego no resuelven el dilema ético principal, es que deben transparentarse cada una de estas inversiones, generando un sistema que permita a los militantes y ciudadanos conocer dónde se invertirán dichos dineros.
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Las crisis del siglo 21
LA HISTORIA enseña de diversas crisis. Las crisis actuales cuentan con un sistema de medios de comunicación simplemente asombroso a la luz de la historia. Eso es bueno y malo. Malo porque las expectativas juegan un rol crítico en nuestras acciones, y bueno porque se puede corregir todo más rápido.
Las crisis siempre resultan en transformaciones, que pueden ser para mejor o peor. Este siglo enfrenta muchas crisis que se interconectan por la globalización, lo que abre complejos escenarios, unos buenos otros malos, y la posibilidad de una enorme crisis global. La transformación que se nos viene es simplemente fenomenal.
El punto de partida son los 10.000 millones de personas que habrá el 2050 en la Tierra, muy interactivos, totalmente globalizados, transculturizados, y con una nueva forma de marginalidad. En la sociedad digital es el gap digital lo que genera la desigualdad y la segregación. Esto es parte del desafío de la educación, que en nuestro país está largamente ignorado. Las grandes redes son ya más poderosas que la mayor parte de los países y eso cambia las estructuras de poder hasta hoy conocidas.
Por otra parte, la edad del conocimiento genera enorme diversidad de ideas y también las facilidades de organización, de protestas y revueltas masivas, espontáneas, y hace muy difícil gobernar porque las minorías empiezan a imponer nuevas formas de vetos. En otro plano, somos cada vez más vulnerables a las pandemias globales, aunque ciertamente la humanidad también tiene más herramientas.
La literatura más avanzada ya está dando cuenta de un salto evolutivo, fusión de la biología y tecnología, lo que nos debe hacer cambiar la idea misma del “ser” humanos. Por otro lado, la inteligencia artificial en la forma de computación cognitiva en un mundo que se datifica, hace innegable repensar el rol de la tecnología, y la posibilidad de que ésta deje de ser amistosa, como lo plantea Hawking. La datificación de la realidad, acompañada de lo que hoy se denomina el cuarto paradigma de la ciencia, nos lleva a nuevos paradigmas de realidad que es necesario asumir, y por cierto llevar a la educación. Aparece un nuevo lenguaje (que no es lo mismo que idioma) o mapa de realidad de tipo post simbólico, marcando así el fenomenal cambio de realidad. Parte de esta tendencia es la actual polémica de la posverdad que finalmente se transforma en verdad.
El tema del medioambiente es de escala global, y requiere alguna forma de gobierno mundial. El calentamiento global, los crecientes desastres naturales, el peligro de las ciudades costeras. El desafío de la sustentabilidad, los problemas de distribución del agua. Sumemos la crisis y turbulencia persistente en el Medio Oriente y la amenaza de ISIS como terrorismo global. Por cierto, la amenaza nuclear sigue vigente, con países como Corea del Norte, Pakistán, Rusia, Irán, China, entre otros.
También se inicia un cambio radical de las fuentes energéticas y cambios también radicales de nuestras cosmogonías. Por ejemplo, la idea de universos paralelos que gana fuerza en la ciencia. Las iglesias tradicionales parecen estar en decadencia.
Por otro lado, hay “estados fallidos”, como Congo, Afganistán, Somalia, Haití, Sudán y Chad, que pueden ser la fuente de grandes tragedias.
Finalmente, tenemos la irreversible dependencia de la tecnología, autos autónomos, Bots (asistentes digitales), educación de calidad en línea, realidad aumentada y virtual, otra experiencia de la vida, inteligencia artificial cotidiana, drones de múltiples usos, computación de bolsillo universal y conectada, Blockchains, mejores alimentos moleculares, medicina computarizada, nueva era espacial, elevador espacial, nuevos materiales, Web 3.0, nano robots, ropa inteligente, impresoras 3D masivas, impresoras biológicas, TV holográfica, computación cuántica, interfases que no necesitan ser tocadas (movimiento, ojos, etc.), segregación digital no económica, Red 5G, todo sin cables, traducción universal, dinero electrónico, etc.
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Piñera y la adopción
SEBASTIÁN PIÑERA afirmó hace pocos días no tener nada en contra de la adopción por parte de parejas del mismo sexo: “No vamos a discriminar”, dijo. A renglón seguido, fue consultado por el matrimonio homosexual, y respondió: “Yo siento que la institución del matrimonio es entre un hombre y una mujer”, sin notar cuán problemática resulta la afirmación de ambas posiciones en forma simultánea. De hecho, la inconsistencia puede ser vista como un síntoma más de la confusión doctrinaria que padece parte de la derecha chilena: no sabe por qué defiende lo que dice defender.
En este caso particular, el problema guarda relación con lo siguiente. El expresidente defiende el matrimonio heterosexual porque así lo “siente”, pero no logra enunciar un argumento que se haga cargo de la premisa involucrada. Si el matrimonio es entre un hombre y una mujer, la única razón que justificaría esa posición es que dicha institución no responde solo a la dimensión afectiva, sino al propósito de estabilizar una unión que permite la transmisión de la vida. Dicho de otro modo, la legislación le presta especial atención al matrimonio no solo por su carácter afectivo (hay muchas relaciones afectivas que no están reguladas por ley), sino porque asume que el entorno familiar requiere una protección especial, y que la familia implica la unión de lo masculino y lo femenino. Por lo mismo, el hecho de que las parejas del mismo sexo no puedan adoptar niños está directamente vinculado a la concepción del matrimonio como unión entre hombre y mujer.
El día que las parejas del mismo sexo puedan, en cuanto tales, adoptar hijos, la verdad es que podrán acceder a algo idéntico al matrimonio. Algo análogo ocurre con el argumento de la discriminación: asumir acríticamente ese lenguaje es equívoco, porque en rigor no existe algo así como el derecho a tener hijos. Un hijo es un don que se recibe, no un derecho que se reclama. Por lo mismo, la perspectiva en la adopción no debe partir por preguntar qué derechos reivindica el adulto, sino qué tipo de entorno es preferible para el niño, y cómo recrear la filiación del mejor modo posible. Allí se abre una discusión difícil, pero el argumento ofrecido por Piñera (“no discriminaremos”) pone el acento en los supuestos derechos, olvidando que esa aproximación da por sentado precisamente el objeto de la disputa (¿qué criterios deben primar en la adopción?). La pregunta que uno podría formular, llegados a este punto, es qué argumentos están disponibles desde esta lógica para impedir, por ejemplo, la adopción por grupos de más de dos personas.
Mientras la derecha no se pregunte por los fundamentos de sus posturas, está condenada a conceder premisas indispensables para elaborar luego un discurso coherente. No puede explicarse de otra manera, por mencionar otro caso, que dos alcaldes de oposición hayan aceptado el reglamento sobre niños transexuales sin emitir el menor comentario crítico respecto de su contenido. Es como si estuvieran obligados (por comodidad, por pereza mental o por puro y simple conformismo intelectual) a adherir a una antropología parcial e incapaz de explicar nuestra corporalidad. Hay allí una extraña claudicación que, me temo, puede costarle muy caro al sector: las ideas nunca se abandonan impunemente.
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El boomerang
SE HA convertido en el deporte favorito de la Nueva Mayoría: lanzar acusaciones e imputar conductas en las que terminan estando también involucrados. Jugar con la ilusión de la superioridad moral, de fronteras éticas que lograrían administrar sin riesgo, como si tuvieran una garantía de que estarán siempre a resguardo, porque pueden confirmar que nunca las han traspasado. En rigor, una fantasía maniquea que ya no se sostiene por ningún lado, pero con la cual tropiezan una y otra vez.
Ahora le tocó al PS, justo en el momento de una ofensiva oficialista para ilustrar a la opinión pública sobre los conflictos de interés y la escasa transparencia con que Sebastián Piñera maneja su patrimonio. Precisamente, las mismas debilidades que un reportaje de televisión dejó en evidencia en la forma usada por los socialistas en la gestión de sus propios activos. En síntesis, inversiones en empresas reguladas y concesionadas por el Estado, cuyos esquemas de negocios y márgenes de utilidad están afectos a las decisiones que toman las autoridades de gobierno y los parlamentarios. Asimismo, en la cartera de inversión socialista se encontraban conglomerados que están siendo investigados por financiamiento ilegal de campañas políticas, situación que el PS optó por no transparentar en el marco de las tensiones vividas en el último tiempo. Entre dichas empresas está de nuevo SQM, que definitivamente parece tener una capacidad de ‘seducción’ muy misteriosa sobre los partidos de izquierda.
El golpe político y comunicacional sufrido por el PS está siendo enorme, no debido al quebrantamiento de la anterior ley de partidos políticos, sino por la transgresión de los mismos marcos éticos que se le han impuesto al principal candidato opositor. Y también, por la inconsistencia de los antecedentes revelados con la matriz ideológica impulsada desde la Nueva Mayoría, para la cual el lucro, la búsqueda de rentabilidad y la especulación financiera, son dimensiones que por principio siempre están bajo sospecha de debilidad ética.
Con todo, el contraste que hoy afecta al PS -la distancia entre lo que se predica y lo que se practica- no es nuevo para la coalición gobernante. Lo mismo ya le pasó cuando La Moneda decidió salir a fulminar a la UDI por el financiamiento ilegal de sus campañas, y terminó encontrándose a la vuelta de la esquina con que las mismas conductas se extendían a todo el espectro político, incluida la ‘precampaña’ de Michelle Bachelet. Así, el caldo en el que ahora se cocina el socialismo es de algún modo un plato repetido, expresión de la infantil ingenuidad de creer que se puede denunciar a los adversarios de las mismas prácticas en que se participa, y que la opinión pública nunca se va a enterar. Al final, es como soltar el boomerang con la ilusión de que, luego de golpear a la presa, no va a terminar de vuelta haciendo lo mismo a quien lo lanzó.
En definitiva, la ocasión de esta denuncia no podía ser más adecuada. Ello porque la misma transparencia y resguardo que se debe pedir a Sebastián Piñera en la administración de su patrimonio, cabe exigírsela también al PS y a las demás colectividades. De hecho, la nueva ley vigente desde el año pasado obliga a los partidos con un patrimonio superior a 25 mil UF a realizar un fideicomiso ciego. Y por alguna razón hasta ahora tampoco aclarada, el PS no la ha cumplido.
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