Jorge Zepeda Patterson's Blog, page 15

August 22, 2015

El cuarto de guerra del calcetín

Los siguientes hechos tuvieron lugar entre el domingo y el martes pasado en un país que no es México, pero que se le parece. Cualquier parecido con la realidad es pura maldita coincidencia.


-Qué maravilla, güey, ¿ya vieron el tiempazo del Numberone? -dijo Asesor 1.


– Si güey, corrió como keniano mi Presidente –respondió Asesor 2.


-No manches, 10 kilómetros en 50 minutos. Hizo tres minutos menos que el año pasado –añadió Asesor 3.


-Tómala, para los que andan diciendo que está enfermo. Ya quisiera la Bachelet


correr así –dijo Asesor 2.


-¿La Bachelet? Deja tú: ¡Obama! Aunque dé el color, no creo que dé el tiempo. Ahora nomás falta que López Obrador diga que no se vale, que sin vesícula es más ligero –apuntilló Asesor 1.


Los tres responsables de la imagen presidencial están contentos; hace meses que no tienen algo que festejar. Ahora por fin hay material para hacer ver a los ciudadanos que también existen buenas noticias, que no todo es caída en las expectativas económicas, devaluación del peso, corrupción y violencia.


Ahora los tres guardan silencio. Asesor 2 y Asesor 3 se han dado cuenta que Asesor 1 hurga con la uña del dedo índice un molar superior derecho; señal inequívoca de que tiene una idea, algo que no sucede con frecuencia, salvo cuando ha comido tostadas de marlín, que no es el caso. Y en efecto, luego de revisarse la uña, Asesor 1 interviene:


-Aquí hay algo importante. Hay que meter la hazaña atlética presidencial hasta en la sopa de los ciudadanos en las próximas horas. Es nuestra oportunidad para matar de una vez y para siempre el rumor de que el Señor está enfermo. Difundan 100 o 200 fotos de la carrera, en todos los ángulos posibles, al principio y al final; no vayan a creer que es corredor pirata, como Roberto Madrazo. Eso sí, siempre al frente de los contingentes, nunca detrás de alguien.


-El problema es que siempre van detrás de él los guardias presidenciales y esos además de que ni sudan, están más altos y lo hacen ver chiquito. Aquí no hay manera de ponerle plataforma -objetó Asesor 2.

-Carajo pues photoshop o publiquen sólo las de abajo para arriba. ¿Qué? ¿De veras tengo pensar yo en todo?


Seis horas más tarde Asesor 1 convoca al despacho a sus colaboradores.


-¿Ya vieron lo que andan diciendo en las redes? ¡Que el Presidente se puso los calcetines al revés! –grita indignado mientras gira la pantalla de su computadora para que los otros perciban los ingratos memes-. ¡Qué méndigo ocio de la gente! Get a life, carajo.


-La verdad es que el talón sí se ve al frente. Lo mismo me pasaba a mí con unos zapatos que me comían los calcetines –dice Asesor 3, comprensivo.


-No seas imbécil, el patrón no usa calcetas Periquita. Son de marca, güey -protesta Asesor 2.


-Pues la verdad, yo nunca había visto unos de esos –concede Asesor 1.


– Hay que revisarlos. ¿Se los pido al Presidente? ¿Dónde lavarán la ropa sucia? –dice Asesor 3, solícito.


-La ropa sucia se lava en casa –responde Asesor 1, y los otros dos tardan algunos segundos en reír al darse cuenta que es un chiste.


-Déjame guglear a ver si encuentro otros como esos –dice Asesor 2, y tras unos segundos muestra eufórico la pantalla.


-¡Tómenla méndigos! Así son los calcetines, güey –celebra Asesor 1, exhibiendo una pieza de catálogo.


-Perfecto, claro que se los puso al derecho –respira aliviado Asesor 3-. ¿Y ahora qué hacemos con eso?


-Pues difundirlo, embarrárselos en la cara para que se traguen sus memes por donde les quepan –concluye Asesor 1, triunfante.


Una vez más la reunión termina con un ambiente exultante. Hacía tiempo que no obtenían una revancha tan contundente frente a las redes. Bueno, era la primera vez, pero después de esto seguro que no sería la última.


Tres horas más tarde Asesor 2 y Asesor 3 son convocados de nuevo a la oficina de su jefe.


-Parece que algo no va muy bien. Ya me hablaron de arriba: somos trending topic hasta en Europa, pero no como queríamos –dice Asesor 1 confundido.


-¿Por qué? ¿Se notó que estaban sucios? –sugiere Asesor 3.


-No tarado. Se quejan de que el único misterio que hemos resuelto en el sexenio es el de los calcetines. Que cuándo vamos a resolver Ayotzinapa, Casa Blanca, Tlatlaya, la fuga del Chapo o la muerte de Rubén Espinosa.


-Ingrata la gente que no fuera; si les das porque les das, sino les das porque no les das.


-Esa frase es de Hank González, ¿no? –interviene Asesor 3, con admiración.


-No, -dice Asesor 2- creo que es de Óscar Wilde.


Los dos dejan de hablar cuando Asesor 1 se lleva la uña del dedo índice al molar superior derecho. Saben que es un experto en control de daños, el autor de la brillante idea de hacer comparecer a la Primera Dama en televisión para explicar lo de la Casa Blanca. Alguien que seguramente sacará al Presidente del atolladero.


…continuará, probablemente.


@jorgezepedap


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Published on August 22, 2015 23:44

August 19, 2015

Jueves 20 de Agosto presentación de Milena o el Fémur más...

Jueves 20 de Agosto presentación de Milena o el Fémur más bello del Mundo en Feria Internacional del Libro de Panamá. A las 18 horas.


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Published on August 19, 2015 17:28

Lo malo de matar periodistas

Lo malo de reprimir a periodistas que afectan a nuestra imagen es que provoca muy mala imagen. No es una frase de Oscar Wilde, pero bien podría serlo de Javier Duarte, el gobernador de Veracruz. A fuerza de perseguir y hostilizar a reporteros y medios de información el mandatario se ha convertido para la opinión pública en símbolo del político cavernícola y salvaje. Y, encima, feo.


Por lo general los criterios estéticos no tendrían que entrar en una valoración política. No es útil ni correcto. Excepto en este caso en que el propio gobernador ha perseguido a reporteros gráficos que se atrevieron a captar su señorial imagen en posiciones que no hacían justicia a la valoración estética que tiene de sí mismo. Fotos en las que salía feo, pues. Rubén Espinosa, reportero gráfico de la agencia Claroscuro y de la revista Proceso, debió salir de Veracruz luego de publicar una foto en que los michelines del político no habían pasado por el riguroso photoshop. Como es sabido, Espinosa fue asesinado semanas más tarde en la Ciudad de México en un departamento de la colonia Narvarte, junto a Mile Virginia Martin, Yesenia Quiroz, Alejandra y Nadia Vera, esta última activista política también exiliada de aquél estado.


Duarte ha descubierto de la peor manera que matar al mensajero (es una frase, no un dictamen judicial) termina potenciando el mensaje. Tras el asesinato de Espinosa la foto y otras similares han explosionado en multitud de medios nacionales e internacionales, reproduciendo ad nauseam los gestos fieros y la figura voluminosa del político. En suma, el resto de los mexicanos ya ha podido constatar que el gobernador de Veracruz no es un hombre apuesto ni delgado, pero sí que es un político intolerante y déspota.


Más allá de la vanidad y la torpeza de este gobernante, lo cierto es que la persecución de periodistas se ha convertido en una práctica endémica en México. Comenzó a escalar en algún momento en los años noventa, cuando los señores del narco consideraron inconveniente la atención a sus asuntos por parte de algunos reporteros y mostraron su irritación desapareciendo profesionales y amenazando a diarios y noticieros informativos. En algún momento las presiones se generalizaron a todas las regiones agobiadas por el crimen organizado. Hacia 2010 habían muerto o desaparecido más de sesenta profesionales, presumiblemente a manos de narcotraficantes.


Pero luego sucedió algo extraño; irrumpieron en la escena los señores de la política. Gobernantes como Duarte y similares que por alguna razón asumieron que si los capos se estaban deshaciendo de los periodistas incómodos de manera impune, ellos también tenían derecho a hacerlo, máxime si tenían la ley de su lado. Los últimos años los reportes de organizaciones internacionales especializadas revelan que más de la mitad de las agresiones a periodistas tienen un origen político.


El caso de Veracruz es con mucho el más severo, pero no el único. El gobernador endureció leyes para facilitar la represión de la prensa crítica y construyó un clima de intolerancia, acoso y hostilidad. El resultado es espeluznante: catorce profesionales de la comunicación han muerto o desaparecido durante los cinco años de gobierno de Duarte. Muchos otros han sido amenazados y no pocos han optado por huir de la entidad. Rubén Espinosa descubrió demasiado tarde que eso no fue suficiente.


Imposible saber cuántos de estos hechos son imputables directamente al gobierno de Duarte. Por omisión todos. Por construir las condiciones que prohíjan estos crímenes también. Más allá de eso difícilmente lo sabremos. Matar al mensajero potencia el mensaje pero, por desgracia, no activa la acción de la justicia, siempre servil al soberano.


Publicado en El País


@jorgezepedap


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Published on August 19, 2015 15:34

August 15, 2015

Guardería ABC, la infamia perfecta

Si el oficio de delincuente es uno de los que mayor probabilidad de éxito tienen en México (sólo el 2% de los delitos concluye en una condena), el de político no debe andar muy lejos. Mire usted por qué:

Los abogados de la organización Manos Unidas por Nuestros Niños querían llevar ante la justicia a uno de los funcionarios responsables de las irregularidades de la guardería ABC que ocasionaron la muerte de 49 niños hace seis años. Puestos contra la pared, los jueces giraron una orden de aprehensión en contra de las 22 de empleadas de la guardería, incluyendo afanadoras, enfermeras, una de ellas madre de uno de los hijos quemados. Cualquier cosa antes que llevar a una autoridad responsable a enfrentar su negligencia.


La guardería ABC operaba bajo un techo de polietileno (en Hermosillo, donde las temperaturas rebasan los 40 grados centígrados), carecía de extintor y las salidas de emergencia estaban bloqueadas. “Había un letrero con un simulacro para evacuar la guardería en menos de tres minutos, pero desgraciadamente solo era un papel”, afirma un testimonio.


Más allá de las razones que provocaron el incendio (la tesis oficial sostiene que arrancó en el edificio contiguo, un archivo de la Secretaría de Hacienda del estado), es evidente que la guardería violaba cualquier exigencia de seguridad previsto por los reglamentos urbanos locales y por el contrato de prestación de servicio con el IMSS. Los dueños, directivos del establecimiento e inspectores que otorgaban su aprobación para el funcionamiento, tendrían que ser los responsables de la tragedia en primera instancia. Ningún niño habría muerto si el establecimiento hubiese cumplido los requisitos que exige la ley para operar. Pero la justicia mexicana no funciona con esa lógica. Es más fácil hacer pagar la cuenta a los ciudadanos de a pie, muchos de los cuales arriesgaron su vida para extraer niños del infierno que se desató ese día, que a los verdaderos responsables.


Nada más sintomático que el apoyo por parte de Emilio Gamboa a la decisión de la PGR en contra de las empleadas. El coordinador de los senadores y uno de los políticos más poderosos del sistema afirmó cínicamente que no sabía en que basaba la fiscalía su acusación, pero que le parecía muy bien que ya hubiera culpables, esos culpables: “Me parece que es una investigación que lleva ya muchos años, es un trabajo serio y responsable de la señora procuradora general de la República, Arely Gómez, y han encontrado que hay culpabilidad, o responsabilidad, u omisión, no sé en qué se basan estas detenciones. Creo que lo que es un logro es que se haya finiquitado una investigación de muchos años, donde pasaban, y pasaban (los años) y no había una conclusión al respecto”.


Nada en contra de dueños que abarataron costos ahorrándose medidas de seguridad, entre ellos Marcia Matilde Altagracia Gómez, prima de Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón, o funcionarios públicos que aceptaron el engaño, unos vinculados al IMSS, otros al gobierno estatal y municipal. Pero sí en contra de Olga Lidia Sánchez, quien fungía como auxiliar de educadora en la guardería, y ese día se dedicó a sacar menores del incendio, entre ellos a su propia hija quien fue víctima de quemaduras.


Por desgracia la reiteración a las infamias nos ha hecho inmunes a la infamias. Esta semana es una orden de aprehensión absolutamente injusta y arbitraria; unos días antes es el asesinato en la colonia Narvarte del Distrito Federal del periodista Rubén Espinosa, quien había salido de Veracruz por amenazas de muerte por parte de políticos. La respuesta de las autoridades en esa burla no parece ser muy distinto al caso de la guardería: un afán evidente por deslindar de cualquier responsabilidad a funcionarios y políticos que pudieran estar involucrados.


Si en asuntos amorosos se dice que un clavo saca a otro clavo, en el manual no escrito de los políticos se afirma que una infamia saca a otra infamia. El escándalo de esta semana pronto es dejado atrás por una nueva tragedia. Por eso es que nuestros funcionarios nunca renuncian cuando son sorprendidos infraganti en una canallada. Saben que basta con esconder la cabeza un rato y esperar a que surja un nuevo estercolero. Y por desgracia eso nunca toma más que algunos días. En el peor de los casos ellos, los responsables de una infamia, saben que siempre habrá los Emilio Gamboa que saldrán en su defensa y encontrarán chivos expiatorios; para la justicia mexicana nunca faltan hombre y mujeres de a pie sacrificables, incluso aunque sean las propias víctimas.


Publicado en Sinembargo y otros quince diarios


@jorgezepedap

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Published on August 15, 2015 23:55

¿Por qué amamos a Lisbeth Salander?

Tenemos una cita el 27 de agosto a las 6 P.M. para hablar de Salander, el personaje de las novelas de la trilogía Millennium, de Stieg Larsson. Biblioteca VasconcelosCaptura de pantalla 2015-08-15 a las 12.21.27


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Published on August 15, 2015 10:28

August 13, 2015

Dólar: dolor y placer

Los mercados de todos los países del mundo tiemblan por la revaluación del dólar y el debilitamiento de sus monedas. Ningún país queda inmune. Un movimiento telúrico que en México produce oleadas de tsunamis, uno tras otro. De hecho, los mexicanos utilizan el término devaluación como sinónimo de crisis: “ la devaluación de 1982”, “la devaluación de 1994”. Una vez más, lo que en otros países produce resfríos en su relación con el dólar, en México provoca pulmonías.


Y no podía ser de otra manera con tres mil kilómetros de frontera común, y prácticamente un tercer país en esa franja con decenas de millones habitantes cuya vida cotidiana transcurre con un pie en cada lado de la línea, desde San Diego-Tijuana hasta Brownsville-Matamoros. Una variación en el valor relativo de las dos monedas produce en esta zona infinitas combinaciones de fortunios e infortunios, nacen unos oficios y desaparecen otros, se modifican hábitos de consumo y se trastocan estrategias de sobrevivencia. Ahora la leche se compra acá, pero la gasolina allá; se abandona al dentista de siempre o, de plano, regresa al consultorio el dentista que se había convertido en taxista.


En el país en su conjunto el efecto también es variopinto. En lo que va del año el peso se ha depreciado casi treinta por ciento y el deslizamiento continúa. Eso significa que los millones de habitantes beneficiados por las remesas enviadas por los emigrados han aumentado su poder adquisitivo casi en un tercio. Es una buena noticia porque por lo general son los sectores más desprotegidos del país. El impacto de esta derrama puede dimensionarse si consideramos que los más de 22 mil millones de dólares que habrán de recibirse representan casi el triple del presupuesto anual de la Secretaria de Salud (alrededor de 8 mil millones de dólares). Los 300 dólares a los que asciende una remesa promedio equivalen ahora a dos veces el salario mínimo mensual; suficiente para permitir a una familia abandonar la miseria absoluta.


Del otro lado, un dólar fuerte significa mayores márgenes de rentabilidad para el narcotráfico. Es decir, más recursos para corromper autoridades y policías, más razones para dejar de cultivar maíz a favor de amapola o mariguana; nuevos incentivos para abandonar una aula y ponerse a vender tachas afuera de la escuela.


En principio el mayor beneficiado tendría que ser el sector exportador mexicano. Cuando un país devalúa su moneda, sus mercancías se hacen más baratas en el mercado internacional. Es la razón por la cual China ha depreciado el yen en los últimos días: busca revitalizar sus exportaciones. El problema para México es que buena parte de lo que vendemos al exterior son productos industriales concatenados a líneas de producción estadounidenses. La rama automotriz, en particular, que supera ya a las exportaciones de petróleo, turismo o remesas con más de 40 mil millones de dólares, adquiere buena parte de los insumos en dólares, por lo cual el precio final se encarece en la misma proporción.


Para el gobierno mexicano en principio es una buena noticia un barril vendido en dólares más caros. Pero es un beneficio que se neutraliza cuando tiene que comprar con esos mismos dólares gasolina y gas para cubrir el déficit interno.


Más allá de los claroscuros que se experimentan a lo largo de la geografía económica y política del país, el saldo final del deslizamiento del peso es deplorable para la mayoría de la población. El 80 por ciento del comercio exterior del país se realiza con Estados Unidos. Tarde o temprano un dólar caro se traduce en un incremento en los precios al consumidor. En suma, en un empobrecimiento de los mexicanos en su conjunto y a la postre en una razón más para el desencanto, la irritación y, peor aún, la miseria, ya de por sí escandalosa.

@jorgezepedap

Publicado en El País


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Published on August 13, 2015 11:16

August 9, 2015

Dinos contra saurios: El PRI vs Atlacomulco

Como en la última entrega de la saga de Jurassic Park, la lucha en la cumbre del poder no es entre seres humanos y dinosaurios (ciudadanos versus políticos, digamos), sino esencialmente entre distintas versiones de saurios.


La designación de Manlio Fabio Beltrones como presidente del PRI, contra los deseos originales de Enrique Peña Nieto, que quería imponer a Aurelio Nuño su operador en Los Pinos, demuestra que la lucha entre las distintas especies de este parque zoológico que es la clase política está lejos de resolverse entre algunas de sus especies.


Hace unos días comenté que algunos miembros del PRI comenzaban a ver con preocupación al círculo que rodea a Enrique Peña Nieto por sus intentos de emular a Hank González en su afán de hacer política y grandes negocios. El problema, piensan ellos, es que en la práctica los del Grupo Atlacomulco han salido más habilidosos para los negocios que para la política. Imitar a Hank González sin el carisma del profesor ni su habilidad política, ha terminado por traducirse en una gestión chata que pone en riesgo la permanencia del PRI en el poder (publicado en El País, “El PRI contra Peña Nieto”). Los políticos profesionales están preocupados por la caída de popularidad de la presidencia y por la falta de profundidad (por no decir el exceso de frivolidades) que atribuyen al círculo que rodea a Los Pinos.


El grupo Atlacomulco y sus aliados (ex gobernadores de Hidalgo), por su parte, han querido imponerse mediante el control económico de los otros liderazgos que los cuestiona dentro del PRI. A través de Luis Videgaray, ministro de Hacienda, controla las oficinas de auditoría del resto de las secretarías para manejar en un puño al Gobierno federal. Adicionalmente ha emprendido acciones, también por vía económica, para reducir el margen de operación de los poderosos gobernadores, la mayor parte de ellos priistas (un polo de resistencia al poder de Los Pinos, aunque no el único).


Colocar a Aurelio Nuño como mandamás del PRI habría permitido a Los Pinos hacerse del control absoluto del aparato electoral, en detrimento de las otras fracciones del partido. El manotazo impositivo incluso suponía una violación flagrante a los estatutos que exigen a todo aspirante haber desempeñado un cargo dentro del tricolor. En el caso de Nuño ni siquiera estaba acreditado su registro dentro del PRI.


En las últimas semanas la oposición de la ortodoxia política y la incomodidad que genera la falta de oficio del grupo a cargo del Ejecutivo, provocó oleadas de resistencia. Finalmente, el Presidente tuvo que decidir si apostaba a gobernar en solitario, con el exclusivo apoyo de los suyos, convirtiendo al PRI en una extensión del Grupo Atlacomulco imponiendo a su jefe de oficina en el partido, o transigía y cedía a la oposición la cabina de mando del tricolor.


Con la decisión a favor de Manlio Fabio Beltrones, Peña Nieto apuesta por la negociación y el consenso dentro de sus tribus. Algo que ya había mostrado cuando se tragó su orgullo y eligió a Eruviel Ávila como su sucesor en el gobierno del Edomex, contra su deseo de imponer a alguno de sus propios delfines, Alfredo del Mazo o Ernesto Nemer. El grupo Atlacomulco demuestra, una vez más, que prefiere apostar por la seguridad y ceder frente a otra fracción, antes que arriesgarse a una confrontación que ponga en riesgo su sobrevivencia.


Manlio Fabio Beltrones no se convertirá en un opositor del Presidente, desde luego (como tampoco lo ha sido Eruviel en Toluca). Sería suicida. Aunque tampoco será un instrumento ciego ni correa de transmisión de Los Pinos. Convertirá a la dirección del partido en una trinchera para canalizar la multitud de intereses que anidan en el PRI, incluyendo las candidaturas para los gobiernos estatales que estarán en disputa en los próximos años. Más importante aún, esto asegura que la elección del candidato para disputar la presidencia en el 2018 tendrá que ser el resultado de una negociación entre los distintos polos políticos y regionales, y no la mera imposición de la fracción que ocupa el poder.


Desde luego no será fácil. Resulta más que sintomático que la designación de Manlio vaya acompañada del nombramiento de Carolina Monroy como Secretaria General, una suerte de vicepresidente operativo. Ella es “atlacomulca” pura: sobrina de Alfredo del Mazo, prima de Peña Nieto, esposa de Ernesto Nemer, y con amplia experiencia en distintos puestos del gobierno del Edomex.


Con todo, Manlio Fabio es hoy por hoy el cuadro con mayor oficio, el único quizá dotado de la perspectiva histórica para trascender la coyuntura inmediatista en la que se mueven sus rivales. Un velociraptor capaz de dar la pelea a los tiranosaurios rex versión 2.0 que anidan en Los Pinos. Veremos. La película va a estar interesante.


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@jorgezepedap


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Published on August 09, 2015 10:33

August 6, 2015

El PRI contra Peña Nieto

La célebre frase de Hank González “un político pobre es un pobre político” es algo con lo que los mexicanos hemos aprendido a vivir. Pero resulta mucho más difícil tragar la versión más descompuesta: un pobre político que no es más que un político rico. Muchos priistas comienzan a temer que el grupo Atlacomulco que tomó el control de Los Pinos encarna esta pésima declinación del adagio original.


Carlos Hank González no fundó al grupo Atlacomulco al que pertenece Enrique Peña Nieto (llamado así por la población con ese nombre del Estado de México). Pero sin duda fue quien lo llevó a la cumbre de la élite nacional en la década de los setentas y los ochentas, cuando fue gobernador de su estado, regente de la Ciudad de México y ministro en varias secretarias. No llegó a ser presidente pero se hizo inmensamente rico. Y más que eso, se convirtió en epítome del político-empresario.


Algunos miembros del PRI comienzan a ver con preocupación al círculo que rodea al Presidente por sus intentos de emular a Hank González en su afán de hacer política y grandes negocios. El problema, piensan ellos, es que en la práctica han resultado más negocios que política. Imitar a Hank González sin el carisma del profesor ni su habilidad política, ha terminado por traducirse en una gestión chata que pone en riesgo la permanencia del PRI en el poder.


Nadie pone en duda que el actual mandatario llegó a la silla presidencial de la mano de los grandes capitales empresariales, cansados de la ineficiencia del PAN. Como gobernador del Estado de México, Peña Nieto se caracterizó por una gestión en la que la obra pública fue entregada a consorcios gigantescos con los que existían vínculos de amistad. Muchos asumieron que esa alianza entre el dinero y el poder constituiría una mancuerna exitosa. El Pacto por México y la propuesta de reformas hacían recordar al viejo Hank. El apoyo del gran capital le daría al Presidente el músculo necesario para destrabar obstáculos y eliminar reminiscencias del México viejo y anquilosado. En suma, política y negocios por todo lo alto.


Por desgracia todo indica que el proyecto se ha desinflado evidenciando su flanco más oscuro: muchos negocios, poca política. El político enriquecido sólo es soportable cuando lo compensa con gestos de estadista capaces de impulsar los proyectos que la comunidad necesita. Ya no es el caso de la actual administración, si es que alguna vez lo fue.


El grupo Atlacomulco y sus aliados (ex gobernadores de Hidalgo) buscan imponerse mediante el control económico a los otros liderazgos que los cuestiona dentro del PRI. A través de Luis Videgaray, ministro de Hacienda, controla las oficinas de auditoría del resto de la secretarías para manejar con un puño al gobierno federal. Adicionalmente ha emprendido acciones, también por vía económica, para reducir el margen de operación de los poderosos gobernadores, la mayor parte de ellos priistas (un polo de resistencia al poder de Los Pinos, aunque no el único).


Resulta difícil predecir cuál será el desenlace de este pulso entre dos concepciones priistas. En los próximos días el partido elegirá a su nuevo presidente. Si se opta por un cuadro incondicional de Peña Nieto se enviarán señales inequívocas de que el grupo Atlacomulco ha decidido librar en solitario la batalla para el resto del sexenio e intentar quedarse de nuevo con la presidencia en las elecciones de 2018. Tiene a su favor que la oposición está hecha trizas. Pero la peor amenaza para el grupo en el poder está adentro, cómo sucedió en Nuevo León y antes en Sinaloa. La batalla apenas comienza.


Publicado en El País


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Published on August 06, 2015 11:23

July 26, 2015

El dilema de Andrés Guardado

No debe ser fácil desempeñar la tarea de tirador de penaltis inexistentes a favor de México. Algún pudor profesional debe haber sentido Andrés Guardado al ejecutar en detrimento de sus colegas costarricenses y panameños, una sentencia de muerte decretada de forma tan ostensiblemente injusta y arbitraria, en la Copa Oro que se disputa en Estados Unidos. De hecho, el jugador mismo confesó posteriormente que estuvo tentado a entregar el balón al portero panameño al momento de cobrar la pena máxima (y nunca mejor aplicado el eufemismo: no hay mayor pena para una víctima que aquella que se perpetra de manera arbitraria y con resultados mortales).


Algún conductor de la televisión incluso señaló que si Guardado tenía una pizca de dignidad debió haber hecho justamente eso: fallar deliberadamente el penalti y corregir la injusticia que había cometido el árbitro. Fácil decirlo. Bajo ese criterio ese conductor tendría que haber renunciado a su empleo de Televisa hace años; motivos éticos tendría de sobra. En realidad no era una decisión que correspondía a Guardado. Él era el asignado para ejecutar el castigo en nombre de todo el equipo, no el suyo. Al echarse encima la eliminación de México al fallar el penalti el jugador se convertiría en un traidor imperdonable a los ojos de todos aquellos que viven el futbol como una religión o ven a la selección nacional como una extensión de la Patria. Por lo demás, el jugador dentro de la cancha carece de la repetición que reitera y congela el error arbitral hasta convertirlo en una burla. Y en última instancia un profesional siempre puede asumir que los fallos del silbante y los abanderados forman parte de las incidencias de un juego, de la misma forma que un rebote caprichoso de la pelota. Si México fue eliminado del Mundial de Brasil por un penalti inexistente marcado a favor de Holanda, un año más tarde México puede llegar a la final de un torneo menor por la misma vía.


Bueno, eso es lo que se diría a sí mismo Andrés Guardado. Pero ahora vaya usted a decírselo a un panameño o a un costarricense. Si ser ejecutor de los penaltis mexicanos no es sencillo, mucho menos lo es ser mexicano en Centroamérica en estos momentos. En las últimas semanas me ha tocado recorrer la zona con motivo de la promoción de mi novela (Milena o el fémur más bello del mundo, editorial Planeta). Hace unos días estuve en Guatemala, y antes en Costa Rica y El Salvador. La frustración que los mexicanos pudieron experimentar ante Holanda es cosa de niños frente a la animadversión que los centroamericanos sienten por los abusos de su “coloso del norte”. De la misma forma que el paso de un ilegal guatemalteco o salvadoreño por tierras mexicanas es un tormento infinitamente más infernal que el de un michoacano por California. Las razones para el resentimiento son muchas, y las del futbol pueden parecer intrascendentes, pero nadie debe subestimar la carga pasional y patriotera que entraña este deporte. Panamá había jugado mejor que México por vez primera en su historia y estaba a punto de eliminarlo en buena lid. Lo impensable, la épica exultante a punto de suceder, pero la intervención arbitral lo impidió una y otra vez (una expulsión forzada, dos penaltis inexistentes). De nuevo la injusticia en contra del débil, el abuso del poderoso.


No, ser mexicano no es cosa fácil y no sólo para Guardado. Resulta bastante complicado explicar que no somos un estado fallido o una república bananera


Luego de la fuga de “El Chapo” o la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa. Hace veinte años México era percibido en Latinoamérica como el país de la música, la comida y las películas del cine de oro. Había mucho de cliché en esa imagen, pero era más inofensiva y pintoresca que otra cosa. Ahora a donde vamos los mexicanos somos acosados con preguntas sobre corrupción, violencia extrema y narcotráfico. El gobierno de Peña Nieto y sus excesos son percibidos como epítome de la corrupción, dicho en países que no son precisamente sociedades prístinas. Y ahora, para colmo, nos involucran con la corrupción deportiva.


Los mexicanos comenzamos a experimentar con respecto a los asuntos públicos una sensación de pena ajena. O peor aún, propia. En unos días voy a Panamá, y sigo pensando que Guardado no debió fallar el penalti pero, ¿cómo se los explico?


Publicado en Sinembargo y otros quince diarios


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Published on July 26, 2015 11:26

July 23, 2015

Preferiría no hacerlo

No es incapacidad sino falta de voluntad lo que limita a Enrique Peña Nieto. La medida tomada en Oaxaca en contra de la sección 22 de los maestros revela que cuando lo desea su gobierno puede tomar decisiones valientes y políticamente bien instrumentadas. El acuerdo para federalizar al instituto de educación de Oaxaca rompe el monopolio que la CNTE había ejercido sobre esa institución, sobre la enseñanza de la infancia en el Istmo y en última instancia sobre la vida social y política de la región. Una influencia que la CNTE ha ejercido para proteger sus prebendas y casi nunca en beneficio de la comunidad.


El anuncio hace recordar al Peña Nieto que se presentó con un Pacto por México arrancado a la oposición o al que llevó a prisión a Elba Esther Gordillo, la poderosa líder del magisterio nacional. Cada una de esas medidas muestran el mejor rasgo del gobierno priista, el que justifica a aquellos que defendían el regreso del PRI porque “ellos sí tenían oficio político”.


Quizá, el problema es que rara vez tienen ganas de ejercerlo. Salvo en esas coyunturas, la mayor parte del tiempo el gobierno ha mostrado una desesperante desidia para utilizar su cacareado oficio político. Las reformas mismas se han desdibujado a lo largo de un sufrido y accidentado proceso de implementación; con frecuencia sus aspectos más encomiables y ambiciosos fueron neutralizados por los poderes fácticos contra los que iban dirigidos, ante la negligencia y falta de voluntad del gobierno para defenderlos.


Desde luego que hay una explicación para ello. Las medidas en contra de la CNTE o Elba Esther Gordillo son políticamente más fáciles de instrumentar porque no involucra aliados, como sí lo hacen las reformas. Limpiar a Pemex se ha estrellado con la imposibilidad de tocar a fondo al sindicato petrolero, leal al PRI; se ha buscado combatir a los monopolios para propiciar la competitividad pero los Azcárraga o los Slim se les han arreglado para apenas sufrir raspones; se logra aprehender a El Chapo pero se le conceden privilegios que a la postre propician su fuga; un proceso de licitaciones de zonas petroleras tan mal instrumentada que más bien parecen “ilicitaciones”, pues arroja un balance de subastas desairadas y una única asignación a una empresa con vínculos con el ex presidente Carlos Salinas. En suma, una y otra vez el gobierno boicotea sus propias virtudes en aras de la frivolidad, la complicidad y la molicie.


Peña Nieto me recuerda a Bartleby, el escribiente, el célebre personaje de un cuento de Herman Melville. Un burócrata capaz y eficiente en su oficio, pero que un día, por alguna razón, responde “preferiría no hacerlo”. A cada nueva exigencia de su trabajo Bartleby simplemente contesta I would prefer not to (en el original). Como una pieza del engranaje que decide no cumplir su función, ha dicho un crítico.


Esta vez el gobierno de Peña Nieto decidió cumplir su función y sentó las bases de lo que podría ser el inicio para desmontar la pesadilla en la que se había convertido la CNTE. La federalización de la educación en Oaxaca era una exigencia para reconstruir la gobernabilidad en la región.


Por desgracia, la mayor parte de las veces el Presidente prefiere no hacerlo. Un Bartleby que pese a tener la capacidad decide no cumplir su función. Como el escribiente, acude todos los días a la oficina, se coloca los atuendos correspondientes y hace los pequeños y los grandes gestos que haría un Presidente. Pero llegado el caso, por lo general prefiere no hacerlo. En Oaxaca lo hizo, enhorabuena. Ojalá también lo hubiera hecho en Ayotzinapa o Tlatlaya, en el combate a la corrupción o en un etcétera tan largo como desesperante.


Publicado en El País


@jorgezepedap


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Published on July 23, 2015 11:30

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Jorge Zepeda Patterson
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