Jorge Zepeda Patterson's Blog, page 31

October 16, 2013

¿Por qué pierde la selección?

Dicen que los viajes ilustran; también dicen que los viajes es lo único que le cura a uno el nacionalismo rampante. Quizá, pero los locutores deportivos de televisión son muestra fehaciente de que los viajes también sirven para un carajo. Nadie los puede acusar de ser ilustres o cultos, ni siquiera cuando hacen uso del lenguaje, que es su instrumento de trabajo. El adjetivo más contundente que uno de ellos pudo encontrar para describir el 2-1 de Costa Rica frente a México durante la transmisión fue: derrotototota; a lo cual el otro inmediatamente corrigió con su mejor español: “no, derrototota no; derrototototototota”.


Eso que les costaba describir es en efecto una tragedia inconcebible para muchos; para otros representa un dato normal y la confirmación de que el sistema está roto, que el regreso del PRI es un fracaso y la raza de bronce sigue siendo víctima de la explotación y la miseria secular.


Desde luego, no es ni una cosa ni la otra. Los resultados de un equipo nacional de futbol no guardan relación con el estado de la Nación ni transparentan la calidad moral o productiva de sus habitantes. Ejemplos abundan: los años de oro recientes del futbol español coinciden con su peor crisis en décadas; por el contrario, el breve auge del futbol colombiano tuvo lugar cuando el país se despedazaba en guerras civiles. Brasil ha sido bueno antes, durante y después de su auge económico, y a Perú, quien padece su peor momento futbolístico, no le ha servido de mucho la impresionante expansión económica que disfruta desde hace un lustro.


En otras palabras, no habría que “sobre interpretar” una derrota. Allí no vamos a encontrar alguna clave sociopolítica o de antropología social sobre la mexicanidad o los valores nacionales. Y si me apuran, dice más sobre México la manera de transmitir de los locutores de televisión que el resultado: el rasgado absurdo de vestiduras, el desprecio hacia los países centroamericanos, el linchamiento fácil de algún jugador, la ignorancia y la manipulación emocional.


El nivel de un país guarda una relación más estrecha con la manera en que se transmite un partido de su selección, que con la calidad de los pases de sus jugadores. Un niño mexicano pasa más tiempo frente a una pantalla de televisión que en una aula (si consideramos el fin de semana). Por lo mismo, la televisión tiene un impacto decisivo en la construcción de valores y la visión del mundo de la mayoría de los mexicanos. Y si juzgamos por la inmadurez emocional de los conductores, su incultura, los rampantes clichés nacionalistas, el desdén por los rivales, etcétera, tendríamos que concluir que el “alma mexicana” no pasa por su mejor momento.


El peso de este infantilismo emocional les impide incluso hacer una lectura del partido que están viendo. El triunfo o el fracaso no pueden ser explicados simplemente por el último toque frente a la portería. Muy fácil colocar el peso de la derrota en la poca fortuna de Chicharito en el famoso “pase a la red”. Endiosar o linchar a un jugador, convertirlo en fuente de todos los bienes y todos los males, revela un analfabetismo en materia de futbol difícil de entender en un profesional que se dedica a transmitir partidos.


Lo que no podían ver es que las escasas oportunidades que tuvo el Tri fueron protagonizadas por el Chicharo gracias a sus desmarques y a sus movimientos dentro del área. El gol mismo, un remate de Oribel Peralta, fue resultado de un magistral pase filtrado a Javier Hernández por –al parecer- Chaco Giménez. Pero la narración deportiva nunca menciona la construcción de la jugada, entretenidos como estaban en el chiste fácil de la hermosura de Oribel y de cuanto lo querían. Con esto no sugiero que el Chícharo esté jugando a buen nivel; sus fallas frente al marco son evidentes. Pero resulta absurdo convertirlo en piedra basal para explicar los malos resultados.


Juan Villoro escribe ese miércoles que una derrota así no se improvisa. Un partido puede perderlo cualquiera en una mala noche. Pero quedar en cuarto lugar en un torneo hexagonal tras diez partidos, es fiel reflejo del estado en el que se encuentra el futbol de nuestro país.


Las explicaciones pueden ser muchas. En parte tiene que ver con el crecimiento del nivel del futbol en la zona Concacaf. Estados Unidos está en proceso de convertirse en una potencia media en materia de futbol; Costa Rica y Honduras tienen selecciones dignas deportivamente hablando, y varios de sus jugadores ocupan plazas importantes en clubes europeos. Una derrota frente a estos equipos no es vergonzante porque querámoslo o no, hace rato emparejaron el nivel de futbol de nuestro país. Sólo los locutores villamelones, ignorantes y racistas, los siguen considerando poco menos que jugadores llaneros. Reaccionan como si México hubiera sido vencido por un equipo de Tsekub Baloyán o de la prepa del barrio.


Solía decirse que el futbol mexicano no crecía porque carecíamos de roce internacional externo a la modesta Concacaf. Hoy que nuestros jugadores han comenzado a alinear en clubes internacionales las cosas no parecen mejorar. La mitad del equipo que jugó este martes participa –o ha participado- en ligas extranjeras.


En realidad, el peso de la explicación tendría que residir en las fallas estructurales del futbol mexicano. La connivencia entre futbol y televisión; el dominio de la Federación por parte de media docena de magnates que influyen en varios clubes; torneos cortos que premian más una racha afortunada en la liguilla que un trabajo fundacional de construcción un equipo a largo plazo; políticas financieras que dependen de la venta apresurada de jugadores; falta de inversión en escuelas sólidas de entrenadores de fuerzas inferiores; políticas dirigidas exclusivamente a resultados inmediatos.


Tampoco debemos dramatizar. Esas lacras las padecen varios países. El hexagonal revela una mala campaña; pero el nivel de nuestro futbol no es tan malo como lo pintan los lamentos de ayer, ni tan bueno como lo venden los pregoneros televisivos al menor triunfo del Tri. Lo que si no veo es como podamos superar es el nivel profesional de las transmisiones. ¿Usted si?


Publicado en Sinembargo.mx

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Published on October 16, 2013 08:13

October 13, 2013

Test para (in) tolerantes

Ser demócrata, solidario y buena persona es tan fácil como amar a la humanidad desde lejecitos. Basta con tener una idea beatífica y respetuosa de los derechos humanos y las causas políticamente correctas. Sufrir sus inconveniencias de cerca y en propia piel, ya es otra cosa. La tolerancia es un concepto que a todos nos acomoda cuando se ejerce desde el terreno de las ideas y de las frases de bronce. Porque en principio nadie es intolerante por motu proprio, de la misma manera que ningún corrupto se considera un canalla. Siempre hay “razones” que justifican un acto de intolerancia, faltaba más. El problema es que en ocasiones sólo hay ese tipo de razones; el día menos menos pensado el paladín de la democracia que uno creía ser, termina comportándose como el peor facho de barrio.


El camino que lleva de la conmiseración por los problemas de los otros al atrincheramiento tras la tapia de nuestros privilegios y comodidades, es sutil e imperceptible. La cucaracha kafkiana en la que amanecemos convertidos no suele gestarse de la noche a la mañana; es sólo que no reconocemos a tiempo los signos de la metamorfosis.


Con el ánimo de ofrecer algunas alertas he preparado el siguiente test de autoevaluación. Carece de validez científica, pero ese rasgo nunca ha impedido a las pastas de dientes mostrarse como la panacea de su boca.


1.- Las marchas. Cuando usted se ve atrapado o retrasado por una congestión vial producto de alguna marcha o plantón:

a) Intenta enterarse del motivo de la manifestación y al pasar ofrece voces de aliento

b) Considera que es incómodo, pero asume que es el precio a pagar por una democracia viva

c) Podría estar de acuerdo con los derechos de los manifestantes, pero considera inaceptable la violación de derechos de terceros (los suyos).

d) Marchas y plantones que afecten a terceros deben ser combatidos con todo el peso de la ley, sin importar el costo político.


2.- El día de las elecciones

a) Suele votar invariablemente

b) Sólo vota cuando considera que hay un candidato o un partido en el que confía.

c) Rara vez vota, no le interesa la política

d) Votar no sirve de nada, todos los políticos son unos sinvergüenzas.


3.- La proliferación de mendigos en las calle:

a) Son personas que están en el infortunio; entregar una moneda o una ayuda es lo menos que puede hacerse.

b) Ofrece ayuda sólo cuando le conmueve el mendicante

c) Quisiera ayudar, pero asume que esa no es la mejor manera y sólo reproduce la mendicidad.

d) Nunca. Detrás de cada pordiosero hay un ladrón o un holgazán.


4.- Dos jóvenes del sexo masculino se besan en una banca del parque:

a) Bien por los tiempos que vivimos. No tenemos nada que envidiar a San Francisco.

b) Como en el caso de cualquier pareja heterosexual, bienvenidas las señales de afecto siempre y cuando no ofrezcan un espectáculo bochornoso en público.

c) No juzga, pero la exhibición de tales inclinaciones sexuales deberían dejarlas para la vida privada

d) Asqueroso, porque el parque es un espacio para las familias. Deberían ser llevados a la cárcel.


5.- Una mujer en sus cuarentas pasea por la calle tomada de la mano de un hombre en sus treintas. Usted calcula una diferencia de edad de entre 10 y 15 años.

a) Viva el amor en todas sus acepciones. Si el hombre fuese el mayor sería considerada una pareja “normal”.

b) Tendrán pocas posibilidades por el entorno adverso, pero espera que lo pasen bien mientras dure.

c) Una relación anómala. La mujer probablemente sea una cougar con la conquista del momento.

d) Perverso. Alguien tendría que alertar a la familia del joven.


Otórguese usted 3 puntos por cada respuesta a); 2 puntos por respuesta b); 1 punto por c) y ninguno por d). Un score de 12 a 15 puntos indicaría que usted es un alma libre, solidaria y participativa. Probablemente le esperen algunos desengaños en el camino; disfrute su bonhomía mientras dure y muchas felicidades si le dura toda la vida.

Un score de 8 a 11 puntos revela un espíritu optimista pero documentado. Considera que las cosas tienen remedio a condición de no pecar de ingenuo. Las causas deben ganarse su confianza, pero una vez que la otorga es generoso y participativo. Usted sigue siendo clave para la salud de la vida pública.

Un puntaje de 3 a 7 puntos muestra a un pesimista crónico, con poca tolerancia a lo que escape a las convenciones en las que usted se encuentra cómodo. Confía casi exclusivamente en lo que puede hacer por sí mismo y recela de la vida pública.

Cero a dos puntos lo coloca a usted en una zona escepticismo e intolerancia al límite. Le aconsejo no guardar armas de fuego en casa. Mejor aún, le aconsejo guardarse usted en su casa.


Publicado en una docena de diarios


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Published on October 13, 2013 08:11

October 6, 2013

Historia de dos oficios y una infamia

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, dijo Dickens, con tal tino que la frase se ha repetido a lo largo de 150 años para toda ocasión. Y sin embargo lo trillado no le quita lo pertinente, a tal grado que me resulta perfecta para describir lo que está sucediendo con el periodismo.


El peor de los tiempos, desde luego. Nadie ignora que las nuevas generaciones no leen el periódico ni en defensa propia y que cada suscriptor fallecido significa un recurso no renovable perdido para siempre. El fenómeno es planetario y preocupa de igual manera al New York Times que a Le Monde o a El País. Ciertamente algunos diarios regionales se defienden mucho mejor en las ciudades medias. Pulso de San Luis Potosí sigue creciendo en circulación, y otros como Siglo de Torreón, Diario de Yucatán, Imparcial de Hermosillo, AM de León, o El Informador de Guadalajara mantienen su preeminencia gracias a su larga vocación como representantes de sus comunidades.


Pero son casos excepcionales. Los diarios nacionales viven ya una tragedia de proporciones darwinianas. A largo plazo la prensa escrita que hoy conocemos dará paso a publicaciones de circulación restringida a nichos especializados y perderá su carácter de medio masivo de comunicación.


Pero es también el mejor de los tiempos. El periodismo, entendido llanamente como la actividad profesional que consiste en recabar información de actualidad y difundirla de manera pública, vive en cierta forma su época de oro. Nunca como ahora habían existido tantos instrumentos y plataformas para informar de manera tan oportuna y masiva. Hace apenas 12 años transmitir esta columna a una veintena de diarios en el país era un trabajo que implicaba cuatro horas de pleitos y frustraciones con el fax y un sinnúmero de llamadas telefónicas de confirmación. Hoy requiere, literalmente, cinco segundos y un teclazo. Escribir, documentarse, filmar, grabar audio o fotografiar nunca había sido tan fácil como ahora.


Y si hablamos del alcance de nuestro trabajo la escala es brutal. Por vez primera los periodistas podemos ser vistos o leídos simultáneamente en Los Ángeles o Buenos Aires, en Cotija o en Cajeme. Antes del advenimiento del mundo digital la llamada prensa nacional en realidad era un mito: difícilmente trascendía al Distrito Federal. Hoy el tráfico de un portal de noticias como El Universal o Sinembargo.mx se compone de un 50 por ciento de usuarios del resto del país y alrededor de 5 por ciento del extranjero. Estas líneas serán leídas por varios miles de paisanos en Estados Unidos al mismo tiempo que usted lo hace. Algo impensable en los tiempos del papel, tinta, kioscos y voceadores.


Para desgracia del periodismo profesional este maravilloso andamiaje de instrumentos, dispositivos y plataformas se ha vuelto en contra nuestra: ahora todo usuario de redes y del ciberespacio es un “periodista” potencial. O por lo menos así lo asume la opinión pública. Nunca como ahora había existido tal sobreabundancia de información gratuita, masiva e inmediata. Tuiter o Facebook informan de manera más oportuna que cualquier medio profesional porque tiene un “reportero” en cada usuario. Ningún medio puede competir contra eso.


En el fondo no es así. ¿Pluralidad? Sí, pero también estridencia y falsificación. La información se ha confundido con el espectáculo y el entretenimiento, la seudo información y el rumor se han disfrazado de noticias. Nunca como ahora la opinión pública había sido tan intensamente informada; nunca como ahora había sido tan intensamente desinformada.


Hoy más que nunca se necesita el oficio periodístico para dotar de veracidad, contexto y pertinencia a la información. El papel de “curador” de la noticia es absolutamente imprescindible para desbrozar el trigo de la paja.


Me preocupa que en la constelación de blogs, redes, portales, diarios gratuitos que hoy en día arrojan olas incesantes de datos, hechos y opiniones, nadie desempeñará el insustituible papel que cumplía un buen diario tradicional: ser el vehículo defensor y representante de los intereses de una comunidad en particular. Diarios como los citados arriba son el alter ego de su región, revelan tendencias y velan por el presente y el porvenir de sus ciudadanos, buscan alimentar a su opinión pública con todo aquello que le permita tomar decisiones y participar en el debate público; constituyen la arena a través de la cual parte de la comunidad se comunica con el resto de la comunidad. En suma, el diario líder de una ciudad constituye punto de encuentro e identidad para una región o ciudad.


No está claro si en el futuro habrá un modelo de negocio que permita financiar a una planta de periodistas profesionales en las nuevas plataformas. Como sabemos, la información es gratuita en la blogosfera, lo cual hace muy difícil profesionalizar la producción de noticias: lectores y anunciantes no están “comprando” noticias y espacios publicitarios como lo hacían en papel y, por ende, no están financiando redacciones sustentables de periodistas de tiempo completo en los portales. Es un tema complejo y preocupante que abordaré en otro momento.


Algunos dicen que nuestro oficio comenzará a ser otro. Quizá, pero me preocupa que en ese proceso la información recabada profesionalmente, verificada, investigada y pertinente para la comunidad termine siendo sustituida por la estridencia y el espectáculo. Sería una infamia perder a las Aristegui a manos de las Laura Bozzo. ¿No cree usted?


Publicado en una docena de diarios

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Published on October 06, 2013 08:16

September 29, 2013

Los corruptores

Me temo que lo más importante del destino de los mexicanos se decide en los comederos políticos de Polanco y no en las cámaras legislativas o en las oficinas de Gobernación o Hacienda. Es allí, en las charlas de sobremesa entre presidentes de partidos, secretarios de Estado y coordinadores de fracciones parlamentarias, donde se tejen los acuerdos que definen la vida pública.


Quizá por ello el trabajo periodístico profesional se vuelve tan difícil e incluso frustrante. Tratar de recomponer lo que sucedió “en lo oscurito” entre los actores del poder es una empresa fortuita y sembrada de incertidumbres e inexactitudes. Después de todo, el periodista no está presente en una conversación entre Manlio Fabio Beltrones y el presidente de un partido donde se negocian los términos de una nueva iniciativa de ley, ni posee un micrófono debajo de la mesa. Peor aún, lo que el periodista llegue a conocer será resultado de lo que cada uno de los protagonistas quiera contarle.


A lo largo de veinte años de ejercer el periodismo he acumulado una gran cantidad de información sobre las maneras en que opera la clase política en diversas circunstancias: sus códigos no escritos, la relación con los medios de comunicación, las modalidades de corrupción que existen en los distintos niveles, las maneras en que los poderes fácticos se vinculan entre sí.


Mucha de esa información es impublicable. No por falta de ganas, sino por la imposibilidad de recaudar las evidencias que la documenten. Una cosa es saberlo, y otra poder demostrarlo de acuerdo a códigos profesionales.


En parte por ello es que escribí Los Corruptores, una novela política de suspenso, bajo el sello de editorial Planeta. El asesinato salvaje de la actriz Pamela Dosantos, amante del secretario de Gobernación del país provoca una crisis cuando se revela que la mujer atesoraba secretos de Estado sobre diversos miembros de las élites mexicanas. Los personajes son ficticios, pero los secretos que se van descubriendo, con ligeras modificaciones, forman parte de esa pila de expedientes que como periodista venía acumulando en mi gaveta de “casos impublicables”.


Justamente, uno de los cuatro personajes centrales es Tomás Arizmendi, un columnista desencantado del oficio quien publica, sin percatarse, un dato sobre la muerte de Dosantos que se convertirá en un escándalo. Su artículo le ganará el rencor de los poderosos y la mafia, y para sobrevivir tendrá que develar los secretos de Pamela y descubrir al autor de su muerte.


La trama me da la posibilidad de construir un fresco sobre la clase política como no lo había podido realizar en mi trabajo periodístico a pesar de haber publicado o coordinado libros como Los Suspirantes, Los Amos de México o Los Intocables (todos ellos perfiles biográficos de miembros de la clase dirigente). La novela me permite desarrollar personajes y situaciones que se comportan fielmente a lo que he captado a lo largo de veinte años de vivir profesionalmente con hombres y mujeres de poder de nuestro país.


En ese sentido he descubierto como autor lo que ya había percibido como lector: la literatura ofrece visiones adicionales y complementarias para entender la realidad, en este caso la manera en que opera el poder en México

.

Martín Luis Guzmán escribió a fines de los años 20 dos novelas, El Águila y la Serpiente y La Sombra del Caudillo, para explicar con mayor profundidad que cualquier análisis político las infamias de los regímenes posrevolucionarios, particularmente el de Obregón.


Luis Spota en los años que 60, 70 y 80 hizo la mejor descripción de la clase política que se ha hecho en México a golpe de novelas que dejaban muy poco a la imaginación. En ese sentido es el mejor cronista que hemos tenido de los intríngulis de la vida pública. Héctor Aguilar Camín hizo lo propio con sus novelas Morir en el Golfo (1985) y La Guerra de Galio (1990). Un verdadero tratado de antropología de los especímenes de estos años.

Toda proporción guardada, Los Corruptores intenta ofrecer claves similares de los políticos que nos toca padecer en esta época, luego de 12 años de alternancia y en pleno regreso del PRI (la obra está ambientada en diciembre de 2013). Es una novela sobre la amistad, el amor y sus desengaños pero con el telón de fondo de los usos y abusos del regreso del presidencialismo en nuestra atribulada y frágil democracia. El presidente se llama Alonso Prida y no Enrique Peña Nieto; el secretario de Gobernación lleva por nombre Augusto Salazar, pero aun con personajes de ficción, Los Corruptores me ha permitido decir lo que no había podido sobre todos los que les rodean. Espero la disfrute.


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Published on September 29, 2013 13:51

September 25, 2013

Elba Esther o la maldición de Chucky

A Peña Nieto le parece estar pasando con Elba Esther Gordillo lo mismo que a todos los que revisamos la cartelera con la peregrina esperanza de encontrar algo decente: cuando creíamos que ya nos habíamos deshecho por fin de Chucky, el muñeco deformado de las películas de terror, aparece de nuevo una secuela de la infame serie.


La maldición de Chucky se estrenó este martes en Estados Unidos (sexta entrega de la zaga); misma semana en que nos enteramos que la maestra Elba Esther Gordillo, detenida en la prisión consiguió un amparo que podría ponerla en libertad.


Justo cuando los priistas habían casi erradicado todo vestigio de Gordillo en el sindicato de maestros y consiguieron expulsar del PANAL a su hija, Mónica Arriola (con lo cual aseguran convertir a este partido en un satélite fiel), la pesadilla de la calle Bucareli aparece de nuevo.


Luego de seis meses en prisión la Maestra que se atrevió a desafiar al partido había desaparecido totalmente del panorama. ¿Elba who? Me llegó a decir un senador sobre la Maestra hace algunas semanas. Algún tuit lo había dicho de manera más florida, haciendo mofa de la frase de bronce de la ex líder del magisterio: “Mi epitafio dirá aquí yace una guerera: no, dirá, aquí ya se chingó”.


Pero estos días algunos de los cuadros que ahora dirigen su imperio, gracias a que ella los puso allí, se removieron inquietos en sus curules y en los asientos de primera de los aviones. El amparo a favor de Gordillo lo motiva un par de errores en el proceso que generó la orden de captura.


Uno de ellos es explicable por la necesidad de no alertar por anticipado su inminente aprehensión. Resulta que la Secretaría de Hacienda debió hacer una denuncia previa por lavado de dinero ante la PGR, como requisito para presentar la acusación ante un juez. Pero eso equivalía a poner sobre aviso a Gordillo, quien seguramente ahora se estaría riendo en su casa de La Joya, litigando en contra de su deportación desde Estados Unidos.


Había razones políticas, pues. Peña Nieto quería informar a la nación de la detención fulminante y exhibir la foto de la ex líder tras los barrotes de una celda. Una imagen que valía oro para su gobierno. Lo último que le interesaba era entrar en litigios largos y dimes y diretes con todo el poder de la Maestra aún vigente.


La segunda razón por la cual se ofrece el amparo, en cambio, es pura negligencia o resultado de la premura con la que se preparó la detención. El juez que concede el amparo determinó que el auto de formal prisión no está debidamente fundado ni precisa las circunstancias de la intervención de Gordillo en los hechos que se le imputan. O sea, es demasiado vago.


Desde luego, esto no significa que Gordillo saldrá libre. Para empezar, el falló de este juez será impugnado y el tema se resolverá en instancias jurídicas más altas (con todo lo que eso significa). Y por lo demás, la PGR sigue compilando evidencias para ampliar los delitos que se le pueden fincar a la detenida; se afirma que sólo se han investigado dos de las más de ochenta cuentas bancarias bajo control de ella y los suyos.

De la misma forma que sabemos que al final de la película Chucky será eliminado pese a que volvió a levantarse en cuanto el héroe de la película le dio la espalda al darlo por muerto, es obvio que Elba Esther no tiene la fuerza para prevalecer contra ese sistema del que ella se benefició durante tanto tiempo, pese al amparo que ahora obtuvo.


Pero el daño está hecho. La noticia del amparo se suma a la pila de errores cometidos por la PGR en otros juicios polémicos. Desde luego, el más notorio es la liberación de Caro Quintero de manera intempestiva, y sin darle oportunidad a los Estados Unidos de confrontarlo con las acusaciones que le estaban esperando. O la de Jorge Hank Rohn detenido por acopio de armas en un operativo digno de un terrorista y al que le ofrecieron un “usted disculpe” horas más tarde. Y eso por no hablar del caso Florance Cassez. O las cacareadas investigaciones sobre gobernadores como Andrés Granier (Tabasco) , Arturo Montiel (Edomex) o Luis Armando Reynoso Femat (Aguscalientes). En todas ellas los delitos que se les fincan terminan siendo una versión mucho más deslactosada que las infamias de las que nos enteramos en la prensa. Los crgosa suelen difuminarse en cuanto el tema desaparece de los periódicos; peor aún, con harta frecuencia la debilidad de las pruebas presentadas por la autoridad concluye con la liberación de los inculpados.


Elba Esther no está muerta. Las líneas de expresión de su rostro carecen de vida desde hace tiempo, pero la sola invocación de su nombre desde la ultratumba de su celda inquieta en algunos círculos. En el fondo no constituye ya una amenaza real en contra de Peña Nieto o su administración, pero la mera mención del amparo conseguido produce escalofríos en algunos priistas. En este caso, a todos los relacionados con la muy cuestionada capacidad jurídica de la PGR.


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Published on September 25, 2013 06:59

September 22, 2013

Llueve sobre mojado

Estar contigo es estar solo dos veces, podríamos decir los ciudadanos al gobierno parafraseando llueve sobre mojado del compositor Fito Páez, a propósito de las inclemencias naturales. Y nunca mejor aplicado el título de su canción.


No suficiente con padecer las destemplanzas del calentamiento global, los mexicanos tenemos que sufrir la traición de autoridades que hicieron terraplenes para deslaves que se deslavan, cauces de ríos y canales que se salen de madre, presas que no apresan y asentamientos humanos a los que se les regulariza el predial pero no la infraestructura.


No le estamos pidiendo a la autoridades que frenen el calentamiento global, faltaba más. Simplemente que no lo empeoren. Construir aeropuertos en zonas pantanosas no está chido, diría mi sobrina. Cargarse a los humedales y zonas de bosque para recibir comisiones del capital inmobiliario tampoco. Construir hasta la orilla del mar piscinas de hotel suena paradisiaco aunque para ello se eliminen las dunas y esteros que protegían la arena, verdadera infraestructura del turismo.


Entendemos que contra el calentamiento global poco puede hacer un gobernador o un alcalde. Supongo que hay una cuota que pagar por el privilegio de pertenecer al género humano en tiempos de iPhone y agua embotellada más cara que la leche. Si Al Gore no ha podido evitar los efectos de El Niño o las granizadas de cacalotes, mucho menos lo harán nuestras autoridades. Pero no les estamos pidiendo que rellenen la falla de San Andrés. Simplemente que no construyan carreteras en las que su comisión va con cargo a la vida de los usuarios.


Vamos, ni siquiera les pedimos el sacrificio inadmisible de que renuncien a su “gratificación” (sería deseable, pero habría que ser realistas). Lo que exigimos es que esa comisión no salga de meter arena en lugar de cemento o de diseñar curvas a ojo de buen cubero. ¿Exagero? Vea usted:


Esta semana nos enteramos de que La Autopista del Sol, que comunica la Ciudad de México con Acapulco, es una cloaca. “Un diagnóstico de la pasada administración federal encargado por Capufe reportó 100 kilómetros con problemas y 55 más con hundimientos, así como malos cortes de cerros que, al no tener 45 grados de inclinación sino 60 , permitieron resquebrajamientos e incremento de desgajamientos”, reporta el diario Reforma. Y eso que la carretera había sido reconstruida recientemente a razón de 3.6 millones de dólares por kilómetro, para una inversión total cercana a los mil millones de dólares. Originalmente el presupuesto era de 1.1 millones de dólares por kilómetro cuadrado, pero se triplico porque… (¿hace falta explicarlo?).


El asunto huele a corrupción por donde se le mire y no nos sorprende, pero no debería oler a muerte. Los mexicanos se han acostumbrado a pagar un extra para agilizar una diligencia, cubrir el costo de una fotocopia inesperada para no perder el lugar en la ventanilla de un trámite, ofrecer una propina al franelero para proteger al auto del franelero en ausencia nuestra. Lo que no se vale es que el franelero raye el auto a pesar de la propina o que el de la fotocopia se embolse el dinero y nunca cumpla el encargo.


No sé cuánto de esos mil millones de dólares que costó la reconstrucción de la Autopista del Sol se repartió en comisiones y mordidas. Eso lo dirá la autoridad (es una frase: la autoridad tampoco va a decirlo). Supongo que mucho porque un presupuesto puede aumentar 30%, no 300% a menos que exista negligencia y abuso flagrante.


Pero lo que resulta imperdonable es que a pesar de “la comisión” se haya construido una carretera criminal. Los deslaves, las caídas de puentes y los asentamientos construidos a la vera de terraplenes acabaron costando vidas.

Y estamos hablando de una de las obras que goza de mayor visibilidad en el país. No quiero imaginarme de que están hechas carreteras secundarias, bordos y presas ocultas a la vista o cimentaciones de torres de electricidad.


El gobierno informó que por las lluvias de los últimos días 90 tramos carreteros están afectados a lo largo del país, muchos de ellos intransitables. Puentes caídos, pavimentos destruidos, derrumbes. ¿Cuántos de ellos podemos achacarlos a la corrupción y cuántos a los caprichos del planeta?


Y para seguir con Fito Páez, “Y, al final, sale un sol incapaz de curar las heridas de la ciudad”, porque las lluvias se irán pero la corrupción seguirá allí, esperando mostrarnos su cara criminal que convertirá en catástrofe la siguiente emergencia ecológica .


Publicado en 15 diarios

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Published on September 22, 2013 08:32

September 18, 2013

Mancera: ser buen tipo no basta

Estoy convencido de que Miguel Ángel Mancera es un buen tipo. Todavía no se si, además de eso, sea un buen Jefe de Gobierno. En todo caso, los nueve meses que lleva fungiendo como tal muestran pocos argumentos para emitir un juicio categórico. Algunos dirán que ha buscado nadar de muertito sin hacer muchas olas; otros pensarán que convertirse en alcalde de una de las mayores metrópolis del mundo requiere una larga curva de aprendizaje.


Creo que las dos cosas son ciertas. Nada en su biografía preparó a Mancera para hacerse cargo de un paquete de ese tamaño; aunque para ser honestos, la vida no suele preparar a nadie para ese tipo de responsabilidades (salvo a Ebrard, quizá, quien ya había sido secretario de gobierno, además de responsable de Seguridad del DF).

Miguel Ángel Mancera ha estado más dedicado a familiarizarse con el manual del usuario de la alcaldía que a oprimir botones y jalar palancas. Como el que se sube a un nuevo y poderoso auto y mueve el volante y activa el limpia brisas pero sin encender el motor.


Y quizá ha hecho bien: cualquier ocurrencia sin haber dominado la bestia que ahora pilotea podría haber terminado en novatada trágica. El problema es que después de dos horas de “manejar” sin salir de la cochera hasta sus amigos comienzan a verlo con curiosidad. El DF no es muy paciente con las curvas de aprendizaje porque vivimos en una ciudad prendida con alfileres. Sus frágiles equilibrios se desquician al menor testereo, llámense inseguridad, conflictos políticos, calamidades climatológicas o crisis de infraestructura.


Hoy la presión para actuar comienza a hacerse insoportable. Ya sea para que desaloje o para que negocie; para que intervenga más decididamente en asuntos de inseguridad pública o para que anuncie programas sociales del tamaño de los que lanzaron sus predecesores.


Por lo demás, le ha tocado una muy difícil coyuntura política. La izquierda está despedazada luego de la ruptura de López Obrador con el PRD, y no olvidemos que fue la fuerza política de ambos, partido y líder, lo que lo llevó al poder. Ambas posiciones están incrustadas tanto en la estructura formal de gobierno como en la Asamblea (el equivalente a su congreso local). Eso obliga a Mancera a caminar de puntitas en un terreno minado: casi cualquier decisión que tome será cuestionada por uno u otro grupo, y por las razones exactamente opuestas.


Del otro lado, su relación con el gobierno federal es otro tema espinoso. Peña Nieto no ha ocultado el cortejo del que hace objeto a El Purito (apodo que le endilga la presidenta del PRD, uno de los personajes en mi novela Los Corruptores. Aunque sea ficción el apodo le cuadra: es delgado, morenito y con cabeza ceniza. www.loscorruptores.com).


El PRI ha buscado a Mancera por muchas razones. Algunas buenas y otras no tanto. Entre las primeras se encuentra el objetivo de mejorar la puesta en común de acciones de los dos gobiernos, el federal y el local. Recordemos que durante los doce años panistas las relaciones de la presidencia con el Distrito Federal no fueron las más afortunadas. Primero, debido al celo enfermizo de Fox a la popularidad de López Obrador; después, por la desconfianza de Calderón a la candidatura de Marcelo Ebrard a la presidencia en contra de su delfín Ernesto Cordero (a la postre ninguno de los dos fue candidato presidencial). Peña Nieto se ha acercado a Mancera y este ha aceptado el invite. En sí mismo no es una mala noticias. Todos saldrían ganando con una mejor coordinación entre los dos gobiernos (tres, sin incluimos el Edomex).


Pero en ese acercamiento hay, desde luego, objetivos menos transparentes. Formalmente Mancera no pertenece al PRD (o a ningún otro partido). El PRI está haciendo denodados esfuerzos para sentar las bases que le permitan recuperar electoralmente a la capital en el 2018. Una alianza con el jefe de gobierno podría ser fundamental para alcanzar tales objetivos.


Por todos esos motivos es que cualquier línea de acción que Mancera siga será criticada por una razón u otra, por tiros o troyanos. Ya se porque resultó “entreguista” frente al gobierno federal, o porque está jugando “al radical”. Porque se inclinó a Morena o, por el contrario, porque favoreció a Los Chuchos. Porque “traicionó” a Marcelo Ebrard al cambiar un programa del sexenio anterior o lo opuesto, porque resultó su “imitador” o “achichincle” porque respetó iniciativas del gobierno anterior.


Y sin embargo ya no puede seguir atrasando sus decisiones. No se si terminó de leer el manual del usuario, pero tendrá que salir a conducir con personalidad y firmeza los destinos de la capital. Después de nueve meses de cautela y perfil bajo tendría que informar a los capitalinos que ya hay un piloto en la cabina de mando de esta ciudad.


Publicado en Sinembargo.mx

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Published on September 18, 2013 08:11

September 15, 2013

Maestros: no basta tener la razón

No se si los maestros de la CNTE tienen la razón o parte de ella en su impugnación de las leyes sobre el magisterio recién aprobadas. Defienden prebendas gremiales, algunas a favor de una mejor educación y otras no tanto. Por, lo general me parece que la expresión en la calle o “de la calle” para cuestionar actos de la autoridad es sana; evita que la sociedad termine siendo rehén de diputados y burócratas que negocian el destino de todos a partir de acuerdos de cúpula.


Pero el caos que desencadenó la CNTE en la Ciudad de México demuestra que en política no basta tener la razón (asumiendo sin conceder que la tuvieran en esta ocasión). El éxito en la política reside en un juego de sumas, no de restas. Y la CNTE jugó a las restas. Se puede tener la razón, pero se necesita convencer para vencer.


No cuestiono su plantón en el Zócalo a lo largo de varias semanas. Nos guste o no, es el escenario en el que se desenvuelve nuestra vida pública, tanto para actos de la autoridad como de los ciudadanos. Los tendidos de plásticos nunca son bonitos, pero es más bonito tener una comunidad viva.


Lo que no tiene nada de bonito fue la estrategia de la CNTE de ahorcar vialidades importantes de la ciudad mediante bloqueos en vías claves (Periférico, Constituyentes, Reforma, etc.). Condenó a cientos de miles de ciudadanos a convertirse en instrumento de chantaje político en contra de su voluntad. Fue el mecanismo que los maestros utilizaron para presionar a las autoridades, pero con cargo a terceros. Una manera muy eficaz de preocupar a los gobernantes, aunque también de enajenarse el favor de la opinión pública, incluyendo sectores potencialmente aliados.


Y en política la soberbia castiga. Como también fue una soberbia no permitir a López Obrador utilizar el Zócalo el 8 de septiembre para su protesta en contra de la reforma energética. Ni siquiera necesitaban levantar por completo su plantón. Se trataba de un aliado estratégico al que trataron con arrogancia y falta de miras.


Con frecuencia he encontrado esta cerrazón contraproducente en activistas sociales y en líderes de movimientos populares. Están convencidos de que les asiste la razón y consideran que el valor moral de sus causas justifica cualquier mal menor; en este caso afectar la vida de millones de capitalinos. Como si la ética que entraña sus reivindicaciones (los derechos de los maestros) les eximiera de otras consideraciones éticas (el derecho de los ciudadanos a transitar).


Durante su estancia en la capital los maestros tendrían que haber hecho una labor pedagógica con los ciudadanos para mostrar las razones de su movilización. Explicar que no sólo defienden prebendas del magisterio sino que también protestan por las incongruencias de una ley improvisada y llena de parches. Yo tuve que leer en textos de especialistas las inconsistencias del proyecto de ley presentado por el Ejecutivo y las implicaciones que eso tendría en la calidad de la educación. La CNTE hizo muy pocos esfuerzos para explicarlas.


Los movimientos sociales populares tendrán éxito sólo en la medida en que aprendan estrategias democráticas: apelar a otros sectores sociales, influir en la opinión pública, mostrar valores morales superiores a su adversario. Con lo anterior no quiero pecar de ingenuidad. No es fácil influir en la opinión pública cuando los poderes factuales tienen a su favor la maquinaria mediática. Y desde luego, estamos muy lejos de vivir bajo reglas democráticas.

Pero esta alternativa es mejor que apostar a la confrontación ciega y al desprecio de cualquier otro derecho que no sea el propio. Por esa vía obtusa al final se encontrará una respuesta autoritaria, y peor aún, será avalada por la opinión pública contraria a los abusos de los manifestantes por la nula incomprensión de las causas que defienden.


Hoy tendría que haber muchos ciudadanos indignados por el desalojo de los maestros. Pero no es así. Observo a muchos capitalinos contentos de recuperar el Zócalo para la verbena del 15 y el desfile del 16 de septiembre. Y muchos más abrigando la esperanza de que ese desalojo signifique que ya no habrá más colapsos vehiculares por las marchas de la CNTE en los próximos días.


La única defensa que posee un movimiento popular para evitar ser barrido por el Estado es la factura política que tal represión desencadena. Y esa factura política se eleva concitando la empatía de la opinión pública nacional e internacional. La CNTE hizo todo lo necesario para unir esa opinión pública en su contra. Una mala lección de los maestros.


Publicado en El Universal y otra docena de diarios

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Published on September 15, 2013 11:33

September 11, 2013

La astucia escondida de Peña Nieto

Parafraseando a los clásicos se podría decir que la propuesta fiscal de Peña Nieto no es ni de izquierda ni de derecha sino todo lo contrario. Quizá por ello ha recibido críticas desde todos los espectros ideológicos. La cuestionan por igual desde articulistas defensores de la economía de mercado como Sergio Sarmiento, hasta líderes de opinión de la izquierda como Julio Hernández, pasando prácticamente por toda la comentocracia. O desde Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, hasta Martí Batres, líder de Morena. Unos porque le falta y otros porque le sobra.


A mí me parece que lo más importante de la reforma no está en su contenido económico, sino en el político. Los estrategas del presidente juzgaron que en el dilema entre generar combustible para la maquinaria económica y el riesgo de un combustible para el incendio social, optaron por la prudencia. Sacrificaron la economía a favor de la política. Y es que en efecto, la reforma fiscal es demasiado tibia para producir un efecto económico significativo al corto plazo; pero haberla hecho más profunda podría haber provocado una intensa resistencia social.


No, no creo que la movilización de Morena este domingo haya impedido el IVA en alimentos y medicinas, como han presumido. O no exclusivamente. Lo hizo un cúmulo de factores que los operadores políticos del gobierno ven con preocupación: la exasperación que miden las encuestas, el potencial desestabilizador de la CNTE con apenas 40 mil maestros movilizados, la proliferación de guardias auto armadas, el frente abierto del crimen organizado y los territorios perdidos, las muchas reivindicaciones de gremios, barrios y comunidades a todo lo largo de la geografía nacional. En conjunto, un pasto en espera de un cerillo que lo incendie.

Y, por supuesto, el juego a las vencidas que sostienen Peña Nieto y López Obrador. La percepción en el gobierno es que existen condiciones de pobreza y descontento que pueden provocar una irrupción social. Y existe el líder popular capaz de aglutinar tal descontento en un movimiento político social. Guste o no su personalidad, AMLO es un político de masas que ha conectado con la desesperanza de mucha gente. La peor de las pesadillas para Peña Nieto es convertir a sus reformas en el factor que permita el resurgimiento del tabasqueño.


En suma, Peña Nieto intenta hacer reformas neoliberales pero sin despertar al oso del nacionalismo popular que acecha en la habitación de al lado.

Eso explica muchas cosas, entre otras:

1.- El anuncio por parte del presidente de una reforma energética citando a Lázaro Cárdenas más de una docena de veces y satanizando la palabra “privatización” o concesión.

2.- Programar el anuncio de su reforma fiscal horas después del mitin de López Obrador para no darle municiones a la movilización del 8 de septiembre y quitarle los reflectores.

3.- Un incremento de 26.4 por ciento en el gasto destinado a Sedesol para 2014.

4.- Una reforma fiscal progresiva que pegará esencialmente en clases medias y empresarios, relativamente favorable a sectores populares.

5.- El anuncio de un seguro de desempleo (hasta por seis meses al que esté desempleado 45 días hábiles) y una pensión universal para adultos mayores (con costo de 45 mil millones de pesos en 2014).

6.- Déficit fiscal de 1.5 del PIB para el próximo año. En plata pura, esto significa caminar en contra del dogma neoliberal que exige un equilibrio en las financias públicas. Por vez primera en muchos años, el gobierno opera deliberadamente en sentido inverso. Gastará más de lo que recaudará, aunque para eso aumente el endeudamiento o eche mano de las reservas.


Por su parte, López Obrador está intentando capotear este escenario adverso a su causa. En efecto, no le están dando muchas municiones para el combate político. Él esperaba un aumento en IVA a medicinas y alimentos que se convirtiera en un argumento soliviantador.


Y para ser honestos, el mitin del pasado domingo de López Obrador resultó más modesto que lo esperado. La cifra de 55 mil asistentes, incluso si fue subestimada, se queda corta con respecto a las multitudes que asistían a concentraciones anteriores. A la postre, resultó una ventaja que no haya conseguido el Zócalo para el evento: la foto de la plaza a medio llenar habría sido contraproducente. Incluso la estrategia delineada por Andrés Manuel fue anticlimática (un llamado a la no violencia y el anuncio de otra marcha): “nos vemos en 15 días”. En la práctica no fue otra cosa que una postergación del inicio de las protestas.

En resumen, la estrategia seguida por Peña Nieto puede ser vista como una solución parchada, indecisa y blandengue. Pero también puede ser percibida como una estrategia astuta para librar el abismo de un mal mayor. No tengo duda que la matriz ideológica de la que él procede preferiría impulsar un proyecto de reformas neoliberales y cercanas al gran capital. Sin embargo, el oficio político o la información sobre el estado del ánimo de los mexicanos le llevan a optar por reformas más sociales que económicas.


En conjunto, en todas estas iniciativas Peña Nieto ha preferido (grosso modo) incomodar a las cúpulas y no a “la calle”. Y digo grosso modo, porque en todo ha dado un dos pasos adelante y uno atrás. Pero la narrativa “populista” me parece evidente.


López Obrador intentará contra atacar en la marcha del 22 de septiembre, en lo que constituirá el segundo round de este complicado match. Habrá varios rounds de sombra y muchos fogonazos de tanteo. El gobierno buscará desgastar al rival en un combate extenso con marrullerías desde su esquina e interrupciones por parte del réferi. Cualquier cosa antes que enfrentarse directamente al cuerpo a cuerpo. Esto apenas comienza.


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Published on September 11, 2013 10:25

September 8, 2013

El Mitin de AMLO 8 de septiembre: 1er. Balance

En la práctica, Andrés Manuel López Obrador está postergando la resistencia contra la reforma energética y fiscal quince días. Al convocar a una segunda marcha el 22 de septiembre mi impresión es que gana tiempo para buscar una mayor organización y, sobretodo, una reacción de la opinión pública frente al anuncio de incremento de impuestos al ISR y al IVA a determinados alimentos y medicinas (que a la postre ni siquiera se dio el del IVA). López Obrador responde así a la “astucia” de Peña Nieto quien retrasó hasta hoy por la noche el anuncio de incremento de impuestos para no dar mayor combustible al líder de la izquierda. Ahora el tabasqueño le devuelve “la astucia” postergando el verdadero arranque de la resistencia hasta el 22 de septiembre. El cálculo de López Obrador es que el aumento de impuestos puede generarle aliados entre las clases medias y el empresariado que resultarán afectados.

De allí su insistencia a incorporar a otros sectores sociales (clases medias y empresarios, dijo explícitamente) y la reiteración de que será un movimiento pacífico y no violento. Un guiño indispensable para sectores más moderados.



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Published on September 08, 2013 10:55

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Jorge Zepeda Patterson
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