María López Villarquide's Blog, page 7
December 9, 2023
Gigantas
Gigantas, Murielle Magellan. Trad. Juan Carlos Durán Romero. Barcelona: Irradiador, 2023
El techo roto“..Now I’m opening out like the largest telescope that ever was! Good-bye, feet!” (for when she looked down at her feet, they seemed to be almost out of sight, they were getting so far off). “Oh, my poor little feet […]”
Alice’s Adventures in Wonderland. Lewis Carroll, 1865
Puede que una de las lecciones que se insinúen con esta novela sea la de que nadie está a salvo de la envidia; que hay que cuidarse del éxito, del reconocimiento, de la buena suerte: siempre habrá alguien que se alegre más por nuestros fracasos que por nuestros logros y que hay que estar alerta.
A la protagonista de la novela que se narra dentro de la novela Gigantas le ocurre algo sobrenatural desde el momento en que alguien reconoce su valía. El éxito le sobreviene y con él, también las enemistades y la competencia. Laura rompe el techo, lo atraviesa y crece por encima de él, se hace inmensamente grande ante un mundo para el cual hasta entonces pasaba desapercibida.
Gigantas alterna las páginas de esta «novela» con el diario de su autora, que en un doble salto mortal diegético y sin red se difumina con la autora real del libro: una mujer que anota sus reflexiones y esboza lo que más adelante se convertirá en Gigantas, su novela.
Para zurcir ambos contenidos se tira del hilo de la inseguridad femenina respecto al paso del tiempo y el inevitable envejecimiento: el peso de la belleza y su importancia para elevarse en una sociedad donde el físico sí importa.
Sí: importa.
He dedicado una semana a una lectura que ha llegado a mí regalada, que prometía referencias a la literatura japonesa (que nunca me interesa) y la autoficción (que intento evitar a toda costa) pero que me ha sorprendido con hermosas metáforas e inesperados cambios de registro hacia la ciencia-ficción.
Seguir al conejo blanco hasta su madriguera tiene sus consecuencias y a veces se vuelve aprendida.
December 5, 2023
Nunca falta nadie
Nunca falta nadie. Catherine Lacey, trad. Damià Alou. Barcelona: Alfaguara, 2016
Una en la carreteraElyria, un nombre cuya pronunciación a mí me remite inmediatamente a jardines decadentes en la Inglaterra victoriana, pasa por un mal momento y se larga. Una premisa sencilla para una novela que no lo es en absoluto.
Nunca falta nadie arranca con la brutal acidez de Ottessa Moshfegh, una narradora en primera persona que suelta verdades como puños según se le vienen a la cabeza, sin filtro, ni compasión, ni remordimientos pero más adelante la cosa cambia. Una pena.
«… y supe que algo había mordido a esa raya venenosa, porque eso es el océano, un gran agujero lleno de cosas que se muerden unas a otras, y resulta extraño que la gente vaya a la playa y se quede mirando las olas y se sienta relajada, porque lo que están viendo en realidad no es más que el telón azul que recubre una violencia desatada, vidas devorando otras vidas, esos bocados implacables […] y me pregunté si el envés carnoso y agonizante del océano es lo que realmente quieren ver esas personas, ese pálpito feroz debajo de todas las cosas plácidas».
Esta mujer con nombre de especie botánica en extinción y que acarrea un traumita familiar a sus espaldas decide, en su tardía veintena, que lo deja todo en Nueva York y acepta la invitación de un hombre con quien ha hablado una vez para irse a vivir a una granja de Nueva Zelanda. El resto es el libro: su viaje, sus inseguridades, su falta de escrúpulos y los pensamientos que la acompañan mientras hace autostop y a mí me divierte porque entiendo ese arrebato, porque a todos nos ha pasado, nos pasa o nos pasará algo semejante, ese «¡al cuerno con todo!» que brota de la tripa, sí, porque Elyria somos todos (más bien todas, por aquello de la inseguridad ante los desconocidos, sobre todo):
«Hay un cierto tipo de mujer que advierte el terror en los demás y lo llama valentía…».
Sí, un cierto tipo de persona que no se cansa de admirar a otras personas que hacen cosas y se arriesgan a perderlo todo y que, sin moverse de su butaca de opinar, aplauden el supuesto coraje de las otras.
Un saludo.
Lástima que hacia el final de la historia, ese cabreo de Elyria hacia el mundo que la rodea se diluya y desaparezca para dar paso a otra historia mucho menos interesante, creo y desde luego, infinitamente menos divertida.
November 18, 2023
El baile y el incendio
El baile y el incendio. Daniel Saldaña París, Barcelona: Anagrama, 2021
Tanz der 5 rhythmenAfuera hay nieve, mucha nieve, nieve que todo lo cuaja en un paisaje de alta montaña; dentro, por contraste, el clima es cálido y acogedor, gemütlich que dicen ellos, con una luz cálida y un olor repugnante a incienso.
Comenzamos: aquí se viene a bailar durante 3 horas.
Mi experiencia con la técnica de los «cinco ritmos» se remonta al invierno del año 2013, yo estaba francamente aburrida, perdida y abierta a cualquier tipo de actividad que se me pusiera delante y por eso decidí entregarme a aquella sesión de tres horas de baile frenético.
Creo que duré una, no recuerdo, al menos fueron cuarenta minutos de intento desesperado por integrarme y el resto, pura historia.
Leyendo El baile y el incendio regreso a aquella sensación de desconexión conmigo misma y con mi relación con los demás en el mundo, la misma que viví en mi intento fallido de practicar los cinco ritmos, la misma que me hizo fracasar estrepitosamente y abandonar aquel recinto cargado de hippies.
Tres personajes y dos circunstancias en su universo: Natalia, Conejo y Erre mientras el incendio y el baile se suceden. Cinco elementos en total.
Natalia prepara una coreografía y se aburre de su novio, Erre lidia con una dolencia crónica y complicada, echa de menos su noviazgo con Natalia y se lamenta por su divorcio y Conejo, se adapta a una situación familiar delicada, con un padre que se ha quedado ciego y una madre que los ha abandonado y ha huido con el oftalmólogo del padre. Cada personaje narra su experiencia, cada primera persona se expresa en un mismo entorno marcado por dos presencias inquietantes: la de una serie de incendios que avanzan y arrasan con todo y la de una fiebre que sacude los cuerpos de los contagiados en bailes compulsivos.
El baile y el incendio se cuenta con una energía similar a la que provoca un grupo de veinte personas que transpiran a la vez en un aula, bailando durante tres horas, una orgía de ritmos y musicalidad en la que una puede entrar o de la cual una siempre está a tiempo de escaparse.
El autor aclara en los agradecimientos que el trabajo de escritura tuvo lugar gracias a una beca, en un período inmediatamente anterior al estallido de la pandemia por Covid-19, pero la novela, con el miedo latente a algo que se está extendiendo alrededor de los protagonistas, que se cubren con «tapabocas» y hacen conjeturas sobre lo que sucede y no, diríase anticipatoria de lo que se vino después: por eso, también, es tan interesante.
Las alusiones a Mary Wigman al pie del Monte Veritá, los delirios de Aleister Crowley y las brujas de la isla de Blockula me enganchan al comienzo: quiero saber más sobre esos personajes, esas supersticiones y esa maldición épica que relaciona el baile con la locura y la pérdida de autocontrol y decoro.
Las tres horas de baile no las aguanté pero esta novela sí, muy gustosamente hasta el final: personajes que escapan de algo que no se sabe desde cuándo los persigue, en Cuernavaca, en un Méjico que se asfixia con las descripciones. Muy bueno.
November 10, 2023
Fortuna
Fortuna. Hernán Díaz. Trad. Javier Calvo. Barcelona: Anagrama, 2023
DiégesisLa capacidad de mantener al lector en vilo a través de una narración es un don reservado a unos pocos. La creación de suspense es compleja, pero cuando éste llega no por medio de un argumento sino con la pura diégesis (quién narra, qué papel juega ese narrador en aquello que se cuenta en la novela, si es digno o no de nuestra confianza como lectores) pocas veces se hace bien y casi ninguna con maestría.
Lo que Hernán Díaz logra con Fortuna es un ejemplo perfecto de eso mismo.
En un recorrido histórico paralelo a la construcción del skyline de Nueva York, la novela plantea una trama en la cual lo de menos es lo que se cuenta (aunque interesa e interesa mucho) y lo de más es quién, cómo y por qué lo cuenta. La ciudad crece, toma forma e igual lo hace Fortuna.
Una novela que adopta un formato (o tres) alternativo y arriesgado y sin embargo no se atraganta y no patina en filigranas experimentales: a mí, sencillamente, me ha colado como una novela magníficamente escrita.
El trabajo de documentación e investigación para recrear ese Nueva York en construcción y esa Bolsa de Valores en caída libre brilla como la fachada del edificio Chrysler o los cristales del Empire State: se intuyen horas de lectura y un dedicado rastreo de ficheros en la New York Public Library. Da gustito saborear los resultados de un tiempo tan bien invertido.
Además de eso, Fortuna habla de un magnate y de su esposa, de la sociedad pudiente y ambiciosa que precedió y atravesó la crisis de 1929 y, sobre todo, habla del oficio de la escritura, de lo complejo de ceñirse a la veracidad biográfica o dejarse tentar por la ficción histórica, plantea interesantes reflexiones sobre esa supuesta «necesidad vocacional» que se atribuye con frecuencia a los escritores y que a veces no es más que trabajo, técnica, rutina o exigencia para la supervivencia.
Y dentro de esa narración, por qué se escribe lo que se escribe, quién escribe y para quién lo hace.
Insisto: magnífico.
October 22, 2023
Yo que nunca supe de los hombres
Yo que nunca supe de los hombres. Jacqueline Harpman, trad. Alicia Martorell; Madrid: Alianza, 2021
La mujer en busca de sentidoMe parece a mí que el mensaje de esta historia, después de darle muchas vueltas horas después de haberla terminado, no es otro que alentar al lector a su búsqueda constante de respuestas: nunca te rindas, no pierdas la curiosidad, mantente alerta y cuestiona las cosas, nunca des nada por sentado.
Puede que en esos momentos en que sentimos que perdemos el rumbo o que no sabemos por qué hemos llegado al lugar en donde estamos, que la confusión nos da golpecitos en el hombro y nos marea, en momentos así es cuando debemos leer historias como ésta. Quizás sea ése el momento perfecto para leer Yo que nunca supe de los hombres, de la psicoanalista belga (hasta hoy desconocida para mí) Jacqueline Harpman.
Una mujer, la más joven de un grupo de cuarenta, escribe un testimonio de lo que le ha sucedido en los últimos años, desde que tiene recuerdos, desde que siendo niña ha convivido con esas otras mujeres bajo tierra, en una jaula y sin posibilidad de tocarse mutuamente ante la atenta vigilancia de un grupo de hombres que portan látigos y cuya última función es custodiarlas y darles alimento.
Ella no sabe nada más y, puesto que se narra en primera persona, el lector tampoco aunque recaiga en él la responsabilidad de adivinar por qué sucede lo que sucede.
Pese a tratarse de una de las novelas más duras e impactantes que he leído en mucho tiempo, Yo que nunca supe de los hombres no es melancólica ni se recrea en lo emotivo, en el dolor y el terror de lo que cuenta: la frialdad de su voz protagonista sirve de piloto automático durante la lectura y ayuda a no desviarse del interés, del objetivo, del desenlace. El ritmo frenético se desenrolla como una alfombra en terreno inclinado cuesta abajo y no podemos parar hasta la última página y la frase final, que hiela la sangre.
Una historia terrible que sin embargo sirve para pensar positivamente en la vida y en las capacidades del ser humano, para reflexionar y valorar el hecho de que podamos hacerlo, para ser un poco más humanos y no dejar de buscar el sentido a lo que nos sucede: porque aunque a menudo no lo encontremos es importante no dejar de intentarlo.
October 17, 2023
Pútrida patria
Pútrida patria. Ensayos sobre literatura. W. G. Sebald. Trad. MIguel Sáenz. Barcelona: Anagrama, 2005
En el confort de lo ajenoUnheimliche Heimat (título original de la obra publicada en 1991) salta sobre mí en uno de mis paseos por la biblioteca pública: doblo un pasillo y ahí esta; para empezar, se trata de Sebald, un autor que mi amiga Eva me recomienda desde hace tiempo y a quien todavía no he leído; luego está el título, donde la palabra maldita “Heimliche» se ilumina con imaginarias letras de neón ante mis ojos.
Hace nueve años que invité a comer en un restaurante carísimo a los miembros de un tribunal evaluador que acababa de acribillar mi tesis doctoral, inmediatamente después de que me concedieran un aprobado y mi consecuente título de “Doctora» por un texto sobre “Das Unheimliche» aplicado al cine de Polanski. Nueve años que desfilan por el pasillo de la biblioteca cuando leo la traducción Pútrida patria, que se refiere (intuyo entonces y ahora confirmo) a la desazón de los escritores de origen austriaco (o no) sobre su propia idea de “heimat» o lugar de nacimiento. Ellos, entre otros, son Schnitzler, Kafka, Canetti, Bernhard y Handke.
Pútrida patria se convierte para mí enseguida, nada más completar la lectura de su primera parte (La descripción de la infelicidad, publicada por primera vez en 1985) en un ejemplo de texto-satélite o texto que, por mucho que me empeñe en aprehender para escurrir y digerir se queda siempre lejos y alrededor de mi rango de influencia. Si bien es cierto que un ensayo sobre literatura se aprovecha mejor si hay conocimiento previo de esa literatura escogida para ser comentada (yo a veces, en este libro, me he perdido varias) también es cierto que un buen chapuzón en el saber lector de otros refresca las mentes y despierta curiosidades.
“¿Por qué vuelve lo mismo a lo mismo? ¿Para qué ese rodeo? ¿Por qué tiene que atravesar la carne incesantemente las entrañas de otra carne? ¿Por qué tiene que ser ésa precisamente te la condición de nuestra vida?».
Ahí dejo el apunte del autor, para que lo piensen también los no vegetarianos.
Pútrida patria se vuelve hacia el origen y lo cuestiona, ya sea para rechazarlo o para aferrarse a él. Historias sobre el gueto escritas en alemán, se mezclan con interpretaciones de El castillo de Kafka que a mí me parecen muy cercanas y afines a la idea sobre el asco y lo repulsivo como conceptos ligados al poder y la dominación que plantea Ottessa Moshfegh en Lapvona, fíjense, así lo siento:
“El poder del castillo no es creativo, sino de una esterilidad total y se agota en su perpetuación sin meta y sin sentido. Se mantiene vivo gracias a la identificación de los impotentes con el principio de su opresión. Por eso, el continuo poder del castillo es menos absoluto que producto de una simbiosis total, que han aceptado los humillados, desde que la experiencia de la impotencia se ha convertido para ellos en una segunda da naturaleza…».
En la distancia, una distancia muy superior a la que implican nueve ridículos años, este conjunto de ensayos seguirá dando vueltas sin tocarme y aunque yo lo vea, lo seguiré sintiendo ajeno, algo que es, sin duda, reconfortante.
October 6, 2023
The Magician
The Magician. Colm Tóibín. Dublin: Penguin Random House, 2021.
El truco vitalLa biografía de Thomas Mann (Lübeck, Alemania, 1875 – Zürich, Suiza, 1955) contada como la cuenta Colm Tóibín en este libro puede que se aproxime más a una leyenda, a un cuento sobre la vida de un artesano con poderes mágicos para convertir las experiencias vitales en material para sus creaciones que a un relato fiel de lo que fue su existencia.
The Magician es una obra que juega con la suposición de que todas las novelas que escribió el premio Nobel de 1929 están protagonizadas por personajes que son trasunto de sí mismo (o de algún familiar, o amigo, o amante, o conocido). Que sea o no esa la realidad importa poco: el lector queda hipnotizado desde la primera frase y acepta el juego de luces, sombras, varita y chistera hasta el final.
Un retrato de Thomas Mann que intenta expresarse como lo hace él mismo en sus novelas sin abandonar la tercera persona clásica, engañosa y por eso tan interesante. The Magician parte de la infancia y llega hasta cinco años antes de la muerte del escritor: setenta y cinco primaveras que atraviesan la muerte natural, el suicidio, la guerra y la entreguerra, los pogromos, el hundimiento de una clase social y la persecución intelectual de una ideología política capaz de explicar lo inexplicable.
Avergonzado y aterrorizado desde la primera vez que toma consciencia de su homosexualidad, Thomas Mann protagonista se esconde durante todo el relato de su vida, oculta su deseo y lo entierra bajo un matrimonio y una familia de seis hijos. Sus personajes canalizarán sus verdaderos sentimientos y sus novelas contarán la belleza de las cosas, porque así es como a Thomas Mann personaje central de The Magician le enseñaron a contar historias cuando era niño.
Una biografía que novela los pasajes más significativos en la trayectoria vital del autor de Los Buddenbrock, La muerte en Venecia y La montaña mágica (a quien sus hijos llamaban «el mago» porque les ayudaba a ahuyentar las pesadillas) que pone capítulos a los planteamientos y las reflexiones del propio Thomas Mann sobre su trabajo y que, sobre todo, retrata la fragilidad de una familia condenada a «venirse abajo» como también lo hace la clase social a la que pertenecen sus miembros, durante los primeros cincuenta años del siglo XX.
September 26, 2023
Literatura y fantasma
Literatura y fantasma. Javier Marías. Barcelona: Random House Mondadori, 2009
ProbabilidadesEl 22 de agosto de 1992 no recuerdo dónde estaba; lo más probable es que apurando los últimos días de mis vacaciones de verano en casa de mis abuelos, trabajando en mi cuaderno de Santillana por las mañanas y entrenando mi capacidad pulmonar mediante inmersiones en la piscina olímpica, escrupulosamente pautadas por mi hermano, gracias a su cronómetro multifunción con cordel para colgar del cuello marca CASIO por las tardes.
Es lo más probable aunque no tengo modo de comprobarlo.
En algún rincón de esa casa en que yo dejaba pasar los meses de julio y agosto, ese día y a última hora de la tarde también es probable que alguien hubiera dejado tirado el suplemento Babelia del periódico El País después de leerlo o que, previsoramente, reservándose para el final del día el mejor momento de lectura se lo hubiera llevado a la piscina y allí, a la sombra de un sauce, se recreara en los comentarios, las reseñas y los relatos que cada sábado ofrecía la publicación.
Es probable.
Lo que sí es seguro es que ese día yo no leí Babelia. Tenía diez años, leía poco y sólo me acercaba al periódico para revisar la programación de la tele. Ese día no fui yo una de las personas que encontraron entre las páginas del suplemento el artículo de Javier Marías titulado «La novela más melancólica (Lolita recontada)» y por eso hoy la leo por primera vez al incluirse en este recopilatorio.
Literatura y fantasma llegó a las librerías por primera vez un año después de aquel verano de 1992 en que yo buceaba como Esther Williams y varias ediciones después llegó hasta el buzón de mi casa. La historia correspondiente ya la conté por aquí, creo que tiene tiene su gracia.
Setenta y dos artículos recorren el parecer de Javier Marías sobre los libros, la lectura, los lectores, los libreros, los editores, los escritores, los personajes y las ficciones; setenta y dos textos que homenajean a sus admiradísimos Juan Benet, William Faulkner o Vladimir Nabokov, que atacan los malos hábitos del negocio literario en su país (ese que parece otro del que es hoy en día, cuando han pasado treinta años desde que escribiera sobre él) y regala opiniones, consejos gratuitos, impresiones y reflexiones de una profundidad como una piscina olímpica.
Casi todos ellos tratan, consciente o inconscientemente (aunque a juzgar por el título escogido para la edición, yo me atrevería a decir que hay intención) de lo que no sucede: Literatura y fantasma abarca pensamientos muy diversos de un escritor obsesionado con lo no acontecido pero implícito en la literatura: novelas que se escriben sin rumbo, cuyos argumentos fluyen en direcciones que no han sido trazadas de antemano y llevan a sus personajes a expresarse, no sobre aquello que les acontece sino sobre lo que ocultan, recuerdan o les frustra no haber consumado.
De todos, me quedo con «Lolita recontada» quizás porque, aunque la leí hace años, la fama de esa novela la ha convertido en una sombra que pesa en el imaginario colectivo malinterpretada demasiado a menudo y es una delicia que alguien le devuelva con un texto así su sentido original, estrictamente ficticio y lírico, bellísimo.
Es probable que hayan tenido que pasar treinta y un años para descubrirlo y darme cuenta.
September 14, 2023
Ada o el ardor
Ada o el ardor. Vladimir Nabokov; trad. David Molinet. Barcelona, Anagrama: 1992
¿Pero esto qué es?⏤Esto es tremendo⏤ dijo María al darse cuenta de que jamás había leído algo siquiera remotamente parecido a la novela que aun sostenía entre sus manos, minutos después de haber alcanzado la última palabra de la última de sus páginas.
Ada o el ardor es como despertarse de un sueño de esos que una cree que recuerda pero que, en cuanto enciende la luz y trata de describirlo se da cuenta de que no puede, porque le resulta imposible encajar en una narración lógica aquello que la ha acompañado a lo largo de la noche.
Una «crónica familiar» se anuncia en el título de su versión original en inglés pero tal vez no lo sea tanto y sea la broma de un escritor a quien es imposible resistirse, aunque trate temas repugnantes, ofensivos, crueles y sórdidos. La destreza de Nabokov a la hora de incrustar perspectivas narrativas y saltos espacio-temporales dentro de sus tramas convierte a este libro en algo endemoniadamente bello, increíble, imposible.
Sí: Ada ama a Van y Van ama a Ada desde que son niños y se ven por primera vez en un encuentro familiar, porque son primos y eso complica las cosas pero solo un poco más de lo que ya lo están antes de que empiece la historia; cada miembro de esa familia que comparten se deja caer sobre las páginas de Ada o el ardor igual que las piezas de un puzzle que el lector monta con cuidado hasta el final. Hay un árbol genealógico al principio pero es otra broma de Nabokov ya que poco importa si se consulta o no en el camino hacia la última página: en el libro todo sucede y se amontona, provoca, sorprende y emociona.
Una novela dividida en cinco partes; un texto que combina la narración de una historia de amor y sexo a lo largo de las décadas y las más bizarras reflexiones sobre el paso del tiempo y sus paradojas, la expresión misma del deseo (del hombre por la mujer, de la mujer por el hombre, de la mujer por otra mujer y del hombre por otro hombre, o por varios, o por varias). El infinito y la abstracción. La realidad y la ciencia- ficción.
«…adoraban a Van, adoraban a Ada, adoraban sus ardores entre los árboles de Ardis. Y los galanes de aquellas muchachas, cuando tocaban una balada en la lira rusa de siete cuerdas, a la sombra de los racanosos en flor o en las viejas rosaledas (mientras las ventanas de Ardis Hall iban apagándose una a una), añadían versos nuevos ⏤ingenuos, horteras, pero salidos del corazón⏤ a los antiguos refranes de los romances populares […] En las laderas de lejanas colinas los pastores perdonados por el rayo se valían de sus trompas gigantescas como de trompetillas acústicas para captar las coplas que se cantaban en Ladore. En los palacios enlosados de mármol, las castellanas vírgenes atizaban sus llamas solitarias abanicándose con el romance de Van. Y vendría otro siglo, y la fábula iluminada duplicaría su esplendor con los toques cada vez más ricos de los pinceles del tiempo.
⏤Todo lo cual significa⏤ concluyó Van ⏤que nuestra situación es absolutamente desesperada».
Ada o el ardor. Vladimir Nabokov, 1969.
¿Qué es Ada o el ardor? Es algo tremendo.
September 6, 2023
Los Netanyahus
Los Netanyahus. Trad. Javier Calvo. Madrid: De Conatus, 2022
El sionismo y la risa«That’s the time you must keep on trying
[«Smile»; Charles Chaplin, John Turner and Geoffrey Parsons, 1954]
Smile, what’s the use of crying?
You’ll find that life is still worthwhile
If you just smile […]».»That’s the time you must keep on trying
Smile, what’s the use of crying?
You’ll find that life is still worthwhile
If you just smile […]».
Creí haber aprendido la lección con la lectura de La trama nupcial: que no todo lo que atienden a calificar como «novela de campus» es una novela de campus tediosa y repetitiva, una de esas que enlazan el presente del narrador con el pasado que conforma en grueso de sus investigaciones, los paralelismos entre el personaje a estudiar y el protagonista, etc. No: a veces sucede que una novela es diferente y luego le cae encima el ladrillo de la etiqueta «de campus» y ha de cargar con ella a cuestas allá donde vaya.
Porque se desarrolla en un ambiente universitario.
Porque los personajes principales son profesores, o estudiantes, o seres humanos muy metidos en el contexto del estudio y sus tribulaciones.
Por lo que sea.
Los Netanyahus es una novela de campus pero, sobre todo, es una novela política que se toma muy poco en serio su contenido y que consigue, a través de la ironía, que el lector se interese profundamente en lo que cuenta, a saber: la creación del Estado de Israel, los procesos de contratación de un profesor extranjero en una Universidad norteamericana y la relación de Benjamín Netanyahu con sus hermanos y su familia siendo estos unos críos, que menudas piezas de museo los tres…
Ganadora del Pulitzer el año pasado, esta novela arranca al estilo de Philip Roth pero sin lamentarse: allí donde El lamento de Portnoy se embadurnaba de frustraciones y desgracias sexuales, Los Netanyahus descarga rabia contra el mundillo académico y se ríe, se desternilla sobre algunas estupideces que sucedían en 1959 y que se siguen sucediendo hoy por los pasillos y en los despachos de las universidades de todo el mundo.
Como autora española que ha metido el dedo gordo del pie en las aguas profundas y viscosas del período comprendido entre 1484 y 1527 para escribir su primera novela, diré que me llamó mucho la atención la teoría del padre del actual primer ministro israelí, el «Netanyahu principal» de esta historia, cuando lo contratan en la universidad donde trabaja Ruben Blum, el narrador, para impartir clases como experto en la expulsión de los judíos en la Península Ibérica en el siglo XV. El profesor Blum, a quien sin comerlo ni beberlo, sólo por ser judío igual que él, le conceden la responsabilidad de supervisar dicha contratación, debe acompañarlo, escucharlo y tratar de comprenderlo en sus circunstancias y ese ejercicio de empatía obligada da pie a momentos absurdos muy divertidos, sobre todo cuando las familias de ambos se ven condenadas a conocerse y hasta convivir durante unas horas.
Agradecemos mucho a Harold Bloom que se tirara el pisto con el autor del libro y le contara los cotilleos esenciales para escribirlo.
Reírse siempre merece la pena.


