Félix A. Bas's Blog, page 92
April 11, 2018
Crítica: CAMPEONES
Javier Fesser dirige una comedia llena de sensibilidad y emoción, protagonizada por Javier Gutiérrez y un grupo de discapacitados intelectuales que interpretan a unos personajes que rezuman humanidad y dignidad. De paso, se encargan de retratar la discapacidad que tiene la sociedad con ellos. No hace falta que diga que es obligatoria para educadores. Esta semana hemos visto: CAMPEONES.
Superando a Ready Player One en la taquilla española, y sin el apoyo de las poderosas Mediaset y Atresmedia, ahí es nada, Javier Fesser construye una película muy divertida, a medias entre comedia y drama, aunque se impone la simpatía y el buen humor de una historia que pone a Marco (Javier Gutiérrez), segundo entrenador del Estudiantes, como entrenador de un grupo de discapacitados intelectuales. La reticencia del entrenador chocará de frente con las ganas y emoción de unos chicos que debutan en el cine, pero que demuestran gran implicación y naturalidad.
La discapacidad intelectual se nos ofrece tal cual es en nuestra sociedad de hoy día: un problema. Sin embargo, demostrará, y no solo al entrenador, sino también a todos los espectadores, que a menudo se subestiman sus capacidades y que la inclusión y normalización de las discapacidades en la sociedad es la única vía para una convivencia y un desarrollo personal y profesional digno. CAMPEONES a veces manipula al espectador, pero caemos con gusto en los divertidos gags y situaciones por las que pasan sus protagonistas. Javier Gutiérrez, implicado en la causa como el que más, demuestra que es un todoterreno al que no se le ha olvidado hacer comedia.
CAMPEONES conecta desde el principio con el público. Una película ligera y con profundidad. Dará una lección no solo a su protagonista, sino a todo aquel que la vea. Y no serán precisamente pocos, vistos los números que está cuajando. Va camino de ser una de las películas españolas más taquilleras del año. Y lo hace con dignidad, luchando para que la sociedad luche por algo que no debe ocultarse, sino por su desarrollo y comprensión. Especiales, sí, como todos nosotros. Javier Fesser da en el clavo y en ningún momento decae el ritmo, ni tampoco la diversión o la ternura de ciertas partes que buscan la lágrima del espectador.
En definitiva, CAMPEONES puede calificarse como la mejor comedia española del año. Protagonizada por nada menos que Javier Gutiérrez y unos más que solventes acompañantes que logran darle una ilusionante lección a la sociedad. La diferencia es buena, y Javier Fesser se encarga de demostrarlo con unas dosis de buen rollismo a las que es imposible no sucumbir. Obligatoria para educadores o cualquiera que se dedique a la docencia, por supuesto. Además de divertida es aleccionadora. Ni se os ocurra perdérosla.
Superando a Ready Player One en la taquilla española, y sin el apoyo de las poderosas Mediaset y Atresmedia, ahí es nada, Javier Fesser construye una película muy divertida, a medias entre comedia y drama, aunque se impone la simpatía y el buen humor de una historia que pone a Marco (Javier Gutiérrez), segundo entrenador del Estudiantes, como entrenador de un grupo de discapacitados intelectuales. La reticencia del entrenador chocará de frente con las ganas y emoción de unos chicos que debutan en el cine, pero que demuestran gran implicación y naturalidad.
La discapacidad intelectual se nos ofrece tal cual es en nuestra sociedad de hoy día: un problema. Sin embargo, demostrará, y no solo al entrenador, sino también a todos los espectadores, que a menudo se subestiman sus capacidades y que la inclusión y normalización de las discapacidades en la sociedad es la única vía para una convivencia y un desarrollo personal y profesional digno. CAMPEONES a veces manipula al espectador, pero caemos con gusto en los divertidos gags y situaciones por las que pasan sus protagonistas. Javier Gutiérrez, implicado en la causa como el que más, demuestra que es un todoterreno al que no se le ha olvidado hacer comedia.
CAMPEONES conecta desde el principio con el público. Una película ligera y con profundidad. Dará una lección no solo a su protagonista, sino a todo aquel que la vea. Y no serán precisamente pocos, vistos los números que está cuajando. Va camino de ser una de las películas españolas más taquilleras del año. Y lo hace con dignidad, luchando para que la sociedad luche por algo que no debe ocultarse, sino por su desarrollo y comprensión. Especiales, sí, como todos nosotros. Javier Fesser da en el clavo y en ningún momento decae el ritmo, ni tampoco la diversión o la ternura de ciertas partes que buscan la lágrima del espectador.
En definitiva, CAMPEONES puede calificarse como la mejor comedia española del año. Protagonizada por nada menos que Javier Gutiérrez y unos más que solventes acompañantes que logran darle una ilusionante lección a la sociedad. La diferencia es buena, y Javier Fesser se encarga de demostrarlo con unas dosis de buen rollismo a las que es imposible no sucumbir. Obligatoria para educadores o cualquiera que se dedique a la docencia, por supuesto. Además de divertida es aleccionadora. Ni se os ocurra perdérosla.
Published on April 11, 2018 12:41
April 9, 2018
Crítica: VERANO DE UNA FAMILIA DE TOKIO
Pocas veces podemos disfrutar en occidente de la peculiaridad nipona, de su sentido del humor y sus excentricidades. La secuela de Maravillosa familia de Tokio nos mete de llena en la vida de una familia cuyo objetivo principal es el de quitarle el carné de conducir al abuelo. Esta semana hemos visto: VERANO DE UNA FAMILIA DE TOKIO.
Kazoku wa tsuraiyo 2, así se llama la secuela dirigida por Yôji Yamada, con el protagonismo casi absoluto, y cuando no sale lo notamos, del abuelo Shuzo (Satoshi Tsumabuki). Su matrimonio está roto, eso sucedió en la primera película, pero conviven en casa junto a sus dos nietos, hijo y nuera. Tres generaciones en cuatro paredes, y dos de ellas aliadas para intentar que deje de conducir de una vez, ya que el coche comienza a presentar síntomas de golpes y roces por todas partes. Además, cuenta todavía con más familia, otros dos hijos, con sus respectivas nueras, que harán lo posible para que entre en razón.
Satoshi Tsumabuki interpreta al patriarca de una familia con mal genio hasta con sus nueras, que no hace caso a nadie y que piensa que quitarle el carné viene a ser lo mismo que dejar que muera. Lo interesante de VERANO DE UNA FAMILIA DE TOKIO es la manera de hacer cine en Japón, cómo sus actores sobreactúan y gesticulan de forma muy característica y chocante para un público no acostumbrado a ver series o animes orientales. En medio del ajetreo familiar, podemos atisbar la crítica a una sociedad que abandona a sus mayores, con mensajes positivos finalmente. Sin embargo, la película de Yôji Yamada se torna lenta, con situaciones que se desarrollan con extremada lentitud y cierta ingenuidad o incapacidad para reaccionar a los acontecimientos, marcando todavía más las diferencias culturales entre japoneses y el resto del mundo.
En definitiva, VERANO DE UNA FAMILIA DE TOKIO es una simpática reflexión de la sociedad en voz de una familia conservadora que asiste a sucesos chocantes, todo girando alrededor del abuelo, pero que su lento ritmo y peculiaridad cultural hará que no todo el mundo sepa disfrutarla. Como exotismo no está mal, permite conocer algo mejor cómo se hacen las cosas en Japón, aunque hay mejores películas para eso. Echadle un vistazo.
Kazoku wa tsuraiyo 2, así se llama la secuela dirigida por Yôji Yamada, con el protagonismo casi absoluto, y cuando no sale lo notamos, del abuelo Shuzo (Satoshi Tsumabuki). Su matrimonio está roto, eso sucedió en la primera película, pero conviven en casa junto a sus dos nietos, hijo y nuera. Tres generaciones en cuatro paredes, y dos de ellas aliadas para intentar que deje de conducir de una vez, ya que el coche comienza a presentar síntomas de golpes y roces por todas partes. Además, cuenta todavía con más familia, otros dos hijos, con sus respectivas nueras, que harán lo posible para que entre en razón.
Satoshi Tsumabuki interpreta al patriarca de una familia con mal genio hasta con sus nueras, que no hace caso a nadie y que piensa que quitarle el carné viene a ser lo mismo que dejar que muera. Lo interesante de VERANO DE UNA FAMILIA DE TOKIO es la manera de hacer cine en Japón, cómo sus actores sobreactúan y gesticulan de forma muy característica y chocante para un público no acostumbrado a ver series o animes orientales. En medio del ajetreo familiar, podemos atisbar la crítica a una sociedad que abandona a sus mayores, con mensajes positivos finalmente. Sin embargo, la película de Yôji Yamada se torna lenta, con situaciones que se desarrollan con extremada lentitud y cierta ingenuidad o incapacidad para reaccionar a los acontecimientos, marcando todavía más las diferencias culturales entre japoneses y el resto del mundo.
En definitiva, VERANO DE UNA FAMILIA DE TOKIO es una simpática reflexión de la sociedad en voz de una familia conservadora que asiste a sucesos chocantes, todo girando alrededor del abuelo, pero que su lento ritmo y peculiaridad cultural hará que no todo el mundo sepa disfrutarla. Como exotismo no está mal, permite conocer algo mejor cómo se hacen las cosas en Japón, aunque hay mejores películas para eso. Echadle un vistazo.
Published on April 09, 2018 13:04
April 5, 2018
Crítica: EL JUSTICIERO
Hacía tiempo que no veíamos a Bruce Willis en gran pantalla. Vuelve, para variar, con un thriller de venganza que hará las delicias de los fans del género. No innova, no trae nada nuevo, pero no desfallece ni aburre. Y Bruce Willis no está nada mal. Esta semana hemos visto: EL JUSTICIERO.
Death Wish, dirigida por Eli Roth, es el remake de El justiciero de la ciudad, de Charles Bronson. Adaptado a las nuevas tecnologías, una versión 2.0, en la que Paul Kersey (Bruce Willis), es un cirujano que ve cómo, no solo desvalijan su casa, sino que atacan a su familia. El hombre, harto de la burocracia y del violento momento que atraviesa Chicago, decide tomarse la justicia por su mano, verse unos videos por YouTube sobre armas, y echarse a la calle a tomarse la justicia por su mano.
Bruce Willis, en especial estado de gracia, protagoniza un filme que tampoco es demasiado crudo, ni tiene tanta acción como Jungla de Cristal. El hombre no está para tantos trotes, pero llena la pantalla con su carisma habitual. Además, es un cirujano no habituado a ese tipo de escenas, así que podría decirse que se esfuerza en hacer ver que no está acostumbrado a pegar tiros en la gran pantalla. EL JUSTICIERO está hecha para él, acompañado por Vincent D'Onofrio (La chaqueta metálica).
En definitiva, EL JUSTICIERO es una película para echar la tarde. Si eres fan de los thrillers de venganza y, sobre todo, del gran Bruce Willis, esta es tu película. Es solvente y no llega a aburrir en ningún momento, aunque su guion es evidente y el final también. Le falta algo de crudeza, aunque su crítica a lo fácil que es hacerse con armas en EEUU y que sucedan cosas así es evidente. Si os gusta el género, echadle un vistazo.
Death Wish, dirigida por Eli Roth, es el remake de El justiciero de la ciudad, de Charles Bronson. Adaptado a las nuevas tecnologías, una versión 2.0, en la que Paul Kersey (Bruce Willis), es un cirujano que ve cómo, no solo desvalijan su casa, sino que atacan a su familia. El hombre, harto de la burocracia y del violento momento que atraviesa Chicago, decide tomarse la justicia por su mano, verse unos videos por YouTube sobre armas, y echarse a la calle a tomarse la justicia por su mano.
Bruce Willis, en especial estado de gracia, protagoniza un filme que tampoco es demasiado crudo, ni tiene tanta acción como Jungla de Cristal. El hombre no está para tantos trotes, pero llena la pantalla con su carisma habitual. Además, es un cirujano no habituado a ese tipo de escenas, así que podría decirse que se esfuerza en hacer ver que no está acostumbrado a pegar tiros en la gran pantalla. EL JUSTICIERO está hecha para él, acompañado por Vincent D'Onofrio (La chaqueta metálica).
En definitiva, EL JUSTICIERO es una película para echar la tarde. Si eres fan de los thrillers de venganza y, sobre todo, del gran Bruce Willis, esta es tu película. Es solvente y no llega a aburrir en ningún momento, aunque su guion es evidente y el final también. Le falta algo de crudeza, aunque su crítica a lo fácil que es hacerse con armas en EEUU y que sucedan cosas así es evidente. Si os gusta el género, echadle un vistazo.
Published on April 05, 2018 12:57
April 3, 2018
Crítica: UNA RAZÓN BRILLANTE
Francia casi nunca defrauda con sus comedias. Esta vez nos ofrece una que va sobre dialéctica y oratoria, sobre cómo llevar razón y, cómo no, acerca de la relación entre un profesor harto peculiar y una alumna de las afueras de París que se matricula en la facultad más prestigiosa de derecho. Esta semana hemos visto: UNA RAZÓN BRILLANTE.
Le brio está dirigida por Yvan Attal, presentando a Neila Salah (Camélia Jordana) viajando en tren desde las afueras de París para asistir a su primera clase en la universidad de derecho de la capital. Cuál es su sorpresa al comprobar que, por llegar cinco minutos tarde, el profesor Pierre Mazard (Daniel Auteuil), se ensaña con ella cruelmente, mediante la palabra, buscando el conflicto racial y, en definitiva, siendo un auténtico cafre. Eso le llevará a la dirección a decidir que será él mismo quien entrene a Neila para el prestigioso campeonato de oratoria nacional.
UNA RAZÓN BRILLANTE eleva las palabras a un nivel distinto al acostumbrado. Pedagógica y obligatoria para educadores, nos habla del uso de la razón, de la forma de hablar, de la potencia del vocabulario y de la elegancia e imagen personal de cada uno. El hábito hace al monje, como se dialoga en el filme. Convencer es el objetivo, y entre alumna y profesor iniciarán un viaje en el que ambos se conocerán a sí mismos y al que tienen enfrente, mientras el espectador asistirá a un guion quizás predecible, pero que sabrá atrapar al espectador gracias a las solventes interpretaciones de Daniel Auteil y Camélia Jordana.
En definitiva, UNA RAZÓN BRILLANTE no es la típica comedia francesa, tampoco es para todos los públicos, ni lo pretende, pero sí que tanto educadores como espectadores interesados podrán extraer muchas cosas interesantes de ella mientras asisten a las disparatadas conversaciones y clases entre profesor y alumna. Nominada a tres premios César en Francia, y Camélia Jordana se lo llevó por mejor actriz revelación, no os la perdáis.
Le brio está dirigida por Yvan Attal, presentando a Neila Salah (Camélia Jordana) viajando en tren desde las afueras de París para asistir a su primera clase en la universidad de derecho de la capital. Cuál es su sorpresa al comprobar que, por llegar cinco minutos tarde, el profesor Pierre Mazard (Daniel Auteuil), se ensaña con ella cruelmente, mediante la palabra, buscando el conflicto racial y, en definitiva, siendo un auténtico cafre. Eso le llevará a la dirección a decidir que será él mismo quien entrene a Neila para el prestigioso campeonato de oratoria nacional.
UNA RAZÓN BRILLANTE eleva las palabras a un nivel distinto al acostumbrado. Pedagógica y obligatoria para educadores, nos habla del uso de la razón, de la forma de hablar, de la potencia del vocabulario y de la elegancia e imagen personal de cada uno. El hábito hace al monje, como se dialoga en el filme. Convencer es el objetivo, y entre alumna y profesor iniciarán un viaje en el que ambos se conocerán a sí mismos y al que tienen enfrente, mientras el espectador asistirá a un guion quizás predecible, pero que sabrá atrapar al espectador gracias a las solventes interpretaciones de Daniel Auteil y Camélia Jordana.
En definitiva, UNA RAZÓN BRILLANTE no es la típica comedia francesa, tampoco es para todos los públicos, ni lo pretende, pero sí que tanto educadores como espectadores interesados podrán extraer muchas cosas interesantes de ella mientras asisten a las disparatadas conversaciones y clases entre profesor y alumna. Nominada a tres premios César en Francia, y Camélia Jordana se lo llevó por mejor actriz revelación, no os la perdáis.
Published on April 03, 2018 12:48
April 1, 2018
Crítica: READY PLAYER ONE
La exitosa adaptación a la gran pantalla de la novela de Ernest Cline llega a la gran pantalla, ni más ni menos, que de la mano de Steven Spielberg. Un derroche de efectos especiales, miradas al pasado y muchísima diversión que hará que los fans de los videojuegos, y los que no también, se lo pasen genial. Bienvenidos al futuro. Esta semana hemos visto: READY PLAYER ONE.
Hace un tiempo reseñé la novela original de Ernest Cline, Ready Player One, y todavía hoy la recuerdo como una de las mejores y más impactantes experiencias como lector. Ahora, Steven Spielberg la hace posible y, pese a que poco tiene que ver con el guion original y la estética ochentera que destilaba la novela, consigue crear un blockbuster que encandilará a los fans de videojuegos y de la acción en general. Las referencias al pasado son una auténtica pasada y hace bueno eso de "si parpadeas te lo pierdes". El guion, además, es de Zack Penn y el propio Ernest Cline. El resultado final es impresionante en todos los sentidos, con unos efectos especiales que quitan el hipo y dejan al espectador pegado a la butaca.
Año 2045, no hay mucho que hacer en la vida real, pero OASIS ofrece entretenimiento en la virtual, sobre todo cuando su creador, James Halliday (Mark Rylance), muere y anuncia a todos los usuarios que ha implantado un Easter Egg (Huevo de Pascua) y que quien lo encuentre heredará una fortuna, además de el control total sobre OASIS. Todo el mundo se lanzará a por las tres llaves que abrirán la habitación secreta con el premio, incluida la empresa IOI del villano de turno (Ben Mendelsohn), que gracias a su imperio forma un ejército que se dedica exclusivamente a buscar el premio. Pero será Parzival (Tye Sheridan), con ayuda de Art3mis (Olivia Cooke), Hache, Sho y Daito, quien tomará la delantera.
Lo mejor de READY PLAYER ONE, sin duda, son los mundos que crea, los avatares que nos muestra, que sin duda nos llevarán a reconocer a la mayoría por la cultura gamer-friki, y las grandes dosis de acción que desprende. Continuas referencias a los grandes del género, ojo a la que hace con el cine, de levantarse y aplaudir, y todo con aparente sencillez y agilidad. En ningún momento cae en el tedio, aunque hay que remarcar que cuando se vuelve a la vida real el nivel decrece. OASIS es un mundo con tantas posibilidades que al espectador se le llenan los ojos de elementos reconocibles que harán que salga de la sala con una gran sonrisa.
Los protagonistas no son carismáticos, al menos no los reales, ni sus actores, tampoco nos importa demasiado lo que les pase. Quizás más a sus propios avatares que a ellos mismos, aunque es un error lógico en una película inspirada en un best-seller. La creación del personaje y la empatía hacia el público no puede ser tan rápida, y tanto Tye Sheridan como Olivia Cooke ponen de su parte. READY PLAYER ONE, por tanto, es una película que disfrutarán los amantes de los videojuegos, del cine y de la cultura friki, sí, pero también los apasionados de la acción, de la ciencia ficción y de los efectos especiales.
En definitiva, READY PLAYER ONE es un blockbuster que se gana su nombre gracias al buen hacer de STEVEN SPIELBERG y al trabajo de sus guionistas adaptando una obra literaria que poco tiene que ver la original, pero que funciona incluso mejor. OASIS es un mundo inmenso, rico y con una cantidad de avatares que harán que ni parpadeéis frente a la pantalla. Un espectáculo que vale la pena ver en pantalla grande y del que dudo mucho que salgáis decepcionados. Coged vuestro DeLorean y ni se os ocurra perdérosla.
Hace un tiempo reseñé la novela original de Ernest Cline, Ready Player One, y todavía hoy la recuerdo como una de las mejores y más impactantes experiencias como lector. Ahora, Steven Spielberg la hace posible y, pese a que poco tiene que ver con el guion original y la estética ochentera que destilaba la novela, consigue crear un blockbuster que encandilará a los fans de videojuegos y de la acción en general. Las referencias al pasado son una auténtica pasada y hace bueno eso de "si parpadeas te lo pierdes". El guion, además, es de Zack Penn y el propio Ernest Cline. El resultado final es impresionante en todos los sentidos, con unos efectos especiales que quitan el hipo y dejan al espectador pegado a la butaca.
Año 2045, no hay mucho que hacer en la vida real, pero OASIS ofrece entretenimiento en la virtual, sobre todo cuando su creador, James Halliday (Mark Rylance), muere y anuncia a todos los usuarios que ha implantado un Easter Egg (Huevo de Pascua) y que quien lo encuentre heredará una fortuna, además de el control total sobre OASIS. Todo el mundo se lanzará a por las tres llaves que abrirán la habitación secreta con el premio, incluida la empresa IOI del villano de turno (Ben Mendelsohn), que gracias a su imperio forma un ejército que se dedica exclusivamente a buscar el premio. Pero será Parzival (Tye Sheridan), con ayuda de Art3mis (Olivia Cooke), Hache, Sho y Daito, quien tomará la delantera.
Lo mejor de READY PLAYER ONE, sin duda, son los mundos que crea, los avatares que nos muestra, que sin duda nos llevarán a reconocer a la mayoría por la cultura gamer-friki, y las grandes dosis de acción que desprende. Continuas referencias a los grandes del género, ojo a la que hace con el cine, de levantarse y aplaudir, y todo con aparente sencillez y agilidad. En ningún momento cae en el tedio, aunque hay que remarcar que cuando se vuelve a la vida real el nivel decrece. OASIS es un mundo con tantas posibilidades que al espectador se le llenan los ojos de elementos reconocibles que harán que salga de la sala con una gran sonrisa.Los protagonistas no son carismáticos, al menos no los reales, ni sus actores, tampoco nos importa demasiado lo que les pase. Quizás más a sus propios avatares que a ellos mismos, aunque es un error lógico en una película inspirada en un best-seller. La creación del personaje y la empatía hacia el público no puede ser tan rápida, y tanto Tye Sheridan como Olivia Cooke ponen de su parte. READY PLAYER ONE, por tanto, es una película que disfrutarán los amantes de los videojuegos, del cine y de la cultura friki, sí, pero también los apasionados de la acción, de la ciencia ficción y de los efectos especiales.
En definitiva, READY PLAYER ONE es un blockbuster que se gana su nombre gracias al buen hacer de STEVEN SPIELBERG y al trabajo de sus guionistas adaptando una obra literaria que poco tiene que ver la original, pero que funciona incluso mejor. OASIS es un mundo inmenso, rico y con una cantidad de avatares que harán que ni parpadeéis frente a la pantalla. Un espectáculo que vale la pena ver en pantalla grande y del que dudo mucho que salgáis decepcionados. Coged vuestro DeLorean y ni se os ocurra perdérosla.
Published on April 01, 2018 03:07
March 28, 2018
Crítica: GRINGO: SE BUSCA VIVO O MUERTO
No pasará a la historia por su originalidad, pero sí por su estilo tragicómico y un elenco de actores que levantan una película que hemos visto muchas veces y que, al final, nunca nos cansamos de ella. Tráfico de drogas y fatales equívocos que nos dan una tarde de cine entretenido. Esta semana hemos visto: GRINGO: SE BUSCA VIVO O MUERTO.
Gringo, película dirigida por el hermano del protagonista, Nash Edgerton, nos pone en la piel de un ejecutivo medio (Daniel Oyelowo) cuyo jefe (Joel Edgerton) es un rico empresario de éxito al que se le complica un asunto en la filial farmacéutica de México. Junto a ellos también viajará la co-presidenta (Charlize Theron), y se verán envueltos en una serie de sucesos que podrían denominarse como tragicómicos. El protagonista se quedará allí mientras sus jefes vuelven a EEUU, y dará comienzo a una hilarante serie de acciones que llevarán a un mercenario (Sharlto Copley) a tratar de liberar de México a nuestro protagonistas.
El tráfico de drogas pululará por la película en un arco argumental en el que aparece Amanda Seyfried y que, por cierto, podrían haberse ahorrado porque no aporta nada a la trama. GRINGO es una película que no sabes bien del todo a qué se dedica, si thriller, acción o comedia, y más bien se queda a medias tintas en todo. Eso sí, David Oyelowo y el mercenario Shartlo Copley brillan por encima de unos personajes demasiado estereotipados como los interpretados por Joel Edgerton y Charlize Theron, cuya presencia, aun así, es siempre bienvenida, sobre todo la de esta última, destilando glamour y belleza allá por donde va.
Si bien GRINGO no logra destacar en ningún apartado, podemos decir que es muy entretenida y no llega a aburrir en ningún momento. La cadena de sucesos erráticos, junto a unos diálogos bien llevados y rápidos, y acción bien rodada y visceral son las señas de identidad de la película de Nash Edgerton. No sorprenderá su guion, tampoco nos deslumbrará por sus interpretaciones, pero logra entretener durante las casi dos horas de metraje. Y eso ya es mucho decirlo. Parte de esa culpa, por supuesto, es por los actores de primer nivel que intervienen, de lo contrario sería una más en cartelera.
En definitiva, GRINGO: SE BUSCA VIVO O MUERTO, es una película entretenida, con poca pero buena acción, humor negro con David Oyelowo brillando junto a Sharlto Copley y una Charlize Theron que se come la pantalla. Quizás llega tarde, ya se han hecho muchas del estilo pero, oye, es disfrutable y no os aburrirá. Echadle un vistazo.
Gringo, película dirigida por el hermano del protagonista, Nash Edgerton, nos pone en la piel de un ejecutivo medio (Daniel Oyelowo) cuyo jefe (Joel Edgerton) es un rico empresario de éxito al que se le complica un asunto en la filial farmacéutica de México. Junto a ellos también viajará la co-presidenta (Charlize Theron), y se verán envueltos en una serie de sucesos que podrían denominarse como tragicómicos. El protagonista se quedará allí mientras sus jefes vuelven a EEUU, y dará comienzo a una hilarante serie de acciones que llevarán a un mercenario (Sharlto Copley) a tratar de liberar de México a nuestro protagonistas.
El tráfico de drogas pululará por la película en un arco argumental en el que aparece Amanda Seyfried y que, por cierto, podrían haberse ahorrado porque no aporta nada a la trama. GRINGO es una película que no sabes bien del todo a qué se dedica, si thriller, acción o comedia, y más bien se queda a medias tintas en todo. Eso sí, David Oyelowo y el mercenario Shartlo Copley brillan por encima de unos personajes demasiado estereotipados como los interpretados por Joel Edgerton y Charlize Theron, cuya presencia, aun así, es siempre bienvenida, sobre todo la de esta última, destilando glamour y belleza allá por donde va.Si bien GRINGO no logra destacar en ningún apartado, podemos decir que es muy entretenida y no llega a aburrir en ningún momento. La cadena de sucesos erráticos, junto a unos diálogos bien llevados y rápidos, y acción bien rodada y visceral son las señas de identidad de la película de Nash Edgerton. No sorprenderá su guion, tampoco nos deslumbrará por sus interpretaciones, pero logra entretener durante las casi dos horas de metraje. Y eso ya es mucho decirlo. Parte de esa culpa, por supuesto, es por los actores de primer nivel que intervienen, de lo contrario sería una más en cartelera.
En definitiva, GRINGO: SE BUSCA VIVO O MUERTO, es una película entretenida, con poca pero buena acción, humor negro con David Oyelowo brillando junto a Sharlto Copley y una Charlize Theron que se come la pantalla. Quizás llega tarde, ya se han hecho muchas del estilo pero, oye, es disfrutable y no os aburrirá. Echadle un vistazo.
Published on March 28, 2018 12:58
March 26, 2018
Crítica: PACIFIC RIM: INSURRECCIÓN
La idea original de Guillermo del Toro, recientemente oscarizado, fue todo un taquillazo. Esta vez se aparta de las cámaras para guiar la secuela de una saga, que ocurre tras los acontecimientos sucedidos en la primera, diez años después, que está llamada a dar buenas alegrías a los fans de los robots, mechas y palomiteros en general. Esta semana hemos visto: PACIFIC RIM: RESURRECCIÓN.
Pacific Rim: Uprising está dirigida por Steven S. DeKnight y sucede diez años después de cerrar la brecha por la que unos alienígenas, empecinados en hacer la tierra suya, vomitaban Kaijus, unos entes enormes que destruían ciudades que si de papel se tratara. Para enfrentarse a ellos, los humanos crearon los Jaegers, unas máquinas controladas por dos personas unidas cerebralmente. Se enfrentaron a ellos y vencieron, cerraron la brecha, pero diez años después el problema parece no haberse resuelto. La original Pacific Rim de Guillermo del Toro, a mi entender, se ve superada ligeramente por esta nueva entrega.
John Boyega es Pentecost, el hijo del personaje de Idris Elba en la primera. Será quien deba lidiar con la nueva amenaza y las tecnologías, lideradas por la empresa de una mujer (Tian Jing) que, al parecer, acabaran con los Jaegers como protectores de la amenaza Kaiju. A su lado Scott Eastwood, su antiguo compañero con el que combatirá, y la joven experta en montar Jaegers, interpretada por Cailee Spaeny. Esta segunda película supera a su predecesora porque es más rápida, menos densa. No necesita explicarse y, sobre todo, baja revoluciones a los personajes más frikis, que a veces cortaban el ritmo con humor. Aquí también hay espacio para eso, pero quizás está mejor encajado.
PACIFIC RIM: INSURRECCIÓN, hablando claro, supera ampliamente a cualquier entrega de las infumables Transformers, dejando claro que a veces no hace falta que salgan mil robots en pantalla solo para vender sus figuras, sino que con cuatro y bien fundamentados es suficiente. Como cualquier película palomitera, se centra en una norma básica: no aburrir y entretener, y sobrepasa los límites. Es divertida, tiene mucha más acción que la primera y, aunque el guion tiene sus brechas, no es una película pretenciosa.
En definitiva, PACIFIC RIM: INSURRECCIÓN es una buena película, con unos efectos especiales impresionantes, unos combates grandiosos, con ciudades destruidas y una gran cantidad de localizaciones. Duele ver cómo todas ellas quedan destruidas por esos monstruos enormes y que nada rechina ni queda fuera de lugar. Tenemos secuela para rato, y mientras siga yendo por aquí habrá más Kaijus y Jaegers a la vista. No os la perdáis.
Pacific Rim: Uprising está dirigida por Steven S. DeKnight y sucede diez años después de cerrar la brecha por la que unos alienígenas, empecinados en hacer la tierra suya, vomitaban Kaijus, unos entes enormes que destruían ciudades que si de papel se tratara. Para enfrentarse a ellos, los humanos crearon los Jaegers, unas máquinas controladas por dos personas unidas cerebralmente. Se enfrentaron a ellos y vencieron, cerraron la brecha, pero diez años después el problema parece no haberse resuelto. La original Pacific Rim de Guillermo del Toro, a mi entender, se ve superada ligeramente por esta nueva entrega.
John Boyega es Pentecost, el hijo del personaje de Idris Elba en la primera. Será quien deba lidiar con la nueva amenaza y las tecnologías, lideradas por la empresa de una mujer (Tian Jing) que, al parecer, acabaran con los Jaegers como protectores de la amenaza Kaiju. A su lado Scott Eastwood, su antiguo compañero con el que combatirá, y la joven experta en montar Jaegers, interpretada por Cailee Spaeny. Esta segunda película supera a su predecesora porque es más rápida, menos densa. No necesita explicarse y, sobre todo, baja revoluciones a los personajes más frikis, que a veces cortaban el ritmo con humor. Aquí también hay espacio para eso, pero quizás está mejor encajado.
PACIFIC RIM: INSURRECCIÓN, hablando claro, supera ampliamente a cualquier entrega de las infumables Transformers, dejando claro que a veces no hace falta que salgan mil robots en pantalla solo para vender sus figuras, sino que con cuatro y bien fundamentados es suficiente. Como cualquier película palomitera, se centra en una norma básica: no aburrir y entretener, y sobrepasa los límites. Es divertida, tiene mucha más acción que la primera y, aunque el guion tiene sus brechas, no es una película pretenciosa.
En definitiva, PACIFIC RIM: INSURRECCIÓN es una buena película, con unos efectos especiales impresionantes, unos combates grandiosos, con ciudades destruidas y una gran cantidad de localizaciones. Duele ver cómo todas ellas quedan destruidas por esos monstruos enormes y que nada rechina ni queda fuera de lugar. Tenemos secuela para rato, y mientras siga yendo por aquí habrá más Kaijus y Jaegers a la vista. No os la perdáis.
Published on March 26, 2018 13:00
March 23, 2018
Crítica: LA TRIBU
Entretenida comedia musical la que nos ofrece Fernando Colomo, juntando en ella a Carmen Machi y Paco León a ritmo de reggaetón y ética bienintencionada. Una película que logra divertir y cuyos protagonistas son lo más destacable. Esta semana hemos visto: LA TRIBU.
Virginia (Carmen Machi) es una mujer todoterreno. Limpiadora de hoteles y bailarina junto a sus amigas en un gimnasio de un barrio de Badalona que, desgraciadamente, ha visto como 300 vecinos han perdido el trabajo en una gran empresa. Precisamente, Fidel (Paco León), el hombre que los ha echado, resulta ser el hijo que ella dio en adopción, y tras un accidente y haberse quedado sin memoria, Virginia decide llevárselo al barrio, donde no solo conocerá a su gente, sino también a su verdadera pasión: el baile.
LA TRIBU es una película con buenas intenciones, algunos gags divertidos, la mayoría protagonizados por el honesto personaje de Paco León, y poco más que no hayamos visto en otras películas del estilo. Humor social con buenos golpes, crítica social y el reencuentro de Aída con Luisma son las mejores bazas de una película que no se hace pesada, y cuyos números musicales están bien llevados.
En definitiva, LA TRIBU es una película amable, con un Paco León que destaca en su papel y que logra que la película nunca decaiga. Le acompaña Carmen Machi, entregada con el baile, igual que él, y toda la tropa de "Mamis" que darán mucha guerra. Si tenéis ganas de pasar un rato agradable, no es mala opción.
Virginia (Carmen Machi) es una mujer todoterreno. Limpiadora de hoteles y bailarina junto a sus amigas en un gimnasio de un barrio de Badalona que, desgraciadamente, ha visto como 300 vecinos han perdido el trabajo en una gran empresa. Precisamente, Fidel (Paco León), el hombre que los ha echado, resulta ser el hijo que ella dio en adopción, y tras un accidente y haberse quedado sin memoria, Virginia decide llevárselo al barrio, donde no solo conocerá a su gente, sino también a su verdadera pasión: el baile.
LA TRIBU es una película con buenas intenciones, algunos gags divertidos, la mayoría protagonizados por el honesto personaje de Paco León, y poco más que no hayamos visto en otras películas del estilo. Humor social con buenos golpes, crítica social y el reencuentro de Aída con Luisma son las mejores bazas de una película que no se hace pesada, y cuyos números musicales están bien llevados.
En definitiva, LA TRIBU es una película amable, con un Paco León que destaca en su papel y que logra que la película nunca decaiga. Le acompaña Carmen Machi, entregada con el baile, igual que él, y toda la tropa de "Mamis" que darán mucha guerra. Si tenéis ganas de pasar un rato agradable, no es mala opción.
Published on March 23, 2018 13:54
March 21, 2018
Crítica: EL INSULTO
Nominada a mejor película extranjera en los Oscars, y llegando desde el Líbano, se nos presenta un conflicto entre palestinos y cristianos libaneses que se desata por una simple falta de respeto. El conflicto tomará dimensión nacional y político-social que mantendrá el interés del espectador de principio a fin. Esta semana hemos visto: EL INSULTO.
Ziad Doueiri, su director, nos presenta a Toni (Adel Karam), un hombre cristiano del Líbano que vive con su mujer embarazada (Rita Hayek). Por otra parte, Yasser (Kamel El Basha), es capataz de una obra y se dedica a arreglar desperfectos en una urbanización, a cargo del gobierno. Cuando Toni riega las plantas, el agua cae en la cabeza de Yasser, que decide arreglar su tubería. Sin embargo, Toni no deja que lo haga y el capataz le insulta, provocando que Toni, llevado por la ira y el odio, decida llevarlo ante la justicia.
Algo tan simple como una disculpa acaba desarrollando un conflicto político-social que llegará a niveles insospechados, quizás demasiado, pero que detalla bien la realidad en Oriente Medio. Palestinos refugiados que trabajan en el Líbano frente a libaneses con partidos políticos que se manifiestan en contra de estos. Un odio que parece no acabar nunca, y que en EL INSULTO, es una mera excusa para volver a entablar refriegas y abrir viejas heridas. Lo bueno es que la película de Ziad Doueiri abre la puerta a la esperanza y la concordia. Además, permite a los europeos conocer ese odio y comprobar cómo están las cosas más allá de nuestras fronteras.
En definitiva, EL INSULTO es una película libanesa, nominada al Oscar a mejor película extranjera, que os esbozará el momento tan dramático y sensible que se vive en los países de Oriente Medio. Quizás se deja llevar por recursos efectistas y giros de guion inesperados, pero que no toma partido por ningún bando y que, en el fondo, desea tender puentes entre pueblos. Si os gusta la historia, y queréis saber un poco más sobre el conflicto palestinos, no os la perdáis.
Ziad Doueiri, su director, nos presenta a Toni (Adel Karam), un hombre cristiano del Líbano que vive con su mujer embarazada (Rita Hayek). Por otra parte, Yasser (Kamel El Basha), es capataz de una obra y se dedica a arreglar desperfectos en una urbanización, a cargo del gobierno. Cuando Toni riega las plantas, el agua cae en la cabeza de Yasser, que decide arreglar su tubería. Sin embargo, Toni no deja que lo haga y el capataz le insulta, provocando que Toni, llevado por la ira y el odio, decida llevarlo ante la justicia.
Algo tan simple como una disculpa acaba desarrollando un conflicto político-social que llegará a niveles insospechados, quizás demasiado, pero que detalla bien la realidad en Oriente Medio. Palestinos refugiados que trabajan en el Líbano frente a libaneses con partidos políticos que se manifiestan en contra de estos. Un odio que parece no acabar nunca, y que en EL INSULTO, es una mera excusa para volver a entablar refriegas y abrir viejas heridas. Lo bueno es que la película de Ziad Doueiri abre la puerta a la esperanza y la concordia. Además, permite a los europeos conocer ese odio y comprobar cómo están las cosas más allá de nuestras fronteras.
En definitiva, EL INSULTO es una película libanesa, nominada al Oscar a mejor película extranjera, que os esbozará el momento tan dramático y sensible que se vive en los países de Oriente Medio. Quizás se deja llevar por recursos efectistas y giros de guion inesperados, pero que no toma partido por ningún bando y que, en el fondo, desea tender puentes entre pueblos. Si os gusta la historia, y queréis saber un poco más sobre el conflicto palestinos, no os la perdáis.
Published on March 21, 2018 13:46
March 19, 2018
Crítica: TOMB RAIDER
Vuelve Lara Croft, y esta vez lo hace encarnada por Alicia Vikander, que se toma muy en serio su papel y demuestra su versatilidad como actriz. Una de las sagas de videojuegos más famosa que obtiene, quizás, la versión a la gran pantalla más fiel, aunque nada en su guion sorprende. Esta semana hemos visto: TOMB RAIDER.
Roar Uthaug, su director, se pone a los mandos de un filme que nos presenta a una Lara Croft (Alicia Vikander) de 21 años, que busca su lugar en Londres y que no tiene ni oficio ni beneficio. Su padre (Dominic West), es un hombre de negocios muy importante que decidió emprender un viaje a una remota isla de Japón y jamás volvió. Siete años después de aquel suceso, Lara, que renuncia a darlo por muerto y obtener la herencia de su legado, emprende una búsqueda que nos recordará a sus acciones en la famosa saga de videojuegos.
Alicia Vikander dota a Lara Croft de una juventud e inexperiencia que no habíamos explorado. Un renacer como arqueóloga y aventurera que la llevará a conocerse a sí misma. La excusa está en la leyenda de Himiko, que traerá la destrucción del mundo en caso de que su tumba se abra. No falta el malo de turno (Walton Goggins), ni tampoco el ayudante fiel (Daniel Wu), pero esto es TOMB RAIDER, y Lara Croft es Alicia Vikander. Y así será hasta que ella quiera, porque la verdad es que el papel le va que ni pintado.
La primera hora conocemos a una Lara despistada, en un mundo que parece no ser el mundo, y la hora siguiente nos descubre sus aventuras. Convencionales y poco sorprendentes, aunque con mucha acción, quizás asentando la base de una saga que haga renacer la figura de Lara Croft de nuevo, tras las poco afortunadas películas de Angelina Jolie. TOMB RAIDER representa una excusa para acudir al cine para fans de la saga de videojuegos y también para los aficionados a la buena acción.
En definitiva, TOMB RAIDER no es una mala película, está sostenida únicamente por una Alicia Vikander muy entregada al papel y tiene los típicos clichés de género. Con un guion nada sorprendente y quizás menos acción de la que se esperaba, con pocos conflictos morales. Quizás las próximas sean mejores porque, desde luego, tiene pinta de que esto no se acaba aquí. Echadle un vistazo.
Roar Uthaug, su director, se pone a los mandos de un filme que nos presenta a una Lara Croft (Alicia Vikander) de 21 años, que busca su lugar en Londres y que no tiene ni oficio ni beneficio. Su padre (Dominic West), es un hombre de negocios muy importante que decidió emprender un viaje a una remota isla de Japón y jamás volvió. Siete años después de aquel suceso, Lara, que renuncia a darlo por muerto y obtener la herencia de su legado, emprende una búsqueda que nos recordará a sus acciones en la famosa saga de videojuegos.
Alicia Vikander dota a Lara Croft de una juventud e inexperiencia que no habíamos explorado. Un renacer como arqueóloga y aventurera que la llevará a conocerse a sí misma. La excusa está en la leyenda de Himiko, que traerá la destrucción del mundo en caso de que su tumba se abra. No falta el malo de turno (Walton Goggins), ni tampoco el ayudante fiel (Daniel Wu), pero esto es TOMB RAIDER, y Lara Croft es Alicia Vikander. Y así será hasta que ella quiera, porque la verdad es que el papel le va que ni pintado.La primera hora conocemos a una Lara despistada, en un mundo que parece no ser el mundo, y la hora siguiente nos descubre sus aventuras. Convencionales y poco sorprendentes, aunque con mucha acción, quizás asentando la base de una saga que haga renacer la figura de Lara Croft de nuevo, tras las poco afortunadas películas de Angelina Jolie. TOMB RAIDER representa una excusa para acudir al cine para fans de la saga de videojuegos y también para los aficionados a la buena acción.
En definitiva, TOMB RAIDER no es una mala película, está sostenida únicamente por una Alicia Vikander muy entregada al papel y tiene los típicos clichés de género. Con un guion nada sorprendente y quizás menos acción de la que se esperaba, con pocos conflictos morales. Quizás las próximas sean mejores porque, desde luego, tiene pinta de que esto no se acaba aquí. Echadle un vistazo.
Published on March 19, 2018 13:49


