César Vidal's Blog, page 94
December 18, 2015
Los libros proféticos (X): Isaías (V): El mensaje (II): c. 2-12
El segundo capítulo de su libro constituye un anuncio de juicio vinculado a la esperanza de un futuro mejor. Habrá un día en que los pueblos convertirán las espadas en rejas de arado y las lanzas en hoces (2: 4) – un texto que figura a la entrada de la ONU, pero que los primeros cristianos consideraron cumplido en ellos – pero antes Dios ajustará las cuentas a los que cayeron en prácticas como la adivinación (2: 6), el culto al dinero o a la fuerza (2: 7) y el culto a las imágenes (2: 8). Todas esas prácticas son espiritualmente aberrantes y serán objeto del juicio de Dios. En ese momento, la soberbia de los seres humanos será abatida y las imágenes a las que han rendido culto serán retiradas por Dios y la gente deseará esconderse en cavernas para librarse del juicio divino (2: 16-21). La crisis nacional será terrible (c. 3) hasta tal punto que no habrá hombres suficientes para las mujeres y que éstas estarán dispuestas a cuidar a los que queden sólo para no estar solas (3: 1), un fenómeno trágico que, por ejemplo, sufrió la Unión soviética tras la Gran guerra patria.
A esa situación estaba llegando Israel por la sencilla razón de que era como una viña – un símil que volvió a utilizar Jesús ocho siglos después – que, a pesar de los enormes cuidados de su dueño, no había respondido dando el fruto que cabía esperar (5: 1-7). El camino para llegar a tan lamentable situación lo revela Isaías con una sucesión de ayes. La acumulación inmobiliaria (5: 8-9), el alcoholismo (5: 11 ss), la injusticia (5: 18 ss), la mentira y la desinformación (5: 20); la soberbia que no escucha (5: 21); el soborno (5: 22-23)… todas esas conductas habían llevado a Judá a la situación deplorable en que se encontraba.
Podría pensarse sin mucho esfuerzo que repetir un mensaje como ése vez tras vez – convertíos o lo que acabara sobreviniendo será un terrible juicio de Dios – tiene un efecto de enorme desgaste sobre cualquiera. Isaías podía ser un hombre fuerte – todo lleva a esa conclusión – pero no era una piedra y en determinadas situaciones debió pensar que su misión era demasiado áspera e ingrata. En esa situación se entiende el capítulo 6. En el año en que murió el rey Uzías, Isaías tuvo una visión de Dios mientras visitaba el templo. Lo primero que sintió Isaías – y es lógico – fue la sensación de su insignificancia pecaminosa (6: 5). Una de las maneras obvias en que puede distinguirse si una visión sobrenatural es cierta o no es precisamente esa sensación. Cuando, lejos de apreciar su verdadera naturaleza, alguien afirma que Dios se le ha revelado y no siente el enorme contraste entre él y Dios – como, por ejemplo, le pasó a Pedro (Lucas 5: 8) – es que ha sido víctima de un engaño propio o ajeno. Por el contrario, la experiencia de Isaías señalaba lo absurdo que era pensar que uno puede tener méritos ante Dios y que la salvación no es puro regalo (6: 6-7). Además impulsaba a proclamar el mensaje por muy duro que fuera, tanto que podría incluso implicar el endurecimiento general de la nación (6: 8-13).
Precisamente llegados a este punto Isaías introduce una porción de su libro que se conoce convencionalmente como el libro de Enmanuel – o Inmanuel - y que ha hecho correr ríos de tinta. Esta parte tiene además un contexto histórico claro, la alianza de Israel y Siria para atacar a Judá. La situación era ciertamente angustiosa y fue entonces cuando Isaías recibió la orden de, acompañado de su hijo Sear Yasub (Un resto volverá), dirigirse al encuentro del rey Acaz. Debía comunicarle un mensaje de esperanza e incluso ofrecerle la posibilidad de pedir una prueba al mismo Dios (7: 10-11). Las pruebas de Dios me recuerdan ocasionalmente al juego de las siete y media. Algunos se pasan ridículamente pidiendo a Dios pruebas incluso para cruzar la calle mientras que otros carecen de la fe elemental como para hacerlo alguna vez. Fue el caso de Acaz. En ese momento preciso, Isaías pronunció un oráculo especialmente extraño. Extraño porque apuntaba a un cumplimiento futuro indefinido. De hecho, lo único que se sabe es que para cuando el niño fuera destetado, ya no existiría la amenaza que tanto angustiaba al rey. En otras palabras, los problemas de hoy, por terribles que parezcan, pasarán y cualquiera se percatará de que su importancia es relativa. Extraño porque el niño que nacería llevaría un nombre peculiar: Inmanuel, es decir, Dios con nosotros. Extraño finalmente porque su nacimiento… su nacimiento haría correr ríos de tinta en cuanto a la condición de su madre. Durante siglos, judíos y cristianos se han enzarzado acerca de la palabra que, en las traducciones cristianas, se vierte como virgen y, en las judías, como muchacha o joven. En realidad, la palabra significa “doncella”, un término que no es el estrictamente específico para una joven virgen, pero que, en aquella época como en muchas de la Historia de España o de otras naciones, presupone a alguien que no ha tenido nunca relaciones sexuales. De manera bien significativa, la traducción de los LXX y el evangelista Mateo fueron así de exactos aunque sus traductores no lo hayan sido tanto. Ni los LXX ni Mateo utilizaron la palabra “parzenios” – la específica para virgen – sino “parzenos”, el término que se utilizaba para una doncella, aunque ésta, dadas las costumbres de la época, fuera presumiblemente virgen. De manera nada sorprendente, el pasaje fue vinculado por algunos rabinos con el mesías y tiene lógica porque ¿qué tendría de particular que una mujer como otra cualquiera se quedara embarazada?
Pero la visión del futuro no llevó a Isaías a perder de vista la realidad del día. Isaías se refiere a la amenaza asiria – una amenaza tras la que estaba la acción del mismo Dios (7: 18-24) – pero vuelve otra vez a proyectarse más allá del presente. Habría un día en que el pueblo de Judá sumido en las tinieblas sería alumbrado por una luz resplandeciente (9: 1-2). La razón - ¡una vez más! – sería extraña. Nacería un niño, sería dado un hijo y su nombre sería Admirable – un nombre típico de Dios – Consejero, Dios fuerte (El-Guibor), Padre eterno y Príncipe de Paz (9: 5). No deja de ser curioso el pasaje, sobre todo, porque el título de El-Guibor lo usa para referirse al propio YHVH el mismo Isaías (10: 21). En otras palabras, como en Isaías 7: 14, en este pasaje – que, por ejemplo, el Targum consideró que se refería al mesías - el niño aparece curiosamente nombrado como el mismo YHVH. Esa sería en realidad la esperanza de Israel más allá del amargo presente. Ese mesías procedería de la estirpe davídica y un día consumaría toda la Historia poniéndole fin (11: 1 ss). Sería entonces cuando se vería que Dios es la salvación (12: 2) y la gente podría sacar agua del pozo de la salvación (12: 3). Sería entonces cuando en medio de Sion pasearía el Santo de Israel, es decir, el propio YHVH (12: 6). Sin duda, se trata de anuncios que van mucho más allá de los que pronunciaron otros profetas.
Durante siglos, el pueblo de Israel consideró que ese “libro de Inmanuel” era un encadenamiento de referencias al mesías y dejó huellas en diversos textos. El cambio interpretativo se produjo – y no del todo – sólo cuando los seguidores de Jesús lo identificaron con Inmanuel y, por lo tanto, con el mesías, Hijo de Dios y Dios con nosotros. Compréndase que resulte difícil no ver en estos pasajes las referencias más navideñas de toda la primera parte de la Biblia. La realidad puede ser mala e incluso dejar ver que será peor, pero la luz del mundo no es otra que El.Guibbor, el mesías, el Inmanuel. El es nuestra gran y única esperanza.
CONTINUARÁ
Lectura recomendada:
Capítulo 2, Capítulo 5, Capítulo 6, Capítulo 7, Capítulo 9, Capítulo 11 y Capítulo 12.
December 17, 2015
Twelve angry men
Con un guion originalmente televisivo de Reginal Rose, tuvo un éxito extraordinario al relatar un juicio por jurado en el que uno de sus miembros, encarnado por Henry Fonda, dejaba de manifiesto que, a pesar de los prejuicios, el sistema judicial norteamericano funciona. En España, la adaptación realizada por Gustavo Pérez Puig marcó un antes y un después de la Historia de la televisión. El reparto, encabezado por José María Rodero y José Bodalo, sería hoy imposible de repetir y, como me diría Gustavo Pérez Puig, cuando se rodó hubiera podido formar otro tan bueno como el que actuó. Ahora – me confesaba también él- resultaba imposible.
Las adaptaciones posteriores en distintas filmografías no han dejado de ser notables. 12, la versión rusa de Mijalkov situada en las inmediaciones de la guerra de Chechenia; la india titulada Ek Ruka Hua Faisia (Decisión pendiente) o la china de este mismo año 十二公民 (Doce ciudadanos) resultan también notables. En la película rusa, notable como todas las de Mijalkov, no existe confianza en el sistema. Por el contrario, se indica claramente que el muchacho juzgado estará más seguro en la cárcel que en la calle y, al final, hay que llevar a cabo una triquiñuela para salvar al muchacho de un mundo hostil donde ya no existe la pena capital, pero eso no significa que la muerte inicua haya sido erradicada. En la india, se pone de manifiesto el deseo de convertir en realidad la afirmación de que la república asiática es la democracia mayor del mundo, pero, a la vez, se dibuja la frustración amarga de que muchos sueños, incluido el de la no-violencia de Gandhi, no se han convertido en realidad y, previsiblemente, nunca sucederán. La china es la más cómica, pero también la más corrosiva porque arranca de la base de que la democracia occidental y las instituciones que de ella derivan son un completo disparate. Los chinos son los únicos habitantes del globo – ni siquiera los iraníes se atreven a decirlo – que no sólo desprecian la democracia occidental sino que también razonan el por qué de su desdén.
La misma historia – un muchacho acusado del asesinato de su padre y sometido a la resolución del jurado - a fin de cuentas, sirve para expresar visiones nacionales bien dispares. Los norteamericanos son conscientes de que pueden perpetrarse injusticias en su territorio y de que no faltan los ciudadanos cargados de prejuicios, pero, al fin y a la postre, creen que sus instituciones son ejemplares y conducirán la situación a buen puerto. Los rusos piensan que, al final, la cárcel puede ser un lugar más seguro en ciertas situaciones que las calles. Los indios proclaman sus deseos, pero conocen una realidad no tan meliflua. Los chinos se permiten ser los únicos habitantes del planeta que no sólo no creen en la democracia sino que además se complacen en proclamar que es un sistema demencial. ¿Y los españoles? ¡Ah! En aquel entonces en blanco y negro soñaban con tener lo que tenían los norteamericanos. Me temo que ahora ven que es imposible, que no se hará realidad y que todos los que intentaron alcanzar, en un sentido u otro, esa meta eran mejores y ya están muertos en su mayoría.
December 15, 2015
Recomendaciones para salir del marasmo
Es verdad que gente que sabe más que yo, como don Roberto Centeno, otean una situación más esperanzada, pero ni yo lo veo así ni estoy a estas alturas para engañarme. Sí creo, sin embargo, en la posibilidad de respirar algo de belleza en medio del marasmo. Procuro siempre disfrutar de esos oasis en medio de mi vida cotidiana. En ocasiones, es más fácil y en otras más difícil, pero en las últimas horas lo he conseguido plenamente gracias a un libro y a una película. Empecemos con el libro.
En la época en que trabajé en la radio vi más que corroborada mi tesis de que el respeto a la propiedad privada, incluida la más ínfima, no forma parte de la cultura hispana. Así me desaparecieron una pluma de oro otorgada como premio por las víctimas del terrorismo – no era por el oro sino por el valor sentimental por lo que sentí ese hurto – un ejemplar facsímil del Nuevo Testamento en griego de Erasmo de Rotterdam – no sé si en COPE querían iniciar una nueva reforma o abortar cualquier conato en ese sentido – y una cantidad indeterminada de otros bienes. Entre ellos, según me comentó en su día el autor, debió estar Simón Bolívar y el acabamiento de la América Virreinal. No lo tuve en aquella época y solo gracias a su autor cayó en mis manos hace unas semanas. Hablando del autor, debo decir que se llama Juan José López Pérez y que es un funcionario jubilado en 2001 tras ejercer como técnico del ministerio de trabajo, coordinador de la revista Aula Verde y docente. Todo ello además de haber recibido diversos premios por su labor literaria. Dicho esto, si ese curriculum – que aquí apenas señalo – no existiera, seguiría resultando más que interesante la lectura de este libro de título mentiroso. Sí, mentiroso. Han leído ustedes bien. Porque el libro promete hablarnos de Bolívar y del final de la colonia española y cuenta – nos recrea, más bien – mucho, mucho más.
Juan José López Pérez confiesa que escribió el libro pensando en los alumnos de un instituto. Difícilmente, podría haberles dejado algo más hermoso. El autor comienza la obra llevándonos a 1783 cuando el conde de Aranda advertía de lo que se veía venir, que el imperio español en América era insostenible y se desplomaría si no se adaptaban medidas que, como tantas veces antes y después en la Historia de España, ni fueron escuchadas ni acometidas. Partiendo de esa noticia, López Pérez sumerge al lector en una de las descripciones mejores de la Ilustración que he leído en mucho tiempo. La manera en que une fechas y lugares, circunstancia y episodios resulta en pocas páginas mucho más educativa que media docena de documentales sobre el siglo de las Luces. No falta la melancolía de ver lo que pudo ser y no fue, pero aún así resulta luminoso.
No lo son menos los capítulos dedicados al paso de Bolívar por Madrid – las descripciones bastarían para varios itinerarios por la capital de España que resultarían deliciosos – o a su interés por un tema tan descuidado en la Historia española como la educación. Tras siglos de dominio colonial, el analfabetismo era aplastante en la América hispana – a diferencia de lo que sucedía al norte – y Bolívar dedicó un enorme esfuerzo a enfrentarse, infructuosamente, con tan terrible lacra. Con esa y con otras.
López Pérez no es menos interesante cuando se adentra en toda el ansia – verdadero volcán – reformadora de Bolívar que se vio malograda en su mayor parte, pero que también deja de manifiesto una personalidad nada vulgar. Bolívar – con sus luces y sus sombras – fue un personaje apasionante, gigantesco, difícil de reducir a categorías que – no cabe duda – poco o nada tenía que ver con la doctrina bolivariana impulsada por Chávez o Maduro. La total separación pudo evitarse en la época del gobierno liberal en España. Pudo, pero, una vez más, lo que pudo resultar bien en la Historia de España acabó como el rosario de la aurora.
Pero, como decía antes, se engañaría el que pensara que este libro está reducido a Bolívar y a la Emancipación. López Pérez incluye tres capítulos más dedicados al carácter hispánico, al ineludible ensayo de Menéndez Pidal sobre los españoles en su Historia – tan notable por algunos aspectos, pero tan deficiente en otros – y a un artículo más que sugestivo de Arturo Uslar Pietri sobre la llegada de Cervantes, literariamente hablando, al Nuevo Mundo. Relacionados en mayor o menor medida con Bolívar, su lectura es más que recomendable y vuelve a poner de manifiesto la cultura, el buen gusto y la capacidad pedagógica del autor.
A decir verdad, cada uno de los capítulos de López Pérez son una verdadera delicia no sólo por lo que cuenta el autor sino también por cómo lo cuenta. No resulta difícil leyéndolos sentirse transportado a un siglo XVIII español que se agosta sin haber madurado, a una pugna colosal de Bolívar con la situación de Hispanoamérica y en la cual acabó fracasando no sin gloria, al recuerdo merecido de Pestalozzi, el gran pedagogo protestante y, sobre todo, a un deseo inquebrantable de transmitir a las generaciones más jóvenes conocimientos nada desdeñables que arrojan luz sobre el pasado para iluminar su presente. Naturalmente, habrá quien pueda disentir en un punto o una interpretación aquí o allá, pero lo que resulta indiscutible es que se trata de un libro rezumante de amor hacia la cultura y la juventud. Escrita para paladearla poco a poco, como los buenos licores, es una obra que merece la pena leer. Pasemos ahora a la película.
La vi por primera vez cuando tenía unos doce años y me impresionó. Se titulaba Melody y estaba protagonizada por Mark Lester y Jack Wild, los dos niños ingleses que habían sido figuras esenciales de la versión cinematográfica de Oliver, la comedia musical basada en el Oliver Twist de Dickens. Naturalmente, me quedaba la duda de saber si la película había superado el paso del tiempo. La respuesta es totalmente afirmativa. La música de los Bee Gees – de la mejor, previa al Fiebre del sábado noche – el guion de Alan Parker – que luego haría fortuna como guionista de El expreso de media noche, Evita o Arde Mississippi – es impecable y las actuaciones de un trío en el que estaba también una niña llamada Tracy Hyde son difícilmente mejorables. La historia – dos niños de diez años que se enamoran - es conmovedoramente buena. Imagino que tal y como está el patio, a muchos ahora les parecerá absurdo que dos criaturas se enamoren de manera tan limpia y que además pretendan casarse para estar siempre juntos. Sí, debe ser algo de otro planeta. Sin embargo, yo viví en ese mismo planeta con un par de años de diferencia de los protagonistas que aparecen en la película y sé que había chicos y chicas así y me consta lo importante que era tener un amigo y contemplé castigos físicos peores – impensables, ahora – que los que se ven con cierta comicidad en la película y, por supuesto, me enamoré así y soñé con casarme y vivir con una persona toda la vida. Se trata de una historia tan limpia que casi no se puede concebir ahora, pero por eso precisamente constituye una inyección de candor delicioso en una sociedad donde la inocencia parece ser una especie extinguida.
Háganme caso. Dense un respiro y acérquense a estas dos delicias. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
December 14, 2015
De izquierda a derecha (VI): VOX
No sorprende que el gobierno de Rajoy - ¿para qué vamos a negarlo? – haya sometido a VOX a una persecución despiadada cuya única finalidad es detener una hemorragia de votos por la derecha. Me consta que son tantas las traiciones de Rajoy y su PP que, al final, esa hemorragia se va a producir igual en dirección a Ciudadanos e incluso Podemos, pero eso Mariano no podía preverlo hace un año y medio. Los argumentos para la exclusión de VOX son peregrinos por mucho que se repitan. Si se trata de que sólo aparezcan en los debates los partidos con representación parlamentaria, ni Rivera ni Iglesias deberían haber estado. Bien es verdad que Rajoy cuenta con pactar con Rivera y piensa que Iglesias si acaso le quitará votos al PSOE. La realidad es que el acoso contra VOX no ha concluido y uno de sus últimos episodios – cuando esto se publique no me extrañaría que se hubiera producido alguno más – ha sido el de secuestrar su propaganda electoral por el terrible crimen de llevar la bandera de España. Naturalmente, cuando el PSOE andaluz utilizó de la misma manera la bandera de Andalucía a nadie le pareció que tuviera lugar ninguna acción inadecuada.
De manera fácil de comprender, VOX reúne a gente de diversas inclinaciones aunque, por encima de eso, plantea propuestas que más que partidistas deberían ser de sentido común.
Por ejemplo, yo coincido con VOX en que la desaparición del estado de las autonomías sería una verdadera bendición, pero también coincido en que una simple reestructuración del gasto público ya resultaría un avance colosal en terrenos como la deuda o el déficit.
También coincido con VOX en su defensa de la vida – una batalla en la que el PP lo ha dejado solo – o en la crítica a la ideología de género, algo en que sólo es acompañado por Ciudadanos.
También coincido con VOX en la bajada de impuestos, un tema en el que ya todos advierten que van a seguir subiéndolos salvo el PP que lo escamotea, pero que también seguiría por esa vía de volver a gobernar.
También coincido con VOX en su visión del terrorismo y del trato que se merecen las víctimas, algo que en lo que el PP ha traicionado también a sus electores.
Con todo, ocultaría la verdad si no reconociera que hay cuestiones que no me agradan en VOX. Por ejemplo, creo que ha tenido poca sabiduría a la hora de escoger a algunas figuras. Su elección de Vidal-Quadras para el parlamento europeo posiblemente impidió por muy poco que VOX entrara en la eurocámara y desde ahí pudiera dar un salto notable a la política nacional. Por ejemplo, permitir que en la cercanía – casi intimidad – de VOX aparezca una figura del empresariado mediático no caracterizada precisamente por su ejemplaridad lo que no sólo perjudica a este partido sino que además transmite la impresión de que es la caverna cuando, en realidad, tiene propuestas novedosas y dignas de tener en consideración. Finalmente, VOX no ha logrado desprenderse de un aura confesional que a mi personalmente me desagrada y que a muchos espanta. Me parece digno de encomio que VOX señale los abusos que se puedan cometer contra la iglesia católica y en eso cuenta con mi apoyo. Sin embargo, al igual que aprecio que VOX pretenda que sean los afiliados los que mantengan a partidos y sindicatos, apreciaría no menos que también defendiera que los creyentes sean los que mantengan a las distintas confesiones y así la iglesia católica deje de merendarse el 1 por ciento del PIB. Con esa posición, VOX pierde mucho y no gana nada y no lo gana porque, para remate, la Conferencia episcopal se ha ido siempre con quien más dinero le ha dado aunque se llamara José Luis Rodríguez Zapatero o Jordi Pujol.
Tampoco termino de ver coherencia en sus planteamientos económicos más allá del bien notable de insistir en aportar racionalidad al gasto público. Algunos de los personajes de VOX mantienen un punto de vista económicamente liberal y me parece bien, pero no faltan los que defienden a capa y espada la doctrina social de la iglesia católica y su visión asistencialista que tanto ha hecho para arrastrar a los españoles a pulsiones de izquierda donde papá estado acaba arreglando todo. Cómo va a solucionar esa inmensa contradicción VOX es algo que ignoro, pero o se espabila pronto o quizá se le acabe el tiempo para poder hacerlo.
¿Debería no votarse a VOX porque no es voto útil? Yo, personalmente, creo que todo voto es útil y que uno debe votar en conciencia. Por otro lado, no sé cómo beneficiaría a alguien que se identifica con VOX el votar en su lugar al PP o a Albert Rivera. Creo además y con todas las discrepancias que he señalado que el voto a VOX es un voto muy relacionado con los principios. Apoyar a VOX es casi un deporte de riesgo en el que el peor enemigo es la derecha representada por el PP en el gobierno, pero por eso ¿debería darse el voto a Rajoy? Si uno tiene una inclinación ideológica hacia la derecha de ideas y no de trinques, si cree que los principios deben pesar más que la utilidad a la hora de votar y si está convencido de que determinados debates deben ser discutidos, posiblemente el voto más razonable sea el de VOX.
FIN DE LA SERIE
De izquierda a derecha (V): el PP
Como muchos de ustedes saben, el pasado verano inicié un crowdfunding para poder costear el programa La Voz. Como sigo siendo un ingenuo confié en una entidad colaboradora que, al reunirse la cantidad, pretendió quedarse con la mitad de lo recaudado por el artículo 33. Su actitud era intolerable, pero yo tenía buena parte de la culpa por haberme fiado de una entidad indigna de confianza. Por seguir con el relato, supongan ahora que, después de esa experiencia, yo decidiera convocar un nuevo crowdfunding y aceptara la colaboración de esa misma entidad. Entonces ya no sólo sería culpable de ingenuidad, a decir verdad, demostraría que soy tonto de remate. De hecho, lo más adecuado sería que me pusiera en manos de un psiquiatra para que procediera a descubrir el tipo especial de estupidez que sufría.
Yo no voté al PP en las últimas elecciones generales porque Mariano Rajoy no me inspiraba la menor confianza y de alguno de sus ministros, como Montoro, pero no solo Montoro, tenía una pésima opinión. Sin embargo, imaginemos que lo hubiera hecho igual que hace unos meses confié en la entidad colaboradora en el crowdfunding. Pues bien, si el 20-D volviera a otorgarles mi voto demostraría ser tan idiota como si confiara por segunda vez en la entidad que quiso quedarse con la mitad del crowdfunding. Permítanme explicar por qué digo esto y nunca con menos ánimo de ser exhaustivo.
El PP llegó al poder prometiendo que bajaría los impuestos que había subido ZP. La realidad es que en el primer consejo de ministros impulsó una subida espeluznante del IRPF y en el primer año llegó a incrementar la presión fiscal en cincuenta ocasiones lo que se llamó con cierto gracejo las “cincuenta sombras de Brey” en relación al segundo apellido de Rajoy. En la actualidad, los españoles no sólo pagan más impuestos que con ZP sino también más que los que pretendía el programa de la comunista IU. A decir verdad, pagan los mismos impuestos que los suecos, pero con un 70 por ciento menos de renta.
El PP llegó al poder prometiendo que reduciría la deuda pública aumentada por ZP. La realidad es que el gobierno de Rajoy no sólo no ha reducido la deuda pública sino que la ha aumentado hasta superar el 100 por 100 del PIB alcanzando así un volumen que no puede ser pagado y que nos coloca en riesgo de bancarrota.
El gobierno del PP llegó al poder prometiendo que controlaría el déficit público desbocado que había dejado ZP. La realidad es que no ha controlado ese déficit público ni un solo año lo que ha provocado distintas reprimendas de Bruselas y ahora misma ha colocado a España en la tesitura de tener que pagar una próxima multa de dos mil millones de euros.
El PP llegó al poder prometiendo que expulsaría a ETA de las instituciones. Lo cierto, sin embargo, es que el PP ha seguido la política de ZP de cara a la banda terrorista. Así no sólo ha mantenida la “vía Nanclares” que puso en marcha el gobierno de Zapatero y que exime a los terroristas de pedir perdón a sus víctimas para reinsertarse, sino que ha mantenido a ETA en las instituciones con dinero de los impuestos de los ciudadanos y también actuó de manera sospechosamente pasiva en el tema de la doctrina Parot lo que no sólo facilitó la excarcelación de terroristas sino también la de numerosos asesinos, narcotraficantes y violadores. Para colmo, la semana pasada, al gobierno del PP se le ha escapado en el aeropuerto de Barajas un etarra extraditado por Francia por delitos de lesa humanidad.
El PP llegó al poder prometiendo que reencauzaría la política disparatada que ZP había seguido en relación con Cataluña. La realidad es que ha cedido ante los nacionalistas catalanes de manera bochornosa permitiendo no sólo que celebraran un referéndum independentista sino, sobre todo, saqueando a otras regiones de España para satisfacer los gastos disparatados de Cataluña, CCAA que se ha llevado la mayor parte de los fondos del FLA y a la que Montoro acaba de entregar hace apenas unos días más de tres mil millones de euros adicionales.
El PP llegó al poder prometiendo la regeneración política, pero lo cierto es que ha ido aprobando leyes que convierten la lucha contra la gran corrupción en prácticamente imposible, por ejemplo, al acortar los plazos de instrucción de los procesos. Con la normativa impulsada por Rajoy en esta legislatura ni el caso Gurtel ni el Pujol ni el de los EREs de Andalucía ni el de Urdangarín y su esposa podrían haber llegado adonde han llegado hasta la fecha.
El PP llegó al poder prometiendo que cambiaría la Ley del Aborto instaurada por Zapatero. Al final, el PP se limitó a impulsar una reforma ridícula cuyo único punto de diferencia es que las menores necesitarían el permiso paterno para abortar. Sin embargo, en caso de conflicto, la decisión queda en manos de un juez con lo cual no existe cambio real. Por si fuera poco, Rajoy ha purgado sus listas de diputados y senadores pro-vida.
El PP llegó al poder prometiendo que cambiaría la legislación sobre ideología de género que había dejado ZP. Sin embargo, el partido de Rajoy ha asumido totalmente esa ideología e incluso suprimió las cifras estadísticas de hombres que eran asesinados en conflictos domésticos dando la impresión de que la violencia sólo se mueve en una dirección en las relaciones de pareja.
El PP llegó al poder prometiendo que todos los niños podrían estudiar en la lengua común de todos los españoles. Sin embargo, esa situación ha sido imposible en Cataluña donde los nacionalistas han desobedecido las resoluciones del Tribunal constitucional y también en el caso de regiones gobernadas por el propio PP como Galicia o Baleares.
El PP llegó al poder prometiendo que derogaría las leyes de ZP destinadas a privilegiar al lobby gay y contra las que se produjeron masivas movilizaciones. El gobierno de Rajoy no sólo ha incumplido escandalosamente sus promesas sino que incluso ha convertido la cercanía al lobby gay en un plus dentro del partido. Incluso yendo más allá que ZP, el gobierno de Rajoy ha lanzado una guía donde se afirma que todos somos homófobos y necesitamos una reeducación y
El PP llegó al poder anunciando que nos salvaría de un rescate. Es más, miente descaradamente al decir que así ha sido. La verdad es que el ministro de Guindos acabó solicitando un rescate – eso sí en beneficio de la banca – que hace que los hombres de negro se vengan por España cada semestre y que no acabaremos de pagar, si Dios no lo remedia, hasta 2027.
La realidad – y me da una inmensa pena decirlo - es que el PP ha continuado la política del PSOE acaudillado por ZP y los resultados, como no podía ser menos, son todavía peores porque no parten de cero sino que abundan en los males ya existentes. España no sólo tiene tras cuatro años de gobierno del PP a un más del 20 por ciento de su población adulta en el paro sino que además los empleos son peores y peor pagados en un elevado porcentaje. Por añadidura, es una nación más endeudada, más deficitaria, más dividida y más injusta. A todo eso hay que añadirle el trato de favor dispensado a las franquicias de ETA y al nacionalismo catalán o el olvido de compromisos adquiridos en defensa de la vida y de la familia.
Espero no ofender a nadie si pregunto que por qué si ayer se dejó de votar a unos por un conjunto de razones ahora hay que votar a los otros que han hecho lo mismo e incluso han incidido más en lo peor. Yo, personalmente, de votar al PP me sentiría todavía más tonto que si volviera a confiar en la entidad colaboradora que pretendió quedarse con la mitad de un crowdfunding recogido para financiar el programa La Voz… que ya es decir.
Al PP le deseo lo mismo que en su día le deseé al PSOE de Felipe González, es decir, un largo, larguísimo período en la oposición que les brinde la oportunidad de regenerarse en todos los sentidos. Y las proclamas alarmistas – las mismas que se pronunciaban en su día para intentar defender al PSOE de González – no me van a llevar a cambiar de opinión. Creo en el derecho de los ciudadanos a echar pacíficamente a los que han incumplido las promesas, a los que han gestionado mal la cosa pública y a los que los han esquilmado para mantener en el disfrute de sus prebendas a las castas privilegiadas. Tengo la firme convicción de que, con las excepciones locales que se quiera y que acepto, el PP ahora mismo no se merece gobernar España ni un solo día más y, seguramente, si la justicia funcionara como es debido algunos de sus dirigentes principales deberían estar haciendo el petate para ingresar en la prisión por una larga temporada. Allá algunos convencidos que piensan que “fuera de la única iglesia verdadera no hay salvación” y han decidido votarlo. Si yo les diera mi voto, me sentiría aún más tonto que si me encomendara a cierta entidad de cuyo nombre no quiero acordarme para que convocara un crowdfunding para financiar el programa La Voz.
CONTINUARÁ: VOX
December 13, 2015
La ideologia del judeo-cristianismo en el israel del s. I (I): La cristologia (I): El Siervo
LA IDEOLOGÍA DEL JUDEO-CRISTIANISMO EN EL ISRAEL DEL SIGLO I (I): LA CRISTOLOGÍA (I): El Siervo
Resulta indiscutible y esencial el papel relevante que Jesús representó para el judeo-cristianismo en la tierra de Israel. La confesión de fe en él determinaba su actuación, pero ésta debe entenderse también relacionada con la fe en una presencia continuada del Resucitado en medio de la comunidad para guiarla y dirigirla, algo que determinó, por ejemplo, su postura en relación con cuestiones no específicamente religiosas, como podía ser la actitud frente al uso de la violencia revolucionaria o con respecto a la situación social, que iría empeorando progresivamente hasta el estallido de la guerra con Roma en el año 66 d. J.C. Además, hay que añadir que el análisis de la manera en que la comunidad judeo-cristiana concibió la figura de Jesús resulta de un especial valor para establecer:
a) las verdaderas relaciones entre las distintas corrientes ideológicas del Nuevo Testamento, y
b) las diversas etapas en el desarrollo del dogma en el cristianismo primitivo y en los siglos posteriores.
Desde los estudios realizados por la decimonónica Escuela de Tubinga, ha resultado habitual contraponer la cristología judeo-cristiana con la paulina, atribuyendo a esta última la configuración final de la cristología. Partiendo de este especial punto de vista, se ha afirmado que los judeo-cristianos tenían una cristología elaborada por Pedro (o por Pedro y Santiago) en la que Jesús era contemplado como mero hombre y en la que las categorías de mesianismo iban referidas en términos zelotes o apocalípticos o ambos. La idea de preexistencia habría sido introducida por Pablo —en buena medida a partir de las religiones mistéricas— y con ella habría hecho su entrada en el cristianismo un conjunto de disputas entre ambos sectores cuya síntesis final se encontraría en el «paleocatolicismo». En algún caso, se ha apuntado incluso a una desaparición anterior de la teología judeo-cristiana provocada por la extinción de la comunidad jerosilimitana en la guerra del 66 d. J.C. por mucho que se sigan repitiendo en la actualidad, las presuposiciones históricas de este tipo de interpretaciones carecen absolutamente de base fáctica.
A pesar de que los presupuestos históricos no se corresponden con los testimonios de las fuentes, se podría objetar la posibilidad de que la reconstrucción ideológica pudiera tener más posibilidades de ser exacta. En ese caso, el judeo-cristianismo habría sido un movimiento totalmente opuesto al paulinismo y del que apenas han quedado trazas en el cristianismo posterior. La indiscutible trascendencia de esta cuestión es la que convierte en obligatorio el que en esta parte de nuestro estudio examinemos la cristología judeo-cristiana, así como otros aspectos relacionados con su ideología (escatología, pneumatología, etc.). Sin más preámbulos, pasemos a examinar los títulos calificativos atribuidos por el judeo- cristianismo a Jesús.
El Siervo
Las fuentes relacionadas con el judeo-cristianismo atribuyen en diversas ocasiones a Jesús el título de «Siervo». Este concepto aparece expresado con diversos términos. Así, pais es vinculado con Jesús en los discursos de Pedro (Hch. 3, 13; 3, 26; 4, 27 y 30) e, indirectamente al menos, en la predicación de Felipe (Hch. 8, 34 y ss.). Doulos sólo es utilizado una vez en relación con Jesús en un texto paulino (Flp. 2, 7) cuyo origen, sin embargo, es judeo-cristiano. En ambos casos, parece evidente que el título es una traducción del Ebed YHVH (Siervo de YHVH) al que se hace referencia en los cantos de Isaías 42, 1-4; 49, 1-7; 50, 4-11 y 52, 13-53, 12. Este siervo, cuya muerte tenía un significado sacrificial y expiatorio, ya había sido identificado con el Mesías antes del nacimiento de Jesús y se había afirmado incluso que su muerte sería en favor de los impíos.
En el Enoc etíope, el «Siervo» aparece identificado con la figura del «Hijo del hombre» (13, 32-7; 14, 9; 13, 26 con Is. 49, 2), al que se describe en términos mesiánicos tomados de los cantos del siervo: «Luz de las Naciones» (48, 4 con Is. 42, 6), «Elegido» (40, 5 con Is. 42, 1), «Justo» (38, 2; 53, 6 con Is. 53, 11), poseedor de un nombre pronunciado antes de la creación «en presencia del Señor de los Espíritus» (48, 3 con Is. 49, 1), «Oculto ante Dios» (48, 6 y 62, 7 con Is. 49, 2), «vencedor de los poderosos» (46, 4; 62, 1 con Is. 49, 7; 52, 13-5) y otros.
Sin embargo, la interpretación que veía en el Siervo de YHVH al Mesías no estuvo restringida, ni mucho menos, a la literatura pseudoepigráfica. De hecho, el mayor número de referencias en este sentido se hallan en la literatura rabínica, donde tampoco es raro encontrarse con la idea de un mesías-siervo que sufre. Así, el siervo de Isaías 42 fue identificado con el Mesías por el Targum de Isaías al igual que por el Midrash sobre el Salmo 2 y Yalkut II, 104. El Targum veía también en el siervo de Isaías 43, 10 a «mi Siervo el Mesías».
Algo similar sucede con el Siervo de Isaías 49, que es identificado con el Mesías en repetidas ocasiones. En Yalkut Shimoni II, 52 b, Isaías 49, 8 es citado como demostración de los sufrimientos del Mesías y en Yalkut II, 52 a Isaías 49, 9 es citado como palabras del Mesías. Isaías 49, 10 es citado por el Midrash de Lamentaciones precisamente en conexión con el texto mesiánico de Isaías 11, 12. Isaías 49, 14 es aplicado mesiánicamente en Yalkut II, 52 c. Isaías 49, 21 es citado también como mesiánico en Midrash sobre Lamentaciones, en relación con el Salmo 11, 12. Isaías 49, 23 es conectado con el Mesías en Levítico R. 27 y en el Midrash del Salmo 2, 2.
El canto de Isaías 52, 13 a 53, 12 tiene también claras resonancias mesiánicas en la literatura judía. Isaías 52, 3 es citado mesiánicamente en el Talmud (Sanh. 97b). Isaías 52, 7 es considerado mesiánico por Yalkut II, 53 c. Isaías 52, 8 es citado como mesiánico por Midrash sobre Lamentaciones, tal como mencionamos antes. Isaías 52, 12 es aplicado al Mesías en Éxodo R. 15 y 19. Isaías 52, 13 es relacionado expresamente con el Mesías por el Tárgum. En Yalkut Shim II, 53 c, no sólo se le da también una interpretación mesiánica sino que además se habla de los sufrimientos del rey Mesías.
Isaías 53 es conectado específicamente con el Mesías en el Targum, aunque se excluyera la idea del sufrimiento de éste, posiblemente como reacción frente al cristianismo. No fue ésa, sin embargo, una postura generalizada. Así, Isaías 53, 5 se conecta con el Mesías en Midrash sobre Samuel y se hace referencia específica a los sufrimientos del Mesías. Este mismo punto de vista aparece reflejado en el Talmud (Sanh. 98b), donde los discípulos de Judá ha- Nasi todavía conectan el texto de Isaías 53, 4 con el Mesías. En cuanto al Midrash sobre Rut 2, 14, éste refiere este pasaje a los sufrimientos del Mesías, al igual que lo hace Pesiqta Rabbati 36.
De no menos interés resultan las posibles referencias a la resurrección del Siervo de YHVH. Así, en Isaías 53, 8 y 10, se indica no sólo que el Siervo «fue cortado de la tierra de los vivientes», sino que también, tras su muerte expiatoria, «prolongará sus días» y «verá luz». La palabra «luz» se halla ausente del texto masorético, pero debió de pertenecer al original. Buena prueba de ello es que aparece en la LXX y que está asimismo atestiguada en dos manuscritos hebreos precristianos de la Cueva 1 de Qumrán (1 QIsa y lQIsb). No podemos tener seguridad completa de que tal texto fuera utilizado como testimonium de la resurrección del Mesías por parte de los primeros cristianos, pero la posibilidad no es, en absoluto, desdeñable.
Existen, a nuestro juicio, buenas razones para creer que esa lectura del Siervo de YHVH como Mesías sufriente aplicada a Jesús puede retrotraerse históricamente al mismo. No obstante, tal cuestión desborda los límites de nuestro estudio y no será tratada aquí por nosotros. Lo que sí nos interesa es que los judeo-cristianos —seguramente por influencia del mismo Jesús e, indiscutiblemente, a través de una lectura del Antiguo Testamento a la luz de su muerte (¿quizá también de su resurrección?)— vieron a éste como Mesías-Siervo que había padecido injustamente y a favor de los impíos, en cumplimiento de las Escrituras.
Tal idea sería transmitida posteriormente en escritos relacionados con el judeo-cristianismo de la Diáspora (Heb. 9-11; 1 Pe. 1, 18 y ss.; 2, 24-5; 3, 18; etc.) o debidos a Pablo (Rom. 4, 25; 2 Cor. 5, 21; Flp. 2, 7, etc.). La misma no era, por lo tanto, novedosa ni creada por estos autores, y ciertamente no debía nada al mundo gentil, sino que era medularmente judía, como se desprende de las fuentes de que disponemos. Su única originalidad (y, desde luego, la misma resultó trascendente) se encontraba no en la concepción, que ya existía, sino en la identificación con un personaje histórico concreto: el Jesús ejecutado en la cruz.
CONTINUARÁ
Remitimos para un examen de algunas de sus principales tesis al apéndice I de esta misma obra.
Véanse al respecto, S. G. F. Brandon, The Fall…, ob. cit., y Jesus and the Zealots, ob. cit. Un punto de vista muy influido por S. G. F. Brandon, aunque sin mencionarlo expresamente, es el expuesto por J. Montserrat, La sinagoga…, ob. cit. Como sucede con los estudios de S. G. F. Brandon, esta última obra adolece de un abandono prácticamente absoluto del estudio de las fuentes judías. Críticas muy fundamentadas, a partir de las fuentes históricas, a S. G. F. Brandon, en M. Hengel, The Zealots, ob. cit., pp. 300 y ss. («El reciente intento hecho por S. G. F. Brandon de probar que la huida a Pella no es histórica y que los judeo-cristianos palestinos participaron casi con certeza en la revuelta carece enteramente de credibilidad.»); H. Guevara, Ambiente…, ob. cit.; D. M. Rhoads, Israel in Revolution: 6-74 C. E., Filadelfia, 1976.
Los títulos con una connotación específicamente escatológica como los relacionados con la parusía o la resurrección serán tratados en el apartado relativo a la escatología. De igual manera se verán allí los aspectos escatológicos de los títulos reseñados en este capítulo.
Sobre el Siervo, con exposición de distintas posturas y bibliografía, véanse M. D. Hooker, Jesus and the Servant, Londres, 1959; B. Gerhardsson, «Sacrificial Service and Atonement in the Gospel of Matthew», en R. Banks (ed.), Reconciliation and Hope, Grand Rapids, 1974, pp. 25-35; O. Cullmann, The Christology of the New Testament, Londres, 1975, pp. 51 y ss.; D. Juel, Messianic Exegesis: Christological Interpretation of the Old Testament in Early Christianity, Filadelfia, 1988; F. F. Bruce, New Testament…, ob. cit., pp. 83-99; J. B. Green, «The Death of Jesus, God’s Servant», en D. D. Sylva (ed.), Reimaging the Death of the Lukan Jesus, Francfort del Meno, 1990, pp. 1-28 y 170-173.
Por supuesto, pais también admite la traducción de «hijo», pero pensamos por las razones que se señalarán a continuación que, en este contexto concreto, refleja más bien la idea de «siervo».
Compárese con el versículo 25, donde el mismo calificativo es aplicado a David.
En este mismo sentido, véase F. Manns, «Un Hymne judéo-chrétien : Philippiens 2, 6-11», en Essais sur le Judéo-christianisme, ob. cit., pp. 11 y ss.
Para un estudio de este título desde una perspectiva veterotestamentaria , véanse C. R. North, The Suffering Servant in Deutero-Isaiah, Oxford, 1956; V. de Leeuw, De Ebed Jahweh-Profetieen, Lovaina y París, 1956; H. H. Rowley, The Servant of the Lord and Other Essays on the Old Testament, Oxford, 1965, pp. 1-93. Sobre la utilización del título por parte de la Iglesia primitiva, véanse A. Harnack, Die Bezeichnung Jesu als Knecht Gottes und ihre Geschichte in der alten Kirche, Berlín, 1926, pp. 212 y ss.; G. Vermes, Jesús el judío, Barcelona, 1977, p. 171 y ss.; O. Cullmann, Christology…, ob. cit., pp. 51 y ss.; del mismo autor, «Gésu, servo di Dio», en Protestantesimo, 3, 1948, pp. 49 y ss.; W. Zimmerli y J. Jeremias, The Servant of God, Londres, 1957, pp. 43 y ss.; T. W. Manson, The Servant- Messiah. A Study of Public Ministry of Jesus, Mánchester, 1953, y C. Vidal Manzanares, «Siervo de Yahveh», en DTR.
G. H. Dix, «The Messiah ben Joseph», en JTS, 27, 1926, pp. 136 y ss.; W. D. Davies, Paul…, ob. cit., pp. 247 y ss.
P. Humbert, «Le Messie dans le Targoum des prophètes», en Revue de Théologie et Philosophie, 43, 1911, pp. 5 y ss.; G. Kittel, «Jesu Worte über sein Sterben», en DTR, 9, 1936, p. 177; P. Seidelin, «Der Ebed Jahve und die Messiasgestalt im Jesajatargum», en ZNW, 35, 1936, pp. 197 y ss.; H. Hegermann, Jesaja 53 in Hexapla, Targum und Peschitta, Gütersloh, 1954.
La persistencia, que veremos en varios ejemplos, de la idea de un mesías-siervo sufriente en el Yalkut no deja de ser sorprendente en la medida en que pone de manifiesto el vigor de esta interpretación. El Yalkut, cuyas referencias hemos considerado más apropiado mantener en el cuerpo de nuestra exposición, en lugar de recogerlas en una sola nota o en un excursus ad hoc, fue escrito posiblemente por R. Simeón de Francfort en el siglo XIII y editado por primera vez en Salónica en 1521. Tanto Rashi (en su comentario a Sanh. 93) como R. Moshe Cohen Iben Crispin, R. Elias de Vidas, Alsec o Isaac Abrabanel eran asimismo conscientes de que el pasaje del Isaías 53 había sido interpretado tradicionalmente como mesiánico. Huellas de esta misma exégesis se hallan en el Zohar y en una oración compuesta por Eleazar ben Qualir para el culto de Yom Kipur recogida en algunos sidurim.
En ese sentido, véase J. Jeremias, The Servant…, ob. cit., p. 71.
En favor de su uso como testimonium junto con Salmo 16,TO, o Isaías 55, 3, véase F. F. Bruce, Paul, Apostle of the Heart…, ob. cit., p. 92.
En términos generales, hacemos nuestra la opinión de C. H. Dodd en According…, ob. cit., p. 110, que «no puede ver ninguna base razonable» para dudar de que Jesús «asoció el lenguaje relativo al Hijo del hombre con el que se había utilizado en conexión con el Siervo del Señor, y lo empleó para expresar el significado y situación, de su propia muerte que se aproximaba». Estudios sobre la cuestión manteniendo la misma postura que expresamos aquí en T. W. Manson, The Servant-Messiah…, ob. cit., Cambridge, 1953; L. Morris, The Apostolic Preaching of the Cross, Grand Rapids, 1956, pp. 9-59; R. T. France, «The Servant of the Lord in the Teaching of Jesus», en TynB, 19, 1968, pp. 26-52; I. H. Marshall, «The Development of the Concept of Redemption in the New Testament», en R. Banks (ed.), Reconciliation…, ob. cit., pp. 153-169; R. Leivestad, Jesus in His Own Perspective, Minneapolis, 1987, especialmente pp. 169 y ss.; F. F. Bruce, New Testament…, ob. cit., pp. 96 y ss. Asimismo hemos tratado este tema con anterioridad en «Jesús» y «Siervo de Yahveh», en DTR.
December 12, 2015
El pequeño tamborilero
El resultado era excepcional y muy variado, tan variado, a decir verdad, que rara vez repetí canciones en los distintos programas. Sólo me permitía dos o tres excepciones. La primera era Navidades blancas y la segunda, otro tema conocido inicialmente como la Canción del tambor y luego como El pequeño tamborilero. Su autora, Katherine Kennicott Davis, era una piadosa evangélica sureña que confesaba que la inspiración para el tema le había venido en el curso de una siesta. Se había echado un rato a descansar cuando la melodía le surgió en la cabeza y, al parecer, cuando se levantó apenas tuvo que dedicar unos minutos a terminar de escribirla. Doy la historia por cierta no sólo porque me fío del testimonio de su protagonista sino también porque, en ocasiones, he experimentado fenómenos semejantes.
La canción no está relacionada con ningún pasaje bíblico – lejanamente con la adoración de los pastores – pero sí presenta, bajo su historia, una enseñanza netamente cristiana, aquella que afirma que Dios se complace al ver que lo adoramos y que no tiene en cuenta la modestia de aquello que podamos ofrecerle. Para los que se han pasado siglos levantando templos escandalosos semejante afirmación puede resultar hasta ridícula, pero es una gran realidad. Estamos en tiempos de Navidad. No pensemos en lo que podemos gastar, ostentar o mostrar. Más bien ofrezcamos y demos humildemente lo que tengamos, sea poco o mucho, en la seguridad de que el Dios que sólo busca un corazón contrito y humilde no lo rechazará (Salmo 51: 17).
Les incluyo tres versiones de esta canción extraordinaria. La primera – una de mis preferidas – es la entonada por John Denver, la malograda figura de la música country; la segunda es – sorpréndase ustedes – es la cantada por Frank Sinatra y la tercera – que no podía faltar – es la archipopular del español Raphael. Apartados como estábamos de la música espiritual de otros lugares, millones de españoles creyeron hace ya medio siglo que la canción era tan de Raphael como Yo soy aquel o Digan lo que digan. Se equivocaban de medio a medio, pero aún así esa versión estará para siempre en nuestros corazones. Disfrútenlas. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí esta John Denver
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Nada menos que Frank Sinatra cuyo centenario ha sido esta semana
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Y - ¿cómo no? – la version de Raphael
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December 11, 2015
Los libros proféticos (IX): Isaías (IV): El mensaje (I)
Aunque los discursos y los escritos de Isaías no aparecen colocados en orden cronológico sino sistemático ese orden nos permite comprender perfectamente los énfasis del profeta. Su primer capítulo constituye un alegato de primer orden contra el reino de Judá y la religión que practican, pero también una advertencia seria para multitud de sociedades a lo largo de la Historia.
Isaías indica (1: 2) como hasta el cielo y la tierra son testigos de que las criaturas de Dios se han rebelado contra El. Demostrando una inteligencia menor que la de aquellos animales que conocen a su amo, los habitantes del reino de Judá carecen hasta de ese mínimo conocimiento (1: 3). De nada ha servido que la crisis nacional haya sido creciente y haya golpeado en todas direcciones (1: 5-8). A lo sumo hay algunos que se vuelcan en la religión nacional sin darse cuenta de que sus ritos y ceremonias no sólo no acercan a Dios sino que provocan Su asco (1: 11-14). Por paradójico que pueda parecer para muchos, Isaías está señalando no sólo que la religión no salva al ser humano sino que incluso lo puede alejar de Dios. A decir verdad, en esas ocasiones la gente extiende las manos hacia Dios, pero no les va a servir de nada (1: 15). La única salida para la crisis es volverse a Dios y dejar que limpie los pecados, rojos como la grana, hasta dejarlos blancos como la lana (1: 18).
Lamentablemente, en medio de esa sociedad azotada por la crisis, ese paso sólo lo ha dado un “resto” pequeño sin el que la sociedad de Judá sería semejante a la de Sodoma y Gomorra (1: 9). Porque no cabe engañarse, la sociedad es como una prostituta (1: 21) donde los homicidas campan por sus respetos (1: 21), lo valioso ha perdido su valor (1: 22), abunda el soborno y falta la justicia (1: 23) y todo se encamina hacia el juicio de Dios (1: 24-25) en el que el culto a las imágenes en santuarios no servirá de nada (1: 29) y los poderosos arderán como estopa (1: 31).
Este primer texto de Isaías – no por nada el primero – resulta de una extraordinaria relevancia. En una sociedad donde de manera casi institucionalizada, todos marchan apartándose de Dios; donde el latrocinio y la corrupción son generalizadas; donde los que deberían dar ejemplo no lo dan y donde la religión no es sino la tapadera falsa de la inmoralidad cuando no su excusa, la única salida es volverse a Dios pedir perdón por unos pecados que son ya tan llamativos como el color escarlata y comenzar una nueva vida. Es cierto que esa posición sólo la tiene un grupo pequeño – un resto – y que, muy posiblemente, todo acabará en un juicio de Dios sobre esa sociedad. No es menos cierto, sin embargo, que el mensaje del profeta será el de conversión para evitar esa catástrofe y lograr una restauración nacional.
CONTINUARÁ
Lectura recomendada: Lea con detenimiento el capítulo 1 de Isaías.
December 10, 2015
Que a nadie le sorprenda
Sin embargo, no debería sorprender a nadie. Los franceses están mayoritariamente hartos de una inmigración que pone en peligro sus puestos de trabajo y que además incluye a gente que abuchea el himno nacional a pesar de tener pasaporte galo. Sarkozy que pareció que iba a enmendarlo n acabó creando un ente para que los musulmanes de Francia se llevaran una tajada del presupuesto. Hollande aún ha sido más políticamente correcto. Francia capta que su peso en la Unión Europea merma – a pesar de ser muchísimo mayor que el español – y que tiene que soportar una política de la NATO en Ucrania y en Oriente Medio que la perjudica directamente. A la NATO le puede venir bien ayudar a los corruptos nacionalistas ucranianos, pero para Francia es una pedrada en el ojo tener que renunciar a sus exportaciones agrarias en Rusia. Hay quien está encantado con fingir que ataca a ISIS mientras Turquía y quien no es Turquía le presta una ayuda descomunal, pero Francia ha sufrido los muertos en París. Al final, los franceses - clases medias en su mayoría – han terminado reaccionando como era de esperar. No quieren una inyección de cien millones de turcos en la Unión Europea; no ven razón para enfrentarse con Putin; no están nada convencidos de que la inmigración sea una bendición salvo para algunos; no quieren pagar las prestaciones de las familias musulmanas que son polígamas y puesto que son los que pusieron en la Historia los Derechos del hombre les importa un bledo lo que puedan decir los acomplejados o los atontados por la dictadura de lo políticamente correcto. Ansían que servir a su nación sea la meta de sus políticos y no, por el contrario, inclinarse ante lo que deciden otros a muchos kilómetros. Por eso, el balance electoral es obvio. Primero, la izquierda ha sido arrojada a la basura porque nadie cree que se vaya a partir el pecho por la nación; segundo, la derecha ha recibido un varapalo porque está más por acomodarse a ciertos intereses transnacionales que por defender los nacionales y tercero, el santo y la limosna se lo lleva un partido sin complejos. ¿Les extraña? Pues recuerden que, tras un atentado terrorista, la mayor parte de los españoles eligió a ZP mientras los franceses entonaron unidos La Marsellesa.
December 8, 2015
De izquierda a derecha (IV): UPyD
Durante unos años – pocos – pareció que UPyD sería el partido que acabaría impulsando la regeneración de una más que corrupta política española. Era el único que hablaba con claridad sobre los nacionalismos y el sistema autonómico – el PP tenía demasiado poder local como para revisar algo que beneficiaba a sus clientelas y que proporcionaba empleos a militantes y amigos – era el único que hacía unas cuentas verosímiles y era el único que parecía no contar con intereses particulares que chocaran con los de la nación. Esas características le permitieron obtener una buena representación en esta legislatura, pero, a la vez, lo habían colocado ya en el punto de mira de medios escorados a la izquierda y a la derecha. Los primeros eran conscientes de que eran como el PSOE que debió ser y nunca fue; los segundos lo contemplaban como una amenaza al triunfo del PP e insistían sobre todo en que su posición anti-abortista no era clara. Luego se ha comprobado que el PP de Rajoy ha sido más permisivo para con el aborto de lo que era Rosa Díez, pero no parece haber importado especialmente ni siquiera a los medios católicos con alguna excepción.
Rajoy siempre lo consideró un peligro seguramente porque se daba cuenta de hasta qué punto UPyD defendía aquello en lo que su gobierno había traicionado a los electores. Con nadie fue más grosero, maleducado y desconsiderado el todavía presidente del gobierno que con Rosa Díez. Casi con toda seguridad, se equivocó también en eso.
No faltaron los que vieron a UPyD como el partido bisagra que podía ayudar al PP a rectificar su rumbo. Hace unos tres años, día arriba, día abajo, le comenté a FJL que quizá no fuera tan prudente que apoyara de manera tan entusiasta a UPyD. Nuestra misión no era respaldar a un partido concreto sino ser crítico con todos. Por añadidura, yo sabía que en UPyD no lo veían bien y temía que se llevara la penúltima desilusión de su vida. FJL me contestó que todo cambiaría porque UPyD sacaría cien escaños precisamente en estas elecciones que se van a celebrar en unos días. Guardé silencio porque discutir con FJL era ganas de perder el tiempo – a lo mejor ha cambiado en estos años - pero quedé confirmado en mi tesis de que seguía teniendo la garra y la ironía que lo convierten en incomparable, pero en términos de pronóstico los plomos se le habían fundido hacía mucho tiempo y nada parecía indicar que la situación se pudiera reparar. Así ha seguido y no me extrañaría nada que con esa visión de futuro el día menos pensado sea capaz de hacer Dios sabe qué disparate como, por ejemplo, dedicarle un libro al mismo Javier Somalo. Pero aunque FJL se equivocara estrepitosamente en su previsión, UPyD simbolizaba muchos valores buenos. El hecho de no saber captar que una parte del electorado no estaba ya por la constitución sino por la escoba y el no olfatear el cambio de viento le resultaron fatales. Fue fácil pintar mediáticamente a una Rosa Díez autoritaria y sin fondo lo que sumado a las derrotas despiadadas acabó provocando, primero, su dimisión y luego el deshilachamiento del partido, a veces, de manera justificada y, otras, un tanto llamativas como cuando Irene Lozano, antigua novia de Juan Manuel de Prada, se pasó al PSOE con armas y bagajes.
El mensaje de UPyD en muchos aspectos es más coherente y articulado que el de Ciudadanos y no digamos ya que el de PP, PSOE o Podemos. Sin embargo, creo que sólo lo votarán aquellos que, numantinamente, piensen que hay que combatir hasta el final por lo que se cree y no buscar alguna alternativa. Incluso FJL dejó de apoyarlo hace tiempo y ahora confía en Ciudadanos seguramente porque ignora lo que en la cúpula de ese partido se piensa de él y de los que lo rodean. Tampoco parece que acepte la idea que sostienen algunos de que Ciudadanos es tan sólo un grupo de catalanes dispuesto a llevarse del resto de España lo poco que otros catalanes – esos de carácter nacionalista – han dejado. Pero si creen ustedes que la única batalla que debe librar un caballero es aquella que está perdida, Ciudadanos puede ser una buena opción de voto.
CONTINUARÁ: PP
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