César Vidal's Blog, page 58
December 16, 2016
Nearer my God to Thee
Génesis 28: 11-19 relata un episodio de la vida de Jacob en que, teniendo que huir de su tierra hacia otra que sólo conocía de referencia, sintió de manera especial la cercanía de Dios. Ese relato inspiró en el siglo XIX a la poetisa inglesa Sarah Flower Adams para escribir un poema titulado Más cerca, mi Dios, de Ti. El texto, extraordinariamente hermoso, señalaba como la autora quería estar más cerca de Dios aunque eso significara que fuera una cruz la que, levantándola, la acercara o aunque, errante, el sol hubiera descendido y sobre ella sólo hubiera oscuridad y su único descanso fuera una piedra. La autora manifestaba su confianza en que todo lo que llega, por una u otra razón, es dado misericordiosamente por Dios. Ahora transitamos un camino no siempre fácil en el que lo que necesitamos es estar cada vez más cerca de El, pero un día estaremos a salvo y descansados en el hogar del Padre, seremos perfectamente bendecidos en el amor del Salvador y era tras era estaremos más cerca de Dios.
Con ese contenido, no sorprende el inmenso éxito de esta canción. Son muchos los que insisten en que fue la última que interpretó la orquesta del Titanic precisamente mientras se hundía el barco – algo que reconocieron los crecidos en una cultura protestante cuando vieron la famosa película, pero que se escapó totalmente a los insertos en otro contexto espiritual - y Ted Turner, hace años, ordenó que se grabara para ser emitido por su holding mediático justo en el momento en que llegara el fin del mundo.
He escogido una versión clásica de un coro menonita, otra en español y la famosa de Titanic. Sin embargo, quisiera insistir en que no tiene mucho sentido dar un significado exclusivamente escatológico – aunque puede adquirirlo también legítimamente – ya que la canción señala una realidad maravillosa que muchos experimentamos a diario, aquí y ahora. Incluso en las situaciones más difíciles, más duras, más ingratas podemos sentir que Dios está muy cerca, que cuida de nosotros y que todo tiene un propósito. Puedo dar fe de ello por mi experiencia personal en infinidad de ocasiones, pero – quiero recalcarlo – esa experiencia es la de millones de personas a lo largo de los siglos. Quizá el que me lea ahora se encuentre necesitado de sentir esa cercanía de Dios en tiempos muy difíciles. Quiero que sepa que puede acércarse a Dios. De manera sencilla, sin usar fórmulas ni repetir oraciones. Sólo con las palabras que utilizaría para dirigirse a un amigo. Dios lo escuchará. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios lo bendiga!!!
Esta es la versión de los Sharon Mennonite Singers
www.youtube.com/watch?v=rwLl5nY5WPI
Esta es la versión en español
www.youtube.com/watch?v=4HA6dhoOFOs&list=RD4HA6dhoOFOs
Y aquí va la versión de Titanic
Los profetas: Zacarías (II): cuatro visiones más (c. 4- 6)
El mensaje no era: “judíos, cambiad de rumbo o el castigo de Dios será inevitable”, sino más bien: “Dios os da una nueva posibilidad de vivir dignamente. No la desaprovecheis”.
La visión del capítulo 4 resulta al respecto bien reveladora. Zacarías estaba dormido – como, dicho sea de paso, lo estaba el pueblo judío – y el ángel que se puso en contacto con él lo despertó de ese sueño (4: 1). El mensaje, por otro lado, era claro. Judá podía sentir la tentación de construir el nuevo Israel sobre la fuerza militar y la violencia. Semejante opción parecía razonable no sólo porque la última gran desgracia nacional había venido asestada por una gran potencia militar – el imperio neo-babilónico – sino porque además la derrota del enemigo siempre comunica una sensación de seguridad y triunfo. Si Israel quería levantarse sobre bases sólidas parecía lógico señalar que la principal debería ser la fuerza o, en otras palabras, la fuerza sería el equivalente a la seguridad. Sin embargo, asumir esa visión era simplemente un sueño. No tenía más realidad que cualquier otra experiencia onírica. Como señala 4: 6, Dios actuaría pero “no con con ejército ni con fuerza sino con mi Espíritu”. De manera bien significativa, el que realiza esa afirmación es YHVH Tsebaot, es decir, YHVH de los ejércitos o de las huestes. Pues bien ese mismo YHVH es el que sabía de sobra que Israel no podía esperar que su futuro fuera el deseado si se construía sobre el ejército y la fuerza. Si los responsables de Israel se percataban de ello, el futuro sería luminoso. Si optaban por otro camino… Por lo tanto, un principio esencial en la construcción de ese estado nuevo tenía que ser la confianza en el Espíritu y no en la fuerza o en el ejército.
Las dos visiones del capítulo 5 resultan no menos reveladoras. La primera (5: 1-4) deja de manifiesto que hay dos conductas que no deben darse jamás en un estado que pretende progresar de manera adecuada. Esas dos conductas son la falta de respeto por la propiedad ajena y la falta de veracidad. En culturas como la española – o las hispanoamericanas - donde la enseñanza católica ha insistido en que el hurto y la mentira son pecados veniales, pecadillos a fin de cuentas, la revelación recibida por Zacarías puede parecer chocante. Sin embargo, es esencial. Cuando no se respeta la propiedad ajena ni la verdad, el resultado será, más o menos tarde, el desastre. Creo que los ejemplos contemporáneos son tan obvios que estarán en la mente de todos sin que yo los mencione expresamente.
No menos relevante es el contenido de la segunda visión. Para que un estado prospere, debe desterrar de su seno la Maldad (5: 8). La maldad, por cierto, está definida en términos morales. Cuando las conductas malvadas son vistas como normales – no digamos como recomendables – el resultado para la sociedad es nefasto. Si Israel deseaba evitar un nuevo desastre en el futuro tenía que desterrar la Maldad de su seno. ¿Adónde debería ser desterrada? A su origen, a la tierra de Shinar. La referencia a Shinar tiene una enorme lógica porque es uno de los nombres que se da a Babilonia como origen de no pocos desafíos contra Dios como el reinado de Nemrod o la construcción de la torre de Babel o la conducta soberbia de Nabucodonosor II. Si la Maldad ha de estar en algún sitio, debe ser en aquellos lugares que la consideran la base de su conducta, los cimientos de su vida, el fundamento de su cosmovisión. Nunca debe asentarse en medio de una sociedad que desea construirse sobre cimientos sanos. La iniquidad simplemente no tiene lugar en un entorno que desee ser sano.
Por si alguien tiene duda de que ese proyecto social es posible, a Zacarías se le hizo ver los caballos de Dios que se movían hacia los cuatro puntos cardinales. Dios controla la Historia y es El y las potencias espirituales a Sus órdenes las que mantienen la paz incluso en las zonas más conflictivas del globo (6: 8), como esa tierra del norte de la que habían procedido no pocas de las desgracias pasadas de Israel.
Todo esto sucedería si, efectivamente, Israel actuaba de acuerdo con los propósitos de Dios. De ser así, la gente procedente del exilio (6: 10) contemplaría una dinastía davídica en el trono de Jerusalén que no viviría tensiones con el sacerdocio y que procedería a la reconstrucción del templo (6: 12-12). Sin embargo, nada de esto se cumpliría de manera automática y mucho menos en contra de los principios expresados por Dios. Sólo si sucedería si se obedecía de manera diligente la voz de YHVH (6: 15).
Históricamente, siempre ha existido la tentación de atribuir legitimidad a los actos propios sobre la base de pertenecer a un grupo concreto y por encima de principios morales concretos. Por supuesto, la España imperial tenía conciencia de ser una nación elegida lo que legitimaba sus acciones en las Indias o su persecución de minorías a las que exterminó como fue el caso de los protestantes. Su caso no fue excepcional. Tenía antecedentes como el del imperio bizantino y tendría paralelos posteriores en otras naciones como Francia o Alemania. Por supuesto, ha sido también durante siglos la gran tentación de Israel desde su conversión en reino hace tres mil años hasta la actualidad.
Cuando se produce ese fenómeno, siempre hay gente que considera que lo que decide la bondad o maldad de los actos es el respaldo a esa nación o a ese poder. Sin embargo, el mensaje de los profetas y del mismo Jesús es el contrario. La garantía de supervivencia no se encuentra en el ejército ni en la fuerza sino en el Espíritu de Dios. A ello hay que añadir el respeto a la propiedad ajena y a la verdad y la extirpación de la Maldad. Sin embargo, si no se sigue esa conducta, si no se escucha obedientemente la voz de Dios, el resultado final será la frustración de las perspectivas más luminosas porque Dios no hace acepción de personas (Romanos 2: 11) y, si acaso, es más exigente con aquellos que afirman conocerlo.
El pasar por alto estos principios tan sencillos y justos es la clave de la desgracia repetida una y otra vez en la Historia de Israel y también de no pocas sociedades que se han dicho cristianas. Al colocar el ejército y la fuerza como garantía de su seguridad en lugar de la confianza en el Espíritu, al aceptar que la mentira y el despojo de la propiedad ajena son lícitas, al permitir la Maldad en su seno, al no obedecer, en suma, a Dios sólo comenzaron – y comienzan – un camino que lleva hacia su desgracia. Así sucedería con los contemporáneos de Zacarías.
CONTINUARÁ
December 14, 2016
¿Me corto las venas?
Le respondo que no sé a cuál se refiere porque resulta verdaderamente difícil ir siguiendo día a día las nefastas actuaciones del ministro de Hacienda de España. “¿No sabes las novedades de la lista de lo que llama morosos?”. Reconozco que no. “Esas listas son contrarias a la ley”, me dice mi amigo, “además de una canallada porque muchos están todavía en pleito con Hacienda y ya les dan como culpables”. “Lo sé”, asiento callándome lo que pienso de la manera en que Montoro y sus acólitos pisotean la ley de protección de datos sin que nadie mueva un dedo, “¿Cuál es la novedad?”. “Este año van a incluir a los ejecutivos de las empresas que no pagaron”. Me percato inmediatamente del disparate que,al parecer, va a perpetrar Montoro e intento hablar, pero mi amigo, crecientemente agitado, me lo impide. “Fíjate en mi caso. Rompiéndome los cuernos a trabajar durante años y años. Nos iba bien, esa es la verdad, pero los ayuntamientos dejaron de pagar y encima con el inicio de la crisis se acabaron los contratos. Casi de la noche a la mañana, la empresa quebró. Tuvimos que despedir a la gente, pagamos, por supuesto, las indemnizaciones por desempleo y las deudas. No nos quedó un céntimo después de décadas de mucho trabajar. Fue como si alguien le prende fuego a un montón de paja. Todo se desvaneció como si se tratara de humo. Entonces aparece la Agencia tributaria. Nos hace las cuentas del Gran capitán, pero, aunque hubiera tenido razón, como ya había quebrado la empresa no se pudo pagar. Pues bien, la pusieron en la lista y como hay mucho h.p. en los medios inmediatamente los que conocían que era nuestra empresa, comienzan a llamarnos evasores, defraudadores… ¡a nosotros que siempre pagamos!”. “Conozco la historia…”, le digo intentando infructuosamente tranquilizarlo. “En una capital de provincia”, continua mi amigo, “te miran como si fueras un criminal. Intentas ver cómo te recuperas, como alimentas a tu familia… es que te han arrojado de la vida pública en un tris…” Renuncio a decirle nada. Conozco el paño y sé que el suyo no es un caso excepcional. “Ahora”, continua mi amigo, “anuncian que van a sacar también nuestros nombres en esas listas”. “Es intolerable”, reconozco. “Dicen que así van a recaudar millones, pero ¿cómo si no queda un céntimo? ¿Pretenden que los que fuimos empleados paguemos la deuda de la empresa? ¿Qué culpa tenemos los directivos de que quebrara? ¡Fueron ellos los que dejaron de pagar y nos llevaron a la quiebra! ¡Son ellos los que han hundido este país y ahora no saben de dónde sacar el dinero!”. Me mantengo en silencio. No veo cómo llevarle la contraria. “Y” – prosigue – “puestos a poner nombres, ¿van a publicar los de la ministra cuya sociedad se hundió y está en la lista? ¿O los de los políticos que dirigían las cajas de ahorros que quebraron y que hemos pagado a escote entre todos?”. “Me temo que no”, le digo. “Tu me dirás qué hago. Cuando salga mi nombre en esa lista sin culpa de nada, ¿me voy de mi ciudad? ¿Me marcho al extranjero? ¿Me corto las venas? Créeme si te digo que he pensado hasta en suicidarme como en La muerte de un viajante para que mis niños puedan vivir tranquilos…”. Escucho un sollozo al otro lado del hilo. No me atrevo a decirle que también perseguirán a sus criaturas. Si se suicida, que lo haga en paz.
Taiwán, Estados Unidos y Cuba
http://www.americateve.com/videos/taiwan-el-miami-chino-parte-i-180895
http://www.americateve.com/videos/taiwan-el-miami-chino-parte-ii-180894
December 13, 2016
Desprecio por la legalidad
La resolución judicial no sólo es intachable sino que se halla cargada de sentido común. A cualquier persona que tenga un mínimo conocimiento del derecho le resulta más que obvio que una subvención social percibida por causar baja en el trabajo a causa de la maternidad no es lo mismo que un salario y que, por lo tanto, no puede estar sujeta al IRPF. Pues bien, ha sido conocerse la sentencia y la Agencia tributaria se ha apresurado a señalar que considera que sólo tienen aplicación en ese caso concreto y que así alguien quiere devoluciones que vaya pleiteando porque no va a devolver ni un céntimo de lo que ha esquilmando sin razón a los contribuyentes. Dadas las formas de actuar de la Agencia tributaria no sorprende lo más mínimo esa reacción, pero causa vergüenza. Semejante conducta es jurídicamente equivalente a la de un organismo del estado que redujera a prisión a un ciudadano, exigiera que éste demostrara desde la cárcel que es inocente para devolverle la libertad y, acto seguido, tras obligar los tribunales a que lo pusieran en la calle argumentando que semejante conducta era intolerable, el organismo culpable de la felonía se jactara públicamente de que piensa seguir comportándose de la misma manera porque le conviene y le place y le da la real gana. Semejante comportamiento constituye una crasa manifestación de desprecio por la legalidad impropia no de una democracia sino de una nación mínimamente civilizada. Sin embargo, por desgracia, en España, la Agencia tributaria no es el único organismo que actúa así. Ahí están esos gobiernos nacionalistas de Cataluña que se pasan las resoluciones de los tribunales por el forro de la barretina o algunos ayuntamientos iluminados que advierten de que, diga lo que diga la administración de justicia, van a convertir en peatonal lo que se les pase por la neurona. No es el español – como el italiano o el hispanoamericano – un ser que tenga entre sus virtudes la de respetar las normas, pero, sinceramente, si los que deben dar ejemplo se chulean de no obedecer a los tribunales tampoco debería sorprender la triste conducta de los de a pie. Sólo me queda un consuelo. Después de que Montoro haya dispuesto que las transacciones en efectivo no pueden superar los mil euros, al menos, los sobornos a políticos, el tráfico de drogas y la trata de blancas se abonarán mediante cheque, transferencia bancaria o tarjeta de crédito y en esos casos al menos, se respetará la legalidad.
December 11, 2016
Corría el año… La primera guerra mundial (I)
Parece como si aquel desastre que marcó un antes y un después en la Historia se hubiera borrado de la memoria colectiva en virtud de las calamidades que vinieron a continuación. La realidad, sin embargo, es que la primera guerra mundial fue mucho más relevante en consecuencias que la segunda – una mera continuación veinte años después – que la revolución rusa o que el Holocausto. A decir verdad, ninguno de esos acontecimientos hubiera tenido lugar sin las condiciones nacidas de la primera guerra mundial e incluso es dudoso que hubiéramos asistido al nacimiento del estado de Israel sin la Declaración Balfour emitida en 1917 en medio del conflicto. Lamentablemente, la incompetencia de algún personaje llevó a que se perdiera el segundo de los programas que dedicamos a este tema, pero espero que este primero los situe en un desastre que, como ha dejado de manifiesto la guerra de Yugoslavia o los recientes movimientos de Turquía en Siria o Irak, sigue arrojando su pesada sombra sobre nosotros.
Pablo, el judio de Tarso (VII): El grupo de Jesus el Mesias (III): Los seguidores de Jesús
Al tercer día de su sepultura, algunas mujeres, que habían ido a llevar aromas para el cadáver, encontraron el sepulcro vacío (Lucas 24, 1 ss y par.). Mientras se preguntaban por lo sucedido, dos personajes que estaban cerca de la tumba les informaron que no debían buscar entre los muertos al que ya había resucitado. Semejante anuncio les llevó a recordar los anuncios de Jesús sobre su muerte y sobre su resurrección ulterior. Entusiasmadas, corrieron en busca de los once apóstoles y les anunciaron que el crucificado había regresado a la vida.
La primera reacción de los discípulos al escuchar que Jesús había resucitado fue – difícilmente puede sorprendernos - de incredulidad (Lucas 24, 11). No obstante, posiblemente por curiosidad, algunos de los discípulos se acercaron hasta la tumba para comprobar lo que habían dicho las mujeres. Fue así como Pedro quedó convencido de la realidad de lo que aquellas afirmaban tras visitar el sepulcro (Lucas 24, 12; Juan 20, 1 ss). Lo mismo sucedió con el Discípulo amado – seguramente Juan - que le acompañaba. En el curso de pocas horas, varios discípulos afirmaron haberlo visto resucitado. Uno de los once, Tomás, se negó a creer en la resurrección de Jesús hasta que, apenas una semana después, atravesó por una experiencia similar a la de los otros apóstoles (Juan 20, 24 ss).
De manera bien significativa, el fenómeno no se limitó a los seguidores de Jesús. De hecho, trascendió de los confines del grupo. Así, Santiago, el hermano de Jesús, que no había aceptado con anterioridad las pretensiones de éste, pasó ahora a creer en él como consecuencia de una de estas apariciones (I Corintios 15, 7). A esas alturas, Jesús se había aparecido ya a más de quinientos discípulos a la vez, de los cuales muchos vivían todavía un par de décadas después (I Corintios 15, 6). En apenas unas semanas, lo que había sido un colectivo aterrado, desintegrado y escondido, pasó a transformarse en un grupo cohesionado, entusiasta y dispuesto a dar testimonio de la resurrección de Jesús incluso ante las autoridades del Templo que habían dispuesto su muerte. Su predicación – en público y en privado – implicaba un grado de audacia verdaderamente sorprendente ya que no sólo señalaba la culpabilidad de los oyentes sino que además subrayaba el hecho de que sólo era posible encontrar la salvación en Jesús que había resucitado (Hechos 4, 11 ss).
Los intentos de explicar este cambio verdaderamente radical provocado por las apariciones de Jesús resucitado no han sido escasos. Rudolf Bultmann las consideró una mera vivencia subjetiva y D. F. Strauss apuntó a una invención posterior de la comunidad que no podía aceptar que todo hubiera terminado. Ninguna de las dos opciones resulta aceptable para el historiador. La primera porque no puede hacer justicia ni a la extensión del fenómeno ni al hecho de que éste afectó a incrédulos; la segunda porque pasa por alto la transformación profunda – y muy rápida - de un colectivo aterrado. A decir verdad, las distintas fuentes históricas apuntan a la realidad de las apariciones así como a la antigüedad y veracidad de la tradición relativa a la tumba vacía [1]. Una interpretación existencialista del fenómeno no puede hacer justicia al mismo, si bien el historiador no puede dilucidar si las apariciones fueron objetivas o subjetivas, por más que esta última posibilidad resulte altamente improbable ya que, por ejemplo, implicaría un estado de enfermedad mental en personas que sabemos que eran equilibradas e incluso la extensión de ese trastorno a centenares de personas. Por el contrario, sí se puede afirmar con certeza que las apariciones resultaron decisivas en la vida ulterior de los seguidores de Jesús.
Las fuentes narran que las apariciones de Jesús concluyeron unos cuarenta días después de su resurrección. Sin embargo, aquellas experiencias resultaron decisivas y esenciales para la continuidad del grupo de discípulos, para su crecimiento ulterior, para que éstos se mostraran dispuestos a afrontar la muerte por su fe en Jesús y para fortalecer su confianza en que Jesús regresaría como Mesías victorioso. No fue la fe, más que sacudida por los trágicos acontecimientos de la Pascua, la que produjo la creencia en las apariciones - como se indica en algunas ocasiones - sino que la experiencia de las apariciones resultó determinante para la confirmación de la destrozada fe de algunos como Pedro o Tomás, y para la aparición de la misma en otros que eran incrédulos como Santiago, el hermano de Jesús. Con este grupo especialmente fortalecido apenas unas semanas después de la muerte de Jesús iba a enfrentarse el fariseo Saulo.
CONTINUARÁ
December 10, 2016
I´ve Got Peace like a River
Si además los teólogos más importantes de la citada confesión son abstrusos e incomprensibles… lo más seguro es que nos encontremos ante un abismo de tinieblas en lugar de ante un faro de luz.
La canción con la que deseo obsequiarles hoy es una buena muestra de la veracidad de mi tesis. Su contenido es hermoso, sencillo y, a la vez, muy trascendental. De hecho, en algunas iglesias evangélicas, es común que se cante en la escuela dominical de los niños – lo que no está mal – olvidando que es una canción también para adultos. Lo que afirma es simplísimo y, a la vez, esencial. Quien tiene a Jesús tiene paz, tiene alegría y tiene amor.
Es posible que para muchos semejante afirmación resulte pretenciosa. Acostumbrados a una práctica religiosa que no da ni paz, ni comunica alegría ni permite sentir el amor de Dios hasta es posible que consideren a los que eso afirman no sólo herejes sino además trastornados. Sin embargo, los que hemos pasado por esa experiencia y seguimos atravesándola de manera continua, resulta una realidad innegable y casi, casi tangible. La relación personal con Dios a través de Jesús proporciona una paz, un gozo y un amor que se escapan a los que sólo conocen la religión, pero que resulta innegable para los que lo han vivido y lo viven. Es así porque fue el propio Jesús el que lo prometió. Esa vivencia, sencilla e indescriptible a la vez, es la que yo deseo de todo corazón para los que visitan este muro.
Les dejo con dos versiones. La primera de los Heritage Singers está en inglés; la segunda, es una de las no pocas versiones en español. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí están los Heritage Singers
www.youtube.com/watch?v=1NlZO57W0eE
Y ésta es una versión en español.
December 9, 2016
Todavía quedan héroes
A mi me consta que en una sociedad donde los políticos formulan promesas, hacen lo contrario de aquello que se han comprometido a realizar y encima pretenden que no los has entendido o donde hacer nación se equipara con llevarse el tres por ciento a Panamá y Belize no exista mucha inclinación a creer en la existencia de héroes. Es más que comprensible y, sin embargo, los hay. No me refiero sólo a aquellos que, contra viento y marea, deciden enfrentarse contra las arbitrariedades de la Agencia tributaria o que persisten en habitar en cotos del nacionalismo catalán y vasco. Además no faltan los que pretenden dar un sentido positivo a una existencia marcada por lo negativo. Permítanme hablarles de una cordobesa llamada Eva Contador. Sus tres hijos son discapacitados. El primero con una dolencia cerebral que, presumiblemente, debería haber reducido su existencia a una vida más que penosamente difícil; el último, con una enfermedad que sólo padecen otras ochenta personas en todo el planeta. Conocí el caso del primogénito muy de cerca hace ya años cuando ni el gobierno nacional ni el autónomo ofrecieron a Eva la menor esperanza para su hijo. No había tratamiento y lo mejor que podía hacer era resignarse a su marchitamiento creciente más pronto que tarde. Pero ni Eva ni su marido Antonio se rindieron. Acabaron localizando a unos especialistas en Rusia que trataban la enfermedad y, de su bolsillo, se pagaron el viaje a esa nación. Ni así las sucesivas administraciones estaban por la labor de costear lo que era una cuestión de vida o de subexistencia para los niños. Eva logró entonces reunir a padres con el mismo problema y organizar la venida a España de los facultativos rusos. En la actualidad, gracias a la labor de Eva y de las personas que se le han unido, se operan de parálisis cerebral unas ciento cincuenta personas al año. Lo hacen en Madrid porque es un lugar céntrico y vienen de toda España, pero también de Italia, Francia, Argentina o Colombia. La curación todavía en la actualidad es imposible, pero la mejora en las condiciones de vida de esas criaturas resulta en algunos casos punto menos que espectacular.
Me consta que la base de todo este inmenso trabajo realizado contra viento y marea ha sido y es el amor. En primer lugar, ese amor por los nuestros que nos lleva a asumir las funciones que el estado no desempeña porque anda más interesado en subvencionar estudios sobre la concha brillante o las aves de rapiña en Cataluña; en segundo, el amor hacia ese prójimo tan desvalido como nosotros, pero con menos capacidad de reacción y al que decidimos ayudar y ofrecer esperanza en medio de las tribulaciones y, en tercero, el amor de Dios que tanto Eva como su marido sienten desde una profunda fe evangélica y es que si alguien de lo que puedo dar fe es de que se trata de un matrimonio que ha soportado dramas capaces de hundir a cualquier y que no ha acabado con ellos precisamente porque se aferraron al Dios del que habla la Biblia. No se trata sólo de ellos sino también de tantas familias que, un día, asumieron que el dolor de sus hijos era mucho más relevante que las palabras del político del turno o las inmensas deficiencias de un sistema que, por añadidura, insiste en presentarse como ejemplar y perfecto. Creánme: todavía quedan héroes.
December 8, 2016
Fidel Castro, ayer, hoy y mañana
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